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Vengo a esta parte de Argentina para volver a instituir los Principios de Dios que las almas de este lugar de la nación deben vivir.
Vengo para desterrar ciertos poderes capitales que han hecho de muchas consciencias objetos del mal.
Por eso, como Corredentora vengo a esta parte de Argentina y retorno a Mi amado Centro Mariano del Espíritu Santo para estar cerca de Mis hijos y para entregarles lo que ellos necesitan para poder seguir dando los pasos de fe hacia Cristo.
Deseo por todos los medios, espirituales y divinos, que Mis hijos de esta región de Argentina salgan del misticismo espiritual, abran sus ojos y sientan en sus corazones la verdadera y única Hermandad, la que proviene del Universo y permea con Su Luz a esta parte de Argentina.
Vengo para reunir a los perdidos, a los buscadores de algo mayor, a los que se olvidaron de Dios dentro de su interior.
Con todos ellos haré un nuevo rebaño para que, reconociendo en sus caminos las huellas de Cristo, se reconsagren al Plan del Creador.
Esta misión que Dios Me ha encomendado recién comienza.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Recibe en esta hora toda la Fuerza y el Amor de Dios, para poder superar las pruebas, las definiciones y los imprevistos.
Recibe en esta hora toda la Confianza y la Gracia de Dios, para poder llevar adelante Su Plan, en un mundo de caos y de abismos.
Recibe en esta hora toda la Fe y la Sabiduría de Dios, para poder concretar, paso a paso, los Divinos Designios y hacer de cada momento una oportunidad de redención.
Recibe en esta hora toda la Inteligencia y la Ciencia de Dios, para poder manifestar, en cada etapa, la Voluntad del Creador y así permitir que cientos de almas sean beneficiadas por esa acción de servicio y de caridad.
Recibe en esta hora toda la Vida y la Regeneración de Dios, para poder expresar la cura espiritual e interna que esta raza tanto necesita.
Recibe en esta hora toda la Misericordia y la Paz de Dios, para poder reunir a los autoconvocados de diferentes escuelas, experiencias y caminos y así manifestar el nuevo rebaño del Señor en estos tiempos de definición.
Recibe en esta hora la Unidad y la Fraternidad de Dios, para que se pueda llevar adelante el Plan de Redención para este mundo y para toda la humanidad, a fin de que se viva el Amor superior y la unión interna y definitiva con la Consciencia del Padre.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice y los protege siempre,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
La Nueva Profecía
Sus bases son de piedra revestida, pero en esencia, no existe nada que la sostenga.
Sus columnas elevadas, elevan el poder aparentemente conquistado, olvidando claramente que el Poder lo tiene Dios.
Su corazón está revestido de oro y luce toda la belleza que no es del Cielo.
Muestra su supuesta justicia, pero dentro de su templo se ocultan las verdades a la gran inmensidad de su pueblo.
El Nombre Sagrado de Dios es usado para poder realizar sus obras.
Pero, ¿quién despertará antes de tiempo para poder ver la realidad y no la apariencia?
Los Ojos de Fuego observan sus acciones y la mayoría cae como en una trampa de sorpresas.
La fe se pone en juego y es necesario encontrar la verdad.
Ella emana un agua tan semejante a la de una fuente y la sed de luz y amor es tan grande en las almas, que todas corren, medio ciegas, a la búsqueda de una solución.
Por eso, pocos saben que no todo está en lo cierto, en lo justo y en lo sano.
El templo estará siendo removido y sus fieles lo sentirán, pero la mayoría quedará hipnotizada por lo que es externo.
Será difícil derrotar ese poder; él creció mucho después de la confianza concedida por Cristo.
Pero a partir de las acciones, los caminos se desviaron completamente.
¿Quién corregirá los errores de siglos enteros?
Por eso, el Padre observa con Misericordia y confía solamente en los que viven Su Verdad y no la desvirtúan.
Muchos son los pastores que son responsables por rebaños enteros, pero muy pocos hacen lo que el Señor les enseñó.
Toman con su mano el báculo del pastoreo, pero no saben conducir a los rebaños por el camino de la fe.
El templo es tan semejante a una moneda; él tiene dos caras, una de fuego y otra de oro.
En él se escribe una historia de otrora, que finalmente, deberá ser purificada.
Sus pasos son tan confusos como el alma que no sabe caminar ni encontrar la dirección.
Nadie ha conseguido oponerse a ella, es la madre de la aparente “paz”. Pero sus obras no son luminosas ni verdaderas.
Muchos llorarán por haber comprado su fe.
Por eso, el Cetro Divino de la Luz golpeará tan fuerte, que sus estructuras se moverán, así como se mueve la tierra en un terremoto.
A pesar de su fase más aguda, el Señor coloca Su Divina Mano sobre aquél que es justo y simple, pero que todo debe callar para que su pueblo no tiemble.
El Padre le dará la fuerza para continuar adelante; su nombre es pobre y eso lo protegerá. De él nacerá la fuerza del mismo Cristo para poder purificar el templo y a todos sus allegados.
El sufrimiento mayor será saber la Verdad; aquello que fue dicho: no quedará piedra sobre piedra.
Aún en los tiempos en donde Cristo está retornando, todas las bases infieles se moverán, dentro y fuera de la consciencia.
En el próximo amanecer, el Sol, la Aurora, y la Luz del Amor, se mostrarán a los corazones cristalinos y se mostrarán a los corazones opacos, pervertidos y dominados por la ambición espiritual.
Para que el amor y el bien se cumplan, la Madre del Cielo viene para interceder, pero ahora, bajo el mando de la Justicia Divina, la que corregirá los hechos de otrora.
Será el momento de que cada alma y cada vida sabrán en donde han colocado su fe y en las manos de quién las han depositado.
Dichosos serán los que conseguirán, por encima de todo, colocar su corazón en el Cielo y tristes serán los que se quedarán en la superficie de los acontecimientos.
El Señor envía a Su Sierva para salvar la fe de miles de almas, porque aún el adversario sigue trabajando.
Sabios serán los que oren, porque ellos tendrán discernimiento.
Iluminados y claros estarán los que busquen siempre la humildad.
Santos serán los que tengan divina compasión por sus hermanos.
Nada será perfecto hasta que retorne Cristo, quien finalmente gobernará con soberanía y el poder será quitado de las manos de los hombres.
Los simples vivirán la esperanza y conseguirán, a pesar de los hechos, permanecer en la luz interior.
Así, todos tomarán consciencia del verdadero pedido de Cristo. Su Casa se encuentra pobre y no revestida, dentro del corazón de los humildes.
Y todos verán venir la Casa de la Luz desde el Universo y sabrán que sus moradas habitan en los mundos sutiles.
Por último, las viejas llaves serán quitadas y los ángeles mostrarán a los hombres quién tiene las Llaves de los Cielos.
Mientras tanto, oremos, hasta que el cielo de la noche anuncie la señal de ese momento venidero.
Su Madre Celestial secará las lágrimas de los que golpearán su pecho por haber confiado en los hombres.
Pero Cristo, traerá el gozo de poder vivirlo y sentirlo vivamente, por encima de toda apariencia.
Llegó la hora de que los verdaderos apóstoles del silencio testimonien el Reino de Dios para los que no lo consiguen ver.
Les agradezco por responder a Mi llamado.
Ora junto a ustedes,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Contemplen, queridos hijos, Mi Materno Corazón flagelado por todos los errores del mundo y por todos los pecados de indiferencia y omisión.
Contemplen, queridos hijos, Mi Materno Corazón flagelado y vean cuánto peso carga para ayudar a transmutar a la humanidad.
Contemplen Mi Materno Corazón flagelado y alívienlo de todas las ofensas que cometen las almas del mundo para con Dios.
Contemplen Mi Materno Corazón flagelado al ver a los sacerdotes de Mi Hijo en una profunda indiferencia y soberbia.
¿Quiénes guiarán a los rebaños de Mi Hijo?
Contemplen Mi Materno Corazón flagelado por todos los malos pensamientos emanados por aquellos que cerraron su corazón al Amor de Dios.
Contemplen Mi Materno Corazón flagelado lleno de espinas de ingratitud y de maldad generadas por las almas que se comprometen día a día con Mi adversario.
Contemplen, Mis hijos, Mi Materno Corazón flagelado por las acciones de poder sobre la vida, realizadas injustamente por la humanidad y por los más conscientes.
Contemplen Mi Materno Corazón flagelado, cargando con el peso del error de todos los que en su ilusión espiritual creen estar haciendo lo correcto y se olvidan de lo imprescindible, de Cristo.
Contemplen con amor Mi Materno Corazón flagelado y repárenlo en esta hora en donde será necesaria mucha misericordia para no despertar la Ira de Dios sobre las consciencias. En esa hora, queridos hijos, entremos en oración para que todo sea aliviado.
Contemplen Mi Materno Corazón flagelado y compartan Mi dolor, para que Mi llanto se detenga y Mis lágrimas puedan ser el más puro ofrecimiento de reparación por todas las malas acciones cometidas.
Contemplen Mi Materno Corazón flagelado y no se olviden de estar en Mí.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los ama,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Responder a la convocatoria de Cristo significa unirse a Su Corazón y concretar Su Plan de Redención en la superficie de la Tierra.
Esa convocatoria, que Cristo realiza, abraza muchos propósitos, en los cuales la mayoría de las almas son invitadas a participar.
En este tiempo, en el que todo se define, los rebaños de Mi Hijo son llamados a pastar en nuevos campos, en donde sus consciencias y misiones se pueden realizar y expandir, así como lo pensó el Santo Creador.
Es así, queridos hijos, que aquellos que responden a la convocatoria de Cristo consiguen descubrir el propósito interior que vinieron a cumplir, por esta humanidad y por este planeta.
La convocatoria que hace Cristo, en este tiempo, abre las puertas a la Gracia y a la Misericordia; y las consciencias que lo siguen logran revertir todos sus errores y vivir una expiación extraordinaria que disuelve todos los vínculos anteriores con el mal.
Hoy, El Señor de la Misericordia golpea a la puerta de cada alma para llamar a Sus nuevos apóstoles, para que lo acompañen en esta misión preparatoria de Su esperado Retorno.
Es así, hijos Míos, que Cristo llega a la vida de cada discípulo con determinación para que la consciencia interior se active, vislumbre su misión principal y haga de ella la antorcha que iluminará sus caminos hasta el Reino de Dios.
Como su Madre, acompaño este momento, en el que los que despiertan a esta verdad descubren esencialmente que siempre estuvieron aquí para dar un gran paso, el paso hacia el Señor.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los ama,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
El divino diálogo entre María Santísima y Jesucristo, Su Hijo Amado
María Santísima: Hijo, sabes que las almas en su naufragio necesitan de Tu ayuda. Te pido, Adorable Hijo de Dios, que Te aproximes a los más débiles, que por sus errores y faltas pierden la Gracia de conocerte.
Mira, Querido Hijo, cuántos siguen Tus caminos y se esfuerzan por vivirlos.
Jesucristo: Clementísima Madre, escucho con atención y gracia Tu dulce y amorosa voz, así como la escuchaba cuando aún era muy pequeño y estaba en Tus brazos.
¿Cuándo será el momento en que los hombres se abrirán para conocer el poder de Tu Amor?
Mi Corazón se avergüenza cuando las almas no son dignas de proclamarte y reconocerte como la Madre del Mesías y la Corredentora, porque en este misterio, Tú siempre fuiste la silenciosa mujer de Nazaret que soportó todos los martirios junto a Su Hijo, en profundo silencio.
María Santísima: Sí, Hijo Amado, en Tus palabras se trasluce la verdad y la importancia del mensaje. Mi Paz todo lo alcanza, y no Te aflijas, Santo Rey, porque aún existen corazones verdaderos y santos que Me viven y Me glorifican; en ellos están las bases de la obra que el Padre Me ha confiado, en ellos edifico la verdadera iglesia celestial, libre de bienes y de poderes humanos.
Jesucristo: Es esa iglesia interior que Yo espero proclamar en honor a Mi Padre y por cada criatura de la Tierra que día a día pierde su filiación con Dios.
Santísima Reina de los Cielos, es por esa divina causa que Te he confiado, en Tus manos y Corazón, a toda la humanidad para que Tú, Arca Sagrada del Espíritu Santo, seas el portal por donde todos Tus hijos puedan pasar.
María Santísima: Por eso te ruego, Divino Hijo, que ayudes a Tus rebaños dispersos por el mundo, para que se unifiquen y solo exista un único propósito en cada corazón humano.
Desearía, Amable Señor, que Tú pudieras erguir en cada espíritu Tu verdadera iglesia celestial para que, fundando miles de ellas en los corazones, las criaturas reconozcan que Tú eres el Rey del Universo.
Jesucristo: Amada Madre del Mundo, Tus súplicas son para Mí caricias y ternuras celestiales de una Madre bondadosa e incansable, que nunca descansará hasta ver a todas las almas en el Paraíso.
Tu divina intercesión, Querida Madre, es motivo de Gracia, de Misericordia y de Gloria. Responderé al llamado de Tu Corazón Purísimo, pues Tus santos ángeles Me han hecho saber que en la Tierra tienes ejércitos orantes que están despertando por Tu Amor.
María Santísima: Sí, Glorioso Hijo, en la Tierra están despertando nuevos ejércitos, rebaños Tuyos que estoy congregando para que finalmente sigan un único camino: el camino del amor.
Por eso, Precioso Rey, estoy pidiendo a todos los ángeles y, especialmente al Ángel de Portugal, que reúnan a todas las consciencias angélicas para que la divina obra de redención se realice en todos los corazones aún no redimidos.
Por eso, revisto con Mi manto celeste a cuantos aceptan Mi convocatoria, pues Mi más íntimo deseo es que Tu Corazón sea glorificado para que el Padre sea glorificado y los acontecimientos cambien.
Jesucristo: Comprendo, Santísima Madre, el propósito que llevas adelante, por eso reforzaré Tus ejércitos angélicos para que las almas sean retiradas de la ilusión y del engaño terrenal.
Enviaré a más consciencias ultraterrestres para que los corazones despierten y sean portadores del Proyecto de Dios, el que Nuestro Amado Padre ha pedido que sea realizado en este tiempo.
María Santísima: Por eso, Hijo Primogénito, sembraré flores en jardines internos para que las almas sientan la existencia de su pureza original.
Verteré gracias inexplicables en corazones que no las merecerían, para que ellos se reconozcan dignos hijos de Dios. No dejaré, Bendito Hijo, que nadie parta de este mundo sin tener consciencia de que el amor todo lo puede cuando el corazón se abre para experimentarlo.
Jesucristo: Es ese misericordioso amor, Divina Madre del Cielo y del Universo, que aún no es vivido ni aceptado. Es el amor de Mi Corazón manso, que derrama Su Sangre de luz sobre el planeta y que todavía espera ser apreciado por todos los hombres.
Es ese amor celestial que espera ser aceptado por cada consciencia, especialmente por aquellas almas que nunca conocieron el amor. Mi Corazón se glorifica cuando los corazones viven los sacramentos y, más aún, Mi Corazón se llena de gratitud cuando las criaturas responden al llamado del Cielo, sea cual sea.
María Santísima: En Tu divina plenitud, Amado Jesús, las almas encuentran su fortaleza y las puertas a la redención se abren tantas veces intentando que las consciencias terrestres las puedan cruzar.
Por eso te ruego, Queridísimo Hijo de Dios, que ayudes con Tu bondad y Misericordia a todos los que las necesitan, para que se animen a dar el paso y ya no pierdan tiempo ni espacio en la superficialidad de la vida.
Prometo, Santo Hijo, que Mi donación y amor abrirán los caminos para que Tus rebaños puedan pasar.
Jesucristo: Es una infinita gracia escuchar Tu casta y dulce voz, la que proclama sin cansancio el triunfo de la esperanza y del amor que tanto necesita el mundo.
Tu Corazón amoroso se entrega por entero en las manos de los imperfectos y Él no teme ser rechazado porque Tu confianza en el Padre no tiene límites ni barreras.
Haz, Santa Madre Mía, que cada hijo Tuyo se anime a cruzar el portal, para que finalmente Yo encuentre en Tu regazo a los que tienen sed de Mí. Calma cada corazón y resucita en espíritu a los que aún deben elevarse al resplandor del Reino de Dios.
María Santísima: Apreciado y honrado Hijo Mío, es una gracia cumplir con Tus designios, porque en Tu Corazón se guarda la máxima Voluntad de Dios, la que los corazones de la Tierra deben aprender a vivir para que el Propósito divino se cumpla.
Por último Te suplico, Amado Hijo, que cada criatura de este enfermo planeta pueda despertar al Propósito, que los velos caigan de la consciencia y que todos los que están ciegos espiritualmente puedan ver y así cumplir con Tus sagradas peticiones.
Jesucristo: Haz saber al mundo, Madre Querida, que ya estoy retornando y que Mi hora se aproxima. Haz saber que las almas deben arrepentirse y perdonarse las unas a las otras, para que abandonen la soberbia y la indiferencia humana.
Haz saber que Me complazco, Santa Madre, en los que se esfuerzan y cumplen en obediencia Mis pedidos, porque así Yo construyo Mi iglesia interior en los corazones.
Haz saber al mundo, que el gran y esperado Juicio de la humanidad está cerca y que todos deben rezar por las agresiones causadas en el transcurso de los tiempos a toda la raza y a los Reinos de la Naturaleza.
Haz saber, Madre Celestial, que pondré fin a muchas cosas.
Queridos hijos, este segundo diálogo fue vivido en el Reino Celestial con Mi Amado Hijo y hoy lo comparto con todos para que lo estudien.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los ama,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Soy la Madre de la Santa Adoración, Yo congrego a los rebaños de Cristo para que adoren al Señor y lo glorifiquen.
Soy la Madre que abre nuevas puertas a los que buscan el camino hacia el infinito.
Soy la Madre que resuelve lo imposible y conduce a las consciencias hacia un único camino, hacia el camino del Señor.
Por eso, los que adoran a Cristo se verán espiritualmente beneficiados por los dones que siempre irradia el Santísimo. Este misterio ya se tornó el nuevo Sacramento en la vida espiritual de la humanidad, que podría revertir todas las causas que someten a la evolución y al despertar de los Nuevos Cristos en los tiempos de caos.
Yo soy la Madre de la Misericordia, soy la que permite derramar los estados de Gracia en espacios en donde todo estaría perdido.
Yo soy la Abogada de las almas, soy la Intercesora entre las criaturas y Dios. Quien Me vive y Me siente, por medio de la oración, descubre las llaves seguras que abrirán todas las puertas del Cielo.
Por eso, Mi insistencia en que oren y adoren es importante, así estarán en un espacio espiritual protegido y aislado de las influencias de Mi adversario, influencias que cada vez más impartirá sobre la humanidad no creyente.
Por eso, vengo nuevamente a mostrarles este portal de la Adoración para que, por encima de toda prueba y dificultad, recuerden en los próximos tiempos que Cristo, presente en el Santísimo del altar, los mantendrá dentro de Su Divina Gloria y así no estarán desprotegidos ante cualquier acción del adversario.
Los adoradores de Cristo-Eucaristía se volverán dichosos y plenos. Por eso, llegó la hora de que usen los instrumentos de forma adecuada, los instrumentos de la Adoración, de la oración, de la Confesión y el instrumento del silencio que es un atributo y un bien poderoso que el enemigo desconoce por el constante ruido de su mundo.
Hijos, les doy las llaves, ustedes deben abrir las puertas del templo para que Cristo pueda ingresar y tener morada en los corazones purificados y limpios por la única verdad celestial: la verdad del Amor Crístico y Redentor.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los unifica en la esencia de la Adoración preciosa a Cristo,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
La tarea que Dios les encomienda es para cumplirla a través del amor y de la confianza. Así se puede vivir y expresar, por medio de ella, la gratitud al Plan del Altísimo.
Cada tarea encomendada recibe un impulso espiritual que es capaz de ayudar a aliviar los internos, para que estos cumplan con el Propósito.
En estos tiempos las tareas son profundas, porque abarcan no solo el estado de una consciencia, sino también alguna necesidad que debe ser resuelta en esta humanidad.
Así, se van formando los rebaños y los pueblos de Dios a través de las tareas que deben cumplir con madurez de espíritu como en la confianza absoluta al Plan de Dios.
Ahora que los ejércitos son convocados, las escuelas de instrucción interna se están formando para poder responder espiritualmente a la necesidad de educación de todas las almas.
Será de esa forma que Cristo contará con cierto número de ejércitos para concretar la misión de Su Retorno.
Para eso solo existe una premisa a cumplir: el esfuerzo permanente.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los contiene y los ama,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Queridos hijos:
Como Señora de la Divina Defensa, hoy los llamo a orar por la protección de los Centros Marianos, y en especial por Mi Centro Mariano Nacional de Luján que en estos días ha vivido situaciones límite.
Por eso, hijos Míos, con la bandera de la paz en Mis manos, Yo los invito a peregrinar, por amor, hacia los hogares más necesitados de esa región y, a través del servicio y la donación, suplir lo que Mis hijos de la región de Luján necesiten.
Queridos hijos, Mis Centros Marianos están en vuestras manos, y Dios contempla la honorable Gracia que todos Mis hijos pueden ofrecer y realizar a través del servicio de ayuda y de oración a los más necesitados. Hoy no solo los invito a la oración, también a servir en el final de estos tiempos.
Mi Hijo los llama a ser misericordiosos y ya llegó la hora de entregar todo al Señor por la salvación de las almas.
Hijos de Mi Hijo Jesús, ovejas de Su amoroso rebaño, como Madre Universal y Madre del Perpetuo Socorro los estoy llamando a orar por los Centros de Paz y también a servir, de manera abnegada y verdadera, a Mis hijos que, durante estos días, han sufrido las consecuencias de la inundación en sus hogares y familias, pero sobre todo en el interior del corazón.
Con reverencia, los llamo a tomar consciencia y a colaborar con Mi tarea universal de salvación.
Queridos hijos, Mi Manto Protector de Misericordia y Amor está sobre ustedes. Oro por ustedes perpetuamente. Oro por ustedes pidiendo a Dios por vuestra salvación, pidiendo Su Misericordia. El tiempo corre rápido y la humanidad debe orar más para impedir acontecimientos irreparables.
Por eso, hijos Míos, estoy con ustedes caminando como Madre, paso a paso, a vuestro lado y como Guardiana de la Fe para vuestros corazones.
Queridos hijos, estamos en el tiempo de la purificación de la mente y del corazón, por eso, los invito a orar sinceramente porque así estarán resguardados bajo Mi Luz Maternal.
Queridos hijos, abriendo Mis brazos para socorrer a todas las almas, en especial al Santuario de Luján, les pido, en este día, que peregrinen sirviendo a Dios y donando vuestro amor a los hermanos, fieles devotos de Mi Inmaculado Corazón.
Les pido que vayan en estos días a Luján a llevar el Amor de Mi Hijo Resucitado y también para que vuestras manos donen caridad y humildad a los que han sido afectados por el temporal que se desencadenó sobre esa región.
Queridos hijos, dos tareas tendrán para cumplir ante Dios:
- Servir a los hermanos de Luján y orar con ellos para que los corazones de Mis hijos sean reparados. Les agradeceré por contestar a este importante llamado.
- Encontrarse Conmigo en Mi Aparición mensual que se realizará, este mes, en la ciudad de Buenos Aires, el día 3 a las 19.30, cuando Mi Corazón Maternal preparará vuestros corazones y vuestras manos para que vayan a servir a Luján en nombre de Cristo. Esta tarea de servicio se extenderá hasta que vuestro corazón se los indique.
Queridos hijos, ¿Me ayudarán?
Gracias por responder a Mi llamado.
María, Madre de la Divina Concepción de la Trinidad
Señora de la Divina Defensa
Mientras la humanidad aún busca la satisfacción en la vida, Mi Corazón Materno llama a todas las almas al nuevo y último rebaño de Cristo.
Como mediadora delante de las almas que han encontrado el camino espiritual hacia Dios, quiero que ellas puedan auxiliar a otras almas que se desvían rápidamente del camino de la fe y del Amor de Dios.
Por eso, hijos Míos, pido hoy a todos los orantes que no pierdan tiempo y oren con mucha aspiración hacia lo Alto y aguarden la Infinita Misericordia de Mi Hijo.
Espero de Mis soldados el despertar de la consciencia y que se ofrezcan a colaborar para que la mayor parte de la humanidad pueda vivir un tiempo más de paz. Y como el tiempo pasa rápido, Yo les pido que oren con el corazón, atentamente, para que algo pueda cambiar en la humanidad.
Queridos hijos, ¡recen, recen, recen y recen! Recen con la voz de vuestros corazones para que la Piedad y la Compasión de Dios toquen a los corazones que se han separado de la Ley del Señor.
Recordando la enseñanza de los mandamientos de Moisés, hoy les pido que los tengan presentes en vuestras vidas como las primeras reglas básicas para un buen hijo de Dios.
Queridos hijos, a lo largo del tiempo, la humanidad ha sido llamada a cambiar desde el corazón; por eso ustedes, abran vuestros ojos y vean la Luz Misericordiosa que Mi Inmaculado Corazón está irradiando para todos.
Les recuerdo la importancia de vivir en la fidelidad a Mi Hijo para que vuestros corazones sean guiados y estén protegidos en estos tiempos finales.
¡Les agradezco por responder en estos tiempos a la voz de Mi llamado!
María, Madre de la Divina Concepción de la Trinidad
Un urgente llamado maternal
Queridos hijos:
Con el rosario entre Mis manos, oro para que Mis hijos despierten a tiempo.
Oro por todas las almas que se alejan de Dios.
Oro para que el mundo alcance la Gracia de la Paz.
Oro por todos aquellos que no oran.
Oro para que la fe pueda despertar a tiempo en vuestros corazones.
Oro para disolver las dificultades que muchos hijos están viviendo.
Oro por este tiempo de prueba y confirmación.
Oro para que todos Mis hijos se perdonen y se rediman a través de Mi Hijo.
Queridos hijos, perpetuamente oro por este tiempo definitorio en que las almas se postulan para estar en el rebaño de Mi Hijo o se postulan para estar fuera del rebaño de Mi Hijo.
Por eso, como Madre Intercesora, oro para que nadie se pierda, ni siquiera la más pequeña de las esencias.
Oro para que todos alcancen el perdón.
Oro en este tiempo de Misericordia porque está brotando la Justicia Divina.
Oro para que Mi Amado Hijo Jesús esté entre ustedes.
Oro, suplicándole, para que Él los guíe nuevamente.
Oro por todo lo que observo en este mundo.
Oro por el nuevo ciclo que llegará.
Oro para que la reconciliación se pueda vivir en cada criatura como una emanación del espíritu de la paz. Oro para que la confianza en el Único pueda fortalecerse en los que se han entregado al Plan Divino.
Oro con esperanza por toda la humanidad.
Oro para que todos Mis niños tomen consciencia de que ya no son tiempos normales, que es necesario rezar con el corazón todos los días y no olvidar fácilmente el alimento que provee el poder de la oración.
Oro por todos ustedes para que el Espíritu Santo descienda sobre cada uno de Mis hijos.
Oro por los que no escuchan Mi llamado y por los que desmerecen las palabras de Mi Inmaculado Corazón.
Oro para que se manifieste la verdad en vuestras vidas.
Como Reina de la Paz, oro por su salvación.
Por eso hoy, queridos hijos, oremos por todas las intenciones, porque es necesario que sus corazones estén en constante servicio. Oremos por la Presencia de la Paz de Dios porque ella será la que sostendrá al mundo.
¡Les agradezco!
Gracias por responder a Mi urgente llamado por la paz.
María, Madre de la Divina Concepción de la Trinidad
Soy la Señora vestida y rodeada por la Luz del Gran Sol.
Soy el Espíritu Inmaculado guiado por la sabiduría del Espíritu Santo.
Soy la Madre del Universo, soy la Reina de la Paz.
Soy la emanación del Amor, de la Unidad y de la Fe para todos Mis hijos.
Soy el refugio para los que están solos, soy el mañana que despierta en cada una de las vidas.
Soy la Estrella de la Mañana, soy la Aurora que reúne a los rebaños de Cristo.
Soy la Inmaculada Concepción que trae el Consuelo para el desesperado, el Amor para el desposeído, la Fe para el solitario y la Redención para quien se haya negado.
Soy el puente hacia lo Alto, soy la Madre de la Perpetua Oración de Dios.
Soy parte del Verbo Divino, soy el testimonio del Creador.
Soy Su Sierva, soy Su Servidora, soy parte de Su Luz para el mundo.
Queridos hijos, Yo soy la Madre de la Divina Concepción de la Trinidad, Yo soy para ustedes la Nueva Flor, soy el Aroma Sutil de la Fuente de Dios.
Yo soy la Madre del Redentor, soy la Servidora de Cristo.
Soy, para Mis hijos, el manantial que sana las heridas, Yo soy el Bienaventurado e Inmaculado Corazón.
Yo soy la Rosa Mística, soy el Espíritu de la Paz.
Pero Yo seré aún más, sobre este mundo y en el universo, a través de vuestro amor, de vuestra compasión y de vuestra humildad.
Hijos Míos, hoy los invito a ser parte del Gran Espíritu de Dios.
Yo los invito a vivir en el Corazón del Altísimo para que la humildad, la sagrada devoción y la reverencia puedan nacer desde vuestras pequeñísimas almas.
Yo seré en ustedes la Madre de las Gracias. Unidos a Mi Maternidad estarán unidos al Eterno Padre que conduce a cada alma, a cada uno de Mis pequeños hijos.
Queridos hijos, que desde vuestras esencias brote la sabiduría para comprender con el corazón a quien, por Amor y Gracia, los visita mes a mes.
Así como Yo quiero estar con ustedes, Mi Hijo quiere ser parte de vuestros seres.
¿Qué Amor más grande existe sino aquel que nace perpetuamente de Dios?
Queridos hijos, hoy los estoy llamando a contemplar la inmensidad y la magnitud, la grandeza y la expansión universal del Amor de Dios sobre todos los universos.
Queridos hijos, hoy les digo y les recuerdo que cada uno de ustedes es parte de la divina expresión del Amor de Dios porque mediante la oración permitirán, en este tiempo definitorio, que nazca y despierte en ustedes el Amor del Creador.
Hoy solo sean Amor, Amor Divino y Amor Inmaculado.
Hoy, solo sean paz, almas en la Paz de Dios y sirvan a Dios con alegría.
Bienaventurados los humildes y los perseverantes en Mi Hijo, porque ellos encontrarán el Reino de Dios en el corazón.
Yo soy la Madre del Santísimo Corazón del Creador; como parte del Amor Yo los amo y los bendigo en la unidad del Espíritu Santo.
¡Les agradezco!
Gracias por responder a Mi llamado.
María, Madre de la Divina Concepción de la Trinidad
Cuando abran el corazón a Dios, lo abrirán en amor a sus hermanos. Allí comenzarán a comprender la ciencia de la compasión, y sus corazones serán tocados por el brillo supremo de la Humildad de Dios.
Cuando abran sus corazones mediante el ejercicio de la oración, las tinieblas de la confusión se desvanecerán, y en el camino lograrán ver el Horizonte Misericordioso de Dios.
Cuando abran sus corazones, será la humanidad que se abrirá a la Voluntad de Dios. Las almas se verán sinceras y puras delante del Creador y, con un Amor Inmenso, Su Gracia será derramada sobre todos.
Cuando vivan en Mi Inmaculado Corazón, les prometo que la paz rodeará la belleza de sus almas como un extenso jardín de rosas porque allí resplandecerá el Único Dios.
Cuando estén en el Corazón de Mi Hijo, sus almas se pacificarán y vivirán en la Ley del Espíritu Santo; se les revelará en la vida la esencia del amor y de la verdad.
Si la humanidad abriera el corazón a Mi llamado, mucho dolor ya hubiera acabado, reinaría la paz en los hogares y ningún hijo de Dios tendría su vida en peligro. Pero aún son muy pocos los que espontáneamente abren el corazón al llamado de Mi voz.
Muchos son los soldados que deberán estar en vigilia. El Pastor debe cuidar a Su rebaño. Recuerden que todos son llamados a la oración constante.
Hoy los invito a abrir sus corazones y dejarse conducir por la nueva guía maternal. Quien acepte ser Mi hijo será bien recibido en el Reino de la Paz, y en un acto verdadero se abrirá el corazón de quienes aún lo tienen cerrado para Dios.
Esto es lo esencial de hoy: abrir el corazón para que reine el Amor de Mi Hijo entre ustedes.
¡Les agradezco por contestar a Mi llamado!
María, Madre de la Divina Concepción de la Trinidad
Dios Padre Todopoderoso, como Hija de la Misericordia y como Reina de la Paz, Me ha dado el permiso para socorrer a todos los pequeños corazones, a todas las almas de la humanidad.
Queridos hijos,
Hoy quiero decirles que es mediante la oración que más Gracias podrán ser vertidas sobre todas las almas del mundo. Para que esa misericordiosa Gracia pueda llegar, Dios necesita de hijos en constante oración que ayuden a reparar todas las causas que ofenden el Amor de Dios y que provocan indiferencia en los corazones de la humanidad.
Hijos Míos, Yo los invito a formar parte del rebaño orante de Mi Hijo, almas que vigilan en oración por otras almas para que el mundo pueda convertirse, salvarse y volverse sagrado delante del trono de Dios.
Ustedes, inmersos en el espíritu poderoso de la oración del corazón, aliviarán vuestras pruebas y, como mediadores, rezarán por los que no viven en Dios. El Corazón de Dios sigue siendo ofendido, y Mi Hijo, a través de Su Divina Misericordia, Me envía hacia ustedes para revelarles esta realidad.
Sepan, queridos hijos, que ya es hora de la reparación para que el perdón pueda expresarse en la vida de cada alma. Pequeños Míos, estoy llamándolos a socorrer al mundo a través de la oración del corazón y de una donación pura que pueda auxiliar a muchas almas desde el ejercicio de la oración.
Por eso, vuestros grupos orantes son llamados a construir de nuevo la unión entre el alma y Dios, razón por la cual queridos hijos, Mi llamado es urgente antes del tiempo del Divino Juicio.
Entren al Reino de la Divina Misericordia y, con compasión, acepten beber de la Fuente que todo lo repara, acepten permanecer en el Corazón que todo lo sabe y todo lo cura, acepten estar en Mi Hijo Jesús.
¡Les agradezco!
Gracias por responder a Mi llamado.
María, Madre de la Divina Concepción de la Trinidad
Como Señora de la Luz, hoy les traigo desde el Cielo el Amor redentor de Mi Hijo.
Queridos hijos:
Que en este día puedan estar en Jesús, el Salvador; que vuestra oración sea socorro para muchos corazones que necesitan de Mi auxilio maternal.
Por eso, queridos hijos, hoy los invito a formarse conscientemente en Mi escuela de oración y de devoción, para que en la fe, la confianza absoluta en la Voluntad de Dios se revele en vuestras vidas.
Queridos hijos, en el día de ayer los llamé a orar por todos los pequeños niños del mundo; hoy los llamo a orar por toda la humanidad. Sepan, hijos Míos, que vuestra oración puede interceder amorosamente en los Cielos y Mi Corazón Materno recoge cada una de las oraciones para ofrecerlas al Creador como el amor del corazón de cada uno de Sus hijos.
Queridos hijos, en tiempos de emergencia, los llamo a formarse diariamente en la oración del corazón para que, mediante ella, ustedes puedan estar bajo la guía misericordiosa de Mi Hijo.
Hoy el mundo sigue necesitando de mucha oración, de la participación activa de cada grupo orante, para que de esa manera, Mi Luz Celestial pueda colmar a cada uno de Mis hijos.
Como Madre Divina e Inmaculada, nuevamente les digo que ustedes tienen, mediante la oración del corazón, la decisión definitiva en vuestras manos. Corran sin demora hacia los brazos de Mi Hijo; Él, como Buen Pastor de todos los rebaños, los quiere conducir hacia la conversión y el perdón. Él aguarda vuestro permiso.
Les agradezco por acompañarme en esta misión de paz por Río de Janeiro.
Gracias por responder a Mi llamado.
María, Madre de la Divina Concepción de la Trinidad
Mi Corazón Maternal nutre de Luz a todos los corazones. Mi Manto de Paz se extiende sobre el mundo. Mi presencia entre ustedes es posible por el verbo de vuestras oraciones.
Amo a todos Mis hijos, aún más a aquellos que necesitan del perdón absoluto de Dios. Oro por todos los que se separan de Dios. Oro por todos los que niegan a Dios y por los que no creen en la Misericordia de Mi Hijo.
Como Guardiana de todos los corazones, hijos Míos, les digo que no teman por nada, que vean en el brillo de vuestros corazones la Presencia del Reino de Dios. Yo los coloco dentro de Mi Corazón para elevarlos bien cerca del Corazón de Mi Hijo porque vuestras oraciones reparan todas las causas que acontecen en el mundo.
Queridos hijos, que vuestros corazones sean instrumentos de lo bueno y de lo puro, que sean expresión de la vida de Mi Hijo Glorificado aquí sobre esta Tierra. De esa manera, con la oración diaria entre vuestras manos, se volverán obedientes ovejas que aprenderán día a día a amar y a perdonar.
Conviertan vuestro corazón en un corazón que confía y no teman perder nada ni ser juzgados. Recuerden, Mis pequeños, que los verdaderos rebaños son los más tentados.
Por eso, a ustedes que confían en la venida de Mi Hijo, Yo les pido que abracen Su Sagrado Corazón, para que bajo ese espíritu, colaboren en la redención y en la conversión de los que no se han convertido delante del Creador.
Queridos hijos, oro por los que, aún dispersos en la vida del mundo, no encuentran a Dios. Oro por los que, lejos de la Misericordia, son colocados bajo el fuego de la tentación y de la perdición.
Como Madre de la Misericordia, oro a Mi Hijo para que todos, en este último tiempo, encuentren la salvación y la paz en el corazón.
Yo les digo, Mis pequeños: ¡oren Conmigo! ¡Oren por la presencia de la paz!
¡Les agradezco!
María, Madre de la Divina Concepción de la Trinidad
Queridos hijos:
Hoy les pido que sus corazones no pierdan la Paz que Mi Hijo les está entregando a través de Mi Presencia Maternal.
Hijos Míos, abriendo Mi Corazón Perpetuo e Inmaculado, les pido que ingresen a él para que Yo los pueda elevar como consciencias hasta los brazos del Creador.
Hoy es un momento para que sus vidas se recojan en el Corazón de Dios mediante el ejercicio imperioso de la oración del corazón. Todos ustedes, Mis queridos Hijos, son corresponsables de Mi misión mariana aquí en la Tierra, por eso, les pido no solo que abran sus corazones para Mi llamado, sino también para Mis pedidos por la salvación de las almas de Dios.
Que vuestras vidas en estos tiempos, puedan representar el camino que Cristo caminó aquí en la Tierra. Por eso, queridos hijos, es importante que todos ustedes permanezcan bajo la Luz del Espíritu Santo, porque ha llegado el momento de aprender a amar, perdonar, aceptar, donar y fraternizar sus vidas con cada uno de los corazones en el mundo, también con aquellos corazones que ustedes desconocen.
Todos, como humanidad, están dentro de la gran barca de Dios que, a punto de partir hacia el infinito, aguarda los últimos rebaños que son llamados a elevarse hacia los brazos del Creador.
Queridos hijos, este llamado que Dios Me ha encomendado realizar a través de Mi venida mensual tiene un motivo espiritual que, a lo largo del tiempo, Mi Corazón de Paz está construyendo dentro de vuestras pequeñas moradas.
La vida de oración permitirá que sus corazones se unan entre sí, y, sobre todo, se unan en el llamado que Mi voz les pronuncia día a día. El nuevo tiempo aún no ha llegado para Mis hijos; mucho se debe perdonar y reconciliar desde el corazón. Pero, sí, Mis pequeños, llegó el momento de la Buena Nueva que Yo les traigo para que sean partícipes del Reino de Dios.
Hijos Míos, la promesa es para todos cuando solo digan “sí” al Paraíso.
¡Les agradezco!
Gracias por responder durante estos días a Mi llamado por la humanidad.
María, Madre de a Divina Concepción de la Trinidad
Como soy Madre que reconcilia y protege a todas las almas, hijos míos, les recuerdo la importancia de estar en la Paz del Señor porque Él los conoce bien desde vuestro nacimiento y Mi Corazón Maternal ha sostenido en brazos a cada una de vuestras almas para que reverencien el Amor Infinito del Creador.
Queridos hijos, por eso hoy les digo: levántense de donde han caído y caminen con valentía hasta la Fuente de Mi Hijo Jesús porque Él los lavará y les sanará todas las heridas internas. Para que eso suceda, pequeños hijos, vuestros corazones deben dar humildemente el “sí” a Dios y, con ese permiso, Jesús los ayudará.
Recuerden la importancia de la Divina Misericordia porque aún están a tiempo de unirse en confianza a Mi Hijo Jesús. Él, como Sacerdote y Rey de este mundo, los llama a contemplar con simplicidad el misericordioso Corazón de Dios, quien, desde los inicios, los creó a Su imagen y semejanza.
Por eso, queridos hijos, no pierdan más tiempo y, como Madre del Amor Eterno, los invito a reflexionar sobre vuestro tiempo actual, definitivo, que están viviendo.
¡No teman! Yo estoy aquí en nombre de la Gracia de Dios para conducirlos, como rebaño, hasta el Gran Pastor de pastores, el Divino Corazón de Jesús.
Vivan los principios espirituales que Mi Hijo les dejó: la confesión en Jesús, la comunión diaria y la oración constante para estar en la Gracia de la Vigilia. Cada uno de estos principios los llevará a estar en Dios y a vivir la reconciliación que Mis hijos deben ejercitar desde la esencia del corazón puro.
Caminen rumbo a Mi Materno Corazón; es hora de elevarse, como almas, hasta los pies del Creador. ¡Caminen, Mis queridos hijos, confiando plenamente en Jesús, pastor de todos, y miren hacia el nuevo horizonte.
Les agradezco.
Gracias por responder a Mi llamado.
María, Madre de la Divina Concepción de la Trinidad
¡Persistan! ¡Persistan! ¡Persistan en responder a Mi llamado! Así Yo los ampararé en todo. Sigan el camino de fe que Mi Hijo les está revelando. El mundo necesita de instrumentos que puedan donar Mi Inmaculada Paz.
No teman por las pruebas de la vida; que vuestros corazones sean fuertes en la oración para que puedan ver la Luz de Dios.
Con absoluta confianza aproxímense a Mi Hijo para que Él les pueda transmitir la compasión de Su Corazón.
Queridos hijos, como ya les he dicho, los invito a persistir en la fe, en estos tiempos de cambios, a través de la oración del corazón.
Todo podrá ser aliviado en sus corazones y en el mundo cuando grupos mayores de almas vivan la oración en devoción, reverencia y fe.
Hijos Míos, vengan hoy a Mis brazos porque quiero socorrerlos y resguardarlos de todo. Por eso, oren Conmigo para que Dios los pueda escuchar y, como criaturas de Su Reino, la humanidad pueda alcanzar más paz y más perdón.
Sean amorosos y valientes en esta vida, porque un verdadero discípulo de Mi Hijo camina por los que no caminan hacia Dios y sirve por los que no sirven a sus semejantes.
Que vuestros corazones sean semillas para lo nuevo, que en ustedes resplandezca Mi Amor Maternal.
Ahora, hijos Míos, es hora de crecer y de madurar para estar delante del nuevo tiempo de Redención, Redención que Mi Hijo dará a todos aquellos que aspiren a ser Su nuevo rebaño en el mundo.
¡Les agradezco!
Gracias por contestar a Mi llamado.
María, Madre de la Divina Concepción de la Trinidad
Hijos Míos:
Recuerden hoy que la gran comunión que existe para el mundo y para todas las almas es el Sagrado Corazón de Mi Hijo. De Él vierte la fuente reparadora de todos los corazones, y Él es el camino infinito hacia la conversión del corazón.
En el Sagrado Corazón de Mi Hijo ustedes encontrarán la nueva morada que muchos de Mis hijos desamparados deberían buscar pero están con sus miradas sobre otros lugares de la vida.
A ustedes, hijos Míos, que ya han caminado por medio de la sagrada oración diaria, les pido que, a través de la devoción, testimonien la existencia y la Presencia de Mi Hijo en cada corazón humano. Vuestras vidas deben transmitir el ejemplo de una verdadera conversión a través de la oración y de la consagración al Santísimo Corazón de Jesús.
Si ustedes dieran el ejemplo de una vida convertida y amparada por el Amor de Cristo, muchos de Mis hijos, distantes de esta verdad y de este sentimiento cristiano, podrían retornar a los brazos del Redentor.
Queridos hijos, la unión diaria con Cristo los fortalece como almas y como existencia en el Plan de Amor de Dios. El buen y simple ejemplo de entrega a Jesús les permitirá brillar como estrellas durante las noches que vendrán para purificar el mundo absurdo.
Los oídos compasivos de Dios están atentos a las plegarias de los corazones puros que piensan en la salvación de todos en estos tiempos.
Como nuevo rebaño de Cristo, renovado en la fe y en la consagración a Mi Inmaculado Corazón, hoy les pido y los llamo a que se conviertan en reales y verdaderos estandartes marianos de la oración para que, como legión de Mi Corazón Maternal, puedan construir el restaurado y redimido corazón único en la humanidad que vendrá: un único corazón de amor; un solo sentimiento de hermandad; una única meta para todos Mi Hijos, la fraternidad.
Gracias por responder a Mi llamado.
Desde la Luz del Infinito y Misericordioso Corazón de Jesús,
María, Madre de la Divina Concepción de la Trinidad
Asociación María
Fundada en diciembre de 2012, a pedido de la Virgen María, Asociación María, Madre de la Divina Concepción es una asociación religiosa, sin vínculos con ninguna religión institucionalizada, de carácter filosófico-espiritual, ecuménico, humanitario, benéfico, cultural, que ampara a todas las actividades indicadas a través de la instrucción transmitida por Cristo Jesús, la Virgen María y San José. Leer más