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En este día, las oraciones a San Rafael Arcángel fueron colocadas como brillantes esferas de luz en diferentes partes del planeta, para que la poderosa corriente de cura del Arcángel Rafael descendiera potentísima sobre esos espacios.
Así, la Luz del Arcángel Rafael comenzará a retirar a las almas del peligro inminente, y también esa Luz llegará a todos los profesionales de la salud para que estén protegidos.
Hoy cada oración recitada creó, en los planos sutiles, una esfera de Luz que, siendo llevada por los ejércitos angélicos a cada lugar de la Tierra, portará consigo un atributo que, en ese lugar del planeta, es necesario establecer y vivir por parte de los seres humanos que allí se encuentran.
Así podrán comprender cuán infinito y poderoso es el efecto que tiene la oración del corazón, para que una simple pero sincera oración genere, en los planos internos, esta Gracia espiritual.
Los invito a seguir acompañando a San Rafael Arcángel en esta tarea espiritual y planetaria.
Sigo unida a Mis hijos orantes y devotos de San Rafael Arcángel.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre, la Virgen María, Rosa de la Paz
Querido hijo, querida hija:
¿Crees en el poder de la oración? ¿Has percibido sus diferentes efectos y fases?
La oración posee un poder aún desconocido para los seres humanos.
Deja que la oración revele en ti su poder transformador y redentor.
Sumérgete en la ciencia espiritual de la oración para que puedas percibir la acción de sus corrientes y rayos.
Este es el tiempo de conocer el poderoso instrumento de la oración para que las almas aprendan a estar en comunicación con lo divino.
La oración te revela su elevación, su perdón, su reconciliación y su cura. La oración te puede llevar a comprender la vida y su razón.
Permite que la oración te transmute y, al mismo tiempo, te haga partícipe de la Sabiduría de Dios.
Que el poder de la oración te inspire a encontrar siempre el sentido de cada momento y época.
La oración te hará libre cuando entres en comunión con ella.
Deja que la oración redima tu ser y tu consciencia. Establece dentro de ti el templo sublime de la oración, para que ella pueda resonar en tu ser y, así, elevar tu consciencia.
Persevera en este ejercicio diario.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre, la Virgen María, Rosa de la Paz
El alma que se esfuerza en la oración abre las Puertas del Cielo y le da a Dios el permiso para que Leyes superiores actúen en la Tierra.
Esas Leyes descienden al planeta a través de su verbo orante, traspasan los niveles más profundos de su mundo interior y, entonces, llegan a aquellos lugares del mundo que más lo necesitan, conducidas por la pureza de intención del alma orante.
Orar de corazón es ingresar en el Corazón de Dios, es estar delante de Sus Libros Sagrados, en los cuales se escribe Su Plan para este mundo y para toda la vida, y así, delante de Su Verdad, el alma recibe de Dios el don de manifestar sus designios y la Gracia para hacer esto.
Orar de corazón, aún en el vacío y en el desierto, es caminar en la senda de la fe que, en lo invisible de los ojos humanos, atrae hacia la Tierra el verdadero potencial de las criaturas de Dios.
Orar es unirse a la Verdad. Por eso, hijo, aunque te sea difícil, aunque estés en el vacío o en la ausencia de toda sensación interior, sabe que es solo el despertar de la fe lo que necesitas vivir. La fe que te lleva a seguir orando, aun en el vacío; la fe que te coloca delante de Dios, aunque no lo sepas; la fe que te aproxima a quien verdaderamente eres.
Vive esa fe todos los días, busca ser conocedor de ella a través de la experiencia viva de la oración hecha con amor.
Tienes Mi bendición para esto.
San José Castísimo
Que sus corazones sean colmados de la Gracia, de la Paz y de la Misericordia de Cristo.
Hoy, hijos, Mi oración es para que encuentren a Dios, para que vivan Sus palabras, Sus instrucciones entregadas al mundo a través de Sus Mensajeros.
Mi oración es para que sepan superarse cada día, encontrando en la propia entrega y en la aspiración de vivir el Amor Crístico, la fuerza para levantarse, vencer los asedios y las adversidades y encontrar la paz.
Mi oración es para que aprendan a servir a sus hermanos, para que aprendan a decir sí sin condiciones, en el espíritu de la paciencia y de la fraternidad, de la humildad y del amor.
Hoy, Mi oración es para que los servidores de Cristo se descubran Sus compañeros y siempre aspiren a dar un paso más allá y a tornarse Sus amigos, almas esposas de Su Sagrado Corazón y fieles imitadoras de Su camino crístico.
Hoy Mi oración ante Dios es de entrega. Le entrego al Padre cada palabra dicha a lo largo de los últimos años, cada impulso que les entregué con Mi verbo, con Mi silencio y con Mi Amor, para que ustedes pudieran ir a buscar en Dios los frutos de esa entrega.
La puerta ya les fue abierta. El camino ya les fue mostrado. Hoy Mi oración es para que caminen sin temor y sin tibieza en el corazón.
Sean almas firmes en Cristo, renovadas en Dios y dispuestas a cumplir con Su Plan.
Por eso los bendigo y con amor los acompaño, hoy y siempre.
Su Padre y eterno Amigo,
San José Castísimo
Queridos hijos:
Cada uno de los orantes del mundo conoce y sabe sobre la realidad planetaria y sobre la importancia de sostener, en el mundo, una columna de luz de oración que haga despertar, cada día más, el Amor de Dios en los corazones y que disuelva los conflictos en las naciones y en los pueblos.
Por eso, hijos Míos, en la Vigilia de Oración de hoy, los invito a renovar sus esfuerzos y especialmente el compromiso de seguir orando por las naciones para que más milagros espirituales continúen sucediendo en la humanidad y en la vida de las personas.
Deseo, como Madre, que todos los días ustedes puedan penetrar en el misterio que guarda el poder de la oración y en los cambios físicos que el verbo orante genera en la vida planetaria como también en los Reinos de la Naturaleza.
Al día de hoy, el compromiso vivido mediante la Oración por las Naciones ha permitido, milagrosamente, que nuevos puntos de luz sean establecidos en Sudamérica, Norteamérica, África y Europa; y en breve en Centroamérica y Oceanía.
Es así, hijos Míos, que cuando un compromiso orante es vivido y asumido verdaderamente por una consciencia, no solo ella se beneficia espiritualmente al cabo de un tiempo, sino también el planeta que, como un estado vivo de consciencia, recibe una oportunidad, especialmente las naciones que fueron testigos de la depredación del hombre, del conflicto y del caos.
Por ejemplo, con la Oración por la Paz en Medio Oriente, su Madre Celeste alcanzó la aspiración, a través de los misioneros de la Fraternidad, de poder ingresar en el Líbano y así llevar el alivio interno y humano a las almas, porque el próximo Plan de su Santísima Madre es establecer una tarea humanitaria y religiosa en esa región para que África, Medio Oriente y Europa sean contemplados aún más por la Misericordia de Dios.
Todo eso es posible, así como otros acontecimientos, porque el poder de la oración trabaja y actúa diariamente en las almas que participan y acompañan la importante tarea de orar por las naciones.
Cuando una o más almas asumen ese compromiso con la Madre Celeste, lo asumen con el Padre Celestial, y el Universo puede sentir la respuesta amorosa de quien ora y se esfuerza por hacerlo todos los días.
Por eso, los llamo al tiempo de la renovación del compromiso para que aún más, en el mundo, la poderosa e invencible Misericordia de Mi Hijo salve a la humanidad.
¡Les agradezco, ahora y siempre, por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
La fe de Mis hijos se renueva cuando ellos, en sacrificio y bajo cualquier circunstancia, oran por amor, sabiendo de la necesidad espiritual de estos tiempos.
Por eso, queridos hijos, la oración siempre les renovará la fe y la confianza absoluta en el Padre Celestial.
La fe, que es renovada por la oración del corazón, crea un potente vórtice de luz que no solo protege físicamente a la consciencia orante, sino que todo aquello que la rodea es silenciosamente impregnado de Códigos de Luz que ayudan a las almas espiritualmente enfermas o que perdieron la confianza en Dios.
El poder de la oración, en este tiempo, obra milagros en el propio ser y lo coloca, una y otra vez, en el portal de la trascendencia y en el camino de la redención.
La oración propaga la paz y muchos más atributos, para que todo siga siendo transformado y renovado dentro de los seres, aun los que no oran tomarán consciencia, en algún momento, de la importancia de volverse hacia Dios.
¡Les agradezco por responder, en amor, a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
En un día como este, hace más de cien años,sobre este cielo reposaba Mi Inmaculado Corazón, advirtiendo al mundo sobre las pruebas de todos los tiempos, llamando a los hombres a la penitencia y a la oración para consagrar a este mundo a Mi Corazón y para que la humanidad viviera un tiempo mayor de paz.
En un día como este, hace más de cien años, Mi Corazón abría un nuevo ciclo para el mundo, atrayendo Leyes universales y divinas que, con la presencia de Mis ángeles y arcángeles, hacían descender sobre este planeta la pureza original, manifestando aquí su morada.
En un día como este, hace más de cien años, Yo traje a la Tierra los Espejos de la Pureza que irradian hacia toda la vida la esencia más pura del Amor y de la Gracia Divina, el pensamiento que Dios emanó al crear a Su Madre Celestial, al emanar el Vientre Divino del que surgirían todas las cosas, del que algún día nacería Su Hijo Primogénito en este planeta.
En un día como este, hace más de cien años, Dios concedió una Gracia única para el planeta y la llave para acceder a ella es el poder de la oración sincera y la pureza del corazón.
El Padre Creador les entregó a Sus hijos los dones que les permitirían retornar a la Fuente y, además, santificar y consagrar a la humanidad a través del código crístico de amor y de sabiduría.
El Sol que brilló aquí, disipando las nubes que había en el cielo, trajo una luz eterna a la Tierra, removiendo las raíces milenarias del error y del mal en el corazón de los hombres, las que los instigaban a las guerras y a la autodestrucción.
Hoy, hijos, vengo con un nuevo Sol, un Sol espiritual y profundo que desciende a la Tierra con nuevas Leyes, instituyendo y abriendo un nuevo tiempo y un nuevo ciclo. La oración continuará siendo la llave para que encuentren lo que les digo.
Hoy vengo a advertirles que el mundo aún necesita paz, pero no solo la paz que disipa las guerras, sino una paz espiritual e interna que les devuelva la vida a aquellos que la perdieron, aunque circulen por este mundo como si estuvieran vivos.
Los seres humanos están perdiendo su esencia original, su pureza divina. Y hoy vengo con un nuevo Cielo para impedir y detener el avance de las tinieblas sobre Mis hijos. Mi Reino se debe revelar a este mundo. La Verdad Universal se debe convertir en una realidad en la vida de todos los seres para que recobren el sentido de su existencia.
No tengan miedo de acompañar Mis pasos. No tengan miedo de entregar sus vidas por amor a Dios y de perder el control y el poder humanos para que Dios reine en ustedes.
En este tiempo urge que las almas despierten y que el Reino de Dios se establezca. Urge que la Verdad suprema venga a la luz, que los seres reciban los Dones de Dios, que las naciones se rediman y que los espíritus retornen a sus orígenes con el aprendizaje del Amor crístico.
Solo les pido que Me acompañen con la oración, pero también con la acción, con la instrucción y con la transformación de sus vidas.
Las flores de Dios, que son las almas preciosas de Sus hijos, se están secando en este mundo por no conocer la Verdad y el Amor del Padre.
Por eso, ya no teman anunciar lo nuevo. Ya no teman ingresar en otras Leyes. Ya no teman percibir que están en este mundo para anunciar, atraer y vivir algo diferente y, por más que sean perseguidos, humillados y rechazados, no teman.
El amor y la mansedumbre de sus corazones deben hablar más alto que las críticas de los hombres. La verdad espejada en el testimonio y en el ejemplo de sus vidas debe ser la señal de la santidad que le hable al mundo sobre la presencia de los Mensajeros Divinos.
Una nueva realidad se debe establecer en las consciencias, una nueva instrucción debe descender a la Tierra. Y para eso, no bastará que las almas instructoras enviadas por Dios le hablen al mundo, sino que todos ustedes, Mis hijos, deberán acompañar sin miedo este nuevo ciclo.
Sean los precursores de un nuevo tiempo. Sean los santos de los últimos días, los que se vencen a sí mismos por amor a un Plan y a un Propósito Mayor.
Hoy bendigo y amparo a Mi querida hija, la que envié para representar a Mi Maternidad ante todos ustedes. Y les digo que no bastará que ella dé todo de sí, cada uno de ustedes deberá acompañar y amparar esa entrega.
Sean un solo cuerpo y una sola Obra que, en nombre de la humanidad, responde a la Voluntad y a los Designios de Dios.
¡Yo los bendigo y les agradezco por responder a Mi llamado!
Su Madre, María, Rosa de la Paz y Señora del Santo Rosario de Fátima
Deja que el Milagro del Sol vuelva a suceder en tu interior, iluminando los espacios más profundos de tu consciencia y de tu corazón.
Ábrete a vivir una experiencia de fe, en la cual el Creador encuentra el camino abierto para transformarte.
Deja que el Sol de Dios traiga a tu vida el Reino de Su Pureza, transformando tu pensamiento, tus sentimientos, tus intenciones, tus acciones, tu corazón y tu mirar. Deja que tu esencia se exprese en todo tu cuerpo, en todo tu ser. Deja que el Reino de Lys sea en ti.
Expresa verdad y gratitud, expresa la fortaleza del silencio, la sabiduría de la pureza, el poder de la oración. Expresa la virtud del amor, la misericordia de un corazón que vive en Gracia. Deja que el Reino de Lys sea en ti.
Hoy el Sol vuelve a brillar en el interior de los que saben que estar con la Virgen María en Lys nunca será igual y que siempre abrirá un nuevo ciclo para la humanidad.
Tu Padre y Amigo,
San José Castísimo
Deja que el miedo se transforme en fe. Deja que la angustia, de no saber cómo ayudar al prójimo, se transforme en la certeza del poder de la oración. Deja que la paz inunde tu interior y, que así, se expanda por el mundo y permee a las almas que necesitan de ella.
Deja que las pruebas de estos tiempos forjen en ti la fortaleza de la entrega a Dios y a Su Plan. Deja que tus renuncias se impriman en la consciencia humana como un paso hacia la vida crística porque, cuando renuncias a tus voluntades, comprendes que hay una Voluntad Mayor y que estás en el mundo para manifestar un Plan Superior y no para satisfacer deseos y aspiraciones humanas, por mejores que ellas sean.
Da un paso rumbo a la fe y ora de corazón por las situaciones que no puedes resolver, porque donde está Dios, allí existirá una experiencia de amor, un aprendizaje que conducirá los seres a Su Corazón.
Medita en lo que te digo y mantén tu corazón en paz.
Tu Padre y Amigo,
San José Castísimo
Observa que la cruz del mundo ya se aproxima. No es en el dolor o en los desafíos en los que deben estar tus ojos y tu corazón. Contempla la renovación del Amor de Dios y camina hacia este fin.
Las sombras vienen con su asedio, sembrando distracciones, discordias entre hermanos, ilusiones, glorias vanas y honras mundanas. Percibe los asedios, reconoce la oscuridad y aprende a decir no a las tentaciones.
Recuerda al Universo y al Plan de Dios. Recuerda al propósito de tu existencia. Recuerda la grandeza y la paz de la unidad y de la fraternidad. Haz tus elecciones según lo que Dios sembró en tu esencia y no en lo que el enemigo sembró en tu mente.
Limpia tu mente con el poder de la oración y eleva tu consciencia adorando al Señor. Encuentra refugio y protección en el Corazón de Dios. Haz de Su Espíritu tu morada y deja que Él también encuentre reposo en ti.
La batalla de este tiempo es silenciosa y se traba dentro de tu propio corazón, por eso es mucho más difícil recibir el auxilio de tus hermanos y compañeros. El triunfo de este tiempo se dará, sobre todo, por la persistencia de tu propio ser en Dios. Eleva siempre tus manos al Padre y recuerda dejar que los cirineos te ayuden cuando ya no tengas fuerzas. Es así que renovarás, como Cristo, todas las cosas.
Tu Padre y Amigo,
San José Castísimo
Ora, porque mientras más despiertos estén los que se comprometieron con Cristo, mayor será su responsabilidad frente al planeta y al Plan del Creador.
Ora, porque al mismo tiempo que despiertas, el mundo agoniza y aquellos que están sumergidos en la oscuridad se adentran más profundamente en sus abismos.
Cultiva en tu corazón, en tu mente y en tus sentimientos aquello que te aproxima al Padre, y únete a Él, para que esa unión tenga más fuerza en tu interior que la tendencia humana de seguir las ilusiones del mundo.
Mientras los dirigentes de las naciones se pierden y se confunden desde su espíritu hasta la materia, ora, hijo, para que exista equilibrio en este mundo y para que las leyes atraídas hacia él no produzcan en la Tierra una prueba inesperada, algo que muchos no podrán soportar.
Tu oración, oculta y silenciosa, sin embargo, sincera y verdadera llega a los Pies de Dios y de Sus arcángeles para equilibrar las leyes que hacen que los acontecimientos se manifiesten en la vida sobre la Tierra.
Todo en la vida humana, antes de manifestarse en la Tierra, comienza a existir en los niveles espirituales. Las raíces de las virtudes, las de los males del Nuevo Hombre y las de las pruebas de este tiempo se encuentran en niveles aún invisibles, intangibles, pero a los cuales las oraciones sí pueden llegar.
Cuando oras, estás atrayendo el Pensamiento de Dios hacia la Tierra, y ese Pensamiento al descender a través de las dimensiones, las equilibra para poder manifestarse.
De la misma forma, cuando los hombres actúan en forma negativa, atraen el caos hacia la Tierra y ese caos desestabiliza las dimensiones de la vida por donde pasa, para poder manifestarse según su vibración.
Por eso, decimos que estamos en tiempos de batalla. Una batalla silenciosa en la que se triunfa con el amor y la unidad con Dios porque no hay nada superior al Amor del Padre, nada que pueda vencerlo. Pero, para que Él esté presente en la vida sobre la Tierra, los seres deben abrirle las puertas a través de la oración.
Tu Padre y Amigo,
San José Castísimo
Queridos hijos:
Lo que hoy sucede en algunas naciones del mundo es el reflejo de lo que una vez sucedió en el Universo.
Todos fueron partícipes de una historia muy antigua que trascendió los tiempos hasta los días de hoy.
Todos presenciaron y participaron de un acontecimiento en el Universo que modificó el Plan de Dios, en el sentido de su realización y de su cumplimiento.
Todos provienen de un origen espiritual y universal. En ese origen comenzaron los primeros aprendizajes, los que, en la mayoría de los casos, fueron aprendizajes y experiencias que los hicieron llegar hasta aquí, hasta la Tierra, para poder alcanzar, algún día, el perdón y la redención.
Cada uno de Mis hijos carga en sí mismo una historia no visible a los ojos humanos, pero sí conocida a los ojos del espíritu.
Este es el tiempo en que esa historia, sucedida en el Universo, se cerrará para que otra etapa comience y la humanidad finalmente sea liberada de la cadena interminable de los errores.
Por esa razón, hijos, existen ciertos acontecimientos, aún no conocidos por ustedes, que están guardados en la historia de su ser espiritual. Su ser espiritual es el que conoce profundamente todas las causas y las consecuencias que una vez fueron vividas por ustedes mismos en el Universo.
Todos vienen de una experiencia un poco traumática. Todos vienen de antiguas guerras en el Universo que solo buscaban la conquista del espacio y el beneficio de la evolución personal, habiendo, para ello, salteado la Ley de la Jerarquía y la Ley del Amor.
Esa historia, que aún está grabada en el Universo, permanece allí, a la espera de ser purificada por cada hijo Mío, en el momento y en la hora que le corresponda.
En cada uno de ustedes, esa historia de grandes conflictos en el Universo tiene mayor o menor intensidad según las experiencias vividas y la participación de cada uno en esos acontecimientos.
Este es el tiempo de poner fin a esa historia porque la humanidad, a través de las naciones y a través del tiempo, ha vuelto a repetir los mismos errores, tan semejantes a los hechos más determinantes que una vez se vivieron en el Universo.
Los planos superiores esperan que cada uno de Mis hijos, por medio del servicio y de la entrega, puedan ayudar a disolver y a reparar esos acontecimientos pasados. Así, la humanidad tendrá la gracia de pasar a un nuevo ciclo con más posibilidades de profundizar en el amor y en el servicio.
En este sentido, todo lo que una vez se vivió en el Universo no solo es el resultado de los conflictos que fueron causados por la ambición de conocimiento y de poder, sino que también fueron delicadas experiencias que dejaron huellas imborrables en las consciencias.
Ahora que todos pueden ser más conscientes de eso y pueden ayudar a romper esa cadena de errores que la humanidad aún vive y comete, deben saber que la oración será esa llave que abrirá la puerta correcta para que todas esas historias del Universo se puedan perdonar y las almas tengan la oportunidad de comenzar a caminar con esperanza.
Tomar contacto con esa historia del Universo, en la cual la mayoría participó, es retomar el compromiso consciente de vivir el perdón, la cura y la redención, más allá de lo que haya sucedido.
Por eso, todos los que hoy se vuelven conscientes de que no solo son seres encarnados en la Tierra, reciben, en nombre de la humanidad, la posibilidad de cambiar el rumbo de la historia para que finalmente todos los seres vivan el gran momento de la redención.
Este es el tiempo en que la historia del Universo saldrá a la luz para que también las consciencias aprendan a redimirla.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Que su fortaleza siempre esté en Dios y que, con ojos de observadores, ustedes siempre perciban las propias debilidades como parte de una condición humana, esa que el Creador, con Su Soplo, puede transformar y convertir.
Siempre coloquen a los Pies de Dios sus debilidades y dejen que Él les muestre, en el silencio de sus corazones, aquello que ustedes no pudieron confesar porque no lo quisieron ver, para que, vacíos delante de Dios, reciban la gracia de recomenzar.
Dejen que la oración verdadera los eleve y que la comunión con el Cosmos los fortalezca.
En este tiempo, hijos, mirarán hacia sí mismos y no verán más que polvo y miserias. Pero si su mirada y su corazón se sustentaran en el poder de la oración, con la atención en el Universo, ustedes podrán comprender las cosas pasajeras de la vida sin perder la fe en la Verdad, que los aguarda a que despierten.
Dejen que la luz, más brillante que el Sol, encandile sus ojos y los aparte de la ceguera humana. Es tiempo de decirle "sí" a Dios, afirmándose en Su Presencia y en Su Gracia.
Aún están a tiempo de recibir la Misericordia y transformar sus destinos. No dejen que las oportunidades pasen delante de ustedes sin entrar, colmar y transformar sus corazones.
Oren, hijos, e internamente contemplen el Infinito. Que la esperanza de retornar a lo que es real nunca desaparezca de sus corazones.
Su Padre y Amigo,
San José Castísimo
Para que el triunfo de Dios en las naciones sea una realidad
Para que el triunfo de Dios en las naciones sea una realidad, hijos Míos, tomen sus rosarios y recen incansablemente. Recen para que la fe no desaparezca de este mundo y que ella sea inquebrantable e indestructible en los corazones de Mis hijos.
Los Planes de Dios para este mundo aún están vigentes y Su Paz no se desvanecerá de los corazones si ellos luchan con lo más precioso que tienen para eso, que es el poder de la oración, la gracia del servicio y la humildad de sus vidas para vencer, delante de todo el orgullo y la vanidad de este mundo.
Hijos Míos, en oración encuentren el Corazón Inmaculado de su Madre Celestial y contémplenlo para que la fortaleza alcanzada por Mí, mientras acompañaba la Cruz de Mi Hijo, pueda vertirse sobre sus espíritus y, de la misma forma, todas las virtudes de Mi Inmaculado Corazón estén disponibles para que ustedes las vivan y las expresen al mundo como un ejemplo en estos tiempos.
Recen el Santo Rosario y contemplando esos pasajes de la vida de la Sagrada Familia, dejen que los Dones que Dios Nos entregó, para cumplir esta divina misión en el planeta, también estén disponibles para cada uno de los orantes de la Tierra.
Que la oración los una a Dios y les traiga comprensiones más amplias sobre la vida.
Que la oración los lleve a comprender sus propias pruebas y, más allá de eso, la gran prueba de las naciones y del planeta, que ya está en curso.
Todo ya comenzó, hijos Míos.
Sepan que nada de lo que vivirán en la Tierra simboliza el abandono de Dios. Todas las pruebas que el Señor les permita vivir son para que se superen en el amor y en la fe, y dejen en la consciencia humana un principio nuevo del Amor de Dios, Amor que nace en sus corazones cuando son capaces de amar, independientemente de las circunstancias.
Sepan que el Reino de Dios habita en su interior y es allí primero que él debe ser una realidad.
Si dejan que este Reino se establezca en sus corazones, sin importar lo que suceda en el mundo, el Padre siempre tendrá un camino abierto para enviar a Su Hijo a la Tierra, cuando llegue el tiempo.
Oren por las naciones y oren por esta Sagrada Obra de Dios.
Celen para que los Centros Marianos se expresen y sean verdaderas fuentes de paz para el mundo, que en ellos las almas sacien su sed y encuentren aliento, esperanza y paz.
Confíen, porque el mal no permeará al mundo por siempre, y persistan en la oración y en la unidad con los Mensajeros Divinos.
Un día, hijos Míos, este Reino que habita en su interior se revelará al mundo y se extenderá a los todos los rincones del planeta, en una expresión bella e infinita de una vida sagrada que siempre habitó la Tierra, pero que estuvo invisible, así como el Reino de Dios en sus corazones.
Encuentren la paz contemplando las estrellas y sepan que, más allá de ellas, un vasto Universo los aguarda, porque el amor que aprenderán aquí, ustedes lo llevarán hacia cada espacio de la Creación Divina.
Por eso, tengan fe y persistan, recen y estén en unidad, así el triunfo de Dios será una realidad, tanto en las naciones como en toda la vida.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz y Señora Aparecida
Ora por el Brasil, así como por toda América del Sur. Ora por el mundo entero. Ora por cada nación y ora con fervor por los países que fueron elegidos por Dios para ser la cuna de una Nueva Vida.
Ora en unidad con Dios y con tus hermanos, porque la semilla de la desunión fue colocada en el suelo del mundo y está siendo fertilizada por las acciones inconscientes de los hombres.
Ora, hijo, y siembra el amor en la humanidad. Pide y concédele el perdón a tus hermanos para arrancar de raíz ese mal que está intentando instalarse en el mundo. Busca la cura para las heridas del corazón humano y comienza por ti mismo, curando tu espíritu.
Ora, hijo, por las naciones, en unidad con todos los pueblos y culturas. Responde al llamado de tu Madre Divina para orar por la paz y reconoce que esta no es una necesidad tuya, sino una urgencia del planeta.
Fortalece todos los días la Oración por la Paz en las Naciones más allá de los obstáculos y de las tecnologías. Redime esos vehículos que para muchos son motivo de perdición y de engaño, y conviértelos en un Instrumento de Dios para unir a Sus hijos en una sola voz, en un solo clamor por la paz en este mundo.
Ve, hijo, como es necesario dar un paso en el amor, en la oración, en el perdón y en la reconciliación, porque las naciones agonizan y si no comienzas ahora a curar dentro de ti y a tu alrededor lo que necesita ser curado, nada podrá consolarte en el tiempo que llegará, en el que los hombres, privados por ellos mismos de la Misericordia de Dios, solo reciban Su Divina Justicia.
Por eso, ora y clama por la paz. Sé un puente hacia la Nueva Vida.
Tu Padre y Amigo,
San José Castísimo
Que Mi Corazón de Paz sea la guía que los lleve a Cristo
Hijos Míos:
Vengo en un tiempo de caos, de ignorancia y de indiferencia para con Dios, para con Su Plan y Su Verdad, para abrir los ojos de una generación que se está perdiendo en las heridas y en las memorias del pasado.
Vengo para revelarles un Propósito Divino que borra para siempre de sus consciencias los obstáculos que los separan de Dios.
Y ese mismo Propósito les revela no solo lo que el Corazón del Padre les ofrece, sino sobre todo, hijos, los aproxima a la Verdad del Corazón de Dios. Verdad que estuvo oculta a lo largo de toda la evolución humana y que ahora debe revelarse.
Vengo como la Madre del Mundo, como su Madre Universal, para que comprendan que no solo la eternidad, después de esta vida, está llena de misterios, sino que la vida en sí guarda secretos que aún no fueron revelados, guarda verdades que están comenzado a emerger en este tiempo, como una última oportunidad de despertar para las almas.
Mi Corazón no les ofrece nada más que el despertar al camino de la oración, de la entrega, del servicio y del sacrificio. Y es ese mismo camino el que abrirá en sus vidas las puertas a lo nuevo y traerá, finalmente, el sentido que sus almas esperaban conocer sobre la existencia de la vida sobre la Tierra.
Ya pueden sentir y percibir la propia ignorancia, no solo ante el Universo y la Creación, sino también acerca de sí mismos.
Lo que vengo a hacer en estos tiempos, hijos Míos, es a abrir sus ojos mediante el poder de la oración para que, transformados bajo el espíritu de la humildad, puedan adentrar en la verdad que habita dentro de sí, un Universo tan vasto y tan amplio como el que ven en una noche estrellada en el cielo de la Tierra.
Como la inmensidad del Cielo, como la infinidad de las estrellas, así también es dentro de cada uno de Mis hijos, porque Aquel que los creó a Su imagen y semejanza, es infinito y desconocido.
La semejanza con Dios no se limita a la apariencia del hombre. La semejanza con Dios se guarda en un misterio profundo que habita en sus corazones y que guarda en sí el verdadero motivo por el cual Dios creó a esta humanidad.
Cada ser de esta Tierra, hijos Míos, es un potencial renovador de la Consciencia Divina. De sus más profundas y sinceras experiencias de amor, el Creador extrae su renovación, la recreación de Su Creación Divina.
Sé que este es un misterio casi incomprensible para las criaturas de la Tierra, pero esto es así debido a la gran ceguera e ignorancia de la humanidad.
Para adentrar en los Misterios celestiales deben tener un corazón humilde y simple, y su Madre Celeste les concede ese corazón mediante la oración que los transforma, por dentro y por fuera, que transforma sus vidas y, como consecuencia de eso, la vida sobre la Tierra.
Vengo como su Madre Divina para conducirlos de la mano hacia un Propósito Superior.
Quiero, hijos Míos, que en este último tiempo de despertar no solo conozcan a Cristo, sino que sean en Cristo aquello que Dios pensó para sus vidas y para este mundo.
Aún están a tiempo de transformar a este planeta en un planeta sagrado, de construir y de habitar las Islas de Salvación que servirán como principio de lo nuevo cuando llegue el tiempo.
Pero eso, hijos amados, comienza en lo pequeño y en lo verdadero; comienza con el rosario en sus manos y el corazón en Dios; comienza con el servicio sincero y el verdadero interés de que sus hermanos también reciban lo mejor; comienza escuchando las Palabras de Dios a través de Sus Mensajeros y siguiendo y viviendo esas Palabras, porque cuando menos lo esperen ellas estarán vivas y consolidadas en su mundo interior.
Y será allí cuando todos los ojos que los vean encontrarán un ejemplo y todos los corazones, que los sientan, sentirán a Dios porque ustedes serán llamados Sus instrumentos, Sus compañeros.
Hoy les revelo un camino y les tiendo Mis Manos para que Me permitan conducirlos hacia lo nuevo, al eterno e insondable Corazón de Cristo.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado y por seguir Mis pasos de Madre y Peregrina!
Las almas que despiertan están en júbilo y el planeta siente alivio en su corazón.
Todo esto se da por el esfuerzo de cada uno de Mis hijos.
Yo los bendigo,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Mi llanto le demuestra al mundo el dolor que le provocan las guerras a Mi Corazón; especialmente las que se generan en Medio Oriente.
Así se pierde el amor entre hermanos y la hermandad entre los seres, por prevalecer ciertos ideales de conquista y de ostentación.
Hoy Mi llanto es por todo lo que veo que, allí, en Medio Oriente sucede y lo que ese duro enfrentamiento entre las naciones y sus pueblos está provocando.
La paz ya se disipó y esa es Mi principal agonía de Madre.
Las armas ganaron más poder y reino que los propios corazones, y algo peor se podría desatar en semanas.
Por eso vengo para pedirles a Mis hijos orantes que intercedan ante el Padre, junto Conmigo, y que cada oración sea una chispa de luz que se enciende dentro de una oscura realidad planetaria. Que esa luz, que proviene de la oración, ilumine los espacios internos de la consciencia para que se pueda recuperar la dignidad de ser hijos de Dios y hermanos entre las naciones.
Deseo que Mi llanto sea sentido y escuchado.
En verdad, hijos, algo peor se ha desatado en Medio Oriente y debemos rogarle a Dios para que Él, con Su Poder infinito de Amor, lo detenga.
Les estaré agradecida por su unión interior.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Cada oración pronunciada por las naciones del mundo es una gota de Mi Gracia que desciende del Cielo, como lluvia de la mañana.
Cada corazón sincero que pronuncia el Santo Rosario por la paz en el mundo es un Espejo para poder reflejar la Misericordia de Dios en la humanidad.
Yo les enseño, a través del poder de la oración, a conocer sus misterios, los que se develan cuando el corazón reza de verdad, permitiendo que las sagradas Leyes Divinas aplaquen los errores de la humanidad y los desvíos de las naciones del mundo.
Cada momento de oración ofrecido, queridos hijos, permite reparar al mundo entero; sobre todo a las almas más perdidas, las que reciben la Gracia de reencontrar a Dios.
Por eso, cada encuentro de oración por la paz en las naciones significa la oportunidad de que la humanidad sea aliviada de sus faltas cometidas, para que reinen el amor y la paz.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
La Ciencia del Amor Superior
Queridos hijos:
Vengo de una dimensión que desconocen, de un Universo Divino, en el cual jamás estuvieron como criaturas materiales, sino solo como una parte única de la Consciencia del Padre, antes que sus vidas se manifestaran. Y fue allí, en el origen de su existencia, que experimentaron y sintieron la Ciencia del verdadero Amor Superior.
Hoy les hablo del Amor que proviene del Corazón de Dios, Amor que trasciende todo lo que ya fue experimentado por Sus criaturas en este Universo y en todos los otros.
Con Mi Verbo Divino y Celestial vengo para hacerles sentir eso que está oculto, escondido, dentro de sus corazones.
Hoy traigo en Mis Manos las siete llaves que abren las puertas de sus pechos y que, así, los colocan delante de una realidad desconocida, a pesar de tratarse de algo, hijos, que está dentro de cada uno de ustedes.
Hoy quiero enseñarles la Ciencia del Amor Superior, que, en verdad, es la ciencia del retorno al Corazón de Dios. El camino que deben comenzar a recorrer aún en esta vida, para que, cruzando los portales de la Eternidad, encuentren un espacio seguro, en donde podrán dar continuidad a su propia redención.
La Ciencia del Amor Superior comienza a ser vivida cuando el ser emite su “sí” al Universo, reconociendo su limitada condición humana y su gran necesidad de Dios.
Es allí, hijos, en donde surge en el interior el Principio de la humildad que, poco a poco, derriba la falsa fortaleza de la arrogancia, de la soberbia y del orgullo humano.
Antes de reconocerse pequeños y pobres, con la sinceridad del corazón, no hay cómo darle lugar para que este Amor Superior se desarrolle dentro de ustedes.
Cuando el ser se reconoce miserable, es capaz de buscar la cura de sus miserias en el servicio, en el perdón de sus fallas y de las fallas cometidas por sus hermanos. Porque al reconocer sus imperfecciones y al dejar nacer en el propio interior el Principio de la humildad, por menor que este sea, el ser puede comprender también la imperfección y la miseria ajenas.
Cuanto más sirvan y descubran dentro de ustedes el espíritu de la abnegación, más vivirán en la Ciencia del Amor Superior y dejarán que la química universal se realice en sus espíritus y, sobre todo, en sus personalidades, que tantas veces impiden su caminar hacia el retorno al Origen.
Descubran en este camino el poder de la oración, la oración desinteresada, que no busca otra cosa, sino la redención del mundo.
Dejen que sus ansias por conseguir esto o aquello se conviertan en una posibilidad de unión con el Verbo Divino, por la redención de la vida, por el perdón de los errores humanos, que no comenzaron en este mundo.
Poco a poco, descubrirán que las raíces de sus miserias no solo se encuentran en lo que conocen de ustedes mismos, sino que se adentran en misterios de la consciencia humana que les parecen inalcanzables.
Pero cuando lleguen a ese momento, cuando les parezca imposible curarse, porque escapa de sus posibilidades de comprensión, es allí, hijos Míos, que Dios les dará a conocer algo más sobre ustedes mismos, algo más allá de sus miserias e imperfecciones.
Ese es el Amor Superior, que también está más allá de lo que conocen de este mundo y, al mismo tiempo, tiene como morada lo profundo de sus corazones. Lugar que hoy les es oculto y que no conocen, aunque piensen que saben amar.
Cuando el ser va revelando sus miserias y derrumbando las barreras de su ignorancia, es que la Ciencia del Amor Superior se revela, porque se tornan mansos y humildes, delante de Aquel que es el único que les puede ayudar: Dios Altísimo.
El Creador, entonces, los fortalecerá y los animará a ir más allá, a unirse a Su Espíritu y a la Vida Universal.
Y a encontrar en el verdadero sentido de la existencia de la Tierra, su fortaleza, no solo para vivir la propia purificación y la purificación del planeta, sino para dar testimonio en el Universo de la redención de sus espíritus.
Todo lo que les digo hoy, hijos Míos, es para que se levanten del abismo de la ignorancia y de la resistencia, y se abran a la vivencia del Amor Superior.
De esta forma, los conduciré al despertar de verdades mayores y descubrirán que hoy, no solo hablé con sus almas y con sus corazones; hablé con sus espíritus, con sus antiguos Guerreros y Comandantes universales, con sus esencias, y con eso que desconocen y que proviene de Dios, para despertar hoy en sus vidas la Ciencia del Amor Superior.
Anímense a comprender lo que les digo con la propia experiencia. Den un paso en la confianza y en la fe, en el servicio y en la abnegación, en la redención y en la purificación de sus miserias, y vivan la Ciencia del Amor Superior.
Yo los bendigo y los guío por este camino, y les agradezco por venir a Mi encuentro y por confiar en que, a partir de hoy, sus vidas jamás serán las mismas.
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Queridos hijos:
El poder de unión de los seres humanos con Dios es desconocido, pero esa ciencia y ese conocimiento siempre lo proporcionará el camino de la oración.
Esa unión, cuando es verdadera y amorosa, favorece que el Padre Celestial cumpla Sus Designios en más almas del mundo.
El camino de la oración hace de cada alma un espejo de amor y de perdón, para que así los errores de otrora sean liberados y las almas alcancen la redención.
Siempre estará entre sus manos el poder de la oración que construye los tiempos y que no dejará que pierdan los impulsos que vienen del universo, que los ayudarán a dar pasos seguros hacia el Sagrado Templo del Señor, dentro de Su Divino Corazón de Amor y de Luz.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Asociación María
Fundada en diciembre de 2012, a pedido de la Virgen María, Asociación María, Madre de la Divina Concepción es una asociación religiosa, sin vínculos con ninguna religión institucionalizada, de carácter filosófico-espiritual, ecuménico, humanitario, benéfico, cultural, que ampara a todas las actividades indicadas a través de la instrucción transmitida por Cristo Jesús, la Virgen María y San José. Leer más