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Queridos hijos:
A las puertas del fin de un ciclo y en el comienzo de otro, de mayor purificación y definición, les pido que no teman y que se aferren con vuestras manos a Mi manto para que, juntos en Cristo, podamos cruzar la gran tormenta de esta transición mundial y espiritual.
Que vuestros ojos Me miren todo el tiempo. Que vuestros corazones Me sientan todo el tiempo. Que vuestras mentes estén unidas a la Mente de Dios para que nadie pierda el camino hacia el Corazón Glorioso de Cristo. Que vuestras pruebas, desafíos y confirmaciones sean una oportunidad de pertenecer al Plan de Dios. Hijos, ya no hay consciencia ni alma sobre la Tierra que no esté viviendo su propia transición. Pero Mi Corazón es la llave y el antídoto para prevenir y aliviar cualquier purificación.
Ahora que ustedes están más maduros y conscientes de la palabra de la Jerarquía Divina, no se permitan quedar estacionados en la mitad del camino, como si ya no hubiera más nada por hacer. Salgan del torpor que Mi adversario les produce todo el tiempo y, como apóstoles decididos, asuman la tarea encomendada.
Hijos, ¡únanse!, ¡únanse mucho!, más allá de vuestras ideas y preferencias, no pierdan el rumbo del Propósito Divino. Ustedes son guiados por Mi Espíritu Inmaculado para que algún día vuestras vidas sean el reflejo de una pureza trabajada a través del esfuerzo y de la caridad. No se distraigan con las cosas superficiales y comunes, el espíritu de vuestra concentración y oración ya debería trascender todas las dificultades.
Si ustedes dicen ser Mis soldados, séanlo de verdad y actúen así como el Universo lo necesita. Aún veo a muchos hijos con los pies en dos barcas, esperando que el Universo decida por la vida de cada uno de ellos, ¡eso ya no sucederá! Abran vuestros ojos del sueño que los absorbe y vean la realidad de esta humanidad, la que se lastima y se daña a sí misma, la que pierde todos los valores de una verdadera y sana familia, la que somete a muchas almas a estilos y a tendencias de vida demoníaca. Corten la red del mal con vuestras espadas de luz y que la oración sea el principio para crear la gran protección divina.
Suban a los caballos de luz y domen vuestras preferencias, estén prontos a cualquier hora o momento para responder al comando de la Madre Universal. El mundo recién está cruzando la primera puerta a la transición y esta será más fuerte si aún continúa ultrajando la Ley de Dios, como si no importara nada más.
Gobiernen con serenidad y armonía, busquen la Esencia de Mi Hijo para que vuestras ideas sean guiadas por la sabiduría de Su Corazón. ¡Adórenlo! y construyan las bases para la Nueva Humanidad. ¡No se separen!, sean amorosos y no se sentirán solos durante la batalla que tendrá la Mujer Vestida de Sol contra la bestia. Eleven vuestro pensamiento hacia Dios y vivan la Misericordia como la única y última salida, así se salvarán.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
En el poder soberano que los rige,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Hijos Míos,
En estos tiempos podrán ver cómo Mi presencia y Mi mensaje de Paz recorren el mundo a través de las sagradas peregrinaciones, las que son posibles por la ayuda amorosa de todos Mis hijos.
En este día, deseo colocarlos en consciencia delante de la magnitud de la tarea que vuestra Madre viene realizando en todo el mundo y principalmente en Medjugorje y en América del Sur. En estos momentos, hijos amados, esos dos lugares fueron escogidos por la Suprema Voluntad para que representen algunos de los últimos puntos de luz que Mi Inmaculado Corazón está encendiendo en el interior de las almas.
América entera necesita de la cordial visita de la Madre de Dios por medio de las peregrinaciones. Es por esta causa que vuelvo a anunciarles Mi tarea pendiente en los Andes y en los Estados Unidos. Como son misiones importantes, Mi Hijo ha permitido que Mi Luz Maternal se concentre en uno de los puntos más necesitados de cada una de esas dos regiones.
Por este fin mayor, hijos, hoy les anuncio que Mi Corazón Misericordioso y Materno desea llegar en los próximos meses a Bogotá, en Colombia, en donde Mi presencia luminosa realizará, como Ave del Sol, una tarea especial de bendición. Por eso, hoy también vengo para pedir a los grupos de oración de Colombia, de Ecuador, de Venezuela, de Nicaragua, de Cuba y de República Dominicana, que formen un solo grupo de oración semanal para orar y trabajar por esta divina causa. De esta manera vuestra Madre Celeste podrá ayudarles a concretar Su próxima presencia en Colombia.
En los Estados Unidos, vuestra Madre Santísima espera realizar junto a Su Hijo Amado, una misión espiritual de conversión, delante de la vida material y liberal. Para que esa conversión de los corazones sea posible y venidera, pediré a los grupos de oración de los Estados Unidos y de toda Europa, que se unan semanalmente en oración para concretar la aspiración de la Reina del Cielo de peregrinar amorosamente hasta la ciudad de Miami, en Florida y a las comunidades indígenas presentes en el Estado de Oklahoma en los Estados Unidos.
Hijos, grandes son las aspiraciones del Cielo y sepan que vuestros corazones tienen potencial y amor para llevarlas adelante. Por esta razón no les anuncio ninguna fecha, para que primeramente lo vayan trabajando en la consciencia interior. Cuando las bases para estas misiones de los Sagrados Corazones estén prontas y firmes, con ardiente amor iremos para anunciar el Llamado y derramar las Gracias necesarias para todos.
La misión en África tuvo el resultado esperado por el Plan de Dios y, por todas estas bendiciones, es que hoy vuestra Madre del Mundo les anuncia Su próximo Plan de rescate mundial.
¡Les agradezco a todos por responder Mis pedidos!
Los unifica en el Corazón del Padre Eterno,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
En esta noche sin paz en el mundo, vengo a traerles la paz para confortar los corazones y llevarlos al Reino de Dios.
La Mujer Vestida de Sol siempre vencerá. Su Amor es profundo y desconocido. El Amor que Ella tiene por todas las criaturas es desconocido; por eso, en esta noche de Gracias, Yo lo vengo a revelar.
Dios envía a Su Mensajera antes del Retorno de Su Hijo. Y, mientras Mis Planes se desarrollan en este mundo a través de las oraciones de todos Mis queridos hijos, vengo a instituir nuevamente la paz en las esencias, que fácilmente la pierden por las cosas de este mundo material.
Pero recuerden, hijos Míos, que en este universo, que ustedes también desconocen, existe el espíritu profundo de la paz, la emanación sublime de la maternidad que viene a reunir a todos Sus hijos en este tiempo, encendiendo en todos ellos el espejo del corazón.
Si siguen rezando Conmigo todos los días, Mi Corazón no solo aliviará a África como lo viene haciendo, sino a otras regiones del mundo que también lo necesitan.
A través de las Apariciones de Mi Corazón Inmaculado, como su Madre Santísima, vengo a tejer la unidad entre sus corazones, pues Su red de Luz debe estar fortalecida. Sigan Mis pasos obedientemente para que estén resguardados dentro de Mi Manto universal.
Hijos amados, deseo profundamente que conozcan su origen, pues en Mi Manto universal se guardan las estrellas de sus orígenes. Y, si siguen aspirando a encontrar ese origen, Yo les aseguro, hijos Míos, que lo encontrarán. Pero para eso, será necesario, hijos amados, que sus corazones vivan el camino de la purificación y que no teman transformarse, pues Dios los necesita renovados y puros, para que Él pueda escribir en sus corazones Sus nuevos Planes.
Mientras esto está por suceder, amados, Yo vengo del Cielo para anunciarles la Buena Nueva, la esperanza que falta en esta humanidad enferma.
Todos los días, a través del Rosario, los invito a recapacitar, pues los Misterios de estos hechos deben ser revelados a todos. En cada nuevo Misterio del Rosario, ustedes encontrarán una llave especial. Mi Hijo Me ha pedido, queridos hijos, que ustedes puedan descubrir los mismos dones que Nosotros descubrimos y lo que es llamado Misterio, ya no sea un misterio, mas sí una ciencia conocida por todos los corazones, una ciencia divina que viene del Corazón de Dios.
Por eso, trabajen, hijos Míos, para salir de la superficialidad. Dios necesita que sus corazones estén purificados. Vayan hacia sus hermanos y perdónense, vivan el acto de la reconciliación y de la paz.
Ya no produzcan palabras profanas, que su verbo sea solo oración y amor; así encenderán los espejos de sus corazones y los Dones de Dios participarán de sus vidas, no tendrán que sufrir, aprenderán a través de la Luz y cultivarán en sus esencias el amor que aún no conocen.
Hoy, la emanación del Amor de Dios está frente a ustedes, como un Corazón resplandeciente y luminoso que pulsa todo el tiempo por esta humanidad; pues necesito, queridos hijos, que no solo Mis misioneros de la paz sirvan a través del Plan de Dios, sino que ustedes también son llamados, hijos Míos, a buscar en cada rincón de este mundo esa África interior.
Hijos amados, ¿ustedes saben por qué Yo envié misioneros a África? Para que pudieran traerles a todos la experiencia del amor y de la caridad, la verdadera experiencia del amor del corazón, el amor que todo entiende, que todo perdona y que todo cura. Pero es necesario que algunos de sus hermanos vayan a África para que salgan de su normalidad y, abriendo sus ojos ante el sufrimiento, ayuden a través de Mi Plan a traerle la paz y la cura a esta humanidad.
Esta misión pasará, pero habrá nuevas misiones en sus vidas. Es necesario, queridos hijos, que no pierdan sus recuerdos de todas las experiencias, porque no habrá más oportunidad para aprender antes de que el gran Juicio se desarrolle en este mundo.
Hoy, vengo a traerles a todos Mis estrellas de Luz, que son representación de los espejos de la oración que se encienden, día y noche, a través de sus oraciones. Por eso, hijos Míos, sigan trabajando por esta paz que aún no han alcanzado.
Hoy, no estoy en Goiânia, pero estoy con todos sus corazones. Mi omnipresencia aún no es conocida por la humanidad, pero unidos a Mi Corazón, a través de la oración del Rosario, no existen distancias ni espacios, no hay fronteras entre sus corazones y el Mío, porque tan solo una pequeña oración les podrá hacer sentir que Yo estoy aquí y en sus vidas.
Mientras estoy aquí con ustedes, estoy mirando al mundo, conociendo profundamente los corazones que sufren. Y, a pesar de que Dios Me permite saberlo todo, hijos Míos, hay una parte en todo esto que ustedes deben cumplir para que la Gracia de Dios pueda descender y Su Misericordia pueda actuar en el fin de estos tiempos.
Por eso, vengo a través de los tiempos, a cada parte de esta humanidad a transmitir un Mensaje de paz pero también de advertencia. Dios solo desea, hijos Míos, que toda la humanidad deje de dormir, salga de ese sueño profundo de ilusión y, de una vez y para siempre, reconozca que deben cambiar, arrepentirse y pedir perdón para que la Misericordia del Altísimo pueda llegar a todos.
Y aunque eso todavía no sucedió, Mi Corazón guarda la esperanza de que sucederá, porque Dios ha visto, a través de estos años, a sus corazones transformados, a millones de corazones en el mundo que se han transformado a través de Mis Apariciones marianas y que no han dejado de buscarme ni un segundo.
Esa unión fraterna y espiritual, que cada uno de ustedes construye con Mi Corazón, les permitirá trascender las barreras, superar los obstáculos y alcanzar la trascendencia que Dios necesita en sus vidas.
Por eso, a lo largo de estos meses, he venido consagrando Hijos de María; no solo porque son Mis predilectos, sino porque Yo los necesito para que la parte del Plan, que Dios Me ha pedido con tanto Amor, se pueda cumplir a través de sus vidas.
Si ustedes testimonian su redención con Cristo, nuevas fuentes de oportunidades llegarán a todos; y no será en vano, hijos Míos, que Yo haya venido aquí, durante tanto tiempo, a reencender sus corazones para la paz y establecer para siempre el Retorno de Cristo en sus seres.
Queridos hijos, recuerden lo que ahora les diré. Ustedes son esas flores de luz que descienden en las manos de los ángeles hacia el mundo. Esas flores de conversión que fueron delicadamente trabajadas por Mi Amor para alcanzar en sus vidas el sagrado Propósito del Creador. Que esas flores de luz hoy se vuelvan a encender, que la tristeza y la amargura se disipe de los corazones.
Existe, sobre ustedes, el gran Universo del Amor que los invita y los llama a buscarlo perpetuamente; pues una parte de ese gran Universo de Dios está manifestado y expresado a través de los Sagrados Corazones.
Que el norte de Brasil se prepare para recibirnos, porque nuevas tareas llegarán para todos. En estos tiempos de emergencia, las necesidades crecen cada día más y sus propias voces, hijos amados, deben ser perpetua oración. Así, justamente, Me alegrarán.
Ahora, llamo a los hijos que se consagrarán en esta Casa Sagrada.
Queridos hijos, no pierdan de vista Mi Presencia, porque mientras hablo con ustedes, hablo con muchas almas de este mundo que también necesitan de redención.
Canción: “Himno de los Hijos de María”.
Queridos hijos Míos, aquellos que se consagran hoy ante Mi Presencia, recen con devoción la oración de la Madre Universal.
Oración: “Madre Universal” (en portugués).
Queridos hijos, recuerden que en esta Isla de Salvación que Yo he bendecido, siempre encontrarán la fuerza y la esperanza para seguir adelante; pues en el Corazón Eucarístico de Mi Hijo se encuentra la fortaleza invencible que les permitirá seguir adelante en estos tiempos de caos.
Hoy, los consagro, los bendigo y les entrego Mi Amor materno en nombre de todas las almas que no escuchan a Dios.
Acuérdense, hijos amados, consagrados Míos, de rezar por aquellos que se olvidan de Dios y pierden el amor.
Hoy los abrazo a todos, en el regazo materno de Mi Corazón, bajo la bendición del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
¡Gracias, queridos hijos de Goiânia y de San Pablo, por haber respondido a Mi llamado!
La unidad y la paz sea en ustedes.
Les agradezco.
Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús:
Cantemos para despedir a Nuestra Señora.
Canción: “Himno de los Hijos de María”.
Queridos hermanos, después de la Aparición de María, en la que nos invita realmente a la oración y al recogimiento, llevemos esta Presencia de Su Corazón a nuestros hogares, a nuestros familiares, a nuestros seres queridos.
Queremos contarles que hoy, antes de la Aparición, habían dos Ángeles Custodios aquí, al lado de la imagen de Nuestra Señora, que acompañaban el verbo de la oración y esperaban, en una postura silenciosa y reverente, la llegada de María; hasta que las puertas del Cielo se abrieron y Ella, como una esfera de Luz rosada, llegó hasta aquí, reconociendo este lugar y esta Casa, renovándola espiritualmente en su propósito y en su tarea.
Y, mientras Ella nos transmitía todo los que escuchamos, nos invitaba a cada uno de nosotros, internamente, a responder a un llamado aquí, en la sagrada Casa de María: la adoración al Santísimo. Ella dice que allí encontraremos una fuerza y una sustentación importante para este tiempo.
María fue trabajando no solo con nosotros, sino también con África. En cierto momento, veíamos a María peregrinando con nuestros hermanos misioneros en Congo; Ella, yendo adelante, guiando los pasos. Era eso lo que Ella mostraba.
Queremos terminar esta Aparición, renovando nuestros votos con María, con Cristo, con Dios y confiando en ese Propósito mayor que Nuestra Madre tiene con cada uno de nosotros.
Hermanos, vamos a agradecer: ¡gracias, Madre, por cuánto nos das!
Mi adversario está decidido a destruir los planes de paz que Yo deposito como luz en los corazones de los seres. Pero él, que le tiene miedo al poder del Amor que a todo vence, viene en búsqueda de las buenas almas para hacer de todas ellas el polvo de sus pies.
La bestia nunca podrá parecerse a ningún ángel del Cielo. Su postura, aridez y robustez son las formas que maneja para engañar a las almas a través de la mentira, de la competencia y de la desunión.
Su aliento es de fuego y azufre y fue manifestado por haberse alimentado del dolor y del sufrimiento ajeno. Con sus garras mantiene a muchos corazones presos, que están embriagados por la inercia, el placer y por todos los tipos y formas de apetitos. Además de estos corazones, otros más están presos inocentemente, porque la bestia sabe que no puede perder a sus prisioneros.
Ella es muy astuta, pero pierde la fuerza de acción en todo espacio en donde la verdadera unidad, el fuerte amor y la invencible oración se manifiestan; allí se siente débil. La bestia encuentra espacios profundos en los abismos del inconsciente, de la falsedad y del orgullo; por esta causa, muchos de los que están en el cautiverio de ese abismo es porque abrieron la puerta, desde la que espiritualmente llegaron hasta allí.
Sus diez cuernos atraen todas a las acciones del mundo, aquellas que la humanidad realiza injustamente y de las cuales nunca se ha arrepentido ante Dios. Cada cuerno de la bestia es la degeneración terrenal de un principio capital, que fueron activados por los pecados y las deudas descontroladas de las almas presas.
Sus patas delanteras son robustas, ellas son los pilares del falso poder y de la conquista de los hombres a través de las modernidades. Sus patas traseras son los pilares de la negación y de los constantes ultrajes a la vida de la Tierra, que son promovidos por sus aliados del mundo.
La bestia lleva sobre su lomo una capa que seimpuso para crear su falso reinado sobre las mentes de los que se creen maduros e inteligentes. La ceguera de muchos seres es provocada por la bestia y ella manipula el juego de las gratificaciones, para así poder ganar más terreno.
Su mirada refleja la desesperación y la soledad de todos los que fueron sumergidos en los abismos de su reino, a través de la ejecución, de la muerte y de las prisiones humanas.
Este es el falso reino y esta es la bestia que hace sucumbir, día a día, a la humanidad. Pero ella le teme a la Luz del Reino de Dios y no puede aproximarse ni siquiera a la Mujer coronada por las doce Estrellas de las tribus y apoyada sobre la gran Luna del renacimiento interior y de la esperanza.
La Santa Mujer del Sol ya está en el desierto, llevando a todos aquellos que lo permiten hacia las cuevas intraterrenas. Allí, una especie de pequeño paraíso fue creado y el propio Manto dorado de la Santa Mujer del Cielo protege y ampara todo ese lugar, que es impenetrable y desconocido por la bestia. En ese pequeño paraíso, que existe en el interior de muchos seres, se proclama el Verbo Divino de la oración, que hace fuerte y victoriosa a la fortaleza de ese lugar interior.
En ese recinto se vive el amor y todas las criaturas son colmadas por la esencia de la Misericordia de Dios. Todos conocen a la bestia, pero ninguno de ellos le teme, porque la fuerza de todas esas almas es la unidad y el amor donado al Creador.
La Mujer se prepara para enfrentar a Su adversario y el Arcángel Gabriel se unirá a la Santa Mujer. Ella se hará fuerte y mucho más invisible, penetrará los abismos oscuros como un gran Lucero universal. En esa hora, el dragón rojo ya habrá soltado su ira y muchos la sentirán; pero los ejércitos de la Luz estarán preparados para dar la respuesta a los comandos de la Santa Mujer, para poder actuar en la hora correcta.
Cuando la Mujer haya ingresado en el infierno terrestre, los Arcángeles descenderán a través de Sus más poderosas emanaciones de Luz y de Amor; y la bestia será retirada de la esfera de la Tierra. Ese será el momento de la gran liberación y así el mundo entero se iluminará por mil años seguidos.
Verán surgir en el horizonte la Luz solar del Rey y muchos se liberarán de los eternos naufragios. Se establecerá un nuevo principio de vida y muchas almas, que se mantuvieron en la fe, portarán los códigos de la victoria crística. Todo se desterrará de este mundo para que tenga espacio nuevamente el Reino de Dios.
Los ancianos tendrán sueños de esperanza, los jóvenes verán los mundos celestiales como parte de sus propias moradas y los niños enseñarán, a través del amor y de la alegría, lo que guarda el universo.
La Santa Mujer volverá a erguir el trono para el Hijo amado y los ángeles traerán entre sus manos la oferta de los puros de corazón. Al final, la humanidad recibirá su última Gracia si las almas responden al llamado del Cielo a tiempo; y los Sagrados Corazones triunfarán, al menos, en los más simples y verdaderos, porque en ellos estará el paraíso.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los instruye en la Sabiduría Celestial,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz y Profeta del Salvador
Como Castos y Purísimos Corazones venimos del Cielo para que puedan reconocer, en sus vidas, los valores y las Gracias celestiales que, durante estos últimos tres años, hemos depositado en sus espíritus.
Hijos Míos, ustedes, habiendo reconocido la necesidad de caridad y principalmente la falta de amor en los corazones sufrientes que, en este tiempo, su motivo primordial sea aliviar las necesidades que tiene la humanidad y los Reinos de la Naturaleza.
Muchos de ustedes, a través del servicio, vencieron y traspasaron las barreras de la gran resistencia interior y, abriendo sus manos para donarse a otros, descubrieron la fuente de servicio y de amor que habita dentro de cada una de sus almas.
Si la humanidad entera pudiera socorrer a los grandes desequilibrios y a las miserias que existen en todo el planeta, y si la donación fuera espontánea e inmediata, la Misericordia de Dios ya hubiera transformado todo el mal en Luz. Así, muchos corazones dejarían de sufrir el resultado de sus errores.
Por eso, hijos Míos, habiendo ingresado en la esencia del servicio a la humanidad, que es uno de los principales atributos de la Sagrada Familia, el mundo ya podría tornarse salvo y digno de recibir una oportunidad más.
Su Sagrada Madre Celeste los aproxima a las virtudes que harán posible que la Nueva Humanidad surja.
Mientras la Mujer Vestida de Sol desvía del camino a la bestia para que todos los hijos de Dios alcancen la paz, les pido que continúen trabajando para el despertar del servicio y del amor puro por toda la humanidad.
Su Padre Celestial espera que la acción de servicio sea fraternizada con otras consciencias que también deberán despertar al servicio por sus semejantes.
El amor del corazón, unido al servicio espontáneo, promete grandes transformaciones y alivio de todas las deudas que son generadas, día a día, por la humanidad actual.
Queridos hijos, así como mi Santo esposo San José, padre y guardián de Jesús, los invitó a servir sin preferencia ni gustos propios, continúen caminando en dirección a la Fuente y al manantial que surge para lavar y cicatrizar las grandes heridas espirituales de esta ultrajada humanidad.
Mi Inmaculado Corazón los encontrará obrando a través del servicio y de la oración, y así como lo pidió Mi amado Hijo, vayan de dos en dos y proclamen su redención al mundo.
Los Sagrados Corazones estarán atentos a la voz de sus súplicas y a las de todos los servidores del Amor.
Les agradezco, en este día, por responder a Mi llamado y por haberlo concretado.
Los reúne, en el espíritu del servicio por la paz en el mundo,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Ahora vengo todos los días del Supremo Cielo para concelebrar junto a Mi Hijo la comunión reparadora del primer sábado de los próximos cinco meses, ejercicio espiritual que deberá ser retomado por todos Mis hijos.
Quien reciba esta comunión reparadora podrá ayudar a que las promesas que Yo he hecho a la humanidad se cumplan. En los próximos cinco meses, el primer sábado de cada mes, todos ustedes están invitados a recordar y a meditar en los misterios del Santo Rosario. Por eso, hijos, aquellos que mediten al menos en un pasaje del Santo Rosario tendrán como Gracia Mi ayuda maternal y divina.
Hoy vengo desde el Universo para recordar a todos que no olviden realizar este acto de reparación de forma seria y consciente, pues la humanidad sigue caminando hacia su autodestrucción y esto podría tener repercusiones mayores.
Para eso, hijos Míos, y para atender Mis pedidos, los invito a leer las promesas y los efectos que tiene esta comunión reparadora con Mi Amado Hijo Jesús, promesas que fueron transmitidas a Lúcia dos Santos, después de Mi presencia en Fátima.
Dios desea que los buenos corazones, los que hasta ahora no están presos por los martirios de los otros, puedan ofrecer al universo el acto sincero y reparador de esta comunión; principalmente para que hoy se alcance la Paz, el fin de las aniquilaciones y así descienda la Misericordia de Mi Hijo sobre los pecadores.
De esta forma, ofreciendo la comunión reparadora por la humanidad y en unión al Padre Eterno, ustedes Mis pequeños, crearán universalmente una condición más favorable para que la ley cambie y el mundo alcance la Paz.
Hoy enciendo en todos la llama de la pureza original para que se unan a ella y reconozcan que solo a través de la pureza de corazón la humanidad entera recuperará la inocencia.
Abran vuestros ojos y vean en el Cielo la señal de la Mujer Vestida de Sol, la que llega a vuestro encuentro para derramar Sus últimas Gracias sobre la humanidad.
Queridos hijos, hoy también deseo dedicar Mi gratitud a todos Mis hijos amados que están haciendo posible la Misión de Paz en África; les digo que la necesidad espiritual podrá ser atendida y las almas de los que sufren tendrán un mejor destino. Por este importante fin, Mi Corazón los acompañará en esta nueva misión, que tendrá como ejercicio llevar la Divina Misericordia a los que más sufren.
Queridos, hoy recibo en este Centro Sagrado la visita de los peregrinos que, colmados de fe, adquirieron la fuerza necesaria para subir hasta lo alto de Mi Colina de Luz. A todos ellos les entrego Mi Amor y Mis bendiciones y les recuerdo que aquí encontrarán una Fuente de alivio interior y de cura profunda.
¡Les agradezco a todos por responder a Mi importante llamado!
Los reúne en el Santo Cenáculo del Corazón de Cristo,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Quédate hoy en Mis brazos, hijo Mío, porque Mi manto de luz te hará invisible a los ojos de Mi adversario. Quédate entre Mis manos, porque Mi Amor Materno te hará más fuerte que el dolor del mundo.
No dejes que la gran puerta de la purificación se abra, pues Dios que está en los Cielos, ya tiene contados los segundos y los minutos en donde cada hijo Mío deberá enfrentar la última batalla.
Quédate Conmigo y reza a Mi lado.
A pesar de que la tempestad sea mayor que las propias fortalezas, que con Mi Amor he construído, el suelo no temblará porque los cimientos que Yo construyo son inamovibles. Quédate hoy entre Mis brazos y no temas por nada, el ciclo de la rendición y de la humillación deberá ser vivido por cada hijo Mío, pues para que pueda nacer el próximo tiempo de paz, todos Mis hijos deberán vivir su purificación.
Deja hoy, hijo Mío, que Vuestra Madre Celeste lave tu cuerpo y tus impurezas con el agua divina de Mi Gracia; recuéstate y entrégate en Mis brazos para que Yo pueda purificarte y convertirte en el modelo que Dios Me ha pedido, en el modelo de la gran redención.
Descansa hoy, hijo, entre Mis brazos y no mires tanto las constantes caídas; vengo para levantarte del suelo y para llevarte al regazo eterno del Corazón de Mi Hijo. Su Misericordia es tan grande como Su Justicia, por eso, ven en confianza hacia Mí y no desistas antes del gran tiempo.
Por Mis hijos cumplo las obras de Dios, por eso los protejo como una leona protege a sus crías, nada podrá amedrentarlos.
Abre espacio, hijo Mío, para que las impurezas del viejo sean desterradas. Así como Mi Corazón ora e implora por cada uno de ustedes, Mis manos de Madre desatan a tiempo los nudos del egoísmo y de la necedad que viven en cada uno de ustedes. La oración es la fuente de toda solución, siempre reencenderá el corazón que esté apagado y sin luz interior.
El dragón rojo aproxima sus ejércitos antes de enfrentar a la Mujer Vestida de Sol. Ya las estrellas de Mi Corona son lanzadas a la Tierra para demarcar los espacios en donde el dragón no podrá pisar ni encontrar a ninguno de ustedes.
Cuando la Mujer Vestida de Sol haya lanzado Su última estrella de salvación a la Tierra, se abrirá la gran puerta y el gran ciclo se desatará y no tendrá fin.
Los ejércitos de la luz deberán estar formados para que, a través del verbo divino de la oración, se manifiesten las islas de salvación, que fueron marcadas por las estrellas.
Y la gran señal llegará, por lo que todos deberán estar más fusionados que unidos, ya que en ese espacio de la consciencia el dragón no ingresará, porque él lo desconocerá. Ese tiempo, hijo Mío, aún no llegó, pero no falta mucho para que suceda.
Los sellos del Apocalipsis están siendo abiertos y los ángeles esperarán la respuesta de las criaturas de Dios. La purificación es el preámbulo de un tiempo diferente para todos, tiempo que desconoce la humanidad.
Que vuestra purificación sea, en este tiempo inmediato, la preparación y la liberación de las deudas, pues la unidad y la oración serán los instrumentos que vencerán a Mi adversario.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Lean los mensajes todos los días.
Los entrena en los ejércitos de la luz celestial,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
El Apostolado de María
Mi Espíritu Inmaculado proviene de la Luz del Corazón de Dios; desde allí surgí en esencia divina y casta y llegué a la Tierra para cumplir una gran misión, la de ser Madre del Hijo de Dios y después ser Madre de la Humanidad.
Aprendí en pureza a través del santo amor; de ese amor divino nacieron los dones del espíritu, aquellos que ayudaron a concretar la misión del Plan del Creador. A los ojos del universo espiritual y angelical Yo fui concebida y Dios gestó en Su Divino Pensamiento la proyección del amor materno, aquel amor intransferible que sería capaz de vencer el temor y la Cruz.
A los doce años, Yo ya Me encontraba obrando a través del ejemplo vivo de la Familia Sagrada de Ana y Joaquín. El antiguo pueblo de Israel fue concebido como esencia principal de vida, el pueblo era el que recibiría la venida del Mesías.
Los ángeles del Señor guiaron todo el Propósito; en sus oraciones se expandía el misterio de la Fe de Dios y en sus silenciosos trabajos se expresaba el servicio inmediato al mundo entero.
En aquel tiempo, el Padre Eterno acompañó el advenimiento de Cristo, por eso Mi santo vientre fue el receptáculo purísimo para recibir al Espíritu de Dios.
Cuando el Arcángel Gabriel descendió del universo a Mi encuentro, fue la primera vez que la luz más profunda de Adonai se volvió a expandir por toda la Tierra. Gabriel Arcángel fue quien anunció la palabra de salvación y de redención para el mundo. El Ángel del Señor trajo consigo los mundos superiores y, en Su presencia ante María, cambió las leyes de la humanidad volviéndola una raza redimible.
Cuando Gabriel Arcángel proclamó Mi Eterna Gracia, Mi Consciencia fue en ese momento la columna de luz que depositó la nueva consagración para todas las mujeres. María fue quien renovó en virginidad la esencia maternal en todo ser femenino y Ella fecundó en Su vientre la Misericordia Infinita de Dios.
Por eso, Mi Gracia no tiene fin; dichosa de aquella alma y de aquel corazón que proclame Mi nombre bendito.
Después de la Resurrección de Jesús, comenzó la expansión espiritual de la tarea de María. Les cuenta Mi Inmaculado Corazón, que cuando Cristo ascendió, la Madre de Dios en Su Gracia asumió la Obra como Corredentora junto a Su Hijo; y desde allí nacieron las vertientes de Misericordia Universal a través de los Sagrados Corazones de Jesús, de María y de San José.
En aquel tiempo Cristo Me confió a la humanidad entera, para que a través de la Gracia Maternal y del Amor Divino todas las generaciones, después de Israel, pudieran reconocerme como la Virgen, como la Madre de Dios, como la Intercesora de la humanidad.
Cumpliéndose la Anunciación del Arcángel Gabriel, Jesús desde los Cielos superiores Me encomendó guiar a la humanidad. Por eso, cuarenta años después de la Ascensión de Cristo, Mi Espíritu y Mi cuerpo se glorificaron durante la Asunción y más tarde se fundieron al Altísimo durante la Coronación universal.
El Padre, el Hijo y el Espíritu Santo derramaron el poder de los dones de la Santísima Trinidad, para que ahora la Madre de Dios venciera a la serpiente del mal; aquella serpiente que desde los Adanes y las Evas desvió el proyecto del Padre.
Por eso Dios honró a Su humilde Sierva y la coronó con doce estrellas, para que desde los doce universos y desde los doce coros celestiales, Ella guiara el propósito redentor de Cristo para toda la humanidad.
También el Creador le entregó a la Madre del Mundo el poder de Sus Siete Espadas, para que a través del amor, de la cura, de la fe, de la reconciliación, del perdón, de la transmutación y de la liberación salve, por medio de Su Santa Gracia, a la humanidad hasta que llegue el retorno de Su Hijo.
Así, Dios le pidió a la Madre Santísima que fuese al mundo nuevamente, que revelara los secretos que permitirían la Redención y la Misericordia y que apareciera en todos los lugares y tiempos del mundo para anunciar a la humanidad la advertencia de cambiar.
En nombre de la Voluntad Suprema todo fue cumplido y, a lo largo de los siglos y de los años, la Madre de Dios ha venido al mundo para llamar a todos Sus hijos. Ahora la Mujer vestida de Sol viene con Sus Siete Espadas, las que son invencibles, para guiar a los rebaños de Cristo hacia el portal salvador.
Y ahora Mi Espíritu se encuentra aquí, entre ustedes, Mis queridos hijos.
¿Han comprendido después de siete años continuos por qué Yo todavía estoy aquí?
¿Han reconocido Mi principal mensaje y llamado?
En cada lugar del mundo que Yo he aparecido he dejado una advertencia y un pedido principal. Aquí, en el sur de América, después de Medjugorje, Yo vengo a completar Mi tarea de final de tiempo y advertir, al Uruguay y a las naciones hermanas, que deben seguir los pasos de Dios y no los de los hombres.
Por eso vengo en este último tiempo para consagrar corazones y soldados, a aquellos que se animen a ir Conmigo hasta los infiernos y salvar a todos los que se pierden segundo a segundo. Vengo para revelarles el poder de Mi Concepción y para demostrar a toda la humanidad, desde aquí, cuál era en verdad el deseo profundo y la Voluntad Infinita de Dios para esta raza.
Para que esos misterios sean conocidos por todos, Yo vengo como la Nueva Aurora, la que trae en Su regazo el nacimiento de la Nueva Humanidad.
Yo Soy la Madre de la Divina Concepción, la que les revela el Poder, la Misericordia y la Liberación que concibió el Santo Padre, el Hijo Primogénito y el Espíritu Santo. Dichosos de los que escucharon en esta noche Mi mensaje con atención y guardaron Mis últimas palabras de salvación para este fin de año.
Por eso, los que aún no se animaron a seguirme, ¡que Me sigan! Yo solo los llevaré a Jesucristo y Jesucristo los entregará en los brazos de Emmanuel.
¡Que se abran los Universos celestiales!
¡Que descienda en Gloria el Santo Espíritu de Dios!
Celebremos con gozo y plenitud, el día de la Madre de la Divina Concepción de la Trinidad, para que la Iglesia de Cristo no pierda el llamado de Mi voz. Los tiempos llaman a la unificación de los credos, de los pueblos y de todos los corazones de la Tierra, eso los liberará pronto de todo mal.
Los bendice bajo la Luz suprema,
Vuestra Santa Madre María, Señora de las Siete Espadas y del Cono Sur
Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús transmite las Palabras de la Virgen María:
Siempre les traeré la esperanza y el porvenir en los tiempos difíciles.
Aquel que vive en Mi Hijo nunca se arrepentirá. Su corazón será predilecto ante los Ojos de Dios y siempre encontrará la llave que le abrirá las nuevas puertas.
En estos tiempos difíciles, queridos hijos, Yo los invito a persistir con el corazón. Mi sagrado Manto de cura está sobre ustedes y sobre todos aquellos que se colocan en oración, pues Mis redes de Luz se extienden por el mundo y Mis hijos se multiplican ante el llamado del Señor.
Yo les traigo Mi Corazón Inmaculado como el gran emblema. Yo Me oferto a ustedes como el Lucero del mundo, estaré con ustedes en los tiempos de tinieblas.
Yo Soy la gran Señora Vestida de Sol, la gran Madre de la Cura Universal. Dichosos de aquellos que creen en Mi Presencia predilecta; porque en el tiempo que vendrá, después de este mundo, todos serán inmaculados ante los Ojos del Altísimo.
No teman liberarse de sus amarras, el tiempo llegó para que eso suceda.
Dónenme sus vidas completamente y Yo podré obrar a través de ustedes.
Únanse en este tiempo y no se permitan separarse.
Mi Hijo desea estar entre ustedes todo el tiempo, conducir a las almas y a los corazones hacia el verdadero propósito personal de cada ser.
Mi Luz hace abrir sus ojos, Mi regocijo los colma y los permea.
Yo vengo en esta noche, queridos hijos, a anunciarles su tiempo de cura y de redención.
La Aurora ya está brillando hace mucho tiempo y los ojos abiertos deben reconocer el porvenir, aquel que viene del horizonte infinito; cuando el corazón se abre para recibirlo, muchas riendas son desatadas y los corazones alcanzan la cura que necesitan.
He venido a Aurora para congregarlos a través del Amor de Cristo, Nuestro Señor. Hoy, los invito a unirse a Su Corazón Sagrado, en este día de reparación y de comunión. Permitan que las Leyes de Su Misericordia puedan actuar para que sus corazones sean cristalinos.
Deben purificarse, hijos Míos, así estarán plenos de Mi Gracia maternal, que siempre los abraza y les hace sentir el Amor profundo de Dios.
Desearía, profundamente, curar muchos corazones más; pero están ciegos, están en las sombras, viven en la oscuridad de esta vida material.
Yo los invito, hijos amados, a que sean precursores de Mi cura universal, así Mis Rayos tocarán sus esencias y se expandirán hacia otros corazones.
La cura universal es la esencia que los rescatará antes de la Venida de Cristo. No teman purificarse, no teman sufrir por Dios. Todo en este tiempo está previsto, lo que es en el Cielo y lo que es en la Tierra. Cada día más, con el paso del tiempo, el universo y la Tierra se funden y el gran momento se aproxima a la humanidad.
Yo les vengo a anunciar las señales, las profecías y los misterios, a aquellos que muchos no conocen, que se revelarán al mundo en el momento cierto y justo. Y, a pesar de que las tinieblas circunden la Tierra, los corazones que escuchen Mi llamado, que oren Conmigo el Santo Rosario y que recuerden Mi Corazón Inmaculado siempre estarán dentro de Mi gran Sol Universal. Yo los apartaré de la tribulación siempre y cuando Me lo permitan.
Yo estoy aquí como su Mediadora, su Madre de las Gracias del Gran Corazón de Dios que pulsa en este mundo, convocando a los servidores para la gran Misión final.
Hermana Lucía de Jesús transmite las Palabras de la Virgen María:
Que el cansancio de sus cuerpos no alcance a sus corazones, para que no se cansen jamás de estar delante de Mi Presencia, porque si perseveran acompañándome en este camino, puedo servirme hasta de su cansancio, de su persistencia ante las purificaciones de la vida.
Hijos Míos, imaginen, en este momento, si Mi Presencia fuera visible a sus ojos, si cada vez que Yo llegara al mundo todas las criaturas Me pudieran ver, ¿en algún momento se cansarían de venir a Mi encuentro?
Hoy, quiero dejarles esta reflexión porque, aunque sus ojos no Me vean, sus corazones Me pueden encontrar, porque Mi Presencia aquí, en este momento, es más real y verdadera que la materia que compone sus cuerpos y que compone toda la vida sobre la Tierra.
Hijos Míos, todo lo que ven a su alrededor un día desaparecerá, pero Mi Presencia jamás desaparecerá, ni de este mundo ni del universo. Mi Corazón Materno se expande cada día, y, cada segundo que pasa en este mundo, Mi Consciencia abarca una parte más de la Creación Divina, porque todo lo que fue creado proviene de Mi Corazón, a pesar haber sido pensado por Dios.
Mis queridos, quiero que se renueven cada día ante Mi Corazón para que, de esa forma, Yo pueda renovar sus consciencias, porque si no se disponen a vivir la transformación, con tantas oportunidades que les son entregadas, ¿qué será de esta humanidad que muchas veces no conoce a Dios, que muchas veces ni siquiera oyó Su Nombre?
Mis queridos, ustedes, que tienen la oportunidad de estar ante las puertas del Cielo, deben vivir lo que toda la humanidad un día vivirá.
No sientan temor porque hoy sus corazones se purifiquen. No sientan temor jamás por no encontrar el viejo hombre que fueron durante tanto tiempo. Mi Presencia viene a renovar sus vidas, como a toda la humanidad, para que puedan ser nuevos ante Cristo, ante Su Retorno glorioso a este mundo.
Sé que muchos no creen, pero el Rey del Universo retornará. Para eso, Mi Voz hace eco en el mundo para preparar los corazones y las consciencias, para preparar cada espacio de este planeta, para que sean receptores de la Misericordia Divina y que, cuando llegue la Justicia, los corazones estén preparados para vivirla y para comprender la Voluntad de Dios, que se manifiesta en cada cosa de esta vida.
Hijos Míos, no existe la injusticia divina. Todas las acciones humanas generan consecuencias que deben ser equilibradas en este tiempo por los corazones despiertos. Y, lo que llamo de corazones despiertos, son estos que están delante de Mí, son estos que escuchan Mi Voz en muchos lugares del mundo, son estos que Me aman, que aman el Corazón Sacratísimo de Jesús, aun sin saber de Su Presencia en este tiempo.
Mis queridos, quiero tornarlos apóstoles que renueven el apostolado de un tiempo pasado; que puedan entregar sus vidas por sus hermanos, por la redención de la humanidad, por la redención de los Reinos de la Naturaleza, que desde el principio de la humanidad aguardan esa oportunidad de redención, aguardan que el ser humano pueda ser su fiel ejemplo de elevación al Creador.
Pero hasta hoy, hijos Míos, solo los Reinos dieron ejemplo de elevación, de humildad, y no existió reciprocidad por parte de los seres humanos. Por eso, les pido que puedan vivir en este tiempo lo que Dios espera de la humanidad desde el principio de su creación, que ya no pierdan las Gracias que el Señor les envía, como las perdieron a lo largo de los siglos.
Hijos queridos, escuchen Mi Voz y permitan que ella ingrese en sus consciencias como en sus corazones.
Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús transmite las Palabras de la Virgen María:
Queridos hijos, mañana, Yo los invito a que Me traigan una humilde flor, que Yo consagraré y será su sincera oferta por la paz y la redención de la humanidad, una oferta sincera a Dios Padre que los unirá a Su Creación, a su principio y a su fin.
Queridos hijos, hoy los consagro, los bendigo. Eleven sus objetos sagrados para la bendición maternal.
Dios Altísimo y Todopoderoso bendice estos objetos sagrados que representan la señal de vida y de redención para las almas que, juntas como una humanidad única, alcancen el Nuevo Tiempo, aguardando con esperanza la gloriosa Venida de Cristo.
Yo los bendigo en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
Nuevamente, les agradezco a los grupos de Paraguay por haber respondido a Mi llamado. Dios les agradece.
Madre María Shimani de Montserrat:
En estas últimas Apariciones de Nuestra Señora en los días 24 de vigilia, nos ha transmitido Mensajes bien importantes.
Después de un tiempo de silencio durante las Vigilias, hemos entendido que la urgencia planetaria es grande y Nuestra Señora está tratando de socorrernos y de estar con nosotros lo más posible. Ella nos ha mencionado que cuanto más nos entreguemos a Su tarea, por más tiempo nos podrá acompañar y estar con nosotros durante los tiempos difíciles, como dijo hoy.
Así que depende un poco de nuestro esmero que Nuestra Señora pueda seguir con nosotros un tiempo más.
Vamos a preguntarles a los hermanos si tienen algo para compartir.
Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús:
Nuestra Señora tiene una predilección por Aurora. Ella siempre se siente plena al estar aquí, entre Sus hijos de la Comunidad. Ella siente siempre una receptividad especial; y eso no significa que sean diferentes a otros, sino que es un grado de filiación que cada uno tiene con María.
Hoy, el momento de la Aparición fue diferente porque, por lo general, cuando María aparece, existe una explosión de Luz que es expansiva.
Hoy, antes de que Ella llegara, apareció una espiral de Luz de siete colores y, en ese momento, Ella se manifestó como la Madre del Sol. Enseguida, de abajo de Su Manto, empezaron a salir muchos Querubines. Muchos comenzaron a subirse sobre nosotros, con tanta armonía y con tanto amor que le dijimos: “Madre, ¿qué es lo que está aconteciendo?”.
En ese momento, desde el Inmaculado Corazón de María comenzaron a salir hilos de luz de color verde que los Querubines colocaban dentro de nuestros corazones; y que sacaban dolores, angustias e incomprensiones. Por un instante, nos vimos todos unidos al Corazón curador de María y se generó en nuestro interno una sensación de gran alivio.
Entonces, María comenzó a dirigir Sus Palabras. En el momento en que Ella habló que caminaría con nosotros entre las tinieblas, nos mostró una visión de María caminando en el mundo, entre los pueblos, guiando a muchas personas hacia una montaña; y algo muy significativo había en esa visión, Ella tenía un candelabro que iluminaba esa oscuridad e iba abriendo los caminos para que, los que estaban detrás de Ella, pudieran reconocer la Llegada de Cristo. De eso, no nos explicó nada más.
Hoy, estaba muy feliz, porque no solo consiguió tocar nuestro corazón, sanar algunas heridas, sino también tocar a otros corazones que no estaban aquí. Ella decía que hay muchos corazones que están cerrados porque sufren; por eso, nos invitaba a ser precursores de esa cura.
Durante todo el momento de la Aparición, María tenía Sus brazos extendidos sustentando Su Manto, que era verde y que estaba sobre nosotros todo el tiempo. Ella derramaba, sobre nosotros y sobre todos los que estaban coligados con Ella en ese momento, códigos de Luz de diferente tonalidades y colores.
Como un ave que sobrevuela el mundo, Yo llego buscando a los que no despertaron para Mi último llamado.
Muchos escucharon el resonar de Mi voz a lo largo de los siglos, pero pocos fueron los que verdaderamente pudieron comprender la esencia de lo que estaban viviendo.
Por primera vez en la historia de la humanidad, la Mujer Vestida de Sol, viene a revelar Su verdadera Faz, para que los seres de esta Tierra puedan salir de la ignorancia en la que se encuentran en vida. Por eso los preparé por tanto tiempo, para que puedan ser las manos que retirarán los velos de la inconsciencia humana. Mas, para eso hijos Míos, es necesario que la propia inconsciencia esté curada y que vuestros corazones ya se hayan definido en este tiempo de purificación.
Necesito corazones firmes, que conozcan la esencia de estos tiempos y no pongan su atención en lo que viven aquí en la Tierra, sino en lo que vivarán en el universo, a partir de lo que alcanzaron en este mundo.
Hijos Míos, todos se purificarán en este tiempo. No habrá alma sobre la superficie de la Tierra que no viva su instancia de purificación. Por eso les pido hoy, que se afirmen en el Poder de la oración y en el amor a lo desconocido. De esta forma, cuando llegue la hora de purificar y equilibrar todas las deudas que tienen ante Dios, lo harán sobre una base fuerte que los sustentará en el camino correcto y les mostrará que están viviendo lo que les fue anunciado y que pronto pasará.
Mis amados, si se afirman en la oración, podrán purificarse de una forma más armoniosa, porque a pesar de todo el sufrimiento interior, contarán con Mi auxilio que de alguna forma los conducirá y los amparará siempre. Pero, si por el contrario no construyen esa base orante, podrían llegar a sentirse muy confundidos en este momento y permitir que el enemigo les hable al corazón mentiras que parecerán verdades totales, desviando vuestras almas que por tanto tiempo perseveraron fielmente en este camino.
Quiero que crezcan, Mis amados, definitivamente. Los tiempos de hoy, ya no son más los mismos de ayer. No pretendan mantener dentro y fuera de ustedes el mismo escenario planetario, porque eso no será posible.
Aquel que se apegue a las imágenes del pasado, sufrirá la transformación brusca que vive el mundo; mas aquel que se deje transformar y que permita que se derrumben sus estructuras internas, jamás sufrirá, pues se transformará junto con el mundo y a pesar de vivir internamente el caos que se vive externamente, también verá emerger en sí una nueva vida, en cuanto en el mundo se establezca esta vida.
No quiero que se asusten con lo que viven, pero sepan que muchos no soportarán las transformaciones y las purificaciones internas y externas; no obstante por todos los méritos que generaron, su evolución tendrá salvación, aunque sea en los niveles del espíritu.
Mis amados, Mis palabras resuenan con el tono de estos tiempos; para comprender lo que ocurre verdaderamente en el mundo deben estar maduros. No tengan más ojos infantiles delante de realidades que los esperan maduros, sino con los pies firmes en esta barca de salvación, remen, remen sin titubear.
Yo Soy la Figueira Madre, la que da savia de Vida para que no se acaben sus frutos. En Mí se unen la Tierra y el Cielo, espíritu y materia, el viejo y el nuevo hombre.
Comprendan que si Mi presencia no estuviera entre ustedes, los autoconvocados no podrían responder a su compromiso.
Yo Soy la voz de la verdad Divina. Aquel que me escucha con atención, encontrará en Mí cada paso que deben dar. En Mis palabras se encuentra el camino para concretar los Planes de Dios. No estén sordos delante del Verbo Divino. Sigan el eco de la Mensajera Celestial.
Yo los amo y los conduzco al Corazón de Cristo, el Rey Universal.
María, Señora de la Sagrada Figueira
Queridos hijos Míos:
Como sé que ustedes querrán saber, Dios me dará a conocer al mundo después que se cumplan diez años de Apariciones continuas. Luego de eso, muchos darán testimonio vivo de Mi presencia entre ustedes y, principalmente, el Santo Padre me reconocerá como la Señora del Gran Misterio, diferente de lo que hace ya treinta y tres años sucede en Medjugorje.
Para ese momento muchos de ustedes ya no estarán y Mi tarea, que ahora es grupal, será asumida por cada vidente en continentes distintos, pues Mi último llamado será que ellos den a conocer al mundo Mi mensaje final. Ese mensaje final es este, el que les estoy entregando mes a mes, así muchos corazones se prepararán para el retorno esperado de Cristo y todo lo que hasta ahora parece un misterio, pasará a ser una viva revelación para la humanidad actual.
Por eso Yo, en el último tiempo vendré a pedir a la humanidad la consagración de todos los hogares al Inmaculado Corazón; así cuando Yo ya no esté entre ustedes Mi Luz, que proviene del Cielo, se derramará sobre vuestras familias y de esa forma estarán protegidos de los tres días de oscuridad.
Llegado ese momento, Yo Me mostraré por última vez a millones de personas y aquellos que no creyeron en la Mujer Vestida de Sol, por el giro luminoso de Sus doce estrellas sobre la Tierra se convertirán y recibirán como última oportunidad la absolución y el perdón de los pecados.
Esta obra como tantas otras que Yo he realizado por el bien y la paz de la humanidad, quedará grabada en la memoria de todos los que por sus esfuerzos admiraron el poder de Mi Inmaculado Corazón; así, antes del gran ciclo de tribulación, el mundo entero tendrá un tiempo más de paz.
Pero ahora llegó el tiempo de la preparación. Yo los llamo para concretar en vuestras vidas el espíritu de la oración permanente y de la caridad; esto demostrará, después de mucho tiempo, los visibles resultados en vuestros corazones.
Deseo ahora decirles que el don de vuestro grupo es el amor verdadero a Dios, amor que los ha traído para que estén entre Mis brazos de Madre.
Queridos hijos, es ese amor que algunos sintieron en sus corazones el que me ha permitido hoy estar aquí y revelarles este secreto de final de tiempo. De vuestros frutos, nacerán nuevas semillas en el futuro; abran las puertas de vuestros universos internos para que nuevas almas se puedan servir del manantial de Gracias que ha sido derramado sobre ustedes en estos últimos años.
El Padre siempre infundirá Su Fe en vuestros corazones. En cuanto el mundo entero cruza el ciclo de su última transición, Yo vengo a pedirles que sean testimonios vivos para los que no creen, y especialmente recen todos los días de corazón por los que se pierden en manos del enemigo. De esa forma, por vuestras plegarias, ¡Mi Inmaculado Corazón triunfará!
En esta noche les agradezco por acompañarme. Estos días compartidos con todos Mis hijos orantes, fueron dádivas celestiales generadas para los no rescatados, de esta forma el Plan de Dios se cumple.
Los bendigo y los guío.
Vuestra Madre María, Reina de la Paz
Amados hijos:
Desde el Corazón de Dios, brota un rayo de luz que llega a través de Mi Inmaculado Corazón a todos los hijos de esta Tierra.
Desde la Mente de Dios, surge un canal de luz donde la Unidad Perfecta ingresa a través de Mi Pureza Inmaculada en las mentes de todas las criaturas.
A través de Mis rayos de Amor, los que el Padre vierte sobre Mi Consciencia Universal, desciende sobre todos los hijos del Altísimo, ese amor alcanzado en la Cruz por el Primogénito, amor que nosotros vivimos en el universo celestial.
Por eso Mis amados, es que hoy desciendo sobre esta ciudad, para traer hacia las almas de todos los peregrinos esa esencia primordial del Amor Divino, el que fortalecerá sus espíritus para los tiempos que vendrán.
Escrito estaba, que la mujer vestida de sol llegaría hasta ustedes trayendo la Buena Nueva del retorno del Redentor a vuestras vidas, primero a vuestro corazón y luego en Gloria, alma, cuerpo y Divinidad.
Y por eso estoy aquí, Mis amados hijos, para cumplir con las promesas que el Cielo, a través de Sus mensajeros, ha hecho a la humanidad.
Y cuando ella no tenga como sufrir más, cuando el desaliento haya agotado a las almas, el amor de Mi Hijo los cubrirá de esperanza y de paz. Cuando Él retorne, lavará todas las faltas de este mundo y todo será como un campo de trigo que está a punto de ser cosechado, lleno de la luz del sol, maduro, pronto para recibir las bendiciones de Dios.
Yo vengo a arar la tierra, a plantar las semillas con Mis manos de Madre Co-redentora, vengo a dar agua pura a la tierra para que abrace a la semilla que hemos depositado en vuestros corazones y esta se convierta en una espiga dorada y erguida hacia lo Alto, buscando siempre la luz del sol.
Y cuando llegue el día de la Gran Cosecha, cuando las espigas sean llevadas a los pies del Creador, Mi Hijo cargará con Sus fuertes brazos esas espigas de luz que son todos vuestros seres y los ofrecerá al Padre como presente de amor.
Por eso estoy aquí, queridos Míos, para que vuestras almas puedan estar entre esas espigas que Mi Hijo cargará con tanta alegría hasta los pies de Dios.
Permítanme, Mis queridos, que con Mis manos puras acaricie sus corazones y espíritus y así, sus seres se conviertan en erguidas espigas doradas, las que esperan el bendito día en que el Agricultor Divino vendrá a recogerlas y llevarlas hacia vuestro verdadero destino, el Corazón de Dios.
Hoy, en esta ciudad, dejaré la tierra arada y bendecida, para que muchas semillas reposen en ella y la lluvia de la oración las haga germinar esperando que crezcan, se eleven y esperen al Redentor.
Queridos hijos de Sorocaba:
Mi amor por todos ustedes es infinito. Permítanme que se los pueda entregar para que los ayude a estar siempre mirando hacia lo Alto.
Los amo y los bendigo.
Gracias por confiar en Mis cuidados, los que les ofrezco con todo Mi Amor Maternal.
María, vuestra Madre y Agricultora de las almas
Yo Soy la Fuente de la Luz para el mundo, después de Mi Bendito Hijo.
Yo Soy la Estrella incandescente de Belén, que enciende de paz el corazón y de luz y amor a cada alma.
Yo Soy el Escudo Celestial que protege de todos los acechos, a los benditos hijos de Dios.
Yo Soy el Sol del Universo que derrama rayos de conversión y redención.
Yo Soy el Espíritu de la Paz que recorre los continentes para reencender en los corazones el Amor de Dios.
Yo Soy la Sagrada Madre de la Confianza, porque en Mi Corazón Inmaculado tu vida puede reposar y en Mi plenitud santísima hallarás el consuelo que tanto buscas; encontrarás en Mi silencio la cura para tu corazón y la luz que necesitas para disolver tus problemas en paz.
Hoy Me aproximo a tu corazón y a tu vida, para que Me abras la puerta de tu interior y nuevamente, ante el Padre Celestial, confíes tu vida y tu existencia al Sagrado Universo.
Vengo amorosamente a tu encuentro para esta especial Aparición Mensual, porque dos veces Mi Consciencia Maternal descenderá desde los Portales del Cielo, para resolver dificultades mundiales, para elevar al Reino de Cristo a muchas almas que están presas y principalmente, Yo descenderé para transmitir Mi Amor Materno a todos los que Me dijeron sí.
Por eso, Yo Soy la Señora de la Luz, Soy la Mujer revestida por la Luz del Sol Universal, Soy la que anuncia, a través de Sus doce estrellas de oro, un tiempo venidero de paz y de conversión.
Pero antes, como Yo lo he prometido ante Mi Salvador, el Dios Todopoderoso, la Madre y Reina de la Paz recorrerá la mayor cantidad de naciones posibles para despertar a tiempo, a los que duermen en la ilusión y a los que han quedado ciegos de espíritu por las modernidades.
La Luz de Mi Sagrada Espada del Amor cortará las raíces del mal y de la impunidad, el divino poder de Mi Fe iluminará en Luz Suprema el camino de todos los que Me llamen.
Yo Soy la Señora de la Luz Eterna, Soy la Madre de Jesucristo, el Salvador y Redentor. Soy la Estrella que vigilia día y noche los pasos de los autoconvocados. Mi Corazón Poderoso siempre será el alivio para los pecadores. La Gracia de Mi Espíritu será el agua de la Fuente que lavará vuestras manchas.
Les pido, Mis queridos y amados: ¡Ríndanse!, ¡ríndanse!, ¡ríndanse al Amor de Mi Corazón!, no quiero hacerles mal, solo espero que Me acepten como Vuestra Madre; ahora y siempre cumplo con el compromiso eterno de llevarlos al Cielo.
Y a pesar de que la confusión y el caos abracen la vida de muchos, afirmen vuestra fe y no crean en lo que viven; deben creer en la vida del Espíritu Mayor que los acompaña y los protege.
Mis pies pisarán la cabeza de la astuta serpiente y Mi mirada celestial guiará los pasos de los servidores. Un nuevo tiempo brillará en el interior de Mis hijos y el Perdón Supremo será la cura para todos los males.
Cuando llegue el tiempo de Paz, los soldados alzarán las banderas de la Misericordia y en el amor el Todopoderoso escuchará vuestro llamado y rendición.
Estoy entre los más simples y mansos, Mi Santa Luz Universal viene al auxilio de todos.
Confíen en lo que les digo, Yo los amo y los contemplo en sagrada devoción.
¡Gracias Venezuela por abrirme la puerta para la liberación!
¡Paz y Misericordia para todos!
María, Señora de la Luz
Queridos hijos:
Una vez más les ruego que acompañen todos Mis Mensajes desde el corazón, porque ya es tiempo de que vivan Mis Palabras, ellas han intentado construir algo inquebrantable dentro de sus seres. Ahora, Dios Me ha pedido que, después de todo lo que les he entregado a Mis queridos hijos, Yo le entregue a Él los frutos que deposité en cada uno de sus corazones.
Por eso, Mi consciencia maternal se manifiesta a través de impulsos espirituales a todos los que se abren para recibir el conocimiento de otras Leyes, Leyes que no están presentes en sus seres, pero que ustedes sí pueden estar unidos a ellas.
Mi Obra es una obra de paz, de fraternidad y de hermandad.
Todas las piezas que Yo moldeo, día a día, son entregadas después a Mi Hijo, para que Él las encamine hacia su misión final. Pero algunas de estas piezas, que forman parte del Todo, son duras de pulir. Por eso, Mi Amor que es profundo y verdadero por todos ustedes, intenta desterrar aquello que ya debe morir para que así nazca el nuevo espíritu.
A lo largo de los siglos, siempre le advertí a la humanidad que si ella no cambiaba de actitud, tiempos difíciles llegarían a la puerta de la vida de cada ser. Ahora, estos tiempos ya llegaron, tiempos de equivocadas acciones en el aborto, el suicidio, la mentira, el poder y el deshonor; los que en algunos corazones desbordan más que un río.
Pero Mi Corazón, que es paciente y manso, los quiere llevar a encontrar la Verdad, la Verdad de Dios para sus vidas, porque será a través de su transparencia y de su oración que se transformarán en aquello que Dios tanto espera y, de esa forma, ustedes como parte de toda esta única humanidad ayudarán a que ella se convierta pronto.
No se olviden, Mis queridos hijos, de que lo que fue escrito en la Biblia Sagrada se está cumpliendo, de una forma que muchos no perciben por estar llenos de otras cosas en vez de aferrarse a los poderes de la oración.
Si en verdad el mundo quisiera estar en el Reino de Dios, ya no cometería algunas acciones que perjudican siempre a los más desprotegidos y pobres.
Por eso, Mi Amor ingresa al mundo como una nueva Ley para que Mis hijos reaccionen, ya no son tiempos de vivir en las pequeñas insignificancias, sino que es tiempo de adquirir a través del Espíritu Santo una fuerza mayor para ayudar a los Planes de Dios.
Por medio de la Gracia y de la Misericordia, sé que ustedes podrán acompañarme y darán los pasos maduros hacia la conversión que los llevará a vivir la liberación. Hoy, más que nunca, los rebaños de Cristo deberán ser uno solo para que, a través de la oración, creen un muro protector que los separe del mal y los una más a Dios Todopoderoso.
Queridos hijos, he querido ser fiel a ustedes ante la situación planetaria, pues es hora de vivir la vida desde otra postura interior, porque su universo interior en este tiempo debe colaborar con el Plan del universo. Ustedes deben ser portadores de los nuevos códigos crísticos que Mi Hijo está derramando en aquellos que le dijeron sí.
Por eso, es hora de retirar de ustedes lo viejo, aquello que duele en lo profundo de sus corazones, para que en la oración alcancen la fuerza preciosa que irradia el perdón.
Queridos hijos, Yo los quiero preparar e instruir, porque la Mujer Vestida de Sol se está anunciando al mundo por última vez antes del nacimiento de la Nueva Humanidad.
¡Les agradezco por madurar en la fe y en la confianza en Dios!
Los bendice siempre,
María, Madre y Reina de la Paz y de la Reconciliación
Y la Señora Vestida de Sol ofrecerá la corona de estrellas para que surja desde las entrañas de la Tierra un camino por el que transiten los nuevos rebaños redimidos. Cada una de las estrellas será el signo visible de un nuevo ciclo y cada alma, según su elección, entrará por un sendero que la podrá llevar hasta el Reino del Señor.
En la puerta mayor del Cielo esperará el amado Señor a sus amadas almas para que juntos, victoriosos, consagren el espíritu al Eterno Amor de Dios. La Señora Vestida de Sol manifestará Su signo universal, y esa será la señal que anunciará la próxima venida del Rey del Universo.
Dichosos los que esperarán en alegría la venida del Rey de los Patriarcas, porque ellos serán partícipes de la Buena Nueva para el mundo.
Dichosos los que han dado el sí para transfigurar en Cristo sus vidas, porque ellos reconocerán los Rayos que provienen desde el Corazón del Hijo de Dios.
Y la Nueva Barca de la vida y de la oración navegará en alta mar, y muchos la verán surgir gracias a los esfuerzos de los servidores, de los pequeños seres de Cristo. La Nueva Barca no será del pasado, ella nacerá como un nuevo niño desde el vientre de Su Inmaculada Madre.
Muchos no entenderán ese misterio, y pocos sentirán el resplandor y la fuerza de su luz, la que proviene de la Barca de los nuevos rebaños. Estos son los congregados para la misión redentora, los que silenciosamente levantarán en alto la antorcha de la luz para mostrar al mundo el camino de la verdadera conversión.
Nadie quedará sin saber por dónde ir porque la Barca ya está navegando con los impulsos que recibe del predilecto fuego de la oración. Los curiosos querrán saber la esencia de ese gran alimento para el espíritu, pero por desconocerse a sí mismos verán tarde que todo comienza y termina en la oración del corazón.
Los obreros apresuran la obra del gran puente hacia el Gran Espíritu de Dios; el tiempo corre y las almas lentifican sus pasos hacia Dios. El Ave del Espíritu Santo anuncia una nueva llamada y solo la seguirán en vuelo los oídos atentos a la voz del corazón.
Una Nueva Humanidad despierta al sur del mundo. En el horizonte la Aurora despunta radiante para abrir el ciclo de la purificación. Todo el Universo confluye para que el Propósito Divino alcance su realidad en las consciencias dormidas.
Compasión para los que llorarán por haber despreciado la Instrucción del Cielo. La Voz del Gran Maestro seguirá resonando por un tiempo más, mientras Su Luz ilumina de amor el deslizar de la Nueva Barca.
Lo viejo será derrumbado porque los pilares no se basaron en vivir la Ley del Señor. Es hora de reconocer estos tiempos y de vivir en la Sabiduría del Señor.
Las puertas del Cielo se abren para acoger a todos aquellos que se han separado de Dios.
Penitencia para los soberbios.
Redención para los tímidos.
Misericordia para los que no se cansan de servir al Gran Señor.
La Estrella del Universo anunciará el gran momento para el mundo, mientras la Nueva Barca navega al sur; su pasar derriba con amor las estructuras que ya están vencidas. Nadie podrá oponerse a ella, porque está colmada por la Luz del Gran Rey Universal.
Reconozcan con fe todo lo que reciben en sus manos, porque para el esperado tiempo deberá existir un corazón arrepentido para que él sea curado por Dios.
Bajo el Amor del Padre, sean bienaventurados.
Gracias por meditar sobre Mis Señales con el corazón.
Cristo Jesús, Maestro del Amor
Yo soy la Señora del Cielo, soy la que viene en gloria y paz para irradiarte el Amor de Dios.
Yo soy la Madre del Universo, soy la que te recogeré en Mis brazos de los abismos y te llevaré en honra al Reino de Dios.
Yo soy la Rosa Mística, soy la que emana aromas sutiles para proteger en silencio tu camino de consagración a Dios. Así, día a día, intento llevarte a la oración, porque en la oración Mi Corazón cierra tus heridas y protege en la Luz a tu pequeño corazón.
Yo soy la Madre de las Gracias, soy la Mujer Vestida de Sol que derrama la bondad y la compasión de Dios al mundo y a las criaturas.
Yo soy la Guardiana de la Fe de los que la han perdido.
Yo soy la Madre de la Divina Concepción que aproxima cada hijo al universo del Espíritu Santo.
Yo soy la Guerrera del Amor, Soy la Patrona que yergue el estandarte de la Paz.
Yo soy la Señora que en el Amor y en la Piedad desata los nudos de los que sufren constantemente.
Por eso, clamo a todos por oración, porque como humanidad deben reparar el Corazón de Dios de las graves ofensas que Él recibe.
Yo soy la Señora de la Paz, soy la Reina de la Paz, que anuncia la venida del nuevo Reino de Cristo sobre la faz de la Tierra. Así, Yo reúno a Mis soldados, llamándolos a consagrarse a la vida de oración, a la vivencia del ayuno para purificar el corazón, al perdón y a la reconciliación.
Yo soy la Madre Celestial, soy la Estrella Solar que brilla eternamente en el firmamento y que anuncia el tiempo de la Misericordia.
Por Mi Hijo Me doné a todos y por la venida esperada de Cristo, Yo revelaré la Faz de la Señora del Sol.
Que Mis estrellas puedan transfigurar en luz sus vidas, que Mis pasos hacia Dios sean sus pasos, que Mi Corazón maternal reverbere en amor dentro de ustedes, que Mis rayos misericordiosos iluminen el sendero oscuro de los que aún no llegaron al Reino de Dios.
Con Mi Hijo, vuelvo al mundo para despertarlo y llamarlo a la conversión.
La oración será su futuro alimento que nutrirá el espíritu y toda la vida manifestada, porque por la oración caminarán sin demora hasta los Brazos de Dios; y cuando todos Mis hijos lleguen al Cielo, Yo lavaré el pasado de sus rostros en la Fuente de Vida de Mi Hijo y, renovados en espíritu, glorificarán a Dios y lo servirán eternamente por amor y honra al Creador.
Por eso, busquen una vida de santidad mientras estén en este mundo. Sean caritativos los unos con los otros, construyan en la oración el nuevo principio de hermandad. Sean apóstoles de la Paz y vivan el Mensaje redentor de Cristo todos los días.
Vengo hacia ustedes para llevarlos a Jesús, porque como Madre aguardo y ruego a Dios por la salvación de la humanidad del constante pecado en el que vive.
Queridos hijos Míos de Belo Horizonte, agradezco por la respuesta de sus esencias a Mi Corazón Inmaculado. Agradezco especialmente a los hijos que, en amor al Bien Mayor, obraron para que Yo, la Reina de la Paz, pudiera traer a todos el Mensaje y el Llamado. Agradezco por su amoroso ejemplo de caridad.
Hijos Míos, que en este día sábado de Gloria, sus profundas esencias se preparen para recibir la visita espiritual de la Señora más brillante que la Luz, la visita de la Madre María, Reina de la Paz y Madre del Mundo.
Queridos hijos de Belo Horizonte, que hoy ustedes puedan ser partícipes de la absolución total que Mi Corazón piadoso irradiará a todos bajo la intercesión del Sagrado Corazón de Jesús.
¡Les agradezco por abrir la puerta de su corazón!
María, Madre y Reina de la Paz
Yo soy la Bienaventurada Virgen María, soy la que les habla, soy la que les comunica, soy la que los guía, soy la que los ama, soy la que los adora, soy la que los pacifica y soy la que templa sus corazones.
Queridos hijos, hace un año, estuve con ustedes en Aurora, Uruguay y hoy, después de tantos acontecimientos, Mi Corazón Inmaculado está con toda la humanidad.
Hijos Míos, Mi llamado es extraordinario porque Mi Corazón les pide que reenciendan la llama de la devoción en sus corazones.
Queridos hijos, es momento de que despierten del sueño, para que puedan percibir que están en otro tiempo.
Ahora, solo les bastará a los rebaños de Mi Hijo seguir los pasos de la Señora Vestida de Sol, porque Ella ya ha lanzado hacia la Tierra las doce estrellas de la salvación para el mundo.
Quien tenga ojos para ver, que vea; quien tenga corazón humilde para sentir, que sienta. Es el momento de dar la propia vida a Dios, de entregarse por entero a los Planes del Altísimo, y esto comienza a partir de los sentimientos y de los proyectos de vida.
Queridos hijos, a través del poder de la oración percibirán que ustedes, como tantos otros hijos Míos, están dentro de la última barca espiritual que es conducida por la Estrella de la Mañana, Estrella que por segunda vez anuncia la venida del Hijo de Dios.
Queridos hijos, con sus corazones abiertos y sus manos en oración, sostendrán el paso mayor que deberá dar el mundo. Por eso, vigilen con amor todo lo que han construido con fe durante este tiempo, caminen con confianza y renuévense todos los días con la vida sublime de la oración.
Hijos Míos, la Madre del Cielo los acompaña, los bendice y ora por ustedes. Oro para que ahora el mundo perciba en dónde se encuentra. Oro al Espíritu Santo para que la sabiduría despierte en el corazón de Mis hijos. Oro clamando a Mi Hijo por una oportunidad. Oro por aquellos que día a día son desviados del camino de la redención por la acción del pecado.
Queridos hijos, ustedes deben orar Conmigo sin compromisos ni demora, porque la oración es el alimento para sus vidas, la oración debe darles vida a sus espíritus.
Hijos Míos, ¿quién dará todo de sí para que el mundo se salve?
Mi llamado quiere reverberar en sus corazones, pero aún en algunos de ustedes el llamado se pierde.
Oren a Dios y ámenlo, Él es muy ofendido por las voluntades humanas en este tiempo. Alivien las cargas que el mundo le genera, vivan a Dios en el amor y en la verdad.
Queridos hijos, oren para que el Padre les dé Su amorosa Misericordia. Si ustedes quieren que el mundo cambie, deberán orar por la paz, porque la paz debe darse primero en sus corazones, para que después haya paz en todo el mundo. El tiempo que vive la humanidad exigirá de sus vidas un mayor sacrificio, para que se cumplan así los Planes del Padre.
Yo abrazo a cada uno de sus corazones, pero todo podrá mudar cuando tan solo preparen el camino para lo nuevo mediante la oración.
Sean ejemplo de santidad y de fe, sean humildes y simples, porque será necesario que muchos de Mis hijos se conviertan al Único Dios a través de la oración del corazón y de la caridad.
Hijos amados, solo quiero que estén más tiempo en Mi Paz y que a partir de allí vivan en la paz, para que otros también la puedan vivir.
Hijos, sus vidas ya están creciendo después de todo lo que les fue entregado por la Señora del Cielo, durante los últimos años.
Ahora, los nuevos pastores, los pastores de la oración, los pastores de la fe, los pastores de la Misericordia, los pastores que son formados por la Iglesia de Mi Hijo Jesús deberán reordenar la vida y el camino de las almas.
Oren para que los pastores de Mi Hijo puedan ser guiados por el Espíritu Santo. Apóyenlos, porque en sus manos está el camino de muchas almas al Paraíso.
Unámonos, en el amor y en la oración, a los pastores de Cristo, el Redentor.
¡Les agradezco, queridos hijos, por recibirme con devoción en este bendito día de Gracia!
Los bendigo, ¡alabado sea Jesús!
Gracias por escuchar Mi último llamado para este tiempo.
María, Señora del bendito y santísimo Rosario de la Paz
Soy la Señora vestida y rodeada por la Luz del Gran Sol.
Soy el Espíritu Inmaculado guiado por la sabiduría del Espíritu Santo.
Soy la Madre del Universo, soy la Reina de la Paz.
Soy la emanación del Amor, de la Unidad y de la Fe para todos Mis hijos.
Soy el refugio para los que están solos, soy el mañana que despierta en cada una de las vidas.
Soy la Estrella de la Mañana, soy la Aurora que reúne a los rebaños de Cristo.
Soy la Inmaculada Concepción que trae el Consuelo para el desesperado, el Amor para el desposeído, la Fe para el solitario y la Redención para quien se haya negado.
Soy el puente hacia lo Alto, soy la Madre de la Perpetua Oración de Dios.
Soy parte del Verbo Divino, soy el testimonio del Creador.
Soy Su Sierva, soy Su Servidora, soy parte de Su Luz para el mundo.
Queridos hijos, Yo soy la Madre de la Divina Concepción de la Trinidad, Yo soy para ustedes la Nueva Flor, soy el Aroma Sutil de la Fuente de Dios.
Yo soy la Madre del Redentor, soy la Servidora de Cristo.
Soy, para Mis hijos, el manantial que sana las heridas, Yo soy el Bienaventurado e Inmaculado Corazón.
Yo soy la Rosa Mística, soy el Espíritu de la Paz.
Pero Yo seré aún más, sobre este mundo y en el universo, a través de vuestro amor, de vuestra compasión y de vuestra humildad.
Hijos Míos, hoy los invito a ser parte del Gran Espíritu de Dios.
Yo los invito a vivir en el Corazón del Altísimo para que la humildad, la sagrada devoción y la reverencia puedan nacer desde vuestras pequeñísimas almas.
Yo seré en ustedes la Madre de las Gracias. Unidos a Mi Maternidad estarán unidos al Eterno Padre que conduce a cada alma, a cada uno de Mis pequeños hijos.
Queridos hijos, que desde vuestras esencias brote la sabiduría para comprender con el corazón a quien, por Amor y Gracia, los visita mes a mes.
Así como Yo quiero estar con ustedes, Mi Hijo quiere ser parte de vuestros seres.
¿Qué Amor más grande existe sino aquel que nace perpetuamente de Dios?
Queridos hijos, hoy los estoy llamando a contemplar la inmensidad y la magnitud, la grandeza y la expansión universal del Amor de Dios sobre todos los universos.
Queridos hijos, hoy les digo y les recuerdo que cada uno de ustedes es parte de la divina expresión del Amor de Dios porque mediante la oración permitirán, en este tiempo definitorio, que nazca y despierte en ustedes el Amor del Creador.
Hoy solo sean Amor, Amor Divino y Amor Inmaculado.
Hoy, solo sean paz, almas en la Paz de Dios y sirvan a Dios con alegría.
Bienaventurados los humildes y los perseverantes en Mi Hijo, porque ellos encontrarán el Reino de Dios en el corazón.
Yo soy la Madre del Santísimo Corazón del Creador; como parte del Amor Yo los amo y los bendigo en la unidad del Espíritu Santo.
¡Les agradezco!
Gracias por responder a Mi llamado.
María, Madre de la Divina Concepción de la Trinidad
Presencien el Sagrado Corazón de Jesús, porque en Mi Hijo hallarán lo que sus corazones tanto buscan: la paz.
Hoy vengo a permearlos con Mi eterna y celestial oración, una oración que Mi Inmaculado Corazón derrama, por amor, sobre la humanidad. Por eso, queridos hijos, Yo los llamo a fortalecer la alianza con Dios para que sus vidas puedan estar en Él.
Hijos Míos, cada acto de amor y de caridad los colocará en el Reino del Padre, dentro de los Planes de Paz que Mi Corazón propone en este final de los tiempos. Por eso, queridos hijos, eleven con fervor las oraciones hacia el centro del Corazón de Dios porque de esta manera pura y sincera, sus vidas serán partícipes del Espíritu Santo.
Vigilen para que esta santa llama de la paz pueda tocar los corazones de muchos de Mis hijos en el mundo. Para que ese Espíritu de Dios abrace e irradie a la humanidad, deberá existir un verdadero camino de oración que sea formado por almas de esta humanidad. Para que formen esos grupos de corazones orantes, Yo estoy día a día entre ustedes permitiendo que crezcan como Mis pequeños niños que escuchan la voz de la gran Señora Vestida de Sol, de la Reina de la Paz.
Como madre, busco que la formación de sus corazones en la escuela de la oración sea real, verdadera y humilde porque los más simples de corazón serán aquellos que podrán transmitir Mi Inmaculada Paz.
Queridos hijos, Yo los invito a seguirme en esta escuela de oración para que sus corazoncitos puedan corresponder a Dios Padre. Estén hoy de nuevo en el Corazón de Mi Hijo para que la Luz del Sumo Sacerdote los guíe.
Gracias por responder a Mi llamado.
En el Amor de Dios Padre,
María, Madre de la Divina Concepción de la Trinidad
Si en verdad sus corazones conocieran el poder de Mi Amor en las palabras, desde sus almas despertaría una reverencia eterna.
Hoy querido Mío, querida Mía, camina hacia el interior de Mi Inmaculado Corazón para que, encontrando refugio interior, tu corazón se llene de gozo y amor. Cuando dirijas tus pasos hacia Mí, recuerda despojar tus rostros, los que pudieron haberse grabado en los aprendizajes de la vida. Lávalos con el Manantial de la Fuente Divina para que tu alma y tu corazón renueven el sentimiento de Amor por Dios.
Coloca tus pequeñas manos dentro del manantial y siente el don de la renovación y del perdón de toda falta cometida. Frente al Manantial de Mi Inmaculado Corazón, el cual te llevará hasta los pies puros del Divino Padre, desprende de tu corazón el pasado para que avances hacia el Corazón del Señor.
En el camino que Dios creó para cada alma y para cada corazón, solo existe Misericordia. Cada paso en la vida es el cruce del peregrino hacia las Puertas del Cielo. Cada aprendizaje en la vida solo existe para reformar el corazón y para convertirlo en el olvido de sí. Una llama mayor llegará para el auxilio de cada peregrino; ella será el fuego ardiente de la oración, un ejercicio de religación entre el alma y Dios.
Pequeño Mío, pequeña Mía, une a diario las cuentas a través de la oración para que tu corazón pueda reconocer Mi Faz Inmaculada. Respira lentamente la brisa que Yo traigo desde los Cielos. Abre tus pequeños ojos para que ellos puedan presenciar la venida del Ave del Sol desde las alturas. Fortalécete en la humildad para poder llevar la paz a cada corazón hermano.
Pequeños Míos, Yo vengo desde los Cielos para anunciar Mi Buena Nueva: los corazones deberán despertar a la realidad celestial del Señor. Una nueva comunión con Mi Hijo resurgirá para volver a conducir a las almas hacia el Corazón Infinito del Redentor. Esta nueva alianza con el Salvador preparará la venida gloriosa de Mi venerable Hijo resucitado.
Por eso, Mis pequeños, cada corazón deberá estar abierto al llamado. La voz de Mi Corazón se está anunciando por última vez como ya se anunció en Fátima, Lourdes y en Medjugorje. Yo transformo corazones en templos eternos de oración y de Luz. Estoy abriendo el Manantial de las Gracias para auxiliar a todos Mis hijos que con amor Me llevan en sus corazones. La hora del retorno interno de Cristo está a la víspera de los que aún duermen distantes del rebaño del Señor.
Por eso, Mis pequeños, los corazones deben perdonar delante de Dios para que las ofensas sean purificadas y permeadas por la Divina Misericordia. Los ciclos en la humanidad están cambiando; por eso, el camino de la oración los conducirá. Yo los ayudaré.
Los acompaña desde el Inmaculado Corazón,
María, Madre de la Divina Concepción de la Trinidad
Asociación María
Fundada en diciembre de 2012, a pedido de la Virgen María, Asociación María, Madre de la Divina Concepción es una asociación religiosa, sin vínculos con ninguna religión institucionalizada, de carácter filosófico-espiritual, ecuménico, humanitario, benéfico, cultural, que ampara a todas las actividades indicadas a través de la instrucción transmitida por Cristo Jesús, la Virgen María y San José. Leer más