MENSAJE SEMANAL DE CRISTO JESÚS, TRANSMITIDO EN LA COMUNIDAD-LUZ FLOR DEL SAGRADO TEPUI DE RORAIMA, BOA VISTA, RORAIMA, BRASIL, A LA VIDENTE HERMANA LUCÍA DE JESÚS

Estaré con ustedes hasta que sus corazones sean curados y restaurados por el poder de Mi Amor.

Estaré con ustedes hasta que las últimas puertas de los rencores y tendencias humanas sean cerradas en sus consciencias.

Estaré con ustedes hasta que estén prontos para ser llamados embajadores de la Paz y de la Misericordia de Mi Corazón, Mis apóstoles de los últimos tiempos, Mis compañeros de los últimos días.

Estaré con ustedes hasta que Mi Verbo pueda silenciarse y Mi Espíritu comience a hablar a través de sus ejemplos. En ese día, Mi Corazón se recogerá y, como hace tanto tiempo, Yo Me prepararé en silencio para recobrar vida en la vida, en células humanas, en Cuerpo, Alma y Divinidad, y así cumplir Mi última promesa.

No llegaré antes ni después, sino en el tiempo correcto, para que todas las almas tengan la posibilidad de estar ante el Señor con su corazón preparado.

Vendré en el punto exacto del despertar y del arrepentimiento de los corazones. Vendré cuando sus ojos estén prontos para mirar a los Míos y no temer Mi Presencia, sino glorificarse Conmigo y en Mí, para concluir Conmigo lo que una vez comencé en el mundo por Voluntad de Mi Padre.

Hasta que ese día y esa hora lleguen, estaré aquí, para que Me sientan y Me escuchen, para que recobren, repetidas veces, la Gracia y la Paz de estar en Mi Corazón.

Aún habrá un tiempo de sequedad, de dolor, de sacrificio y de entrega. Aún habrá un tiempo de cruz, que forjará en Mis compañeros un corazón semejante al Mío, capaz de trascender los errores y las traiciones, las miserias y las indiferencias, y vivir, más allá del perdón, el Amor crístico y misericordioso.

Por eso, en sus días, comprendan cada prueba como la oportunidad que Yo les concedo de tener un corazón de cruz, que no es un corazón martirizado, sino forjado en el amor y en la superación de ese amor.

Agradezcan cada situación de la vida que los trae más cerca de su Señor. Cada paso con la cruz de este tiempo los hará crecer en espíritu, siempre y cuando imiten a su Señor y abracen la cruz como Yo la abracé.

No empujen la cruz, no huyan del sacrificio, no huyan de la renuncia, no luchen por la justicia humana, sino miren únicamente al Cielo y digan:


Señor,
haz de mi corazón un corazón pronto,
un corazón de cruz,
un corazón semejante al Tuyo,
no solo en la resiliencia,
sino también en la capacidad de amar,
perdonar y clamar por Misericordia.


Esta es Mi Voluntad para sus vidas, la santificación de sus días y de cada espacio de sus consciencias.

Para esto, les dejo Mi Gracia, Mi Presencia, Mi Verbo Sagrado y Mi Bendición Divina.

Su Maestro y Señor,

Cristo Jesús