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Cristo los hará puros de corazón, porque Él entregó Su Vida por ustedes, para que los errores de la humanidad fueran perdonados.
Su Sangre justificó los pecados de todos, y trajo liberación para las prisiones de la vida planetaria.
Por medio del Espíritu Santo, Su Agua los purificó y los bautizó como portadores de Su Paz.
Cada una de Sus Llagas fue ofrecida como salvación de todos los condenados del mundo, y Su dolor y agonía siguen siendo el camino de ofrecimiento por los no redimidos.
Su Cruz triunfó y sigue triunfando hasta los días de hoy.
Así, todos son señalados por el poder de esa Cruz, que vence al mal y trae la liberación de las cadenas que los aprisionan.
Su Palabra vino para renovarlos, y lo sigue haciendo, porque el fin del Divino Verbo es seguir liberando a todos del cautiverio de estos tiempos.
Sírvanse entonces, de los méritos de Mi Hijo, para que sus vidas se puedan convertir en Cristo y así, conviertan la crueldad del mundo en un recinto de redención.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Novena intercesora de Padre Pío por todos los sacerdotes del mundo entero
Cuenta de unión
¡Oh, Jesús!, Sacerdote Mayor, Rey del Amor,
protege, ampara y guía a todos los sacerdotes del mundo entero.
Amén.
Primera decena
Por el doloroso silencio vivido por Padre Pío,
que la fortaleza y la fe superen todas las flaquezas.
Amén.
Segunda decena
Por la agonía interior y física vivida por Padre Pío,
que los sacerdotes del mundo entero amen el sacrificio por Cristo.
Amén.
Tercera decena
Por las llagas que llevó Padre Pío en su cuerpo,
que los sacerdotes sean templos vivos del Amor de Cristo.
Amén.
Cuarta decena
Por la entrega amorosa e incondicional de Padre Pío,
que los sacerdotes sean verdaderos y santos instrumentos de Cristo.
Amén.
Quinta decena
Por el amor compasivo y crístico vivido hasta el final por Padre Pío,
que los sacerdotes sean fuentes puras de donación y amor.
Amén.
Oración final
(se repite tres veces)
Por todos los méritos, renuncias, sacrificios y entregas de amor
vividas por San Pío de Pietrelcina,
que los sacerdotes del mundo sean protegidos y amparados
por el invencible Manto sacerdotal de Cristo.
Amén.
Hoy les ofrezco este nuevo rosario para que las madres, hermanas, hermanos y creyentes en Cristo recen estos misterios de amor vividos y experimentados por Padre Pío, para que el ejemplo de su vida, de su entrega y de su pasión por Jesús, a través de sus cinco dolorosas llagas, sean el medio por el cual todos los sacerdotes imiten el fiel modelo de este santo, sacerdote y curador de almas, para que la liberación concedida por Padre Pío desate las amarras de los sacerdotes oprimidos por la ilusión del adversario y para que la Gracia santificadora del Espíritu Santo les traiga a todos ellos la fuerza de la renovación y del apostolado en Cristo.
Les agradezco a todos los que ya oran y a los que orarán por Mis compañeros.
Los bendice,
Su Maestro y Señor, Cristo Jesús
Compañeros:
No solo hablo para ustedes sino también para el mundo.
Esperé que pasara un tiempo y unos días para que llegara este momento de poder encontrarlos verdaderamente en unión a la gratitud, porque la gratitud es una expresión del Amor misericordioso de Dios. Y cuando hoy vi esa gratitud en ustedes, Me pude aproximar con confianza para hablarles.
Ustedes son parte del Plan de su Maestro y Señor, de un Plan que no puede fallar ni fracasar, porque detrás de ustedes hay muchas, muchas almas y consciencias que aún llegarán para beber de Mi Fuente, para nutrirse de Mi Mensaje.
El tiempo se está acabando, por eso las emergencias son muy grandes y los compromisos también son muy grandes.
En la llave de la gratitud y del amor podrán comprender todo lo que les pido y así se unirán a Mi Consciencia.
Veo a un mundo que sufre por la indiferencia y por el error.
Necesito que sean enmendadores de Mi Misericordia, que puedan compensar y equilibrar lo que la humanidad no hace bien en este tiempo, por los riesgos que corre día a día.
Por eso vengo con la Luz de Mis Llagas, para encomendarles la profundización de esta misión, y de esta tarea que es de la Jerarquía y de ustedes, de sus seres internos con la participación de sus almas.
Por eso es necesario corregir para mejorar y crecer. Todo lo que es dicho por la voz de la Jerarquía es por amor y no por otra causa.
Las almas a veces se resisten a escuchar y comprender porque tienen su corazón cerrado, pero ustedes aprendieron a abrir su corazón hacia Mí. Por eso les hablo tan directamente, porque ya no podemos perder el tiempo en lo que no es necesario, sino debemos invertir el tiempo en lo que es urgente, y ustedes saben, por la gracia que reciben, que las emergencias crecerán y aumentarán.
Yo estoy aquí por la responsabilidad que tengo con ustedes y ustedes Conmigo. Pero no es un compromiso que viene solamente desde la época en que estuve presente en la Tierra. Son compromisos muy remotos y desconocidos para ustedes.
Solo vendré a pedirles lo que necesito que Me den, pero no los obligaré, nunca les exigiré nada.
Mis apóstoles del pasado transitaron por la misma escuela, pero era una escuela más exigida e inmediata. Era una responsabilidad muy grande porque su Maestro y Señor, entre tan pocos, tenía que alcanzar una victoria muy grande y, por la Gracia y la Misericordia Divina, eso sucedió.
Sé que el ser humano es frágil y a veces tibio, pero el Amor que Yo les entrego y les he entregado hace tanto tiempo los debe encender interiormente en el fuego de Mi Amor y de Mi Verdad.
Yo vengo para pedirles que sean conscientes de lo que llegará en el futuro cercano, en el que ya no solo vivirán situaciones personales o realidades de las naciones. Ahora Mi Obra se ampliará para situaciones continentales, como lo es África.
En África están los que más sufren y son los que más Me dan, porque Me ofrecen sus corazones que es lo que Yo necesito de ustedes para que reconozcan la Gracia que han recibido, y aún reciben, y los cuidados que les ha dado la Jerarquía a lo largo de los tiempos sin hacerles faltar nada.
África será para ustedes una escuela de amor al sacrificio y de la posibilidad de reconocer que en la gran y extensa miseria existen almas que aman a Dios sin condiciones. Y es ese amor que las alimenta espiritualmente más que físicamente, que les quita la sed espiritual y así sacian su sed física.
No pido que sean iguales a ellos, porque cada uno tiene su escuela y sus aprendizajes. Necesito que los imiten internamente, que tengan consciencia de la posibilidad y de la oportunidad que reciben en este tiempo.
Dentro de un proceso de emergencia planetaria, a veces los corazones precisan ser enderezados para no perder el camino hacia Dios, porque uno nunca debe olvidar la humildad, que es la gran llave maestra de su liberación.
Hoy he visto que se aproximaron aún más a la gratitud, a una gratitud espontánea y sincera que tocó Mi Corazón. Por eso he decidido hablarles para traerles consciencia y sabiduría, para que cada uno reconozca en sí mismo el esfuerzo que aún tiene que hacer no solo por Mí, sino por su Padre Celestial que es Quien los colocó en este camino y en esta misión para que Me acompañen.
Por eso, hoy Me entrego nuevamente para acoger sus miserias y saber que la Luz de Mi Misericordia todo lo puede transformar y redimir cuando un corazón se abre sinceramente y suplica sin dejar que sus resistencias lo controlen y lo dominen.
Cuando un corazón se abre espontáneamente, los milagros pueden suceder. La fe es la gran Luz que baña la consciencia y la redime; tiene la Gracia, como consciencia grupal, de poder implorar a Dios para que ayude al mundo y a la humanidad, para que ayude en situaciones muy graves y dolorosas que vive esta raza de hoy.
Nunca pueden olvidar que Nuestra tarea es planetaria y no personal; que es una tarea con la Jerarquía y por la Jerarquía para el advenimiento de la energía de la Gracia y de la compasión en el mundo.
Hoy están ante la oportunidad de reflexionar sobre muchas cosas por amor y con confianza en Mi Corazón, porque vendrán tiempos de mayores desafíos y de proyectos que parecerán imposibles, pero quien esté unido a Mí lo realizará como ha realizado muchas cosas a lo largo de los tiempos por medio de esta misión de llevar el Amor y la Paz a las almas que más lo necesitan y a las naciones que más lo necesitan.
Mientras estoy aquí, atiendo a la humanidad en este momento y los llevo a todos a Mi Corazón, a los más miserables y pecadores que necesitan del alivio y de la cura espiritual.
Todo lo que se hace en este momento y a través de esta Obra es para la cura de la humanidad y para que el amor se establezca en el corazón humano, y que ese amor les permita liberarse y vivir su misión espiritual Conmigo.
Mi Corazón está lleno de gracias y de piedad para todos. Y el sostén que la Adoración les proporciona será la gran arma de defensa para los próximos tiempos y para las próximas misiones.
Agradezco el esfuerzo sincero y amoroso de todos, porque no todo es error ni fracaso. Deben alzar sus ojos hacia el horizonte para contemplar las victorias que Yo le he dado a cada uno, victorias espirituales.
En el fortalecimiento de esa unión y de esa alianza Conmigo, por encima de toda adversidad u oscuridad, nadie podrá quitarles lo que Yo le he entregado a cada uno, y deben defenderlo y protegerlo de ustedes mismos y del mundo.
Es esa misma convicción, certeza y fe que vivieron los apóstoles como, por ejemplo, San Pablo, que hasta el último segundo no dudó de lo que sentía y en lo que confiaba. El amor lo hizo creer en Mí hasta el final y así él se entregó.
Hoy vengo a hacer lectura de los logros y de las Gracias que le he entregado a cada uno y que ustedes siempre deberán contemplar para que de allí saquen fuerzas internas para seguir adelante, porque llegará un momento en que esta misión finalizará, y cuando eso suceda todo se desencadenará. Y en ese momento deberán estar fuertes y firmes en todo lo que Yo les he dado a lo largo de los tiempos, no solo para sostenerse a sí mismos sino a sus hermanos, los que no habrán podido construir, en sí mismos, la misma fortaleza que Yo les di por amor.
Este es Mi Mensaje para ustedes, porque también es un mensaje para el mundo, para los que se adentran en el servicio a Mi Corazón Misericordioso, para los que buscan día a día el camino de la transformación y de la elevación de la consciencia, porque en verdad no Me importa que no lo consigan, sino que lo intenten y que lo intenten todos los días. Y sin percibirlo, algún día llegarán a Mi Gloria y ese día se darán cuenta de que Yo les dije la verdad.
Por eso hoy estoy aquí y por esa causa rezo a los Pies de Mi Padre Celestial, porque sé que muchos más podrán superarme en el Amor. Confío en eso y sé que es posible.
Les agradezco por escucharme y por recoger hacia su corazón Mis Palabras, que ya son las últimas para el mundo.
Que la Luz que proviene del Amor, los guíe y los bendiga.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Con la Luz de Mis Llagas continúo iluminando los espacios más oscuros de la consciencia de Argentina, para que más almas de este país tengan la oportunidad de renacer, despertar y amar.
Con la Luz de Mis Llagas justifico, ante el Padre Celestial, los errores que aún siguen cometiendo los hombres y la Ley de la Misericordia y de la Gracia concede, extraordinariamente, momentos de perdón a los corazones más perdidos y dormidos.
Con la Luz de Mis Llagas transmuto las condiciones precarias de la consciencia y llevo adelante la liberación de los estados más corruptos de la consciencia de las naciones para que ellas no pierdan la oportunidad de ver a Dios.
Con la Luz de Mis Llagas aproximo los corazones a la verdad, para que cada uno reconozca que deberá cambiar, aún más, aspectos de la consciencia que impiden la libertad de los pasos en la evolución del ser.
Con la Luz de Mis Llagas traigo la cura a lo que está enfermo y sano las heridas internas que no les permiten a las almas vivir la renovación.
Con la Luz de Mis Llagas les abro las puertas para que vuelvan a sentir y a encontrar a Dios.
¡Les agradezco por guardar Mis Palabras en el corazón!
Los bendice,
Su Maestro y Señor, Cristo Jesús
Con la Luz de Mis Llagas cicatrizaré las llagas internas de los familiares de los desaparecidos.
Y a pesar de que, después de tantos años, no existan respuestas de dónde están sus seres queridos, los familiares de los desaparecidos sentirán en su corazón que todos los desaparecidos ya están en un lugar seguro, que están en el Corazón de Dios, en la gran Consciencia Divina.
Así, Argentina podrá recuperar, durante el mes de agosto, el impulso que trae el Don de la fe.
Y a pesar del empuje que muchas almas tienen contra la vida y la evolución para conseguir la aprobación de leyes humanas, en el corazón de muchos argentinos se recuperará la confianza en el Señor porque Argentina seguirá siendo un pueblo bendecido por lugares sagrados de la naturaleza, en donde la Jerarquía espiritual está presente, lugares desde donde se seguirán enviando los impulsos y las señales de contacto hacia la humanidad.
A pesar de los errores de estos tiempos y de las desigualdades, que Mis hijos de Argentina recuerden que serán testigos del Retorno de Cristo, y en esa hora será cuando el llamado al despertar de la consciencia deberá escucharse más fuerte para que más almas se puedan arrepentir de sus actos y se puedan redimir de su pasado.
Estamos en camino de un importante acontecimiento planetario.
¡Les agradezco por guardar Mis Palabras en el corazón!
Los bendice,
Su Maestro y Señor, Cristo Jesús
A través de Mis Llagas de Luz vengo a derramar sobre Italia, la Gracia y la Misericordia Divina que esta nación religiosa necesita para que, algún día, pueda recapacitar, redimirse y finalmente cambiar.
A través de la Luz de Mis Llagas, vengo a derramar los hechos espirituales y divinos que su Redentor vivió durante la Pasión, para que estos hechos, a todos los religiosos y creyentes, les recuerden la importancia de reflejar y de vivir una vida de santidad, de servicio y de amor por el que más sufre.
A través de la Luz de Mis Llagas, vengo a derramar el auxilio y la cura interior que los extranjeros e inmigrantes necesitan, para que sientan alivio y amor en sus corazones, sabiendo que la falta de amor por parte de los italianos es generada por la indiferencia.
Por eso, a través de la Luz de Mis Llagas, vengo a entregarle a Italia todo lo que fui y todo lo que soy, con la esperanza de que el cambio de consciencia llegue rápido, antes de que todo quede definido.
¡Les agradezco por guardar Mis Palabras en el corazón!
Los bendice,
Su Maestro y Señor, Cristo Jesús
Hijos:
Por Sus Llagas fueron curados.
Por Sus martirios fueron liberados.
Por Sus dolores fueron redimidos.
Por Su agonía fueron reconciliados.
Por Sus tres caídas fueron convertidos.
Por Su soledad fueron unificados.
Por Su silencio fueron absueltos.
Y por Su Crucifixión encontraron, nuevamente, la paz.
Que, en vísperas de esta próxima Sagrada Semana, sus corazones se enciendan de amor y de devoción por Jesús, para que los méritos de Su Pasión y Muerte sean el puente hacia la conversión de los pecadores.
Hijos, que por su unión con Cristo, el legado de Su Pasión sea valorado. Que cada hecho de la vida de Mi Hijo sea contemplado como la oportunidad de reconciliarse con la vida y con Dios.
Ante todos los acontecimientos que hoy vive la humanidad y ante el tiempo de perdición que hoy viven las almas, que por los méritos alcanzados por Cristo, las almas de la Tierra reciban la gracia de la recapacitación y de la conversión de sus caminos para que se encuentren con el Amor de Jesús.
Hijos, ahora que tendrán la gracia espiritual de revivir la Pasión de Mi Hijo, que sus vidas testimonien el triunfo del Amor de Cristo en sus corazones. Y que ese testimonio los ayude en la elevación de la consciencia y en la reparación de todo lo sucedido.
Queridos hijos, que en esta próxima Sagrada Semana ustedes puedan volver a atravesar el misterio de lo que significó para el mundo la entrega de Amor de Mi Hijo. Y que ese misterio, colmado de una profunda compasión, ayude al mundo para que viva su purificación como un camino preparatorio para poder recibir por segunda vez al Redentor.
Hagan parte de sí cada momento de la Pasión de Cristo, y que esto se refleje en su día a día, en el compartir con los hermanos, en las obras de caridad y de paz, así podrán ser testigos del Amor del Señor y lo podrán llevar a donde vayan.
Los animo, hijos Míos, a que la Pasión Divina de Mi Hijo los transforme en Sus instrumentos de Paz en estos tiempos críticos.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Mensaje transmitido en el huerto del Monasterio de la Asunción y del Divino Espíritu, en Uruguay, donde fue colocada una fuente con una imagen de Nuestra Señora del Huerto.
Como el agua que brota de las fuentes consagradas a la paz, que las bendiciones divinas se derramen sobre sus almas y corazones y que, a través de ustedes, lleguen al mundo entero.
Que las Bendiciones que Dios vierte sobre sus vidas se multipliquen y lleguen a cada corazón de este mundo.
En este huerto consagrado a la oración, a la contemplación y a la redención de las almas y de los Reinos de la Naturaleza, el Creador encuentra reparación y esperanza. Que cada ser que llegue aquí recuerde siempre que tiene la oportunidad de orar y reparar el Corazón de Dios, así como Su Hijo lo hizo en el Huerto Getsemaní, y así como Su Madre Divina lo continuó haciendo, una y otra vez, al recorrer en oración los sagrados lugares de la Pasión de Cristo.
María Santísima llegó al Huerto Getsemaní para revivir allí la agonía del Señor y así mantener vivos los méritos de Su Pasión y multiplicarlos. Su oración reparaba el Corazón de Dios y sobre todo el Corazón de Cristo, eternamente flagelado por la gran indiferencia de los hombres.
Que este huerto, hijos, sea para ustedes como entrar en el Huerto Getsemaní y compartir con el Señor Su agonía, reparando Sus Llagas y heridas, generando méritos para la salvación de las almas y para la institución de la Nueva Vida.
Siempre entren aquí con gratitud y alegría por poder servir al Corazón de Dios y en Él a todos los Reinos de la Naturaleza. A través de sus oraciones, unidas a los diferentes Reinos en comunión, los ángeles del Señor repararán el sufrimiento y el ultraje que viven los Reinos de este mundo. Por eso, encuentren aquí un espacio de servicio que, a pesar de ser oculto y silencioso, cruza las fronteras y las dimensiones, y toca el Corazón de Dios.
Por eso Él los bendijo, bendijo esta fuente, este lugar y sus vidas, para que los frutos de su redención sirvan de auxilio para muchas otras almas.
Yo los amo.
Su Padre y Amigo,
San José Castísimo
Mantén tu corazón en paz a través de la Fuente de la Divina Misericordia y tórnate un instrumento para que Dios pueda verter Sus Gracias sobre el mundo.
Contempla la gran necesidad del planeta, de las almas y de la Creación; y fortalece tu fe en la Divina Misericordia, en la certeza de que con ella los corazones encuentren la esperanza de poder recomenzar.
Que ningún pecado sea eterno delante de la Fuente de la Divina Misericordia. Que ninguna llaga permanezca abierta, más allá de aquella de la cual fluye la Gracia del perdón y de la redención para el mundo.
En este tiempo, Dios te entrega todo para que no solo vivas la redención, sino para que conduzcas a la humanidad por ese camino. Sé agradecido todos los días porque Él te colocó en el camino de la oración y de la elección del amor, y vive sin temor los aprendizajes que te conducen a eso.
Que cada experiencia vivida te fortalezca en este tiempo. Que cada instante te lleve a la vivencia del amor.
Tu Padre y Amigo,
San José Castísimo
La Sangre que aún derraman Mis Llagas expresan el dolor que todavía Me ocasiona el mundo con sus actos, decisiones y engaños. Eso es proporcional a la Sangre que derraman Mis Manos, Pies y Costado.
¿Quién Me aliviará y Me curará?
Es verdad que no necesito de almas perfectas, sino de almas buenas, por más defectos que tengan.
Es muy grande lo que Me hace sentir el mundo todos los días, aunque en verdad no existe ningún remedio que Me pueda sanar.
Por eso, es a través de Mis servidores que Yo Me apoyo, completamente, para llevar adelante Mi Obra de Amor y de Redención.
Necesito que esta Sangre que Mis Llagas hoy derraman sea recogida por el cántaro de sus oraciones y súplicas, así el alivio interior llegará para todos.
Los animo a compartir Mi sufrimiento y a hacerlo parte de ustedes para que, dentro de este ciclo, la Misericordia pueda descender y actuar en todas las almas.
Que Mi Sacrificio, el que una vez viví, sea recordado todo el tiempo para que el mundo no pierda la paz.
¡Les agradezco por guardar Mis Palabras en el corazón!
Los bendice,
Vuestro Maestro, Cristo Jesús
Segundo Mensaje
Si las almas creyeran que Yo ya estoy aquí y entre ustedes, el mundo cambiaría.
Si las almas creyeran que Yo ya estoy retornando y que vengo del Universo con todo el poder de Mi Gracia, el mundo ya cambiaría.
Por eso, la confianza de los corazones en Mi Presencia será imprescindible para poder llevar adelante la Obra de la Redención.
Hoy vengo por un mundo que está sufriendo y que, día a día, abre nuevas llagas en los Reinos de la Naturaleza, en la humanidad y en la consciencia del planeta.
Muchas de esas llagas la humanidad no las puede ver ni sentir, porque son internas. En eso trabaja la Jerarquía, incansablemente, para que el caos no se reproduzca ni tampoco se regenere por la acción de los hombres.
Vengo por un Brasil que necesita mucho de Mí, así como de Mi Madre y de San José, y porque, a pesar del caos reinante, la presencia interna y espiritual de Nuestros Corazones permite sostener a las almas que tienen fe en Mí.
Por medio de los Sacramentos que impartiremos en estos días las almas podrán ser renovadas y curadas espiritualmente; pero hay una parte que le corresponde a cada ser, hay una parte que la consciencia deberá asumir para su transformación y redención.
La Gracia de Dios, a través de los Sacramentos, viene a auxiliarlos, como una base espiritual, para generar y conceder esa transformación tan esperada por el Padre Eterno en cada uno de Sus hijos.
De la misma forma, por medio de los Sacramentos que impartiremos en estos días, el legado que Yo le dejé a la humanidad será nuevamente renovado.
Y no solo las almas se verán beneficiadas, sino también Mi Iglesia Celestial descenderá a la Tierra para unir a las almas con Dios, en esencia y en espíritu.
Los Sacramentos que Yo puedo impartirles a las almas que los solicitan, son medios para llegar a Mi Iglesia Celestial, son caminos para llegar al Centro de Mi Ser, al Templo de Mi Espíritu; de este Espíritu Divino, Puro e Inmaculado, creado por Dios, que descendió a la Tierra para traerle al mundo una oportunidad de amor, una oportunidad de luz y una oportunidad de esperanza.
A pesar de que Mi Iglesia en la Tierra esté muy disminuida, revivo el legado espiritual, entregado una vez a los Apóstoles, a través de los Nuevos Cristos, de los últimos apóstoles de los últimos días que Yo estoy llamando para servirme.
Porque Mi Mirada no está colocada en las miserias, en las imperfecciones o en las faltas.
Mi Mirada está colocada en la transparencia que Me puede dar cada corazón servidor.
Esa transparencia que ustedes Me pueden dar y esa confianza que ustedes Me pueden entregar, son las que harán realizar la Obra de la Misericordia y de la Redención en el Brasil y en la humanidad.
Ya no existe lugar en la Tierra que esté libre del mal o del pecado; ustedes eso lo saben, porque lo pueden ver.
Solo en ciertos espacios sagrados, en donde se concentra la Jerarquía Espiritual en su profundo silencio y contemplación, es que encontrarán las puertas para poder cruzar hacia la consciencia del gran Universo y comulgar de la Fuente Suprema.
En estos espacios de Sudamérica existen recintos sagrados en donde la humanidad, silenciosamente y en oración, puede volver a encontrarse consigo misma, con su esencia, con su origen, con su estado de luz y de trascendencia.
Pero si esos espacios sagrados, que no son visibles a los ojos físicos, no son protegidos ni respetados, esa Fuente se cerrará.
De ese alimento espiritual necesitan todas las almas del mundo, aunque no conozcan esos recintos sagrados.
Ustedes que son conscientes de esa realidad, promuevan, a través de la Misericordia, esa aproximación de las almas hacia ese estado de consciencia que es algo interno y sublime, en donde podrán estar en comunión con la Jerarquía y reencontrar ese camino que la humanidad ha perdido hacia la Verdad.
Por eso, Mi Corazón Misericordioso no deja de derramar gracias, bondad y luz, a pesar de que él esté en silencio y en reflexión, así como lo está el Padre Eterno en este momento.
El Universo contempla este momento en el que Dios se recoge en la Creación.
Un nuevo tiempo llega, una nueva revelación se manifestará.
Todos los Universos están concentrados en ese estado en el que Dios ha entrado desde hace algunos días.
Ustedes, por medio de la oración y de la misericordia, deben formar parte de ese movimiento para que puedan percibir lo que el Universo hará descender en el próximo ciclo, cuando las Jerarquías de la Luz estén en un mayor silencio, en un silencio más profundo y más interno.
Como ustedes saben, compañeros, no realizaré Mi Obra de redención con multitudes, sino con pocos discípulos, así como fue en el pasado.
Si tan solo once consciencias, a pesar de sus imperfecciones, consiguieron llevar adelante Mi Plan y testimoniar Mi Presencia como Hijo de Dios, en el mundo y en los cuatro puntos de la Tierra, ¿qué es lo que podrían hacer más de once consciencias en este tiempo final?
Toda la vida espiritual se está congregando y uniendo.
Toda la fuerza del Universo Inmaterial y Divino se está uniendo para impulsar en los espíritus la concreción del Plan, para que al menos una parte de la Tierra se torne rescatable y se convierta en una Isla de Salvación.
Podría decir en esta tarde muchas más cosas para sus corazones, pero sé que aún el ser humano necesita un tiempo para comprender a la Jerarquía.
Sepan que Nuestra confianza, como Hermandad Celestial, está colocada en todo lo que hacemos, porque Nuestra misión, en el nombre del Padre Celestial, va más allá de las formas y de la humanidad, abraza infinidad de espacios y de consciencias universales, porque existe un Proyecto por cumplirse y manifestarse.
Tengo la esperanza de que con la consciencia y el discernimiento del Brasil, que algún día podrían despertar, esta tierra vuelva a ser parte del Edén de Dios, y así la nueva raza se pueda expresar como Dios tanto lo ha querido.
Los invito a vivir esta Maratón como un paso de sus consciencias, sin dejar atrás ninguna Palabra de la Jerarquía, sabiendo que todo lo que decimos tiene un objetivo, un principio y una misión, sabiendo que es hora de comprender a la Creación, así como Dios lo necesita y no como los hombres lo creen.
Si la humanidad comenzara a respetar las Leyes de la Creación, muchas situaciones no sucederían.
Las transgresiones y las fallas son muy grandes delante de la Ley de la Divina Justicia, pero Yo vengo a colocar Mi Corazón como intercesor y no como un juez, como mediador y como abogado de todas las almas que en verdad se quieran arrepentir y transformar.
Porque lo más bello que puede sucederle a sus vidas es vivir en Dios, es sentir a Dios y es comulgar de Dios, todo el tiempo.
Que Mi Pasión vivida una vez en la Cruz, en el Calvario, en cada momento que sufrió su Maestro y Señor, sea revivida como un medio para la salvación y la redención de la humanidad.
Hemos venido al sur del Brasil porque Brasil lo necesita mucho. Es el país, es la nación, es el pueblo que deberá mantener su corazón abierto para que siempre sepan escuchar a Dios.
Yo los bendigo y los invito a la reconsagración de su patria a Mi Sagrado Corazón, los días 5 y 6, durante seis meses.
Si esa consagración fuera verdadera, en respuesta y adhesión, Me darán la autoridad de poder interceder en situaciones gravísimas de su pueblo.
Los amo y los bendigo con la Luz de Mi Espíritu, en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Nunca te olvides de Mi Misericordia, porque siempre la necesitarás.
Cada vez que ejercitas y practicas Mi Misericordia, un milagro de amor se produce en tu alma y en el alma del planeta.
Porque a través de la Coronilla invocas la Misericordia por los méritos alcanzados durante Mi dolorosa Pasión, y el Padre, que es infinitamente misericordioso, recibe ese pedido y en vez de aplicar Su Santa Justicia, sobre ti o el mundo, concede Su misericordiosa Compasión por todos los pecadores del mundo.
Recuerda que cada vez que evoques los méritos de Mi Pasión, mediante el poder del Rosario de la Misericordia, estarás abriendo la Llaga de Mi Costado y de Mí se derramará la Luz de la Sangre y el Agua de Cristo sobre todo lo que se ha corrompido y destruido espiritualmente.
Felices serán los que siempre invoquen Mi Divina e Insondable Misericordia, porque todas las veces que sea necesario Yo los sumergiré y los bautizaré en el Océano de Mi Misericordia y les concederé a todos el Amor más inmenso de Mi Corazón.
Les doy las gracias a los que se postulen como apóstoles de Mi Divina Misericordia, porque sus sufrimientos serán Mis sufrimientos, sus penas y angustias serán Mis penas y angustias y, por la fuerza de Mi Amor, los libraré.
Dichosos serán los que confíen siempre en Mi Misericordia, porque no los abandonaré en la hora de su muerte, sino que estaré a su lado como el Ángel de la Resurrección.
¡Les agradezco por invocar la Misericordia de Mi Corazón!
Los bendice,
Vuestro Maestro, Cristo Jesús
A través de Mis Llagas ilumino los oscuros abismos de la Tierra y cada vez que desciendo hacia aquí libero a los prisioneros caídos, llevando a gran parte de las almas perdidas a los océanos profundos de Mi Misericordia.
A través de Mis Llagas exorcizo la esfera psíquica de la Tierra y los Elohim purifican la corteza del planeta, a fin de desintoxicarla de las perversas corrientes de Mi adversario. Una vez más, San Miguel Arcángel entierra su poderosa Espada de Luz inmaterial y todos los grilletes de la perdición y de la maldición son disueltos al ingresar el potentísimo fuego cósmico transmutador.
A través de Mis Llagas los inocentes son protegidos, siempre que alguien clame por ellos y suplique por Misericordia. Así, todos los que son explotados en algún momento se liberarán de su esclavitud y nuevamente triunfará la Misericordia.
A través de Mis Llagas establezco el principio del Reino de los Cielos y las almas se liberan de los espíritus que vagan por el mundo para condenar a las consciencias. Lo más impuro sobre la Tierra es expulsado y los espíritus en constante pena se consumen en el fuego y en el azufre para que desaparezca cualquier vestigio de maldad.
Vuelve a triunfar la luz del poder de Mis Llagas y la Gloria del Arcángel Miguel para que se establezca la paz.
¡Les agradezco por guardar Mis Palabras en el corazón!
Los bendice,
Vuestro Maestro, Cristo Jesús
Durante la Hora de la Misericordia, cuando el mayor caudal del Manantial de Mi Corazón piadoso se abre, todos tienen la oportunidad única de poder sumergirse en Mi Océano de Amor para que las faltas más graves sean perdonadas y las heridas más profundas sean curadas.
En la Hora de la Misericordia, compañeros, se abre la Llaga de Luz de Mi Costado para derramar el potentísimo afluente de la Piedad de Dios sobre los pecadores que, en sinceridad y en verdad, pidan por Misericordia.
En la hora más culminante de la Misericordia, cuando todos los días se recuerda la Muerte dolorosa del Señor en la Cruz, las almas, y el mundo entero, tienen la oportunidad de poder purificar su corazón de toda mancha espiritual y de poder ingresar en el Reino de los Cielos, tan solamente recordando la dolorosa Pasión de Jesús.
Anuncien al mundo que todavía las entrañas más profundas de Mi Misericordia están abiertas, para que las almas, durante esta hora definitiva de la humanidad, alcancen la salvación espiritual y el perdón universal.
Que sus vidas sean testimonio de Mi Misericordia.
Que sus ejemplos y sus actos sean misericordiosos, a fin de que, en el gran universo de Mi Misericordia, las almas y el mundo alcancen la paz.
¡Les agradezco por guardar Mis Palabras en el corazón!
Los bendice,
Vuestro Maestro, Cristo Jesús
Dios contempla el mundo en silencio y, con un Amor inalterable en Su Corazón, recibe las llagas que, día a día, minuto a minuto, se van abriendo por la indiferencia de Sus hijos y por los ultrajes que ellos se causan unos a otros, por desamor e ignorancia. Y aun así, de Sus heridas sigue brotando Misericordia.
Como Su Hijo, parte Suya viva entre los hombres, el Creador también vive Su Pasión espiritual, porque para curar los males que se viven en la Tierra, el Padre y Señor de todas las cosas le ofrece a la Ley Divina lo que la humanidad más teme: el dolor, el sacrificio y el Amor verdadero que, en su expresión, supera todas esas cosas y vence esos temores. El Creador vive, en Sí, aquello que la humanidad más teme, para enseñarles a todos que hay algo superior a eso, que se alcanza a través del Amor.
Las Leyes Universales son vivas y actúan, por si solas, en todos los niveles de la Creación. Por eso, incluso el Señor de las Leyes las respeta y las vive, para que ellas se cumplan en Sus hijos. Para que las criaturas sigan recibiendo Misericordia, Dios repara, con Su propio Corazón, los males del mundo.
Para reparar el Corazón de Dios, ustedes solo necesitan vivir con Amor lo que, para la mayoría de los seres humanos, es doloroso y difícil. Y no les hablo de la muerte en la cruz o de las llagas y heridas del corazón. Les hablo de todo lo que mueve a un ser a llegar a la cruz y a ofrecer las llagas y heridas de su corazón por Amor y Misericordia.
El mismo Amor que movía a Cristo a seguir con la cruz es el que mueve a Dios a reparar las faltas humanas y es lo que ustedes son llamados a vivir hoy, dentro de sí y con sus semejantes, trascendiendo el amor pobre e inmaduro, que muchas veces vive en sus corazones, en un Amor verdadero, fruto de la fraternidad y de la Misericordia, fruto del esfuerzo por comprender y amar al prójimo, fruto de la entrega y de la sabiduría, fruto de la fe.
Anímense, hijos, a encontrar, en sus oraciones, las Llagas del Corazón de Dios y a ofrecerle una reparación consciente a través del esfuerzo de amar como Él los ama.
Anímense a dar pasos grandes a través del esfuerzo en las pequeñas cosas del día a día, en las que se presentan las oportunidades de elegir entre el Amor y la condición humana. Elijan siempre el Amor.
Tienen Mi bendición para eso.
Su Padre y Amigo,
San José Castísimo
Tercera Serie de Poemas
Segundo poema de un alma al Sagrado y Bendito Corazón de Jesús
Señor de la Bondad,
aplaca la injusticia
que se muestra
ante Tus Ojos.
Alivia el dolor interno
de los que verdaderamente sufren.
Coloca Tu Amor consolador
en las almas enfermas,
y no dejes de guiarme
ni por un momento.
Amado Jesús,
sabes que somos débiles
y frágiles de espíritu,
sabes que llagamos Tu Corazón
una y otra vez con nuestros
indiferentes actos,
sabes que no hacemos lo que podemos
y sí hacemos lo que no debemos.
Paciente y amado Jesús,
ingresa profundamente
en nuestros corazones
y arranca de nosotros
toda soberbia y arrogancia,
para que libres de las prisiones de la vida
aprendamos, humildemente,
a consolarte y a adorarte.
Sostennos en nuestras caídas.
Protégenos en nuestras debilidades
y libéranos siempre de nosotros mismos
para que seamos dignos
de honrarte y de glorificarte
como Salvador y Redentor
de nuestras vidas.
Que no te abandonemos.
Que nos abandonemos en Ti, Señor,
para que se cumpla Tu Sagrada Voluntad.
Amén.
¡Les agradezco por guardar las palabras de esta alma en sus corazones!
Los bendice,
Vuestro Maestro, Cristo Jesús
Por medio de Mis Llagas, Yo vengo a curar heridas profundas en la consciencia humana y derramo, sobre esas heridas y secuelas, los códigos de Luz de la Poderosa Sangre del Señor.
Es así que en ese simple y sacerdotal ejercicio, su Maestro y Señor cura a las almas enfermas para que en una próxima etapa tengan la Gracia de reencontrar a Dios y de penetrar el misterio de Su confianza.
Por medio de Mis luminosas Llagas, Yo vengo a derramar más vida y más espíritu en todo lo que necesita ser amorosamente restaurado.
Es por esa razón que la Poderosa Sangre de Jesús les concede a los corazones la expiación de sus faltas y la cura de todos sus errores.
Que en este tiempo la Poderosa Sangre de Jesús llegue al mundo como un bálsamo que concede la paz y la cura espiritual de la humanidad.
Quisiera que las almas tuvieran confianza infinita y amor eterno por la Poderosa Sangre de Jesús, para que muchas más cosas sean reparadas.
¡Les agradezco por guardar Mis Palabras en el corazón!
Los bendice,
Vuestro Maestro, Cristo Jesús
Primer Mensaje
Mi Silencio también habla por Dios, y revelo en esta noche Mis Cinco principales Llagas para derramar Mi Sangre sobre los justos, sobre los que perseveran y hacen digno Mi Nombre mientras algunos de los Míos calzan sus sandalias para seguir sus propios caminos y apartarse de Mí.
Hoy ofrezco Mi Agonía por los que aún están aquí, y a Mi lado.
Y si han confiado hasta ahora en Mí, solo les puedo decir, compañeros, que algún día Me encontrarán, y en ese día recordarán que todo lo que he dicho no ha sido en vano.
No sufran por los que se derrotan a sí mismos.
Amen por los que no aman, tengan caridad por los que no sirven y sean misericordiosos por los que ultrajan Mi Sagrado Corazón.
Todo lo que les he dado a los Míos, algún día retornará al Padre, y nada se desperdiciará.
Por eso, quien no sabe cuidar de Mis Tesoros debe pedirme ayuda sincera y abierta para que Yo pueda interceder; mientras eso no suceda, no habrá cómo convertir lo impuro en puro, no habrá cómo transformar lo que es resistente en flexible.
Todo forma parte de una Ley, y si el mundo sale de la Ley para vivir su propia voluntad, sufrirá la Ley, porque la Ley está para generar justicia, igualdad y soberanía.
Nadie puede transgredir las Leyes de Mi Padre como si nada hubiera sucedido.
Tengo el permiso de perdonar y de absolver, pero no tengo el permiso para permitir injusticias ni rebeldías.
Porque quien no ha sido digno de llevar Mis Tesoros, ¿a dónde irá a parar?, ¿quién lo irá a conducir?, ¿y cómo sobrevivirá?
La energía divina que Yo derramo nunca es desperdiciada, ni tampoco usada en vano.
Los hombres creen que lo saben todo y se ríen, tal vez, de Mis Palabras o de Mis Pedidos, pero recuerden, compañeros Míos, que todo lo que Yo les digo de tiempo en tiempo ya fue pensado por Dios.
Gran parte de la humanidad no acepta vivir Mi Voluntad porque sabe que su propia voluntad deberá morir algún día, y ese será el gran momento de dar el gran paso en el amor y en la evolución.
Hoy no vine a dedicar este mensaje por los que han sido injustos o rebeldes.
Hoy vine aquí para estar con ustedes y con los que sin comprender absolutamente nada viven Mi Llamado y confían ciegamente.
Si Judas una vez Me traicionó, ¿acaso los hombres no podrían traicionarme por segunda vez?
La historia se vuelve a repetir y es doloroso poder verlo.
Nadie puede ocultarse a esa verdad. Yo solo les pido que aprendan a morir para sí para que sus enemigos internos no los condenen, así como algunos ya fueron condenados antes de entrar a la vida eterna, quedándose sin ella.
Pero nada quedará sin resolverse, compañeros, porque, así como Soy un Dios de Misericordia, Soy un Dios de Justicia. Y la Justicia de Dios está llena del Amor del Padre; pero ella no puede ser juzgada, ni tampoco tentada, por ninguna criatura de este planeta.
Hoy llevo sobre Mi Cabeza la Corona de Espinas para representar, en este día, la flagelación que vivo por los ingratos y por los soberbios de corazón.
Si Mi Amor aún no pudo llegar a ellos, enséñenles a todos, hijos Míos, que pueden llegar a Mi Amor antes de que sea demasiado tarde para que las almas se arrepientan.
Hoy vengo como el Dios de la Justicia y de la Soberanía, sin dejar de derramar Mi Divina Misericordia.
Para que Yo los pueda renovar deben morir para sí mismos, y eso se consigue con la obediencia y la confianza que muchos hoy no quieren vivir; por eso sufren, por eso se perturban y no encuentran salida.
Pero aquellos a los que Yo les he dado todo porque los he escogido, algún día deberán dar cuenta al Padre Celestial.
Les repito, compañeros, la energía celestial no se desperdicia ni tampoco se ultraja.
Quiero que reparen Mi Corazón por los que mienten, por los que se distancian de Mí y Me rechazan, por los que son ignorantes y están ciegos, por los que no creen en el amor del corazón ni en la regeneración de la vida, por los que Me dan las espaldas, por los que Me hacen sufrir y Me avergüenzan calzando sus sandalias para abandonarme.
Pero hoy les digo que todo esto Yo ya lo sabía, desde el Huerto Getsemaní hasta la Cruz.
Judas Me entregó para que Yo pudiera amar al mundo en su condición más mortal y humana.
Hoy revivo Mi Iglesia Celestial en los que son bienaventurados, en los que hacen honor a Mi Nombre y a Mi Evangelio, viviéndolo todos los días, a pesar de las imperfecciones y de las dudas.
Hoy quisiera que brotara de sus corazones un amor incondicional capaz de superar todas las pruebas, todas las indiferencias y todos los obstáculos.
No deseo que sean mejores que los demás, sino más humildes que los que son humildes y no lo saben.
Dios derrama Su Gracia para los que son más miserables, por eso Yo escojo a los más imperfectos para poder servirme y realizar Mi Obra, al punto de que Mi Presencia y Mi Corazón forjan la liberación de las resistencias y de todo lo que es arcaico.
Cuando les llegue ese momento, compañeros, no desistan, y repitan cuántas veces sea necesario: “Jesús, yo confío en Ti”.
Así, una puerta inexplicable de liberación se abrirá, sus corazones serán aliviados y ya no existirá temor porque habrán confiado en el Nombre del Señor.
Yo vengo aquí para celebrar este reencuentro con Aurora y dejar atrás a los que profanaron Mi Nombre y lo ensuciaron con sus ejemplos y sus palabras.
Yo vengo aquí, a Aurora, a dar honor a Mi Padre, Emmanuel, para que Él vuelva a descender con Su Rayo de Liberación y de Cura en todas las almas que participen en la bendición de la Cruz Azul.
Vendré especialmente a bendecirla el día 5, en la noche, cuando ya hayan orado durante todo el día a Mi Corazón Misericordioso.
Y he llamado a siete Ángeles Regentes para que depositen en la Santa Cruz los siete poderes de la Redención para las almas:
Primero, el arrepentimiento.
Segundo, la introspección.
Tercero, el perdón.
Cuarto, la cura interior.
Quinto, la reconciliación.
Sexto, la transformación interior.
Séptimo, la transfiguración interior.
Esos siete poderes descenderán sobre la Cruz Azul cuando ella sea contemplada como la Victoria de Emmanuel sobre la Tierra y para volver a consagrar los Centros Marianos al Plan del Creador.
Emmanuel vendrá para ver la unión y la congregación de Sus hijos durante ese día, y así, concederá una expiación al Uruguay y al Cono Sur.
Y aquellos que se postren ante la Cruz serán perdonados, porque el Padre que está en los Cielos espera el gran amor de Sus hijos, la gran confianza de Sus criaturas, la reparación de todos los pecadores.
Alegren sus corazones porque un nuevo ciclo comenzará bajo el estandarte universal de la Cruz de Emmanuel.
Bienaventurados serán los que crean en Su Poder, porque vencerán los asedios y el adversario perderá a millones de almas que ha conquistado, porque la Santa Cruz, una vez iluminada, llamará a las esencias, en Aurora y en los demás Centros Marianos en donde se eleve la Cruz de Nuestro Padre eterno.
Infelices serán los que hoy no están aquí para este gran acontecimiento, porque si tan solo hubieran confiado, sus amarras se hubieran liberado y sus deudas hubieran sido perdonadas.
La Confianza de Dios se conquista con el amor del corazón y no con la mente.
La mente es un medio para llevar adelante el Plan de Dios, pero no para dirigirlo ni para concretarlo.
Si el amor no está en sus corazones no pueden vivir el Plan de Dios; no lo intenten, porque fracasarán como algunos fracasaron.
Los que calzaron sus sandalias y se alejaron de Mí están escritos en la última hoja de Mi Libro Sagrado; no quedará piedra sobre piedra, eso ya no es una teoría.
¡Que se arrepientan las almas antes del tiempo de la gran tribulación!
¡Ay de aquellos que Me dieron las espaldas!, porque recordarán vivamente todo lo que ya no tienen, porque han perdido el estado de Gracia y han salido de la guía de Mi Mano.
Pero confíen, porque todo será encaminado, y los que ya no podrán estar aquí, estarán en otras moradas para aprender a amar desde el principio.
Los que Me han negado conocerán el Don del Temor de Dios, y cuando ese Don descienda, en poco tiempo todo estará consumado.
Celebren por los que están vivos de corazón y oren por los que están muertos de espíritu.
El legado que Yo les doy a los que he llamado no se puede desperdiciar ni alterar.
Mientras tanto, aférrense a la Cruz Azul de Emmanuel, porque así no solo Me ayudarán a cargar con el mundo y con la humanidad, sino que sus corazones y vidas se elevarán en unión al Padre por las alas que ella expresa.
Que esta Maratón sea dedicada como una entrega mayor por los que Me ofendieron, por los que Me hieren, por los que ensucian Mi Nombre.
Y con todas sus oraciones y súplicas podré decirle al Padre, así como lo dije en la Cruz antes de expirar:
“Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen.
Perdónalos, Padre, porque no Te viven ni Te sienten;
porque no Te llaman ni Te suplican con humillación y renuncia.
Perdónalos, Padre, y colócalos en Tu Reino para que, algún día, sean Tus dignos hijos.
Amén”.
Mientras Mis Llagas duelen por los clavos de los ingratos, Mi Corazón se alivia con el llanto de los justos.
Y así, todo se recrea, todo se transforma, y las almas participan de la comunión con Mi Espíritu.
Que en esta Maratón se reviva el compromiso de Mis soldados con Mi Sagrado Corazón; que sus cabezas, pies y manos, sean lavados y purificados por el Agua de la Vida para que rebrote en sus corazones la donación incondicional de sí, y el servicio a los semejantes y a los Reinos de este planeta.
Padre de la Humildad y del Amor,
Señor de la Misericordia y de la Justicia,
Yo Te ofrezco este Sacramento en nombre de los que aún Me siguen y persisten,
para que por medio de Tu Gracia y de Tu Sabiduría,
Mis ejércitos, Mis soldados y Mis compañeros
cumplan el porvenir de una nueva y fraterna humanidad.
Que así sea. Amén.
Como todas las veces en las que Me encuentro con ustedes para que Me revivan, Me sientan y escuchen la vibración y el poder de Mi mensaje, en este espíritu de reparación y de consolación deseo escuchar una canción para que Mis Llagas de los Pies, de las Manos y de Mi Costado se cierren y Yo también, como aprendiz de la Obra del Creador, pueda revivir lo que una vez el Padre Me mostró en el Huerto Getsemaní cuando las generaciones futuras, cuando todos Mis seguidores, harían digno Mi Proyecto en este planeta.
“Cristo eres Tú”. (Canción solicitada por nuestro Señor).
Ese es Mi pedido para sus Cristos internos y para los que hoy no están aquí, entre nosotros.
Yo los bendigo y los preparo para una Maratón de interiorización y de reconfirmación de votos, para que le hagan saber al mundo que existe una Cruz Azul que desciende como Proyecto a la Tierra para salvar a las almas más perdidas.
Bienaventurados los que lloran, porque serán consolados.
Bienaventurados los que persisten, porque serán fortalecidos.
Bienaventurados los que confían, porque tendrán sabiduría.
Bienaventurados los que aman, porque conocerán el Reino de Dios.
Amén.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
Segundo Mensaje
Y así como Yo vengo del corazón de este universo, quisiera que sus almas se elevaran para encontrarme. Eso permitirá, en este tiempo, crear esa Comunión perfecta entre sus almas y Mi Corazón.
Quisiera que abrieran sus oídos más internos para escuchar Mi Mensaje y para hacerlo parte de sus vidas, porque ya no bastará solo saber el conocimiento, será necesario aplicarlo en sus vidas para que Mi Plan se pueda realizar, paso a paso.
Hoy vengo a dar continuidad a lo que he dicho ayer. Vengo a extender este mensaje especial a todos Mis compañeros, porque aún es necesario que crezcan en amor y en verdad, sin dejar atrás lo que deben transformar, todo lo que deben trascender, todo lo que deben aspirar a alcanzar en estos tiempos difíciles, en los que el Plan se vive con muchos riesgos que las almas desconocen, porque, en muchos casos, no están atentas a las señales que envía el universo.
Ahora, Yo los invito a redoblar los esfuerzos, los invito a ser considerados los unos con los otros, como Yo se lo enseñé a los apóstoles en el pasado.
Deben cumplir las reglas básicas de la evolución, porque así sabrán la Ley y no solamente la conocerán.
Esa es una de las causas por las cuales las almas de este mundo y, sobre todo, aquellas almas que son Mis compañeras, no saben interiorizar los impulsos que Mi Corazón les envía de tiempo en tiempo, intentando elevar a las almas cada vez más hacia la Verdad y hacia el Sagrado Conocimiento.
Cuando no saben interiorizar lo que les decimos, se pierden en algún lugar del camino y pueden quedar confusos, sin saber hacia dónde ir o qué hacer.
Pero existe una llave maestra, para todo esto, que es la confianza. La confianza en todo lo que se presenta. La confianza en todo lo que se propone. La confianza en todo lo que se revela.
Porque, en esencia, todo va más allá de sus posibilidades, de sus conocimientos, de su intelectualidad.
No vengo a construir Mi Reino en mentes concretas porque, de lo contrario, no habría tenido sentido que Yo hubiera venido a este mundo a encarnar para testimoniar, en este plano, la Presencia del Amor de Dios.
Es el Amor el que les revelará Mi Reino. Es el Amor el que los unirá siempre. Es el Amor el que nunca los separará. Porque donde está el Amor Yo estoy presente, lanzando semillas de luz en tierras fértiles, que después Me darán frutos para que, al final, sean Dones que Yo ofreceré en Gloria al Creador.
Por eso busco de los corazones más simples lo que es bueno y verdadero. Me glorifico en los corazones humildes. Me distancio de los corazones resistentes. Me alejo de los que no Me quieren escuchar, porque sé que estos últimos temen al verdadero Amor porque nunca lo han conocido completamente, porque nunca se han animado a dar un paso y a dejarse rasgar por dentro, hasta que el Amor los haga herir profundamente.
Por eso, deposito Mis Llagas internas en los corazones conocedores de Mi Amor.
No puedo dar Mi Legado a mentes abstractas. El mundo y su humanidad perderían completamente el rumbo por su ambición y soberbia. Necesito quebrar lo que aún está rígido y duro.
Por eso, uso Mi gran martillo de Luz y golpeo en lo que está más resistente para que se pueda quebrar algún día y así, todo se rinda a Mis Pies; no por Mí mismo, sino por Mi Padre que es justo y compasivo, que es merecedor de la bondad de sus corazones y almas por todo lo que Él ya les ha dado a pesar de sus miserias, a pesar de sus errores, a pesar de sus caídas.
Vengo a elevar la consciencia de la humanidad hacia otro punto porque, aunque no lo parezca, Yo estoy aquí en constancia y en fe, para seguir adelante.
Por eso, a los que Me siguen en estos tiempos, a los que se dicen Mis compañeros de camino y de vivencia espiritual, los animo a vivir los cambios sin resistencias ni restricciones.
Los invito a no poner límites a sus consciencias y a saber reconocer, con humildad, el Sagrado Conocimiento que viene de Dios por medio de Nuestros Sagrados Corazones, para esta humanidad de superficie.
Así Yo podré traer aún más Mi Cielo, el Cielo de Mi Padre, Su Universo Celestial, y Mis Ángeles estarán acompañando cada paso, cada momento como cada prueba; así como ellos Me acompañaron desde el Huerto Getsemaní hasta la Cruz.
A los sufrimientos que Yo les ofrezco a Mis compañeros de este mundo, algunos les temen porque no los conocen, porque, antes de todo, no se animan a amar la Voluntad que Yo traigo para concretar en sus vidas Mis Proyectos y Mis Designios.
He escogido estar entre estas sagradas montañas de los Andes para recordarle al mundo que aún no ha elevado su consciencia ni su mente. Es hora de salir de lo atávico. Es hora de renunciar a lo superfluo y a lo mezquino.
Debo dejar Mis Llaves de Oro en los corazones simples, en los que pueden guardar dentro de sí Mi Legado, que no proviene de este mundo sino del Universo.
Para que este Plan continúe adelante, para que esta Obra prosiga, deben, compañeros, reposicionar sus lugares, sabiendo que todo lo que han recibido en estos últimos años, no será desperdiciado por la humanidad como lo fue una parte de Mi Pasión, aunque no lo crean.
Con Ojos de Misericordia, vengo a observar al mundo. Con un Corazón compasivo, vengo a socorrer a los que sufren y a los que no pueden darse por entero a Mi Corazón.
Sepan, Mis queridas almas, que aún hay mucho por hacer. Por eso, los invito a renovar la unidad y la fraternidad entre sus consciencias. Los invito a respetar la Ley de la Jerarquía para que el Universo de Dios siempre pueda estar cerca de ustedes y en cada detalle.
Ahora, sean Mis estrellas redimidas, salidas de los abismos del error y del pecado, de la perversión y de la maldad. Honren a su Rey y Señor como Él lo merece, en el Cielo como en la Tierra.
No se separen más. Únanse a través de Mi Corazón para que Yo pueda seguir viniendo a su encuentro; para evitar que Yo no pueda venir más en este tiempo en el que la humanidad necesita de altas vibraciones de amor y de paz.
Despojen de sus corazones y vidas lo que ya está viejo y resistente, lo que no hace a la unidad y al amor entre las criaturas y pueblos, entre las razas y los orígenes.
Entregué Mi Vida en este mundo y por esta humanidad para que supieran cómo hacerlo, y así no caer en tentación.
Vengo en este día, con este segundo mensaje, para abrir aún más sus ojos y, especialmente, para abrir más sus corazones a lo que necesitan escuchar con madurez y calma.
No quisiera ver a los responsables de esta Obra confusos, no quiero encontrarlos más así, sabiendo que cada etapa que vivimos juntos es imprescindible para vuestro Dios, para la realización de Su Voluntad, para la manifestación de Su Obra en los diferentes planos de este universo, hasta llegar a la humanidad.
Si los lazos de amor entre ustedes se rompen, compañeros Míos, ¿quién llevará Mi Plan adelante?
Si ya saben que es verdad que no encuentro un lugar o una morada en donde poder anunciar Mi nueva Palabra, Mi nuevo Mensaje enviado por Dios desde lo más Alto de este universo.
No quisiera perderlos de vista, porque existen almas en el mundo que también Me necesitan, y las debo atender, así como atiendo a sus almas en estos tiempos.
Por medio de esta Maratón, eleven a Dios su más sincera ofrenda para que un Rayo de Mi Corazón misericordioso toque aquel espacio en sus consciencias que aún está oscuro y se resiste a cambiar.
Recuerden que Yo lo puedo todo y que Mi Padre no Me ha puesto límites.
Vengo con Mi Gobierno Celestial para poner en orden todas las cosas, desde lo invisible hasta lo visible, desde lo inmaterial hasta lo material, desde el espíritu hasta la carne. Todo bajo el orden universal.
Que se alegren las almas de Chile por este momento, para que se pueda volver a repetir durante estos tiempos críticos, en los que más compañeros Míos deben despertar al llamado de la redención.
Felices serán los que escuchan y creen sin haber visto.
Bienaventurados serán en el Cielo los que guarden los Tesoros de Mi Corazón y los vivifiquen, de tiempo en tiempo.
Los bendigo en el nombre del Amor y de la Unidad.
Bajo la Luz del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Sumérgete en el océano de la Divina Misericordia para que, al orar, ese manantial que desciende al mundo pueda fluir a través de tu ser y transformar primero toda tu consciencia y, después, el mundo entero.
Sumérgete en consciencia en la existencia de la Divina Misericordia y reconoce que tú eres un milagro de ese Poder Divino; tu despertar es fruto de su acción.
Medita sobre lo que simboliza para ti y para toda la Creación esa Misericordia Sagrada vertida del Corazón de Cristo en la Cruz, emanada por el poder del perdón de Su Sacratísimo Corazón. Medita sobre esta fuente insondable que no da a los hombres lo que merecen; que actúa más allá de la Justicia y que trasciende esa Ley, que también proviene de Dios.
Medita sobre el Perdón de Cristo, que abrió la puerta a un manantial hasta entonces desconocido para el corazón humano. Fue perdonando cada una de Sus Llagas y todos los ultrajes cometidos contra Él que el Señor se elevó más allá de la Justicia Divina y entregó a los hombres Su Amor y Su Piedad, que juntos se convirtieron en la Sagrada y Divina Misericordia.
Tantos siglos pasaron y la humanidad aún ignora ese poderoso manantial; y los corazones no aprendieron aún a ser misericordiosos ni a pedir Misericordia.
Clama, hijo, por Misericordia para los ignorantes y pide la gracia de ser misericordioso como lo fue Aquel que, para ti, es el Camino, la Verdad y la Vida.
Deja que la Misericordia por la cual clamas te convierta en una imitación de Cristo y, así, haz que valga cada gota derramada de Su Sangre; haz que valga cada una de Sus Llagas, Su Cruz y el Amor que lo hizo resurgir después de la muerte.
Demuestra al Universo que el Plan del Creador se cumple en ti y, por los méritos alcanzados por Cristo en la Cruz, vive Su Divina Misericordia.
Aquel que te enseña a ser misericordioso y a clamar por Misericordia,
San José Castísimo
Asociación María
Fundada en diciembre de 2012, a pedido de la Virgen María, Asociación María, Madre de la Divina Concepción es una asociación religiosa, sin vínculos con ninguna religión institucionalizada, de carácter filosófico-espiritual, ecuménico, humanitario, benéfico, cultural, que ampara a todas las actividades indicadas a través de la instrucción transmitida por Cristo Jesús, la Virgen María y San José. Leer más