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Mis amados hijos del mundo:
En este tiempo, en el que la humanidad se ha olvidado de Dios, el Creador envía, nuevamente, a Sus Mensajeros para que Sus hijos encuentren el camino que perdieron.
Pocos en este mundo creen que la Bienaventurada Virgen María les habla a Sus hijos. Pocos creen en la segunda Venida del Redentor. Pocos viven una verdadera vida del espíritu.
Así́, la humanidad perdió́ su conexión con lo divino y eterno, con lo verdadero y lo sabio. Esta humanidad, dormida e ignorante de los misterios de esa vida del espíritu, se aferra más a sus conquistas materiales que al grito que pronuncia su alma, presa dentro de la cárcel de la personalidad.
Hijos Míos, Mi anuncio en este tiempo es para todos, para que nuevamente coloquen sus ojos en lo Alto y busquen a Dios Todopoderoso en sus corazones.
La segunda Venida de Cristo ya es una realidad en los Cielos y será́ una realidad pronto en la Tierra. Aquellos que en nada de esto creen verán las señales que anunciarán Su Retorno en los cielos y así́ las almas despertarán. Todos lo verán, especialmente aquellos que no creen.
Esperemos juntos el nuevo tiempo, porque todo lo que les digo se hará́ realidad en este mundo.
Los amo y los protejo.
¡Gracias por responder a Mi llamado!
María, Reina de la Paz
Escuchen Mi Voz, aquella que resuena en su interior.
Soy su Maestro, su Salvador y Redentor, que regresa por todos ustedes.
Como lo prometí, así será.
Preparen sus corazones, sus templos, porque golpearé fuerte en sus puertas y todos Me escucharán.
Cuiden, hijos Míos, para que Mi llamado no los encuentre distraídos con las cosas del mundo; un mundo que agoniza por el egoísmo, porque está lejos de Mi Padre, el Padre del Amor.
Escuchen Mi Voz, que resuena en sus mentes para disolver toda disociación, todo temor.
Escuchen Mi Voz, que hace vibrar sus células, colmándolas de la Luz que viene del universo, Luz que es vertida en ustedes a partir de Mi Corazón.
Compañeros de ayer y de hoy, estén atentos, porque Mi Voz llegará como el trueno; Mi Presencia, como la tempestad; y Mi Amor, como el fuego cósmico que quemará su pasado y dará fin a su purificación.
Pero también vendré, como la dulce voz del ruiseñor, a aquellos que se prepararon desde siempre. Vendré, como la brisa perfumada de geranios y madreselvas, a aquellos fieles, mansos y humildes, que Me esperan de rodillas frente a la Eucaristía.
Vendré, sin demora, cuando menos lo esperen, y Mi Amor ingresará en sus seres como el agua penetra en la tierra, dándole nueva forma. Con ese barro, moldearé Mis Nuevos Odres y en ellos depositaré Mi Sangre, para que los Míos la repartan en los cuatro puntos del mundo, de norte a sur y de este a oeste.
Necesito encontrarlos prontos, porque nuevamente los enviaré de dos en dos.
Y llevarán Mi Palabra impregnada de Mi Misericordia, de Mi Paz y de Mi Salvación.
Atentos, compañeros, porque estoy llegando.
En ustedes estoy,
Cristo Jesús
Hermanos:
En el inicio de sus vidas Dios tenía diseñado un plan para Sus criaturas, sin embargo al cabo de los tiempos, las generaciones de Mis rebaños decidieron andar por los caminos de grandes aprendizajes.
Ahora, Mi Sagrado Corazón retorna para corregir sus vidas, como lo tenía previsto el Señor Dios, Mi Padre. A través de la confianza absoluta de ustedes en Mí, Mi Consciencia podrá reconducir a los rebaños por caminos más pacíficos.
Mis queridos, hoy les traigo Mi Buena Nueva del Retorno para que sean partícipes de la venida del Reino de Dios por segunda vez; sus corazones se deberán purificar al igual que sus consciencias y así, vacías de todo, el Espíritu Santo podrá llenarlos de luz y de júbilo por estar viviendo en el Reino del Señor. Lo que hoy les digo no es una hipótesis, es una cristalina realidad que las consciencias deberán asumir para formar parte del próximo tiempo.
Queridos, Mi Corazón les quiere transmitir la esperanza y la fe que ustedes deben vivir para la transformación y la consagración. Mi Espíritu también retorna para liberar a las almas del peso intenso que muchos llevan en sus espaldas y, a través de Mi Divina Misericordia, vengo a integrar a los corazones en Mi ritmo universal de amor.
Queridos, espero de ustedes la neutralidad y la paciencia para no temer ser purificados por aquellas Leyes que son del Padre y que llegan al mundo desde más allá de la Tierra. Es el momento de asumir los tiempos venideros, que les mostrarán los cambios profundos que vivirá la consciencia.
Para todo eso, será importante la unión de ustedes Conmigo, así Mi Corazón Eterno será la Luz incandescente que los guiará y les quitará el miedo interior. El primer paso es confiar por entero en Mí y en lo que el Padre les muestra día a día como aprendizaje.
De esa manera, viviendo los acontecimientos con sabiduría y unidos a Mí, podrán desatar los nudos que impiden el libre caminar de las almas. Oren para encontrar esos nudos, porque de esa forma Mis Rayos los quemarán y ustedes serán liberados en sus caminos.
Bajo la Gracia de Dios, sean bienaventurados.
Gracias por guardar Mis Palabras en el corazón.
Cristo Jesús
Queridos Míos:
Sigan Mis Huellas, las que indican el esperado Retorno del Rey y Salvador.
Hoy los llamo a permanecer perpetuamente en Mi Sagrado y Bienaventurado Corazón. Hijos, ansío estar más tiempo en ustedes, solo que ustedes deben permitirlo para que Yo cumpla Mi Voluntad, la Voluntad del Dios Creador. Síganme en absoluta y plena confianza porque esperé mucho para llamar en estos tiempos a Mis apóstoles.
Ahora quiero apóstoles del amor, apóstoles de la redención, apóstoles que vivan y den el ejemplo de una Caridad Celestial, la que ayude a disolver el dolor de muchos y a curar el corazón de otros. Queridos, hoy ustedes están en Mi Gloria porque primero han pasado por Mi Misericordia para que hoy Mi Consciencia Sacerdotal esté presente en esta casa de paz y redención.
Como Zaqueo Me han abierto la puerta para que pudiera compartir el Pan de Vida y de Amor. Ya no miren cuánto cayeron en el pasado; solo crean en Mi Esperanza Salvadora que vendrá como un cósmico poder desde el Universo.
Mis compañeros, los espero vacíos de sí, ausentes de ustedes, para que en este tiempo de gran necesidad sus corazones Me puedan reconocer, aunque sea solo por un instante, en la esencia de cada hermano que pasará frente a ustedes cada día. Espero que Me entreguen sus vidas para que Mi Misericordia les revele la Gloria que está guardada con tanto amor en los Cielos.
Anuncio con alegría y amor el surgimiento en esta Casa de la Plaza de la Misericordia del Cristo Rey y Salvador donde peregrinos, servidores, colaboradores y seguidores Míos podrán encontrarme en un simple sitio que será dedicado a la oración a la Divina Misericordia. Este sagrado lugar, que hoy es consagrado por Mi Corazón y es tocado por Mis Humildes Pies, será para Mi Padre la segunda puerta en el mundo para la venida de Mi Poderosa e Insondable Misericordia.
A ustedes, Mis queridos, y a todos los que colaboren con esta simple Plaza de Oración a la Divina Misericordia, Yo les estaré sumamente agradecido por medio del Don de Mi Corazón Sagrado, por colaborar desde el corazón con este Proyecto Salvador.
Mis amigos, Mis seguidores, serán los vivos representantes de la acción de ese Poderoso Manantial que permitirá auxiliar a todas las almas del mundo, especialmente, a las más necesitadas de cura interior.
Bajo la Gracia y la Misericordia de Dios, celebremos y sean bienaventurados.
Gracias por guardar Mis Designios Divinos en el corazón.
Los bendice en este día desde el Cielo de Mi Padre,
Cristo Jesús, vuestro Redentor
Fray Elías del Sagrado Corazón:
Durante la oración, antes de terminar el Orandio de la Pasión y de la Transfiguración de Jesús, Él ya estaba presente.
Apareció con un grupo de doce ángeles que vestían túnicas blancas y luminosas, tenían cabello corto y dorado y formaban una medialuna detrás del Maestro. Cada ángel llevaba en sus manos un cáliz, y ellos los ofrecían a todos nosotros.
Decimos que Cristo apareció porque sentíamos Su Presencia, pero aún no lo veíamos. Luego, mientras cantábamos la última parte de "Cristo Redentor" y durante el cántico "Retorna", Él se hizo visible.
Apareció de la misma forma que la Madre Divina aparece. Descendió desde lo Alto como una luz y al llegar próximo a nosotros se manifestó y lo pudimos ver con claridad.
Mientras aparecía realizaba con Su Mano derecha, la señal de la cruz bendiciendo y dijo: "¡Alabado sea el Señor!".
Vestía una túnica blanca, Su Cabello caía sobre los hombros como en la imagen del Cristo Misericordioso, llevaba un manto dorado y estaba descalzo. En Su Rostro se dibujaba una bella y suave sonrisa y Sus Ojos, de color celeste claro, brillaban. Sus Brazos estaban extendidos a los lados de Su Cuerpo, un poco separados, con las palmas orientadas hacia nosotros, de las que emanaba Luz. De Su Corazón salían dos rayos de color turquesa cristalino.
Él estaba sobre nubes y detrás había varios Cielos abiertos. Dijo que nos mostraba la Faz de Su Retorno. Luego permaneció por un tiempo en silencio, observándonos, contemplándonos. Nuestras esencias eran transparentes ante Sus Ojos; nos dio a entender que Él podía leer todos nuestros sentimientos al mismo tiempo, que todo quedaba en evidencia delante de Él.
En ese momento no sabíamos cómo se realizaría la tarea que había indicado. Él estaba presente y solamente lo observábamos sin saber qué diría. Hasta que comenzó a hablar y transmitió el mensaje.
Queridos Míos:
Esperé ardientemente compartir este momento con ustedes, en especial con sus corazones.
Después de casi dos mil y trece años, ahora, en Misericordia y Perdón vengo en nombre de la Voluntad Suprema de Dios a guiar desde más de cerca a sus corazones.
Pero esta, Mi segunda y esperada Venida, aún no comenzó.
Hoy vengo en Espíritu y en Esencia a compenetrar con Mi Luz sus pequeños corazones.
A los que aún no Me escuchan, que Me oigan, porque estoy llegando.
A los que no Me ven que Me vean, porque Mi Paz está viniendo.
A los que Me ignoran y flagelan Mi Corazón Sagrado, que Me sientan, pues vengo a esta parte del mundo a traerles Mi Paz y Mi Gloria, Mi auxilio y Mi consuelo, porque ya estuve una vez entre ustedes y ahora vuelvo, vuelvo hacia Mis rebaños para recordarles que ahora es el momento de la eterna Comunión Conmigo, con Mi Alma, con Mi Corazón, con Mi Divina Morada.
Yo Soy el pobre, Soy el moribundo, Soy el que sufre en cada parte de este mundo. Vengan a Mí que Yo los iluminaré. Vengan a Mí porque tengo sed.
En la Gloria del Espíritu de Dios, sean bienaventurados.
Gracias por recibir en sus corazones Mi último Llamado redentor.
Cristo Jesús
Fray Elías del Sagrado Corazón:
Cuando terminó el Mensaje le preguntamos qué más quería de nosotros en ese día.
Cristo Jesús:
Hoy te estoy dando un permiso: que alguno de tus hermanos, cuando tu corazón lo indique, participe del encuentro Conmigo a las tres de la tarde todos los días.
Fray Elías del Sagrado Corazón:
En ese momento tendremos que orar para esperarlo. Él dijo que no nos olvidáramos de orar la Coronilla a la Divina Misericordia porque Él estará escuchando atentamente esa oración.
Antes de irse le preguntamos algo más: ¿El Maestro aparecerá en otros lugares adonde vayamos?
Cristo Jesús:
Adonde ustedes vayan, adonde fueran, Yo se los indicaré.
Como Señora de la Fe, intento que vuestros corazones estén vigilantes cuando llegue el esperado momento del rescate de los corazones y de la salvación de las almas. Vuestro camino de oración les permitirá encontrar su esencia a cada uno de Mis hijos y, en especial, descubrir aquello que sus almas están necesitando.
Hijos Míos, abriendo el Manantial de la Misericordia, los llevo hacia Mi Hijo para conducirlos por los caminos de la paz.
Queridos hijos, como el mundo corre rápido, es necesaria mucha oración para soportar los cambios que surgirán a la vista de todos, cambios que definirán el “sí” o el “no” de todas las almas.
Ustedes son llamados a caminar próximos a Mi Hijo para que puedan ver la necesidad en todos los corazones que aguardan por el Perdón y la Misericordia de Dios.
Queridos hijos, es hora de continuar orando porque eso aliviará el Corazón de Cristo y, así, ustedes estarán cerca de Su Amor Universal. Ahora deben seguir los pasos del Retorno de Cristo para que vuestras moradas estén unidas a Su Sagrado Corazón.
Muchos corazones esperan por los Nuevos Cristos, y Mi orden ecuménica, Orden Gracia Misericordia, forma parte de los soldados de la oración, porque hoy todos son llamados a compartir el camino crístico del final de los tiempos.
Gracias por responder a Mi llamado.
María, Madre de la Divina Concepción de la Trinidad
Con alegría y regocijo coloco a cada uno de Mis hijos en el Reino Celestial de Dios.
Queridos hijos:
Hoy celebremos desde el corazón la venida de la Reina de la Paz a Aurora, Su predilecto hogar.
Como Madre de la Nueva Aurora hoy les doy a todos Mi Bendición Maternal y les agradezco por contestar a Mi llamado por la paz.
Como instrumentos en las Manos del Altísimo, hoy los invito a consagrar vuestras moradas al Padre Celestial. Sepan, Mis pequeños, que Él aguarda el amor de almas puras y verdaderas que quieran vivir en la única Fuente del Amor, que todo lo perdona y todo lo repara.
Hoy los estoy llamando a ser partícipes de la Divina Misericordia a través de Mi Inmaculado Corazón. Queridos hijos, los llamo a todos para que den un paso más con absoluta confianza en los Planes de Dios.
Hijos Míos, como Divina Concepción, les pido que oren paraque muchos de Mis hijos, en estos tiempos críticos, también puedan ser tocados por Mi llamado interior. Hoy, además, les recuerdo que cada llamado que ustedes responden tiene repercusiones mundiales en este final de los tiempos. Cada llamado que sea respondido desde vuestros humildes corazones ayudará en la redención de la humanidad a través de la venida victoriosa de Cristo a la Tierra.
Mis soldados, que vuestros corazones siempre estén listos para todo, para lo que Dios quiere en estos momentos. Sepan, Mis pequeños, que ustedes están obrando mediante la oración para que la salvación sea posible hasta para el alma que menos la merezca.
Queridos hijos, cada oración que fluye con amor desde el corazón, Yo les prometo que será escuchada y respondida bajo la Voluntad Superior de Dios.
Queridos hijos, como mediadora entre los corazones: ¡Gracias por escuchar Mis súplicas!
¡Les agradezco!
María, Madre de la Divina Concepción de la Trinidad
Queridos hijos:
Mientras el mundo se agita en este final de los tiempos, la humanidad debe sumergirse en el océano de la oración para que los Grandes Ángeles del Señor puedan auxiliar a todos los corazones. Antes de que suenen las trompetas de los ángeles del Cielo, ustedes deberán estar preparados mediante la oración del corazón, firmes en la fe y confiados en el Manantial de la Divina Misericordia.
Hoy los invito, en forma urgente, a ingresar en el Santísimo Corazón de Mi Hijo, porque de esa manera, vuestras vidas estarán protegidas por el gran espíritu de la Misericordia del Redentor.
Queridos hijos, hoy los llamo a tomar consciencia desde el corazón porque los tiempos llaman a la humanidad a vivir la conversión del espíritu y de la vida.
Como Madre del Perpetuo Socorro, el Señor Me envía a despertar del sueño a cada uno de Mis hijos y a colocarlos a todos en la tarea celestial que el Señor está dictando para cada corazón, a través de Mi Presencia Maternal, mes a mes.
Pequeños hijos, no pueden pasar ni un día sin vivir la oración del corazón, porque así vuestras vidas abrirán los corazones para que se aproximen los ángeles custodios que son enviados, bajo la Luz de Mi Inmaculado Corazón, para guiar a todos Mis pequeñísimos hijos.
Ha llegado el momento de abrir la consciencia a las señales universales inusitadas que intentarán despertar a los que se han separado de la magnífica Voluntad de Dios.
Hijos Míos, todos los consagrados a Mi Inmaculado Corazón deben ayudar a que otros hijos puedan vislumbrar la Luz del trono de Dios cuando el Único Hijo del Padre venga, en Gloria, desde las nubes.
Queridos hijos, todo está dicho. Los llamo y les pido oración y más oración del corazón.
¡Les agradezco por responder a Mis pedidos!
María, Madre de la Divina Concepción de la Trinidad
Queridos hijos:
Abrazando la Estrella de la Paz Universal, que anuncia el nuevo tiempo, hoy los llamo a incluir en vuestra tarea de oración a toda la humanidad para que ella pueda caminar dentro del nuevo ciclo; a todo el planeta para que la Luz de Dios pueda seguir iluminando; a todo el universo para que juntos comulguemos con toda la Creación.
Hijos Míos, un pedido especial es que oren por todos Mis hijos en India porque Mi Corazón Maternal ya inició el camino de salvación en todo el mundo antes del retorno de Mi Hijo.
Queridos hijos, por este motivo hoy vuestros corazones deben centrarse en estos importantes pedidos maternales para que los Planes de Dios se manifiesten en cada sector de esta humanidad.
Hijos Míos, vuestras oraciones colaborarán con el ciclo del Nuevo Tiempo que llega, así vuestros corazones y vuestras almas podrán estar preparados para la Buena Nueva de Cristo, que surge por segunda vez.
Queridos hijos, los invito a ingresar en el ciclo de los cambios profundos en la consciencia para que vuestro verdadero espíritu de paz despierte a tiempo delante de los acontecimientos.
Pequeños hijos, para que eso suceda, vuestra vida debe estar unida, en oración, al Universo Creador de Dios y, así, vuestra aspiración por el Infinito será verdadera. Desde allí proviene el Espíritu Santo; desde allí nace la Fuente de la Sabiduría para toda la Creación.
Por eso, queridos hijos, que vuestros corazones se abran para lo nuevo porque ha llegado el momento de unir los corazones en el amor y en la tarea, preparando vuestros hermosos Templos Internos para recibir a Mi Hijo, el Salvador.
¡Les agradezco por responder día a día a Mi llamado!
María, Madre de la Divina Concepción de la Trinidad
Queridos Míos:
Con los brazos abiertos hacia el mundo, derramando inmensa Misericordia, hoy los llamo a contemplar de nuevo el flagelado Corazón de Jesús, el que recibe ofensas de parte de muchas almas negadas a la vida del Gran Espíritu de Dios.
Mis hijos, les pido que oren como todos los días para que Mis demás hijos también puedan recibir la Gracia de la salvación. Ustedes ya están dentro de la Gracia de Dios teniéndome a Mí todos los días a vuestro lado. Pero, queridos hijos, hoy deben saber que muchos corazones se desvían porque son tentados por los embates y por las trampas del enemigo, por lo que, Mi Inmaculado Corazón se dispone a luchar por la salvación de todos antes de que Mi Hijo descienda del Cielo por segunda vez.
Queridos hijos, en esta misión de salvación, ustedes pueden ayudarme orando por los que más necesitan de Luz y de Redención. Ha llegado el momento de auxiliar a todos los corazones que día a día se pierden por las modernidades del mundo.
Hijos Míos, ustedes tienen como alianza y como protección a Cristo, el Redentor; en Él podrán dar los pasos hacia la donación y la caridad por los demás.
Hoy les muestro una realidad del mundo que muchos, por ignorancia, no quieren ver.
Yo los llamo a colaborar con toda la humanidad y con vuestra casa, que es este mundo.
Queridos hijos, abriendo vuestros ojos al llamado serán invadidos por la Luz de Mi Espíritu Maternal, para que, con firmeza, caminen rumbo a la misión orante que Mi Corazón les pide.
Ustedes, los más despiertos, pueden ayudar a consagrar, de nuevo, el mundo al Creador.
Obremos en nombre de la paz.
¡Les agradezco!
María, Madre de la Divina Concepción de la Trinidad
No Me cansaré de llegar a vuestras vidas porque, como Madre de la Misericordia, el mérito para todas las almas del mundo es la salvación.
Queridos hijos, con vuestros corazones abiertos alcanzarán la eternidad, por lo que hoy los invito a considerar como primordial la vida de oración. De esa manera, sus vidas estarán dentro del Reino del Creador. Hijos Míos, como Señora de la Paz, hoy les pido que oren, que oren con el corazón porque todo el Universo de Dios está atento a las súplicas de todos Mis hijos.
Queridos Míos, sostengan con manos firmes la oración para que ella, como Luz en el mundo, pueda auxiliar a los que más necesitan. Abran las Puertas de los Cielos a través de la oración, pues todo está permitido cuando ella nace de forma pura desde el corazón.
Hoy, permanezcan en Mí y no teman por nada, ya es momento de reverenciar a Quien los ha creado por amor y por devoción: Él es vuestro Único y Omnipotente Dios.
Queridos hijos, el tiempo de la Misericordia está transcurriendo velozmente en la vida de todas las almas; no tarden en llamar por la Presencia Divina que nace en el donado y amoroso Corazón de Mi Hijo. Todos son invitados a vivir en la insondable Presencia de Jesús. El Sacerdote del Amor, con Sus brazos abiertos hacia el mundo, los espera y les dice que ya es el momento de preparar el Templo Interior para Su retorno. Las sagradas palabras pronunciadas en el ayer por el Redentor se volverán realidad en los tiempos actuales.
Hijos Míos, aguarden día a día la venida silenciosa de Mi Hijo; Él es vuestra Estrella Guía, el Manantial que les saciará la sed que vuestros corazones tienen en estos momentos.
Beban de la Fuente y laven vuestros rostros con el Agua Divina que ha brotado desde Mi Hijo, porque será en esta ofrenda de Jesús donde encontrarán la Ley del Amor.
¡Les agradezco!
Gracias por responder a Mi llamado.
María, Madre de la Divina Concepción de la Trinidad
Mi Inmaculado Corazón Celestial los guía e ilumina vuestro largo y extenso camino en este mundo.
Queridos hijos:
Con suma reverencia permanezcan durante todo este bendito día del Señor en la esencia infinita de la gratitud. Si sus corazones sienten hoy una sincera gratitud, Mi Materno Corazón podrá ayudarlos por más tiempo, como humanidad.
Vuestro mundo necesita de inmensa e inagotable Misericordia. Por eso, hijos Míos, abran vuestros ojos y vean a Mi Hijo Jesús frente a vosotros. Cristo aguarda, sin espera y sin demora, que vuestros pequeños corazones se aproximen a Él para que vuestras vidas puedan reconocer la grandeza de Su Amor Redentor.
Hijitos Míos, esto es motivo para que vosotros entréis, en confianza, hacia el verdadero universo de la oración, el cual deberán construir día a día en vuestros corazones y en el corazón de todos Mis hijos.
Como el mundo espera por Misericordia, la Misericordia de Dios a través de Cristo, Mi Hijo, Yo los invito a tomar consciencia de vuestra vida aquí en la Tierra y cuánto ella está, en entrega y en amor, colaborando con los Planes de Dios.
Hijos Míos, Mi misión mariana es advertirles que ya no son tiempos normales; es hora de orar con todo el fervor del corazón para así poder ser digno de la venida del Sumo Sacerdote del Amor, de Jesús, vuestro Salvador.
Hijitos, si sus corazones oran y vuestros pensamientos se calman en Mi Presencia Maternal, Yo, como Madre de todos, podré acercarlos cordialmente hasta la eterna presencia del Corazón Divino de Jesús. Vuestras vidas deben ser como la expresión de las rosas en un jardín celestial, porque así, ustedes se volverán dignos de recibir la belleza del Amor de Dios en cada una de vuestras vidas.
Como Mediadora delante de Dios, hoy les traigo, queridos hijos, el urgente llamado a la oración y a la reflexión para que de manera consciente ustedes puedan servir a todos en el nombre de Mi Eterna Paz.
Mi voz se anuncia a cada uno de vuestros corazones; Yo estoy aquí porque los amo y los guío.
Sean como Jesús, imiten el camino de la mansedumbre y de la humildad.
Oremos, solo oremos.
¡Les agradezco!
Gracias por responder a Mi llamado.
María, Madre de la Divina Concepción de la Trinidad
Queridos hijos:
¿Ustedes esperan la llegada de Mi Palabra Maternal cada día?
Yo quiero instruirlos para que sus corazones reconozcan la Presencia de Dios en toda la Vida Universal.
Yo quiero hacerles ver la realidad que el mundo vive por falta de la oración del corazón.
Yo quiero despertar del sueño a Mis soldados para que todas las almas sirvan a sus semejantes a través de la oración.
Por eso, hijos Míos, hoy los invito a considerar sagrada cada una de Mis amorosas palabras, palabras de Dios que Yo les entrego en cada mensaje diario. De esa manera, sus vidas podrán reconocer que Yo, como Madre de todos, quiero llevarlos hasta donde se encuentra Jesús para que rediman en la paz sus vidas, sus acciones y sus corazones.
El Señor, Dios Padre, promete un Manantial de Gracias para todos aquellos que escuchen Su Voz emitida a través de Su Hijo Predilecto y de Su Sierva Fiel de Nazaret.
Queridos hijos, el momento que ustedes están viviendo Conmigo es un último momento que no se repetirá porque la venida de la Luz del Cielo Divino intenta despertar la consciencia de ustedes y de todos Mis demás hijos en este mundo.
Guarden como un presente cada una de Mis instrucciones y siémbrenlas para que puedan brotar en el tiempo del retorno de Mi Hijo. Así sus corazones, entrenados en la oración del corazón, podrán dar testimonio de la Presencia de Cristo en sus vidas y, en especial, dar testimonio a todos los que aún no creen en la Misericordia de Mi Hijo.
Y, finalmente, Mis queridos hijos, recuerden que sus almas son bendecidas cada día por el Espíritu Santo a través de Mí, y eso es porque Yo los amo.
¡Les agradezco!
Gracias por responder a Mi llamado.
María, Madre de la Divina Concepción de la Trinidad
Mientras Dios lo permita y, por amor, intercederé y estaré con ustedes todo el tiempo que sea necesario. Mi última presencia en el mundo acontecerá antes del retorno de Mi Hijo como una señal para las almas.
Hoy quiero invitarlos a interiorizar la lectura del Evangelio de Mi Hijo escrito por Sus fieles seguidores. Por detrás de los Hechos que Jesús vivió, existió una Consciencia Mayor, que es la Consciencia Única de Dios, que guió y acompañó todos los pasos de la resurrección de Mi Hijo.
Queridos hijos, para que vuestra vida crezca en dirección a Dios, el Altísimo, los invito a guardar en sus corazones las enseñanzas que Cristo manifestó al mundo con tanto amor.
Los misterios de Cristo fueron llaves de expansión del corazón para muchas almas, y, así, se manifestaba la cura en los hijos de Dios. Por eso, hijos Míos, las llaves que Él dejó a través de ejemplos, enseñanzas y parábolas, los llevarán a consagrarse cada vez más en el camino de Mi Hijo, un camino hacia la fraternidad.
Cristo, El que ha resucitado frente a los ojos del mundo, es Quien retornará como Buena Nueva para el tiempo presente. Es importante, pequeños Míos, que ustedes preparen desde ahora sus corazones porque cada momento de unión con Mi Hijo los fortalecerá. En cada nuevo encuentro con Él, ustedes estarán recordando la importancia de vigilar en la oración del corazón.
Sepan, hijos queridos y amados, que Él Me envía a ustedes para que, como una bondadosa Madre, los instruya y los guíe por el verdadero camino que Jesús recorrió cuando estuvo en este mundo. El camino de las almas es un camino celestial que deben recorrer en esta Tierra sin pertenecer a ella.
Ahora ha llegado el momento de la rehabilitación de todos los caídos, y Mi Inmaculado Corazón los invita a orar misericordiosamente por todos estos hijos que sin saberlo buscan a Dios.
Como soy la Madre de las Gracias, los llamo a colaborar con los Infinitos Planes de Dios.
¡Les agradezco!
Gracias por contestar a Mi llamado.
María, Madre de la Divina Concepción de la Trinidad
Como soy Madre mediadora entre las almas y Dios, hoy les pido, queridos hijos, que consagren sus vidas de forma definitiva al Plan de Dios, Plan de Amor que Nuestro Señor tiene para cada uno de ustedes.
Para eso, hijos Míos, despierten en este día y vean con los ojos del corazón toda la bondad y la Misericordia que Mi Hijo les está entregando a través de la Madre de la Paz.
Queridos hijos, saben que la humanidad diariamente necesita de Misericordia. Por eso, Yo los invito a recordar en cada momento la presencia del Corazón de Jesús en el mundo y, en especial, Su esperado retorno. Con sus corazones abiertos, también hoy los invito a permanecer en los brazos de Dios, el Creador, para que cada uno de Mis hijos pueda encontrar apoyo y firmeza para enfrentar los pasos de la transformación del corazón.
Sus vidas y el mundo entero transitan por grandes cambios, cambios que son vistos desde los Cielos y que son acompañados por la eterna donación de Jesús, de Su Sagrado Corazón, y por la entrega que Yo les hago por intermedio de Mi Inmaculado Corazón.
Con esto quiero decirles que no pierdan la aspiración a cumplir el Propósito de Dios porque los cambios los llaman a transformar el sentimiento y la consciencia interior llevando a un espíritu de total colaboración con las Obras Divinas del Padre.
Hijos Míos, en este sentido, es necesario que más almas puedan adherir a la propuesta celestial que Dios les hace a través de Mi Corazón Maternal y mediante Mi llamado diario para cada uno de ustedes.
Mi Corazón Maternal los espera para que, en alianza con Cristo, el mundo pueda resplandecer como el verdadero presente creado por Dios con Sus Manos, y que les donó por amor.
Todos Mis hijos son fieles corresponsables de la manifestación del Creador. Ha llegado la hora de reparar las faltas y de orar por toda la Creación, más aún por aquella que ha sentido la intervención inconsciente de la humanidad.
Hoy, coloquen en sus oraciones a todos los Reinos. Ellos esperan de ustedes una armoniosa donación. Reparemos, en el nombre del Amor de Mi Hijo, todo lo que necesita ser reparado.
Oremos con el corazón. Ese es vuestro compromiso con el Único.
¡Les agradezco!
Gracias por ayudar a todos los Reinos de la Creación de Dios.
María, Madre de la Divina Concepción de la Trinidad
Eleven sus corazones. Aspiren a los Cielos. Sepan que Yo soy vuestra Madre que los regocija y los ama al igual que amé a Jesús. Que desaparezca de ustedes todo desespero; que puedan en este momento encender Mi Paz Maternal en sus pequeños corazones.
Aspiren el perfume de Mis palabras, Yo soy la Reina de la Paz que acoge a todos los hijos de Dios. Yo soy para el alma la Mensajera del Espíritu Santo que quiere llevarlos hasta el Redentor.
No se desanimen por nada en la vida; renazcan ahora delante del Creador. Acepten los cambios que se aproximan; vivan hoy el Verdadero Amor del corazón. Dios escucha las plegarias cuando la oración es sincera porque ella adquiere la fuerza del Amor del corazón.
Levanten los brazos, Mis queridos hijos, que el Redentor Jesús llega de nuevo a sus vidas.
Sé que el mundo clama por la paz; Dios envía a Su Sierva para proclamar el amor en Mis hijos y el perdón de todo el pasado. Sientan en vuestros corazones la unión para que sean partícipes del nuevo espíritu de paz que está emanando desde Mi Inmaculado Corazón para el mundo.
Sepan que los conozco a todos muy bien, así como Mi Corazón de Madre conoce a Jesús. Sé qué necesitan y en qué ustedes deben madurar. Por eso, hijos Míos, sean verdaderos para que vuestros ojos puedan ver de cerca las huellas del retorno del Pastor del Amor.
Preparados como para una gran cena, vuestros corazones se alegrarán cuando escuchen el llamado que Mi Corazón proclamará.
Retornen todos los días a Dios para que Mis estrellas de la paz y de la anunciación sean la guía para sus consciencias. Vigilemos en oración para que todos sean partícipes de Mi Luz Maternal.
Los amo y los espero en oración.
¡Les agradezco!
María, Madre de la Divina Concepción de la Trinidad
Los misioneros orantes marianos que se unen a la Luz de Mi Inmaculado Corazón deben vigilar en oración por los que aún no oran, no esperan y no aman al Dios celestial del Universo.
Este ejercicio de amor y vigilancia por las almas se realiza a través de la oración del corazón, porque por medio de esa oración llaves de sabiduría y discernimiento pueden despertar por la Presencia del Espíritu Santo.
Hoy los llamo, queridos hijos, para que sus vidas en estos tiempos de grandes cambios, aspiren a estar y permanecer bajo la Llama del Espíritu Santo. De esta manera, sus corazones serán partícipes del servicio abnegado a otras almas, servicio que puede despertar a través del corazón. Y en este espíritu de colaboración con todas las almas del mundo es donde sus vidas encontrarán la unidad perfecta con Mi Hijo Glorificado y, así, podrán ver los ojos de Jesús en cada uno de sus hermanos de camino.
Ahora, queridos hijos, a la humanidad le corresponde velar y llamar por la Presencia del Espíritu Santo para que todos los corazones en Cristo puedan misionar por la paz a través de la oración.
Queridos hijos, llegará el momento en que cada vida deberá irradiar el verdadero espíritu de la fraternidad que será necesario cultivar para que la Paz del Reino de los Cielos se manifieste en esta Tierra Prometida.
Por eso, queridos hijos, lleven con alegría en sus manos el don de la fraternidad para que uniendo corazón con corazón, y como humanidad, ustedes participen del retorno esperado de Mi Hijo. Con los brazos abiertos a la espera de Cristo, vuestros corazones se prepararán para la llegada de lo nuevo y para la venida del espíritu de la paz que muchos de Mis hijos podrán vivir.
Que Mi Hijo sea para vuestras vidas la primera aspiración a la Paz Celestial.
Gracias por responder a Mi llamado.
María, Madre de la Divina Concepción de la Trinidad
Como Madre y Puerta del Cielo hoy les digo, servidores de la paz, que vivan en la paz y por la paz, para que el mayor número posible de almas pueda buscar este Espíritu Divino de Reparación.
Queridos hijos:
El tiempo divino que transcurre en el mundo los quiere transformar en instrumentos de Dios, pero sus vidas caminan por aprendizajes que deben madurar la consciencia. Por eso, queridos hijos, cada momento que ustedes viven en el día a día, es una oportunidad para perdonarse y reconciliarse con Dios.
Cada momento de la vida debe hacerlos crecer en corazón y convertirlos en un precioso corazón de paz.
Muchos de los fieles devotos a Mi Inmaculado Corazón serán llamados servidores de la paz por la Voz Suprema de los Cielos. Esto quiere decir, que sus corazones deberán formarse en la escuela de la oración para que cada uno pueda colaborar en el rescate y en la salvación de otro hermano.
Por eso, ustedes deberán ser instrumentos marianos de la oración dedicada a Mi Inmaculado Corazón. Eso ayudará a que el Plan victorioso de la Misericordia de Mi Hijo pueda profundizarse en muchas almas, más aún en aquellas que todavía no reconocen el poder liberador de la Divina Misericordia.
Hijos Míos, por eso hoy los invito a ustedes y todos los orantes para que sean guardianes de la oración, en beneficio de todos los corazones, que deberán vivir el Plan de Salvación de Mi Hijo, cuando Él retorne al mundo.
Ahora, hijos Míos, sus corazones no solo deben estar en la humildad, sino que, a través de Mi Hijo, deben ser misericordiosos delante de la realidad de cada criatura y así verán el Servicio surgir delante de sus vidas.
El plan de la Paz es un propósito de Mi Inmaculado Corazón, por eso es importante la existencia de verdaderos grupos orantes consagrados a los Corazones de Jesús y María.
Estén en la Divina Paz de Mi Hijo.
Gracias por responder a Mi llamado.
María, Madre de la Divina Concepción de la Trinidad
Recen todos los días con la voz amorosa del corazón y, así, queridos hijos, estarán respondiendo al llamado de Dios.
Recen con amor y devoción porque así, hijos Míos, los Cielos Misericordiosos podrán salvar a muchas almas que sufren y viven inmersas en el dolor de la vida y del corazón.
Recen por la conversión y el perdón total del mundo para que Dios Altísimo los escuche y Él sepa que ustedes quieren, como humanidad, estar en Su Gracia Celestial.
Queridos hijos, recen por amor a todos los pequeños niños que, desamparados, necesitan de la fuerza de todas las oraciones para dirigir de nuevo los ojos hacia el Dios Creador, Dios de Amor y Verdad.
Recen por todas las causas que, día a día, son injustas para con los Cielos y que comprometen el caminar libre de los corazones.
Recen por la paz para que los Ángeles del Señor socorran a todas las almas que, perdidas, deben tener la esperanza de entrar al Reino de los Cielos.
Recen por el planeta y por todos los pequeñísimos reinos que pertenecen a Dios Creador y son ultrajados por las manos de la humanidad.
Recen por la venida del Espíritu Santo para que, a través del Corazón de Dios, este bendito Espíritu mude y transforme la consciencia de todas las almas para la Gloria y el Bien de Dios.
Recen por la presencia de la Divina Misericordia, necesaria y urgente para la vida de muchos hijos que, paso a paso, se alejan del Amor de Dios. Las propias decisiones en la vida desvían a las almas y el enemigo las aprisiona como en una cárcel de eternidad.
Recen por la llegada inmediata de Cristo a la Tierra y a la humanidad para que se cumpla la Voluntad del Padre. Así vuestros corazones se preparan para cuando el Hijo de Dios vuelva entre las nubes.
Recen por la conversión de los que hace tanto tiempo ofenden a Dios y por los que no oran a Mi Inmaculado Corazón.
Por tantas oraciones y ofertas por parte de Mis hijos que Me escuchan, Yo estaré eternamente agradecida.
Gracias por responder a Mi llamado.
La Luz de Dios esté sobre todos los corazones.
María, Madre de la Divina Concepción de la Trinidad
Como María de Nazaret, les doy hoy todo el Amor de Mi Inmaculado Corazón de Madre.
Queridos hijos:
Hace ya seis meses de mensajes diarios transmitidos con inmensa alegría y gratitud para ustedes. Con esto quiero decirles que el camino de oración es infinito para vuestras vidas y es en ese camino donde ustedes podrán encontrar la paz y la fe para el corazón.
Los acompaño hoy, como lo vengo haciendo desde hace seis meses, en este ciclo definitorio en la vida de Mis hijos en el mundo. La perseverancia de ustedes permitirá despertar la motivación espiritual de la oración en otros hijos. Cada acción que se realiza con el corazón glorifica a Dios Padre. Así ustedes estarán dentro del Reino de Su Amor y Su Voluntad.
Para que sus vidas puedan dar los pasos correctos hacia el Señor, ustedes deben imitar el camino de humildad y de obediencia que Cristo, Mi Hijo Resucitado, vivió delante de la Presencia del Corazón del Padre. Este ejercicio de obediencia y de humildad despertará la confianza en las decisiones misericordiosas de Dios y así vuestros corazones se podrán fortalecer en el camino.
Recuerden, hijitos, que las buenas obras que nacen desde el corazón no solo agradan al Corazón del Padre, sino que también repercuten en la misión redentora para la humanidad, misión que Mi Hijo llevará adelante en Su retorno a la Tierra.
Para esos momentos, vuestros corazones deberán estar en oración y despiertos delante de la necesidad real del mundo para que vuestros ojos, ojos de almas en servicio a Dios, puedan reconocer la Presencia de Mi Hijo entre ustedes.
Sepan, queridos hijos, que de la misma manera que Él estuvo entre sus seguidores después de la gloriosa resurrección, así Él estará de nuevo en el mundo, en especial con los nuevos discípulos que lo aguarden con el corazón abierto y entregado.
La Voluntad del Padre se podrá cumplir en este último ciclo a través de la respuesta de ustedes. Mi Voluntad de Madre viene desde la Voluntad Suprema.
Celebremos en oración los seis meses de encuentros diarios Conmigo, la Madre de la Paz.
Gracias por responder a Mi llamado.
María, Madre de la Divina Concepción de la Trinidad
Asociación María
Fundada en diciembre de 2012, a pedido de la Virgen María, Asociación María, Madre de la Divina Concepción es una asociación religiosa, sin vínculos con ninguna religión institucionalizada, de carácter filosófico-espiritual, ecuménico, humanitario, benéfico, cultural, que ampara a todas las actividades indicadas a través de la instrucción transmitida por Cristo Jesús, la Virgen María y San José. Leer más