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Queridos hijos:
Si sus corazones supieran cuánto Yo los amo, de ellos brotaría un inmenso gozo y alegría.
Hoy los llamo, Mis queridos, a vivir del fruto de la oración: una oración que transforme la vida como atributo para Dios; una oración que ilumine la vida como una llama para Dios; una oración que establezca Mi Paz en la vida e irradie amor al corazón.
Por eso, Mis pequeños, cada oración debe ser verdadera y humilde para que ella dé frutos en la vida. Si oran Conmigo conocerán la Luz interior del Reino de los Cielos. Así, Mis pequeños, el mundo se convertirá y se consagrará a Mi Inmaculado Corazón cuando más almas, en simplicidad y en amor por el Todo, oren por la paz.
Un mundo sin paz es un mundo sin reino y sin amor. Por eso, Mis hijos, Yo vengo al encuentro de todos los corazones que escuchan Mi llamado día a día y hacia los corazones que despiertan con Mi voz de la paz.
Quiero traer hacia cada una de sus vidas Mi regocijo de amor por el Señor, y que sus pequeños corazones aprendan del Amor Divino para que este sea esparcido a los corazones dolientes y dormidos. Mi Amor Maternal es para todos. Mi Manto de Protección está abierto para todos. Mi Corazón Inmaculado está entregado y donado para todos.
Ustedes, Mis pequeños: ¿aceptan Mi Misericordioso Corazón?
Estoy en la hora de anunciarles el Reinado de Mi Paz a más corazones, que deberán conocerlo. Así muchos de Mis hijos saldrán del caos del mundo y despertarán en la Luz de Mi Corazón Divinizado. Yo los aguardo a diario en oración.
Gracias por responder a Mi llamado.
Los conduce por la paz,
María, Madre de la Divina Concepción de la Trinidad
Mi Corazón irradia Luz y Amor a los pequeños corazones que en esta fecha en el mundo celebran Mi Presencia Maternal.
Es importante, queridos hijos, que todos los corazones recuerden el sagrado ejercicio diario de la oración contemplativa y el ejercicio semanal del ayuno por la paz. De esta forma, Mis pequeños, estarán uniendo sus corazones por amor a todos los hijos que no escuchan a Dios, no adoran a Dios y no aman a Dios.
Mis pequeños, Yo vengo desde el Cielo Único para anunciar a sus corazones que la preparación del corazón en este último tiempo será rápida, veloz.
Quiero decirles, Mis queridos, que todos ustedes, día a día, deben amar la fuente inagotable de la oración y de la donación de sí. Así ayudarán a que muchos de Mis hijos vuelvan a aproximarse a Mi Inmaculado Corazón.
Velen en cada momento por la unión de cada corazón con Mi Presencia Maternal. Les ha llegado ahora, a todos ustedes, el momento de amar al prójimo verdaderamente a pesar de los hechos de la vida. Así ustedes estarán cumpliendo en fraternidad con las parábolas que fueron proclamadas una vez por Mi Hijo.
En este día dirijan sus corazones hacia el Santísimo Corazón de Cristo. Preparen sus moradas para que los rebaños puedan entrar y ellos puedan establecer la nueva Luz de Cristo en sus corazones y en los de sus hermanos.
¿Quiénes serán los nuevos rebaños?
Serán los hijos que despertarán a la Luz de los acontecimientos y los que irradiarán el Amor Infinito de Cristo. Por los senderos del Maestro Redentor encontrarán resguardo en sus moradas.
Los ama siempre y los acompaña de corazón,
María, Madre de la Divina Concepción de la Trinidad
Oren con amor y pureza en todos los momentos de la vida; por ese camino permanecerán dentro de Mi Inmaculado Corazón.
Hoy los invito a la preparación interior para el nuevo ciclo que vendrá. Para eso, Mis pequeños, deberán seguir orando con la misión de que muchos de Mis hijos sean redimidos por la Luz Gloriosa de Mi Amor. Derramo sobre los corazones las Gracias que provienen de Mi Padre Celestial para que ellos se fortalezcan y se donen sin cansancio por amor a todas las almas que están ciegas.
Los invito a recordar el origen y el principio de Mi pureza original que fue anunciada por el Arcángel Gabriel. Yo soy bendita e inmaculada entre todas las mujeres porque traigo el Mensaje de la Paz para todos los corazones y para todas las almas.
Por eso, Mis queridos, sean benditos al igual que Mi Corazón y unan, en fraternidad y compasión, aquello que los corazones de algunos hombres han separado de Dios. Cultiven la semilla para el tiempo venidero, y oremos juntos para que Mi Paz se establezca en los corazones que están solos.
Yo los llamo a todos y, a cada momento, aguardo encontrarlos unidos a Mi Inmaculado Corazón. Unan sus corazones a Mi Corazón para que Mi voz de Madre pueda resonar en ellos.
Mis pequeños, como tantos años que ya han pasado, en humildad, reverencia y amor los invito y los llamo a preparar el nacimiento de Mi Hijo para que más Luz pueda encenderse en las almas distantes de Su Santísimo Corazón, preparando así Su retorno celestial. Yo llevo a todos los corazones bajo Mi Manto para que sean elevados como rosas a Dios. Encuentren la pureza en vuestro interior; Yo los ayudaré. Oremos por la paz. Mi Reino vendrá en auxilio de los pequeños corazones.
Los ampara y los guía siempre de corazón y de alma,
María, Madre de la Divina Concepción de la Trinidad
Queridos hijos:
Yo conozco las ofensas que pueden emitir sus corazones; pero, Mis queridos, detengan el tiempo y la mirada en Mi Inmaculado Corazón para que Mi Amor Divino los pueda ayudar a revertir y convertir lo que aún no se ha transformado.
Caminen sin detenerse por la vía de la oración; el Señor, en Su Gloria, acompaña los pasos y los aprendizajes de la vida. No teman por ustedes mismos, teman por el dolor del mundo que ofende a Dios y que no ora sinceramente para recibir el perdón por todas las faltas cometidas.
Por eso, Mis pequeños, Yo estoy formando ángeles de la oración en la Tierra para que, junto a Mi Corazón Inmaculado, Me ayuden en la conversión de las almas que están presas de sí mismas y de la ilusión del mundo. Escuchen Mi llamado con los oídos del corazón, así comprenderán que ya estamos en la hora de la batalla y en la hora del rescate de las almas.
Yo los amo a todos, Mis pequeños, y el tiempo de crecer está llegando; eso será día a día en la oración. Cuando sientan haber ofendido a Dios, no se envuelvan en sus imperfecciones, elévenlas hacia Mi Corazón para que Mi Luz los ayude.
Alegren sus corazones porque Mi Amor viene en auxilio de todos los corazones que claman.
Los ama eternamente,
María, Madre de la Divina Concepción de la Trinidad
Confía en Mi Corazón que Yo te resguardaré. No temas por lo que aún no has superado, regocíjate en Mi Corazón Inmaculado para que Mi Amor resuene en tu interior.
Queridos hijos:
Hoy los llamo a la contemplación diaria de las oraciones. Esto permitirá, Mis pequeños, que los pedidos que son pronunciados desde la Tierra por cada una de las almas, sean escuchados por nuestro Amadísimo Señor de los Cielos. Hoy los invito, Mis queridos, a la meditación de las oraciones que elevan el espíritu y el alma. Alcen sus voces hacia los Cielos para que Yo, la Reina de la Paz, pueda interceder por todas las almas que en este último tiempo se pierden en el materialismo y en la ambición.
Por eso, Mis pequeños soldados, enciendan el fuego orante interior para que ustedes, junto a Mi Inmaculado Corazón, Me ayuden en la liberación y en el perdón del mundo entero. Escucho a diario sus oraciones y Mi Inmaculado Corazón responderá a sus pedidos según la Voluntad del Señor.
Quiero mucho a sus corazones, Yo los contemplo momento a momento. Gracias por responder a Mi llamado diario. Mi Corazón los protege, estamos unidos en oración y en Misericordia.
El Reino de Mi Paz en sus corazones.
Los ampara de todo en la Luz Celestial,
María, Madre de la Divina Concepción de la Trinidad
Queridos hijos:
Descansen sus almas en Mi Materno Corazón para que Yo les entregue el Reino de Mi Paz Universal. Laven sus heridas en la Fuente de Cristo Vivo, y entonces, Yo los secaré y los protegeré. Encuentren en Mi Corazón la llama que los iluminará por los caminos de la misión del amor y de la paz. Afiancen el amor en sus corazones, Amor que Yo les irradio
desde Mi Corazón Inmaculado, porque llegará el momento de confirmarse delante de Dios, delante de Su Gracia y de Su Voluntad.
Hoy los invito a la conversión de sus corazones a través de la unidad de cada alma con Cristo: el Señor Resucitado y Redentor. Él prepara Su regreso hacia el centro de amor en cada corazón.
Para eso, Mis pequeños, muchos de ustedes sufrirán para aliviar el gran dolor de muchas almas, con la misión de restaurar las faltas cometidas a Mi Inmaculado Corazón. Todo lo que fue dicho antes está siendo dictado por las acciones de los hombres; por eso, debemos orar para que muchas almas puedan ser conducidas por la Sabiduría de Dios.
Las almas viven sin paz; ustedes Mis pequeños, ya lo han podido ver con sus ojos a través del servicio espiritual. Mi Corazón Inmaculado sufre cuando tantos hijos se pierden. Por eso, lleven en sus corazones el emblema de la gratitud y de la perseverancia; ellos son necesarios para sustentar la vida en la Fe del Señor.
A lo largo de este último tiempo, Mis apariciones despertaron a muchos hijos que serán conducidos de nuevo frente al trono de Mi Padre. Por eso cuento con ustedes, Mis pequeños, para que en oración todos sean redimidos en Mi Inmaculada Paz.
Guarden en sus corazones Mis palabras para que ellas reverberen como semillas en el tiempo venidero. Estoy caminando con cada uno de sus pequeños corazones.
Los guía siempre,
María, Madre de la Divina Concepción de la Trinidad
Pequeños Míos:
Cuando quiebren algún voto hecho al Señor, vengan hacia Mí, y Yo los curaré y los escucharé. La vida propia es vida para ser transformada por el fuego de Mi Amor.
Hoy los invito a imitar al pequeño Cristo para que vivan el Amor sobre Mis brazos durante el reposo. Todo lo que aún ofende al Señor está para ser liberado.
Por eso, Mis pequeños, debemos orar para que el mundo alcance de nuevo la Luz del Señor. Escucho sus corazones afligidos; por eso pequeños Míos, aférrense a Mi voz orante para que sus seres salgan de las penumbras y brille la nueva Luz que Yo estoy trayendo. Encuentren en Mí vuestro descanso y aguarden en confianza que la Madre de los Cielos llegue a su encuentro.
Queridos Míos, aliviemos el mal del mundo a través del voto constante de la oración reparadora de todas las causas que ofenden a Dios. Cada oración debe brotar como la fuerza del Amor Divino en sus corazones, así, Mis pequeños, el rumbo de todos los corazones podrá cambiar para el bien de todos.
Amen el poder del silencio y encuentren en él el Reino de la oración viva. Aliviemos al mundo y a los corazones del ruido que cada corazón lleva sobre sí. Por eso, es hora de donarse más, sin restricciones; es hora de aprender a amar.
En el amor que los guía,
María, Madre de la Divina Concepción de la Trinidad
Un corazón humilde y donado al Propósito Divino del Señor es un corazón que está en el gran rebaño de las almas de Cristo, pues es un corazón que no decide por sí mismo porque está permeado por una Voluntad Divina. Es la misma Voluntad que colmó lo profundo de Mi Corazón cuando estuve en la Tierra.
Queridos Míos, para seguir el Propósito, ustedes deben amar la Voluntad Divina más allá de la voluntad humana. La voluntad humana no fundida con Dios ha provocado en la humanidad miserias, guerras, separación y pérdida de almas preciosas y de corazones.
Por eso, Mis pequeños, Yo vengo desde el Cielo para darles a conocer el Reino de Mi Paz que es irradiado por una Voluntad Infinita. Para que el corazón se redima es necesario amar la transformación del alma que la Voluntad Infinita está enviando a cada vida.
El primer paso del alma peregrina es renunciar a sí misma; eso la liberará de pertenecer a la voluntad que hizo que los hombres perdieran la Luz en el mundo. Amen la Voluntad desconocida para que las Puertas de los Cielos muestren el próximo camino a recorrer en la senda de la vida. Para eso, Mis queridos, recuerden que todo se alcanza a través de la oración hecha con amor y por amor a las almas que necesitan de la Luz de Dios.
Hoy los invito a recordar el momento en el que Mi Hijo, Cristo, vivió la Voluntad del Señor aceptando beber el cáliz del sacrificio que el Señor de las Alturas Le entregó.
¿Qué permitió que el Propósito de Dios se cumpliera en el Maestro? Fue la confianza plena en el Amor que Nuestro Señor tiene por cada criatura. Por eso, pequeños, conviertan sus corazones en Fe para que los caminos sean invadidos por la Insondable Misericordia de Dios.
Dios los ama. Dios los guía. Dios les muestra la salida.
En el Amor Inmaculado,
María, Madre de la Divina Concepción de la Trinidad
Queridos hijos:
Celebremos hoy la presencia de Mi Inmaculado Corazón en el mundo. Hoy unan sus corazones en la fraternidad para que Mi Luz Misericordiosa reine entre ellos. Hoy hagan un voto Conmigo: ayudarme a través de la santísima oración para que Mi Corazón triunfe en los corazones que busco día a día en las familias, en los pueblos y en las naciones.
Lleven en sus corazones la presencia del ángel de la guarda para que él los guíe por los caminos hacia el Señor. Necesito de sus corazones, Mis pequeños, para dar alivio al mundo dolorido y, en especial, para dar amor a los que están distantes del Señor. Estoy trayendo la Buena Nueva desde los Cielos y aguardo que todos se sumerjan en el Reino de Mi Paz para que Yo los acompañe en sus pasos.
Recordemos los esfuerzos que sus corazones deberán hacer por amor a sus hermanos que no conocen el amor y están distantes de él. Así, Mis queridos, Mi Corazón de Amor y de Madre podrá irradiar a los hijos que Yo quiero llegar a través de ustedes.
Recuerden las obras de caridad; ellas son agradables a Nuestro Señor porque donan Redención y Cura a las criaturas.
Los ama,
María, Madre de la Divina Concepción de la Trinidad
Nos reunimos a la hora 20 para ir con las velas en procesión hasta la Casa de Oración de la Madre Divina. Hace algunos días se terminó la construcción de la Casa y se colocó la escultura de la Madre de la Divina Concepción de la Trinidad.
Al llegar al lugar, y luego de una breve introducción realizada por Madre Shimani, comenzamos a elevar nuestro verbo a través de la oración de la Madre Universal.
Alrededor de la cuenta número 30, se tocan treinta y tres campanadas y Madre Shimani anuncia: “Momento de aparición, contemplemos con el corazón.”
Hoy la Madre Divina aparece vestida de blanco e irradia una energía lumínica blanca. Este día lo hace de la misma forma en que apareció en Medjugorje el día 12 y 13, y en Fátima el día 25 y 26 de este mes, Noviembre.
Ella nos transmite:
Que la Paz de Mis Ángeles esté en sus corazones.
Hoy vengo a traerles el Reinado de Mi Paz.
Alcemos la Paz hacia el Señor, que Él nos escuchará.
¡Contemplemos!…
Oremos hoy por las almas que claman, por los corazones que están perdidos. Hoy estoy entre ustedes, y ¿dónde están Mi hijos, los que viven sin luz, los que no tienen paz?.
Oremos por ellos.
El grupo ora algunas veces la oración “Ave Luminosa”.
Quien no ora con Mi Luz, pisará por los caminos perdidos.
Los hombres y mujeres ofenden mucho a Dios, por eso debemos convertirnos con el fuego de Mi oración misericordiosa y bienaventurada. Alcen sus corazones hacia el Señor, para que Él los contemple y los envuelva en Su Misericordia.
El mundo tiene muy poco tiempo y si no oramos, la tercera guerra se establecerá, muchos seres se perderán y será el comienzo de la tribulación. Por eso, hijos Míos, escuchen Mi Voz; por más que no Me vean, abran sus corazones a Mi llamado, escuchen la última campana que Yo estoy haciendo sonar en este lado del mundo. Vengo hacia ustedes desde Medjugorje, trayendo el Reinado de Mi Paz para esta nación y las naciones hermanas.
He acompañado con compasión a todos Mis hijos que vivieron el accidente (accidente que ocurrió hace algunos días a un grupo de colaboradores de Casa Redención). Yo estuve entre ustedes resguardando sus corazones y contemplando sus almas. Por eso, este es un llamado de vigilancia y oración; todo está permitido, pero nada acontecerá si están debajo de Mi Manto.
Vean Mi rostro de luz con compasión y amor. Quiero escuchar a sus corazones en sus plegarias. Abran sus brazos para que Yo pueda entrar y traer el Reinado de Mi Paz a sus corazones y al de todos Mis hijos. Reciban Mi Gracia especial, la de poder escucharme en este día, aquí, entre sus corazones y el de sus hermanos. Todo deberá ser en fraternidad y quien esté fuera de esa Ley no podrá prevalecer. Mis ojos de luz los contemplarán y no podré seguirlos en el camino, si no están Conmigo.
Y abriendo sus manos nos muestra una cruz que está entre Sus cuentas. Se la ve rodeada por ángeles custodios.
Yo les traigo Mi Voz desde los Cielo para que me escuchen. Es hora de redimir al mundo, de redimirlo en la oración y de confiar en Mi llamado. Están siendo convocados por Mi Luz, que es la Luz del Señor, que viene desde Lo Mayor, para permear sus vidas y para que vuelvan a nacer como seres y como corazones.
Hoy consagro esta inmaculada imagen (la escultura que Ella pidió que colocar en la Casa de Oración), la que deberán ver con humildad y con amor, porque Mi Corazón estará en ella, y este, Mi Corazón Inmaculado, irá hacia sus corazones cuando confíen en Mí, como deben confiar en Cristo.
Hoy vengo a interceder por ustedes y por muchas almas más que no ven Mis pasos, no escuchan Mi Voz, ni oran. Los ángeles llegarán antes del tiempo, antes de que el Señor venga en Su Gloria y en Su Inmensidad, en Su Amor y en Su Misericordia. Por eso Yo estoy aquí, para anunciarles Mi llamado final en este último ciclo y en esta parte de América.
Mi aparición será constante en varios lugares del mundo, porque debo reunir al mayor número de hijos, como lo hice en Fátima, para que la guerra no pueda prevalecer y los corazones se puedan encender dentro de la tribulación que vivirá el mundo. Escuchen Mi Voz Celestial y contemplen Mi Inmaculado Corazón, que despertó y se fortaleció con Dios, una vez en la vida aquí en la Tierra como María, la madre del Mesías.
Mi Corazón es ofendido por muchas flechas que provienen de los hombres, aquellos que no se quieren abrir a Mi Voz y a Mi Paz. Por eso oremos, hijos Míos, para que el mal no se establezca y sí Reinen los Cielos aquí en la Tierra, a través de Mi Presencia Maternal en sus corazones y el de todos Mis hijos.
Repito las palabras porque las deberán escuchar una y otra vez, día tras día, mientras este mundo se acaba sin ver la luz. Por eso Yo traigo a los Cielos hasta aquí, hacia Medjugorje (Bosnia-Herzegovina) y hacia Salta* (Argentina), para despertar a Mis hijos, para que escuchen Mi Voz, para que todos me vean y me sientan como la única Madre en sus vidas.
Mucho tiempo he pasado repitiendo Mis mensajes, hace ya treinta años; pero Yo estoy aquí porque un alma podrá despertar con solo escucharme y responder a Mi Voz Celestial. Dejen sus ofensas y sus miserias a Mis pies, Yo las recogeré como se recogen las flores, para ofertarlas a Dios y para que Él los perdone por todo.
Oremos con devoción para que los corazones se abran en este último tiempo. Una tiniebla mayor vendrá; por eso Mis queridos, deberán estar preparados para lo que va a acontecer, y allí solo Yo estaré en sus corazones.
Sientan Mi Paz, escuchen Mi Paz, abracen Mi Paz y amen Mi Paz como a sus propias vidas. Vengan a Mis brazos, Yo los recibiré, los acogeré como al Niño Jesús para que me sigan y me sientan.
Por eso traigo un nuevo llamado, en un lugar inusitado donde muchos no creen, donde una vez ya vieron la luz, pero sus ojos estaban ciegos y no la pudieron encontrar. Por eso Yo vengo aquí por segunda vez, para despertar a las almas y a los corazones hacia Mi Fe.
Oramos algunas veces Ave María.
En esta oración, Mis pequeños, cuando dicen: “pecadores”, oran por sus hermanos, los que ofenden a Dios. Ahora sus corazones están más livianos, llenos de Mi Luz y contemplando Mi Faz, despertando así el prenuncio de la anunciación del Arcángel Gabriel en sus vidas.
Gracias por responder a Mi llamado y escuchen Mi Voz diariamente en los Mensajes (mensajes diarios que Ella está enviando y que se presentan en la página de Internet (www.divinamadre.org).
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, Amén.
María, Madre de la Divina Concepción de la Trinidad
La Madre Divina se despide de todos nosotros sonriendo.
Cantamos “Ave Luminosa” y “La Mujer que nos guía”.
Esta reunión se cerró con una explicación de la Madre Shimani con respecto al pedido que la Madre Divina hizo sobre “Voz y Eco de la Madre Divina” y sobre la nueva tarea de Vida Orante.
*Salta, Provincia de la República de Argentina.
Queridos hijos:
Hoy permanezcan en confianza bajo Mi Manto Protector. El Señor los ama y los protegerá en este camino de desafíos, entrega y consagración que sus pequeños corazoncitos están viviendo.
Hoy los invito a reunir las fuerzas del amor del corazón de cada uno de ustedes para que ese amor se funda con el Amor de Mi Inmaculado Corazón. Así, Mis pequeños, los guiaré en cada momento de la vida, y no perderán tiempo buscándome porque Yo, la Reina de la Paz, los aguardaré.
Que Mi Inmaculado Corazón sea para sus corazones el escudo de Luz que los amparará del mal que está disperso por el mundo. Para eso, Mis pequeños, hoy estamos en la hora preparatoria de los soldados que son formados bajo el principio creador de la oración viva y redentora.
Aspiren a penetrar en el Reino de los Cielos a cada momento de la vida. Así, Mis queridos, estarán consagrando la existencia dentro de este mundo. Ahora debemos, día a día, ir al encuentro de las almas que están perdidas y sedientas de Dios, pero que no saben cómo comenzar su propia reconciliación con Él.
Para eso, queridos Míos, estoy formando soldados de la oración consagrados a Mi inmaculado Corazón; soldados que Me ayudarán día y noche en el rescate orante de los corazones que han caído en las faltas y el error.
Para eso, Yo vengo al encuentro de sus corazones desde los Cielos para irradiarles Mi esperanza y Mi Reinado de Paz a sus vidas. Solo basta, en este último tiempo, beber de la fuente de la oración para así poder estar resguardados de todo y en todo.
Quien ora Conmigo, Mis pequeños, estará llegando antes del término de su vida en la Tierra hasta las Puertas del Paraíso para encontrarse en adoración frente al Maestro Universal del Amor y el Perdón.
Hoy, Cristo los llama a permanecer en adoración y oración constante; de esta forma, pequeños hijos, estarán ayudando en la restauración del mundo herido. Se unirán de corazón a corazón con las almas que claman por la Luz y permanecerán en vigilia por la paz en el mundo. Así podré decir que Mi Inmaculado Corazón triunfará.
En amor y adoración por los pequeños corazones,
María, Madre de la Divina Concepción de la Trinidad
Mi Corazón espera sus oraciones puras, aquellas que nacen desde los corazones consagrados a Mí. Que el bendito fruto que nació del Espíritu Santo, Cristo, sea la eterna aspiración de obrar junto a Él por la Redención mundial de las almas.
Hoy les pido, Mis pequeños, que vivan la presencia del Sagrado Maestro del Amor para que sus corazones inspiren el aroma de Su Amor Misericordioso. En esta obra de Paz y de Redención, Mis queridos, estamos juntos, compartiendo la esperanza del corazón y la paz del alma, por la salvación de los corazones.
Un ciclo está terminando en todo este camino de peregrinación.
Desde el oriente hacia el occidente, sus corazones están trayendo, en Mi Nombre, las Buenas Nuevas de la obra del Reino de Dios.
Por eso, pequeños, llegó la hora de alzar a todos los corazones hacia el Reino de Mi Inmaculado Corazón para que todos Mis hijos sean tocados por la Luz de Mi Eterno Manto de la Paz.
Cuando las obras del Señor se realizan en las almas que están en la Tierra, el Reino de los Cielos celebra y alaba al Altísimo por Sus Prodigios y Su Amor hacia todas las criaturas.
Los adoro.
Sean bien recibidos en el cuarto Reino de Mi Corazón Inmaculado: Aurora, después de Fátima-Lourdes, Medjugorje y Guadalupe. Los acojo a todos en Mi Ser.
Los guía en la Luz,
María, Madre de la Divina Concepción de la Trinidad
Queridos Míos:
El Señor tiene predilección por todos los corazones, más aún, por aquellos que aceptan Su Inmenso y Glorificado Amor.
Hoy los llamo a permanecer en la gloria del Señor para alabarlo y honrarlo por Sus buenas obras. Él nos ha dado la vida y la existencia. Él ha irradiado Nuestros Corazones con Su Gracia Infinita. Él nos ama y quiere irradiar a cada alma el Reino de Su Amor.
Por eso, Mis pequeños, la primera lección del discípulo es la gratitud del corazón para así poder aprender a amar a todas las criaturas.
Hoy les dono Mi Amor Inmaculado para que sus corazones reconozcan a Dios, tanto en las obras, en el Amor, en la Luz como en la instrucción. Sus ojos permanecerán más luminosos y alegres cuando el Señor les envíe Su Gloria.
Para eso, debemos orar diariamente por amor a todas las almas que han visto a Dios, pero que no Lo han escuchado. Hoy vayamos, Mis queridos, al Rescate y a la Redención de todos los corazones que se pierden sin percibirlo. Les pido que permitan que brote la Fuente de la Misericordia para todos los corazones caídos.
El Señor mucho ya les ha dado, ahora es el momento y la hora de la eterna donación. Así conocerán el ministerio prodigioso de la caridad. Así conocerán a Dios en todas las criaturas. Así podrán ver la expansión del Amor Divino en los corazones.
Los ama sin condiciones,
María, Madre de la Divina Concepción de la Trinidad
¿Por qué tu pequeño corazón se acongoja?
¿Conoces el misterio divino del perdón y la compasión?
Cada vez que pasa la tiniebla de la vida Mi Luz Inmaculada brota para sus corazones. Yo los amo. Yo los adoro. Yo los protejo y los acompaño a cada paso de la vida.
Hoy los invito a recordar la resurrección que Jesús le irradió a Lázaro. Hoy permitan que sus corazones resuciten de todo sufrimiento o dolor para que Mi Corazón Inmaculado los guarde en cada momento de la vida.
Mis pequeños, yo conozco a cada uno de sus corazones desde el nacimiento hasta la vida presente. Por eso, ha llegado la hora de entregarme lo que en sus corazones está duro como la madera, resistente y pesado como el hierro. Yo los conduzco para que sus corazones vivan de la presencia de Mi Amor Divino.
Acérquense a Mí, que Yo los comprenderé y los escucharé. Derramen sus sentimientos sobre Mi Corazón para que Mi Alma los ayude en los pasos de la senda de la transformación.
Muchas almas sufren porque sus corazones pierden la fuerza interior para amar y perdonar y, aún más, para encontrarme. Pero, Mis pequeños, Yo estoy entre los corazones del mundo y en los corazones de todos Mis hijos. Mi misión celestial es que todos conviertan sus corazones antes de entrar al Reino de los Cielos.
Para eso, Yo los irradio con Mi Luz Maternal para que sus corazones encuentren descanso y para que sus sentimientos se aquieten en Mi presencia. Para llegar al Reino de la Paz, la vida les demandará esfuerzo, trabajo, oración, transformación, renuncia y donación de sí.
Una verdadera alma consagrada a la Voluntad del Altísimo, aguarda en el silencio el esperado encuentro y acepta con valentía y de corazón todo lo que ella deberá trascender.
Por eso, hoy los invito a trascenderse bajo la fuerza del corazón y del amor que cada una de sus almas tiene por Mí. Así nacerá el nuevo espíritu y estarán cerca de Mi Reino. Yo no Me separaré de ningún alma que se transforma y menos de todas aquellas que enfrentan la soledad en el camino de la consagración.
Aspiren a la fe dentro de Mi Inmaculado Corazón; allí, en ese reino, estaremos juntos en la eternidad del Amor vivo de Dios.
Los ampara de todo, en el Amor Misericordioso de Cristo,
María, Madre de la Divina Concepción de la Trinidad
Que hoy sonrían sus corazones, porque así Mi Inmaculado Corazón se alegrará.
Queridos hijos:
Hoy los invito a la oración redentora con la misión de que más almas necesitadas de Mi Paz puedan ser tocadas por el Manto de Mi Luz. Por eso, Mis pequeños, hoy les recuerdo el momento de Mi Asunción y Coronación en los Cielos como la Madre Divina de todas las criaturas.
Lleven hoy en sus corazones este precioso recuerdo que todavía permanece vivo en los Cielos Mayores. Así, Mis queridos, ustedes estarán también en la asunción de sus vidas hacia el Altísimo Señor. La vida será convertida en instrumento sagrado donde el Señor podrá servirse de sus corazones donados en la oración.
Mis pequeños, recordando el misterio de Mi Asunción a los Cielos, estarán ayudando al Plan Divino, a través de la oración viva, para que más hijos necesitados de perdón, Misericordia y alivio de sus sufrimientos puedan recibir la Gracia como ustedes la están recibiendo en este último tiempo.
Los llevo a todos en Mi Corazón de Paz en este día 26 de noviembre en el que Yo les irradio la Luz de Mi Reino Celestial.
Mis soldados, la hora de la oración perpetua se está aproximando; así el mundo que está en ruinas podrá ser restaurado por el poder de la oración y por el Amor de Mi Inmaculado Corazón.
Eleven hoy las manos y llenen de oraciones los Cielos.
Los guardo en Mi Paz,
María, Madre de la Divina Concepción de la Trinidad
Queridos hijos:
Vengan a Mí que Yo los guiaré hacia el Reino de los Cielos y hacia el Reino de la Paz.
Guarden en sus corazones el momento del nacimiento de Mi Hijo. Para eso hoy los invito a que cada uno de sus pequeños corazones se pose sobre el gran pesebre de la Redención y de la Luz.
Vengan a Mí, Mis pequeños, que Yo los guardaré en Mis brazos para que cada una de sus almas y de sus vidas sienta la protección y la seguridad de seguir el camino hacia Cristo. Laven sus rostros con el agua de Mi Inmaculada Fuente de Perdón y de Misericordia para que todo error del pasado o dolor sea elevado hacia Mi Corazón para que Yo lo transforme en una fuente de amor.
Mis pequeños, muchas almas necesitan de oraciones verdaderas para que puedan ser elevadas y rescatadas desde donde se encuentran. Ustedes ya han entrado a una parte de Mi Gran Corazón Maternal, por eso, Mis queridos, ahora deben actuar con fidelidad hacia Mi Corazón a través del atributo de la oración, una esencia primordial que dará vida y salvación a todos Mis hijos que, diariamente, se pierden en este mundo.
Confío en el esfuerzo de todos ustedes en estos momentos finales; por eso, tomen con sus pequeñas manos Mi Manto de Protección y de Luz para que Mi Corazón Inmaculado los guíe en estos tiempos.
Celebremos hoy el encuentro mensual de los días 25 para que el Señor se sirva de la devoción de sus corazones.
Estoy con cada uno de sus corazones.
Los guía,
María, Madre de la Divina Concepción de la Trinidad
Queridos hijos:
Lleven hoy Mi Rostro Luminoso y Milagroso a vuestras vidas. Permanezcan bajo la Fuente de Mi Amor Maternal para que el Verbo Divino se haga carne y vida en vosotros como se hizo Vida en Cristo.
Para vivir de esa Fuente Original de Pureza, deben, Mis pequeños, practicar fielmente la humildad y la paz. Si no hay paz, no hay humildad en los corazones. Por eso hoy los invito a ejercitar el don de la humildad por amor a todos Mis otros hijos que ofenden con su soberbia a Dios y se olvidan de Él.
Ejerciten la humildad para poder nadar en Mi océano de paz y, así, el mundo podrá ser salvo todavía más, y más corazones podrán ser convertidos y redimidos. Para eso, Mis queridos hijos, recuerden la humildad de Nuestro Señor Cristo cuando Él se entregó por amor a ustedes y, en confianza plena, aceptó vivir el martirio de la Pasión para la liberación del mundo.
Vean Mis pequeños, que el Salvador de los corazones está retornando y primeramente tocará las puertas de los corazones. Para ese esperado momento, deberán estar preparados en oración y en vigilia. Las horas del eterno sueño ya están terminando; es necesario hijos, estar despiertos para lo que vendrá desde las Alturas.
Pero primero es tiempo de ejercitar con el corazón la humildad. Serán verdaderamente humildes cuando acepten entregarse por amor a otros, cuando no teman ser juzgados y cuando puedan vivir de la Divina Fe del Señor, a pesar de las indiferencias de los corazones que aún no viven en Dios. Todo lo que puedan llegar a hacer, lo harán por amor y por la salvación de otro hermano; así comenzarán a recorrer el camino de la humildad.
Se debe aspirar a no saber quién es uno para abrirse en donación y entrega a los otros sin querer nada para sí. Por este sendero estarán viendo, poco a poco, el destello de la Voluntad del Señor.
Lleven hoy en sus corazones Mi Amor Misericordioso y recuerden, Mis pequeños, que ya estamos en el tiempo de la última preparación. Con este fin y por esta misión Yo aparezco diariamente a vosotros.
Aguardo desde los Cielos encontrarlos en oración cada día, antes del amanecer. Vigilemos con amor y por amor a Cristo.
Que cada hijo done con consciencia lo que el Señor puede recibir como ofrenda desde el corazón: donarse verdaderamente con esfuerzo y amor.
Oremos.
En la Paz del Reino de los Cielos,
María, Madre de la Divina Concepción de la Trinidad
Les entrego hoy Mi Corazón para que lo amen, lo guarden en sus moradas y lo adoren. Este, Mi Inmaculado Corazón, les dará la vida, la guía en el camino y los llevará al trono misericordioso de Dios.
Yo soy para sus almas la Gran Madre Universal, la que aguarda que se unan a Mi Corazón de Amor para que así reciban Mi Paz. En Mi Reino de la Paz permanecerán cuando se fundan Conmigo bajo el espíritu poderoso de la oración.
Oren, oren, oren mucho; porque cada día se pierden nuevas y preciosas almas de hombres, mujeres, niños, ancianos y de los Reinos de la Naturaleza.
Por eso, queridos Míos, es urgente orar para que la Divina Compasión de Mi Hijo pueda suavizar la Ley Mayor.
Para alcanzar la misión de reconversión de las almas tibias, ustedes, Mis queridos hijos, deberán amar sobre todas las cosas a la Divina Misericordia, un misterio divino que, por sus obras, está irradiándose al mundo entero. Abracen la llama de Mi Corazón para que Mi Alma Inmaculada los pueda guiar en esta misión de oración.
Y a partir de hoy, Mis hijos, reverencien la vida que el Señor les ha dado en este tiempo final. Por eso, amen con confianza la Voluntad del Señor.
Los llevo a todos en Mi Corazón.
Los ama,
María, Madre de la Divina Concepción de la Trinidad
Abre tu corazón y tus brazos para que en tu templo recibas el Don de Mi Inmaculada Morada. Que el poder divino del Espíritu Santo descienda como el rayo fugaz de una estrella sobre todos Mis pequeños corazones del mundo.
Queridos hijos, vivan en el Amor Perpetuo de Cristo y clamen por la inmensidad de Su Divina Misericordia para que esta humanidad reciba el prenuncio y la llegada del nuevo Rey del Universo. Para eso, Mis pequeños, sus corazones deben estar preparados por el fuego divino de la oración que eleva el alma y enciende la Luz del espíritu en cada consciencia y en cada ser.
Prometo guiar a aquellos corazones que se rindan a Mi Amor Maternal y, así, enviar a esos misioneros de la paz para donarse a la necesidad de sus hermanos. La confianza en Mi Presencia Maternal fortalecerá sus corazones, los que necesitarán estar firmes para el tiempo que llegará. Mis pequeños soldados deberán buscar a cada momento la unión con Cristo, porque así estarán, diariamente, preparando la morada para cuando el Maestro del Amor retorne.
Hoy oremos, Mis hijos, por la salvación de todas las almas en el mundo y, en especial, por aquellas almas que están olvidadas y sin Luz. Ya estamos en la hora de la preparación interior.
Cuando se enciende una Luz en la oración, se enciende un alma.
Gracias por responder a Mi llamado.
Los guía siempre en oración,
María, Madre de la Divina Concepción de la Trinidad
Calmen sus lamentos en Mi Corazón y les aseguro, hijo Mío e hija Mía, que encontrarán la Luz de Mi Reino.
Queridos hijos:
Sigamos obrando para Dios a través del poder de la oración. El enemigo intenta disolver Mis Planes para las almas preciosas, las que debo rescatar de vidas oscuras. Por eso, Mis soldados, si en algún momento de la vida están en prueba, sigan camino y corran hacia el centro de Mi Inmaculado Corazón para que Yo los proteja y los ampare.
Mis pequeños, debemos orar porque el último tiempo está llegando, y los corazones solo se podrán afirmar en la fuerza del Amor Divino de Mi Corazón. Quiero decirles, Mis pequeños, que coloco a todos Mis seguidores de la oración frente al dolor del mundo, mundo que le debe mucho a Nuestro Señor.
Para aliviar el dolor y la desesperación diaria de las almas, hoy les pido que oremos para que la Luz Misericordiosa de Dios descienda sobre todos los corazones que buscan la paz. Pero el mundo y la humanidad alcanzarán la paz y el nuevo tiempo venidero de Dios cuando, en humildad y renuncia, oren por su propia salvación.
Yo estoy aquí para ayudarlos y guiarlos hacia Mi Reino de la Paz, Reino de Dios. Aguardo, a cada momento, por Mis hijos en oración. Recuerden todo lo que Yo les he dicho hasta ahora. Así comprenderán que la prueba en la vida es pequeña delante de la emergencia del mundo.
Oremos y obremos por la paz.
Los ama y los ampara siempre,
María, Madre de la Divina Concepción de la Trinidad
Asociación María
Fundada en diciembre de 2012, a pedido de la Virgen María, Asociación María, Madre de la Divina Concepción es una asociación religiosa, sin vínculos con ninguna religión institucionalizada, de carácter filosófico-espiritual, ecuménico, humanitario, benéfico, cultural, que ampara a todas las actividades indicadas a través de la instrucción transmitida por Cristo Jesús, la Virgen María y San José. Leer más