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A los soldados y guerreros de la Misericordia de la Comunidad de la Hermandad
Mis amados hijos:
A pesar de la soledad, del abandono o de la duda que, en estos dos últimos años, pudieron sentir, hoy son colmados por Mi más profundo y cálido Amor Maternal.
Queridos hijos, todos los días recé por su persistencia y entusiasmo; a pesar de que vivieron, en carne propia, la dolorosa agonía de Mi Hijo, a través de la pandemia en esta perdida humanidad.
Pero ahora, miren, hijos, estoy aquí y Soy su Madre del Espíritu Santo; Soy la Guardiana de su caminar hacia Dios.
Hijos amados, hoy les puedo decir que sobrevivieron y que están prontos, a pesar de sus purificaciones, para seguir sobrellevando el fin de estos tiempos; un tiempo aún desconocido e impredecible para toda la humanidad.
Pero ustedes, a pesar de todo, supieron ser guerreros de la Misericordia; y lo más importante, Mis amados hijos, aprendieron a colocar el Plan de Mi Hijo en primer lugar, a pesar del momento incierto y oscuro que vivió la humanidad.
Mi Hijo, como un Buen Pastor, estuvo allí presente en cada acierto como en cada prueba. El poderoso Amor de Cristo los sostuvo a cada uno y así, ustedes, más allá de todo, aprendieron a sostener este Sagrado Centro Mariano.
Por eso, hoy estoy aquí para agradecerles, para entregarles Mi Gratitud y Amor Consolador.
Hijos, cada esfuerzo sincero, que fue vivido por ustedes, es valorado y reconocido por el Padre Eterno, y es guardado en lo más íntimo de Su Corazón Silencioso.
Por eso, en este día, siéntanse renovados, siéntanse fortalecidos por su Bendita y Humilde Madre Celeste.
Todos los que, en estos dos últimos años, pasaron y compartieron en esta querida Comunidad, le dejaron al Sagrado Corazón de Mi Hijo una marca de amor y de sacrificio.
Ahora, levántense y sigan caminando.
Soy la Madre del Calvario, la Madre que llega hasta cada uno para escuchar de cada Cristo Interno: “Madre, Yo renuevo todas las cosas”.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre, la Virgen María, Rosa de la Paz
Poemas al Inmaculado Corazón de María
Trigesimosegundo poema
Señora del Calvario,
alivia el peso de nuestra cruz,
ayúdanos a vivir el Misterio de Amor de Tu Hijo.
Señora del Calvario,
que contemplemos y vivamos la Agonía de Jesús
como un momento de fortalecer nuestra fe
y confianza en el Padre Eterno.
Que contemplemos la Flagelación de Jesús
como el testimonio más profundo
de Su Amor redentor por cada uno de nosotros.
Que contemplemos la Coronación de Jesús
como el triunfo de la Sabiduría Divina
sobre nuestra ignorancia,
como el momento en el que nuestra consciencia
se expande por el conocimiento de Amor recibido.
Que contemplemos el Camino del Calvario
como la oportunidad de que vivamos nuestra cruz
y hagamos de nuestras vidas una cruz victoriosa,
venciendo en el amor
y en la transformación del corazón humano.
Que contemplemos la Crucifixión de Cristo
como el tiempo venidero de liberación
de nuestra esclavitud espiritual,
liberación entregada por Jesús,
en los últimos momentos sobre el madero de la Cruz,
liberación concedida por obra de la Divina Misericordia.
Señora del Calvario,
que aprendamos a imitar a Tu Hijo
en el camino del servicio incondicional.
Amén.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre, la Virgen María, Rosa de la Paz
Que las Palabras de Mi Hijo lleguen a lo profundo de tu corazón.
Que Sus dolorosos hechos de la Pasión, te concedan la transformación necesaria.
Que cada agonía vivida por Él, te impulse a soportar las pruebas de estos tiempos.
Que la soledad experimentada por Él, te prepare para atravesar el desierto en soledad.
Que la Sangre preciosa, derramada por Él, justifique todos los errores que hayas cometido.
Que el Agua que brotó de Su Costado, en la Cruz, te traiga la certeza de que puedes cumplir el Plan de Dios.
Que el silencio y la humildad, expresados por Mi Hijo, te ayuden a escuchar y a reconocer las llaves para la redención de tu consciencia.
Que el Cuerpo flagelado de Cristo cure las llagas internas de tus sufrimientos, para que siempre seas renovado por la Gloria y la Victoria que Cristo sigue alcanzando, a través de los tiempos, en la vida de los que se entregan al Señor.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Cuando lloro por el mundo es para lavar con Mis lágrimas la indiferencia, y el desamor que ciegan a Mis hijos y que no les permiten ver la Verdad y el Reino de Dios.
Cuando lloro por el mundo es para que, con el dolor que siento en Mi Corazón, pueda aliviar el dolor que siente el Corazón de Cristo por ver al planeta, y al mal que se apodera de los corazones que Él tanto ama, desde el principio de la vida.
Mis lágrimas se vierten sobre el mundo como un río de piedad y de compasión. Las lágrimas de una madre por sus hijos curan, reparan y generan méritos para la salvación de las almas, por más pecadoras y perdidas que sean.
Por eso, hijos Míos, hoy, con Mis manos en oración, lavo Mi Rosario con lágrimas; lágrimas que buscan el despertar de la humanidad; lágrimas de ojos que ven una realidad que solo el Corazón de Dios puede alcanzar.
A través de la oración, hijos Míos, del despertar de la consciencia y de los sacrificios vividos por amor es que podrán curar a este mundo y secar las lágrimas que hoy vierte Mi Inmaculado Corazón en reparación de la Tierra.
Una vida infinita los aguarda. El Pensamiento y la Esencia de Dios aún aguardan manifestarse en el interior de los hombres.
Que la agonía que hoy viven tantas naciones los lleve a mirar hacia adentro y hacia arriba, a buscar la Verdad que se oculta en ustedes y a saber que, solo con ella, podrán superar estos tiempos, haciendo triunfar el amor y no fortaleciendo el odio y la indiferencia.
Luchen, hijos Míos, luchen por la paz, con el rosario entre sus manos y con el amor de sus corazones. Luchen, superando su condición humana e instituyendo la paz, como el mayor servicio que pueden prestar hoy a este herido planeta.
Mientras las consciencias de las naciones viven su pasión en este tiempo, ustedes sean imitadores de Mi Inmaculado Corazón.
Sustenten esta cruz en silencio, con la verdad de sus corazones. Sustenten esta cruz con la oración y venzan cada prueba a través de la fe y de la certeza de la Presencia Divina. Recuerden que, detrás de toda cruz, está la posibilidad de hacer triunfar un amor nuevo, de ver nacer el manantial de la Divina Misericordia.
Mi Corazón los observa, Mi Amor los ampara y constantemente los inspiro a que vivan el Propósito de Dios.
¡Oh, cuántas verdades y misterios aspiro a revelarles! Sin embargo el mayor de ellos, hijos amados, se encuentra dentro de ustedes mismos, y la revelación de este misterio nace en la superación y en la santidad de sus vidas.
Crean que el amor que nace en ustedes puede dar una nueva oportunidad al mundo, así como aconteció hace más de dos mil años.
Solo no sean indiferentes. Que no les falte la fe y la disposición para superarse y para vivir los misterios de la oración y del amor cada día.
Yo los amo y los inspiro a que sean verdaderos imitadores de Cristo y de María en estos tiempos.
Mi Inmaculado Corazón los ampara y con amor los bendigo.
Su Madre María, Rosa de la Paz
Hijos:
Por Sus Llagas fueron curados.
Por Sus martirios fueron liberados.
Por Sus dolores fueron redimidos.
Por Su agonía fueron reconciliados.
Por Sus tres caídas fueron convertidos.
Por Su soledad fueron unificados.
Por Su silencio fueron absueltos.
Y por Su Crucifixión encontraron, nuevamente, la paz.
Que, en vísperas de esta próxima Sagrada Semana, sus corazones se enciendan de amor y de devoción por Jesús, para que los méritos de Su Pasión y Muerte sean el puente hacia la conversión de los pecadores.
Hijos, que por su unión con Cristo, el legado de Su Pasión sea valorado. Que cada hecho de la vida de Mi Hijo sea contemplado como la oportunidad de reconciliarse con la vida y con Dios.
Ante todos los acontecimientos que hoy vive la humanidad y ante el tiempo de perdición que hoy viven las almas, que por los méritos alcanzados por Cristo, las almas de la Tierra reciban la gracia de la recapacitación y de la conversión de sus caminos para que se encuentren con el Amor de Jesús.
Hijos, ahora que tendrán la gracia espiritual de revivir la Pasión de Mi Hijo, que sus vidas testimonien el triunfo del Amor de Cristo en sus corazones. Y que ese testimonio los ayude en la elevación de la consciencia y en la reparación de todo lo sucedido.
Queridos hijos, que en esta próxima Sagrada Semana ustedes puedan volver a atravesar el misterio de lo que significó para el mundo la entrega de Amor de Mi Hijo. Y que ese misterio, colmado de una profunda compasión, ayude al mundo para que viva su purificación como un camino preparatorio para poder recibir por segunda vez al Redentor.
Hagan parte de sí cada momento de la Pasión de Cristo, y que esto se refleje en su día a día, en el compartir con los hermanos, en las obras de caridad y de paz, así podrán ser testigos del Amor del Señor y lo podrán llevar a donde vayan.
Los animo, hijos Míos, a que la Pasión Divina de Mi Hijo los transforme en Sus instrumentos de Paz en estos tiempos críticos.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Queridos hijos:
Sírvanse de los impulsos espirituales e internos que les dejará Mi Amado Hijo para cada uno de ustedes; y que esos mismos impulsos, que serán únicos, los ayuden en estas próximas fechas de la Natividad a ejercer y a manifestar profundos actos de reconciliación, de amor y de perdón entre ustedes y entre sus hermanos.
Realizando esas acciones de manera consciente, ustedes crearán la condición para que las puertas a la Divina Misericordia también se abran para sus hermanos y para sus seres queridos.
Así, todos serán colmados y no sentirán ese vacío interior y esa sensación de abandono o de olvido que las personas viven durante estas fechas, las que definen nuevas etapas para todos.
Que en esta Natividad despierte el espíritu de la reconciliación, del amor, del perdón y de la fe, para que las almas se liberen de cualquier sentimiento de culpa y de agonía.
Ofrezcan a Dios sus oraciones para que el espíritu de la unidad y del amor sea recuperado nuevamente en las familias más olvidadas del mundo.
De manera simple, Yo les traigo la posibilidad de profundizar en los actos de amor y de paz.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Queridos hijos:
Mis palabras son las poesías del Cielo.
Mi consuelo es la alegría que el corazón tiene de poder vivir a Dios.
Mi aspiración es la conversión de todos los corazones.
Mi mensaje es la realización de la Voluntad en Mis hijos.
Mi gozo es la canción de los corales.
Mi cura es la felicidad de los que le sonríen a Dios.
Mi camino es el retorno de Mis hijos al Corazón de Cristo.
Mi aspiración interior es que todos comprendan a Dios.
Mi canto es la oración de todos Mis hijos.
Mi vida es la vida de los que siguen Mis caminos.
Mi principio es el Propósito de Dios.
Mi meta es el despertar de los que están dormidos.
Mi tristeza es el abandono de los que no vivieron la Voluntad de Dios.
Mi ardor es el fuego orante de Mis hijos.
Mi ofrenda es el amor vivido entre Mis hijos.
Mi espera es la respuesta consciente de los soldados de Cristo.
Mi agonía es el desamor y el odio entre los corazones.
Mi alivio es el rosario ofrecido por Mis hijos.
Mi convicción es la fe absoluta en el Plan Divino.
Mi intercesión es la bondad de los mansos de corazón.
Mi regocijo es la consagración de las esposas de Cristo.
Mi paz es cuando tú, hijo Mío, te animas a decirme "sí".
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
A través de la meditación de los Misterios Dolorosos, ¿qué significa para ti la agonía de Jesús en el huerto?, ¿qué significa para ti la flagelación de Jesús?
¿Qué significa para ti la coronación dolorosa de espinas?
¿Qué significa para ti las tres caídas de Jesús con la Cruz?
¿Qué valor tienen para ti la crucifixión y la muerte de Cristo?, ¿y el momento en el que la lanza atravesó Su costado y derramó Agua y Sangre?
¿Has comprendido la grandeza de esos méritos?
En alguna parte de tu ser y de tu consciencia todos esos hechos y experiencias verídicas de Cristo pueden estar resonando.
¿Por qué deberían resonar?
Porque en comunión con esos misterios estarás en perfecta comunión con Cristo y permitirás que todos los méritos del Redentor sustituyan en tu consciencia todo lo que algún día deberá transformarse.
Por eso, vive los Misterios Dolorosos como un triunfo en cada paso y vivencia entregados por Cristo.
Vive cada Misterio Doloroso como la más profunda demostración del Amor de Dios que todo lo perdona y que todo lo puede.
Esa es la esencia de la experiencia del Amor de Mi Hijo: dejar Su legado al mundo para que la humanidad se sirva de ese legado.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Mi llanto le demuestra al mundo el dolor que le provocan las guerras a Mi Corazón; especialmente las que se generan en Medio Oriente.
Así se pierde el amor entre hermanos y la hermandad entre los seres, por prevalecer ciertos ideales de conquista y de ostentación.
Hoy Mi llanto es por todo lo que veo que, allí, en Medio Oriente sucede y lo que ese duro enfrentamiento entre las naciones y sus pueblos está provocando.
La paz ya se disipó y esa es Mi principal agonía de Madre.
Las armas ganaron más poder y reino que los propios corazones, y algo peor se podría desatar en semanas.
Por eso vengo para pedirles a Mis hijos orantes que intercedan ante el Padre, junto Conmigo, y que cada oración sea una chispa de luz que se enciende dentro de una oscura realidad planetaria. Que esa luz, que proviene de la oración, ilumine los espacios internos de la consciencia para que se pueda recuperar la dignidad de ser hijos de Dios y hermanos entre las naciones.
Deseo que Mi llanto sea sentido y escuchado.
En verdad, hijos, algo peor se ha desatado en Medio Oriente y debemos rogarle a Dios para que Él, con Su Poder infinito de Amor, lo detenga.
Les estaré agradecida por su unión interior.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Amados hijos del Altísimo:
Durante la Pasión de Mi Señor, su Redentor, el Arcángel Gabriel, en los planos internos de Mi Consciencia, Me mostró que en el final de los tiempos, en lugares lejanos de este mundo, unas comunidades de seguidores de Mi Hijo se reunirían para orar, Me recibirían en espíritu y serían instruidos por Mí.
Ellos prepararían la segunda venida del Cordero de Dios al mundo.
Luego de esa visión, Mi Amado Hijo, mientras agonizaba en la Cruz, anunció que Me entregaba a la humanidad para que cuidara de ella hasta Su retorno.
Hoy veo plasmadas sobre la superficie de este mundo, en tierras lejanas a Tierra Santa, en otra tierra que también es santa, aquellas comunidades, hoy cristianas, que preparan la segunda venida de Cristo.
Hoy veo ante Mí aquellas consciencias que el Gran Anunciador Gabriel Me mostró, y escucho nuevamente Sus palabras: esos serán los fieles, los que le abrirán la puerta a cientos, miles, millones y que serán los nuevos compañeros del Redentor.
En ese momento de tanto dolor, esa visión y esas palabras calmaron Mi Corazón y Me llené de esperanza.
Hoy que están delante de Mí esforzándose por cumplir cada uno de Mis pedidos, enfrentando difíciles pruebas, muchas veces sin comprender totalmente los Designios del Padre, quiero agradecerles la fidelidad y el compromiso que nos entregan, y quiero anunciarles que estaré con ustedes hasta el último día de sus vidas, acompañándolos y guiándolos desde los mundos internos.
Llegará un día en que ya no apareceré más públicamente, no hablaré a través de ustedes a sus hermanos; pero sepan que dentro de sus almas se ha construido un amoroso lugar para su Madre Celeste, en donde Yo habito y siempre habitaré.
En ese lugar nos encontraremos hasta que Dios los llame a Su lado.
Hoy, que es un día especial para este mundo, día que Dios eligió para entregarles a una de Sus hijas, la que realizaría una tarea dura y esforzada, quiero entregarles a todos Mis hijos el Don de la Fidelidad, Don imprescindible en estos tiempos, que es una columna de luz sobre la cual Mi Hijo está construyendo Su Iglesia Celestial dentro de sus espíritus.
Hoy, sobre el suelo de este grandioso Reino de Aurora los bendigo y elevo sus almas hasta los Pies del Creador.
La promesa de Gabriel Arcángel se cumplió hasta aquí. Esfuércense y lleguen hasta el final, porque allí será cuando el Cielo, definitivamente, descenderá a la Tierra.
Los amo, los bendigo y reverencio a sus espíritus en nombre de Mi Hijo, Cristo Jesús.
Gracias por estar hoy Conmigo,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Mis queridos hijos:
En este día sigamos los pasos de Luz de Jesús, pero aún veamos a Cristo caminar por este mundo, realizando milagros y prodigios en los corazones.
Sintamos en nuestro interior la hora de Su Agonía, todo lo que Él padece por el mundo al ver una humanidad ciega de espíritu y cerrada de alma.
Sigamos los pasos de Luz de Jesús, porque Él está cumpliendo en este ciclo todo lo que Su Padre le dictó.
Veamos el Rostro de Nuestro Señor, pálido y sereno, silencioso y reflexivo.
El Maestro se aproxima a Su hora y Él quiere ver a los Suyos unidos a Su Corazón, confirmando Su Presencia en cada uno de ustedes.
Es así que podrán acompañar al Señor por el camino de la fe y de la confianza, demostrando en cada acto y en cada acción, los Designios del Padre.
En esa unión interna con Cristo y previo a la hora de Su gran Agonía, que Sus apóstoles de los últimos tiempos definan su ciclo, para que en el tiempo venidero sea posible el surgimiento de Nuevos Cristos internos.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Queridos hijos:
Hoy, desde el Universo, su Madre Celeste contempla el planeta, la inmensidad de su belleza, pero también los innumerables errores cometidos por la humanidad ciega.
Hoy su Madre Celeste contempla el planeta desde el Universo y siente un inmenso Amor por este planeta creativo, como también por todo lo que él guarda en su interior.
Hoy su Madre Celeste contempla el planeta desde el Universo y ve la belleza de su existencia, pero también los graves ultrajes que el ser humano comete contra la vida, la familia, el espíritu de la religiosidad y del bien.
Hoy su Madre Celeste, de brazos abiertos y manos extendidas, contempla el planeta para irradiarlo, para aliviarlo de su dolor y de su inmensa agonía, lo que la mayoría de los hombres ni siquiera percibe, por soberbia o por indiferencia.
Hoy su Madre Celeste irradia el planeta para derramar códigos de esperanza, de cura y de redención, para que las grandes puertas de los Espejos de la Misericordia se abran e invadan las almas con sus códigos de amor.
Hoy su Madre Celeste los invita a contemplar el planeta desde la bóveda universal y a irradiarle al mundo todo el amor y la cura interior que necesita para tener una oportunidad.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Que tus penas sean perdonadas y que las amarras sean liberadas para que, finalmente, Jesús reine en ti con todo Su Poder y Majestad.
Que las angustias sean disueltas y que las agonías desaparezcan para que finalmente reine en ti Jesús con todo Su Poder y Majestad.
La consagración de un alma es eterna, como eterna es la consagración de aquel que la vive con vacío y humildad.
Por eso, hijo, que en este tiempo de grandes tempestades, confirmaciones y pruebas reine, finalmente, Jesús para que Él, con todo Su Poder y Majestad, haga de tu alma un instrumento de Su Plan y una luz entre las más grandes tinieblas.
Ten coraje y sigue intentando vivir la renuncia diaria a lo que más te satisface y te trae gratificación.Sigue luchando, en nombre del Poder de Jesús, para que de esta raza humana surjan Nuevos Cristos, libres de las prisiones de la vida y llenos del Espíritu Santo.
Cree, absolutamente, que estás en una transición que aún no ha finalizado.
Cree que con cada prueba y desafío trascendido alcanzarás el Plan del Redentor y así participarás de Su Obra de Misericordia.
Estoy aquí para impulsarte. Estoy aquí porque Soy tu Dulce Madre.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Para que tu corazón se pueda curar de todas las decepciones y ofensas recibidas, debes pensar y sentir desde el perdón.
Para que las heridas profundas e internas se cicatricen, debes pensar y sentir desde el perdón.
Para que todo lo vivido en el pasado se pueda borrar y así puedas nacer en la compasión, debes pensar y sentir desde el perdón.
Esa será la única forma de poder seguir viviendo el camino crístico, el sendero para comprender, a gran escala, el Universo de la compasión, el que incluye, sin condiciones, a todas las consciencias miserables que por sus acciones o cometidos están condenadas a un camino sin sentido.
Pensando y sintiendo desde el perdón, la humanidad se podrá reconciliar consigo misma y dejará atrás el camino del sufrimiento y de su propia agonía.
El sendero del perdón le ofrece a la consciencia humana la posibilidad de que, todos los días de la vida, se ame a gran escala para que así el hombre terrestre salga del patrón de la equivocación y del odio constante.
La esencia del perdón está colmada de la Compasión de Dios y eso abre las puertas a la reconciliación de la vida y del espíritu.
Si, en este tiempo, las almas no alcanzaran ese camino, muchas sufrirán por no haber buscado dentro de sí la escuela del perdón sin condiciones.
El perdón tiene la capacidad de disolver los errores y de dar la paz interior.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre María Rosa de la Paz
¿Por qué temes sentirte solo? ¿No estoy Yo aquí, que soy tu Madre?
Nunca te abandonaré bajo ninguna circunstancia, prueba o desafío. Mi Corazón maternal no te dejará de lado.
Soy tu Madre y como tu Madre te amo, te acepto y vivo junto a ti los mismos desiertos que viví junto a Mi amado Hijo, una vez a los pies de la Cruz.
Al igual que Jesús, vengo a tu encuentro para que, con valentía e ímpetu de amor, sigas cargando con la cruz de la indiferencia y de la desigualdad sabiendo que, al final de todo, el amor del corazón pacífico triunfará.
Por eso, hijo Mío, levántate y ten fe, la fe siempre te unirá al Dios del Amor.
El Padre es ampliamente misericordioso, pero Él, que es grande y sabio, dejará que sientas el temor de estar lejos de Él para que aprendas a buscarlo incansablemente, así como Yo lo busqué durante la Agonía, la Pasión y la Muerte de Mi amado Hijo.
Dios nunca te abandonará. Dios te probará para que sepas en qué grado está tu fe y tu amor por Su Plan.
¡Adelante!, y con confianza camina hacia tu destino, en el que encontrarás a Cristo con Sus Brazos abiertos para acogerte, abrazarte y comprenderte.
No te decepciones y celebra cada desierto al que Dios te envía en misión para atravesarlo, porque al final todo se consumará.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Hoy, llegan a ustedes los Sagrados Corazones de María y de San José con el cetro de mimbre en Sus manos, para decirles con esto que la humilde Justicia de Dios descenderá sobre el mundo para purificarlo completamente y así poder atraer la paz.
Queridos hijos, el corazón humano causa mucho mal y mucho daño porque vive en el dolor y se olvidó de sentirse amado; su repudio y blasfemia se generan por haber cerrado su espíritu a Dios, por no saber lo que es la Misericordia.
En esta hora, en la que los enemigos y los perseguidores afianzan sus planes contra Mis Planes en el mundo, vivan en el amor, porque en el amor conocerán la paz, y ellos serán tocados en algún momento por el Amor de Dios, Amor que no vive en ellos desde hace mucho tiempo porque viven un amor mental e imaginario.
Así como Mi Hijo les pidió que oren por los que los persiguen para que, en este momento crucial de la humanidad, todos los que son promotores de la difamación pública y social, dentro y fuera de Mi Santa Iglesia, sean considerados por la Misericordia de Dios.
Ustedes, con ojos de compasión y de consuelo, vean más allá de todo, vean cómo esas almas sufren su cautiverio dentro de una Iglesia sometida por el poder y por las reliquias de otrora.
Queridos hijos, oremos para que el espíritu de Mi Paz los proteja a todos, principalmente a los sacerdotes de Cristo que tienen bajo su cuidado a millones de almas y a su buena fe y credibilidad.
Mi amado Hijo los contempla y en silencio habla con Su Padre, pues Él ya sabía desde el momento de Su agonía en el Huerto Getsemaní que este tiempo perverso llegaría a Sus queridos apóstoles en redención.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
En oración continua,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Queridos hijos:
Con esfuerzo y amor sigamos adelante, caminando en confianza hacia el Señor, que nos espera con Su abrazo paterno y Su gran Amor infinito.
Mi pedido para cada uno de los misioneros de la paz es que se animen cada día más a abrazar esa cruz que Dios les entrega para que, a través del sacrificio y del amor a Su Reino Mayor, las obras de salvación y de redención se concreten en este tiempo.
Así, hijos Míos, no estarán lejos de la Voluntad del Padre, la que primero deben amar para después conocerla en su interior. Amando esa Divina Voluntad, queridos hijos, podrán abrazar la cruz de la entrega total y del sacrificio absoluto por la nueva humanidad, para que así nazcan las nuevas semillas que florecerán en el próximo tiempo.
Mis queridos misioneros, no hay nada en este momento que esté fuera de lugar o de espacio, todo forma parte de una ley desconocida, que muchos servidores en algún momento deben conocer; es la ley de la renuncia, algo que no existe en la consciencia de los seres humanos. Es un principio que fue enseñado por Mi propio Hijo durante la Agonía y durante la Pasión.
La renuncia quiebra las estructuras que siempre estuvieron basadas en la crítica, en la indiferencia y en el error permanente.
La renuncia concede, a través del servicio y de la atención amorosa al semejante, una forma de expiación que equilibra mucho las faltas cometidas.
Queridos hijos, la escuela de la renuncia es el principio y el comando de los misioneros de Cristo, de los que están al servicio de la caridad fraterna.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los despierta a los nuevos patrones de conducta,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz y Madre de los refugiados
Asociación María
Fundada en diciembre de 2012, a pedido de la Virgen María, Asociación María, Madre de la Divina Concepción es una asociación religiosa, sin vínculos con ninguna religión institucionalizada, de carácter filosófico-espiritual, ecuménico, humanitario, benéfico, cultural, que ampara a todas las actividades indicadas a través de la instrucción transmitida por Cristo Jesús, la Virgen María y San José. Leer más