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Queridos hijos:
En este mes del Rosario, hasta el día 26 de noviembre, Yo les pido que, por amor a Dios Creador, se reúnan en grupos de oración y recen al menos las primeras cincuenta cuentas del Santo Rosario por el mundo y por la humanidad, uniendo así este pedido al que ya he hecho por todas las naciones del mundo.
Hijos Míos, por medio de este pedido maternal, Mi Inmaculado Corazón intercederá en favor de todas las almas que necesitan paz y perdón en este tiempo, con la misión celestial de que todos Mis hijos despierten del sueño en el que normalmente viven y comiencen a vivir para Dios, en Su Amor y Misericordia.
Para que eso pueda suceder en la mayoría de Mis amados hijos, la oración del corazón de parte de todos los grupos que se han consagrado a la Madre Divina será considerada de importancia universal.
Queridos hijos, cuando las almas están conscientes de los pedidos que Dios envía a través de Mi Inmaculado Corazón, esa acción amorosa de responder al llamado, repercute en toda la vida del planeta y de la humanidad.
Mediante el ejercicio del rosario durante estos días de octubre hasta noviembre, vuestras vidas se estarán preparando en consciencia para lo nuevo, para el tiempo que llegará al mundo.
Hijos Míos, ustedes, abriendo vuestros corazones, permitirán que esta tarea se vuelva sagrada y verdadera como lo es descansar, alimentarse y vivir para Dios. Cada acción de la vida en este tiempo debe ser sagrada para que Dios se sirva de los buenos ejemplos de aquellos de Sus hijos que aprenden las leyes de la convivencia y de la fraternidad.
El nuevo mundo será integrado por grupos de almas que aprenderán a vivir las leyes así como vivieron y obedecieron los antiguos pueblos del desierto junto a Moisés. Dios tiene preparado para cada alma un mensaje especial de amor y una misión.
Vuestro ejercicio de oración diaria permitirá que a cada momento vuestros corazones contemplen la Voluntad de Dios.
Queridos hijos, que este mes del Santo Rosario sea un mes preparatorio, una verdadera escuela de oración para todos.
¡Les agradezco por contestar a Mi llamado!
María, Madre de la Divina Concepción de la Trinidad
Guarden en vuestros seres el Amor Inmaculado de Mi Corazón y, en confianza, llamen, mediante la oración, la presencia interna de Dios.
Queridos hijos:
Que este día domingo sea dedicado a la reparación del Corazón del Señor a través de la oración. En el ejercicio de la oración del corazón, se revelarán los atributos que a todos ustedes los ayudarán en este tiempo, atributos como la Fe, el Amor, el Perdón, la Misericordia y la Redención.
Queridos hijos, como Madre de la humanidad, les pido oración para que Mi Hijo interceda y alivie el dolor en muchos corazones.
Cada oferta sincera que nace desde vuestros corazones día a día, permitirá que los Planes del Altísimo se cumplan en la vida de todas las almas.
Hijos Míos, en amor y devoción pido a todos Mis hijos de la ciudad de San Pablo en el Brasil, que alcen sus ojos hacia el Reino Misericordioso de Dios y que así practiquen en sus vidas las enseñanzas maternales que Mi Corazón derramó a lo largo de este último año.
Mediante el ejercicio de la adoración al Corazón Sagrado de Mi Hijo, todos Mis hijos de San Pablo estarán unidos a Mi Inmaculado Corazón.
Por eso, queridos hijos, hoy Dios les pide crecer en consciencia desde el corazón y unir vuestras almas con los diferentes estados que la oración les irradiará, estados como la unidad, el amor y la fraternidad.
En este mes del Santo Rosario, que vuestros corazones descubran en cada Misterio las llaves de la salvación.
¡Agradezco a Mis hijos de San Pablo por responder a Mi llamado!
María, Madre de la Divina Concepción de la Trinidad
Como Madre de los cristianos y de los no cristianos, en el nombre de la Luz de Mi Hijo, intento, día a día, retirar a muchas almas del largo desierto interior en el que viven por la falta de fe y de amor en el corazón.
En estos tiempos, queridos hijos, que vuestros corazones sean precursores activos de Mi llamado por la paz y por la salvación de las criaturas.
Queridos hijos, como Madre y Puerta del Cielo, hoy les pido que busquen a Dios dentro de vuestros seres internos, al Amor del Padre, al Espíritu Inmaculado de la Paz, porque ese Espíritu les permitirá crecer y los fortalecerá para las decisiones en la vida, en la mente y en el espíritu de cada uno.
Hoy los estoy llamando a preparar, con consciencia, vuestras moradas para que en poco tiempo, Jesús, el Rey del Universo, el Maestro de los maestros, encuentre reposo en moradas puras y cristalinas donde se pueda derramar Su Absoluta e Insondable Misericordia.
Queridos hijos, el mundo está viviendo grandes pruebas en la fe y en la vida de muchos corazones; por este motivo Yo les pido que coloquen a los millones de hijos que tengo a Mi resguardo en el verdadero ejercicio de vuestras oraciones para que ellos ingresen en la definitiva Ley del Perdón y de la Misericordia.
Como les he dicho, queridos hijos, este es un último ciclo para la confirmación de los corazones delante de los Planes de Dios. La humanidad puede vivir en el nuevo Plan de Dios, Plan que los llevará a permanecer en el verdadero estado de la paz y de la reconciliación.
Hijos Míos, es muy importante mantener encendido el fuego de la oración del corazón, oración que los une con el Sagrado Espíritu Divino de Mi Hijo. Pero para que eso suceda, queridos hijos, vuestros labios solo deben pronunciar palabras de amor y de paz, palabras que broten desde el corazón, palabras que alivien el gran sufrimiento que viven muchas almas solitarias.
Hijos Míos, hoy de nuevo les suplico y les hablo con el inmenso Amor de Mi Inmaculado Corazón, porque como ustedes saben, estos ya son los últimos anuncios que Dios Me envía a transmitir para todos los corazones.
Delante del nuevo tiempo que llegará, hijos Míos, que vuestros corazones, vuestros pensamientos y vuestros sentimientos sean misericordiosos para que dentro de ustedes reine Dios, reine por siempre el Amor de Mi Hijo.
Guarden en ustedes la gratitud para que ella irradie humildad y Misericordia.
Gracias por responder a Mi llamado.
¡Les agradezco!
María, Madre de la Divina Concepción de la Trinidad
Mientras la humanidad aún busca la satisfacción en la vida, Mi Corazón Materno llama a todas las almas al nuevo y último rebaño de Cristo.
Como mediadora delante de las almas que han encontrado el camino espiritual hacia Dios, quiero que ellas puedan auxiliar a otras almas que se desvían rápidamente del camino de la fe y del Amor de Dios.
Por eso, hijos Míos, pido hoy a todos los orantes que no pierdan tiempo y oren con mucha aspiración hacia lo Alto y aguarden la Infinita Misericordia de Mi Hijo.
Espero de Mis soldados el despertar de la consciencia y que se ofrezcan a colaborar para que la mayor parte de la humanidad pueda vivir un tiempo más de paz. Y como el tiempo pasa rápido, Yo les pido que oren con el corazón, atentamente, para que algo pueda cambiar en la humanidad.
Queridos hijos, ¡recen, recen, recen y recen! Recen con la voz de vuestros corazones para que la Piedad y la Compasión de Dios toquen a los corazones que se han separado de la Ley del Señor.
Recordando la enseñanza de los mandamientos de Moisés, hoy les pido que los tengan presentes en vuestras vidas como las primeras reglas básicas para un buen hijo de Dios.
Queridos hijos, a lo largo del tiempo, la humanidad ha sido llamada a cambiar desde el corazón; por eso ustedes, abran vuestros ojos y vean la Luz Misericordiosa que Mi Inmaculado Corazón está irradiando para todos.
Les recuerdo la importancia de vivir en la fidelidad a Mi Hijo para que vuestros corazones sean guiados y estén protegidos en estos tiempos finales.
¡Les agradezco por responder en estos tiempos a la voz de Mi llamado!
María, Madre de la Divina Concepción de la Trinidad
Hijos Míos:
Que hoy vuestros corazones puedan comprender y venerar la Gracia Especial que vuestras vidas están recibiendo mediante el ejercicio de la oración y en nombre del Amor de Mi Hijo.
Queridos hijos, por eso los invito a orar más con el corazón para que Dios Padre los escuche y Mi Corazón Materno pueda seguir viniendo al encuentro de vuestras vidas. La misión que Dios les confía es orar por la salvación de todas las almas porque, en este tiempo, queridos hijos, todos tendrán una última Gracia: vivir la Conversión.
Antes de que el Divino Juicio Universal se aproxime al mundo, ustedes, Mis pequeños, deberán estar en profunda y verdadera oración para que nazca en ustedes la voluntad de orar todos los días.
Por eso, queridos hijos, es muy importante la renovación de los grupos de oración por medio de encuentros mensuales, para fortalecer, entre los grupos, el ánimo de servir a Dios y de ser menos invadidos por las realidades del mundo.
Cada grupo de oración debe ser la Luz de Cristo en el mundo y para que esa Luz ilumine en la oscuridad, las llamas de Cristo, que son cada una de las almas, deberán estar unidas en la misión y ser humildes desde el corazón, porque de esa manera, el Espíritu Santo podrá guiar y bendecir la existencia de cada grupo orante.
Hijos Míos, hoy les comunico esta importante misión de final de tiempo para todos estos grupos orantes. Sepan, Mis queridos hijos, que Mi Maternal Corazón estará entre ustedes, acompañándolos, en el momento de iniciar vuestro ejercicio de oración.
Queridos hijos, ya es tiempo de que nazca la fraternidad desde los corazones, para que la tarea de orar en grupo entre almas hermanas pueda tener repercusiones universales. Pero para que eso suceda, es necesaria mucha humildad y estar vacío de sí porque, de esa manera, vuestros encuentros de oración serán victoriosos y estarán unidos a Mi Propósito Maternal de salvación.
Hoy, queridos hijos, le agradezco a cada uno de los orantes y devotos por estar contestando a Mi urgente llamado por la oración y la paz.
¡Les agradezco!
Gracias por responder a Mi llamado.
María, Madre de la Divina Concepción de la Trinidad
Queridos hijos de Mi Hijo:
Descansen vuestras vidas y vuestros corazones en Mis brazos Maternales. Lleven en vuestras almas la unidad amorosa con el Dios Eterno.
Hijos Míos, hoy de nuevo los llamo a la oración, porque un mundo y una humanidad sin oración es una realidad sin Dios.
Queridos hijos, unida a vuestros corazones los invito a fortalecer el espíritu y el ejercicio de la oración para que ustedes siempre encuentren refugio en el Reino del Padre a través de la fe y de la devoción al Altísimo.
Como Madre de la humanidad, les pido que unan vuestros corazones mediante el ejercicio orante en los grupos de oración. Cada grupo de oración no solo debe estar consagrado a Mi Inmaculado Corazón, sino también debe irradiar la Luz y el Amor que ha recibido desde los Cielos.
Cada grupo de oración debe mantener el espíritu de la paz y la voluntad de reunirse como almas que quieren dialogar con Dios; el grupo debe tejer la red de la paz entre el Cielo y la Tierra.
Hijos Míos, ustedes son servidores consagrados a la Luz de Mi Inmaculado Corazón, por eso les pido que en este tiempo definitorio sean consecuentes con Mis pedidos y fuertes en el propósito de vivir día a día una vida consagrada mediante la oración del corazón.
Todos los grupos de oración deben ser pilares de Cristo, deben pulsar al ritmo universal del Corazón de Mi Hijo; siempre deben renovarse invitando a nuevos corazones a participar de la vida de oración.
Queridos hijos, en ustedes está permitir que la salvación sea una realidad. En ustedes está el amor que los unirá con Mi Amado Hijo.
¡Les agradezco!
Gracias por responder a Mi llamado.
María, Madre de la Divina Concepción de la Trinidad
Queridos hijos:
Con Mis brazos extendidos irradiando Amor a toda la Argentina, y en un nuevo encuentro de hijos y peregrinos, Yo les doy Mi Bendición Maternal.
Queridos hijos, en este tiempo de Gracia y de Justicia, les pido que oren más con el corazón, que guarden un espacio para Dios y que vuestros corazones y vuestras vidas se expresen amorosamente delante del Creador. Abran las puertas de vuestros hogares a Dios para que sean irradiados por el Amor de Su Omnipotente y Compasivo Espíritu Divino, el de la Santísima Trinidad.
Queridos hijos, cuando los llamo a la oración, los estoy llamando, como Madre, a la preparación de vuestros corazones para el nuevo ciclo.
Hijos Míos, por eso los llamo diariamente a estar en Jesús y a buscar a Jesús en cada momento de vuestras vidas, porque Cristo les promete la redención del corazón, el renacimiento bondadoso de almas nuevamente consagradas a Su Sagrado Corazón.
Delante de las pruebas de estos tiempos, queridos hijos, los llamo a fortalecer vuestra unión con Dios lo más que puedan vuestras vidas porque así estarán bajo la Luz del Espíritu del Amor de Mi Hijo.
Queridos hijos, ustedes, para poder crecer delante de la Voluntad y de los Planes de Dios, deben creer en el poder de la oración en este tiempo decisivo, porque ella los auxiliará en las diferentes situaciones de vuestra vida.
Queridos hijos, una vez más, Mi Inmaculado Corazón viene a la Argentina para encontrar corazones consagrados a la esperanza del Redentor, corazones humildes y misericordiosos.
Oremos, Mis pequeños niños, oremos.
¡Les agradezco!
Gracias por responder a Mi llamado.
María, Madre de la Divina Concepción de la Trinidad
Hoy quiero ver en todos Mis hijos la alegría infinita de servir a Dios con el corazón y de aspirar a vivir en el Reino Celestial de la Eternidad.
Por este motivo, queridos hijos, hoy los invito a obrar en el nombre de la paz y de la esperanza misericordiosa que Mi Hijo quiere despertar en vuestros corazones. Mediante la sincera oración del corazón, vuestras moradas se prepararán para recibir el advenimiento del Espíritu Santo sobre la Tierra.
Por eso, hijos Míos, la oración diaria es importante en estos tiempos, ya que la humanidad debe reconciliarse con Dios a través del profundo diálogo orante que nace del corazón.
Queridos hijos, hoy también les pido que recuerden cada uno de los pasajes de Jesús por esta Tierra y cada una de las simples enseñanzas que Él les dejó para que todos puedan vivir la conversión del corazón.
Abriendo Mis brazos misericordiosos, irradio a todos con Mis Gracias para que Mis pequeños niños puedan caminar en la honestidad y en la verdad del corazón.
Queridos hijos, por eso, sean verdaderos y no pierdan tiempo para que así puedan transformar vuestros corazones, porque Cristo Jesús estará aproximándose a vuestras vidas para mostrarles la Voluntad del Señor.
Hijos Míos, hoy los llamo a abrir las puertas de vuestros corazones y a permanecer en la Luz Infinita del Creador.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
María, Madre de la Divina Concepción de la Trinidad
Un urgente llamado maternal
Queridos hijos:
Con el rosario entre Mis manos, oro para que Mis hijos despierten a tiempo.
Oro por todas las almas que se alejan de Dios.
Oro para que el mundo alcance la Gracia de la Paz.
Oro por todos aquellos que no oran.
Oro para que la fe pueda despertar a tiempo en vuestros corazones.
Oro para disolver las dificultades que muchos hijos están viviendo.
Oro por este tiempo de prueba y confirmación.
Oro para que todos Mis hijos se perdonen y se rediman a través de Mi Hijo.
Queridos hijos, perpetuamente oro por este tiempo definitorio en que las almas se postulan para estar en el rebaño de Mi Hijo o se postulan para estar fuera del rebaño de Mi Hijo.
Por eso, como Madre Intercesora, oro para que nadie se pierda, ni siquiera la más pequeña de las esencias.
Oro para que todos alcancen el perdón.
Oro en este tiempo de Misericordia porque está brotando la Justicia Divina.
Oro para que Mi Amado Hijo Jesús esté entre ustedes.
Oro, suplicándole, para que Él los guíe nuevamente.
Oro por todo lo que observo en este mundo.
Oro por el nuevo ciclo que llegará.
Oro para que la reconciliación se pueda vivir en cada criatura como una emanación del espíritu de la paz. Oro para que la confianza en el Único pueda fortalecerse en los que se han entregado al Plan Divino.
Oro con esperanza por toda la humanidad.
Oro para que todos Mis niños tomen consciencia de que ya no son tiempos normales, que es necesario rezar con el corazón todos los días y no olvidar fácilmente el alimento que provee el poder de la oración.
Oro por todos ustedes para que el Espíritu Santo descienda sobre cada uno de Mis hijos.
Oro por los que no escuchan Mi llamado y por los que desmerecen las palabras de Mi Inmaculado Corazón.
Oro para que se manifieste la verdad en vuestras vidas.
Como Reina de la Paz, oro por su salvación.
Por eso hoy, queridos hijos, oremos por todas las intenciones, porque es necesario que sus corazones estén en constante servicio. Oremos por la Presencia de la Paz de Dios porque ella será la que sostendrá al mundo.
¡Les agradezco!
Gracias por responder a Mi urgente llamado por la paz.
María, Madre de la Divina Concepción de la Trinidad
Queridos hijos:
Mientras el mundo se agita en este final de los tiempos, la humanidad debe sumergirse en el océano de la oración para que los Grandes Ángeles del Señor puedan auxiliar a todos los corazones. Antes de que suenen las trompetas de los ángeles del Cielo, ustedes deberán estar preparados mediante la oración del corazón, firmes en la fe y confiados en el Manantial de la Divina Misericordia.
Hoy los invito, en forma urgente, a ingresar en el Santísimo Corazón de Mi Hijo, porque de esa manera, vuestras vidas estarán protegidas por el gran espíritu de la Misericordia del Redentor.
Queridos hijos, hoy los llamo a tomar consciencia desde el corazón porque los tiempos llaman a la humanidad a vivir la conversión del espíritu y de la vida.
Como Madre del Perpetuo Socorro, el Señor Me envía a despertar del sueño a cada uno de Mis hijos y a colocarlos a todos en la tarea celestial que el Señor está dictando para cada corazón, a través de Mi Presencia Maternal, mes a mes.
Pequeños hijos, no pueden pasar ni un día sin vivir la oración del corazón, porque así vuestras vidas abrirán los corazones para que se aproximen los ángeles custodios que son enviados, bajo la Luz de Mi Inmaculado Corazón, para guiar a todos Mis pequeñísimos hijos.
Ha llegado el momento de abrir la consciencia a las señales universales inusitadas que intentarán despertar a los que se han separado de la magnífica Voluntad de Dios.
Hijos Míos, todos los consagrados a Mi Inmaculado Corazón deben ayudar a que otros hijos puedan vislumbrar la Luz del trono de Dios cuando el Único Hijo del Padre venga, en Gloria, desde las nubes.
Queridos hijos, todo está dicho. Los llamo y les pido oración y más oración del corazón.
¡Les agradezco por responder a Mis pedidos!
María, Madre de la Divina Concepción de la Trinidad
Queridos hijos:
Delante de las Gracias recibidas durante todos estos días, Yo los invito a vivir el amor y la fraternidad para que todos Mis hijos puedan nacer a la nueva humanidad.
Queridos hijos, para que eso suceda, Yo los invito a persistir en el ejercicio de la oración del corazón; para ello, ustedes cuentan con la asistencia y el auxilio de Mi Inmaculado Corazón, quien los guía en vuestro camino de oración.
Hijos Míos, recordando la importancia de la oración en este final de los tiempos, vuestros corazones podrán recibir la asistencia espiritual del Espíritu Santo de Dios. Sepan que cuentan con la Sabiduría del Padre mediante la oración para tomar correctas decisiones en vuestras vidas.
Quiero ayudarlos a crecer desde la consciencia para que el verdadero corazón del amor pueda llegar a cada alma de la humanidad.
Quiero prepararlos como Mi Corazón Maternal preparó el camino para la venida de Jesús. Quiero que caminen directamente hacia el Corazón Divino de Mi Hijo recordando la importancia de la comunión con Su Sagrado Corazón.
Hijos Míos, como Madre, los acompaño por esta peregrinación hacia el universo, la que vuestras vidas están realizando en estos momentos.
Recuerden que la oración es la base para que la vida del espíritu de todos Mis hijos pueda despertar a tiempo y en consciencia.
Queridos hijos, en este tiempo en donde la realidad del mundo necesita de vuestra oración, Mi Corazón los está llamando a servir a Dios mediante la oración del corazón, mediante vuestra confianza plena en Mi Hijo.
Con la humanidad en Mis brazos, hoy les digo, queridos hijos, caminen hacia el perdón del corazón para que pueda brotar en las esencias Mi Inmaculada Paz.
Estoy con ustedes durante estos días de manera especial y maternal.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
¡Descansen en Mis brazos confiando en la Luz del Redentor!
María, Madre de la Divina Concepción de la Trinidad
A Mis pequeños, Yo los bendigo con el poder amoroso de Jesús, para que vuestros corazones encuentren un refugio seguro dentro del Templo Celestial de Dios.
Queridos hijos, hoy los invito a orar con la voz interna de vuestros corazones, porque en este ejercicio encontrarán el arte de vivir la contemplación del corazón. Hoy los llamo a ejercitar la oración contemplativa, que significa, Mis queridos hijos, dejar el corazón, la mente y el espíritu en las Manos de Dios.
Este ejercicio simple, hijos Míos, les ayudará en la armonía y en el silencio que ustedes y el mundo tanto necesitan, un silencio que los lleve a encontrar la paz.
Queridos hijos, como Madre de la Divina Oración los preparo para los momentos en los que la oración deberá ser el sustento para vuestras vidas. Queridos hijos, por eso es tan importante la oración que se pronuncie con el amor de vuestro corazón, así vuestras almas estarán dialogando con el Altísimo, momento a momento.
Yo los invito a socorrer al planeta y a la humanidad a través de la oración del corazón. Yo los invito hoy a encontrar un sentido para vuestras vidas mediante la oración, vuestra unión con el Eterno Padre.
De esa manera, queridos hijos, vuestros corazones servirán de instrumentos de paz, de amor y de esperanza para los corazones que aún permanecen cerrados al llamado de Dios.
Vuestras vidas deben comulgar a cada momento con Mi Hijo.
Vuestras vidas consagradas a Jesús serán vidas divinas en los brazos del Creador porque la insondable Misericordia debe ser la esperanza de una nueva salida para los que buscan con el sentir del corazón.
Sobre todo oremos por la paz y permanezcan en Mi Paz Maternal.
¡Les agradezco queridos hijos!
Gracias por responder a Mi llamado.
María, Madre de la Divina Concepción de la Trinidad
Como Madre del Universo les traigo el Don del Espíritu Santo y la Luz de las estrellas. Como Madre del Universo les entrego Mi Paz para que despierte, en esta hora, el amor en vuestros corazones.
Hoy los invito a distanciarse de los abismos de la vida y a dar el salto mayor hacia la Luz de la fraternidad.
Queridos hijos, el mundo carga con mucho dolor, por eso ustedes, a través de las oraciones y de las buenas acciones, deben llevar el emblema de Mi Eterna Paz para que acaben los conflictos en los corazones.
No deben bajar los brazos, mas sí elevarlos en dirección al Universo del Creador y clamar, una vez más, por la Divina Misericordia, así Dios los escuchará.
Hoy los llamo a despertar la humildad del corazón a través de la Luz Divina de Jesús, porque solo a través de Jesús vuestras vidas podrán aprender los pasos de la humildad.
Queridos hijos, llamando en vuestras vidas a la esencia de la humildad podrán saber cuál es la tarea que Dios les envía a vuestros corazones. Hoy, Dios, a través de Mi Inmaculado Corazón, les revela la tarea de la oración del corazón para que pueda vivir en ustedes la Paz Celestial.
Hoy los invito a ser oración en la vida y en las acciones para que, a través de esa oración, sean disueltas todas las causas que necesitan de Perdón y de Misericordia. El momento actual amerita la colaboración de todos los servidores marianos consagrados a Mi Inmaculado Corazón.
Hijos Míos, mientras vuestras vidas puedan reflejar buenas acciones, la fe despertará como Luz en muchos de Mis hijos, y la humanidad terminará de luchar entre sí por sus ambiciones.
Cuando sientan falta de paz, observen, queridos hijos, cómo está vuestro ejercicio de oración.
¡Les agradezco!
¡Vivan en Mi Eterna Paz, solo paz!
Gracias por responder a Mi llamado a pesar de las circunstancias.
María, Madre de la Divina Concepción de la Trinidad
Queridos hijos:
Hoy los llamo a ingresar, a través de vuestros corazones, en la Luz Eterna de Mi Hijo. Hoy los llamo a vivir el atributo de la reverencia y de la devoción al Santísimo Corazón de Jesús.
Queridos hijos, mediante el acto permanente de la oración del corazón podrán aproximarse al Universo del Amor de Dios. Es a través de Cristo que ustedes podrán llegar a Dios, al Cielo, al Universo del Creador.
Cristo, queridos hijos, es la Puerta Celestial que, en este tiempo definitorio, se abre delante de la realidad de todas las almas. Cuando vuestros corazones ingresen al Reino de Jesús Cristo, vuestras vidas podrán ser partícipes de la acción de la caridad y de la donación.
Hijos Míos, en un tiempo que corre rápidamente en la humanidad, Yo los invito a vivenciar el Corazón de Jesús, los invito a formar parte del Corazón de Cristo y de Su amoroso camino redentor.
Queridos hijos de Dios, hoy estoy llamándolos a convertirse en nuevos discípulos de Mi Hijo a través del sincero acto de la oración porque, en la fuerza de la oración y unidos como corazones del Padre auxiliarán, en el nombre de la paz, al planeta y a la humanidad.
Hijos Míos, por este motivo, hoy es el momento de que vuestras consciencias den el “sí” definitivo para la consagración de vuestros corazones al Sagrado Corazón de Mi Hijo.
Como a pequeños niños estoy guiándolos. Como almas estoy elevándolos cerca de Mi Hijo. Como corazones en redención estoy amándolos.
Queridos hijos, acepten con vuestro corazón esta importante invitación a vivir definitivamente en Jesús porque, en Cristo, la vida de muchas almas podrá encontrar un sentido y, así, ustedes hallarán la amorosa Voluntad que Dios tiene para cada uno de Mis hijos.
Queridos hijos, vuestra oración cuenta mucho para que pueda descender la Gracia Celestial. ¡Están a tiempo!
Oren por todos los religiosos.
Gracias por responder a Mi llamado.
María, Madre de la Divina Concepción de la Trinidad
Sientan el sutil perfume de Mis oraciones por la humanidad. Guarden en vuestros corazones la esencia de la fe. Despierten en vuestros corazones el llamado a la esperanza. Socorran Conmigo a la humanidad mediante la oración del corazón.
Queridos hijos, acepten Mi Buena Nueva porque Jesús quiere habitar por siempre en vuestros corazones. Hijos Míos, hoy los llamo a orar por la salvación de los Reinos de la Naturaleza y por la salvación de la humanidad. Ustedes guardan en este mundo el mayor tesoro que Dios les ha dado: la naturaleza, Su Creación.
Por eso, queridos hijos, oren por la salvación de cada uno de los elementos de la Creación. Que vuestra oración llegue a los Cielos para que sea escuchada por el Corazón de Dios.
Está en vuestras manos la posibilidad de Misericordia para el mundo. Está en vuestras manos la oración, camino hacia lo nuevo y lo bueno, esperanza de un mundo mejor, el cual debe vivir bajo las Leyes del Amor y de la Paz.
Pequeños hijos, para que todo eso sea posible, ustedes tienen la presencia de Mi Corazón Auxiliador, de Mi mirada materna sobre cada uno de ustedes. Como Reina de la Paz, les pido que fortalezcan el camino de oración que, amorosamente, ustedes están realizando.
Sepan, queridos hijos, que cada momento de oración auxilia a un alma de esta humanidad.
Cuando Yo los llamo a la oración, estoy llamándolos a la toma de consciencia delante de la necesidad de Misericordia. Como Señora de las Gracias les doy Mi Bendición Maternal y los invito a seguir adelante.
¡Les agradezco!
Gracias por responder a Mi llamado.
María, Madre de la Divina Concepción de la Trinidad
Cada día comiencen bajo la presencia de Mi Paz y, en oración, supliquen por la conversión del mundo. Mi Corazón Materno quiere ver a las almas en constante oración. Mi Corazón Materno quiere ver a las almas que a cada momento recuerdan la oración del corazón.
Hijos Míos, el camino hacia la paz permanente es posible; por eso Yo los invito hoy a orar por la paz en el corazón de los que no la tienen. Recen por todos Mis otros hijos, por los que están distraídos, por los que están distantes de Dios y por los que no creen en Mi llamado materno.
Queridos hijos, la oración que nazca desde los grupos de oración ayudará en la formación del nuevo camino para la humanidad. Por eso, Mis pequeños, cada oración que sea pronunciada y donada desde el corazón, los Cielos la recibirán como a una rosa pura y verdadera.
Es importante, Mis queridos hijos, que en todo este ejercicio de oración esté presente el Sagrado Corazón de Jesús, porque Su Amor Misericordioso debe ser vuestra aspiración y vuestra llama de paz para el mundo.
Queridos hijos, abriendo vuestros brazos a Mi llamado, vuestros corazones recibirán el auxilio que necesitan. Permitan, queridos hijos, que el Espíritu Santo de la sabiduría y de la verdad conduzca la vida y la esencia de la tarea en cada grupo de oración.
Cuenten Conmigo, hijos Míos, como Madre y Guardiana de los corazones aquí en la Tierra.
Que el Espíritu de Dios los bendiga en este día bajo la señal de la cruz luminosa de Cristo.
¡Les agradezco!
Gracias por responder a Mi llamado.
María, Madre de la Divina Concepción de la Trinidad
Mientras el mundo aún no se detiene para contemplar el Corazón de Dios, el Padre Me envía hacia ustedes para llamarlos hoy a practicar la oración del corazón. La oración de todos los fieles dará el sustento para socorrer a la humanidad. La oración de los devotos a Mi Inmaculado Corazón unificará los corazones con Dios. La oración de los humildes y de los servidores despertará la devoción y la fe en los momentos definitorios.
Queridos hijos, unidos mediante la oración ustedes estarán preparados, como misioneros, para asistir la necesidad de paz en el mundo. Por eso, hijos Míos, oren mucho y consideren este sagrado ejercicio de la oración para que vuestras vidas estén guiadas por el Espíritu Santo.
Hijos Míos, uniendo vuestros corazones a cada grupo de oración, ustedes se estarán uniendo al Amor Crístico 1 de Mi Hijo. Por eso, también hoy los invito a considerar la unión importante entre los grupos de oración para que de esa manera vuestras almas sean una sola en la fraternidad y en la paz. Cuando unan vuestros grupos de oración como un solo grupo, estarán dando permiso para que Dios Todopoderoso actúe en cada uno de ustedes.
Pequeños hijos, como Madre de los Peregrinos, hoy los conduzco por un Nuevo Camino que muchos de Mis hijos están retomando, y ese Camino se llama Jesús Cristo, el Redentor, vuestro Salvador. Él debe ser vuestra alianza interna, deben tener el propósito de vivir con Él mediante la oración.
Queridos hijos, permanezcan con esta misión presente sabiendo que Mi Corazón los ayudará.
¡Les agradezco!
Gracias por responder a Mi llamado.
María, Madre de la Divina Concepción de la Trinidad
1 Crístico: palabra que no consta en los diccionarios. Vea la Introducción en la página 10.
Queridos hijos:
Recuerden que viven en este mundo para vuestra redención y para vuestra salvación. No detengan los pasos que Mi Hijo les está manifestando desde vuestros corazones. En los momentos de prueba y confirmación no miren hacia el pasado, fortalezcan vuestro espíritu mediante la oración del corazón. Unan vuestra esencia a la Esencia Única de Dios para que Mi Inmaculado Corazón y el Sagrado Corazón de Jesús puedan socorrerlos. Queridos hijos, hoy los invito a vivir en la esperanza, esperanza de renacer como almas redimidas que quieren ardientemente estar en Dios. Yo los guiaré.
Hijos Míos, mientras vuestras vidas estén en este mundo, ellas deberán aprender a perdonar, a trascender y a amar sobre todas las cosas. Recuerden, Mis niños, que esta es la lección para el discípulo de Mi Hijo: amar sobre todas las circunstancias.
Queridos hijos, hoy los llamo a confiar en el Perdón y en la Misericordia, los llamo a reconciliar vuestra existencia con Dios. Mi Corazón Maternal los conoce muy bien, sabe qué es lo que ustedes sienten, piensan y hacen, porque como Madre, vengo al mundo para corregir los errores de los corazones a través de Mi mensaje y de Mi Amor Maternal.
Si caen por algún obstáculo, queridos hijos, levántense como se levantó Lázaro al ser llamado por el Amor de Jesús. Reciban en vuestras vidas el Amor Redentor de Mi Hijo para que, en vuestro diálogo con Su Divino Corazón, Él pueda curarlos desde vuestro interior.
Queridos hijos, comiencen este día orando por la Redención de la humanidad.
¡Adelante, Mis pequeños!
Confíen en Dios Todopoderoso porque Él los ama.
Gracias por responder a Mi llamado.
María, Madre de la Divina Concepción de la Trinidad
Hijitos Míos:
Almas ardientes en el Creador, con alegría por Su Misericordia, alabado sea Jesús en todos los corazones de Mis hijos de Paraguay.
Queridos hijos, por la Gracia de Dios Altísimo, hoy los visito con mucho amor para invitarlos de nuevo a proclamar la oración del corazón. Hijos Míos, envío Mis Bendiciones Maternales a toda la Nación Guaraní, y hoy, como Madre de las Américas y como Sierva del Señor les traigo Mi Paz Maternal y consuelo para los afligidos.
Pequeños hijos, al igual que en Guadalupe con Juan Diego sobre el Tepeyac1 hoy, nuevamente, coloco Mi corona de estrellas sobre cada uno de Mis hijos guaraníes. Queridos hijos, Mi llamado, en estos tiempos, es un llamado a la oración, a la reparación de la vida de los pueblos, de cada una de las culturas americanas y de toda la humanidad,y eso acontecerá a través de vuestra sincera oración.
Como Madre del Único y como Reina del Cielo, hijos Míos, hoy los llamo a reafirmar, mediante la oración, vuestra conversión a Dios, al Todopoderoso; esto permitirá que vuestras almas comulguen de la presencia de Cristo, el Redentor.
Queridos hijos, hoy llego a Paraguay para darles Mi Bendición Maternal y Mi Paz.
Como Madre de todas las almas, les suplico que oren por la salvación de todos los pueblos americanos, para que, al igual que Juan Diego, recuperen la humildad, la simplicidad y el amor a Dios.
Hijos Míos, hoy, desde aquí, desde el Universo Celestial junto a Juan Diego, les damos las gracias por responder a Mis pedidos. Guardo especial predilección por todos Mis hijos de Paraguay, pues la siempre Bienaventurada Virgen María conoce de vuestro amor a Su Inmaculado Corazón.
Queridos hijos, recen, recen mucho para que Dios los escuche desde la voz de vuestros corazones. Recen por las comunidades guaraníes, recen para que la educación y la vida digna puedan expresarse en cada uno de estos hijos Mios.
Los adoro con Mi Corazón a todos. Oremos por la presencia de la paz en todo el Paraguay.
¡Les agradezco!
A todos los grupos de oración de Paraguay, gracias por escuchar Mi llamado.
En Cristo Vivo,
María, Madre de la Divina Concepción de la Trinidad
1 Colina próxima a la actual Ciudad de Méjico, donde en el año 1531 la Virgen se manifestó al indígena Juan Diego.
El mayor sufrimiento que Mi Corazón Maternal observa en esta humanidad es la falta del amor en el corazón. Por eso, queridos hijos, estar en el Amor de Dios, vivir en el Amor de Dios y obrar en el Amor de Dios, es lo que les permitirá, en el final de estos tiempos, hacer florecer la sabiduría en la humanidad.
Queridos hijos, un camino para encontrar el Amor de Dios es abrir vuestros corazones a la oración porque ella es la mediadora, ella es la Luz nueva que está llegando a las consciencias de todos Mis hijos.
Hijos Míos, como Madre, estoy aquí entre ustedes para enseñarles a caminar en el arte de la oración, en la vida de oración que todos Mis pequeños niños necesitan despertar y realizar en estos momentos.
Ustedes cuentan con Mi Hijo Jesús que es la expresión viva de la oración, de la unión perpetua con Dios Creador. Cuando los invito a orar por la paz y por la Luz en la humanidad, Yo los llamo a que vuestros corazones se vuelvan misericordiosos para que imiten el camino de la humildad y de la donación total al Creador.
Queridos hijos, por eso caminen, caminen y no detengan vuestros pasos en la vida de oración, porque así Mi Inmaculado Corazón los acompañará y Dios se servirá de vuestras oraciones.
La Obra de Dios en este tiempo es la redención de todas las almas y la oración que nace del corazón será la gran llave para la salvación de los más humildes y de los más necesitados de paz.
Atiendan a Mi llamado y recuerden que estas son Mis últimas palabras en este ciclo de la humanidad. Preparen vuestros corazones en la constancia a través de la oración.
¡Les agradezco!
Gracias por responder a Mi llamado.
María, Madre de la Divina Concepción de la Trinidad
Asociación María
Fundada en diciembre de 2012, a pedido de la Virgen María, Asociación María, Madre de la Divina Concepción es una asociación religiosa, sin vínculos con ninguna religión institucionalizada, de carácter filosófico-espiritual, ecuménico, humanitario, benéfico, cultural, que ampara a todas las actividades indicadas a través de la instrucción transmitida por Cristo Jesús, la Virgen María y San José. Leer más