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Coloca tu corazón, hijo, en el Corazón Crucificado de Cristo, en donde comprenderás la esencia del vacío, de la entrega, del despojamiento, de la humildad, el verdadero significado de nada tener o querer para sí, el verdadero sentido de entregar la vida por los demás.
Coloca tu corazón en el Corazón Crucificado de Cristo y comprenderás el sentido de la plenitud, una plenitud que no proviene de este mundo y que no se colma con nada que pertenezca a él; la plenitud de estar en Dios más allá de toda y de cualquier circunstancia.
Ha llegado el tiempo y la hora de que tu ser aprenda a estar en Dios y a vivir la esencia de Su Proyecto de Amor, porque todo ya te fue dado para eso, todas las instrucciones te fueron entregadas, todas las Gracias te fueron entregadas, todos los dones te fueron entregados para que ahora, hijo, sepas despojar tu corazón de sí mismo, del mundo y de sus promesas y profundices en la esencia del Propósito de la vida.
No pases por el mundo sin cumplir tu misión primera, que es plenificar tu corazón, tu espíritu y tu consciencia en la imitación de Cristo, en Su camino crístico. Y eso significa vivir como Cristo en Su entrega, en Su Amor, en Su rendición y en Su vacío.
No busques para ti otra cosa que no sea el Propósito de tu Señor, y abraza todo lo que te conduce al cumplimiento de ese Propósito.
Ama de corazón este ciclo del planeta, pues para eso viniste al mundo. No temas dar testimonio de un corazón vacío, no temas dar testimonio de un Amor perfecto. Y, para llegar a ese vacío y a ese amor, primero debes vivir el despojamiento, la purificación y la entrega absoluta de todo lo que aún retienes en tus manos.
Por eso, solo camina con fe, y en esa caminata, donde solamente el silencio del Creador te acompañará, que tus pasos también sean silenciosos, mas plenos de la certeza del triunfo de Cristo a través de tu corazón.
El mundo agoniza, hijo, y su sufrimiento no tiene límites. La angustia de las almas no tiene sentido ni explicación, no tiene medida. Y, para reparar y equilibrar esto, el Creador llama a Sus compañeros a la vivencia de Sus Palabras y de Su Ley, a la vivencia de Su Propósito y de Su Amor.
¿Tú dirás sí?
Tienes Mi bendición para esto.
Tu padre y amigo,
San José Castísimo
Oración de la Sierva de Dios
Oh, Señor,
colma nuestra vida
con los dones de Tu Gracia.
Revélate, Mi Dios,
en cada paso de la vida.
Hazte presente en lo más pequeño,
para que muchos más descubran
el sagrado poder de Tu Humildad.
Abre, Señor, las puertas de Tu Reino,
para que todos puedan entrar.
Que con Ojos de Misericordia,
Tú puedas contemplar la grandeza
de que todas Tus Criaturas estén en Ti,
y Tú, Señor, en ellas.
Que la llama flameante de Tu Propósito Divino
pueda ser reconocida por aquellos
que atraviesan la noche oscura,
porque Tú, Señor, eres la Luz del mundo,
Tú eres ese puente que se muestra
ante nuestros ojos,
para que lo podamos atravesar
en confianza hacia el Paraíso.
No mires, Señor, la indiferencia de los hombres,
la crueldad de los incrédulos;
coloca, Señor, Tu Mirada en todos aquellos
que en sacrificio y en amor se entregan a Ti,
para alabarte y para reconocerte
como el Único Señor, Adonai.
Que Tu Insondable Amor, Señor,
sacramente la vida de Tus Hijos.
Haz que una vez más brille la estrella de Belén
en lo más profundo del corazón
de los que aspiran, algún día,
a encontrarse, cara a cara, con Cristo.
Así, Mi Dios, prepara la Nueva Tierra
a través de los que, por amor, se ofrecen a Ti,
para que Tu Sagrado Reino descienda a la Tierra.
Que en esa unión perfecta
entre Tu Corazón y el corazón de Tus Hijos
se vivifique Tu existencia,
porque al fin de todo,
cuando todo se haya cumplido,
conforme Tú lo decretaste,
Tus Criaturas y Tú, Señor del Universo, serán uno,
y ya más nada separará la vida de la esencia,
la realidad de lo inmaterial,
lo interno de lo divino y cósmico.
Tu Sierva y Esclava, una vez más, se ofrece,
en amor y en renuncia,
para que muchos más puedan renacer en Ti.
Amén.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre, la Virgen María, Rosa de la Paz y Sierva del Señor
Queridos hijos:
Mi Amor es la caricia de Dios a Sus Criaturas.
Es Su Amor tan abundante e infinito, que muchas veces las almas no lo saben distinguir.
Por eso, Él Me envía, en nombre de Mi Hijo, como Madre del Amor de Dios para que las almas y, sobre todo, las esencias recuerden que, en sí mismas, guardan una pequeña partícula del Amor Mayor en su interior; y que sin este Amor Supremo no es posible aprender ni evolucionar en este mundo.
Mi Hijo vino al mundo para enseñarles sobre el Amor; sobre un Amor maduro, donado e incondicional; un Amor que se entregaba por aquellos que eran rechazados, discriminados y repudiados.
El Amor de Cristo es el Amor por los pecadores, por los perdidos y por los que ya no encuentran, dentro de sí, el amor.
Como Madre del Amor Divino, vengo en este día a recordarles que, más allá de toda imperfección o error, dentro de ustedes vive ese Amor que los hace parte de este planeta escuela y de este grandioso universo que los espera, una y otra vez, para que aprendan a evolucionar.
Pero, Mis Hijos, no se olviden de que la expresión de ese Amor Crístico comienza en lo más pequeño, en el día a día, con todos los que conviven y están a su alrededor.
Todo lo que Mi Hijo les enseñó, no puede ser en vano y quedar sin efecto.
Denle al Amor Mayor el lugar que merece en sus vidas y con sus hermanos, porque así se disolverán las barreras, se cicatrizarán heridas y las almas, en su caminar, renacerán por la fuerza auténtica del Amor del Padre Eterno.
Hoy, como si fuera la primera vez, les pido esto; porque el mundo sigue caminando hacia la indiferencia, hacia una forma de vida vacía de Dios y vacía de Su Presencia, en la que las tendencias e ideologías toman el primer lugar en la vida de las personas para distanciarlas de Dios y de su verdadera esencia.
Por eso, mediten:
¿En qué lugar de mi vida actúa el Amor de Cristo?
¿Dejo espacio y no me resisto para que ese Amor me pueda transformar y transformar al mundo?
¿Creo en el poder del Amor Mayor?
Así, Mis hijos, Mis Palabras no serán solo palabras, no serán un Mensaje más que solo se escucha y no sucede nada en Mis hijos.
El mundo necesita de columnas auténticas de Amor para que, a tiempo, se corrija el desvío global de la humanidad de su verdadero y único Propósito.
Les agradezco por responder a Mi llamado con atención.
Los bendice,
Vuestra Madre, la Virgen María, Rosa de la Paz
Queridos hijos:
En este día especial, en el que se conmemora el ciclo de los 100 Encuentros de Oración de Misericordia, deseo que cada uno de Mis hijos coloque su mirada en el Sagrado Corazón de Jesús; y así, vean cómo, en este día de la victoria de la Divina Misericordia, Sus Rayos de Amor, de Cura y de Luz tocan y bendicen a todas las almas, especialmente a las más necesitadas de Misericordia.
Como soldados orantes de Cristo, eleven sus estandartes y caminen como un gran ejército de Luz hacia el centro del Altar del Señor para que, una vez más, la ofrenda de cada corazón sea depositada a los Pies del Redentor; a fin de que los votos internos sean renovados y, como en los últimos 100 Encuentros de Misericordia, ustedes contemplen el descenso de la Misericordia de Dios.
Hoy también, los invito a recordar el momento cuando cada hijo Mío, por primera vez, tomó contacto con la Misericordia y esa Misericordia hizo de su vida un testimonio de conversión.
Recuerden todos los hermosos momentos de alabanzas y las oraciones sostenidas en estos últimos años.
Vean, hijos Míos, por un momento, cumplirse dentro de ustedes la Voluntad de Dios.
Que hoy, el Espíritu Sagrado de la renovación y de la insondable Misericordia de Mi Hijo siga curando a la Tierra herida para que triunfe el Bien y la Paz.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre, la Virgen María, Rosa de la Paz
Hijo Mío, alma Mía:
Cuando tienes que dar un paso, en el camino de tu purificación, debes saber que estás dando un paso hacia lo desconocido que hay dentro de ti. Pero primero, para poder purificar lo que es desconocido, debes decidirte y esa decisión nace de tu interior.
Debes saber, hijo Mío, que este es el tiempo de que esa esperada purificación suceda. Cristo, siendo el Hijo de Dios, se purificó en el templo para cumplir humildemente la Ley.
Cristo fue tentado durante los 40 días en el desierto, de la misma forma que hoy muchos hijos Míos son tentados, siendo colocados en el permanente desafío de persistir hasta el final.
El tiempo de purificación debe ser vivido en una constante resignación de lo que uno cree de sí mismo y también de lo que uno cree de los demás. Sin una actitud de resignación, ante la desconocida purificación, no habrá humildad suficiente que ayude a aplacar la soberbia o la arrogancia revestidas de nobles personas.
Anímate a vivir este ciclo de la purificación en un constante ejercicio de despojamiento interior, de un desprendimiento de todo aquello que consideres bueno o no bueno. Así, abrirás la puerta correcta para que el Cielo te ayude a atravesar este desierto que, tarde o temprano, tendrá su fin y, después de recorrerlo, encontrarás el oasis predilecto del Corazón del Redentor.
Recuerda que primero debes aceptar el momento, para después atravesarlo.
Sé consecuente con Mis Palabras y todo irá bien.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre, la Virgen María, Rosa de la Paz
Hijo, cobíjate en Mis brazos y siente Mi Paz.
Hijo, duerme en Mis brazos y todo se curará.
Hijo, siente Mi Corazón, porque él siempre te iluminará.
Hijo, recibe Mi calor materno, que siempre te abrigará.
Hijo, recibe Mis caricias de Madre, la Madre que siempre te ayudará a crecer y a madurar.
Hijo, camina seguro sostenido por Mis manos, como un niño aprende a dar sus primeros pasos en el camino de la entrega total a Dios.
Hijo, recibe Mis besos de Madre, mientras estés dormido en Mis brazos de Paz.
Hijo, confía en lo que vives, agradece sin demora y renuévate en cada momento, así como lo hizo Cristo en el Calvario.
Hijo, siente en tu pecho la caricia maternal de la Madre de Dios, entrégate sin resistencias, descansa en Mis brazos y despertarás con la consciencia expandida por el impulso de Mi Luz espiritual.
Hijo, estoy aquí y soy tu Madre, la Madre guardiana de la Maternidad.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre, la Virgen María, Rosa de la Paz
Mis queridos hijos:
Hoy Mi mirada de Madre se vuelve hacia la Argentina, momento en el cual todos Mis hijos argentinos enfrentan su propio calvario individual y grupal.
Como la Señora de Luján, hoy vengo para decirles a Mis hijos de Argentina que no permitan que la fe se apague en los corazones.
Yo cargo junto a ustedes la pesada cruz de la desigualdad y de la injusticia.
Camino a su lado, como pueblo trabajador e incansable que, una y otra vez, se levanta del suelo para poder seguir caminando.
Rezo por todas las familias de Argentina que perdieron a sus seres queridos en este tiempo de pandemia y de profundo dolor.
Queridos hijos, que su ejemplo de persistencia en la oración se vuelva como un gran espejo que pueda reflejar, para todos sus hermanos, los atributos que las almas necesitarán en este tiempo para enfrentar este temido y desconocido combate.
A través de la apertura de la ley del aborto, Argentina comprometió sus caminos. Como Madre de la vida y de los inocentes, les pido que se arrepientan por los que no se arrepienten. Esto no es por religión, sino por discernimiento y sabiduría.
Hijos Míos, rezo, día y noche, junto a ustedes; en sus hogares y familias.
Soy la Madre que nunca los abandonará, porque este es el tiempo de la purificación.
Que su fe en Cristo nunca se acabe. Ahora, llegó el momento de que cada uno tome su propia cruz y lo siga.
Esta es la hora en la que Mi Hijo sabrá con quien contará verdaderamente hasta el final.
Mis amados hijos de Argentina, Mi Paz con ustedes y con todo su país.
Estoy aquí y los escucho. Este es el ciclo del gran final. Prepárense.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre, la Virgen María, Rosa de la Paz
Queridos hijos:
Que el sufrimiento de los corazones servidores de Mi Hijo sea aplacado.
Que la experiencia transitoria de este momento planetario sea ofrecida más allá de su repercusión, para que el Padre Eterno la reciba como la justificación y la expiación por todos los errores cometidos hasta el presente por esta sufrida humanidad.
Este es el tiempo de las almas víctimas de Mi Hijo; es el tiempo de ofrecerse para enmendar la injusticia que abraza a los corazones de toda la humanidad.
Estoy al lado de cada servidor de Cristo que vive, al igual que el resto del mundo, la experiencia de estar en el caos.
Esta es la hora tan esperada de la tribulación para todos, pero también es la hora de hacer emerger los talentos de la santidad que Mi Hijo les depositó hace mucho tiempo.
Sé que nunca atravesaron algo así como humanidad, pero ustedes deben recordar que, como esencias, estaban esperando que llegara este momento para poder servir incondicionalmente, a fin de que se cumpla el Plan Redentor de Mi Hijo.
Yo les pido, hijos Míos, que no abandonen la cruz de este tiempo, porque al final del camino de este calvario mundial se encontrarán con Mi Hijo y Él los librará de esta situación para siempre.
Solo que a cada hijo Mío le llegó la hora de transitar su prueba de amor crístico para que al fin la consciencia se confirme al Plan y a la Voluntad del Señor.
Este es un tiempo desconocido, impregnado de señales que, sí o sí, llevarán al cambio de la consciencia a través de lo que es impredecible.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre, la Virgen María, Rosa de la Paz
Queridos hijos:
Que la Paz de Cristo esté en ustedes.
Busquen, en este momento, fortalecer su unión con Mi Hijo, así permitirán que las Leyes Inmateriales lleguen a sus vidas y sus consciencias sean retiradas de la corriente del caos y de los embates.
En este tiempo, hijos Míos, deben vivir la verdad y la sinceridad con Mi Hijo, para que Él haga de sus personas almas de caridad, misericordia y bien.
Continúen rezando el Santo Rosario diariamente, porque en la oración del Rosario encontrarán la escalera de Luz que los elevará y los retirará de cualquier peligro.
Desde el Cielo vengo acompañando el momento que el planeta sigue atravesando. Cuantas más obras de bien y de paz se lleven adelante, mayores serán las Gracias que la humanidad recibirá, aunque no las merezca.
Hijos, usen el discernimiento, usen correctamente la palabra, que nada sea desperdiciado.
Sean personas de amor y de bondad.
Vivan el mensaje de Mi Hijo y así el mundo estará a salvo por la presencia de la santidad de las almas.
Reconozcan a Mi Hijo en el semejante.
Despierten sus virtudes y talentos.
Sean embajadores de la paz y ya no vivan el odio, la venganza ni la discordia.
Sean más misericordiosos, y la Divina Misericordia llegará al mundo.
Yo les doy Mi bendición maternal para que no se desanimen.
Si están en Cristo, en Cristo alcanzarán su redención y conversión. ¡Adelante!
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre, la Virgen María, Rosa de la Paz
Hijos:
Agradezcan todos los días por poder estar al lado de Mi Hijo Jesús, porque muchas almas en el mundo no lo están ni tampoco viven Su Palabra.
Agradezcan que Cristo los haya llamado a servirlo en la diversidad de la entrega y del sacrificio que cada corazón orante puede ofrecer.
Agradezcan por poder escuchar el mensaje de Mi Hijo y porque sus consciencias estén libres de la ilusión y del espejismo de estos tiempos.
Agradezcan por poder contemplar y adorar a Mi Hijo en la Eucaristía.
Agradezcan porque todos los días ustedes pueden comulgar del Sacramento de la Fe.
Agradezcan porque son amados y apreciados por el Corazón del Redentor. Así sus vidas, hijos Míos, serán un ejemplo y un testimonio de santidad y de redención.
Los invito a abrazar su propia cruz y a cargarla, para que sigan las Huellas del Señor.
Queridos hijos, este es el tiempo de ofrecerse, pero de verdad. Es tiempo de donarse al mundo en servicio y en apostolado para que el Amor Divino reine en este momento crítico de la humanidad.
En su gratitud estará la llave que abrirá todas las puertas.
En su esfuerzo estará la libertad de sus almas.
En la donación estará la santidad de sus vidas.
Jesús espera que no le teman al esfuerzo ni a la donación de sí, porque Yo siempre estaré allí, como Madre, para ayudarlos.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre, la Virgen María, Rosa de la Paz
Hijo:
Para aprender a salir del desierto es muy importante orar y saber escuchar, porque en el momento más árido es cuando una palabra podría salvarte de una situación.
Mi Hijo vivió 40 días en el desierto y, como humano, conoció lo que la vida terrestre representa, y cuán exigente es trascender la condición humana, pero no imposible.
Cuando se está en un desierto falta el agua, que es lo esencial para sobrevivir en esa experiencia. Esa agua es la vida en Cristo que trae la posibilidad de poder atravesar el desierto con valentía y determinación.
Y cuando llegas al momento de oscuridad en el desierto, es cuando tienes la posibilidad de conocer la realidad y definirla. En ese momento culminante, Mi Hijo está atento con Su Mirada, porque Él espera que lo puedas superar y así animarte a dar un nuevo paso.
La oscuridad del desierto es el momento más doloroso pero el más importante, porque es cuando todo el Universo está a la espera de que de las ruinas surja la luz de un nuevo Cristo.
Esto no es nada poético, es una verdad sentida en cada una de las células, una experiencia que debe llevarte a ir más allá de ti mismo, para que veas cómo es posible llegar más allá de tus posibilidades por una sola causa, por amor.
Nunca dejes de pedir la llegada de la luz en el desierto, el momento es ahora.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre, la Virgen María, Rosa de la Paz
Queridos hijos:
Que, en el tiempo del Armagedón, su fortaleza en Cristo sea inquebrantable.
Que nada los perturbe.
Que la sagrada llama de la fe les enseñe a superar cada momento y situación.
Este es el tiempo de la llamada guerra espiritual de todos contra todos, pero a través de la oración se mantendrán libres de ese movimiento mundial que intentará llevar a las almas al camino de la perdición.
Yo, a lo largo de los años, les enseñé cómo ayudar al semejante, no solo por medio del servicio, sino también por medio de la fuerza y del poder de la oración.
Ahora más que nunca, la oración será ese camino que los comunicará con Dios cuando Nuestros Sagrados Corazones se recojan completamente.
Quien ore estará a Mi lado y Yo lo acompañaré en su transición y purificación, porque el triunfo de Mi Corazón también se dará en sus vidas.
No dejen de buscar a Mi Hijo en los Sacramentos como en Su Palabra. Allí estará el sostén para todos ustedes, estará el amparo que necesitarán en los momentos en los que todo se desencadenará.
Queridos hijos, siempre sean agradecidos y aprenderán en esta vida a ser humildes, y la humildad los llevará a la paz.
Persistan y sigan caminando al lado de Mi Hijo, porque Su Divina Luz siempre disolverá toda adversidad, y los corazones confiantes serán curados.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre, la Virgen María, Rosa de la Paz
Poemas al Inmaculado Corazón de María
Trigesimoctavo poema
Santísima Madre de la Contemplación,
Guardiana Sagrada de las Reliquias de Cristo,
Mensajera de la Palabra de Amor de Tu Hijo,
en este día, Te pedimos
que nos ayudes a vivir integralmente
todas las enseñanzas de Cristo,
para que, en este tiempo definitivo,
podamos ser un ejemplo de Redención y de Gracia.
Santísima Madre de la Contemplación,
ayúdanos a que cada Palabra de Cristo
resuene como un impulso de Luz dentro de nosotros.
Que, a través del Evangelio, nos autoconvoquemos
para servir a Dios sin condiciones,
teniendo como meta
aliviar el Corazón herido de Cristo
por todo lo que Él observa en el mundo.
Santísima Señora de la Contemplación,
enséñanos a comprometernos con el Camino de Cristo,
porque en adhesión, ayudaremos a preparar Su Retorno
a través de las obras de amor.
Que nunca perdamos la alegría de servir
y de reconocer que somos hijos de Dios.
Cuando consigamos despojarnos de nosotros mismos,
Te pedimos, Madre, que nos lleves de la mano
hacia el camino de la verdad,
en el que seguiremos redimiendo nuestras vidas,
que estarán al servicio del Plan de Amor
de Nuestro Señor.
Amén.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre, la Virgen María, Rosa de la Paz
Poemas al Inmaculado Corazón de María
Trigesimocuarto poema
María,
Luz de Dios que desciende a la Tierra,
Estado de Gracia y de Misericordia perpetua,
Te pido, en este día, que mi alma y mi corazón
puedan vivir la consagración interior,
a fin de que Tu Hijo encuentre un espacio en mi alma,
en donde Él pueda gobernar y obrar.
Por eso, Virgen Santísima,
ofrezco mi vida como camino para la consagración.
Despojado de mis ideas y conceptos,
llévame al vacío de todo, para que,
en ese ejercicio de constante renuncia,
yo pueda ser merecedor
de toda la Misericordia posible,
para poder redimir y santificar mi vida.
Querida Madre Celestial,
que la oración diaria me impulse a la transformación,
a la vivencia absoluta del servicio al prójimo
y a los Reinos de la Naturaleza.
Que mi corazón humano se sensibilice
para poder sentir la necesidad
del que clama por ayuda.
Espero, algún día,
estar correspondiendo a Cristo
como un discípulo principiante
que aprende a conocer el servicio y el amor
en cada lugar.
Haz de mi alma, Señora mía,
un alma misionera.
Amén.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre, la Virgen María, Rosa de la Paz
Poemas al Inmaculado Corazón de María
Trigesimotercer poema
Estrella de la Mañana,
que traes la Luz del Amor y de la Verdad,
condúcenos por el sendero de la redención.
Que nuestros ojos estén fijos en Cristo,
para que podamos renacer
y curarnos internamente de todo lo que sea necesario.
Señora y Madre del Consuelo,
abrázanos y colócanos bajo Tu Manto protector.
Que Tu maternidad despierte en nosotros
la unidad con el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo.
Madre Celestial,
aspiramos a ser las estrellas redimidas
de Tu Corona de Luz.
Ayúdanos a vivir los atributos de Tu Corazón.
Enséñanos a ejercitar, en el día a día,
las Instrucciones de Tu Hijo,
porque así seremos los apóstoles del Señor,
servidores y colaboradores
de Su Obra redentora.
Madre,
danos fuerza y coraje
en los momentos en que más los necesitemos,
para que vivamos la perseverancia y la fe
en cada instante.
Haznos cristianos verdaderos,
discípulos del Amor de Tu Hijo,
porque esperamos servirlo y encontrarlo
en cada paso de la vida,
para que en Cristo podamos cumplir
la Voluntad de Dios.
Amén.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre, la Virgen María, Rosa de la Paz
Poemas al Inmaculado Corazón de María
Vigesimoseptimo poema
Acto final de consagración
al Corazón Inmaculado de María,
con motivo del mes mariano
Venerable Reina de los Ángeles,
Escudo protector e invencible de las almas perdidas,
Auxilio inmediato de todos los cristianos,
Intercesora y Mediadora Celestial,
Templo Inmaculado de la Sabiduría de Dios,
Espejo de la Justicia Divina,
Patrona de todas las naciones y de todos los pueblos,
Señora del Santísimo Rosario,
Te agradecemos por estar presente en nuestras vidas
y Te ofrecemos todo nuestro ser,
para que se cumpla en nosotros la Voluntad Divina.
Unidos a Tu eterno Rosario de Luz,
nos consagramos como Tus hijos orantes
y legionarios de Tu amoroso Corazón consolador.
Ayúdanos a levantarnos de nuestras caídas,
para que, caminando firmes
hacia el encuentro con Cristo,
seamos la victoria viva de la redención
y de la paz en este mundo.
Te coronamos, Virgen Santísima,
Te agradecemos, Madre del Amor,
Te reverenciamos, Rosa de la Paz.
Que Tu Manto de Luz nos envuelva,
en esta caminata de la vida,
para que podamos servir a Dios de todo corazón.
Acepta nuestra consagración.
Amén.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre, la Virgen María, Rosa de la Paz
Poemas al Inmaculado Corazón de María
Vigesimosexto poema
Señora de las Estrellas,
Madre del Universo Mayor,
llévanos a comprender, a través del corazón,
los misterios de nuestra existencia,
para que, en el despertar de nuestra consciencia
podamos colaborar verdaderamente
en la redención de nuestros orígenes.
Que busquemos todo el tiempo la santa humildad,
para que nuestra persona se humille.
Que aspiremos a vivir la resignación,
para que podamos trascender nuestra soberbia.
Emperatriz del Universo Celestial,
haznos pequeños,
para que seamos merecedores
de las revelaciones de Tu amado Hijo.
Que perdamos, para siempre,
el interés por la manipulación y el control humano.
Que nuestra consciencia sea colocada
a los Pies del Padre Celestial,
para que aprendamos, amorosamente,
a pedir perdón por todos los errores cometidos.
Con un corazón vacío y resignado, Señora de la Luz,
aprenderemos a dejar entrar a Cristo dentro de nosotros,
para que Su Espíritu renueve todas las cosas.
Danos a conocer, Reina del Universo,
los dones que Tú viviste todo el tiempo
para estar en contacto con Dios.
Destierra de nuestra mente
toda creencia de poder y soberanía,
porque siempre seremos
como un pequeño grano en el universo.
Amén.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre, la Virgen María, Rosa de la Paz
Poemas al Inmaculado Corazón de María
Decimoctavo poema
Arca Sagrada de la Santa Alianza,
Dulce Melodía de Dios,
Templo Inmaculado,
Esclava predilecta de Dios,
que podamos alcanzar las esferas celestiales
para que, unidos a Ti, querida Madre,
cumplamos, paso a paso,
todo lo que Tu Hijo espera.
Destierra de nosotros
toda tibieza y fragilidad humana.
Que, con el poder de Tu fuego de Amor Divino,
llevemos adelante esta misión apostólica
del fin de los tiempos.
Libera nuestra mente de todos los miedos.
Que nuestras vidas estén afirmadas en Ti,
Madre Universal,
porque esperamos concretar las aspiraciones de Cristo,
ahora y siempre.
Auxílianos, cuando no tengamos fuerza.
Protégenos, cuando estemos desamparados.
Que podamos sentir el Amor misericordioso de Tu Corazón
en cada etapa de nuestra vida.
Y que, ante Ti,
nuestra fe se pueda expandir,
para que aprendamos a salir
de la mediocridad y de la negligencia,
sabiendo que Cristo espera
nuestra pronta rendición.
Haznos pequeños,
así como Tú, Virgen Santísima,
Te hiciste pequeña y humilde
ante la Mirada paternal de Dios.
Amén.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre, la Virgen María, Rosa de la Paz
Poemas al Inmaculado Corazón de María
Decimoquinto poema
Venerable Virgen Santa,
que todas las almas reunidas
sean un precioso Rosario de Luz,
para que, estando entre Tus humildes manos,
podamos ser una constante oferta
de oración y de servicio por la humanidad.
Querida Madre Celeste,
que, como almas,
podamos ser cuentas del Rosario de Luz
para que, como Tus hijos redimidos,
glorifiquemos al Padre Celestial
por Su Obra infinita de Misericordia.
Que nuestros corazones
amen el poder de la Santa Cruz,
que nos protegerá y nos concederá
la profunda Paz del Señor.
Aspiramos, Santísima Madre,
a que todo nuestro ser sea parte de Tu Rosario de Luz,
para que cuentes con nosotros como Tus ejércitos orantes,
servidores incansables del Divino Verbo de la oración,
para que nuestras familias, pueblos y naciones
también sean parte de Tu Obra espiritual
de los Rosarios de Luz.
Querida Madre Celeste,
que Tu bendición maternal esté en nosotros,
para que reconozcamos a Cristo en el semejante.
Así, todos podremos ser parte
de la sagrada familia de la oración,
y Tus dones de Amor y de Paz
se derramarán sobre nosotros,
volviéndonos a consagrar como Tus hijos,
almas de los Rosarios de Luz.
Amén.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre, la Virgen María, Rosa de la Paz
Poemas al Inmaculado Corazón de María
Decimosegundo poema
Guardiana y Protectora de la fe,
líbranos de la oscuridad de estos tiempos,
apártanos del camino de la perdición.
Que la Llama Sagrada de Tu Inmaculado Corazón
sea la guía de nuestras vidas.
Madre Celestial,
que nuestros pasos sean acompañados
hasta que podamos encontrar a Cristo.
Que el poder de Tu luminoso y amoroso Corazón
nos conduzca hasta la Casa del Padre Celestial,
porque nos reconocemos como hijos de Dios,
expresiones de Su Proyecto Redentor,
partes fundamentales de Su Obra de Misericordia.
Que nunca nos cansemos de buscar
la unión con el Reino de los Cielos.
Que la gratitud y la reverencia
nos ayuden a percibir la realidad divina
que, día a día, está frente a nuestros ojos.
Que, con Tu divina ayuda, Madre de Dios,
podamos cumplir con lo que establece
la Santa Voluntad de Dios.
Así, aprenderemos,
al igual que Tú, querida Madre,
a permanecer en el vacío de uno mismo,
sin esperar nada a cambio.
Despierta Tu Amor incondicional en nosotros,
para que también seamos incondicionales,
y así, nuestras vidas serán de Dios.
Amén.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre, la Virgen María, Rosa de la Paz
Asociación María
Fundada en diciembre de 2012, a pedido de la Virgen María, Asociación María, Madre de la Divina Concepción es una asociación religiosa, sin vínculos con ninguna religión institucionalizada, de carácter filosófico-espiritual, ecuménico, humanitario, benéfico, cultural, que ampara a todas las actividades indicadas a través de la instrucción transmitida por Cristo Jesús, la Virgen María y San José. Leer más