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Un alma estaba afligida por sentir que de lo profundo de su corazón emergían dolores antiguos, registros de experiencias que ella desconocía y de otras que parecía haber superado. Sentía que en su interior no había un tiempo en el que sus experiencias antiguas pasaban y las nuevas surgían de forma armoniosa, sino que todo se mezclaba y lo que había en su interior se tornaba difícil de comprender y de transformar.
Entonces, en una oración sincera, esa alma le cuestionó a Dios, diciéndole: “Señor, el tiempo pasa afuera de mí, pero adentro parece no existir. ¿Cómo puedo sentir y padecer heridas que ni siquiera tengo consciencia de que existían en mi interior? Hoy, todo es tan confuso, lo que parecía estar superado emerge con más fuerza y, cuando parece que ya me levanté, vuelvo a caer en los abismos de mis miedos e incertidumbres, en los dolores de heridas abiertas nuevamente, que son conocidas y desconocidas. Explícame, Dios, ¿cómo puedo curar y superar lo que sucede dentro de mí?”.
Y, con amor y sabiduría, el Señor le respondió: “En verdad, te digo que no solo dentro de ti, sino también en la verdadera vida, el tiempo no existe. El tiempo es la forma que Yo creé para que las criaturas de este mundo pudieran crecer en una secuencia de leyes y ciencias divinas que las mantienen en una escuela evolutiva hasta el momento de su madurez espiritual.
El tiempo sucede fuera de ti, en tu lado humano. El tiempo es percibido por tu cuerpo, tu mente y tus sentimientos; pero en tu interior, alma pequeña, y en tu esencia más profunda, no hay tiempo. Allí eres semejante a Mí, a Mi Infinito, en ti pulsa una vida eterna.
Cuanto más se aproxima la transición del planeta, la esperada madurez humana, más se llega al momento en el que eso que se oculta en tu interior se manifieste, que la verdad se exprese, que el tiempo ya no exista, sino que la Eternidad se revele. Y es parte de ese proceso de transición que tu alma pequeña vea emerger los registros más internos de aquello que viviste en otros tiempos, porque todo emerge para ser reconocido, conscientizado y equilibrado, según el despertar de tu consciencia y el amor de tu corazón.
Por eso, ante los dolores más antiguos, solo busca el Amor que hay en Mí y la Gracia de Mi Espíritu, para que Yo tenga un lugar para actuar a través de ti, y así equilibrar y curar todo aquello que, por ignorancia, viviste, todas las heridas abiertas por una vida distante de Mí. Solo búscame y dame un espacio dentro de ti, en tu mente, cuerpo, alma y corazón. Así, Yo Seré en tu interior”.
Que este diálogo los haga comprender, hijos, que este es el momento de ver emerger, dentro de ustedes, todos los registros de otros tiempos que aún necesitan curarse. Pero, ante lo que sienten, no se desesperen, es solo buscar y darle lugar a Dios, porque solo Él tiene la Gracia y el Amor para curarlos definitivamente.
Tienen Mi bendición para esto.
San José Castísimo
Ora y acoge, con amor, a las Gracias Divinas.
Recibe en tu espíritu y en tu corazón a los Rayos que provienen del Corazón del Creador de todas las cosas. Su Ciencia Divina se manifiesta en el interior de los seres cuando oran de corazón y les revela lo que verdaderamente son, hace que las esencias recobren su brillo y su expresión celestial y les demuestra a los hombres la pureza y el misterio que existe en su interior.
Deja que todo eso, que acontece en el silencio y en lo invisible de la existencia planetaria, se expanda hacia todos los seres, hacia toda la Creación. Deja que fluya de tu corazón hacia el mundo lo que el Padre te entrega cuando oras y haz de tu vida un permanente servicio a la evolución humana.
Sé un servidor en silencio, un servidor de corazón, un servidor que vive el Evangelio en su interior y transforma a la consciencia humana, de adentro hacia afuera, convirtiendo las raíces más profundas de su degeneración.
Tú eres parte de un todo. Eres el producto de una historia que no comenzó en esta Tierra y que no terminará en ella, pero que se define aquí, dentro de cada ser.
Si dos o más vivieran la transformación que el Creador necesita sería suficiente para demostrar a toda la Creación la grandeza del Amor de Dios y renovar la evolución de toda la vida, en este planeta y más allá de él.
Aspira, hijo, a ser quien hace lo mejor. Busca ser quien vive la trascendencia de sí todos los días. Procura vivir, en tu interior, lo que aspiras a que la humanidad manifieste y encuentra, a través de tus aspiraciones más puras, la Voluntad y el Designio de Dios.
Tienes Mi bendición para eso.
Tu Padre y Amigo,
San José Castísimo
No hay sufrimiento que la oración constante no pueda reparar. No hay herida que la oración sincera no pueda curar. No hay corazón endurecido que la oración verdadera no pueda despertar. No hay espíritu distante de Dios que la oración hecha con el corazón no lo haga aproximarse, nuevamente, a su Padre Creador.
Por eso, les repetimos que oren.
Para curar este mundo, oren.
Para restaurar la espiritualidad humana, oren.
Para reabrir las puertas que los unen a Dios, oren.
Para que reciban la Gracia del perdón y de la redención, oren.
Para rescatar el propósito de su existencia, oren.
Para rescatar el sentido de la vida sobre la Tierra, oren.
Para que sus almas, este planeta y todo el universo reencuentren la paz, oren, hijos, oren con el corazón.
Su Padre y Amigo,
San José Castísimo
Que se abran los Cielos delante de los que oran con el corazón para que encuentren la paz y para que, por su intercesión, el planeta también conozca un poco más de paz.
Que se abran los Cielos delante de los que oran con el corazón para que reconozcan la Presencia Divina y para que el Espejo del Corazón de Dios se refleje en Sus criaturas y despierte en ellas su potencial de amar, de crear y de transformar a este planeta y a mucho más allá de él.
Busquen, hijos, despertar los Dones de Dios en sus corazones más que desarrollar destrezas. Dejen que, a través de la oración, emerja de sus corazones este potencial único de semejanza con Dios que solo los seres humanos traen consigo.
No están en la Tierra para desarrollar la inteligencia, sino para expresar el Amor-Sabiduría que cura, redime y restaura todo el pasado y todo error; que los torna nuevos y, más que eso, renueva a toda la Creación Divina.
Repetidamente les digo que busquen la verdad sobre sí mismos porque aún no la encontraron. El tiempo de las ilusiones se está acabando y cuanto más se aproxima a su fin, más la humanidad parece apegarse a él y alejarse de la esencia de la vida espiritual.
No dejen que eso suceda en sus corazones.
Oren y busquen la unión con Dios. Dejen que Su Paz, Su Silencio y Su Amor se instalen en sus consciencias, revelándoles hasta lo más profundo de sus seres porqué están aquí, de dónde vinieron, qué deben hacer y hacia dónde regresarán después de esta vida.
Busquen el sentido de su existencia a través de la oración y, aunque no tengan respuestas concretas, dejen que sus corazones se unan al Corazón de Dios y que, con un sentir verdadero, el Señor les muestre el camino y cuáles son los próximos pasos que deben dar.
Recuerden que los ciclos pasan aceleradamente frente a ustedes y que sus corazones deben acompañar el movimiento de las estrellas a través de la profundización en el propio interior. Esto comienza, hijos, amando a la Voluntad Divina y dejando que ella se instale en su consciencia y en su corazón.
Su Padre y Amigo,
San José Castísimo
Cuando los corazones oran, acompañando a los Mensajeros Divinos en su peregrinar por este mundo, están abriendo las puertas del Cielo para que una nueva vida se instituya en la Tierra.
La oración sincera de sus corazones despierta el potencial del corazón humano para unir el Cielo a la Tierra y, poco a poco, comiencen a expresar el verdadero propósito de la humanidad.
Cuando los corazones despiertan, generan méritos para que más almas puedan también despertar y para que los que están en los abismos de este mundo reciban una oportunidad de encontrar la luz.
Solo quien ya estuvo en los abismos de la Tierra, hijos, conoce el dolor y la angustia de estar distante de Dios y prisionero del yugo de las fuerzas oscuras que rodean a este mundo. Por eso, lo más importante es clamar y rogar por las almas perdidas, es decir "sí" a Dios, sin condiciones, y acompañar los pasos de Sus Mensajeros, aunque no conozcan totalmente cuál es la misión que estamos realizando en este mundo, en este tiempo.
Lo que hacemos, al peregrinar por las naciones, es mucho más amplio que lo que les podemos revelar. Estamos retirando a este planeta del abismo de su autodestrucción y colocándolo en el punto correcto de su transformación para que pueda cruzar el umbral entre el tiempo de la ilusión y el Tiempo de Dios, en el que nunca más nada será igual, en el que la verdad les será revelada, conocerán lo que son y porqué están aquí.
Por eso, hijos, tan simple como la oración sincera es la respuesta que deben dar a Dios todos los días, para que cumplan con su parte en esta misión de amor. Solo acompañen Nuestros pasos con el corazón y dondequiera que estén anuncien, a través de la oración, su adhesión a este Plan de amor y de rescate de la vida en la Tierra.
Tienen Mi bendición para eso.
Su Padre y Amigo,
San José Castísimo
Por donde vayas, lleva contigo el Amor y la Gracia de Dios para que aquellos que se encuentren contigo sientan el auxilio y la Gracia que proviene del Corazón del Padre, sientan que es el propio Dios quien los acoge a través de Sus instrumentos.
Deja que tu mirada sea pura y transmita Misericordia, que tus acciones sean puras y transmitan las bendiciones que recibiste de Dios.
Hijo, este mundo necesita de pacificadores que puedan ser, en sí mismos, instrumentos de esa paz para todos los seres. Tu vida se debe convertir en una oración y en un servicio permanentes, porque hoy ya no será el verbo el que transformará a las almas, sino los ejemplos que, los que, a pesar de ser silenciosos, hablarán alto en este mundo tan necesitado de Dios.
Por eso, ve y en tu peregrinar sé consciente de tu misión no solo cuando oras, sino cuando vives.
Todos los seres de esta Tierra tienen una misión que cumplir y muchos de los que encuentras en tu camino necesitan despertar. Hoy te digo que un acto misericordioso podrá cambiar tanto la vida de un hermano tuyo como mil oraciones realizadas con el corazón.
Hoy esta es Mi petición para ti: que lleves la paz por donde vayas, que seas la paz para el mundo.
Tu Padre y Amigo,
San José Castísimo
Traer su oración del corazón hacia la consciencia, hijos, es hacer que los sentimientos de paz y de unión con Dios, que sienten al orar, permanezcan en sus vidas reflejados en sus acciones, en sus pensamientos y en sus sentimientos. Es traer para su experiencia diaria y constante, la sabiduría y el discernimiento que sienten al orar. Es estar en la presencia permanente de Dios siendo reverentes, no solo en los lugares sagrados, sino todo el tiempo.
Traer la oración del corazón hacia la consciencia es permitir que, constantemente, sus seres estén en elevación, buscando atraer hacia la Tierra los principios de la vida superior con la certeza de que, en la unión del Tiempo de Dios con el tiempo del mundo, esta vida se manifestará en la Tierra.
En un momento de oración sientan sus corazones y su mundo interior, y después intenten mantener este estado de alineamiento y de gratitud. Esto es traer su oración hacia la consciencia.
Busquen este conocimiento y expresen esta sabiduría.
Su Padre y Amigo,
San José Castísimo
Con el Manto Celeste de su Madre Divina sobre su cuerpo, sobre su consciencia y sobre su corazón; un Hijo de María es aquel que representa a la Madre Celestial en este mundo.
Buscando amar al prójimo y a los Reinos de la Naturaleza con el Amor que proviene de la Madre de Dios, un Hijo de María es aquel que descubre en la oración el camino para transformar su condición humana y abrir la puerta de su corazón para que María Santísima encuentre allí Su morada.
Mirando a su prójimo con piedad, humildad y compasión, un Hijo de María es aquel que se esfuerza por purificar su mente y sus pensamientos, y para hacer de sus ojos la ventana por la cual la Madre de Dios observa, vigila, acompaña y ampara a Sus hijos.
Un Hijo de María es aquel que está dispuesto no solo a reconocer sus miserias, sino también a transformarlas.
Un Hijo de María es aquel que aprende a orar de corazón y que, con su experiencia, descubre la simplicidad en el camino de unirse a Dios.
Un Hijo de María cada día es más consciente de que es un instrumento para que la Madre del Mundo esté presente en la Tierra, para que Ella pueda actuar a través de sus manos, pueda interceder a través de sus oraciones, pueda comprender y amparar a través de sus sentimientos, pueda ser humilde y no juzgar a través del corazón puro y de la esencia unida a Dios; sabiendo ver en el prójimo una puerta hacia el Creador.
Todo lo que les digo es un camino y una aspiración, que de a poco toma vida en los corazones que oran, porque quien ora con amor va descubriendo y viviendo lo que es ser un Hijo de María.
Su Padre y Amigo,
San José Castísimo.
Escoge superarte y proseguir.
Escoge silenciarte y vencer las tentaciones que tu boca te lleva a vivir, destruyendo con tu verbo de ilusión la verdad que tu alma intenta construir.
Escoge orar con el corazón cuando haya aflicción en tu interior para que sea disuelta por la Presencia de Dios.
Escoge confesarte ante Cristo y construir, entre tu corazón y el corazón del Señor, un camino de humildad sólido y firme en donde tus pies puedan pisar.
Escoge obedecer y esforzarte para construir, en unidad, esta Obra de la cual Dios te llamó a formar parte.
Escoge el sacrificio y la renuncia para que tus hermanos puedan caminar delante de ti hacia el Corazón de Dios y ama resguardar sus pasos, así como una madre acompaña los pasos de sus hijos.
Escoge amar a Dios por sobre todas las cosas y encuentra Su Voluntad tanto en las dificultades como en los triunfos, sabiendo que todo en tu vida sucede para forjar en ti lo que te llevará a cumplir la Voluntad Divina.
Escoge siempre decir "sí" al Creador.
Escoge elevarte ante las superficialidades de este mundo.
Escoge la evolución.
Escoge la paz.
Escoge ser un apóstol de los últimos tiempos, un santo de los últimos días, un Nuevo Cristo renovador del Amor de Dios.
En tu definición, hijo, escoge siempre la forma correcta, porque detrás de ti están muchos otros que esperan inspirarse en tus pasos para proseguir.
Tu Padre y Amigo,
San José Castísimo
Por los méritos generados en la oración y en el servicio, el Creador concede Sus bendiciones a las almas, para que a través de ellas, los espíritus despierten y estén preparados para servir aún más a este mundo y más allá de él.
Cuando los corazones oran, conceden al Creador la potestad para ingresar en sus hogares y transformar sus vidas. El Corazón del Señor encuentra aliento en esas almas orantes y, a través de ellas, concede Gracias y Misericordia para aquellos que no las merecen y que inclusive niegan a Dios y a Su Presencia.
Por eso, hijos, abran con alegría las puertas de sus casas a Dios y dejen que Él haga de sus hogares cenáculos de oración, en donde la esperanza y el Amor del Creador se renuevan.
En estos cenáculos de luz, las almas sedientas sacian su sed y la Misericordia Divina encuentra una puerta para descender al mundo e impregnar a los seres, a los Reinos de la Naturaleza y a las naciones.
Ofrezcan sus hogares como una morada al Corazón de Dios, para que a través de la transformación de sus familias, muchas otras familias reciban la oportunidad de estar en Dios.
Hoy les digo que el Amor del Padre se renueva en sus vidas y, dentro de sus corazones construye una fortaleza que muchas veces no ven y no perciben, pero que los sustentará en los tiempos que llegarán.
Dejen que el Creador encuentre en sus espíritus aliento y reparación por tanta indiferencia que hay en el mundo. Mientras ustedes reparan el Corazón de Dios con ofertas simples, Su Amor los transforma en una profundidad desconocida, curando heridas que están ocultas en la consciencia pero que se reflejan en sus vidas.
Déjense curar y renovar mientras oran y reparan el Corazón de Dios. Algún día descubrirán que Su Gracia los transformó en Sus instrumentos y, por la puerta de sus corazones, el Señor retornará en Espíritu y en Divinidad a este mundo.
Hoy le agradezco por hacer de sus hogares, cenáculos de oración, moradas del Corazón de Dios y les digo que por esos hogares, el Corazón de Su Hijo pasará para conceder Misericordia y Redención al mundo.
No se cansen de orar. Dejen que el milagro del Señor acontezca en sus vidas y, a través de ustedes, en todo el planeta.
Yo los amo y les agradezco por cumplir con amor el Plan de Dios.
Su Padre y Amigo,
San José Castísimo
Que la Gracia de Dios descienda sobre todas las familias del mundo. Que los corazones aprendan a amarse, respetarse y servirse mutuamente, con el propósito de atraer hacia la Tierra la nueva vida.
Que la Gracia de Dios disipe, de los corazones de los más jóvenes, la falta de respeto y el desamor por sus padres.
Que la Gracia de Dios disipe, del interior de los padres, el sentimiento de posesión y la incomprensión en relación con sus hijos.
Que cada ser tenga el camino abierto para cumplir su misión espiritual, y que las deudas espirituales e internas no sean motivo de separaciones humanas, de incomprensiones o de incapacidad para perdonar.
Que los miembros de una misma familia se levanten, unos a otros, para que, en este tiempo, estén prontos para lo que vendrá.
Oren, hijos, oren todos por la paz.
Las familias de hoy son la base de la nueva vida de mañana y, si quieren ver surgir en el horizonte del mundo el nuevo tiempo y la nueva humanidad, deberán orar para que se mantengan como principios sagrados para la vida, como bases para la Nueva Tierra.
Oren, hijos, de corazón, para que un nuevo patrón de vida se instituya en la Tierra y el amor triunfe en los corazones de los hombres.
Oren y no se olviden de orar.
Su Padre y Amigo,
San José Castísimo
Fija tu mirada y tu corazón en Dios, para que no te consuma el odio, el temor, la inseguridad ni la falta de fe.
Fija tu mirada y tu corazón en Dios, para que consolides, dentro de ti, lo que te sustentará en el planeta como una semilla de una nueva vida, inmutable en su amor, aun ante la Justicia Divina o del caos atraído y generado por los hombres.
Fija tu mirada y tu corazón en Dios, para que, siendo real y verdadera tu unión con el Padre, puedas guiar, levantar y sostener a otros que no supieron mantenerse en el camino correcto, cuando se les entrego todo.
Fija tu mirada y tu corazón en Dios y no tanto en el caos y en la ignorancia del mundo. Necesitas hacer de tu corazón un corazón sabio y puro en el amor, y de tu espíritu un espíritu firme y pleno en la verdad.
Por eso, hijo, ve lo que acontece en el mundo, ora y aprende con los errores y desvíos de la humanidad, pero, sobre todo, fija tu mirada y tu corazón en Dios, para que, así, estés en paz y atraigas la paz hacia la Tierra.
Tu Padre y Amigo,
San José Castísimo
Ora, porque mientras oras de corazón, en los Universos Celestiales las leyes se mueven, transforman y transmutan los acontecimientos que se precipitan sobre la Tierra.
Ora, porque mientras oras, ángeles y arcángeles recorren la Tierra en los mundos sutiles, disolviendo el mal que aprisiona a las almas y liberándolas de la condenación en la cual se colocaron por sus acciones y por su ignorancia.
Ora, porque mientras oras, los Espejos de Luz se encienden en el Cosmos como también en los océanos y en lo profundo de la Tierra, respondiendo a tus súplicas, respondiendo a la luz que se enciende en tu interior cuando eres sincero en tus oraciones.
Ora, porque mientras oras, en los mundos invisibles los bienaventurados y los seres de luz, que sirven a la Tierra, trabajan incansablemente con los méritos que se generan con tus oraciones y no pierden ni un solo instante de una oración sincera, para presentar a Dios los méritos que transforman la vida sobre la Tierra y le conceden a la humanidad una nueva oportunidad de vivir el Amor.
Ora, porque mientras oras, cosas grandiosas que tu ser desconoce suceden en el cielo como en la Tierra.
Tú, hijo, no conoces el potencial de tu corazón, pero Dios sí. Por eso, delante de todo lo que sucede en el mundo, tu Padre y Señor envía a Sus Mensajeros solo para decirte: ora, porque esa es tu parte en el fin de estos tiempos. Ora con fervor y con sinceridad. Ora abriendo las puertas del Cielo y clamando por paz, por perdón y por Misericordia. Ora por una nueva vida. Ora por la Nueva Humanidad. Ora por el retorno de Cristo, para que los corazones estén prontos para reencontrar al Señor, cara a cara.
Solo ora, hijo, y habla con Dios a través de tu corazón.
Tienes Mi bendición para eso.
Tu Padre y Amigo,
San José Castísimo
Ora no solo en un momento de urgencia y de agonía; ora por una nueva vida, ora por el despertar de tu corazón y de tu consciencia a un nuevo tiempo, a una realidad superior.
Ora por todas las naciones, ora por los continentes y por los mares, porque llegó el momento de la gran prueba de la Tierra y la humanidad no puede estar indiferente delante de lo que sucede en el planeta.
Ora para traer la paz, ora para saber discernir y para que la sabiduría impregne tu espíritu, tu mente y tu corazón, retirando de tu consciencia las potestades del miedo y de la inseguridad.
Encuentra tu refugio en Dios, hijo, contemplando la grandeza de Su Plan para los corazones de los hombres, y ora para que este Plan, que es perfecto, descienda sobre la Tierra y sobre la consciencia humana.
Ora para que los corazones conozcan el amor y que sea el propio amor que los impulse a la unidad y a la transformación. Ora para que haya paz y se disipe la ignorancia de los hombres. Ora también por los que despertarán tarde y precisarán de una oportunidad para vivir la propia redención.
Ora para que en los corazones de los hombres siempre haya piedad y humildad, para que sepan perdonar y reconciliarse con el prójimo y con Dios.
Ora sin cesar y sin cansancio; ora porque esta es la herramienta para estos tiempos, que abre las puertas para que descienda sobre ti y sobre el mundo todas las virtudes que sustentarán la Tierra.
Ora y no te canses de orar.
Tu Padre y Amigo,
San José Castísimo
Ora, hijo, ora en todos los instantes de tu vida, pidiendo que esté viva en ti la presencia del Espíritu de Dios. Que ese Santo Espíritu impregne tu ser, tu mente, tu alma y tu corazón, ingrese en tus sentimientos y actúe en el mundo a través de tus acciones.
Estos son tiempos de confusiones y de conflictos, dentro y fuera de los seres, y el enemigo ingresa, invisiblemente, en la vida de las personas y toma sus corazones, aun cuando ellas creen que están en el camino del bien y que no hacen más que seguir su vida según lo que les dicta su corazón.
El enemigo vive en los corazones de muchos hombres que siembran la discordia porque disfrutan del mal y que, ignorando la voz de sus almas y el clamor de sus ángeles de la guarda, se adentran cada día más profundamente en los abismos de este mundo.
Ora por los que se equivocan y solo atraen hacia sí mismos la justicia y la desesperación.
Ora por los que se arrepentirán tarde de sus errores, al haber ignorado el Plan de Dios, Su Obra y Su Voluntad, creyendo que todo eso formaba parte de un plan, de una obra y de una voluntad de los hombres.
Ora por los que ignoran la Ley de la Jerarquía, por los incrédulos e impíos que juzgan humanas las acciones de Dios en los hombres, porque esos no podrán recibir más que la Justicia Divina, ya que no aceptaron Su Misericordia.
Ora por los que sufren al no conseguir ser humildes y que prefieren construir obras humanas a reconocer sus faltas y dejarse corregir en el camino de Dios.
Ruégale al Espíritu Santo para que él actúe en tu corazón y viva en ti para que perseveres en la Voluntad del Padre y no juzgues el cumplimiento de Su Plan con base en las acciones y en las definiciones humanas.
Ora, hijo, porque el mundo agoniza, las naciones se estremecen y los corazones de los hombres están confundidos. Solo en Dios habrá paz, solo en Su Espíritu habrá discernimiento, solo en Su Corazón habrá verdadero Amor.
Tu Padre y Amigo,
San José Castísimo
Cuando les entregamos pautas de oración, no es para que ocupen las horas de sus días. El mundo está agonizando y, en medio de una perspectiva de caos inalterable, Dios sigue enviando Sus Mensajeros a la Tierra para que, con Su Divina Esperanza, consigan, al menos de un corazón, oraciones sinceras que equilibren la realidad planetaria.
Hoy vine para pedirles que no solo oren para cumplir mentalmente un pedido de María y, así, quitarse un peso de la propia consciencia.
Les pido que oren de verdad, con el corazón, teniendo presente la realidad planetaria y el destino de la humanidad, que dependen, en gran parte, de los seres que oran.
A veces, Nos entristece más ver a uno de Nuestros soldados repitiendo palabras muertas al viento, para terminar rápido con sus oraciones, que ver en el mundo a un hijo ignorante que no ora, porque este no ora por su ignorancia, en tanto que el primero se engaña a sí mismo.
Al conocer la situación espiritual del planeta y siendo conscientes del poder de la oración, aquellos que no oran de verdad solo suplen la necesidad de la mente de no estar en falta con Dios, pues además de no ayudar en nada, aumentan el peso de la Justicia en la balanza de la humanidad.
Por esa razón les ruego una mayor consciencia en sus oraciones, más amor y más verdad, porque si no podemos contar con los que Nos escuchan día a día, poca esperanza tendremos con los que Nos desconocen completamente.
Yo los amo y por eso los guío y los aconsejo siempre, corrigiendo sus caminos para que un día encuentren la perfección y la santidad.
San José Castísimo
Si ustedes son pacíficos en sus vidas y en todo buscan la armoníay la unidad, podrán percibir la unión de los tiempos y lo que esto causa en la consciencia de la humanidad.
Si entran en oración todos los días, tratando de sentir verdaderamente lo que sucede en la vida espiritual del planeta, podrán percibir que los conflictos y las guerras que hoy suceden en el mundo no son como los que sucedieron en tiempos anteriores.
Así como el bien que impregna los corazones en este tiempo los santifica y los torna plenos de modo que los lleva a la cristificación, el mal que vive hoy en algunos seres humanos es destructivo aun para las esencias y para los espíritus de los seres. Todo se está intensificando, todo está creciendo en proporciones desenfrenadas, tanto para el bien como para el mal, y el corazón que ora puede sentirlo y vivirlo. Les digo esto, queridos, porque deben aprender a lidiar con las situaciones que se presentan actualmente en el mundo.
El tiempo real del universo está comenzando a unirse al tiempo de la Tierra, y la consciencia humana también comenzará a sentir su verdadero potencial creador, tanto positivo como negativo. El pensamiento y el verbo tendrán más poder que nunca; por eso, les pedimos que oren, oren sin cesar para equilibrar y contraponer las oraciones a las ideas malignas que, de planos infernales, intentan plasmarse en las mentes de los seres humanos y manifestarse en la vida de la Tierra.
Ustedes no deben temer jamás, porque la mayor herramienta del ser humano es el corazón y no la mente. No habrá pensamiento maligno que no sea destruido y borrado por la oración sincera y plena de un corazón que responde al Llamado de Dios. Solo es necesario que oren, oren de verdad, con amor, con consciencia, llenando el verbo con la intención de que la Voluntad de Dios se plasme en la consciencia planetaria.
Cuando el tiempo de Dios se aproxima a la Tierra, sus espíritus también se aproximan y sus almas son colmadas por los impulsosdel verdadero ser. Por eso, al entrar en oración, busquen lo que ustedes son de verdad. Entren en contacto con la propia esencia por intermedio del silencio y de la paz, y de ahí reciban todo lo que necesitan para vivir los días actuales en unión con Dios y con Su Plan.
Ustedes saben que la humanidad es muy ignorante en relación con la Verdad, y pocos comprenden lo que los Mensajeros Divinos intentan transmitir al mundo. Por eso, es muy importante que aquellos que son conscientes y que comprenden, al menos un poco, la Voluntad de Dios, puedan vivir lo que enseñamos, abriendo así la puerta para que otros sigan el mismo camino.
A medida que den sus pasos, queridos, nuevas oportunidades se abrirán para que puedan conocer verdades cada vez más amplias y para que los que están estancados en su evolución sean impulsados y den el primer paso.
Yo los amo y, por eso, los instruyo para que no solo conozcan la Voluntad de Dios, sino que también la vivan.
Su compañero de siempre,
San José Castísimo
Oren con el corazón por la paz en el planeta y hagan de este Centro Mariano (1) un gran espejo de luz que irradie la redención, el amor, la fe y la paz para aquellos de sus hermanos queestán en el mundo y que no conocen el poder de Dios.
Oren por los que están en el último momento de sus vidas y que están dejando este mundo en la ignorancia, en el abandono y en la tristeza de sus almas, por no haber cumplido su misión, ni siquiera haber conocido la existencia de ella.
Oren hoy por los que están presos de las ilusiones del mundo, los que tienen todo materialmente y, entre tanto, están vacíos de Dios.
Oren para que la humanidad comprenda que el mayor tesoro es aquel que se encuentra cuando los seres dan todo de sí por amor al prójimo y por amor a los Reinos de la Naturale porque vacíos de sí mismos, serán colmados por el Espíritu de Dios.
Oren por los pobres y hambrientos, para que entiendan la pobreza como una oportunidad de encontrar la simplicidad. Pero oren también por los desequilibrios del mundo, porque los ricos y los que tienen todo, deben aprender que todo les fue dado por Dios para que lo compartieran con el prójimo.
Oren para que los jóvenes del mundo despierten a la vida superior, para que encuentren el camino de unión con el Espíritu de Dios y que, así, reviertan el futuro del planeta y puedan ser los constructores de la Nueva Tierra redimida.
Oren por los Reinos de la Naturaleza, para que los espíritus de cada especie, que ya están cansados de sustentar al mundo, puedan cumplir su misión hasta el final y, así, también coloquen en la experiencia del planeta su aprendizaje de perpetua donación.
Oren, pero también sirvan. Donen su verbo, pero también sus manos y el sudor de sus rostros.
Pidan por los Reinos, pero también cuiden de los que tienen al lado y de los que llegan a sus vidas pidiendo auxilio.
Sean simples y alegres en todo. Sean conscientes en este mundo, que está ciego. Irradien luz a los ojos de los hombres con sus ejemplos. Y, en vez de seguir las corrientes de ilusión del planeta, sean como una barca que va contra esa corriente, llevando a las almas hacia lo nuevo, hacia la redención, atrayendo, con sus redes en el mar, a los seres que quieren salir de la vida retrógrada.
Yo los amo y les agradezco, en nombre de Dios, por orar todo el día de hoy preparando con tanto amor la llegada de San Miguel Arcángel. Que la liberación ofrecida por el siervo de Dios, San Miguel, llegue a todos los espacios del mundo.
Paz y redención para el planeta.
San José Castísimo
1.Se refiere al Centro Mariano de Aurora, Paysandú, Uruguay
Queridos compañeros en Cristo:
Quiero ofrecerles cada día algo más que palabras, porque tengo la posibilidad de llevarlos a que vivan lo que ustedes verdaderamente son, no solo como individuos, sino también como humanidad.
Por eso insisto, una y otra vez, para que en cada momento de sus vidas ofrezcan todo lo que hacen por la consciencia humana, sobre todo por todos aquellos que no conocen a Dios y que, independientemente de la clase social y de la situación física, viven en la ignorancia y en total ilusión.
Mis amados, cuando estuve en este mundo como José de Nazaret, en todo lo que hacía en Mi trabajo, en el descanso o en las liturgias diarias, la oración era siempre lo que movía Mi Casto Corazón y, así orando, ofrecía todo por los demás hermanos del mundo.
Trabajaba por los que no lo hacían; descansaba por los que no podían descansar; era verdadero y simple por los que no podían serlo. Y así era con todo. Entonces, fui descubriendo cómo amar las imperfecciones de los hombres. De esa forma, mientras trabajaba por alguien que no lo hacía, comencé a comprender el porqué de aquellos que no lo hacían estaban en esa situación y, en Mis intenciones, ofrecía siempre a Dios las dificultades de Mis hermanos.
Viendo la pureza de Su siervo que no oraba para sí mismo, sino para que el reinado de Dios se expandiese por el mundo, el Señor comenzó a mostrar, a los ojos de Mi Corazón, diferentes situaciones del planeta en lugares que, en vida, no había conocido, pero sabía de la realidad de todo lo que veía.
Dios Me concedió la Gracia de servir más profundamente y de tener la certeza de que, en cada instante de Mi vida, Él podría interceder por algún alma. De esa forma, fui aprendiendo el arte de interceder ante Dios por las almas y por los seres de la naturaleza, los que nunca eran olvidados por Mi Corazón Castísimo.
Hoy les digo que el secreto para ser un intercesor ante Dios es que nunca pierdan la pureza de intención y que no se crean nada, sino solo un siervo de Dios. En donde haya orgullo por alguna obra ofrecida a Dios, esa obra ya no alcanzará el Cielo.
Muchos creen que interceden por las almas cuando, en realidad, están perdiendo un tiempo precioso de orar con el corazón para alimentar el propio orgullo y la vanidad.
Vengo para enseñarles a ser puros como los niños y a orar como un pequeño niño ora a Dios: no hay vanidad en sus palabras ni tampoco orgullo, solo hay una unión pura con Dios. Los niños no buscan nada cuando oran, solo entregan sus oraciones. Esos son los verdaderos intercesores.
Mis queridos, lo que sí quiero es que sean intercesores delantede Dios por las almas perdidas, pero antes de eso, debenencontrarse a sí mismos en la propia esencia de la pureza y de la humildad.
Yo vengo al mundo para darles esa posibilidad, pero no piensen que eso es imposible, solo únanse a Mi Espíritu de Amor y, cada vez que vean que no están orando con pureza y humildad, acuérdense de Mí y sean como niños caminando hacia el Corazón de Dios.
Yo los amo y les dejo la pureza de Mi Casto Corazón.
San José Castísimo
Cuando los cielos se abren para la humanidad cada nuevo día, una esperanza se enciende en el interior de las criaturas.
Siempre que oran con el corazón y activan el potencial de amor que se esconde en su interior, en medio de todo el sufrimiento que la mayor parte de la humanidad causa al Corazón de Dios, el Señor recibe una alegría, un dulce alivio para Su eterno dolor, porque la propia humanidad comienza a equilibrar el peso generado por el caos del mundo.
Si supiesen cuán importante es para la manifestación de los Planes de Dios que ustedes oren todos los meses en la Maratón de la Divina Misericordia, contarían los días y los segundos de cada día para llegar hasta ese sagrado momento.
La Maratón de la Divina Misericordia es el verdadero acto de redención y de conversión para todos los que oran de corazón. Cuando ustedes claman por Misericordia, están despertando sus células y sus átomos a la vivencia del amor; le están enseñando a su consciencia que lo más importante en este momento es trascender los propios límites, por amor a aquellos de sus hermanos que sufren y que no tienen posibilidad de clamar a Dios, a no ser en el silencio de su dolorido corazón.
Cuando ustedes oren y canten, recuerden elevar el verbo con devoción por aquellos que tienen su fe sofocada por el terror del mundo. Canten en unidad los unos con los otros y todos con Dios y con Cristo, porque al hacer eso, crean una fortaleza inquebrantable en sus propias consciencias y depositan ese código en la consciencia humana. Es de esa forma que aquellos de sus hermanos que hoy están muy distantes y que sol conocen la soledad y el desespero podrán vislumbrar, aunque sea en espíritu, la esperanza de vivir un día la fraternidad, la unidad y el amor.
Hagan de sus vidas verdaderas Maratones de la Divina Misericordia, en las cuales cada oración pronunciada abre un manantial infinito de Misericordia para la salvación de las almas. Vivan todos los días esa manifestación de la unidad y de la fraternidad que florece en los corazones al unirse en un único propósito: aliviar al planeta y aportar un poco de paz al mundo.
Así como ustedes se sienten en las Maratones de la Divina Misericordia, así Yo quisiera verlos todos los días. De esa forma, comprenderían y vivirían ampliamente el Plan Sagrado de Dios.
Yo los amo y les agradezco por orar con Mi Hijo Jesús por el planeta.
Los Sagrados Corazones están atentos a cada palabra que ustedes pronuncian en estos días.
San José Castísimo
Asociación María
Fundada en diciembre de 2012, a pedido de la Virgen María, Asociación María, Madre de la Divina Concepción es una asociación religiosa, sin vínculos con ninguna religión institucionalizada, de carácter filosófico-espiritual, ecuménico, humanitario, benéfico, cultural, que ampara a todas las actividades indicadas a través de la instrucción transmitida por Cristo Jesús, la Virgen María y San José. Leer más