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En este tiempo de definiciones, hijos, todos los seres, en diferentes grados, están siendo llevados a confrontar en el propio interior la voluntad humana y la Voluntad Divina, el viejo y el nuevo hombre.
Dentro de la voluntad humana se guardan todas las creencias sobre la vida, sobre sí mismos, sobre Dios y Su Plan, sobre la misión personal y cómo llevarla adelante, sobre el conocimiento, la sabiduría, la verdad y la ignorancia.
En la Voluntad Divina se guarda algo profundamente desconocido y silencioso que, con su simple aproximación, derriba muros y estructuras, transforma, modifica y renueva lo que estaba fuera de lugar dentro de los seres.
Pero asegurarse en lo que es desconocido no es cosa fácil de hacer. Dejar transformar sus convicciones más formadas y maduras en la consciencia para caminar hacia algo que no se sabe lo que es, donde la consciencia humana no tiene raíces, sino solo espíritu, es el gran desafío de estos tiempos.
¿Y cómo vivirlo?
No habrá otra forma de cruzar este momento, hijos, sino orando, rindiéndose cada día más profundamente y abriéndose hacia una relación más verdadera con Dios, para que así sepan reconocerlo, aun en lo invisible, aun en el silencio, para que sepan distinguir Su Voluntad, más allá de los gritos de las voluntades humanas.
En este tiempo del planeta, solo se sustentarán con una relación verdadera entre Dios y el hombre. Se trata de la experiencia de la Alianza ya realizada por Cristo y que ahora debe ser vivida por los seres. Pero en la relación con Dios no hay pasado, no hay condición humana, no prevalece la carne, sino solamente el espíritu.
Para pasar por la puerta del Encuentro habrán de vencer vergüenzas, creencias, convicciones, planes personales, voluntades, condiciones, miedos y deseos, metas y aspiraciones. Es en el vacío en donde encontrarán la respuesta y la vestimenta correcta para pasar por la puerta estrecha, donde caben solo el espíritu y el amor.
Oren para comprender lo que les digo. Silénciense para que, en comunión con el silencio, sepan escuchar la Voz de Aquel que, aun habiendo manifestado el Verbo, habla a través del silencio.
Tienen Mi bendición para esto.
San José Castísimo
Después de vivir el encuentro con Dios, de escuchar Sus Palabras y participar de la revelación de Sus Designios, las almas deben, entonces, crecer fortalecidas por las Leyes Celestiales; deben vivir todo cuanto aprendieron y difundir con la vida la Gracia que recibieron a través de sus ejemplos, de su amor y de la emanación profunda de su corazón.
Después de vivir el encuentro con Dios, las almas deben definirse, reconfirmarse y caminar para descubrir la Presencia Divina en el propio interior y, así, oír Su Voz en cada instante de sus vidas.
Cada encuentro con Dios trae un impulso que debe resonar en el interior de los seres y manifestarse en la vida humana a través de las transformaciones profundas alcanzadas por los que escucharon la Voz del Creador.
La Voz de Dios resuena, hijos, y ella no solo debe ser escuchada, sino también hecha carne y vida en todos Sus hijos.
Ha llegado el momento de no solo ser llamados discípulos y compañeros de Cristo, sino, sobre todo, testimoniar Su Presencia y el eco de Su Voz con la propia vida. El Evangelio de los últimos tiempos ya comenzó a escribirse, y él es hecho por las Palabras de Dios y por el testimonio de Sus hijos.
Sean ustedes testimonios de las Palabras de Cristo.
Tienen Mi bendición para esto.
San José Castísimo
La cuaresma, hijos, es un momento de desierto, pero también de encuentro.
Momento de encontrarse con el espíritu de la humildad, con la vastedad del Universo, con las Leyes sublimes que nos hacen pequeños, con el Pensamiento de Dios que nos hace tan frágiles delante de Su Voluntad.
La cuaresma es el momento de caminar en la inmensidad de las Palabras Divinas, escritas en el Libro del Plan de Dios para esta humanidad; de comprender que sobre esas líneas deben caminar, y que las letras del Padre Celestial son como marcas en el suelo, en las cuales sus pies caben perfectamente. Basta seguirlas.
En la cuaresma se derrumban las falsas creencias sobre sí mismos y todas las fortalezas erguidas sobre la arena del ego humano. Todo esto se derrumba; la fragilidad se revela pero también, hijo, Dios se revela.
Deben aprender a vivir la cuaresma, en la que la consciencia se dispone a encontrar lo que es sublime y perfecto, y que, si bien revela toda la aparente miseria humana, les trae la seguridad de la Presencia Divina y la libertad de saber que todo está escrito.
Para aquel que camina en las letras de Dios, a pesar de todas las batallas, desafíos y pruebas, estará el triunfo incalculable del Amor de su Señor, que no tiene medidas en este mundo, sino vastedad.
La cuaresma, entonces, es ese momento de reconocer el polvo y dejar al polvo lo que de él proviene; pero también de reconocer el espíritu y abrir camino para que ese espíritu pueda expresarse en todo lo que son.
Vivan la cuaresma con plenitud; siéntanse pequeños, frágiles, nada, pero sean capaces de entregar esa pequeñez delante de la grandeza de Dios y confesar:
Señor,
reconozco mi fragilidad y miseria,
reconozco mi imperfección e ilusión,
y, hecho completa nada y polvo, aquí estoy,
como ofrenda en el Altar de Tu Espíritu,
para que Él se revele en mi interior,
y que Tu Soplo haga del barro vida,
y que Tu Vida sea plena en mí,
para que me torne Tu instrumento
y Tu Voluntad se cumpla.
Amén.
Esta debe ser la oración de los corazones rendidos delante del desierto, dispuestos, en la cuaresma con el Señor, a prepararse con Él para la cruz del mundo.
Tienen Mi bendición para esto.
San José Castísimo
Cuando tu Señor te llama a Su encuentro, ve, hijo, y no temas caminar sin mirar hacia atrás.
Coloca en Sus manos y en Su corazón todo aquello que a veces pareces abandonar, y sabe, en la certeza de tu corazón, que todo encontrará su camino, su propósito y su espacio en el Corazón de un Dios tan inmenso, que para cada criatura tiene un lugar único y perfecto.
Camina hacia tu lugar en el Corazón de Dios, sabiendo que el propósito de tu vida es seguirlo y estar en Él a cada instante, como Su instrumento, Su amigo, Su compañero, en esta y en tantas trayectorias.
Fortalece tu corazón a través de cada prueba, de cada "sí" para Cristo y de cada "no" para lo que es oscuro. Sabe que tu corazón pertenece a un único Señor y en Él siempre debes estar.
Consolida la fortaleza en tu interior, sabiendo que ella está siendo construida sobre las Manos de Dios. Y ten fe, hijo Mío.
Vientos, lluvias y desalientos pasarán, pero las bases de tu morada permanecerán firmes. Por eso, la única cosa necesaria ahora es colocarte en las Manos de tu Padre y Señor y, obedeciendo Sus designios, encontrar Su más puro Amor por ti.
A través de Él amarás a todas las cosas. Y todas las renuncias encontrarán sentido, y todas las ofertas serán multiplicadas en la mesa abundante de la redención de la vida, donde muchos hambrientos comerán de los frutos de tu servicio.
A veces no percibes esos frutos, porque ellos permanecen en las Manos de Aquel que los recoge para, un día, ofrecerlos al mundo.
Ten fe y busca a Dios. Estas son las llaves de hoy para el aliento de tu alma.
San José Castísimo
Caminar por el desierto y ser vencido por el Poder de Dios no es ser indiferente con la vida o con el prójimo. El desierto los lleva a conocer a Dios para que sean capaces de encontrar a toda criatura y a toda vida dentro del Creador.
El desierto es un encuentro.
Después de cruzar el vacío, la aridez y la soledad; trascendidas las primeras etapas del desierto, purificado el corazón y rendido a Dios, que es su única y última Fuente de agua pura, los corazones viven un Encuentro. En Dios descubren la verdad, la pureza y la Vida misma que contiene en sí a todas las criaturas.
El desierto es un camino para encontrar, de verdad, al prójimo. Al conocerse a sí mismos, despojándose de las apariencias, de las muletas, de las cadenas, van a comenzar también a ver con ojos transparentes. Cruzando el desierto y encontrando a Dios, podrán percibirlo en todo y en todos, descubrir Su Amor revelado en las esencias de los hombres
Cuando un corazón vive en la aridez, no es porque está cruzando simplemente el desierto, es porque pisó el desierto. Pero necesita caminar en él, dejarse transformar por él, vivir el vacío y también el Encuentro.
El desierto es hecho por etapas, descubrimientos, experiencias profundas e internas que hoy deben ser comprendidos. Si sus corazones sienten aridez, vacío, tentación, soledad, profundicen en lo que viven y lleguen a la rendición, a la revelación de la fe.
Dejen quebrar sus muletas, sus cadenas. Dejen por el camino los apoyos humanos e, inclusive, los espirituales que se manifiestan como virtudes y destrezas, y permítanse ser nada.
Sigan desierto adentro por un largo camino que es vaciarse.
Siéntanse suspendidos en la nada y, al mismo tiempo, muy próximos a tocar a Dios.
Es el Encuentro con el desierto lo que los fortalece para renovar el Amor de Dios. Si no hay desierto, no hay Amor Crístico. Pero no les hablo solo de tocar con los pies las arenas calientes y sentir su aridez; les hablo de saberse en el desierto, aceptarlo, adentrarlo, vivirlo plenamente.
Por eso les hablo sobre el desierto, no para traerles aliento, sino para traerles valentía. Valentía de ser nada.
Tienen Mi bendición para esto.
San José Castísimo
Oración del alma donada
Señor,
si no te siento ni tampoco te percibo,
me entrego a Ti, Jesús,
porque sé que todo lo que vivo y atravieso
es parte de un aprendizaje mayor.
Que me pueda sostener en Ti
aunque a veces me parezcas distante,
pero revélate al menos en la Eucaristía.
Que ese sagrado encuentro sea la razón
de permanecer por siempre en Tu camino,
porque aunque cruce desiertos, pruebas o desafíos
sé que Tú, Jesús mío, estarás allí.
Cuando sufras por lo que ves o por lo que hago,
quédate dentro de mí,
para que Tú me hagas tener consciencia
de lo que estoy necesitando cambiar.
Por eso, Jesús, me dono completamente,
aunque sea imperfecto y esté equivocado.
Señor, yo me dono a Ti para que
puedas cumplir una parte de Tu Obra,
y, así, las almas puedan confirmar
que Tú estás presente más allá de todo.
Déjame a Tu lado, Jesús,
aunque ahora no te puedas mostrar.
Hazme semejante a Ti
en el amor y en el servicio,
que no tema perder el control de todas las cosas,
porque sé que tuyo es el Poder y la Gloria.
Recíbeme, Señor,
en Tu Corazón para que,
con base en Tu Amor infinito,
construya la nueva humanidad.
Amén.
¡Les agradezco por guardar esta oración en sus corazones!
Los bendice,
Su Maestro y Señor, Cristo Jesús
Para encontrar a Dios, hijos, basta que sean sinceros de corazón, verdaderos y transparentes.
Cuando se confiesan con Dios y se rinden a Él, lavados por la Misericordia que desciende sobre sus almas, es cuando están preparados para cruzar las puertas del propio interior e ingresar en Su Reino.
No basta querer saber, conocer o adquirir el Conocimiento Divino para engrandecer sus personalidades humanas; porque así, hijos, estarán con sus mentes llenas de las medias verdades que los hombres pueden alcanzar, pero vacíos de la Sabiduría y del Don del Discernimiento y de la Ciencia Divina.
Querer saber es un paso, pero no es todo el camino recorrido. Querer ser es otro paso, que tampoco completa su destino. Rendirse a Dios en humildad es más que un paso, es una llave que les abre la puerta para el encuentro con el Redentor y con el Creador de todas las cosas.
Por eso, les enseño sobre la humildad antes de revelarles las Ciencias Divinas. Por eso, les hablo sobre la rendición antes de hablarles sobre el conocimiento, les hablo sobre el amor antes del entendimiento, les hablo sobre la fe, antes de la revelación de la Verdad.
Para pasar por la puerta estrecha de la unión con el Padre, primero deben retirar de ustedes muchas capas que no les permiten atravesarla. Y eso, hijos, se da a través del Sacramento de la Confesión, de la transparencia, de la humildad y de la rendición ante Dios.
Tienen mi bendición para recorrer ese camino.
Su Padre y Amigo,
San José Castísimo
Cuando un alma agoniza, hijo, ve a su encuentro, porque llegó la hora de que ella reciba un auxilio más, para soportar por sí misma lo que no está consiguiendo.
Ve en auxilio de los que desistieron de la vida, porque no se sienten capaces de luchar para mantenerse en ella. Ve en auxilio de los que están debilitados, porque consideran que no tienen el amor suficiente para superarse y soportar el fin de los tiempos. Ve en auxilio de los que están desistiendo de la vida, porque creen que son un peso y una carga que están siendo cargados por otros. Ve y da tu amor a aquellos que se están perdiendo, porque perdieron la esperanza, y suple a los que necesitan de ti en este momento.
Existen muchas razones para que un alma se rinda a la enfermedad y desista de la vida, y una de ellas es la desesperanza y la fragilidad. Por eso, hoy te pido que colmes tu corazón con el Amor de Dios y que lo viertas sobre los que están debilitados y oprimidos, primero por sí mismos, después por sus tristezas humanas y espirituales.
No dejes que las almas se desalienten por falta de amor, sino intenta, hijo, hasta el último instante, que todos los seres vivan, al menos, una experiencia de Amor Crístico verdadero.
Si alguien no consigue superarse en el amor, ve y supérate a ti mismo, para ofrecer al prójimo algo que te parezca imposible.
Tienes Mi bendición para esto.
Tu Padre y Amigo,
San José Castísimo
Cánticos de Figueira - “En la Cena”
En este cántico ingresamos al templo del corazón y nos recogemos durante la noche para orar con el Maestro.
El alma deja atrás las miserias y los miedos para acompañar al Maestro en la gran ceremonia de la Comunión.
En este cántico se confirma y se profetiza la expresión y la manifestación de las Comunidades-Luz, las que son guiadas por la Mano del Gran Pastor, quien, reuniendo al Pueblo de Dios, celebra con los autoconvocados.
La preparación comienza con la oración diaria para recibir, en el gran cónclave, al Maestro del Amor. Él demuestra Su Amor por todos los seres y se recoge como Espíritu dentro del alma de cada ser.
Cuando todos son llamados se revela la sala del gran encuentro para que entren en comunión con lo Alto y así las almas permanezcan en el Señor.
Él revela el gran momento de la Comunión, ofreciéndose al Padre, pero también pidiéndole a todos que vigilen y que oren siempre para no perder el rumbo hacia el Corazón de Dios.
El Señor se muestra amoroso y resplandeciente y recibe en Su Reino a todos los que fueron llamados para servirlo, llevándolos ante el Trono de Dios para que reciban las Gracias del Padre Celestial y, así, lo reverencien por los siglos de los siglos.
Este cántico demuestra la fidelidad al Señor, fidelidad que podemos vivir a través de la oración diaria y así encontrar el camino de retorno hacia nuestro origen.
¡Les agradezco por guardar Mis Palabras en el corazón!
Los bendice,
Vuestro Maestro, Cristo Jesús
Queridos hijos:
Hoy, de forma especial y extraordinaria, dos importantes encuentros se llevarán adelante: el encuentro especial con Cristo y la Vigilia de Oración por la Paz en las Naciones.
Esto les demuestra a sus corazones que no existen fronteras ni distancias y que, cuando las almas están unidas en Cristo, todo es posible.
Estas dos celebraciones no solo repercutirán en Europa, sino también en el mundo entero.
Dos epicentros de luz y de oración hoy estarán actuando en el planeta: desde la ciudad de Colonia, en Alemania, y desde el Centro Mariano de Figueira, en Brasil.
Será de esa forma y por esos medios que la Jerarquía Espiritual podrá trabajar en un ámbito más profundo de la consciencia de la nación de Alemania y de su ángel regente.
A través del Centro Mariano de Figueira, la Jerarquía Divina se servirá del impulso de la oración por las naciones del mundo para que una poderosa corriente de amor pueda permear y abrazar a los corazones que más necesitan.
Los encuentros del día de hoy promoverán una coyuntura poco común en estos tiempos; es así que el Universo Celestial descenderá nuevamente para trabajar con la humanidad y, por medio de los dos epicentros de luz que se abrirán en Alemania y en Brasil, la Divinidad podrá volver a interceder por este planeta.
Todos los que en este día estén verdaderamente coligados con el desarrollo de ambos encuentros recibirán el impulso espiritual necesario que los preparará para la próxima etapa.
Estaré muy atenta a las ofrendas de corazón que hoy realicen Mis hijos.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice a todos,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Queridos hijos:
Mientras la humanidad decida caminar por el camino del sufrimiento, necesitará de las sublimes corrientes de cura.
Por eso, venimos en este tiempo a su encuentro para intentar despertar a la humanidad al camino del no sufrimiento.
Muchas almas, en este tiempo, buscan resolver su vida interior y exterior sin Cristo; eso las lleva a ingresar en caminos de grandes sufrimientos y pruebas, perdiendo el sentido de su camino espiritual y evolutivo.
Aunque tan solo algunas almas encuentren el camino de la cura, esto será irradiado espiritualmente hacia la consciencia del planeta, por eso es importante mantener una consciencia de búsqueda permanente de la redención, para que los procesos internos de la humanidad finalmente sean curados.
La oración favorece y concibe que esa cura espiritual, que es tan buscada por las almas, se dé gradualmente; solo basta tener mucha fe para poder llegar a la Fuente de la cura divina e Interior.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Guarden en el corazón los momentos en que estuvieron con Dios. Guarden como un tesoro, como una fortaleza, los momentos en que el Cielo descendió a la Tierra para mostrar a los hombres cómo debe ser este mundo.
Transmitan así, en los tiempos de caos, la paz que habita en sus corazones, para aquellos de sus hermanos que jamás sintieron a Dios en sus vidas.
Guarden como un tesoro los momentos en que el Espíritu Santo se fundió con ustedes, para mostrarles que hay una esencia divina dentro de cada ser, que debe expresarse para que puedan ser ejemplo para toda la humanidad, como lo fue el Hijo de Dios.
Cristo llegó al mundo no solamente para ser contemplado, sino también para ser imitado. Y, para que puedan seguir los pasos de Cristo, Dios les ofrece todo lo que un día Jesús recibió. Ustedes están al lado de Su Sagrada Familia, rodeados de ángeles y arcángeles y viviendo bajo la guía de los santos y patriarcas de todos los tiempos. Ahora, el Señor no puede hacer otra cosa, solo esperar que acepten Su ofrenda.
Que, como Cristo, tomen la cruz que los llevará a una Nueva Humanidad; cruz que para la humanidad actual no es el martirio del cuerpo, sino la superación de las tentaciones del mundo, con la elevación de la consciencia. Es poder decir no a todos los estímulos que el enemigo imprime en la consciencia humana y que, poco a poco, hacen desaparecer la unión de las criaturas con el Creador.
Cargar la cruz que los lleva a la Nueva Humanidad, a los Nuevos Cristos, es encontrar la alegría en el espíritu humilde y, aunque sea una caminata solitaria y poco comprendida por la humanidad, que ustedes puedan seguir este camino que los conduce a Dios.
Que Mis palabras los colmen, los inspiren y también los impulsen a seguir este camino que les permite encontrar, en su propio interior, la Perfección de Dios.
Su amado compañero y amigo,
San José Castísimo
Vengo al mundo para arrancar de los corazones los miedos internos y para liberar a las esencias del sufrimiento perpetuo.
A cada momento les entrego Mi Divina Misericordia, para que la reconozcan como vuestro camino de salvación y de redención.
Pero la Paz inalterable será la gran llave para el fin de este tiempo, llave que les permitirá proyectar el porvenir y llevar adelante la transición y los cambios. Yo Soy ese Gran Sol Espiritual que busca constantemente alumbrar el camino de los que están ciegos y de los que no quieren ver la verdad y la entrega que hoy le ofrezco a la humanidad.
Pero algo más allá de lo normal deberá suceder si la humanidad no cambia ni reza con el corazón, para pedir a Dios por Su Misericordia.
Mientras tanto, el Amado Padre envía a Su Sacratísimo Hijo para llamar al mundo al despertar de la consciencia y de los acontecimientos. Busquen sin demora el Fuego Eterno de Mi Corazón y sientan profunda confianza; los que Me siguen prevalecerán, aunque con tan poco tiempo Yo pediré, para algunos, cambios internos que parecen imposibles.
En verdad, Yo sé con quienes cuento para esta hora de definiciones; en verdad, ya sé con quienes contaré para Mi Retorno.
Mientras los acontecimientos suceden, preparen todos los días vuestras moradas; el gran día de la revelación llegará para los que lo quieran ver y para los que se quieran ocultar más allá de Mi Luz Celestial.
Ahora los reúno internamente en el Cenáculo de Mi Corazón y les doy a conocer los misterios del Cielo; ellos preparan vuestras esencias para el esperado momento. No se mortifiquen, ofrezcan a Dios lo que en sinceridad le pueden ofrecer, el Cielo se alegrará por recibir vuestras pequeñas entregas.
El tiempo amerita una acción evolutiva y consciente. La hora marca el gran encuentro con el Rey del Amor. Estén en Paz.
Bajo el Bien Mayor del Padre, sean bienaventurados.
¡Gracias por volver a escuchar Mi Corazón!
Cristo Jesús, el Sol de la Eterna Gracia
¿Por qué temes?
¿Ya no has recibido Mi Insondable e Infinita Misericordia por casi 365 días seguidos?
¿Por qué temes a Mi Santa Justicia? Ella nunca te condenará ni te apartará del Amor de Mi Padre. Mi Justicia, aquella que vendrá al mundo después de Mi Misericordia, será compasiva y salvadora; ella reordenará las consciencias que se alejaron de Dios, porque Mi Justicia dará vida a lo que estaba muerto y resucitará lo que estaba muerto en vida.
Acepta el abrazo de Mi Corazón y sacia tu amarga sed en Mi Dulce Fuente de Amor y de Cura.
Ven a Mí, Yo te liberaré. No dejes guardada en tu corazón ninguna amargura; bebe de la Sangre Preciosa que brota de Mi Costado, lava tu rostro en los Códigos de Mi Luz y déjame actuar como Yo lo tengo previsto.
Estoy aquí en nombre de una Gracia Especial para sus vidas porque, después de todos estos días, quedarán grabados en la memoria universal estos encuentros Conmigo. Yo los preparo para el apostolado. Yo les enseño cómo amar y perdonar.
Búscame cuando sientas soledad, vacío o desesperación. Tengo algo precioso para encomendarte: vive en Mi Corazón y te diré en verdad quién eres y para qué has venido. Nunca te canses de buscarme, siempre estaré para escucharte, confesarte y darte Mi Perdón Infinito.
Agradece al Padre por reencontrar a tu verdadero Maestro Interior. Sé todo el tiempo en Mí, así podrás salir de ti mismo y el Espíritu de la Humildad estará en tu pequeñísimo espíritu.
Bajo el Amor Bondadoso de Dios, sean bienaventurados.
Gracias por buscar Mi Corazón.
Cristo Jesús
En Mi Corazón se guarda el humilde poder para curar todas las cosas, sobre todo lo que proviene del espíritu que está herido y lastimado por las garras de este mundo.
En aquella alma que a las tres de la tarde confía plenamente en Mi Corazón Misericordioso, Yo podré hacer Mis Milagros de amor en su espíritu y, de esta forma, alcanzará la paz interior que tanto necesita.
Es necesario, día a día, buscar la Fuente de Mi Misericordia, aquella que les resolverá lo que ustedes no alcanzan a resolver. Mi Corazón vive y obra a través del Amor de Dios, el que ustedes, en estos tiempos, deberán buscar en la oración y en la caridad al prójimo.
En esa Hora de Misericordia, el Universo participa del encuentro que cada alma puede tener con Mi Infinita Misericordia; así lo que parecería impenetrable o difícil de resolver, se logrará cuando el alma haya fundido su consciencia interior en la Fuente de Mis Prodigios.
Vengo todos los días, a esta importantísima hora, para evidenciar el poder redentor de Mi Corazón que espera recibir consuelo, amor, oración y reconciliación por parte de todos los que buscan Mi Luz Eterna, dentro de la noche por la cual la humanidad está pasando.
Sean firmes y no se rindan por nada, porque quien está en Mí, no perecerá.
Bajo la Luz del Padre, sean bienaventurados.
Gracias por permanecer en el Océano de Mi Divina Misericordia.
Cristo Jesús
Mientras estén en este mundo, la vida será un ejercicio de constante trascendencia y redención. Por eso, no detengan sus pasos en aquello que forma parte de su indomable condición humana.
Entréguenme día a día sus pequeños seres y beban de Mi Fuente de Misericordia, que los liberará del pecado.
Déjense llevar al Reino de la Paz y del Amor Absoluto.
No pierdan de vista Mis huellas peregrinas, porque estoy a su lado para enseñarles el correcto uso de la Ley del Señor.
Afirmen sus vidas en la Pureza Infinita de Dios; aspiren cada día a ser menos para sí y más para los que en verdad necesitan de ayuda.
La llave para su purificación constante se encuentra en la oración y en la fe, porque a través de ellas fortalecerán la vivencia de sus votos.
Yo sé con anticipación que Me faltarán, Yo sé con anticipación que vendrán a Mi encuentro buscando fuerzas internas para enfrentar su propia batalla interior.
Solo les digo que se necesita valentía y amor para vivir en Mi Proyecto, porque para ser bienaventurados de espíritu, ustedes antes deberán conocer el desierto de sus seres. Y allí, en el desierto, Yo estaré para darles de beber de Mi Fuente Misericordiosa de Piedad.
Confiésense Conmigo y solo díganme todos los días que están Conmigo.
Vivan en la fe.
Bajo el Amor del Padre, sean bienaventurados.
Gracias por vivir Mis Palabras con el corazón.
Cristo Jesús
Descansa en Mis Brazos de Amor, porque te restauraré y te haré conocer Mi Amor Misericordioso.
Guarda en tu corazón el camino de regreso que estás recorriendo hacia Mí, en honra a Mi Corazón Glorificado.
Deja que las huellas del ayer se borren con el agua de lluvia y de Gracia que derrama Mi Corazón.
En la quietud de la oración estoy presente para revelarte Mi Camino de redención y salvación.
Déjate guiar por el brillo de Mi Estrella, ella te llevará a encontrarte con Dios, el Padre del Amor.
Los océanos de misericordia están abiertos para recibirte, ya es tiempo de que llegues a Mi Corazón.
Bajo el Amor del Padre, sean bienaventurados.
Gracias por guardar Mis Palabras en el corazón.
Cristo Jesús, es quien te agradece.
Reposa todo tu ser en Mi Corazón y que tus palabras solo reverberen por la fuerza de la oración.
Que tus ojos solo Me vean a Mí y que en Mí reconozcan el predilecto Amor salvador y redentor.
Que tus pies caminen sin demora hacia Mi encuentro para que, a lo largo de la infinita senda, tu alma descubra la grandeza misericordiosa de Mi Alma.
Que tus manos acaricien la suavidad y el misterio de una devota oración que construya un largo puente hacia el Reino del Señor.
Que tus sentimientos y pensamientos sean entregados en Mis Manos, para que Mi Consciencia transforme la materia en luz, lo oscuro en claro, lo triste en alegre.
Déjate guiar por los impulsos de Mi Corazón sabio, porque así siempre verás los pasos marcados por Mí en el camino hacia la eternidad.
Ábrete por entero para recibir Mi consuelo, porque desde siempre aspiro a consagrar tu corazón a Mi Corazón.
No veas cuánto Me has fallado, solo reconoce el Amor poderoso que Yo te entrego día a día, para que tú, en confianza, puedas caminar hacia Mí.
Solo déjame entrar en tu vida y curar tus heridas; Mis Llagas ya fueron el principio de la liberación del mundo, ahora Mis Manos son el fin de la cura para cada corazón.
Mis Rayos te iluminan aun cuando crees que te alejas de Mí; por eso sonríe a cada desafío y deja espacio para que Yo pueda guiar tu pequeño espíritu. Solo dime sí y Yo te confortaré cuando lo necesites, porque sobre todas las cosas y circunstancias está Mi Amor Divino por ti, por tu pronta redención.
Un Reino desconocido te espera, un Reino que no es de este mundo, sino solo de Dios.
Camina hacia Mí sin demora.
¡Adelante! Bajo la Misericordia del Padre, sean bienaventurados.
Gracias por meditar sobre Mis Palabras con el corazón.
Cristo Jesús
Que vengan a Mí los valientes y los que han caído.
Que vengan a Mí los seguidores y los que son perseguidos.
Que vengan a Mí los solitarios y los pobres de corazón.
Que todos vengan a Mí, los que están en el Cielo y en la Tierra, los que están en el sur o en el norte, los que están en oriente o en occidente.
Que toda la humanidad, despierta o dormida, venga hacia Mí, que no Me teman, porque a todos los conozco muy bien; que nadie tema llamarme o invocarme porque Mi Espíritu es Omnipresente y Omnisciente.
Que en la tormenta o en el sol, que en la lluvia o en el desierto Me llamen, porque Yo Soy el que Soy y seré aún más en Mis servidores cuando solo Me abran la morada pura del corazón.
Yo Soy el que los libera del pecado y Soy el que los levanta cuando están caídos.
Soy la alegría y el porvenir para sus vidas, Soy el bálsamo que cura el corazón.
Soy el agua que lava las heridas y Soy la sal que condimenta y da sabor a la vida de las almas.
Vengan a Mí, porque sin tiempo ni hora Yo siempre los espero, los contemplo, los adoro, los amo, los perdono, los libero de todo padecimiento o aflicción. Déjenme solo una vez ser todo para ustedes, porque nada perderán sino que reconocerán Mi Poder y Mi Ministerio Misericordioso.
Vengan a Mí los que se animan a mirar Mis Ojos, vengan a Mi Ley. A los fieles seguidores ya los tengo Conmigo en Mi Reino y a los que hace tanto tiempo espero, los llamo ardientemente a Mi encuentro.
Vengan los que aún no han venido hacia Mí. Mis Ojos los vigilan, Mi Amor los impregna, Mi Luz los envuelve, Mi Manto los protege, Mis Pasos los guían.
Llamo a los soldados del Cristo del Nuevo Tiempo y, una vez más, les digo: carguen con la propia cruz y, por amor, síganme hacia el encuentro esperado con el Señor del Universo. Si así lo hicieran, cada vez que caen o entristecen recuerden que lo estarán haciendo por toda la necesitada humanidad.
Bajo el Amor del Todopoderoso, sean bienaventurados.
Gracias por escuchar Mis Palabras de instrucción.
Cristo Jesús
Compañeros de Mi Camino:
Sé que a veces ustedes caen a Mi derecha y a Mi izquierda, por eso hoy, en nombre de la Insondable e Infinita Misericordia vengo a encontrarme con ustedes porque Mi Corazón, llagado por las espinas de la humanidad, busca alivio en las moradas que aún no están puras porque Mi Amor Divino viene a consagrarlas; busca alivio en las moradas vacías porque Mi Amor viene a retirar la soledad; busca alivio en las moradas doloridas, porque Mi Amor viene a colmar de cura a cada alma.
Ven hacia Mí y confía, conozco bien tus dificultades y tus talentos, aquellos que tienes para entregarme. Ábreme la puerta para que Mi Misericordia Sagrada pueda liberar tu pasado y tu corazón. Déjame encontrar un espacio para Mí, dentro de tu ser.
¿Qué más quieres, hijo Mío, que solo Yo esté cerca de tu vida interior?
Sé por qué desierto estás caminando ahora y por dónde vas. Únete a Mi caravana que tiene como destino la Redención. Confía en el Gran Peregrino que camina por el mundo buscando dónde reposar y descansar. El gran momento para el esperado encuentro Conmigo se acerca y todos los siervos deben estar preparados desde el corazón.
Quédate en Mí para que Yo pueda quedarme en ti. Solo espera con paciencia y en vigilia el gran encuentro. Estoy contigo para animarte a vivir en Mi Misericordiosa Esperanza. Sé que tienes miedo de mirarme y hasta de encontrarme, por tu pequeña vida; ahora aguarda, solo espérame porque estoy llegando a cada ser.
Aquiétate y serénate en Mi Corazón, quiero hacerte nacer a la vida eterna, al encuentro con Mi Amor Redentor. Perdono tus caídas y contemplo tu amor por Mí; hoy Me quedo dentro de ti en oración.
En la Gracia de Dios, sean misericordiosos los unos con los otros.
Gracias por guardar Mis Señales en el corazón.
Cristo Jesús
Fray Elías del Sagrado Corazón:
Al final del mensaje, vi surgir de nuevo desde el Corazón de Cristo una Fuente celeste de luz que Él derramaba sobre nosotros, era la Fuente de Su Gracia y Él nos transmitió la siguiente oración:
Oración para pedir la Gracia
a Jesús Misericordioso
Por la Fuente de Gracia
que brota como un manantial
del Corazón de Jesús,
Señor, ten Misericordia de todos nosotros.
Amén.
Asociación María
Fundada en diciembre de 2012, a pedido de la Virgen María, Asociación María, Madre de la Divina Concepción es una asociación religiosa, sin vínculos con ninguna religión institucionalizada, de carácter filosófico-espiritual, ecuménico, humanitario, benéfico, cultural, que ampara a todas las actividades indicadas a través de la instrucción transmitida por Cristo Jesús, la Virgen María y San José. Leer más