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Si tiene alguna consulta al respecto de nuestro Portal, Asociación María, Centros Marianos de Oración, grupos de oración, o algún otro tema, entre en contacto con nosotros.
Gracias por visitar la página de la Madre Divina.
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En esta página fueron reunidas las preguntas que frecuentemente llegan a la página web de los Mensajeros Divinos y las respuestas dadas por los videntes de la Orden Gracia Misericordia: Madre María Shimani de Montserrat, Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús y Hermana Lucía de Jesús y por el Consejo de Regencia y Guía Permanente de la Obra de los Sagrados Corazones.
Por consiguiente, la Madre de la Divina Concepción de la Trinidad no es una advocación de este grupo, sino una Faz de la Virgen María revelada cuando Ella entregó Su primer mensaje a los videntes.
La Divina Concepción de María se refiere a Su estado de Pureza y de Gracia, lo que conocemos en el primer Misterio Gozoso como la Anunciación del Arcángel Gabriel a María.
En ese acontecimiento, Nuestra Señora recibió, a través del mensaje del Arcángel, la revelación de Su estado espiritual y de Su Divina Concepción. Eso significa que Ella estaba libre de cualquier mancha, que no tenía el pecado original. Por eso, Ella es Inmaculada y Su Concepción es Divina, ya que proviene de Dios.
Además de eso, la Faz de la Madre de la Divina Concepción de la Trinidad muestra que Su Concepción Divina está unida a la Santísima Trinidad: al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo; que la Virgen Santa es pura y llena de Gracia, y Su Alma pertenece a la Consciencia Trina.
Desde que comenzamos a rezar el Santo Rosario aprendimos que, a través de él, estamos protegidos y unidos al Inmaculado Corazón de María.
Creemos que las Apariciones de la Virgen María en diferentes lugares, aunque estén asociados con mensajes específicos, tienen el único propósito de corregir nuestros caminos y llevarnos de vuelta a Dios.
A lo largo de los años, nuestros hábitos fueron cambiando por un pedido expreso de la Divinidad y cada detalle posee un propósito espiritual.
Creemos que esto ha sucedido porque también nosotros fuimos cambiando, madurando y pudiendo asumir votos más profundos con Dios.
Por ejemplo, el hábito que usan las madres y las hermanas de nuestra Orden fue pedido por la Virgen María para representar un voto de servicio abnegado más profundo y el compromiso de abrazar con Nuestra Señora los dolores del mundo, ayudándola a soportar y a transformar esos dolores.
Esos votos se manifiestan en nuestro día a día, en nuestra disposición a servir, en nuestras oraciones diarias; es algo material, pero sobre todo, profundamente espiritual.
Así, el hábito no está representando una religión; existe, primero, para recordarnos a cada uno de nosotros, monjes y monjas consagrados de la Orden Gracia Misericordia, los votos que asumimos con Dios y, después, para darle a conocer al mundo la elección que hicimos de consagrar nuestras vidas.
Si, creemos que Jesús es Dios, porque Él nos enseñó, a través de Su Evangelio, que proviene del Padre y el Padre actúa a través de Su Hijo Primogénito. Es decir, Cristo proviene del Reino de los Cielos y Él es la Segunda Persona de la Santísima Trinidad.
En el 2011, después de 24 años de servicios informales en todo el Brasil y en países con grupos de oración de la Red-Luz, la Virgen María pidió que iniciáramos las misiones humanitarias internacionales, prestando asistencia humanitaria a los afectados por el terremoto de Nepal.
Después de este trabajo, realizamos misiones en Nicaragua, Etiopía, Kenia, Ruanda, Congo, Argentina, Angola, Líbano, Chile, Uganda, Paraguay, Uruguay, Grecia, Turquía, Colombia y Brasil.
En 2016 comenzamos a ayudar a los refugiados venezolanos que llegaban al Estado de Roraima, en Brasil, en busca de protección y de nuevas oportunidades, debido a la crisis en su país.
En 2017, ACNUR (Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados), reconoció las acciones de la Fraternidad - Federación Humanitaria Internacional (FFHI), organización que ampara a toda la Obra y solicitó una asociación institucional que se mantiene hasta los días de hoy, en cinco de los 13 abrigos existentes en Roraima y en el Alojamiento de Tránsito de Manaos, Estado del Amazonas.
En 2018, desarrollamos también una alianza en el área de educación con otra de las agencias de las Naciones Unidas, UNICEF, a través del proyecto “El Bien Común, coordinado por los misioneros de la FFHI.
Ese mismo año, 12 ministerios del gobierno brasilero iniciaron la “Operación Acogida”, una fuerza operativa que reunió la respuesta humanitaria de más de 100 agencias nacionales e internacionales, entre las cuales se encuentra la FFHI y representantes de la sociedad civil.
Esto determinó el inicio de una etapa de mayor logística y organización de la respuesta humanitaria, dándole una cualidad reconocida internacionalmente.
En los desastres ambientales de Mariana y Brumadinho, en el Estado de Minas Gerais, Brasil, los misioneros de la FFHI y monjes consagrados de la Orden Gracia Misericordia actuaron en el atendimiento de animales y en el auxilio a las personas rescatadas, prestando asistencia en hospitales veterinarios de campaña y atendimento psicológico a las personas afectadas por la pérdida de sus seres queridos.
Fundamos comunidades, núcleos, grupos de oración y monasterios para que todos los interesados tengan la oportunidad de dedicarse a esas obras de amor y de fraternidad, de forma libre y por voluntad espontánea, sin necesidad de tener costos financieros para eso.
Sobrevivimos cultivando nuestro propio alimento, produciendo y cuidando nuestras propias semillas e interactuando de manera ecológica y sustentable con los recursos naturales.
Los colaboradores afines con nuestros objetivos, tanto en lo que se refiere al desarrollo de las comunidades como de los servicios que prestamos al mundo, incluyendo la respuesta humanitaria y los encuentros mundiales de oración, hacen donaciones voluntarias y espontáneas.
Esas donaciones son transformadas en proyectos de desarrollo basados en nuestros estatutos sociales y nos permiten seguir ofreciendo actividades gratuitas para todos, independientemente del origen, credo o situación social.
Además, la donación espontánea es lo que nos permite mantener las puertas abiertas en las comunidades, núcleos y grupos de oración, sin cobro de tarifas.
De esta forma, cada uno de los que llega puede integrarse, beneficiándose de la donación que alguien hizo anteriormente.
Por lo tanto, esas donaciones son transformadas en obras impersonales y anónimas de servicio a la humanidad y al planeta.
Consideramos que el ecumenismo es un camino hacia la unidad entre los cristianos, una unidad que se basa en la oración, en el servicio abnegado, en la conversión y en el diálogo fraterno. A través de ese diálogo podemos llegar a cumplir con la Voluntad de Cristo de que “todos Sus discípulos sean uno”.
Por eso, la Orden Gracia Misericordia asiste a las transmisiones de las audiencias papales, además de acompañar vía internet y orar por los viajes apostólicos del Santo Padre.
Después del 8 de agosto de 2007, la Virgen María comenzó a aparecerse a Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús y a mí, por lo menos una vez al mes. En una de esas ocasiones Nuestra Señora solicitó que fuéramos a Brasil, específicamente a la Comunidad-Luz Figueira, en Minas Gerais, con el propósito de hablar sobre las Apariciones con el fundador de la comunidad, José Trigueirinho Netto, e informarle que Ella también quería aparecer en ese lugar.
Reunimos todo el coraje que teníamos y como la Virgen había instruido, viajamos a la Comunidad-Luz Figueira. Allí estuvimos compartiendo la vida grupal por cerca de dos semanas, sin saber cómo íbamos a dirigirnos a Trigueirinho para explicarle lo que estaba sucediendo.
Sin embargo, cuando conversamos, él nos dijo que hacía tiempo que estaba esperando la llegada de la Madre de la Humanidad a Figueira.
Así, el 25 de enero de 2008 la Virgen apareció en forma reservada para un pequeño grupo en el lugar que hoy conocemos como la Colina de las Apariciones, en el Centro Mariano de Figueira.
En aquel día, Trigueirinho se arrodilló frente a la Aparición de la Virgen y le ofreció todo lo que tenía, que era su vida y su comunidad, para que Ella dispusiera de ese lugar para realizar Su tarea. Y así fue.
A partir de allí, tuvimos Apariciones reservadas todos los días 13 y 25 de cada mes, durante los años de 2008, 2009, 2010 y 2011.
Aquellos fueron años de profundas conversiones, oración, preparación y purificación para nosotros, como videntes y también para las comunidades, preparándonos para lo que vendría después.
El 18 de agosto de 2011, estábamos en la Comunidad-Luz de Aurora, en el norte del departamento de Paysandú, en Uruguay. Amanecía, cuando Fray Elías golpeó en la puerta de mi cuarto y me dijo que la Virgen María lo había despertado, que quería hablar con nosotros.
Nos dirigimos hacia unos naranjales que hay en el campo de la comunidad; ahí apareció la Madre Divina para los dos y nos preguntó a ambos si estaríamos dispuestos a renunciar definitivamente a nuestras vidas y acompañarla en una tarea mundial, por medio de Apariciones públicas.
Le dijimos que sí, que siempre la acompañaríamos en lo que Ella necesitara, con total obediencia.
Así empezaron las Apariciones públicas.
El 15 de noviembre de ese mismo año 2011, la Virgen comenzó a transmitir Sus mensajes diarios, los que continúan hasta hoy*.
El 15 de noviembre de 2012, cuando se completó un año de mensajes diarios, Nuestra Señora realizó una Aparición en el Centro Mariano de Aurora y anunció que aparecería para una vidente más, llamando entonces a la Hermana Lucía de Jesús, que ya era monja consagrada de la Orden Gracia Misericordia. Desde ese día en adelante, la Hermana Lucía también pasó a participar de la tarea junto a los Sagrados Corazones.
(*) Junio de 2020
La videncia es una misión espiritual. Un vidente es una persona que es convocada y llamada por Dios para ser un instrumento a través del cual la Divinidad puede transmitir Su Palabra a la humanidad.
Existen diferentes grados de videncia, de acuerdo con la tarea espiritual que se deba cumplir, ya que Dios definió que hablaría con los seres humanos a través de otros seres humanos - aquellos que en la antigüedad, eran llamados profetas y en este tiempo, son llamados videntes.
Los llamados videntes primarios o principales, son aquellas personas que Dios designó para hablarles y para que sean Sus instrumentos. Ellos pueden tener diferentes tipos de visión, en distintos grados y de diversas formas, pero lo que los caracteriza es que la Divinidad se dirige a ellos directamente.
Los videntes intermediarios, son aquellas personas que, por diferentes razones, acceden a otras realidades de distintas formas y con diferentes grados de amplitud, pero a quienes la Divinidad no se dirige directamente.
Es importante dejar claro que es Dios quien se comunica con los videntes y no los videntes que convocan a Dios cuando les parece bien. Siempre es un movimiento que se hace desde la Divinidad hacia los seres humanos y no al contrario.
Un vidente es una persona que se esfuerza por vaciarse de sí misma, que trabaja todo el tiempo para no querer nada para sí y estar siempre al servicio de Dios, en total gratitud y obediencia.
Cada persona viene a este mundo con una tarea espiritual y material para cumplir; por eso, la videncia es un compromiso interior, con el cual el ser ya nace, y que despierta y se activa cuando la Divinidad lo considera necesario.
Generalmente los videntes tienen experiencias espirituales y visiones con la Divinidad y los ángeles desde la infancia, para que sus seres ingresen en esa tarea poco a poco.
Cuando llega el momento definido por Dios, ellos comienzan a tener las primeras Apariciones y a recibir las primeras instrucciones; en nuestro caso, de la Virgen María.
Es comunicar los mensajes del Cielo a la humanidad sin tergiversar ninguna palabra. Es vaciarse de expectativas, realizaciones y protagonismos.
Es aprender a escuchar y a transmitir los mensajes de la Divinidad sin manipular ninguna palabra.
Es ser verdadero y lo más puro posible, más allá de nuestras imperfecciones.
Es entregarse a una vida de constante consagración y de renovación de votos.
Es un compromiso y una disciplina diaria con la oración, con el servicio altruista y el permanente sacrificio de colocar siempre al otro en primer lugar.
Es no dejarse influenciar con las cosas que vive el mundo, ni contaminarse con cualquier tipo de información. Es aceptar el llamado de Dios, para aprender a ser un verdadero instrumento del Padre Eterno.
Profesé la religión católica en los primeros años de la adolescencia, cuando tuve la Gracia de participar activamente de las celebraciones eucarísticas y de algunas actividades vinculadas a la iglesia, como cuidar de la parroquia y tocar el campanario de la ciudad para llamar a la misa. Yo era monaguillo y participé de la Legión de María y del Camino Neocatecumenal.
Durante ese período, la Iglesia me enseñó a pensar en ser alguien en la vida, en aprender a servir, a comprometerme en rezar el Santo Rosario y llevar la imagen de Nuestra Señora de Fátima a los hogares de las familias.
Todo eso fortaleció mi fe, aun siendo muy joven, llevándome a buscar a Cristo en la Eucaristía, a confesarme con los sacerdotes para poder reconocer el sacramento de la reconciliación y la Misericordia de Dios.
Además de esto, contribuyó a que decidiera llevar una vida saludable y familiar, alejado de las influencias que parte de los jóvenes experimentan en estos tiempos.
En la adolescencia, las visiones comenzaron a ampliarse y no encontraba respuesta para lo que estaba sucediendo conmigo. Entonces, intenté concentrarme en estudiar y trabajar para ayudar a mi familia.
Continué orando y sirviendo como aprendí, siempre mantuve ese compromiso vivo dentro de mí, porque sentía que era un compromiso con Dios, más allá de cualquier institución.
Hasta que un día Nuestra Señora, la Virgen María, me llamó de regreso y me trajo a esta Obra, para servirle a Ella y a Su Hijo.
Relato de la Hermana Lucía de Jesús:
En mi casa no tuve una formación católica, pero desde la infancia hasta la secundaria estudié en el Monasterio de São Bento de Olinda, en mi ciudad natal, donde tuve una formación católica. Pero al llegar a la adolescencia dejé de profundizar en el camino espiritual.
Entonces, a los 16 años, viví una crisis interna, que no tuvo nada que ver con ningún hecho material, era simplemente un descontento interior.
No encontraba aliento en nada, tampoco respuestas para mis preguntas. Le pedí ayuda a mi madre, que ya frecuentaba la Comunidad-Luz Figueira hacía muchos años y tenía un grupo de oración en nuestra casa. Entonces ella me llevó a conocer Figueira.
Cuando llegué a la comunidad por primera vez, fue como despertar de un sueño y reencontrarme con Dios. A los 17 años, con el apoyo de mis padres y mis hermanos, tomé la decisión de vivir en ese lugar.
Por lo tanto, tuve una formación católica y la base de mi fe se construyó de esa forma, pero fue en esta obra que me definí internamente para seguir a Cristo.
Relato de Madre María Shimani de Montserrat:
Asistí a colegios católicos durante todo el período escolar. En primaria, estudié en el Colegio de las Hermanas Misioneras de María y en secundaria, en el Colegio Sagrado Corazón de Jesús.
A pesar de que con el tiempo me había alejado de la práctica católica por diversas razones, puedo decir que la fe construida desde esa época es algo inquebrantable dentro de mí.
El 05 de enero de 2013, mientras estábamos orando en una de las comunidades, tuve una visión clara y precisa de Nuestro Señor, muy semejante a la del Sagrado Corazón de Jesús. Esa aparición se repitió durante dos veces más, en otros momentos de oración.
En esa primera Aparición Su presencia y el amor irradiados eran muy fuertes. Yo no tenía duda de que era Él. Enseguida Nuestro Señor habló conmigo y me pidió que, al día siguiente, rezara para recibirlo, porque Él llegaría para transmitirnos un mensaje. En aquella época no sabíamos de qué se trataba.
En obediencia, hicimos lo que Él solicitó. Al otro día, Nuestro Señor volvió a aparecer después de nuestras oraciones y transmitió un mensaje, pidiéndome que lo transcribiera en mi cuaderno.
Él reveló que aquel era su primer mensaje diario y que, a partir de ahí, por un año, transmitiría mensajes diarios a las 15 horas, horario de la Misericordia.
Cristo Jesús dijo que como forma de prepararnos para recibir Su mensaje, deberíamos rezar 150 cuentas de la Coronilla a la Divina Misericordia todos los días.
Sus Apariciones acontecieron durante un año entero, cumpliéndose lo que Él anunció. En los años posteriores, Nuestro Señor transmitió más mensajes diarios, después semanales y finalmente, mensuales.
En 2013, durante una de Sus Apariciones, Él nos pidió llevar adelante un ejercicio espiritual llamado “Maratón de la Divina Misericordia”, que consiste en orar, el 5 y el 6 de cada mes, 1500 cuentas de la Coronilla a la Divina Misericordia, cada día.
Actualmente, ya se realizaron 82 maratones de oración, en varios países de América del Sur, Centroamérica, Estados Unidos y Europa. Los eventos, con entrada pública y gratuita, son transmitidas en vivo por el canal de internet Misericordia María TV, uniendo corazones del mundo entero para pedir por misericordia para la humanidad y el planeta.
En marzo de 2013, durante una Aparición Mensual de la Virgen María, Ella vino en compañía de San José y nos dijo que a partir del 19 de marzo de ese año, Él también comenzaría a transmitir mensajes para la humanidad.
En estos tiempos, San José viene como un siervo humilde y sencillo de Dios, como alguien que conoce profundamente la condición humana, porque ya la vivió, para enseñarnos a ir más allá de todos los estímulos mundanos, de todas nuestras miserias y dificultades, y entregarnos a la Voluntad del Padre Eterno.
Y eso no significa que las Apariciones de Cristo Jesús y de la Virgen María no sean suficientes. Las Apariciones de San José solo hablan sobre el infinito Amor y Misericordia de Dios, que a pesar de entregarnos tanto, está siempre dispuesto a dar más.
Creemos que las Apariciones hablan también sobre un gran misterio que nosotros guardamos interiormente y que necesitamos descubrir y vivir con urgencia. De esta forma, el Creador envía al mundo a Sus Mensajeros, los Sagrados Corazones, para que a través de Ellos aprendamos, no solo a cumplir con la Voluntad Divina, sino también a expresar lo que en realidad debemos ser como seres humanos, a través del ejemplo de vida de Su Hijo en la Tierra.
Cada Mensajero Divino tiene una forma de enseñarnos a recorrer ese camino y vivir esa revelación interior. Como la humanidad es tan diversa y Ellos están aquí para todos, a cada ser le es dada la oportunidad de encontrarse por medio de esas instrucciones misericordiosas que Dios nos concedió.
Todos los detalles para su construcción fueron transmitidos por Nuestra Señora, por Cristo y por San José, y cada espacio fue bendecido por Ellos para el bien de la humanidad.
Los Centros Marianos son lugares en donde podemos orar, participar de las liturgias, encontrarnos con Dios y llevar las Gracias que la Virgen Santísima dejó depositadas para los devotos y peregrinos.
Son lugares en donde también podemos servir a través de la oración, rezando por este mundo que tanto necesita, por todos los Reinos de la Naturaleza, por cada ser.
Los Centros Marianos, así como todos los Santuarios Marianos que Nuestra Señora instituyó a través de Sus Apariciones en diferentes lugares del mundo, son espacios sagrados, en los cuales nos podemos fortalecer interiormente y traer un poco de paz al planeta.
La Virgen María solicitó a esta Obra varios Centros Marianos; y hasta el momento se concretaron cuatro:
El Centro Mariano de Aurora, en Paysandú, Uruguay, que acompaña la Comunidad-Luz Fraternidad.
El Centro Mariano de Figueira, en Minas Gerais, Brasil; que acompaña la Comunidad-Luz Figueira.
El Centro Mariano del Espíritu Santo, en Córdoba, Argentina, que acompaña la Comunidad-Luz de la Hermandad.
Y el Centro Mariano del Niño Rey, en Teresópolis, Rio de Janeiro, que acompaña la Comunidad-Luz Nueva Tierra.
La primera consagración que se realizó en la Orden Gracia Misericordia ocurrió, a pedido de la Virgen María, en la tarde del 19 de marzo de 2009, en la Comunidad-Luz Fraternidad de Aurora, en Uruguay. En una ceremonia muy sencilla, en medio de un naranjal, nueve hermanos se postraron ante Dios y prometieron servirlo eternamente.
En esa ocasión, nos colocamos un cordón en la cintura, como un símbolo de nuestros votos. Fue algo muy sencillo pero que permanecería grabado para siempre en nuestras consciencias.
Algunos días después, también en una ceremonia muy sencilla, otros hermanos se consagraron en la Comunidad-Luz Figueira. Fuimos dieciséis los primeros consagrados de la Orden.
En enero de 2010, la Orden Gracia Misericordia fue creada como una asociación religiosa, la que hoy reune cerca de 350 hermanos consagrados, entre monjes y no monjes.
De carácter filosófico, cultural, humanitario, ambiental y benéfico, la Fraternidade reúne veintidós asociaciones civiles nacionales e internacionales que, con grupos vinculados, prestan servicios gratuitamente.
Independiente y neutral, la Fraternidade acoge todos los credos, culturas, razas y religiones y no tiene vínculos con grupos políticos, económicos, ni con religiones institucionalizadas.
Sustentada por donaciones y asociaciones humanitarias, sin recibir remuneración por los servicios que presta, desarrolla acciones de forma voluntaria, altruista y abnegada.
La Fraternidade desempeña un papel fundamental en la integración, acompañamiento y apoyo al trabajo realizado por cada una de sus filiales, a saber:
Comunidades-Luz:
Las cinco Comunidades-Luz existentes en la actualidad son asociaciones civiles de experiencia de vida grupal comunitaria y actividad ecuménica espiritual.
Fueron creadas con el propósito de expresar una vida fraterna, basada en principios y valores dirigidos hacia la igualdad, la donación de sí mismo y el bien común.
En las Comunidades-Luz, la práctica del bien, la entrega de sí y el amor fraterno forjan las relaciones y patrones de conducta, además de orientar la realización de las tareas diarias, acompañadas por la oración, el estudio, la música, el retiro y el servicio desinteresado a los Reinos Animal, Vegetal y Mineral.
La búsqueda de una infraestructura autosustentable es una de las actividades más importantes en este momento. Así, cultivamos la mayor parte de nuestros alimentos, con semillas puras, no modificadas genéticamente y desarrolladas hace cerca de 26 años.
Además, buscamos una interacción consciente con los recursos naturales, en una relación constructiva y no de explotación del agua, de la tierra y de la vegetación.
Núcleos-Luz:
Los cinco Núcleos-Luz son asociaciones civiles y extensiones de las Comunidades-Luz. Es posible encontrar en los Núcleos-Luz un portal para la profundización de la búsqueda espiritual y el mejoramiento de la convivencia grupal y fraterna.
Siguiendo los mismos principios de las Comunidades-Luz, todas las tareas en los núcleos son realizadas por voluntarios y sustentadas por donaciones espontáneas
Ellas fueron creadas por voluntarios y colaboradores, a lo largo de las últimas décadas, para cumplir con los objetivos propuestos por la Fraternidade.
Desarrollan una serie de actividades que siempre se centran en la ayuda solidaria a los seres humanos, a los animales y al medio ambiente, con el propósito de reducir el sufrimiento, actuar en emergencias y crisis humanitarias y devolver la dignidad a quien lo necesita.
Algunas de esas afiliadas fueron creadas para poder actuar en el extranjero, en emergencias y respuestas humanitarias en el exterior.
Asociaciones de instrucción:
La Fraternidade tiene como afiliadas tres asociaciones educativas: La Asociación Irdin Editora, en Brasil; Asociación Irdin Editora Europa, en Portugal y Shasti Association Incorporation, en los Estados Unidos. Su objetivo es difundir conocimientos e instrucciones que colaboren en el despertar y maduración de la consciencia humana hacia valores innatos y elevados, auxiliando en la construcción de una sociedad de fraternidad, comprensión, tolerancia y servicio, que incluya tanto a los seres. humanos, como a los demás Reinos de la Naturaleza que evolucionan con nosotros en el planeta.
De esta forma, la religiosidad que permea el trabajo formal de las asociaciones religiosas nació del impulso de manifestar una vida totalmente consagrada a los principios Cristianos de Amor Universal.
La Orden Gracia Misericordia está compuesta por seis ramas, o expresiones de vida consagrada, ya sean de orden monástico o civil.
Esas ramas fueron pedidas y pautadas por los Sagrados Corazones a lo largo de los años, así como cada movimiento de la Orden.
Esto hizo que la obediencia a la Voluntad Divina, transmitida a través de los Sagrados Corazones, día a día, se haya convertido en nuestra mayor aspiración y razón de existir, llevándonos a buscar, a través del servicio, a ejercitar la humildad y expresar nuestra gratitud a Dios.
Los Mensajeros Divinos nos enseñaron algo muy importante, que se convirtió en un lema dentro de nuestra Obra: «Hacer lo que se pide y no hacer lo que no se pide»
La Orden Gracia Misericordia está compuesta de siguiente forma:
Las ramas civiles son:
Nuestra Orden tuvo que aprender desde cero a vivir la vida monástica y religiosa, aprendiendo y teniendo como referencia otras expresiones monásticas y, simultáneamente, viviendo su propia experiencia.
Cada momento de nuestras vidas fue pacientemente orientado y conducido por los Sagrados Corazones. Ellos nos entregaron todas las instrucciones y pautas de trabajo, a diario, durante los últimos doce años.
Esas instrucciones, además de la experiencia de vida dentro y fuera de los monasterios, fueron formando el conjunto de pautas y orientaciones que nos conducen como Orden y están siendo cuidadosamente reunidas en el Reglamento de Amor de la Orden Gracia Misericordia.
El Reglamento tiene un corazón, es decir, un atributo que se conoce como carisma, que caracteriza e impulsa la vida religiosa de los consagrados.
Para nosotros el corazón del Reglamento de Amor es la Transparencia en la Consagración, ya que sabemos que no podemos ofrecerle perfección a Dios, pero sí podemos ofrecerle verdad y transparencia. Esa es nuestra permanente aspiración.
Cada persona que ingresa a la Orden es acogida por la Gracia de los Sagrados Corazones para que, a través de sus servicios a Dios, pueda vivir la aspiración de convertirse en un instrumento de Cristo Jesús.
Los consagrados civiles realizan los votos de:
Oración, Misericordia, Servicio Incondicional y Adoración.
María Santísima también nos enseñó lo que significa ser uno con Cristo, abrirnos y rendirnos para que Él esté presente en cada momento de nuestras vidas. En esa unidad perfecta que se establece cuando los sacerdotes se entregan a Él, Cristo Jesús puede estar con Sus hijos del mundo por medio de cada ceremonia oficiada.
De la misma forma, la Madre Divina nos enseñó que un verdadero sacerdote representa para Cristo un puente espiritual único y seguro, por donde las almas devotas pueden recorrer el camino hacia Dios.
Ella también nos enseñó que el conocimiento es una de las escuelas del sacerdote y la otra escuela es el amor y el servicio abnegado al prójimo, por medio del cual Cristo puede trabajar silenciosamente en cada alma de este mundo.
A partir de ese momento, Nuestro Señor comenzó a convocar a aquel o aquellos que lo servirían como sacerdotes. Esta consagración es oficiada en una sencilla ceremonia, realizada en Su Presencia, bajo Su Autoridad y Sus orientaciones, por un miembro del Consejo de Guía Permanente.
A lo largo de los años, la Orden tuvo la Gracia de que el propio Cristo Jesús, en Apariciones reservadas y por intermedio de los miembros del Consejo de Guía Permanente, consagrara a los monjes que Él mismo había convocado al sacerdocio.
La Eucaristía es el testimonio vivo de la promesa que Cristo nos hizo a todos, cuando dijo que estaría con nosotros por todos los tiempos que vendrían hasta Su Retorno.
Por medio de los sacramentos, las almas son bendecidas con una Gracia especial que proviene de Dios a través del oficio sacerdotal.
Cristo Jesús, en Sus Apariciones públicas y en las reservadas, fue guiando a la Orden Gracia Misericordia sobre cada detalle de los sacramentos.
Él nos pidió que, en uno de los programas de Misericordia María TV, denominado El Sagrado Llamado, la Orden diera a conocer, por medio de una serie de estudios denominados Sagrados Sacramentos, varios mensajes que Él nos transmitió sobre este tema.
Fue también Nuestro Señor quien nos entregó algunas orientaciones específicas sobre cada sacramento.
A continuación presentamos la esencia de cada sacramento:
Sacramento del Bautismo
El sacramento del Bautismo es la renovación a través del Espíritu Santo, para que las personas reciban la Gracia de ser Hijos de Dios. Esta Gracia, que purifica y renueva nuestras vidas, es concedida a las almas por el sacrificio de Cristo en la Cruz.
Sacramento de la Reconciliación y Penitencia, o Confesión
Por la confianza en la Misericordia, las almas reciben el perdón de sus faltas y son ayudadas a levantarse y renovarse por la fe.
La confesión significa escuchar amorosa y compasivamente, a través de Cristo, el arrepentimiento de Sus hijos y, por Su Autoridad, absolver las faltas por medio de Su Divina Misericordia.
Sacramento de la Unción
A través de la Sagrada Unción, las heridas y cicatrices espirituales son disueltas por el Amor Misericordioso de Cristo. El aceite sagrado tiene un poder de restauración y abre las puertas para que el principio de la cura actúe en el cuerpo y en el alma enferma.
Sacramento de Lavapiés
El Lavapiés otorga la Gracia de la purificación, para que las manchas más impuras sean removidas, los caminos que las almas deben transitar sean purificados y ellas reciban el impulso para entregarse al Amor de Dios.
María Santísima les entregó la posibilidad de aspirar a representar Su Corazón Inmaculado, con la tarea de proteger y salvaguardar a todos los discípulos de Cristo, de cuidar de Sus hijos e hijas más jóvenes, para que aprendieran a seguir las huellas de Su Maestro y Señor y vivir Su Santa Voluntad.
La Virgen María también les ofreció a las Madres la misión de llevar en sus corazones los sufrimientos y pruebas de todos Sus hijos e hijas de la Orden Gracia Misericordia, para que pudieran ser aliviados en su camino de consagración. De la misma forma, Nuestra Señora les encomendó que oraran por todos los sacerdotes del mundo.
Es posible entrar en la Iglesia Celestial de Cristo cuando el orante adora el Sagrado Corazón de Jesús a través del Santísimo Sacramento y, por medio de esa unión perfecta, es llevado a descubrir la comunión interna con Nuestro Señor. Así, renueva su fe y confianza en lo Divino.
Asociación María
Fundada en diciembre de 2012, a pedido de la Virgen María, Asociación María, Madre de la Divina Concepción es una asociación religiosa, sin vínculos con ninguna religión institucionalizada, de carácter filosófico-espiritual, ecuménico, humanitario, benéfico, cultural, que ampara a todas las actividades indicadas a través de la instrucción transmitida por Cristo Jesús, la Virgen María y San José. Leer más