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Mis queridos hijos:
Mi caricia es como el pasar del suave viento.
Mi regazo es como recibir el cálido calor del Sol en el invierno.
Mi Amor es como la ternura de una madre con su pequeño hijo.
Mi oración es como la lluvia que cae constantemente.
Mi esperanza es como la flor que se abre a los rayos del Sol.
Mi fe es como la bóveda celeste en la noche.
Mi súplica es como el llamado del Universo a todos los seres.
Mi devoción es como el fuego de la noche.
Mi paz es como las olas que golpean armoniosamente en los océanos.
Mi cura es como el rayo del Sol que penetra la tierra oscura.
Mi unidad es como el equilibrio y la armonía del Universo local.
Mi luz es como el Sol en el amanecer hasta que alcanza su punto más alto.
Mi alegría es la consagración de los hijos de Dios.
Mi júbilo es la concreción de la vida sacerdotal.
Mi paciencia es como el fruto que madura lentamente en el árbol.
Mi dulzura es como la fruta más dulce del planeta.
Mi misión es como el servicio abnegado de los que sirven a Dios sin cansancio.
¿Y cómo son, hijo Mío, tus virtudes?
¿Has encontrado la semejanza de tus acciones en la Creación?
Deja que fluya en ti ese principio del Don de Dios.
Permite que despierten los talentos de estos tiempos para que la Tierra sea repoblada de simples, pero verdaderos valores.
Anímate a decirle "sí" a la virtud del corazón.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Que el Poder de Dios descienda a la Tierra para que las almas sean liberadas de las presiones de la vida material.
Que el supremo Don del Amor de Dios encarne, como verbo y energía, en todas las esencias que se rehabilitan mediante el perdón y la oración.
Que los reinos de oscuridad se disipen de la faz del planeta para que las corrientes del Amor Divino, que vienen en auxilio de la humanidad, hagan restablecer la misión espiritual de cada criatura.
Que hoy los Portales del Cielo se abran para que descienda el poder de la cura y la nueva Aurora encienda nuevamente los corazones heridos a través de la reconciliación mayor.
Que la inocencia original de las almas pueda volver a despertar, para que el espíritu de la hermandad guíe el propósito de los autoconvocados.
Hoy se escucha la Voz de la Mensajera de Dios en el universo, porque el Plan y el Infinito aspiran a vivir en lo profundo de los corazones que fueron llamados.
Se elevan al Cielo todas las torres espirituales que han caído y el sol del universo alumbra los caminos de los que dieron el gran sí a Dios.
Los reyes del Cielo se congregan y celebran la eterna comunión redentora con Jesucristo, el Señor y Maestro del Amor.
Nadie en este mundo dejará de escuchar el llamado, porque la fuerza del Amor de Dios promueve la unión inquebrantable de las almas con el Reino Superior.
Alégrense los que reencontraron el camino que una vez perdieron, porque la Portavoz del Cielo los convoca a la rehabilitación. Así, suelten de sus seres las riendas y las amarras del pasado para que surja, entre los corazones, el espíritu de la paz.
Recojo en Mi Corazón todas su necesidades. Dios contempla la pureza de los justos y la misericordia de los buenos. Ya es hora de abrazar la oportunidad y de no retroceder.
El Corazón del Gran Maestro los llama a la unidad mayor, porque la vida suprema debe gestarse en los seres redimidos.
Sostengan en sus manos la llama divina que los alumbra y no dejen de mirar el firmamento que los acompaña.
Sean portadores del mensaje reparador y liberador. Sean estrellas que forman parte del nuevo Universo de Dios. Alaben al Padre como lo hacen los ángeles en el Cielo y serán dignos de recibir las Gracias universales.
Reconstruyan con la oración a la humanidad y ya no se separen por las apariencias. Reconozcan la Voz que viene del Universo, la mano que acaricia vuestros rostros, el Manto que los protege de todo mal, los ojos que los contemplan con bondad y amor, la sonrisa divina que los alienta a seguir adelante y el abrazo maternal que los acoge.
Sientan en sus vidas el Reino de Mi Paz, la calma que los penetra, la serenidad que los tranquiliza, el destello luminoso de Mi Corazón. Sean Mis soldados y ayuden a redimir este amado planeta que sufre. Acepten Mi convocatoria y profesen, por medio de la oración, el amor a Dios.
No dejen de mirarme ni de escucharme. Yo soy la misma madre y mujer que gestó a Jesús, el Salvador y ahora soy su Madre de la esperanza.
Es hora de cerrar el infierno de este mundo para que Cristo pueda retornar pronto. En sus manos está el poder para su transformación, en sus manos y corazones puede nacer el manantial de la oración del corazón.
Reciban Mi llamado con alegría y regocijo. Canten a Dios todos los días, así aliviarán Su flagelado Corazón de Amor.
Estoy con ustedes en el silencio como en la alegría, estoy con ustedes en la cura como en la enfermedad. Purifíquense a tiempo y reciban Mi Amor maternal.
Deseo que de Buenos Aires, Mar del Plata, Bahía Blanca y Viedma surjan renovados grupos carismáticos de oración, que representen la Ley de la Cura para la humanidad. Eso lo conseguirán a través de su unión interna.
¡Les agradezco a todos Mis hijos de Argentina y del mundo por haber respondido a Mi maternal llamado!
Los bendice y los cura vuestra Madre María, Madre de Dios de la Misericordia
Paz en la Tierra
Aquellos que con alegría Me recen un Misterio del Santo Rosario frente al sagrado pesebre el 24 de diciembre y además enciendan una vela, estarán dando el permiso universal para que Yo retire del eterno sufrimiento terrestre a las almas que más desesperan y que se han condenado a sí mismas al Purgatorio mundial.
Por eso, el 24 de diciembre será algo más que un simple pesebre. Si sus corazones se mantienen unidos a Mi Precioso Corazón durante ese día, los Códigos Crísticos que están grabados en la Sagrada Sangre de Cristo también serán depositados sobre aquellos corazones que Me abran la puerta interior.
Yo deseo durante ese día reinar entre los hombres y Dios, porque a los corazones que Me reciban con humildad a través del mensaje del pesebre, Yo les daré a conocer Mis sagrados Dones de unidad y de redención.
Yo los invito a que en verdad se preparen para ese día; Dios Me ha dado el permiso de volver a consagrar a los corazones que más se separaron de Mí por alguna causa. El 24 de diciembre Yo vendré al mundo como el nuevo lucero de la noche, el que brillará en el firmamento interior de cada ser.
Celebren en Dios los Misterios Divinos del nacimiento de Cristo, abriendo las puertas de sus moradas internas. Agradeceré a las almas devotas por unirse por un instante a Mi mayor Tarea, así el mundo nuevamente será aliviado por la acción de Mi Divina Misericordia.
Guarden sus vidas en el Sagrado Pesebre del Señor Jesús.
Bajo el Bien Mayor del Padre, sean bienaventurados.
Gracias por celebrar Conmigo el Nacimiento del Cristo Interior.
Cristo Jesús de la Misericordia
Fray Elías del Sagrado Corazón: Al final del mensaje diario,
Cristo nos entregó un acto de consagración para ser
recitado al final del Santo Rosario en la víspera de la Natividad del Señor.
Acto de Consagración
a la Sagrada Familia de Nazaret
Rayos Divinos descienden del Cielo
sobre la querida ciudad de Belén.
Los ángeles anuncian a los pastores
el Nacimiento del Rey de la Humildad.
Jesús es conocido por Su Sagrado Nombre.
Él es el Príncipe que nació de la familia del Rey David,
pero Su identidad no pertenece a este mundo,
Su Sabio Espíritu proviene del Espíritu Santo de Dios.
Jesús Niño llegó al mundo para libertarlo del error.
Él es el Salvador de todas las razas.
Él es el Mesías de la Anunciación Celestial.
El Ángel Gabriel anunció Su Sagrado Nombre;
la Virgen Santísima acogió en Su seno al Poder Creador.
De Su purísimo vientre nació el Salvador,
de María Santísima despertó el Cristo Redentor.
Ante este gran Misterio Universal,
nuestros corazones se consagran,
porque las profecías de los Patriarcas se cumplieron
y el Hijo de Dios venció a la muerte
con Su Divina Pasión.
Toda la raza fue renovada
por la Victoriosa Venida del Hijo de Dios.
De Belén surgió la Luz Eterna
para el mundo oscuro.
Oriente se unió a Occidente
y nunca más nada estará separado
porque recibimos la Misericordia de Dios.
Somos ovejas del Gran Niño Pastor.
Somos estrellas redimidas sobre la Tierra.
Que este Santo Nacimiento de Cristo
nos haga seguir caminando.
Nada nos detendrá.
Nada nos atormentará.
Nada nos apartará de Dios.
Somos miembros de la Sagrada Familia.
Somos hijos de la Virgen Santísima.
Somos fieles compañeros de San José.
En Cristo cumpliremos la Voluntad de Dios,
como fue en el principio, ahora y siempre.
Amén.
¿Qué esperas, alma Mía, para entregarte a Mis Dones?
Deja que el Amor perpetuo que brota de Mi Corazón te inunde hasta el punto de que sientas una devoción ardiente por Mi Ser.
Camina a Mi lado, segura de que estás dando los pasos hacia Dios. Olvida todo lo que oprime tu corazón y eleva tu consciencia hacia Mi Reino Interior.
Aquella que busca los Cielos, es el alma que se une a la Fuente del Amor. Si ya te has desposado Conmigo, permíteme que ahora, tu Esposo Fiel, te acoja y te guíe por el camino del Propósito. Quédate durante la noche en Mis Brazos y siente la plena seguridad de que siempre estarás bien a pesar de las circunstancias.
Búscame en todo momento, siéntete observada, alma Mía, por los dulces Ojos de tu Amado y Fiel Señor. Acepta que ya es hora de iniciar un nuevo ciclo, un ciclo que será impregnado por Mis Gracias Celestiales.
Acércate a Mí, ya no tengas miedo de contarme cuántas veces has caído a Mi lado. Mira con atención, tu Compañero te está tendiendo Su Mano para levantarte. Derrama tus lágrimas de luz sobre Mi Pecho, siente el calor supremo de Mi Compasión y deja que el pasado se inunde de cura y de perdón.
Mira la Gran Estrella en el firmamento de la noche, ella te está indicando el brillo de Mi Divina Misericordia.
¡Oh alma Mía!, que has dejado de ser tan tentada por el mundo para volverte una flor en Mi Jardín Eterno. Yo siempre te agradeceré por haberte abandonado a la pasión amorosa de Mis Brazos porque ya has ingresado en la confianza de Mi Corazón.
Alma esposa, vive el júbilo del gran encuentro y sigue adelante para alcanzar Mi Eternidad.
Bajo la Luz del Padre, sean bienaventurados.
Gracias por abandonarte en confianza a Mi Corazón.
Cristo Jesús
Escúchame hijo, escúchame hija:
Retira de Mi Corazón la Luz que te pertenece, así fortalecerás en la noche oscura a tu pequeño espíritu.
Reúne en tu interior los sabios poderes de la oración y participa de los comandos del Cielo.
Deja de llorar frente a Mí, sabes que soy Tu poderosa Madre del Universo, sabes que soy Tu Estrella incandescente que brilla perpetuamente por el bien y la paz del mundo entero.
Escúchame con atención, sabes que Mis poderes son emanaciones del infinito Amor, sabes que Mi Luz proviene de una célula de la Luz de Dios.
Yo soy la Madre de todas las almas, Yo soy el Lucero que alumbra a los náufragos durante la noche, Yo soy la Patrona de todaslas naciones del mundo.
Ingresa ahora en el universo de Mi Paz, quédate allí sin esperar nada a cambio, porque el Señor te revelará Su preciosa Voluntad Mayor. Que en este día, tus brazos estén abiertos para que Yo, tu Madre, pueda abrazarte y aproximarte a Mi Inmaculado Corazón, en donde solo existe la Paz, la Pureza y la Misericordia.
Quédate cerca de Mi Espíritu, y siente el soplo y la brisa del Ave Luminosa que, a través de Sus Rayos Divinos, trae los signos vivos de la Misericordia, del perdón y de la conversión.
Puedes dirigirte a Mí con plena confianza, siempre seré Tu Escudo contra los asechos innumerables de la vida. Sumérgete ahora en Mi Fuente reparadora, deja que Tu inmaculada Madre lave tu rostro y tus pies, para que pronto pueda renacer el nuevo ser ante los Tronos del Altísimo.
Camina a Mi lado, porque así Yo caminaré a tu lado, así podré indicarte los pasos seguros cuando tan solo recuerdes unirte a Mi Corazón en la oración.
Hoy, quisiera transmitirles este Mensaje a todos Mis hijos, pero muchos han perdido la fe absoluta en la Madre Universal.
Por lo que he dicho, que ningún corazón se entristezca, sino que se alegre por poder estar consciente de Mi gran Tarea maternal.
Sigue los pasos que Mis pies descalzos están dando, entra ahora en el Templo Sagrado del Corazón de Dios y recibe en este tiempo el Amor que curará tu pasado y tu corazón.
Recuerda, Yo soy Tu preciosa Madre. Mi belleza proviene del Amor Divino de Dios. Mi pureza proviene de la esencia sublime de las rosas celestiales. Mi virginidad proviene del primer Proyecto de Dios.
Sigue Mi ejemplo, imítame. Trasciende las barreras que te has impuesto en la vida, Yo te ayudaré a liberarte de las amarras que aprisionan tu caminar.
Yo cortaré las cadenas con la espada de la Misericordia y te entregaré la antorcha de la Luz Universal; y así te consagrarás a Mí como un nuevo soldado que por amor dará la vida por sus amigos. Quien da la vida y el tiempo por sus hermanos será un buen apóstol de Cristo, un apóstol de la redención.
Mira hacia el infinito y vislumbra la grandeza de las estrellas en el firmamento, confirma tu fe todos los días, quien está en Dios todo lo puede a pesar de las caídas y de los errores.
Levántate y camina hacia Mi Hijo. Él aguarda tu oración, para que así surjan los nuevos apóstoles.
Alegra tu día, el Reino de Dios se aproxima y te bendecirá ahora y siempre. Las Puertas del Cielo están abiertas para los que solo digan sí.
¡Les agradezco por hoy ingresar en Mi Materno Corazón!
María, Reina de la Paz y del Amor Supremo de Dios
Asociación María
Fundada en diciembre de 2012, a pedido de la Virgen María, Asociación María, Madre de la Divina Concepción es una asociación religiosa, sin vínculos con ninguna religión institucionalizada, de carácter filosófico-espiritual, ecuménico, humanitario, benéfico, cultural, que ampara a todas las actividades indicadas a través de la instrucción transmitida por Cristo Jesús, la Virgen María y San José. Leer más