Lunes, 12 de junio de 2017

Mensajes diarios
MENSAJE DIARIO DE MARÍA, ROSA DE LA PAZ, TRANSMITIDO EN LA CIUDAD DE ROMA, ITALIA, AL VIDENTE FRAY ELÍAS DEL SAGRADO CORAZÓN

La Nueva Profecía

Sus bases son de piedra revestida, pero en esencia, no existe nada que la sostenga.

Sus columnas elevadas, elevan el poder aparentemente conquistado, olvidando claramente que el Poder lo tiene Dios.

Su corazón está revestido de oro y luce toda la belleza que no es del Cielo.

Muestra su supuesta justicia, pero dentro de su templo se ocultan las verdades a la gran inmensidad de su pueblo.

El Nombre Sagrado de Dios es usado para poder realizar sus obras.

Pero, ¿quién despertará antes de tiempo para poder ver la realidad y no la apariencia?

Los Ojos de Fuego observan sus acciones y la mayoría cae como en una trampa de sorpresas.

La fe se pone en juego y es necesario encontrar la verdad.

Ella emana un agua tan semejante a la de una fuente y la sed de luz y amor es tan grande en las almas, que todas corren, medio ciegas, a la búsqueda de una solución.

Por eso, pocos saben que no todo está en lo cierto, en lo justo y en lo sano.

El templo estará siendo removido y sus fieles lo sentirán, pero la mayoría quedará hipnotizada por lo que es externo.

Será difícil derrotar ese poder; él creció mucho después de la confianza concedida por Cristo.

Pero a partir de las acciones, los caminos se desviaron completamente.

¿Quién corregirá los errores de siglos enteros?

Por eso, el Padre observa con Misericordia y confía solamente en los que viven Su Verdad y no la desvirtúan.

Muchos son los pastores que son responsables por rebaños enteros, pero muy pocos hacen lo que el Señor les enseñó.

Toman con su mano el báculo del pastoreo, pero no saben conducir a los rebaños por el camino de la fe.

El templo es tan semejante a una moneda; él tiene dos caras, una de fuego y otra de oro.

En él se escribe una historia de otrora, que finalmente, deberá ser purificada.

Sus pasos son tan confusos como el alma que no sabe caminar ni encontrar la dirección.

Nadie ha conseguido oponerse a ella, es la madre de la aparente “paz”. Pero sus obras no son luminosas ni verdaderas.

Muchos llorarán por haber comprado su fe.

Por eso, el Cetro Divino de la Luz golpeará tan fuerte, que sus estructuras se moverán, así como se mueve la tierra en un terremoto.

A pesar de su fase más aguda, el Señor coloca Su Divina Mano sobre aquél que es justo y simple, pero que todo debe callar para que su pueblo no tiemble.

El Padre le dará la fuerza para continuar adelante; su nombre es pobre y eso lo protegerá. De él nacerá la fuerza del mismo Cristo para poder purificar el templo y a todos sus allegados.

El sufrimiento mayor será saber la Verdad; aquello que fue dicho: no quedará piedra sobre piedra.

Aún en los tiempos en donde Cristo está retornando, todas las bases infieles se moverán, dentro y fuera de la consciencia.

En el próximo amanecer, el Sol, la Aurora, y la Luz del Amor, se mostrarán a los corazones cristalinos y se mostrarán a los corazones opacos, pervertidos y dominados por la ambición espiritual.

Para que el amor y el bien se cumplan, la Madre del Cielo viene para interceder, pero ahora, bajo el mando de la Justicia Divina, la que corregirá los hechos de otrora.

Será el momento de que cada alma y cada vida sabrán en donde han colocado su fe y en las manos de quién las han depositado.

Dichosos serán los que conseguirán, por encima de todo, colocar su corazón en el Cielo y tristes serán los que se quedarán en la superficie de los acontecimientos.

El Señor envía a Su Sierva para salvar la fe de miles de almas, porque aún el adversario sigue trabajando.

Sabios serán los que oren, porque ellos tendrán discernimiento.

Iluminados y claros estarán los que busquen siempre la humildad.

Santos serán los que tengan divina compasión por sus hermanos.

Nada será perfecto hasta que retorne Cristo, quien finalmente gobernará con soberanía y el poder será quitado de las manos de los hombres.

Los simples vivirán la esperanza y conseguirán, a pesar de los hechos, permanecer en la luz interior.

Así, todos tomarán consciencia del verdadero pedido de Cristo. Su Casa se encuentra pobre y no revestida, dentro del corazón de los humildes.

Y todos verán venir la Casa de la Luz desde el Universo y sabrán que sus moradas habitan en los mundos sutiles.

Por último, las viejas llaves serán quitadas y los ángeles mostrarán a los hombres quién tiene las Llaves de los Cielos.

Mientras tanto, oremos, hasta que el cielo de la noche anuncie la señal de ese momento venidero.

Su Madre Celestial secará las lágrimas de los que golpearán su pecho por haber confiado en los hombres.

Pero Cristo, traerá el gozo de poder vivirlo y sentirlo vivamente, por encima de toda apariencia.

Llegó la hora de que los verdaderos apóstoles del silencio testimonien el Reino de Dios para los que no lo consiguen ver.

Les agradezco por responder a Mi llamado.

Ora junto a ustedes,

Vuestra Madre María, Rosa de la Paz