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Queridos hijos:
El amor vence las barreras del dolor. El dolor del mundo puede ser liberado por la fuerza imperiosa de cada oración. En cada oración hay una misión interior que cada alma asumirá delante de Dios.
Queridos hijos, sírvanse de Mi Inmaculado Corazón y así cada uno de sus corazones estará siendo formado en la escuela de la oración. Recuerden queridos Míos la importancia de que todos ustedes, como almas y como familias, oren unidos y juntos; de esa manera, el Señor les proveerá los Dones del Espíritu Santo que en estos tiempos son necesarios en la humanidad.
Cada momento que sus almas estén frente a la oración y a Mi Inmaculado Corazón, les dará la fuerza, queridos hijos, que cada uno de sus corazones necesitará en este último ciclo. Abran sus ojos, pequeños Míos, y vean la Buena Nueva que la Señora Vestida de Sol está comunicando a sus corazones.
Queridos hijos, mientras el tiempo transcurre de manera veloz, la fuerza interior de la oración deberá ser un pilar en donde Dios pueda apoyarse y derramar Sus Gracias, porque para que las Gracias sean victoriosas, en cada alma debe existir un apoyo orante de parte de cada una de ellas para este mundo. Así cada alma que debe ser impregnada por las Gracias, podrá reconocer lo que Dios le dictará a su corazón.
Queridos hijos, vigilen con mucho amor el camino que cada uno está recorriendo. El mal que está sofocando la vida de muchos corazones y que los lleva hacia la perdición, aún no ha terminado. Por eso, Yo les pido que oremos para que Mis Planes de Paz puedan darse en las almas y sobre el mundo. Todos sus corazones, pequeños niños, están siendo preparados para el próximo mundo que vendrá después de este.
Para que la verdadera alegría pueda curar los corazones, hoy los invito a orar con alegría y también por la falta de alegría de las almas tristes.
Que el Señor Dios omnipotente, venerable y amado, sea en cada uno de sus corazones.
La paz sea en la vida de todos Mis hijos.
Gracias por responder a Mi llamado.
María, Madre de la Divina Concepción de la Trinidad
Queridos hijos:
El alivio de todo sufrimiento se alcanza con la oración cuando cada uno de ustedes confía en la Luz que les llegará a través de ella. Así, pequeños niños, podrán reconocer la Voluntad de Dios, una Voluntad que irradia la verdad y la compasión a cada uno de sus corazones.
Queridos hijos, en este tiempo, abracen el poder del amor que tiene la oración cuando se hace con el corazón. Estarán así colaborando en simplicidad en el alivio del dolor de muchas almas que el Señor Me ha pedido ayudar. Todas ellas son almas hermanas que ustedes podrán amar y sentir en la oración. De esta forma estaremos amando a quien desconocemos y a quien tenemos lejos; en todas estas almas comenzará así a gestarse la verdadera fraternidad.
Queridos hijos, prosigamos afirmando la importancia de la oración que eleva en estado y en sentimiento a los corazones. Ya estamos en el tiempo de manifestar el espíritu de la fraternidad. El Señor Misericordioso ha pedido que muchos corazones, todos los posibles, comiencen a vivir con humildad en este espíritu de fraternidad. Si en el mundo fueran más amorosos y fraternos los unos con los otros, los Planes de Dios ya podrían ser diferentes.
Por eso, queridos Míos, Yo llego a sus corazones para entregarles Mi Paz para que todos puedan caminar hacia el espíritu de la fraternidad. El mundo está doliente, pero lo podremos curar cuando cada uno de ustedes, orando, de todo de sí. El Señor contempla la honestidad de sus almas y el amor que irradian al orar.
Vivan en paz para poder vivir en el Amor de Mi Bendito Hijo Jesús.
En el Amor de Dios,
María, Madre de la Divina Concepción de la Trinidad
¡Que la Paz sea en los corazones!
Que hoy reine Mi Paz en sus corazones. Quienes busquen esta Paz, encontrarán Amor. Quienes estén en Mi Divino Amor, hallarán confianza para el camino. Quienes ya vivan en la confianza de Dios, encontrarán alivio, porque todos estarán bajo la Voluntad de Dios.
Así, queridos Míos, se revela el camino para la consagración.
Queridos hijos, hoy Yo los invito a celar por la consagración en cada uno de ustedes. Ella es un don precioso que Dios les está concediendo a sus almas. La consagración verdadera comienza en nuestra confianza en la oración; a partir de allí, Mis pequeños, el Universo Celestial se abre para que en cada hora de la vida ustedes puedan ver y sentir la Voluntad de Dios.
De esta forma, queridos hijos, sabrán cómo vivir en paz, en la paz del corazón. Vayamos juntos al encuentro con Dios; Mi Inmaculado Corazón los resguardará en el camino por el que cada uno de sus corazones ha decidido peregrinar. Caminando en la Voluntad de Dios ustedes comprenderán que sus pequeñas voluntades humanas deberán unirse a la Voluntad Única. Este ejercicio de humildad y de entrega les permitirá fortalecer la oración y, así, la paz en el mundo podrá reinar por más tiempo.
Queridos hijos, en estos tiempos, cada momento que pasa en la vida debe ser una constante búsqueda de la Voluntad de Dios; así todos los corazones podrán entrar en las Leyes Celestiales, las que sus almas deberán reconocer y amar. Hoy vivan bajo la primera Ley del Amor. El mundo necesita del amor compasivo y humilde entre todos Mis hijos, para que cada día se pueda aliviar un poco más.
La misión de cada uno de ustedes será aspirar a encontrar la Ley Divina que la humanidad ha perdido, ley que se manifiesta entre las almas y Dios. Por eso, Yo vengo no solo a donarles la Paz Interior que muchas almas desesperadas buscan; vengo también para reconciliar y redimir los corazones que se han alejado de Dios.
Nuestro Altísimo Señor los guarda; el Amor Divino es para todos sus corazones. Yo estoy aquí para guiarlos.
En confianza infinita al Padre Celestial,
María, Madre de la Divina Concepción de la Trinidad
Queridos hijos:
En Su Gracia, el Señor los convoca para obrar por todos los hermanos en el mundo bajo el espíritu de la paz.
En estos tiempos en los que el mundo no descansa por sus sufrimientos, Yo los llamo a la perpetua oración por la paz en todos los corazones. Por este camino, ustedes podrán construir sólidas columnas de Mi Paz de modo que ellas irradien al mundo entero. Sepan, pequeños Míos, que el Señor aguarda la redención y la conversión del mundo; por eso, Yo vengo desde los Cielos hacia ustedes para enseñarles cómo perdonar y amar a pesar de las diferencias humanas entre los corazones.
Queridos hijos: la verdadera Paz es un estado de Gracia; la Paz es divina e inmaculada. Yo vengo al mundo a recordarles que la humanidad tiene una puerta por donde encontrar Mi Luz Maternal. Cada día que pasa, el mundo se apaga; por ello, Mis queridos hijos, el acto de la oración debe ser constante hasta el punto de sentirla como parte de cada una de sus células.
De esta forma, pequeños Míos, muchas Gracias podrán ser derramadas para abrir los corazones que aún permanecen cerrados. Ustedes, pequeños niños, solo recuerden y vivan cada momento de oración; así sus corazoncitos brillarán en medio de la noche que llegará a todos. Vean la Luz de Mi Inmaculado Corazón para que sus almas tengan fortaleza y sientan la Paz que desde los Cielos Yo les estoy irradiando mes a mes, aparición tras aparición.
Alegren sus corazones por el camino presente que están recorriendo. Será importante sembrar la unidad para que el estado de Mi Divina Paz sea un fuego ardiente en cada uno de ustedes.
Vivan en paz y sientan Mi Inmaculada Paz. Ámense los unos a los otros, como lo ha dicho Mi Hijo; es hora de vivir estos misterios.
Gracias por responder a Mi llamado.
Los contempla con el Corazón,
María, Madre de la Divina Concepción de la Trinidad
Quédate Conmigo y presencia Mi Inmaculado Corazón. Quédate en paz para poder ver nacer Mi Luz frente a tus ojos. Oremos por el Reinado de la Paz para que Dios, en Su Gloria, los bendiga y los guarde.
Guarda tu pequeño corazón en Mi Corazón, y Yo te aseguro que encontrarás el alivio que tanto buscas. Recuerda que Yo soy tu Sagrada Madre del Amor, en quien puedes confiar porque Mi misión es llevarte hasta la Presencia de Mi Misericordioso Hijo. Y, en esta comunión, encontrarás el descanso que tu caminar tanto espera desde hace tiempo.
Queridos hijos, abracen con predilección la expansión de Mi Paz para que todas las almas en el mundo reciban de Mí el mismo don del amor. Por eso, Mis queridos niños, día a día los invito a renovarse en la oración. De esta manera, Mis Planes de Paz podrán ser victoria para muchas almas que están perdidas.
Ahora, cada uno de sus corazones ya conoce, en parte, el Amor de Mi Reino, un reino que proviene de Dios. Yo los invito, queridos Míos, a que donen sin temor el amor de sus corazones. El Amor es la Esencia Primordial que podrá verdaderamente dar alivio a los desprotegidos y desamparados.
Queridos hijos, Yo los estoy llamando para aliviar el sufrimiento de muchas almas a través del don poderoso de la oración. Solo con la donación orante de cada una de sus almas, las obras de Dios se podrán llevar adelante en la Tierra sin que el enemigo pueda interferir en ellas.
El enemigo es fuerte en algunos corazones, los cuales Yo deberé rescatar y convertir. Por eso, Mis pequeños hijos, debemos orar para que en esta última hora cada alma pueda recibir su propia conversión. Unidos a la Voluntad de Dios, los caminos que cada corazón deberá recorrer en la vida serán caminos que los llevarán hasta Dios.
Dios Padre los ama y quiere ver a los corazones alegres, pero el mundo deberá rendirse delante del poder de Su Amor.
Los ama profundamente desde la Luz de Mi Corazón,
María, Madre de la Divina Concepción de la Trinidad
A pesar de todo, queridos hijos, Mis Planes de Paz son las misiones para las almas y el mundo entero.
Queridos hijos, hoy los llevo a todos en lo profundo de Mi Corazón de Madre y los aguardo para caminar por la senda de la conversión y de la fe. No pierdan la esperanza de reencontrarse con Dios; Él los llama para que sus vidas expresen los Dones de Su Amor en la Tierra. Yo los abrazo con la Luz Inmaculada de Mi Corazón para que sus pequeños corazones descubran el Don de la Paz de Dios, el cual quiero irradiar al mundo.
Unidos al verbo continuo de la oración, muchas circunstancias previstas para el mundo, en especial para el corazón de la humanidad, pueden cambiar para el bien de todos ustedes. Por eso, pequeños Míos, aquí encontrarán una razón interior verdadera para que sus corazones comiencen a orar Conmigo.
Les agradezco en especial, queridos hijos, por el apoyo incondicional de todos sus corazones a esta Obra Divina del Reinado de Mi Paz y de la Conversión. Todos, como uno, podremos ayudar para que las consecuencias que están escritas para muchas almas puedan cambiar a través de la donación del amor de cada uno de ustedes.
Por este camino de colaboración, queridos hijos, Yo quiero ver a cada uno de sus corazones. Esperen con alegría la venida hacia ustedes del poderoso Corazón del Señor; así cada alma estará comulgando de un amor profundo que les permitirá revertir las situaciones internas.
Queridos hijos, encontrémonos bajo el Amor del Creador para que el mundo, en su última hora, cambie, y la Paz Celestial pueda ser la nueva vida para muchos corazones.
Yo cuento con cada una de sus oraciones.
Gracias por responder a Mi llamado.
María, Madre de la Divina Concepción de la Trinidad
Los ama y los guía.
Queridos hijos:
Hoy vengo hacia ustedes hablándoles con la voz de Mi Inmaculado Corazón conmemorando con alegría el tiempo de Mis apariciones mensuales a sus pequeños corazones.
Queridos hijos, el Señor tiene en Su Corazón y en Su Reino a todas las almas, aún más a aquellas que en este tiempo están separadas de Él.
Pequeños Míos, Yo soy el Águila del Sol, el Lucero que enciende la Luz en todos los corazones. Yo los invito a consagrarse humildemente a la Luz de Mi Inmaculado Corazón y eso comenzará en el día a día de la oración. La oración del corazón no puede desvanecerse de sus miradas, ella debe ser la llama que los lleva al encuentro interno con Dios. Les aseguro, queridos hijos, que Él los aguarda para protegerlos y para llevarlos hasta los pies de Su Venerable Ley.
Queridos hijos, este camino de oración que cada uno debe recorrer y debe consagrar, les permitirá, como almas, consagrar la existencia en cada corazón. De esta forma, ustedes lo estarán haciendo por amor a todos Mis hijos y por unión fraterna al mundo en dolor. La meta para cada uno de sus corazones será fundirse con Mi Inmaculado Corazón para que las últimas Gracias desciendan sobre las almas, como desciende la Luz de Mis ojos sobre las vidas de todos.
Que la Gracia Infinita de la Conversión sea el despertar para los que aún están dormidos a Mi llamado. El Reino de Mi Paz sea en sus corazones.
Los ama,
María, Madre de la Divina Concepción de la Trinidad
Conocerán los Dones de Dios a través del fuerte crecimiento de vuestro amor.
Queridos y amados hijos:
Hoy el Señor les pide amor fraterno del corazón, para que ese amor al prójimo pueda honestamente irradiar a los semejantes. Queridos hijos, Dios los ama a pesar de los acontecimientos que el mundo vive hoy.
Yo los invito, pequeños servidores, a reconocer la Luz de Dios en cada corazón hermano. Así ustedes podrán unirse más en el amor y continuar juntos por los caminos de la verdadera paz.
En este tiempo, Yo los necesito firmes en el poder misericordioso de la oración. Como almas donadas a Cristo podrán ayudar a que algunos acontecimientos, que son generados por la humanidad, no recaigan sobre los corazones.
Para ello, queridos hijos, el Señor les confía el amor a la verdadera oración del corazón, una oración que pueda elevar la realidad del mundo. Junto a Mí, Mis pequeños, ustedes podrán recorrer los senderos de la paz y así, Mi Manto Universal de las Gracias podrá ser colocado sobre los hijos que aún no Me tienen.
Queridos hijos, cada uno de ustedes debe amar la comunión diaria con Mi Hijo; en este tiempo, ni un día podrá faltar en sus vidas. En el camino de fraternidad hacia Cristo, ustedes, a través del acto de la comunión interna, podrán aliviar el Corazón de Mi Hijo que es ultrajado por las vanidades del mundo. En esa unidad con Cristo, el mundo podrá tener al menos un tiempo más de paz.
Dios puede escuchar la voz de sus oraciones. Así Mi Inmaculado Corazón podrá llegar a aquellas almas que más lo necesitan.
Gracias por responder a Mi llamado.
María, Madre de la Divina Concepción de la Trinidad
Alivio y paz para las almas tibias.
Queridos hijos:
Un misterio divino para cada uno de sus corazones es la oración del corazón. Ella los llevará hacia la Presencia de Dios siempre y cuando ustedes lo necesiten, porque la oración los conducirá hasta los pies del Creador.
Pequeños hijos, hoy los llevo a todos hacia los pies del Divino Padre; por eso, los invito a que sus corazones se conviertan en una plegaria viva, y que cada una de sus almas se exprese como una hermosa flor para el Creador. Así, queridos hijos, conocerán qué fácil es vivir en la paz del corazón y en la paz que les donará la verdadera oración.
Queridos hijos, busquen en Mi Inmaculado Corazón la unión perfecta de sus vidas con Dios. Yo, como la Madre Divina, Madre predilecta para cada uno de ustedes, los llevaré hacia el tiempo venidero de la reconciliación. Para perdonar, queridos hijos, deberán abrirse a amar lo que nunca han amado. Buscando la presencia del Amor Divino de Cristo sabrán dónde verdaderamente iniciar el camino de la conversión de sus corazones.
Cuando Mi voz pronuncia tantas veces: “corazón, corazón, corazón”, es porque estamos, Mis pequeños, en el tiempo del llamado a la conversión de todos los corazones del mundo. Y ustedes son partícipes Conmigo para poder ayudarme en la transformación total de muchas vidas necesitadas de Dios.
Por eso, pequeños Míos, Yo vengo hacia ustedes llamándolos uno a uno para que Dios Padre misericordioso pueda reinar en sus vidas y, así, ustedes puedan conocer la emanación infinita de Su Amor.
En el nombre de Dios Todopoderoso, Yo los estoy invitando a restaurar sus vidas no solo a través de la oración, sino también a través de la confianza plena y absoluta de cada uno de sus corazones en Dios. Él quiere volver a darles Su Paz, la Paz Eterna. Para eso, queridos hijos, Mi Inmaculado Corazón está llegando a cada una de sus vidas.
Prosigamos firmemente por este camino de oración y de paz que juntos estamos construyendo a través de la donación del corazón.
Gracias por responder a Mi llamado.
María, Madre de la Divina Concepción de la Trinidad
Paz para la Tierra, Amor para los que despiertan, Luz infinita para los que caminan hacia Mí.
Queridos hijos:
Hoy vengo hacia ustedes con la especial Gracia de preparar en cada alma el advenimiento interno de Cristo.
Queridos hijos, hoy los invito a que sus corazones permanezcan bajo los dos rayos misericordiosos que Mi Hijo está irradiando al mundo entero. A pesar de las flaquezas en la fe o del temor en los corazones, Yo los invito a que no se separen del Amadísimo Corazón de Cristo. Si la vida está bajo este glorioso y poderoso Corazón Redentor, ella tomará el camino para su consagración y para sus pasos hacia Dios. El Señor, bueno y amado, les ha entregado una parte amada de Él: Cristo, para que a través de Su Amor ustedes puedan iluminar los pasos en el camino que recorren.
Hoy los llamo a permanecer en la quietud del corazón, así estarán contemplando la Presencia del Altísimo. Mientras el mundo cambia de manera rápida, aquellas almas que son tibias y aquellas que están distantes de la Faz Divina de Cristo, deberán fortalecerse aún más en la oración.
Ustedes, Mis pequeños hijos, ya viven en el día a día la escuela de la oración; por eso, Yo los invito a enseñar a todos sus hermanos la oración del corazón. Como el mundo necesita de sus oraciones, ustedes, queridos hijos, abracen el camino de la oración para que todos los hijos en esta última hora puedan recibir las Gracias que los Cielos aguardan derramar sobre todos. Así estarán caminando a través de la oración hacia la consagración de sus almas a Mi Inmaculado Corazón.
La fe verdadera en cada uno de Mis hijos comenzará con la confianza de ellos mismos en lo que aún es desconocido, pero que es sagrado como los Cielos.
Gracias por responder a Mi llamado.
En Unidad,
María, Madre de la Divina Concepción de la Trinidad
Despierta en el amanecer bajo Mi Presencia Maternal.
Comienza a dar tus primeros pasos hacia Mi Corazón de Madre.
Sacia tu sed en la fuente inagotable de Mi oración.
Abre tu corazón a la humildad.
Siente en el pensamiento a la Mente Única de Dios para que tus sentimientos sean puros.
Dirígete hacia el Templo del Creador y celebra con alegría lo que Él te ha donado.
Vive en Su Voluntad, para poder comprender los pasos en tu consciencia.
Une tu mirada y tu alma con el eterno Cielo.
Sé durante el día como la flor y expresa la gratitud con reverencia.
Sé como el agua cristalina, recorre todos los caminos como lo hace la oración.
Dónate como las estrellas, brilla constantemente como la Luz.
Encuentra en el camino a una hermana: la oración.
Permite que ella convierta tu ser, deja que ella libere el camino.
Proclama con unidad el poder del Verbo Divino, para que colmado por Mi Amor prodigioso, veas ante tus ojos la Presencia de Dios.
Entra en los Cielos junto a tus hermanos; contempla a la Creación en oración.
Busca incansablemente la ley del Espíritu, para que la vida sea consagración.
Si vives el amor abnegado, abriendo tu alma con la oración, el Espíritu Santo derramará sobre tu ser la llama de la eterna devoción.
Cuando sientas que la vida te ha vencido, que el dolor te ha golpeado y que el sufrimiento ha secado la fuente de la adoración, afirma la unión de tu alma Conmigo, y Mi Corazón vendrá a auxiliarte.
Para tu alma, Yo soy la Guardiana de la Fe. Para tu corazón, Yo soy la Madre de las Gracias.
Quiero, querido Mío, querida Mía, que afiances tu alma en Mi Eterno Corazón. Para eso, deberás orar no solo por ti sino por el mundo entero.
Seca del Rostro de Dios las lágrimas que el mundo le ha generado.
Convierte la vida en una oración para esta última hora.
Mi Voz está llegando a los oídos que la quieren escuchar y vivir.
Nada está separado entre los hombres y Dios. Todos sus corazones deben ser uno solo; así podrán vivir en paz.
Para que las guerras no se creen, los pensamientos deben ser puros.
Para que la humanidad crezca, la entrega deberá ser mayor.
El Señor de los Santos Cielos los quiere llevar a todos en Su bendito y amado Corazón.
Como almas, ustedes deben agradar a nuestro Dios con buenas obras de paz; así, en poco tiempo, el mundo podrá ser otro y la vida de muchas almas cambiará.
Por eso, Mis pequeños, Yo vengo en auxilio de todos, anunciando Mi Buena Nueva de la Paz.
Yo los espero como Mis servidores.
Yo los aguardo en oración.
Así, la Paz de Mi Reino será en las almas y Mi Inmaculado Corazón triunfará.
En la Paz Eterna,
María, Madre de la Divina Concepción de la Trinidad
Sean como niños y vengan hacia Mí porque Yo los protegeré.
Queridos hijos, hoy los invito a contemplar Mi Inmaculado Corazón. Quiero enseñarles a vivir en la humildad de la vida para que sus corazones se fortalezcan día a día.
Quiero decirles, Mis pequeños, que debemos orar por el mundo y por todas las almas que carecen de la verdadera humildad del corazón. Si ustedes, queridos hijos, oran con el alma y con el corazón, podrán ayudar a que nuestro Padre derrame Su Amor y Su Misericordia sobre este caótico mundo sin paz.
Por eso, pequeños, Yo vengo como la Reina Mensajera de la Paz. Vengo a enseñarles cómo ustedes deben actuar con sus corazones delante de la vida. Quiero que, desde Mi Corazón, recojan Mi vida de Sierva como María, la Madre de Jesús, para que ustedes guarden los momentos gloriosos que Mi Hijo brindó a todas las almas a través de los episodios de cada parábola. Cada una de ellas los ayudará a meditar con el corazón sobre el Amor en las palabras de Cristo. Por eso, Yo los invito a recuperar lo que siempre, desde niños, les enseñaron sobre la vida real de cada Evangelio. Unidos así, en oración, las almas podrán reencontrar un camino de verdadera comunión con Cristo. Ustedes estarán junto a Mí haciendo renacer el espíritu de la lectura en los corazones que deben aprender a amar en cada nuevo día.
Queridos hijos, guarden Mis palabras en sus corazones para que ellas crezcan como flores en cada amanecer. El Señor los llama a reconciliarse con las enseñanzas que Cristo dictó a la humanidad.
Mis pequeños, Yo los acompañaré por esta nueva senda de oración y de comunión con Mi bendito y misericordioso Hijo. Si ustedes abren sus corazones al llamado que viene desde los Cielos, será la señal de que más almas perdidas se podrán reconciliar con Mi Inmaculado Corazón.
Los guía con Divino Amor,
María, Madre de la Divina Concepción de la Trinidad
Queridos hijos:
Hoy les dejo a cada uno de sus corazones el signo de Mi Paz; esta señal la encontrarán en la oración diaria. Pequeños: otro signo para sus almas es la conversión. El Señor los invita a convertir el espíritu en un sagrado templo de perdón y restauración de la vida.
Queridos hijos, en la consagración de sus vidas mediante el Verbo Divino de la oración, hallarán el camino que los conducirá hasta las Puertas de la Paz, Puertas de Mi Reino.
Pequeños Míos, es hora de preparar sus consciencias para lo que pronto llegará desde los Cielos. Mi Inmaculado Corazón trae un prenuncio para todos los hijos que se unen a Dios. Por eso, pequeños niños, el mundo también deberá seguir convirtiéndose a través de las oraciones de todos los hijos del mundo. Si supieran cuán necesario para sus corazones es orar, estarían a cada momento impregnados por la Luz de Mi Corazón.
Quiero que reconozcan que estamos en el momento de irradiar paz a quienes la necesitan. Sus vidas deben convertirse en constantes instrumentos de Dios; así el Plan Divino del Padre fluirá según los designios sobre cada una de las almas. Este preciosísimo plan de amor aliviará la generación constante de faltas que muchas almas cometen delante del trono del Padre mientras viven en el mundo. Para eso, Mis queridos hijos, Yo los espero abiertamente para fundirnos en oración por todos estos hijos. Como humanidad, deberán aprender muchas lecciones de paz y de humildad.
En este camino de construcción del plan interior Me encontrarán. Solo basta que cada una de las almas se abra para Mi inmaculado llamado a la conversión.
Gracias por responder a Mi llamado.
María, Madre de la Divina Concepción de la Trinidad
Paz para las vidas.
Con los corazones que decaen, con todos ellos Yo estoy. La fuerza de la oración les dará valor para la transformación de cada alma. La oración sembrará la paciencia delante de los cambios de la vida y el amor unirá lo que en los corazones pueda estar separado. Para poder convertirse, cada corazón deberá reconocer sus faltas. Reconociéndolas podrá, por medio de la oración, disolver y elevar poco a poco lo que pesa en los corazones.
Yo los quiero ayudar; por eso vengo desde el Cielo para que encuentren consuelo en Mi Corazón. Mi espíritu inmaculado desbordará de alegría cuando Mis hijos recuerden a Dios. Si la vida fuera oración, la vida sería transformada. El amor cultiva la paciencia delante de las pruebas y la paciencia los llevará a la redención del pasado.
Queridos hijos, hoy los llamo para que ustedes amen lo que aún no han superado. En Mi Corazón encontrarán refugio.
Los adora,
María, Madre de la Divina Concepción de la Trinidad
Queridos hijos:
Yo también estoy con ustedes en la adoración al Sagrado Corazón de Mi Hijo. Les aseguro, queridos hijos, que en Él encontrarán la fortaleza que sus corazones están necesitando en estos momentos.
Pequeños, es importante para sus vidas la contemplación al Corazón Divino de Cristo; cada unión de ustedes con Su Espíritu abre una puerta para la reconciliación de todas las causas que por error se hayan cometido.
Nunca se olviden, queridos hijos, de esa perfecta unión con Cristo, para que en las horas de prueba ustedes puedan tener voluntad para continuar en el camino que los llevará hacia Él.
Hoy los llamo para que sus corazones coloquen su atención sobre este ministerio. La adoración a Mi Hijo Glorificado los ayudará a comprender mejor las situaciones de la vida, lo que les permitirá, Mis pequeños, que ustedes puedan entregar todo a Su Santísimo Corazón.
La adoración es un acto de constante restauración de la vida, de la mente y del espíritu para todos los corazones.
En la contemplación se inicia en ustedes un camino de comunión con Cristo para que después se puedan fundir con Él en la adoración.
Sepan, queridos Míos, que este ejercicio es importante para todos los corazones. Debo decirles que la meta de sus corazones será no tornar este sagrado ejercicio como un episodio más en la vida. Cada encuentro de adoración al Sagrado Corazón de Mi Hijo debe ser un acto de reparación para sus corazones y para sus pequeñas almas. Eso ayudará a que el mundo, que adora muchas otras formas, se pueda convertir poco a poco desde el corazón y desde el alma.
Cada uno de sus corazones deberá amar la adoración realizada frente al Corazón de Mi Hijo. Deberán establecer la alianza con Su Sagrado Corazón, lo que dará inicio a la esperanza y a la buena voluntad.
Por eso, Mis pequeños, Yo los invito a entrar en el océano de la adoración. Allí permanecerán recorriendo un nuevo camino hacia Él. De esa forma se unirán a Su amado Corazón y ayudarán a aliviar a todos los corazones que no lo contemplan.
La primera parte de la salvación se dará a través de la adoración al Corazón de Cristo; adoración que nos preparará para lo que llegará después.
¡Gracias por responder a Mi llamado!
Oremos por los que no adoran a Dios.
Oremos por los que no aman a Dios.
Oremos por los que no se entregan a la Luz.
En reverencia al Corazón de Cristo,
María, Madre de la Divina Concepción de la Trinidad
Yo soy la Madre que alivia la tristeza de los corazones. Yo soy la Llama Ardiente que ilumina los corazones. Yo soy la Reina de la Paz que anuncia la nueva morada para los corazones. Yo soy tu Divina Madre. Soy la rosa que se abre para que sientas el sublime aroma de los Cielos.
Hoy quiero decirles, Mis pequeños, que el mundo necesita de la oración viva durante cada día. Cada oración en sus vidas debe ser una renovación. En cada renovación dada por el poder de la oración sus corazones se irán convirtiendo a la Voluntad de Nuestro Señor. Así sus almas, compenetradas con la oración, ayudarán en el alivio de los corazones que cada día pierden la Luz interior.
Como almas orantes, debemos ayudar a revertir el caos del mundo para que el Reino de Mi Paz pueda alojarse en cada corazón humano. Ya estamos en la hora de un próximo Juicio para las almas. Por ello, pequeños Míos, es primordial que unidos en la oración todos pidamos verdaderamente por la venida de la Divina Misericordia.
Ahora, Mis queridos hijos, solo la Divina Misericordia de Mi Hijo podrá asistir el dolor interior de las almas y de todos los corazones que se olvidan fácilmente del verdadero Dios. Por eso, Mis pequeños, sus corazones tal vez se acongojen y eso sucede porque el mundo, como reino y como vida, está pidiendo auxilio para todas las almas que pertenecen a él.
Para aliviar al menos una parte de lo que ya está destruido, la oración hecha con el corazón socorrerá a todos los hijos que en esta hora necesitan de paz y de mucha Luz. La oración hecha con el corazón podrá ayudar a la conversión de situaciones, acontecimientos y personas distantes de sus vidas.
Ya ha llegado la hora de unir los corazones para una única meta en estos tiempos: la oración universal por las almas y por el mundo. Dios, amoroso y compasivo, aguarda a cada uno de Sus hijos.
Queridos hijos: ha llegado el momento de que cada alma dé su paso. Desde lo profundo de Mi Inmaculado Corazón Yo llegaré a aquel corazón que se abra para recibirme.
Los ama,
María, Madre de la Divina Concepción de la Trinidad
Queridos hijos:
Caminen Conmigo en la oración así todo mal se podrá vencer en los corazones solitarios que no tienen a Dios.
Queridos hijos, día a día, comulguen de la oración para que sus almas colaboren humildemente con Mis Planes de Paz y de Redención. Extiendan Sus brazos hacia los Cielos a través de la oración, Mis pequeños. El Señor, que es bueno y prodigioso, contestará las súplicas de todos los corazones. Hoy los invito, Mis queridos hijos, a que vivan en Mi Fe Maternal.
Queridos Míos, debemos ayudar para que la fe sea una llama en los corazones que fácilmente, en el día a día, se olvidan de Dios. Para eso, Mis pequeños, los llamo a convertirse en columnas de Mi oración para toda la Tierra. Dios, que es justo y misericordioso, quiere de nuevo ver nacer a todos los corazones que se han distanciado de Él.
Mis pequeños, muchas son las obras del Padre para todas las almas, pero estas obras se cumplirán si existen corazones entregados y colmados por la oración. La hora definitiva está llegando para muchos corazones que ya no podrán seguir viviendo en la ignorancia de lo que es la vida. Por eso, queridos Míos, Yo cuento con cada una de sus oraciones para que el Propósito de la Luz se cumpla victoriosamente sobre la Tierra.
Muchos corazones están siendo confundidos, perdidos y tentados por el enemigo porque los mismos le abren la puerta con la falta de oración.
Queridos hijos, les pido que oremos por todos ellos para que Mi Inmaculado Corazón pueda encender la conversión en todos los corazones. Existe, en muchos de Mis hijos, falta de verdadera fe, la cual se fortalece con la oración diaria.
Para que sus corazones sean como escudos delante de los acontecimientos del mundo, ustedes, Mis pequeños, deberán asumir la oración como único principio para cada una de sus vidas. Sin oración, queridos Míos, la vida no tiene camino hacia Dios.
Meditemos con el corazón.
Gracias por responder a Mi llamado.
Los adora con el Corazón,
María, Madre de la Divina Concepción de la Trinidad
Queridos hijos:
En las grandes batallas la oración vence a través del amor que cada alma vierte desde su interior por las otras almas.
Pequeños Míos, hoy los invito a orar con sinceridad por la restauración de todas las almas que, por los impulsos de la vida terrena, se sumergieron en el camino de las festividades. Yo los llamo hoy a la oración reparadora por todos los corazones que sin saberlo perdieron el brillo de la llama que los unía a Dios Creador.
Por eso, Mis pequeños, para aliviar el dolor de las almas que se distanciaron de su verdadero Padre del Amor, Yo los llamo a colaborar en humildad con todas ellas a través de la unión de ustedes con los Cielos en el ejercicio diario de la oración.
Muchos corazones en este día se sentirán distanciados de todo y no podrán comprender el porqué. Por eso, Mis pequeños niños, a ustedes, que por Gracia han conocido el poder de la oración, los llamo a ejercitar el amor en el corazón por todos los hermanos que en estas festividades mundiales son engañados por el falso amor.
Para conocer el Amor Divino debemos orar y, así, las almas tibias podrán fortalecerse en esta última hora en el mundo. Mi Bendita Misericordia está siendo derramada sobre todos los corazones pero, ahora, Mi Inmaculado Corazón necesita de verdaderos misioneros de la oración.
Con los orantes en el mundo, el planeta se consagrará a Mi Inmaculado Corazón después que todo acontezca entre los hombres y los pueblos. Pero si no hay verdaderos corazones donados a la oración, al mundo le costará mucho rendirse a los pies del Supremo Dios. La humanidad, en cada pequeño corazón, está siendo llamada por Mi Inmaculado Corazón a consagrarse a Dios en la oración redentora.
Aún queda mucho por aprender en este mundo, pero Mi Corazón prepara a los corazones para el tiempo final. Estoy en cada uno de ustedes contemplándolos y amándolos como la Madre de la Paz. Es necesario, Mis pequeños, que todos conozcan el Reino de la Paz para así reconocer que la Luz de Dios está cerca de cada alma que la busque.
Dios los ama. Dios los quiere redimir. Dios espera que cada corazón se rinda delante de Su Amor Misericordioso. Aún es tiempo de que todos los corazones se conviertan . El Cielo está abriendo las puertas para los que, incluso sin comprenderlo, aspiran a su propia rehabilitación. El Divino Señor los aguarda para la cena de comunión con Su Santísimo Corazón.
Los contempla desde el Corazón,
María, Madre de la Divina Concepción de la Trinidad
Llamado a la oración por las almas
¡Paz! ¡Paz! ¡Paz para los corazones que han caído!
¡Bien! ¡Bien! ¡Bien para las almas que caminan en la Luz!
¡Unidad! ¡Unidad! ¡Unidad para los corazones que aspiran a
vivir en Dios!
Que muchos corazones, en el período que resta de este fin de año, se puedan reconciliar con el Señor elevando así todas las faltas que cometen los corazones perdidos.
A los que mes a mes responden a Mi llamado les pido una verdadera oración durante las horas de hoy para que muchos de Mis hijos puedan ser salvos en el momento del Juicio que el corazón vivirá en su última hora.
Por eso, Mis pequeños, hoy los invito a que lancemos las redes al mar como lo hizo Mi Hijo y así rescatemos a los hijos que serán permeados por la Luz del Señor. Durante estas horas, que cada miembro de la oración consagrado a Mi Corazón Inmaculado pueda dedicar parte de su atención a las oraciones por todos los hijos que están siendo distanciados del Eterno Padre del Amor.
A todos ustedes, Mis pequeños, les corresponderá unirse a Mí en oración y en amor por todas esas almas. Ustedes podrán hacerlo solos, en grupo, en familia o en un encuentro de almas mientras que, en estas horas, muchos se reúnen a perder el tiempo preciado que Dios les está entregando.
Mis queridos hijos, ha llegado la hora del rescate de los corazones, aquellos que por su ceguera y por falta de Luz deberán volver a ver la Misericordia del Señor. Yo los invito a presenciar el Corazón Divino de Mi Hijo; así estarán reparando todos los errores que la humanidad genera durante estas horas.
Yo los llamo a que, a través de sus oraciones, sus corazones atraigan el Reino de Mi Paz, aquel que pocos corazones conocen. Abramos el manantial de los Cielos sobre el dolor de la Tierra para que todos los corazones sean convertidos por la Fuente de Mi Maternidad.
Mis pequeños, les estoy entregando sin condiciones el Amor de Mi Inmaculado Corazón para que sus pequeñitas almas puedan unirse a Mi Corazón cuando todo acontezca. Dios los ama y Él quiere ser Vida en cada uno de sus corazones; pero para eso, ellos deberán convertirse en el final de los tiempos. La conversión del corazón será el último presente para muchos. Mi Luz Redentora está pasando y Mi Manto de Paz quiere cubrir a todos los corazones.
Queridos hijos, el Señor nos llama a encender la Luz de la oración en los corazones solitarios y distantes de Su verdadero Amor de Padre. Ayudemos con las plegarias para que los corazones se rediman delante del Amor Infinito de Dios. Mi Corazón los conducirá a todos.
Los prepara en este último tiempo y los ama eternamente,
María, Madre de la Divina Concepción de la Trinidad
Queridos hijos:
Para el Señor es importante que sus corazones se conviertan en llamas de paz. Para convertir el corazón es necesario orar en el nombre de Mi Inmaculado Corazón de la Paz, así Yo los guiaré como Madre de todos los corazones.
Hoy los invito, Mis pequeños, a orar Conmigo sin nada más que esperar; así sus pequeños corazones serán invadidos por la Voluntad Suprema del Señor. Hoy los llamo a interiorizar el ejercicio de la oración como una alabanza a Dios. Él quiere ver a Sus hijos entregados y puros como lo es el agua cristalina de los ríos.
Yo les aseguro que cuando sus corazones sean cristalinos a través de la oración, en cada una de sus vidas comenzará el camino de la pureza. La pureza protegerá sus corazones para que ellos no se unan a todas las acciones humanas que en este mundo han distanciado a la humanidad del Corazón amado de Dios.
Por eso, en cada aparición Yo vengo a irradiarles, desde los Cielos, Mi esperanza por la verdadera transformación y conversión de todos los corazones que, en esta última hora, deberán desafiar sus pasos y encaminarlos hacia la consagración al Señor. Pero si sus corazones están en Mí, y no en ustedes mismos, podrán reconocer el Amor Divino de Mi Corazón y así comprenderán la adoración que Yo tengo hacia cada uno de ustedes.
Solo les pido, Mis queridos hijos, que coloquen sus corazones y sus sentimientos en la oración universal a Mi Corazón Inmaculado. De esta manera y en este ejercicio, ustedes, Mis pequeños, estarán dedicando la vida por Amor y por la Redención del mundo. Recuerden, Mis pequeños, que todos están dentro de Mi Corazón y que Yo aguardo que en cada nuevo día, sus corazones irradien paz y pureza.
Muchos corazones y almas carecen de pureza por haber sido invadidos por la voluntad de los hombres; así se fueron distanciando de la Voluntad Divina. Por eso, Mis pequeños niños, para poder ayudar al mundo y a la conversión espiritual, los invito a que se vuelvan hacia Mi Corazón como pequeños niños. De esta manera, en oración y en amor, el Padre Celestial derramará Su Misericordia sobre el mundo.
Sus corazones deberán ser aquello que nunca fueron para poder vivir en otra ley y bajo una Voluntad Infinita.
Oremos por la paz en cada corazón.
Los guía,
María, Madre de la Divina Concepción de la Trinidad
Asociación María
Fundada en diciembre de 2012, a pedido de la Virgen María, Asociación María, Madre de la Divina Concepción es una asociación religiosa, sin vínculos con ninguna religión institucionalizada, de carácter filosófico-espiritual, ecuménico, humanitario, benéfico, cultural, que ampara a todas las actividades indicadas a través de la instrucción transmitida por Cristo Jesús, la Virgen María y San José. Leer más