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Así como Mi Corazón solo terminó de creer en la venida del Mesías cuando lo tuve entre Mis brazos; así como los apóstoles y discípulos de Jesús solo creyeron verdaderamente que Él es el Cristo al verlo resucitado; así también, hijos, muchos de ustedes solo van a comprender de lo que son parte cuando los Cielos se abran delante de sus ojos y, en medio del caos del mundo, la Gloria del Reino se manifieste a través del Hijo de Dios.
La humanidad hizo de la vida espiritual lo extraordinario y de la vida material la realidad, perdiendo el propósito de su existencia, que es la unidad perfecta con el Creador, una relación tan profunda y verdadera con Dios que ni siquiera los ángeles pueden vivir.
Para eso fueron creados, hijos, pero su mente se fortaleció más que su fe, y el potencial de amar permaneció escondido en los espacios más profundos de la consciencia.
Sin embargo, les digo que cuando Dios tiene un Propósito y un Plan para Sus hijos, Él se manifiesta más allá de sus creencias, de sus errores y de sus aparentes limitaciones, así como lo ha sido a lo largo de los siglos.
El Creador no esperó por la fe en los corazones de los hombres para revelar entonces Su grandeza. Él se reveló en medio de corazones que parecían estar ciegos y con Su Luz les devolvió la visión. Él Se reveló a los corazones ignorantes, pero que tenían el compromiso de manifestar Su Plan.
Y eso no cambió. Las almas aún necesitan ser despertadas y, por más que la Voz de Dios resuene entre ustedes como resonó a través de Su Hijo, solo podrán despertar verdaderamente al verlo cara a cara, cumpliendo con Sus promesas, haciendo vivas las profecías que unirán y despertarán pueblos, culturas, creencias y razas; porque es el propio corazón humano que despertará, es la esencia humana que pulsará, reconociendo la Presencia de Dios en Su Hijo. Y esta esencia, hijos, no tiene raza, credo, cultura o religión.
Nada podrá acallar lo que los hombres y las mujeres del mundo sentirán en su interior, y ni aun sus convicciones más profundas podrán detener lo que sentirán por dentro. Todo será derribado: los conceptos, las ciencias, las creencias e incluso hasta la fe. Todo tendrá un nuevo sentido, una nueva vida, un nuevo valor.
En un segundo se destruirá y se reconstruirá la comprensión de la vida en los corazones humanos. Y para ese día deben preparar sus corazones.
Hasta que eso suceda, oren y perseveren. Recuerden que ese día llegará y estén prontos para vivirlo.
Tienen Mi bendición para esto.
San José Castísimo
Contemplando el mundo y también los espacios más internos de su consciencia, un alma buscaba paz y no conseguía encontrarla. La confusión de la humanidad, los desequilibrios de los hombres, las enfermedades, el sufrimiento, la falta de un verdadero sentido de la vida, eso era lo que esa alma veía al buscar paz en el mundo y hasta aun dentro de sí.
Pidiendo, entonces, el auxilio de Dios, esa alma oraba al Señor, diciéndole: “Señor, si es posible sentir paz en tiempos de angustias, dame la paz. Si es posible sentirte, aun en el desierto, hazme sentirte. Si es posible mantener la fe y creer que después de esta noche profunda vendrá la luz de un nuevo día y de una nueva vida, concédeme entonces esa fe, porque me siento perdida, sola y vacía, y no encuentro sino angustias e incertidumbres a mi alrededor”.
Y, después de observar a esa alma durante un largo silencio, el Señor le respondió: “Ve, alma pequeña, tus pies están, espiritualmente, sobre un monte, este es el Calvario del mundo. Para pasar por él sin perder la fe, la esperanza o la paz dentro de ti, debes colocar tu consciencia en el verdadero propósito de tu existencia.
Contempla, entonces, la Cruz y revive cada día el Calvario del Señor. Medita en qué momento Él encontraba paz en Su Corazón e imita Sus pasos. Percibe que era en la mirada de María Santísima y en la certeza de Su Presencia silenciosa, durante todo el trayecto con la Cruz, que tu Señor, Mi Hijo, encontraba paz y Se renovaba para seguir adelante. Era en los Ojos de María, Virgen Madre de la vida, en los que tu Señor encontraba esperanza y retomaba el propósito de cada gota de Su Sangre derramada.
El Calvario de estos tiempos es diseñado por las elecciones de las almas del mundo entero. Como una única humanidad, deberán pasar por esa prueba. Pero tú, alma pequeña, puedes vivir el Calvario con la inconsciencia de los dos ladrones o puedes vivir el Calvario renovando la Creación, las leyes y la vida, como Cristo te enseñó a hacerlo.
Entonces, si pierdes la paz, busca esa paz en los Ojos de la Virgen María. Ora a Su Inmaculado Corazón, y Ella, que es la propia Fuente de la Paz para toda la vida, te responderá con silencio, pero con Su profundo Amor, con Su Paz y Su renovación. Esa es la forma de encontrar la paz en estos tiempos de transición”.
Que este diálogo, hijos, les enseñe a no permanecer en las angustias del mundo, sino a aprender a renovarse en María Santísima y a encontrar Su Paz, a pesar de cualquier tribulación en el mundo.
Tienen Mi bendición para esto.
San José Castísimo
Así como los pueblos del desierto, enviados por Dios para ser probados en la fe, en el contacto interior y en la confianza en la Voluntad Divina, pudieron construir las bases para la llegada del propio Creador a este mundo; que ustedes, hijos, llevados por el Padre al desierto interior, conducidos por las pruebas de este tiempo, puedan fortalecer la propia fe, puedan construir las bases para una nueva vida y, más que eso, puedan construir las bases para el Retorno de Cristo a este mundo.
En niveles diferentes, la historia de la humanidad se repite, porque los ciclos traen nuevas oportunidades para cumplir, con plenitud, la Voluntad del Creador.
Se están aproximando al Retorno de su Señor al mundo y, para que vivan ese momento, deben preparar Su camino. Y el camino para Cristo, hijos, será preparado no de afuera hacia adentro, sino de adentro hacia afuera.
Ese camino tiene su origen en su universo interior, en lo más profundo de la verdad humana, llamada esencia. Y ese camino, que comienza en ustedes, conduce al Universo Celestial, a la Fuente de la Vida, que está en la llamada Esencia Divina.
El camino para el Retorno de Cristo es el puente entre sus corazones y el Corazón de Dios, y ese puente está siendo construido ahora, a través de la fe, de la persistencia, de la obediencia y del amor absoluto a su Creador.
Por eso, dejen que las pruebas se transformen en ladrillos de esa construcción interna, en partes de ese puente hacia el Corazón de Dios.
No teman nada, solo aprendan con todo lo que vivan y háganse fuertes en Cristo, en cada nuevo desafío.
Tienen Mi bendición para esto.
San José Castísimo
El Reino de Dios comienza a manifestarse en la Tierra a través de los corazones de los hombres. En su interior, guardan el puente perfecto hacia el Corazón del Padre, el camino para la expresión de Sus atributos, virtudes, dones y Leyes universales y divinas.
A través de los hijos de Dios, creados espiritualmente semejantes a Él, Su Reino se torna realidad en la Tierra.
Mucho más allá de las dimensiones sublimes y de las realidades invisibles, que cohabitan con la humanidad en este mundo, ustedes, hijos, son el Reino de Dios en la Tierra. A través de sus acciones, pensamientos y sentimientos, crean y recrean la vida.
Cuando sus espíritus están alineados con el Propósito Divino y pueden expresar paz, todo a su alrededor se transforma.
Cuando sus corazones están alineados con Dios y pueden expresar amor, los Planes del Creador se realizan.
Sean conscientes de que no basta que el Tiempo de Dios se una al tiempo de este mundo. No basta ver con los ojos físicos lo que siempre les fue invisible, porque lo que es esencial para que el Reino de Dios se exprese es que cada ser se descubra a sí mismo como parte viva de ese Reino.
La nueva vida ya existe. Es nueva porque la desconocen, pero ella es desde el principio y está viva en cada uno de ustedes.
Sean, hijos Míos, el Reino vivo de Dios en este mundo.
Tienen Mi bendición para esto.
San José Castísimo
Confía, hijo, en lo que Dios está construyendo en tu consciencia y en tu corazón con cada prueba y desafío.
Confía en que tu espíritu se fortalece a medida que cruzas los límites de tus debilidades y ves crecer tu propia fe.
Confía en que, de ti, tu Creador necesita solo un corazón rendido, dispuesto a vivir Sus milagros, dispuesto a cargar el peso de Sus responsabilidades, dispuesto a vivir el cumplimiento de Su Plan.
Confía en que de tus miserias surge un potencial perfecto de amar, así como del barro surgió tu creación, cuando dejaste que el Soplo Divino tocase tu espíritu. Permite que ese Soplo vuelva a colmar tu corazón y confía en que una vida nueva surge cada día en tu interior, cada vez que abres tu corazón para respirar ese aliento que proviene de los Cielos.
Confía en que el Plan de Dios en ti y en este mundo se cumplirá.
Confía, hijo Mío, en que cada piedra del camino fue colocada con amor, porque en cada salto tuyo está la Mano de Dios conduciéndote a un nuevo nivel de tu transformación.
Confía en que hay un Dios escondido y vivo en tu corazón y que, de un momento a otro, Él se irá a revelar a través de ti.
Confía, y que tu confianza se convierta en fe, y que tu fe se convierta en una puerta para el nuevo tiempo y para la nueva vida.
Tienes Mi bendición para esto.
San José Castísimo
En el principio, el Creador creó las esencias, manifestó las almas, las agrupó de acuerdo con su misión y las envió a cumplirla, más allá de las dimensiones, en la vida manifestada. Y las almas de Dios fueron por este vasto cosmos, experimentaron y aprendieron, muchas veces, perdiéndose del Propósito Divino, y otras, consiguiendo cumplir con la Voluntad de su Creador.
El tiempo pasó y la evolución se dio. Las almas de Dios aún siguen por este camino, como ovejas que pastan en los Jardines de la Creación. Ahora, hijos, su Padre Celestial llama a todas las almas por Él creadas. Su Voz resuena en los valles y en los montes del espíritu, en donde las almas pueden escucharlo y, con amor, reconocen Su llamado.
Una a una, las ovejas del Gran Pastor comienzan a congregarse y con sus pasos retornan a la Casa del Padre e inspiran a otras para que también retornen a Su Corazón.
Este es el tiempo de retornar a Dios; de reencontrarse espiritualmente con la misión que Él les encomendó; de entregarle todos los frutos recogidos en el camino para que, con ellos, el Padre les haga un Alimento nuevo.
Llegó el ciclo de una nueva vida y de un nuevo tiempo, en el que las ovejas son congregadas para fortalecerse, unas a otras, para la gran transición; pues les digo, hijos Míos, que es con el amor de cada uno de ustedes que se sustentarán y se fortalecerán para pasar por las pruebas que el planeta debe vivir en este tiempo.
A los Pies de Dios se congregarán sus almas, sin distinción, descubriendo la semejanza que se ocultaba en su interior. Se descubrirán hermanas en el espíritu y en el corazón. Descubrirán, sentirán y vivirán la única filiación divina que las vuelve frutos de un mismo Árbol Sagrado de la Creación.
Es a través del amor que se sumará en su interior, que recibirán el impulso para vivir el Amor de Dios y superarlo, renovando así la Creación Divina y dando inicio a una nueva vida, a un nuevo tiempo y a un nuevo Plan.
Les digo esto para reconozcan que el Amor Crístico nacerá y despertará por la unión de sus corazones, almas y espíritus en Dios. Llegó el ciclo de vivir más profundamente la unidad porque la Creación así lo necesita.
Que los velos que separaban a los hijos de Dios entre sí comiencen a caer y que los hombres perciban que las diferencias son solo expresiones de los caminos que cada alma recorrió, así como lo comprendió, para cumplir con su misión y vivir la Voluntad del Padre, aunque tantas veces se hayan perdido y hayan sido confundidos por los estímulos del mundo.
Ahora, que todos ya aprendieron lo suficiente para saber que solo el amor los hará retornar al Padre, es tiempo de vivir ese amor.
El planeta agoniza, hijos Míos, por la falta de amor y de paz en el corazón humano. Y es simplemente reconociéndose como hermanos y amándose unos a otros con la verdad de sus corazones que podrán transformar esto, curar esta agonía y reparar el corazón herido de esta Tierra.
La unidad los hará libres y liberará a este mundo. Los llevará a expandir el amor a través de la oración y del servicio que nacerá de sus espíritus.
Déjense inspirar por Mis palabras y por Mi Presencia. Poco a poco, silenciosamente, los auxilio en este camino de retorno al Corazón de Dios.
¡Los amo, los bendigo y les agradezco por responder a Mi llamado!
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
En los lugares simples y con los corazones simples, allí Yo siempre estaré, en silencio y en paz, trayendo el Reino de Dios hacia el mundo.
Con los que se esfuerzan, a pesar de sus imperfecciones, y dan lo mejor de sí en las pequeñas y en las grandes cosas, Yo siempre estaré porque es su esfuerzo el que abrirá las puertas hacia el Cielo y no la perfección de sus corazones.
Con los que aspiran a construir una nueva vida y a encontrar un nuevo tiempo, Yo siempre estaré, porque esta es Mi misión: conducirlos de la mano a ese encuentro con la Verdad. Y aunque Mi voz se silencie, aunque Mi presencia parezca ocultarse, no se engañen porque Yo siempre estaré aquí, soplando en sus corazones los Designios de Dios, inspirándolos para que sigan el camino correcto, alertándolos cuando se desvíen y trayéndoles paz cuando parezca que la perdieron.
Yo siempre estaré aquí, con Mis manos sobre las suyas, elevando los ladrillos para construir las nuevas moradas y para reconstruir lo que es verdadero y puro cuando se quiebre por los embates de estos tiempos.
Oren siempre Conmigo, aunque sea en el silencio de sus corazones, y descubrirán, hijos, cómo Mi silencio resuena más que Mi voz, y lo que les haré comprender en sus corazones será más claro que todas las Palabras que ya pronuncié.
A través de este contacto interno, profundo y verdadero Conmigo, consolidarán la unión con Dios y madurarán como Sus hijos y como Sus compañeros.
Yo ya les dije: soy solo Su Siervo, Siervo del Divino, Su Mensajero, Su Obrero. Vine a su encuentro por un pedido de Él y ahora, que están ante Su Sagrado Corazón, llegó el momento de que cada uno de ustedes viva ese encuentro con Él.
Yo los acompañaré siempre, con amor, con alegría. Adoraré a Dios por sus triunfos y rogaré a Dios ante sus derrotas. Juntos, hijos, llegaremos al Nuevo Tiempo cuando nada más estará oculto, cuando todo se revelará, cuando todos los ojos verán, todos los oídos escucharán y todos los corazones sabrán la verdad, sobre sí mismos y sobre la vida.
Por eso, Yo los traje hasta aquí. Por eso, vine al mundo durante tanto tiempo y por eso, también, les daré a conocer Mi silencio, porque todo es parte de un Plan único, una Voluntad que será comprendida a medida que sea experimentada.
Para que vivan esto, Yo los bendigo, los abrazo y les dejo Mi amor paterno.
Su Padre y Amigo,
San José Castísimo
Definirse, hijo, es reafirmar todos los días la Voluntad de Dios para ti, es caminar rumbo a esa Voluntad y ya no alimentar los desvíos humanos que, a pesar de ser pequeños, te alejan de Dios.
Definirse es comprender tu misión y cumplirla, la misión de amar y de preparar el Retorno de tu Señor al mundo, la misión de servir y de ser precursor de una nueva vida, comenzando por transformarte constantemente a ti mismo.
Definirse es abandonar lo que te separa de Dios y de Su Verdad, dejar atrás las conductas del viejo hombre, su voluntad propia, su autoafirmación, para recorrer decidido el camino de la evolución en Cristo.
Definirse es ya no alimentar las dudas e imaginaciones que te llevan a soñar con una vida de ilusiones, en la que tus voluntades más humanas se cumplen, y permitir que tu corazón sea fiel al Plan Divino, incluso con el pensamiento.
Definirse es rendirse a Dios con todo lo que eres, venciendo el miedo de ser otro, diferente de aquello que pensaste para ti mismo.
Definirse es entrar en la barca que te lleva al Infinito, al Corazón del Padre y no mirar hacia atrás, con la certeza de que tus pasos abren camino para todos los seres, para toda la vida.
La definición acontece todos los días y se reafirma a cada instante.
Para ti, hijo, no hay otra definición sino estar en Dios y permitir que Él se exprese en ti. Esta es tu misión, tu camino, tu plenitud, tu compromiso. Deja que todo lo que te impide vivir la Voluntad de Dios se desvanezca.
Es tiempo de definir tu corazón en Dios.
Tu Padre y Amigo,
San José Castísimo
Descansa tu corazón en el amor a Dios. Renueva tus fuerzas en Su Cruz, creciendo todos los días en tu entrega.
Restaura tu espíritu en la oración, en la unión con la Jerarquía, en el silencio y en la paz para que, después de cada Misión cumplida, tu espíritu esté listo para dar un nuevo paso, ascendente, más intenso y profundo que los anteriores.
Así, hijo, abrirás tu corazón para el Tiempo de Dios y prepararás no sólo tu espíritu, sino también tu cuerpo, mente y emociones para cruzar los umbrales hacia una nueva vida.
Agradece a Dios por todo en tu vida, porque la gratitud atrae del Universo la renovación y la paz.
Une tu corazón al Propósito Divino, diciendo siempre "sí" a Dios, y así Él te renovará y te ayudará para que todo lo que eres se supere cada día más, para que los frutos del amor emerjan de tu esfuerzo, del árbol de la nueva vida.
Tienes Mi bendición para esto.
Tu Padre y Amigo,
San José Castísimo
Cristo les enseñó a amar no solo para que conozcan y experimenten el Amor, sino sobre todo para que lo multipliquen y lo lleven a todos los que no lo conocen, no lo viven y no lo saben.
Por eso, después de tantos impulsos, vayan y den testimonio del Amor que les tocó el corazón. Den testimonio de la Presencia espiritual y divina de Cristo, a través de sus acciones, de sus palabras, de sus sentimientos y de sus pensamientos.
Y con la expresión de una nueva conducta, diferente de todo lo que la humanidad ya conoce, ustedes harán que los que están ciegos puedan ver que el Retorno de Cristo se aproxima y, con él, una nueva vida.
Su Padre y Amigo,
San José Castísimo
Ama y reverencia el Plan de Dios para este mundo y para cada corazón. Profundiza en tu interior el verdadero sentido de tu vida y deja que esa profundización espiritual sea la base de tu crecimiento, sea lo que te impulse todos los días a seguir adelante, a pesar de todo lo que sucede en el mundo.
Medita en tu esencia y busca conocer más sobre ti mismo, medita en lo que te hace semejante a Dios, en el principio que originó tu creación. Y, a partir de allí, permite que tu consciencia profundice en realidades superiores, espirituales y divinas, que te darán el sustento interno para permanecer en este mundo, en este tiempo.
Hijo, te digo todas estas cosas porque será solo afirmándote en los niveles espirituales que podrás superar estos tiempos. De otra forma, los asedios y las influencias del mundo confundirán a tu mente y a tu corazón, y ya no sabrás distinguir lo que es verdad de lo que es ilusión.
Solo los corazones perseverantes permanecerán en el mundo como semillas de una nueva vida. En ellos se cumplirá la Voluntad Divina, y su entrega generará méritos para que otros seres de esta vasta Creación Celestial reciban una oportunidad de seguir evolucionando, creciendo y aproximándose a Dios, retornando a su Origen.
Por eso, en este tiempo, antes de todo, profundiza en tu mundo interior, afírmate en el conocimiento de ti mismo, no como personalidad humana, sino como criatura divina. Para que así toda tu consciencia sepa dónde termina la ilusión y dónde comienza la verdad, sepa cuál es el límite de los engaños de esta vida, para así conseguir superar tu propia condición humana y tornarte un triunfo divino.
Tienes Mi bendición para esto.
San José Castísimo
Ingresen en el tiempo del no tiempo, el llamado Tiempo Real, este que es la aproximación del Reino de Dios y de Su Eternidad.
Preparen sus corazones, orando como si fuera la última vez, sirviendo como si fuera la última vez, concediendo y pidiendo perdón como si fuera la última vez, viviendo la fraternidad y el amor como si fuera la última vez.
En el Tiempo de Dios, el presente es la única experiencia para ser vivida. En el presente se cura el pasado y se construye el futuro. Vivan dentro de este Tiempo, en el que ya no se espera otro momento para actuar mejor, orar mejor, servir mejor, vivir mejor.
Deben curar en la consciencia humana el vicio de perder los ciclos y de dejar para después las oportunidades que las coyunturas universales envían.
Ahora es el momento de hacer bien todas las cosas, con entereza de espíritu y de corazón, construyendo la nueva vida con actos presentes y aprendiendo a ingresar en el Tiempo Real, en la eternidad, a través de la vivencia del ahora.
Les digo esto porque este tiempo se aproxima y en él los ciclos y los impulsos pasarán rápidamente por sus vidas. Para recibirlos y vivirlos con plenitud, es necesario estar siempre viviendo con entereza de corazón y, para que comprendan de alguna forma, viviendo cada instante como si fuera el último.
Así, hijos, estarán despiertos para los ciclos que lleguen y para los impulsos que el Universo les envíe. De esa forma serán dignos de reconstruir la Tierra y de expresar una nueva vida en el Tiempo de Dios, el Tiempo Real.
Su Padre y Amigo,
San José Castísimo
Donde haya un corazón que ora, ahí estará Dios, escuchando sus súplicas y con ellas equilibrando el mal que circunda el mundo.
Donde haya un corazón que sirve, ahí estará Dios, trabajando a través de sus manos y construyendo fortalezas en el interior de los que perdieron la esperanza.
Donde haya un corazón que ama, ahí estará Dios, amando dentro de Sus hijos y renovando el amor, para que él se expanda y haga renacer todas las cosas.
Donde haya un corazón que persiste en el Propósito Divino, a pesar de las adversidades y de las dificultades para manifestarlo, ahí estará Dios, construyendo lentamente Su Plan, preparando silenciosamente una nueva vida, una nueva humanidad.
Donde haya un corazón que ama y sirve a los Reinos de la Naturaleza, ahí estará Dios, haciendo que Sus criaturas aprendan, unas con las otras, y así vivan en comunión.
Donde haya un corazón que crea en el nuevo tiempo, ahí estará Dios, preparando el retorno de Su Hijo, para que Él venga a transformar y a curar todas las cosas, instituyendo una nueva vida sobre la Tierra.
Sean esos corazones que oran, que sirven, que aman, que persisten, que creen, que tienen fe. Así, hijos, ahí estará Dios, a su lado y dentro de sus corazones, haciendo de sus vidas instrumentos triunfadores de Su Corazón.
Su Padre y Amigo,
San José Castísimo
Oro para que las almas alcancen la paz.
Oro para que las consciencias despierten a la realidad planetaria, a la verdad universal, y así transformen sus vidas según el Propósito Divino.
Oro para que los corazones aspiren a la unidad con el prójimo, con los Reinos de la Naturaleza, con la vida, con Dios.
Oro para que los buscadores reconozcan la verdad en todas las enseñanzas transmitidas por Dios a través de Sus Mensajeros, para que aquellos que buscan, sepan ver más allá de las palabras y encuentren en las entrelíneas la ciencia divina de la Creación.
Oro para que la vida sagrada ya no sea ocultada por las superficialidades humanas y, de la misma forma, para que la esencia de los seres no esté oculta por las creencias ilusorias que ellos tienen sobre sí mismos.
Oro por una nueva vida y una nueva raza, para que después que el aprendizaje humano se consolide, los seres tengan valor y esperanza para hacer emerger la nueva vida y dejar florecer en sí mismos el nuevo ser que, delante de Cristo, comenzará a despuntar.
Oro para que la humanidad no pierda el sentido de su existencia y la vida espiritual deje de ser una costumbre y una práctica, para ser una realidad y una experiencia de vida.
Oro, en fin, para que las Gracias de Dios no permanezcan en el Cielo, sino que sean vertidas sobre la Tierra.
Hoy Yo los llamo a que oren Conmigo y así intercedan por este mundo mientras hay tiempo. Oren Conmigo por la Paz.
Su Padre y Amigo,
San José Castísimo
Decreto de Esperanza para el Corazón de la Tierra
Escucha, ¡oh, Corazón de la Tierra!
El ciclo de definición para tu destino ya llegó.
Camina hacia tu nuevo nombre, hacia la expresión de tu nueva vida.
En este calvario que vives, cargando la cruz del fin de los tiempos,
ve tu Corazón tornarse el escenario de una batalla,
trazada desde los orígenes de la vida humana y antes de ella.
Ve que llegó la hora de que esta batalla tenga fin,
y prepara los corazones de tus hijos,
para que sean triunfadores en el Amor y en la Verdad.
¡Oh, Corazón de la Tierra!,
tu nuevo nombre se diseña como fuego en el horizonte,
y nada podrá detener el triunfo de tu destino.
Irradia la fe que nace en el centro de tu ser para cada uno de tus hijos,
para que, a través de ella, sean conocedores de la Verdad y del Bien.
Disuelve, poco a poco, el tiempo que te rodea
como velos que cubren tu rostro,
ocultando la Verdad que existe más allá de ti.
Deja que tus hijos ingresen, poco a poco, en el Tiempo de Dios,
en el Tiempo Real,
y que así reconozcan no solo la gravedad de estos días,
sino también la majestuosidad de tu propósito.
Deja que tus hijos contemplen no solo la ilusión
y la somnolencia que absorben a los seres,
sino que sepan su origen y lo que los hizo llegar hasta aquí
para tornarse seres humanos, esperanzas del Corazón de Dios.
¡Oh, Corazón de la Tierra!,
que agonizas y te entristeces en este parto que parece eterno,
de un Hijo tan esperado toda la Vida.
Aunque sean dolorosas tus contracciones
y tu cuerpo esté cansado,
no pierdas la esperanza de ver nacer de ti
al nuevo hombre, a la nueva vida.
He aquí que, poco a poco, surge la promesa que el Creador hizo para ti,
desde el principio de tu existencia y antes de ella;
promesa que fue renovada a lo largo de la evolución humana,
que triunfó en la Cruz del Salvador y que debe culminar
con la cruz de estos tiempos, la cruz planetaria.
Deja que las promesas de Dios se tornen vida
y ve salir de los libros sagrados las profecías del Armagedón.
Pero, más allá de eso, ve también el cielo abrirse y, entre las nubes,
a los coros de ángeles preparando el Retorno del Dios Vivo a tu seno.
Él vendrá con los Brazos abiertos para recibir
a los hijos que nacieron de ti
y, tomando en Sus Brazos esta nueva vida,
elevará las dimensiones y calmará el dolor.
Traerá al mundo Su Reino y ya no te llamarás Tierra ni Jerusalén.
Resonará desde las Alturas tu nombre, este sonido sagrado
pronunciado por Dios desde el principio.
Y, con esta vibración sobre ti, ya no verás más el dolor y sí la paz.
En ti, tus hijos crecerán y, por mil años, fortalecerán en sí el Amor,
hasta que estén prontos para hacer triunfar el Amor en toda la vida.
Recuerda Mis palabras, ¡oh, Corazón de la Tierra!,
y recuerda a tus hijos que tu historia ya está trazada,
y que, a pesar de todos los desafíos, jamás deben perder la fe.
Dejo sobre ti la bendición del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
San José Castísimo
Que cada ser encuentre en la oración la llave para su equilibrio.
En estos tiempos, las almas se desmotivan para orar, porque la vida está muy densa y son tantos los estímulos para la distracción, que los seres se enflaquecen, los corazones se debilitan y los mundos internos pierden la fuerza para orar y persistir en el camino de la oración.
Hoy les digo, hijos, que cuando perciban que están yendo por ese camino, detengan sus pasos y vuelvan sus ojos hacia Dios. Nuevamente dejen que su verbo se haga sagrado a través de un diálogo con el Creador, y oren. Oren como saben, haciéndolo de corazón, retomado su vínculo profundo con Dios.
Oren por sus familias y por las familias del mundo entero. Oren por los Reinos de la Naturaleza y por los corazones de los hombres. La oración es su más poderosa herramienta en estos tiempos. Es lo que los protege y mantiene en equilibrio, espiritual, mental y emocionalmente.
Por eso, hijos, no dejen de orar, no dejen de unir sus corazones al Padre, de unir sus rosarios al Rosario de Luz de su Madre Divina y atraer los atributos de la nueva vida hacia la Tierra.
Estamos en un tiempo de batalla, en el que la oración constante es su única herramienta para vencer. Hay que persistir y sustentarse a través de la oración.
Ya llegará el tiempo en el que podrán comprender esta dádiva, que Dios les entregó, de comunicación con Él a través del verbo orante.
Hasta hoy la oración es un misterio para la consciencia y, poco a poco, con amor, deben ir profundizando en él para develarlo.
Su Padre y Amigo,
San José Castísimo
Que la Gracia de Dios descienda sobre todas las familias del mundo. Que los corazones aprendan a amarse, respetarse y servirse mutuamente, con el propósito de atraer hacia la Tierra la nueva vida.
Que la Gracia de Dios disipe, de los corazones de los más jóvenes, la falta de respeto y el desamor por sus padres.
Que la Gracia de Dios disipe, del interior de los padres, el sentimiento de posesión y la incomprensión en relación con sus hijos.
Que cada ser tenga el camino abierto para cumplir su misión espiritual, y que las deudas espirituales e internas no sean motivo de separaciones humanas, de incomprensiones o de incapacidad para perdonar.
Que los miembros de una misma familia se levanten, unos a otros, para que, en este tiempo, estén prontos para lo que vendrá.
Oren, hijos, oren todos por la paz.
Las familias de hoy son la base de la nueva vida de mañana y, si quieren ver surgir en el horizonte del mundo el nuevo tiempo y la nueva humanidad, deberán orar para que se mantengan como principios sagrados para la vida, como bases para la Nueva Tierra.
Oren, hijos, de corazón, para que un nuevo patrón de vida se instituya en la Tierra y el amor triunfe en los corazones de los hombres.
Oren y no se olviden de orar.
Su Padre y Amigo,
San José Castísimo
En estos tiempos de pruebas, de confirmaciones y de entregas, Yo los invito al camino de la superación. Su Padre Eterno contempla con atención los pasos ciertos y seguros que todos Sus hijos amados están dando en este tiempo de crisis espiritual y material.
Vengo en este día para anunciarles un nuevo ciclo, después de todos estos años compartidos Conmigo a través de las sagradas Instrucciones del Cielo que Yo les he entregado.
Queridos hijos, he venido en peregrinación a Santa Fe, para recordarle a la humanidad que en estos tiempos, solo la fe y el camino de oración permanente los salvará.
Ahora, Dios me ha pedido que Sus hijos queridos aprendan a descubrir el universo del crecimiento interior, por medio de las pruebas y de las experiencias.
Antes de que el enemigo los quiera sacar del camino, Yo los he venido a rescatar, trayéndoles este importante Mensaje de preparación para el fin de los tiempos.
Ustedes, Mis amados hijos, son llamados a formar un ejército de oración y de luz, capaz de ser receptáculo de las energías divinas y supremas.
Pero para que eso sea posible, Yo he venido a anunciarles como síntesis espiritual, el tiempo de su transformación y purificación.
Toda la humanidad se encuentra hipnotizada y sonámbula debido al efecto nocivo de las modernidades y de los avances humanos. Les pido, en nombre de Mi Hijo, que no teman desprenderse de aquello artificial que los lastima por dentro, que su verdadera comunicación sea con Dios y todo el Universo Mayor.
Si las almas en verdad buscaran la unión con lo Alto y lo Supremo, muchas circunstancias no pasarían en la vida material de Mis hijos. En este ciclo definitivo, como ya les he dicho, vengo para desatar el gran nudo de la inconsciencia y de la falta de atención.
Como su Madre Celestial, deseo que den los pasos hacia el despertar de una nueva vida unida a toda la Creación universal a la cual pertenecen. Mi urgencia es sacarlos del sueño que generan las modernidades y de la falta de conexión con las Leyes supremas.
Todos ustedes nacieron para vivir en la felicidad y en el amor. El desorden del mundo y la falta de equilibrio generaron efectos irreversibles en la vida de Mis hijos y muchos fueron conducidos, por sí mismos, por el camino de la tristeza, el dolor y la enfermedad.
Dios me ha pedido avisarles, por última vez, que el Cielo se abrirá para recibirlos a todos, él derramará las Gracias y las bendiciones sobre todos los que no las merecerían.
Por eso, hijos, con valentía enfrenten este último ciclo de duras pruebas y confirmaciones, para que pueda florecer en ustedes la Luz de Cristo.
Aguardo día y noche por ustedes y desde el Cielo oro por todos, para que la mayoría de Mis queridos hijos comprendan que llegó la hora de dejar de pensar en sí mismos, para comenzar a pensar en el mundo y en la necesidad de servicio y de oración por esta última humanidad.
De esa forma, Mi Corazón se ofrece a ustedes, para que con consciencia y entrega reconozcan la Voz de Dios, la que resuena en el universo y los llama al despertar.
En este último Mensaje mensual, los invito a realizar una recopilación de todos los Mensajes para que puedan vivirlos y practicarlos, así podrán estar preparados para lo que vendrá.
Por este encuentro de Dios, quedemos unidos en oración para estos momentos.
Les agradece por la atención interior,
Vuestra Madre María, Reina de la Paz
Que no se aflija más tu pequeño corazón por todo aquello que aún está por ser construido en tu interior.
El Señor del Universo, el Gran Arquitecto del Infinito, ya diseñó para la Tierra la construcción perfecta que debe ser edificada en el interior de cada ser y, si ustedes dicen sí, los constructores universales, que son los ángeles y los arcángeles, llegaran a sus vidas para transformar lo viejo y reconstruir aquello que debe ser renovado.
Hoy, con alegría, llegó a esta, Mi casa, la Nueva Tierra, para que en ella pueda crecer el arquetipo de la nueva vida.
Hijos Míos, hoy quiero decirles que la nueva vida no se construye con base en el desarrollo de la mente ni tampoco de las riquezas materiales. La nueva vida no se encuentra en la cantidad de conocimiento que presentan las consciencias, porque eso no tiene nada de nuevo.
No busquen develar los misterios celestiales antes de construir, en el interior, la base primordial y única que los llevará al infinito; porque los misterios de Dios no se asientan en la mente, sino en el corazón.
La nueva vida que nace en la Nueva Tierra no es nada más que la posibilidad de amar al prójimo tal cual es. La nueva vida es el poder de convivir, unos con otros, cada uno en su grado de evolución, sin que eso sea motivo de separatividad, sino de unión y de crecimiento del alma y del espíritu.
El Amor que vinieron a aprender en la Tierra, no lo encontrarán en los libros, sino en la vida, en el día a día, en la maduración de la convivencia.
Es por eso, hijos queridos, que Dios les pide a las Comunidades que todos aquellos que aspiran a crecer tengan la posibilidad de hacerlo y cuenten con el apoyo de unos a otros para alcanzar ese crecimiento, ese develar del Amor.
Quiero que aprendan de la Nueva Tierra como aprendieron de Mi Hijo Jesús; por eso, retorno a este lugar.
Cristo estuvo entre aquellos que más lo necesitaron. Sus apóstoles fueron los simples y pobres de corazón, de conocimiento, de vida y de espíritu. En aquellas almas simples, el Señor hizo crecer la fidelidad y el amor absoluto en aquellos que lo seguirían hasta el final, viviendo el sacrificio y la entrega bajo cualquier circunstancia.
Con esto, les digo que el camino de los que se aman entre sí, independientemente de las diferencias, y juntos viven el constante servicio es la fidelidad absoluta a Dios. En ellos, Dios deposita Su Espíritu para que sean ejemplos de Misericordia y fuentes del despertar. En ellos, el Señor deposita Su confianza.
Crean en lo que hoy Les digo; porque cuando oyeron las primeras Palabras de Cristo, los apóstoles eran hombres repletos de impurezas e imperfecciones, pero respondieron al Llamado del Señor y hoy son los guardianes de las puertas del Cielo.
Sigan este camino con valentía, pues, así como acompañé a los que Mi Hijo escogió en aquel tiempo, estoy aquí para guiar a aquellos que Mi Hijo escogió en el último tiempo, que son todos ustedes.
Los doce de ayer deben ser los 144.000 de hoy.
Les agradezco por responder a Mi llamado y por seguir este camino de eterna transformación.
María, Madre y Reina de la Paz
Asociación María
Fundada en diciembre de 2012, a pedido de la Virgen María, Asociación María, Madre de la Divina Concepción es una asociación religiosa, sin vínculos con ninguna religión institucionalizada, de carácter filosófico-espiritual, ecuménico, humanitario, benéfico, cultural, que ampara a todas las actividades indicadas a través de la instrucción transmitida por Cristo Jesús, la Virgen María y San José. Leer más