- Inicio
- Blog
- Mensajes
- Oración por la Paz en las Naciones
- Calendario
- Oraciones
- Impulsos Diarios
- Libros publicados
- Pinturas e Imágenes
- Objetos Sagrados
- Música
- Galeria de fotos
- ¿Quiénes somos?
- Centros Marianos
- Campaña por la Paz
- Redes Sociales
- Contacto
Un alma sufrida que en esta vida parecía no conocer la alegría y el amor que otras tenían la oportunidad de experimentar, le cuestionó a Dios, preguntándole: “Señor, veo el mundo y encuentro desigualdad, almas que se regocijan y almas que se desesperan, almas que son fortalecidas por Ti y almas que pierden sus fuerzas y no encuentran el sentido de la propia vida. Dime, entonces, Tú que eres el Dios de todos, el mismo y el Único, ¿Cuál es el motivo de los desequilibrios del mundo?”.
Y el Señor, contemplando la sinceridad de su sufrimiento, le respondió: “Yo Soy el Dios de todos los seres, Padre y Señor de toda la vida, Dios Único y Trino, Dios de Amor y de Verdad; pero la vida, alma pequeña, es diseñada por Leyes que mantienen el equilibrio de la evolución de todas las consciencias y que las conducen según sus propias elecciones. Mi Amor por las almas es el mismo, con la misma esperanza aguardo que los corazones retornen a Mí, pero el sufrimiento o las alegrías en este mundo no corresponden a una decisión que Mi Corazón toma en relación a las criaturas.
¿Qué es para ti el regocijo? ¿En dónde ves que los hombres encuentran la alegría en sus corazones? Porque un alma, para estar en verdadera alegría, solo necesita estar en Mí y, aunque sufra con el dolor de los hombres, Mi Amor en su corazón no la deja perecer.
El sufrimiento del mundo, alma pequeña, te debe hacer comprender la fragilidad de la vida humana, distante de Mí. El verdadero dolor que sienten las almas es por estar distantes de Mi Corazón o por ignorar Mi Presencia. Un alma puede tener todo en la materia y ser profundamente vacía e infeliz, así como un alma puede no tener nada y, sin embargo, poseer la mayor de todas las alegrías, que es estar en Mi Corazón. Pero eso, alma pequeña, es una decisión diaria, constante y permanente de las almas que escogen estar en Mí y no en el mundo.
Por eso, cuando sientas vacío y sufrimiento en tu corazón, no te preguntes dónde estoy Yo, sino donde estás tú. Mi Corazón está en ti, pero ¿tú estás en Mí?”.
Que este diálogo les recuerde, hijos, que deben estar en Dios para comprender que la vida está hecha de Leyes que no descienden aleatoriamente del Universo, sino que son atraídas por cada alma que escoge, con sus acciones, pensamientos y sentimientos, lo que atraerá hacia su propia vida.
Sepan escoger a Dios cada día, en cada instante.
Tienen Mi bendición para esto.
San José Castísimo
Un alma pobre y desprovista de los medios básicos para subsistir en el mundo le cuestionaba al Señor dónde Él estaba y cuál era el motivo de su sufrimiento, diciéndole: “Señor, yo que tanto busco y pido en Tu Nombre no obtengo respuestas, sino sufrimientos y padecimientos cada vez mayores. Dime el motivo del desequilibrio de este mundo y por qué no puedo tener tanto como mis semejantes”.
Y respondiéndole el Señor, también con una pregunta, le dijo: “¿Dónde está tu tesoro, alma pequeña? ¿En ansiar acumular cosas en la Tierra o en descubrir los misterios del Cielo? Contempla, pues, a aquellos que Me conocieron de verdad. La iluminación de sus consciencias les permitió renunciar a todos los bienes del mundo y, siendo pobres entre los pobres, fueron ricos ante Mí.
Contempla, pues, a Mi Hijo. ¿Él fue enviado al mundo para acumular riquezas, para sentir placeres, para saciar Su Cuerpo, Su Mente y Sus Sentimientos? ¿Será Mi Hijo tu ejemplo y guía? ¿En Él está el espejo en el cual quieres encontrarte reflejada todos los días?
Entonces, alma pequeña, comprende que el sufrimiento y la pobreza de esta vida vienen para equilibrar tantos excesos de la humanidad. Ellos deben ser para ti el símbolo de que tu escuela no está en la acumulación, sino en la renuncia y en la gratitud.
Enséñale al mundo a través de un ejemplo humilde y abre las Puertas del Cielo para los que son ignorantes de esa verdad y buscan en el mundo, y no en Mí, la forma de colmar sus vidas”.
Les cuento esta historia para que aprendan en dónde está el verdadero tesoro de sus vidas. Y, cuando sientan que algo les falta, den gracias y sean ejemplo del Amor Humilde de Dios. Así, les abrirán las Puertas del Cielo a los más ignorantes.
Tienen Mi bendición para esto.
San José Castísimo
Busca en todas las cosas la presencia interna y espiritual de tu Madre Santísima.
Que por donde pases tu corazón se incline más hacia los misterios del espíritu que hacia las cosas materiales.
Busca la esencia del Propósito de Dios en la misión que Él te encomendó y profundiza siempre, hijo, en el sentido espiritual de todas las cosas.
Busca la Voluntad de Dios en el silencio. Encuentra Su guía en la quietud interior para que tu consciencia traspase las apariencias y encuentre lo que es verdadero, y para que el ejemplo de tu corazón puro le hable al mundo sobre cómo estar delante de las cosas de Dios sin confundirlas con las cosas de los hombres.
Mi bendición está sobre ti, así como está sobre el mundo, porque un nuevo tiempo se inicia espiritualmente para toda la humanidad.
Cada día que pasa, el contacto con la vida superior se torna más interno, más profundo, porque es allí, donde la superficialidad no existe, que tu corazón estará seguro para encontrar a Dios.
Tu Padre y Amigo,
San José Castísimo
Hijos Míos:
Coloquen sus ojos y sus corazones en la Verdad de Dios, porque hoy, y a partir de este nuevo ciclo, Yo vengo a despertarlos del sueño de este mundo y a liberarlos de los cautiverios de la vida material.
Yo vendré para remover de su interior aquello que los ata a este mundo, les hablaré al corazón y también a todos los aspectos de sus consciencias que se resisten a la transformación; porque ya llegó el momento de ser otros y, ante todo lo que saben y todo lo que recibieron, no pueden continuar sus vidas como si fueran los mismos tiempos de hace quince o veinte años atrás.
Hijos, ya no deben basar su entrega y su donación en la falta de entrega y en la crisis material que vive el mundo en este tiempo. Esta crisis es el anuncio de un tiempo de pruebas y, cuanto más difícil sea la vida sobre la Tierra, cuanto más les cueste donar material o espiritualmente algo de sí, más deben saber, hijos Míos, que es hora de hacerlo, porque el hecho de que el mundo esté en crisis significa que Mi Corazón, así como el Sagrado Corazón de Jesús y el Casto Corazón de San José, deben llegar a las almas y a las naciones que necesitan despertar.
No midan los Planes de Dios de acuerdo con las necesidades humanas. No piensen que, si las naciones están en crisis y la economía es escasa, los Sagrados Corazones ya no deberían peregrinar por las naciones; porque estos pensamientos son semillas de árboles dañinos que están naciendo en sus consciencias para distraerlos y hacerles olvidar el Plan de Dios.
No tengan miedo ni resistencias al escuchar Mis Palabras, porque Yo vengo a tocar en donde la humanidad no se quiere transformar, Yo vengo a abrirles los ojos a aquello que no quieren ver.
Sí, el mundo está en crisis. Sí, las personas en las naciones están con dificultades económicas y cada vez lo estarán aún más, porque las bases de sus vidas no deben estar formadas según las necesidades materiales.
No es para acumular bienes físicos, disfrutar ni usufructuar del planeta que vinieron al mundo, hijos Míos.
Vinieron al mundo para vivir este exacto momento por el cual hoy están transitando. Momento en el que Dios los llama a transformar la condición humana, a no tener miedo de donar aquello que no tienen, más allá de lo que les sobra. Y les hablo de todos los niveles de donación, no sólo material como también espiritual.
La crisis del planeta se expandirá por todos los sectores de la vida, y ustedes son llamados a consagrarse cada vez más a los Planes de Dios.
Muchos los verán como locos y criticarán Mis Palabras, pero no tendrán precio las Gracias que las almas y el planeta recibirán durante su mayor crisis, cuando los Mensajeros permanezcan en el mundo y fortalezcan los corazones para su prueba mayor.
Aún necesitaremos llegar a muchas naciones de este mundo para abrazar y alcanzar a aquellos hijos Míos que, en lugares remotos, condenan la propia existencia, y para curar heridas planetarias que de otra manera no podrían ser curadas.
Porque no son muchos, hijos Míos, los que tienen la dádiva de ser conscientes de lo que Dios realiza espiritualmente en el mundo por intermedio de Sus Mensajeros. Y, a esos pocos, a los que les damos todo, también les pediremos todo, porque a través de sus conciencias es que transformaremos los conceptos humanos y, a través de sus vidas, testimoniaremos al mundo que es posible entregarse, aún en tiempos de crisis, de miedo y de caos.
Sus corazones deben estar en el establecimiento de los Planes de Dios y, de esa forma, vacíos de conceptos humanos en un mundo lleno de miedo, ustedes, hijos, serán como antorchas que simbolizan el despuntar de una nueva vida.
Y es en esas bases, formadas por sus corazones y en las que rendirán al viejo hombre, que Mi Hijo vendrá para reconstruir la Tierra.
Crean y tengan fe de que cuando les hablo estas cosas estoy preparando, en ustedes y en este planeta, el esperado Retorno de Cristo al mundo.
Yo los bendigo y los llamo a la profunda reflexión del corazón.
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Queridos hijos:
Mientras su Madre Celeste aún permanece en vigilia y oración sobre la ciudad de San Pablo, quería decirles que el trabajo interior e intenso, que realizó Mi amado Hijo en ustedes, fue muy profundo y transformador.
Por otra parte, su Santa Madre espera pacientemente que algunas almas de esta nación se conscienticen y se compadezcan de la Señora del Cielo, abriendo sus bolsillos y ayudando como buenos celadores para que la misión a Centroamérica se cumpla.
Mi intención no es quitarles nada, sino llevarlos a la consciencia de la fraternidad planetaria, por el bien común de toda la humanidad y de todas las naciones.
Aquí, en esta ciudad de San Pablo, existen almas que podrían impulsar y concretar, de tiempo en tiempo, todos los proyectos divinos de su Madre Celeste.
Es así que, en este día sábado, Yo les traigo esta revelación para que la mayoría sepa que en verdad todo le pertenece al Creador y a Su Creación.
Por eso, hijos Míos, Mi aspiración de Madre es que el Brasil, así como otras naciones de América, se puedan solidarizar y para buscar, más allá de todo, la armonía y la Misericordia que todos los pueblos del mundo necesitan.
Vengo, en este día, a despertarlos a la fiel hermandad, a la castidad de las cosas materiales y a la austeridad de los bienes espirituales.
Vengo para enseñarles a compartir, así como la Sagrada Familia compartía todo lo que tenía.
Invito a cada uno de los brasileños a tejer Mi Manto de Luz en el mundo, a través de la caridad y del compartir; así harán del planeta un lugar de igualdades y no de desequilibrio y de gran pobreza.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Así como hace más de dos mil años, las profecías se volverán a cumplir. Los libros sagrados dejarán de ser solo sagrados, para volverse vivos nuevamente, frente a los ojos de los hombres.
Hijos Míos, cuando Jesús llegó al mundo y manifestó por medio de una expresión humana las palabras de Dios y de los profetas, aquellos que en apariencia lo esperaban no quisieron verlo, porque Él llegaba para apartar de las manos de los hombres el falso poder sobre las almas y sobre los templos, los que deberían volver a ser sagrados, para que los puros de corazón y los que en verdad buscaban a Dios pudiesen encontrarlo.
Los doctores de la ley no quisieron reconocerlo; prefirieron continuar con su falso poder y humillar al Hijo de Dios que rendirse a Él y al nuevo Evangelio que Él traía. No quisieron renovar su fe con la escritura viva, porque era más fácil someter a las almas a la espera de un Mesías que nunca llegaba.
La humanidad de aquel tiempo, Mis amados, temió renovar la propia fe y completar las escrituras con lo que Jesús escribió en Su llegada al mundo. A pesar de todo, Mi Hijo derribó el poder de los hipócritas y de los arrogantes con Su humildad; porque cuando menor se hacía ante los hombres, más se colmaba de Dios y de Su Amor.
Hijos, les digo esto, porque a pesar de tantas guerras, tantas persecuciones y tanta negación, Mi Hijo reescribió la historia y dejó al mundo un nuevo Evangelio que renovó las escrituras y aproximó a las almas aún más a Dios. Ahora, de nuevo llegó la hora de cumplir Sus profecías, de volver a renovar el Evangelio de Cristo a través de la vida. Llegó el momento de ver Su retorno; porque aquellos que hace dos mil años pensaron haber aceptado Su presencia entre los hombres, están vestidos otra vez con el falso poder y han tomado para sí mismos el control sobre la fe de las almas y de los corazones. Ellos saben que Mi Hijo llegará, pero no Lo proclamarán y negarán Su Espíritu como negaron Su Cuerpo y Su Sangre hace tantos siglos.
Pero esto no impedirá que Cristo retorne al mundo y demuestre una unión y semejanza con Dios aún más profunda. Él vendrá Resplandeciente y cegará los ojos de los que pensaban que veían la luz pero que estaban en tinieblas.
Así como el profeta Juan advirtió a la humanidad para que se arrepintiera porque el Reino de Dios estaba próximo, ahora, hijos Míos, Yo les digo a través de Mis videntes, que nuevamente se arrepientan, pidan perdón y renuncien ante el Cristo crucificado, a todo falso poder que piensan que tienen entre sus manos.
¡Que todas las almas preparen sus moradas! Que las iglesias reparen sus faltas y renuncien a las acumulaciones materiales y espirituales que con tanto esmero aseguran en sus casas.
El Redentor llegará y exigirá a los que dicen ser Sus apóstoles, la vivencia de Su Evangelio. No fue Él, hijos, quien colocó sobre los Suyos, vestiduras semejantes a las de un rey. Cristo vino entre los pobres y despojó a Sus discípulos y apóstoles de todo y sobre todo de sí mismos. Sin embargo, el hombre volvió a adornarse y a llenarse de oros y de piedras, en nombre de Cristo, sin comprender por qué el Mesías vino al mundo en un pesebre y no en un palacio.
Mis amados, no les digo estas cosas para herir sus corazones, sino para que revean sus vidas. Que todos renueven sus votos ante Cristo, porque solo los simples de corazón lo reconocerán.
¿Estarán preparados, hijos Míos, para despojarse de todo en nombre del Cristo Resplandeciente y verlo reescribir los libros sagrados con enseñanzas que trascienden la existencia humana? ¿O apretarán con fuerza el oro y el falso poder en sus manos y preferirán esperar a que se destruya el templo de este mundo, para poder comprender que el Hijo de Dios retornó a la Tierra?
Santifiquen verdaderamente sus vidas. Aquel que es puro y trasparente ante Dios, no necesita temer nada; por eso, hijos, no digan que vengo a amenazarlos o a causarles temor. Yo vengo para advertir a los que están sordos y ciegos en sus vanidades y creen servir a Cristo.
Retomen la pureza de sus corazones. Oren Conmigo para que Yo les muestre la verdad y el camino. Deje que lave sus ojos y les muestre la luz, preparándolos para estar una vez más ante Mi Hijo, pero ahora en entrega y con sincera disposición para seguirlo.
Los amo y les digo todo eso para que no se pierdan. Quisiera que hasta la última alma viviente reconociese la llegada de Mi Hijo; Su Espíritu ya está entre ustedes, pero muchos lo niegan.
Les dejo Mi Paz, para que con ella reflexionen y renueven sus compromisos con Dios.
Les agradezco.
Vuestra Madre, María, Rosa de la Paz
Asociación María
Fundada en diciembre de 2012, a pedido de la Virgen María, Asociación María, Madre de la Divina Concepción es una asociación religiosa, sin vínculos con ninguna religión institucionalizada, de carácter filosófico-espiritual, ecuménico, humanitario, benéfico, cultural, que ampara a todas las actividades indicadas a través de la instrucción transmitida por Cristo Jesús, la Virgen María y San José. Leer más