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Queridos hijos:
Hoy, su Madre Celeste contempla en una de Sus serviciales Manos una balanza descompensada y en la otra Mano una cadena, a la que se le rompen sus grilletes.
¿Qué significa este símbolo para ustedes, Mis hijos?
En un mundo en donde la desigualdad y la impunidad gobiernan a las naciones, ¿qué parte de esa desigualdad o impunidad viven ustedes?
En un mundo en donde las cadenas de la prisión espiritual y material retienen los pasos de la liberación de Mis hijos, ¿qué cadenas están aún amarrando sus pies?
Mediten, hijos, y esfuércense todos los días por ser buenas personas y buenos hijos, pero sobre todo hijos de caridad y de bien, que en ningún momento y bajo ninguna circunstancia se atreven a cerrarle la puerta de sus corazones a nadie, porque ustedes saben que el mundo es un océano de errores y de imperfección.
Pero no se olviden, hijos, de la Luz interior que yace y vive en cada uno; porque esa Luz interior, en cada uno de Mis hijos, es perpetua e inapagable.
Queridos hijos, que su justicia sea su bien y su amor, en primer lugar; porque este es el tiempo, y también es el momento, de que el Amor de Mi Hijo gobierne y reine en cada vida y en cada instante. No se olviden de esto; porque, teniéndolo presente, ustedes mismos se ayudarán a través del Amor de Jesús y también ayudarán al mundo a que se aleje de todo tipo de violencia y de maldad.
Como Madre de la amorosa Justicia, como Madre de la Justicia que otorga el Amor de Dios, Yo vengo a liberarlos de ustedes mismos, para que así el mundo sea liberado.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre, la Virgen María, Rosa de la Paz
Que hoy todas las voces se unan en sagrada invocación a la Presencia Misericordiosa de Cristo; para que, en este momento, las causas urgentes sean asistidas por las más honestas y verdaderas oraciones del corazón.
Que la Red Suplicante abrace a todas las almas bajo la Luz del Santo Espíritu y que los corazones reciban la bendición que tanto esperan.
Que, en estos días de perpetua oración, los corazones misericordiosos justifiquen las amenazas que vive el mundo para que, por intermedio del ofrecimiento de los apóstoles de Cristo, la humanidad vuelva a recuperar la paz universal.
Queridos hijos, como Madre de Misericordia, también contemplo y acompaño sus necesidades internas.
Que la oración, ofrecida en estos días, sea ese sagrado templo interno que permita recibir las ofertas de los corazones para que el Padre Celestial las contemple a través de la bondadosa mirada de la Madre de Dios.
Que el don de la Unidad Divina impregne los espacios, las consciencias y los corazones, para que en la unidad triunfe el Amor de Cristo y en Cristo, a pesar de todo, las almas aprendan a reerguirse en caridad, amor y hermandad.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre, la Virgen María, Rosa de la Paz
Mis queridos y amados hijos:
En este día, les agradezco a los presentes por haberse acercado a Mi Corazón para responder al llamado de orar Conmigo por la paz.
Queridos hijos, la paz es tan urgente en el mundo porque la mayoría de Mis hijos vive en los conflictos internos de sus familias y en los conflictos de las naciones.
Cuando por amor, ustedes se acercan a Mí, como en este día, y oran Conmigo por la paz, se abre una pequeña puerta para que esta paz, que fue invocada por la oración del corazón, pueda evitar escaladas de guerras y de mayores sufrimientos.
¿Ahora, comprenden, hijos Míos, que la oración lo es todo?
Por eso, así como a lo largo de estos últimos diecisiete años, Yo les enseñé a ustedes a orar, quisiera que establecieran espiritualmente más grupos de oración; una escuela de oración en la Tierra que sirva como espejo espiritual, formado por las almas que siempre buscan responder a Mi llamado.
¿Y cómo lo conseguirán, queridos hijos?
Lo conseguirán siendo ustedes mismos una oración a través de los gestos de amor, de servicio, de caridad y de ayuda a quien lo necesite, sin excepción.
Esto significa imitar en plenitud a la Sagrada Familia, porque hoy quiero que sepan que cada uno de ustedes es considerado un miembro de Nuestra Divina Familia Espiritual.
Sigamos invocando la paz, siendo un acto de paz. Sigamos invocando la paz, sin actos de repudio ni violencia, porque el mundo está muy perdido en tanta violencia y agresión.
Que esto termine pronto para que se establezca la paz, la tolerancia y el respeto entre todos.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre, la Virgen María, Rosa de la Paz
Cuando los Mensajeros de Dios ya no estén manifestando Sus Apariciones a los corazones de los hombres, será el tiempo y la hora de demostrarle al mundo que los códigos de Amor y Sabiduría de la Fuente Divina fueron depositados en sus corazones y dieron frutos.
Por eso, serán probados en el amor mutuo, en la fe, en la compasión y en la misericordia. Serán probados en la caridad y en la piedad, para que den testimonio de lo que aprendieron.
De su boca, desbordará lo que hay en sus corazones; su verbo demostrará lo que hay en su interior. Serán probados así, por la palabra y por el silencio, y el Creador los observará para que demuestren, hijos, lo que aprendieron en estos tiempos.
¿De sus bocas saldrán misericordia y compasión, piedad y verdad? Este es el tiempo de medir el verbo y el silencio, para que le demuestren al mundo lo que verdaderamente son.
Serán probados por sus acciones. De sus cuerpos, desbordará aquello de lo que está llena su consciencia; sus acciones demostrarán si fueron capaces de asimilar los códigos crísticos o si ellos están ocultos o hasta sepultados en lo profundo de la consciencia.
Hoy, hijos, las almas necesitan ejemplos de almas que sean capaces de dejar transparentar los códigos crísticos que recibieron.
¿Sus acciones serán de unidad o de separatividad?
¿Demostrarán caridad o indiferencia?
¿Demostrarán amor o destruirán con impiedad?
Sus seres serán probados en la mente y en las emociones. Sus pensamientos y sentimientos desbordarán de lo que está lleno su subconsciente.
¿Serán capaces de transmutarse a sí mismos con la fuerza de la oración y de la adoración eucarística o se dejarán envenenar con el mismo pensamiento y sentimiento colectivos que llevan a la humanidad a la destrucción de sus principios más puros?
El silencio de los Mensajeros Divinos no significará abandono, hijos, pero sí el momento de que los últimos apóstoles den testimonio de la vida crística, de la unidad por encima de los estímulos de guerra que impregnan a la consciencia humana, del amor por encima de los estímulos de odio, del perdón por encima de los estímulos de venganza y de juzgamiento.
Este será el tiempo de trascender, de adentro hacia afuera, los estímulos mundanos, el sentimiento de poder y superioridad que siempre llevó a la humanidad a la desunión y a la destrucción de su Propósito Superior.
¿Escogerán ir más allá de sus propios pensamientos y pareceres para unir y amar o vivirán los mismos errores que, de tiempo en tiempo, los llevaron a perderse como civilización? Es tiempo no solo de reflexionar, sino de vivir; es tiempo de transmitirle paz a un mundo en guerras.
De su boca se desbordará aquello de lo que esté lleno su corazón; de sus acciones desbordará aquello de lo que esté llena su consciencia; de sus pensamientos y sentimientos desbordará aquello de lo que esté lleno su subconsciente.
Por eso, oren y elévense, trasciéndanse y vivan esta prueba de la humanidad, dándole a conocer al mundo lo que recibieron en los últimos 17 años, que son impulsos crísticos de Amor y Sabiduría que deben encontrar expresión en sus vidas.
Tienen Mi bendición para esto.
Su padre y amigo,
San José Castísimo
Queridos hijos:
Me alegra encontrarlos aquí, en esta sagrada casa, lugar predilecto del Sagrado Corazón de Jesús, espacio que gesta el alivio del sufrimiento de las almas.
Quiero decirles, queridos hijos, que Mi Corazón reza todos los días por la manifestación de la Casa de San Lázaro, casa que será consagrada en honor a ese importante hecho vivido por Mi Hijo, Jesús, en la resurrección de Lázaro; para que las almas que ingresen algún día a ese espacio reciban en su interior el poder de la resurrección, a través de los cuidados de amor con los que sufren y con los que están enfermos de cuerpo y de espíritu.
Todos ustedes son bendecidos por este proyecto de la Casa de San Lázaro. En poco tiempo, las puertas de la manifestación se abrirán, y será la hora y el momento, queridos hijos, de trabajar por el alivio del sufrimiento de los corazones que buscarán la paz, de muchos corazones que surgirán buscando el alivio porque no lo encontrarán en ningún otro lugar.
Aunque este proyecto parezca inalcanzable, para Dios no lo es, porque está dentro de Su Voluntad. Y hoy, vengo como su Madre del Alivio del Sufrimiento a recordarles este pedido.
Pero esta misión de la Casa de San Lázaro no es la única. Este Núcleo-Luz ampliará sus dimensiones y espacios. Por eso, les pido que ustedes se pregunten internamente si están prontos para ese momento. Porque mientras el planeta y la humanidad sufren de una forma desconocida, Dios colocará en algunos lugares del planeta Su Presencia a través de los espacios de luz, de amor, de caridad y de misericordia.
Yo vengo aquí a decirles, hijos Míos, que estoy con ustedes, que acompaño cada paso y cada momento de la concreción de la Casa de San Lázaro, como de los demás proyectos a través de este Núcleo-Luz, proyectos que algún día irán más allá de esta ciudad de San Carlos, proyectos que también renovarán el Núcleo en San Pablo, para que pueda resurgir por el impulso del servicio que las almas autoconvocadas han vivido a través de los tiempos, porque estamos en un momento de emergencia.
Los Núcleos-Luz no solo deben ser espacios de salvación o de rescate, sino que también deberán seguir siendo el arquetipo de una experiencia de vida, de una vida consagrada al Plan de Dios, de una vida que exprese a la Comunidad de Cristo en la Tierra.
Los pilares de los Núcleos-Luz son sostenidos por las almas que se presentan en ellos para cuidar de cada espacio como si fuera su propia vida, como ustedes se cuidan a sí mismos.
Aquí reina, en los planos internos de este Núcleo, un Aspecto de Dios que es el que impulsa la obra de la caridad, del servicio y de la misericordia, no solo a través de la materialización de la Casa de San Lázaro, sino también a través de los demás proyectos de servicio que aquí se viven y los que aquí algún día se vivirán; porque habrá otros proyectos que reunirán a otras almas diferentes a ustedes, pero que serán abrazados por el mismo impulso de Cristo de expresar el bien y la paz en un mundo perturbado, en una sociedad descompensada, en la familia que necesita de unidad.
Aquí está presente el Aspecto de Iod He Vaud He que es el Aspecto que representa al Gobierno Espiritual de Dios en la Tierra y en todo el universo. Sé que esta concepción es muy grande para ustedes y también para la vida interior, pero no se preocupen, únanse a Iod He Vaud He para que Él los inspire, para que Él les dé la fuerza, para que Él les otorgue la valentía y el coraje de alcanzar y de expresar Su Voluntad en la Tierra y en las almas.
Por un momento, piensen y mediten Conmigo, a través de cada esfuerzo que ha sido realizado en el proyecto de la Casa de San Lázaro y en el proyecto Fraterno Servir, ¿cuántas almas se han beneficiado, no solo encarnadas, sino también en los planos internos?, ¿cuántos ya alcanzaron el alivio del sufrimiento, aunque la Casa de San Lázaro aún no exista físicamente? ¿Comprenden, hijos Míos, hasta dónde quiere llegar el Amor de Dios?
Sé que ustedes necesitan de algo material para poder comprenderlo, pero Yo los invito a vivir internamente la expresión de la Casa de San Lázaro. Vivan la Ley de la Correspondencia y todo acontecerá conforme está escrito. Si este proyecto no fuera real para Dios, Yo no estaría hoy aquí. Por eso, vengo una vez más a reafirmar en ustedes esa Aspiración del Padre Eterno.
Hijos amados, entiendan, de una vez y para siempre, que el Padre Eterno es Quien desea ardientemente la Casa de San Lázaro. Porque en el final de estos tiempos, muchos, pero muchos, deberán resucitar en espíritu y también en vida, a través del servicio milagroso y auténtico que esta casa expresará a través de todas las manos y, sobre todo, de todos los corazones que se donen para reflejar dentro de la Casa de San Lázaro las bases ardientes y los principios de Figueira.
Este tesoro de la espiritualidad de Figueira es un tesoro incalculable, es un tesoro aún desconocido, es un Tesoro de Dios porque proviene de Su Corazón.
Ustedes, hijos amados, son parte de ese Legado. ¿Lo sabían? Siéntanse parte de esa historia que hoy se escribe en los espejos, en los Espejos de la Creación, experiencia del amor y de la redención de cada uno de ustedes; para que muchos más, en un estado de Gracia y de Piedad, alcancen la Misericordia y la oportunidad de que la vida de muchos seres humanos sean vidas dignas en el Señor, parte de Su Reino.
Hoy, abrazo con Mi Manto y sobre todo con Mis Brazos a esta casa, a esta obra y a todo su servicio. Y le pido al Santo Espíritu de Dios que, a través de Sus dones, Sus siete dones, los inspire, los guíe y los conduzca hacia Su Voluntad, Voluntad de Dios que está escrita en el corazón de cada uno.
Yo Me siento tan parte de esta obra, queridos hijos, que no lo pueden imaginar; nunca Me cansaría de decirlo, porque donde se ama de verdad está Dios, y donde está Dios está el alivio del sufrimiento para todos los que sirven en Su Nombre, Su Santísimo Nombre, que les da la fuerza de la superación y de la trascendencia, que les otorga la Gracia de levantarse todos los días, aunque hayan caído, para cumplir Su Voluntad.
Estas son Mis Palabras. Esta también es Mi aspiración: seré la primera en entrar en esa Casa de San Lázaro, porque Yo fui testigo del milagro que hizo Mi Hijo, Jesús, con San Lázaro. Así, una vez más, seré testigo del milagro que Mi Hijo hará en ustedes y en sus hermanos.
Celebremos este momento a través de la Santa Eucaristía, para que en los Altares de Dios sea presentada la ofrenda de cada corazón, de cada servidor y de cada colaborador que coloca su vida en un proyecto que aún sigue descendiendo del Cielo a la Tierra.
Ofrezcamos este momento.
Yo una vez más les agradezco por responder a Mi llamado. Los bendigo y los animo a seguir los pasos de Cristo, Sus huellas de Luz; los invito a seguir a Su Corazón.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Mis queridos hijos:
Que la Luz y el Amor de Dios brillen siempre sobre esta Casa en la Colina, así será cuando aspiren siempre a vivir la caridad y el servicio por los que más sufren.
En estos últimos doce años de construcción y de manifestación del hospital espiritual de Padre Pío en este lugar, ustedes mismos experimentaron lo que significa el valor de la vida humana y, en todos estos años, aprendieron a protegerla a través del cuidado y del amparo de los que están más desfavorecidos.
Mis queridos hijos de la Casa Luz de la Colina, quisiera decirles que el Propósito de esta casa se cumplió según el fin por el cual fue creada: dar sosiego y alivio a los que sufren, inclusive a sus hermanos más cercanos.
Queridos hijos, quisiera volver a animarlos a seguir adelante, expandiendo las bases de la cura y del alivio de los que padecen en todos los niveles de la consciencia.
Sepan que, en el camino del servicio que recorrieron en estos años, estuvo Mi Hijo Jesús, a través de todos a los que ayudaron y en todos los que ayudan.
Por eso, quisiera que pudieran contemplar el valor de lo que significa amar en el servicio. Representa que, a través de sus propias manos, están acogiendo y sanando al mismo tiempo al Cuerpo de Cristo a través de sus hermanos más carenciados.
Casa Luz de la Colina siempre deberá ser esa Luz que se encuentra en la oscuridad de la vida.
Casa Luz de la Colina siempre deberá ser ese padre y esa madre espiritual de brazos abiertos, transformando la propia condición humana a través de la sagrada condición del servicio.
Casa Luz de la Colina siempre deberá ser el refugio de aquel que se siente descartado y desamparado.
Yo, en nombre de Mi Hijo, les agradezco a todos Mis valientes servidores de Casa Luz de la Colina por entregarse a los que más necesitan.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre, la Virgen María, Rosa de la Paz y Señora de la Colina
Queridos hijos:
Que la vida consagrada represente, para todos los que siguen este camino, el lucero que ilumina la noche de la faz de la Tierra.
Que la vida consagrada sea el puente que une a las almas con Dios, a través de la vivencia de los Sacramentos.
Que en la vida consagrada se refleje el Rostro Vivo de Cristo para que, los que más necesitan de amor y de paz, lo puedan reencontrar a través de esa vida consagrada.
Recordemos que la vida consagrada, a pesar de atravesar también su momento de purificación, es parte del Cuerpo Místico de Cristo y que, siendo parte de Mi Hijo, la vida consagrada tiene la dicha de recibir una Gracia Extraordinaria de Dios.
Que toda la vida consagrada continúe caminando, a través de la fe, en la ardiente búsqueda de servir al Señor y de poder estar cerca de Su Divina Consciencia.
Que la vida consagrada se pueda fortalecer y afirmar en este planeta, para que la existencia de los Nuevos Cristos pronto sea una realidad.
Oro, día y noche, por toda la vida consagrada, para que sea un instrumento de paz y de caridad en el mundo que llegue a los que más sufren y padecen la ausencia de paz y de amor.
Que, a través de la vida consagrada, Mi Hijo pueda preparar Su Retorno a la humanidad, porque la vida consagrada será el espacio en donde Cristo afirmará Su próxima Obra de la redención del mundo.
A todos los que aspiran a la vida consagrada, que aspiren a vivirla, porque es en lo más profundo del ser en donde Cristo tiene que gobernar y obrar por el mundo entero.
La vida consagrada es la llama que nunca podrá apagarse en toda la superficie de la Tierra.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre, la Virgen María, Rosa de la Paz y Madre de la vida consagrada
Queridos hijos:
Después de la venida de Mi Amadísimo Hijo a Argentina, como Madre de todos y Señora de Luján, vengo a bendecirlos por última vez.
Seguiré orando por ustedes, Mis hijos de Argentina; para que, a pesar de este traumático escenario social del país, sus corazones se reconforten con el Amor que Mi Materno Corazón les ofrece en este momento.
Mis amados hijos de Argentina, deseo que todos los impulsos que recibieron en estos últimos días los lleven en sus corazones, como parte del gesto misericordioso y compasivo de Dios por una Argentina que ya debe prepararse para el Retorno de Cristo.
Mientras tanto, Yo los animo, Mis hijos, a realizar obras de caridad y de bien, y a pensar que cada momento de servicio a los que sufren, lo estarán haciendo como un acto verdadero de reparación, a fin de que de la Argentina sea erradicada la violencia y el maltrato entre los miembros de la familia humana y para que retorne a la Argentina la esperanza, la fortaleza y la fe que ya se disolvió en muchos corazones.
Mis hijos, su Madre y Señora de Luján les pide que sean precursores de la esperanza y de la alegría que les da el Evangelio, porque así más corazones necesitados de Argentina tendrán la Gracia de volver a renacer en el amor y en el bien.
Les agradezco a Mis hijos de Argentina por haber acompañado cada uno de los pasos de Nuestros Sagrados Corazones.
¡Adelante, Mis hijos de Argentina!
Les agradece y los bendice,
Vuestra Madre, la Virgen María, Rosa de la Paz y Señora de Luján
Queridos hijos:
Cuando un alma no acepta o no acoge con profundidad la Voluntad de Dios, es un alma que le envía un mensaje al universo, diciéndole que hará su propia voluntad. Vean, en esto, el ejemplo de la falta de consciencia y de discernimiento de quien decide por sí mismo.
La Voluntad de Dios no es un reglamento, es una expresión desconocida de Su Amor.
La Voluntad de Dios no es autoritaria, es un reflejo de la Caridad del Padre con todos Sus Hijos.
La Voluntad de Dios no es restricción, es la emanación infinita de Su Sabiduría y de Su Insondable Misericordia.
Cuando el alma no consigue abarcar esta realidad, está propensa al sufrimiento; porque, hijos Míos, no hay nadie más que humildemente respete la libertad de Sus Hijos como Dios.
Cuando nada parece tener sentido, es entonces que las almas con corazones más duros recuerdan a Dios; pero como Madre, que desde el principio vivió en la Voluntad del Creador, Yo los invito a vivir la experiencia de abrazar la Voluntad de Dios para que pierdan el control que creen tener.
Si aman la Voluntad de Dios, la conocerán.
Si viven en la Voluntad de Dios, no existirán límites para que el ser de la superficie de la Tierra sea un espejo vivo de esa Voluntad.
Así como la Verdad de Mi Hijo los hace libres; también la Voluntad de Dios, paso a paso y en obediencia, los liberará de ustedes mismos.
Piensen cuántas veces, en el día a día, dejan de vivir la Voluntad de Dios y viven su propia voluntad; una voluntad que carece de fundamentos y, sobre todo, que carece de amor. Así, Mis hijos, se darán cuenta si están cerca o lejos de Dios.
Como Madre, deseo el bien y la victoria de Cristo en los que se decidan a ser nada y que se decidan a vivir en la sabia Voluntad del Padre Eterno.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre, la Virgen María, Rosa de la Paz
Queridos hijos:
Después de 1961, su Madre Celeste, a través de la Virgen del Carmen de Garabandal, llegó al mundo, especialmente con Su Mensaje a la Iglesia, para que todos los que la integran tuvieran tiempo de enmendarse y de corregirse.
Pero, aunque su Madre Celeste, a través de las videntes de Garabandal, haya sido muy clara y directa, con la ayuda de San Miguel Arcángel, el Mensaje de Garabandal no fue acogido ni respetado; lo mismo sucedió en La Salette.
Ahora, cuando la humanidad se encuentra dividida por las guerras, por los desastres de la naturaleza; cuando la humanidad está indiferente y en algunos casos insensible; cuando la humanidad enfrenta el desafío de un planeta colapsado y traumatizado; aun así, el Mensaje de Garabandal ni siquiera fue reconocido.
Por eso, vengo a pedirle al mundo y también a la Iglesia que ya no intenten hacer callar al Verbo de Dios.
Vengo a pedirles que los santos lugares, bendecidos por la verídica Presencia de los Sagrados Corazones, sean reconocidos y aceptados; porque mientras todo sea negado, todo aquello que viene de Dios, ni la Iglesia ni ningún lugar de este herido planeta podrán ayudar ante todo lo que ya está sucediendo.
Los invito a reconocer la Presencia del Altísimo a través de Nuestra Presencia. Mientras ese gesto honesto y sincero no exista, Mi Corazón repleto y lleno de Gracia sentirá dolor por no encontrar espacios ni corazones en donde poder derramar Mis Gracias.
Invito a la Iglesia ultrajada por la difamación, por la falta de transparencia y de castidad, a que se rinda y pida perdón para que siga siendo un pilar de santidad y de caridad, y ya no sea una triste noticia que compromete la espiritualidad de millones de personas en el mundo.
Es tiempo de que cada sector de esta afectada superficie reconozca sus errores y los enmiende, antes de que Mi Hijo venga a separar la paja del trigo. Aún queda poquísimo tiempo.
Agradezco a los que oran, sin esperar nada a cambio.
Les agradezco por responder y por escuchar abiertamente Mi llamado maternal.
Siempre los bendice y ora por ustedes,
Vuestra Madre, la Virgen María, Rosa de la Paz
Mis queridos y amados hijos:
Hoy, con el Manto dorado y la Túnica celeste de su Madre Santísima, vengo como la Madre y Señora de Ucrania.
Vengo a pedirles que, en estos próximos días de oración y de invocación a la Divina e Insondable Misericordia de Mi Hijo, coloquen en sus oraciones a toda la religión cristiana de Ucrania a fin de que, ante la tragedia de la guerra y de la destrucción de los pueblos y de las familias, Mis hijos de la iglesia ucraniana actúen conforme a la Voluntad de Dios, para que no se sustituya la Caridad y el Amor de Mi Hijo por los ideales y por las alianzas de la guerra.
Infelizmente, ciertas presiones políticas y religiosas dejan vulnerables a los apóstoles de la Iglesia Universal de Mi Hijo, porque se les impide actuar con sensatez y Misericordia.
En este momento, como Madre y Señora de Ucrania, vengo a implorarles a todos los cristianos por la unidad fraterna, a fin de que las religiones y los credos no sean adaptados al formato de las ideologías de la guerra y de la venganza. Esto no es lo que Mi Hijo les enseñó a todos.
Que, por la Pasión y la Muerte de Cristo, los dirigentes ya no usen la religión como un arma de guerra y de presión psíquica sobre los pueblos de esta humanidad.
Por eso, debemos orar con más convicción y con más consciencia, porque la Señora de Ucrania ve cómo la cristiandad y el ecumenismo son usados para alcanzar beneficios propios.
Que la oración de estos días desarme esos planes de Mi enemigo.
Como siempre, estoy y estaré cerca de todos los que se unan a Mi Corazón.
Les estoy agradecida,
Vuestra Madre, la Virgen María, Rosa de la Paz y Señora de Ucrania
Queridos hijos:
Mis pies vuelven a tocar la bendita tierra de Fátima para disipar la oscuridad que reina en la lejana Europa.
Vengo, una vez más, a estar con ustedes, para que escuchen la voz de la Dolorosa Madre que clama por la paz y por el fin de la guerra.
Traigo, en Mi Corazón, la sagrada llama del Propósito Divino, para que las almas que duermen puedan despertar a la realidad de hacer algo por el que sufre y por el que está desprotegido.
Soy la Luz de la Aurora. Soy Quien puede amanecer en el corazón que se abre para reconocerme como su Madre Celestial.
Queridos hijos, ahora ya comenzará la etapa del gran servicio y del mayor esfuerzo en Europa, África y Medio Oriente, a fin de que la balanza de la desigualdad sea equilibrada y los más pobres entre los pobres reciban la Gracia de la dignidad que merecen.
Por eso, la Divinidad ingresará en los espacios más necesitados; pero también la Divinidad, a través del Espíritu Santo, dialogará con aquellos corazones que deberán despertar a la verdad y a la bondad.
Yo, como Madre de los refugiados y de los abandonados, estaré rezando al lado de cada corazón misionero que se ofrecerá en nombre de Mi Hijo para atraer hacia el mundo la justicia y la dignidad humana.
Por eso, pido la conscientización de todos los que estarán acompañando a distancia las obras de caridad y de diálogo pacífico que sucederán en el hemisferio norte, porque llegó la hora de que cada ser orante se sienta responsable de que el Plan del Retorno de Cristo se cumpla, sí o sí, en esta humanidad.
Recemos, todos los días, colocando estas intenciones en el corazón.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre, la Virgen María, Rosa de la Paz
Oración contra la impunidad mundial
Señor,
que nunca más mi voz
se alce contra mi hermano.
Señor,
que nunca más nación
se oponga contra nación.
Señor,
que ya no se levanten las armas
y que ninguna otra consciencia pierda la vida.
¡Oh, Señor Celestial!,
ten piedad por nuestras injusticias y errores.
¡Oh, Señor de la Misericordia!,
haz descender Tu Luz
sobre estas temidas tinieblas.
Señor,
que ya no se generen más conflictos.
Señor,
que las familias más vulnerables
ya no sean desplazadas.
Señor,
que ya no se detonen las bombas.
Señor,
que ya nadie más sea capaz
de matar a sus semejantes.
¡Oh, Señor de la Vida!,
haznos merecedores de Tu Reino.
¡Oh, Señor de la Paz!,
que Tu Sagrado Universo Celestial
se haga vivo y presente en este mundo.
Señor,
que ya no corran las lágrimas
y la sangre de los inocentes.
Señor,
que ya no exista el odio,
la venganza y la impunidad.
Señor,
cúranos de la indiferencia.
Señor,
cúranos de la omisión y de los prejuicios.
Señor,
cúranos de toda maldad.
Que nuestros corazones sean puros.
Que nuestras obras sean de caridad y de bien.
Que Tu Presencia, dentro de nosotros,
cierre las puertas al mal.
Señor,
haznos partícipes del Retorno de Tu Hijo
que, con esperanza y fe, lo esperamos.
Que, por todos los méritos redentores de Tu Amadísimo Hijo
y por la oración perpetua del Inmaculado Corazón de María,
veamos surgir una humanidad de paz,
de respeto, de tolerancia y de fraternidad.
Amén.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre, la Virgen María, Rosa de la Paz
Queridos hijos:
Inesperadamente, Me encuentro con ustedes en Alemania después de que, en estos días, Me visitaron en Medjugorje. La Madre de Dios les devuelve la visita en un momento crucial de la humanidad, en el que la desinformación, el caos y el miedo agobian a millones de hijos Míos.
Por eso, Yo vengo del Cielo, no solo por una Alemania que amo con todo Mi Corazón y por la que rezo para que recupere el Propósito de Dios, sino también vengo por toda Europa y por toda Asia, por las almas sometidas y perseguidas en la guerra y por los conflictos inventados por el hombre de superficie.
Quiero decirles a todos Mis hijos que Yo Soy la Reina de la Paz, que busquen Mi Corazón, porque Mi Corazón es para ustedes.
Alemania, a través de los últimos años, fue un país de acogimiento de los más desamparados, pero esto no es suficiente, hijos Míos; es necesario que las demás naciones de Europa y del mundo sean países de acogimiento, para que todos puedan vivir como una humanidad más inclusiva, fraterna y caritativa.
Rezo, todos los días, para que los corazones más endurecidos se puedan abrir, para que sientan a los más desamparados y pobres, así como su Madre Celeste los siente.
Si este paso de fraternidad es dado por las grandes naciones del mundo, la humanidad no vivirá más pandemias, no conocerá el dolor.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre, la Virgen María, Rosa de la Paz
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Desde el Cielo llego a este océano, llego a este mar, al igual que hace más de dos mil años, como un pescador de corazones. Vengo a invitarlos a que vuelvan a subir a Mi Barca para que, con fe y esperanza, atravesemos los océanos de la consciencia en donde vive Dios, en donde está latente Su Creación, en donde mora Su Paz.
Hace poco tiempo, los llamé a pisar con sus pies estos océanos. Algunos ya lo hicieron espiritualmente, pero aún aguardo por los que no lo hicieron, por los que no se animaron a superar los límites de la mente y de la consciencia, a penetrar el misterio de la Vida Mayor, del Infinito, del Universo.
Hoy, vengo como ese pescador de corazones, como Aquel que estuvo en las orillas del Mar de Galilea para llamar a los primeros apóstoles.
Hoy, vengo aquí, al encuentro de Mis compañeros y compañeras, para que escuchen Mi Voz y sientan Mi Corazón, para que reciban Mi Amor y Mi Paz, porque debemos atravesar los océanos del fin de estos tiempos.
De los grandes océanos de la consciencia planetaria emergen las urgentes necesidades de la humanidad y de los Reinos de la Naturaleza, porque el planeta está a punto de vivir su gran parto.
El movimiento de la Tierra es incesante. Los cambios adelantan los acontecimientos. Todo se vuelve prematuro y la mayoría de las almas aún no están prontas.
De la misma forma en que Yo los invito a cruzar con sus pies estos océanos, tengan fe porque así sus pies no fallarán y caminarán, como Pedro, sobre las aguas, sin tener consciencia de sí mismos, sino teniendo consciencia sobre la Verdad de Dios.
Mi Padre les entregó un Mensaje a todos ustedes y al mundo entero.
Mi Corazón Misericordioso, a pesar del sufrimiento que veo en el mundo, siente gozo y júbilo porque Nuestro Padre Celestial se comunicó una vez más con Sus hijos, así como lo hizo muchas veces con el antiguo pueblo de Israel.
Su descendencia y sus tribus aún deberán prevalecer a través de los tiempos, aunque esta civilización humana ya aprendió a autodestruirse y a lastimarse lo suficiente.
¿Quién subirá a Mi Barca espiritual para atravesar estos océanos y ayudar a su Maestro a lanzar las redes de la salvación y del rescate planetario adentro de este universo de necesidades, de demandas y de emergencias?
Cuando formé a los primeros apóstoles, hace más de dos mil años, no solo formé consciencias en entrega y en disposición para servir al Proyecto de Mi Padre, sino que también fundé la primera consciencia misionera en la humanidad por medio del servicio, de la caridad y de la palabra.
Estos tres pilares: el servicio, la caridad y la palabra serán los que curarán a la humanidad cuando la mayoría de Mis compañeros, sobre todo los que aún no Me aceptan, comprendan que la fidelidad siempre los hará permanecer en la Luz y en la Verdad; porque Mi enemigo aún sigue tejiendo, en el mundo, sus adversidades y sus planes malignos. Las almas quedan presas en sus redes de pecados capitales, de ambición, de poder, de mentira.
No se entreguen a esos proyectos del mal ni tampoco permitan que sus hermanos sean arrastrados o empujados hacia el abismo de la ilusión.
Como les dije en el principio, estos son tiempos de emergencia, son tiempos en los que cada uno deberá servirme integralmente, para que Yo pueda obrar y cumplir las aspiraciones del Padre.
Mis instrumentos en el mundo, es decir las almas que Me sirven, deben ser esas propias redes que Yo pueda lanzar a los océanos de las emergencias de este mundo, para que no solo las almas puedan despertar, sino también vuelvan a encontrar la verdad que perdieron, la verdad interior.
Mientras tanto, los espero aquí, en Mi Barca, sobre este océano del mundo, en el cual hoy Me encuentro, y estaré muy atento y abierto a recibir sus ofertas verdaderas y no pasajeras.
Entregar la vida por Mi Plan, y sobre todo por Mi Voluntad, sé que no es fácil para la mayoría. He visto que muchos hicieron el esfuerzo y pocos lo consiguieron, y esto no debe ser motivo de culpa o de perturbación. Yo solo les pido que Me den lo que verdaderamente cada uno Me puede dar; porque así, no solo podré lanzar las redes de la salvación, sino también tejeré una red de Luz, de Poder y de Paz a través de los corazones valientes y disponibles.
Ustedes ya saben que el mundo agoniza en cada momento que pasa, en cada día que transcurre, en cada jornada que se cumple; y crecen las necesidades materiales, pero también espirituales.
Aún muchas almas no comprendieron el Mensaje que Yo les entregué, hace más de dos mil años, por medio del Evangelio. Los invito a repasar las parábolas, porque en esas Enseñanzas tan simples y esenciales comprenderán todo lo que les digo.
En esta Maratón de la Divina Misericordia, Yo los invito a orar por la expansión de la consciencia humana para que, más allá de los límites materiales y de las prisiones espirituales que viven muchas almas en el mundo entero, todos los corazones reciban la Gracia de la expansión de la consciencia para que puedan trascenderse y superarse, al punto de alcanzar mayores grados de amor y de servicio.
La gran llave de este tiempo, para el servicio de las almas, es la vida misionera, porque en la vida misionera no solo saldrán de ustedes mismos, sino que también se superarán a sí mismos por medio de la donación absoluta y de la entrega incondicional; y más aún, compañeros y compañeras, conocerán, así como Yo conozco, el dolor del mundo, la indiferencia de las almas, la crueldad de muchos corazones, la indigencia de muchas personas, la injusticia social y global.
Pero Yo no les pido que sirvan como misioneros de la paz y de la fraternidad para que solo vean todas estas cosas, Yo los impulso al servicio misionero para poder curar la indigencia espiritual de esta humanidad. Cuantas más almas sirvan, menores serán los efectos de la purificación del planeta, menores serán las consecuencias del clima e incluso del calentamiento global.
Hoy, no envío este Mensaje a través de un mensaje religioso, sino que envío este Mensaje a través de Mi Consciencia Divina, que es la emanación de la Consciencia de la Verdad de Dios; porque también sé que muchos de Mis apóstoles, de Mis compañeros y compañeras, se han avergonzado por lo que han visto en Mi Iglesia de la superficie de la Tierra.
No les pido que crean en ellos, solo les pido que crean en Mí, porque Yo nunca les fallaré y estoy cumpliendo Mi Palabra de retornar al mundo cada día más, con mayor poder y consciencia, con mayor determinación y fuerza espiritual.
De Mi Corazón emanará el Gobierno del Padre Celeste para poder reerguir a esta humanidad enferma y herida, destruida y aniquilada a sí misma.
Sacaré el falso cetro del poder de las manos de los que gobiernan y, con sus propios ojos, ustedes verán que no quedará piedra sobre piedra.
Si ven, en estos tiempos, que el planeta expresa su rebelión, su agonía y su dolor, no teman, esa es la señal del último tiempo del Armagedón; porque de alguna forma la humanidad se deberá purificar de todo lo que hizo a través de los tiempos. Cada uno recibirá lo que le corresponde por Ley, nada estará fuera de lugar, aunque muchos coloquen todo fuera de lugar y crean que saldrán inmunes de los acontecimientos del planeta.
Retiraré la monarquía de este mundo, corrupta e indivisible para los que creen vivirla; porque este proyecto humano es único y se cumplirá con los que por fe, servicio y esperanza repoblarán la Tierra de nuevos atributos de evolución y de amor.
Porque el Retorno de su Maestro no será solo para poner orden a toda la caótica situación planetaria de los pueblos, de las naciones e incluso de la naturaleza; el Retorno de su Maestro y Señor será muy semejante a, como hace dos mil años atrás, cuando podía estar cerca de los Míos para instruirlos, para fortalecerlos, para encender la llama del fuego crístico en el corazón humano. Eso es lo que más espero y es lo que más aspiro a vivir en Mi Retorno.
No solo será un orden universal y planetario, será el momento en el que los invitaré a subir físicamente a Mi Barca para que conozcan Quién es Dios, porque Yo se los contaré.
Yo solo deseo tener en Mis Brazos a los que tanto Me lo han pedido en estos tiempos. Yo solo deseo colocar Mi Mano sobre el corazón angustiado, perturbado y desolado; sobre el corazón que le falta la paz, que ha perdido la fe, que ya no cree en nada ni en nadie.
Mi Amor transformará a los corazones heridos y restablecerá la unión con el universo, de todos los que la perdieron por las injusticias y las vergüenzas de los hombres de este mundo y hasta de Mi Iglesia; porque Yo haré brotar del corazón de los hombres y de las mujeres de la Tierra, de los niños, de los jóvenes y hasta de los ancianos, Mi Iglesia Espiritual; y ya no será necesario que vivan la enfermedad corporal por estar viviendo la enfermedad espiritual.
Agárrense fuerte de Mi Manto y así no solo los protegeré, sino también los sostendré con Mi Presencia que es la Presencia del Padre, para atravesar con coraje y valentía el fin de estos tiempos.
Desde estos océanos, Yo los bendigo, los renuevo y los reconsagro a Mi Corazón de Amor para que se cumplan los mil años de paz.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Queridos hijos:
Construyan dentro de ustedes, todos los días, por medio de la oración del corazón y de los actos de amor, un fortalecido espacio interno para Dios.
No hay otro camino, en este momento, para poder encontrar una salida segura. Solo construyendo un recinto interno de amor permitirán que el Dios Vivo, Aquel que los creó a Su imagen y semejanza, pueda venir a vivir dentro de ustedes.
Mis hijos, como parte del universo creador que esta humanidad es, Yo los invito en este día a recordar que, sin un mundo interno fortalecido en la fe, en la oración y en la caridad, las almas no tendrán los medios que necesitan para hacer frente a estos tiempos desconocidos.
Por eso, como una Madre que los ama y le desea el bien a toda la humanidad, anúncienles a todos que este es el camino para encontrar a Dios en el corazón.
¡Les agradezco por responder a mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre, la Virgen María, Rosa de la Paz
Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos,
que por tu Santa Cruz redimiste al mundo.
Amén.
(tres veces)
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
En Mi Corazón pesa la realidad del mundo, la situación de las naciones, la condición en la cual se encuentra la humanidad.
En Mi Corazón pesan las dificultades de todos los cristianos, los problemas graves de los más indigentes, la soledad de los moribundos.
En Mi Corazón pesa la situación de esta pandemia, que es la primera prueba crucial de la humanidad en este tiempo de transición planetaria.
En Mi Corazón pesa la adversidad, en la cual muchos están sumergidos, y de esa adversidad no consiguen salir.
En Mi Corazón pesan los que son indiferentes, los que omiten el Llamado de Dios y, sobre todo, los que una vez lo recibieron y hasta hoy lo rechazaron.
En Mi Corazón pesan muchas cosas, que hoy comparto con ustedes, que hoy les revelo a ustedes, no para que sientan Mi pesar, sino para que Me ayuden a transmutar estas situaciones del mundo.
Vengo en la búsqueda de aquellos que aún no creen en Mí y que no Me han dejado entrar en su corazón.
Vengo por aquellos que aún son tibios y no se deciden.
Vengo por aquellos que aún no han puesto sus pies en Mi Camino y no se han animado a encontrarme.
Lo que alivia el pesar de Mi Corazón es una buena obra, la consecuencia de los apóstoles de los últimos tiempos, la vida sacramental, la vivencia del Evangelio por medio de los ejemplos diarios de la vida, la práctica incesante de los Mandamientos, la fe de los cristianos y de los creyentes, la solidaridad de los que miran al que sufre y lo ayudan.
Los que alivian el pesar de Mi Corazón son también los que se consagran y no retroceden, los que se mantienen unidos a Mí a pesar de las circunstancias.
Los que alivian Mi Corazón son los que ya no dudan ni tampoco desconfían; los que cumplen, paso a paso, lo que Yo les pido.
Los que alivian Mi Corazón son los que se animan a vivir su purificación; los que no se encierran en sus propios problemas; los que no comprometen el Plan de Mi Padre; los que entienden, más allá de sí, la realidad.
Los que alivian Mi Corazón son los que sirven incansablemente; los que están disponibles a cualquier hora y en cualquier momento; los que entienden, más allá de sus ideas y sentires, la verdad.
Los que hacen sufrir Mi Corazón son los que promueven las guerras, los que instigan las crisis humanitarias, los que promueven el desplazamiento de los refugiados.
Los que hacen sufrir Mi Corazón son también los que son conscientes y no ayudan, los que no quieren penetrar en esa situación y realidad para poder resolverla.
Los que hacen sufrir Mi Corazón son los que gobiernan, los que dirigen las naciones y están fuera de la Ley, los que ya no viven la Palabra de Vida, los que profanan el Evangelio.
Los que hacen sufrir Mi Corazón son los que tienen todo y nada comparten, los que guardan con recelo sus riquezas, los que hacen de su vida una ilusión material, a los que no les importan los más pobres.
Los que alegran Mi Corazón son los que persisten, los que no miran siempre para sí mismos, los que son fraternos y lo intentan todos los días, los que a pesar de sus errores siguen adelante y comienzan de cero.
Los que alegran Mi Corazón son los pacificadores, no solo de la palabra, sino también a través del ejemplo, los que trabajan sin demora por la paz.
Los que alegran Mi Corazón son los que se refugian en Mí, los que buscan en el Sagrario Mi Presencia, los que buscan en la Comunión la Sagrada Alianza con el Rey Universal.
Los que alegran Mi Corazón son los que adoran al Santísimo Sacramento y que, más allá de las formas, comprenden el mensaje inmaterial que emite la Sagrada Custodia.
Los que alegran Mi Corazón son los que están en contacto Conmigo; los que aspiran, día y noche, a vivir en Mí; los que buscan, más allá de sus batallas, Mi Presencia y Mi Corazón.
Los que alegran Mi Corazón son los que viven en Mi Fe, son los que buscan la caridad en cualquier lugar, son los que están abiertos a los cambios y no les temen a sus resistencias.
Los que hieren Mi Corazón son los omisos, los que saben que pueden hacerlo todo y no lo hacen, los que se justifican para no cambiar.
Los que hieren Mi Corazón son los que han recibido todos los tesoros del Cielo y los desperdiciaron, los que no tienen gratitud, los que se olvidan de la compasión.
Los que hieren y lastiman Mi Corazón son los soberbios, los que no invocan a la hermana humildad, los que pierden el tiempo en sus propios procesos.
Los que hieren Mi Corazón son los que se olvidan de Mi Mensaje y de Mi Palabra, los que no han tenido la reverencia suficiente por todo lo que han recibido del Cielo, los que aún no se dieron cuenta de la Gracia que los colma y los abunda.
Los que hieren Mi Corazón son los que reclaman todo el tiempo, los que aún no vieron pasar frente a sus ojos Mi Presencia, los que aún no descubrieron el Misterio.
Los que hieren Mi Corazón son los que entorpecen el Plan, los que cambian a cada momento Mis ideas y Mis Proyectos, los que se olvidan de la redención.
Pero Mi Corazón siente el gozo, en lo más profundo, por los que dan los pasos y no se demoran; por los que no tienen miedo a lo desconocido y pierden el control; por los que entregan a Mis Pies el poder que creen tener, para ser transformado.
Los que traen gozo a Mi Corazón son los bondadosos y misericordiosos; los que no solo hablan, sino también viven Mi Mensaje.
Los que traen gozo a Mi Corazón son los que comulgan de Mí y no se olvidan cuán importante es ese Sacramento.
Los que traen gozo a Mi Corazón son los que se alegran con Mi Buena Nueva, son los que esperan Mi Mensaje cada mes, son los que tienen sed de Mí.
Así, hoy están conociendo el misterio infinito de Mi Corazón, de un Corazón que aún siente y palpita por ustedes, de un Corazón que aún vive por este mundo y por esta humanidad, de un Corazón que se conmueve con el sufrimiento porque ya lo conoció en Su propia carne, en Su propio Cuerpo, de un Corazón que se ha divinizado por ustedes y que les entrega Su Misericordia para que se puedan redimir y para que puedan perdonar.
El misterio infinito de Mi Corazón los prepara para el Armagedón, para cruzar las puertas del Apocalipsis, para seguir adelante a pesar de lo que suceda.
Quiero que hoy mediten sobre todo lo que les he dicho y que, en sinceridad con ustedes mismos, reflexionen, porque ya no hablo para niños, sino para adultos, adultos en la evolución y en el compromiso.
La Obra de Mi Misericordia tiene que cumplirse a través de las almas consecuentes y responsables, a través de los que no temen decir sí.
Que todos los que verdaderamente claman y piden ayuda, hoy entren en Mi Corazón para que sean parte de esa alegría y de ese gozo que Me conmueve al poder presenciar y contemplar a los que siguen adelante, porque así ya no serán espinas en Mi Corona, sino rayos que Yo esparciré sobre el mundo para concederle la cura y la paz, para volver a traer el Reino de Dios a la Tierra.
Sean postulantes para alegrar Mi Corazón, porque así Yo podré sentir que están comprendiendo lo que viven Conmigo y la responsabilidad que esto tiene delante de Dios.
Yo seguiré caminando con pasos firmes, marcando en el suelo las Huellas de Luz para que Mis apóstoles las reconozcan, y sigan así el camino que el Maestro está trazando en el fin de estos tiempos, en este planeta y dentro de esta humanidad.
De esta forma, Yo los vuelvo a sacramentar y por medio de Mi Espíritu les doy la Paz, para que esta Maratón de la Divina Misericordia sea un paso más en el compromiso y en la vivencia de ese voto.
Yo les dejo Mi Mensaje como una tabla de salvación, como un impulso espiritual para dar un gran salto al vacío, al vacío de sí mismos, al vacío de Dios, en donde encontrarán la unidad interna con el Todo y, así, con el Origen.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Queridos hijos:
Que la Resurrección de Jesús los ilumine y haga de sus consciencias corazones transformados y vidas transfiguradas por el Amor de Mi Hijo, a fin de que el planeta reciba la sagrada amnistía espiritual que necesita para poder redimirse.
Queridos hijos, ábranse mucho más para que los sagrados misterios de Cristo hoy puedan ser revelaciones para el despertar y la elevación de sus consciencias, porque si ustedes se transforman y resucitan en espíritu, volviéndose la misma Aspiración de Dios, el planeta también se transformará y toda la humanidad pasará a ser algo sagrado por medio de los principios y de los atributos que siempre vendrán del Padre.
Hoy, quisiera que Mis hijos comprendieran que todos son parte de una transición y que esta transición tendrá un fin, así como todo en la vida tiene un fin.
Por eso, hijos Míos, Yo los impulso y los llamo a abandonar la indiferencia y a atender a las necesidades, así como Mi Hijo atendió a cada una de las necesidades.
Bajo el espíritu de la caridad, los invito a tener un corazón misericordioso, un corazón que tenga la capacidad de responder siempre sí a todo lo que hay que atender y rescatar, porque así comenzarán los primeros pasos decisivos hacia el Amor crístico, hacia un Amor mayor capaz de perdonarlo todo.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre, la Virgen María, Rosa de la Paz
Mis queridos y amados hijos:
Que, en esta Cuaresma redentora, sus corazones se sensibilicen ante la dura realidad planetaria para que, en un humilde acto de oración y de súplica, los que más sufren y nada tienen sean contemplados por aquellos que lo tienen todo y que, en muchas situaciones, lo desperdician.
Que, a través de sus oraciones conscientes, despierte en el mundo el espíritu crístico de la fraternidad humana, a fin de que cada ser humano perciba que el camino, para reconstruir a la humanidad, será recorrido juntos, como una única gran familia universal.
Queridos hijos, les pido que el sentimiento de la caridad fraterna se profundice en cada una de sus vidas, así podrán reconocer la Faz de Mi Hijo a través de los que, en este tiempo, atraviesan el desierto de la consciencia y viven el encuentro con su propia realidad interior.
Yo los llamo a sensibilizarse a fin de que la indiferencia no los gobierne y determine los próximos pasos de toda la humanidad, sino que mediante la fraternidad humana ustedes purifiquen sus ideas y principios en pro del beneficio del planeta.
Les agradezco por responder a Mi llamado,
Los bendice,
Vuestra Madre, la Virgen María, Rosa de la Paz
Queridos hijos:
Que la Paz de Cristo esté en ustedes.
Busquen, en este momento, fortalecer su unión con Mi Hijo, así permitirán que las Leyes Inmateriales lleguen a sus vidas y sus consciencias sean retiradas de la corriente del caos y de los embates.
En este tiempo, hijos Míos, deben vivir la verdad y la sinceridad con Mi Hijo, para que Él haga de sus personas almas de caridad, misericordia y bien.
Continúen rezando el Santo Rosario diariamente, porque en la oración del Rosario encontrarán la escalera de Luz que los elevará y los retirará de cualquier peligro.
Desde el Cielo vengo acompañando el momento que el planeta sigue atravesando. Cuantas más obras de bien y de paz se lleven adelante, mayores serán las Gracias que la humanidad recibirá, aunque no las merezca.
Hijos, usen el discernimiento, usen correctamente la palabra, que nada sea desperdiciado.
Sean personas de amor y de bondad.
Vivan el mensaje de Mi Hijo y así el mundo estará a salvo por la presencia de la santidad de las almas.
Reconozcan a Mi Hijo en el semejante.
Despierten sus virtudes y talentos.
Sean embajadores de la paz y ya no vivan el odio, la venganza ni la discordia.
Sean más misericordiosos, y la Divina Misericordia llegará al mundo.
Yo les doy Mi bendición maternal para que no se desanimen.
Si están en Cristo, en Cristo alcanzarán su redención y conversión. ¡Adelante!
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre, la Virgen María, Rosa de la Paz
Asociación María
Fundada en diciembre de 2012, a pedido de la Virgen María, Asociación María, Madre de la Divina Concepción es una asociación religiosa, sin vínculos con ninguna religión institucionalizada, de carácter filosófico-espiritual, ecuménico, humanitario, benéfico, cultural, que ampara a todas las actividades indicadas a través de la instrucción transmitida por Cristo Jesús, la Virgen María y San José. Leer más