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40 días con Jesús a través del camino cuaresmal
"¡Oh, sagrado pueblo de Israel!,
camina y atraviesa el desierto,
no buscando ya la Tierra Prometida,
porque vive y habita en tu corazón.
Recoge del suelo el Maná que te fue enviado del Cielo
y en gratitud aliméntate de Dios,
para que toda tu descendencia sea un pueblo fuerte,
fiel y obediente a los Mandamientos del Señor, tu Dios.
¡Oh, sagrado pueblo de Israel!,
que te has extendido por toda la Tierra,
retorna al principio y al origen del Propósito
que una vez te manifestó".
Cristo Jesús
A los jóvenes buscadores del Gran Corazón Pacificador de Cristo
Hijos:
Un corazón pacificador es aquel que tiene claro, dentro de sí, el camino que quiere recorrer.
Un corazón pacificador está dispuesto a ir más allá de sí mismo, en pro del bien y de la paz en la humanidad.
Un corazón pacificador reconoce la necesidad y la atiende para poder aliviarla.
Un corazón pacificador no se defiende ni tampoco se justifica. Él siempre busca estar atento a las señales internas.
Un corazón pacificador sabe por qué está en este mundo y para qué ha venido a la humanidad.
Un corazón pacificador se alegra por el logro del semejante y se esfuerza para que los demás lo puedan superar, porque un corazón pacificador sabe que no tiene nada que ganar ni nada que perder, ya que su ardiente aspiración es ayudar a que todos alcancen sus sueños.
Un corazón pacificador ama a la Creación y trabaja secretamente para que cada día la naturaleza sea reparada.
Un corazón pacificador no eleva su voz ni tampoco reafirma sus propias ideas, sino que está receptivo y abierto para aprender de las posibles diferencias.
Un corazón pacificador mantiene viva su aspiración de servir al Plan de Dios y nunca deja de sostener el estandarte de la paz.
Un corazón pacificador busca las Huellas del Maestro, porque en ellas está el camino, en ellas encuentra la verdad, en ellas comprenderá la vida, las experiencias y los aprendizajes.
Un corazón pacificador trabaja por alcanzar sus metas y lucha por expresar sus dones y talentos.
Un corazón pacificador no retrocede, sino camina, teniendo presente que cada uno de sus pasos será bendecido por la Gran Luz.
Un corazón pacificador impulsa el cambio, renueva las formas y concreta las aspiraciones que tiene el Gran Corazón Pacificador que es Cristo.
Que los buscadores del Gran Corazón Pacificador, que en estos días se reúnen y se unen por un Propósito Mayor, reciban las bendiciones de su Madre Celeste, para que todos los jóvenes pacificadores sean las nuevas semillas que se plantarán en la venidera Tierra Prometida.
Los bendice en este día y les agradece por responderle a Dios,
Vuestra Madre, la Virgen María, Rosa de la Paz
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
He aquí el planeta a Mis Pies, siendo irradiado por los Rayos de Mi Corazón Misericordioso.
He aquí las almas en este planeta azul, en la escuela de la redención y del perdón.
Yo Soy parte de este sagrado planeta, Soy parte de la humanidad porque nací entre ustedes, viví entre ustedes, prediqué para ustedes y sufrí por ustedes, por una sola causa, por causa del Amor de Dios.
Por eso, quiero que, en esta nueva Maratón de la Divina Misericordia, contemplen ante ustedes al planeta y todo su sufrimiento; para que los Rayos de Mi Insondable y Divina Misericordia, que brotan de Mi Corazón, puedan abrazar aún más al mundo y a las almas, especialmente a las condenadas al fuego del infierno.
Por eso, hoy les hablo y Me presento a todos Mis compañeros, a todos Mis discípulos y discípulas, desde el Sagrado Montserrat, desde donde hace eco la Voz de Dios, a través de los planos internos de los que tienen el corazón abierto para poder escuchar y reconocer la Presencia del Señor.
Hoy, estoy una vez más aquí con ustedes, por todo el planeta, por sus océanos y Reinos, por sus florestas, sierras y montañas, por toda la vida y por toda la Creación, gravemente ultrajada en este tiempo por la mano del hombre, por la inconsciencia de los que ambicionan el poder.
Pero, He aquí Mi Corazón Insondable que no deja de derramar Sus Gracias sobre el mundo y sobre todo el universo.
He aquí el Corazón silencioso de Cristo, que padece los martirios y los pecados de la humanidad. El Corazón de Cristo que se ofrece una vez más por las almas; el Corazón que se abre como una gran puerta para que todos la puedan cruzar, sin excepción.
Mis Rayos, los Rayos de Mi Corazón, necesitan llegar aún más al planeta, a toda la esfera terrestre. Graves son los errores que se cometen en este tiempo y ustedes ya lo saben. Pero aún el cambio de la consciencia no está sucediendo; no en la mayoría, sino en una minoría.
Es necesario seguir orando de verdad y comprometerse con la fuerza y el poder de la oración, porque mientras esto no suceda, mayores serán los ultrajes del mundo, mayor será el peso de la Ley y sus consecuencias.
Es momento de que puedan ser irradiados por la Luz de Mi Corazón, como muchas veces lo hice por Amor y Misericordia.
No permitan que las puertas de Mi Gracia se cierren. Abran esas puertas de par en par a través de su consagración y de su servicio no solo al Reino Humano, sino también a todos los Reinos de la Naturaleza, para que el dolor de los más inofensivos Reinos de este mundo sea aplacado y aliviado, aunque sea un acto pequeño o anónimo. Esto ya aliviará mucho el sufrimiento del mundo y de los Reinos.
Para que nazca una Nueva Humanidad, para que surja un nuevo planeta, es necesario que invoquen, a través de la oración, la Ley de la Cura; porque muchas heridas aún deben ser sanadas, muchos acontecimientos dolorosos deben ser disueltos para que triunfe el Amor de Dios en todas Sus Criaturas.
En esta Maratón y antes del importante mes de agosto, en el que la Jerarquía Espiritual tomará nuevas decisiones sobre este Proyecto Humano, vean aquí a Mi Corazón Misericordioso, derramando la Sangre y el Agua, a través de Sus Rayos, sobre este planeta herido y ultrajado.
Que se levanten de los abismos.
Que se levante de los abismos el pueblo de Israel, caminante incesante del desierto en la búsqueda de la Tierra Prometida, que ya no es una promesa, sino una realidad.
Esta es la Tierra, este es el planeta prometido por Dios a Sus Hijos y Criaturas. Den valor, reverencien y respeten sus riquezas naturales y espirituales; porque muchos son los tesoros que se guardan en los mundos internos, son las llaves de la redención para toda la humanidad, son los nuevos atributos que emergerán de los Reinos Internos hacia la superficie, a fin de reconstruir, en Mi Retorno, todo este planeta.
Que venga a Mí el antiguo pueblo de Israel y que camine en confianza, sin perder la esperanza ni la fe. Aunque vean en este mundo cosas increíbles o hasta inexplicables, no se detengan.
Que la luz de la oración guíe sus pasos y que este sendero, que les manifiesta la luz de la oración, los lleve a encontrar el Propósito en lo más profundo de su ser. Allí, estarán en comunión Conmigo y con el Padre, porque en lo más profundo está el Templo de Dios, Su Casa, en las esencias de Sus Hijos de toda la vida.
Que nadie más tenga la intención de abortar la vida.
Que nadie más tenga la intención de levantar un arma para herir y lastimar.
Que ya no se escuchen las bombas y las armas entre hermanos de un mismo pueblo y una misma raza, porque vendré a detener todas estas cosas, así como lo hice en el tiempo pasado.
Pero Mis señales no serán simbólicas, sino contundentes. Marcaré en el suelo una línea entre el pasado y el futuro, entre el viejo tiempo y el Nuevo Tiempo, y todo comenzará de cero. Por eso, sigan caminando a través de Mi Luz en este tiempo crucial de desafíos y de nuevas experiencias.
Aunque Mi tiempo con ustedes ya está terminando, que Mis Palabras resuenen por siempre, para que puedan reconocer la Voz del Retorno del Señor que será escuchada en todo el universo, así como la tormenta es escuchada en el cielo.
Así, los preparo para el último y gran tiempo. Y, a través de la Presencia de Mi Padre, los renuevo, y les vuelvo a dar y a entregar Mi Paz.
Que esta Maratón no sea vivida bajo un sentimiento de obligación, sino de responsabilidad espiritual, de quien está despierto y consciente de que estamos en la última hora y en el último tiempo, y de que una cuenta de la oración podría detener una guerra y la destrucción de pueblos enteros, de vidas enteras.
Que todos los que se consagraron a Mí sean responsables. Han de representarme en el fin de estos tiempos, así como Mis apóstoles del pasado Me representaron cuando Yo ya no estuve más físicamente con ellos.
El Espíritu de Dios no faltará, vendrá como en Pentecostés, como una flameante llama sobre sus cabezas para darles el Discernimiento y la Sabiduría de Dios, para que ayuden a otras almas y se donen por ellas.
Así el gran cambio será una realidad y no una promesa. Así todo será transfigurado, como el Señor fue transfigurado en el Monte Tabor.
Sean valientes y persistan. Mi Corazón está cerca de los consecuentes.
Les agradezco por escucharme y por reconocer al Señor en lo más íntimo del corazón, en donde existe la vida divina para todas las almas.
Yo los bendigo, en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Segundo Mensaje
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
He aquí Mi Tierra Prometida, la Tierra de Galilea, el llamado interior de Cristo que resuena a través de los tiempos y es inextinguible.
Escuchen este Llamado, que resuena desde el corazón del universo, de la gran civilización de Andrómeda que prepara, en los mundos internos, la próxima llegada del Señor, Su esperado Retorno.
Hoy, Me alegra poder estar aquí. Ansiaba este momento de encontrarme con aquellos que siguen Mis Pasos, a pesar de sus dificultades y de sus pruebas.
Me alegra encontrarme con los Míos, con aquellos que no se cansan de decirme sí. Aunque no comprendan lo que esto significa, ese sí mueve a todo el universo y a la Creación.
Por eso, hoy, estoy aquí para volverles a presentar Mi Retiro Espiritual latente en el corazón de Tierra Santa, al cual hoy los invito a ingresar internamente en espíritu, en esencia y en alma, para que puedan recibir los códigos que Yo sembré y deposité en ese lugar a través de cada uno de Mis hechos y de Mis pasajes.
Lo más importante de todo esto, compañeros, es que hoy sus mundos internos vuelven a recordar lo que muchos vivieron en esas tierras lejanas, a través de la Palabra del Señor, a través de la Presencia del Señor, a través de la cercanía del Señor. Cada uno de esos momentos, hoy vuelve a despuntar en el horizonte del corazón de cada uno de los Míos.
No podía esperar mucho tiempo sin volver a Brasil, porque este lugar fue digno al recibirme y al aceptarme, al reconocer Mi Llamado y al seguirlo, desde la fundación de esta Comunidad-Luz Figueira.
He aquí el Señor del Árbol de la Vida que viene a renovar el Árbol de Figueira, que viene a traerles en este momento sus orígenes y sus principios, las bases que fueron fundadas a través de los autoconvocados, de los que escucharon el llamado y el mensaje a través de la Instrucción y que ha resonado permanentemente a través de los tiempos, y aunque no lo sepan esto ha hecho eco en las estrellas desde la ascensión de su instructor y maestro José.
Hoy, Él está aquí presente Conmigo, para que puedan vislumbrar y contemplar internamente que es posible vivir la transformación y la redención.
A través de José, Yo estuve presente aquí durante mucho tiempo, en cada momento de Instrucción como en cada momento de manifestación de esta Comunidad-Luz y de otras, en cada labor diaria y en cada momento compartido.
Hoy, compañeros Míos, Mi Retiro Espiritual en Galilea se une al Retiro Espiritual de este lugar, bendecido por las Gracias del Padre Eterno, para que sus almas y las almas de sus hermanos del mundo entero vivan una síntesis interior y un momento de renovación.
Por eso, Yo les digo que aún no todo terminó. En esta Obra de la Jerarquía, que se ha expandido en el mundo a través del servicio y de todas las misiones humanitarias, en este momento ustedes están vislumbrando los frutos del esfuerzo de muy pocos, pero esfuerzos verdaderos que solo Dios conoce en Su Corazón.
Por eso, Yo los invito a no temer más. Los tiempos, que ustedes y sus hermanos están atravesando, son tiempos complejos y tiempos dolorosos; pero no se olviden de que Yo estoy aquí y siempre estaré en sus vidas cuando Me llamen, cuando Me busquen, siempre que Me quieran encontrar.
Este lugar para Mí siempre será un Templo Sagrado en donde Dios, a través de Sus Jerarquías y de todas Sus herramientas, depositará la esperanza para el mundo, una esperanza que trae el Amor de Dios, el consuelo y la renovación para las almas.
Por eso, deben estar abiertos para recibir a todos los que llegan. Nunca le cierran la puerta a nadie, porque Yo podría estar detrás de cada uno de ellos.
Sean compasivos y la Sabiduría de Dios no les faltará.
Sean misericordiosos y la paz no acabará, porque el triunfo de Mi Amor aún está cerca.
Antes de Mi Retorno, esa victoria de Mi Amor se debe completar en ustedes y en sus hermanos. Recuerden que Yo les dije que se amaran los unos a los otros, así como Yo los amo sin condiciones.
Yo vengo aquí para traerles Mis más preciosas Reliquias Espirituales, las Reliquias que Yo deposité, por cada uno de los Míos, en Tierra Santa, y que hoy les presento a ustedes, espiritualmente, para darles la fuerza de la renovación, el poder de seguir adelante, superando estos tiempos, trascendiendo las formas, profundizando en los grados de amor.
En esta segunda visita, que hoy les hago, vengo por el Propósito Espiritual de este país y de las demás naciones, para que el Propósito de cada nación sea contenido, y los pueblos, de cada parte de esta región del planeta, encuentren el sentido de estar aquí, en este mundo, y la razón por la cual están aquí.
Lo que más quería en este día, compañeros, es poder estar aquí con aquellos que Me escuchan, con aquellos que reconocen Mi Voz, con aquellos que siguen Mis Pasos, superándose a sí mismos para dar testimonio de la cristificación, que comienza dentro de cada uno, en lo más pequeño, en lo que nadie puede ver. Es allí en donde Mi Obra comienza a realizarse, en la transformación de los corazones valientes, en el ánimo de los consecuentes, en la esperanza de los que viven Mi Llamado.
Recuerden que Conmigo ha venido el Arca de la Santa Alianza, reverentemente depositada en este lugar, en el corazón de esta Comunidad-Luz. Porque en esa Sagrada Arca está todo guardado, el pasado, el presente y el futuro, todos los códigos de la Creación vividos a través de los tiempos y de las civilizaciones en el universo y en la Tierra, en la entrega y en la vida interior de todos Mis compañeros.
Celebremos este momento con alegría y júbilo. Quiero ver en sus rostros la sonrisa de este momento sagrado, por todos aquellos que en el mundo no lo pueden vivir, por aquellos que en el mundo no Me pueden recibir.
Que esta comunión interna con el Maestro y Señor del Universo se pueda multiplicar en bendiciones y Gracias, no solo para ustedes, sino también para sus hermanos del mundo, especialmente para aquellos que viven la persecución, la guerra y los conflictos.
Quiero que esta Maratón sea una Maratón hacia dentro de ustedes, hacia la búsqueda incesante de su Cristo Interno.
Deseo que en esta Maratón puedan estar en su Cristo Interno, para que puedan estar en unidad Conmigo, por todo lo que su Redentor realizará durante este mes de mayo, junto con los demás Sagrados Corazones.
Les agradezco que presten atención a este pedido y que puedan seguir los impulsos del universo, impulsos espirituales que los colocarán en la sintonía correcta y en el momento correcto para poder comprender todo lo que hará la Jerarquía. Ya saben cómo hacerlo, es solo comenzar.
Hoy, quiero entregarles un mérito que no estaba previsto en Mis Planes, porque He visto la dedicación y también el esfuerzo verdadero que le han ofrecido a Mi Corazón durante la última Sagrada Semana, aun atravesando todas las tribulaciones.
¿Comprenden que estando en Mi Amor todo es posible?
Hoy, todos están aquí sanos y salvos, escuchándome, y tienen la Gracia de estar delante de Mí, así como Yo tengo la Gracia de estar delante de sus mundos internos.
El mérito que quiero concederles es una consagración especial para que, a partir del comienzo de esta próxima Maratón de la Divina Misericordia, puedan ingresar con mayor profundidad en todo lo que hará la Jerarquía, sabiendo que en estos tiempos están aprendiendo a sostener lo que el mundo no puede sostener por sí mismo, que están aprendiendo a apoyar lo que el resto de la humanidad no consigue apoyar conscientemente y que, especialmente, están aprendiendo a amar lo que el resto del mundo no ama ni considera.
Por eso, en esta Maratón reconozcan que es la hora de que se decidan a vivir Mi Escuela Crística, porque ya no hay tiempo. Y en Mi Escuela de Cristificación y de Amor aprenderán rápidamente si la aceptan; crecerán en dones, virtudes y santidad, y sus miserias ya no serán un problema, sino que su objetivo y propósito será servir a los demás, a los que están cerca y a los que están lejos, en la vida incesante de la oración para que este mundo se vuelva a equilibrar y pueda reencontrar la paz.
Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús:
Cristo dice que, con el permiso del Consejo de esta Obra, convoca aquí, a los pies de este altar, a las postulantes a auxiliadoras.
Vamos a traerle a Cristo los elementos de la consagración: las alianzas y los velos.
Nos mantenemos en sintonía y en unidad delante del Señor.
Y vamos a acompañar este momento, a pedido de Cristo, a través de la canción "Consagración".
Sirviéndonos de este momento, que nos ofrece Cristo para renovar nuestros votos, con la sagrada ley de la consagración y de la vida del espíritu. Sirviéndonos de este momento para que, delante del Corazón de Jesús, nos renovemos en nuestros votos, en nuestros principios y, sobre todo, en el servicio a Su Plan de Amor.
Nos preparamos.
Padre Celestial,
que Has concebido la vida en este universo,
para que Tus Hijos y Criaturas
Te reconocieran en su interior
y Te alabaran.
Te pido,
Altísimo Señor del Universo y de la Infinita Misericordia,
que bendigas estos elementos que a partir de este día
representarán la renovación para estos corazones,
que se postran delante del Rey Universal,
para servirlo incondicionalmente hasta sus últimos días,
a través de los votos que han sido concedidos
para todas las auxiliadoras.
Que estos elementos representen la unión Conmigo;
pero, sobre todo, que los mundos internos de estas almas
puedan restablecer su alianza Conmigo,
desposándose con el Cristo Redentor.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Canción: “Consagración”.
Hoy, Cristo está consagrando a esta hermana con el nombre de: Bethlehem.
Cristo está consagrando a esta hermana como: María de Judá.
Cristo está consagrando a esta hermana como: Sinaí.
Cristo está consagrando a esta hermana como: Betania.
Cristo está consagrando a la hermana como: María del Cenáculo.
Cristo está consagrando a la hermana como: Qumran.
Cristo está consagrando a la hermana como: María de Betsagé.
Cristo está consagrando a la hermana como: Eloheinuh.
Cristo está consagrando a la hermana como: Consuelo de Jesús.
Cristo está consagrando a la hermana como: Estrella de Israel.
Y tú que Me has sido fiel desde el principio y lo serás hasta el fin, que has agradado a Mi Corazón con tus obras, que has alegrado el Corazón de Mi Madre con tu generosidad, hoy quiero darte el nombre en esta consagración, un nombre muy sagrado para Mí y para Mi pueblo de Israel: Menorah.
Tu nombre para Mí, hoy será: Emmanuelle, en nombre al Creador.
Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús:
Y para consumar esta Consagración de las hermanas, vamos hacer la oración del Advenimiento de la Nueva Raza:
Señor,
que se cumpla el advenimiento de la nueva raza.
Que la humanidad pueda expresar su arquetipo.
Que la Palabra sea viva y construya Tu Templo.
Que se expanda en nosotros Tu misterio
y que se revele al mundo la verdadera existencia,
para que podamos reunirnos en Tu Nombre
y glorificar la perfecta unidad.
Amén.
¡Gracias, Señor, por cuanto nos das!
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Hoy, pueden estar más cerca de Mí, en lo alto de estas montañas de los Alpes, en donde Mi Sagrado Corazón reúne a todas las Jerarquías en solemnidad y devoción.
Hoy, pueden estar más cerca de Mí para acompañar el sentimiento profundo de su Maestro y Señor, Quien desde lo alto de estas montañas de los Alpes atrae hacia el mundo el Reino de Dios; ante un planeta ultrajado y herido, ante los Reinos de la Naturaleza violados, maltratados y lastimados por el hombre de superficie.
Desde lo alto de estas montañas de los Alpes, Mi Sagrado y Eterno Corazón hoy viene a contemplar a los heridos en la guerra, a todos los que escapan del terror y de la persecución.
Por eso, coloco a todos en Mis Brazos, principalmente a aquellos que están heridos por la guerra, lastimados por las armas; porque sus almas se pierden al estar luchando por algo que no tiene sentido; y esto trae consecuencias graves por la falta de paz, dejando a una gran parte de la humanidad en una dimensión incierta.
Pero hoy, confíen. Todas sus oraciones pronunciadas y ofrecidas a Mi Sagrado Corazón llenan el Reino de los Cielos, oraciones buenas de Mis discípulos y amigos, para que este mundo reciba una última oportunidad, una Gracia extraordinaria pero no merecida.
Porque aquí, sobre la superficie de este planeta, Mis compañeros, el Padre Eterno sabe que existen muchas almas inocentes y buenas que vinieron a este mundo para encarnar y vivir la experiencia del amor y del perdón, que vinieron a formar parte de la Tierra Prometida, aquella Tierra que fue anunciada por Mi propio Padre Eterno al pueblo de Israel.
Por esa razón, hoy estoy aquí, no solo como el Señor de la Noche, sino también como el Señor del Atardecer, Quien los invita a recogerse en el Templo de Mi Corazón Sagrado para implorar Conmigo al Padre Eterno, para que Sus altísimos ángeles y arcángeles, así como todos los ángeles de la guarda que sirven incansablemente a las almas de este planeta, puedan intervenir en los planos internos de la consciencia para disolver y destruir los planes del mal.
Aún Mi Sagrado Corazón, aún Mi Mirada amorosa y humilde, sienten y contemplan el sufrimiento de este planeta y de esta humanidad en su diversidad y, en este tiempo, este sufrimiento hunde a muchas almas; porque no solo se alejan de Dios, sino también se sumergen en un sufrimiento más profundo y difícil.
Pero hoy, desde lo alto de estas montañas de los Alpes, Yo les traigo la tabla de la salvación, la Ley de Mi Divina e Insondable Misericordia para el mundo entero a través de la expresión de los Rayos de Mi Corazón Sagrado, para todos aquellos que deseen y aspiren a colocarse debajo de ellos, para poder estar en comunión Conmigo y así, estando en comunión Conmigo, podrán estar en comunión con la Fuente, la Sagrada Fuente del Padre Celestial.
En este invierno frío que vive el planeta, desde los Recintos Internos de este lugar, en donde la Jerarquía también sostiene el equilibrio del planeta, comienza a nacer y a emerger desde lo profundo del planeta el sol de la esperanza y de la fe, un estado de consciencia divino y cósmico que la Jerarquía Espiritual les otorga a las almas que creen en Mi Misericordia, para que todos los corazones tengan la Gracia de superar el fin de los tiempos y la transición planetaria, sabiendo que aún deberán superar muchas barreras y obstáculos en esta vida material, sabiendo que deberán vivir con una paciencia más amplia y profunda para que, ante de cada acontecimiento planetario, sus consciencias no pierdan de vista la Ley de Mi Compasión.
En verdad les digo, compañeros, no hay otra solución para todo lo que sucede en esta humanidad. Este es el tiempo de que Mis apóstoles vivan y expresen el Amor Crístico que les permita superarse a sí mismos todos los días; que les permita colocar al otro primero como algo más importante y esencial; que les permita comprender el sufrimiento del otro, sin juzgarlo ni condenarlo; que Mi Amor Crístico les permita estar cerca de aquellos que son negados y rechazados por sus hermanos.
Por eso, les vuelvo a decir que no hay otra salida. En la Fuente de Mi Amor Misericordioso, ustedes encontrarán la fuerza espiritual e interior para poder hacerlo y, algún día, así como fue con Mis apóstoles del pasado, se darán cuenta de que del amor fraterno emergerá espontáneamente el Sagrado Espíritu de la Hermandad.
Desde lo alto de estas montañas de los Alpes y en este último Mensaje, que emito para el mundo entero, en esta fría tarde de invierno de Europa, Yo vengo a implorarles y a pedirles, Hijos de Mi Padre, que vivan en el Amor Crístico definitivamente, porque muchas almas conocidas y desconocidas por ustedes, corazones sufridos, vidas doloridas, necesitan de perdón, de amor y de redención.
Que en esta noche oscura que atraviesa la Tierra, sepan sostener la llama incandescente del Propósito Divino; sepan expresar verdaderamente el espíritu de Mi Paz, a fin de que más regiones en el mundo no sean tocadas por la oscuridad. Que la humanidad no se siga sumergiendo; porque en verdad les digo que ya no lo soporto más.
En un lugar semejante a este, en una montaña semejante a esta, su Maestro y Señor fue crucificado, muerto y sepultado, entregando hasta Su última gota de Sangre para que este planeta y esta humanidad fueran consideradas por el Proyecto de Dios, como un Proyecto posible para esta Creación y este Universo.
Unidos como hermanos, unidos como servidores, unidos como miembros de esta Orden de la Hermandad, les otorgo la protección, el cuidado, la sustentación y la unión interna con los sagrados tesoros de la Jerarquía para que este mundo ya no pierda la luz ni el amor y, más aún, les otorgo los méritos de Mi Dolorosa Pasión a fin de que en este mundo no se pierda la paz y no se olviden de que son hermanos de un mismo pueblo, hermanos de esta humanidad, proyecto sagrado del antiguo pueblo de Israel.
Ahora, Me recojo en el Padre Eterno, así como ustedes se pueden recoger en el Señor para seguir orando Conmigo, en los próximos tiempos, por todo lo que la Jerarquía aún deberá realizar en el hemisferio norte y en el resto del mundo.
Les agradezco a Mis hijos misioneros por estar abriendo las puertas en Asia, a través de Tailandia, para que más naciones de esa región del planeta reciban Mi Misericordia, tan solo a través de aquellos que Me dicen sí y caminan como Mis últimos apóstoles en este mundo; para que, a través del amor y del servicio, anuncien Mi Retorno al mundo, que está cerca.
Yo los amo, los bendigo y les vuelvo a entregar Mi Paz para que, a través de Mí, del sacrificio del Hijo del Padre, comulguen con Dios en unidad, amor y hermandad.
Agradezco a todos los que hicieron posible esta sagrada tarea en los Alpes, respondiendo al pedido de Mi Madre Celestial.
Invito a todos a acompañar de corazón la sagrada tarea de la Madre de Dios en Garabandal; así, todos los Centros Internos del hemisferio norte se encienden y se expanden en su emblemática presencia espiritual y sideral, a fin de que las almas reciban los tesoros espirituales de la Hermandad.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Oh, mi Jesús,
perdónanos y líbranos del fuego del infierno,
lleva a las almas todas para el Cielo,
y socorre, principalmente,
a las que más necesitan de Tu Misericordia.
Amén.
(tres veces)
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Y verán venir la Luz en la peor noche del mundo, cuando todo parezca perdido.
La Luz llegará al mundo para poder salvarlo, para poder redimirlo y así, poder rescatarlo.
Esa Luz traerá entendimiento y sabiduría, restablecerá las Leyes en el planeta, guiará a los corazones perdidos, para que todos, absolutamente todos, tengan la Gracia de reencontrar la Tierra Prometida.
Pero esto aún está por suceder, porque las naciones del mundo, es decir los pueblos, ya tomaron las decisiones de los próximos pasos a seguir, decisiones que no está unidas a Dios en muchos de los casos.
Por eso, Yo vendré como esa Luz, en la noche más oscura del mundo, para traerles a las consciencias el restablecimiento del Amor y de la Paz, del Poder que Dios Me ha dado desde el principio, por medio de Su Misericordia y de Su Compasión.
Yo vengo, con este Mensaje y en esta hora, a prepararlos. Hoy, no puedo decirles más que esto, compañeros; porque, en este tiempo definitivo, las naciones y los pueblos toman sus decisiones, y esto no le corresponde a Dios, sino a la elección de las almas, elecciones que son conscientes ante el universo y que, tarde o temprano, repercuten en toda la humanidad.
Por eso, en esta Maratón de la Divina Misericordia, Yo los llamo más que nunca al recogimiento, a silenciar sus mentes y sus ideas, a silenciar sus palabras y a ingresar conscientemente en el universo de la oración, para que la Ley de Mi Divina e Insondable Misericordia pueda trabajar en este mundo y, más aún, pueda disolver los acontecimientos que se aproximan en el próximo ciclo.
Por eso, deberán estar muy fortalecidos y a través de este recogimiento espiritual, que Yo les ofrezco, sus almas tendrán la chance de prepararse conscientemente para lo que llegará.
Deben fortalecerse conscientemente, buscar más que nunca la alianza con Dios, colocarse todos los días ante la Llama del Divino Propósito y preguntarse a ustedes mismos:
¿Qué estoy haciendo?
¿Coopero con el Plan?
¿Trabajo por la paz y por el bien?
¿Soy consciente de todo lo que recibo del Universo?
¿Respondo conscientemente por todo lo que he recibido como Gracia?
En esta Maratón de la Divina Misericordia, Mis queridos compañeros, deberían replantearse la actitud de sus vidas, a través de estas preguntas; porque, tarde o temprano, a cada uno de ustedes les llegará el momento de dar el gran y último paso, para que la indiferencia, la mezquindad y hasta la ignorancia de esta humanidad se disuelva de una vez y para siempre, a través de seres conscientes y despiertos que comprenden internamente, y más allá de la vida material, lo que significa participar y corresponder al Plan de Dios.
Por eso, Yo les pido que oren por aquellos que no darán el paso. No esperen que la humanidad sea consecuente con el Plan Divino, no se ilusionen ni tengan expectativas. No busquen realizaciones en la vida material, busquen realizarse en el camino espiritual, para que sus almas estén dentro de la senda crística, despertando los dones y las virtudes, los Sagrados Impulsos que Cristo les enviará a todos Sus apóstoles de los últimos tiempos.
Por eso, tomen una postura inmediata, una postura consecuente y responsable que dé señales de entendimiento y no de incoherencias, de una madurez espiritual que la Jerarquía necesita de cada uno, sabiendo que el mundo está sufriendo completamente y que son pocas las Islas de Salvación en la superficie de la Tierra.
Por eso, decídanse, de una vez y para siempre, a ya no darle trabajo a la Jerarquía Espiritual, sino que sus vidas sean una solución viva para lo que el Plan necesita concretar y llevar adelante.
Por eso, planifiquen sus vidas conforme al Plan de la Jerarquía. Mientras mantengan el Plan de la Jerarquía en un estado secundario, no lo comprenderán y tendrán grandes dificultades para poder vivirlo y llevarlo adelante.
Por eso, redimensionen sus prioridades, y comiencen así a redimensionar sus actitudes y todas sus preferencias, porque la gran noche oscura llegará al mundo y no pasarán muchos años para que esto suceda.
Hoy, con Mi Mirada hacia el suelo, con Mi Rostro hacia Dios, con Mi Espíritu en recogimiento, les hago comprender y sentir la gravedad de estos tiempos; porque hoy Mi Corazón no se puede encender, muchos son los pecados y las faltas del mundo. Grande es Mi Misericordia por las almas y pocos son los que se deciden a poder vivirla.
Mi Vida, en este planeta, tuvo un gran significado. Den valor, en estos tiempos, a la dolorosa Pasión de Jesús, para que las almas que ya se condenaron tengan una oportunidad de redención.
¿Ahora, comprenden, compañeros Míos, el momento y el paso que están siendo llamados a vivir? La escuela cambió, ¿lo percibieron?, ¿lo comprendieron?, ¿ya lo están viviendo?
La Jerarquía no se detendrá. Muchos son los desafíos en el fin de estos tiempos, grandes son los sufrimientos que existen en esta humanidad.
¿Quién aplacará, junto con Cristo Jesús, todos los dolores del mundo, a través de una vida de entrega y de amor?
Yo los vengo a hacer madurar como Mis apóstoles, y esto ya no son solo palabras, necesito que sea una realidad en ustedes. Necesito instrumentos de paz y de bien, porque son pocos los buenos instrumentos que Yo tengo en la superficie de la Tierra.
No permitan que la Fuente de Mi Divina Misericordia se cierre. No permitan que el mundo ostente la Justicia Divina, porque no la conoce; grande es la ignorancia de la humanidad y grande es el sufrimiento de muchos corazones. Aún hay mucho que hacer por este mundo y por esta humanidad.
¿Quién tomará de Mis Manos la Sagrada Corona, la Corona de Espinas de Jesús, y la hará parte de su consciencia, para madurar Conmigo en estos tiempos y vivir la verdadera tarea planetaria que el Padre los llama a vivir?
Piensen, por un momento, en todo lo que les digo.
El mundo busca vivir en las puertas inciertas, sumergirse en el océano de la ilusión y hasta olvidarse de Dios. Por eso, más que nunca, comenzando por ustedes, deben replantear sus vidas, deben definir el camino a seguir.
Mi Corazón siempre está abierto a todos, a los que buscan la paz.
Que este encuentro sea un momento de reflexión y no un Mensaje más; que sea la base espiritual que todos necesitan para poder dar el paso, porque una vez más Yo Me ofrezco al Padre por ustedes, para que sean instrumentos de Mi Misericordia, pacificadores del Cristo Redentor.
Por último, quiero decirles que ya no hay tiempo. Deben fortalecerse en Mí, a pesar de lo que suceda o a pesar de lo que vean. Su esperanza no puede estar conmovida, debe estar fortalecida en Mí a través del Fuego del Amor que Yo les ofrezco para hacerlos libres, algún día, de ustedes mismos y de las maldades del mundo.
Yo les agradezco por escucharme y por ser conscientes de todo esto. Reciban en sus manos y, sobre todo, en sus corazones las llaves que Yo les entrego para esta transición planetaria, para que cada día estén más maduros en Cristo, porque es necesario y urgente.
No permitan que los pilares de la Obra de Dios desaparezcan de la superficie de la Tierra.
Yo les prometí retornar al mundo y así lo haré. Por eso, los preparo para ese gran momento, para que atraviesen la noche oscura y encuentren Mi Luz en el abismo, la Luz Eterna del Amor de Dios que no cambia, que no se transfiere, sino que se multiplica en Gracia, Unidad y Sabiduría para todas las almas.
No se olviden de que tengo sed. Sacien Mi sed en esta Maratón.
Ahora, llegó el momento de que en verdad los vea reunidos y unidos en el Propósito, a pesar de las distancias y de los acontecimientos.
Esta es la hora de su gran prueba, de que estén Conmigo o de que no estén Conmigo. Hoy, esta es Mi Verdad para aquellos que aspiran a vivir la escuela crística, aunque no la comprendan, pero sí la acepten.
Les doy Mi Paz y, a través de Mi oración. Los bendigo en esta próxima jornada orante de la Misericordia. No se olviden de Mis Palabras, a través de ellas les dejé el próximo paso, el próximo camino a seguir.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Estoy aquí, no solo donde Me puedes ver y contemplar a través de la naturaleza, de todo lo que He creado para que fueras feliz a través de Mi riqueza espiritual; sino también estoy dentro de ti, llamando fuertemente a lo más profundo de tu ser para que Me escuches y Me sigas.
No Soy un Dios de Justicia, Soy un Dios de Misericordia.
Soy un Padre que, con el Corazón dolido, contempla cómo Sus Hijos se comportan, cómo Sus Criaturas actúan, no solo contra Mi Creación, sino también cómo Mis Hijos no se respetan y se lastiman haciendo guerras, destruyendo familias, desplazando a millones de inocentes, separando padres de hijos para que vayan a la guerra.
¡Oh!, cuánto dolor íntimo y desconocido Me genera toda esta situación que acongoja a Mi Corazón Eterno de Padre, de un Padre que hoy no es escuchado, aun enviando a Mis predilectos Mensajeros del Cielo y de las Estrellas.
Miren en qué convirtieron Mi Creación, al punto de querer conquistar el espacio solo por demostrar quién puede más.
Mis Criaturas, les aseguro que nunca Me encontrarán entre las riquezas, nunca Me hallarán en lo que es cómodo o placentero para todos. Mi Esencia está perpetuada en el silencio y en el Amor.
Yo los creé para que dieran frutos en el amor, en el servicio y en la fraternidad. Sin estos tres básicos principios, Mis Hijos no podrán ser felices porque Yo los creé para que Me amaran, Yo los hice crecer para que Me sirvan, Yo los uní como hermanos para que vivieran en fraternidad.
Y, en un planeta de desigualdades y de ambiciones, Mis Hijos fueron llevados a permanecer en la oscuridad y en los vicios, olvidándose de Mí y creyendo, por engaño de Mi adversario, que Yo los abandoné.
¿Cómo creen que un Padre Eterno sería capaz de abandonar a Sus Hijos o de castigarlos?
Sé que, a través de los tiempos, muchos Hijos Míos, inclusive los que se dicen espiritualizados, perdieron la capacidad de escucharme y de reconocerme. Siempre intento enviarles señales de Mi Presencia para que sepan que aquí estoy, no solo en la belleza de lo que Yo creé para ustedes, sino que también estoy en ustedes, muchas veces censurado por sus pareceres y por sus ideas.
Es así que aquellos que, una vez escogí con Mi propia Mano, se alejaron de Mí, creyeron en sí mismos y dejaron de creer en Mi Amor Consolador.
¿Cómo creen que un Padre Celestial se puede sentir cuando entre hermanos se tratan inadecuadamente, se lastiman ferozmente, destruyen la casa que con tanto amor y cuidado les di?
¿Cómo creen que el Corazón de su Padre Eterno se puede sentir cuando se lanzan bombas, aniquilan vidas, descartan niños, separan a las familias y siembran el odio y la impunidad?
¿Cuánto más Mis Hijos amados harán sufrir Mi Corazón silenciado?
Hijos, este no es el mundo ni la humanidad que deseo para ustedes, perdieron el camino hacia la Tierra Prometida; por eso, les He enviado hasta los días de hoy a Mi Hijo Resucitado y a la Madre de todos, una Madre que solo Me pide dejarla hacer más y más por Sus pequeñas e ignorantes criaturas.
Les pido que le digan al mundo entero que se vuelva hacia Mí, porque Mi Corazón precisa ser reparado, pero Mis Brazos están abiertos todo el tiempo para recibirlos, para escucharlos, para llamarlos al camino de retorno a la Casa de su Amoroso Padre.
Si las almas no se vuelven hacia Mí, los corazones seguirán sufriendo, las familias serán la fractura social de la época, las guerras seguirán siendo noticia y conmoción para todos.
Yo no los creé para que se convirtieran en instrumentos del mal, Yo los hice surgir para que fueran testigos de Mi Amor.
En Mi silencio eterno, rezo por ustedes, junto con los ángeles adoradores.
Y los que se ofrecen a Mí, como postulantes a ser víctimas de Mi Amor, que sigan aspirando todos los días, para que la vida de los Nuevos Cristos, anónima y abnegada, siga siendo la causa y el motivo para aplacar todos los errores del mundo.
Que, por los méritos alcanzados en los sufrimientos incontables de Mi Hijo, más consciencias algún día se den cuenta, por sí mismas, de que se olvidaron del Amor que los creó.
Siempre los bendice, eternamente,
Su Padre Celestial,
Adonai
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Han venido hacia Mí, descalzos, hacia el Templo de Mi Corazón.
He aquí Mi Templo que los recibe, como también recibe al mundo y a sus necesidades.
Yo Soy el Señor de los refugiados y de los inocentes, de los que no tienen tierra, de los que no tienen hogar, de los que perdieron todo y siguen el camino de este mundo buscando una oportunidad y una esperanza.
Yo retornaré para volver a multiplicar el pan y los peces, para darles el maná de la vida eterna a los que tienen hambre, a los que perdieron la esperanza, a los que son exiliados.
Quiero que sepan que, a través de esta Obra, siempre se renovará el corazón misionero, el eterno voluntariado de servir a los demás de forma incondicional y amorosa.
Esta será una fuente que estará abierta para impulsar a otras consciencias al servicio humanitario, a tender los brazos y las manos para ayudar a los necesitados, a los millones de necesitados en el mundo, que siguen siendo castigados por un sistema de adversidad y de control.
El Templo de Mi Corazón, que es la Eucaristía misma, contempla todas estas necesidades en el fin de los tiempos: las crisis que vive el mundo, la perturbación de los hombres y mujeres de la Tierra, la desesperación de los corazones inocentes que solo esperan comer y beber agua para sobrevivir.
Para ustedes aquí y para sus hermanos que escuchan este Mensaje y lo tienen todo, es momento de agradecer, pero también de compartir. Es momento de reverenciar y de glorificar la Gracia que recibieron a través de los tiempos, y es su espíritu de voluntariado y de abnegación que enmendará y curará las heridas de los corazones refugiados.
No solo el alimento y el agua salvarán a las vidas, no solo la protección y el refugio ampararán a los inocentes y a los niños, sino también el Amor de Mi Corazón, que ustedes pueden espejar en el mundo, redimirá a la humanidad.
Al ver el sufrimiento del mundo y los campos de refugiados, el dolor de Mi Corazón es indescriptible y eso va más allá de la vida en la materia o de las organizaciones que lo llevan adelante.
El mundo aún no ha conocido el verdadero Gobierno Celestial, aquel que fue pensado en el principio para que todos ustedes fueran felices en la Tierra Prometida. Pero la humanidad se desvió y, como ha sido a través de las generaciones, los más inocentes sufren la marginación y la esclavitud de estos tiempos.
¿Quién detendrá esa agonía perpetua?
¿Quién aliviará a los corazones sufridores?
¿Quién saldrá de sí mismo para ver la necesidad, la gran necesidad que vive el mundo?
En este día, vengo extraordinariamente, porque ustedes no pueden estar sin guía y sin instrucción.
Todo lo que recibieron a través de los tiempos no debe ser considerado solo como la ampliación de su consciencia, sino también como su respuesta, su generosidad y servicio.
Las almas que no Me entienden y que no Me escuchan de verdad, tienen que salir al mundo para ver la realidad y enfrentarse a esa realidad hasta que les duela.
Yo los escogí por un motivo que ustedes desconocen hasta los días de hoy, por un motivo que está escrito en los Libros Sagrados de Dios, que forma parte de la recuperación y de la integridad espiritual del antiguo Pueblo de Israel que, expandido por el mundo, se perdió, aunque Yo haya muerto por ustedes en la Cruz.
Es momento de que coloquen frente a sus ojos la situación planetaria, la necesidad. Cuando sirvan y acojan a los que sufren, sus situaciones internas o sus problemas se disolverán.
Porque la verdadera familia universal deberá constituirse por el surgimiento de un pequeño grupo que lleve adelante esa Aspiración de Dios, para que así pueda llegar la Nueva Humanidad.
El Plan de Dios se escribe a través de sus acciones y de su adhesión al Altísimo; no hay otro camino que permita realizar el Plan, sino la prontitud de sus corazones y vidas para lo que sea necesario.
Si Yo no hubiera venido al mundo, ¿en qué punto estarían sus consciencias y su civilización?
No lo podrían imaginar, compañeros, porque sería algo más grave que lo que hoy viven como humanidad.
Poder reconocer la Gracia que los colma y los bendice, despojarse y venir descalzos hacia Mí, al Templo de Mi Corazón, es una señal de que están entendiendo Mi Mensaje y de que aceptan vivir la humildad, tan urgente y necesaria en este tiempo.
No puede no haber humildad en la humanidad, porque sería la victoria del caos sobre los hombres.
A pocas almas del mundo Yo les vengo a pedir lo que parecería imposible, lo que espiritualmente hará triunfar Mi Plan en los planos internos y los llevará a vivir el camino crístico.
No necesito de grandes movimientos para llevar Mi Obra adelante, solo necesito que acepten vivir Mi Voluntad, por más que no la comprendan, porque en Mi Voluntad está su protección y resguardo.
Sé que no es fácil seguir los comandos del Señor y las directrices del Altísimo. No hay ser en la superficie de la Tierra que no haya pasado por esta experiencia, pero es después de realizar Mi Voluntad que comprenderán el Plan y el sentido de haber recibido el Llamado que llega para convertir a los corazones.
Como el Señor de los refugiados y de los inocentes, vengo a pedirle al mundo que abra sus ojos a esa necesidad. No es suficiente la ayuda de unos pocos ni tampoco el aprovechamiento de las minorías ricas, de los que se aprovechan de la crisis mundial.
Si abren sus ojos a la necesidad, aunque no sean cristianos ni espirituales, cumplirán con el atributo de la caridad, y muchas situaciones graves que hoy sigue generando el mundo serán perdonadas por Mi Misericordia y no corregidas por Mi Justicia.
Pero deben creer primero en lo que les estoy diciendo y en lo que les estoy planteando, porque las oportunidades son únicas y no se repetirán.
Si abren sus ojos a la necesidad de las crisis humanitarias, al menos los que están dentro de esta Obra y siguen Mi Llamado, saldrán de sus casas y de sus familias para servirme y ayudar a los que sufren.
Y aquellos que no puedan servirme en algún lugar, por discapacidad u otro motivo, que oren Conmigo y adoren al Santísimo del Altar, para que la Gracia de Mi infinita Misericordia permee a la Tierra y a las almas que sufren, para que los traumas de esas almas y corazones se puedan curar, en la oportunidad de una nueva esperanza.
Hasta que las naciones no se arrepientan de sus hechos, no llegará la paz; y solo los que cumplen con Mi ardiente aspiración serán portadores de la paz; y podrán llevar la Paz y el Amor de Mi Corazón a los grandes refugios del mundo, en donde ya no existe luz ni esperanza, solo agonía e infierno.
Así como Yo les dije a los doce apóstoles, hoy les digo a ustedes: “Vayan de dos en dos, o vayan en grupo y sirvan, para que algún día vivan su redención por medio del servicio a los que sufren y se desesperan”.
El triunfo del Amor de Dios se dará con su entrega y servicio, con su sí total e incondicional. Así estarán ante las puertas de Mi Misericordia, y el océano infinito de Mi Compasión los colmará, para que en el servicio y en el silencio, lleguen a los que sufren.
Este tiempo crítico es el comienzo de algo más difícil, pero por las oraciones y entregas de los corazones sinceros a Mí, muchas situaciones y acontecimientos serán desviados por el poder de la Misericordia.
Y así, Mi dolorosa Sangre dejará de ser derramada sobre el mundo para que Mis Rayos de Misericordia iluminen a las almas y les concedan la paz.
Ya no sean tentados ni engañados por ustedes mismos ni por Mi adversario. Tienen las herramientas para poder superarlo.
Les di los Sacramentos para poder vivirlos, para que sean santificados en Mi Nombre y estén bajo la protección del Espíritu Santo, que es este Espíritu Divino que hoy les habla, así como le habla al mundo para que pueda despertar.
Yo los santifico con Mi Luz y los invito a la renovación del corazón misionero en los tiempos más difíciles del mundo y de la humanidad.
Tengan confianza en Mis Palabras y los puentes de la esperanza se construirán para que los más inocentes y los refugiados puedan cruzarlos hacia la Nueva Tierra.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Con la misma simplicidad con la que el sol nace todas las mañanas, así se ilumina el propio interior para vivir la Ley de la Transfiguración e ingresar en los mundos sutiles.
Con la misma gratitud que sienten por la vida, al llegar a los lugares sagrados, así deben ingresar en ellos para que puedan vivir la cura y la redención en nombre de toda la humanidad.
Es de una forma simple, hijos, que pueden iluminar células y átomos, que pueden elevar la propia consciencia, no solo para ingresar en los Reinos Sagrados que su Creador manifestó en el interior de la Tierra, sino para que, en Su tiempo, cuando esos Reinos se manifiesten en el mundo, no solo sus consciencias, sino también cada núcleo de sus seres puedan formar parte de ese Reino.
La Nueva Jerusalén no solo habita en la Consciencia Divina, en las dimensiones universales, celestiales y espirituales. Esa tierra prometida a los Patriarcas, a las Tribus de Judá, se encuentra también en el interior de la Tierra, repartida en diferentes espacios de este planeta, los llamados Centros de Amor. Esos Centros un día se fundirán, se unirán en un único Reino, que será el Reino de este mundo.
Cuando el tiempo de la Tierra se disuelva en el Tiempo de Dios, llamado Tiempo Real, en ese momento no habrá fronteras, no habrá límites, no habrá ni siquiera dimensiones que separen la consciencia humana de la vida espiritual que habita en el planeta.
Todo este mundo será sagrado. Y así como otras civilizaciones del Universo sirven, incondicionalmente a toda la Creación, también la Tierra, hijos, podrá servir.
Ya se aproxima el tiempo en el que los velos se terminarán de rasgar. Velos que comenzaron a romperse hace más de dos mil años, cuando el Hijo de Dios se manifestó en este mundo.
Él vendrá y ya no hablará a través de símbolos, ya no hablará a través de parábolas. Sus Palabras serán claras y las señales que vendrán con Su Presencia revelarán a cada hombre y a cada mujer de este mundo la verdadera vida.
Para ese momento los preparamos, para que puedan ser dignos de estar cara a cara con el Hijo de Dios. Y que Él sea para ustedes como un espejo que les revela la Verdad que tanto tiempo se ocultó en sus esencias.
Sí, cada uno de ustedes guarda un misterio en el propio interior. Ni siquiera saben quiénes son.
Esa verdad que está mucho más allá de su historia evolutiva, mucho más allá de la historia que se escribió tanto en el Universo como en la Tierra antes de que llegaran aquí, antes de que cometieran tantos errores y de que desviaran sus caminos del Propósito Divino.
Esa Verdad original, ese Pensamiento perfecto de Dios, aún se guarda en lo profundo de sus esencias, aún espera, silencioso, poder manifestarse.
Hoy los traemos hasta aquí, como humanidad, para que puedan no solo recibir una revelación o vivir un aprendizaje. Los traemos hasta aquí para que, en nombre de cada ser de esta Tierra, puedan recordar el verdadero propósito de su vida en este mundo.
Sus esencias pulsan delante de este valle sagrado, porque reconocen no solo los millones de años de la historia de la humanidad que aquí se guarda. Reconocen un Propósito Divino que aquí se diseñó para que un día la humanidad pudiese recordarlo.
A pedido de Dios, los trajimos hasta aquí, al Gran Cañón, no solo para reconocer la historia de los pueblos originarios, de esta tierra, que desconocen. No solo para saber que hubo seres, en tiempos remotos de la humanidad, que vivieron la Ley de la Transfiguración e ingresaron en el interior del planeta, en sus dimensiones sutiles.
Los trajimos hasta aquí, no solo para ver un magnífico lugar que expresa el Amor de Dios por la humanidad, al crear este planeta perfecto, para que los seres humanos también expresaran perfección.
Los trajimos hasta aquí, hijos, porque a lo largo de toda la historia de la humanidad, este espacio sagrado guardó registros humanos únicos. Guardó cada aprendizaje vivido por los seres de esta Tierra, de forma que un día puedan curar todos los errores, revertir las equivocaciones y retornar al origen del Pensamiento Divino.
En este lugar desciende la Consciencia de Dios para colocar Su Pensamiento perfecto.
En este lugar se enciende la Esencia Divina, iluminando cada registro de la historia de la humanidad que aquí se guarda, para de esa forma recordar a todos los seres que el verdadero propósito de la humanidad es cumplir la Voluntad Divina, manifestar lo Sagrado a través de la simplicidad y expresar el Amor que recrea y renueva la Creación de Dios.
Dejen que a través de Mis Palabras y de Mi Presencia, como siervo y mensajero de su Creador, Yo pueda despertar en sus esencias este Propósito.
A través de los Portales que abro, entre el Universo Celestial y este mundo, les traigo la Luz de Dios que ilumina todos los registros de la Tierra y les revela su pureza y su origen. Eso sucede en lo profundo de sus esencias, eso sucede en su consciencia, en sus niveles espirituales.
Reciban la Gracia que desciende sobre el planeta y que se irradia a toda la humanidad.
A partir de este nuevo ciclo, la historia de cada ser, como la de esta Obra, comienza a reescribirse, porque deben aprender a recomenzar a través de todos los impulsos que recibieron.
Acepten el perdón que proviene de Dios y dejen que todos los registros de errores sean curados. Errores que desconocen, que no provienen solo de este mundo, sino de toda la historia que se escribió en el Cosmos, antes de que llegaran hasta aquí.
Hoy reciben la Gracia que proviene del Corazón del Creador, para que esa historia sea renovada y que, como consciencias, como Obra y como humanidad, puedan dar un nuevo paso. Ese es el verdadero propósito de haber llegado hasta aquí.
El conocimiento de la vida sagrada que aquí se expresa eleva sus consciencias, para que puedan estar en la vibración correcta de recibir y experimentar el Perdón de Dios.
La Luz de su Creador ilumina este valle, ilumina la historia de la humanidad aquí escrita y, más que eso, permea cada consciencia humana.
Llegó el momento no solo de despertar, no solo de recordar, sino de curarse.
Llegó el momento de sentirse perdonados porque, al mismo tiempo que la humanidad vive una transición y que las naciones comenzarán a vivir duras pruebas, ustedes, hijos, deben comenzar a consolidar lo Sagrado, a expresar los Centros de Amor y a expresar el propio amor de sus corazones; amor que proviene de Dios, desde el Origen, y que habita silencioso dentro de cada uno de ustedes.
Mientras el viejo hombre pierde su reinado, muchas veces a través del sufrimiento, de la desilusión y de la desesperanza que muchos vivirán, por otro lado, dentro de ustedes, se debe consolidar el Plan de Dios.
Deben saber cuál es el Pensamiento del Creador para esta humanidad, cuál es el camino recto y perfecto para retornar a Su Corazón y para tornar este planeta sagrado.
Porque cuando la desesperación toque el corazón de los hombres, ellos deben saber por dónde seguir.
Sus esencias deberán ser como faroles en la purificación de esta Tierra. Para eso, esa claridad debe iluminar sus mentes, sus corazones y sus espíritus, y eso sucede a través de la simplicidad.
Es a través de esta simplicidad, de la humildad y de la pureza, de la simple gratitud que pueden expresar, que las Puertas más sublimes se abren, que las revelaciones más sinceras se manifiestan.
Los trajimos hasta aquí para que conocieran el ejemplo de la consciencia indígena, porque fue a través de la simplicidad que ingresarán en los mundos sutiles. Y es esa misma simplicidad que cada uno de ustedes debe aprender. A través de ella, rindan sus mentes, este plano mental concreto se debe tornar simple e intuitivo para que, cuando esté delante de los Portales, pueda ingresar sin miedo.
Que la ignorancia, la arrogancia y la vanidad no les cierren las puertas, sino que la humildad y la gratitud las amplíen cada vez más.
A lo largo de este tiempo los trajimos a muchos lugares sagrados, y manifestamos Nuestros Centros Marianos y las Comunidades-Luz sobre cada uno de ellos.
Eso es así no solo para que estén protegidos, sino para que puedan un día estar fundidos, unidos perfectamente con lo sagrado que habita debajo de sus pies y en lo invisible de las colinas, en lo invisible de la vida que llevan, tantas veces olvidados de lo sagrado que allí está.
Con Mis palabras solo quiero despertar en cada uno de ustedes la simplicidad que los conduce a la transfiguración. Es de esa forma que vivirán las Leyes. Es de esa forma que las Leyes vivirán en cada uno de ustedes, no solo en sus corazones y en sus espíritus, sino que también sus células manifestarán esa Verdad, así como algunos pueblos pudieron vivirla.
Reciban este impulso de amor a través de Mi Verbo y de Mi Corazón.
Que cada ser que escucha Mi Voz pueda recordar su origen, pueda tener encendida su esencia, para que, cuando llegue el tiempo, todas las Gracias, todos los códigos de luz que Yo les traje hoy, se puedan encender y sean la llave perfecta que les permita ingresar en los mundos sutiles y que permita que esos mundos sutiles se manifiesten en sus vidas.
Les dejo Mi bendición y la gratitud más profunda del Corazón de Dios, para que ella resuene en su interior y los haga madurar como espíritus y como siervos de Su Sagrado Corazón.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Ya se escucha el eco de las flautas indígenas de Norteamérica, y ese eco resuena en el corazón del Gran Cañón del Colorado.
Ese eco invoca el pedido de liberación y de paz de uno de los pueblos más sagrados que fue víctima de la destrucción y de la persecución.
Pero llegará el Búfalo Blanco y reunirá en Su Espíritu a todos Sus descendientes.
El Gran Búfalo les mostrará la senda por donde los pies heridos de los pueblos del ayer caminarán hacia el encuentro del umbral de la Luz.
El eco de las flautas nativas fue escuchado, el Corazón del Sol se exalta, y Él envía a sus estrellas ancestrales para que la lluvia y las hierbas alimenten a los que quedaron desprotegidos en el ayer.
Así, la historia del río de las lágrimas se terminará y los pueblos nativos caminarán en dirección al amanecer de una Nueva Aurora.
La cura cósmica llegará a cada uno de ellos. Ya no se oirán en los valles los lamentos de los que fueron sometidos.
Madres, padres, ancianos y niños encontrarán en su camino de regreso el portal hacia sus orígenes, y las raíces sagradas de sus sabios contactos volverán a florecer como en la primavera.
El duro invierno de la oscuridad se retirará, porque llegará el Búfalo Blanco que los conducirá hacia la Tierra espiritual y prometida.
Y así serán uno con la Naturaleza y el Universo. Nunca más la alianza ancestral se romperá, porque a partir del próximo tiempo las flautas sonarán con ecos de devoción, reverencia y alabanza.
¡Les agradezco por guardar Mis Palabras en el corazón!
Los bendice,
Su Maestro y Señor, Cristo Jesús
Desde el principio de la vida, cuando la Creación aún era un sentir en lo profundo del Corazón de Dios, su Padre Celestial ya manifestaba los principios de la Cura y de la Redención, Dones que provienen de Su Amor por todo lo que en Su interior estaba siendo gestado.
El Creador sabía, hijos Míos, que enviando a Sus hijos para aprender, experimentar y crecer entre las dimensiones, precisaría crear también las formas con las que ellos pudieran retornar a Su Corazón.
Por eso, al manifestar la vida, las dimensiones y todas las formas para que los seres pudieran evolucionar, su Señor también diseñó en su camino el retorno hacia su Sagrado e Infinito Corazón. Por eso, colmó a los corazones de los hombres de dones ocultos, y colmó al planeta, en el cual habitan, de espacios sagrados, también ocultos, espacios que guardan en sí los Dones de Dios, los frutos de Su Amor que permiten a las criaturas retornar al Corazón del Padre Celestial.
Aurora, hijos amados, no es solo un lugar de paz. Aurora es una Consciencia de Cura y de Redención en la cual sus corazones pueden vivir para retornar a Dios. Aurora surgió del Corazón de su Creador, antes aun de que sus vidas fueran manifestadas.
Contemplando los desafíos del planeta y los velos que estarían cubriendo los ojos de Sus hijos, impidiendo que pudieran ver y saber quiénes verdaderamente son, el Creador manifestó la Consciencia de Aurora; Consciencia que los ampara en Sí, como el vientre de una madre ampara a sus hijos. Todo cuanto necesitan Aurora les da; dentro de Su Corazón los velos se rasgan para que puedan contemplar la verdad sobre sí mismos.
Aurora, hijos Míos, les revela su condición humana más impura, para que primero conozcan las heridas que deben curar, sepan dónde está lo que debe ser transformado. Pero entonces, del Corazón de Aurora surge el bálsamo que los auxilia, que cicatriza lo que estaba abierto, que cura hasta lo más profundo de sus seres, libera lo que estaba impuro y los prepara para que, a través de su entrega y servicio, la Consciencia de Aurora se expanda y llegue a los cuatro puntos de este mundo.
Contemplen, hijos amados, la Consciencia de Aurora en su interior, pero también siéntanse insertos en ella. En su corazón, toda la vida encuentra Cura y Redención, para descubrir la verdad sobre sí y, así, retornar a Dios.
Abran sus corazones, para que no solo este lugar exprese Aurora, sino que también sus vidas y este planeta sean frutos de los Dones que su Creador depositó en el interior de Aurora.
Así como este lugar es sagrado, todo el planeta es sagrado, queridos hijos, pero para reconocer los misterios de Dios en el planeta que los acoge, primero los deben vivir en sí mismos. Para que se rasguen los velos que cubren lo sagrado que hay en el mundo, primero deben rasgarse los velos que cubren sus propios ojos.
Dejen que las manos de Aurora se extiendan delante de sus rostros y retiren los velos que los tornaban ciegos, para que puedan ver, sentir, experimentar y vivir quiénes son y, más que eso, cuál es el propósito de esta vida.
Todo lo que les digo está impregnado de una verdad profunda e interior, verdad que pueden conocer a través de la entrega y de la rendición de sus vidas.
Para vivir Aurora, se deben rendir ante Dios y clamar por Sus Dones, por los Dones que Él les entregó por medio de los lugares sagrados que se ocultan en este mundo y en toda la Creación.
Ha llegado el Tiempo de Dios, hijos amados. Tiempo en el que no solo el caos se cumplirá como estaba previsto, sino que la redención también se cumplirá.
Con Mis palabras los llevo a vivir las Escrituras, los llevo a ser profecías vivas, porque es a través de ustedes que todo se cumplirá.
Yo los llevo en Mis brazos hacia el desierto, porque aún no saben quiénes son. Llegará el momento en que, habiendo cruzado ese desierto, les mostraré en el horizonte la Verdad de Dios, y descubrirán, hijos Míos, que pueden no solo estar en Mis brazos, sino que pueden caminar Conmigo, rumbo a la Tierra Prometida.
Después del desierto, les mostraré la Nueva y Eterna Jerusalén que está en el Cielo como en la Tierra y, como dos realidades que se unen en una sola, la Tierra Prometida emergerá y todo se cumplirá. Todos sabrán quiénes son, todo se tornará más claro y lo que antes pesaba en sus corazones, como dudas y temores, se disipará.
De Aurora surgirán luces, luces de una nueva vida, y del Cielo también descenderán a la Tierra los principios de la Nueva Humanidad. Este será el Reino de Dios, hijos amados; un Reino siempre presente, sin embargo solo revelado a los hijos del Supremo, los que se saben Sus compañeros y frutos de Su Amor.
Que Mis palabras resuenen en su interior, no solo como una promesa, sino como una verdad que los lleva a clamarle a Aurora para que la cura acontezca y la redención se realice, para que sus ojos sean dignos de ver y sus corazones sean dignos de sentir todo lo que hoy Yo les dijo.
Yo los bendigo con el poder de Aurora y la Gracia del Espíritu de Dios.
Yo los amo y les agradezco por venir a Mi encuentro con el corazón.
Su Madre María, Rosa de la Paz
Hoy envío Mi Mensaje de paz a todos Mis hermanos de Sudamérica y especialmente dirijo Mis Palabras a Mis hermanos de Venezuela y de toda la región adyacente, espacios en donde las almas buscan sobrevivir a esta batalla final que recién comenzó.
Pero no teman, el triunfo del amor está próximo.
Quien viva en el amor no perecerá.
Quien viva en el amor siempre encontrará el camino de salida.
Quien actúe a través del amor no fracasará.
Porque el amor que Yo les enseñé es invencible, es capaz de derrotar cualquier situación y vencer cualquier obstáculo.
Por eso, no favorezcan las oposiciones; que las naciones no se levanten las unas contras las otras, porque la humanidad ya sufrió lo suficiente para aprender que se salió del camino muchas veces y que siempre le costó retornar al Corazón de Dios.
Mientras estoy aquí estoy con todo el pueblo de Venezuela, acompañando a cada ser, a cada consciencia, a cada alma; viviendo junto a cada hermano Mío su sufrimiento y su dolor, su agonía o su desespero. Pero aún no llegó el momento de que Yo retorne a la Tierra.
Que por medio de Mi Amor puedan encontrar la paz, la paz que falta en el mundo y en el corazón de muchos seres.
No es tiempo de batallar, sí es tiempo de obrar con amor, aunque exista el mal y oprima. Porque la liberación del cautiverio está cerca, y las cadenas de la maldad se romperán para dar paso al ingreso de la luz, de la victoria, del triunfo del Reino de Dios, que debe expresarse dentro de cada uno de ustedes, en cada paso, así como en cada acción.
Hoy estoy con Mi Escudo para defenderlos de las fuerzas del caos.
Hoy estoy con Mi Espada para disipar las tinieblas, trayendo el Poder de Dios a la Tierra y la manifestación de Su Voluntad en este tiempo final.
Que se estabilicen los espacios, que se equilibren las energías, que la armonía se pueda expresar para que las criaturas encuentren en su interior el equilibrio que les hará percibir la necesidad de estos tiempos y el llamado que proclama el Universo a viva voz.
Que sus corazones se refugien en Mi Corazón, que sus lamentos y sus dolores se disuelvan en Mi Misericordia, porque Yo estaré con ustedes hasta el fin de los tiempos para acompañarlos a llevar esta cruz que los librará en el calvario que es el escenario de esta humanidad.
No habrá triunfadores ni ganadores, conquistadores o poderosos.
Busquen en el silencio de sí esa llave que abre todas las puertas y que trasciende todos los tiempos.
Lleven a las almas hacia Mi Corazón, porque es en el único lugar en donde todos estarán seguros en estos tiempos.
La última batalla llegará y todo se definirá. Todos deberán estar a la altura de esos acontecimientos; ese será el momento más agudo de la humanidad, momento en el cual las almas definirán sus caminos y conocerán su próximo destino, dependiendo de lo que hayan elegido.
Pero la Tierra Prometida surgirá, por más pequeña que ella sea, y la promesa del Reino de Dios se cumplirá en los que hayan creído en el advenimiento de lo nuevo y en todo lo que descenderá del Universo como un tesoro espiritual para enriquecer a las almas en el conocimiento y en la Verdad.
Yo estoy aquí como el Gobernante de su pueblo, como el Dirigente de sus almas, como el Pastor de todos los rebaños.
Les entrego el don de la fuerza interior que necesitan para poder seguir adelante, atravesando los acontecimientos de estos tiempos, por más difíciles que parezcan.
Recuerden que Cielo y Tierra pasarán, pero Mi Palabra quedará en los corazones que sepan reconocerla, porque así vivirán Mi Mensaje.
No desistan, sí persistan. La fe les redoblará la fortaleza espiritual que necesitan para caminar hacia un nuevo tiempo.
Todo llegará a su fin, porque el fin también tiene su tiempo y su hora.
Refuercen su compromiso con el Padre Celestial y permitan que Él pueda obrar en los acontecimientos, aunque Su Presencia sea silenciosa.
No teman enfrentar el fin de los tiempos, aún hay mucho que atravesar y que vivir.
Aunque esté recogido estoy con ustedes y regresaré para darles Mi último impulso, aquel impulso que finalmente los colocará en el cumplimiento de su tarea y de su misión en este planeta; misión que los hará representarme en la Tierra como Mis apóstoles y como Mis compañeros, aquellos que estarán Conmigo bajo cualquier circunstancia y de manera incondicional.
Yo Me sirvo de sus sufrimientos para aliviar el sufrimiento de la humanidad. Todo lo que toco lo transformo en bien y lo transfiguro en luz para todas las almas, llevando hacia ellas el Amor de Mi Corazón.
Desde Aurora daré Mi gran impulso de amor para el planeta en el mes de marzo, momento en el cual Mi tarea con ustedes estará finalizando. Pero ese será un momento muy importante porque podrán poner en práctica todo lo que Yo les dije una vez y podrán hacerlo mejor de lo que Yo lo hice en los tiempos pasados; solo deben ser obedientes a Mí y confiar.
En marzo se abrirá la última Fuente de Mi Divina Misericordia para que sus espíritus se terminen de formar en este Comando que Yo dirijo desde el Universo.
Recen todos los días con más fervor y que la oración brote del corazón, así como brota su amor por Mí.
Los bendigo y les doy Mi Paz.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Decreto de Esperanza para el Corazón de la Tierra
Escucha, ¡oh, Corazón de la Tierra!
El ciclo de definición para tu destino ya llegó.
Camina hacia tu nuevo nombre, hacia la expresión de tu nueva vida.
En este calvario que vives, cargando la cruz del fin de los tiempos,
ve tu Corazón tornarse el escenario de una batalla,
trazada desde los orígenes de la vida humana y antes de ella.
Ve que llegó la hora de que esta batalla tenga fin,
y prepara los corazones de tus hijos,
para que sean triunfadores en el Amor y en la Verdad.
¡Oh, Corazón de la Tierra!,
tu nuevo nombre se diseña como fuego en el horizonte,
y nada podrá detener el triunfo de tu destino.
Irradia la fe que nace en el centro de tu ser para cada uno de tus hijos,
para que, a través de ella, sean conocedores de la Verdad y del Bien.
Disuelve, poco a poco, el tiempo que te rodea
como velos que cubren tu rostro,
ocultando la Verdad que existe más allá de ti.
Deja que tus hijos ingresen, poco a poco, en el Tiempo de Dios,
en el Tiempo Real,
y que así reconozcan no solo la gravedad de estos días,
sino también la majestuosidad de tu propósito.
Deja que tus hijos contemplen no solo la ilusión
y la somnolencia que absorben a los seres,
sino que sepan su origen y lo que los hizo llegar hasta aquí
para tornarse seres humanos, esperanzas del Corazón de Dios.
¡Oh, Corazón de la Tierra!,
que agonizas y te entristeces en este parto que parece eterno,
de un Hijo tan esperado toda la Vida.
Aunque sean dolorosas tus contracciones
y tu cuerpo esté cansado,
no pierdas la esperanza de ver nacer de ti
al nuevo hombre, a la nueva vida.
He aquí que, poco a poco, surge la promesa que el Creador hizo para ti,
desde el principio de tu existencia y antes de ella;
promesa que fue renovada a lo largo de la evolución humana,
que triunfó en la Cruz del Salvador y que debe culminar
con la cruz de estos tiempos, la cruz planetaria.
Deja que las promesas de Dios se tornen vida
y ve salir de los libros sagrados las profecías del Armagedón.
Pero, más allá de eso, ve también el cielo abrirse y, entre las nubes,
a los coros de ángeles preparando el Retorno del Dios Vivo a tu seno.
Él vendrá con los Brazos abiertos para recibir
a los hijos que nacieron de ti
y, tomando en Sus Brazos esta nueva vida,
elevará las dimensiones y calmará el dolor.
Traerá al mundo Su Reino y ya no te llamarás Tierra ni Jerusalén.
Resonará desde las Alturas tu nombre, este sonido sagrado
pronunciado por Dios desde el principio.
Y, con esta vibración sobre ti, ya no verás más el dolor y sí la paz.
En ti, tus hijos crecerán y, por mil años, fortalecerán en sí el Amor,
hasta que estén prontos para hacer triunfar el Amor en toda la vida.
Recuerda Mis palabras, ¡oh, Corazón de la Tierra!,
y recuerda a tus hijos que tu historia ya está trazada,
y que, a pesar de todos los desafíos, jamás deben perder la fe.
Dejo sobre ti la bendición del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
San José Castísimo
Primer Mensaje
Desde la Gran Estrella del Universo Yo los saludo y envío Mi Mensaje de paz para el mundo.
Hoy Mis Palabras emanan desde el corazón de Andrómeda, lugar desde donde se gobierna a este Universo y a muchos Universos más que son regidos por la Ley de la Jerarquía y que están bajo los cuidados de las grandes Consciencias universales.
He venido a la Argentina para corregirla en su propósito, para llevarla de nuevo hacia el camino de la luz.
Por eso extiendo Mi Mano hacia el Pueblo de Dios, para que se puedan tomar fuerte y seguirme por el sendero de la verdadera fe y de la nueva esperanza.
Desde Andrómeda emito Mi Voz para el mundo y especialmente para Argentina, sabiendo que es un pueblo que necesita enderezar sus caminos para poder cumplir el Propósito de Dios, para poder vivificarlo, para poder realizarlo en estos tiempos críticos en donde todo está en juego.
No es nada nuevo lo que hoy Yo les pido, compañeros, sino solo recordar su compromiso para que puedan recordar su origen, sabiendo que esta vida material no termina aquí y que después de esta vida hay mucho más que aprender.
Los Universos se ofrecen para que puedan aprender en sus sagradas Escuelas, en donde todo está escrito y en donde todo se cumple.
Por eso, los invito en estos días a beber de Mi Misericordia para que puedan beber de la Fuente del Conocimiento, un conocimiento que les revela la Verdad, un conocimiento que les dará la paz y la sabiduría que necesitan para estos tiempos críticos.
Pero Mi venida a la Argentina no evitará muchas cosas más de las que suceden en estos días y en estos tiempos.
La libertad aún está en la mano de los hombres.
La libertad es lo que los puede llevar a Dios o es lo que los puede condenar sin que lo perciban.
Por eso, la elección está en cada corazón humano, la elección de vivir en Dios o de no estar en Dios, de sumergirse en el Amor de Dios o de apartarse del Amor de Dios.
Nadie será forzado a vivir una espiritualidad que aún no ha comprendido ni sentido en su interior.
Pero lo que Yo puedo prometer para la Argentina es solo Mi Amor y Mi Misericordia. Vertientes que los llevarán a encontrar el Propósito Divino, a encontrar la respuesta que tanto buscan desde hace tiempo.
Así Yo voy formando a Mis nuevos soldados, los soldados de los últimos tiempos. Voy construyendo en las moradas de todos los seres el Cristo interior, aquel que vivirá el fin de los tiempos, aquel que dará testimonio, en Mi Nombre, de que Yo estoy aquí entre ustedes y con ustedes.
Por eso hoy Mi Voz se emite desde Andrómeda, lugar en donde el Gobierno Universal mora y cumple las Leyes Divinas para este Universo Material; lugar en donde grandes decisiones se toman para la evolución y el despertar de las consciencias, para la expresión infinita de más grados de amor, de un Amor más grande que aquel que Yo pude concebir cuando estuve en la Tierra entre ustedes, hace tanto tiempo.
En aquella época Yo les dejé una llave que los ayudaría a trascender todos los tiempos y todas las generaciones, todas las experiencias y todos los aprendizajes.
Es el amor a la vida lo que reconstruirá a la Argentina, más allá de los errores y de las faltas.
El amor es lo que curará, es lo que colmará.
El amor les concederá la paz y así vivirán en justicia.
De nada servirá oponerse los unos a los otros, porque por más que hay desigualdades, que son vistas por todos, lo que importa para Dios, compañeros, es el destino de su nación y de su pueblo como una Tierra Prometida que ya no contará con injusticias ni desigualdades, que estará permeada por la Presencia de Dios en la vivencia perfecta de Su Amado Hijo en el corazón de los hombres.
No luchen por lo que es material, aunque sea injusto.
Construyan en ustedes lo que es verdadero y lo que proviene de Dios, aquello que realmente los hará libres, algún día, para alcanzar el Reino de Dios que está dentro de ustedes.
Viviendo en el Reino de Dios estarán en comunión con lo Alto y ya no se tratará más ni de una religión ni una doctrina, porque su religión, compañeros, independientemente de cualquier otra, será el amor.
Es el amor que los llevará a vivir el servicio y la fraternidad para con sus hermanos.
Es el amor que les permitirá construir la hermandad y así poder vivir la nueva vida que repoblará a la Tierra en los próximos tiempos.
Pero, mientras viven su transición interior y exterior, no luchen, ya no se opongan los unos a los otros. Busquen esa justicia en el Don de la Misericordia de Dios y todo pasará.
Así Dios hará justicia, como la Gran Consciencia Divina que Él es, y Sus hijos finalmente lo representarán en la Tierra, como Él tanto lo ha esperado desde el principio.
Sean capaces de vivir Mis Palabras más allá de los sentidos.
Sean capaces de arriesgarse a hacer un poco más de lo que hacen o de lo que han conseguido en sus vidas, porque todo volverá a comenzar en el amor y del amor partirá. Lo demás se hará polvo y al polvo volverá.
En sus espíritus está el Sagrado Relicario de Mi Corazón.
En sus almas puede estar la presencia de Mi Alma, para que estén en comunión con la Justicia Divina y en un perfecto equilibrio.
Por eso, desde Andrómeda se emite una Voz de igualdad y la Gran Estrella de este Universo los llama a la elevación de la consciencia para salir de las formas y de las batallas, para alcanzar el verdadero sentido de su existencia y de su misión en la Tierra, como individuos, como pueblo y como país.
Cierren las puertas al caos. Abran las puertas a Mi Divina Misericordia, porque así Mi Presencia triunfará en ustedes y Mi Energía triunfará en su nación.
Ha llegado la hora de percibir la realidad y no los engaños.
Ha llegado la hora, compañeros de Argentina, de subir un escalón más para aproximarse a Dios y sentir Su Amor que los colma y los colma de tiempo en tiempo.
Sean un pueblo merecedor de la Justicia Divina y no de la justicia humana. Así aprenderán a estar en equilibrio y en armonía con el Universo.
Andrómeda emite su voz, desde el Universo hacia su planeta, para que la puedan escuchar y puedan contar con su gran Gobierno que es celestial y cumple los comandos superiores que dicta el Padre Eterno.
Únanse a esta cadena de oración por la paz y eviten que el caos los sumerja.
Sean inteligentes y activen la oración del corazón para que sus propios Espejos internos disuelvan toda la oscuridad reinante.
Por eso, Andrómeda viene para bendecirlos y para consagrarlos, para que cada corazón humano y cada alma escuche la Voz del Universo y reciba, desde Andrómeda, el espíritu de la paz.
Que su ofertorio para este Maratón sea verdadero, como lo han demostrado en estos últimos días.
Porque el Universo está contemplando todos sus esfuerzos, por más pequeños que parezcan. Todos los esfuerzos suman para el descenso de la Divina Misericordia que permite amar a los enemigos y perdonar a los injustos.
Anímense a superarme en el amor y encontrarán la Verdad.
Anímense a ser Mis testimonios y serán libres, así como tanto lo esperan.
El Reino de Dios está dentro de ustedes y él allí debe permanecer, a través de los tiempos, para que se cumpla la Sagrada Voluntad.
Les agradezco por haberme dicho “sí” para este encuentro, porque eso significa mucho para Mí, como Consciencia Divina y Universal.
Aquí existen almas muy valiosas y espíritus muy importantes para la Creación. Por eso están en la Argentina y no en otro lugar.
Todo en la Creación tiene un sentido divino y un Propósito superior para manifestarse.
Sean parte de esa corriente universal que proviene de Andrómeda y reconozcan en estos tiempos su misión para con la humanidad.
Que en esta Maratón de primavera florezca el amor de sus corazones.
Que sus manos, brazos y pies den los frutos del servicio y caminen al encuentro de los necesitados para que la Misericordia llegue a todos, sin distinción.
Que la Luz del Espíritu de Andrómeda los bendiga en el nombre de la Sagrada Hermandad.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Yo estoy cerca Mis hijos para protegerlos y traerles la Paz, porque las batallas de estos tiempos son el anuncio de Mi Reino venidero y el establecimiento del Plan de Dios en este mundo.
Yo Soy la Madre de todos los Tiempos y de todas las eras, porque en el Principio, sus esencias surgieron de Mi Vientre Creador. Los hijos de Dios nacieron de Mí, por la fecundación divina del Espíritu Santo, así como Su Primogénito expresó el Espejo de la Creación Universal cuando en la Tierra fue gestado en Mi Ser.
Yo Soy la Madre de todos los Tiempos, porque los gesté en el principio y los gestaré en el final, para que renazcan en Mí como una nueva humanidad.
A pesar de estar en la vida, ustedes están espiritualmente dentro de Mí, y Yo los protejo para que en el momento correcto puedan renacer. Hago de sus corazones el Espejo de Mi Vientre materno y gesto en ellos al nuevo ser.
Pensarán que renacerán por sí mismos y que el Amor de Cristo emergerá de sus esencias como un milagro divino; pero Soy Yo, hijos Míos, que como Madre de todos los Tiempos, lo estoy gestando en ustedes.
El Vientre Divino se espeja en todas las criaturas y en ellas gesta la nueva vida y el nuevo ser. Todo lo que emerge de nuevo en ustedes, como en toda la Creación, tiene su principio en Mí, porque Yo Soy la Madre de todos los Tiempos.
Sientan en el propio interior el reflejo de la vida que gesto en Mí y espejo a través de ustedes. Reconozcan el misterio de la Unidad de la Madre con Sus hijos y glorifiquen a Dios, por el poder de esa Unidad.
Dejen que Mi Vientre Universal geste en ustedes un nuevo hombre, un nuevo ser, digno de llamarse Hijo, así como Su Primogénito fue llamado en todo el Universo y en toda la Creación.
Así como gesté en Mi Vientre al Hijo del Hombre, hoy gesto al Hijo del Nuevo Hombre, el Niño Nuevo, que deberá expresar la victoria del Creador y la renovación de la evolución para todos los universos, superando las expresiones de Amor y de entrega vividas hasta hoy en este y en todos los mundos.
Sientan que Mi Vientre Creador los renueva y hace perecer toda la materia vieja que se descompone como polvo en la consciencia humana, porque ya no construye el Plan de Dios y Su Voluntad. Den lugar a lo que gesto en ustedes, en sus corazones y en sus consciencias, para que inclusive sus mentes se abran y reconozcan la Nueva Ciencia Universal, que trasciende el entendimiento humano.
Dejen que la irradiación de ese Espejo Creador en sus esencias se expanda por todo su ser y expulse de ustedes lo viejo. Salgan del capullo de la ignorancia y de la ceguera humana, para que la renovación de la Creación les dé alas para llegar a Dios, y que su vuelo inspire a otros para renacer y volar.
Yo Soy la Madre de todos los Tiempos y ustedes son Mis hijos. Yo los amo tanto como al Hijo Primogénito de Dios, porque cada uno de ustedes representa una oportunidad tan grande para la Vida como la que Él representó, como Él fue, es y será siempre.
Den lugar a lo Nuevo que gesto en ustedes, y eso comenzará a abrir el corazón y la consciencia para vivir lo que no comprenden, y decir “sí” a lo que no conocen y nunca vivieron.
Los viejos patrones deben quedar atrás, junto a la vieja humanidad, porque el Creador aspira a que la Nueva Jerusalén descienda pronto sobre el mundo, y para que eso ocurra, Sus hijos también se deben renovar.
El Creador no hará descender sobre la Tierra un nuevo arquetipo de vida, que tiene como base Leyes Divinas y Gracias insondables, si la humanidad no se renueva y renace para volverse digna de habitar en esa Tierra. La Nueva Jerusalén solo se manifestará con toda su pureza, cuando el hombre sea puro y digno de habitar en ella.
El Hijo del Hombre no volverá al mundo para ser crucificado por segunda vez. Sus compañeros deben cargar la cruz de estos tiempos y vivir la transformación en Cristo, antes de que Él retorne, porque Él vendrá a consumar el Plan de Su Padre y a demostrar a los Suyos que pueden ser tan Hijos de Dios como Él lo es.
Él fundará la Nueva Jerusalén con Sus compañeros y dará a gobernar la Tierra a los mansos y puros de corazón, porque los nuevos gobernantes no serán aquellos que saben someter y subyugar, sino los que saben rendirse a Dios, respetar a sus hermanos y humillarse ante ellos, reconociendo al Creador presente en todas Sus criaturas.
Será el Hijo del Nuevo Hombre quien habitará la Tierra Prometida, y todo lo que hoy está viejo y descompuesto se renovará en los Estanques de la Creación como algo nuevo, para que todo se pueda recrear. Yo Soy la Madre de todos los Tiempos y de todas las cosas, y hoy les anuncio la Gracia que les espera al renacer. Contemplen en el propio interior al Espejo de la nueva gestación universal y sean celadores de lo que nace en ustedes.
Así como tomé en los brazos a Mi Hijo, cuando Él expresó la gloria de Dios en la fragilidad de un niño, quiero un día, hijos amados, tomar en los brazos lo que hoy se gesta en vuestro interior y contemplar el triunfo de Dios en la vida humana, teniendo la certeza en Mi Corazón de que toda batalla y todo dolor habrán valido la pena para ver llegar este momento.
Los gesta en Su Vientre Creador,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz y Madre de todos los Tiempos
Yo siempre tendré a Mis hijos en Mis brazos, los ampararé y los resguardaré, aunque al cruzar el desierto de estos tiempos, todas las bestias se levanten contra ellos y contra Mí.
Yo siempre tendré a Mis hijos en Mis brazos, porque son para el Creador el mayor tesoro de toda Su Creación; son parte de Mi Vientre y la sangre que corre por sus venas proviene del manantial que brota de Mi Inmaculado Corazón.
Yo siempre tendré a Mis hijos en Mis brazos, aun después de que este desierto pase y encontremos la Nueva Jerusalén, la Tierra prometida, donde no hay otro que triunfe más allá del Padre.
Hijos Míos, estoy con ustedes entre Mis brazos, cruzando el gran desierto de estos tiempos, donde el asedio persigue a la Madre y a los hijos de Dios. Sin embargo, Mis pasos de luz son inalcanzables y no habrá tinieblas que puedan detenerme. Por eso, solo les pediré que se mantengan en Mis brazos y no teman.
Yo los llevo en Mi Corazón, en donde el amor que siento por las almas y por la Vida vence cualquier oscuridad y convierte cualquier mal. Dejen que sus cabezas reposen sobre Ese Corazón y solo aférrense con fuerza a Mis brazos, porque el desierto un día acabará y enseguida llegará la Casa del Padre, la Morada segura para los mil años de Paz.
Mientras estén entre Mis brazos, los vientos fríos podrán soplar y la noche podrá caer sobre nosotros, pero el Sol de Mi Esencia es inextinguible y siempre iluminará el camino. Aquel que esté en Mis brazos no se perderá, porque Yo caminaré con él y lo protegeré.
Sean inocentes y rendidos como los niños; dejen que Yo los tenga en Mis brazos y les muestre que sin Su Madre Celestial no hay vida. Yo los sustento, Yo los resguardo y los amparo en el desierto y más allá de él.
Habrá días, hijos, en los que se sentirán perdidos, porque el desierto a veces parece no tener fin, pero manténganse en Mis brazos, oren Conmigo y escuchen el susurro de Mi dulce voz en sus corazones, diciéndole: “Estoy aquí”.
Mis hijos son el mayor tesoro de la Creación, no importa el error que hayan cometido o como se hayan desviado del camino, porque los errores y los desvío son la consecuencia de los aprendizajes que se viven en este mundo. No confundan lo que hacen con lo que son. Busquen la verdad en su interior y manténgase en Mis brazos.
El enemigo persigue a la Señora Vestida de Sol, por el desierto, porque la oscuridad de él acaba en presencia de la Madre de Dios; porque su reinado se desvanece y su tesoro de ilusión se pierde cuando las almas descubren la verdad sobre sí mismas y abandonan el engaño para dejarse guiar por la Luz interior.
Vengan hijos Míos, manténganse en Mis brazos, y poco a poco, paso a paso, no solo los protegeré sino también les enseñaré a ser dignos hijos de Dios y a encontrar la verdad.
Permanezcan en Mis brazos y oren Conmigo. Escuchen Mi voz y no se aparten de Mí.
Créanlo, el enemigo no descansa e intenta asustar a Mis hijos, porque él vence con el temor y con la ilusión. Por eso, Mis amados, coloquen en sus corazones la certeza del triunfo de Dios, porque si están en Mis brazos, nada les sucederá.
¡Les quiero mostrar la Nueva Jerusalén Celestial, la promesa de Dios que aún existe! No busquen en la Tierra algo que está en las dimensiones divinas. Manténganse en Mis brazos y Yo los conduciré a la verdad y abriré sus ojos para que encuentren la Voluntad de Dios.
Yo los amo, los amparo y les agradezco por ser los mayores tesoros de Mi Corazón.
Quiero, hijos, que resguarden el Centro Mariano del Niño Rey, porque aquí, Mi fuente de Redención debe tornarse vida.
Cierren las puertas al enemigo, que les trae incertidumbre y desesperanza y manténganse en Mi Corazón.
Los niños, que se redimen hoy, construirán en la Tierra el triunfo de Mi Reino, y es sobre ellos que haré descender la Nueva Jerusalén, que finalmente se plasmará en la materia, cuando esté purificada y consagrada al Padre.
Yo los bendigo, con la señal de la Santa Cruz,
en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Al fin la guerra y la persecución de la humanidad terminará cuando la mayoría de los hombres y mujeres del mundo se arrepientan de corazón y confiesen a Dios todos sus pecados. Hasta que eso no suceda, Mi Inmaculado Corazón no triunfará.
Por eso pido amorosamente que todos Mis hijos que Me escuchan y que responden a Mis designios, sigan orando para que la paz no solo se alcance sino para que la paz no desaparezca del corazón humano.
Toda guerra material es consecuencia de un conflicto espiritual e involutivo, toda guerra entre los hombres y entre las naciones está fomentada por la soberbia y por el poder que una y otra vez intentan derrotar a la civilización humana.
Por eso, hijos Míos, elevando Mis manos al Cielo en señal de oración y de piedad, les imploro a cada uno de ustedes, criaturas de la Tierra, que transformen su soberbia en amor, que cambien su ira por la paz. Así, en poco tiempo, el Padre tendrá a Su vista los ejemplos y los testimonios suficientes para que el mundo reciba una gran amnistía y no se autodestruya.
Sean uno con sus Ángeles de la guarda. Sean una sola consciencia, una sola mente y un solo corazón en los tiempos que llegan. Los Sagrados Corazones, de forma extraordinaria, en el Universo Celestial están reunidos en oración por todos ustedes y por todo el proyecto de la Tierra.
Necesito, queridos hijos, que ustedes tomen consciencia de lo que eso significa para este tiempo de Armagedón espiritual. Que sus corazones estén muy unidos al Mío para que ninguna fuerza contraria a la Luz de Dios prosiga dominando la consciencia planetaria.
Pido a todos los seres orantes del mundo una respuesta por toda la humanidad, lo suficientemente inmediata ante el Universo Celestial de Vuestro Padre.
El gran abismo que una vez fue visto por Juan el Apóstol, ya se está abriendo. En verdad, queridos hijos, nunca nadie pudo interpretar bien el libro del Apocalipsis. Aún no ha habido ningún erudito o religioso que lo haya conseguido, y esto es así porque los símbolos se revelan como mensaje a través del corazón.
Ante la falta de comprender verdaderamente que ya no son tiempos normales sino momentos Apocalípticos, queridos hijos, bajo la autoridad divina que Me fue concedida a través del estado pleno de Mi Gracia, es que Yo los estaré ayudando a interpretar cada una de las señales del Apocalipsis.
Ante esto muchos se opondrán, pero cuando Vuestra Madre Celeste, que viene del Universo Mayor, comience a hablar, todo sucederá así como fue visto por Juan.
Ya no crean que todo esto que está siendo profetizado sucederá en otro momento de la humanidad, la raza está gravemente condenada a un Juicio Final severo y los ángeles se preparan desde hace tiempo para ese momento.
Pero finalmente el Corazón Inmaculado triunfará en la vida de todos aquellos que se hayan transformado y redimido, dando así espacio a la poderosa intervención divina que es entregada en este momento.
Queridos hijos, mientras las agujas del reloj indican el paso del tiempo, todo se precipita rápidamente, esta es la causa de tantas pautas y pedidos de oración. Sus ofrecimientos serán amorosamente bien recibidos.
América deberá enfrentar el mayor yugo para después concretar el proyecto de la Tierra prometida, para eso sus espíritus son convocados por Mí.
¡Les agradezco por abrazar con fe Mi llamado!
Ante los tiempos de batalla espiritual, los ampara,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Queridos hijos:
Como la Madre Peregrina, voy por el mundo en búsqueda incesante de los corazones humildes en el Señor para así construir las nuevas bases de la Tierra Prometida.
En estos tiempos Yo los convoco para amar y perdonar porque así veré también vuestros corazones humildes en el Señor, siendo verdaderos apóstoles de Mi Hijo.
Cuando vuestra redención suceda, hijos amados, será el momento de dar el paso correcto a la conversión del alma y de toda la consciencia.
Todos los días los reúno en este, Mi cenáculo de amor, para que reciban los impulsos internos que los llevarán a la paz y al amor en Cristo.
Hoy visito vuestro Corazón Sagrado y lo renuevo a través de los dones del Santo Espíritu de Dios para que, decididos y simples, ayudemos a reconstruir esta herida humanidad.
Queridos hijos, todos los días los espero en oración. Mi Gracia es vuestra Gracia, Mi silencio será vuestro silencio cuando tan solamente se arriesguen a vivirlo en la fe y en la confianza de que algún día lo conseguirán.
Yo soy vuestra Madre y los guardo a todos en Mi Corazón Sacratísimo.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice siempre en Cristo,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
En esta noche de Gracias, quiero darle Mi bendición al mundo, principalmente a los corazones que están vacíos, para que todos ellos reciban la Paz de Dios.
Desde el corazón de Fátima y con alegría, los reúno a todos en el Cenáculo Sagrado, bajo la Presencia de Mi amado Hijo Jesús y la Presencia fiel y castísima de San José, pues como Sagrada Familia del universo, irradiamos Nuestras Estrellas de Luz, aquellas que concibieron Nuestras Consciencias y les abrieron las puertas al mundo, directamente hacia el camino de la redención.
En esta noche, Mi Corazón Inmaculado celebra con alegría y regocijo las velas encendidas, las almas que despiertan al camino de la conversión y de la paz. Y aunque ustedes saben, hijos Míos, que el mundo entero sufre y padece; hoy, la Reina del Cielo trae una oportunidad única para todos, abriéndoles las puertas del corazón para que definitivamente sus vidas encuentren al alma, recinto sagrado de Dios, en donde su Rey desea reposar en el momento de Su gran Retorno al mundo.
Hoy, los ángeles de Lys se congregan y llevan la paz a los lugares más distantes del planeta, especialmente a todas aquellas almas que no siguen Mi religión y que no conocen Mi Faz divina. Pero la Madre del Mundo, la Señora de las Estrellas del universo, la Reina coronada por la Corona de Dios, en presencia de todos los Ángeles y Arcángeles, celebra, junto con Su Hijo, la misa de la redención, el reencuentro del espíritu de amor en todas las almas perdidas.
Por eso, en esta noche de Gracias, no solo el Santuario de Lys se enciende, sino todos los corazones que en devoción despiertan sus espejos internos para irradiar los códigos de amor y de paz al mundo.
Hoy, en verdad, queridos hijos, Me siento unida a cada uno de ustedes. Así, sus pecados son liberados y todas las manchas del sufrimiento son aliviadas.
Estoy presente aquí, entre ustedes, hijos Míos, como la Reina de la Paz, como la Reina del Amor y de la Misericordia. Aquella que estuvo entre ustedes en Nazaret, gestando en Su Vientre al Hijo de Dios y trayendo la oportunidad de conversión para el mundo entero.
Soy aquella Mujer Vestida de Sol, anunciada en el Apocalipsis de Juan, que trae la luna bajo Sus pies, anunciándole la esperanza a este mundo que sufre y abriéndole la puerta para el Retorno de Mi Hijo, el Hijo primogénito de Dios, su Jesús, Jesús Rey.
Por eso, abran sus corazones y que sus faltas sean perdonadas, a través de la Comunión que todos Mis hijos, a lo largo y ancho del mundo, al comulgar con Mi Hijo amado, recibieron Su Sacratísimo Cuerpo Redentor, en la unión perfecta y divina con Su Espíritu místico y divino. Las Gracias y las Misericordias de Dios descienden a este mundo a través de los corazones de los Ángeles de la Guarda.
Por eso, en esta noche, también los invito, hijos amados, a que disipen de sus mentes todos los problemas, la Gracia de su conversión está próxima.
El Arcángel Miguel, junto a San Gabriel Arcángel, se unen en este momento para irradiar el poder de Mi Inmaculado Corazón al mundo. Dichosos de aquellos que sientan Mi Presencia maternal, a pesar de que no Me vean; pues Dios desea todavía, hijos amados, que Yo utilice ciertos instrumentos a lo largo y ancho de esta humanidad para que anuncien Mi Palabra al mundo, que es el Mensaje de Cristo, su Salvador, que siempre les traerá la paz y la esperanza en estos momentos difíciles.
Pero hoy, en Mi reinado universal y maternal, Mis manos sagradas sustentan el cetro de la Paz para traer al mundo la verdadera Justicia de Dios y, así, todos los corazones se puedan armonizar con la Ley del Creador.
Sientan los Rayos de Mi Corazón Inmaculado, para que algún día, hijos amados, puedan entender las Leyes del Creador; aquellas que son altamente ultrajadas por los corazones ingratos que no quieren escuchar a Mi Hijo, ni en la Confesión ni en la Comunión.
Pero ustedes, hijos amados, más conscientes de la vida espiritual y superior, podrán elevar al Cielo, en un sagrado ofertorio, a todos los corazones del mundo que, antes de este tiempo final, deben despertar al llamado de la Madre de Dios.
Hoy, estoy entre ustedes, fortaleciendo el cenáculo del corazón; recordándoles que deben seguir orando todos los días, especialmente en este tiempo de tribulación, que comienza a suceder en el interno de las personas y que se expresa en el exterior de esta vida material.
Quiero que salgan de aquí atentos y preparados, y que todos los corazones que en este momento están unidos a Mí, en el Sagrado Santuario del Reino de Lys, puedan llevar una vida buena, de reconciliación y de paz, viviendo el arrepentimiento, fortaleciendo la fe en Cristo, renovando los Sacramentos y viviendo una vida de fraternidad para que al menos, hijos Míos, una parte de esta raza pueda concretar el advenimiento de una Nueva Humanidad.
Algunos corazones ya viven esta Nueva Humanidad en lo profundo de sus almas, aguardando por la gran promesa de la Tierra Prometida que vendrá en auxilio de todos desde el Universo Celestial, a través de la Nueva Jerusalén, que será formada por los discípulos de Mi Hijo, aquellos santos de los últimos días, que proclamarán la última palabra antes de que se abra la gran puerta en esta humanidad.
Por eso hoy, hijos Míos, no solo contemplo sus necesidades, la falta de amor en sus corazones y el fortalecimiento de la fe en sus vidas; Yo vengo a traerles un Mensaje de esperanza, pero también un Mensaje de advertencia: llegó la hora de orar con el corazón todos los días y de no perder tiempo en cosas superficiales.
Alimenten sus espíritus y mentes con la sagrada Palabra de Mi Hijo amado. Estudien el Evangelio. Visiten la Biblia todos los días. Lean los Mensajes y practíquenlos para que sus vidas sean un ejemplo de caridad y servicio, a través de las tareas de amor y del espíritu de redención.
Hoy, ante ustedes se encuentra la Nueva Aurora, aquella que siempre brilla en el firmamento interior de los corazones que la invocan, en la Presencia Sagrada del Padre-Madre Creador Emmanuel, que los une a Mi Corazón Divino para que vivan la oportunidad de la redención.
Liberen sus faltas y deudas, y reencuentren el camino al Reino de Dios.
Por eso, hoy estoy aquí, en Goiânia, para que el estado de Goiás junto a Mato Grosso, funden nuevos grupos de oración para orar por los Reinos de la Naturaleza, principalmente por el Reino Animal que es muy castigado por todos. Esa deuda debe ser equilibrada.
Por eso, hoy les dejo a todos la responsabilidad de que respondan a este llamado de Mi Corazón Inmaculado y despierten a la consciencia del Génesis, en donde Dios desde el principio, desde Adán y Eva, proveía de todas las cosas necesarias para poder vivir sin necesidad de ultrajar al Reino Animal ni a ningún Reino creado por su Dios.
No solo vengo por ustedes, humanidad dormida, anunciándome desde el Reino Sagrado de Fátima, despertando sus esencias, aquellas que deben estar unidas a Dios todo el tiempo; también vengo por los Reinos Menores, aquellos que conviven con ustedes todo el tiempo, que son lastimados y ultrajados por las manos violentas de los hombres, sin un mínimo respeto por la Ley de la Creación.
Ustedes, que viven aquí y que saben sobre las masacres del Reino Animal, los invito, queridos hijos, a que busquen la vida natural, sírvanse de aquello que Dios les entregó desde el principio; alimenten sus barrigas de cosas sanas, divinas y sublimes; dejen a los Reinos en paz, déjenlos que ellos puedan evolucionar. Ellos necesitan de ustedes todo el tiempo y para que la Ley no caiga sobre toda esta humanidad, muy sorda y ciega.
Yo les vengo a advertir, queridos hijos, sobre una puerta, una oportunidad: abran sus ojos al llamado de su Madre del Cielo.
Ya no hay tiempo que perder. Ya no se involucren con las modernidades, no sean instrumentos de Mi adversario. Usen su inteligencia superior, despierten sus células dormidas para que Dios pueda trabajar a través de sus corazones y vidas.
La humanidad le debe mucho al universo; pero como Yo provengo de ustedes y ustedes provienen de Mi Corazón, Yo soy parte de esta humanidad desde el principio. Les traigo la Verdad y la Justicia para que las puedan reconocer y vivir con simplicidad.
Hijos amados, hoy todo el universo se congrega para que, desde el Reino de Lys, las almas salgan renovadas en la esperanza y en la fe. Y, cuando ustedes, hijos amados, dejen de hacer algunas cosas en sus vidas, actitudes que los llevan a la perdición, podrán comprender Mi Mensaje y creerán verdaderamente que todo lo que hoy les dije es parte de la Voluntad de Dios. Así, cambiarán sus vidas, unidos todos los días al Santo Rosario, elevando sus espíritus en la Comunión perfecta con Mi Hijo resucitado.
Por eso, abran sus ojos y ya dejen de dormir. Salgan de este sueño, de este torpor. Despiértense, de la misma forma que se despertaron los apóstoles en el Getsemaní, cuando tuvieron que acompañar la agonía de Mi Hijo.
Pero hoy, les traigo un poco de la Misericordia de Dios, porque Yo intercedí por todos ustedes para que poder decirles todas estas cosas.
Cuando la humanidad cambie y al menos una pequeña parte de esta humanidad viva el último Mensaje del Cielo, podré decir, hijos Míos, que ya estarán preparados para recibir a Cristo. Y, aunque eso esté por suceder, Mi Corazón Inmaculado, su Águila Solar, seguirá sobrevolando esta humanidad a través de las peregrinaciones sagradas, para que los corazones despierten al Llamado de Dios y dejen de ofenderlo todo el tiempo.
Queridos hijos, lo que sucedió en Fátima fue muy importante; pero lo que hoy sucede aquí, en este lugar, es irradiado al mundo entero, al mundo álmico, al mundo esencial de todos los corazones.
Este es Mi testimonio para todos. Este es Mi Mensaje de advertencia para el mundo entero: cambien, cambien pronto. No vivan una vida superflua. Arrepiéntanse a tiempo, confiésense, comulguen con Mi Hijo y serán salvados por Mi Corazón Sacratísimo. Así, Yo contaré con muchos guerreros de la paz que lucharán, con el rosario entre sus manos, en el tiempo culminante de la tribulación, en el que estarán unidos en oración y en espíritu, en unión a Mi Corazón Inmaculado, esperando el Retorno del Cristo al mundo, cuando la humanidad entera, de Oriente a Occidente, despertará y reconocerá al Rey Universal.
En este día, hijos Míos, en el que sus corazones se recogen en Mi Espíritu maternal, estoy presente aquí, colmándolos con Mi Paz y con Mi Amor, estoy presente en Fátima con todos Mis hijos, en todos los hogares que están unidos a Mí en este momento, en todas las órdenes consagradas a Dios y también estoy en Kibeho, trabajando en el corazón de Ruanda para toda África.
Por eso, hijos amados, como conocen Mis diferentes Faces de Luz, con las que he aparecido a diferentes corazones para traer un Mensaje de paz y de esperanza a lo largo de los siglos; hoy deseo, hijos amados, como su Señora del Santísimo Rosario, que guarden en sus memorias Mi Mensaje de Paz, Mi Mensaje de instrucción que proviene de la Voluntad de Dios y de Su Poder Supremo. Mi Mensaje es fuerte e intenso, con la esperanza que sus células despierten al llamado a la redención y a la conversión de los corazones y de las familias.
En esta noche, hijos amados, depositen sobre Mis manos sus aspiraciones. En el silencio del corazón y de la palabra, díganme internamente qué es lo que necesitan, Yo los escucho a través del silencio.
Y ahora, que he recibido sus súplicas, coloquen su mano izquierda sobre el corazón y proclamen, internamente, la consagración a Mi Corazón Inmaculado.
Yo soy la Señora del Verbo Divino y estoy con todos aquellos que son consecuentes con Dios, en humildad y simplicidad, en reverencia y amor.
Hoy, consagro todas estas imágenes sagradas para que sean el ícono de su esperanza, de la Misericordia de Dios, a través de su Señora, la Señora Celestial.
En esta noche, nuevos hijos se consagrarán y espero que caminen a Mi lado sustentando la bandera de la paz. A pesar de los temblores del suelo, Mi Corazón sustentará a aquel que sea fiel a Mi Espíritu maternal. No los dejaré solos, no caminarán solos, Mi Espíritu omnipresente y universal siempre los colmará.
Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús:
Que vengan aquí los hijos que se consagrarán. En presencia de Nuestra Santísima Virgen María, vamos a escuchar "Nuestra Señora de Kibeho".
Como su Señora del Verbo Divino, del Santísimo Rosario de Fátima, como la Reina de la Paz y Madre de toda la humanidad, unidos de corazón, Yo los consagro, queridos hijos, bajo la omnipotencia de Mi Hijo Jesús, en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Queridos hijos de Estados Unidos, Mi esperanza de llegar a su nación está latente en Mi Corazón. A través de sus pasos, Mi tarea se concretará y una vez más Mi Inmaculado Corazón triunfará.
¡Les agradezco!
Canción: “Nuestra Señora de Kibeho”.
Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús:
A pedido de Nuestra Señora del Santísimo Rosario, nos vamos a poner todos de pie para cantar el Himno del Santuario de Fátima, hoy, 13 de mayo.
Nos mantenemos de pie, quietos y en silencio y, después de este cántico, vamos a prepararnos para un intervalo, aún permaneciendo en la Presencia de María, para poder celebrar juntos la Comunión. Podemos comenzar.
Canción: "Himno del Santuario de Fátima".
Hermanos presentes y los que están unidos en los Centros Marianos, vamos a dar inicio a esta ceremonia de Comunión después de este encuentro con Nuestra Señora, respondiendo a Su pedido de comulgar con el Cuerpo y la Sangre de Cristo.
Enseguida se celebra el Sacramento de la Comunión con varios sacerdotes de la Orden.
Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús:
¡Gracias, Madre, por cuánto nos das!
Fray Elías del Sagrado Corazón:
Mi Pureza virginal hoy se expande al mundo. Bienaventurados de aquellos que abren su corazón para recibir a Mi Presencia.
En este día tan importante para Dios, el Altísimo, Mi Corazón se ennoblece ante la presencia de Sus hijos y agradezco a aquellos que han sido perseverantes a Mi llamado. En ellos está la nueva Iglesia de Cristo, el advenimiento del nuevo tiempo, la Misericordia que todo transformará.
Hoy Me revelo a ustedes sin velo para que puedan contemplar Mi Virginidad. Así deseo que todas las mujeres del mundo, a través de Mi Corazón Inmaculado, alcancen la alianza y la unión con Cristo, para que así estén unidas al Esposo Celestial y en consecuencia al Padre Eterno.
Hoy Mi Corazón les ofrece el Amor del Universo.
Mis pequeños, agradezco por estas flores blancas que han concedido a Mi Corazón. Este es el símbolo perfecto de vuestro amor por Mi Corazón Inmaculado. Yo estoy también presente en las cosas más simples.
Por eso, en este último día del año, en el que muchas almas se distraen de Dios, y buscan las cosas del enemigo, Yo vengo como la Nueva Aurora para hacer amanecer en vuestras vidas el camino hacia Dios, el Señor, aquel que Él necesita que ustedes recorran mediante la oración y la conversión.
Por eso, en esta noche tan infinita, Mi Corazón se ennoblece y los consagra. Mi Corazón agradece a todos los seres de este mundo y a todos los grupos de oración que en las diferentes partes del mundo viven Mi Principio de Maternidad a través de las Sagradas Faces que Yo he manifestado para las naciones del mundo.
Por eso, deseo en esta noche Hijos Míos, que todos los varones de la Tierra hagan un lazo de amor con Mi Corazón y acepten el matrimonio que Yo les ofrezco, con Mi Espíritu Purísimo y Virginal, así como San José lo aceptó en el principio y Su gran obra de humildad se expandió en Amor por toda la Tierra.
Así formo a través de los consagrados, los nuevos esposos que se casarán con la Madre Celestial para que la esencia divina de la consagración se derrame sobre los corazones simples y sobre los buscadores de la Verdad y del Amor.
Así, Yo también ofrezco en esta noche, en nombre de Cristo, el casamiento a todas las mujeres de la Tierra, especialmente a las que se han consagrado hace poco tiempo al Sagrado Corazón de Jesús y asumieron nuevos votos de compromiso con Dios.
Mi Hijo está tan, tan agradecido por el ejemplo de estas tres nuevas esposas que han dado pasos en la fe y en la confianza, Dios ha escuchado sus súplicas y Él derramará Su gran promesa sobre ellas.
De esta forma, hijos Míos, durante un fin de año, en el que la humanidad se libera demasiado y busca la libertad propia, Yo les doy en esta noche sobre este escenario de Luz, sobre este templo de consagración a Mi Corazón, el verdadero testimonio de la unión espiritual con Cristo a través de estas siervas de Dios que escucharon el llamado de Dios en diferentes tiempos y momentos, y hoy el Universo las ha unido para que expresen la Sagrada Consagración con Dios, con el Altísimo.
En esta noche de Gracias, Yo les traigo la alianza con Jesús, la alianza con la Madre Divina, la alianza con San José, para que los seres de esta Tierra, en este tiempo tan definitivo se animen a dar los pasos de la gran transformación y no tengan miedo de transformarse, porque por más que Mi Corazón se esté recogiendo, Yo no dejaré de contemplar vuestras esencias.
Hijos amados, hijos del Padre Creador, criaturas de la superficie de la Tierra, Yo los animo a todos Mis hijos a que profundicen su consagración. Cada uno sabrá qué es lo que le puede dar al Señor. Yo no vengo a pedir cosas imposibles ni pasos gigantes, Yo les vengo a pedir vuestros corazones porque ha llegado la hora de que vuestros seres enteros reflejen el Corazón de Cristo sobre la Tierra, Mi Corazón Inmaculado y el Casto Corazón de San José.
Si ustedes dieran este simple paso, pero tan profundo y verdadero, les prometo queridos hijos, que en poco tiempo no reconocerán vuestras vidas, porque estarán dentro del Reino de Dios, libres de las maldades de este mundo y de toda la modernidad, que convencen a las mentes humanas a seguir el camino de la perdición, del ateísmo y de la falta de fe.
Como Madre de la Esperanza, como Virgen Purísima y Castísima, hoy les revelo Mi Energía blanca de Luz y derramo sobre vuestros espíritus, tan pequeños pero tan simples, el Misterio de la Pureza Original, el que está guardado en Fátima hace mucho tiempo.
Por eso, vuelvan vuestros corazones hacia los Centros Sagrados y no pierdan tiempo, queridos hijos, no se dejen convencer por las cosas superficiales. La verdadera pureza del corazón se encuentra en vuestros seres. Porque así, como Dios concibió Mi Pureza Virginal y manifestó la Maternidad, el Amor único y verdadero; en vuestros corazones, hijos Míos, se guarda la Verdad profunda, la que muchos de ustedes desconoce hasta ahora y la que se une, desde el principio, con el Origen.
Hoy agradezco a todos Mis hijos, en la humildad del Corazón, en esta fiesta anual de la Madre de la Divina Concepción de la Trinidad. Ofertaron estas flores y estas rosas para poder aproximarse a Mi Pureza Original, pues en esta noche sagrada, Yo bendigo cada una de estas flores, cada una de vuestras esencias para que en el Misterio infinito del amor, algún día, antes del retorno de Cristo, vuestros corazones sean puros y limpios, libres de toda mancha y pecado y estén dentro de la libertad de Dios, viviendo la Nueva Era redentora, el tiempo de los seres misericordiosos, de los que evangelizarán la Tierra Prometida y despertarán en el nuevo tiempo a la nueva humanidad redimida.
Cuando llegue ese tiempo, hijos Míos, después de que haya retornado Jesús, Yo también retornaré al planeta y todos conocerán Mi verdadera Faz y Mi gran Tarea Universal en este mundo y en otros. Por eso, a través de los tiempos, a través del silencio y de la oración de Mi Corazón, Yo los vengo preparando, vengo gestando en la humanidad una oportunidad infinita, una Gracia imprescindible que no podrá borrarse de la humanidad, a pesar de la acechanzas del enemigo. Yo siempre prevaleceré por encima de ustedes, pues iré hasta el final, hasta que al menos un corazón simple se vuelva a cristificar como lo hizo Mi Hijo.
Si eso en este mundo llegara a suceder, la raza entera se salvará. Muchos no padecerán las catástrofes y nadie adquirirá enfermedades graves. Los corazones ya no sufrirán más, porque para Dios, el Altísimo, un corazón redimido habrá alcanzado la redención y la liberación del mal para que, abriendo las puertas a Cristo, Mi Hijo amado retorne en Su Gloria y todos reconozcan la única religión, la que es profesada por la Sagrada Familia, la religión espiritual que no pertenece a este mundo, que mora en los mundos superiores, la cual ustedes conocerán en poco tiempo.
Para cumplir con esa gran promesa del Altísimo, Yo los formo en este siglo como soldados Míos, para que puedan dar un poco más y arriesguen un poco más, en total confianza y amor, porque Yo siempre estaré a vuestro lado para guiarlos en el silencio del corazón y siempre abrirles las puertas a la rehabilitación.
Desearía profundamente que este mensaje sea escuchado en los cuatro puntos del planeta. Deseo, queridos hijos, y les pido, hijos Míos, que este mensaje de fin de año sea traducido a otros idiomas, a través de esta Aparición, para que a través de la visión interna de cada ser, Mi energía pueda expandirse por el mundo, pues que en esta noche de Gracias, Mi Aurora deje una señal para todos.
Por esta razón, hijos Míos, por la petición de Mi Hijo Jesús, este mensaje debe expandirse en otras lenguas lo más pronto posible para que las almas despierten a la Pureza Original, reencuentren el camino hacia Dios, pidan perdón por sus fallas, se reconcilien con todo el Universo y puedan reencontrar el camino que han perdido.
Si esto llega a suceder, grandes conversiones sucederán. Muchas almas se aproximarán a Mi Corazón, especialmente aquellas que se apartaron de la Iglesia de Mi Hijo por otras acciones de los hombres. Pero Mi verdadero Corazón prevalece en los corazones simples y Él se funde ampliamente en todos los que se consagran a Mi Corazón.
Queridos hijos, en esta noche de revelaciones que vuestros espíritus den gracias a Dios por estar atentos, despiertos, disponibles a este llamado universal que Mi gran Espejo Sideral pronuncia para el mundo. En la compañía de los ángeles y de los arcángeles y de todas las estrellas de este Universo, las nueve galaxias de esta realidad están atentas a vuestro "sí", a vuestra confirmación para que el Plan se pueda restablecer sobre la Tierra y Yo tenga el permiso especial de estar con ustedes un tiempo más.
Deseo tenerlos en Mis brazos, hijos Míos. Muchas noches he pasado cerca de ustedes, escuchando a vuestras lágrimas y llantos, a vuestras peticiones y aspiraciones. Muchas veces estuve sentada en las mesas de vuestras familias escuchando en el silencio a los corazones que clamaban por redención. Muchas veces acompañé vuestras labores para que pudieran percibir Mi Presencia invisible y omnipresente. Muchas veces escuché a vuestras almas que Me decían cuánto Me amaban, que confirmaban a sus corazones en la unión predilecta con Mi Corazón Inmaculado. Muchas veces a lo largo de estos años, escuché vuestras peticiones, vuestros sufrimientos y dolores. Y a través de la Gracia de Dios, a través de los tiempos que hemos pasado juntos, Yo he curado vuestras heridas, cicatrizando con Mis manos vuestros dolores.
No se desanimen, hijos Míos, aún están a tiempo de dar el gran paso a la evolución. Solo deseo, hijos Míos, que puedan estar conscientes cada día más. Porque no es por casualidad que ahora Yo estoy aquí. ¿Han comprendido la Presencia de Mi Corazón y todo los que Yo realizo para poder llegar hasta aquí? Piensen en cuántas veces Yo he hecho ese mismo movimiento reflejando el Amor de Dios hacia todo el mundo para que los corazones se pudieran activar y reconocer su verdadera tarea.
A través de este momento, Yo los vuelvo a consagrar en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
Nuestra Señora está pidiendo que la hermana Piedad se aproxime para cantarle, por favor.
Mi puerta ya se está cerrando. Me estoy elevando al Cielo. No olviden colocar en Mi Corazón vuestras peticiones, así como han colocado las flores a Mis pies.
Escucharé la voz de Mis hijos, en este momento planetario, a través de la voz que esta hermana, en nombre de la humanidad entera, pronunciará a Dios Altísimo a través de Mi Corazón Inmaculado, la oportunidad de recibir una Gracia mayor y de esa forma, hijos Míos, reconfirmar que el Plan de Dios es posible en este mundo. Aquellos que se animen a pedirle a Dios una oportunidad, una cura espiritual, una solución profunda y verdadera, los invito a arrodillarse ante Dios para pedirle, con sinceridad, el perdón en nombre de todo este mundo y de todos los Reinos creados a imagen y semejanza de Dios. Si vuestro amor fuera más fuerte que el Mío, Dios los escuchará y Mi Hijo Me permitirá estar un tiempo más con ustedes, hasta que la Aurora sea lo suficientemente visible a los ojos de los impíos y de los que han fracasado por la tribulación.
Escucho vuestro canto.
Canto de Piedad: “Ave María”
Hermana Lucía de Jesús:
Y en este ciclo que llegará, sus corazones estarán fortalecidos por medio de Mis palabras, de Mi Pureza, ésta que hoy derramé sobre sus consciencias.
Reciban en sus esencias, hijos Míos, los Códigos de Mi Concepción en el Universo para que, a partir de este día, puedan ser dignos hijos de Dios y anunciar al mundo el Retorno de Cristo y la verdadera Faz de Su Sierva, que así como lo precedió, retornará en el fin, para confirmar que el Verbo Divino era verdadero y se manifestó una vez más en el mundo.
Que los Códigos que dejo en sus vidas superen todas las pruebas que este mundo les enviará. Únanse a Mi Corazón. Únanse a Mis palabras. Únanse a la Vida que deposito en sus vidas; la Vida Divina, la Vida Universal que en esta noche descenderá sobre el mundo.
Fray Elías del Sagrado Corazón:
Hijo Mío, José Trigueirinho, envío para tí Mi paz, Mi protección sagrada, Mi Amor materno y profundo.
Hijos Míos, así como ustedes han dicho que Yo soy el Misterio infinito de Amor, así lo es para el Universo y para los Tres Sagrados Corazones.
Vuestra voz alegró Mi Corazón. Hoy Me voy de este lugar un poco más feliz.
Gracias, hijos Míos, por cuánto Me dan.
Les agradezco en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Canción: “María, Misterio infinito de Amor”.
Asociación María
Fundada en diciembre de 2012, a pedido de la Virgen María, Asociación María, Madre de la Divina Concepción es una asociación religiosa, sin vínculos con ninguna religión institucionalizada, de carácter filosófico-espiritual, ecuménico, humanitario, benéfico, cultural, que ampara a todas las actividades indicadas a través de la instrucción transmitida por Cristo Jesús, la Virgen María y San José. Leer más