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Elévate, hijo Mío, más allá de las apariencias, de los sentimientos, de los pensamientos y de las sensaciones.
Elévate hacia donde tu consciencia pueda expresar la verdad y la paz, la unidad con el Creador y con la vida.
Elévate, en silencio y en oración, hacia los mundos sutiles, que no están necesariamente sobre ti o debajo de ti, sino que puedes ser tú mismo la puerta para ingresar en los Recintos Sagrados.
Elevarse no es subir a los Cielos, sino cambiar de vibración, de dimensión, de pensamiento y de sentimiento, colocando la propia consciencia en la Verdad y en el Tiempo de Dios, y no en la ilusión del tiempo de los hombres.
Elevarse es poder sentirse uno con el propio Creador, saber de Su Presencia en sí mismo y en todas las cosas y, a través de Él, poder contemplar la maravilla de la vida evolutiva que habita en el planeta y más allá de él.
Elevarse es simplemente estar en lo que es real, hijo. Y, para hacer lo que te digo, basta que lo intentes hacer una y otra vez, y que sientas la imperiosa necesidad de estar con la consciencia colocada en el lugar correcto.
A veces, para saltar hacia lo que es real, los seres humanos necesitan estar antes en los abismos más profundos de la desesperación de la ilusión, para que sientan entonces la urgente necesidad de estar en el lugar correcto, del Amor de Dios y de Su Gracia, de lo que es, en fin, real.
Pero no siempre, hijo, eso debe suceder. Ya puedes, por ti mismo, percibir cuán necesario es estar con la consciencia en el Amor, en la Sabiduría y en la Verdad Divina.
Por eso, no busques el sufrimiento. Busca el esfuerzo, busca la rendición, busca el clamor, busca el silencio, busca el servicio, busca la humildad, busca la oración y todas esas cosas te conducirán a la Verdad de Dios. Elevarán, en fin, tu consciencia.
Tienes Mi bendición para esto.
San José Castísimo
Cuando tu corazón ya no sepa qué hacer, hijo, mantén tu espíritu en la certeza de la Presencia de Dios y solo ofrece al Padre tu vacío, tu silencio, tu angustia, tu condición humana, tus aspectos más profundos, tus debilidades más ocultas.
Ofrécete al Padre todo el tiempo, y que tu pequeña vida esté delante de Su Altar Celestial.
Agradece, aunque sea por las pruebas, por los desiertos y por los desafíos.
Agradece los abismos profundos, de los cuales tu Creador viene a retirarte, cuando le extiendes las manos.
Que esas experiencias de entrega fortalezcan tu espíritu para una entrega aún mayor, porque se trata solo de rendirse a Dios, cada vez más y más profundamente.
Tienes Mi bendición para esto.
San José Castísimo
Es momento, hijo, de colocar las tentaciones en su debido lugar en tu consciencia.
Esto se hace comprendiendo quién eres, lo que viniste a hacer en este mundo y cómo tu misión espiritual es mayor que cualquier aspiración, pensamiento, sentimiento o asedio que provenga de este mundo.
Para que las tentaciones ocupen el debido lugar en tu vida, ya que son solo para hacerte crecer, superar miedos, infantilidades y condiciones retrógradas, tu consciencia debe estar también colocada en el lugar correcto.
Contempla quién eres y el poder de la unión de tu espíritu con el Espíritu de Dios, y pone fin a lo que te debilita y distrae de tu camino.
Contempla quién eres, hijo amado y semejante a Dios, cuya evolución valió la Sangre del propio Dios, derramada por completo en este mundo. ¿No será que para entregarse a Sí mismo por ti, por tu evolución, Dios sabe el misterio del potencial de tu vida y de la vida de cada ser?
Contempla quién eres, hijo: un motor de transformación y de renovación de toda la Creación Divina.
Y es así que, miserable e imperfecto, la química oculta se realiza y el milagro se manifiesta. Es así que, pleno de errores y desvíos, la redención se concreta y la renovación se consolida. El misterio se revela en tu constante superación.
Coloca las tentaciones y los deseos humanos en el lugar de inferioridad que les corresponde.
Coloca tu batalla mental y tus aparentes derrotas en el ínfimo lugar que les corresponde, ante la grandeza del Pensamiento de Dios para ti. Y, así como tu Señor en el Huerto Getsemaní, pisa también la cabeza de la serpiente que te circunda, seca la sangre que corre por tu rostro y levántate de la debilidad de las ilusiones, en la cual el adversario de Dios te coloca todo el tiempo.
Hay en ti un potencial para superar tentaciones, humillaciones, dolores, renuncias y desafíos.
Hay en ti el potencial para ser flagelado, crucificado y muerto en la cruz.
Y hay en ti el potencial para amar más que lo que el propio Dios te amó y renovar Su Creación a través de ese Amor Mayor.
Por eso, contempla quién eres. Coloca tu consciencia en el lugar correcto, rinde tus aspectos más humanos a Dios y deja que el sudor de sangre fortalezca tu espíritu para descubrir que, más allá de la debilidad humana, se oculta una esencia y un Propósito Divino.
¡Despierta!, porque ya es tiempo, ya es hora.
Tienes Mi bendición para esto.
San José Castísimo
Cuando un corazón ama la Ley y la Gracia de Dios, vive bajo Su Amor y Su Misericordia. Vive escondido en la sombra de Su Presencia y, aunque caiga infinitamente, sabe que las Manos de su Padre estarán extendidas para levantarlo del suelo.
Cuando un corazón ama la Voluntad de Dios y cree en Su Plan, vive conforme a esa Voluntad y teme salir de Su camino. Ese corazón, ante las tentaciones, pide auxilio y Misericordia al Señor para mantener puro su espíritu y recto su camino de retorno a Dios.
Un corazón que escoge salir de la Ley y de la Gracia Divina es aquel que se rinde a sus voluntades, a sus pensamientos y a sus deseos más humanos, olvidándose del propósito de su vida y escogiendo dejarlo atrás, para vivir sus aspiraciones más humanas.
Ese corazón, hijos, no es frágil ante Dios, es frágil ante el mundo y se condena a sí mismo por creer que su alma es imbatible delante de las tentaciones, de la Ley y de la Gracia.
Ese corazón, que no reconoce los propios desvíos, en el momento correcto de corregir sus pasos se distancia tanto de la Ley y de la Gracia de Dios que se pierde y se cierra a sentir la Presencia de su Padre; cierra los ojos para no recibir Su Amor, y no lo percibe otra vez, hasta que Su Justicia comienza a descender del Cielo, como rayos que rompen su ceguera y su ilusión.
Pero, en ese momento, esa alma perdida necesitará encontrar, en su arrepentimiento y en su humillación, un nuevo camino que la haga reencontrar la Voluntad y la Gracia del Padre.
Nada está perdido, ni siquiera para el alma más pecadora, cuando ella se rinde, se humilla y se abre de corazón delante del Padre. En algún momento de sus pasos perdidos, el Creador la encontrará y la colocará en un nuevo lugar, en donde podrá vivir Su Gracia. Pero para eso, hijos, es necesario rendirse al Amor de Dios.
No les digo estas cosas para que teman, pero sí para que comprendan que aquella alma que escoge el mundo, cuando Dios la llama a vivir Su Voluntad, deja espiritualmente la Gracia y la sombra de Su Señor para vivir bajo Su Justicia y las ilusiones del mundo.
A pesar de eso, todos los caminos pueden ser corregidos. Muchas son las sendas que llevan al Amor de Dios y al despertar de la consciencia. Algunos escogen vivirlo a través de la Misericordia; otros, a pesar de ser hijos de la Misericordia, escogen la Justicia.
Las leyes se cumplen según las elecciones humanas. Por eso, sepan percibir que sus pequeñas y grandes acciones, sus sentimientos y su corazón, son la medida que los coloca en el lugar que escogen estar para aprender en este mundo.
Por eso, sepan estar en el lugar correcto.
Tienen Mi bendición para esto.
San José Castísimo
Si tu corazón está cansado interiormente, si tu mente está cansada de resistir, si tus cuerpos están cansados de sustentarse a sí mismos y a este mundo, hijo, llegó el momento de rendirte a Dios.
Si tu espíritu es tentado, si tu alma está en agonía, si la soledad se aproxima y, aun rodeado de amigos, es su silencio el que habla más alto en tu interior, hijo, es porque llegó el momento de rendirte a Dios.
La Pasión planetaria comienza con la tentación.
Antes de entregar todo por amor, tu Señor ya cargaba espiritualmente el peso del mundo y, venciendo a las tentaciones internas con la revelación de Su Fe inquebrantable, venció, entonces, a Sus resistencias más humanas al sudar Sangre y, en ella, al miedo de toda la humanidad de vivir la entrega y el sacrificio por un amor sin recompensas.
Una vez más te digo, hijo Mío, medita en la Cruz de tu Señor y crea un vínculo profundo con Él.
Porque cuando el Verbo Divino se silencie, cuando las estrellas se oculten en el cielo y hasta aun tu universo interior esté oscuro, como una noche sin luna, solo el poder de la memoria de la Pasión de Cristo es lo que inspirará a tu alma. Es tu unión profunda con Él y la meta de imitar Sus pasos lo que te permitirá seguir adelante.
Es tan poco lo que padeces, hijo Mío, pesar engrandecido por las tentaciones del mundo, los asedios de estos tiempos. Pero te digo que mucho mayor es el Amor y el Poder de Dios dentro de ti.
Arriésgate a descubrirlo; entrégate para vivirlo.
No permanezcas en el cansancio o en la agonía, sino bebe del Cáliz divino que parece ofrecerte dolor, pero que, en verdad, te ofrece el Amor infinito.
Tienes Mi bendición para esto.
San José Castísimo
Llegó el momento de conscientizar lo sagrado que ustedes son llamados a vivir, lo sagrado que habita en el interior del suelo que pisan, lo sagrado que se expresa en lo invisible de la vida que llevan cada día.
Este es el momento de percibir, en todo, la presencia de la Jerarquía, que estuvo silenciosa tanto tiempo para la humanidad, pero que deberá revelar no solo sus realidades, su sabiduría y su misterio, sino también a sí misma, para todos los seres.
Poco a poco, deben transformar lo que aún es superficial en sus vidas. Y hablo de lo que hay en lo profundo de sus corazones, sus aspiraciones, pensamientos, deseos y voluntades más humanas, porque lo que es externo y se expresa en el mundo a través de sus acciones, inevitablemente, se transforma cuando sus corazones se transforman.
Por eso, no hablo de mirar hacia afuera, no hablo de exigirle al prójimo y corregir los pasos ajenos y su modo de vivir y de expresarse. Porque corregir afuera es un paso que muchas veces no se consolida, porque dentro de ustedes permanece el mundo y sus deseos, su superficialidad y su ilusión.
Por eso, es momento de mirar hacia adentro y de conscientizar lo sagrado en el propio corazón; conocer y reconocer el Amor de la Jerarquía y las Gracias que Dios les concede a través de la vida superior.
Así, podrán elevarse cuando experimenten la transformación dentro de sí mismos.
La verdadera transformación acontece en lo oculto, donde nadie ve, porque también es allí donde permanecen aquellos aspectos de la consciencia que se resisten a entregarse.
Pueden aparentar muchas cosas al mundo que no son verdaderas, porque dentro de ustedes es donde habita la verdad.
Y, cuando son transformados por dentro, se tornan vehículos de transformación por fuera. Su simple presencia hablará al mundo sobre la verdad e inspirará a los corazones a buscarla.
Por eso, hijos, es tiempo de que, dentro de ustedes, conscienticen lo sagrado, la presencia y el silencio de la Jerarquía y toda la vida que habita en el interior de la Tierra. Porque esta vida comenzará a emerger hacia la superficie del planeta, y, para que participen de ella externamente, deben primero vivirla, verdaderamente, en su interior.
Tienen Mi bendición para esto.
San José Castísimo
Llegó el momento de preparar los corazones para la vivencia de una síntesis espiritual, interna y humana.
En este ciclo, muchos son los recuerdos inexplicables que emergerán de la consciencia, como forma de ser curados.
Es el ciclo en el cual el amor ya comenzó a ganar espacio en el interior de los seres, y estos ya son capaces de estar delante de aquello que ha de ser curado y perdonado y escoger hacer esto a través del amor.
Es a través de esa cura interna que sus miedos son vencidos y ceden espacio al Amor de Dios en sus corazones; Amor que debe crecer y expandirse para, entonces, ser renovado y multiplicado.
Dejen entonces, hijos, que en este ciclo de revelaciones se realice una síntesis en su interior. Dejen lo que pasó y que forjó el crecimiento de sus consciencias, que no es como una piedra que cierra sus caminos, pero sí como una base que yergue sus espíritus, tomar el lugar correcto en sus corazones.
El último ciclo definitivo de la humanidad buscará en los seres humanos nada más que corazones permeados de un amor tan grande que no haya lugar para la oscuridad, miedo o dudas.
Permitan que la síntesis se realice en su interior. Agradezcan por lo que pasó, déjense transformar por el presente, y que el futuro solo permanezca en la Mente Divina.
Que su tesoro espiritual sea el cumplimiento de la Voluntad de Dios. Y si no pueden encontrarla, sirvan, amen, cada día más, y descubrirán que es de forma simple como se construye el Plan de Dios.
Obedezcan y sabrán que sus espíritus se expresan cuando sus personalidades son moldeadas. No habrá mayor libertad interior que aquella conquistada a través de la obediencia, del servicio, de la humildad y del amor.
Por eso, sean libres, para que este nuevo ciclo los encuentre prontos para ser moradas, no de sí mismos, sino de Dios.
Tienen Mi bendición para esto.
San José Castísimo
A los puros de corazón, les son abiertas las puertas del Cielo.
A los puros de corazón, les son abiertos los caminos para el perdón y para la redención, y sus almas pueden tocar el Corazón de Dios por su simple pureza.
Al pensar la evolución humana, hijos, Su Creador manifestó el nacimiento y la infancia de los seres, porque, en ese período de sus vidas, reciben nuevas oportunidades de curar lo incurable y de redimir lo que parecía imposible.
Cuando un alma encarna, en un cuerpo frágil de niño, manifiesta la pureza de su esencia y de su espíritu. De esa forma, recuerda lo que es necesario para conmover el Corazón del Padre y retornar a Él.
Vida tras vida, en la infancia, las almas reciben una oportunidad de recomenzar antes de que sus deudas más antiguas comiencen a actuar en Su consciencia espiritual y diseñen su destino en una vida más.
Ser niño es tener las puertas abiertas para curarse, redimirse, perdonarse y retornar a Dios. Por eso, es muy importante que, aun en esa etapa de la vida, las almas conozcan y reconozcan la Presencia Divina, Su Misericordia y Su Gracia, porque es de esta forma que espíritus tan antiguos, y otrora tan perdidos, puedan volver a reencontrar a Dios.
Oren por los niños y, más que eso, oren por las almas que, en pequeños cuerpos y grandes esencias, reciben una oportunidad más de retornar a Dios y de renovar Su Amor.
Que la pureza de la infancia no se pierda, sino que sea fecunda, para que el destino de las almas sea trazado con bases de amor y de perdón.
Tienen Mi bendición para esto.
San José Castísimo
Ora, hijo, por las almas más perdidas que, aun en la ilusión de sus cuerpos materiales, internamente reconocen la luz y buscan auxilio.
Ora por los que vinieron al mundo para vivir una oportunidad de perdón y de redención, y que, sin embargo, se confundieron con todos los estímulos del mundo y se perdieron.
Ora, porque las almas que hoy están confundidas ya no tendrán otras oportunidades de evolucionar y de crecer y retrocederán a los abismos del mundo y del propio interior, solo por escoger estar en la ilusión y en el engaño.
Ora para que el Corazón de Dios toque los corazones de Sus hijos, y sé tú una luz en el camino de los que están ciegos y no reconocen la senda por la cual deben caminar.
Que tu corazón esté siempre pleno de piedad y de compasión por los que están perdidos, porque este no solo es el tiempo final para el viejo hombre, esta es también la última oportunidad para muchas almas.
Colma tu corazón de Dios y siente con Su sentimiento y con Su Amor, piensa con Su Sabiduría y vive con Sus acciones, inspirado por Su Espíritu, para que seas instrumento para el encuentro de las almas consigo mismas, con su verdad interior y con Dios.
Tienes Mi bendición para esto.
San José Castísimo
El inicio de un nuevo ciclo llegó para cada ser de esta Tierra y, sobre todo, hijos, de esta Obra de Amor que el Creador está construyendo con Sus propias Manos, desde el origen de sus vidas.
Este ciclo que se inicia estará permeado no solo por el despertar o por la purificación, sino también por la madurez y por el crecimiento interior de sus seres.
Llegó el momento de consolidar el vínculo de sus corazones con Dios y, después de todo lo que recibieron en nombre de la humanidad, dar un nuevo paso en la entrega de sus vidas, un nuevo paso en dirección al propio interior, un nuevo paso en dirección al Infinito que se guarda en el propio corazón.
Ha llegado el ciclo de conocer el Perdón de Dios, por Su Amor y Su infinita Gracia, para que, de esa forma, sean verdaderos puentes entre los corazones de los hombres y su Creador.
Este es el ciclo de comenzar a construir lo que los caracteriza como raza y como hijos de Dios, que es la unión profunda con Él a través del conocimiento, no solo de Sus misterios, sino, sobre todo, de Su Amor.
Para eso, deben buscarlo constantemente, sentirlo y dejar que Su Presencia, aunque silenciosa, les hable al corazón, y que sea con el silencio, con Su Gracia o con Su Paz.
Este es el ciclo de experimentar a Dios en su interior. Y, así, hijos, finalmente poder comenzar a unir las dimensiones y atraer un nuevo tiempo para este mundo.
Tienen Mi bendición para esto.
San José Castísimo
Cada día, guarda en tu corazón cada pequeña o gran comprensión, cada llave que el Creador te entrega para que abras las puertas y los recintos más profundos en tu interior.
Sé como un corazón que cultiva todos los impulsos que recibe y construye, así, los jardines de tu propia redención.
A estos jardines, hijo, vendrán muchas almas, pobres y vacías, para inspirarse en el aroma de tus flores, para recordar la propia belleza interior, a través de la belleza y de la expresión de las flores de la redención cultivadas por ti, con amor.
Sabe, así, cuán grande es el servicio de aquel que, a pesar de las dificultades, permanece profundizando en su interior, permanece ofreciendo a Dios la propia entrega.
Grande es el servicio de los que caminan, aun en el vacío, de los que buscan a Dios en la soledad y se mantienen de pie, solo por la certeza de Su silenciosa y oculta Presencia.
Toma en tu corazón cada pequeña y gran señal y abre una puerta más profunda dentro de ti. Si comprendes algo, medita sobre eso e ingresa allí, con todo lo que eres. Ama revelar tus propios misterios, porque es en esa búsqueda, por el desconocido y profundo universo que hay en ti, que un día conocerás el verdadero habitante de tu corazón.
Y, como dicen los libros sagrados, la Verdad te hará libre, hijo, porque la Verdad es la unidad con Dios, más allá de los errores, más allá de los caminos, más allá de las ilusiones. Pero no basta que Yo te diga todas estas cosas. La Verdad te hará libre cuando vivas el encuentro con ella en tu propio corazón.
Por esto, ve y penetra más profundo.
No te canses de buscar, aunque sea en lo oscuro. No te canses de seguir adelante y de cultivar en tu corazón las semillas de los impulsos divinos en tu corazón. Sé un jardinero del nuevo tiempo.
Tienes Mi bendición para esto.
San José Castísimo
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Con la misma simplicidad con la que el sol nace todas las mañanas, así se ilumina el propio interior para vivir la Ley de la Transfiguración e ingresar en los mundos sutiles.
Con la misma gratitud que sienten por la vida, al llegar a los lugares sagrados, así deben ingresar en ellos para que puedan vivir la cura y la redención en nombre de toda la humanidad.
Es de una forma simple, hijos, que pueden iluminar células y átomos, que pueden elevar la propia consciencia, no solo para ingresar en los Reinos Sagrados que su Creador manifestó en el interior de la Tierra, sino para que, en Su tiempo, cuando esos Reinos se manifiesten en el mundo, no solo sus consciencias, sino también cada núcleo de sus seres puedan formar parte de ese Reino.
La Nueva Jerusalén no solo habita en la Consciencia Divina, en las dimensiones universales, celestiales y espirituales. Esa tierra prometida a los Patriarcas, a las Tribus de Judá, se encuentra también en el interior de la Tierra, repartida en diferentes espacios de este planeta, los llamados Centros de Amor. Esos Centros un día se fundirán, se unirán en un único Reino, que será el Reino de este mundo.
Cuando el tiempo de la Tierra se disuelva en el Tiempo de Dios, llamado Tiempo Real, en ese momento no habrá fronteras, no habrá límites, no habrá ni siquiera dimensiones que separen la consciencia humana de la vida espiritual que habita en el planeta.
Todo este mundo será sagrado. Y así como otras civilizaciones del Universo sirven, incondicionalmente a toda la Creación, también la Tierra, hijos, podrá servir.
Ya se aproxima el tiempo en el que los velos se terminarán de rasgar. Velos que comenzaron a romperse hace más de dos mil años, cuando el Hijo de Dios se manifestó en este mundo.
Él vendrá y ya no hablará a través de símbolos, ya no hablará a través de parábolas. Sus Palabras serán claras y las señales que vendrán con Su Presencia revelarán a cada hombre y a cada mujer de este mundo la verdadera vida.
Para ese momento los preparamos, para que puedan ser dignos de estar cara a cara con el Hijo de Dios. Y que Él sea para ustedes como un espejo que les revela la Verdad que tanto tiempo se ocultó en sus esencias.
Sí, cada uno de ustedes guarda un misterio en el propio interior. Ni siquiera saben quiénes son.
Esa verdad que está mucho más allá de su historia evolutiva, mucho más allá de la historia que se escribió tanto en el Universo como en la Tierra antes de que llegaran aquí, antes de que cometieran tantos errores y de que desviaran sus caminos del Propósito Divino.
Esa Verdad original, ese Pensamiento perfecto de Dios, aún se guarda en lo profundo de sus esencias, aún espera, silencioso, poder manifestarse.
Hoy los traemos hasta aquí, como humanidad, para que puedan no solo recibir una revelación o vivir un aprendizaje. Los traemos hasta aquí para que, en nombre de cada ser de esta Tierra, puedan recordar el verdadero propósito de su vida en este mundo.
Sus esencias pulsan delante de este valle sagrado, porque reconocen no solo los millones de años de la historia de la humanidad que aquí se guarda. Reconocen un Propósito Divino que aquí se diseñó para que un día la humanidad pudiese recordarlo.
A pedido de Dios, los trajimos hasta aquí, al Gran Cañón, no solo para reconocer la historia de los pueblos originarios, de esta tierra, que desconocen. No solo para saber que hubo seres, en tiempos remotos de la humanidad, que vivieron la Ley de la Transfiguración e ingresaron en el interior del planeta, en sus dimensiones sutiles.
Los trajimos hasta aquí, no solo para ver un magnífico lugar que expresa el Amor de Dios por la humanidad, al crear este planeta perfecto, para que los seres humanos también expresaran perfección.
Los trajimos hasta aquí, hijos, porque a lo largo de toda la historia de la humanidad, este espacio sagrado guardó registros humanos únicos. Guardó cada aprendizaje vivido por los seres de esta Tierra, de forma que un día puedan curar todos los errores, revertir las equivocaciones y retornar al origen del Pensamiento Divino.
En este lugar desciende la Consciencia de Dios para colocar Su Pensamiento perfecto.
En este lugar se enciende la Esencia Divina, iluminando cada registro de la historia de la humanidad que aquí se guarda, para de esa forma recordar a todos los seres que el verdadero propósito de la humanidad es cumplir la Voluntad Divina, manifestar lo Sagrado a través de la simplicidad y expresar el Amor que recrea y renueva la Creación de Dios.
Dejen que a través de Mis Palabras y de Mi Presencia, como siervo y mensajero de su Creador, Yo pueda despertar en sus esencias este Propósito.
A través de los Portales que abro, entre el Universo Celestial y este mundo, les traigo la Luz de Dios que ilumina todos los registros de la Tierra y les revela su pureza y su origen. Eso sucede en lo profundo de sus esencias, eso sucede en su consciencia, en sus niveles espirituales.
Reciban la Gracia que desciende sobre el planeta y que se irradia a toda la humanidad.
A partir de este nuevo ciclo, la historia de cada ser, como la de esta Obra, comienza a reescribirse, porque deben aprender a recomenzar a través de todos los impulsos que recibieron.
Acepten el perdón que proviene de Dios y dejen que todos los registros de errores sean curados. Errores que desconocen, que no provienen solo de este mundo, sino de toda la historia que se escribió en el Cosmos, antes de que llegaran hasta aquí.
Hoy reciben la Gracia que proviene del Corazón del Creador, para que esa historia sea renovada y que, como consciencias, como Obra y como humanidad, puedan dar un nuevo paso. Ese es el verdadero propósito de haber llegado hasta aquí.
El conocimiento de la vida sagrada que aquí se expresa eleva sus consciencias, para que puedan estar en la vibración correcta de recibir y experimentar el Perdón de Dios.
La Luz de su Creador ilumina este valle, ilumina la historia de la humanidad aquí escrita y, más que eso, permea cada consciencia humana.
Llegó el momento no solo de despertar, no solo de recordar, sino de curarse.
Llegó el momento de sentirse perdonados porque, al mismo tiempo que la humanidad vive una transición y que las naciones comenzarán a vivir duras pruebas, ustedes, hijos, deben comenzar a consolidar lo Sagrado, a expresar los Centros de Amor y a expresar el propio amor de sus corazones; amor que proviene de Dios, desde el Origen, y que habita silencioso dentro de cada uno de ustedes.
Mientras el viejo hombre pierde su reinado, muchas veces a través del sufrimiento, de la desilusión y de la desesperanza que muchos vivirán, por otro lado, dentro de ustedes, se debe consolidar el Plan de Dios.
Deben saber cuál es el Pensamiento del Creador para esta humanidad, cuál es el camino recto y perfecto para retornar a Su Corazón y para tornar este planeta sagrado.
Porque cuando la desesperación toque el corazón de los hombres, ellos deben saber por dónde seguir.
Sus esencias deberán ser como faroles en la purificación de esta Tierra. Para eso, esa claridad debe iluminar sus mentes, sus corazones y sus espíritus, y eso sucede a través de la simplicidad.
Es a través de esta simplicidad, de la humildad y de la pureza, de la simple gratitud que pueden expresar, que las Puertas más sublimes se abren, que las revelaciones más sinceras se manifiestan.
Los trajimos hasta aquí para que conocieran el ejemplo de la consciencia indígena, porque fue a través de la simplicidad que ingresarán en los mundos sutiles. Y es esa misma simplicidad que cada uno de ustedes debe aprender. A través de ella, rindan sus mentes, este plano mental concreto se debe tornar simple e intuitivo para que, cuando esté delante de los Portales, pueda ingresar sin miedo.
Que la ignorancia, la arrogancia y la vanidad no les cierren las puertas, sino que la humildad y la gratitud las amplíen cada vez más.
A lo largo de este tiempo los trajimos a muchos lugares sagrados, y manifestamos Nuestros Centros Marianos y las Comunidades-Luz sobre cada uno de ellos.
Eso es así no solo para que estén protegidos, sino para que puedan un día estar fundidos, unidos perfectamente con lo sagrado que habita debajo de sus pies y en lo invisible de las colinas, en lo invisible de la vida que llevan, tantas veces olvidados de lo sagrado que allí está.
Con Mis palabras solo quiero despertar en cada uno de ustedes la simplicidad que los conduce a la transfiguración. Es de esa forma que vivirán las Leyes. Es de esa forma que las Leyes vivirán en cada uno de ustedes, no solo en sus corazones y en sus espíritus, sino que también sus células manifestarán esa Verdad, así como algunos pueblos pudieron vivirla.
Reciban este impulso de amor a través de Mi Verbo y de Mi Corazón.
Que cada ser que escucha Mi Voz pueda recordar su origen, pueda tener encendida su esencia, para que, cuando llegue el tiempo, todas las Gracias, todos los códigos de luz que Yo les traje hoy, se puedan encender y sean la llave perfecta que les permita ingresar en los mundos sutiles y que permita que esos mundos sutiles se manifiesten en sus vidas.
Les dejo Mi bendición y la gratitud más profunda del Corazón de Dios, para que ella resuene en su interior y los haga madurar como espíritus y como siervos de Su Sagrado Corazón.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Sé guardián de todos los impulsos que recibes de Dios, cultivando en tu corazón lo que más te aproxima a Su Verdad y a Sus Gracias.
Con el silencio, vence las adversidades; con la oración, mantén tu consciencia elevada; y con la eterna gratitud, abre constantemente tanto las puertas del Universo como las del Infinito.
Sé, hijo, guardián de todo lo que recibes en nombre de la humanidad. Que cada impulso llegue a tu consciencia como algo que la empuja hacia el camino de la ascensión, para que cada día estés más dentro del Tiempo de Dios y fuera del tiempo de los hombres.
Cultiva en tu corazón el bien y el amor al Propósito Divino, y deja las cosas del mundo, que ya no son para ti, para los que aún están perdidos.
Los impulsos que recibes llegan, en este tiempo, para que tu corazón sea una puerta hacia la vida superior. Por eso, mantén tu consciencia allí, unida a los mundos sutiles, unida a la Verdad de Dios, unida a los misterios celestiales que se revelan detrás de los velos que se continúan rasgando en estos tiempos.
Cultiva la fe y la esperanza, a pesar de todo lo que suceda en el mundo. Y, aunque la vida a tu alrededor parezca estar tan distante de lo que es real, no sufras, sino camina solo hacia lo Alto.
No dejes que tu mente se confunda con las ilusiones del mundo, que parecen tan reales. Hay una Vida mayor, hay un Propósito superior, hay una realidad aproximándose a la Tierra, y en eso debe estar tu corazón.
Tienes Mi bendición para esto.
San José Castísimo
Confía, hijo, en lo que Dios está construyendo en tu consciencia y en tu corazón con cada prueba y desafío.
Confía en que tu espíritu se fortalece a medida que cruzas los límites de tus debilidades y ves crecer tu propia fe.
Confía en que, de ti, tu Creador necesita solo un corazón rendido, dispuesto a vivir Sus milagros, dispuesto a cargar el peso de Sus responsabilidades, dispuesto a vivir el cumplimiento de Su Plan.
Confía en que de tus miserias surge un potencial perfecto de amar, así como del barro surgió tu creación, cuando dejaste que el Soplo Divino tocase tu espíritu. Permite que ese Soplo vuelva a colmar tu corazón y confía en que una vida nueva surge cada día en tu interior, cada vez que abres tu corazón para respirar ese aliento que proviene de los Cielos.
Confía en que el Plan de Dios en ti y en este mundo se cumplirá.
Confía, hijo Mío, en que cada piedra del camino fue colocada con amor, porque en cada salto tuyo está la Mano de Dios conduciéndote a un nuevo nivel de tu transformación.
Confía en que hay un Dios escondido y vivo en tu corazón y que, de un momento a otro, Él se irá a revelar a través de ti.
Confía, y que tu confianza se convierta en fe, y que tu fe se convierta en una puerta para el nuevo tiempo y para la nueva vida.
Tienes Mi bendición para esto.
San José Castísimo
Cuando tu Señor te llama a Su encuentro, ve, hijo, y no temas caminar sin mirar hacia atrás.
Coloca en Sus manos y en Su corazón todo aquello que a veces pareces abandonar, y sabe, en la certeza de tu corazón, que todo encontrará su camino, su propósito y su espacio en el Corazón de un Dios tan inmenso, que para cada criatura tiene un lugar único y perfecto.
Camina hacia tu lugar en el Corazón de Dios, sabiendo que el propósito de tu vida es seguirlo y estar en Él a cada instante, como Su instrumento, Su amigo, Su compañero, en esta y en tantas trayectorias.
Fortalece tu corazón a través de cada prueba, de cada "sí" para Cristo y de cada "no" para lo que es oscuro. Sabe que tu corazón pertenece a un único Señor y en Él siempre debes estar.
Consolida la fortaleza en tu interior, sabiendo que ella está siendo construida sobre las Manos de Dios. Y ten fe, hijo Mío.
Vientos, lluvias y desalientos pasarán, pero las bases de tu morada permanecerán firmes. Por eso, la única cosa necesaria ahora es colocarte en las Manos de tu Padre y Señor y, obedeciendo Sus designios, encontrar Su más puro Amor por ti.
A través de Él amarás a todas las cosas. Y todas las renuncias encontrarán sentido, y todas las ofertas serán multiplicadas en la mesa abundante de la redención de la vida, donde muchos hambrientos comerán de los frutos de tu servicio.
A veces no percibes esos frutos, porque ellos permanecen en las Manos de Aquel que los recoge para, un día, ofrecerlos al mundo.
Ten fe y busca a Dios. Estas son las llaves de hoy para el aliento de tu alma.
San José Castísimo
Con espíritu de sacrificio y de entrega, lanza tu corazón para develar los misterios, tanto del Universo como de lo profundo de la Tierra.
Abraza con amor lo que te es desconocido y agradece a Dios la Misericordia, concedida en tu vida, de estar tan próximo a Su Gracia y a Su Verdad.
En un mundo de tanta ignorancia, hijo, tu espíritu debe estar en júbilo por ser parte del ciclo de revelaciones que se inicia para toda la humanidad.
Abre tu corazón para lo que nunca aprendiste.
Abre tu consciencia para descubrir lo que estuvo oculto en tu alma.
Deja que los recuerdos emerjan, y que aquello que tú no sabías que habías vivido pueda surgir como una forma de impulsarte a lo nuevo, a lo sagrado, a lo sublime.
Deja tu alma delante de nuevos horizontes, porque nuevas serán las pruebas de este tiempo, y para eso debes estar pronto.
Que la gratitud sea la llave siempre puesta en tus manos para abrir las puertas de los Cielos.
Que la humildad sea tu escudo protector en esta batalla de ignorancias y vanidades, de la cual los hombres intentan salir y muchas veces no lo consiguen.
Que la oración sea tu puerto, y el Corazón de Dios tu aliento.
Respira Su Presencia e irradia Su Paz. Así, percibirás que aun lo que parecía más oculto siempre estuvo aquí, delante de ti, en el Corazón de Dios.
San José Castísimo
Recojan, de los lugares sagrados del planeta, la historia más profunda y oculta de la humanidad. Dejen que esa historia despierte en sus corazones como un antiguo recuerdo que permaneció silencioso en las profundidades de sus almas.
Que este registro, hoy revelado, sea para ustedes un impulso para que sus corazones retornen a la pureza, a lo sagrado y a la aspiración de ser parte viva del Plan de Dios.
Aún hay mucho sobre este mundo que permanece solo como un recuerdo en las almas de los que lo vivieron y en la consciencia del planeta y de sus Reinos.
Es momento de recordar, no para mantenerse en el pasado, sino para que todo lo que ya vivieron como humanidad hoy los impulse a dar nuevos pasos. La humanidad necesita saber lo que ya hizo y lo que ya vivió para comprender lo que aún le espera.
En tiempos muy remotos, la pureza los llevó a la transfiguración y la entrega los condujo a participar de Leyes que trascienden a la materia, para que fueran partícipes de lo que les es invisible y aparentemente inalcanzable.
Que hoy la pureza vuelva a emerger de su interior para que descubran otras Leyes y, a través de la entrega, no solo sean partícipes de los mundos sutiles, sino que hagan que estos mundos encuentren, en la dimensión material de la Tierra, su espacio, el sagrado lugar en donde manifestar lo que fue prometido en el principio.
Tienen Mi bendición para esto.
San José Castísimo
Mientras recorren los lugares sagrados, tengan en sus corazones a toda la humanidad, a toda la vida.
Sientan que todo lo que reciben, como impulso interior, llega a cada ser de la Tierra y más allá de ella.
Sientan la unidad espiritual que se establece en los corazones de los que saben que todo lo que reciben no es para sí mismos, sino para que el Plan de Dios se cumpla en todos Sus hijos y en este mundo.
Más allá de unir las dimensiones y llegar al Corazón del Padre Celestial, los seres humanos, hijos, tienen la posibilidad de compartir interiormente todos los aprendizajes evolutivos que viven, así como todos los códigos de luz que reciben para dar sus pasos en dirección al Amor de Dios.
Fue de esa forma que el Amor alcanzado por su Señor en la Cruz desbordó de Su Corazón, y todo lo que Él alcanzó llegó a cada ser de este planeta y mucho más allá de él.
Este es uno de los dones que Él les enseñó con Su entrega: el don de donarse no solo a sí mismo, sino de donar todas las Gracias recibidas y alcanzadas. El don de sentirse unido a todas las criaturas y saber que todo lo que viven es por todo y por cada ser de este planeta.
Miren al prójimo, aunque sea un desconocido, y sepan que él es también parte de Dios y que está aquí para aportar algo, aprender algo, redimir algo y alcanzar el mismo amor que, por Gracia y Misericordia, ustedes reciben todos los días.
Cuanto más dejen influir a las dádivas recibidas y, conscientemente, vivan las Gracias como un servicio por la humanidad, más, hijos, esas dádivas fluirán al mundo.
Recuerden que los seres humanos son un gran misterio. Misterio que se devela experimentando y viviendo, arriesgándose a amar y a servir cada vez más profundamente.
Tienen Mi bendición para esto.
San José Castísimo
El Espíritu de Dios habita en las montañas, y en ellas expresa Su fortaleza para inspirar a las almas a la elevación y a la iluminación de la consciencia.
El Espíritu de Dios habita en el silencio de las montañas, en su interior, en donde se guarda la historia de toda la vida, en donde se sustenta este mundo, en secreto y en soledad.
El Espíritu de Dios habita en las montañas, invitando a Sus hijos a descubrir la verdad sobre sí mismos.
La naturaleza, hijos, guarda en sí muchos atributos y dones del Espíritu de Dios. Este Espíritu Santo e Inmaculado habita en la materia para invitarlos a encontrar lo Sagrado que existe en esta dimensión de la vida.
El Espíritu de Dios, silencioso, en lo profundo de la naturaleza, los invita a encontrar la unidad, no solo entre hermanos, sino también la unidad con la vida, con las dimensiones, con las estrellas.
Dejen que sus espíritus encuentren el silencioso Espíritu de Dios, escondido en todo lo que expresa armonía y belleza, y déjense inspirar, despertar y renovar por esa Presencia Divina.
El Espíritu de Dios habita en las montañas para conducirlos al punto más alto de la propia consciencia, que es, al mismo tiempo, lo más oculto, y que se revela en el silencio del propio interior.
Encuentren en sí mismos las altas cumbres, en donde el Espíritu de Dios habita. Allí estarán en paz.
Tienen Mi bendición para esto.
San José Castísimo
Contempla y conoce la historia de la humanidad, guardada en tu corazón y en los registros espirituales más profundos del planeta.
A partir de entonces, hijo, sabrás por donde no debes caminar y por donde sí deben andar tus pies y tu corazón.
A lo largo de la evolución humana, los seres se perdieron en el ansia de un poder que los hacía sentir mayores que el propio Dios. En esta ilusión no debe estar tu corazón.
Tu camino es unirte a Dios y descubrirte no solo semejante a Él, sino también parte viva de Él. Y eso se construye a través de la humildad, del vacío y de la constante renuncia y entrega de ti mismo.
A lo largo de la evolución humana, los seres se perdieron por competir unos con otros, creyendo que crecer es ser mejor que los demás, es vencerlos y someterlos al propio poder mental, físico, emocional e incluso interno. En ese camino no debe estar tu corazón.
Así como tú eres parte de la Consciencia Divina, también lo es cada ser de esta Tierra. El Creador es un Todo infinito que, para estar completo, necesita de la presencia de cada uno de Sus hijos. Por eso, tu camino es servir con la donación, con el amor, con el ejemplo y con la vida, para que tu prójimo llegue a Dios, desarrolle sus virtudes más puras y alcance la redención.
A lo largo de la evolución humana, los seres se perdieron, hijo, porque perdieron sus valores, se confundieron y se transformaron en lo opuesto a las verdaderas virtudes que la humanidad debe expresar.
Para retornar a lo sagrado y a lo que es real, ahora debes romper las barreras, dentro y fuera de ti, para que descubras el verdadero sentido de tu existencia y la verdadera misión de tu alma.
Para evolucionar, camina por la senda de la entrega, de la mansedumbre, de la alegría pura de ver la evolución de tus hermanos, de compartir el Pan consagrado que hace de todas las criaturas partes vivas del Cuerpo Místico de Cristo.
Tienes Mi bendición para esto.
San José Castísimo
De tiempo en tiempo, las Palabras y los impulsos de Dios se renuevan, aunque en Su íntimo estén los mismos principios que buscan conducir la humanidad a la expresión de la Voluntad y del Pensamiento Divino.
Desde la era de los Patriarcas, y mucho antes de ellos, Dios ya le hablaba a los hombres, corregía sus caminos y guiaba sus pasos para que, según la comprensión humana de cada período, los seres pudieran vivir los atributos de la entrega, de la renuncia, de la caridad, del amor y todos los Dones que, en el origen de la existencia humana, el Espíritu Santo manifestó en la esencia de cada ser.
Cuando los hombres necesitaron justicia, Dios les habló con justicia.
Cuando necesitaron de sabiduría, Dios les habló con la sabiduría y la ciencia del Espíritu.
Cuando necesitaron paz, Dios les habló con paz y transmitió la paz de Su Reino.
Cuando los hombres estaban completamente perdidos y a un paso de desaparecer como raza y Proyecto Divino, Dios les envió a Su Hijo para romper los velos de la ilusión y abrir los ojos de los seres a lo que es su verdadero Propósito.
Hoy, hijos, la humanidad necesita vivir una síntesis de todo lo que aprendió a través de los errores y aciertos de su evolución.
Por eso, Dios viene a su encuentro y les habla con piedad y con justicia, con silencio y con ciencia, con amor y con Misericordia; llevando sus espíritus al despertar, a la rectitud, a la madurez y a la entrega, porque dentro de ustedes están todos los impulsos que, como humanidad, recibieron a lo largo de los tiempos.
Hoy, cada palabra divina viene para hacerlos recordar y colocarlos en un punto nunca antes alcanzado por la humanidad, porque es tiempo de redimir lo viejo y de vivir lo nuevo.
Por eso, escuchen cada Palabra de Dios y reciban cada impulso Suyo. La historia de la humanidad se reescribe todos los días a través de sus vidas.
A pesar de todas las dificultades, sepan decir sí y, de esa forma, todo se cumplirá.
Tienen Mi bendición para esto.
San José Castísimo
Hijo:
En estos tiempos de asedios y conflictos internos, silénciate y coloca tu consciencia en Dios.
Permanece delante de Su Corazón y clama por Su Misericordia, contemplando Su Cruz, Su sacrificio y Su triunfo por ti.
Contempla todo lo que Cristo vivió hasta llegar a la Cruz: los momentos de reconocimiento, de gloria y de alegría, pero también los asedios, las batallas, las humillaciones.
Siente el Corazón cansado de tu Señor, sin embargo, pleno de fe, pleno de la certeza de que la Voluntad de Su Padre se cumple y se manifiesta a través de la persistencia, de la valentía y de la firmeza.
Contempla el Corazón de tu Señor y pídele un corazón igual al Suyo, dispuesto a sufrir, pero también dispuesto a amar; firme en la compasión, pero también en la justicia; trascendente en la Gracia y desbordante en Misericordia. Un corazón sabio ante los asedios, fortalecido en la fe delante de los vacíos, un corazón puro delante de los misterios y simple delante de lo desconocido.
Pídele a tu Señor un corazón sacerdotal como el Suyo, para reconocer, en el prójimo, la posibilidad de que la Misericordia se exprese.
Ve, en tus hermanos, almas enviadas por Dios para cumplir una misión y sé tú, hijo, un puente hacia el corazón del Padre, una puerta hacia Su infinita Misericordia.
Tienes Mi bendición para esto.
San José Castísimo
Conoce el ilimitado Amor de Dios a través de la unión con tu Creador y comprenderás la amplitud de Su Creación y la perfección con la que tu Señor colmó de misterios, de detalles, de caminos, las dimensiones que unen Su Consciencia con las consciencias de Sus hijos.
Conoce el ilimitado Amor de Dios por la vida y, al descubrir la grandeza de Su Creación, no te sorprenderás. Infinitas son las formas que las esencias recibieron de Dios para cumplir Su Propósito y recrear la vida.
Pero recréala, hijo, no solo comenzando de cero una nueva Creación. Recrear significa que la espiral evolutiva llegó a un punto más elevado y de allí, más próximo a Dios, comienza un nuevo ciclo.
Contempla y conoce el ilimitado Amor de Dios y no te asombrarás al descubrir que, más que enviar a Su Hijo a este mundo, el Creador envió a muchos otros de Sus compañeros y también creó otros mundos, otras razas, otras vidas, para que, en la perfecta expresión de cada una de ellas se complementen, se auxilien, crezcan y retornen a Su Corazón con un amor renovado, multiplicado y madurado por las experiencias y superaciones vividas.
Contempla, entonces, y conoce el ilimitado Amor de Dios y sé tú también ilimitado en tu comprensión, en tu apertura, en tu donación y en tu entrega, para que algún día, hijo, más que contemplar y conocer, puedas vivir y ser el ilimitado Amor de Dios.
Tienes Mi bendición para esto.
San José Castísimo
Aquieta tu corazón para unirlo tanto al Universo como al Infinito. La vida superior comienza a revelarse dentro de ti.
Envía a lo más profundo de tu consciencia el Don del Perdón que proviene de la Consciencia Divina.
Medita en tu Señor en la Cruz y en todos los méritos que Él alcanzó para que vivas la redención, no solo de lo que fue cometido y vivido en este planeta, sino también, y sobre todo, mucho más allá de él, en la historia de tu evolución que desconoces.
Contempla la Sangre de Cristo y siente como esa misma Sangre, código redentor, permea tus células y átomos. Comulga con el perdón y la redención.
Que a partir de tus células, ese perdón ingrese en tu universo interior, en los registros más profundos de tu consciencia. Y allí, donde la vida universal se une a tu condición humana, deja que suceda el propósito de tu encarnación y experimenta la paz de sentirte perdonado.
Todos los días, el sacrificio de Cristo se renueva en cada Eucaristía, para que Sus códigos de perdón y de redención que Él alcanzó por ti en la Cruz, puedan llegar cada vez más profundo en tu ser.
Acompaña con tu corazón el establecimiento y la realización del perdón en todo tu ser. Llegó el tiempo de ser curado y no solo de purificar, sin fin, lo que está podrido en tu interior.
Tu perdón y redención deben ser conscientes. Es necesario saber y ver lo que debes perdonar, pero para eso, hijo, tu consciencia debe estar madura en el Amor de Cristo y en la certeza de todo lo que Él ya alcanzó por ti.
Ahora que tienes el lodo delante de tus ojos, contempla el Amor y el Perdón de Cristo y vive la química oculta de la redención y de la transfiguración de la consciencia.
Tus miserias, tocadas por la Misericordia de Dios, se transforman en la renovación de Su eterno Amor.
Tienes Mi bendición para vivir lo que te digo y alcanzar la paz.
San José Castísimo
Las esferas celestiales deben estar, cada día, más vivas dentro de ti. Tú, hijo, debes ser el portal hacia el Infinito, el puente hacia la Consciencia Divina.
Mientras el Tiempo de Dios no llegue a ocupar el lugar del tiempo del mundo y las almas permanezcan en la ilusión de sus confusas vidas, habrá batallas y habrá conflictos entre los planos y las realidades que cohabitan en el planeta.
Por eso, te digo que tu unión con lo que es real se debe consolidar desde adentro hacia afuera, desde lo profundo de tu ser, para después llegar al mundo.
Cuando oras, cuando buscas a Dios en silencio, cuando te unes a los sonidos de lo sagrado, cuando adoras a tu Señor en Espíritu y en la Eucaristía, creas caminos y formas para que tu consciencia profundice en vibraciones más elevadas y para que tu esencia pueda reconocer y expresar las esferas celestiales.
Por eso, mantén tu corazón en lo Alto. Permite que se profundice en ti el contacto interior con el amor, la Gracia y la realidad divina.
Que se abran los ojos de tu espíritu y el sentir profundo de tu corazón, porque siendo así, hijo, estarás en paz y fuera de las dimensiones del conflicto que se expanden por el mundo.
Tienes Mi bendición para esto.
San José Castísimo
Ingresa en las esferas celestiales a través de la adoración al Cuerpo Eucarístico de Cristo. Deja que el Pan se revele como parte consagrada de tu Señor y encuentra en Él a los espejos y a los portales.
Ve tu esencia reflejada en Aquel que se da para ser adorado y, en el silencio de tu corazón, vive la revelación de la Alianza, siempre nueva y eterna, sellada por Cristo para que tu consciencia trascienda la condición humana y viva Su Propósito Divino.
Adorar al Cuerpo Eucarístico de Cristo, en profundidad, es vivir la revelación de la unidad entre Dios y los hombres, entre el infinito Cosmos y el microcosmos en tu interior. Allí es en donde la verdad se revela, en donde los velos rasgados se abren como los telones de un teatro que tuvo su fin, y los personajes dejan de existir para mostrar su verdadera faz.
No solo contempla y adora a la Eucaristía, hijo, sino, como un imán espiritual y divino, deja que ella venga a tu encuentro y ve tú también al encuentro de ese portal hacia el Corazón del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
Entonces, al ingresar estarás en el Tiempo eterno de Dios y podrás reconocer quién eres.
Contempla, en la Sagrada Eucaristía, a la Iglesia Celestial de tu Señor. Que ella misma revele lo sagrado que hay en ti.
Comprende así que hay misterios infinitos, no solo en lo oculto y en el silencio de las dimensiones invisibles de la vida, sino también, hijo, en aquello que te fue entregado como Gracia y ceremonia y, más que eso, en tu propio ser, en tu propio cuerpo, alma, espíritu y corazón hay misterios que debes develar.
Contempla en la Sagrada Eucaristía la puerta que te conduce a esa revelación celestial para que ya no existan misterios.
Tienes Mi bendición para esto.
San José Castísimo
Dispone tu corazón para Dios en cada nuevo día. Contempla en silencio Su Presencia dentro de ti y en todas las cosas.
Busca, hijo, profundizar siempre tu unión con el Creador. Deja que en tu corazón se sinteticen todos los impulsos y enseñanzas que el Creador envió para la humanidad, y que, en ti, esos caminos se tornen uno solo: el estrecho y profundo camino de unión con Dios.
Siente al Creador en el aire que respiras, en la naturaleza a tu alrededor y en tu naturaleza humana. Siente al Creador en el Universo sobre ti, en el Cosmos infinito y en tu cosmos interior.
Permite que los tiempos se unan en tu propio corazón. Allí encontrarás la revelación de lo nuevo y el recuerdo de lo eterno. Allí descubrirás la historia de tu origen, el camino para cumplir ese infinito y retornar al punto de partida, que es el propio Corazón de Dios.
Cuando un ser retorna al Creador, después de cumplir con su misión, y lleva consigo una partícula de un amor nuevo e infinito, como lo hizo el Hijo de Dios, en el Corazón del Padre la Creación se comienza a recrear, un nuevo infinito se diseña, un nuevo camino se inicia.
Trasciende, hijo, lo que es superficial y meramente humano, parte de la confusión y de la ilusión de este mundo, y cada día pon tu consciencia en lo que es eterno para que, cuando el Tiempo de Dios llegue a la Tierra, puedas reconocerlo, porque Él está vivo dentro de ti y tu vives dentro de Él.
La verdad se comienza a revelar dentro de ti cuando puedes observar lo que se oculta en tu interior. Entonces, al abrir tus ojos, verás lo que se ocultaba en toda la vida.
San José Castísimo
En donde estés, une tu corazón a Dios para cumplir con Su Voluntad y manifestar Su Plan.
La Voluntad y el Plan de Dios son mucho mayores y más amplios de lo que tu pequeña mente puede concebir. Aun así, es a través de las cosas simples que tu corazón encuentra el camino para vivir esa Voluntad y concretar ese Plan.
La Creación de Dios es vasta y amplia entre las dimensiones, tanto en el Cielo como en la Tierra. Sin embargo, para recordarla y reconocerla hoy, pudiendo acceder a estas realidades sublimes, basta que seas simple de corazón, puro de intención y dispuesto a amar y a servir cada día más y mejor.
Aunque tus ojos físicos no vean las extraordinarias existencias y manifestaciones de la vida, tu corazón puede participar de lo que es invisible y tu alma puede transitar por las realidades eternas cuando estás unido a Dios.
La humanidad fue creada para mucho más que ver y sentir las realidades de la vida. Los seres humanos fueron creados para unir esas realidades, vivirlas y estar en ellas al mismo tiempo.
Porque, así como el Corazón del Padre Celestial, los corazones de Sus hijos tienen esa posibilidad de unir en sí toda la Vida, de estar unidos a todo y de participar en todas las dimensiones de la existencia.
Por eso, antes de ver, sentir o experimentar sensiblemente la Verdad Divina, busca, hijo, entregar tu corazón a Dios y, a través de la rendición de tu espíritu y de cada parte de tu consciencia, hacerte uno con toda la Creación.
Las dimensiones habitan en ti, y tu corazón puede habitar en todas ellas y vivirlas cuando eres simple y verdadero.
Tienes Mi bendición para esto.
San José Castísimo
Dios fortalece los corazones que responden a Su llamado a través de las pruebas y de los desafíos, de las batallas y de las dificultades que forjan en su interior la fortaleza y la fe.
Es así, hijos, que ante tantas Gracias recibidas, las leyes se equilibran, y aquellos que reciben todo de Su Creador son llamados a dar todo por Él.
Dios no quiere verlos sufrir, pero sí debe permitir que las leyes de este mundo se cumplan y que ellas mismas los conduzcan para que vivan una entrega cada vez más profunda de sus vidas.
Delante del caos del mundo y del caos interior, busquen el espíritu de la paz y permitan que sus consciencias estén colocadas fuera de las dimensiones de conflicto que confunden a las mentes de los hombres.
A través de la paz, sus corazones podrán atraer a las Leyes Divinas y Universales en tiempos de tanta confusión y desequilibrio, y vivir la sabiduría y el discernimiento del Espíritu de Dios.
Por eso, no se olviden, hijos, de comprender que las leyes se cumplen y toda Gracia abundante se equilibra con el sacrificio.
Pero, dentro de las dificultades, pueden escoger la forma de vivirlas. Pueden estar en paz y unidos a la Consciencia Divina y, de esa forma, no solo mantener la propia consciencia en Dios, sino también prestar un servicio a este mundo tan confuso y carente de equilibrio y de armonía.
Yo los bendigo, los coloco en la protección y en la paz de Mi Casto Corazón.
San José Castísimo
Asociación María
Fundada en diciembre de 2012, a pedido de la Virgen María, Asociación María, Madre de la Divina Concepción es una asociación religiosa, sin vínculos con ninguna religión institucionalizada, de carácter filosófico-espiritual, ecuménico, humanitario, benéfico, cultural, que ampara a todas las actividades indicadas a través de la instrucción transmitida por Cristo Jesús, la Virgen María y San José. Leer más