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Las Señales en el Cielo
El mundo despertará una mañana y verá plasmada en el Cielo la señal que indicará el momento del Retorno de Cristo.
Muchos ojos se abrirán y corazones se redimirán ante esa visible señal del universo.
Mientras el sol despuntará en lo más alto de la colina, la señal del universo quedará cada vez más visible y no se borrará. Será el momento en el que todo se transformará, y lo que ha permanecido oculto, de la nada se verá.
Esta señal dejará tres señales más, visibles en el mundo. Ellas no podrán ser confundidas ni interpretadas como fenómenos naturales, pues tendrán tan alto grado de resplandor, que no se asemejarán a nada de este mundo.
Mientras tanto, una estrella muy semejante a la gran Estrella de Belén anunciará la apertura de los portales del universo.
Cuando vean esa gran y desconocida Estrella brillar demasiado en el firmamento, póstrense en el suelo y hagan penitencia; manifiesten un profundo arrepentimiento en nombre de la humanidad, pues esa será la señal de que Cristo ya está retornando.
Cosas semejantes a las que ocurrieron en el nacimiento de Jesús sucederán en el último tiempo; porque cuando el Niño Dios nació, Él era el Alfa; ahora en Su Retorno, Él será el Omega.
Preparen con tiempo sus corazones para ese momento.
Permitan que la purificación se adelante para que estén libres de ustedes mismos.
En total, cuatro señales se mostrarán en este universo, para que la humanidad comprenda que ya es hora de ir despertando y de abandonar la ilusión y la inercia.
Estas señales traerán consigo algo nuevo y algo renovador. Pero, al mismo tiempo, ellas moverán, de Oriente a Occidente y de Norte a Sur, todo lo que es oscuro, injusto e infiel.
Es así, que,por ser señales del universo en el planeta no podrán ser borradas, alteradas u ocultadas.
Estas señales tendrán la fuerza de cientos de caballos y una expansión más grande que todos los océanos.
Será ese el momento en el que deberán estar en oración, sin distraerse, porque los impulsos quedarán y lo que está en vano se transmutará.
Las señales revelarán misterios desconocidos, abrirán puertas inexplicables y harán que la humanidad dormida despierte y, finalmente, coloque su atención en Dios, sin poder escapar hacia ninguna parte.
De esa forma, sí o sí, los seres humanos tomarán consciencia de todos sus pecados y todo quedará expuesto en este mundo.
Así, la gran mentira mundial, creada por los hombres de superficie, será extirpada y todos tomarán consciencia de la ilusión que fue creada durante siglos.
Cuando Cristo retorne muchas cosas se moverán, hasta las más increíbles. Porque como Cristo es la Ley viva, donde está esa Ley presente no estará lo injusto o lo oculto.
Por eso, purifiquen con tiempo sus corazones para que dichos acontecimientos no superen sus expectativas ni tampoco los sorprendan de la noche a la mañana.
Vigilen así como lo hace el guardián que cuida de la casa durante la noche.
Entren en vigilia y en oración, porque así podrán ser guiados, paso a paso, hasta el fin.
Las señales del universo dejarán más clara y evidente la realidad planetaria antes de que se develen todas las mentiras, los fraudes e injusticias.
Que sus corazones sean misericordiosos, así como Dios es misericordioso; porque, de esa forma, no caerán en tentación.
Vengo a pedirles, en esencia, lo mismo que Jesús les pidió a Sus apóstoles mientras Él agonizaba en el Huerto Getsemaní; porque serán necesarias, en ese tiempo, su plena correspondencia, sintonía e incondicionalidad.
Los más humildes ayudarán a los más dormidos.
Los más sabios, que serán movidos por el Santo Espíritu, ayudarán a los más ignorantes.
Los más simples les indicarán a todos la puerta de salida hacia el nuevo y venidero ciclo de la humanidad.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Eleva tu consciencia como las montañas y siéntete parte de un gran misterio.
Ante tus ojos se develan todos los secretos del universo.
Las llaves más seguras son entregadas en las manos de los humildes.
Los portales al infinito se abren para que los más simples puedan pasar hacia recónditos espacios de la vida universal.
De forma cíclica y armoniosa, los tesoros más sagrados se muestran a los que los quieren ver, para que puedan reconocer en su interior el mayor tesoro de la Creación, el Amor.
Los caminantes de la fe encienden sus antorchas en el gran Fuego de toda la existencia e iluminan los caminos sombríos de los que aún no pueden reconocer su propia luz interior. Nunca se separan porque, en lo profundo, saben que un Propósito deberá cumplirse.
Por eso, poco a poco, caen los velos de la consciencia para que cada espíritu, como cada corazón, se torne consciente del efecto de sus hechos y de sus experiencias de otrora.
Pero, ante la señal de la Verdad, los viajeros se postran, porque saben que en su camino siempre estuvo la mano infinita del Amor que a todo guiaba y amparaba.
Los ojos de los no rendidos se llenan de intensas lágrimas; al fin pueden sentir que solo el amor es lo que todo transforma, eleva y cura.
Llegó el tiempo de que los buscadores del camino depositen, a los pies del Templo, todas las espadas, para que así se cumpla la rendición de todos los errores.
Mientras los espejos se encienden ante la mirada de los puros, en el escenario de la vida se reflejan los primeros momentos de una inolvidable paz.
Cada paso que da el peregrino es un paso que da la dormida humanidad.
Cada entrega incondicional es la Cruz de la victoria redentora que se plasma en alguna parte de la superficie.
Así, lo que está lejos de los corazones comienza a aproximarse, y la Fuente del Amor retorna con un ímpetu desconocido.
La Obra se realiza en nombre de la indiferencia de la mayoría, y los arcos de luz se abren, más allá de todo, a los que no los merecerían ver.
Los apóstoles sienten en su interior la acción de la Misericordia y nadie queda sin saber que la hora de la redención se aproxima.
Se preparan los jardines de las almas, lugar en donde el Maestro, entre los maestros y sabios, posará Sus humildes Pies.
Mientras tanto, todo se purifica dentro y fuera de las consciencias con el fin de que la mayoría esté libre de los errores antiguos.
Una luz de renovada esperanza surge en el horizonte y todos la pueden ver.
Así, son llamados nuevamente a la vivencia del verdadero amor.
Los caídos en las tinieblas son sacados de esos espacios.
El amor se vuelve Misericordia para salvar a quien se quiera salvar.
El tiempo del reloj está marcando la hora prometida.
Que los seguidores de la Luz y de las tormentas laven sus pies en la Fuente para que, limpios, puedan estar sentados a la mesa y a la espera del Gran Maestro.
Una sabiduría inexplicable desciende hasta en las mentes más obtusas. El fin es que los más duros de corazón se abran a la llegada de la Verdad universal.
Los caminos de antiguas y pesadas historias son modificados.
La Justicia y su severidad son cambiadas por la acción del Amor y de su eterno poder.
Todos son reunidos, a pesar de sus diferencias e historias. Todos, sin excepción, son colocados por un momento en los Brazos del Divino Padre.
Todos perciben que nunca hubo ganadores ni perdedores, sino almas que experimentaron diversos caminos de redención.
Así, el nuevo sol nace en el universo de los que estaban en penumbras, y la Luz comienza a florecer como las rosas en un jardín de invierno.
Todo se transforma. La Gracia, como principio mayor, todo lo hace posible.
Los soldados, tomados de las manos, se unen para concretar la última fase del Plan de Redención.
Se escriben, en los Libros del Universo, estos momentos.
Que los oídos internos estén atentos para que escuchen la sagrada palabra de la Luz que todo transfigura.
En unidad se eleva el estandarte de la redención.
En amor se cumple el Retorno de Cristo.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
El dolor que se transforma en amor
Mis queridos hijos:
Así como Mi Amado Hijo vivió Su Pasión por todos ustedes, algunos de ustedes vivirán la pasión espiritual que Él vivió.
Este será uno de los caminos por el cual la humanidad será purificada y se tornará salva.
Todo el dolor del mundo debe transformarse en amor, porque el amor será la llave que siempre abrirá todas las puertas y dará oportunidades incalculables a las almas.
Por eso, algunos de ustedes serán llamados para transformar el dolor en amor.
Ese mismo estado lo vivió Mi Amado Hijo de forma incondicional y piadosa.
Jesús se dispuso a transformar el dolor del mundo en amor y en compasión.
Dada la gravedad planetaria y la condición de la humanidad de estos tiempos, algunos representantes de esta raza se ofrecerán al Padre Celestial para transformar todo el dolor en amor.
Eso ayudará a que muchas almas que están perdidas en los abismos inconscientes de la Tierra reciban una oportunidad de despertar y de salir de esos espacios de perdición.
Todo el dolor se transformará en amor.
En esta hora del planeta, la situación de la humanidad está en el precipicio, y la ambición de más poder, material y humano, ciega a muchos.
Por eso, el dolor será transformado en amor con la ayuda incondicional de los que serán llamados por Dios para cumplir ese servicio silencioso.
Como en los tiempos pasados, existirán los santos de los últimos tiempos, los que antecederán a la Venida de Cristo y darán el todo por el todo con el fin de equilibrar espiritualmente esta humanidad.
Todo el dolor se transformará en amor porque todo el mal deberá ser derrotado y evacuado de la consciencia humana por medio del Poder del Amor de Dios.
Muchas situaciones que hoy vive el mundo quedarán resueltas al existir los santos de los últimos tiempos, que transformarán todo el dolor en amor; y así las almas serán aliviadas, podrán dar sus pasos y tomarán consciencia sobre el tiempo precioso que perdieron para estar en Dios.
Todo el dolor será transformado en amor y verán realizarse el Plan Divino en los espacios de este mundo.
Las almas se purificarán para ser merecedoras de la Gracia Mayor, y nadie quedará atrás.
Todos recibirán la oportunidad de ser conscientes de sus errores y de poder corregirlos a tiempo, porque todo el dolor será transformado en amor.
Les agradezco por responder a Mi llamado.
Los bendice siempre,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
La Nueva Profecía
Sus bases son de piedra revestida, pero en esencia, no existe nada que la sostenga.
Sus columnas elevadas, elevan el poder aparentemente conquistado, olvidando claramente que el Poder lo tiene Dios.
Su corazón está revestido de oro y luce toda la belleza que no es del Cielo.
Muestra su supuesta justicia, pero dentro de su templo se ocultan las verdades a la gran inmensidad de su pueblo.
El Nombre Sagrado de Dios es usado para poder realizar sus obras.
Pero, ¿quién despertará antes de tiempo para poder ver la realidad y no la apariencia?
Los Ojos de Fuego observan sus acciones y la mayoría cae como en una trampa de sorpresas.
La fe se pone en juego y es necesario encontrar la verdad.
Ella emana un agua tan semejante a la de una fuente y la sed de luz y amor es tan grande en las almas, que todas corren, medio ciegas, a la búsqueda de una solución.
Por eso, pocos saben que no todo está en lo cierto, en lo justo y en lo sano.
El templo estará siendo removido y sus fieles lo sentirán, pero la mayoría quedará hipnotizada por lo que es externo.
Será difícil derrotar ese poder; él creció mucho después de la confianza concedida por Cristo.
Pero a partir de las acciones, los caminos se desviaron completamente.
¿Quién corregirá los errores de siglos enteros?
Por eso, el Padre observa con Misericordia y confía solamente en los que viven Su Verdad y no la desvirtúan.
Muchos son los pastores que son responsables por rebaños enteros, pero muy pocos hacen lo que el Señor les enseñó.
Toman con su mano el báculo del pastoreo, pero no saben conducir a los rebaños por el camino de la fe.
El templo es tan semejante a una moneda; él tiene dos caras, una de fuego y otra de oro.
En él se escribe una historia de otrora, que finalmente, deberá ser purificada.
Sus pasos son tan confusos como el alma que no sabe caminar ni encontrar la dirección.
Nadie ha conseguido oponerse a ella, es la madre de la aparente “paz”. Pero sus obras no son luminosas ni verdaderas.
Muchos llorarán por haber comprado su fe.
Por eso, el Cetro Divino de la Luz golpeará tan fuerte, que sus estructuras se moverán, así como se mueve la tierra en un terremoto.
A pesar de su fase más aguda, el Señor coloca Su Divina Mano sobre aquél que es justo y simple, pero que todo debe callar para que su pueblo no tiemble.
El Padre le dará la fuerza para continuar adelante; su nombre es pobre y eso lo protegerá. De él nacerá la fuerza del mismo Cristo para poder purificar el templo y a todos sus allegados.
El sufrimiento mayor será saber la Verdad; aquello que fue dicho: no quedará piedra sobre piedra.
Aún en los tiempos en donde Cristo está retornando, todas las bases infieles se moverán, dentro y fuera de la consciencia.
En el próximo amanecer, el Sol, la Aurora, y la Luz del Amor, se mostrarán a los corazones cristalinos y se mostrarán a los corazones opacos, pervertidos y dominados por la ambición espiritual.
Para que el amor y el bien se cumplan, la Madre del Cielo viene para interceder, pero ahora, bajo el mando de la Justicia Divina, la que corregirá los hechos de otrora.
Será el momento de que cada alma y cada vida sabrán en donde han colocado su fe y en las manos de quién las han depositado.
Dichosos serán los que conseguirán, por encima de todo, colocar su corazón en el Cielo y tristes serán los que se quedarán en la superficie de los acontecimientos.
El Señor envía a Su Sierva para salvar la fe de miles de almas, porque aún el adversario sigue trabajando.
Sabios serán los que oren, porque ellos tendrán discernimiento.
Iluminados y claros estarán los que busquen siempre la humildad.
Santos serán los que tengan divina compasión por sus hermanos.
Nada será perfecto hasta que retorne Cristo, quien finalmente gobernará con soberanía y el poder será quitado de las manos de los hombres.
Los simples vivirán la esperanza y conseguirán, a pesar de los hechos, permanecer en la luz interior.
Así, todos tomarán consciencia del verdadero pedido de Cristo. Su Casa se encuentra pobre y no revestida, dentro del corazón de los humildes.
Y todos verán venir la Casa de la Luz desde el Universo y sabrán que sus moradas habitan en los mundos sutiles.
Por último, las viejas llaves serán quitadas y los ángeles mostrarán a los hombres quién tiene las Llaves de los Cielos.
Mientras tanto, oremos, hasta que el cielo de la noche anuncie la señal de ese momento venidero.
Su Madre Celestial secará las lágrimas de los que golpearán su pecho por haber confiado en los hombres.
Pero Cristo, traerá el gozo de poder vivirlo y sentirlo vivamente, por encima de toda apariencia.
Llegó la hora de que los verdaderos apóstoles del silencio testimonien el Reino de Dios para los que no lo consiguen ver.
Les agradezco por responder a Mi llamado.
Ora junto a ustedes,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
En estos tiempos, Mis hijos del mundo colocan su atención en todo lo que es externo, descuidando su gran mundo interior en donde mora Dios.
Pocos hijos Míos colocan su atención en la riqueza infinita de su universo interno y eso es doloroso para Nuestro Dios.
Los corazones son atrapados por todo lo que llaman “innovador” y un gran hipnotismo planetario rodea al planeta, sobre todo, a la humanidad.
Por eso, le he pedido permiso a Mi amado Hijo para retornar al mundo cuantas veces sea necesario, a fin de que Su Madre Celeste pueda despertar a la humanidad antes de tiempo.
Con las oraciones de Mis hijos, puedo interceder. Con las oraciones de Mis hijos, puedo llegar a donde existe la mayor necesidad planetaria.
Ahora su Madre Celeste, la Reina de la Paz, peregrina con ustedes a Italia con la misión de que se cumpla la sagrada unión ecuménica entre todos los creyentes de Cristo, Nuestro Señor.
Los acompaño, los guío y los amparo con la Luz materna de Mi Corazón.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice y está entre ustedes,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Que el Manto de la Madre del Mundo cubra y proteja a todas Sus criaturas, bajo la Gracia infinita del Redentor.
Hoy, un nuevo ciclo despunta en esta Obra Sagrada que llevo adelante junto a Mi Hijo, el Cristo, y a San José Castísimo, por el rescate de este planeta y de su humanidad.
Hoy, junto a Mi Reino Celestial en la Tierra, el Reino de Lys-Fátima, celebro con todos Mis hijos un nuevo amanecer, aquel que prepara definitivamente a sus espíritus y almas para dar el último gran paso en la consagración de sus vidas a la Voluntad de Dios.
Muchas veces, han escuchado estas palabras que parecen repetirse cada tanto, y es verdad. Cada nuevo paso que la Divinidad propone a Sus servidores, en este Plan de redención y de rescate, es un ciclo que finaliza y uno nuevo que comienza, pleno de desafíos, de pruebas y de responsabilidades.
Esta es la propuesta para ustedes, en el nivel en que cada uno se encuentra en esta escuela de amor, perdón y redención que es este planeta y esta humanidad.
A cada uno de Mis hijos presentes en el mundo, aquellos que son parte de la Iglesia Celestial de Mi Hijo, aquellos que lo siguen de corazón y de verdad, hoy les entregaré una nueva meta, un sendero más profundo para recorrer y en el cual servir.
Aquellos que son parte de esta Iglesia Celestial solo por afinidad, los invito a convertirse en colaboradores efectivos de este Plan de redención. Colaborar significa acciones concretas, significa estar disponibles para realizar las tareas que sean necesarias para llevar la Obra adelante.
A los que ya colaboran, los invito a levantar el estandarte de los servidores de Cristo; aquellos que siempre están listos, dispuestos a ayudar y asistir a los Mensajeros Divinos cuando es necesario.
A los que hace tiempo sirven en este Plan de Amor, les abro la puerta de la consagración interior, aquella que los llevará a vivir por y para servir a Mi Hijo, el Cristo Redentor, y a permitir que Él los prepare para acompañarlo en este final de los tiempos, en Su Retorno.
A los que ya cruzaron el portal de la consagración y caminan por el sendero del apostolado, coloco ante sus almas, espíritus y esencias, la gran posibilidad de dar la vida por Cristo, con la alegría de entregarla, en servicio incondicional, por la redención total de las almas.
Y para los que ya no sienten temor de dar sus vidas, aquellos que viven con Mi Hijo en sus corazones, los que serán capaces de seguirlo hasta el final, sea cual sea, los invito a caminar Conmigo por el sendero de ser nada, solo esclavos de Su Amor y de aquellos que Él ama como ama al Padre Eterno.
Por eso, este ciclo es de gran renovación para cada uno de los que escuchan Mi voz.
Existe y siempre existirá, para cada criatura que ansíe de alguna forma servir a Dios y a este Plan de Amor, un lugar para realizar ese servicio. Servicio que debe realizarse con el mayor de los esfuerzos, el que cada uno pueda dar y un poco más. Porque este es el tiempo en que todo está por suceder, y del esfuerzo de cada uno dependerá el destino del planeta y de la humanidad, lo que significa también su propio destino.
Desde Fátima hacia el mundo entero, Me preparo para entregarle una Gracia a cada uno de Mis hijos, aquellos que de forma sincera, desde cada lugar del mundo, Me presenten sus corazones, en este mayo de renovación total.
Nos preparamos para entregar la Gracia de recuperar los códigos de la Pureza original que se guardan en los planos internos de este Reino Espiritual, aquella Pureza original que sus esencias perdieron hace tanto tiempo por errores cometidos en el pasado.
Estaré junto a Mi hijo Francisco concelebrando la Ceremonia de la Eucaristía. Oren por su protección y por su tarea. Él trae la renovación de la fe para todos en este tiempo.
Los amo y los bendigo.
Gracias por estar hoy Conmigo.
Vuestra Madre María, Madre del Mundo y de todas sus criaturas
Queridos hijos:
Vengo, todos los días, con la profunda aspiración de tornar la mente del ser humano un instrumento de Dios, a través de la fuerza imperiosa del amor del corazón.
Vengo, todos los días, con el fin de detener las guerras y la destrucción del género humano, para que las almas se salven del cautiverio en el que muchas naciones colocan a sus pueblos.
Vengo, todos los días, con el Propósito divino de hacer de cada ser humano una pieza importante en el Plan de Dios, para que así muchos despierten a la vida crística, al camino de ascensión y abandonen definitivamente la vida materialista y superficial.
Vengo, desde universo, con la misión de abrirles los ojos a los que los tienen cerrados a la Verdad que Mi Hijo muchas veces les anunció, la Verdad de poder ser semejantes a Él, en el Amor y en la Misericordia.
Vengo, todos los días, para calmar la agitación que viven las religiones y para disolver los vínculos que existen entre la espiritualidad verdadera y el materialismo; pues Mi deseo es que todos alcancen la Gracia que aún no merecen y que hagan de sus vidas grandes tesoros de redención y de conversión, como forma de purificación y de preparación para la segunda Venida de Cristo.
Vengo a conceder la paz donde ya no existe, por medio de los corazones orantes, que incursionan en el apostolado de la oración y en la vivencia de lo divino.
Vengo para aproximar a todos hacia el portal de la Divina Paz.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Hijos Míos:
Cuando el Sol de Dios despunte en el horizonte de sus vidas, den gracias y póstrense en humildad, pues es la Voluntad del Padre que se presenta a sus corazones.
El Sol de Dios representa un nuevo ciclo de vida y de prosperidad, un ciclo en el que la oscuridad no reinará más en la vida de los que lo contemplan. El Sol nace para anunciar el fin de la noche y la Gracia de un nuevo día.
Antes de la llegada del Sol, la noche ya comienza a disiparse y pueden ver en el horizonte la Estrella de la Mañana. Ella indica por dónde despuntará el Rey Universal, el Príncipe Solar.
La Estrella de la Mañana es su guía en la oscuridad y representa la esperanza de que las tinieblas se disiparán en poco tiempo, porque la aproximación del Sol iluminará y apartará la oscuridad.
Yo Soy la Estrella de la Mañana que hoy se aproxima a sus vidas, porque muchas de ellas están en la oscuridad de un mundo sin paz. Yo vine para aparecer en el horizonte de esta ciudad anunciándoles un nuevo ciclo, ciclo en el que la Voluntad de Dios es que toda oscuridad se disipe y que pueda reinar la Luz de Cristo.
Vengo para anunciar el retorno venidero de Mi Hijo, para que preparen sus corazones y ya no vivan ultrajando el Corazón de Dios, porque el Sol despuntará entre las nubes y Su brillo será como un incendio celestial que ofuscará los ojos que no se prepararon para verlo y recibirlo en el horizonte.
Mi Hijo vendrá. Sí, Él vendrá, y Yo estoy aquí para lavar con Mis lágrimas cada lugar por dónde Él pisará para despertar a aquellos que se comprometieron con Él en Oriente y que ahora, en Occidente, deben proclamar Su Nombre.
Yo vengo, hijos Míos, para advertirles pero también para consagrarlos y corregir sus caminos. Vengo para limpiar sus manchas y hacerles recobrar la pureza de sus corazones. Que así puedan experimentar la plenitud interior y la paz del corazón para que tengan fuerzas y valor para transformar sus vidas y ya no acepten que el mal duerma dentro de sus casas.
Quiero hacer de sus corazones pequeños soles que iluminen las calles de esta ciudad y le devuelvan la paz. Si oran Conmigo, hijos Míos, respetando las creencias y las religiones de cada corazón, solo por la unidad entre los seres, estarán abriendo las puertas para que Dios descienda y transforme no solo sus vidas, sino el mundo entero.
Quiero hacer de este lugar un ejemplo de conversión y pacificación. Y hablo de la conversión de la vida, de la conversión de las costumbres, de la conversión de la oscuridad en la luz del espíritu, de la conversión del preconcepto en unidad, de la conversión de las adversidades en paz.
Si tan solo oran Conmigo, sentirán Mi Presencia en sus vidas y Yo les mostraré como en verdad es simple decirle “sí” a Dios.
Vengo a extender Mi manto sobre el mundo, para que Mi Hijo, al retornar, camine sobre él. Preparen esta ciudad con las flores de sus oraciones y con las joyas divinas de sus acciones pacíficas.
Disipen Conmigo, hijos, la oscuridad que no permite que las almas encuentren a Dios y den testimonio, al mundo, de que es posible vivir en paz, cuando abren las puertas de sus corazones y de sus hogares a la Luz del Creador.
Que Mi Hijo entre en sus casas como el Sol de la mañana, que los cure, los bendiga y los renueve, que los perdone y los redima para siempre.
Dense a sí mismos una oportunidad para amar más profundamente a Dios. Únanse de corazón y testimonien el poder del perdón y de la unidad.
Yo los bendigo,
Su Madre María, Rosa de la Paz y Madre del Sol
Después de que Jesús estuvo en Betania reunido con las doce santas mujeres, Nuestro Señor partió rumbo a Jerusalén, acompañado por algunos de Sus apóstoles. Ese era el momento en que Él, como hombre, enfrentaría Su gran tarea espiritual por la humanidad.
El Maestro, en ese viaje, visitó otros lugares que estaban en el camino, en donde depositó más códigos de Luz, con el fin de que la humanidad se sirviera de ellos en el futuro y a través de las siguientes generaciones que vendrían después de Él.
Por última vez y en la presencia interior del Padre, Mi Hijo pasó por algunas ciudades y pueblos, acompañado por Sus apóstoles, para enseñarles cómo curar, sanar, liberar poseídos y, sobre todo, instruir y proclamar la Buena Nueva.
El Santo Señor intentó dejar grabada en la consciencia de la humanidad, la importancia de Su pasaje por la Tierra y el momento esperado de Su segundo Retorno al mundo.
En este sentido, Jesús, que después sería reconocido como el Cristo, reveló a las almas los más altos grados de amor para que ellas, a pesar de cualquier circunstancia o situación, nunca olvidaran que el Amor de Dios está presente en todo lo creado.
Así, Mi Amado Hijo recorrió varios lugares de Tierra Santa antes de ingresar a Jerusalén el día domingo, en donde comenzaría la Pascua; momento en que el cordero sería inmolado y sacrificado por las propias manos de quienes lo entregaron por engaño y por error.
Durante Su visita a los pueblos de la región de Israel, Mi Amado Hijo dejó presentes las llaves espirituales para que, enseguida de que fuera condenado a la cruz del mundo, las almas recordaran quién en verdad había sido Él.
Les agradezco por responder a Mi llamado.
Los bendice,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
He aquí que vendré del Cielo con el Cetro de Dios para abrir las dimensiones, decretando el Poder de la Luz Divina y de Su Voluntad.
Vendré del Cielo con el Cetro de Dios, para abrir las puertas hacia Su Reino y disipar la ilusión de los ojos y de los corazones de Mis hijos, para que reconozcan la Verdad y la sigan.
Vendré del Cielo con el Cetro de Dios, el que simboliza Mi profunda unión con el Creador; simboliza Mi Origen y demuestra a los corazones ignorantes del mundo la verdadera existencia de la Madre Celestial.
Vendré del Cielo con el Cetro de Dios, demostrando que el Verbo Divino es Uno, no solo con el Hijo, sino también con la Madre, con el Vientre Puro del cual surgieron todas las cosas, inclusive el Hijo, que es Uno con el Padre.
Vendré del Cielo con el Cetro de Dios para que todas las almas y todos los espíritus reconozcan la Potestad Divina que Me fue entregada desde el principio; para que reconozcan el nuevo ciclo, cuando Mi Vientre gestará nuevas cosas, así como gestó todo lo que hasta hoy fue creado.
Vendré del Cielo con el Cetro de Dios y muchos Me reconocerán, pero no comprenderán que este es el Poder Divino, hasta que este Poder toque sus ojos y los libere de la ceguera y del mal.
Vendré del Cielo con el Cetro de Dios, para unir lo que estaba separado, para que las mentes se rindan y los corazones se abran a la Verdad Divina.
Vendré del Cielo con el Cetro de Dios, como vengo hoy, y todos los ojos Me verán, porque cuando este día llegue ya no estaré preparando el retorno de Mi Hijo, sino que traeré en Mi Vientre a la Nueva Vida, que Él establecerá después de Su segunda Venida al mundo.
Con esto les digo que, después del Hijo, vendrá la Madre Celestial. Prepararé Sus pasos en Espíritu y en Divinidad, así como preparé Su camino en silencio, cuando Él estuvo sobre la Tierra. Pero después de que Su promesa se cumpla y que las Escrituras del Nuevo Tempo, expresadas en las palabras de los Mensajeros Divinos, también se cumplan, Yo vendré con el Cetro de Dios y reconstruiré el mundo con Mis Hijos.
Les daré a conocer al Niño Nuevo que durante este tiempo estoy gestando en Mi interior, y este Niño nacerá y crecerá en el interior de los que sean perseverantes y que, venciéndose a sí mismos y vaciándose de sí, se rindan completamente ante Dios.
Así como Mi Hijo ascendió una vez, ascenderá nuevamente, y así como Yo ayude a los Apóstoles en aquel tiempo, ayudaré a todos ustedes. Juntos construiremos el nuevo mundo, el nuevo tiempo, y las dimensiones se harán visibles.
En ese momento, las miserias ya no serán lo que predominará en sus vidas. Su transformación ya no será solo una batalla contra las fuerzas capitales de este mundo, que habitan dentro y fuera de ustedes; la transformación será eterna y constante, porque todo en el Universo se transforma; sin embargo, les digo, hijos Míos, que cuando Yo descienda al mundo después de Mi Hijo, les traeré una nueva vida y les daré a conocer un nuevo camino, en el cual se consumará la transición entre el viejo y el nuevo hombre. Y sus pasos consistirán en unirse al Universo, recuperar la filiación con Dios y reintegrarse a Sus Leyes.
Les daré a conocer los principios de la Unidad con toda la Vida y el orgullo que hoy hace que muchos se sientan únicos en toda la Creación Divina desaparecerá, y reconocerán a toda la Vida que habita en el Cosmos desde el principio, y que en humildad aguarda que ustedes puedan crecer y despertar.
He aquí que vendré del Cielo con el Cetro de Dios y estableceré la Paz dentro y fuera de ustedes, en este mundo y más allá de él. Pero hasta que llegue ese momento perseveren, ríndanse, humíllense, perdonen todo, inclusive a sí mismos y busquen el vacío, con constancia y con fe.
Pues ya llegará el día en el que verán en Mis manos al Cetro de Dios y darán gracias por ver cumplirse todo lo que un día les dije.
Yo les agradezco y los bendigo, para que no pierdan la fe ni la divina esperanza de ver cumplirse las Sagradas Escrituras de estos tiempos.
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Queridos hijos Míos:
Que el canto de cura y de redención planetaria sea entonado, para que las puertas inciertas se cierren en la consciencia humana.
Que nunca ningún cantor desista de servir con su simple voz al Reino de Dios.
Que las notas y melodías musicales, en este día, sean activadas para que las almas del mundo escuchen en su interior el Gran Llamado.
Que los coros de la Tierra, formados por los grandes ejércitos de las almas al servicio del Plan de Dios, se unan en comunión a los potentes coros angélicos para que en todo este Universo se emita la clave sagrada de la paz y de la reconciliación.
Que con cada pieza que hoy será presentada, los Universos sublimes desciendan al planeta para que la consciencia humana siga siendo trabajada, y así, las criaturas reencuentren el sentido de su vida espiritual.
Que cada cantor, que emitirá la melodía de armonía, coloque en su corazón a las naciones del mundo, con el fin de que se establezca un tiempo de paz en donde ya no existe.
Que las manos de los coralistas se unan entre sí para atraer hacia la Tierra la unidad entre el hombre y Dios, que nada más esté separado, que reine la sagrada hermandad para que cada alma cumpla con su preciosa misión.
Que cada instrumento irradie la nota de cura que le falta a muchas almas, y que así, cada corazón reciba el impulso interior que necesita.
Que este encuentro de música perdure a través de los tiempos y, a través de las ofrendas, que todos los corales no dejen nunca de abrazar el llamado de los coros celestiales, porque les aseguro que estarán siendo partícipes del anuncio de la segunda Venida de Cristo.
Que sus corazones se alegren y que las bases de este encuentro de música se fortalezcan por el amor de todos al Divino Propósito Mayor.
Que las puertas de este encuentro de música se mantengan abiertas para que nuevos cantores puedan llegar, y así, la hermandad se expanda más allá de las naciones, de los pueblos y de las razas.
Que Mis hijos del mundo tengan presente que todavía espero por las almas que se ofrecerán para formar parte de la sagrada producción de este evento celestial.
Los espero.
Les agradezco por responder a Mi llamado.
Los unifica,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Queridos hijos:
Hasta el fin de los días estaré con ustedes, hasta que llegue Mi Hijo en Su Gloria, cuando Él traerá el Reino de Dios con todo Su esplendor y Misericordia.
Estaré hasta el fin de los días, hasta ver nacer a la Nueva Humanidad, que tendrá una nueva consciencia y hará, finalmente, de este planeta un recinto sagrado.
Hasta el fin de los días estaré con ustedes, para que Mis hijos sean guiados y nadie los disperse ni los retire del verdadero camino de la luz.
Esta es Mi promesa espiritual para todos los que Me siguen y hacen de esta promesa su propia aspiración. Porque quien Me llame será escuchado por Mí y tendrá respuesta. Quien implore será colmado por una Gracia desconocida.
Estaré con ustedes hasta el fin de los días, hasta que Mis ojos vean nacer al Cristo interior y Él esté presente y maduro en la esencia de cada uno de Mis hijos.
Después de todo, retornaré a la Gloria del Padre para que, junto a los ángeles, exaltemos con alabanzas al Padre por haberse cumplido el nacimiento de los Nuevos Cristos.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Con un rayo de Luz de Mi Corazón impregno de Gracia a la Tierra y, al mover los Espejos del Cosmos hacia el planeta, las almas reciben y captan los impulsos del Universo.
Las grandes usinas del Cosmos retransmiten sus códigos a la humanidad, y los espíritus unidos al Padre reciben los Dones que, a partir de hoy, serán parte de su evolución.
Los Espejos del Cosmos emanan impulsos infinitos, y todos los seres de buena voluntad encuentran el sentido interno de sus vidas. Y así se establece una comunión profunda entre las almas que despiertan y Dios.
Todo se renueva al punto de que los que antes estaban lejos del camino crístico retoman su compromiso de otrora, y así, la Faz Gloriosa de Cristo se dibuja sobre la luz de los Espejos, y nuevos códigos sublimes se introducen en la esencia matriz de las criaturas.
Esas almas sienten el impulso, esas almas sienten el llamado. Nada se pierde.
Los corazones consiguen saciar su milenaria sed y, después de tantos siglos y después de tantas experiencias, la raza futura, formada por seres Espejo, despierta a su misión principal.
¿Cuál es esa misión principal?
La de irradiar el Amor de la Fuente hacia un planeta en penumbras.
Cada alma recibe del Universo lo que necesita, y cada corazón es nutrido por nuevas y desconocidas Leyes.
Lo que antes parecía imposible en una consciencia humana, el impulso espiritual que recibe la torna rescatable, y su alma se posiciona en el escalón que le corresponde dentro del Plan.
Todo se transforma, y las puertas al Conocimiento Cósmico son abiertas con el fin de que las criaturas reencuentren su esencia y su pureza original.
Pero la hora indica que los seres más conscientes, los servidores incansables deben estar atentos al movimiento de los Espejos, pues llegó el momento de iluminar la consciencia y de recibir estos impulsos como si fueran los últimos.
Beban del conocimiento y crean que es esa Divina Agua que les quitará la sed de saber quiénes son en verdad y qué vinieron a cumplir.
Es de esa forma que las Leyes resucitan antiguos colaboradores del Plan Evolutivo, para que el planeta enfermo pueda ser curado por las virtudes y las herramientas que cada sol ofrecerá al Padre Universal.
Estamos en los últimos tiempos, y la sagrada Instrucción del Universo tornará a cada alma y a cada ser, más consciente y servicial.
Una etapa se cerró en los últimos meses y una nueva ya ha comenzado.
No pierdan la oportunidad de develar misterios internos y de atraerlos hacia la superficie de sus consciencias con el fin de que ellos cooperen con el Plan.
El tiempo material e interno es precioso. Nunca antes cruzaron un umbral tan definitivo. Nunca antes conocieron el Portal hacia el Real Tiempo del Universo. Pues llegó la hora de penetrarlo a través del caudal del amor del corazón.
Porque así, a pesar de lo que suceda o de que la Tierra tiemble, estarán en profunda hermandad, y los frutos que dio la Figueira, como árbol sagrado, servirán de socorro y de auxilio para los que tendrán hambre espiritual de cosas evolutivas.
Estén atentos, cada paso que den marcará el cumplimiento de nuevas etapas. Es hora de abandonar la individualidad de la consciencia y de abrazar para siempre la fraterna vida grupal.
Recuerden, hijos, las palabras de Jesús: “Ámense los unos a los otros como Yo los he amado”.
Que esa sea su firme premisa y que la Ley de la Unidad Espiritual entre los seres se cumpla para que la indiferencia, la omisión y el abandono sean extirpados del inconsciente de esta humanidad.
Así podrán estar en comunión y servicio con todas las necesidades humanas y planetarias que aflorarán de la noche a la mañana.
Quisiera, hijos, que cada etapa que viven sea bien aprovechada y que nadie más, consagrado o no consagrado, cierre la puerta al auxilio cósmico que está llegando.
Redescubran, entonces, su verdadera civilización y sean parte de ese Proyecto Divino que debe llevarse adelante a través de la fiel y consciente colaboración de todos.
Que las Islas de Salvación aparezcan después de haber sido construidas por las manos de todos.
Que Mis hijos sean verdaderos celadores de esas Islas y guardianes del Gran Portal por el cual Cristo aparecerá para el mundo.
Viertan sus miserias en Mi Corazón, que Yo las transformaré y serán, en poco tiempo, rosas en Mi Jardín de Luz.
Crean en lo verdadero y puro que existe dentro de ustedes, y así la Tierra será repoblada por nuevos principios de amor y de unidad.
No dejen de captar lo que los Espejos están emanando, ellos le indican a la humanidad que está viviendo un último ciclo.
Adelante Mis guerreros de la paz.
Les agradezco por responder a Mi llamado.
Los bendice con la Luz de todo el Cosmos,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Yo soy el Velero de la Paz y, en los océanos del mundo, busco pescar a las almas que están sumergidas en la ilusión de la vida material.
Soy el Velero de la Paz y llego a todos los puertos del mundo para dar a conocer, a la humanidad, la verdadera Luz que viene del universo.
Soy el Velero de la Paz y les traigo a todos el anuncio y el mensaje sobre la llegada de Cristo. Así es como preparo, para todos, el momento de Su descenso a la Tierra.
Soy el Velero de la Paz y llevo Conmigo, en Mi Corazón, a todos los que piden auxilio, sin dejar atrás a quien Me pide socorro.
Soy el Velero de la Paz y les entrego a Mis hijos el Reino Celestial, con el fin de que las almas encuentren el sentido de estar con vida en este planeta.
Soy el Velero de la paz y difundo al mundo el gran momento de la Misericordia de Dios.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Y verán venir, como un Sol, al Poderoso Hijo de todos los universos, estrellas y planetas.
Y verán en Su Mano Derecha el Cetro de la Divina Justicia, que aplacará la furia de los injustos y la indignación de los sufridores.
En aquel día, verán a los doce coros angélicos, siendo guiados por el Santo Arcángel Miguel; y como un haz de Luz, verán mover a Su Divina Espada, de oeste a este y de norte a sur, marcando en el cielo la señal de la Venida Gloriosa de Cristo.
Todos se levantarán de sus lechos por lo que verán: el Hijo del Hombre erguir el estandarte de la victoria de los redimidos que han cumplido los Designios de Su Sagrado Corazón; y el Gran Soplo del Espíritu Santo soplará como una corriente mayor que mil vientos, moviendo la barca que flameará irradiando las virtudes alcanzadas por los autoconvocados.
En aquella hora, el Señor Dios, el Todopoderoso, contemplará la inmensidad del mundo y el vasto universo colmado de seres y de estrellas descenderá en Misericordia para restablecer los Mil Años de Paz.
Ningún alma o consciencia quedará atrás, porque el Prodigioso Hijo, con el esplendor de más de mil soles, brillará para derramar Su Soberana Paz.
En ese momento, todo sufrimiento, decadencia y perdición desaparecerá de la faz de la Tierra y lo que ha oprimido durante eras, desde los Adanes y las Evas, será aprisionado y vivirá su redención final; porque el gran ángel caído no soportará el Amor Infinito del Hijo de Dios, se postrará con su cabeza en el suelo con todos sus ejércitos caídos, se convertirá y abandonará el planeta, y los nuevos apóstoles gobernarán la Nueva Tierra.
Cristo posará Sus Pies sobre la tierra en donde Él derramó Su Preciosa Sangre, el Sagrado Cáliz saldrá a la superficie y la humanidad vivirá su última expansión de consciencia.
Los malos serán derrotados. Los prisioneros de sí mismos serán liberados y ya no existirán más angustia ni dolor.
Después que el planeta se haya purificado, los ángeles creadores descenderán y harán de todos los lagos de la Tierra los nuevos estanques de la humanidad.
Que así sea.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Les revela la verdad del corazón,
Vuestra Madre, la Virgen María, Rosa de la Paz
Mi Hijo viene a traer el alivio espiritual que los corazones necesitan para que renazca dentro de ellos una positiva esperanza.
Su Madre Celeste los acompaña para motivarlos a seguir adelante con alegría y regocijo, porque eso ayudará a los corazones a que puedan curarse espiritualmente.
Es así, queridos hijos, que en este día un rayo de la Gracia desciende sobre esta región de Estados Unidos, para consolidar en los espíritus una oportunidad de redención y de toma de consciencia.
La realidad planetaria hace de esta humanidad una raza muy necesitada de equilibrio espiritual y moral.
Por eso los Mensajeros Divinos llegan a Estados Unidos para llamar a los corazones a la verdad, al reconocimiento de la condición humana en la que muchos hoy se encuentran.
Para eso, la Jerarquía realiza una obra de milagros con el fin de preparar con anticipación a todas las consciencias para el esperado retorno de Cristo.
En este momento cada esfuerzo será importante, porque eso construirá la alianza de las consciencias dormidas, con el Creador.
Les agradezco por responder a Mi llamado.
Los bendice en este día de misericordia,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Queridos hijos:
Mientras la batalla entre la luz y las tinieblas se desencadena sobre la superficie de este planeta, quisiera que todos los orantes del mundo mantuvieran la convicción de orar con fervor, amor y devoción; de esa forma su Madre Celeste podrá contar con todas sus oraciones para hacer triunfar en el mundo, y sobre todo en la humanidad, el Plan del Amor de Dios.
Hijos Míos, que por sus oraciones y sacrificios diarios todas las barreras y los obstáculos que impone Mi adversario, a través del conflicto y de la desarmonía, sean trascendidos por la acción poderosa del fuego de la oración.
Es así que progresivamente, queridos hijos, su Madre Celeste mantendrá bajo un cierto orden todos los planos tanto el espiritual, como el mental y el material.
Cada uno de ustedes en este ciclo deberá proponerse, como ejercicio espiritual dentro de Mi discipulado, la meta o el propósito interior de superar y de abandonar la indiferencia ante los acontecimientos que se precipitan día a día sobre algunas naciones del mundo.
Es así que, con la minoría de los soldados despiertos a Mi llamado, Yo haré triunfar el Plan redentor de Mi Amado Hijo antes de Su próximo retorno.
Hijos Míos, con toda la devoción e imploración de sus espíritus, recen con amor y confianza para que la propia oración del corazón los pueda guiar en este momento y sobre todo pueda ayudar espiritualmente a muchísimas almas, las que en este mismo tiempo están atravesando el ciclo de la tribulación planetaria.
Abiertos a escuchar la voz de su Madre Celeste, les pido, queridos hijos, que tengan bien presentes Mis pedidos, porque ellos son luces divinas en medio de la oscuridad de estos tiempos.
Con la fe y el amor del corazón, Mi adversario perderá la batalla, crean en eso.
Les agradezco por responder a Mi llamado.
Está entre ustedes,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Que la Divina Paz se establezca durante los tiempos de caos.
Que esa Paz atraiga la mansedumbre hacia todos los corazones.
Que en los tiempos de batalla triunfe el amor y que ese amor recupere y redima todo lo que parece perdido.
Que las almas glorifiquen al Padre y que Su Santo Espíritu las libre de todo mal.
Que durante la transición de la Tierra, las consciencias se fortalezcan para que puedan ver la apertura de las puertas del glorioso retorno de Cristo.
Que en esta hora de definición todo se determine, para que el Plan de Dios se manifieste en la consciencia de la humanidad.
Que nadie pierda la esperanza ni tampoco sus fuerzas internas, que eleve la bandera del anuncio de la venida redentora de Cristo.
Que los divinos y supremos Cielos se abran por encima de sus cabezas, para que los santos ángeles derramen la Misericordia de Dios.
Que lo impuro se purifique.
Que lo purificado se vuelva más puro y que, en la esencia de la pureza original, todos vivan la paz interior.
Que las legiones de la Luz formadas por todos los seres humanos de buena voluntad, acompañen la realización del Plan Divino y que todos los servidores navegantes remen y remen, para que la barca de la victoria humana llegue al puerto del Gran y Supremo Libertador.
Que nadie le tema al tiempo final, que todo se realice según el Pensamiento divino.
Que los corazones no pierdan la paz.
Les agradezco por responder a Mi llamado.
En vigilia,
Vuestra Madre, María Rosa de la Paz
Yo soy la Puerta de Paz.
Soy la corriente divina y poderosa que atrae hacia el mundo los principios de la Creación.
Soy ese rayo purísimo que proviene de Dios y que despierta en los corazones la redención.
Vengo en este tiempo a anunciar la Venida de Mi Hijo.
Vengo a preparar los caminos por donde las almas encontrarán a Cristo.
Por eso, este ciclo es determinante para todos, es el momento de encontrarse con el Padre Eterno para cumplir Su Sagrada Voluntad.
Es tiempo de sentir el porvenir y la esperanza plasmados en el interior de todos los seres.
Como su Madre, los conduzco y los guío hacia Mi Obra de Paz, que no solo abraza naciones y continentes, sino que también a través de los tiempos, le enseño a la humanidad a vivir el Plan del Creador.
Les dejo a todos el Espíritu de Mi Paz y la absoluta confianza en los Designios del Único.
Los abrazo, a cada uno de ustedes, para que sientan Mi calor materno y así se vivifiquen en el Señor.
Que en esta hora, todo se pacifique y que los caminantes abracen su cruz y la carguen, porque ella no será pesada, será la cruz de la liberación del mundo e imitarán a Mi Hijo para Gloria de Dios.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz y del Amor Mayor
Así como hace más de dos mil años, las profecías se volverán a cumplir. Los libros sagrados dejarán de ser solo sagrados, para volverse vivos nuevamente, frente a los ojos de los hombres.
Hijos Míos, cuando Jesús llegó al mundo y manifestó por medio de una expresión humana las palabras de Dios y de los profetas, aquellos que en apariencia lo esperaban no quisieron verlo, porque Él llegaba para apartar de las manos de los hombres el falso poder sobre las almas y sobre los templos, los que deberían volver a ser sagrados, para que los puros de corazón y los que en verdad buscaban a Dios pudiesen encontrarlo.
Los doctores de la ley no quisieron reconocerlo; prefirieron continuar con su falso poder y humillar al Hijo de Dios que rendirse a Él y al nuevo Evangelio que Él traía. No quisieron renovar su fe con la escritura viva, porque era más fácil someter a las almas a la espera de un Mesías que nunca llegaba.
La humanidad de aquel tiempo, Mis amados, temió renovar la propia fe y completar las escrituras con lo que Jesús escribió en Su llegada al mundo. A pesar de todo, Mi Hijo derribó el poder de los hipócritas y de los arrogantes con Su humildad; porque cuando menor se hacía ante los hombres, más se colmaba de Dios y de Su Amor.
Hijos, les digo esto, porque a pesar de tantas guerras, tantas persecuciones y tanta negación, Mi Hijo reescribió la historia y dejó al mundo un nuevo Evangelio que renovó las escrituras y aproximó a las almas aún más a Dios. Ahora, de nuevo llegó la hora de cumplir Sus profecías, de volver a renovar el Evangelio de Cristo a través de la vida. Llegó el momento de ver Su retorno; porque aquellos que hace dos mil años pensaron haber aceptado Su presencia entre los hombres, están vestidos otra vez con el falso poder y han tomado para sí mismos el control sobre la fe de las almas y de los corazones. Ellos saben que Mi Hijo llegará, pero no Lo proclamarán y negarán Su Espíritu como negaron Su Cuerpo y Su Sangre hace tantos siglos.
Pero esto no impedirá que Cristo retorne al mundo y demuestre una unión y semejanza con Dios aún más profunda. Él vendrá Resplandeciente y cegará los ojos de los que pensaban que veían la luz pero que estaban en tinieblas.
Así como el profeta Juan advirtió a la humanidad para que se arrepintiera porque el Reino de Dios estaba próximo, ahora, hijos Míos, Yo les digo a través de Mis videntes, que nuevamente se arrepientan, pidan perdón y renuncien ante el Cristo crucificado, a todo falso poder que piensan que tienen entre sus manos.
¡Que todas las almas preparen sus moradas! Que las iglesias reparen sus faltas y renuncien a las acumulaciones materiales y espirituales que con tanto esmero aseguran en sus casas.
El Redentor llegará y exigirá a los que dicen ser Sus apóstoles, la vivencia de Su Evangelio. No fue Él, hijos, quien colocó sobre los Suyos, vestiduras semejantes a las de un rey. Cristo vino entre los pobres y despojó a Sus discípulos y apóstoles de todo y sobre todo de sí mismos. Sin embargo, el hombre volvió a adornarse y a llenarse de oros y de piedras, en nombre de Cristo, sin comprender por qué el Mesías vino al mundo en un pesebre y no en un palacio.
Mis amados, no les digo estas cosas para herir sus corazones, sino para que revean sus vidas. Que todos renueven sus votos ante Cristo, porque solo los simples de corazón lo reconocerán.
¿Estarán preparados, hijos Míos, para despojarse de todo en nombre del Cristo Resplandeciente y verlo reescribir los libros sagrados con enseñanzas que trascienden la existencia humana? ¿O apretarán con fuerza el oro y el falso poder en sus manos y preferirán esperar a que se destruya el templo de este mundo, para poder comprender que el Hijo de Dios retornó a la Tierra?
Santifiquen verdaderamente sus vidas. Aquel que es puro y trasparente ante Dios, no necesita temer nada; por eso, hijos, no digan que vengo a amenazarlos o a causarles temor. Yo vengo para advertir a los que están sordos y ciegos en sus vanidades y creen servir a Cristo.
Retomen la pureza de sus corazones. Oren Conmigo para que Yo les muestre la verdad y el camino. Deje que lave sus ojos y les muestre la luz, preparándolos para estar una vez más ante Mi Hijo, pero ahora en entrega y con sincera disposición para seguirlo.
Los amo y les digo todo eso para que no se pierdan. Quisiera que hasta la última alma viviente reconociese la llegada de Mi Hijo; Su Espíritu ya está entre ustedes, pero muchos lo niegan.
Les dejo Mi Paz, para que con ella reflexionen y renueven sus compromisos con Dios.
Les agradezco.
Vuestra Madre, María, Rosa de la Paz
Asociación María
Fundada en diciembre de 2012, a pedido de la Virgen María, Asociación María, Madre de la Divina Concepción es una asociación religiosa, sin vínculos con ninguna religión institucionalizada, de carácter filosófico-espiritual, ecuménico, humanitario, benéfico, cultural, que ampara a todas las actividades indicadas a través de la instrucción transmitida por Cristo Jesús, la Virgen María y San José. Leer más