- Inicio
- Blog
- Mensajes
- Oración por la Paz en las Naciones
- Calendario
- Oraciones
- Impulsos Diarios
- Libros publicados
- Pinturas e Imágenes
- Objetos Sagrados
- Música
- Galeria de fotos
- ¿Quiénes somos?
- Centros Marianos
- Campaña por la Paz
- Redes Sociales
- Contacto
Hoy, hijo, expresa gratitud a Dios por todos los ciclos vividos, por todas las gracias y misericordias, por todos los dones y dádivas, por cada bendición y por cada prueba que pudiste atravesar.
Hoy, agradece a Dios por Su Presencia, por Sus Palabras, por el despertar que día a día se profundiza en tu corazón, así como en tu consciencia.
Agradece por el Don de la Vida, aun con todas sus dificultades y obstáculos, porque sabes que, a pesar de todo el caos y de toda la ilusión que rodea al mundo, hay un propósito espiritual para todas las cosas y una Voluntad Superior que guía a las almas que se abren a ella.
Agradece por el profundo Amor de Dios y por Su constante Fe y Esperanza. El Creador confía en el triunfo de cada corazón, más allá de sus miserias, porque conoce la esencia perfecta con la que cada uno fue creado.
Agradece porque el Padre siempre está buscando formas para que encuentres el camino de la Redención a través de Su Hijo, de Sus ángeles, de la Madre Celestial o de los santos y bienaventurados que guían a las almas hacia el Corazón de Dios. Siempre hay un guardián cuidándote, acompañando tu camino y orando para que no lo pierdas.
Colma tu corazón con la esencia de la gratitud; porque, hoy y siempre, esta es la puerta hacia el Cielo, la puerta hacia un nuevo ciclo pleno de Dios.
A través de la gratitud, encontrarás la paz y la renovación interior.
A través de la gratitud, aprenderás a amar.
Tu Padre y Amigo,
San José Castísimo
Sumérgete sin miedo en la noche oscura del alma, noche que te presenta el vacío, la soledad, la sequedad interior, la nada.
Sumérgete sin miedo en esta noche de renuncias, en la que no encontrarás gratificación en tu mundo interno, pero que sin saber, fortalecerás tu fe y tu espíritu para el tiempo que llegará.
No distraigas tu mente y tu corazón con las cosas del mundo para no reconocer dentro de ti una oscuridad profunda, un vacío de renuncias y de soledad. Esto es lo que el Creador quiere que vivas ahora, que te sumerjas en este estado interno de ausencia de todo, aunque no lo comprendas.
Ahí, en esta oscuridad, sigue buscando a tu Señor y persevera más allá de ti mismo para encontrarlo, aunque tu búsqueda parezca eterna y sin esperanza de llegar a su finalidad, a su meta.
Dios te coloca dentro de un espacio de oscuridad interior, pero Sus Ojos continúan sobre ti, Su Amor continúa sobre ti y Su Gracia y Misericordia continúan sobre ti. Cuando hubieras pasado por este momento y esta prueba de fortalecimiento de tu fe y de tu unión con Dios, más allá de tus sentidos internos y externos, entonces, hijo, serás capaz de encontrarlo en todas las cosas.
Cuando la noche oscura llegue al planeta, tus pies no temerán pisar en falso y caminarán sin miedo de perderse porque sabrán que detrás de esta oscuridad están los Ojos del Padre contemplando la Tierra y que, en algún momento, toda la vida humana vivirá el aprendizaje que esta noche trae y todos los seres, fortalecidos en su fe, aprenderán a encontrar a Dios en todas las cosas.
Vive hoy la soledad, la renuncia, el vacío y la oscuridad como un servicio y una oferta que haces a tu Señor y confía que Él jamás te abandonará.
Tú ves el camino y él está oscuro, pero debajo de tus pies, ocultas para tus ojos, las Manos de Dios están sustentando tus pasos.
Ábrete para comenzar este nuevo ciclo que se aproxima, consciente de lo que Dios espera de ti en este tiempo. Vive esta noche oscura como tu nueva misión interior y planetaria.
Tu Padre y Amigo,
San José Castísimo
Contempla, en tus oraciones, el sentimiento de Amor de Dios que, comprendiendo la dualidad del universo, manifestó a Sus criaturas las Fuentes de Gracia, de cura y de amor del cosmos.
Contempla el sentimiento de Amor de Dios que, sabiendo de la fragilidad humana, creó en el interior de la Tierra recintos sagrados, receptáculos de los registros de las experiencias más puras vividas por los seres, tanto en el Cielo como en la Tierra, receptáculos de las energías más sublimes que circulan en la Creación, receptáculos que atraen hacia el planeta el manantial que proviene de las Fuentes Divinas del cosmos y que es vertido sobre la Tierra para las almas que más lo necesitan.
Sabe que, en tus oraciones, todas esas Gracias están disponibles para los seres que se reconocen necesitados de ellas y que, conscientes de sus miserias, claman al Padre por Su Misericordia. Y esa Misericordia desciende llevando consigo todos los bienes divinos, manifestados por el Señor para la evolución de Sus criaturas.
Sabe que el sentimiento de Amor de Dios es inextinguible y que solo crece, se multiplica y se renueva. Por eso, no te olvides nunca, en tus oraciones, que el Padre espera que tú pidas para que todo te sea dado.
De esa forma, eleva tu verbo y tu corazón y pide la cura para los enfermos, pide la Gracia para los desamparados, pide el amor para todos los seres, pide Misericordia para este planeta.
Tienes Mi bendición para esto.
Tu Padre y Amigo,
San José Castísimo
Clama al Padre para que el caudal de cura que proviene de la Fuente de Su Corazón descienda sobre la Tierra y permee los seres.
Clama para que el corazón del Arcángel Rafael se encienda como espejo sublime de luz, despertando y activando los espejos esmeralda que pulsan en el centro del universo.
Clama para que esta red cósmica de cura concentre sus emanaciones en la Tierra y llegue a los que más la necesitan.
Que se prepare el corazón de la Aurora interior para que, nuevamente, el planeta sienta su amor y su poder. Que se prepare el corazón de la Aurora interior, para que su seno sea la eterna morada de su Madre Celestial.
Clama, hijo, con amor, para que se abran las puertas y los portales, tanto en el Cielo como en la Tierra, y las almas finalmente crucen el umbral de su redención.
Que los enfermos de cuerpo y de espíritu no pierdan la oportunidad de reencontrar la paz. Que los Reinos de la Naturaleza también sean dignos de restaurarse y de restablecer en su interior la unión con el propósito de la vida.
Que esta aspiración divina sea parte de tu más íntima aspiración interior. Así, hijo, clama para que la aurora del amanecer ilumine siempre este mundo.
Tu Padre y Amigo,
San José Castísimo
En tus oraciones, contempla las puertas del Cielo que se abren hacia la Tierra, aproximando el Reino de Dios a este mundo. Contempla, en el Cielo, las diferentes Fuentes de Gracia que existen en el universo y que son nutridas espiritualmente por el constante Amor de Dios por Sus criaturas.
Ve, con los ojos de tu corazón, que esas Fuentes se abren hacia la Tierra y que ese manantial de amor y de vida es vertido sobre aquellos que más lo necesitan.
En este mundo de sed espiritual, en donde las almas necesitan tanto del Amor Divino aunque no lo perciban, abre, hijo, con tu verbo y con tu corazón, las puertas hacia esas Fuentes eternas.
Contempla en el mundo a los corazones despertando, a los caídos levantándose, a los que estaban muertos en vida volviendo a vivir espiritualmente. Contempla la alegría naciendo en el interior de los que habían perdido la esperanza. Y, por encima de todo, contempla la Alegría de Dios de poder llegar a los corazones de Sus hijos.
Haz de tu oración un momento de traer vida, la verdadera vida a este planeta.
Tienes Mi bendición para esto.
Tu Padre y Amigo,
San José Castísimo
Sé misericordioso con los que más necesitan de redención y que se pierden por sus arrogancias, orgullos y vanidades. Recuerda que la perfección habita en Dios y que en esta Tierra todo lo que existe está en proceso de evolución.
Ama el crecimiento de tus hermanos, para que ellos encuentren en ti un impulso para transformarse y no un muro en donde detenerse.
Sé misericordioso con aquellos que menos lo merecen, porque esa es la esencia de la Divina Misericordia.
Sé misericordioso contigo mismo, no para condescender con tus faltas y miserias, sino para que, como ser miserable, tú también recibas la Divina Misericordia y seas portador de esa Gracia para la Tierra.
La Misericordia es la esencia de la vida. Dios creó a los hombres en un acto de Misericordia y, con la misma acción, los hace recorrer el camino de retorno a Su Corazón.
En esta vida, para llegar a Dios, basta abrirse para recibir Misericordia, permitirse donar Misericordia y, por encima de todo, ser un instrumento de esa Fuente Divina.
Su Padre y Amigo,
San José Castísimo
Dar a luz a un nuevo hombre es permitir que sus almas expresen lo que verdaderamente son, dejando que la semejanza con Dios emerja de su interior y se revele al mundo, pero, sobre todo, a ustedes mismos.
Dar a luz al nuevo hombre es amar más las cosas del Cielo que las cosas de la Tierra y saber que la vida en este mundo es un corte en el tiempo y en el espacio y que, para estar aquí, dejaron en lo oculto de sus espíritus una historia y una realidad que revela el verdadero motivo del caos en la Tierra, de la dualidad y, sobre todo, de la gran necesidad de amor.
Contemplen esta vida como un momento de transición, como una escuela que los ayuda a dar un salto evolutivo, perdonando y curando errores desconocidos con la potencia del amor.
El hombre nuevo nace para renovar la genética de toda la vida a partir de una nueva raza generada en el amor y que expresa ese amor hasta aun en su respiración. Con ella, tanto la vida en el cosmos como en la Tierra jamás será la misma. Todo se renovará.
El hombre nuevo, dentro de ustedes, los invita a una batalla contra las tendencias retrógradas humanas, contra la condición de egoísmo y de desamor. Una batalla que es trabada en la consciencia, en la mente, en las emociones, en el corazón y hasta aun en sus células, para que ellas den espacio a un arquetipo nuevo de vida y comprendan que esta condición degenerada de la humanidad debe llegar a su fin.
El hombre nuevo, en su interior, trae consigo un nuevo tiempo y un nuevo sentido de la vida. Abracen esta transformación, con gratitud y sin resistencia, y verán que donde reina el amor, reina la paz, y allí no hay miedo ni angustia. No importa lo que suceda en este mundo, su fortaleza estará sustentada en los Cielos.
Si quieren abrir espacio a este hombre nuevo, amen plenamente. Si no saben amar, sirvan y ayuden al prójimo, así despertarán al amor.
Y, por encima de todo, más allá de amar y servir, oren, porque este es el diálogo con Dios, y solo el Padre los mantiene firmes en este tiempo.
Su Padre y Amigo,
San José Castísimo
Mientras que en los Cielos un acontecimiento divino se prepara, en la Tierra son pocos los seres que acompañan las dimensiones divinas.
La conmemoración de la Navidad, por encima de todo, se da por el inicio de un nuevo ciclo en toda la vida: los Reinos de la Naturaleza, los elementos, los astros, el tiempo, los rayos cósmicos, el universo, el cosmos. La vida entra en un nuevo ciclo, marcado por un renacimiento espiritual. Es la memoria del momento en el que el Creador trasformó todas las Leyes para hacerse, Él mismo, criatura material y humana.
Dios Padre se convirtió en Padre e Hijo, manifestando el misterio de la semejanza con Su Corazón. A partir de ese acontecimiento, nada más permaneció igual, y las leyes de la vida espiritual y material entraron en un nuevo ciclo.
Después de la Muerte y Resurrección de Cristo, ese cambio de las Leyes fue siguiendo su curso, porque el Creador no se manifestó en la Tierra solo para dar una oportunidad de salvación a los seres humanos; Él vino a despertar un arquetipo de vida, a instituir nuevas Leyes y a enviar al cosmos la señal de su renovación.
De esa forma, entregó a los hombres un camino y un ejemplo para imitar, para seguir, para renovar a lo largo de toda su evolución.
En cada Navidad, cuando la naturaleza y la vida material y espiritual ingresan en un nuevo ciclo, esa oferta de Dios se renueva y despierta, en el interior de los seres que están abiertos de corazón, la unidad crística con el Padre.
Año tras año, a lo largo de los siglos, el enemigo de Dios intenta distraer a las almas y hacer que ellas se pierdan, pero su astucia no llega hasta las Leyes Divinas, y los impulsos del Creador son inmutables en cada nuevo ciclo. El despertar depende de la voluntad, de la atención y de la apertura de cada ser.
En cada ciclo que pasa, esas Leyes se aproximan más a la Tierra y se plasman más en la vida humana, confrontando con su natural vibración divina todo lo que en los seres no corresponde al nuevo ciclo.
Por eso, en este período de renovación cósmica y universal, es importante estar con el corazón unido a Dios y no resistirse a las transformaciones.
Déjense renovar, para que sean potenciales renovadores del Amor de Dios.
Tienen Mi bendición para esto.
Su Padre y Amigo,
San José Castísimo
Caminar hacia Belén es ir al encuentro de lo desconocido, vacíos de expectativas y plenos de la certeza de que el Plan de Dios y Sus promesas se están cumpliendo.
Caminar hacia Belén es seguir la Voluntad del Padre, manifestada en los acontecimientos de sus vidas, con paz y gratitud, en la certeza de que todo se cumple según los designios celestiales.
Aunque el camino sea largo y cansador, aunque los alojamientos estén con las puertas cerradas y la humillación sea el cáliz que Dios les da a beber, sigan caminando y confíen.
Caminar hacia Belén es ir despojándose de sus sueños, aspiraciones y deseos; despojándose de sus planes y pensamientos sobre cómo se debe cumplir el Plan de Dios, porque el Creador siempre los sorprenderá.
Caminar hacia Belén es ir dejándose transformar y pulir por el camino, para que, al llegar a ese sencillo pesebre, comprendan finalmente la Voluntad del Creador y den gracias por Su Sabiduría.
Caminar hacia Belén es saber acoger, en su interior, las dificultades y las pruebas y, aun después de tantas humillaciones, estar dispuesto a perdonar, así como Aquel que se gesta en su interior y que vendrá para perdonar todas las cosas.
Caminar hacia Belén es saber decir siempre “sí” a Dios y perseverar, aun cuando los hombres les digan “no”.
Caminar hacia Belén es dar permiso para que la vida nueva emerja y no tener miedo de todas las correcciones y transformaciones que este hombre nuevo producirá dentro de ustedes y en la historia de la Tierra.
Llegar a Belén y dar a luz es el primer paso de un nuevo ciclo. Es allí, en Belén, donde comprenderán la Voluntad Divina para este planeta, pues encontrarán humildad, simplicidad, unidad entre los pueblos, culturas, religiones y corazones y, por encima de todo, el amor que renueva todas las cosas.
Déjense guiar hacia Belén y allí todo comenzará a cumplirse. Este camino se guarda en su interior. Tienen Mi bendición para encontrarlo.
Su Padre y Amigo,
San José Castísimo
Ora y, mientras oras, descubre quién eres y lo que viniste a hacer en este mundo. Busca, hijo, la esencia de tu origen en Dios y, a través del Corazón del Padre, traza el camino de tu historia hasta llegar a este planeta, en esta alma que eres.
Comprende que la Tierra es una escuela de amor y de redención y, humildemente, abraza esta oportunidad, dejando que estos dones divinos se expresen en ti.
Ora y busca la verdad sobre ti, busca comprender y sentir el universo, la Creación Divina y la vida como algo mucho más amplio que la vida sobre la Tierra. Busca comprenderte a ti mismo como algo más amplio que tu cuerpo, tu mente, tus emociones y tu alma.
Medita en la Sagrada Escritura para que, impregnado por el conocimiento que Dios ya le entregó a la humanidad, puedas ser digno de recibir y vivir nuevas revelaciones en este tiempo.
Eres semejante al Padre, que guarda en sí un misterio insondable. El Cuerpo de Dios es la vida manifestada en los diferentes universos, el Alma de Dios es una dimensión más sutil de esa vida, y el Espíritu de Dios es la Fuente inmaterial que anima a todas las cosas.
Comprende así, hijo, que tu cuerpo se debe tornar el templo sagrado de una vida mucho más amplia que la que conoces. Tu alma guarda en sí otro aspecto más sutil de esa vida, de todas las experiencias de tú evolución. Y tu espíritu es esa célula viva de Dios, ese principio de lo nuevo, que fue creado para renovar todas las cosas.
Reverencia a la Creación Divina y busca el espacio para salir de las superficialidades humanas y encontrar, en tu interior, un universo tan sagrado como ese que contemplas sobre ti.
Tienes Mi bendición para esto.
Tu Padre y Amigo,
San José Castísimo
La vida debe ser permeada por la transparencia, transparencia al servir, entregando lo mejor al prójimo y, al mismo tiempo, reconociendo las propias limitaciones, para no ofrecer ni más ni menos de aquello que se puede entregar.
Transparencia al orar, estando delante de Dios con la sinceridad de sus corazones, no porque Dios no los vea tan cual son, sino porque este es un momento para que ustedes mismos reconozcan las propias debilidades y sean impulsados a la transformación, por la Gracia Divina.
Transparencia en el ser para que, en su día a día, dejen transparentar al prójimo lo que verdaderamente son, y que sus relaciones con sus hermanos en el mundo sean permeadas por el espíritu de la verdad y de la sinceridad, que debe estar pleno del Amor de Dios.
Transparencia en el verbo, para que su boca pronuncie solo la verdad y no quiera aumentar ni disminuir los hechos, sino que solo deje transparentar lo que es real para que, a través del verbo que crea, la verdad se plasme en la vida de los hombres.
Sean transparentes en el amor, ábranse para acogerse a sí mismos y al prójimo como son, no quieran transformar la propia esencia en algo que pertenece a otros ni quieran que el prójimo sea como les conviene.
Sean transparentes, sobre todo delante de Dios, porque es en el diálogo sincero con el Padre que aprenderán a amar la verdad.
Tienen Mi bendición para esto.
Su Padre y Amigo,
San José Castísimo
Camina hacia el nacimiento de Cristo en tu interior, reconociendo la Gracia que Dios te concede todos los días de no estar solo en este camino de transformación y de cura.
Camina hacia el nacimiento de Cristo en tu interior, reconociendo que cada uno de tus hermanos y compañeros en esta senda es aquel que el Padre escogió para que estuviera contigo, porque, a través de su presencia en tu vida, podrás aprender a amar cada día más.
Ábrete hijo mío, para saber agradecer a Dios todos los días por lo que Él manifiesta en tu vida. Agradece los desafíos, agradece las dificultades, agradece los momentos de frustración y los momentos de cansancio.
Agradece momentos como este, en el que el Cielo se abre delante de ti para escuchar tus súplicas, y Dios, a pesar de estar en todas las cosas, en ese momento coloca Sus ojos sobre ti y atentamente recibe tus súplicas.
Agradece porque, en un tiempo tan difícil para el planeta, el Creador te concedió una familia espiritual para que, como la Sagrada Familia, puedan caminar juntos hacia Belén. Agradece porque tus hermanos y compañeros se dispusieron a superar las dificultades de este tiempo contigo.
No vendrán días perfectos, y el tiempo que pasó no volverá para que puedas experimentar de nuevo lo que tu personalidad ya conoce, y quiere seguir viviendo.
En Belén todo será desconocido y después del nacimiento de Cristo en tu interior, nada será como antes. Cada día te sorprenderá, no porque serán días como tú quieres que sean. Los acontecimientos te sorprenderán porque, si tú le das permiso, este Nuevo Niño dentro de ti va a superar todos los desafíos a través del amor, uno después de otro, y cada día el amor se renovará en tu interior. Esta será la diferencia entre lo que vivirán aquellos que permiten que Cristo nazca en su interior y lo que vivirán aquellos que no lo permiten.
No será fuera de ti que el amor reinará. Llegará el tiempo en el que este mundo se unirá a lo que es verdadero, al Tiempo de Dios. Pero, hasta allá, es dentro de ti que ese Reino debe habitar, así como habitó en Cristo, desde Su Nacimiento hasta Su Cruz.
Los ciclos se renovarán, hasta que la humanidad pueda alcanzar la Voluntad de Dios. Por eso hoy, hijo, Yo vengo a llamarte al espíritu de la gratitud para que, a través de él, te dejes sorprender, una y otra vez, no por la vida en el mundo, sino por el amor que se renueva dentro de ti y supera a todas las cosas.
Este mismo amor vive en tus hermanos, porque el Padre te concedió la Gracia de caminar con una familia espiritual para que, siempre que te falte amor, puedas mirar hacia tus hermanos y una simple sonrisa te renueve.
Ábrete entonces para vivir lo que te digo, y así será. Esto es lo que Dios construye en tu vida a través de días como este*.
Te dejo Mi bendición y Mi paz.
Tu Padre y Amigo,
San José Castísimo
*Mensaje transmitido durante el Mutirão de San José, en la Comunidad-Luz Figueira.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Hoy, hijos, seguiremos caminando hacia Belén, pero esta vez de una forma diferente.
En cada paso contemplarán el cielo, el horizonte y la tierra y comprenderán más profundamente los acontecimientos de la propia vida.
Verán que en su camino no están solos y que su sufrimiento y su esfuerzo se transforman en una infinita Gracia cuando comprenden, verdaderamente, para qué están caminando.
Cuando Mis pies tocaban la Tierra y con Mi Divina Esposa caminaba hacia Belén, viví muchas cosas que la historia no conoce, que no están escritas en los libros sagrados, pero sí en lo profundo de Mi Casto Corazón y en el Relicario que Yo les consagré. Nuestro caminar era acompañado por los ángeles y todo el Universo nos contemplaba.
A pesar de que en Mi interior Mi Corazón de hombre nacido en esta Tierra temía, estaba inseguro por el tesoro que traía, por el tesoro que guardaba; no dejaba de contemplar las estrellas y de saber que los Ojos de Dios estaban sobre Nosotros.
El Creador se silenciaba, pero en Su silencio nos acogía y observaba las pruebas que vivíamos, porque Mi corazón en aprendizaje, aún necesitaba aprender a confiar en Dios. Yo precisaba comprender la grandeza de los Planes del Padre que en nada se asemejan a los planes hechos por los hombres.
En aquella noche Yo quería que el mundo entero contemplara al Hijo de Dios, no solo para rendirle honra y gloria, sino porque Yo sabía que dentro de aquel pequeño niño se guardaba la puerta hacia la redención de toda la vida y Mi corazón aspiraba a que todos los seres de esta Tierra pudieran estar ante Él. Pero los Planes del Padre eran diferentes y no dejaban de ser perfectos.
El Universo nos contemplaba y todos aquellos que compartían la verdad de Dios sabían que Su Hijo llegaba al mundo. En los cuatro puntos de la Tierra, aquellos corazones verdaderamente unidos a Dios se detuvieron por un instante y en su corazón sintieron algo nuevo que comenzaba a acontecer, a pesar de que eso aún fuera un misterio para ellos.
¿Por qué les digo todas estas cosas? No es solo para contarles una historia; es para que vean, hijos, que verdaderamente están caminando rumbo a Belén, hacia esa cuna sagrada de la nueva vida que deben construir con sus propias manos. Así como en aquel tiempo Yo recogí la paja y preparé la cuna del Hijo de Dios, ustedes también construirán ese espacio sagrado en el que Él podrá renacer y hacia el cual Él deberá retornar.
Sé que todos aspiran a que el mundo entero escuche las Palabras de Dios a través de Sus Mensajeros, no para rendirle honra y gloria a este lugar, sino porque saben que aquí se encuentra la puerta hacia la redención. Saben que el Hijo de Dios encontró aquí Su morada y que, a través de este simple lugar, bendice al mundo.
Pero Yo les digo, hijos, que deben confiar, porque la Voluntad del Padre en nada se asemeja a la voluntad de los hombres. El Universo los contempla y los Ojos de Dios están puestos sobre ustedes.
A pesar de Su silencio, el Señor los ampara y el desenlace de esta historia, pese a contener muchas pruebas, dificultades, transformaciones, será algo único. La manifestación de la Voluntad Divina sorprenderá a los corazones y a las consciencias y los transformará en aquello que Dios pensó para esta humanidad.
Este camino hacia Belén es largo. Cuántas veces Yo me cansaba, con los pies hinchados, doloridos y con Mi Corazón también dolorido por contemplar a Mi Divina Esposa haciendo tantos esfuerzos, con el Niño Dios resguardado en Su Vientre.
Esta Presencia Divina nos sustentaba, nos renovaba y junto con los ángeles nos permitía que siguiéramos caminando hasta llegar a la meta para cumplir con las promesas de Dios, escritas en los libros Sagrados, de llegar a Belén para que el Hijo de Dios pudiera nacer.
Yo sé cuántas veces se sienten cansados y parece que sus pies ya no pueden caminar, que sus aspiraciones no se concretan y que les gustaría que este camino tal vez fuera un poco diferente para que aquellos, a los que aman, no sufrieran tanto.
Hoy, hijos, abran los ojos de sus corazones y contemplen al Hijo de Dios en su interior, gestándose silencioso en ese camino hacia Belén. Dejen que Él los sustente, los guíe y los renueve.
Abran los ojos de sus corazones y contemplen ese lugar pleno de ángeles y arcángeles que también los acompañan, que también los guían para que no se sientan solos, llevando a ese Dios escondido en su interior.
Dejen que la vida espiritual sea más profunda y, al mismo tiempo, más viva para que puedan comprender los tiempos que viven no solo como una secuencia de pruebas y purificaciones.
Este planeta se está purificando y ustedes se están purificando porque algo único, puro, divino los espera y, para ese momento, necesitan estar prontos.
Ya no busquen las comodidades de la vida en Nazaret, en esta noche oscura caminen hacia Belén. Dejen que sus cuerpos sientan el cansancio de ese trayecto. Dejen que su condición humana se vea frustrada por querer vivir algo diferente. Pero, por encima de todo, hijos, permitan que sus corazones se sorprendan con la grandeza y la belleza del Plan de Dios.
Llamen a las puertas de los corazones del mundo y anuncien a sus hermanos que el Hijo de Dios está aquí y no tengan miedo de ser humillados, de ver esas puertas cerrarse, de comprender la ignorancia humana.
Aquellos que deben estar en Belén, en esa pequeña gruta, allí estarán, y se juntarán pastores y reyes para contemplar la verdad, sin distinción de raza o de clase social. Allí las almas serán transparentes y comulgarán de la verdad unas con otras, porque el Hijo de Dios las hará transparentes.
Contemplen sus días de una forma diferente, siéntanse partícipes de este caminar. Ustedes no están yendo a Belén por un censo, para vivir fiestas y reencuentros. Ustedes caminan hacia Belén por un acontecimiento universal en el que la Creación entrará en un nuevo ciclo y nada será igual.
Al contarles todas estas cosas coloco, en sus corazones, cada uno de los aprendizajes que Yo viví, para que en este día, en el que aún están en la oscuridad de este camino, puedan renovarse y confiar en los Ojos de Dios que los observan.
Como en Belén, el Cielo se abre en este lugar. Todos los espejos se vuelven hacia la Tierra, como todos los corazones. Las leyes se detienen para dar lugar a una nueva ley, a una nueva vida, porque el Creador, en Belén, renovó Su Creación y le dio vida a Su Amor.
Dejen, hijos, que en sus corazones Dios pueda volver a dar vida a ese amor que Él quiere manifestar dentro de cada uno de ustedes, para eso fueron creados.
Que esta próxima Navidad represente la apertura y el inicio de un nuevo ciclo, en el que deberán estar un poco más maduros y comprender un poco más la Voluntad de Dios.
Hoy solo quería dejar estas palabras en sus corazones porque sé que muchos no comprenden estos tiempos ni tampoco la Voluntad que Dios tiene para sus vidas. El compromiso con Dios es algo espiritual, interno, es algo entre cada corazón y su Creador. Cuando sean sinceros y humildes, sabrán en dónde estar para cumplir con la Voluntad Divina.
La primera comunión con Cristo fue en Su nacimiento en Belén, cuando la Tierra comulgó con la Presencia Divina que llegaba a su interior como Cuerpo y Sangre vivos para su redención.
Después de María Santísima, fue el propio planeta que comulgó con la Presencia Divina cuando Jesús Niño llegó al mundo. En la Eucaristía viva y consagrada se guardan todos estos principios.
Cuando el Creador nació en Cristo, Él mismo, en Su silencio, les hacía comulgar con Su Presencia y le decía al planeta: "Este es Mi Cuerpo y Mi Sangre para que vivan en Ellos eternamente y así aprendan cómo deben caminar y lo que verdaderamente deben ser".
La Comunión con Cristo se renovaba, de tiempo en tiempo, a lo largo de Su Vida hasta que, en un momento, aquel Niño hecho hombre renovó Su entrega para profundizarla y entregó no solo Su existencia, sino también aquello que la humanidad más temía.
El venció a la muerte para que cada ser comprendiera que Su Presencia transformaba todas las leyes y que, estando en Él, la vida es eterna.
Todos estos principios, todo lo que les hablo se esconde en la Eucaristía consagrada. Por eso, hoy como Sacerdote consagrado por el Señor, convierto estos elementos en el Cuerpo y en la Sangre de Cristo y les traigo a la memoria el día en el que Él convirtió el pan y el vino y elevándolos los bendijo y los repartió a Sus compañeros, diciéndoles: "Tomen y coman de él porque este es Mi Cuerpo, tomen y beban de ella porque esta es mi Sangre". En aquel tempo, como hoy, todo el Universo contemplaba a la Tierra porque la humanidad se renovaba y, a pesar de no comprender, vivía un poco más los misterios de la Creación.
Hoy reciban el Cuerpo y la Sangre de Cristo que, nuevamente, les son entregados para redimir sus pecados y darles una nueva vida para que, dentro de ustedes, esa vida se geste en esta próxima Navidad y estando en Belén ella se renueve.
Este es el Cuerpo y la Sangre de Cristo y en ellos se encuentra toda la historia de la Creación. Reciban, con gratitud, esta Gracia que el Creador les concede todos los días en todos los Sagrarios de la Tierra. Rindan honra y gloria a Aquel que es único y digno de recibirla.
Su Señor hoy está aquí y Su Voz se manifiesta en el eco de Sus Mensajeros. Que Su Voluntad impregne sus seres para que ingresen en Su Plan y vivan este Plan todos los días que vendrán.
Con estas palabras les agradezco y los bendigo en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Vayan en paz y vivan con gratitud esta caminata hacia Belén. No olviden, hijos, que no importa lo que vivan como pruebas, desafíos, humillaciones, incomprensiones. El final de este camino ya fue trazado por Dios y Su Voluntad solo se comprende cuando se vive.
Les agradezco. Vayan en paz y con el corazón pleno de Dios.
Mientras Me elevo a los Cielos les pediré una canción que es especial para el Corazón de Dios, porque hace que Sus bendiciones desciendan como una lluvia sobre este planeta. Esta melodía fue recibida en sus corazones como un canto divino porque el propio Creador la sopló para que, de esa forma, aprendieran a atraer Sus Gracias hacia la Tierra. Cuando la cantan, sus corazones se tornan puros y es esa misma pureza que abre el camino para que esas bendiciones lleguen a los lugares más escondidos de esta Tierra, y las almas más solitarias, por un instante, ya no se sienten solas porque saben que Dios está con ellas.
Por eso canten y mientras cantan, imaginen todas estas cosas, la bendición de Dios esparciéndose sobre el mundo, permeando a los corazones y a los Reinos de la Naturaleza, a los valles y a los océanos, a toda la vida.
Les agradezco.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
La Ciencia, madre de todas las ciencias, es el Amor Divino.
El amor renueva, transforma y convierte todas las leyes, en todas las dimensiones.
Del Amor de Dios nació la expresión de toda la vida manifestada, en este universo y en todos los otros.
Del Amor de Dios surgieron Su Espíritu y Su Hijo, Fuentes de vida nueva que dieron origen a todos los rayos, a todos los sonidos y a todos los colores que vibran en las diferentes escuelas de la vida.
Del Amor de Dios nacieron los ángeles y los arcángeles. Sus emanaciones multiplican ese Poder divino para todos los seres y lo protegen en su interior para que siempre tengan la posibilidad de desarrollar el amor, dentro de sí mismos.
Del Amor de Dios surgió la esencia de los seres humanos, como semilla de una nueva fuente, una gota que, cuando es multiplicada, se transforma en un nuevo mar. Esta es la esencia de los hombres, esto es lo que portan en su interior: un potencial de renovación de toda la vida, llamado amor.
Busquen dentro de ustedes ese misterio y dejen que esa pequeña gota de Dios, en su interior, se multiplique, crezca y, en su ápice, sea una nueva fuente de vida.
Dentro de ustedes, hijos, se encuentra un cosmos nuevo, pleno de posibilidades, en el cual todas las criaturas pueden encontrar la renovación. Esta es su misión como seres, como hijos de Dios: renovar todas las cosas.
Amen y verán surgir dentro de ustedes una nueva vida.
Amen y verán los principios divinos despuntando en el propio interior.
Amen e instituirán en la Tierra una nueva vida, porque el amor convierte las leyes del pasado, que hasta entonces guiaron a la humanidad, y les da a todos los seres la oportunidad de recomenzar.
Amen, descubran y vivan el propósito de su existencia.
Tienen Mi bendición para esto.
Su Padre y Amigo,
San José Castísimo
Que la Gracia de Dios descienda sobre todas las familias del mundo. Que los corazones aprendan a amarse, respetarse y servirse mutuamente, con el propósito de atraer hacia la Tierra la nueva vida.
Que la Gracia de Dios disipe, de los corazones de los más jóvenes, la falta de respeto y el desamor por sus padres.
Que la Gracia de Dios disipe, del interior de los padres, el sentimiento de posesión y la incomprensión en relación con sus hijos.
Que cada ser tenga el camino abierto para cumplir su misión espiritual, y que las deudas espirituales e internas no sean motivo de separaciones humanas, de incomprensiones o de incapacidad para perdonar.
Que los miembros de una misma familia se levanten, unos a otros, para que, en este tiempo, estén prontos para lo que vendrá.
Oren, hijos, oren todos por la paz.
Las familias de hoy son la base de la nueva vida de mañana y, si quieren ver surgir en el horizonte del mundo el nuevo tiempo y la nueva humanidad, deberán orar para que se mantengan como principios sagrados para la vida, como bases para la Nueva Tierra.
Oren, hijos, de corazón, para que un nuevo patrón de vida se instituya en la Tierra y el amor triunfe en los corazones de los hombres.
Oren y no se olviden de orar.
Su Padre y Amigo,
San José Castísimo
Cuando colocas el pensamiento en Dios, puedes atraer Su Voluntad hacia tu vida.
Cuando colocas el corazón en Dios, puedes estar en la Presencia Divina y el Padre, tu Creador, puede vivir en ti.
Cuando colocas tu consciencia en Dios traes Su Reino hacia la Tierra y, a partir de ti, la vida comienza a pasar por una transformación hasta llegar al principio perfecto que el Creador pensó para ella.
Orar por un instante es colocar el pensamiento en Dios.
Orar y servir, haciendo viva la oración a tu alrededor, es colocar el corazón en Dios.
Orar, servir y ser como serías si tuvieras la certeza de que los Ojos del Padre siempre te están observando, es vivir con la consciencia en Dios, buscando agradar a Aquel que te observa, consolar Su Corazón de toda indiferencia y, más que eso, aspirar ardientemente a que todos los seres, donde quiera que estén, puedan participar de la Gracia de vivir en Dios.
Por eso ora, hijo, y ejercita estar con la consciencia en Dios, no para que te sientas perseguido, sino para que te sientas amado, acompañado y protegido y para que ese mismo Amor que recibes te lleve a amar más y mejor.
Vive con la consciencia en Dios para atraer hacia este mundo la Nueva Vida.
Tienes Mi bendición para eso.
Tu Padre y Amigo,
San José Castísimo
Cuando el Universo te permite ver algo en tu interior que debes transformar, no justifiques tus faltas por tu condición humana, que te hace sentir incapaz de transformarte.
La vida te coloca delante de tus miserias porque tu corazón está pleno de la Gracia y de la Misericordia de Dios. A través de ti, hijo, el Creador no solo transforma y convierte las faltas de tu corazón, sino de todos aquellos que no se abren verdaderamente para transformarse.
Decídete a ser otro en tu corazón, según los designios y la Voluntad de Dios. Decídete a dejar que las bendiciones que el Creador te entregó, como los Dones de Cristo, se tornen fecundas, y que multiplicadas en tu interior se tornen un bálsamo para todas las almas que tienen sed.
Decídete a amar el Plan de Dios, amar y respetar Su Voluntad para tus hermanos, y ora para que esta Voluntad se cumpla.
Ora, clamando por ti.
Ora, rogando por el prójimo.
Ora, implorando por el mundo.
Tienes Mi bendición para esto.
Tu Padre y Amigo,
San José Castísimo
Permite que el Propósito de Dios descienda sobre ti como una corriente poderosa que te conduce al cumplimiento de las Leyes de una forma armoniosa y sin resistencias.
El Propósito de Dios es vivo e impregna la atmósfera de la vida, recorriendo y envolviendo constantemente a este mundo. Para encontrarlo, solo basta que tu corazón lo busque y se sintonice con él, aspirando a cumplir la Voluntad de Dios por encima de todas las cosas.
Cuando tienes esa aspiración viva y verdadera en tu interior, ella actúa como un imán que atrae el Propósito de Dios y lo hace descender sobre ti, atrayendo a tu mente las intuiciones e ideas necesarias para su cumplimiento y abriendo camino en tu vida para la expresión de las Leyes y su manifestación.
Amando y buscando la Voluntad Divina, crea en tu consciencia una condición propicia para que se manifieste el Propósito de Dios. Desarrolla, así, el poder de la fe y sabe que, por encima de todo, debes mantenerte firme en la Voluntad del Creador para tu vida y para toda la Creación.
Ama, hijo, al Pensamiento Divino, aunque no lo conozcas. Sabe y ten certeza, en tu mundo interior, de que Dios te creó por un motivo único, y ese es el Propósito del Padre para tu vida.
Más allá de la Voluntad de Dios para ti está el Plan de Dios, que es la unión de Sus Voluntades para todas Sus criaturas. Este Plan se forma a través de la expresión y de la manifestación perfecta del Pensamiento Divino para cada ser.
Todas las criaturas están incluidas, como partes únicas de un "rompecabezas" celestial, en el Plan de Dios. Por eso, en tu vida, cela para que todos tus hermanos tengan la oportunidad de convertirse en triunfos de Dios y ora para que se cumpla este Plan Mayor.
Con el ejemplo, el servicio, la gratitud y, sobre todo, con amor y respeto al prójimo, verás manifestarse en tu vida esta y todas las cosas que te digo.
Tu Padre y Amigo,
San José Castísimo
Oración por la Nueva Vida
Que el despertar se dé en los corazones
y en las consciencias
de los que se comprometieron
con la renovación del Amor de Dios.
Que la oración sea el Agua Viva
que mantiene a los corazones limpios,
a las mentes en paz y a los espíritus puros
para responder al Llamado Celestial.
Que el servicio sea la antorcha
llevada para encender a los corazones
que perdieron la esperanza,
y que él los renueve en el amor, en la fe
y en la alegría de estar con vida.
Que el conocimiento sea el motivo
de la constancia de los seres
en el Plan de Dios,
porque la Sabiduría los vivifica y los fortalece,
en bases verdaderas para llegar al Padre.
Que la vida fraterna sea el sustento y la fortaleza
de los que aspiran a participar del Nuevo Mundo,
pues saben que todo solo se construye
amando al prójimo, en unidad.
Que el amor a los Reinos de la Naturaleza sea una señal
de que la redención se cumplió
y de que los Mil Años de Paz
comienzan a manifestarse en la Tierra
que, digna de un nuevo nombre,
retorna al Corazón de Dios.
Que así sea.
Su Padre y Amigo,
San José Castísimo
Que hoy reine la paz en todos los corazones y entre todos los pueblos.
Que, por sus oraciones, el amor y el respeto para con todas las naciones y culturas sean gestados en la consciencia humana.
Expresen con alegría la gratitud por la diversidad de este planeta, que lo hace único en el Universo por la amplia posibilidad que los seres tienen de aprender a amar.
Que, unidos a Nuestra Señora de Guadalupe, sus corazones aprendan a darle la debida importancia a todos los pueblos y que amen y celen por la expresión pura de cada uno de ellos.
Cada pueblo, como cada cultura, tiene un propósito superior para manifestar. Hoy, hijos, oren por este propósito para que las naciones recobren su pureza y encuentren el principio perfecto de la Voluntad Divina para sí mismas.
Oren para que cada nación exprese en este mundo lo mejor que tiene. Ya no juzguen las culturas y las religiones, en su lugar oren para que todas ellas encuentren la Voluntad de Dios y que esa Voluntad conduzca a los seres a expresar, a vivir y a ser el Amor de Dios, renovado constantemente en Sus criaturas.
Hoy es un día para agradecer la existencia de los pueblos, de las culturas y de las naciones.
Hoy es un día para clamar al Padre para que, en Su Corazón de Amor, una todos los caminos que llevan a Él.
Hoy es un día para colocar el corazón dentro del Corazón Sagrado de Nuestra Señora de Guadalupe y aprender con Ella a establecer la paz.
Su Padre y Amigo,
San José Castísimo
Que su fortaleza siempre esté en Dios y que, con ojos de observadores, ustedes siempre perciban las propias debilidades como parte de una condición humana, esa que el Creador, con Su Soplo, puede transformar y convertir.
Siempre coloquen a los Pies de Dios sus debilidades y dejen que Él les muestre, en el silencio de sus corazones, aquello que ustedes no pudieron confesar porque no lo quisieron ver, para que, vacíos delante de Dios, reciban la gracia de recomenzar.
Dejen que la oración verdadera los eleve y que la comunión con el Cosmos los fortalezca.
En este tiempo, hijos, mirarán hacia sí mismos y no verán más que polvo y miserias. Pero si su mirada y su corazón se sustentaran en el poder de la oración, con la atención en el Universo, ustedes podrán comprender las cosas pasajeras de la vida sin perder la fe en la Verdad, que los aguarda a que despierten.
Dejen que la luz, más brillante que el Sol, encandile sus ojos y los aparte de la ceguera humana. Es tiempo de decirle "sí" a Dios, afirmándose en Su Presencia y en Su Gracia.
Aún están a tiempo de recibir la Misericordia y transformar sus destinos. No dejen que las oportunidades pasen delante de ustedes sin entrar, colmar y transformar sus corazones.
Oren, hijos, e internamente contemplen el Infinito. Que la esperanza de retornar a lo que es real nunca desaparezca de sus corazones.
Su Padre y Amigo,
San José Castísimo
En todo lo que hagas, coloca el poder y la acción de la Divina Misericordia.
Por donde vayas, lleva en tu interior las gracias que recibiste para que todos los seres, a través de ti, conozcan la paz.
En tus palabras, manifiesta el poder y el Don de la Divina Misericordia y di a tus hermanos solo aquellas cosas que el Creador, pleno de Misericordia, diría a sus hijos.
Mira a tu prójimo con una mirada de Misericordia y siente por cada ser el amor que nace del Corazón de Dios al estar delante de Sus criaturas.
Aspira, hijo, todos los días, a ser un instrumento y un vehículo de la Misericordia. Así, harás valer tu existencia y el sacrificio que Dios vivió por ti, en la Cruz y en el Calvario de este mundo.
Deja que la Sangre vertida en la Cruz convierta tu más profunda condición humana y te transforme en un ser pleno de Misericordia.
En esta hora te bendigo y, vertiendo sobre ti las gracias que provienen de Dios, te pido que clames por Misericordia, pero, sobre todo, permite que tu corazón sea la propia Misericordia de Cristo.
Tu Padre y Amigo,
San José Castísimo
Perseverar espiritualmente no es luchar contra el mundo para establecer los propios sueños y aspiraciones. Perseverar espiritualmente es rendirse a Dios y mantenerse rendido, a pesar de todas las dificultades, deseos y tentaciones que emergen del corazón, del cuerpo y de la mente.
Perseverar espiritualmente es arrodillarse cuando se sienten seguros y postrarse cuando se sienten firmes, porque solo hay seguridad o firmeza en Dios. No hay lugar más seguro que el Corazón del Padre.
Perseverar espiritualmente es clamar por Misericordia aun cuando ustedes sientan el corazón limpio, con la certeza de que siempre hay algo desconocido para redimir, en la propia consciencia y en la consciencia humana.
Perseverar espiritualmente es saber de la vastedad del Universo y de la infinitud de la Creación Divina y, así, siempre profundizar en la unión y en el conocimiento de Dios porque el Padre siempre tiene algo nuevo para revelarles y para enseñarles a Sus hijos.
Perseverar espiritualmente es confiar en las promesas de Dios por medio de Cristo y tener certeza de que, sin importar lo que suceda en este mundo, Sus Palabras se cumplirán algún día y Sus promesas serán vida.
Perseverar espiritualmente es caminar, cada día más, para ser nada; descubriendo y amando la humildad, aprendiendo y dejándose transformar por la renuncia, descubriendo la comunicación con Dios en el misterio del silencio y de la soledad.
Perseveren espiritualmente, hijos, porque éste es el tiempo de sustentarse y ser firmes en Dios hasta el cumplimiento de Sus promesas.
Su Padre y Amigo,
San José Castísimo
La Sabiduría es un don que proviene de lo más profundo del Corazón de Dios. Fue con la Sabiduría que el Creador expresó la manifestación de Su Espíritu, como una Fuente Creadora de la Vida.
La Sabiduría es un don que los une al Propósito Divino y los lleva a pensar dentro del Pensamiento de Dios y a sentir dentro de Su Corazón.
La Sabiduría hace que las almas lean en los libros sagrados del Plan Divino y así, aunque sus mentes no sean conscientes, sus corazones que son el puente entre el alma y la vida material, pueden sí, captar y sentir la Voluntad Divina para que, así, conduzcan sus vidas según esa Voluntad.
La Sabiduría llega al mundo a través de la Gracia y de la Misericordia y, clamando por esa Gracia, ustedes pueden alcanzarla. Sin embargo, hijos, ella les es concedida por un motivo. Para recibir el don de la Sabiduría es preciso estar puros de corazón y libres de intenciones y voluntades propias.
La Sabiduría desciende sobre aquellos que disponen de su vida para Dios y la ofrecen para el cumplimiento de Sus Planes.
En estos tiempos, la Sabiduría ya no es tan solo un don divino que el alma recibe para cumplir una tarea espiritual. Ella es una necesidad de la consciencia humana porque la unirá a Dios y permitirá que, en lo profundo de sus seres, el vínculo con el Creador jamás se pierda, independientemente de lo que suceda a su alrededor.
Por eso, hijos, clamen por la gracia de recibir en sus corazones el don de la Sabiduría. Ofrezcan sus vidas a Dios para que Él haga de ellas instrumentos para la expresión de Su Voluntad.
En un tiempo de profunda ignorancia, indiferencia y confusión interior sean instrumentos y vehículos de la Sabiduría Divina en la Tierra.
Los corazones necesitan de una guía para llegar a Dios y hasta que todo suceda, hasta que el retorno del Redentor sea una realidad, serán necesarios corazones sabios y disponibles para Dios, a fin de que sean la luz del mundo en tiempos de oscuridad.
Su Padre y Amigo,
San José Castísimo
Ora, y une tu corazón al Corazón de Dios, porque ya no hay más que decirle al planeta, sino que profundice en su oración y en su unión con el Padre.
Las almas aún no percibieron los tiempos que viven y sus ojos aún no se abrieron para ver la agonía del mundo y, sobre todo, la agonía del Corazón del Padre delante de todo lo que se vive en la tierra.
Los seres siguen presos en sus problemas y necesidades, siguen aferrados a sus planes, como si el tiempo fluyera de acuerdo con su voluntad.
Hijo, sé que no escuchas, pero la Tierra grita y gime y su grito se manifiesta en los corazones que padecen en las guerras y en los conflictos y en las almas que están presas de sus ilusiones.
Sé que no percibes, pero, delante de todo eso, el Corazón de Dios se silencia y en Su Silencio ora para que los seres encuentren la paz de Su Corazón.
¡Cuán poco necesita el planeta para encontrar la paz! Si todos los seres descubrieran que en la oración verdadera se encuentra el principio de toda la transformación y de todo el bien, habría paz.
Si cada ser le orara a Dios, Único y Creador, presente en toda vida, aunque bajo la comprensión de cada religión y camino espiritual verdadero, podrían comprender y respetar las escuelas que viven los seres para encontrar la paz; sabrían que, al estar cada ser en un grado evolutivo diferente, se necesitan muchos caminos que conduzcan al Padre. Pero un día, hijo, todos esos caminos se encontrarán en el ápice de la evolución humana que es el Amor.
Cuando el corazón ora ingresa en la Sabiduría de Dios y comprende estas y muchas cosas más. Por la ignorancia humana hay guerras, falta de respeto y desamor.
Ora, y encontrarás sabiduría. Ora, y encontrarás la paz.
Tu Padre y Amigo,
San José Castísimo
Deja que tu corazón se adentre en la Fuente de la Divina Misericordia todos los días. Sé conocedor de la Presencia de Dios en tu vida.
Busca saber, hijo, cómo actúa la Ciencia Divina y verás que muy simplemente, con muy poco, el Señor transforma todas las cosas y concede nuevas oportunidades de cura, de perdón y de redención a aquellos que no lo merecían.
Aproxímate a Dios en oración, todos los días, para que tu unión con el Padre no se mantenga en el mismo punto, sino que se profundice, se consolide y se torne cada vez más parte de ti.
Recorrer el camino de unión con el Corazón de Dios es el sentido de tu existencia y ese camino se vuelve más largo o más corto según la rendición de tu corazón, para que dejes de ser una parte y retornes al Todo.
Si amas a Dios conocerás Su Divina Misericordia y entonces, hijo, clamarás día y noche para que las almas reciban esa Misericordia y, junto contigo, recorran el camino de retorno, porque comprenderás que de nada vale que retornes solo al Padre. El Todo está formado por la Unidad entre todas las partes.
Por eso, ama a Dios y ama a tus hermanos. Ama la vida y siempre aspira a que, a través de la Divina Misericordia, todos los seres retornen al Corazón del Creador.
Tu Padre y Amigo,
San José Castísimo
Encuentra el centro de tu ser meditando en la Verdad y en la presencia divina. No dejes que las fuerzas del caos confundan tu mente y conduzcan la purificación de tus cuerpos, según su condición de confusión y maldad. Busca el centro de tu ser en el silencio. Coloca tu consciencia en el Cosmos, en el Creador de todas las cosas.
Las corrientes poderosas que vienen para transformar la Tierra ya comenzaron a descender sobre el planeta y sobre los seres y todo, dentro y fuera de los hombres, se intensificará.
Deja que esta intensidad toque tu ser y te encuentre en paz para que, dentro de ti, su actuación sea transformadora, fortaleciendo lo mejor que hay en ti y dándote la fuerza interior suficiente para permitir purificar y expurgar lo que pertenece al viejo hombre.
Si tu fortaleza se encuentra consolidada en tus aspectos humanos, mucho sufrirás, hijo, porque las energías que descienden al mundo arrancarán de raíz tu condición humana y todo lo que se apoyaba en ella se desestabilizará.
Respira, entonces, profundamente, silénciate y busca la Consciencia de Dios. Visualiza en tu interior las estrellas y permite que la Verdad gane fuerza dentro de ti, para que sepas que ella está más allá de toda experiencia vivida sobre la Tierra y es allí, en la Verdad de Dios, en donde debe estar tu consciencia y tu corazón.
El mundo se agita y tu corazón se agita con el mundo. Detén por un instante el flujo de tus pensamientos y pacifica tu corazón para que el mundo se pacifique contigo.
Todo es cuestión de estar con la consciencia en el lugar correcto para cruzar por esta transición siendo un pacificador y no alguien necesitado de paz.
Tu Padre y Amigo,
San José Castísimo
Cuando la Voz del Creador se pronuncia en el mundo, a través de Sus Mensajeros, ella trae en sus enseñanzas Verdades sublimes que se ocultan en la Existencia, en el sentido de la vida, en las raíces de la Creación.
El Padre les habla sobre estas cosas, en este tiempo, porque es hora de que eleven sus consciencias, como seres y como humanidad, para que amparados por la Verdad atraviesen las últimas pruebas y los últimos momentos en los que están inmersos dentro de la ilusión de la Tierra.
Elévense, no para ser indiferentes delante de las atrocidades del mundo, sino para que puedan auxiliar al planeta desde otro punto de sus consciencias, en donde el auxilio que le brindan al mundo proviene de Dios y no de su pobre y humano corazón.
Para que la experiencia de amor en la Tierra sea real, ella debe ser vivida dentro de la Consciencia Divina. Sus corazones, hijos, deben estar en Dios y allí renovarse en el Amor, porque es el Amor del Padre en ustedes que se renueva y no solo el amor humano.
La Sabiduría y el Conocimiento Divino que el Creador hace descender al mundo en este tiempo, permiten que sus consciencias se expandan y comprendan la amplitud del Amor de Dios, que no se limita a los corazones de los hombres, sino que se mueve y se manifiesta en toda la vida, incluso más allá de este mundo, en toda la Creación.
Dejen que sus consciencias se expandan, adentrándose en la Ciencia Divina, para que así puedan ver la vida y todo lo que existe como expresiones del Amor de Dios. Así, hijos, podrán mirarse a sí mismos y a sus hermanos, y sentir la Gracia de Dios.
Y cuando sus ojos derramen lágrimas será por estar compartiendo el dolor del Padre por las almas, será para lavar con ellas el Corazón herido de Dios y, limpiando el Corazón de Dios con el agua que proviene de sus almas y se expresa en sus ojos, estarán generando méritos para la salvación y la redención de los que están perdidos, de los que causan y de los que padecen las injusticias, de los que están ciegos y ciegan a sus hermanos.
Encuentren, así, una nueva forma de ayudar al mundo y, aun en la soledad de sus corazones, que todo en sus vidas sea por amor a la Creación, a la Vida, a Dios.
Su Padre y Amigo,
San José Castísimo
Los árboles y la vida - Parte III
A pesar de que el potencial de los árboles esté vivo y ellos expresen puramente el amor a Dios a través de su belleza, de su armonía y de su elevación, la tarea de los árboles en este planeta aún no se cumplió.
Como todos los seres, los árboles también llegaron al mundo para vivir un aprendizaje de amor, pero lo que diferencia el aprendizaje de los Reinos de la Naturaleza del aprendizaje de los seres humanos es que los Reinos necesitan de la expresión de amor de los hombres para evolucionar.
Los árboles cumplen su función de mantener la unión entre el Cielo y la Tierra y están siempre inspirando a los corazones a volverse hacia Dios y hacia el propio interior. Pero en la convivencia de los árboles entre sí, en los bosques, en las selvas, ellos muchas veces expresan características propias de la condición retrógrada de este mundo, como la competencia y la lucha por la vida, destruyendo así la vida de otros árboles.
Para que los Reinos expresen el amor absoluto, ellos necesitan recibir ese amor. Los árboles están constantemente intentando auxiliar a los hombres, para que un día ellos perciban que la evolución solo se completa cuando la ayuda es mutua.
Yo, les digo estas cosas, hijos, porque todo lo que Dios manifestó en la vida fue para conducirlos a grados mayores de amor. Y ahora que ya está en su consciencia el Mandamiento mayor de que ustedes deben amar al prójimo como a sí mismos y a Dios por encima de todas las cosas; Yo vengo, hoy, a completar este Mandamiento, porque la consciencia humana ya está preparada para comprender:
Amen al prójimo y a los Reinos de la Naturaleza como a sí mismos y a Dios por encima de todas las cosas.
Así, ustedes comprenderán que el Padre está en todo, en el prójimo como en los Reinos, dentro de ustedes y en todo su alrededor.
Su Padre y Amigo,
San José Castísimo
Peregrino es aquel que, conociendo sus miserias e imperfecciones y, por encima de todo, siendo consciente de las necesidades del mundo, sabe que solo en Dios encontrará la cura para sus males y el alivio para este mundo.
Peregrino es aquel que, aun sin saber, escucha la voz de su alma y va al encuentro del Padre en los lugares sagrados que Él bendijo y consagró como Fuentes de Vida para todos los seres.
Peregrino es aquel que, siendo simple de corazón, sabe que su morada no está en este mundo, sino en el Corazón de Dios, en su origen celestial de donde surgió toda la vida.
Peregrino es aquel que llega rendido a la Casa del Padre y permite que su corazón no solo beba de las Fuentes de Paz que el Creador abrió para el mundo, sino que también se dispone a ser portador de esa paz para los que la necesitan.
Peregrino es aquel que camina en dirección a Dios y, a cada paso, vacía su corazón un poco más, para que, al estar delante de Dios, encuentre un espacio en su interior para que el Padre deposite allí los dones y las dádivas que el peregrino debe llevarle al mundo.
Sean peregrinos en este tiempo, portadores y sembradores de la nueva vida. Busquen en las Fuentes de los Centros Marianos las gracias que el mundo necesita y distribuyan esas gracias en su caminar.
Hoy bendigo la Casa del Peregrino y la consagro para que aquí aprendan a ser peregrinos.
Que los que lleguen a este lugar reciban de Dios Su Misericordia, Su Paz y Sus Gracias, y que, saliendo de aquí, sientan en sus corazones la aspiración y la necesidad de que muchas otras almas puedan recibir lo que ustedes recibieron.
Sean peregrinos, sembradores y multiplicadores de las Gracias de Dios. Dejen que las Gracias del Padre los transformen y, a través de ustedes, transformen el mundo.
Abro aquí, por Voluntad del Padre Creador, una Fuente inagotable de Su Paz y de Su Gracia que fluirá a través de este altar hacia todos los corazones que, con fe, lleguen aquí para beber de esta Fuente.
Recuerden siempre que peregrino es aquel que llega a los lugares sagrados no solo para buscar algo para sí, sino para llevarle al mundo lo que él verdaderamente necesita.
Las almas están muriendo en vida, pereciendo por la sed de Dios, porque no lo conocen y no lo buscan, no perciben Su Presencia. Por eso, hijos, sean peregrinos de Mi Casto Corazón y llévenle al mundo el despertar, las Gracias de Dios, Su Misericordia y Su Presencia. Eso se dará por medio de los ejemplos de sus corazones.
Tienen Mi bendición para eso.
Su Padre y Amigo,
San José Castísimo
Los árboles y la vida - Parte II
Cuando el Señor creó el planeta y lo manifestó a través de Su Pensamiento más puro de Amor por la vida, colocó en cada detalle de la Creación una ciencia profundamente espiritual, en la que todo lo que vive y habita en la Tierra colabora en la renovación del Amor y en el retorno al Corazón de Dios.
La dualidad, el caos y el mal construidos por el hombre son fruto del desvío de la consciencia humana del Corazón de Dios. A través de sus elecciones, los seres escogen estar en Dios y descubrir, en comunión con la Creación, el camino de retorno a Su Corazón, o escogen permanecer en la ilusión y en los enredos de sus limitaciones humanas.
El Creador permite que ciertas cosas existan para conducir al hombre a la superación y al vencimiento de sí mismo y no hacia los abismos del mundo, en donde se adentran las almas todos los días.
La naturaleza aún es un misterio a ser develado por la consciencia humana, y eso no se dará a través de su limitada ciencia, sino que será por medio de su corazón, el que es capaz de adentrarse en la ciencia divina y comprenderla a través de la simple presencia del Espíritu de Dios.
Los árboles, hijos, son el hilo que mantiene la Tierra unida al Cielo y no permite que la consciencia humana se desvincule totalmente de Dios. A pesar de las acciones humanas, de las guerras y de la indiferencia, los árboles silenciosamente penetran con sus raíces físicas en lo profundo de la Tierra y, con sus raíces espirituales, llegan al centro del planeta, manteniendo la unión entre la vida en la superficie y la esencia de la Tierra.
Con sus copas, sus troncos, ramas, hojas y flores físicas los árboles mantienen el camino de elevación hacia el Corazón de Dios. Y con sus copas espirituales, llegan a los Cielos y se nutren en las Fuentes Sublimes para que, al transformar el aire que la vida respira en la Tierra, traigan también las gracias y el alimento espiritual que permite que las consciencias no pierdan la paz y la posibilidad de amar.
Los árboles nacieron para servir y ellos aman su servicio; por eso, hijos, a pesar de ser tantas veces ultrajados, no dejan de crecer, de florecer y de dar sus frutos en este mundo.
Contemplen la donación de los árboles y, enviándoles a ellos su eterna gratitud, dejen que sus consciencias sean conducidas a la esencia de la Tierra y al más alto de los Cielos, recordando, así, el verdadero motivo de su existencia.
Los árboles no se olvidan para qué fueron creados. A través de ellos ustedes también deben comenzar a recordar.
Su Padre y Amigo,
San José Castísimo
Asociación María
Fundada en diciembre de 2012, a pedido de la Virgen María, Asociación María, Madre de la Divina Concepción es una asociación religiosa, sin vínculos con ninguna religión institucionalizada, de carácter filosófico-espiritual, ecuménico, humanitario, benéfico, cultural, que ampara a todas las actividades indicadas a través de la instrucción transmitida por Cristo Jesús, la Virgen María y San José. Leer más