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Queridos hijos:
La familia unida es el don más preciado de Dios. La familia es el tesoro original del Proyecto del Padre Eterno.
A través de los tiempos y de las diferentes humanidades, el arquetipo espiritual de la familia estuvo presente para que, en la unión entre sus miembros, se representara la virtud auténtica y espontánea que tiene cada familia.
Cada familia, para Dios, tiene un propósito de vida. Cada familia tiene una meta que alcanzar y concretar; pero esa concreción del propósito espiritual de la familia no se da por separado, sino que la familia, en el ejercicio perseverante del entendimiento, de la tolerancia y del amor, más allá de todas las cosas, permitirá expresar ese don espiritual que cada miembro de la familia tiene que manifestar.
En otros tiempos, como lo fue en la Sagrada Familia de Nazaret, ese Don de Dios, reflejado a través de la familia por medio de la caridad, del servicio y de la ayuda al necesitado, abrió las puertas internas para que nuevas familias se formaran, la célula del Proyecto de Dios se ampliara y las almas que formaron los grupos de familias pudieran alcanzar las mismas virtudes que una vez alcanzó la Sagrada Familia de Nazaret.
Hoy, los Sagrados Corazones de Jesús, de María y de San José, una vez más, emanan interna y espiritualmente el mismo impulso que fue gestado en el Sagrado Nacimiento de Jesús, para que las familias estén bajo el amparo y la protección de su propósito espiritual, a fin de que las familias del mundo, martirizadas y perseguidas por todas las amenazas de estos tiempos, puedan llevar adelante la expresión de ese arquetipo de familia, que es auténtico y original en cada familia que fue formada.
Por eso, la novena por las familias del mundo entero, en este mes de diciembre, nos recuerda que la familia es el centro de la Nueva Humanidad y el posible cumplimiento de la Voluntad del Padre a través de las familias.
Rezo todos los días por las familias.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre, la Virgen María, Rosa de la Paz
Cuando los corazones se unen en un clamor sincero, unen el Cielo y la Tierra y, como un manantial de luz, la Gracia y la Misericordia Divina descienden, lavando y purificando todo aquello que estaba oscuro, perdido, separado de Dios y de Sus Leyes.
Cuando la humanidad se une para manifestar un Propósito Celestial y sus corazones son verdaderos en la unidad y en el amor a Dios, toda la Creación contempla la Tierra, porque la Luz del Infinito, del más profundo Amor del Creador por la vida, emerge de Su Sagrado Corazón y cruza las dimensiones, llegando a la Tierra.
Es así que no solo los enfermos de cuerpo se curan, sino que también los enfermos de corazón, de alma y de espíritu reciben la cura.
Aquellos que tenían sus esencias perdidas en los abismos del mundo también reciben auxilio. Aquellos que lloraban desconsolados, por no tener esperanza, son aliviados. Aquellos que sufrían por las injusticias y los desequilibrios del mundo reciben un rayo de paz en lo profundo de sus corazones.
Cada vez que la humanidad ora más profundamente, más profundo es también el alcance de la Gracia y de la Misericordia del Creador; más profundos son los niveles de la consciencia planetaria adonde Su Amor puede llegar, porque Sus hijos le abrieron las puertas, le dijeron sí.
La oración es la gran puerta para la redención del mundo, es el camino a través del cual las Leyes Divinas llegan en auxilio de este planeta corrupto y lo hacen retornar al Pensamiento de Dios.
Los corazones de los hombres desconocen el poder de la oración, pero hoy les dijo, hijos: oren y no dejen de orar, con sinceridad y con verdad, pues es de esta forma que unirán los tiempos, curaran las esencias y recorrerán el camino de retorno a Dios.
Tienen Mi bendición para esto.
San José Castísimo
Queridos hijos:
Hoy tuve la dicha de escuchar a Mis hijos pidiendo por la cura de la humanidad y por el fin de la pandemia.
Confiemos en que, a través de este primer día de la novena, en los planos internos, las almas más necesitadas ya fueron congregadas por el amor de San Rafael Arcángel para ser ayudadas y aliviadas.
A través de la novena, los orantes irán ingresando en los diferentes niveles de la necesidad planetaria, y sus oraciones y canciones serán el puente que se construirá entre el Cielo y la Tierra, puente que San Rafael Arcángel utilizará para llegar a la Tierra y auxiliar a la humanidad.
Desde ahora, todos los ejércitos de San Rafael Arcángel se preparan para llegar al planeta y comenzar a trabajar, en los planos internos, durante estos próximos ocho días.
La unión y la adhesión de los corazones orantes fortalece el espíritu de cura en la humanidad y así, el planeta es también aliviado.
Como Madre de todos, estaré acompañándolos en oración y en súplica.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre, la Virgen María, Rosa de la Paz
Cuando Dios permite que la humanidad padezca ante los planes de Su enemigo, para que sus bases de arena se quiebren, tú, hijo, deja caer las frágiles y falsas moradas y entrega tu corazón a Dios para que Él construya tu fortaleza sobre la roca.
Cuando Dios permite que las almas débiles sucumban ante sus tentaciones y fragilidades más humanas, dejándose vencer por el enemigo, tú, hijo, repara en tu vida todo lo que te distancia de Dios y cierra las puertas a la obscuridad que existe en lo profundo de tu consciencia humana.
Cuando ves que el mundo es frágil y que el mundo interior de los hombres no encuentra sustento en lo que antes lo mantenía de pie, revisa en tu interior en dónde está tu fortaleza, en qué se sustenta tu pobre alma, y coloca tu corazón en el punto correcto de unión con Cristo.
Que las debilidades de las almas o del mundo no sirvan para que te sientas mejor que los demás, para que levantes tu dedo para señalar los errores ajenos y para colocarte en un lugar al que no llegaste, de santidad, entrega y madurez interior.
Que las fragilidades humanas sean siempre un espejo para ti, en el cual te debes mirar todos los días para transformar lo que ves, para curar lo que está enfermo, para arrojar afuera lo que se pudrió y fortalecer lo que es puro de verdad.
Profundiza más y más en el Corazón de Cristo. Busca el camino seguro para estar en Dios.
Tienes Mi bendición para esto.
San José Castísimo
El alma que se esfuerza en la oración abre las Puertas del Cielo y le da a Dios el permiso para que Leyes superiores actúen en la Tierra.
Esas Leyes descienden al planeta a través de su verbo orante, traspasan los niveles más profundos de su mundo interior y, entonces, llegan a aquellos lugares del mundo que más lo necesitan, conducidas por la pureza de intención del alma orante.
Orar de corazón es ingresar en el Corazón de Dios, es estar delante de Sus Libros Sagrados, en los cuales se escribe Su Plan para este mundo y para toda la vida, y así, delante de Su Verdad, el alma recibe de Dios el don de manifestar sus designios y la Gracia para hacer esto.
Orar de corazón, aún en el vacío y en el desierto, es caminar en la senda de la fe que, en lo invisible de los ojos humanos, atrae hacia la Tierra el verdadero potencial de las criaturas de Dios.
Orar es unirse a la Verdad. Por eso, hijo, aunque te sea difícil, aunque estés en el vacío o en la ausencia de toda sensación interior, sabe que es solo el despertar de la fe lo que necesitas vivir. La fe que te lleva a seguir orando, aun en el vacío; la fe que te coloca delante de Dios, aunque no lo sepas; la fe que te aproxima a quien verdaderamente eres.
Vive esa fe todos los días, busca ser conocedor de ella a través de la experiencia viva de la oración hecha con amor.
Tienes Mi bendición para esto.
San José Castísimo
Las esferas celestiales deben estar, cada día, más vivas dentro de ti. Tú, hijo, debes ser el portal hacia el Infinito, el puente hacia la Consciencia Divina.
Mientras el Tiempo de Dios no llegue a ocupar el lugar del tiempo del mundo y las almas permanezcan en la ilusión de sus confusas vidas, habrá batallas y habrá conflictos entre los planos y las realidades que cohabitan en el planeta.
Por eso, te digo que tu unión con lo que es real se debe consolidar desde adentro hacia afuera, desde lo profundo de tu ser, para después llegar al mundo.
Cuando oras, cuando buscas a Dios en silencio, cuando te unes a los sonidos de lo sagrado, cuando adoras a tu Señor en Espíritu y en la Eucaristía, creas caminos y formas para que tu consciencia profundice en vibraciones más elevadas y para que tu esencia pueda reconocer y expresar las esferas celestiales.
Por eso, mantén tu corazón en lo Alto. Permite que se profundice en ti el contacto interior con el amor, la Gracia y la realidad divina.
Que se abran los ojos de tu espíritu y el sentir profundo de tu corazón, porque siendo así, hijo, estarás en paz y fuera de las dimensiones del conflicto que se expanden por el mundo.
Tienes Mi bendición para esto.
San José Castísimo
Los desiertos, hijo, son vividos en diferentes etapas de la entrega y de la transformación de los hombres.
A lo largo de su crecimiento interior, el Creador trae muchas veces a Sus hijos hacia el desierto. A veces de forma rápida y simple, y a veces de forma profunda y prolongada que parece no tener fin.
El desierto es un estado interno de vacío en donde el Creador retira de Sus hijos y amigos todas las consolaciones de la Tierra, todo sentir, todo afecto, todo aquello que el ser espiritual crea como apoyo y, a veces, como trampolín en su camino hacia la vida interna.
Todo esto le es retirado para que, así, la consciencia aprenda a sustentarse en bases puramente espirituales, en el conocimiento y en la experiencia de Dios que nace de la fe y de la vivencia del vacío.
Consolida tu unión con Dios por la simple certeza de que Él está presente, aunque no se haga sentir, oír o ver.
El desierto puede ser visto como áspero y doloroso, pero en verdad, hijo, el desierto es la invitación de Dios para que las almas alcancen una unión profunda y directa con Él, distante de las ilusiones y de los sentidos, distante de las dimensiones de la materia y de todo lo que las compone.
El desierto es la invitación para lo que es real, pero para cruzar este desierto no basta el conocimiento. Necesitas descubrir la ciencia de la humildad, de la rendición y de la entrega, la ciencia de lanzarse en las Manos Divinas y saber que Su Voluntad es perfecta, tanto en el oasis como en el desierto, tanto en los templos llenos de almas que despiertan como en el calvario lleno de almas que desprecian.
Por esto hablo sobre el desierto, para que aprendas a amarlo y a aspirar por él. No para aspirar al sufrimiento, sino para aspirar a una unión directa, profunda y verdadera con Aquel que te creó y que te invita a expresar la semejanza con Su Corazón.
Tienes Mi bendición para eso.
San José Castísimo
En el principio de la Creación Divina, aun antes de la existencia de los ángeles y arcángeles, de las dimensiones y de las estrellas, el Creador escribió una historia en el Espejo de Su Corazón. Hizo nacer un pensamiento de Su Amor y lo manifestó en colores y en sonidos. Para verlo, lo reflejó en un Espejo que emanó de Su interior y todo comenzó a plasmarse, desde un puro sentir divino.
La historia pensada por Dios y escrita de forma inmaterial en el Espejo de Su Corazón fue repartida entre las dimensiones y colocada en el interior de cada una de Sus criaturas. Todos los hijos de Dios guardan, en sí, una parte de Su Pensamiento. La historia de la Creación se completará cuando todos esos espejos se vuelvan a reunir en uno solo y todo lo que estaba escrito en cada uno de ellos se haya manifestado.
La historia inmaterial, escrita en los espejos, toma vida cuando los seres encuentran la Voluntad Divina en el propio interior y cada paso dado para el cumplimiento de esa Voluntad se torna una información de luz que colma su espacio inmaterial en los espejos de los corazones. Es como si con sus vidas, hijos, pintaran el diseño de la Voluntad Divina para cada uno de ustedes. Este Arte Universal, plasmado en los espejos, se completará cuando todos regresen al Corazón de Dios.
Para manifestar esta Obra Divina, busquen esa Voluntad en los espejos de sus corazones y exprésenla. Encuentren allí los misterios del Origen, el camino de retorno y el sentido del presente, del ahora. Todo esto está en su interior.
Su Padre y Amigo,
San José Castísimo
En donde las almas clamen por paz y se unan con el único propósito de establecer la paz en el mundo, allí Dios estará.
El Creador escucha la voz y las súplicas de Sus hijos, escucha lo más profundo de sus almas que despiertan. Con un mínimo esfuerzo de elevación, las Manos de Dios se extienden hasta la Tierra y alzan las almas hacia Su Corazón.
El Festival de la Juventud por la Paz es ese momento, hijos, en el que las almas encuentran aliento y respiro; los jóvenes encuentran el sentido, la esperanza y la fuerza para seguir con su misión de transformar este mundo y hacerlo retornar al origen del Propósito Divino.
Aunque no sepan ni comprendan la ciencia de los acontecimientos espirituales, muchos jóvenes son tocados, liberados y rescatados por Dios. Mientras cantan, sus almas se liberan. Mientras se expresan con su voz, con su corazón, con palabras pronunciadas en poesías, en testimonios, en reflexiones; cuando sus sentimientos se manifiestan en pinturas, en fotografías, en fin, en aquello que llaman arte; es así, de esta forma simple, que el Creador silenciosamente toca sus almas. Es así que su Madre Celestial, humildemente, transforma los corazones y les muestra el camino por donde deben seguir.
El Festival de la Juventud por la Paz es una puerta a la nueva vida, por la que las almas reconocen el camino y reciben la bendición divina para recorrerlo.
Reverencien este momento porque los que despiertan serán los precursores de la nueva vida sobre la Tierra, serán los que darán testimonio de su redención al Infinito, serán los que retornarán al Origen con la consciencia plena de su misión cumplida y ofertarán a Dios la renovación de Su Amor y de Su Creación.
Esto es el Festival de la Juventud por la Paz, la puerta a un nuevo camino, a un nuevo tiempo. El primer impulso de un despertar que culminará con el triunfo del Corazón de Dios.
Así es como deben verlo y con ese amor acompañar su crecimiento, su madurez y su expansión.
Tienen Mi bendición para esto.
Su Padre y Amigo,
San José Castísimo
Descansa tu corazón en el amor a Dios. Renueva tus fuerzas en Su Cruz, creciendo todos los días en tu entrega.
Restaura tu espíritu en la oración, en la unión con la Jerarquía, en el silencio y en la paz para que, después de cada Misión cumplida, tu espíritu esté listo para dar un nuevo paso, ascendente, más intenso y profundo que los anteriores.
Así, hijo, abrirás tu corazón para el Tiempo de Dios y prepararás no sólo tu espíritu, sino también tu cuerpo, mente y emociones para cruzar los umbrales hacia una nueva vida.
Agradece a Dios por todo en tu vida, porque la gratitud atrae del Universo la renovación y la paz.
Une tu corazón al Propósito Divino, diciendo siempre "sí" a Dios, y así Él te renovará y te ayudará para que todo lo que eres se supere cada día más, para que los frutos del amor emerjan de tu esfuerzo, del árbol de la nueva vida.
Tienes Mi bendición para esto.
Tu Padre y Amigo,
San José Castísimo
Toma con tus manos el rosario y ora por este mundo.
Arrodíllate delante del Sagrario y ora por este mundo.
Adora al Cuerpo Eucarístico del Señor, orando por este mundo.
Confiésate con Cristo y con Dios, limpiando tu corazón para que todos los corazones sean limpiados a través de ti.
Renuncia a las distracciones y a los deseos humanos para que el mundo alcance la paz.
Da un ejemplo de servicio, en el silencio de tu corazón, para ofrecer una reparación a Dios.
Que tu vida ya no sea para ti. Ya no te pierdas en los laberintos de tu mente y de las tentaciones humanas.
Únete a tus hermanos para establecer la paz. Ora por la santidad del prójimo y de todos los seres. Sé, en tu vida, un camino para que otros encuentren a Dios.
No seas una tentación y una distracción para tus hermanos. Sé paz y unidad con Dios.
Renuncia a ti mismo y abraza el desafío del vacío.
Haz de ti, cada día más, un instrumento del Creador, porque el mundo lo necesita.
Tu Padre y Amigo,
San José Castísimo
A veces las almas pierden la unión Conmigo, porque pierden la fe en todo lo que he pensado para ellas, lo que trae como resultado la vivencia y la experiencia del sufrimiento.
Por esa razón, la llave fundamental está en la entrega de las almas al Corazón del Redentor, porque en esa entrega las almas tienen la posibilidad de trascender el control y el poder sobre las cosas.
Al contrario, cuando las almas no viven de verdad esa entrega, por diferentes razones, ellas se sumergen en las corrientes del mundo y quedan vulnerables, sin protección ni resguardo de la energía divina.
Esto sucede porque las almas no tienen la seguridad y el impulso suficientes para dejarse transformar por algo superior y desconocido a sus raíces.
El puente de la entrega permitirá que el alma siempre se beneficie, permitirá que todo se supere y se trascienda. Solo el alma debe dar el permiso para poder hacerlo.
¡Les agradezco por guardar Mis Palabras en el corazón!
Los bendice,
Vuestro Maestro, Cristo Jesús
Oren por Brasil, por su pueblo, por sus Reinos, por la vida que habita en él y que debe tornarse sagrada.
Oren para que haya amor en los corazones, unidad entre los seres y respeto mutuo entre los hermanos colocados por Dios en una misma nación para cumplir con el Propósito Divino.
Oren para que el amor no se pierda del interior de los seres y que estos puedan hacer de las pruebas que vendrán oportunidades de superación en el amor y en la paz.
Oren por las culturas y por las razas para que encuentren la unidad en su esencia, en la certeza de que toda la vida surgió de una Fuente única y a ella debe retornar.
Hijos, nuevamente les digo que el mundo está agonizando y las naciones están adentrándose en el ciclo intenso de su purificación. Por eso, oren por las naciones y por sus pueblos, oren por los Reinos de la Naturaleza y por las culturas. Colmen sus corazones con la certeza de que una oración sincera hace descender de los Cielos la fortaleza que transforma las pruebas de estos tiempos en renovación del Amor de Dios, así como Su Hijo transformó el sacrificio de la Cruz en superación del Amor.
Oren, hijos, para mantener el Cielo unido a la Tierra y los corazones unidos a Dios.
Muchas veces, ustedes oran para detener los acontecimientos, oran para que no les suceda esta o aquella cosa y se frustran por no ver los resultados de sus oraciones. Pero, en tiempos de purificación, sus oraciones no serán para detener los acontecimientos porque muchas veces lo que el planeta vive es parte de la elección de la humanidad y se manifiesta a través de la Justicia Divina.
Sus oraciones deben ser para fortalecer los corazones en el amor, para que las naciones y las almas no pierdan su unión con Dios, para que lo que suceda en este mundo los lleve a superar el Amor de Dios y de Su Hijo. Porque esta es la cruz de estos tiempos y, a través de ella, deben unir las dimensiones e ingresar en un nuevo tiempo y en una nueva vida.
Por eso, oren. Oren para que el Propósito y la Voluntad de Dios se establezcan. Oren para que la fortaleza de los corazones esté en Dios y no en el mundo. Oren para que el amor crezca en los corazones. Oren por un nuevo tiempo, por una nueva raza, por una nueva vida. Oren, finalmente, por la paz.
Tienen mi bendición para eso.
Su Padre y Amigo,
San José Castísimo
Hijos:
Así como la luz de Aurora deberá volver a emerger en la superficie para llevar adelante su propósito y cumplir su misión, de la misma forma la luz de Mirna Jad deberá emerger en la superficie para cumplir su propósito y llevar adelante la esencia de su existencia.
Este es el tiempo de la integración y de la unión de las bases internas entre hermanos a fin de que la necesidad planetaria sea atendida, dada la emergencia de estos tiempos.
Es esa unión sagrada entre los Centros de Amor lo que permitirá expandir la tarea y responder a todas las necesidades.
Llegó el momento de abrirse a los cambios para que todos puedan vivir la transformación y la redención que en estos tiempos el Universo les ofrece.
Será en ese ejercicio de integración que todo se cumplirá conforme al Pensamiento Divino y que los tesoros inmateriales saldrán a la luz para colmar a los corazones y curar a las almas heridas.
Vigilen por esa unión fraterna entre hermanos y constituyan ese pilar que la Jerarquía Espiritual necesita para llevar adelante el Plan Divino del Creador.
Reciban con júbilo este anuncio. Es hora de confirmar esa hermandad interna entre los seres para que sean capaces de colocar primero el amor por el Plan antes que el amor por ustedes mismos.
Tienen las llaves para ser conducidos hacia esa meta. En esa unión interna construirán los puentes de luz para la llegada de la Gran Hermandad.
Tienen Mi bendición maternal para eso.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Querido hijo:
Cada alma que se entrega a Dios para poder vivir la vida divina, aun estando en la Tierra tiene que aprender a trascender la dualidad interior.
Es como una matriz inconsciente y autónoma que lleva, en muchos casos, a la condenación espiritual de las almas porque la dualidad está impregnada de la voluntad propia.
Eso genera que las almas de la Tierra, al cabo del tiempo, sufran las consecuencias de las decisiones tomadas.
En el camino espiritual es semejante. Pero es mucho más difícil trascender la dualidad en el ser humano, ya que la superación de los infinitos aspectos de la dualidad es una victoria para el alma que se aventura en esa misión porque, verdaderamente, los aspectos de la vida, los que juegan en contra del verdadero amor son vencidos, y el espíritu encuentra la libertad que Dios quiere que viva; una libertad que solo el Universo puede conceder al alma que busca la unión con lo divino.
En ese ejercicio de trascendencia de la dualidad existen batallas internas, encrucijadas y desafíos que solo se superan con determinación y fe en el corazón.
Después de todo eso, la consciencia encuentra el paraíso interior.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Los árboles y la vida - Parte III
A pesar de que el potencial de los árboles esté vivo y ellos expresen puramente el amor a Dios a través de su belleza, de su armonía y de su elevación, la tarea de los árboles en este planeta aún no se cumplió.
Como todos los seres, los árboles también llegaron al mundo para vivir un aprendizaje de amor, pero lo que diferencia el aprendizaje de los Reinos de la Naturaleza del aprendizaje de los seres humanos es que los Reinos necesitan de la expresión de amor de los hombres para evolucionar.
Los árboles cumplen su función de mantener la unión entre el Cielo y la Tierra y están siempre inspirando a los corazones a volverse hacia Dios y hacia el propio interior. Pero en la convivencia de los árboles entre sí, en los bosques, en las selvas, ellos muchas veces expresan características propias de la condición retrógrada de este mundo, como la competencia y la lucha por la vida, destruyendo así la vida de otros árboles.
Para que los Reinos expresen el amor absoluto, ellos necesitan recibir ese amor. Los árboles están constantemente intentando auxiliar a los hombres, para que un día ellos perciban que la evolución solo se completa cuando la ayuda es mutua.
Yo, les digo estas cosas, hijos, porque todo lo que Dios manifestó en la vida fue para conducirlos a grados mayores de amor. Y ahora que ya está en su consciencia el Mandamiento mayor de que ustedes deben amar al prójimo como a sí mismos y a Dios por encima de todas las cosas; Yo vengo, hoy, a completar este Mandamiento, porque la consciencia humana ya está preparada para comprender:
Amen al prójimo y a los Reinos de la Naturaleza como a sí mismos y a Dios por encima de todas las cosas.
Así, ustedes comprenderán que el Padre está en todo, en el prójimo como en los Reinos, dentro de ustedes y en todo su alrededor.
Su Padre y Amigo,
San José Castísimo
La paz es la llave más importante para la elevación de la consciencia humana en estos tiempos.
Si la paz está unida a la oración y al canto, se construye un potentísimo puente de unión entre el universo material y el universo espiritual.
Ese puente de unión, elevado y erguido a través de la oración y del canto que promueve la paz, llega a las almas que han perdido la esperanza y el ánimo de seguir viviendo, y toca todo lo que necesita de cura interior y espiritual.
La paz en el mundo solo puede establecerse a través de la oración y del canto que se ofrecen a Dios para que Él, como Padre Misericordioso y Compasivo, cambie el destino de toda la raza humana.
Cada vez que ofrecen una nueva oración o un nuevo canto, ustedes crean la condición espiritual para que poderosos caudales de gracia y de misericordia desciendan sobre el mundo y sobre la humanidad.
Especialmente el canto abre los Cielos, porque la voz es uno de los mayores instrumentos que el Padre creó para que Sus hijos lo alabaran y, con simplicidad, se unieran a Él.
Los animo, en este tiempo, a seguir profundizando en este ejercicio para que más gracia y más misericordia lleguen a la humanidad.
¡Les agradezco por ofrecer sus voces a Dios!
Los bendice,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Sé firme en la oración y en la unidad con tus hermanos, con la certeza de que estás en el lugar correcto y que en este tiempo no hay otro lugar para estar, sino en donde está la Jerarquía, en donde Dios te permite servir al planeta y despertar el amor.
Silencia las dudas en tu corazón fortaleciendo tu fe. Ora por la paz en las naciones, porque así, no solo estarás clamando por el planeta, sino que también estarás creando una red de luz que, por medio de la unidad entre los orantes, consolida y protege la Obra de los Mensajeros Divinos en el mundo.
La Oración por la Paz en las Naciones, hijo, fue una gracia que Dios te concedió para que, dondequiera que estés, te sientas unido a tus hermanos y, sobre todo, a tu Madre Celestial. En Su Divino Corazón, María Santísima acoge todas las súplicas y las intenciones verdaderas y las convierte en fuente de redención y de salvación para las almas y para los Reinos de la Naturaleza presentes en el planeta.
Debes saber, hijo, sobre la importancia de la Oración por la Paz en las Naciones en los tiempos de transición, porque tu verbo, unido al de tus hermanos, superando fronteras y diferencias, mantendrá en tu interior todas las Gracias que el Padre te concedió; te ayudará a multiplicarlas y a madurarlas dentro de ti para que ellas te transformen en un pacificador en este mundo que tanto necesita de paz.
Si oras todos los días por la paz en las naciones y abrazas este propósito como una prioridad en tu vida, estarás abriendo camino para que la Misericordia de Cristo, tu Señor, siga derramándose sobre el mundo y para que tu Madre Celeste le conceda al mundo un tiempo mayor de paz; esa paz que no depende de los acontecimientos que se precipiten sobre la Tierra, porque dentro de ti ella será inmutable.
Confía en lo que te digo y ora por el establecimiento de la paz; para que, como tú, otros seres de la Tierra puedan despertar y sentir la Paz y el Amor de Dios en sus corazones.
Tu Padre y Amigo,
San José Castísimo
Deja que tu alma y tu corazón sientan el dolor del Corazón de Dios por Sus hijos que se pierden en este mundo.
Deja que tus oraciones sean un bálsamo que repare el Corazón del Padre y que las lágrimas que caen de tus ojos, por la perdición y por la ignorancia de las almas, laven y curen las heridas de tu Creador.
Cada alma perdida es una llaga en el Corazón de Dios. Cada hijo Suyo que niega o que rechaza la posibilidad de aprender sobre el amor y superarse en el amor, es una herida que se abre en el Corazón del Padre, porque una parte de ese Santo Corazón es arrancado y colocado, por libre y espontánea voluntad, en los abismos oscuros de este mundo.
Ora, clama y deja que tu clamor sea como un aliento para Dios, porque tu oración se transforma en una luz que ilumina la mirada de los que están en la oscuridad para que puedan comprender sus errores y arrepentirse de ellos.
Ora por las almas que se arrepienten para que ellas reciban una oportunidad de salvación, y ora por los que están ciegos y que permanecen en el engaño, sin querer ver la luz.
Haz de tu oración un manantial de Misericordia y de reparación, porque cuando oras tú te unes al Padre y Él vierte Su Misericordia sobre el mundo.
Cuando la Misericordia toca a las almas perdidas, ellas retornan al Corazón de Dios y aquella parte que le faltaba comienza a repararse.
Por eso, ora hijo, ora, clama, ten sed y ansia de curar el Corazón de Dios, abriendo el camino para que las almas retornen a Él.
Tienes Mi bendición para eso.
Tu Padre y Amigo,
San José Castísimo
Clama por la paz en el mundo, pero también vive la paz en tu corazón. Únete a la Fuente de Paz del Universo, a la Consciencia de tu Dios y Señor, al Corazón de tu Madre y Señora.
Únete a Aquellos cuya paz es inalterable, que ni la mayor de las indiferencias o el más grave de los ultrajes puede hacer extinguir la paz en Su interior.
La paz es la certeza del triunfo de Dios más allá de la apariencias y más allá de las posibles derrotas en el camino.
La paz es la Sabiduría y el Conocimiento de Dios. Aquel que sabe a Dios y en Él vive no pierde la paz, porque reconoce que Su Voluntad está más allá de toda la vida; que todo lo que fue creado pertenece a Su Corazón. Para renovarse y para dejar que Sus hijos crezcan, el Creador observa y respeta la actuación de las Leyes, sin embargo, con un soplo Suyo la Vida se hace y se deshace.
Únete, entonces, a esta Fuente inalterable de Paz, no para que seas indiferente a lo que sucede a tu alrededor, en el mundo o dentro de ti, sino para que crezcas y puedas retirar de tus ojos las nubes y las oscuridades que traen la falta de paz y, así, puedas ver los acontecimientos con ojos de Verdad y contemplarlos con comprensión y sabiduría.
Une tu corazón a la Fuente inalterable de Paz para que puedas mirar hacia tu propio interior y saber por dónde comenzar. Si tu corazón está en paz, podrás dar un paso por vez, sin prisa y sin temor, en esta gran escalera que te lleva al Cielo, que es la escuela de la Tierra.
Busca, hijo, estar sinceramente en la Paz de Dios.
Cuando veas tu corazón perturbado y tu consciencia adentrando en los abismos de la incomprensión humana, que comienzan siendo pequeños y rápidamente se tornan grandes, rézale a Dios y pídele:
Señor, coloca mi corazón en Tu Fuente de Paz.
Hazme sentir un poco de Tu Paz dentro de mí.
Yo, que soy Tu fruto, parte viva de Tu Creación,
célula Tuya, busco la renovación y la superación en Tu Amor.
Ayúdame a estar en Ti, para que en Ti supere estos tiempos.
Trae Tu Paz a mi corazón y, a través de mí, irradia Tu Paz al mundo.
Amén.
Así, simple y sinceramente, habla con Dios y crea un hilo de amor con el Corazón del Padre, para que, sin saberlo, finalmente abandones lo que eres y permitas que tu Creador te transforme y te convierta en un instrumento Suyo en este mundo.
Tienes Mi bendición para eso.
Tu Padre y Amigo,
San José Castísimo
Asociación María
Fundada en diciembre de 2012, a pedido de la Virgen María, Asociación María, Madre de la Divina Concepción es una asociación religiosa, sin vínculos con ninguna religión institucionalizada, de carácter filosófico-espiritual, ecuménico, humanitario, benéfico, cultural, que ampara a todas las actividades indicadas a través de la instrucción transmitida por Cristo Jesús, la Virgen María y San José. Leer más