- Inicio
- Blog
- Mensajes
- Oración por la Paz en las Naciones
- Calendario
- Oraciones
- Impulsos Diarios
- Libros publicados
- Pinturas e Imágenes
- Objetos Sagrados
- Música
- Galeria de fotos
- ¿Quiénes somos?
- Centros Marianos
- Campaña por la Paz
- Redes Sociales
- Contacto
Mis queridos y amados hijos:
Hoy, Me alegra tenerlos cerca de Mi Corazón, para que cada uno de ustedes pueda sentir el calor materno de Mi Llama Sagrada de Amor.
En esta Cuaresma, que está finalizando, Yo los invito a salir del desierto para ingresar en el Paraíso Eterno de Dios, que está en los Cielos.
Quiero llevarlos Conmigo, en esta próxima Semana Santa, por el camino sagrado del calvario; para que ustedes puedan recoger espiritualmente los códigos triunfantes de la Dolorosa Pasión de Mi Hijo.
En este tiempo, Nuestro Señor necesita que existan almas capaces de ser depositarias de Sus principios, valores y atributos, para que en el mundo puedan ser erradicadas la violencia, la guerra, la impunidad y la esclavitud que aún muchos hijos Míos siguen enfrentando día a día.
Yo deseo, como Madre, que ustedes le puedan ofrecer sus vidas a Dios como un ejemplo ante tantos pecados en el mundo.
Por eso, queridos hijos, Mi intención de Madre es llevarlos de la mano y, sobre todo, dentro de Mi Corazón por el camino de la revelación del Amor Crístico, que se expresa fielmente a través de la Pasión de Cristo.
Mi Hijo necesita testigos de Su Amor, ante tanta crueldad.
Mi Hijo necesita testigos de Su Misericordia, ante tantas injusticias.
Mi Hijo necesita pacificadores, ante tanta violencia y maltrato.
Por eso, ustedes deberán comenzar el ejercicio de apartarse y distanciarse de esas energías.
Por eso, Yo vengo a mostrarles el camino, el camino que los llevará hasta Mi Hijo, Jesús.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre, la Virgen María, Rosa de la Paz
Después de transmitir el Mensaje semanal, la Virgen María complementó con las siguientes Palabras:
Mi Hijo les agradece por estar hoy aquí y a través de este Mensaje, que enseguida compartirán(*), comprenderán la esencia de lo que Él necesita en este ciclo. Porque esperamos, pero también rezamos, para que al menos una parte de la humanidad se pueda salvar, antes de que sea demasiado tarde; y para que principalmente la humanidad que será rescatada pueda guardar, en sí misma y en cada corazón, los Valores y los Principios de Dios que gestaron desde el comienzo la existencia de las razas y de los pueblos, la expresión auténtica de los valores divinos del pueblo de Israel.
Mi silencio viene a reconfortarlos. Mi oración viene a reconstruirlos. Mi Amor viene a elevarlos ante esta puerta espiritual y divina, que se abre hacia la Sagrada Semana.
La Iglesia de Mi Hijo está pronta, porque lo que brillará en Su Altar será el ofrecimiento de cada uno de sus corazones, eso es lo que Él espera ardientemente. No importa que sea imperfecto o que sea miserable para ustedes. Mi Hijo espera que sea verdadero, con la lealtad que puede vivir cada corazón de poder comprender el Llamado de Dios que, en este tiempo, viene a despertarlos a todos, porque la humanidad no puede dormirse por su indiferencia o negación.
La humanidad deberá ser la raza de los Nuevos Cristos. Y por esta causa, también rezo todos los días, así como rezo fielmente al lado de cada uno que se une a Mí, en oración.
Les agradezco y los animo a vivir una victoriosa Semana Santa, para que Cristo, Mi Amado Hijo, pueda gobernar cada corazón humano. Por esta ardiente aspiración del Señor, Yo les doy Su Paz, la Paz de Cristo.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Sean Luz en el mundo, para que haya Misericordia.
(*) La Madre Divina se refiere al Mensaje semanal.
Queridos hijos:
Después de la venida de Mi Amadísimo Hijo a Argentina, como Madre de todos y Señora de Luján, vengo a bendecirlos por última vez.
Seguiré orando por ustedes, Mis hijos de Argentina; para que, a pesar de este traumático escenario social del país, sus corazones se reconforten con el Amor que Mi Materno Corazón les ofrece en este momento.
Mis amados hijos de Argentina, deseo que todos los impulsos que recibieron en estos últimos días los lleven en sus corazones, como parte del gesto misericordioso y compasivo de Dios por una Argentina que ya debe prepararse para el Retorno de Cristo.
Mientras tanto, Yo los animo, Mis hijos, a realizar obras de caridad y de bien, y a pensar que cada momento de servicio a los que sufren, lo estarán haciendo como un acto verdadero de reparación, a fin de que de la Argentina sea erradicada la violencia y el maltrato entre los miembros de la familia humana y para que retorne a la Argentina la esperanza, la fortaleza y la fe que ya se disolvió en muchos corazones.
Mis hijos, su Madre y Señora de Luján les pide que sean precursores de la esperanza y de la alegría que les da el Evangelio, porque así más corazones necesitados de Argentina tendrán la Gracia de volver a renacer en el amor y en el bien.
Les agradezco a Mis hijos de Argentina por haber acompañado cada uno de los pasos de Nuestros Sagrados Corazones.
¡Adelante, Mis hijos de Argentina!
Les agradece y los bendice,
Vuestra Madre, la Virgen María, Rosa de la Paz y Señora de Luján
Queridos hijos:
Después de las Palabras pronunciadas ayer por Mi Hijo, España, como nación, está ante la puerta de su última oportunidad. Una oportunidad que podría colocar a toda la nación en el definitivo sendero para poder cumplir el prometedor Plan de Dios.
Por eso, los invito a partir de ahora, queridos hijos, a que sean conscientes de esto, para que sus vidas puedan ser el fiel reflejo de una redención concretada.
Estaré orando, como lo vengo haciendo por esta nación desde hace mucho tiempo.
Mi Corazón de Madre tiene un predilecto Amor por esta nación y por todo su pueblo; porque en otros tiempos, España Me recibió, cuando su Madre peregrinó por estas tierras de praderas hermosas, de valles profundos y de aguas cristalinas.
España es también Mi aspiración, al igual que la aspiración de Mi Amado Hijo.
Desde ya, les agradezco que sigan rezando Conmigo por la unidad de España para que, algún día, este querido país celebre el Retorno de Cristo.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre, la Virgen María, Rosa de la Paz
Queridos hijos:
Que el Sagrado Manto Protector de Mi Hijo cure y proteja, en este momento, a cuantos continúan atravesando esta pandemia.
Mi consuelo y amor de Madre están en cada corazón que vive, en este momento, la enfermedad y el sufrimiento.
Por eso, hoy, pido de manera especial que el Manto Sagrado de Cristo cure y alivie a los que necesitan ayuda espiritual y física, porque las almas deberán salir fortalecidas después de esta experiencia con la pandemia.
Mi Corazón y Mi Vida rezan por ustedes en todo momento, pidiéndole y rogándole al Padre que envíe a Sus ángeles curadores para que estén al lado de las personas enfermas y para que, a través de la ayuda angélica, las almas tengan fuerza suficiente para atravesar esta nueva escuela que toda la humanidad, desde hace dos años, atraviesa.
Como Madre, también rezo por otras causas que agravan la situación del planeta y de la humanidad. Rezo por todo el movimiento que la naturaleza ferozmente realiza para que, en los planos internos, se establezca el orden y la paz, a fin de que el cambio climático ya no sea el motivo o la causa de miles de desplazados y desfavorecidos.
También, ruego a Dios por los más vulnerables y solicito que el Bendito Manto Protector de Cristo proteja y resguarde a los que, violentamente, viven el fin de los tiempos.
Este momento, queridos hijos, lleva a cada uno a mirar y a pensar en el otro, no como un problema, sino como una necesidad de llevarle amor, amparo y refugio, no solo espiritual, sino también material.
Cuando realmente exista una consciencia fraterna en esta humanidad, Yo les aseguro que muchas situaciones serán resueltas; mientras tanto, los más vulnerables están sometidos por los que se sirven del caos y lo diseminan en el mundo.
Oremos con más fervor. Que Dios escuche las oraciones de todos Sus hijos.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre, la Virgen María, Rosa de la Paz
Solo una madre sabe y siente lo que significa perder a un hijo.
Una buena madre conoce más allá de la apariencia o de los sentidos lo que significa perder a un hijo a nivel espiritual o material.
Solo una madre es capaz de comprender y de acompañar lo que significa perder a un hijo, en algún sentido.
Solo una buena madre es capaz de ver lo que significa no tener más a su hijo en el camino adecuado, que es el camino de la luz y de la consagración.
Solo una buena madre es capaz de sostener con su amor maternal lo que significa perder a un hijo y ver su partida.
Una buena madre que gestó a sus hijos sabe lo que representa una pérdida espiritual o humana.
La buena madre sabe lo que significa no tener más en su camino a quien nació de su vientre.
Por eso la madre es la que más padece y sufre porque ella solo desea que se cumpla el bien en quienes crio y amó con tanto esmero y entrega.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Queridos hijos:
Que la Gracia y la Misericordia de Dios estén en ustedes, para que también la Misericordia y la Gracia estén en el mundo.
Reciban de Mi Corazón el Amor Maternal para que sus consciencias se fortalezcan en Cristo durante este ciclo de transición.
Que nunca les falte el ímpetu y la alegría de servir al Señor para que así, Su Obra de Misericordia se siga cumpliendo en la humanidad.
Nunca dejen de buscar al Señor, de llamarlo, de implorar a Su Sagrado Nombre, porque así estarán en contacto y en unión con la esencia de Su Propósito.
Que las Obras de Dios se cumplan en la humanidad y en todos los seres para que las almas estén más conscientes de lo que, en verdad, es necesario cambiar, curar y redimir.
Alaben a Dios y a todos Sus Sagrados Nombres.
Que el Cielo descienda a la Tierra y que la Tierra sea reconsagrada a los principios de la Fuente Primordial.
Que en todo esté la presencia del Amor de Dios, a fin de que la humanidad sea reconstruida.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Descansa en Mis brazos para que Mi dulce mirada maternal te pueda contemplar dormido y entregado al Amor de la Madre de Dios.
Recibe de Mi Corazón y de Mi Alma el caluroso restauro para tu espíritu y, así, encuentra de nuevo la paz.
Recógete en los brazos de la Madre Divina y siente que siempre todo estará bien.
Quédate en los brazos de la Madre Divina todo el tiempo que necesites. Yo estoy aquí para lo que precises y necesites.
Silénciate y entrégate a Mí en oración, para que sientas la caricia maternal de tu Madre Santísima.
Déjame hacerte sentir el poder del Amor de Dios derramado en cada palabra entregada, en cada gesto compartido, en cada súplica escuchada por la Madre de Dios.
Así, fortalece tu fe en Mi confianza y siente como Yo alivio tu cruz, una cruz que también carga el mundo.
Quédate en Mis brazos y sostente en Mí.
Siente, en este momento, el consuelo de Mi Corazón y el abrigo protector de Mi Alma.
Yo estoy aquí y Soy tu Madre.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
No dejes que el fracaso invada tu corazón, porque él no existe.
Lava tu consciencia y purifica tu corazón en la Fuente Reparadora de Mi Gracia.
Permite que el Amor de Dios reine en ti para que las puertas al cambio se puedan abrir.
Sostente a través de la fe que te puede expresar Mi Corazón, y no te olvides de que Soy tu Madre y te amo.
Regocíjate en Mi Hijo, una y otra vez, porque la hora de tu redención llegará y recordarás todas tus experiencias vividas; así estarás trascendiendo tu historia humana y terrestre.
Cree, por encima de todo, en el poder curador del amor para que el Espíritu Santo siempre te colme y así puedas entregarte a Dios, cada día más.
Llegará el tiempo en que la dualidad será vencida y el ser humano abandonará el sufrimiento para comenzar a vivir la verdadera alegría de estar en Dios.
Participa todos los días de la poderosa corriente de la Misericordia y sé parte del gran momento de la redención.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Como un Ave de Luz recorro el mundo para aliviarlo de su dolor y de su sufrimiento.
Por medio de las oraciones de Mis hijos por las naciones, Yo logro sostener a los pueblos y a las razas, a pesar de las difíciles situaciones que hoy enfrentan los países.
En el plano espiritual, nutro con Mi Luz y curo con Mi Amor a los que más necesitan y atraigo desde el Cielo la ayuda divina para que ciertas regiones de la Tierra mantengan su equilibrio y su estabilidad espiritual. Todo esto forma parte de una tarea planetaria.
A través de cada Misterio del Rosario, orado por la paz en las naciones del mundo, Mis hijos orantes y servidores acompañan a la Madre de Dios en estos tiempos definitivos.
El resultado de la oración es indescriptible, porque el poder universal que ella tiene todavía es desconocido, y como en la oración del Rosario por la Paz en las Naciones todo el trabajo es dedicado con amor y devoción, su efecto es aún más grande y alcanza niveles cósmicos.
Por eso, Mi única aspiración es que, a pesar de lo que suceda con cada uno o con el mundo, nunca dejen de orar, nunca dejen de mantener unidos el Cielo y la Tierra, el espíritu de cada uno con el Espíritu Santo de Dios.
Nunca desistan, por más que muchos desistan.
Nunca suelten la mano de la Madre de Dios, porque en esa unión inquebrantable triunfará el amor y las naciones del mundo no padecerán tanto como está previsto.
Únanse, día a día, a Mi Rosario de Luz.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice en esta misión,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Una Buena Madre - Parte II
Hijos:
Quisiera que pudieran recordar el momento en el que estaban en brazos de su madre terrenal, en un acto tan semejante como cuando el pequeño Jesús estuvo en Mis Brazos.
¡Qué tesoro nos entregó Dios a través de ustedes, cuando, una vez, siendo pequeños, pudieron estar en los brazos de su madre!
¡Qué momento tan especial e íntimo nos concedió Dios, de que ustedes pudieran sentir el calor maternal de su madre y su madre pudiera sentir la entrega incondicional de su pequeño hijo!
En esta relación de madre e hijo se construye el espíritu verdadero de la familia y es ese espíritu el que permite, en experiencias posteriores, construir el amor y la solidaridad entre los seres.
Hoy, como Madre de todas las madres, vengo con este ejemplo porque estamos ante una humanidad que perdió completamente los valores espirituales de la maternidad.
Pero si hoy y durante los días que vendrán, por medio de la oración, todas las madres del mundo se unen a Mí bajo el espíritu femenino de la Sagrada Maternidad, permitirán que la gran Madre entre todas las madres pueda interceder por las jóvenes madres que hoy gestan a sus hijos y son tentadas por el adversario para deshacerse de la vida.
Si juntas, como madres espirituales y madres de todos nuestros hijos, nos unimos en esa alianza perfecta de madres de Dios, algún día generaremos esa consciencia tan necesaria para respetar, amar y proteger la vida nueva que está llegando.
Hoy solo les recuerdo a las madres su primer parto y la preparación para ese momento.
¡Cuán importante es para la Creación traer la vida al mundo, así como Yo traje a Jesús como luz para la humanidad!
Que hoy pueda volver a nacer ese espíritu bendito de la Maternidad que Dios concibió en cada ser femenino y el que en estos tiempos cruciales será imprescindible, porque muchos corazones más buscarán el consuelo y el cariño de una madre en la Tierra.
Las invito, queridas madres, a la renovación de ese íntimo principio femenino de la Creación.
Una buena madre guarda en su interior el propósito de la vida que una vez gestó, y ella es celadora y guardiana de que ese propósito se cumpla en el alma que una vez trajo al mundo.
La misión espiritual de las madres, unidas a Dios, es una misión amplia, más de lo que parece. Una buena madre es esa consciencia intermediaria entre sus hijos y Dios, porque Dios le concedió esa autoridad a la Virgen María y, en consecuencia, a todas las madres que están sinceramente unidas a Su Corazón Maternal.
En estos tiempos, todos los hijos de Dios deberán recordar la misión que cada madre terrenal cumplió ante el Universo cuando ella trajo al mundo a su propio hijo.
Este es el motivo para reencender en las almas el espíritu de la Maternidad, el que protegerá a los hijos de los embates del adversario.
Quiero dejarles, para terminar, las palabras que una vez el pequeño Jesús Me expresó en Sus primeros años de vida, palabras que afirmaron en Mi interior que Yo debería, como Madre de todos, hacer lo posible y lo imposible para salvar a Mis hijos de la perdición.
Jesús, una vez, siendo Niño, Me declaró las siguientes palabras como una simple oración:
¡Oh dulce Madre!,
tierna Consoladora de los que están afligidos.
Sierva incansable que donaste y entregaste
Tu Purísimo Vientre Virginal a la Creación.
¡Oh bondadosa Madre!,
que acoges a los que sufren,
que perseveras en Tu pura Fe,
que no descansas hasta poder tener
en brazos hasta el último de Tus hijos.
¡Oh Madre de la caridad!,
que haces el bien por donde pasas,
que realizas milagros y concedes
gracias a todos Tus hijos.
Desde ahora, Purísima Madre,
serás la Reina y la Señora de todas las madres,
a fin de que en esta humanidad
todos aprendan, algún día,
por obra de Tu Gracia, a amar de verdad,
así como Tú nos amas incondicionalmente.
¡Con estas palabras les agradezco por responder a Mi llamado maternal!
Los bendice,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Una Buena Madre - Parte I
Una verdadera madre es capaz de darlo todo por sus hijos, no importa si sus hijos le corresponden o no.
Una verdadera madre hace todo en el silencio, y en ese silencio muchas veces calla para no desafiar las contrariedades de estos tiempos.
Una verdadera madre acoge el sufrimiento del semejante y lo hace parte de sí.
Una verdadera madre conoce la inmadurez y la testarudez de sus hijos, pero, aun así, siempre les demostrará la realidad y el lado bueno de la historia y de toda la experiencia.
Una buena madre no reclama, pero sí indica; no somete ni controla, pero sí advierte, sugiere y guía, porque su corazón maternal y femenino siempre le dictará muchas cosas.
Una buena madre siempre les dará el bien a sus hijos, y un poco más.
Una buena madre es la que siempre dice "sí" y es la que llora en su soledad. Ella espera que sus hijos encuentren el camino de la madurez, de la bondad y de la transparencia.
Una buena y verdadera madre teme por la perdición de sus hijos y cuando sus hijos no la escuchan se acongoja su corazón.
Por eso el Padre les dio una madre, no importa si es correcta o incorrecta. Dios les dio una madre terrenal y una Madre Espiritual.
Esas madres esperan que sus hijos nunca se olviden de ellas, que las lleven en su corazón grabadas a fuego, porque una madre es el hilo intermediario que los unirá a Dios en Su Aspecto Femenino.
Todo los que en la vida consagrada tuvieron la gracia de tener una madre espiritual es para que la reconozcan, especialmente la juventud, porque en estos tiempos estar en el regazo de una madre será como estar en los Brazos de Dios.
Se necesita mucha humildad y confianza para poder comprender, sentir y percibir lo que una buena madre siente por sus hijos.
Los invito a aliviar el corazón de las madres, por todas las madres del mundo que agonizan, día y noche, al no poder socorrer a sus hijos.
Dios les ha dado Su mayor tesoro universal: tener cerca una madre, así como Jesús Me tuvo a Mí, para que en los momentos más difíciles y áridos Yo lo apoyara.
Una verdadera madre siempre tiene un lugar para sus hijos, porque sus hijos son la razón primera de su existir.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Mis queridos hijos:
Mi caricia es como el pasar del suave viento.
Mi regazo es como recibir el cálido calor del Sol en el invierno.
Mi Amor es como la ternura de una madre con su pequeño hijo.
Mi oración es como la lluvia que cae constantemente.
Mi esperanza es como la flor que se abre a los rayos del Sol.
Mi fe es como la bóveda celeste en la noche.
Mi súplica es como el llamado del Universo a todos los seres.
Mi devoción es como el fuego de la noche.
Mi paz es como las olas que golpean armoniosamente en los océanos.
Mi cura es como el rayo del Sol que penetra la tierra oscura.
Mi unidad es como el equilibrio y la armonía del Universo local.
Mi luz es como el Sol en el amanecer hasta que alcanza su punto más alto.
Mi alegría es la consagración de los hijos de Dios.
Mi júbilo es la concreción de la vida sacerdotal.
Mi paciencia es como el fruto que madura lentamente en el árbol.
Mi dulzura es como la fruta más dulce del planeta.
Mi misión es como el servicio abnegado de los que sirven a Dios sin cansancio.
¿Y cómo son, hijo Mío, tus virtudes?
¿Has encontrado la semejanza de tus acciones en la Creación?
Deja que fluya en ti ese principio del Don de Dios.
Permite que despierten los talentos de estos tiempos para que la Tierra sea repoblada de simples, pero verdaderos valores.
Anímate a decirle "sí" a la virtud del corazón.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Entra en Mi Corazón de Paz, para que tus pasos sean seguros hacia Dios.
Entra en Mi Corazón de Paz, para que así Yo te conduzca hacia aquella Voluntad perfecta que el Creador emanó al pensar en tu pequeño corazón.
Entra en Mi Corazón de Paz, para que haya paz en tu pequeña vida y se disuelvan los conflictos, los obstáculos y las dificultades.
Entra en Mi Corazón de Paz, para que Yo te enseñe a ser un pacificador en la Tierra.
Entra en Mi Corazón de Paz, para que Yo te transforme en un anunciador de la Presencia de Cristo en este mundo, en un testimonio vivo de Su Presencia eterna y de Su Retorno venidero.
Entra en Mi Corazón de Paz, para que en Mi Silencio Yo te enseñe muchas cosas y Mi Amor te sostenga y nutra tu espíritu para que no busques en el mundo, o fuera de ti, aquello que solo Dios puede entregarte.
Entra en Mi Corazón de Paz con una oración sincera, con una plegaria verdadera, como una confesión entre Madre e hijo. Porque, como tu Madre Celeste Universal, aquí estoy para escucharte, para comprenderte, para corregirte y para ampararte.
Entra en Mi Corazón de Paz en un diálogo verdadero Conmigo, pues Yo te amo, hijo Mío, y espero que tu corazón retorne al puerto seguro de Mi Espíritu, en donde Yo pueda sustentarte para que tú, en servicio permanente y en donación, sustentes a otros que no consiguieron y que no supieron llegar a Mí.
No te olvides de entrar en Mi Inmaculado Corazón de Paz.
No te olvides de estar en Mí.
En Mi silencio tengo la respuesta y el aliento para todas tus dudas y dificultades.
En Mi abrazo tengo el consuelo para tu espíritu y la renovación para tu alma.
No permanezcas en el mundo desesperanzado y sin paz, si tienes una Madre Celeste que te fue entregada por Dios en la Cruz de Su Hijo, en el ápice de Su Amor y de Su Misericordia.
Hijo Mío, cuando todo parecía perdido para los compañeros de Cristo que lo vieron padecer en la Cruz, Él les entregó una Madre eterna y bondadosa. Y, de la misma forma, vuelve a hacerlo cuando las almas se pierden al olvidar que tienen una Madre Celestial que los amparará siempre que eleven sus ojos hacia los Cielos y su corazón a Dios.
Tan simplemente aguardo que Me llamen y que oren Conmigo.
El mundo, hijo Mío, pasará por dificultades mayores y pruebas que parecerán insuperables. Por eso, aprende hoy a ingresar en Mi Corazón de Paz; construye hoy el camino que conduce a Mi Manto, y cuando este mundo más lo necesite tú serás una guía para las almas perdidas, pues sabrás el camino para encontrarme.
Con Amor en Mi Corazón tiendo Mis brazos, colmados de gracias, hacia el mundo, para hablarle directamente al corazón de cada uno de Mis Hijos: entra en Mi Corazón de Paz y encuéntrame allí para que Yo te diga lo que más quiero de ti en este tiempo y te ayude a cumplir con tu misión.
En este día te bendigo y te agradezco por escuchar Mis Palabras y adentrarte, sin miedo, en Mi Corazón de Paz.
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Queridos hijos:
Como Madre de Austria y de Alemania, en este día, también peregrino por estas tierras a fin de disolver las gravísimas y tristes decisiones que fueron tomadas en el siglo pasado, que afectaron y trasgredieron a millones de almas en el mundo.
Es por esa razón, hijos, que hoy Mi aspiración, por medio de esta peregrinación a Eslovaquia y Austria, es poder ingresar en el corazón de cada eslovaco y de cada austríaco, para que Mi Amor maternal y divino pueda reparar, en niveles profundos, lo que ha quedado guardado en la consciencia de Mis hijos y que ha generado un terrible dolor humano.
Así como Mi Hijo visitará Eslovaquia para volver a concederle la Paz, su Madre Celeste, Virgen de Schoenstatt, Patrona de esta peregrinación, estará presente desde los planos internos, trabajando y obrando para disolver las raíces de la maldad, del poder y de la perversión, para que estas acciones humanas sean revertidas por la Misericordia, el Amor y el Perdón.
Por eso, hijos, a todos los que Me acompañan sinceramente en esta misión, aquí o desde cualquier lugar del mundo, Yo los llamo, hijos, a seguir los pasos internos de la Madre de Dios, que se sirve de esta actual coyuntura de trabajo para poder ayudar a la nación de Austria y especialmente a su Ángel Regente.
Con el rosario en Mi mano, hijos Míos, los invito a seguir penetrando el misterio poderoso de la oración del corazón, para que no solo las almas que más sufren sean ayudadas, sino también las naciones sean permeadas de nuevos valores y principios de Amor que Mi Corazón Inmaculado espera derramar.
¡Yo les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice con la Luz del Cielo,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
En verdad, hijos Míos, no existe nada que Me impida acercarme a ustedes, porque cuando Yo vengo, el Cielo viene detrás de Mí con todas las Gracias del universo, especialmente esas Gracias que los más pecadores necesitan para alcanzar el perdón y la conversión.
Por eso, ante el caos o la calma, ante la agitación o el más profundo silencio, no existe nada ni nadie que Me pueda impedir estar cerca de Mis hijos, porque Mi deseo de Madre es que todos los días, hasta la eternidad, ustedes aprendan a estar en Dios, a pesar de cualquier circunstancia o acontecimiento, así como Yo lo estoy.
Los animo, mediante la oración y la Comunión con Cristo, a superar y trascender el caos mundial del fin de los tiempos; pero no con indiferencia, sino con inteligencia, a fin de que, en la Inteligencia de Dios, sus vidas alcancen la posibilidad de atraer la Paz a la Tierra a pesar de todas las circunstancias.
Anímense a atravesar ese umbral de caos para ingresar al refugio perfecto del Corazón de Dios, porque así muchos más serán llevados por el mismo camino de liberación.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
La Catedral de la Paz - Parte II
Y eleva con tu oración a toda la humanidad. Lleva, especialmente, por medio de tus oraciones, a todos los refugiados hacia el Altar Mayor de la Catedral de la Paz.
Abre camino para que los más necesitados de ayuda espiritual e interior reciban el abrazo maternal de la Madre de Dios y el consuelo divino del Inmaculado Corazón.
Eleva a las almas del mundo hacia la Catedral de la Paz, para que ellas despierten a su verdadero propósito y así entren en comunión con el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo.
Dentro de la Catedral de la Paz las almas más necesitadas son sacramentadas por la acción imperiosa del Espíritu Santo, reciben el bautismo espiritual, la confirmación interior y la comunión con el Cordero Inmolado, el Redentor.
En la Catedral de la Paz las almas encuentran, por medio de los Sacramentos espirituales, los Dones de Dios y pueden ver dentro de sí las virtudes que el Cielo necesita despertar en cada ser, para que las criaturas aprendan a vivir la Voluntad Divina.
Por eso, los que participan en la Sagrada Catedral de la Paz son inspirados y motivados por los ángeles de la guarda a vivir su misión interior y, al mismo tiempo, a ser partícipes de la comunión espiritual que se manifiesta en el Altar Mayor de la misma.
La Catedral de la Paz infunde en las almas el poder espiritual de los divinos Sacramentos, para que cada ser encuentre su Don y así se ofrezca al servicio incondicional por la humanidad y el planeta.
La Catedral de la Paz nos ayuda a reconocer nuestro universo interior, es decir, la verdad que somos dentro de la existencia divina y de la Fuente espiritual que procedemos, dentro de la amplia universalidad de la Creación.
Por eso, la Madre del Mundo es la intercesora de las almas dentro de la Catedral de la Paz, a fin de que más corazones conozcan el poder de la Gracia, de la Misericordia y del Perdón, y así todo pueda ser revertido y reconducido hacia el camino del Propósito Mayor.
La consciencia humana puede tener presente en su corazón a la sublime Catedral de la Paz, para que siempre recuerde su filiación con lo Alto y, especialmente, viva los Atributos de Dios, los que harán de este planeta una humanidad redimida y perdonada por el potentísimo caudal del Amor de Dios.
Que todo ser sobre la superficie del planeta se sienta motivado a ingresar a la Catedral de la Paz, para que, junto a la Madre Celeste, sea conducido a la unión con el Padre Celestial concediendo a las almas la vivencia del Reino de Dios.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre, María, Rosa de la Paz y Señora de la Catedral de la Paz
Ábreme la puerta, hijo Mío, hija Mía, porque ingresaré dentro de tu cárcel espiritual para poder quitarte de allí y librarte del constante cautiverio.
Deja que Mi Corazón disuelva las cadenas que te mantienen preso.
Hoy vengo para darte la libertad interior que tanto buscas.
No creas ni pienses que te quedarás allí para siempre. Anímate a desvincularte de tus apariencias, de todos los aspectos de la vida superficial que te llevan al error.
Cree en el poder de la reconciliación y en el poder de la cura. Acepta con gratitud esa libertad interna que Mi Corazón Inmaculado te puede ofrecer.
Deja que tu Madre Celeste derrumbe la existencia de esa vieja prisión de la consciencia y, a partir de allí, comienza a volar alto hasta que alcances el último Cielo, en donde encontrarás a Jesús, sentado a la mesa de la Celebración Eucarística; para que, así, recibas Su Cuerpo y Su Sangre como símbolo de reparación interior y de fortalecimiento de la alianza con Su Divino Espíritu.
Recibe, entonces, Su más amorosa bendición e imítalo, para que en este próximo tiempo todo sea renovado.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Que hoy despierten en sus almas los Dones de Dios y que en sus corazones se abran las rosas internas que expresan el amor infinito por el Creador y Su Creación; a fin de que en sus vidas, consagradas a la eterna oración, se puedan realizar los divinos prodigios que el Padre espera revelarles a sus vidas en redención, por medio de este encuentro.
Que la caricia de Mis Manos Maternales santifique a cada uno de ustedes y los bendiga en este momento sagrado, para que en estos tiempos difíciles vivan y recuerden su transformación, como un paso importante por la humanidad y su sufrido planeta azul.
Entonces, Mis amados, que se abran las puertas de sus mundos internos, para que puedan concebir en sus esencias el Propósito que Dios les Ha destinado en este tiempo a sus vidas.
Tomados de Mis Manos para que Yo los pueda guiar, queridos hijos, caminen en confianza a Mi lado, porque así Yo los fortaleceré en la senda del sacrificio y de la eterna esperanza, que deberán ver reflejada en sus rostros, para que Dios deposite Sus Gracias en toda la humanidad.
Hoy, los bendigo desde el Cielo y el Cielo de Dios les traigo, para que al fin se establezca en sus vidas el triunfo de Mi Inmaculado Corazón.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre, la Virgen María, Rosa de la Paz
A través de Mi Presencia y de Mis Palabras, purifico tu vida y toda tu consciencia, y lo que parecía imposible de transformar es disuelto por Mi Amor maternal.
Así, tendrás tus pies libres de toda amarra para poder caminar hacia Mi amado Hijo, y Él te esperará pleno de Su Divina Misericordia para derramarla como un bálsamo sobre ti.
Siente que es posible redimirse y vivir en estos tiempos difíciles todos los Dones del Cielo.
Hoy acaricio tu rostro, coloco tu cabeza sobre Mi pecho y te doy a conocer el Amor de Dios, que cura y cicatriza cualquier situación.
Aférrate a Mi Manto y todo pasará. Solo Dios basta para los corazones simples que viven la oración del corazón.
No te preocupes, Dios está por encima de todo y Él, que es poderoso, te librará de todo mal.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice y los absuelve,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Hoy los invito a ser receptáculos vivos de Dios. Los invito a ser receptáculos de Cristo. Los invito a ser moradas simples para Mi Materno Corazón.
Hoy los invito a ser receptáculos de los dones del Cielo y de los tesoros que son entregados espiritualmente a la humanidad, por medio de sus actos, de gestos fraternos y de acciones de caridad; así mantendrán en ustedes esos tesoros y no perderán las reliquias celestiales que hoy les entrega el Universo a través de la Instrucción.
Queridos hijos, que sus almas, como receptáculos de lo Divino, sean las esencias mediadoras para que se realice el Plan en la Tierra.
Deseo que muchas almas más se animen, en estos tiempos, a ser receptáculos vivos de lo Divino por medio de la consagración interior y de una vida de oración y de servicio a la actual humanidad; así permitirán que la Gracia Divina llegue al planeta y a todo lo que necesitará de conversión y de redención.
No se cansen de ser receptáculos de lo Divino, porque así recrearán esta Creación, con su ejemplo vivo de redención.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Asociación María
Fundada en diciembre de 2012, a pedido de la Virgen María, Asociación María, Madre de la Divina Concepción es una asociación religiosa, sin vínculos con ninguna religión institucionalizada, de carácter filosófico-espiritual, ecuménico, humanitario, benéfico, cultural, que ampara a todas las actividades indicadas a través de la instrucción transmitida por Cristo Jesús, la Virgen María y San José. Leer más