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Un alma, que vivía sumergida en la tristeza y en la amargura, le cuestionaba al Señor cuál era el sentido de su existencia. Sabiendo que todas las criaturas fueron hechas para expresar el Amor y sintiéndose lejos de conocer ese Amor y de expresarlo, no encontraba la razón de su propia existencia.
Su Señor, con Ojos de Compasión, contempló a esa alma y le respondió también con una pregunta: “Sientes que no puedes expresar Mi Amor y vives sumergida en la amargura y en la tristeza, pero ¿buscas, cada día, a Mi Corazón? ¿Pides Mi Gracia y te esfuerzas, en la sequedad de tu interior, para superar tu amargura y llegar a Mi Pensamiento para ti?”.
El alma, afligida y un tanto contrariada, le respondió al Señor que no lo buscaba, que no lo sentía y que estaba solo sumergida en sus debilidades y amarguras.
Entonces, el Señor le dijo: “Eres un alma amada, y Yo te amo tanto como tú también puedes amarme a Mí y a todo. Sin embargo, desde que Yo te creé, alma querida, te distanciaste de Mi camino y te cubriste con tantas vestiduras y tantos velos que ya no puedes reconocer quién eres ni quién Soy Yo. Pero, para que Yo te muestre tu verdadera faz, necesitas pedírmelo, ir más allá de tus amarguras y debilidades, de tu sequedad y tristeza, de tus deseos y metas, y de todo aquello que piensas sobre cómo Yo Me manifiesto en tu vida, cómo Me revelo a ti y cómo Me puedes sentir.
Deja que Yo actúe en tu corazón y, para eso, solo dime sí, todos los días, con humildad y persistencia. El propósito de tu existencia es vivir y renovar Mi Amor, pero para que eso suceda hay un camino de redención y de humildad, de renuncia y de entrega, de superación y de rendición, en el que tú te pierdes de ti y Me encuentras a Mí para que, solo entonces, sepas lo que es expresar y renovar Mi Amor.
Mi milagro en tu vida comienza cuando Me dices sí, mas él es constante y eterno, y muchas veces no percibirás que Mi Amor actúa a través de tu corazón; pero, por encima de todo, debes confiar en Mí”.
Hoy, les cuento esta historia, breve y profunda, porque las almas del mundo no encuentran el sentido de la propia existencia, pero tampoco buscan a Aquel que se lo puede revelar.
No es en el mundo o en las metas humanas en donde encontrarán la realización y la plenitud. Para liberarse del vacío y de la amargura de una vida sin amor, deben buscar a Dios, hijos, y en Él las respuestas a sus cuestionamientos más profundos.
Tienen Mi bendición para esto.
San José Castísimo
Cuando Dios muestra Su Corazón a los hombres, una parte de ellos se disuelve en la unidad con el Divino. La esencia despierta y comienza a recordar; el alma se expande y, de su interior, los registros de amor más antiguos emergen y transmutan aquello que estaba oscuro en su consciencia.
Cuando Dios muestra Su Corazón a los hombres, el mundo interior se estremece, la individualidad busca su sentido, y todo lo que la humanidad siempre defendió, como la expresión de cada ser separado del Todo, comienza a derribarse. Las estructuras del engaño comienzan a derrumbarse, los velos de la ilusión comienzan a rasgarse. El Reino de Dios se expande, de afuera hacia adentro y, con el mismo poder, se revela de adentro hacia afuera a todas Sus criaturas.
Nada queda como está.
Las almas se regocijan, las mentes no encuentran explicación, los sentimientos pierden sus bases humanas porque no reconocen las emociones que les causa la Presencia entera y perfecta de Dios, a través de Su Hijo.
Es el momento de revelación y desconstrucción interior.
Es el momento de ser barro nuevo en las Manos del Alfarero.
Es el momento de ser agua transformada en vino.
Es el momento de ser nada en las Manos Su Señor.
Hoy, hijos, Dios muestra Su Corazón a los hombres. Permitan que esa revelación acontezca, que la transformación se realice y que la unidad se manifieste.
Tienen Mi bendición para esto.
San José Castísimo
Que cada Hijo de María eleve hoy su mirada y su corazón a los Cielos, no para suplicar, sino para agradecer, para reconocer cuántas Gracias y Misericordias el Creador derramó sobre sus vidas, y cuánto hay aún por venir en esta caminata en Dios, rumbo al infinito de Su Amor y de Su Creación.
Que cada Hijo de María eleve hoy su gratitud al Padre, por el Amor que emanó constantemente del Inmaculado Corazón, por la Paz que proviene de María y que inunda las almas, transformándolas y consagrándolas a Dios.
Que cada Hijo de María eleve su gratitud al Padre por el despertar, por la revelación de Sus misterios, por los velos que se rasgaron y que se rasgarán, por la vida que se consagra y se reconsagra en cada nueva oración.
Que la gratitud sea la eterna oración de todos los Hijos de María, porque será solo en el Cielo, hijos, después de esta trayectoria de transformación y de amor, en donde comprenderán cuán bendecidas fueron sus vidas.
La gratitud les abrirá las puertas hacia la Eternidad.
La gratitud fecundará todas las Gracias recibidas.
La gratitud los tornará instrumentos en las manos de María para la reconsagración del mundo entero a Su Inmaculado Corazón.
Tienen Mi bendición para esto.
San José Castísimo
La cuaresma es un momento, hijos, para volver a conocer a Cristo, para reconocerlo con una nueva mirada, una mirada sin velos y sin temores, para que sepan quién es Él y quiénes son ustedes delante de Él, lo que son llamados a vivir al estar delante del Hijo de Dios.
Muchos son los que caminan al lado de Cristo, comen de Su Cuerpo, beben de Su Sangre, participan de Sus prodigios y escuchan Sus Palabras; pero pocos son los que miran al Señor sin velos delante de sus ojos, sin muros delante de sus corazones, y saben quién es Él, y se descubren también a sí mismos, delante de Él.
La cuaresma es ese momento, porque en ella el Señor les dice: "Yo Soy el que Soy, Yo Soy Aquel que Es; Uno con Dios, el propio Dios hecho Hombre y Espíritu".
Y, al escuchar esa revelación del Hijo de Dios, sus ojos se abren para que no solo puedan reconocerlo, sino también reconocerse a sí mismos.
La cuaresma es un momento de definirse para buscar a Cristo y vivir la revelación de Su Presencia, para dejarse inundar por Sus misterios y transformarse por Su Amor; o entonces, hijos, lo verán pasar y hacer prodigios, verán como se transforman los corazones al escucharlo, pero aun así, permanecerán ciegos y sordos delante de Él.
Elijan la vida, la vida en Cristo, la vida en la Verdad, la vida en la libertad de sí mismos. Elijan el desvanecimiento del polvo.
No se aferren a sí mismos, a sus virtudes y destrezas, a sus convicciones y conocimientos, a sus mentes y creencias. Aférrense a Cristo, a Su Verdad Celestial, a Su Presencia, a Su Vida.
Este es el sentido de la cuaresma: prepararse y definirse en Cristo.
Tienen Mi bendición para esto.
San José Castísimo
Sé guardián de todos los impulsos que recibes de Dios, cultivando en tu corazón lo que más te aproxima a Su Verdad y a Sus Gracias.
Con el silencio, vence las adversidades; con la oración, mantén tu consciencia elevada; y con la eterna gratitud, abre constantemente tanto las puertas del Universo como las del Infinito.
Sé, hijo, guardián de todo lo que recibes en nombre de la humanidad. Que cada impulso llegue a tu consciencia como algo que la empuja hacia el camino de la ascensión, para que cada día estés más dentro del Tiempo de Dios y fuera del tiempo de los hombres.
Cultiva en tu corazón el bien y el amor al Propósito Divino, y deja las cosas del mundo, que ya no son para ti, para los que aún están perdidos.
Los impulsos que recibes llegan, en este tiempo, para que tu corazón sea una puerta hacia la vida superior. Por eso, mantén tu consciencia allí, unida a los mundos sutiles, unida a la Verdad de Dios, unida a los misterios celestiales que se revelan detrás de los velos que se continúan rasgando en estos tiempos.
Cultiva la fe y la esperanza, a pesar de todo lo que suceda en el mundo. Y, aunque la vida a tu alrededor parezca estar tan distante de lo que es real, no sufras, sino camina solo hacia lo Alto.
No dejes que tu mente se confunda con las ilusiones del mundo, que parecen tan reales. Hay una Vida mayor, hay un Propósito superior, hay una realidad aproximándose a la Tierra, y en eso debe estar tu corazón.
Tienes Mi bendición para esto.
San José Castísimo
De tiempo en tiempo, las Palabras y los impulsos de Dios se renuevan, aunque en Su íntimo estén los mismos principios que buscan conducir la humanidad a la expresión de la Voluntad y del Pensamiento Divino.
Desde la era de los Patriarcas, y mucho antes de ellos, Dios ya le hablaba a los hombres, corregía sus caminos y guiaba sus pasos para que, según la comprensión humana de cada período, los seres pudieran vivir los atributos de la entrega, de la renuncia, de la caridad, del amor y todos los Dones que, en el origen de la existencia humana, el Espíritu Santo manifestó en la esencia de cada ser.
Cuando los hombres necesitaron justicia, Dios les habló con justicia.
Cuando necesitaron de sabiduría, Dios les habló con la sabiduría y la ciencia del Espíritu.
Cuando necesitaron paz, Dios les habló con paz y transmitió la paz de Su Reino.
Cuando los hombres estaban completamente perdidos y a un paso de desaparecer como raza y Proyecto Divino, Dios les envió a Su Hijo para romper los velos de la ilusión y abrir los ojos de los seres a lo que es su verdadero Propósito.
Hoy, hijos, la humanidad necesita vivir una síntesis de todo lo que aprendió a través de los errores y aciertos de su evolución.
Por eso, Dios viene a su encuentro y les habla con piedad y con justicia, con silencio y con ciencia, con amor y con Misericordia; llevando sus espíritus al despertar, a la rectitud, a la madurez y a la entrega, porque dentro de ustedes están todos los impulsos que, como humanidad, recibieron a lo largo de los tiempos.
Hoy, cada palabra divina viene para hacerlos recordar y colocarlos en un punto nunca antes alcanzado por la humanidad, porque es tiempo de redimir lo viejo y de vivir lo nuevo.
Por eso, escuchen cada Palabra de Dios y reciban cada impulso Suyo. La historia de la humanidad se reescribe todos los días a través de sus vidas.
A pesar de todas las dificultades, sepan decir sí y, de esa forma, todo se cumplirá.
Tienen Mi bendición para esto.
San José Castísimo
Desde el principio de la vida, cuando la Creación aún era un sentir en lo profundo del Corazón de Dios, su Padre Celestial ya manifestaba los principios de la Cura y de la Redención, Dones que provienen de Su Amor por todo lo que en Su interior estaba siendo gestado.
El Creador sabía, hijos Míos, que enviando a Sus hijos para aprender, experimentar y crecer entre las dimensiones, precisaría crear también las formas con las que ellos pudieran retornar a Su Corazón.
Por eso, al manifestar la vida, las dimensiones y todas las formas para que los seres pudieran evolucionar, su Señor también diseñó en su camino el retorno hacia su Sagrado e Infinito Corazón. Por eso, colmó a los corazones de los hombres de dones ocultos, y colmó al planeta, en el cual habitan, de espacios sagrados, también ocultos, espacios que guardan en sí los Dones de Dios, los frutos de Su Amor que permiten a las criaturas retornar al Corazón del Padre Celestial.
Aurora, hijos amados, no es solo un lugar de paz. Aurora es una Consciencia de Cura y de Redención en la cual sus corazones pueden vivir para retornar a Dios. Aurora surgió del Corazón de su Creador, antes aun de que sus vidas fueran manifestadas.
Contemplando los desafíos del planeta y los velos que estarían cubriendo los ojos de Sus hijos, impidiendo que pudieran ver y saber quiénes verdaderamente son, el Creador manifestó la Consciencia de Aurora; Consciencia que los ampara en Sí, como el vientre de una madre ampara a sus hijos. Todo cuanto necesitan Aurora les da; dentro de Su Corazón los velos se rasgan para que puedan contemplar la verdad sobre sí mismos.
Aurora, hijos Míos, les revela su condición humana más impura, para que primero conozcan las heridas que deben curar, sepan dónde está lo que debe ser transformado. Pero entonces, del Corazón de Aurora surge el bálsamo que los auxilia, que cicatriza lo que estaba abierto, que cura hasta lo más profundo de sus seres, libera lo que estaba impuro y los prepara para que, a través de su entrega y servicio, la Consciencia de Aurora se expanda y llegue a los cuatro puntos de este mundo.
Contemplen, hijos amados, la Consciencia de Aurora en su interior, pero también siéntanse insertos en ella. En su corazón, toda la vida encuentra Cura y Redención, para descubrir la verdad sobre sí y, así, retornar a Dios.
Abran sus corazones, para que no solo este lugar exprese Aurora, sino que también sus vidas y este planeta sean frutos de los Dones que su Creador depositó en el interior de Aurora.
Así como este lugar es sagrado, todo el planeta es sagrado, queridos hijos, pero para reconocer los misterios de Dios en el planeta que los acoge, primero los deben vivir en sí mismos. Para que se rasguen los velos que cubren lo sagrado que hay en el mundo, primero deben rasgarse los velos que cubren sus propios ojos.
Dejen que las manos de Aurora se extiendan delante de sus rostros y retiren los velos que los tornaban ciegos, para que puedan ver, sentir, experimentar y vivir quiénes son y, más que eso, cuál es el propósito de esta vida.
Todo lo que les digo está impregnado de una verdad profunda e interior, verdad que pueden conocer a través de la entrega y de la rendición de sus vidas.
Para vivir Aurora, se deben rendir ante Dios y clamar por Sus Dones, por los Dones que Él les entregó por medio de los lugares sagrados que se ocultan en este mundo y en toda la Creación.
Ha llegado el Tiempo de Dios, hijos amados. Tiempo en el que no solo el caos se cumplirá como estaba previsto, sino que la redención también se cumplirá.
Con Mis palabras los llevo a vivir las Escrituras, los llevo a ser profecías vivas, porque es a través de ustedes que todo se cumplirá.
Yo los llevo en Mis brazos hacia el desierto, porque aún no saben quiénes son. Llegará el momento en que, habiendo cruzado ese desierto, les mostraré en el horizonte la Verdad de Dios, y descubrirán, hijos Míos, que pueden no solo estar en Mis brazos, sino que pueden caminar Conmigo, rumbo a la Tierra Prometida.
Después del desierto, les mostraré la Nueva y Eterna Jerusalén que está en el Cielo como en la Tierra y, como dos realidades que se unen en una sola, la Tierra Prometida emergerá y todo se cumplirá. Todos sabrán quiénes son, todo se tornará más claro y lo que antes pesaba en sus corazones, como dudas y temores, se disipará.
De Aurora surgirán luces, luces de una nueva vida, y del Cielo también descenderán a la Tierra los principios de la Nueva Humanidad. Este será el Reino de Dios, hijos amados; un Reino siempre presente, sin embargo solo revelado a los hijos del Supremo, los que se saben Sus compañeros y frutos de Su Amor.
Que Mis palabras resuenen en su interior, no solo como una promesa, sino como una verdad que los lleva a clamarle a Aurora para que la cura acontezca y la redención se realice, para que sus ojos sean dignos de ver y sus corazones sean dignos de sentir todo lo que hoy Yo les dijo.
Yo los bendigo con el poder de Aurora y la Gracia del Espíritu de Dios.
Yo los amo y les agradezco por venir a Mi encuentro con el corazón.
Su Madre María, Rosa de la Paz
En el principio, el Creador creó las esencias, manifestó las almas, las agrupó de acuerdo con su misión y las envió a cumplirla, más allá de las dimensiones, en la vida manifestada. Y las almas de Dios fueron por este vasto cosmos, experimentaron y aprendieron, muchas veces, perdiéndose del Propósito Divino, y otras, consiguiendo cumplir con la Voluntad de su Creador.
El tiempo pasó y la evolución se dio. Las almas de Dios aún siguen por este camino, como ovejas que pastan en los Jardines de la Creación. Ahora, hijos, su Padre Celestial llama a todas las almas por Él creadas. Su Voz resuena en los valles y en los montes del espíritu, en donde las almas pueden escucharlo y, con amor, reconocen Su llamado.
Una a una, las ovejas del Gran Pastor comienzan a congregarse y con sus pasos retornan a la Casa del Padre e inspiran a otras para que también retornen a Su Corazón.
Este es el tiempo de retornar a Dios; de reencontrarse espiritualmente con la misión que Él les encomendó; de entregarle todos los frutos recogidos en el camino para que, con ellos, el Padre les haga un Alimento nuevo.
Llegó el ciclo de una nueva vida y de un nuevo tiempo, en el que las ovejas son congregadas para fortalecerse, unas a otras, para la gran transición; pues les digo, hijos Míos, que es con el amor de cada uno de ustedes que se sustentarán y se fortalecerán para pasar por las pruebas que el planeta debe vivir en este tiempo.
A los Pies de Dios se congregarán sus almas, sin distinción, descubriendo la semejanza que se ocultaba en su interior. Se descubrirán hermanas en el espíritu y en el corazón. Descubrirán, sentirán y vivirán la única filiación divina que las vuelve frutos de un mismo Árbol Sagrado de la Creación.
Es a través del amor que se sumará en su interior, que recibirán el impulso para vivir el Amor de Dios y superarlo, renovando así la Creación Divina y dando inicio a una nueva vida, a un nuevo tiempo y a un nuevo Plan.
Les digo esto para reconozcan que el Amor Crístico nacerá y despertará por la unión de sus corazones, almas y espíritus en Dios. Llegó el ciclo de vivir más profundamente la unidad porque la Creación así lo necesita.
Que los velos que separaban a los hijos de Dios entre sí comiencen a caer y que los hombres perciban que las diferencias son solo expresiones de los caminos que cada alma recorrió, así como lo comprendió, para cumplir con su misión y vivir la Voluntad del Padre, aunque tantas veces se hayan perdido y hayan sido confundidos por los estímulos del mundo.
Ahora, que todos ya aprendieron lo suficiente para saber que solo el amor los hará retornar al Padre, es tiempo de vivir ese amor.
El planeta agoniza, hijos Míos, por la falta de amor y de paz en el corazón humano. Y es simplemente reconociéndose como hermanos y amándose unos a otros con la verdad de sus corazones que podrán transformar esto, curar esta agonía y reparar el corazón herido de esta Tierra.
La unidad los hará libres y liberará a este mundo. Los llevará a expandir el amor a través de la oración y del servicio que nacerá de sus espíritus.
Déjense inspirar por Mis palabras y por Mi Presencia. Poco a poco, silenciosamente, los auxilio en este camino de retorno al Corazón de Dios.
¡Los amo, los bendigo y les agradezco por responder a Mi llamado!
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Mi Corazón de Madre encuentra aliento en las almas que abren las Puertas del Cielo con sus oraciones y que no temen conocer la Verdad y el Reino de Dios.
Vengo, hijos Míos, para que sus espíritus conozcan esta Verdad, para que la Argentina no permanezca en la ignorancia de sí misma y de la vida en la Tierra, sino que sepa quién es y qué potencial tiene como nación y como pueblo.
Vengo, como vine hace tantos siglos, para preparar el nacimiento del nuevo hombre que surgirá dentro de cada uno de ustedes. Hombre que revelará la semejanza de sus corazones con Dios. Hombre que les demostrará para qué fueron creados y cuál es el propósito de sus vidas.
Vengo a levantar a hombres y a mujeres a través de Mi Presencia. A erguir a un pueblo de su oscuridad y de sus abismos internos para que, fortalecidos por sus mejores virtudes, se conviertan en un suelo fértil y sagrado, un suelo digno de recibir los Pies de Aquel que vendrá a establecer el Reino de Dios en la Tierra y a revelar este Reino dentro de los seres.
Mi Corazón de Madre, tantas veces flagelado y ultrajado por las acciones humanas y por la indiferencia de los corazones, es reparado por las oraciones sinceras de Mis hijos y, más que eso, hijos amados, encuentro aliento y méritos para interceder por el mundo cuando sus espíritus están abiertos y dispuestos para una nueva vida.
Vengo, entonces, a retirarlos de la ilusión y del sufrimiento y a enseñarles a reparar el Corazón de Dios con sus propias vidas. Vengo a abrir sus ojos a la simplicidad que es encontrar y vivir la Verdad Celestial y la vida superior.
Vengo a apuntarles el camino y a mostrarles las señales en el cielo y en su interior, para que sus inquietudes encuentren respuestas en la Verdad que se revela a sus corazones.
Argentina es una nación colmada de misterios y de dádivas ocultas y llegó el momento de que sean revelados. Y será la misma Mano de Dios, hijos Míos, la que arrancará los velos que cubren sus ojos y les mostrará lo que está oculto, a pesar de que siempre estuvo aquí, desde antes del establecimiento de su pueblo como una nación.
Desde lo alto de las sierras hasta lo profundo de los mares, todo será revelado. La luz que brillaba, oculta por la naturaleza, no brillará más dentro de la Tierra, sino delante de sus ojos, reflejándose en los espejos de sus corazones y revelando que no solo en la Tierra, sino también en ustedes mismos, una vida mayor se ocultaba.
Este es un tiempo de revelaciones, revelaciones de una verdad que existe desde el principio del Origen de la vida, Verdad de la que se distanciaron y que les será revelada para que puedan retornar a ella. Con la luz de esta Verdad, la luz de Mi Hijo también les será mostrada. Primero verán Su resplandor en el Sol de Sus Ojos y de Su Corazón, luego verán Sus Pies que caminan en dirección a la Tierra y, entonces, lo reconocerán como Hijo y parte de Dios, como Dios mismo entregado a los hombres.
Regocíjense y despierten, hijos Míos. Es tiempo de hacer de la propia conversión un motivo de júbilo y de alegría. Es tiempo de hacer del propio despertar un motivo de plenitud, de hacer del sacrificio un motivo de renovación y de la propia vida una eterna revelación de Dios.
Yo los amo, los bendigo y les agradezco por responder a Mi llamado.
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Cuando el Creador envió a Sus hijos a la Tierra, con los velos en sus ojos para que no recordaran su origen, creó también los Centros de Amor y de Luz, los que en su momento despertarían en auxilio de la humanidad para hacerla recordar y retornar al Corazón del Padre.
Los Centros de Amor revelan los misterios de Dios y de Su Amor por los hombres, revelan la predilección del Padre por Sus hijos de la Tierra, a pesar de la inmensidad de la Creación.
Los Centros de Amor revelan que el Creador no solo colocó lo mejor del Sí oculto en los corazones de los hombres, sino también, hijos, en lo profundo y en lo oculto de la consciencia planetaria. Así como el Creador entregó una parte de Su Esencia para animar a la consciencia humana, también depositó, a lo largo de todo el planeta, una parte de lo más sagrado que existe en Su Creación, en este y en otros Universos. Estos son los Centros de Amor.
Así como miran hacia el cielo y solo ven las estrellas, a pesar de la infinita vida que las habita; en la Tierra, hijos, sus ojos muchas veces no pueden percibir los misterios que se ocultan, la vida que se oferta, la Gracia que se desenvuelve y se renueva, de tiempo en tiempo. Sin embargo, llegó el momento de conocerla, llegó el momento de experimentar esa vida superior más que de saber sobre su existencia. Llegó la hora de vivir los Centros de Amor, así como llegó la hora de experimentar lo que verdaderamente son como hijos de Dios.
El Tiempo de su Padre, de Su realidad superior, ya se aproxima a la Tierra, y para ese momento deben estar preparados. Dejen que las revelaciones se manifiesten y que puedan ir más allá de los acontecimientos planetarios.
Por mucho tiempo vine a su encuentro para revelarles profecías que hablaban de la realidad del planeta y del futuro de las naciones no solo para que ustedes, hijos Míos, despertaran a lo que estaría por venir a la humanidad, sino también para que sus consciencias pudieran creer en Mí y así pudieran, al menos, preguntarse sobre la realidad celestial de la que Yo provengo y sobre tantos otros misterios que, como ese, se ocultan a los hombres.
En este ciclo, vengo a revelarles algo más profundo, más espiritual y desconocido, y así como las profecías que les entregué en otros tiempos, esto que hoy les revelo también se manifestará.
Abran sus corazones, hijos Míos, para percibir la realidad de los Centros Sagrados, de los Centros de Amor. Abran sus corazones a una verdad que no fue develada por los hombres.
Abran sus corazones para saber quiénes son. Dejen que se rasguen los velos. Dejen que las Manos de Dios abran sus ojos y su consciencia porque ya no es tiempo de estar en la ignorancia, pero sí es tiempo de ser fortalecidos por la verdad, porque ella no solo los tornará dignos y nobles, sino que será su único sustento en las pruebas que vendrán.
En Mis Centros Marianos descubran los Centros de Amor. Perciban la realidad que habita más allá de las iglesias erguidas por los hombres. Descubran la Iglesia Celestial de Dios en la Tierra. Perciban las Fuentes de Su Creación manifestándose entre los hombres. Perciban al Dios vivo y silencioso en todo lo que fue creado por Él.
Yo los bendigo y los conduzco a esta realidad celestial porque ha llegado el tiempo de encontrarla.
Yo los amo y los guardo en Mi Corazón.
Vuestra Madre, María, Rosa de la Paz
Hermanos:
Vengan a Mi Templo de Luz. Las campanas ya están llamando. La hora de la ofrenda se aproxima. Preparen sus lámparas de aceite, porque el Sacerdote Mayor llegará. Vistan los atuendos de la consagración. Que las hijas del Altísimo cubran sus cabezas con el velo de la consagración.
Es hora de entrar al Templo y que los sacerdotes menores canten los himnos de la consumación final.
Prepárense, las campanas del Gran Templo ya están llamando y su sonido resuena en todos los mundos internos, en todas las almas, en todos los corazones.
El Señor del Universo está descendiendo bajo el poder de la Gloria de Dios. Mientras tanto, que sus corazones sientan el sagrado suspenso del Gran Momento en el que las puertas del Cielo se abrirán para conducir a las almas hacia el Reino del Señor.
Pero en la memoria de los Míos quedará el recuerdo de la Pasión del Señor. Así los creyentes y devotos se postrarán, cabeza al suelo, cuando escuchen en el cielo el estruendo y vean la luz de la llegada del Señor.
Todo se volverá a renovar y todos tendrán la gracia de poder hacer penitencia.
Las campanas están llamando. La Sagrada Semana se aproxima, y son invitados a comulgar de ese importante encuentro.
Despierten.
¡Les agradezco por guardar Mis Palabras en el corazón!
Los bendice,
Su Maestro y Señor, Cristo Jesús
Cuando los espíritus antiguos se congregan para asumir sus compromisos y finalmente vivir el despertar, todo el Universo contempla a la Tierra.
El despertar de la consciencia se da por etapas y en cada una de ellas, algunos velos se rasgan y, el ser se aproxima a la verdad sobre sí mismo, sobre la Tierra y sobre el propósito de la existencia de toda la vida, del que la humanidad se apartó hace mucho tiempo.
En cada ciclo que pasa y cuando ustedes se aproximan más, como proyecto evolutivo a su meta final, más intensos son los grados del despertar, más intensos son los impulsos recibidos y más intensa también es la necesidad, que pulsa dentro de los seres, de responder a Dios.
Esa necesidad proviene de sus almas, que se agitan al aproximarse al camino de retorno al Corazón del Padre y al de su origen universal. Porque las almas si conocen el Propósito Divino, y están bien despiertas, aspiran profundamente a él.
Por eso, hoy les vengo a decir que estén atentos a los impulsos de este tiempo, abiertos para vivirlos y dispuestos a dejar que sus almas expresen su respuesta, viviendo una trasformación profunda y absoluta.
Déjense guiar por los impulsos determinantes de estos tiempos, a través del corazón que se eleva a la consciencia y, con la consciencia en Dios, manifestarán Su Voluntad.
Les dejo Mi bendición para eso.
Su Padre y Amigo,
San José Castísimo
Decreto de Esperanza para el Corazón de la Tierra
Escucha, ¡oh, Corazón de la Tierra!
El ciclo de definición para tu destino ya llegó.
Camina hacia tu nuevo nombre, hacia la expresión de tu nueva vida.
En este calvario que vives, cargando la cruz del fin de los tiempos,
ve tu Corazón tornarse el escenario de una batalla,
trazada desde los orígenes de la vida humana y antes de ella.
Ve que llegó la hora de que esta batalla tenga fin,
y prepara los corazones de tus hijos,
para que sean triunfadores en el Amor y en la Verdad.
¡Oh, Corazón de la Tierra!,
tu nuevo nombre se diseña como fuego en el horizonte,
y nada podrá detener el triunfo de tu destino.
Irradia la fe que nace en el centro de tu ser para cada uno de tus hijos,
para que, a través de ella, sean conocedores de la Verdad y del Bien.
Disuelve, poco a poco, el tiempo que te rodea
como velos que cubren tu rostro,
ocultando la Verdad que existe más allá de ti.
Deja que tus hijos ingresen, poco a poco, en el Tiempo de Dios,
en el Tiempo Real,
y que así reconozcan no solo la gravedad de estos días,
sino también la majestuosidad de tu propósito.
Deja que tus hijos contemplen no solo la ilusión
y la somnolencia que absorben a los seres,
sino que sepan su origen y lo que los hizo llegar hasta aquí
para tornarse seres humanos, esperanzas del Corazón de Dios.
¡Oh, Corazón de la Tierra!,
que agonizas y te entristeces en este parto que parece eterno,
de un Hijo tan esperado toda la Vida.
Aunque sean dolorosas tus contracciones
y tu cuerpo esté cansado,
no pierdas la esperanza de ver nacer de ti
al nuevo hombre, a la nueva vida.
He aquí que, poco a poco, surge la promesa que el Creador hizo para ti,
desde el principio de tu existencia y antes de ella;
promesa que fue renovada a lo largo de la evolución humana,
que triunfó en la Cruz del Salvador y que debe culminar
con la cruz de estos tiempos, la cruz planetaria.
Deja que las promesas de Dios se tornen vida
y ve salir de los libros sagrados las profecías del Armagedón.
Pero, más allá de eso, ve también el cielo abrirse y, entre las nubes,
a los coros de ángeles preparando el Retorno del Dios Vivo a tu seno.
Él vendrá con los Brazos abiertos para recibir
a los hijos que nacieron de ti
y, tomando en Sus Brazos esta nueva vida,
elevará las dimensiones y calmará el dolor.
Traerá al mundo Su Reino y ya no te llamarás Tierra ni Jerusalén.
Resonará desde las Alturas tu nombre, este sonido sagrado
pronunciado por Dios desde el principio.
Y, con esta vibración sobre ti, ya no verás más el dolor y sí la paz.
En ti, tus hijos crecerán y, por mil años, fortalecerán en sí el Amor,
hasta que estén prontos para hacer triunfar el Amor en toda la vida.
Recuerda Mis palabras, ¡oh, Corazón de la Tierra!,
y recuerda a tus hijos que tu historia ya está trazada,
y que, a pesar de todos los desafíos, jamás deben perder la fe.
Dejo sobre ti la bendición del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
San José Castísimo
Todos desconocen la existencia de la historia de su origen, pero la mayoría que vive el camino espiritual siente en su interior la razón de haber venido a la Tierra.
En verdad, la Tierra fue escogida para ser testigo de innumerables y complejos procesos de redención.
El Hijo del Padre vino a la Tierra para señalar e indicar el camino de regreso a la esencia original.
Por esa razón, hasta los días de hoy, y hasta que retorne el Maestro, existirá ese velo en la consciencia, el que guarda detrás de él la verdad y la razón de haber venido al mundo para cursar la Escuela del amor, del perdón y de la redención.
Mientras tanto, solo algunos escogidos, por permiso del Padre Eterno, tienen la gracia de saber y de conocer sobre la existencia y la historia de la venida de las almas a la Tierra, a través de la revelación de la verdad sobre cada espíritu encarnado en este planeta.
El velo en las consciencias también impide que ellas cometan los mismos errores de otros tiempos y vuelvan a adquirir igual cantidad de deudas.
Todos aquellos que todavía no recibieron la revelación sobre su existencia y sobre su historia, sea cual sea, es porque todavía no les llegó la hora de conocer esa verdad, hasta que vivan el proceso del perdón y de la redención absolutos.
Algunos Centros Sagrados, como Aurora, en el fin de los tiempos, tienen esa misión de dejar en amplia evidencia la existencia de los que son tocados por su llama azul.
¡Les agradezco por guardar Mis Palabras en el corazón!
Los bendice,
Vuestro Maestro, Cristo Jesús
Mi Rosario de Luz se extiende al mundo
Hijos Míos:
Hoy Mi Rosario de Luz se extiende al mundo y los llama a la verdadera oración del corazón, para que, más allá de celebrar Conmigo un aniversario más de Mis Apariciones en Fátima, sus corazones sepan interceder junto a Mí por este mundo lleno de dolor y de angustia.
Hoy Mi Rosario de Luz se extiende al mundo y a cada corazón humano, llamándolos a todos para que oren y reparen el Corazón de Dios, herido por las guerras y conflictos; herido por los ultrajes cometidos a los Reinos de la Naturaleza; herido por no poder derramar sobre Sus hijos el manantial de Amor y de Gracia que proviene de Su Sagrado Corazón.
Hoy Mi Rosario de Luz se extiende al mundo llamándolos para orar un poco más por este planeta, para que las profecías que un día Yo anuncié en Fátima no se cumplan, no se manifiesten delante de sus ojos.
El mundo aún corre el riesgo de ver cumplir Mis Palabras, porque no estuvo atento a las advertencias que Yo le hice ni a los pedidos que realicé para que un tiempo mayor de misericordia estuviese sobre la Tierra.
Hijos Míos, hoy Mi Rosario de Luz se extiende al mundo y los llama para orar más por la vida en el planeta, porque ella se está perdiendo, se está degradando y se está corrompiendo por la distancia que hay entre los hombres y Dios.
Hoy Mi Rosario de Luz se extiende al mundo para que oren por el fin de las guerras y de los conflictos, oren por la perdición que viven los jóvenes, para que ellos encuentren el camino que los lleva al Padre y ya no se pierdan en las distracciones de estos tiempos.
Hoy, hijos Míos, como Señora del Santo Rosario, extiendo estas cuentas al mundo y los llamo para orar Conmigo por un tiempo mayor de paz.
Encuentren en la oración la puerta para develar los misterios de este tiempo.
Encuentren en la oración el bálsamo para curar las enfermedades de esta era.
Encuentren en la oración el secreto para vivir la paz y establecer la paz en el mundo.
Encuentren en la oración el camino que los une como consciencia humana.
Encuentren en la oración la comprensión que les hace trascender culturas, razas y religiones, y descubrir la Unidad que hay entre todas las criaturas, porque todas ellas son partes vivas de un Dios Único.
Hoy, hijos Míos, su Madre Celeste, extiende Su Rosario de Luz al mundo, demostrándoles que la oración y la unión con Dios es el único camino seguro en este tiempo de tribulaciones y de caos.
Oren para comprender los acontecimientos del mundo y oren para que sean ustedes una luz para los que están ciegos. La humanidad necesita de ejemplos vivos para seguir y Mis hijos deben ser esos ejemplos.
Hoy, su Madre y Señora los llama para dar un paso más en la oración consciente por la vida sobre la Tierra y así, hijos Míos, podrán adentrarse en los misterios que Yo guardo para los corazones que despiertan.
Quisiera revelarles muchos misterios; quisiera entregarles muchas Gracias; quisiera traerles conocimientos divinos, ante los cuales permanecen ignorantes desde que los velos cubrieron sus rostros al llegar a la Tierra.
Pero hoy, hijos amados, delante de la necesidad del mundo, Yo solo extiendo Mi Rosario de Luz a todos ustedes y los llamo para orar Conmigo por la paz.
Que se unan culturas, razas, naciones y religiones; que se unan los corazones en la semejanza con Dios; que se unan sus manos a Mi Rosario de Luz y así se establezca la paz, dentro y fuera de los hombres.
¡Yo los bendigo y les agradezco por responder a Mi llamado!
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz y Señora del Santísimo Rosario de Fátima
¡Oh alma humana que está en el último tiempo de su imperfección, renuncia a lo que te ata al viejo mundo y lánzate al infinito de una nueva vida! Lucha con firmeza tu última batalla de este ciclo de oscuridad, batalla que te hará ascender a realidades sublimes y que, a pesar de ser larga y dolorosa, sus méritos no tendrán fin.
¡Oh alma que es tan desconocida para si misma, sumérgete en tu mundo interior y retira los velos que cubren tus ojos humanos, para que descubras el infinito de tu propia consciencia!
Alma de Dios ya tan cansada por los ciclos de ilusión vividos en esta Tierra, ya terminan la ceguera y la indiferencia, para que reposes contemplando el despuntar del sol de un nuevo día, de una nueva era.
¡Alma de Dios, que eres tan pequeña e infinita al mismo tiempo! Tu grandeza fue escondida por la ignorancia de la mente humana, y tu pequeñez se encuentra en la humildad, que has de develar. En ti, humildad y grandeza deben encontrarse, porque solo reconociéndote una pequeña nada es que descubrirás tu semejanza con Dios que contiene en Sí todas las cosas.
Ábrete de corazón al Verbo Creador y habla por medio de la oración y ya no con limitados conceptos e ideas humanas.
Contempla, delante de ti, el ejemplo grandioso de la Sagrada Familia y vence el prejuicio milenario de ser puro y simple como esos tres Sagrados Corazones. El mayor de los misterios se devela en la simplicidad.
Ya no busques tanto las grandes ciencias, pues la mayor de todas las ciencias es descubrirse semejante a Dios: en Él se encuentra la Omnisciencia.
Mientras el mundo afianza la materia en los viejos patrones de la Tierra, elévate, alma pequeña. Hazte leve como el viento y retorna al Padre. Carga contigo, en el silencio de tu ejemplo, a toda la humanidad y, llegando al Cielo, abre las puertas al nuevo tiempo, al tiempo que siempre fue, que es, pero que tu mundo nunca conoció.
Ve en busca de lo nuevo, de lo eterno, de lo infinito.
Aquel que te muestra el camino hacia la nueva era,
San José Castísimo
El corazón que se une a Dios sabe que las Verdades Celestiales aún están guardadas, para este mundo, detrás de los velos de los misterios divinos; sabe que la humanidad estuvo, durante estos millares de años de existencia, madurando su crecimiento espiritual, para algún día manifestar el Propósito de Dios para el corazón humano.
Por más que la mayoría de los hombres aún no esté pronta para conocer la Verdad de Dios, los tiempos se aceleran, y esa Verdad se revelará y causará el despertar y la evolución brusca de aquellos que nunca quisieron abrir sus ojos a la existencia de la Luz.
Hoy, hijos Míos, les revelo la grandeza de Mi Corazón que, en el universo, reina junto a Cristo, junto a Dios, y conduce Sus ejércitos divinos para la concreción de Sus Planes en esta Tierra y mucho más allá de ella.
Vengo abriendo el camino a San Miguel Arcángel, porque soy Aquella que conduce la Voluntad de Dios para Sus Padres Creadores, los Cocreadores de todas las cosas. Y así fue desde la manifestación de Mi existencia, en el principio de toda la vida, anticipando toda la manifestación de la Creación Divina.
Antes de tornarme un espíritu divinizado, Mi Consciencia ya habitaba en la Consciencia de Dios, como vientre materno, de donde proviene la manifestación del Pensamiento Divino. Mi Espíritu fue generado en el universo, en la Fuente de la Consciencia de Dios; porque así como en consciencia Yo ya manifestaba el Pensamiento Divino para todo el cosmos, como espíritu encarnado en Su Proyecto principal debería dar vida a Aquel que representaría al Pensamiento Divino encarnado, el Verbo de Dios hecho carne y hombre.
Sé que muchos ignoran esa verdad, por eso vengo a hablarle al mundo y no a unos pocos; porque la soberbia y el orgullo hicieron desaparecer la humildad del corazón de los seres humanos y así les impidieron contemplar y creer en la grandeza de la Creación, cuando esta se manifiesta delante de sus corazones.
La falta de humildad en el corazón humano no le permite reconocer la propia pequeñez y la grandeza de Dios. Por eso, muchos comparan a Su Hijo con la humanidad común y a Su Madre Celestial con un espíritu humano común, ignorando las posibilidades de que Dios se manifieste en la Tierra para conducir la creación de esta raza que deberá alcanzar la semejanza con Él.
Para que alcancen la semejanza con Dios y así lleguen a Su Universo espiritual y divino, fue que Él Se hizo carne en el hombre como en la mujer y, de esa forma, mostró a todos cómo seguir Sus Pasos; y por medio del Corazón Castísimo de San José, el Creador demostró que si la humanidad siguiera e imitara los pasos de Su Hijo y de Su Madre Divina, podrá alcanzar Su estado de Divinidad. Fue así que San José, como hombre, se hizo semejante a Dios; y la única llave que abrió las puertas a ese grandioso paso fue la sublime humildad que expresó Su corazón.
Por eso, hoy, hijos, delante de San Miguel Arcángel, abandonen el camino de la oscuridad y del pecado, libérense de la ignorancia y ábranse para vivir según la sagrada humildad que Dios les ofrece. Así podrán estar prontos para escuchar lo que debo decirles en los próximos días.
Yo los amo y los conduzco a la Verdad Divina.
Su Madre María, Rosa de la Paz
Que hoy sus seres sean revestidos por el manto marrón de la humildad, al igual que Mi Sagrada Madre que hoy lo lleva en honra y alabanza al Dios del Amor.
Que en este día, consagrado a Nuestra Señora del Monte Carmelo, sus corazones se unan al poder y la fuerza del rayo de la humildad que brota incesantemente del Inmaculado Corazón.
Que hoy, como buenos hijos de Dios, sus vidas experimenten el ejercicio de la humildad para que puedan reconocer que Dios está en todas las cosas simples así como en lo reverente y en lo sagrado.
También vean el rayo de la humildad en los sacerdotes, los que día a día deben proclamar la Palabra de Vida, que siempre debe estar plena del carisma de la humildad y de la simplicidad en todo, porque esos son Mis verdaderos discípulos y apóstoles.
Permanezcan, día a día, buscando la humildad en sus plegarias y en sus tareas. Hagan todo en nombre de la sagrada humildad, para que sean agraciados por los Dones del Espíritu Santo, como una vez lo fue la Virgen María en el Cenáculo.
Un camino para que ingresen en la sagrada humildad es pedirle al Espíritu Santo que los envuelva con Su Divina Luz y les muestre cómo vivir en humildad, para que así vivan en el desapego de ustedes mismos.
Esta es Mi aspiración actual: que cada día que pasa sean verdaderos discípulos de la humildad para que desaparezcan de sus consciencias la competencia, la arrogancia y la vanidad.
Cuando asuman vivir en la humildad y por la Humildad de Dios, reconocerán los rostros que se esconden bajo sus velos. Les pido que no los enfrenten, sino que les den la orden de transformación y de trascendencia, porque así estarán en armonía.
Caminen por el mismo sendero de la Cruz que Yo caminé por ustedes y sientan la humildad como una tabla de salvación y como obediencia a las Leyes Mayores y a sus Superiores.
Hoy les pido que todos los días antes de las tres de la tarde, relean el último mensaje que haya sido transmitido, porque en humildad comprenderán qué es lo que Yo les pido día a día.
Bajo el Amor del Padre, sean bienaventurados.
Gracias por vivir a través del espíritu de la humildad.
Cristo Jesús, el Humilde Pastor
Cuanto más se donen a Mi Corazón, más caerán los velos de sus rostros, los velos del pasado, y así sus corazones poco a poco irán alcanzando la redención interior.
Realicen en su vida actos misericordiosos, sean caritativos y renuévense por Mi intermedio todos los días.
Como buen Pastor de almas, acompaño el caminar de Mis peregrinos.
¡Adelante! Bajo el Amor del Padre, sean bienaventurados.
Gracias por guardar Mis Palabras en el corazón.
Cristo Jesús, el Vigía
Queridos amigos:
Lo que para los ojos de la humanidad parece ser desconocido, a Mi Regreso lo podrán conocer pues vendré y retiraré los velos que han cubierto el camino de todos aquellos que por amor Me buscan.
Desde ahora estoy revelando a algunas criaturas, a través de los impulsos crísticos, algunos de los misterios de esos velos que crean separación entre el espíritu y el alma de cada ser.
Hoy les vengo a decir que no se aflijan cuando conscientemente descubran un atavismo que aún no fue trascendido, porque mediante la oración misericordiosa constante perderán en el camino el peso del propio pasado que los ataba a la forma anterior de vida.
Queridos, Yo vengo en Misericordia para liberarlos y aliviarlos de todo aquello que los acongoja y que no les permite dar los pasos hacia Mi Reino. Por amor vuelvo al mundo, pero primero vengo en Espíritu Divino para retirar de sus consciencias los abismos que por error han construido en el pasado.
Mi Compasión llegará a sus vidas como un bálsamo de Misericordia y de Gracia para renovarlos a través de la presencia de Mi Corazón Misericordioso. Por eso no teman por lo que en poco tiempo encontrarán en sus caminos. Mi Luz Espiritual los impregna y los conducirá hacia la meta de vivir en la Eternidad del Señor que está en los Cielos.
Ofrezcan a Dios sus sufrimientos y sus alegrías por aquellos que llevan mil capas de velos frente a sus ojos y que ni siquiera un rayo de sol ha despuntado frente a ellos.
Vean qué sed tan amarga Yo llevo en Mi Ser, que Mi Fuente Inagotable espera derramarse sobre los corazones sedientos y sobre aquellos que caen a Mi derecha y a Mi izquierda. Si abren sus corazones, otros corazones a través de Mi Gracia despertarán a tiempo.
Bajo el Amor del Padre, sean misericordiosos y piadosos.
Gracias por meditar sobre Mis Palabras con el corazón.
Cristo Jesús, el Mediador Celestial
Asociación María
Fundada en diciembre de 2012, a pedido de la Virgen María, Asociación María, Madre de la Divina Concepción es una asociación religiosa, sin vínculos con ninguna religión institucionalizada, de carácter filosófico-espiritual, ecuménico, humanitario, benéfico, cultural, que ampara a todas las actividades indicadas a través de la instrucción transmitida por Cristo Jesús, la Virgen María y San José. Leer más