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Ama y reverencia el Plan de Dios para este mundo y para cada corazón. Profundiza en tu interior el verdadero sentido de tu vida y deja que esa profundización espiritual sea la base de tu crecimiento, sea lo que te impulse todos los días a seguir adelante, a pesar de todo lo que sucede en el mundo.
Medita en tu esencia y busca conocer más sobre ti mismo, medita en lo que te hace semejante a Dios, en el principio que originó tu creación. Y, a partir de allí, permite que tu consciencia profundice en realidades superiores, espirituales y divinas, que te darán el sustento interno para permanecer en este mundo, en este tiempo.
Hijo, te digo todas estas cosas porque será solo afirmándote en los niveles espirituales que podrás superar estos tiempos. De otra forma, los asedios y las influencias del mundo confundirán a tu mente y a tu corazón, y ya no sabrás distinguir lo que es verdad de lo que es ilusión.
Solo los corazones perseverantes permanecerán en el mundo como semillas de una nueva vida. En ellos se cumplirá la Voluntad Divina, y su entrega generará méritos para que otros seres de esta vasta Creación Celestial reciban una oportunidad de seguir evolucionando, creciendo y aproximándose a Dios, retornando a su Origen.
Por eso, en este tiempo, antes de todo, profundiza en tu mundo interior, afírmate en el conocimiento de ti mismo, no como personalidad humana, sino como criatura divina. Para que así toda tu consciencia sepa dónde termina la ilusión y dónde comienza la verdad, sepa cuál es el límite de los engaños de esta vida, para así conseguir superar tu propia condición humana y tornarte un triunfo divino.
Tienes Mi bendición para esto.
San José Castísimo
Cuando un alma busca auxilio, ora de corazón para que las consecuencias de sus actos, que la conducirán al sufrimiento, se transformen en una experiencia que la haga crecer y abrirse más al amor.
Cuando un alma busca auxilio, escucha su llamado y conduce ese pedido a los Pies de Dios. Habrá cosas que te serán incontrolables, las que no podrás modificar o ayudar, porque la vida humana tiene sus límites. Pero hay algo que no tiene límites, que te une al Infinito, al Origen de donde partió y hacia donde debes retornar. Eso, hijo, es la oración.
Ora y deja que tu alma pueda interceder ante Dios por los que más necesitan.
Ora y clama al Padre por Su Misericordia, no para que las cosas sucedan de acuerdo a tu voluntad, sino para que la Misericordia Divina sea la Ley que conduzca los aprendizajes y las experiencias que viven en este mundo como seres humanos.
Cuando alguna situación escape de tus posibilidades de actuar, de servir, de donarte, recurre a algo más profundo y a veces imperceptible, pero que es capaz de transformar todas las cosas: ora a tu Padre y clama a Dios, porque Él es el Creador de todas las cosas y a todas ellas puede transformar.
Más importante que cualquier cosa en este tiempo es estar con el corazón unido a Dios. Y si, además de eso, pudieran servir y orar, estarán prestando el mayor servicio de la vida sobre la Tierra.
Ama a cada ser y, con amor, ora por tus hermanos. Dios, que es perfecto, escuchará siempre tus súplicas.
Tu Padre y Amigo,
San José Castísimo
Que brille el sol de la esperanza en el interior de los que oran, para que jamás tengan miedo del porvenir y de lo desconocido.
Que pulse la esencia de las profecías divinas en el interior de los que tienen fe para que, siendo conocedores de ellas, sepan que su triunfo es cierto y que su Gracia sigue a toda oscuridad y dificultad.
Que nazca, despierte, crezca y se multiplique el amor en el interior de los que se esfuerzan todos los días para imitar los pasos del Señor y vivir, como Él, la cruz de estos tiempos.
Que se unan las dimensiones a través de la esencia de los que se autoconvocaron para estos tiempos, y que así descubran el verdadero sentido de la existencia humana.
Que el conocimiento de la verdad y la sabiduría de la vida universal sean el escudo de los corazones que aspiran a vivir en paz la transición de los tiempos. Sus espíritus se sustentarán en la certeza de que esta vida es una escuela de pasaje hacia lo que es real y eterno.
Por eso, hijos, fortalezcan su mundo interior. Busquen la verdad a través del conocimiento que les entregamos. Sirvan y sean la luz puesta sobre la mesa de este mundo.
Profundicen en su entrega y donación a Dios y verán el nacer, el despertar, el crecimiento y la multiplicación del amor en sus corazones.
Sean lo que verdaderamente es ser un ser humano y vivan el verdadero propósito de su existencia.
Su Padre y Amigo,
San José Castísimo
Cuanto mayor sea el caos en la Tierra y el desorden en las naciones y en los hombres, más debe estar tu mente y tu corazón en Dios.
Retira tu mente y tu corazón de las cosas del mundo, no para ser indiferente ante lo que sucede en él, sino para que seas un punto de equilibrio para la Tierra y para que tu consciencia, unida a Dios, esté constantemente generando paz y atrayendo la Gracia de Dios hacia el mundo.
Sé que cuanto mayor es la tensión planetaria, más los seres buscan refugio para no encarar lo que sucede en el mundo, esto es parte de la condición humana. En este tiempo es muy fácil distraerse del Propósito Divino y adentrarse por caminos que llevan a que los seres olviden su misión y la Voluntad Divina que vinieron a cumplir.
Las mentes huyen de la renuncia y del sacrificio, porque no quieren soportar la propia transformación y la propia maduración espiritual. Pero tú, hijo, eres llamado a vivir algo diferente en nombre de toda humanidad.
Eres un autoconvocado de estos tiempos que, entre la multitud de los hombres, levantaste tus manos para comprometerte con la Voluntad y con el Plan de Dios, y este es el momento culminante para confirmarte en esta Voluntad. Este es el momento de forjar en tu interior aquella consciencia que enfrentará la transición de los tiempos y que será una referencia para los que estarán ciegos y perdidos en este mundo.
Por eso, silencia tu mente y busca a Dios en oración. Abraza con amor las renuncias y los sacrificios que Él te ofrece. Abraza con amor lo que se opone a tu voluntad propia para construir la Voluntad Divina y déjate moldear según este Propósito universal y celestial.
Entra, espiritualmente, cuarenta días en el desierto de tu corazón, porque, después de eso, solo te bastará cargar la cruz del fin de los tiempos y entregar todo por amor a Dios y a la vida.
Tu Padre y Amigo,
San José Castísimo
Solo se vence a sí mismo a través del amor.
Solo se vencen las tentaciones ayunando de lo que les recuerda a los deseos y a las superficialidades de este mundo, para que en oración equilibren el mundo interior.
Solo se vence la ambición por el poder con la paz.
Solo se vence la ignorancia del orgullo y de la vanidad con la sabiduría del silencio.
Solo se transforma el mundo comenzando por dentro de sí mismo.
Solo verán emerger en la Tierra un Nuevo Hombre y una Nueva Vida cuando den espacio para que ellos nazcan en ustedes mismos.
Solo se alcanza la paz verdadera a través de la unión con Dios.
Solo se conoce el amor verdadero a través de la entrega y de la donación.
La evolución solo se completa cuando se es capaz de amar a toda la Vida, con todos sus Reinos, y así colaborar en su evolución, en sus pasos hacia el Infinito.
Ayunen de distracciones y alcanzarán la paz. Ayunen de superficialidades y encontrarán el silencio. Ayunen de sí mismos sirviendo al prójimo y descubrirán el sentido de la entrega y el principio del amor.
Busquen en su interior la unidad con Dios.
Todo ya les fue dicho. Ahora ya no es necesario el conocimiento, sino su vivencia en la sabiduría, su interiorización en el silencio.
Solo cuando vivan lo que ya saben serán dignos de la revelación de mayores misterios.
Su Padre y Amigo,
San José Castísimo
Aun cuando tu cuerpo esté debilitado y el corazón cansado, nunca dejes de elevar tus ojos hacia Dios.
Aunque aparentes no tener fuerzas y tu espíritu parezca estar sin fe, nunca dejes de elevar tus ojos hacia Dios.
Aunque en las naciones los corazones estén perdiendo la esperanza, nunca dejes de elevar tus ojos hacia Dios.
Aunque el caos parezca extenderse sobre el mundo y la manifestación de una Nueva Vida parezca distante, nunca dejes de elevar tus ojos hacia Dios.
Aun cuando dentro y fuera de los seres reinen la angustia y el temor, nunca dejes de elevar tus ojos hacia Dios.
Si al menos un corazón fuera capaz de permanecer en Dios eso, hijo, ya sería suficiente para que, en Su tiempo, el Creador tenga el camino abierto para llegar a la Tierra.
Sustentado en la mirada de Sus hijos, el Señor retornará en gloria para que, con Su Presencia, haga revivir a los corazones, reencendiendo las esencias y devolviendo la alegría a los que perdieron la esperanza.
Que sea suficiente para ti la promesa divina, así como para Dios será suficiente tu simple mirada elevada hacia Su Corazón.
Si tan solo esperaras con fe, todo se cumplirá.
Tu Padre y Amigo,
San José Castísimo
Cuando tu corazón te duele y se llena de angustias, ve a los pies de la Cruz, toca con tus manos a los Pies de Tu Señor y permanece allí.
Pon tus manos sobre las Manos de Cristo y comienza a sentir Sus Llagas. Cierra los ojos, permite que la memoria viva de Su Pasión te sea mostrada y permanece allí.
Deja que tu silencio te conduzca al Corazón de Tu Señor y que tu oración silenciosa se convierta en una oferta de reparación.
Sentirás en tu pecho un dolor mayor que el tuyo. Ese es el dolor de Cristo, una gota del océano infinito que Él asumió para salvarte. Aprende así, hijo, a convertir tu pesar en oración, tu petición en una oferta y tu silencio en un bálsamo que acoge al Corazón de Tu Señor.
Tu angustia se hará pequeña delante de la angustia de Cristo por el mundo. Tu pesar desaparecerá dentro de Su pesar por las almas.
Deja que tus lágrimas se conviertan en un puente para rescatar a aquellos que están perdidos. Ofrece tu silencio por los que no saben escuchar a Dios. Si no consigues orar deja que tu oración sea sostenida por las Manos de Cristo y, en un momento, percibirás que tus manos, que fueron a pedir, estarán allí para amparar y tu dolor se transformará en oferta. Buscando cura, repararás el Corazón de Dios.
Tu llanto se unirá al océano de Su Gracia y, aun pensando que estabas allí para pedir, estarás sirviendo a este mundo.
En este día de reparación, aprende en tu vida a hacer de todo una oportunidad para reparar el Corazón de Dios y aliviar el sufrimiento de las almas en este mundo.
Tienes Mi bendición para eso.
Tu Padre y Amigo,
San José Castísimo
Contempla el Corazón de Cristo y en Él a Su Santo Cáliz.
Este es el Cáliz de tu redención y de la redención del mundo. En él se encuentra la Sangre que fue vertida en el Calvario como en la Cruz; Sangre que representó la entrega absoluta de Dios a través de Su Hijo; Sangre que se multiplica en todos los Sagrarios del mundo para ingresar en el interior de todos los seres y transformar su condición humana; Sangre que lleva en sí los códigos de la Nueva Vida, del Amor Crístico, Amor de Dios renovado en Su Hijo; Sangre que se derrama sobre el mundo cuando las almas claman con sinceridad; Sangre que ingresó en las entrañas de la tierra para sellar la alianza entre este Proyecto Divino y su Creador, decretando así su perfección y su manifestación en el fin de los ciclos.
Esta es la Sangre que da la vida, no solo a los hombres, sino a toda la Creación. Esta es la Sangre que los diviniza porque manifestó en la carne humana la presencia de Dios y tornó viva la semejanza del Creador con Sus criaturas.
Esta es la Sangre que todos los días es entregada en el altar; es la Sangre que convierte los elementos de la Tierra; Tierra que por esta misma Sangre se tornó sagrada.
Reverencia hoy el Cáliz del Señor para que seas conocedor de Sus misterios. En el Santo Cáliz se guarda la Sangre de Cristo y de todos aquellos que un día bebieron de él y alcanzaron grados de Amor Crístico en su interior.
Este es el Cáliz que los une a Dios, el misterio manifestado del Amor Divino. Si tan solo lo contemplaras con amor, tu espíritu, alma y corazón estarían comulgando con Él.
Si bebes la Sangre y comes del Cuerpo de Cristo, todo tu ser comulga con Su Vida, con la Nueva Vida, con el Amor y la perfección de Dios.
Hoy y siempre, hijo, reverencia la dádiva de la entrega de Dios a través de la Eucaristía. En ella se encuentra vivo el Amor que tu Creador sintió al manifestarse, Él mismo, en esta vida, descendiendo a la menor de las dimensiones para abrir el camino hacia la suprema unidad con Su Espíritu.
Bebe de Su Sangre y come de Su Cuerpo, cruzando así las dimensiones que te separan de Dios y retornando a Su Eterno Corazón.
Tu Padre y Amigo,
San José Castísimo
Mientras en el mundo las naciones buscan formas ciegas de establecer el poder humano y planifican guerras y caos para someter a las almas al sufrimiento y a la desesperanza, tú, hijo, debes colocar tu corazón cada vez más adentro del Corazón de Dios.
En oración, reconoce el Poder de Dios que está más allá de cualquier poder humano.
Recuerda que tu vida debe ser el puente hacia una nueva vida sobre la Tierra y que, en esta vida, tu corazón debe ser el principio del Nuevo Hombre.
Que los vicios y las tentaciones de este tiempo no te estimulen a olvidar el principal motivo de tu existencia. Todo en esta Tierra pasará, solo permanecerá el aprendizaje de amor que hayas vivido en tu corazón.
Tu esfuerzo y tu empeño son los que contarán en el libro de la Justicia Divina como mérito para equilibrar la vida en la Tierra y para que aquellos que no lo merecen reciban una oportunidad.
Asume el lugar que te corresponde en este fin de ciclo. Dios te llama para ser precursor de lo nuevo y no para estar alimentando al viejo hombre, a sus vicios y a sus vanidades.
Encuentra el poder de Dios en la renuncia, en el silencio y en la oración. Encuentra tu libertad en lo que te une al Padre para que, sin importar lo que suceda en este mundo, tu espíritu, tu alma, tu mente y tu corazón sean siempre una fortaleza que ayude a otros a no perder la esperanza y a saber que, en el momento más difícil de la vida sobre la Tierra, el Cielo se abrirá y caminando sobre las nubes el Hijo de Dios descenderá, trayendo Consigo a Su Reino para establecerlo en este mundo.
Confía en que, a pesar de ser todo tan desconocido, partes de profecías muy antiguas que aún aguardan por cumplirse, se cumplirán.
Ora y crece en el amor, así tu corazón estará listo.
Tu Padre y Amigo,
San José Castísimo
Ora por las almas que están dormidas y que, en su trayectoria por la Tierra, olvidaron el verdadero propósito de la vida.
Ora por los espíritus que deben aprender a dejarse amar por Dios para que, así, curen sus más profundas heridas.
Ora por los corazones que se deben renovar delante del Padre para que puedan estar abiertos a Sus Leyes, a Su Tiempo y a Su Verdad, cuando estos comiencen a mostrarse en la Tierra.
Ora por todos los seres que hoy viven en el mundo para que despierten a su misión mientras hay tiempo.
Ora por lo que ya despertaron pero que, ante los asedios y las ilusiones del mundo, necesitan protección y amparo espiritual para no perderse.
Ora, hijo, por todas las almas creadas por el Padre Celestial porque para cada una de ellas hay una Voluntad perfecta. En el interior de todos los seres habita el Propósito Divino que debe manifestarse a su tiempo.
Que todos los seres reciban una oportunidad de amar, de conocer el verdadero Amor y de renovarlo en su interior.
Tu Padre y Amigo,
San José Castísimo
Mira al horizonte y camina hacia el nuevo Sol que comienza a nacer. Deja que tu corazón esté fijo en esa luz y en el camino que te conduce a ella.
Ve con pasos firmes, para que así inspires a otros. Ve con el corazón en paz, para que así auxilies a los que perdieron la esperanza.
Deja que los asedios y la oscuridad del camino pasen con los ciclos y el viejo tiempo de esta Tierra, y sigue caminando hacia el nuevo Sol.
Caminar hacia el nuevo Sol es amar a pesar de los errores, de los miedos y de la condición humana.
Caminar hacia el nuevo Sol es perdonar, sabiendo que en el interior de cada ser hay una esencia que está esperando para expresarse.
Caminar hacia el nuevo Sol es servir a los que están lejos y, de la misma forma, aprender a servir a los que están a tu alrededor. Que no haya diferencias entre los corazones necesitados, porque la necesidad de amor es única en todo lugar.
Caminar hacia el nuevo Sol es buscar a Dios en el propio interior y, en oración, sumergirse en Su misterio.
Caminar hacia el nuevo Sol es ver que el viejo tiempo termina y que con él se derriban todas las ilusiones, pero aún así no perder la esperanza de una nueva vida.
Caminar hacia el nuevo Sol es comenzar a ser lo nuevo, practicando aquello que ya conoces de la nueva vida. Si sabes que ella nace del amor y existe para ser la expresión del Amor de Dios, entonces, hijo, comienza ya a formar parte de esa vida. Sé amor para un mundo que tiene sed de renovación y de paz; sé agua en el desierto de los últimos días.
Tu Padre y Amigo,
San José Castísimo
Escoge superarte y proseguir.
Escoge silenciarte y vencer las tentaciones que tu boca te lleva a vivir, destruyendo con tu verbo de ilusión la verdad que tu alma intenta construir.
Escoge orar con el corazón cuando haya aflicción en tu interior para que sea disuelta por la Presencia de Dios.
Escoge confesarte ante Cristo y construir, entre tu corazón y el corazón del Señor, un camino de humildad sólido y firme en donde tus pies puedan pisar.
Escoge obedecer y esforzarte para construir, en unidad, esta Obra de la cual Dios te llamó a formar parte.
Escoge el sacrificio y la renuncia para que tus hermanos puedan caminar delante de ti hacia el Corazón de Dios y ama resguardar sus pasos, así como una madre acompaña los pasos de sus hijos.
Escoge amar a Dios por sobre todas las cosas y encuentra Su Voluntad tanto en las dificultades como en los triunfos, sabiendo que todo en tu vida sucede para forjar en ti lo que te llevará a cumplir la Voluntad Divina.
Escoge siempre decir "sí" al Creador.
Escoge elevarte ante las superficialidades de este mundo.
Escoge la evolución.
Escoge la paz.
Escoge ser un apóstol de los últimos tiempos, un santo de los últimos días, un Nuevo Cristo renovador del Amor de Dios.
En tu definición, hijo, escoge siempre la forma correcta, porque detrás de ti están muchos otros que esperan inspirarse en tus pasos para proseguir.
Tu Padre y Amigo,
San José Castísimo
Ve, hijo, el mundo comienza a ingresar en un nuevo ciclo, en un nuevo tiempo, y el corazón de la Tierra ya no pulsará más con su propio ritmo, sino con el ritmo del Corazón de Dios.
Ve que tu corazón también empieza a pulsar de una forma diferente. Los impulsos que llegan a tu alma ya no son los mismos. La luz se intensifica, sus rayos iluminan o ciegan según lo que hay en el interior de los seres.
Ve, hijo, que las capas que separan el planeta de la realidad universal comienzan a disolverse. Las estaciones ya no serán las mismas, el aire ya no será el mismo y todo, dentro y fuera de los hombres, comienza a transformarse.
Este no es un tiempo para temer, sino para despertar. Un tiempo para profundizar en tu vida interior y reconocer lo que te trajo hasta aquí. Un tiempo para mirar hacia dentro y conocerse a sí mismo para, así, conocer el Infinito. Un tiempo no para pensar, sino para ser.
Ve, hijo, que hoy cada paso tuyo define tu historia y parte de la historia de este mundo. Tienes en tus manos una pluma que escribe en el libro de la historia de la evolución humana a través de tus actos, sentimientos y pensamientos.
Deja que tu mente, siempre tan infantil, pueda comprender la realidad de estos tiempos tal como es. Ya no veas la vida espiritual como si asistieras a una película que en algún momento va a terminar y luego volverás a tu vida de siempre, porque las Leyes ya no te permitirán ver la evolución de esta forma.
Es tiempo de descubrir. Este es un ciclo de revelaciones y, más que eso, un ciclo de definiciones internas y planetarias.
Después de tanto tiempo recorriendo este camino de errores y aciertos, de desvíos y de renovaciones, ha llegado la hora de concretar el Pensamiento Divino. Y eso se dará con aquellos que sepan decir "sí" hasta el final, pasando todos los días por encima de su condición retrógrada, sublimando con la luz del espíritu aquello que se resiste a cambiar y que quiere permanecer en los ciclos que ya pasaron.
Medita en lo que te digo.
Tu Padre y Amigo,
San José Castísimo
Entra en diálogo con Dios todos los días, colocándote delante del Padre en confesión y pidiendo permanecer en Su Gracia.
Hijo, los seres humanos están en el camino de expresar lo que verdaderamente son, en una purificación intensa de siglos de existencia, casi siempre impregnados por la ilusión y por el engaño.
No permitas que tu ser permanezca inmerso en las superficialidades y en las miserias, cuando tienes la posibilidad de transmutar y sublimar estas energías, si tan solo te dispones a ser humilde delante de Dios.
Conversa con tu Creador. Busca el pensamiento perfecto que Él emanó al idealizar a tu ser. Siente el sublime Amor del Padre y el propósito perfecto que Él aún espera que puedas expresar.
Anímate a encontrar en tu interior la Voluntad Divina. Que la presencia de Dios, Su Universo, Su Infinito, ya no te sean meros conocimientos y teorías.
Deja que tu ser experimente aquello que no se explica y que no está en ningún libro sagrado, porque los que lo vivieron, solo supieron callar.
Es momento de profundizar y no de retroceder. Es momento de decidir dar los pasos en el camino correcto y no de seguir por los caminos conocidos, que te dan la falsa sensación de estar seguro.
En este tiempo, todo debe ser nuevo. Lo desconocido te aguarda para revelarte sus misterios. Y aquello que siempre estuvo silencioso en tu corazón podrá al fin expresar su verdad.
Tu Padre y Amigo,
San José Castísimo
Para reparar los males del mundo deben servir, orar y transformar el propio mundo interior, aproximándolo cada vez más al Corazón de Dios.
Para transformar el propio corazón, liberándolo de los males y de los asedios que lo rodean, deben servir, orar y crear la unidad con sus hermanos. Porque en estos tiempos, hijos, no será nada individual lo que los fortalecerá y los mantendrá en pie, será el amor entre hermanos, la fraternidad y la unidad lo que les dará la fuerza para seguir adelante.
Es por ese motivo que hoy vengo a derramar Mis gracias sobre este mundo y así ayudarlos a despertar en sus corazones los dones del amor, de la fraternidad y de la unidad; los que comenzarán a nacer en ustedes y, poco a poco, se expandirán por todo el planeta.
Vengo a ofrecer a todas las Comunidades-Luz, a los Núcleos-Luz y a los grupos de servicio la posibilidad de que quincenalmente, los días jueves, realicen Conmigo el "Trabajo Comunitario de San José", día que será dedicado a la reparación del amor, de la fraternidad y de la unidad en la consciencia humana y en el cual todas sus acciones tendrán esa finalidad consciente.
Por eso, en las Comunidades y Núcleos-Luz que se adhieran a Mi pedido, ustedes se reunirán por la mañana a orar y a ofrecer el día sinceramente a Dios. Después, compartirán el primer alimento del día y luego comenzarán juntos a realizar algún servicio; ya sea en el mantenimiento de los espacios físicos o con los Reinos de la Naturaleza, cubriendo las necesidades que se presenten y ofreciendo a Dios cada momento de servicio al prójimo por la reparación del amor, de la fraternidad y de la unidad en la consciencia humana.
Que este sea un día de reconciliación y de gracias, en el cual, por un instante, saldrán de ustedes mismos para unirse a sus hermanos y servir espiritualmente a este planeta.
Al mediodía orarán Conmigo. Yo los escucharé y llevaré sus oraciones a los Pies de Dios para interceder por las situaciones más necesarias de este mundo, sobre todo, aquellas que surgen por la falta de amor, de fraternidad y de unidad entre los seres.
Los grupos de servicio que quieran unirse a esta propuesta y que no puedan aproximarse a una Comunidad o Núcleo-Luz, se podrán reunir en sus ciudades para servir en algún lugar necesitado y juntos ofrecerán ese servicio a Mi Casto Corazón. Que ese momento sirva para fortalecer la unidad entre los miembros del grupo y para disolver cualquier desavenencia y falta de amor que esté perjudicando esa unidad entre los corazones. Al mediodía también orarán a Mi Casto Corazón, ofreciendo su servicio y agradeciendo a Dios por las bendiciones que Él derrama sobre el mundo.
En las Comunidades-Luz y en los Núcleos-Luz, ese será un día completo para estar unidos y para ofrecer a Dios la vida que escogieron llevar adelante, en la que son sustentados por la unidad grupal.
De esta forma, hijos, Mi gracia estará sobre ustedes y, más que eso, sobre el mundo entero.
Aquellos que ofrezcan el Rosario por la Salvación de los Reinos de la Naturaleza antes del Devocionario al Casto Corazón de San José, estarán extendiendo esa oferta de amor a toda la vida. De esta forma, la unidad será construida no solo entre los seres humanos, sino también entre todos los seres de todos los Reinos.
Tienen Mi bendición para eso.
Desde ya les agradezco y los bendigo por escoger servir a este mundo.
Su Padre y Amigo,
San José Castísimo
Las Palabras de Dios son como impulsos que nacen de Su Corazón y se manifiestan en el verbo de Sus Mensajeros. Este impulso se transforma en verbo porque el lenguaje es sagrado, crea y manifiesta la vida y las formas. Pero el Verbo de Dios, manifestado a través de Sus Mensajeros, debe escucharse con el corazón y comprenderse con la consciencia.
De nada sirve que quieras alcanzar con la mente lo que viene de Dios porque jamás llegarás a la esencia de Su Verdad y permanecerás en las superficialidades de la vida.
Coloca en tu corazón las palabras de los Mensajeros Divinos, siempre como un diálogo de Dios contigo. Recibe lo que viene de los Cielos como si el Cielo se abriera delante de tus ojos y fueras tú mismo quien recibe y escucha Sus Palabras Divinas.
Hijo, Dios le habla a tu corazón no solo para que crezcas, sino para que despiertes una y otra vez y comprendas dónde estás y cuál es el propósito de la vida sobre la Tierra.
La humanidad está dormida para la realidad planetaria y aún más para la realidad universal, y tu consciencia también está incluida en ese adormecimiento, todos los seres lo están en diferentes grados y proporciones.
Una y otra vez volveré a decirte: profundiza en tu vida espiritual, en tu contacto individual con Dios. En el silencio de tu corazón entra en diálogo con el Padre y solo así podrás despertar del sueño en el que vives como parte de la humanidad.
Fuiste llamado a hacer un poco más por el Plan de Dios.
Fuiste llamado a entregar todo por amor y renovar el amor en el Corazón del Padre.
Tienes Mi bendición para ello.
Tu Padre y Amigo,
San José Castísimo
Aprende hoy a calmar tu mente y tu corazón a través de la oración, del canto y del silencio que, unidos al ejercicio de respirar con consciencia, te conducen al estado de paz en el cual debes estar.
Aprende a estar manso delante de los tiempos que se presentan, para que, así, tu mente se una al corazón y juntos puedan atraer la sabiduría y el discernimiento divino.
Que, en calma y en paz, puedas estar delante de todas las pruebas, dentro y fuera de ti, y aun al escuchar con tus oídos internos las trompetas de la Justicia Divina, que tu corazón sepa percibir que una Gracia se aproxima y que el Nuevo Tiempo está más cerca de ser una realidad.
Coloca tu corazón siempre en la Gracia y en el Propósito de Dios para que siempre encuentres en todo la fe y la esperanza. No son tiempos fáciles los que se aproximan a la Tierra, pero no por eso en tu corazón debe haber desesperanza.
Colma tu mundo interior con la fe, consolida en tu corazón la fortaleza de saber que eres parte de una Voluntad Mayor. Y no temas. Deja que tu espíritu aprenda a buscar la paz y a enviar esta paz a tus cuerpos más humanos.
Para eso, hijo, necesitas crear un vínculo con tu ser superior, y eso se da con la intención y con la oración sincera, que te permite entrar en un estado de elevación.
Prepara, ahora, tu consciencia para lo que vendrá y esto no es solo externamente. Prepara tu mundo interior, tu corazón y tu mente, porque este momento es desconocido y despertará en ti reacciones, también desconocidas, que podrán desestabilizarte si no aprendes ahora a estar en paz.
Ora y fortalece tu corazón.
Ora y únete a tu espíritu.
Ora y encuentra el camino hacia el Corazón de Dios; así, estarás preparado para soportar todas las cosas.
Tu Padre y Amigo,
San José Castísimo
El tiempo de este mundo pasa, y en el Universo, el Tiempo de Dios se aproxima.
Los ciclos se van transformando, las leyes viven un intercambio entre sí para que los impulsos recibidos por la vida sean otros.
Dentro de los seres, sus espíritus gritan, y aquellos que realizaron fuertes compromisos con Dios, ya no podrán permanecer en su ignorancia y en un común vivir en sus días.
Los rayos que espiritualmente descienden de los Cielos mueven en las almas la necesidad de despertar, mueven en los que están despiertos la necesidad de madurar, y mueven en los que están maduros la necesidad de profundizar. Nada quedará como está.
El Tiempo de Dios traerá inquietudes hacia todos los seres porque sus células cambiarán de vibración, sus esencias se aproximarán a su origen, sus espíritus verán en el horizonte la posibilidad de retornar a Dios. Todo los impulsará a la vida evolutiva.
Escuchen la voz de sus corazones. Sepan responder a sus almas y, delante de un llamado divino, siempre digan sí.
Su Padre y Amigo,
San José Castísimo
Sean celadores de la paz en el mundo y oren por los que proclaman la paz.
Oren por los que luchan por un planeta de fraternidad y de esperanza porque, sin saberlo, están abriendo el camino hacia una Nueva Vida y un Nuevo Tiempo.
Oren por los que sinceramente aman la vida, a los Reinos de la Naturaleza y a los seres humanos y que, día y noche, buscan la forma de expandir el respeto y el amor por el mundo.
Oren por los que no oran y silénciense por aquellos que no respetan al prójimo y que, con su verbo, crean desunión y desamor.
Ofrezcan una reparación espiritual por este mundo. Crean que, a través de sus oraciones, nuevas leyes serán atraídas desde el Universo para transformar la vida material que está en desajuste y en desequilibrio.
Oren por la protección de sus hermanos que, en todos los rincones del mundo, llevan adelante tareas planetarias con la fe de que el Amor se establecerá en la Tierra.
Confíen en que todo esfuerzo es válido y que hasta el más pequeño de ellos puede transformar el destino de esta humanidad y de este planeta.
Que sus oraciones sean cada vez más sinceras y abracen a este mundo.
Hijos, oren por la paz y sean la paz en este planeta.
Su Padre y Amigo,
San José Castísimo
Contempla la vida a tu alrededor y agradece. Agradece porque tienes en todo una oportunidad de amar y, así, de cumplir con el Propósito de Dios para ti.
En la Tierra, hijo, el Propósito para los seres humanos es único: renovar el Amor de Dios y permitir que el Creador recree y renueve Su Creación a través de este Amor. No viniste a la Tierra solo para vivir las cosas del mundo; tu misión no es hacer esta o aquella cosa, tener este o aquel servicio, profundizar por este o aquel camino. Tu misión es amar, y todo llega a tu vida para darte esa posibilidad de vivir el amor.
Es el mismo amor que te mostrará el camino de retorno al Corazón de Dios. Es el mismo amor que te revelará todas las ciencias y sabidurías. Es el mismo amor que te conducirá a ser un digno hijo de Dios.
El amor es tu misión en este mundo, y en todo, tu puedes encontrar una posibilidad de amar. Por eso, cada nuevo día agradece a Dios por estar donde estás y por cumplir con Su Plan como te corresponde. Y solo ama, ama todos los desafíos, ama todas las imperfecciones, ama todas las dificultades, ama lo que no comprendes porque al ser amado eso te será revelado.
El secreto de esta vida es el esfuerzo constante por vivir el amor entre los seres, con los Reinos de la Naturaleza y, por encima de todo, con el Corazón de Dios.
Por eso, ve, hijo, y a través de la gratitud abre las puertas de tu pecho para que aprendas a amar cada día más.
Tu Padre y Amigo,
San José Castísimo
Ve y recorre el camino que Dios le marcó a tú corazón. Fortalece tu espíritu a través de la oración. Transmuta y transforma tu ser a través del servicio y del sacrificio. Vence a las comodidades que aprisionan a los hombres y busca el sentido de tu existencia en el Infinito.
No rindas tu corazón, tu cuerpo y tu espíritu a las superficialidades humanas. No permitas que tu pensamiento vague por los abismos como si nunca fueras a caer en sus profundidades. Deja que tu mente se eleve.
Ama vivir la transformación. Deja que tu corazón se consagre y se reconsagre todos los días.
Encuentra tu fortaleza en lo alto del Calvario como en lo profundo del Infinito. Allí se encuentra el Corazón de Dios.
Despierta, hijo, todos los días de una forma diferente, dispuesto a darle a tu condición humana una oportunidad de adentrar más en la Verdad y no de sumergirse en la ilusión.
Libérate de los miedos, en oración. Libérate de los vicios, rindiendo tu corazón a Dios. Libérate de los abismos, dejando que tu espíritu te conduzca por el camino evolutivo que Dios te llama a vivir.
Que el mundo grite el "sonido de la perdición" y que tu alma escuche solo las melodías celestiales.
Que no te estremezcan las tentaciones, pero si el temor de estar distante de Dios.
Ora y medita sobre lo que te digo para que tu corazón siempre vuelva a encontrar la paz.
Tu Padre y Amigo,
San José Castísimo
Que la oración sea tu primer pensamiento, antes de comenzar cada nuevo día. Piensa en Dios, en Su Plan, en Su Voluntad y, en un diálogo simple con el Creador, agradece al Padre por cada nueva oportunidad de aprender sobre el amor.
Entonces, hijo, ora por este mundo y por sus Reinos; ora por las almas y por toda la vida que en ellos habita.
Ora por la consciencia del planeta y por aquellos que silenciosamente sustentan este mundo, en niveles aún invisibles para tus ojos.
Ora por el propósito de cada ser, por el propósito de este planeta y de todo el Universo, aunque él te sea desconocido.
Ora por el Plan de Dios, no solo para tu vida, sino para toda la vida, mucho más allá de la Tierra.
Comprende que, así como este mundo, todos los otros fueron creados con un Propósito Divino y ora para que todos encuentren esta Voluntad Mayor.
Ora por el retorno de Cristo a la Tierra, para que todos los seres estén preparados para mirar a los Ojos del Señor y reconocerlo y que así se arrepientan de sus faltas y alcancen la redención.
Ora por aquellos que deben acompañar a Cristo en Su segunda venida a este mundo, para que todos estén despiertos y que sus compromisos con el Señor estén vivos.
Ora por la nueva vida y ora por el nuevo hombre, para que todos los seres sean capaces de dejarse vencer y rendirse delante de Dios, para que una nueva vida emerja de sí mismos.
Lo más importante de tu vida, hijo, es la oración.
Ora sinceramente y ora verdaderamente. Profundiza en tu vida espiritual. Así, no te debilitarán las dificultades ni te asombrarán las verdades, y dentro de ti todo te será revelado y tu mundo interior estará pronto para todos los ciclos, dispuesto a todo lo que llegará.
Tienes Mi bendición para eso.
Tu Padre y Amigo,
San José Castísimo
Cuando el Cielo se abra delante de tus ojos, solo agradece y reverencia al Padre, que vino a llamarte por el nombre para responder a Su llamado.
La Voluntad de Dios es única e inmutable, pero a lo largo de la evolución de la humanidad va encontrando diferentes formas de expresarse y manifestarse.
La Voluntad de Dios es como el agua que fluye de una fuente pura, en la cima de una montaña, y la evolución es esa gran montaña, a través de la cual el agua de la Voluntad Divina fluye para llegar a los seres. A pesar de encontrar diferentes caminos y de fluir con diferentes intensidades, el agua es la misma y la fuente es eternamente pura.
Tú, hijo, debes recibir con alegría esa agua que llega a tu vida para que, bebiéndola, puedas estar fuerte para seguir el camino que lleva a la Fuente y caminar de regreso al seno de donde brota esa Voluntad Superior.
La Voluntad de Dios se amolda a los obstáculos de la vida y a las posibilidades de los seres humanos. Mientras menos piedras en el camino, más fluye y con mayor intensidad llega a los que tienen sed. A ti solo te cabe seguir esa Voluntad Divina, sin colocar más piedras en el río de la vida. Pero cuando las piedras pertenecen a la consciencia humana como un todo, a tu corazón le basta seguir bebiendo de ese agua e ir llevándola, gota a gota, a los que tienen sed. El río siempre fluirá y, en la próxima curva, encontrará un camino más amplio por donde expandir sus aguas.
Este es un tiempo de muchos obstáculos para el río de la Voluntad Divina, pero bastará persistir y estar siempre dispuesto a vivirla para generar méritos para que, en un momento de mayor fluidez de esa Voluntad, surja en toda la humanidad.
Medita en lo que te digo y, con esa imagen en tu corazón, sube esa montaña de retorno a la Fuente y no te canses de caminar.
Tu Padre y Amigo,
San José Castísimo
Ingresen en el tiempo del no tiempo, el llamado Tiempo Real, este que es la aproximación del Reino de Dios y de Su Eternidad.
Preparen sus corazones, orando como si fuera la última vez, sirviendo como si fuera la última vez, concediendo y pidiendo perdón como si fuera la última vez, viviendo la fraternidad y el amor como si fuera la última vez.
En el Tiempo de Dios, el presente es la única experiencia para ser vivida. En el presente se cura el pasado y se construye el futuro. Vivan dentro de este Tiempo, en el que ya no se espera otro momento para actuar mejor, orar mejor, servir mejor, vivir mejor.
Deben curar en la consciencia humana el vicio de perder los ciclos y de dejar para después las oportunidades que las coyunturas universales envían.
Ahora es el momento de hacer bien todas las cosas, con entereza de espíritu y de corazón, construyendo la nueva vida con actos presentes y aprendiendo a ingresar en el Tiempo Real, en la eternidad, a través de la vivencia del ahora.
Les digo esto porque este tiempo se aproxima y en él los ciclos y los impulsos pasarán rápidamente por sus vidas. Para recibirlos y vivirlos con plenitud, es necesario estar siempre viviendo con entereza de corazón y, para que comprendan de alguna forma, viviendo cada instante como si fuera el último.
Así, hijos, estarán despiertos para los ciclos que lleguen y para los impulsos que el Universo les envíe. De esa forma serán dignos de reconstruir la Tierra y de expresar una nueva vida en el Tiempo de Dios, el Tiempo Real.
Su Padre y Amigo,
San José Castísimo
Donde haya un corazón que ora, ahí estará Dios, escuchando sus súplicas y con ellas equilibrando el mal que circunda el mundo.
Donde haya un corazón que sirve, ahí estará Dios, trabajando a través de sus manos y construyendo fortalezas en el interior de los que perdieron la esperanza.
Donde haya un corazón que ama, ahí estará Dios, amando dentro de Sus hijos y renovando el amor, para que él se expanda y haga renacer todas las cosas.
Donde haya un corazón que persiste en el Propósito Divino, a pesar de las adversidades y de las dificultades para manifestarlo, ahí estará Dios, construyendo lentamente Su Plan, preparando silenciosamente una nueva vida, una nueva humanidad.
Donde haya un corazón que ama y sirve a los Reinos de la Naturaleza, ahí estará Dios, haciendo que Sus criaturas aprendan, unas con las otras, y así vivan en comunión.
Donde haya un corazón que crea en el nuevo tiempo, ahí estará Dios, preparando el retorno de Su Hijo, para que Él venga a transformar y a curar todas las cosas, instituyendo una nueva vida sobre la Tierra.
Sean esos corazones que oran, que sirven, que aman, que persisten, que creen, que tienen fe. Así, hijos, ahí estará Dios, a su lado y dentro de sus corazones, haciendo de sus vidas instrumentos triunfadores de Su Corazón.
Su Padre y Amigo,
San José Castísimo
Oro para que las almas alcancen la paz.
Oro para que las consciencias despierten a la realidad planetaria, a la verdad universal, y así transformen sus vidas según el Propósito Divino.
Oro para que los corazones aspiren a la unidad con el prójimo, con los Reinos de la Naturaleza, con la vida, con Dios.
Oro para que los buscadores reconozcan la verdad en todas las enseñanzas transmitidas por Dios a través de Sus Mensajeros, para que aquellos que buscan, sepan ver más allá de las palabras y encuentren en las entrelíneas la ciencia divina de la Creación.
Oro para que la vida sagrada ya no sea ocultada por las superficialidades humanas y, de la misma forma, para que la esencia de los seres no esté oculta por las creencias ilusorias que ellos tienen sobre sí mismos.
Oro por una nueva vida y una nueva raza, para que después que el aprendizaje humano se consolide, los seres tengan valor y esperanza para hacer emerger la nueva vida y dejar florecer en sí mismos el nuevo ser que, delante de Cristo, comenzará a despuntar.
Oro para que la humanidad no pierda el sentido de su existencia y la vida espiritual deje de ser una costumbre y una práctica, para ser una realidad y una experiencia de vida.
Oro, en fin, para que las Gracias de Dios no permanezcan en el Cielo, sino que sean vertidas sobre la Tierra.
Hoy Yo los llamo a que oren Conmigo y así intercedan por este mundo mientras hay tiempo. Oren Conmigo por la Paz.
Su Padre y Amigo,
San José Castísimo
El amor al Plan de Dios es el arte de saber profundizar en la vida espiritual, para ir dejando de lado los planes humanos e ir comprendiendo y amando el Plan del Creador.
El amor al Plan de Dios camina junto con el amor al universo y a este planeta, con el amor a todas las criaturas, a toda la vida; porque cuando una consciencia despierta ese grado de amor por la vida, comienza a amar aquel Pensamiento perfecto que Dios tuvo para la evolución y el bien de todas Sus criaturas.
Después de amar a Dios, los seres comienzan a amar la vida y a todo lo que es parte de ese Dios único, presente en todas las cosas.
Profundizando en la ciencia del espíritu, los seres descubren que hay un Pensamiento perfecto emanado de Dios al crear a Sus hijos, que es la guía para el retorno al Corazón del Padre. A través de ese Pensamiento, el Creador diseñó un Plan, un Plan de amor, de renovación, de Gracia, de perdón, un Plan de retorno a la Unidad con Él.
Comprendiendo eso, pueden conocer y comprender aún más el Amor de Dios que, sabiendo que estaba lanzando a Sus criaturas en la vastedad de la Creación, desde el principio, colocó a todas en Su Plan, y aquellas que lo sigan, no solo retornarán a Su Corazón, sino también traerán consigo la renovación del amor para aportarla a la Consciencia Divina.
Amar el Plan de Dios es amar la historia de la Creación, de la vida, es salir de la pequeñez humana, de los planes humanos y planetarios y abarcar con el corazón y la consciencia una realidad superior, que hasta hoy permanece en silencio, aguardando el despertar de los seres.
Dejen que sus consciencias abandonen lo que es pequeño, lo que es mezquino, y abracen al Infinito, al Todo, al Amor Divino. Amen el Plan de Dios.
Su Padre y Amigo,
San José Castísimo
El Misterio de la Fe
El misterio de la fe es este que se guarda, como potencial, en lo profundo de cada corazón y que, en estos tiempos, Dios los llama a vivir.
La fe nace y se expresa en los corazones que, día a día, buscan amar y conocer más a Dios, que profundizan en la grandeza de Su Amor y en la infinitud de Su Misericordia.
Esos corazones que descubren el Amor de Dios en sí mismos a través de la persistencia en la oración, a través del estudio y de la profundización de Sus Palabras, comienzan a despertar la fe en su interior. A pesar de ser invisible, el Amor de Dios les es palpable, y Su Misericordia se expresa en sus vidas a cada instante.
Sentir el Amor de Dios y vivir Su Misericordia va despertando en los seres una confianza absoluta que, cuando madura, se transforma en fe.
La fe es la certeza del Amor de Dios y de Su Presencia. Es el don inexplicable de conocer al Creador y saberse parte viva de Su Corazón. Es el don inexplicable de amar y confiar en Su Plan, aunque él les sea un misterio.
Para vivir el misterio de la fe, primero deben buscar el amor a Dios y profundizar en ese amor. Cuando estudian y profundizan en las Palabras de los Mensajeros Divinos, van conociendo cada vez más el Amor del Creador, y es este mismo Amor el que los transforma y va retirando de sus corazones las capas de la incredulidad, de la duda, del miedo, de la inseguridad, de la incerteza, y les muestra, en lo más profundo e interno de sus seres, como surge la fe.
El amor, el conocimiento de Dios y la fe caminan juntos, pues uno despierta y vivifica al otro. Cuanto más aman a Dios, más lo conocen, y mayor es el despertar de la fe. Cuanto más conocen a Dios, mayor es el amor, porque es inevitable el despertar de ese amor y, como consecuencia de él, de la fe.
Cuando la fe despierta, ella deber ser mantenida y debe crecer a través de la oración que los une a Dios, porque entonces llegará el tiempo en el que no importará lo que suceda a su alrededor; la fe siempre estará presente en sus corazones y los sustentará. No importarán las pruebas y los desafíos que vivirán; la fe siempre les dará fuerzas para que hagan de todo eso un triunfo del Corazón de Dios.
Por eso, hijos, en este tiempo de grandes pruebas y desafíos que se aproxima, busquen a Dios, amen y conozcan al Creador, y dejen así que su fe se consolide y cree raíces en la consciencia que nada sea capaz de arrancar.
Su empeño y profundización de hoy construyen las consecuencias del día de mañana. Es ahora que el triunfo de Dios se comienza a diseñar en sus vidas.
Su Padre y Amigo,
San José Castísimo
Asociación María
Fundada en diciembre de 2012, a pedido de la Virgen María, Asociación María, Madre de la Divina Concepción es una asociación religiosa, sin vínculos con ninguna religión institucionalizada, de carácter filosófico-espiritual, ecuménico, humanitario, benéfico, cultural, que ampara a todas las actividades indicadas a través de la instrucción transmitida por Cristo Jesús, la Virgen María y San José. Leer más