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40 días con Jesús a través del camino cuaresmal
"Contempla, en este desierto, el Relicario de Mi Sagrado Corazón y encuentra en él todo lo que necesitas para poder atravesar este momento.
Contempla el Relicario de Mi Sagrado Corazón y vacíate de ti mismo, para que los códigos del Salvador conviertan tu vida en algo nuevo.
Contempla con fe el Relicario de Mi Sagrado Corazón y sigue adelante sin mirar el pasado, sino viviendo en el presente y esperando en paz todo lo bueno que llegará.
Contempla el Relicario de Mi Sagrado Corazón y serás otra consciencia, impregnada por la Luz de todos los méritos alcanzados por el Señor.
Este es el camino del aspirante y del discípulo de Cristo: contemplar la grandeza del Relicario de Mi Sagrado Corazón para que todo esté en paz"
Cristo Jesús
Cuando sientas en tu camino el peso de los errores del pasado que, como un asedio, el enemigo te entrega para detener tus pasos, solo pon tus ojos sobre la Cruz, sobre la Eucaristía, sobre el Corazón de Cristo y permanece allí.
En la Cruz, hijo, tus pecados más profundos fueron perdonados. En la Cruz, tus mayores errores fueron justificados.
En la Cruz no solo está la memoria del perdón, sino también el perdón vivo y eterno que se renueva, de tiempo en tiempo, cuando un corazón sincero es capaz de arrepentirse por los méritos de la Cruz de Cristo.
Sin embargo, en la Cruz no se encuentra solo el perdón de tus pecados, en la Cruz se encuentra también tu camino. En ella se escribe el manual para tus próximos pasos, para que no vuelvas a pecar, para que sepas por donde ir.
En la Cruz, descubres el perdón de Dios, pero también la forma que tu Creador te concede de hacer fecundo ese perdón. A través de la entrega, de la humildad, del sacrificio y, por encima de todo, del amor sin condiciones es que imitas los pasos del Cristo del Calvario, es que bebes del Cáliz que Su Padre le ofreció para restituir la Alianza entre Dios y los hombres.
Es allí, hijos, a los pies de la Cruz, que tu camino comienza. Pero es cuando Tu Señor desciende de ella y asciende a los Cielos que tu eres llamado a multiplicar los dones de tu redención, dando testimonio del Amor que te curó y que está siendo derramado constantemente sobre el mundo, del Corazón de Cristo hacia todos los que saben buscar y encontrar los méritos de la Cruz.
Por eso, cuando el enemigo coloque delante de ti tus errores y pecados, que tus ojos se vuelvan hacia la Cruz, que tu corazón recuerde que ya fue perdonado y que ahora se trata de seguir los pasos de tu Señor, Cristo Jesús.
Tienes Mi bendición para esto.
San José Castísimo
El Ángel de la Justicia tiene en sus manos una balanza, y en ella mide los méritos y las faltas de la humanidad, para que así se diseñe el cumplimiento de las Leyes para el próximo tiempo.
El caos y el mal luchan para influenciar a los seres a cumplir sus falsas voluntades y a manifiestar sus deseos, colocando en la balanza el peso que fortalece sus falsas leyes, basadas en el engaño y en la ilusión en la que vive la humanidad.
Los Ángeles de la Misericordia y los Ángeles de la Guarda oran e inspiran a los corazones a la transformación, a la redención, al servicio, para que en la balanza de la justicia pese el bien y la humanidad siempre reciba una nueva oportunidad.
Cada acción de los seres es pesada en esta balanza divina. Cada pequeño o gran acto diseña el futuro de la humanidad. Por eso, hijos, mucho más allá del Amor y de la Gracia Divina, cada ser deber hacerse responsable por la humanidad.
Ya no hablamos de las elecciones de sus propias vidas, pero, sí, de la responsabilidad que cada ser tiene, ante Dios, por el destino de este mundo. Estar despierto es, entonces, ser consciente de cada acción, pensamiento y sentimiento. Que sus vidas sean instrumentos de paz y de Misericordia para todos los seres.
Tienen Mi bendición para esto.
San José Castísimo
Un alma que buscaba profundizar su fortaleza en Cristo, renovarse en Él ante cada prueba, le cuestionó al Señor, diciéndole: “Señor, ¿de dónde viene la fe de los primeros cristianos?, ¿de dónde viene la fortaleza de aquellos que supieron y saben entregar su vida por amor?”.
Y el Señor le respondió: “No solo la fe de los primeros cristianos, alma amada, sino también la fe de todos aquellos que saben entregar su vida por amor a Dios está basada en la certeza de Mi Existencia Celestial. Esas almas saben que su testimonio de amor rescata e inspira a los que están sin esperanza y a los que perdieron la fe. Saben que su ejemplo genera méritos para la salvación de los más pecadores. Saben que su vida es como un soplo, de tan frágil y pasajera, pero que, durante ese breve soplo, deben amar con todo su ser y de todo corazón.
Siguiendo el Mandamiento que les dejó Mi Hijo, no hay mayor amor que el de aquel que da la vida por sus amigos. Y, dar la vida, alma pequeña, no es solo morir; sino, sobre todo, donarse con todo su ser y de todo corazón, ser testimonio vivo de la entrega y del amor, de la Gracia y de la Misericordia que fluyeron y siguen fluyendo del Corazón Crucificado de Cristo.
Por eso, alma Mía, que tu esfuerzo esté en amar y en adentrarte más profundamente en Mi Amor. Así, toda la fe y toda la Gracia te serán reveladas”.
Que este diálogo, hijos, les enseñe a estar fortalecidos en Dios y no en el mundo, y que en el soplo ligero de la vida sepan amar con todo lo que son.
Tienen Mi bendición para esto.
San José Castísimo
Un alma devota y dispuesta a dar siempre más de sí a Dios, mientras oraba, le cuestionaba al Señor, diciéndole: “Señor, elevo mi voz a los Cielos y ruego por las almas que sufren, por los Reinos de la Naturaleza, por el planeta, por Tu Plan. ¿Qué más debo hacer para que esta oración verdaderamente llegue a Ti y genere méritos para la salvación y la redención del mundo?”.
Y el Señor le respondió: “Mientras oras, habla Conmigo, pronuncia cada palabra no solo para escuchar tu propia voz y sentir que estás cumpliendo con tu parte; ora, dejando que tu esencia Me mire a los Ojos, que tu corazón esté dentro del Mío y que tu verbo sea un eco en todo el Infinito, en toda la Creación.
Para orar así, hija amada, alma Mía, necesitas estar entera ante Mí, sin que te importen el tiempo, el cansancio, las sensaciones del cuerpo o aquellos que están a tu alrededor, si ellos se esfuerzan como tú lo haces o si duermen y se distraen con sus palabras. Que no te importe nada más que Mi Presencia y la imperiosa necesidad que el mundo tiene de oraciones sinceras y verdaderas.
Cuando cantes, que a tus oídos no le importe el sonido de tu voz, que a tu mente no le importe quién te está escuchando, sino que a tu corazón le importe afinar tu voz y estar ante Mí, cantándole con perfección a Aquel que es el Dueño de todo sonido, el Creador de cada nota, de cada tono, capaz de transformar tu vibración en Dones que se expanden por la Vida, transformando vidas. Así, alma pequeña, debe ser tu oración”.
Que este diálogo les enseñe, hijos, a profundizar cada día en sus oraciones. Que ellas sean sinceras y que lleguen a Dios.
Tienen Mi bendición para esto.
San José Castísimo
Cuando no tuvieras fuerza, ofrece a Dios tus flaquezas, tu debilidad humana, tu pequeñez.
Cuando tu corazón pareciera vacío, ofrece a Dios ese espacio para que sea Él, y no el mundo, quien colme ese vacío en tu interior.
Cuando tu canto estuviera mudo, ofrece a Dios tu silencio y ora con el pensamiento, para que sea Él, y no el mundo, quien colme tu mente.
Cuando tu cuerpo estuviera cansado, ofrece a Dios los pasos dados, todo el servicio vivido y cada mérito alcanzado y percibe así, hijo Mío, que siempre hay algo para ofrecer a tu Creador, Este que espera no solo tu triunfo, sino todo tu ser, de la pequeñez a la grandeza, de lo que conoces a lo que te es un misterio. Coloca todo en las Manos de Dios.
Tienes Mi bendición para esto.
San José Castísimo
Cuando llegue la hora de la Misericordia, que tu corazón esté pronto, así como el Corazón de tu Señor está pronto para verter Sangre y Agua sobre el mundo y en lo profundo de las almas más pecadoras, más perdidas y solitarias, más engañadas y distantes de la Verdad Divina.
Siente en tu interior la necesidad de superar los límites, el cansancio, los asedios o aun aquellos compromisos más importantes para ti, para que, por un instante, tu corazón contemple en el Cielo al Corazón herido del Señor, superándose a Sí mismo a lo largo de los siglos, reviviendo Su entrega, renovando Su Amor, y entonces, hijo, que más allá del Corazón de Cristo encuentres al Corazón del Padre Celestial, atento a cada sacrificio del Señor.
Que tus oraciones apunten a Cristo y, por los méritos de esa entrega que se perpetúa, clames por la humanidad, por los Reinos y por las almas más perdidas.
Si tan solo tu corazón contempla al Corazón de Cristo y lo ofrece a Dios con amor, el Señor recibe de Su Padre el permiso para verter Su Misericordia sobre el mundo.
Pero es necesario el sí de la humanidad. Es necesario que clamen y pidan, que oren y se rindan ante todas las Gracias que descienden del Cielo; así ellas ingresan profundamente en cada ser y lo transforman.
Tienen Mi bendición para esto.
San José Castísimo
Cristo los hará puros de corazón, porque Él entregó Su Vida por ustedes, para que los errores de la humanidad fueran perdonados.
Su Sangre justificó los pecados de todos, y trajo liberación para las prisiones de la vida planetaria.
Por medio del Espíritu Santo, Su Agua los purificó y los bautizó como portadores de Su Paz.
Cada una de Sus Llagas fue ofrecida como salvación de todos los condenados del mundo, y Su dolor y agonía siguen siendo el camino de ofrecimiento por los no redimidos.
Su Cruz triunfó y sigue triunfando hasta los días de hoy.
Así, todos son señalados por el poder de esa Cruz, que vence al mal y trae la liberación de las cadenas que los aprisionan.
Su Palabra vino para renovarlos, y lo sigue haciendo, porque el fin del Divino Verbo es seguir liberando a todos del cautiverio de estos tiempos.
Sírvanse entonces, de los méritos de Mi Hijo, para que sus vidas se puedan convertir en Cristo y así, conviertan la crueldad del mundo en un recinto de redención.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Novena intercesora de Padre Pío por todos los sacerdotes del mundo entero
Cuenta de unión
¡Oh, Jesús!, Sacerdote Mayor, Rey del Amor,
protege, ampara y guía a todos los sacerdotes del mundo entero.
Amén.
Primera decena
Por el doloroso silencio vivido por Padre Pío,
que la fortaleza y la fe superen todas las flaquezas.
Amén.
Segunda decena
Por la agonía interior y física vivida por Padre Pío,
que los sacerdotes del mundo entero amen el sacrificio por Cristo.
Amén.
Tercera decena
Por las llagas que llevó Padre Pío en su cuerpo,
que los sacerdotes sean templos vivos del Amor de Cristo.
Amén.
Cuarta decena
Por la entrega amorosa e incondicional de Padre Pío,
que los sacerdotes sean verdaderos y santos instrumentos de Cristo.
Amén.
Quinta decena
Por el amor compasivo y crístico vivido hasta el final por Padre Pío,
que los sacerdotes sean fuentes puras de donación y amor.
Amén.
Oración final
(se repite tres veces)
Por todos los méritos, renuncias, sacrificios y entregas de amor
vividas por San Pío de Pietrelcina,
que los sacerdotes del mundo sean protegidos y amparados
por el invencible Manto sacerdotal de Cristo.
Amén.
Hoy les ofrezco este nuevo rosario para que las madres, hermanas, hermanos y creyentes en Cristo recen estos misterios de amor vividos y experimentados por Padre Pío, para que el ejemplo de su vida, de su entrega y de su pasión por Jesús, a través de sus cinco dolorosas llagas, sean el medio por el cual todos los sacerdotes imiten el fiel modelo de este santo, sacerdote y curador de almas, para que la liberación concedida por Padre Pío desate las amarras de los sacerdotes oprimidos por la ilusión del adversario y para que la Gracia santificadora del Espíritu Santo les traiga a todos ellos la fuerza de la renovación y del apostolado en Cristo.
Les agradezco a todos los que ya oran y a los que orarán por Mis compañeros.
Los bendice,
Su Maestro y Señor, Cristo Jesús
La Luz de Mi Corazón y de Mi Sangre puede circular por la sangre, en ustedes, a través de cada nuevo acto de Comunión.
Así se revela una parte del misterio de la reparación que las almas pueden vivir espiritualmente cuando, con entrega, reviven la dolorosa Pasión de su Señor.
En ese momento del acto de comulgar con Mi Cuerpo y con Mi Sangre es posible justificar ante el Padre Celestial y Su divina Ley, los posibles errores cometidos.
De esa forma, el alma o las almas reciben una expiación reparadora porque la Sangre disuelve espiritualmente los pecados cometidos contra los mandamientos celestiales.
Por medio de la Sangre de Jesús, los penitentes reconocen el poder y al mismo tiempo, el misterio del Amor consolador de Jesús.
Así la vida se purifica, pero también se sublima a través de los méritos espirituales concedidos por el sacrificio y la entrega de Cristo por todo el género humano.
En cada acto de Comunión las penas o las condenaciones son disueltas, cuando el corazón está arrepentido y reconoce su imperfección ante Dios. Eso lo libera.
¡Les agradezco por guardar Mis Palabras en el corazón!
Los bendice
Su Maestro y Señor, Cristo Jesús
Relato del mensaje:
Durante la ceremonia de consagración de los Misioneros en el Centro Mariano de Figueira, en el altar había una estatua de San José y, en un determinado momento, ella comenzó a brillar muy intensamente. Observamos este movimiento para comprender lo que estaba sucediendo; en cuanto los sacerdotes se estaban aproximando al altar para consagrar la Eucaristía, sobre ellos comenzaron a abrirse muchos portales, de una forma rápida e intensa. En ese momento, apareció San José, luminoso como un sol.
Detrás de Él, había un camino hacia África; Él estaba rodeado de niños y traía también un niño africano en Sus brazos. Él dijo que vino para que comprendamos la importancia de las misiones humanitarias para la Jerarquía.
Trajo consigo una Gracia para cada misionero que se consagró, algo espiritual e interno, y transmitió un mensaje extraordinario. Fue la primera vez que San José apareció, desde el fin de los ciclos de Sus Apariciones, el último 18 de agosto.
Él nos dijo:
Vengo en el silencio, por Voluntad de Dios y por Su Divino Amor. Vengo porque, para Mí, es tan importante acoger y servir a las almas de África, como acoger a los que se consagran al Plan de Dios y a la misión primera de rescatar el amor en los corazones de todos los seres, en la consciencia de todos los Reinos de la Naturaleza.
Vengo para bendecirlos, no porque todas las bendiciones que ya recibieron no fueran suficientes, sino porque deben comprender cuán importante es para Dios la misión que llevan adelante y que la seguirán llevando por los cuatro puntos del mundo.
El Creador acompaña sus pasos, así como Yo también los acompaño; sea inspirando sus espíritus; sea observando sus caminos, Yo siempre los acompañaré.
Hoy se abren los Cielos como se abren sus corazones, porque a cada oferta que la humanidad realiza, nuevos méritos son generados para la salvación y la redención de la humanidad.
Hoy vengo no solo con una bendición; vengo abriendo el camino de sus espíritus para que lleguen a Mi amada África. Yo estoy ahí. En omnipresencia y amor, les indico la dirección en la cual hay mayor necesidad. Vengan conmigo al encuentro de la transformación de sus vidas.
Las misiones humanitarias, hijos, así como los diferentes encuentros de oración que se realizan en el mundo, son los pilares de la redención para estos tiempos, son los instrumentos de los cuales se vale su Creador para mantener viva Su esperanza de redención y de transformación de la humanidad. Por eso estoy aquí.
Vengo con una Gracia. Vengo con una puerta hacia un nuevo paso. Vengo como una confirmación para sus almas y sus vidas. Vengo, como su Padre y Amigo, a decirles que en silencio los aguardo, que África los aguarda, y más que esto, que la África que hay en el interior de cada ser los espera, para que sirvan al prójimo como si fuera su última oportunidad de servir.
Yo Me alegro con sus pasos, así como Dios se alegra y renueva Su Amor a través de su consagración.
Hoy y siempre, ustedes tienen el Amor de Mi Casto Corazón.
Su Padre y Amigo,
San José Castísimo
Sientan, hijos Míos, Mi Amor y Mi Paz, porque contemplo sus esfuerzos, sus dificultades y sus abismos más profundos, en los cuales hoy ingresa Mi Luz para que sus corazones encuentren la paz, el perdón y la redención de Dios.
Sientan, hijos Míos, Mi Gracia, porque contemplando su misión y la valentía de sus espíritus que, día a día, se levantan de las caídas e intentan no sucumbir a las tentaciones del mundo, derramo sobre ustedes una expiación divina. Que así, a través de Mi Gracia, reencuentren el camino para unirse a Dios y recobren la esperanza de trascender las propias miserias y de llegar al Corazón del Padre.
Mi corazón llega hoy al Centro Mariano del Niño Rey para enviar un mensaje al mundo, de que el auxilio llegará a aquellos que se esfuercen por transformarse y trascenderse, y mucho más allá de la oscuridad que habita en sus abismos internos, brillará la luz de sus esencias, porque Dios, con Sus propias Manos, abrirá los caminos, retirará los obstáculos y liberará a las tinieblas para que reconozcan que dentro de ustedes hay una verdad que está más allá de las apariencias y de las ilusiones.
Todos son puros a los Ojos de Dios y las manchas impresas en sus almas por el mundo y por las experiencias humanas podrán ser lavadas, curadas y limpiadas por la potencia de Mi Amor maternal.
Dejen que Mi Luz los toque, que Mi Paz los cure todas las veces que sea necesario, que Mi Amor los libere y les revele quiénes verdaderamente son.
Ustedes son Mis hijos, Mis pequeños y puros hijos, esencias que surgieron de Mi Vientre Creador, de la Fuente de Mi Pureza. Una parte de Mi Inmaculado Corazón habita en su interior. Por eso, hoy dejen que Yo Me revele en ustedes como una luz que ilumina a sus almas, como una alegría divina que brota de sus espíritus, como una nueva y divina esperanza.
Mi Corazón los abraza, Mi Amor los ampara, porque a través de ustedes auxilio al mundo. A través de sus esfuerzos puedo estar ante Dios con los méritos generados por sus vidas para interceder por las almas más perdidas, por aquellos que no conocen a Dios y que, día a día, se alejan de la pureza de sus esencias y de sus corazones. A través de sus vidas intercedo por la vida de este mundo, sobre todo de los niños y de los jóvenes que perdieron la esperanza de amar y de ser amados.
El futuro de la vida sobre la tierra se construye a través del esfuerzo de unos pocos. Por eso, hijos Míos, nunca se olviden de que, con cada esfuerzo que viven todos los días, Mi Corazón recupera a una esencia perdida, a un alma desamparada.
Su mayor servicio en estos tiempos es vivir en el Amor de Dios, es creer en el potencial de sus corazones de trascender todo el pasado vivido por ustedes y por sus familias para que, en nombre de la humanidad, anuncien la posibilidad del perdón y la Gracia de la redención.
Sus corazones son predilectos ante Dios. Sus esencias son puras a los Ojos del Padre. Encuentren hoy esa pureza en su interior.
Yo los amo, los acojo bajo Mi Manto y los amparo con la infinita gratitud de Mi Corazón.
¡Les agradezco!
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Mi Corazón de Madre encuentra aliento en las almas que abren las Puertas del Cielo con sus oraciones y que no temen conocer la Verdad y el Reino de Dios.
Vengo, hijos Míos, para que sus espíritus conozcan esta Verdad, para que la Argentina no permanezca en la ignorancia de sí misma y de la vida en la Tierra, sino que sepa quién es y qué potencial tiene como nación y como pueblo.
Vengo, como vine hace tantos siglos, para preparar el nacimiento del nuevo hombre que surgirá dentro de cada uno de ustedes. Hombre que revelará la semejanza de sus corazones con Dios. Hombre que les demostrará para qué fueron creados y cuál es el propósito de sus vidas.
Vengo a levantar a hombres y a mujeres a través de Mi Presencia. A erguir a un pueblo de su oscuridad y de sus abismos internos para que, fortalecidos por sus mejores virtudes, se conviertan en un suelo fértil y sagrado, un suelo digno de recibir los Pies de Aquel que vendrá a establecer el Reino de Dios en la Tierra y a revelar este Reino dentro de los seres.
Mi Corazón de Madre, tantas veces flagelado y ultrajado por las acciones humanas y por la indiferencia de los corazones, es reparado por las oraciones sinceras de Mis hijos y, más que eso, hijos amados, encuentro aliento y méritos para interceder por el mundo cuando sus espíritus están abiertos y dispuestos para una nueva vida.
Vengo, entonces, a retirarlos de la ilusión y del sufrimiento y a enseñarles a reparar el Corazón de Dios con sus propias vidas. Vengo a abrir sus ojos a la simplicidad que es encontrar y vivir la Verdad Celestial y la vida superior.
Vengo a apuntarles el camino y a mostrarles las señales en el cielo y en su interior, para que sus inquietudes encuentren respuestas en la Verdad que se revela a sus corazones.
Argentina es una nación colmada de misterios y de dádivas ocultas y llegó el momento de que sean revelados. Y será la misma Mano de Dios, hijos Míos, la que arrancará los velos que cubren sus ojos y les mostrará lo que está oculto, a pesar de que siempre estuvo aquí, desde antes del establecimiento de su pueblo como una nación.
Desde lo alto de las sierras hasta lo profundo de los mares, todo será revelado. La luz que brillaba, oculta por la naturaleza, no brillará más dentro de la Tierra, sino delante de sus ojos, reflejándose en los espejos de sus corazones y revelando que no solo en la Tierra, sino también en ustedes mismos, una vida mayor se ocultaba.
Este es un tiempo de revelaciones, revelaciones de una verdad que existe desde el principio del Origen de la vida, Verdad de la que se distanciaron y que les será revelada para que puedan retornar a ella. Con la luz de esta Verdad, la luz de Mi Hijo también les será mostrada. Primero verán Su resplandor en el Sol de Sus Ojos y de Su Corazón, luego verán Sus Pies que caminan en dirección a la Tierra y, entonces, lo reconocerán como Hijo y parte de Dios, como Dios mismo entregado a los hombres.
Regocíjense y despierten, hijos Míos. Es tiempo de hacer de la propia conversión un motivo de júbilo y de alegría. Es tiempo de hacer del propio despertar un motivo de plenitud, de hacer del sacrificio un motivo de renovación y de la propia vida una eterna revelación de Dios.
Yo los amo, los bendigo y les agradezco por responder a Mi llamado.
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Hoy, hijos, con el Niño Jesús en mis brazos, vengo a hacerles un pedido especial.
Ya no resta mucho tiempo para que Mis palabras resuenen en el mundo. Ha llegado el momento de Mi silencio para que, así, la voz de este pequeño Niño pueda hablar más alto, para que Sus designios sean escuchados y Su Verbo se torne Ley.
Pero, antes de silenciar Mi Casto Corazón, vengo a pedirles que acuñen una medalla, la Medalla del Castísimo Corazón de San José. Una medalla que guardará en sí todos los méritos alcanzados en Mi vida y en la eternidad de Mi Corazón, una medalla que será la protectora de las familias y la guía para la evolución de las almas, una medalla que les recordará la pureza de sus corazones y protegerá sus esencias para que no pierdan la paz en los tiempos de transición.
La Medalla de Mi Casto Corazón llevará grabada Mi imagen con el Niño Jesús en Mis brazos. Él estará en Mi brazo derecho y los lirios que llevo, como símbolo de castidad, estarán en Mi mano izquierda. A Mis pies escribirán: Castísimo Corazón de San José, rogad por nosotros.
Atrás, la Medalla llevará Mi Corazón como un puente hacia Mi Relicario espiritual. Mi Corazón, con tres lirios, representará la unión que experimenté, como siervo de Dios, con la Divina Trinidad.
Con esta Medalla, hijos, se cumplirá el legado que debo dejarles como Padre y Amigo.
Aquellos que lleven consigo esta Medalla llevarán por el mundo los Dones y las Gracias alcanzados por Mi Corazón.
Como promesas divinas, les digo que aquellos que lleven la Medalla del Castísimo Corazón de San José:
1. Encontrarán la paz en los tiempos de tribulación.
2. Alcanzarán la sabiduría interior por medio de la humildad y de la entrega.
3. Encontrarán el camino para retornar al Padre a través de una simple oración.
4. Serán protegidos de toda oscuridad.
5. Alcanzarán la Gracia y la protección para sus familias.
6. Vivirán bajo el espíritu de la humildad y de la mansedumbre de Mi Casto Corazón.
7. A través del silencio descubrirán el amor insondable de Dios y beberán de Su Fuente Divina.
Con alegría en Mi Corazón, les dejo este pedido que Me gustaría ver cumplido el 19 de marzo de 2020, cuando recibirán de Dios una Gracia especial y una expiación divina.
Les dejo Mis bendiciones y Mi paz.
Su Padre y Amigo,
San José Castísimo
Busquen amar con sabiduría: siempre palabras para Dios, siempre acciones para Dios, siempre sentimientos para Dios, para que construyan con sus vidas Su Plan.
Busquen vivir con sabiduría, observando las propias acciones e intenciones, dejando que ellas sean conducidas por un Propósito superior; observando el corazón para que él esté imbuido de su misión y de la Verdad Divina.
Busquen en Dios las respuestas a sus preguntas y sabrán que los méritos de las victorias de sus vidas son de Él.
Busquen en Dios las virtudes a expresar y sabrán que Él es el motor de toda transformación verdadera.
Dejen que las Manos de Dios los guíen, que el Pensamiento Divino los inspire, que el Amor de Dios los colme, que la Sabiduría Divina sea lo que impulse todo lo que son, y sus pensamientos serán inspiraciones de Dios, sus consejos serán dones de Su Espíritu, sus acciones serán Obras incansables que construyen puentes para llegar al Padre, sus vidas serán santificadas por Su Presencia, y más que eso, por Su Acción.
Su Padre y Amigo,
San José Castísimo
Y ahora, Mi Preciosa Sangre, plena de Códigos de Luz, se derrama sobre las entrañas más profundas de la consciencia de Alemania y de su pueblo.
La Divina Sangre de su Redentor, plena de los Códigos de Luz de vida, ingresa en los aspectos de la consciencia inferior de los hombres y mujeres de Alemania a fin de que, en el próximo tiempo, se cumpla el propósito espiritual de esta nación.
Por eso, compañeros, la Divina Sangre de Aquel que fue como un cordero llevado al matadero, porta un valor espiritual incalculable para que las almas de Alemania, por medio de esa piadosa Gracia, reciban los méritos que necesitan para dar pasos en el despertar de la consciencia y en la evolución individual y colectiva.
En este sentido, Mi propósito de llegar a la ciudad de Berlín es porque, hasta los días de hoy, ninguna consciencia consiguió generar la condición necesaria para contribuir a la liberación de todas las faltas cometidas en el último siglo XX.
Por esa razón, su Redentor congregará a los devotos y a los peregrinos para que lleven adelante la concreción de la aspiración de su Maestro y Señor de ver redimidas a las consciencias que ocasionaron el gran dolor en la humanidad y que hasta ahora nunca fueron perdonadas ni amadas por ningún ser de la Tierra.
El triunfo de Mi Sagrado Corazón en este tiempo se dará por la redención y por la conversión de los grandes líderes de las naciones, que al igual que Paulo de Tarso, recibirán el impacto de Mi Luz Celestial que los derrotará y los convertirá para siempre.
¡Les agradezco por guardar Mis Palabras en el corazón!
Los bendice,
Su Maestro y Señor, Cristo Jesús
Una nación que se levanta en oración verdadera, es una nación que comienza a retornar al Corazón de Dios, que construye en su interior el despertar de la nueva vida y la unión con el nuevo tiempo.
Una nación que ora, abre las puertas al despertar espiritual para que la Verdad se revele; para que su pasado, presente y futuro encuentren sentido y para que todo sea comprendido en la esencia del corazón.
Una nación que ora es aquella que se aproxima a su Origen en unidad con el Creador, y permite que el Reino de Dios esté en el planeta generando méritos para que otros pueblos puedan encontrar la redención y el despertar.
Una nación que ora es aquella que atrae la paz hacia el mundo, para conceder a los corazones la posibilidad de aprender a través del amor y no del dolor.
Por eso, hijos, oren por las naciones, pero también oren como nación, oren en nombre de los pueblos, de las culturas, de los corazones, en el nombre del planeta.
Su Padre y Amigo,
San José Castísimo
Cuando los corazones oran, acompañando a los Mensajeros Divinos en su peregrinar por este mundo, están abriendo las puertas del Cielo para que una nueva vida se instituya en la Tierra.
La oración sincera de sus corazones despierta el potencial del corazón humano para unir el Cielo a la Tierra y, poco a poco, comiencen a expresar el verdadero propósito de la humanidad.
Cuando los corazones despiertan, generan méritos para que más almas puedan también despertar y para que los que están en los abismos de este mundo reciban una oportunidad de encontrar la luz.
Solo quien ya estuvo en los abismos de la Tierra, hijos, conoce el dolor y la angustia de estar distante de Dios y prisionero del yugo de las fuerzas oscuras que rodean a este mundo. Por eso, lo más importante es clamar y rogar por las almas perdidas, es decir "sí" a Dios, sin condiciones, y acompañar los pasos de Sus Mensajeros, aunque no conozcan totalmente cuál es la misión que estamos realizando en este mundo, en este tiempo.
Lo que hacemos, al peregrinar por las naciones, es mucho más amplio que lo que les podemos revelar. Estamos retirando a este planeta del abismo de su autodestrucción y colocándolo en el punto correcto de su transformación para que pueda cruzar el umbral entre el tiempo de la ilusión y el Tiempo de Dios, en el que nunca más nada será igual, en el que la verdad les será revelada, conocerán lo que son y porqué están aquí.
Por eso, hijos, tan simple como la oración sincera es la respuesta que deben dar a Dios todos los días, para que cumplan con su parte en esta misión de amor. Solo acompañen Nuestros pasos con el corazón y dondequiera que estén anuncien, a través de la oración, su adhesión a este Plan de amor y de rescate de la vida en la Tierra.
Tienen Mi bendición para eso.
Su Padre y Amigo,
San José Castísimo
Si sus oraciones fuesen siempre verdaderas y profundas, como las de hoy, todos los méritos infinitos de Mi Misericordia llegarían a las almas que están en la desolación y en la perdición porque Mi Poder, que es el Poder de Mi Padre, no tiene límites ni fronteras.
Todos los que invocan Mi Divina Misericordia no para sí mismos, sino para el mundo entero, la hacen descender como lluvias de gracias para que algún día los más indiferentes e hipnotizados despierten a la vida real y divina.
Por los méritos de Mi Misericordia, Yo concedo al mundo la oportunidad de recapacitar y de arrepentirse de todos los vínculos oscuros que las almas alguna vez hicieron.
El Poder de Mi Misericordia está impulsado por la Fuente infinita de Mi Amor, Amor que retira a las almas de la ilusión mundial y las despierta a la vida del espíritu.
A través de Mi Misericordia Yo cumplo las promesas en la humanidad. Y cuando ese Poder Divino de Cristo es invocado, secuelas profundas son disueltas y los corazones se reencienden en el Amor de Dios, en un amor salvífico.
¡Les agradezco por guardar Mis Palabras en el corazón!
Los bendice,
Su Maestro y Señor, Cristo Jesús
Ofrece a Dios todo padecimiento, dolor y sufrimiento, para que todo en tu vida sirva de reparación para toda la humanidad.
Transforma los obstáculos en un salto para la evolución y agradece al Padre todas las oportunidades que recibes de reparar Su Corazón.
Tú, hijo, eres llamado a ser un instrumento en las Manos de Dios, y por la perpetua gratitud de tu corazón puedes tornar eso una realidad.
La gratitud es la llave para que el Padre tome tu vida en Sus Manos.
Busca, cada día, amar más a Dios, Su Voluntad y Su Camino, y no te digo que no padecerás cosa alguna, pero si que todo lo que padecerás será para el Padre como méritos para que Su Amor y Su Gracia desciendan sobre este mundo, sobre todo para aquellos que son ingratos e indiferentes ante Dios.
La sincera gratitud es la llave para la unidad con el Padre, es la puerta para lo que en este mundo llaman santidad.
Tu Padre y Amigo,
San José Castísimo
Asociación María
Fundada en diciembre de 2012, a pedido de la Virgen María, Asociación María, Madre de la Divina Concepción es una asociación religiosa, sin vínculos con ninguna religión institucionalizada, de carácter filosófico-espiritual, ecuménico, humanitario, benéfico, cultural, que ampara a todas las actividades indicadas a través de la instrucción transmitida por Cristo Jesús, la Virgen María y San José. Leer más