MENSAJE SEMANAL DE CRISTO JESÚS, TRANSMITIDO EN LA COMUNIDAD-LUZ FLOR DEL SAGRADO TEPUI DE RORAIMA, BOA VISTA, RORAIMA, BRASIL, A LA VIDENTE HERMANA LUCÍA DE JESÚS

Para cada criatura de esta Tierra, el Creador tiene un Propósito y una Voluntad a ser manifestados. No existen seres iguales, no existen Voluntades iguales.

A cada uno de Sus hijos, el Padre le entregó un don, un talento a ser vivido, manifestado y multiplicado, para que en la expresión de todas Sus criaturas hubiera abundancia de posibilidades evolutivas.

En un momento de ese amplio camino, existe una senda estrecha y una puerta estrecha, lo que no significa que todos se veran en la misma senda externamente .

La puerta estrecha es el símbolo de los atributos primordiales que deben ser comunes a todos los hijos de Dios, y esos atributos son: la verdad, el amor, el perdón, el servicio y la transparencia ante Dios.

Es a través de estos atributos que serán reconocidos en los portones celestiales como hijos de Dios. Es a través de estos atributos que purificarán la totalidad de sus consciencias y ampliarán los límites de la condición humana.

Sin ellos, no habrá óleo que alimente sus lámparas en los tiempos de vigilia y oración. Sin ellos, no habrá luz en sus caminos para que puedan reconocer por dónde seguir.

Por eso, Yo les digo que sus esfuerzos estén en el lugar correcto, que sus consciencias trabajen en la dirección correcta de la verdad, del amor, del perdón, del servicio y de la transparencia.

Sean verdaderos consigo mismos y con el prójimo, pero recuerden siempre que la verdad que pulsa en su interior no siempre será la que pulsará en el corazón de sus hermanos.

No quieran imponer, no quieran convencer, no quieran sobresalir. Antes, busquen el camino de la humildad, de la oración, del corazón simple y entregado ante Dios.

Hasta el último segundo de sus vidas en esta Tierra, sus corazones serán ignorantes de la Verdad Superior. Por eso, busquen constantemente en oración cuál es el próximo paso, qué es lo que los aproxima a Mí, qué es lo que los eleva, qué es lo que los hace trascender la dualidad humana.

Aunque no Me vean, no Me sientan y sean constantemente asediados por Mi adversario, recuerden a Job, recuerden a Daniel, recuerden a José y a todos los que, de tiempo en tiempo, supieron vencer sus certezas y su condición humana para afirmar, a través del amor y del perdón, su condición divina.

Esta es Mi Voluntad para cada uno de ustedes, que Me contemplen y Me pregunten: “Señor, ¿qué quieres de mí? Heme aquí".

Y Yo los enviaré por la senda del fuego, de la soledad, del desierto y, a veces, de la enfermedad; pero estaré con ustedes en el fuego, caminaré a su lado, aunque no Me vean, estaré con ustedes en el desierto y los sustentaré en la enfermedad.

Solo les pido que no pierdan ni alejen de sí la posibilidad de perdonar, amar, servir y ser verdaderos y transparentes ante Mí y ante el prójimo; porque, mientras caminen por estos principios, les abrirán el camino a las almas más perdidas, y todos sabrán que son Mis compañeros.

Yo los bendigo.

Su Maestro y Señor,

Cristo Jesús