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Mis queridos hijos:
Mientras sus voces, una vez más, se unen al afluente infinito de la Misericordia de Mi Hijo, los poderes celestiales pueden volver a interceder una y otra vez por las causas urgentes, principalmente cuando a través de la recitación de la Divina Misericordia se mantienen abiertos los portales espirituales que ayudan a las almas y a todas las situaciones que viven, por intermedio de una Gracia expiatoria que concede la liberación de las cadenas y de las prisiones del mal.
Pero esto no significa, queridos hijos, que todo termine; porque en este tiempo de batalla espiritual, los ángeles del Señor, especialmente los ángeles de la Misericordia, intervienen para que, por los méritos alcanzados por el Sagrado e Insondable Corazón de Jesús, todas las almas posibles sean consideradas como almas rescatables ante Dios.
Queridos hijos, comprendan así que, en cada momento o instancia en la que pueden estar reunidos para orar, deben tener muy presente que espiritualmente no solo se abre la oportunidad de que el Reino de los Cielos interceda, sino también de que sus propias situaciones internas encuentren un sendero de paz para ser resueltas.
Queridos hijos, todo esto es posible por los méritos infinitos que Mi Amado Hijo alcanzó a través del poder inexplicable de Su Sangre derramada y de Su Vida entregada por la redención de todo el género humano.
Unirse a los afluentes de la Misericordia es librarse significativamente de todo posible juicio espiritual, personal o planetario, porque los méritos de Cristo justifican los errores cometidos y liberan a las consciencias de toda condición humano-espiritual.
Es momento de que cada uno de Mis hijos comprenda y, sobre todo, viva los méritos que Cristo le otorgó a la humanidad.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre, la Virgen María, Rosa de la Paz y Madre de la Misericordia
Relato del Mensaje
Hermana Lucía de Jesús:
Hoy, fuimos a recibir a San José en la Casa Nuestra Señora de los Pobres y, durante la oración y el cántico que estábamos haciendo para recibirlo, percibimos una energía muy linda, un canal que se fue abriendo en toda el área de la pared de la casa y del altar en donde está el cuadro de María, el de Cristo y el de San José.
Era un portal que se iba abriendo hacia el Reino Celestial, un espacio donde había muchos coros de ángeles, ¡muchos! En todos los niveles de las dimensiones que iban apareciendo, cada una de las puertas, una dentro de otra, tenía diferentes niveles de coros de ángeles que creaban un camino hacia la Consciencia Divina.
En el final de ese camino, había una Fuente de energía pura, que comenzaba a descender sobre nosotros como si fuera un río, un manantial , un agua cristalina, pero era de energía.
Ella venía descendiendo de ese portal, de esa Fuente pura, cruzando todas las dimensiones, y cuando llegaba al lugar donde estábamos recibiendo el Mensaje, esa agua primero tocaba nuestra propia consciencia, trabajaba con nosotros, nos limpiaba, nos purificaba y nos traía esa energía de Gracia y de paz. Después, traspasaba nuestros seres y llegaba a todos los espacios planetarios, sobre todo a la ciudad de Carmo de Cachoeira y a Brasil. Era algo que venía y no tenía fin, fluía sin fin.
Después de un tiempo, San José apareció en el fondo de ese portal. Él venía caminando por esa Fuente de agua cristalina y cuando llegó hasta donde estábamos, esa Fuente se fue transformando en otro espacio y la Casa de Nuestra Señora de los Pobres fue tomando otro aspecto, como una casa mucho más simple, con paredes de piedra. Adentro había algunos muebles, algunos de madera, otros de piedra, y San José decía que esa era la Casa de la Sagrada Familia de Nazaret.
En esta casa, había diferentes portales hacia el Universo, hacia el Infinito, portales que se coligaban con la Consciencia Divina, con la Vida Universal y sus misterios, y muchos ángeles y arcángeles cruzaban esta casa.
San José decía que la Casa Nuestra Señora de los Pobres tiene un vínculo de una coordenada espiritual con esa Casa de Nazaret, que aún existe en los mundos internos, en los niveles internos y espirituales de consciencia.
Entonces, mientras Él iba hablando, contando las experiencias de la Sagrada Familia, esas experiencias iban apareciendo allí a través de imágenes, y esos códigos de las experiencias que la Sagrada Familia vivió, tocaban nuestras consciencias, nuestros seres.
Después de esto, Él comenzó a transmitir el siguiente Mensaje:
Como un manantial desconocido para los corazones humanos, la Gracia fluye abundantemente cuando las almas oran en los lugares consagrados por el Inmaculado Corazón de María.
Aquí, hijos, en este Punto de Luz, donde los Sagrados Corazones encuentran reposo, existe una coordenada espiritual sagrada que une este lugar con la Sagrada Casa de Nazaret, donde el Niño Jesús, la Virgen María y Mi Casto Corazón aprendieron sobre el amor, la caridad y los misterios celestiales.
En esta Santa Casa, Nuestros Corazones se expandieron y Nuestras Consciencias vivieron una ampliación hasta entonces nunca experimentada por la consciencia humana. En Nazaret, vivimos los primeros pasos de la trascendencia y de la iniciación de la unión con el Divino, la escuela de la intercesión, el misterio de la humildad, el poder del silencio y la Gracia de la caridad.
Por eso, aquí, en este lugar sagrado, estas mismas dádivas están disponibles para los corazones que oran, adoran y contemplan los misterios de la vida de Cristo y de Su Sagrada Familia.
En este lugar, los ángeles del Arcángel Gabriel aguardan con fervor las oraciones misericordiosas e intercesoras de las almas suplicantes, para que así puedan llevarlas como méritos a los Pies de Dios, en nombre de los que más las necesitan.
El planeta, hijos, necesita equilibrio y oración, necesita de almas despiertas que le den prioridad a esta sagrada misión, oculta y silenciosa, de interceder por el mundo y por sus Reinos. Por eso, les pido y con amor les digo que vivifiquen sus oraciones con el esfuerzo sincero del corazón y no dejen que las Gracias abundantes del Corazón de Dios permanezcan en los Cielos, sino que sean vertidas sobre la Tierra a través de las compuertas celestiales que se abren al sonido de los corazones sinceros que elevan sus plegarias a los Cielos.
Generen méritos para el equilibrio del planeta y de este lugar sagrado. Como ondas de Luz, sus oraciones intercederán por esta ciudad, por este país, por este continente y por este planeta, siempre y cuando sean constantes y perseverantes en su camino espiritual.
Cuando asuman con amor y responsabilidad el compromiso de sustentarse en su camino espiritual, percibirán, hijos, que recibirán todas las respuestas que buscan, la cura por la que claman, el equilibrio en sus purificaciones, la trascendencia de sus miserias y la ascensión de la consciencia.
Este es un camino largo que debe ser recorrido con la llave de la constancia y, cuando menos lo esperen, sus consciencias alcanzarán la unión pura y simple con Dios, aun en tiempos de tribulación.
Sean perseverantes y constantes, y todo les será dado a conocer.
Tienen Mi bendición para esto.
Su padre y amigo,
San José Castísimo
Serie: Los árboles secuoyas - parte I
Los árboles son la vida del planeta y ellos regeneran a todo ser viviente, tan solo con su presencia vegetal.
Los árboles secuoyas son la mayor manifestación del Poder y de la Voluntad de Dios. Ellos atraen hacia la Tierra la materialización de la Divina Voluntad. Ellos expresan la Voluntad en su crecimiento, expansión y belleza; por esa razón son tan grandes y altos, para que la consciencia humana recuerde que es así como debe alcanzar a Dios, para que pueda vivir Su Voluntad y no la propia y que el espíritu no pierda la ardiente aspiración de elevarse y de transformarse conforme el Plan lo necesita, para que todo en este Universo se vuelva a recrear.
Los grandes árboles son los guardianes de los portales cósmicos que ingresan a la Tierra a través de los planos internos, para tornarla cada vez más elevada y próxima a la realidad superior.
El árbol secuoya representa al Espíritu Sagrado de la inmortalidad del alma y de la evolución de la consciencia, bajo el principio de la rectitud del bien y del servicio.
¡Les agradezco por guardar Mis Palabras en el corazón!
Los bendice,
Su Maestro y Señor, Cristo Jesús
Las esferas celestiales deben estar, cada día, más vivas dentro de ti. Tú, hijo, debes ser el portal hacia el Infinito, el puente hacia la Consciencia Divina.
Mientras el Tiempo de Dios no llegue a ocupar el lugar del tiempo del mundo y las almas permanezcan en la ilusión de sus confusas vidas, habrá batallas y habrá conflictos entre los planos y las realidades que cohabitan en el planeta.
Por eso, te digo que tu unión con lo que es real se debe consolidar desde adentro hacia afuera, desde lo profundo de tu ser, para después llegar al mundo.
Cuando oras, cuando buscas a Dios en silencio, cuando te unes a los sonidos de lo sagrado, cuando adoras a tu Señor en Espíritu y en la Eucaristía, creas caminos y formas para que tu consciencia profundice en vibraciones más elevadas y para que tu esencia pueda reconocer y expresar las esferas celestiales.
Por eso, mantén tu corazón en lo Alto. Permite que se profundice en ti el contacto interior con el amor, la Gracia y la realidad divina.
Que se abran los ojos de tu espíritu y el sentir profundo de tu corazón, porque siendo así, hijo, estarás en paz y fuera de las dimensiones del conflicto que se expanden por el mundo.
Tienes Mi bendición para esto.
San José Castísimo
Ingresa en las esferas celestiales a través de la adoración al Cuerpo Eucarístico de Cristo. Deja que el Pan se revele como parte consagrada de tu Señor y encuentra en Él a los espejos y a los portales.
Ve tu esencia reflejada en Aquel que se da para ser adorado y, en el silencio de tu corazón, vive la revelación de la Alianza, siempre nueva y eterna, sellada por Cristo para que tu consciencia trascienda la condición humana y viva Su Propósito Divino.
Adorar al Cuerpo Eucarístico de Cristo, en profundidad, es vivir la revelación de la unidad entre Dios y los hombres, entre el infinito Cosmos y el microcosmos en tu interior. Allí es en donde la verdad se revela, en donde los velos rasgados se abren como los telones de un teatro que tuvo su fin, y los personajes dejan de existir para mostrar su verdadera faz.
No solo contempla y adora a la Eucaristía, hijo, sino, como un imán espiritual y divino, deja que ella venga a tu encuentro y ve tú también al encuentro de ese portal hacia el Corazón del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
Entonces, al ingresar estarás en el Tiempo eterno de Dios y podrás reconocer quién eres.
Contempla, en la Sagrada Eucaristía, a la Iglesia Celestial de tu Señor. Que ella misma revele lo sagrado que hay en ti.
Comprende así que hay misterios infinitos, no solo en lo oculto y en el silencio de las dimensiones invisibles de la vida, sino también, hijo, en aquello que te fue entregado como Gracia y ceremonia y, más que eso, en tu propio ser, en tu propio cuerpo, alma, espíritu y corazón hay misterios que debes develar.
Contempla en la Sagrada Eucaristía la puerta que te conduce a esa revelación celestial para que ya no existan misterios.
Tienes Mi bendición para esto.
San José Castísimo
Compañeros:
Cuando las almas se colocan, con sinceridad, a orar por una situación difícil, el Universo siempre responderá y los ángeles, y todas las huestes, disolverán aquella interferencia invisible que se está alimentando de la indignación y de la furia de las consciencias.
Por eso, la oración grupal, independientemente de estar o no físicamente reunidos, promueve el movimiento operativo y angélico de ir en busca de aquellas causas que generan desarmonía y rebelión en las personas.
En este tiempo, esa oración operativa mantendrá los portales abiertos y los infiernos cerrados, para que las almas no se vean incitadas a llevar adelante acciones de las cuales después se arrepentirán el resto de sus vidas.
Aunque después de haber orado mucho tiempo, si aparentemente no sucede nada o todo sigue igual, no se alarmen ni tampoco se cuestionen, porque verán el poder y los frutos de la oración realizada y cuántas situaciones se verán beneficiadas por haber hecho la oración con el corazón.
Manténganse firmes en ese propósito, porque no solo estarán protegidos sino que también tendrán sabiduría para poder proceder.
¡Les agradezco por guardar Mis Palabras en el corazón!
Los bendice,
Su Maestro y Señor, Cristo Jesús
En las altitudes mayores de los Andes colombianos existe un lugar multiespacial en el que la propia naturaleza y las altas y frías montañas generan un ecosistema diferente a cualquier otra superficie de la Tierra.
Es así que, en esa relación física y espacial, se establecen lo que llamamos puertas internas, que no son visibles a los ojos físicos, pero que excepcionalmente, ellas se pueden mostrar o aparecer en un área determinada en forma de una intensa y característica concentración de luz y de colores.
Esas puertas que están en las mayores altitudes sirven de pasaje para consciencias angélicas, dévicas y elementales, como también sirven para el traslado de ciertas operaciones internas que dichas consciencias realizan para mantener el equilibrio no solo espiritual, sino también material del lugar en donde se establecen esas condiciones especiales.
Las puertas que se encuentran en lo alto de los Andes colombianos son accesos naturales a estados de consciencia superiores y cósmicos, ya que la misma región montañosa y el espacio del Retiro que se manifiesta favorecen la expresión de esos lugares sagrados, en donde el hombre de superficie podrá reencontrar el sentido de haber encarnado y la razón de cumplir una parte del Plan de Amor.
Colombia aún es desconocida espiritualmente, pero el contacto con su esplendorosa naturaleza es un puente para que el ser humano perciba y reconozca que la vida no es solo material.
¡Les agradezco por guardar Mis Palabras en el corazón!
Los bendice,
Su Maestro y Señor, Cristo Jesús
No existe mayor fuerza espiritual que la Fe de Mi Corazón, porque en Mi Fe Yo los sostengo, los guío y los protejo de todo mal o adversidad.
La Fe de Mi Corazón, en ustedes, es capaz de disipar cualquier situación que se oponga a la Voluntad del Padre porque la Fe de Mi Corazón, en ustedes, fue lo que Me permitió llegar hasta lo alto del Monte Calvario y sobrevivir por el poder humilde que Me daba la Fe.
Sea la Fe de Mi Corazón el portal que los conduzca a Dios y así podrán, con confianza, dar los pasos en la Escuela del Amor y del Servicio.
Que la Fe de Mi Corazón, en ustedes, ilumine los espacios, consciencias y lugares por donde vayan, para que el Amor Crístico colme a los corazones que sufren y que perdieron la fe.
Que la Fe de Mi Corazón, en ustedes, les demuestre la fuerza poderosa que tiene la devoción y que, en alabanza a Dios, lo más profundo de ustedes pueda ser curado para que la humanidad también sea curada de todo lo que vive.
Por la fuerza de la Fe de Mi Corazón los bendigo y les doy la Paz.
¡Les agradezco por guardar Mis Palabras en el corazón!
Los bendice,
Su Maestro y Señor, Cristo Jesús
Quiero que a pesar de cualquier circunstancia o situación no dejes de sonreírme, porque nadie más que Yo conoce el poder de las pruebas sobre ti y la importancia que ellas tienen para transformar completamente tu vida.
Por eso, no te dejes caer ni desanimar. Yo Soy la fuerza que todo lo sostiene y todo lo impulsa para llevar adelante los Designios de Dios.
Anímate a sonreírme todo el tiempo, aunque tu corazón no lo sienta. Yo Soy quien puede darte esperanza. En Mí está la libertad de tu prisión y el fin del cautiverio.
Nada de lo que hoy te suceda es por casualidad, todo tiene un motivo. Por eso, en confianza, afírmate en Mí y todo lo conseguirás. Podrás elevar tu consciencia a través del profundo sentimiento de Mi Amor y así verás con otros ojos todo lo maravilloso y verdadero que Yo realizo en la vida de los que Me siguen.
No amargues tu consciencia, siente en ti el resplandor de Mis Rayos acariciando lo más íntimo y secreto de tu alma, haciendo de cada parte de tu ser un espacio interior de consagración para Dios.
Vuela, vuela hacia Mí con las alas del alma y nunca dejes de ver cerca de ti el gran portal, la gran meta casi realizada.
¡Les agradezco por guardar Mis Palabras en el corazón!
Los bendice,
Su Maestro y Señor, Cristo Jesús
Del Libro Espiritual de los Secretos de Dios - Parte I
Y fue en aquel tiempo, en el que su Maestro y Señor, después de haber caminado junto con los doce, llamó a tres de Sus apóstoles para que subieran al monte Tabor y bajo una coyuntura divina, solar y cósmica, conocieran la verdadera Faz del Hijo de Dios.
Hoy, Yo les cuento que no solo los tres apóstoles conocieron quién era Yo en verdad, sino que también muchas consciencias más participaron de ese acontecimiento en el que, a través de un cruce y de una unión perfecta entre el Cielo y la Tierra, un gran portal se abrió y así llegaron Moisés y Elías, que en sus aspectos transfigurados se mostraron para los tres apóstoles.
En ese momento, una forma de alquimia espiritual y una fusión de Leyes inmateriales se establecieron para sostener esa importante manifestación lumínica del verdadero aspecto del Hijo de Dios.
Fue en lo alto del monte Tabor y, por única vez, que los Míos vieron a su Señor en el aspecto glorificado y cósmico, aspecto que su Señor concibió antes de encarnar en este mundo como el Mesías.
En ese acontecimiento, todos los átomos y células de su Maestro resplandecieron y, a través de Su Cuerpo etéreo, Él mostró su aspecto transfigurado en forma de visión para los apóstoles y para todos los que estaban allí presentes.
Por un momento, el Universo espiritual concedió la revelación de ese secreto que hasta ese momento nadie conocía, porque la finalidad de esa revelación era que los más cercanos al Redentor fueran fortalecidos para que, cuando las pruebas más complejas llegaran a la vida de cada uno así como llegarán a cada uno de ustedes, aprendieran a profundizar en el amor.
¡Les agradezco por guardar Mis Palabras en el corazón!
Los bendice,
Su Maestro y Señor, Cristo Jesús
Que Mis últimas Palabras escriban el triunfo de Mi Amor en el libro de tu alma.
Que, en este nuevo ciclo, tu memoria recuerde el pasaje de cada instrucción entregada y que tu espíritu se enriquezca con los impulsos de luz enviados por Mi Corazón.
Que cada uno de Mis mensajes te sirva de aliento, te fortalezca y te dé esperanza para que, algún día, cuando estés ante el portal de Mi Presencia, tu consciencia se entregue definitivamente a Mí, con amor y con confianza.
Deja que Mis últimas Palabras no solo se escriban en el libro de tu alma, sino que también cada vibración emitida por Mi Voz colme hasta el recinto más profundo de tu ser para que aprendas, a través de Mis Mensajes, a estar en comunión Conmigo.
Aún atravesarás desiertos. Aún sentirás la soledad.
Aún te encontrarás con el trago amargo de la hiel, como el que Yo bebí por última vez en la Cruz.
Pero nunca te sentirás abandonado, despreciado u ofendido, porque si de verdad siempre estuviste Conmigo, cada prueba será una oportunidad de dar un nuevo paso.
Has renunciado para seguirme. Le has entregado tu familia a Dios para seguir Mis pasos y, después de haber vivido y experimentado tantos desafíos, hoy estás aquí, ante Mí.
Sé lo que significa para ti dejarlo todo. Sé lo que significa para ti entregarlo todo.
No olvides que Yo fui un hombre como tú, que vivió en carne propia el abandono y la soledad del corazón.
Pero Aquel que está por encima de todo, Aquel que está más allá de todo, siempre te colocará en Sus Brazos, porque sabe que eres frágil, pequeño e inexperto.
El Padre Celestial siempre te dará Su Amor para que lo vivas.
Mis Palabras graban en tu alma los tesoros internos, los que te prepararán para que algún día, próximo, Me puedas reconocer. Y en ese día, sin adversidades, sin sufrimientos y sin angustias puedas sentarte a Mi Mesa para compartir el Pan de la Vida y de la Renovación.
Recuerda que siempre quiero estar en ti.
Necesito un refugio para aliviarme y fortalecerme ante todo lo que veo en el mundo.
No te separes de Mí.
¡Les agradezco por guardar Mis Palabras en el corazón!
Los bendice,
Vuestro Maestro, Cristo Jesús
El sentimiento de Amor de Mi Corazón en el Nacimiento de Jesús
Desde Mis primeros años de vida, y antes de ellos, fui preparada por Dios para cumplir con Su Voluntad y manifestar Sus promesas, esas que estaban guardadas en las palabras de los Profetas, en los Libros Sagrados de nuestro pueblo.
Mi Corazón amaba al Señor con todo fervor y ese mismo Amor permitía que en Mis oraciones Mi Consciencia cruzara las dimensiones para estar delante de Dios.
Contemplaba, así, esa Fuente eterna de Vida y Su Silencio. Observaba cómo toda la vida se renovaba a través de los rayos, sonidos y colores que partían del Corazón de Dios y que eran conducidos por los ángeles y arcángeles hacia los diferentes Universos.
Mi Corazón solo aspiraba a silenciarse con Dios para estar allí, en aquella dimensión de la consciencia, en donde todo era quietud y paz.
Fue así que, contemplando la Consciencia Divina, el Creador Me reveló los misterios de Su Creación; Me mostró el momento en el que Su Amor se expandió y dio origen a la vida manifestada a través de las dimensiones; Me mostró el momento en que eran creados los primeros Espejos del Cosmos y cómo ellos servían para conducir el Amor y la Voluntad Divina hacia todo lo que había sido creado.
En Su Silencio, el Señor Me reveló la gracia de la expresión de la Divina Trinidad y cómo nació, de Su Corazón, Su Divino Espíritu y Su Hijo. Y, al fin, a través del Arcángel Gabriel, el Creador Me reveló que Su Amor se manifestaría en la vida como cuerpo, alma y espíritu humano, ocultando todo ese misterio antes revelado.
Delante del Arcángel Gabriel Mi Corazón se expandió y todo el Cosmos y las realidades sublimes que antes Yo contemplaba delante de Mis ojos, a través de los portales de luz que se abrían en el cielo, ahora comenzaban a ingresar en Mi interior; en Mi Vientre se guardaba todo ese misterio divino.
Primero el Creador hizo morada en Mi Corazón; después en Mi Consciencia y, entonces, en Mi Cuerpo, haciendo que todos los niveles de Mi Ser experimentaran Su presencia divina.
Cuanto más Yo vivía a Dios, más Yo Me silenciaba, porque Su Amor inundaba Mi Ser de forma que no había lugar para expresiones Mías, sino solo de Dios.
Cada día que pasaba, y que el Niño Dios crecía en Mi Vientre, era como contemplar otra vez la Creación de los Universos, la manifestación de los Aspectos de Dios, el nacimiento de los ángeles y de los arcángeles a través de los más puros sentimientos del Padre. Pero en aquel momento, hijos Míos, eso sucedía dentro de Mi Vientre.
Un Cosmos interior despertaba en Mi cuerpo físico y todo lo que Yo era, como parte de la vida humana, se transformaba en un Espejo de la Consciencia Divina. El Espíritu de Dios se espejaba en Mí y, así como Él le dio la vida a todo lo que habitaba en el Universo, ahora Él gestaba una vida nueva en Mi Vientre Materno.
Expreso hoy con palabras lo que fue vivido en el silencio para que sus corazones participen de los misterios de la vida y los amen, a fin de que busquen la verdad sobre sí mismos.
Cada día de Mi gestación fue acompañado de una revelación divina y Mi Espíritu se regocijaba en Dios, en la eterna presencia de los ángeles, como si Mis pies ya no tocaran la Tierra, sino que vivieran constantemente en la renovación de la vida en las dimensiones divinas.
Mi Casto Esposo José acompañaba Mi silencio y también se silenciaba. Eso le permitía comulgar de los misterios, a pesar de que Él no los comprendía y no los vivía con la misma profundidad.
En el Camino hacia Belén, Yo acompañaba con amor cada prueba que Él vivía y, en Mi silencio, dejaba que la humanidad se transformara y se convirtiera a través de Su Casto Corazón. Ya llegaba el momento en que el Espíritu de Dios inundaría Su Corazón y, sabiendo que todo tiene su tiempo, Yo solo silenciaba y dejaba que el Amor de Dios, que pulsaba en Mi vientre, se expandiera hacia Su humilde y fiel Corazón.
El Nacimiento de Cristo fue sentido por Mí como una nueva Creación, una nueva expansión divina. Mi Consciencia se trasladó al Cosmos y, viendo al Dios Único multiplicarse, sentía a Su Hijo nacer y expresarse en la materia.
Los ángeles cantaban gloria y aleluya y emanaban sonidos jamás escuchados en la Tierra. El Silencio de Dios se expandía como ondas de amor y todo eso Yo lo sentía en Mi Corazón.
Tener a Mi Hijo en los brazos Me hizo compartir el Amor de Dios al multiplicarse. El primer sentimiento de maternidad de toda la vida provenía de Su Corazón. Y, como algo sublime e indescriptible, un sentimiento renovado de Amor, un Amor que no vivía en la Tierra, Mi Corazón vivió una nueva expansión de luz.
Sientan, hijos Míos, este Amor que se guarda en la memoria de Mis palabras y dejen que, en este día de gloria, esta expansión de Amor viva, en algún grado, dentro de ustedes.
Hoy les revelé los más profundos sentimientos de Mi Corazón y con palabras simples les di a conocer aquello que no se explica, sino que solo se vive.
Para comprender verdaderamente lo que les digo, deben dejar que Mis palabras ingresen en sus corazones y originen un estado nuevo dentro de cada uno de ustedes.
¡Les agradezco por confiar en los impulsos que provienen del Cielo y por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Queridos hijos cantores e instrumentistas:
En este día de un nuevo encuentro, que sus voces e instrumentos se eleven a Dios para seguir implorando y clamando por la redención del planeta.
Que los Cielos desciendan a la Tierra a través del portal interior que hoy abrirán sus corazones.
Que el Padre Celestial nuevamente escuche todo su ofertorio musical para que, por medio de ese impulso de amor de Sus hijos de la Tierra, Él derrame toda Su Misericordia Infinita sobre esta necesitada humanidad.
Hijos, que hoy se establezca de manera simple, pero profunda, esa unión esencial entre sus almas y el Creador, a fin de que a través de este encuentro de música los atributos de la paz, la armonía, el amor y la fraternidad estén presentes en las consciencias de todos los seres humanos.
En esta noche de gala, en la que sus espíritus podrán brillar más que cientos de estrellas, que sus almas se unan en una sola hermandad, en un mismo amor y en una misma fraternidad para que todo lo que hoy será humildemente ofrecido se irradie al planeta y las necesidades espirituales e internas de los pueblos, de las razas y de las naciones, sean suplidas.
Queridos hijos, hoy nuevamente los estaré acompañando en la unidad y el bien para que, con la ayuda de los ángeles, los frutos de este especial encuentro de música puedan ser colocados a los Pies del Padre Celestial y el mundo entero reciba Misericordia y expiación.
Hijos amados, que sus voces vibren y se eleven en el amor, ante la posibilidad de poder cantarle a Dios, a la vida y a todas las almas que necesitan despertar del sueño profundo de este tiempo.
Hijos amados, que en todo esté su corazón, como lo ha estado en los últimos tiempos.
Que cada nueva gala sea una oportunidad de renovación y de confirmación de su fe para con la Obra de la Jerarquía.
Hoy les dejo Mi Paz, sabiendo, desde ahora, que todo lo ofrecerán de corazón por la cura y la redención de esta raza.
Los bendigo y les deseo una bellísima gala de música para esta noche especial.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Medita en la esencia de la vida. Cierra los ojos y, con respiraciones profundas, ingresa en lo profundo de tu ser, en tu corazón. Imagina tu cuerpo físico, tus células y átomos, esos sistemas que, con perfección, te dan la vida.
Adéntrate en lo que tú eres, comenzando por la expresión de tu alma en la materia de tu cuerpo. Comienza a penetrar más profundamente en tu corazón y descubre que, más allá de la materia, hay vida.
Encuentra en ti la puerta hacia tu propia alma, hacia tu espíritu, hacia tu esencia. Contempla en lo más profundo de tu corazón una luz brillante y pura, una esencia divina, y permanece en silencio delante de ella. Siente su pureza y su luz cristalina que brilla independientemente de lo que haya a su alrededor.
Ingresa en esa luz dentro de ti y observa cómo ella está formada por muchas otras luces más pequeñas y semejantes, pero de una pureza desconocida. Su brillo no tiene un color que puedas distinguir, porque no existe en la naturaleza ni en la imaginación de los hombres algo que se asemeje a ella.
Ingresa más profundamente en esa luz, compuesta de pequeñas luces, y ve tu consciencia inmersa en ella, como si te sumergieras en una luz profunda que deslumbra tus ojos, pero que colma tu corazón.
Adéntrate en esa luz sin fin y percibe que las pequeñas luces que la formaban se van volviendo grandes cuando las comparas con tu consciencia. Ve que entre ellas se va abriendo un espacio de color azul profundo como el Cielo en la noche. Las pequeñas luces que formaban tu esencia comienzan a esparcirse en ese infinito. Contempla a los soles, las galaxias y los planetas que surgen delante de tu interior.
Observa, hijo, esto es lo que eres: un principio de una Creación infinita. En tu interior se guarda la puerta hacia el Cosmos. Tú habitas en Dios, así como Él habita en ti. Y, si encuentras esta verdad, no sentirás más ni vacío ni soledad, porque nada estará separado.
La vida es en tu interior y tú eres en la vida.
Tu Padre y Amigo,
San José Castísimo
A través de Mi Corazón encuentra el motivo perfecto para unirte en espíritu a Dios y, así, poder captar los impulsos de la Fuente Divina.
Mi Corazón es el portal de salvación que, una y otra vez, le ofrezco a los más pecadores para que animados por Mi Amor sientan en su interior el llamado a la conversión del corazón.
Mi Corazón es el Templo de Dios que, incondicionalmente, se abre para recibir a toda la humanidad y así ayudarla a encontrar el camino hacia la luz, la Misericordia y el bien.
Vean, entonces, cuántos prodigios de amor puede realizar Mi Corazón en todos los que aceptan al Señor y dejan que la Fuente de la Divina Misericordia actúe en las almas.
Por esa razón, Mi silencioso Corazón es ese portal para encontrar la cura espiritual tan esperada.
¡Les agradezco por guardar Mis Palabras en el corazón!
Los bendice,
Vuestro Maestro, Cristo Jesús
Mi Corazón paciente se reconforta por los corazones jóvenes que ofrecen sus vidas por Mí y, a pesar de que no tengan consciencia del valor que esto tiene para Mí, Yo los impulso siempre a la renovación de sus sentidos y formas.
En las jóvenes vidas, que se consagran a Mí, deposito Mis preciosos códigos de ascensión y de trascendencia para que ellas alcancen nuevas esferas de consciencia y de madurez.
Mi Corazón se reconforta porque por medio de los más jóvenes que se consagran a Mí completamente, Yo puedo llevar sin obstáculos los planes de Mi Obra y todo se renueva cuantas veces sea necesario.
Por intermedio de los jóvenes que se consagran, se puede abrir siempre un portal de consciencia y de elevación, ya que en ellos se puede gestar el Plan de Dios sin que la mente obstruya el Divino Pensamiento.
Mi Corazón se reconforta en los más jóvenes porque en ellos todo es posible realizar; más aún cuando existe apertura y están libres de resistencias.
Con esa libertad de las almas, que Yo alcanzo, puedo hacer prodigios no solo en esas consciencias, sino también en toda la humanidad.
Mi Corazón se reconforta y se alegra cuando la juventud responde al llamado porque, así, siempre tendré el permiso de guiarlos y de acompañarlos.
¡Les agradezco por guardar Mis Palabras en el corazón!
Los bendice,
Vuestro Maestro, Cristo Jesús
Y ahora, que tus pies descalzos como los Míos caminen en dirección al Portal de la Renovación y que, antes de atravesarlo, todo lo viejo se disuelva en ti para que, una vez que lo hayas cruzado tu corazón espejo y tu alma capten y sientan los impulsos de unión con la vida universal.
A partir del nuevo tiempo y después de haber atravesado el Portal de la Renovación, que tu esencia, tu vida y tu consciencia participen de los impulsos divinos que emanarán Nuestros Sagrados y Eternos Corazones, a fin de que se establezca la nueva y renovada consciencia en ti, para que el pasado y toda experiencia se purifiquen, y tu alma, que es inmaterial e interna, pueda alzar vuelo bien alto para unirse al Creador de todo lo que existe y de todo lo que resuena dentro de este universo.
Que tu consciencia sea la nueva clave redimida, sea esa preciosa nota que compondrá la nueva melodía de la paz y de la redención.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Aquí está el Arca Sagrada de Dios, que guarda los mayores tesoros del Universo.
Ella retornará Conmigo a la Tierra para instituir el nuevo Plan de Dios al momento que surja la nueva humanidad.
Retornaré más brillante que un sol y más luminoso que cientos de estrellas.
Mi Espíritu será tan fugaz como el viento, semejante a la fuerza de los océanos y de todos los mares.
Un Portal del Universo se abrirá sobre la Tierra, y los 144 mil lo sentirán porque escucharán Mi Voz en sus corazones y sabrán que la hora se aproxima.
Será el momento en que Dios habrá declarado Su Justicia sobre el mundo; y los impíos, los injustos, lo sabrán.
Por eso, vengo a ofrecer esta Arca Sagrada como última salvación de la humanidad.
He colocado dentro de ella Mi Sagrado Corazón lleno de espinas para que sea venerado, adorado y reparado por los hombres.
Los ángeles participarán de ese acontecimiento, de la Venida del Hijo del Hombre, y no habrá consciencia que quede sin saberlo, porque Dios ya está poniendo fin a las injusticias humanas, a todo lo que es pecado y a todo lo que está perdido.
Como hice hace más de dos mil años en Tierra Santa, vengo a ofrecer Mi Corazón como símbolo de expiación universal para que las almas encuentren un refugio seguro, para que sepan conducirse en los tiempos que vendrán y no pierdan la posibilidad de ser guiadas.
Con todo esto, vengo a revelarles los misterios de Mi Sagrado Corazón, los cuales no son verdaderamente contemplados ni buscados por todos, en estos tiempos.
Escogí este lugar para hacerlo porque aquí ha venido uno de los Míos; ha venido en Mi Nombre a dejar algo que la humanidad no ha comprendido y que ha convertido esa oportunidad en perdición para muchas almas.
Pero Mi Misericordia es infinita, más grande que todos los océanos y que todo el Universo.
Mi Fuente de Gracia nunca dejará de brotar, pero debo ser obediente a Mi Padre, así como ustedes deben ser obedientes a la Ley y a la Justicia.
Mi Gracia no terminará, pero deberé cerrarla en algún momento. Por eso, en estos tiempos, vengo a fortalecerlos para intentar hacer de sus vidas nuevos instrumentos que puedan corresponder a la necesidad de Mi Plan y de Mi urgente retorno al mundo.
Mientras el mundo sea injusto a todo lo que Yo le he dado a través de Mi Sacrificio y de la Cruz, por la profanación de la Palabra, del Divino Verbo, y de la Eucaristía, aún sufrirá más de lo que espera.
Por eso vengo, con tan pocos, a cambiar los acontecimientos y a hacer de sus encarnaciones un momento de renovación y de esperanza para el mundo.
Quisiera que todos los días Me oraran como Me oraron hoy.
Quisiera que todos los días caminaran hacia el Portal de la Paz así como caminaron hoy, con simplicidad, en amor y en sintonía.
Eso ha permitido que Yo viniera aquí, a recoger los purgatorios que existen en toda Europa.
Cuando sus pies caminan con determinación y firmeza hacia Mi Portal de la Paz, muchas cosas Yo puedo hacer a través de ustedes; y todas las que Yo puedo hacer, son muy desconocidas para la humanidad.
Hoy han permitido que Mi Padre concediera traer hasta aquí el Arca de la Santa Alianza, bajo la veneración profunda de Mi Sagrado Corazón, que está dentro de la misma, como esencia y energía.
Quiero que sus ojos observen el horizonte de Mi Corazón, el Universo de Mi Amor y la Divinidad de Mi Consciencia, y que puedan creer que más allá de todo esto existe algo mayor y verdadero, que el mundo aún desconoce.
Hoy pude dejar en sus corazones las Moradas de Mi Padre, aquellas moradas de las cuales Yo he hablado en el Evangelio, en el Nuevo Testamento.
Quiero que no solo oren por ustedes, sino también por el mundo infiel y egoísta; por aquellos que usan Mi Nombre y el Nombre de Mi Madre para promoverse y hacer creer a muchas consciencias que todo es verdad.
No saben cuánto siente Mi Corazón cuando desvirtúan las cosas, como propósito y como designio celestial.
No tengo nada más para entregarles que Mi Corazón y Mi Vida, Mi Alma y Mi Divinidad.
Aspiro a poder ser en los Míos mucho más de lo que Soy.
Aspiro a poder convertir lo que aún no Me permiten.
Aspiro a poder liberar lo que aún se resiste en ustedes, por miedo o por vergüenza.
Mis Ojos de Misericordia no vienen a ver lo que está mal; sino vienen a ver lo que Mi Padre ha creado en lo profundo de sus consciencias, desde el Principio.
Es por la esencia de las almas del mundo que rezo todos los días, a los pies de una luminosa cruz semejante a esta que está junto a Mi altar.
En esta Cruz Yo di todo por el todo y mucho más de lo que los hombres conocen por historias o por relatos, por experiencias o por visiones.
Dios nunca revelará totalmente Su Misterio, porque sabe que el hombre es débil en la carne y en la tentación.
Pero sí, Él podrá dar todos Sus tesoros y lo que existe más allá de este Universo, a los que tienen fe en Él, a los que creen en Su Palabra, a los que viven en Su Voluntad y la respetan, a los que confían plenamente en Su Misericordioso Amor.
El mundo está muy enfermo de cuerpo, de mente y de espíritu.
¿Quién socorrerá este mundo llagado y lleno de heridas?
Un mundo que sufre como consciencia, a través de la humanidad y de los Reinos que Mi Padre ha creado para su beneficio, para beneficio de Sus criaturas.
Estoy como un árbol, esperando que Me contemplen.
Estoy como las aves, esperando que Me alaben.
Estoy como el mar, para que Me busquen en el silencio.
Estoy en el viento, para que reconozcan la caricia de Mi Amor en todo lo creado.
Mi Amor, que es el Amor de Mi Padre, está en todo, esperando por reparación y cura.
Que los valientes se animen a seguirme.
Que los perseverantes no se cansen de seguir Mis pasos.
Que los imperfectos no se amedrenten.
Que los enfermos crean en el Poder de Mi Cura, y que los pacificadores no dejen de dar la paz, a pesar de lo que suceda.
Porque, en verdad les digo, dichosos serán los que hagan cosas más grandes que las que Yo hice, porque en el Cielo serán coronados por vivir y buscar Mi Humildad; porque en el Universo serán reconocidos como Mis siervos del fin de los tiempos, y como los santos de los últimos días.
Ofrezcan sus pequeños sufrimientos por los que más sufren.
El planeta, como un todo, como consciencia, es el mayor dolor de este Universo.
Retornaré en Gloria para corregir este proyecto humano y esta gran idea, divina e inmaculada, que Mi Padre emanó de Su Corazón al Infinito.
Cuando vean que el mal hace temblar todo y que las mayores dificultades de la Obra se presentan, sepan que Mi enemigo está inquieto, porque estoy dando pasos firmes, camino a Mi Retorno.
Que se enciendan las antorchas de los Nuevos Cristos.
Que se eleven los estandartes de la rehabilitación.
Que en lo alto de los montes se vean las banderas de la paz, porque el fin está llegando, aunque muchos no lo crean.
Refúgiense en el Inmaculado Corazón de Mi Madre.
Oren, adoren y esperen en silencio, porque una señal significativa pasará y no podrán estar distraídos, sin poder verla.
Esa señal indicará el fin del último fin y la llegada del Omega a la humanidad.
Los Libros Sagrados terminarán de ser escritos porque la Mujer Vestida de Sol abrirá el nuevo cofre, en donde las perlas más preciosas de la redención serán presentadas ante los Tronos de Nuestro Señor.
El Arcángel Gabriel anunciará a Sus ángeles el momento de Mi Llegada, y la última trompeta en el Universo Celestial se escuchará. ¡Ay de aquellos que no hagan penitencia!
La Justicia será muy grande por lo que la humanidad ha hecho, pero Mi Misericordia salvará a aquel que se rinda, de verdad, por él mismo y por sus hermanos.
Ya no busquen la paja en el ojo ajeno. Ya no juzguen, ya no critiquen.
Sean misericordiosos como Yo lo Soy, hasta el final de la cruz, hasta que sean traspasados por la Lanza del Amor de Nuestro Padre.
Aun en esa hora, no desistan porque, aunque aparentemente Yo no esté presente, Mi Espíritu Divino siempre estará en aquel que crea y que viva Mi Confianza.
Que esta Arca sea el símbolo de los nuevos redimidos que veneran, pacíficamente, Mi Sagrado Corazón y que lo hacen por una raza perdida e indiferente.
Alegres serán los que así lo hagan, porque nunca les faltará la fe.
El Reino de Dios se aproxima para derramar Su Justicia, y Yo haré todo lo posible y un poco más por los caídos. Que así sea.
Rezaré en estos días, junto con ustedes, para que estas rosas que han traído a Mi Altar sean bendecidas y, al tercer día de este encuentro, se las lleven como un presente de luz de Mi Sagrado Corazón y como parte de la donación de los Reinos de la Naturaleza a la humanidad, una donación incondicional.
Que en esta Maratón oremos por los que no viven Mis Mandamientos, por los que infringen las Leyes del Universo todos los días, por los que son religiosos y espirituales y no son verdaderos, para que el Espíritu Santo abra sus ojos y rompa los candados de sus corazones; para que descienda la Gracia de Mi Misericordioso Corazón y las almas sean rescatadas de sus abismos. Amén.
Mientras Me elevo al Universo con todas las súplicas recibidas, necesito en esta hora que alivien Mi Corazón de todo lo que ve, día a día, de este mundo.
Estoy aquí por los que Me escuchan, por los que Me viven, por los que Me buscan, por los que creen en su Divino Señor.
Necesito que reparen Mi Corazón, hoy, con una canción muy profunda para Mí.
Yo estoy aquí con ustedes, y ustedes, a través de esta canción dirán: Señor, Tú estás aquí, siempre.
Los bendigo con el poder salvador de la Cruz, con la señal luminosa de la redención y de la paz, para que los espíritus impuros sean liberados y para que las almas encuentren la paz, en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
El divino diálogo entre María Santísima y Jesucristo, Su Hijo Amado
María Santísima: Hijo, sabes que las almas en su naufragio necesitan de Tu ayuda. Te pido, Adorable Hijo de Dios, que Te aproximes a los más débiles, que por sus errores y faltas pierden la Gracia de conocerte.
Mira, Querido Hijo, cuántos siguen Tus caminos y se esfuerzan por vivirlos.
Jesucristo: Clementísima Madre, escucho con atención y gracia Tu dulce y amorosa voz, así como la escuchaba cuando aún era muy pequeño y estaba en Tus brazos.
¿Cuándo será el momento en que los hombres se abrirán para conocer el poder de Tu Amor?
Mi Corazón se avergüenza cuando las almas no son dignas de proclamarte y reconocerte como la Madre del Mesías y la Corredentora, porque en este misterio, Tú siempre fuiste la silenciosa mujer de Nazaret que soportó todos los martirios junto a Su Hijo, en profundo silencio.
María Santísima: Sí, Hijo Amado, en Tus palabras se trasluce la verdad y la importancia del mensaje. Mi Paz todo lo alcanza, y no Te aflijas, Santo Rey, porque aún existen corazones verdaderos y santos que Me viven y Me glorifican; en ellos están las bases de la obra que el Padre Me ha confiado, en ellos edifico la verdadera iglesia celestial, libre de bienes y de poderes humanos.
Jesucristo: Es esa iglesia interior que Yo espero proclamar en honor a Mi Padre y por cada criatura de la Tierra que día a día pierde su filiación con Dios.
Santísima Reina de los Cielos, es por esa divina causa que Te he confiado, en Tus manos y Corazón, a toda la humanidad para que Tú, Arca Sagrada del Espíritu Santo, seas el portal por donde todos Tus hijos puedan pasar.
María Santísima: Por eso te ruego, Divino Hijo, que ayudes a Tus rebaños dispersos por el mundo, para que se unifiquen y solo exista un único propósito en cada corazón humano.
Desearía, Amable Señor, que Tú pudieras erguir en cada espíritu Tu verdadera iglesia celestial para que, fundando miles de ellas en los corazones, las criaturas reconozcan que Tú eres el Rey del Universo.
Jesucristo: Amada Madre del Mundo, Tus súplicas son para Mí caricias y ternuras celestiales de una Madre bondadosa e incansable, que nunca descansará hasta ver a todas las almas en el Paraíso.
Tu divina intercesión, Querida Madre, es motivo de Gracia, de Misericordia y de Gloria. Responderé al llamado de Tu Corazón Purísimo, pues Tus santos ángeles Me han hecho saber que en la Tierra tienes ejércitos orantes que están despertando por Tu Amor.
María Santísima: Sí, Glorioso Hijo, en la Tierra están despertando nuevos ejércitos, rebaños Tuyos que estoy congregando para que finalmente sigan un único camino: el camino del amor.
Por eso, Precioso Rey, estoy pidiendo a todos los ángeles y, especialmente al Ángel de Portugal, que reúnan a todas las consciencias angélicas para que la divina obra de redención se realice en todos los corazones aún no redimidos.
Por eso, revisto con Mi manto celeste a cuantos aceptan Mi convocatoria, pues Mi más íntimo deseo es que Tu Corazón sea glorificado para que el Padre sea glorificado y los acontecimientos cambien.
Jesucristo: Comprendo, Santísima Madre, el propósito que llevas adelante, por eso reforzaré Tus ejércitos angélicos para que las almas sean retiradas de la ilusión y del engaño terrenal.
Enviaré a más consciencias ultraterrestres para que los corazones despierten y sean portadores del Proyecto de Dios, el que Nuestro Amado Padre ha pedido que sea realizado en este tiempo.
María Santísima: Por eso, Hijo Primogénito, sembraré flores en jardines internos para que las almas sientan la existencia de su pureza original.
Verteré gracias inexplicables en corazones que no las merecerían, para que ellos se reconozcan dignos hijos de Dios. No dejaré, Bendito Hijo, que nadie parta de este mundo sin tener consciencia de que el amor todo lo puede cuando el corazón se abre para experimentarlo.
Jesucristo: Es ese misericordioso amor, Divina Madre del Cielo y del Universo, que aún no es vivido ni aceptado. Es el amor de Mi Corazón manso, que derrama Su Sangre de luz sobre el planeta y que todavía espera ser apreciado por todos los hombres.
Es ese amor celestial que espera ser aceptado por cada consciencia, especialmente por aquellas almas que nunca conocieron el amor. Mi Corazón se glorifica cuando los corazones viven los sacramentos y, más aún, Mi Corazón se llena de gratitud cuando las criaturas responden al llamado del Cielo, sea cual sea.
María Santísima: En Tu divina plenitud, Amado Jesús, las almas encuentran su fortaleza y las puertas a la redención se abren tantas veces intentando que las consciencias terrestres las puedan cruzar.
Por eso te ruego, Queridísimo Hijo de Dios, que ayudes con Tu bondad y Misericordia a todos los que las necesitan, para que se animen a dar el paso y ya no pierdan tiempo ni espacio en la superficialidad de la vida.
Prometo, Santo Hijo, que Mi donación y amor abrirán los caminos para que Tus rebaños puedan pasar.
Jesucristo: Es una infinita gracia escuchar Tu casta y dulce voz, la que proclama sin cansancio el triunfo de la esperanza y del amor que tanto necesita el mundo.
Tu Corazón amoroso se entrega por entero en las manos de los imperfectos y Él no teme ser rechazado porque Tu confianza en el Padre no tiene límites ni barreras.
Haz, Santa Madre Mía, que cada hijo Tuyo se anime a cruzar el portal, para que finalmente Yo encuentre en Tu regazo a los que tienen sed de Mí. Calma cada corazón y resucita en espíritu a los que aún deben elevarse al resplandor del Reino de Dios.
María Santísima: Apreciado y honrado Hijo Mío, es una gracia cumplir con Tus designios, porque en Tu Corazón se guarda la máxima Voluntad de Dios, la que los corazones de la Tierra deben aprender a vivir para que el Propósito divino se cumpla.
Por último Te suplico, Amado Hijo, que cada criatura de este enfermo planeta pueda despertar al Propósito, que los velos caigan de la consciencia y que todos los que están ciegos espiritualmente puedan ver y así cumplir con Tus sagradas peticiones.
Jesucristo: Haz saber al mundo, Madre Querida, que ya estoy retornando y que Mi hora se aproxima. Haz saber que las almas deben arrepentirse y perdonarse las unas a las otras, para que abandonen la soberbia y la indiferencia humana.
Haz saber que Me complazco, Santa Madre, en los que se esfuerzan y cumplen en obediencia Mis pedidos, porque así Yo construyo Mi iglesia interior en los corazones.
Haz saber al mundo, que el gran y esperado Juicio de la humanidad está cerca y que todos deben rezar por las agresiones causadas en el transcurso de los tiempos a toda la raza y a los Reinos de la Naturaleza.
Haz saber, Madre Celestial, que pondré fin a muchas cosas.
Queridos hijos, este segundo diálogo fue vivido en el Reino Celestial con Mi Amado Hijo y hoy lo comparto con todos para que lo estudien.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los ama,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Hijos:
Cuando les hablo de la vida universal, muchos miran a su alrededor y ven la distancia abismal que existe entre lo que les digo y lo que viven como humanidad.
La aproximación a la vida universal debe darse primero en la consciencia; porque les digo que, para muchos, será de un día para otro que las barreras de la ilusión caerán por tierra y la Verdad se hará visible a los ojos humanos. Aquellos que siempre la ignoraron temerán y creerán que están locos; aquellos que tenían una mera idea sobre ella, temerán y no ingresarán en los portales que se abrirán frente a sus ojos; y aquellos que la conocen y que la viven, la esperarán y, ansiosos por encontrarla, la reconocerán delante de sus ojos y cruzarán sin miedo los portales que los llevan a una nueva vida.
Crean en lo que les digo, hijos: no es un cuento ni fantasía. Bienaventurados los que se lanzan de corazón a la revelación de los misterios celestiales y que, en humildad, vacían su interior para ser receptáculos de la Verdad universal.
Estén atentos a la guía celestial y traten, con esmero y esperanza, de vivir lo que les decimos. Su padre y amigo,
San José Castísimo
Asociación María
Fundada en diciembre de 2012, a pedido de la Virgen María, Asociación María, Madre de la Divina Concepción es una asociación religiosa, sin vínculos con ninguna religión institucionalizada, de carácter filosófico-espiritual, ecuménico, humanitario, benéfico, cultural, que ampara a todas las actividades indicadas a través de la instrucción transmitida por Cristo Jesús, la Virgen María y San José. Leer más