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Prepararse para la muerte es un arte de amor y de rendición ante Dios.
Prepararse para la muerte, hijos, es en verdad la acción diaria de estar con el corazón limpio y vacío de las cosas del mundo, temeroso de Dios y rendido a Su Voluntad Celestial.
Prepararse para la muerte debería ser un acto constante, en el que la consciencia despierta cada día sabiendo que puede ser el último y vive cada instante dando lo mejor de sí para que la Voluntad de Dios se realice.
Temer a Dios es, en verdad, amarlo por sobre todas las cosas y no titubear en el momento de renunciar a las cosas del mundo para abrazar Su Universo Celestial.
Todos los días de sus vidas, ustedes deberían prepararse para la muerte, en el sentido de dejar que la gratitud, la rendición, el amor y la entrega impregnen todos sus átomos e ingresen en los miedos más profundos de sus seres, no solo en aquellos que se ocultan en el alma humana, sino, sobre todo, en aquellos que son parte de la condición material de los seres humanos y que impregnan hasta sus huesos.
Para vencer esos miedos deben amar cada día más, pero no amar solo al mundo, amar a Dios, amar a la vida y saber que ella no se encierra en el planeta Tierra; saber que una vida mayor y eterna los aguarda y que para ser dignos de ella basta que lleven consigo el Amor del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo en sus corazones.
Por eso, hagan el ejercicio de amar, de agradecer y de entregarse a Dios cada día. Aspiren a descubrir un Reino Mayor dentro de ustedes, en el mundo y más allá de él; y descubrirán así, la unidad entre las realidades de la vida y que la muerte es un paso para una vida mayor, en la que no existen misterios, sino solo la verdad y la transparencia de saberse hijo de Dios retornando a Su Corazón.
Que cada día hijos, el Amor del Creador se expanda en ustedes y tome el lugar de sus miedos más profundos.
Tienen Mi bendición para esto.
San José Castísimo
Cuando el alma mira hacia el Cielo, fortalece el propio espíritu, la propia fe, retoma sus aspiraciones más puras y renueva sus votos con Dios. Pero, cuando vuelve sus ojos hacia la Tierra pierde sus esperanzas, se encuentra con lo que cree que es la realidad y no consigue percibir en sí misma ni en el prójimo la forma de manifestar lo sagrado que la aguarda en el infinito. El alma busca fuerzas, ora y pide la Gracia de saber cómo llegar a eso que contempla en el universo.
Y hoy les digo, hijos, que cuando comiencen a mirar no solo hacia el Cielo, sino también hacia lo que verdaderamente son, descubrirán que la materia y el infinito se unen en la consciencia humana. Barro y espíritu se tornan uno cuando los seres despiertan a lo que son, y no será necesario morir para resucitar en la eternidad, sino que podrán descubrir la verdadera vida y la eternidad dentro de ustedes; dádiva revelada al corazón que ora, que adora y que no encierra a la verdad divina en su mente ni tampoco en lo que ya fue dicho, porque a pesar de que todo ya fue dicho, muy poco fue comprendido y vivido.
Por eso, busquen lo sagrado en el propio interior. No lo busquen solo mientras oran, quieran corresponder a él mientras viven.
Tienen Mi bendición para esto.
San José Castísimo
Donde haya un corazón que ora sinceramente, allí estará Dios.
Donde haya un corazón que sale de sí mismo para servir a los demás, allí estará Dios.
Donde haya un corazón capaz de liberarse de sus propias voluntades y aspiraciones para cumplir las Voluntades y aspiraciones del Padre Celestial, allí estará Dios.
Donde haya un corazón capaz de obedecer los designios superiores y dejar de lado sus propias creencias y formas de manifestarse en la vida, allí estará Dios.
Donde haya un corazón que, a pesar de sus imperfecciones, ame sin condiciones al prójimo y, sobre todo, al Creador, allí, hijos, vivirá y habitará el Señor, Se expresará y hablará a los hombres a través de Sus hijos.
Busquen en las pequeñas cosas la unión con Dios; unión que debe ser constante no solo cuando oran, sino también cuando viven bajo Sus Leyes y hacen de la vida una oración.
Déjense moldear y corregir y no teman sufrir o amar, sino teman, hijos, ser ignorantes y ciegos delante de las propias miserias.
Vivan en la Presencia del Señor, abriéndole espacio en sus vidas a través del olvido de sí y del amor al prójimo. Así será Él mismo, Su Señor y Creador, que los transformará y moldeará según Su Voluntad, silenciosamente, a través de cada situación de sus vidas.
Tienen Mi bendición para esto.
San José Castísimo
Un alma apasionada por Dios y dispuesta a entregarse a Él con todo su corazón, todos los días oraba y cantaba, haciéndole la oferta de su vida, de su amor, de cada espacio de su ser. Un día, entre sus divagaciones y ofertas, le dijo al Señor: “Señor, Te entrego mi vida y mi corazón por toda la eternidad para estar siempre en Ti. Te entrego todo lo que soy, y pasaría la eternidad a Tus Pies, en oración, porque solo aspiro a estar en Ti para siempre”.
Y, mirándola con amor, el Señor le respondió: “Alma pequeña, que con sinceridad aspiras a entregarte, entrégate en cada instante de tu vida; entrégame tu ser no solo en una oración, sino también en cada acción y pensamiento de tu día.
Entrégate a Mí, sirviendo al prójimo, diciéndome sí incansablemente, en la eterna superación de ti misma. Entrégate a Mí en el silencio, renunciando a dar tu parecer para acoger la sabiduría del prójimo y sus consejos.
Entrégate a Mí, dejando que los otros crezcan y encuentren su lugar en Mi Plan, mientras Yo crezco dentro de ti. Entrégate a Mí, renunciando a tus voluntades y viviendo en obediencia y en resignación lo que Yo pensé para ti. Entrégate a Mí con un pensamiento puro, no juzgando, criticando o atacando a tus semejantes con tu mente y con tu corazón.
Entrégate a Mí en el esfuerzo de amar al prójimo y de dar siempre el ejemplo de un corazón paciente y compasivo. Entrégate a Mí con sinceridad, con vida, con transformación, con desierto o con alegría, con pena o con regocijo. Entrégate a Mí en cada instante, así sabrás que Yo vivo en ti porque Me abriste la puerta no solo de tu corazón, sino de todo tu ser”.
Que ese diálogo con Dios les enseñe, hijos, que la entrega al Creador debe ser en cada instante y en todas las cosas de la vida. La entrega debe ser plena, completa e incondicional. Así, aprenderán a estar en Dios y a permitir que Él esté y sea en cada uno de ustedes.
Tienen Mi bendición para esto.
San José Castísimo
Un alma, que aspiraba a vivir el camino crístico e imitar a su Señor, luchaba todos los días con las tentaciones y tendencias humanas y, sintiéndose siempre vencida por el mundo, le cuestionaba a Dios, preguntándole: “Señor, ¿Cómo podré vencer las tentaciones del mundo y superar los vicios de la carne, que parecen tan señores de mi condición humana?”.
Y respondiéndole el Señor, también con una pregunta, le dijo: “Alma pequeña, ¿acaso Yo no te di el ejemplo para superar la condición humana? ¿Acaso no vencí los vicios y tendencias de la humanidad, en carne frágil y mortal, a través de Mi Hijo? Entonces, contempla la Cruz de Cristo, porque en ella encontrarás la respuesta a tus cuestiones más profundas; en ella tu cuerpo, mente y sentimientos se verán movidos para vivir la transformación. A través del Amor de Cristo, encontrarás la llave y el ímpetu para escoger la vida crística, y no el mundo, en cada situación de la vida en la que te sean presentadas las tentaciones.
La Pasión de Cristo debe ser tu refugio, hacia donde debes correr cada vez que el mundo busque tu corazón. Cuando seas tentada a escoger las cosas del mundo, pon tus ojos sobre la Cruz y contempla cada llaga y cada herida del Señor. Todo eso fue por ti, para que hoy puedas escoger el Amor y no las ilusiones, para que hoy puedas descubrir quién eres y no permanezcas con los velos sobre tu rostro.
Los vicios humanos solo son vencidos cuando tu consciencia es tomada por un Amor Mayor que te lleve a caminar hacia Cristo, y ese Amor se encuentra en la Cruz. Por eso, contempla todos los días al Señor del Calvario, y allí encontrarás la paz”.
Les cuento esta historia para que sepan vencer al mundo que se agita dentro de ustedes mismos, en esa batalla constante entre el viejo y el nuevo hombre que se traba en sus corazones.
Tienen Mi bendición para esto.
San José Castísimo
Un alma, muy esforzada por cumplir el Plan de Dios y ser mejor, estaba afligida por sentir que, a pesar de sus esfuerzos, no sabía amar y no conseguía ser mejor como tanto aspiraba.
En un momento de oración, le cuestionó al Señor y le preguntó: “Señor, hago tanto esfuerzo para amar más y ser mejor, pero siento que no salgo del lugar y que estoy lejos de la perfección de Tu Amor y de la semejanza Contigo. ¿Dónde está eso que Tú dices que habita en nosotros?”.
Y respondiéndole el Señor, también con una pregunta, le dijo: “Alma pequeña, ¿acaso Me buscas más a Mí, o a ti y al mundo? ¿Está tu atención en edificar tu propia consciencia, en contentar a los demás o en amarme de todo corazón y con todo tu ser?
Comprende que Soy Yo quien debe amar a través de ti, y para que alcances la revelación de esta unión profunda Conmigo, debes buscarme más a Mí que a ti. Debes poner tu atención en Mi Espíritu, tu corazón dispuesto ante Mi Presencia y, antes que nada, construir tu vínculo espiritual y esencial Conmigo. Así, seré Yo quien ame en ti, y te sentirás mejor, porque Me sentirás más a Mí y menos a tus limitaciones humanas. Tu vida hablará sobre Mí, y aquellos que te encuentren, Me encontrarán.
Es así, alma pequeña, que alcanzas la perfección cuando Yo puedo ser perfecto en tu interior.
Este es un camino largo y diario, en el que cada día buscas más a Mi Corazón y Me cedes un espacio en tu interior. Pero, si tu atención está en ser mejor y en que tu amor sea mayor y más perfecto, entonces siempre te frustrarás y no encontrarás la paz”.
Les cuento esta historia para que sepan en qué dirección deben hacer sus esfuerzos, para que su empeño esté en amar a Dios, conocerlo y expresarlo cada día más. Así, encontrarán la paz.
Tienen Mi bendición para esto.
San José Castísimo
Cuando un ser ama con el Amor de Dios, crece humana y espiritualmente, porque ese Amor lo lleva a donarse, a entregarse cada vez más profundamente, a alcanzar espacios desconocidos de la propia consciencia, adonde el amor no había llegado, y allí abrir las puertas hacia Dios.
Un ser que ama con el Amor de su Padre Creador no teme rendirse ante Él, no teme morir para sí mismo y para sus infantilidades, no teme dejar la falsa libertad y la autoafirmación de la adolescencia para crecer y ser un siervo de su Creador.
El Amor de Dios aproxima las criaturas a la Verdad y, ante ese Amor, nada que provenga del mundo tiene fuerza, todo pierde su sentido, su valor, su peso dentro de los corazones, porque ellos descubren el Infinito.
El ser que ama con el Amor de Dios solo aspira a construir Su Reino y a dar a conocer el Amor del Creador. Aprende a vivir de Sus milagros, despierta en su interior la fe, abre la consciencia a la Sabiduría Divina, es impregnado por los Dones del Espíritu Santo, porque cada día aspira menos para sí y más para Dios, se vacía de sí y da lugar al Padre, por eso crece humana y espiritualmente.
Aspiren a eso, hijos, a vivir ese Amor, a encontrar esa Verdad y a crecer humana y espiritualmente.
Tienen Mi bendición para esto.
San José Castísimo
Recoge tu corazón, con Cristo, en lo profundo del Corazón de Dios.
Recoge tu consciencia, tu vida, tu mente, tu alma y tus emociones más profundas en el Corazón de Dios.
Recoge tus planes, tus aspiraciones, tus metas, tus comprensiones más internas, tus victorias más altas, tus caídas más bajas, todo lo que eres, recógelo en el Corazón de Dios.
Recoge en el Corazón de Dios tu humanidad, los registros internos de vidas y vidas llevadas adelante en busca del Amor de Dios y del cumplimiento de Su Plan y de Su Voluntad.
Recoge también tu espíritu, misterioso y silencioso, tu parte más próxima a la Verdad y al Tiempo de Dios. Deja que todo esté en el Corazón del Padre, que retorne a Él y allí tome su tiempo para recrearse, transformarse, curarse, restaurarse y ser nuevo.
Permite, hijo, que todo se haga nuevo en el Corazón de Dios. Suelta las riendas del aparente control de tu vida. Deja que tu alma traspase las piedras del sepulcro profundo y oscuro de la condición humana, de sus certezas e ilusiones, de sus medias e imperfectas verdades y que, elevada en alto vuelo, tu alma llegue al Corazón de Dios y aprenda dentro de Él lo que es resurgir.
Experimenta, en tu interior, esa ciencia espiritual y divina del vacío, de la muerte para la vida eterna, de la resurrección.
Tienes Mi bendición para esto.
San José Castísimo
Permite que tu alma sea arrebatada por el Amor de Cristo. No temas, no te resistas. Entrégale a Él tu vergüenza, tus miedos, tus aspiraciones más profundas, tus metas y todo lo que eres, entre miserias, destrezas y virtudes.
Está llegando la hora de ser lavado por la Sangre de Cristo, de ser permeado por Su Amor y renovado por Su entrega y, más que estar delante de la memoria de Su Pasión, estar delante de Su propia entrega, de Su Amor y de Su Cruz.
Por esto, hijo, ha llegado el tiempo de la definición, de la madurez en Cristo, para profundizar en tu consagración y no tener miedo de crecer en Él y por Él.
Deja que seas barro nuevo en las Manos del Alfarero, porque Él conoce el Propósito de Dios para tu vida y puede moldear tu consciencia según la Voluntad Divina.
Ora y pronuncia con amor los Poemas* que el Señor te entregó, porque a través de ellos, Él te enseña el sentido espiritual de la rendición y de la humildad. Así, un alma rendida se comunica con Cristo.
No temas vivir la experiencia de la entrega. Y en lo que resta de esta Cuaresma y de este desierto profundo, comienza a caminar, en tu corazón, con pasos decididos hacia Jerusalén, confirmando y reconfirmando, cada día, tu entrega a Cristo.
Tienes Mi bendición para esto.
San José Castísimo
*San José hace referencia a los Poemas de un alma al Sagrado y Bendito Corazón de Jesús, transmitidos por Cristo Jesús en los meses de julio y agosto de 2018.
De ciclos en ciclos, revive el llamado de Cristo en tu interior.
Dentro de tu corazón, hijo, contempla el mar de tu vida, de tu historia y de tu entrega y, en las orillas de ese mar, encuentra la Mirada de tu Señor que busca tus ojos.
Sin miedo, vuelve a caminar en dirección a tu Salvador y permite que Él te pida algo nuevo, una entrega más profunda, una rendición más perfecta.
Deja a Sus Pies la red de todos tus deseos y aspiraciones, todo aquello que perseguías en el mar de la vida, intentando conquistar, aunque fuera algo espiritual o aunque fuera algo para Cristo.
Escucha la Voz de tu Señor, llamándote para profundizar en Su Corazón. Y, vacío de todo, ve con Él a cumplir Sus designios, a transitar desiertos, a curar tu propio corazón y, así, conceder cura, ser amado profundamente y, de ese modo, conceder el Amor de Dios a las almas.
Nunca pienses que basta entregar la vida a Cristo solo un día, pero sí, hijo, entrégate todos los días. Escucha Su Voz en cada instante. Abre camino, en tu interior, para que Cristo llegue a los espacios más ocultos de tu ser.
Hablo de entrega y de rendición, todos los días. Percibe que esas son las llaves de este tiempo, son las bases en las cuales tu espíritu estará seguro en Dios y en Su Voluntad. Eso es lo que Él te llama a vivir en este momento, porque de esa forma crecerás, de esa forma cumplirás los designios del Creador para tu vida.
Tienes Mi bendición para esto.
San José Castísimo
Ora para que la Sabiduría de Dios inunde tu espíritu, tu mente y tu corazón.
Busca siempre la respuesta para tus cuestiones más profundas, así como para cada decisión que tomas en las cosas más simples de tus días.
Crea un vínculo con el Espíritu de Dios, llamado Espíritu Santo, para que Él pueda iluminar cada expresión de tu consciencia, desde tus palabras, acciones y sentimientos, hasta tus pensamientos, ideas y aspiraciones más internas.
En este tiempo de tanta confusión en el mundo, hijo, será el Espíritu de Dios quien guiará tu alma y, a través de ti, a muchas más almas que estarán perdidas en este mundo.
Este es el momento de encontrar el tiempo correcto para orar y, antes de cada decisión, unir tu consciencia a la Consciencia Divina. El Espíritu de Dios habita en ti y anima desde tu alma hasta tus células. Por eso, basta que coloques la atención en lo que es real y que te silencies para escucharlo.
La Voluntad de Dios y Sus designios no están distantes del pensamiento y del alcance de la humanidad. Pero, para estar unido a Dios y escucharlo, necesitas dar el espacio correcto al Padre en tu interior.
Por eso, ora y busca Su Sabiduría. Silénciate y escucha Su Voz. Así, siempre darás los pasos correctos para cumplir con Su Voluntad.
Tienes Mi bendición para esto.
San José Castísimo
Mientras clamas por Misericordia, contempla en tu corazón a los que no conocen a Dios.
Contempla en tu corazón a los ignorantes de alma y de espíritu que no creen en una realidad superior y que sufren por no buscar en Dios el aliento y el propósito de sus vidas.
Mientras clamas por Misericordia, contempla los mares y los océanos, los Reinos ultrajados de la Naturaleza, y recorre con tu consciencia cada espacio necesitado de este planeta. Encuentra, así, el sentido de tu oración, de tu canto, de tu clamor, de tu vida.
Contempla la consciencia de este planeta, el Infinito y el Tiempo de Dios. De esta forma, hijo, mientras oras, aspira a esta Vida Superior, para que ella llegue al mundo como la cura de todos los males y desvíos, como la puerta para la redención de todas las almas.
Cada día, da sentido y profundidad a tu oración, profundiza más en tu corazón y, así, profundizarás más en el Corazón de Dios. Como un espejo, tú estarás en Dios y Él en ti.
Tienes Mi bendición para esto.
San José Castísimo
Es momento, hijo, de colocar las tentaciones en su debido lugar en tu consciencia.
Esto se hace comprendiendo quién eres, lo que viniste a hacer en este mundo y cómo tu misión espiritual es mayor que cualquier aspiración, pensamiento, sentimiento o asedio que provenga de este mundo.
Para que las tentaciones ocupen el debido lugar en tu vida, ya que son solo para hacerte crecer, superar miedos, infantilidades y condiciones retrógradas, tu consciencia debe estar también colocada en el lugar correcto.
Contempla quién eres y el poder de la unión de tu espíritu con el Espíritu de Dios, y pone fin a lo que te debilita y distrae de tu camino.
Contempla quién eres, hijo amado y semejante a Dios, cuya evolución valió la Sangre del propio Dios, derramada por completo en este mundo. ¿No será que para entregarse a Sí mismo por ti, por tu evolución, Dios sabe el misterio del potencial de tu vida y de la vida de cada ser?
Contempla quién eres, hijo: un motor de transformación y de renovación de toda la Creación Divina.
Y es así que, miserable e imperfecto, la química oculta se realiza y el milagro se manifiesta. Es así que, pleno de errores y desvíos, la redención se concreta y la renovación se consolida. El misterio se revela en tu constante superación.
Coloca las tentaciones y los deseos humanos en el lugar de inferioridad que les corresponde.
Coloca tu batalla mental y tus aparentes derrotas en el ínfimo lugar que les corresponde, ante la grandeza del Pensamiento de Dios para ti. Y, así como tu Señor en el Huerto Getsemaní, pisa también la cabeza de la serpiente que te circunda, seca la sangre que corre por tu rostro y levántate de la debilidad de las ilusiones, en la cual el adversario de Dios te coloca todo el tiempo.
Hay en ti un potencial para superar tentaciones, humillaciones, dolores, renuncias y desafíos.
Hay en ti el potencial para ser flagelado, crucificado y muerto en la cruz.
Y hay en ti el potencial para amar más que lo que el propio Dios te amó y renovar Su Creación a través de ese Amor Mayor.
Por eso, contempla quién eres. Coloca tu consciencia en el lugar correcto, rinde tus aspectos más humanos a Dios y deja que el sudor de sangre fortalezca tu espíritu para descubrir que, más allá de la debilidad humana, se oculta una esencia y un Propósito Divino.
¡Despierta!, porque ya es tiempo, ya es hora.
Tienes Mi bendición para esto.
San José Castísimo
Llegó el momento de conscientizar lo sagrado que ustedes son llamados a vivir, lo sagrado que habita en el interior del suelo que pisan, lo sagrado que se expresa en lo invisible de la vida que llevan cada día.
Este es el momento de percibir, en todo, la presencia de la Jerarquía, que estuvo silenciosa tanto tiempo para la humanidad, pero que deberá revelar no solo sus realidades, su sabiduría y su misterio, sino también a sí misma, para todos los seres.
Poco a poco, deben transformar lo que aún es superficial en sus vidas. Y hablo de lo que hay en lo profundo de sus corazones, sus aspiraciones, pensamientos, deseos y voluntades más humanas, porque lo que es externo y se expresa en el mundo a través de sus acciones, inevitablemente, se transforma cuando sus corazones se transforman.
Por eso, no hablo de mirar hacia afuera, no hablo de exigirle al prójimo y corregir los pasos ajenos y su modo de vivir y de expresarse. Porque corregir afuera es un paso que muchas veces no se consolida, porque dentro de ustedes permanece el mundo y sus deseos, su superficialidad y su ilusión.
Por eso, es momento de mirar hacia adentro y de conscientizar lo sagrado en el propio corazón; conocer y reconocer el Amor de la Jerarquía y las Gracias que Dios les concede a través de la vida superior.
Así, podrán elevarse cuando experimenten la transformación dentro de sí mismos.
La verdadera transformación acontece en lo oculto, donde nadie ve, porque también es allí donde permanecen aquellos aspectos de la consciencia que se resisten a entregarse.
Pueden aparentar muchas cosas al mundo que no son verdaderas, porque dentro de ustedes es donde habita la verdad.
Y, cuando son transformados por dentro, se tornan vehículos de transformación por fuera. Su simple presencia hablará al mundo sobre la verdad e inspirará a los corazones a buscarla.
Por eso, hijos, es tiempo de que, dentro de ustedes, conscienticen lo sagrado, la presencia y el silencio de la Jerarquía y toda la vida que habita en el interior de la Tierra. Porque esta vida comenzará a emerger hacia la superficie del planeta, y, para que participen de ella externamente, deben primero vivirla, verdaderamente, en su interior.
Tienen Mi bendición para esto.
San José Castísimo
Cuando Me llaman vengo a su encuentro, amparando con Mi Casto Corazón a cada pequeño y gran esfuerzo que hacen para cumplir el Propósito de Dios.
Contemplo, con amor, aquello que pudieron alcanzar y, con piedad, sus debilidades más profundas, sus miserias más arraigadas.
Contemplo a cada uno de ustedes con una mirada de Gracia y de Misericordia, porque siempre que están delante de Dios y abren el camino para Sus Mensajeros, el mismo Creador vierte sobre sus espíritus los designios celestiales que Él tiene para sus vidas, desde el principio.
Su Padre Celestial descansa en los corazones que se esfuerzan y, por más que aún sean ignorantes de la verdad y que tantas veces se pierdan en las ilusiones de este mundo, es el esfuerzo, hijos, el esfuerzo constante que los aproxima a Dios, que los hace reparar Su Santo y Eterno Corazón.
Su Padre Celestial tiene un tiempo para todo y, con amor, aguarda por cada uno de sus pasos. Lo que más importa es que siempre estén caminando, que siempre estén con sus pies y su corazón en la dirección correcta, que es la rendición a Dios y el esfuerzo por amar y servir cada día mejor.
Con ese pequeño, sin embargo, tan profundo movimiento de ir todos los días en dirección a Dios y al prójimo, el mismo Dios, hijos, también vendrá en su dirección. Y aunque sea silencioso e invisible, el encuentro acontecerá.
Mi Casto Corazón hoy se alegra, no solo por todas las tareas materiales y los esfuerzos físicos que hicieron en esta mañana. Me alegro de ver espíritus esforzados, corazones postrados, intentando superarse, a pesar de sus límites.
No digo estas cosas para engrandecerlos, sino para animarlos. Este es el camino, el camino del amor y de la entrega, de la donación de sí y de compartir la vida y el pan con sus hermanos.
Que sus aspiraciones no estén dirigidas a nada más que a la manifestación de la Voluntad Divina, aunque para eso, hijos, ustedes disminuyan y otros crezcan.
Sean bases cuando fuera necesario alzar un corazón que necesita apoyo.
Sean manos que elevan, que inspiran, que donan y que se arriesgan a apoyar a todos aquellos que están intentando caminar.
Que cada uno haga su esfuerzo sin olvidarse del prójimo. Caminen mirando adelante, pero sabiendo que siempre están abriendo el camino para otros y no para sí mismos.
Hoy, hijos, les dejo Mi bendición, Mi gracia y Mi paz.
Sé que muchos de ustedes están cruzando desiertos y desafíos. Por eso, que Mi amor y Mi presencia sean agua y renovación en sus vidas.
Oren Conmigo, porque soy su intercesor ante Dios.
No vengo al mundo más que para servir. Podría estar perfectamente unido al Creador, pero estoy aquí para llevarlos de la mano, porque esta es la Voluntad Divina. Por eso, cuenten Conmigo, con Mi amor y con Mi intercesión.
Yo los bendigo y les agradezco por no detener sus pasos.
San José Castísimo
Los desiertos, hijo, son vividos en diferentes etapas de la entrega y de la transformación de los hombres.
A lo largo de su crecimiento interior, el Creador trae muchas veces a Sus hijos hacia el desierto. A veces de forma rápida y simple, y a veces de forma profunda y prolongada que parece no tener fin.
El desierto es un estado interno de vacío en donde el Creador retira de Sus hijos y amigos todas las consolaciones de la Tierra, todo sentir, todo afecto, todo aquello que el ser espiritual crea como apoyo y, a veces, como trampolín en su camino hacia la vida interna.
Todo esto le es retirado para que, así, la consciencia aprenda a sustentarse en bases puramente espirituales, en el conocimiento y en la experiencia de Dios que nace de la fe y de la vivencia del vacío.
Consolida tu unión con Dios por la simple certeza de que Él está presente, aunque no se haga sentir, oír o ver.
El desierto puede ser visto como áspero y doloroso, pero en verdad, hijo, el desierto es la invitación de Dios para que las almas alcancen una unión profunda y directa con Él, distante de las ilusiones y de los sentidos, distante de las dimensiones de la materia y de todo lo que las compone.
El desierto es la invitación para lo que es real, pero para cruzar este desierto no basta el conocimiento. Necesitas descubrir la ciencia de la humildad, de la rendición y de la entrega, la ciencia de lanzarse en las Manos Divinas y saber que Su Voluntad es perfecta, tanto en el oasis como en el desierto, tanto en los templos llenos de almas que despiertan como en el calvario lleno de almas que desprecian.
Por esto hablo sobre el desierto, para que aprendas a amarlo y a aspirar por él. No para aspirar al sufrimiento, sino para aspirar a una unión directa, profunda y verdadera con Aquel que te creó y que te invita a expresar la semejanza con Su Corazón.
Tienes Mi bendición para eso.
San José Castísimo
Lo que está en el centro de tu ser es lo más importante para Mí. Por eso, lo que allí se encuentra debe ser protegido y amparado de las influencias de estos tiempos.
La mayoría de la humanidad ignora esa existencia que se encuentra en el centro de cada ser. Por esa razón, las personas están desconectadas de la realidad espiritual e interna.
Este es el tiempo en el que el centro de cada ser está muy expuesto, y solo los principios de la oración y de la vida universal mantendrán al ser protegido de esas influencias que ciegan completamente la consciencia de la vida superior.
Por eso, en estos casos, es necesario usar la inteligencia del espíritu y, más allá de los ataques o de las constantes influencias, es importante no dejarse derribar ni amedrentar por esos estímulos que solo llegan con el fin de retirar al ser de su verdadero camino.
Al proteger de sí mismo y de las influencias externas el centro del ser, surgirá la fortaleza necesaria para poder atravesar estos momentos que existen para desestimar el proyecto humano.
Nunca hay que dejar de mantener la aspiración hacia lo Alto, porque así permitirás que las corrientes cósmicas de la Luz siempre vengan en auxilio.
¡Les agradezco por guardar Mis Palabras en el corazón!
Los bendice,
Su Maestro y Señor, Cristo Jesús
Compañeros:
Dios nunca escatima ningún esfuerzo, al contrario, Dios reconoce en lo profundo de cada ser que realmente existe una intención sincera de estar siempre próximo a Él.
Por eso, el Padre acoge todas las aspiraciones de Sus hijos, sean cuales sean, y por más que sean imperfectas, así como las almas en la Tierra también lo son, Dios considera mucho el valor del amor que cada hijo coloca en sus aspiraciones.
De esa forma, para que los hijos de Dios sean ayudados a cumplir con sus aspiraciones internas, el Padre les hace conocer Su Voluntad, la cual es como un puente que los conducirá a vivir Sus más ardientes deseos de ver a Sus hijos en el camino del bien y de la felicidad espiritual.
Por esa razón, compañeros, no pueden deprimirse ni tampoco desanimarse porque, a pesar de la purificación de estos tiempos, Dios nunca se olvida, al igual que ustedes, de que son almas que intentan alcanzar el camino de la perfección.
Pero para vivir ese camino de perfección será necesario desprenderse de viejas y antiguas estructuras y formas de vida que no les permitirán alcanzar la vida crística.
Por eso en algunos casos es más costoso, pero confíen, porque Yo estoy aquí para ayudarlos. Solo confíen.
¡Les agradezco, por guardar Mis Palabras en el corazón!
Los bendice,
Su Maestro y Señor, Cristo Jesús
En los lugares simples y con los corazones simples, allí Yo siempre estaré, en silencio y en paz, trayendo el Reino de Dios hacia el mundo.
Con los que se esfuerzan, a pesar de sus imperfecciones, y dan lo mejor de sí en las pequeñas y en las grandes cosas, Yo siempre estaré porque es su esfuerzo el que abrirá las puertas hacia el Cielo y no la perfección de sus corazones.
Con los que aspiran a construir una nueva vida y a encontrar un nuevo tiempo, Yo siempre estaré, porque esta es Mi misión: conducirlos de la mano a ese encuentro con la Verdad. Y aunque Mi voz se silencie, aunque Mi presencia parezca ocultarse, no se engañen porque Yo siempre estaré aquí, soplando en sus corazones los Designios de Dios, inspirándolos para que sigan el camino correcto, alertándolos cuando se desvíen y trayéndoles paz cuando parezca que la perdieron.
Yo siempre estaré aquí, con Mis manos sobre las suyas, elevando los ladrillos para construir las nuevas moradas y para reconstruir lo que es verdadero y puro cuando se quiebre por los embates de estos tiempos.
Oren siempre Conmigo, aunque sea en el silencio de sus corazones, y descubrirán, hijos, cómo Mi silencio resuena más que Mi voz, y lo que les haré comprender en sus corazones será más claro que todas las Palabras que ya pronuncié.
A través de este contacto interno, profundo y verdadero Conmigo, consolidarán la unión con Dios y madurarán como Sus hijos y como Sus compañeros.
Yo ya les dije: soy solo Su Siervo, Siervo del Divino, Su Mensajero, Su Obrero. Vine a su encuentro por un pedido de Él y ahora, que están ante Su Sagrado Corazón, llegó el momento de que cada uno de ustedes viva ese encuentro con Él.
Yo los acompañaré siempre, con amor, con alegría. Adoraré a Dios por sus triunfos y rogaré a Dios ante sus derrotas. Juntos, hijos, llegaremos al Nuevo Tiempo cuando nada más estará oculto, cuando todo se revelará, cuando todos los ojos verán, todos los oídos escucharán y todos los corazones sabrán la verdad, sobre sí mismos y sobre la vida.
Por eso, Yo los traje hasta aquí. Por eso, vine al mundo durante tanto tiempo y por eso, también, les daré a conocer Mi silencio, porque todo es parte de un Plan único, una Voluntad que será comprendida a medida que sea experimentada.
Para que vivan esto, Yo los bendigo, los abrazo y les dejo Mi amor paterno.
Su Padre y Amigo,
San José Castísimo
Solo un corazón valiente es capaz de enfrentar sus mayores miserias en sí mismo. Y por más que la mayoría de ellas sean desconocidas, solo un corazón que ama verdaderamente es capaz de atravesar, más allá de sí, todas las dificultades.
Aun estando dentro de sus dificultades y purificaciones, solo un corazón que se dona constantemente hará posible la transformación de su pequeña consciencia, aunque crea que en los últimos tiempos no consiguió dar ni un solo paso.
Pero, ¿qué es lo que mueve a ese tipo de corazones, tan capaces, para ir hacia adelante?
Más allá de sus imperfecciones, lo que mueve a los corazones decididos es que nunca bajan los brazos ni tampoco desisten del camino crístico, porque el camino crístico es para los corazones valientes, los que van más allá de sus propios miedos o imposibilidades.
Hay algo que respalda a los corazones decididos y es el amor; el amor a la vida, el amor a la naturaleza, el amor a toda la Creación y a Cristo.
A esos corazones se les permite atravesar difíciles obstáculos porque, más allá de sus miserias, saben que su única y merecida meta es el Señor, el contacto con lo profundo de su ser y de su consciencia.
Pero esa aspiración de los corazones valientes no es personal sino que es sentida por toda la humanidad, por los que en esta época están presos de sí mismos y no saben cómo caminar libres, sin cadenas ni ataduras.
Los corazones valientes darán siempre ese paso por todos los demás, para que sus hermanos también consigan hacerlo.
A esos corazones Yo los llamo “corazones victoriosos”, porque por encima de ellos está la concreción del Plan.
¡Les agradezco por guardar Mis Palabras en el corazón!
Los bendice,
Su Maestro y Señor, Cristo Jesús
Asociación María
Fundada en diciembre de 2012, a pedido de la Virgen María, Asociación María, Madre de la Divina Concepción es una asociación religiosa, sin vínculos con ninguna religión institucionalizada, de carácter filosófico-espiritual, ecuménico, humanitario, benéfico, cultural, que ampara a todas las actividades indicadas a través de la instrucción transmitida por Cristo Jesús, la Virgen María y San José. Leer más