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Devocionario por el Ecumenismo y
por la Unidad en la consciencia humana
Cuenta de unión
Señor,
por la unión de la humanidad a Tu Propósito de Amor,
rogamos por Tu Presencia
en las diferentes naciones, pueblos y religiones,
que la Cultura Universal sea una realidad en la Tierra.
Amén
Primera decena
Por el Poder de la Divina Misericordia
emanada del Sagrado Corazón,
que todos los pueblos, razas, culturas y religiones
alcancen la Redención.
Amén.
Segunda decena
Por el sacrificio vivido por Cristo
y por los méritos alcanzados por Él en la Cruz,
que todas las naciones despierten
a la vivencia del Amor absoluto.
Amén.
Tercera decena
Por el Poder de la Piedad emanada por Cristo
al descender de la Cruz en los brazos de la Virgen María,
que todas las culturas, religiones, creencias y naciones
se unan para verter la Gracia de Dios
sobre los más olvidados y perdidos
entre los hombres y los Reinos de la Naturaleza.
Amén.
Cuarta decena
Por el Poder del Amor Puro
que resucitó cada célula de Cristo
y lo hizo vencer la muerte,
que todas las religiones renazcan
en el Principio de la Pureza.
Amén.
Quinta decena
Por la Gracia absoluta que nos concede el Creador
con el retorno de Su Hijo,
que todos los pueblos despierten, todos los corazones se abran
y que todas las lenguas proclamen, en un solo idioma,
la unidad con Dios por medio del Cristo Resplandeciente.
Amén.
Cada día que pasa, la humanidad se separa más de Dios y, en consecuencia, los seres humanos se separan más los unos de los otros, fortaleciendo la individualidad y el desamor en un mundo que debería emanar el Principio de la Unidad hacia todo el cosmos.
Por esta razón, les pediré que oren por todas las religiones, por todas las naciones, por todas las razas y por todas las culturas.
Que las criaturas que un día nacieron de la Consciencia Divina puedan regresar a Ella.
Que las diferentes expresiones de Dios en la Tierra encuentren la pureza de su impulso original.
Que en el nuevo ciclo de la Tierra todo sea según la Voluntad del Creador; todo sea según Sus principios divinos.
Oren con amor y con el corazón, porque las dos misiones que ustedes viven actualmente están abriendo una puerta para que la humanidad despierte al respeto y a la unidad de unos con otros y de todos con Dios.
Yo los amo y los aguardo en oración.
Oraré con ustedes todos los días y por toda la eternidad.
Su padre y compañero,
San José Castísimo
Los Cielos se abren para recibir las ofrendas de la humanidad.
Siendo sinceros de corazón es como la Misericordia vuelve a descender en tierras que ya viven la Justicia Divina. Los actos misericordiosos son los que los unen a la Consciencia de Cristo, Aquel que es la propia Misericordia.
Una misión humanitaria, hijos, es más que un acto social, porque les hablo de un pedido de Dios, una renovación y un despertar del compromiso que Sus criaturas tienen para con Él.
Por más que estén delante de dos misiones en las cuales se encuentran con culturas extremadamente diferentes de las suyas, las almas reconocen la unidad, y los espíritus son tocados por el amor que impregna sus actos.
Cuando sirven de corazón, equilibran muchos males, no solo de aquellos a los que están sirviendo. El amor que ustedes irradian toca a los que están a su alrededor e impregna la vida del espíritu; sustituye los errores y las deudas de las naciones por los méritos divinos de Redención, de Salvación y de Misericordia.
Si, en verdad, todos se abrieran al espíritu misionero, comprenderían lo que les digo.
Hoy quiero que sepan que los misioneros en Turquía ya se tornaron un instrumento en las Manos de Dios, porque sus espíritus reconocen que el servicio que prestan no es para sí mismos. La experiencia y los años los encaminaron para consagrar la vida a los actos de Misericordia y, así, se tornaron, como grupo, un puente para que la Misericordia del Creador descienda a la Tierra. Pero ellos son solo catorce y no pueden multiplicarse en todas las naciones que deben consagrarse a Dios por el servicio y por la oración. Por eso, cuando los llamo al servicio, escuchen Mi voz.
Ninguno de los misioneros en Turquía es perfecto; ninguno de ellos sabía servir desde el principio; pero las resistencias se fueron quebrando por el amor y, hoy, cuando están delante de una misión pedida por Dios, pueden trascender las individualidades y miserias para ser portadores de la Divina Misericordia.
No esperamos que las diferentes misiones que pedimos tengan el mismo éxito, pero sí que se abran al espíritu misionero que la consciencia-grupo de esta Obra de Amor ya alcanzó a lo largo de los últimos años.
Quisiera que el espíritu misionero se expandiera más allá de Brasil y que principalmente Uruguay y Argentina se animaran a trascender los atavismos para servir al prójimo y descubrir en el servicio la inmediata transformación, la unión con Dios y con el prójimo, la transmutación y la liberación de esas naciones de todos los errores cometidos en el pasado.
Porque, aunque la Tierra tenga que recomenzar, necesita tener un punto de partida, y ustedes deben dejar en ella un suelo fértil, para que los que vendrán después siembren las semillas de un nuevo tiempo.
Yo los amo y solo les pido que confíen en lo que les digo y que no teman responder a los pedidos celestiales. En estos tiempos, todo esfuerzo es poco para cumplir la meta que les corresponde desde el principio de esta raza.
Su padre y compañero,
San José Castísimo
Mientras el mundo comienza a tomar consciencia de la necesidad del servicio, y Argentina da los primeros pasos en el equilibrio activo de sus deudas con Dios, Yo los llamo para que no detengan sus pasos. Que cada misión sea una puerta que se abre hacia una mayor posibilidad de redención en el mundo.
Mis misioneros en Chaco están comenzando a tomar consciencia de la tarea espiritual que realizan, y sus corazones ya pueden sentir un poco más el Propósito de Dios.
El sufrimiento de la consciencia indígena está siendo aliviado, pero, como les dije, esta es una puerta que se abrió para que ustedes continúen en un largo trayecto de reparación y de redención.
Para que Argentina se convierta en una nación apta para ser la cuna de la Nueva Humanidad, así como Brasil, Uruguay y otros países de América del Sur, debe existir un mayor espíritu de amor y de fraternidad.
Con pequeños actos de servicio, la consciencia se amplía para conocer la Verdad, que es la Presencia de Dios dentro de todas las criaturas vivientes.
El servicio, hijos, dignifica el espíritu y activa el amor latente en el corazón humano. Es por eso que, ahora que dieron los primeros pasos con mayor consciencia, Yo les pediré que no se detengan.
Los misioneros sentirán en sus corazones la necesidad de que este servicio tenga una continuidad, y Yo les digo que ese sentir es verdadero. Quisiera que otros miembros de esta Obra tuvieran la oportunidad de contribuir con su amor en actos de caridad fraterna, pero, para eso, necesito la disposición interna y material de todos.
A medida que el desajuste espiritual se vaya equilibrando y siendo transmutado en Chaco, por las simples y sinceras acciones de los servidores en la materia, los caminos se abrirán y ustedes encontrarán a los intercesores enviados por Dios, que los ayudarán a proporcionar una vida materialmente más digna a los pueblos de Chaco.
Pero, antes de eso, aún deberán esforzarse mucho para que el amor pueda disolver el dolor que impregna la consciencia indígena hace tantos siglos.
Hijos Míos, el mundo está en sus últimos suspiros de sufrimiento, y enseguida la Justicia de Dios descenderá sobre la Tierra. Esto no es una amenaza, es una realidad. Por eso, lo más importante ahora es aprender a amar verdaderamente, romper las propias estructuras del orgullo, del egoísmo y dela indiferencia, para que, aún en tiempo de Su Misericordia, el Señor les conceda la Gracia de habitar su mundo interior y fortalecerlos para la reconstrucción de la vida material y espiritual en la Tierra.
Yo los amo y, por eso, los impulso a que no detengan sus pasos ahora. Profundicen en el espíritu del servicio y, al final de esta misión, Yo les diré lo que más quiero para Argentina y para América del Sur. Yo los espero atentos y abiertos de corazón para escucharme.
Su padre e instructor,
San José Castísimo
La madurez a la hora de servir surge de la comprensión de que un servicio que se presta respondiendo a un pedido de Dios trasciende la materia y tiene su verdadero propósito en el espíritu.
Cuando el Creador los envía a servir, deben tener consciencia de que son meros instrumentos en Sus Manos, ya que, para equilibrar el gran karma humano, es necesario que sean los propios miembros de la humanidad los ejecutantes e intercesores de este acto de equilibrio.
¿Qué temen cuando los enviamos a servir? ¿Acaso están pensando que serán sus manos las que van a actuar?
No pierdan más tiempo con expectativas, ansiedades ni tampoco con orgullos ni vanidades. Concéntrense en ser verdaderos y simples, obedientes, mansos, vigilantes y pacíficos. Concéntrense en estar unidos a Dios y en pensar en Él todo el tiempo y no en sí mismos.
Cuando estén delante de un acto de servicio, no se confundan. La confusión proviene de la falta de claridad del propósito de sus acciones. Si concentran su atención en Dios, en seguida verán cómo Él abrirá los caminos y les mostrará la mayor necesidad que, de repente, no era aquella en la que pensaban.
Tanto en Medio Oriente como en Chaco, sus hermanos necesitan ser escuchados y encontrar en ustedes un puente para algo superior. Donen aliento, donen esperanza, donen paz de corazón.
No se muestren inmaduros, inseguros ni sin propósito, porque están siendo guiados de cerca tanto por Nuestras palabras como por la intuición y por el corazón, vehículos que siempre usamos para conducirlos. Por eso, déjense guiar internamente.
Confíen en los que elegimos para coordinarlos y dirigirlos en cada misión, porque a esos corazones estamos unidos de una forma especial. No tengan grandes ideas ni quieran realizar servicios heroicos para contar al final, porque la verdadera misión, que sucede en el espíritu, será conocida por pocos y, será admirada solo por Dios, porque la humanidad aún no aprendió a amar la vida del espíritu y, por más que conozca los hechos espirituales, poco le interesará si no hay resultado material.
Por este motivo les pido otra vez que sean más humildes y obedientes, más unidos de corazón los unos con los otros y todos con el Dios Altísimo. Así se cumplirá el Propósito de Dios.
Aquel que los ama y los guía,
San José Castísimo
Que todos aquellos que aspiran a ser misioneros del Plan de Dios escuchen estas palabras y aprendan a servir. Los espíritus verdaderamente atentos nunca piensan que Yo hablo para otros, sino que toman todo para sí; por eso, crecen y maduran como Dios espera.
Cada servicio prestado por los servidores y consagrados al Plan del Dios Altísimo debe ser motivo para generar el equilibrio necesario y curar los males del pasado de una humanidad tan transgresora.
Que sus manos comiencen desde ya a reconstruir el mundo con actos de servicio, a reparar el mal causado en el principio y a aplacar el caos que se precipita sobre la Tierra.
Existen muchos lugares del planeta que no están destruidos por la guerra ni tomados por los conflictos armados, pero que están espiritualmente tan heridos como los que están en guerra.
La humanidad, como consciencia, perjudicó tanto la vida planetaria que una gran parte del espíritu del planeta está deteriorado y padeciendo como un moribundo que da sus últimos suspiros de vida.
La forma de curar este mundo enfermo es solo con el amor, amor en todas sus expresiones: amor con actos de caridad fraterna, amor irradiado en la oración, amor irradiado en el silencio, amor que se manifiesta en el corazón que se transforma por amor al Plan de Dios.
Un servidor que se encamina a una misión pedida por Dios debe ser como el obrero que lleva en sus manos el ladrillo y el cemento para reconstruir la consciencia planetaria. En cada pequeña acción debe estar el amor pleno y absoluto, que trasciende las condiciones, las diferencias, los errores, el miedo y el dolor. Así, poco a poco, ustedes podrán convertirse en verdaderos instrumentos de Dios.
Que esté en la intención de cada misionero la reconstrucción activa y luminosa de la vida espiritual de la humanidad.
La consciencia humana fue creada con base en principios divinos y puros, lo que le daba la particularidad de poder unirse directamente al Creador, sin intermediarios. Esos principios fueron atacados desde el inicio de este Proyecto, y las fuerzas del adversario trataron de convertirlos en lo que ustedes conocen como energías capitales, que hoy son mucho más que siete.
Para volver a ser cristalinos como Dios pensó y para alcanzar el Propósito Divino, llegó la hora de hacer que crezcan los principios divinos en su interior y en el interior de sus semejantes y, así, ir debilitando aquellas fuerzas oscuras que tanto crecieron en la consciencia humana.
Es por eso que les pido que comiencen cada día de servicio rogando a Dios la Gracia de la humildad y de la unidad con Él. Así, dando el primer paso de sus días, con la intención de ser puros, serán ayudados por los ángeles a servir de forma cristalina y a ser verdaderos instrumentos del Creador del mundo.
Por la reconstrucción de la consciencia espiritual del planeta,
San José Castísimo
Si hay algo que debe ser inmediatamente disuelto del corazón humano es el miedo.
El miedo es la ausencia de Dios, del amor, de la fe. El miedo nace y crece en el corazón de los que se acomodaron a la condición humana y aún no reconocieron que aquello que debe cuidarse con esmero es solo la esencia más profunda del ser, los principios divinos que allí se encuentran.
Aquel que siente miedo es porque no confía en el amor.
Con sus acciones, deben fortalecer los principios de la fe, la certeza de que el amor algún día hablará más alto en la consciencia humana, porque será tanta la necesidad de paz y de unidad, que todos se unirán en busca de un Único Dios.
El miedo con el cual viven los pueblos originarios es el miedo de perder su cultura, perder su espacio en la Tierra. Por no tener lo básico que necesitan para vivir, ellos sienten miedo de desaparecer como pueblo, así como desaparecieron tantos otros pueblos.
En la misión que ocurre en Chaco, así como en todas las misiones que aún tendrán lugar con sus hermanos indígenas, deben fortalecer la fraternidad y dejarlos sentir que comprenden, o que tratan de comprender, el papel espiritual de los pueblos originarios en la Tierra; porque, más que ayudas y cuidados básicos, ustedes encontrarán en sus hermanos la necesidad de ser reconocidos con su cultura y su sabiduría, como parte de esta civilización humana.
En lo profundo de esos corazones, más que el hambre o la miseria, pesan el abandono y la indiferencia por parte de la mayoría de los seres humanos. Por eso, estamos dedicando estos mensajes no solo para instruir a los misioneros, sino también para despertar espiritualmente a la humanidad y, sobre todo, en este caso, a la Argentina, para que conozca el papel de la consciencia indígena, ya que su equilibrio depende de la pureza, de la simplicidad y de la sabiduría que los pueblos originarios mantienen en su interior.
Ustedes deben prestar un pequeño o un gran servicio, siempre teniendo en cuenta mucho más el propósito espiritual que el acto físico, porque físicamente encontrarán infinitas necesidades materiales, sociales, morales, carencias de cosas básicas para la supervivencia y, para suplir todas ellas, sería necesario un esfuerzo mucho mayor que el de algunos pocos días.
Muchos pueden preguntarse: ¿Cuál es la razón de hacer misiones tan rápidas, en las cuales no se suple ni la mínima parte de la gran necesidad de esos pueblos?
Y Yo les respondo que aquellos que alcanzan a ver con los ojos lo que sucede en el espíritu, y no solo en la materia, saben que las necesidades espirituales se mueven con base en otras leyes y, a veces, una situación que espiritualmente es mucho más grave que una gran carencia material se resuelve con un pequeño acto de amor verdadero.
Es por eso que les pediremos, sí, que lleven recursos materiales, pero lo que en verdad le da sentido a una misión es la vivencia del amor, la capacidad de abrir las puertas para que Dios descienda y actúe por intermedio de sus manos.
Traten de ser verdaderos y no quieran ser héroes. Sean solo simples de corazón, ábranse para aprender, déjense curar de la propia indiferencia humana, del orgullo y del egoísmo. Es así que podrán llamarse misioneros, misioneros del espíritu, misioneros que sirven para cumplir la Voluntad de Dios.
Yo los amo y por eso les enseño a servir.
Su padre y amigo, servidor del Dios Altísimo,
San José Castísimo
Aprende a encontrar en la consciencia indígena no la decadencia de un pueblo que un día vivió la plenitud en este mundo, sino contempla, delante de ellos, la persistencia de un pueblo que resistió a las colonizaciones y a las persecuciones y que mantuvo su propia cultura aun cuando el mundo trataba de “educarlos” e instituir otra forma de vida para ellos.
Contempla la parte de la consciencia de esos pueblos que no se corrompe, que se mantiene pura, simple y verdadera. Percibe que algo superior los sustenta hasta hoy. No veas solo cómo la vida moderna intenta llegar dentro de las diferentes comunidades. Procura aquello que debes aprender y ofrece al común de la humanidad un aprendizaje diferente, pues los seres humanos que se dicen civilizados, en su mayoría, solo ven a los pueblos originarios como algo inferior y observan, con cierta indiferencia, que ellos desaparecen del mundo.
Son las fuerzas del caos que, poco a poco, consiguen retirar del planeta los principios que lo sustentan.
Los pocos que supieron amar a los pueblos originarios muchas veces alimentaron en los corazones de ellos el rencor y el dolor de no ser comprendidos por la actual civilización del mundo, sin percibir que la verdadera ayuda que se da a esos pueblos es fortalecer su pureza y animarlos a ser verdaderos.
En la misión para Chaco, se encontrarán con mucha carencia, pobreza, hambre, abandono. Más allá de suplirles las necesidades básicas, deben cumplir una misión espiritual: fortalecer el espíritu de pureza de esos hermanos y anunciar al mundo la importancia de vivir en fraternidad y unidad con las diferentes expresiones de Dios en la Tierra.
Quisiera que muchos más se animaran a participar de esta misión, para seguir realizando servicios en otros lugares del mundo en donde la consciencia indígena necesita de auxilio.
Ayudar a mantener a los pueblos originarios en este planeta es ayudar al propio planeta a mantener su equilibrio.
Si todas las naciones despertaran al servicio a los pueblos originarios que les corresponde, muchos desequilibrios podrían ser ajustados en la Tierra.
El simple acto de compartir la ayuda, fraterna y amorosamente, poco a poco va curando la consciencia grupal, tan herida y olvidada, de los pueblos indígenas.
Es por ese motivo que invito a todos los seres a una misión espiritual: sustentar, con servicio y oraciones, a los pueblos indígenas y ofrecer al Padre el proprio servicio como un intento de mantener el equilibrio del planeta.
En un tiempo de tan grandes atrocidades, todo esfuerzo por parte de los pocos que están despiertos será como tabla de salvación para la humanidad.
Si hicieran lo que les digo, enseguida comprenderían la importancia de la consciencia indígena para el planeta y, cruzando los portales hacia el Reino del Espíritu, en los Mundos Sublimes, tal vez verían que quien les señala el camino de ingreso es aquel hermano que un día vistieron, alimentaron y curaron en una aldea indígena.
Por el descubrimiento del valor de cada pueblo y de la expresión de las diferentes culturas de la Tierra,
San José Castísimo
Fraternidad, Unidad con Dios, Fe y Esperanza son atributos que siempre deben reinar en el corazón humano.
Partiendo del principio de la Unidad de Dios, que en la diversidad de la manifestación de Su Consciencia jamás dejó de ser Único, vivan ustedes también la unidad entre sí como un único cuerpo perteneciente a la Consciencia Divina.
El Creador se multiplicó y se expandió en diferentes formas de vida, de expresión, de manifestación, para que Su Perfección se hiciera vida y materia, para que el Amor que Él expresa en Su Espíritu Divino pudiera tornarse carne, mente, sentimiento, alma, espíritu, vibración y sonido, para que no hubiera límite en la manifestación de Su Amor.
Dios impregna todo lo que fue creado y a todas las criaturas les da la oportunidad de ser semejantes a Él. Conscientes de los Principios del Creador, ustedes deben imitarlo. Que el amor se multiplique en sus corazones, que se exprese de diferentes formas, con palabras, oraciones, silencio, acciones, con comunión interna, espiritual o física, a la hora de recibir la Eucaristía.
Como grupo, exprésense como la Consciencia de Dios: muchas formas de vida, muchas formas de servir, infinitas posibilidades de amar, pero todo eso sin perder nunca la unidad.
Aunque las criaturas existentes sean tan diferentes unas de las otras, eso no hace desaparecer de ninguna de ellas la esencia que las une en la semejanza divina con el Padre Creador.
Les digo todas estas cosas porque es hora de la unidad, de la reconciliación, de la fraternidad como puentes para el amor.
Las diferentes misiones que hoy se están llevando adelante indican el camino que cada uno debe recorrer en su día a día: superar las diferencias entre razas, culturas, idiomas, naciones, religiones, para vivir, como humanidad, la Unidad con Dios.
Sean conscientes de que llegará la hora de unir sus consciencias en un único propósito: ofrecer a la Tierra paz y reconciliación.
El sufrimiento del corazón humano hace que se venzan las barreras para amar, y la necesidad de encontrar la paz los une.
Tanto en Medio Oriente como en Chaco, comprenderán lo que la purificación material, mental y física, causa en la consciencia humana. Deben estar delante de estas situaciones tan extremas no solo para auxiliar, sino también para aprender. Entonces, con ese aprendizaje en la consciencia, deberán preguntarse si realmente es necesario que pasen por semejantes purificaciones para que aprendan a vivir el amor, para que busquen la unidad con el prójimo, para que trasciendan las diferencias y caminen rumbo a la concreción de los Planes de Dios como una única raza.
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El dolor los hace buscar el amor, aunque la posibilidad de amar existe dentro de sus corazones, latente como una condición natural del ser humano. Solo es necesario que salgan de sí mismos y se entreguen a la búsqueda de ese Amor Crístico, verdadero; amor que une los universos, amor que destraba la evolución, amor que los asemeja a los ángeles y les permite retornar a Dios.
Delante de las situaciones de Medio Oriente y de Chaco, reflexionen profundamente y hagan sus elecciones: esperar los tiempos de caos o aprender a amar desde ya, rindiéndose a la Gracia de la Unidad con Dios.
Su padre y compañero de siempre,
San José Castísimo
En el principio de la Creación solo existía la Unidad, la Consciencia Divina que habita donde no hay tiempo ni espacio, donde no hay materia, sentimientos ni pensamientos, donde solo hay Espíritu.
Sin dejar de ser Unidad, el Espíritu de Dios se multiplica. Esto es Omnipresencia.
Sin dejar de ser Espíritu, nace la Mente de Dios manifestada en los Arcángeles. Esa es la obra de la Omnisciencia.
Sin separarse de los niveles del Espíritu, Dios manifiesta la Luz en creaciones materiales. Ese es el fruto de la Liberación.
Dios, que era Uno, se divide en tres, sin dejar de ser Único. Incomprensible para la mente humana es Su Trascendencia.
Dios Padre se hizo Hijo y en la Transfiguración multiplica a Su Único Hijo en todas las criaturas. Todas son Una con el Padre, por intermedio del Hijo.
Los principios primordiales toman vida propia y poder creador. Los Rayos se tornan consciencia y habitan todas las partículas existentes en el cosmos.
Dios jamás perdió la Unidad del inicio. Su multiplicación no tiene fin, no tiene límite. Su Consciencia se expande más allá de las fronteras del espíritu, de la mente y de la materia. Su Divinidad todo lo impregna.
Ustedes pueden preguntarse: “¿Cómo habitará el Creador en un mundo tan lleno de oscuridad? ¿Dónde está Dios, cuando el caos se precipita en el mundo?”.
Dios es Vida que habita la esencia, Consciencia que anima a los conscientes, Luz que da forma y vida a lo que los ojos de los que no están ciegos pueden ver.
Un hombre puede no ser ciego, pero si hay ausencia de luz en su vida, nada podrá ver. No es que el mundo no exista, que los colores no existan, que la vida no exista: lo que sucede con ese hombre es que está separado de la luz. No está ciego, solo está encerrado en un cuarto oscuro y vacío, y no encuentra forma de abrir las ventanas ni sabe que las ventanas existen en el cuarto de su consciencia.
Así sucede con la mayoría de la humanidad. La ignorancia y la indiferencia encerraron a la consciencia humana en un cuarto oscuro y todos los misterios de la vida están del lado de afuera, listos para ser revelados en el momento en que se abra la ventana de la consciencia.
Como no están ciegos, creen que ven todo. Como no conocen la luz, no saben que están presos en un cuarto oscuro y piensan que la vida comienza y termina dentro de las cuatro paredes de ese cuarto.
El amor, el servicio y la oración llegan a lo oscuro de esas consciencias como rendijas de luz, que entran por la ventana, revelando que la ventana existe y que detrás de ella se encuentra un grandioso misterio.
Algunos pueden ver la luz por la rendija y creer que ya conocen todo; otros osarán abrir la ventana y contemplarán la vista delante suyo. La consciencia se expandirá, profundamente, a pesar de ver solo la vida delante de su pequeña ventana.
Hasta hoy, casi no existieron quienes se dispusieran a salir de ese cuarto y explorar el mundo fuera de sí mismo; por eso, los misterios continúan siendo misterios.
Comencé este mensaje con algunas palabras que son capaces de abrir, en el cuarto oscuro de la consciencia, una pequeña rendija, pero sé que muchos cerrarán la ventana con sus propias manos para, así, permanecer en la oscuridad absoluta.
Reflexionen sobre lo que les digo e intenten, por un instante, arriesgarse a sentir en los ojos del corazón este misterioso rayo de luz, esta pequeña rendija que se abre en la consciencia.
Si dejan que la consciencia se expanda, podré llevarlos verdaderamente hacia la unión con Dios. Podrán ser más verdaderos en todo y develar misterios, incluso sobre sí mismos y sobre la vida planetaria.
Por el crecimiento y madurez de la consciencia humana y su adhesión a la Verdad,
San José Castísimo
Hijo:
Para vencer la indiferencia del corazón humano, comienza contigo mismo. Observa todas las veces que tu corazón se cierra la realidad planetaria o cuando piensas que te comprometes con el mundo, pero tus acciones demuestran el grado de importancia que te das a ti.
La indiferencia entorpece la consciencia y no le permite evolucionar. No es necesario que te involucres emocionalmente con lo que sucede en el mundo, pero sí que tales acontecimientos te lleven a la transformación y que te impulsen a que nunca detengas tus pasos.
La indiferencia es uno de los grandes males de la humanidad, aún peor que la ignorancia, porque aquel que es indiferente ya tiene cierto grado de instrucción y, sin embargo, sigue pensando más en sí mismo y en las propias necesidades.
Hijo, la indiferencia es lo que llevará a muchos seres que se creen espirituales al abismo de la consciencia planetaria. Cuida para que no seas tomado y llevado por la indiferencia humana. Trata de seguir tu consciencia y tu corazón, y cuando sepas que debes hacer algo, hazlo de inmediato, no ignores las necesidades. Cuando veas que alguien necesita de ti, ve en su auxilio, sin miedo. Si sabes lo que sucede en el mundo y que, en este mismo instante en el que estás delante de las Palabras de Dios, existen otros que están siendo probados en su fe y, de rodillas, eligen morir con Cristo a vivir sin Él, entonces ora verdaderamente, sin cesar.
Si ya conoces el papel de la consciencia indígena en el planeta y también sabes cuánto abandono e indiferencia padecen los indígenas, entonces actúa, sirve, ora, auxilia, ofrece tu amor. Demuéstrales a estos hermanos que ellos tienen una importancia vital en la vida espiritual del planeta y que su manera de ser no debe ser vendida de forma turística, para divertir a los inconscientes.
Cuando estés delante de un hermano indígena, aprende con él y, en tu postura de aprender, deja que emerja del corazón la pureza y la sabiduría que él tiene para transmitir a la humanidad.
Si sabes que el esfuerzo y la perseverancia son las claves para superar los obstáculos en este tiempo, entonces no bajes los brazos cuando estés en dificultades.
Si la prueba fuera mayor que tu fe, recurre a la unidad con tus hermanos; unidad que, cuando es verdadera, abre las puertas hacia Dios, para que descienda Su Voluntad.
Une tu corazón al corazón de los que están contigo. Haz de esta Obra una fortaleza en la que habitará el Rey de los reyes, en Su esperado retorno. Confía en la victoria y valora el amor.
No pienses en lo que los otros harán por ti; practica lo que sabes y vence la indiferencia que se manifiesta, en diferentes circunstancias, en los corazones de todos los seres vivos.
Sé tú aquel que trasciende las leyes de este mundo; así podré revelarte misterios universales, y los acontecimientos del mundo serán para ti las señales para leer y dar los pasos siguientes sin miedo y con valentía.
Únete a Dios, únete a esta misión universal.
Vive bajo la Gracia de la Divina Misericordia.
Por el despertar del corazón humano,
San José Castísimo
Sé que las Apariciones de los Mensajeros Divinos son un misterio para muchos, misterio que en algunos motiva el crecimiento de la fe y en otros el tormento de la duda.
Este mundo, hijos, está lleno de misterios. La propia consciencia humana, en sí, es un gran misterio tanto para el cosmos como para ustedes mismos.
En este planeta, deben aprender a vivir por la fe: fe en lo invisible, en lo intangible, en lo divino, en lo pleno. Solo con la gracia de la fe, el corazón puede estar delante de las diferentes situaciones de la vida con la claridad y la comprensión necesarias.
Les digo esto porque, como grupo y como humanidad, ustedes están delante de dos desafíos que son las dos misiones que están viviendo. Ambas situaciones, que deben ser develadas, tienen raíces muy profundas y desconocidas para todos. Y, para que no estén ante ellas de manera superficial, deben abrir sus corazones a la vivencia de la fe, pues es así, confiando en lo invisible y siguiendo sus corazones en cosas tal vez inexplicables o no tan obvias para sus mentes, que ustedes podrán estar plenos frente a esos dos desafíos.
Las dos situaciones que hoy enfrentan los seres, tanto en Medio Oriente como en Chaco, Argentina, necesitaron llegar al extremo para que la humanidad colocara sus ojos sobre ellas y, aún así, aquellos hermanos padecen mucho con la indiferencia, porque el corazón humano todavía no se abrió para vencer sus propias comodidades e ir al encuentro de las necesidades del prójimo.
Sus hermanos de la consciencia indígena intentaron llevar a cierta parte del planeta, sobre todo a América, a una vida evolutiva diferente de la vida del resto de la humanidad. Ellos encontraron lo Sagrado gracias a la reverencia, porque era justamente la falta de contacto con las creaciones e invenciones materiales de la mente humana lo que les permitía encontrar un camino evolutivo diferente, basado en el amor y en la simplicidad.
Pero en un planeta al que todos vinieron para aprender a amar, la misma tendencia de los espíritus presentes en él sofocó la expresión natural de los guardianes de la pureza, los pueblos originarios. Con la ayuda y el incentivo del enemigo de Dios, ustedes no pudieron comprender las diferencias y, a lo largo de muchos siglos, intentaron imponer una forma de vida mental, material y basada en la competencia y en la lucha por el poder. Por el hecho de que los indígenas no sean así y por haber permanecido en su pureza, ustedes los hicieron sufrir y, hasta hoy, influyen como pueden en las mentes de los pequeñitos, intentando hacerlos desaparecer de la Tierra, sin percibir que, con ellos, desaparecerán el amor, la simplicidad, la pureza y la humildad del corazón.
Es la misma lucha por imponer sus propias costumbres e ideales la que genera, en Medio Oriente, las guerras y los conflictos permanentes. Y Yo les digo que no solo proviene de Medio Oriente el incentivo para esas guerras y que no es solo con la ayuda de las grandes potencias económicas de Occidente que ellas crecen y se desarrollan. Quiero que comprendan que esos males tienen raíces espirituales profundas y un único propósito: destruir los Planes de Dios. Es por eso que contamos más con la fortaleza espiritual de pocos que con los recursos materiales de muchos.
Una de las formas que el enemigo usa para hacerles perder la fe y la esperanza es colocar en las mentes el ansia de encontrar resultados materiales, pero esa búsqueda fue la que llevó a Judas al suicidio, por no comprender que la victoria del Mesías era en la Cruz.
Ustedes, que están más conscientes, deben servir sin buscar resultados; deben trafnsformarse sin recibir méritos; deben esforzarse sin encontrar recompensas ni reconocimientos. Dios tiene Sus Ojos puestos en los que son verdaderos y fieles a Su Plan. Sobre estos Él colocará Su Cruz, que para unos podrá significar muerte y fracaso, pero para los que tienen sus corazones abiertos y sus consciencias despiertas significará el triunfo de Dios en todo el universo.
Sirvan todos los días con la certeza de que la verdadera batalla se vive en el espíritu y que ahí debe ser vencida. Lo que sucede en la materia es un simple reflejo de lo que se multiplica en los Planos Superiores.
Por eso, quiero hacerles comprender los acontecimientos del mundo desde un punto de vista más amplio para que, delante del servicio, ustedes no se apeguen a lo que puedan hacer con las manos, pero sí a lo que se alcanza con el corazón.
Por el descubrimiento del servicio y de la misión espiritual,
San José Castísimo
De la misma manera como el enemigo intenta debilitar las diferentes religiones en Medio Oriente y mezcla intereses económicos y de poder con conflictos religiosos para que la humanidad ya no quiera religarse con Dios, así también el enemigo debilita el papel de la consciencia indígena en el mundo, colocando a los pueblos originarios frente a las llamadas “tecnologías”. El adversario de Dios intenta imprimir en la consciencia humana la idea de que los pueblos indígenas son primitivos y, siendo así, atrasan la evolución del planeta en general.
¡Estén atentos, porque este es un pensamiento destructivo y que los desvía de los Planes de Dios!
Como les dije anteriormente, los pueblos originarios que se mantuvieron fieles al principio puro de su existencia son guardianes de atributos primordiales del espiritu para el desarrollo de la humanidad.
Los indígenas se mueven y actúan basándose en la intuición, en la sabiduría, en el sentir del corazón, en la unión con la Naturaleza y en la reverencia a lo sagrado. ¡Imaginen al ser humano sin estos atributos espirituales! Perdería su vida, su esencia, su vínculo con Dios.
Que la misión en Chaco no sea solo para prestar un servicio, sino que también ustedes se permitan vivir un intercambio mutuo: proteger, amparar y auxiliar a aquellos que los mantienen espiritualmente unidos a la Sabiduría de Dios.
Estas dos misiones, tanto para Medio Oriente como para Chaco, deben renovar los principios de la fe, de la fraternidad y de la unidad en el corazón humano. Todo servicio, toda oración y toda liberación deben tener ese propósito, porque con fe, fraternidad y unidad, el corazón podrá un día conocer el amor.
Estén en una postura de mucha humildad, porque tanto en una misión como en la otra, aunque tengan muchos recursos para ayudar, al colocarse en una postura de aprender, además de auxiliar en grandes procesos de liberación espiritual, atraerán hacia sus consciencias muchos códigos de madurez y sabiduría.
La humildad es la clave del servicio. Aquel que sirve con la intención de ser un puente entre Dios y la humanidad, trascendiendo sus expectativas y aspiraciones, cumplirá con el Propósito del Señor, no solo para su meta de servicio, sino también para la propia transformación y la transformación de la consciencia humana en su conjunto.
Yo los amo y, en omnipresencia, acompaño tanto a las dos misiones como a todos los seres orantes que las amparan. Que todo sea por el cumplimiento de los Planes de Dios.
Que la paz y el amor se establezcan en el mundo.
San José Castísimo
Que la paz sea una realidad en el corazón de cada criatura de esta Tierra. Esta es la aspiración más profunda del Corazón de Dios porque, si viven en paz, podrán despertar a la Verdad que trasciende la materia, trasciende lo que los ojos pueden ver y lo que las manos pueden tocar. Abrirán, así, los ojos del corazón para con ellos contemplar la Verdad, para con ellos poder ver la esencia de cada criatura y comprender el gran pesar del Creador por no poder manifestar Su Perfección en cada una de ellas.
Hoy vengo a animarlos para que tengan un pensamiento grande, una aspiración grande, una aspiración de fundirse con Aquel que es Perfecto y para que ya no sean solo “Juan”, “María” o “Francisco”, sino ser Principios de Dios en este mundo, para ser un ejemplo para todo el cosmos, como para con el universo, de que es posible vivir el Amor; un amor que vence incluso al amor propio; un amor que entrega la propia vida por los demás, por los Planes de Dios; un amor que vence el rencor y que llega a los enemigos; un amor para el que los enemigos no existen, pues lo que existe es la incomprensión del corazón humano, la ignorancia, el miedo. Todo eso puede ser vencido por la acción del amor.
Vengo a preparar sus corazones para que puedan, poco a poco, ir disolviendo las diferencias que existen entre los seres humanos. Que puedan descubrir lo que los une, que son sus esencias, las que partieron de un Único Creador, un Único Dios, una Consciencia Omnipresente que al mismo tiempo es Única y se multiplica en cada una de Sus criaturas. Él es la diversidad y la unidad.
Así debe ser el corazón humano: cada uno debe expresarse tal como es; debe tener la libertad de seguir la religión que elija, de seguir el camino por el que su corazón lo lleva, porque esos caminos son construidos no solo en esta vida. La relación de cada consciencia con determinada religión proviene del origen de esa religión, de aquel Principio puro, cuando Dios inspiró la creación de cada una de ellas con la intención de que tuvieran, por ser diversas Sus criaturas, varias posibilidades de vivir el amor y de encontrar un camino que las llevase a Su Corazón.
Les hablo sobre las religiones, pero también sobre las formas de vida. Ustedes deben aprender a dar ejemplo de una vida sana en este mundo ya tan enfermo. No deben tener miedo de ser diferentes, de caminar contra la corriente; porque la mayoría de los hombres en este tiempo vive una ilusión profunda, casi absoluta.
La esperanza de Dios es que los que escuchan Su Llamado puedan mantenerse firmes en el propósito de su unión con Cristo, la unión con el Amor que Él representa, con la Unidad que María representa y con la Perfección de Dios.
Si Cristo representa el Amor y Nuestra Señora, la Unidad, ¿qué representará Mi Casto Corazón?
Yo traigo para el mundo el principio de la Humildad, sin el cual jamás podrían alcanzar el Amor y la Unidad; porque el orgullo los divide, fortalece el sentimiento de individualismo y la aspiración a sobresalir, a ser siempre mejores que los demás en todo.
¡Cuánta incomprensión, cuánta ignorancia todavía hay en el corazón humano, que no comprendió que la Perfección de Dios habita en todas las criaturas! Es el mismo Dios quien vive en todas las esencias. Es el mismo Dios quien aspira a expresar Su Perfección en todos los seres.
Cada ser, cada criatura de este mundo debe ser perfecta de acuerdo a lo que vino a manifestar en la Tierra. No existe quien sea mejor o peor: la perfección habita en todos. Ustedes deberán solo develar ese gran misterio; este que es el mayor misterio de la Creación de este cosmos: cómo un Dios tan infinito se arriesga a vivir en criaturas tan pequeñas, tan imperfectas y que, muchas veces, no le dan atención ni siquiera saben que Él vive dentro de ellas.
Dios es el mayor Principio de Humildad. Nosotros solo imitamos Sus Pasos.
Si Él, que es tan inmenso, se permitió estar en Sus criaturas; si Él, que vive en el Infinito, descendió a la densidad de la materia y se permitió estar en el corazón humano hasta manifestar la Perfección en Sus criaturas, ¿quiénes somos Nosotros para no retornar al mundo, día tras día? ¿Cómo Nos cansaremos de estar entre los hombres? ¿Cómo perderemos la esperanza en esta creación divina, si Dios jamás se retiró de sus corazones?
El mal en los corazones humanos, es fruto de la ignorancia de los ojos que no se abrieron para percibir que la Unidad y el Amor de Dios están en ellos. Porque ignoran esa Presencia, no la conocen y no la viven; eso no significa que Dios no esté allí. Él solo espera, en Su Humildad infinita, que los ojos del corazón humano se dirijan hacia su interior y lo perciban, y lo encuentren allí, silencioso, paciente, humilde, con la esperanza de un día poder expresarse en aquel pequeño corazón.
A medida que las guerras aumentan y las esencias se pierden, es una parte de la Consciencia de Dios que se pierde en el mundo, pero Él jamás desiste y continúa multiplicándose; sigue multi plicando Su Fe, Su Esperanza, en aquellos que nacen día a día en este mundo.
Es por eso que los niños son la gran esperanza de Dios. Él los ama, porque deposita en cada uno de ellos la fe de poder, al fin, manifestarse en este mundo como Él lo pensó en el principio.
No quiero disminuir la grandeza de Dios dándoles ejemplos de que Él siente y piensa como un corazón humano. El Señor se permite vivir esas cosas para aproximarse a Sus criaturas.
Él nunca desiste de manifestar Su Plan porque sabe cómo será el fin.
Hoy vengo para fortalecer su fe y también para impulsarlos a no bajar los brazos porque, aunque el Señor ya conquistó sus corazones, Él necesita conquistar muchos otros corazones de este mundo; necesita que muchos lo encuentren dentro de sí mismos.
Por eso les pediré un esfuerzo más, si es que Me dirán sí.
Yo tengo una casa de misioneros en Brasil; una casa en donde Mi Corazón crece en amor, en hermandad; una casa en donde puedo expresar la caridad fraterna, en donde puedo enseñar a los corazones a servir. Pero solo una casa no es suficiente.
¿Ustedes responderán a Mi llamado cuando Yo les pida que, en este país, consagren una casa a Mi Corazón? ¿Entregarán sus vidas cuando Yo les pida que sean misioneros y que se dediquen a servir al prójimo, sin cansancio, sin tiempo ni hora?
Pues esta es Mi Voluntad: que los grupos de Uruguay y del mundo entero se unan para consagrar una casa a Mi Castísimo Corazón.
Sagrada Casa de la Caridad Crística: así se llamará, porque eso es lo que Yo espero que aprendan en este tiempo y, así, aprenderán a encontrar la necesidad no solo en Medio Oriente, sino también al lado de ustedes.
Necesito que los misioneros se multipliquen, porque deben realizarse muchas misiones.
¿Comprenden que Nuestros Ojos observan el mundo y encuentran la necesidad en cada lugar, desde los más olvidados hasta los que están a la vista de todos, pero que padecen el abandono?
Es por eso que los llamaré a hacer una experiencia, pero les pediré que consagren sus vidas al servicio, tan pronto como sus almas despierten a la entrega, a la caridad y al amor. Y así, a través del amor, difundirán Nuestro Llamado, Nuestra Presencia. De esa forma, aquellos de Nuestros hijos que aún están dormidos podrán despertar, ya que no podemos esperarlos más, pues la misión los aguarda. Ellos deben ocupar sus lugares en este ejército de paz, a fin de encontrar un sentido a sus vidas, antes de que el deseo de desistir de todo se apodere de sus corazones. Porque existen muchos que, por no encontrar un sentido para su vida en la Tierra, desean la muerte y quieren abandonar su misión sin haber vivido el amor, la caridad, la humildad ni la unidad con Dios.
El propósito de la caridad es mucho más amplio de lo que imaginan. Ustedes no solo estarán vistiendo a los que tienen frío, alimentando a los que tienen hambre o amparando a los que están abandonados. Estarán rescatando almas, despertando soldados, fortaleciendo espíritus, dando oportunidades para que muchos puedan conocer la Cristificación y para que el Plan de Dios se cumpla no solo en unos pocos, sino también en muchos; porque Él necesitará una raza de Cristos, y esa raza está escondida en la imperfección aparente de las criaturas de esta Tierra.
No se olviden de orar y de acompañar a Mis misioneros, los misioneros de María, de Cristo, de Dios; aquellos hermanos suyos que están como punta de lanza, abriendo Medio Oriente para una gran liberación. Contaremos con las voces, las almas, los espíritus, con el fuego de la devoción, con la fe de cada uno de ustedes, para que el amor pueda reinar en los corazones de los seres humanos.
Y ahora, por el poder que Dios Me concedió, consagraré los elementos de los cuales ustedes comulgarán. Elementos que se transformarán en el Cuerpo y en la Sangre de Cristo, para impulsarlos a la pureza, a la transformación y al despertar.
Ofrezcan esta Comunión por todos los misioneros del mundo, por aquellos que arriesgan sus vidas para ayudar al prójimo y que confían en los actos simples, porque saben que la grandeza de Dios no se manifiesta en las grandes obras; se manifiesta en los grandes corazones, en lo profundo de los seres, en la sinceridad de cada uno.
No importa si son actos simples o si son pocos, en medio de una multitud necesitada; si grande fuera la aspiración de amar y verdadera la intención de sus corazones, infinita será la Gracia de Dios derramada sobre cada criatura.
Hermana Lucía de Jesús: En ese momento San José pide que elevemos los elementos de la Comunión para consagrarlos.
Que este Cuerpo y esta Sangre de Cristo, por la imposición de Mis santas manos, sean una realidad viva en el interior de todos los seres de este mundo. Que todos comulguen espiritualmente de los Principios de Cristo. Que esta Eucaristía se convierta en Amor e ingrese en la esencia de todos los que están perdiendo la esperanza.
Que ustedes también siembren el amor en la humanidad, ofreciendo la Comunión como un principio de amor para el corazón humano. Al comulgar, imaginen que estos Códigos del Cuerpo y de la Sangre de Cristo penetran en todos los seres, transformando y despertando a todas las criaturas de esta Tierra.
Yo los amo y con alegría les pido que canten para Mí la canción que cantaron en el inicio; porque, trabajando en el campo de refugiados, Yo los escuché e hice oír sus voces a los corazones que ya habían perdido la voluntad de cantar, que ya no querían pronunciar ninguna alabanza al Creador, que estaban perdiendo la fe en Su existencia. Ellos las escucharon sin saber lo que era ni de donde provenía, solo sintieron la esperanza de que era posible revertir esa situación y establecer la paz. Era Mi Casto Corazón el que cantaba junto a ustedes:
“Al ahuat iatuun, al aiadi mutahidine,
talibi mina Al Raab al rahmat.
Al ahuat iatuun, al aiadi,
izra al houb fi al sanier”.(1)
Que la bendición del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo esté sobre ustedes, sobre toda la humanidad y sobre los Reinos de la Naturaleza, que los amparan y los sustentan incansablemente.
Yo los amo y les agradezco por despertar, un poco, el amor en sus corazones.
Los escucho, porque muchos más aún deben escuchar sus voces, sembrando esperanza y amor, anunciando la hermandad y la fraternidad. Que esta canción se vuelva una realidad en los corazones de todos los que se consideran servidores del Plan. Vivan estas palabras todos los días. Esa es la Voluntad de Dios.
Les agradezco,
San José Castísimo
1. Transliteración de la traducción al árabe del refrán de la música Sembrando el Amor en la Humanidad: “¡Hermanos dénse las manos, uniéndose, clamando al Padre por Misericordia. Hermanos dénse las manos, uniéndose, sembrando el amor en la humanidad”.
Muchos se preguntan de dónde partirá la unidad entre las diferentes culturas, religiones, razas y naciones. ¿Cómo unir tanta diversidad?
Pocos descubrieron la potencia del Amor de Dios y casi nadie vive la verdad que es saber que, si un Dios tan infinito fue capaz de crear tanta diversidad, Él se encuentra en todas las cosas y también en las diferentes religiones inspiradas por Él.
Las criaturas están dentro de la Consciencia de Dios, y Dios en ellas, pero la ignorancia que cerró sus ojos no les permite ver que el Creador está ahí, en lo profundo. Y, así, viven una ilusión, una vida separada de Él, solo por el hecho de no saber que Él Es en todo lo que fue creado. No lo ven y no lo sienten porque no se abrieron para saber que Él está en el interior de los seres.
El Creador, en Su posibilidad inconmensurable de amar, a lo largo de la existencia de la humanidad, concibió muchas religiones. Cada una conduciría una parte de Su Creación, pero al mantener viva su esencia todas llevarían a un único fin.
Cuando María dice que unirá, en Su Inmaculado Corazón a las diferentes religiones, pueblos y razas, no significa que todos reconocerán a la persona de María como Madre de Dios. María es la propia Unidad, pues Su Manto ampara en sí a toda la Creación. Como Unidad, Ella conduce a las diferentes religiones al Amor, que es el Principio que expresa Su Hijo.
Puede ser que muchos no reconozcan a la persona de Cristo como el Camino, la Verdad y la Vida, pero aquellos que creen en el Amor y viven en el Amor están en Cristo, sin saberlo.
El Amor que Cristo expresa trasciende la existencia de la persona de Jesús. La Unidad que expresa María trasciende la persona de María. Ellos ya no son parte material de una Creación. Aquellos que provinieron de un Espíritu Único se manifestaron en la Tierra para construir un camino, para expresar un arquetipo, para dar un ejemplo vivo y, ahora, en las diferentes escalas de evolución, siguen dando ejemplos y dejando Sus pisadas en todas las dimensiones, para que incluso los ángeles sigan Sus pasos.
Los principios de Amor y de Unidad son posibles de vivir para todas las religiones verdaderas e, incluso, aquellos que no tienen una religión guiada por una institución, pero que, en sus corazones, buscan religarse con Dios todo el tiempo por el Amor y por la Unidad. Es así como Cristo y María conducen a la humanidad.
Ser cristiano es más que creer en Cristo. Si quieren llegar a la religión del corazón, en la cual todos son hermanos, hijos de un único Dios, crean en el Amor y en la Unidad.
El Amor y la Unidad los llevarán al Origen. Esta es la razón de la existencia humana: vivir esos dos atributos universales, que un día se hicieron carne y que hoy retornaron al Corazón Purísimo del Creador, para que toda criatura que vive, desde la materia hasta el espíritu, pueda retornar a Dios.
Quiero que anuncien al mundo que Dios es único y que los une a Él en los principios del Amor y de la Unidad. No importa que el camino sea aparentemente diferente, porque unos tendrán más apertura para seguir los pasos de Mahoma; otros, los de Buda; otros, de Cristo; otros, de María; pero todos pueden unirse, en espíritu, en el Propósito de Dios para la humanidad, que es único: el Amor y la Unidad para llegar a Él.
Vivan con esa certeza en el corazón y no duden, ni un solo instante, de la posibilidad de que Dios, del cual provienen todas las cosas, pueda hacer retornar hacia sí, todo lo que un día Él creó.
Yo los amo, los bendigo y les pido que sigan orando por la Paz en el planeta. Todos los días recuerden que sus espíritus ya viven en Dios y que, solo de ser conscientes de la Presencia de Él dentro de ustedes, ya son portadores del mayor misterio de Amor y de Misericordia de esta Creación.
Oren por los que desconocen el Amor de Dios y por aquellos que creen que lo aman, pero que no conocen el verdadero Amor ni la verdadera Unidad que llevan al Creador.
Su padre y compañero,
San José Castísimo
Mientras el enemigo intenta fortalecer el ansia de poder material y la discordia entre las naciones y las diferentes religiones del mundo, que aquellos que aún están lúcidos y firmes en la aspiración de seguir el Propósito Divino fortalezcan la convicción de que el único Poder es el que viene de Dios y de que todas las religiones que conducen al Padre deben ser respetadas.
Hijos:
Comprendan que el espíritu de la próxima misión a Medio Oriente, como también la de Chaco, es la Unidad, la posibilidad de unirse en amor y en respeto a las diferentes culturas y formas de reverenciar a Dios, que es Único.
Si las almas caminan hacia Dios bajo el espíritu del Amor, de la Fraternidad y de la Unidad con el prójimo, no importa la forma como recorran este camino, porque, cuando llegue la hora, Dios mismo unirá todos los senderos abiertos por Él a lo largo de la existencia humana, para fundirlos en un único destino, que es el Amor y la Unidad con Él.
Lo más importante en este momento es darle ejemplo al mundo de la posibilidad de amor existente entre las diferentes religiones, culturas y naciones. No importa si los cristianos son perseguidos en Medio Oriente, el hecho de que los cristianos de Occidente vayan en auxilio de ese pueblo, con la intención de disolver el odio que se expande en los corazones es para Dios un acto grandioso que equilibrará muchos males del planeta.
Así como los misioneros están yendo a Medio Oriente, que todos los seres orantes del mundo los acompañen con sus corazones y se unan a este propósito de orar verdaderamente para que las diferentes religiones se fortalezcan en la esencia de unión con el Único Dios, que es el Dios del Amor y de la Verdad.
Hijos, jamás permitan que el enemigo alcance su meta de destruir en el corazón humano la fe en sus religiones y la esencia de todas ellas. Que todas las religiones verdaderas, que llevan a Dios, puedan mantener la pureza y la esencia vivas, para que sigan religando las almas al Creador, como es el propósito de la existencia de cada una de ellas.
También en Chaco, en Argentina, deberán aprender la religión del corazón, que trasciende las instituciones y solo se basa en el verdadero sentido de la palabra: religarse.
Que, poco a poco, el amor y el respeto sean sembrados en la consciencia humana. Esa es la Voluntad de Dios para este tiempo. Que, a pesar de las diferencias, haya unidad entre los seres. Que los diferentes caminos sean formas de conducir a las diferentes almas a un único propósito: el Amor y la Unidad con Dios.
Si aprenden a dar la vida por sus amigos, a amar y a perdonar por sobre todas las cosas, estarán viviendo los Principios Crísticos, aun dentro de otras religiones. Es así como la consciencia alcanza la cristificación, aunque solo llegue a comprender la esencia de su experiencia cuando trascienda el nivel físico de este mundo.
Cristo está escondido en la esencia de todas las religiones verdaderas, pues aquel que vive en el Amor vive en Cristo.
Yo los amo y los bendigo.
San José Castísimo
Hermana Lucía de Jesús: Estábamos realizando una tarea grupal con todos los miembros de la Comunidad-Luz Fraternidad de Aurora, en Uruguay, en donde vivimos, y concluimos la jornada de trabajo con la transmisión del mensaje diario de San José. A pesar de haber llegado de un campo de refugiados de Medio Oriente, San José nos transmitió un mensaje dirigido especialmente a las Comunidades-Luz, pero que, como Él mismo explicó, puede servir para todos los que se consideran servidores de Dios y consagrados a Su Plan. Que todos los que lean este mensaje practiquen estas palabras, adaptándolas a la propia vida. Este fue un pedido de San José.
La fraternidad es algo que debería caracterizar a este mundo, un atributo que todos los seres de la Tierra deberían contener en su interior, para que fuese el punto de partida para la vivencia del Amor Crístico. Para dar la vida por sus amigos, primero ustedes deberán aprender a ser fraternos.
Existen seres que consiguen ser fraternos por la naturaleza de sus espíritus, pero otros deberán hacer transpirar mucho al ego, en un arduo trabajo de trascendencia de los propios pareceres, voluntades y necesidades; deberán vivir una verdadera renovación en lo que llaman “prioridades” en sus vidas.
La prioridad de los seres humanos encarnados en este mundo debería ser, en verdad, la vivencia perfecta del Amor y de la Unidad, de los unos con los otros, de cada uno con Dios y de todos con Él; teniendo esto como única prioridad, todo lo demás debería adaptarse.
Si piensan que tienen alguna necesidad mayor que la de vivir la fraternidad y el amor, comiencen desde ya a meditar sobre la razón de sus vidas y el propósito de sus existencias en el mundo.
Busquen, por un instante, la razón por la cual se levantan todos los días. ¿Por qué trabajan, estudian, comen, beben, construyen casas, programan sus días, hacen planes? ¿Cuál es el verdadero sentido de todo eso?
¡Ustedes no deben pensar que la vida limita su propósito a la simple necesidad de mantenerse vivos y cómodos en este mundo! ¿O sí?
Si el alma no encuentra un propósito superior por el cual levantarse todos los días, va perdiendo el interés por la vida.
Deben hacer de esta experiencia en la Tierra un acto permanente de renovación, de trascendencia, de superación, de libertad en Dios, ¡para amar! Libertad de sí mismos, para donarse al prójimo sin límites ni restricciones.
Todos piensan que viven por un propósito superior; todos creen que están en el mundo para aprender el amor, pero cuando están delante del alimento en la mesa, intentan tomar de inmediato lo mejor para sí. Si ven que el otro necesita de ayuda, fingen que no están viendo. Si van para alguna tarea grupal, rápidamente buscan aquella que más les gusta, o aquella que más “necesitan”. ¿No será que existe otro hermano que necesitaría, más que ustedes, colocar los pies en la tierra y cuidar una flor, mientras ustedes podrían hacer alguna otra tarea dentro de la casa?
Aquellos que viven en las comunidades saben lo que les digo. Les pido perdón a los que no comprenderán Mis palabras y Me tomo un tiempo para instruir a las almas, tan amadas por Dios, que decidieron entregar sus vidas para el cumplimiento de Sus Planes y que deben reflexionar si realmente lo están haciendo.
Estas palabras les servirán a todos los que se consideran servidores del Plan y consagrados a Dios, porque deben llevarlas a su propio día a día y hacerlos meditar sobre sí mismos, nunca sobre el otro.
Entonces, piensen verdaderamente: ¿Están aquí para servir al Plan o para vivir su propia transformación y nada más?
Desde que hablamos de Cristos del Nuevo Tiempo, ¿alguno de ustedes ya está trabajando por la cristificación de otros o piensan solo en la posibilidad de ser ustedes mismos esos Cristos? Deben percibir que, aun siendo este un propósito superior, están pensando en sí mismos.
Si necesitan estar a solas y alguien necesita de su presencia, ¿fingirán que no lo ven? Si quieren dormir temprano y hay otro que aún no terminó sus quehaceres, ¿pensarán: “Mejor uno solo cansado que dos”?
Queridos, les hablo como un padre, porque sé que sus almas quieren crecer y deben hacerlo. Los tiempos de definición no están tocando más a la puerta, ellos entraron en sus casas y están exigiendo de todos una vida verdaderamente espiritual.
Si la humanidad no diere un paso rumbo a la verdadera fraternidad y al amor, y sigue parcialmente entregada a Dios, si se puede decir que entregó algo, jamás se cumpliría el Plan, tal como el Señor espera.
Dios se silencia y busca encontrarlos en la más profunda esencia de sus corazones. ¿Alguien lo buscó? ¿Crearon condiciones para que sus hermanos puedan hacerlo?
Reflexionen si el verdadero propósito de sus almas es la vida del espíritu.
¿Quieren construir una isla de salvación y de rescate? Entonces rescaten, mientras hay tiempo, la propia vida espiritual.
Yo los amo y por eso les digo todas estas cosas. Que cada uno las tome para sí.
Su padre y amigo,
San José Castísimo
Ante todo lo que sucede en el mundo, los Mensajeros de Dios están intentando enseñarle a la humanidad cómo intervenir en auxilio de las almas.
Queridos compañeros:
A lo largo de los siglos de su existencia, casi siempre el hombre respondió a las guerras generando guerras mayores e intentó confrontar el falso poder con el mismo falso poder, sin percibir que solo el Poder que viene de Dios es el que puede equilibrar todas las cosas.
Es aspiración divina que el planeta no sea indiferente a lo que sucede hoy en Medio Oriente, pero no para que los hombres reaccionen con guerras y respondan al odio que impregna los corazones de las personas allí presentes, enviando una carga de odio aún mayor.
¿Perciben que esa siempre fue la estrategia del enemigo? Generar semejante atrocidad en las ciudades y semejante desamor entre los hombres, para que el odio se expandiera hacia todos los seres y todos respondieran con el mismo nivel de terrorismo.
Al principio de todo este caos, muchos se impresionaban con el grado de maldad del corazón humano cuando veían la forma como algunos hombres torturaban y asesinaban al prójimo; pero, ahora, tan grande es el odio que está expandiéndose por los corazones, que aquellos que antes se impresionaban con esas acciones, hoy serían capaces de hacer lo mismo con los mencionados asesinos.
Es por eso, hijos, que Dios los llama a despertar. No se dejen influenciar por el mal del mundo. Mantengan sus consciencias fijas en el bien y sus corazones unidos a Aquel que fue, en silencio, coronado de espinas.
Nosotros los llamamos a que reaccionen ante lo que sucede en el mundo entero y, principalmente, en Medio Oriente, no con odio ni rencor, sino con amor absoluto.
Disuelvan el rencor de sus corazones; aprendan a perdonar, en las pequeñas cosas, a los que están más próximos. Aprendan a ser hermanos los unos de los otros bajo el espíritu de la unidad y de la fraternidad, y vigílense a sí mismos cada vez con mayor precisión, para que ni en lo pequeño ni en lo grande sean infieles a los principios de amor que eligieron vivir.
Únanse a los Mensajeros Divinos en una gran corriente de amor por la humanidad. Sirvan, perdonen, reconcíliense, amen, envíen al mundo mensajes de paz y vivan esa paz. Sean ejemplo de un verdadero esfuerzo por vivir el bien y ya no se permitan rendirse al odio ni al desamor, simplemente por la incapacidad de ser humildes.
Abandonen su orgullo y su deseo de vencer a los demás y de sobresalir con sus comportamientos, porque son esas mismas conductas que se manifiestan en su día a día, las que en mayores proporciones generan las guerras y los conflictos del mundo.
Es tiempo de crecer para aprender a servir a Dios. Es tiempo de ser humilde, para que su orgullo no haga que el planeta se hunda, una vez más, en el mar del caos y del mal.
Perseveren y vénzanse a sí mismos. Dejen de lado los códigos infantiles y retrógrados de orgullo y de arrogancia y permitan que la Gracia de vivir en paz y en fraternidad sea una realidad en sus vidas.
Por la salvación de la humanidad,
Su amigo e instructor,
San José Castísimo
Hermana Lucía de Jesús: Mientras orábamos, vi a San José en Medio Oriente, vestido como musulmán y con un paño que le envolvía la cabeza. Andaba por el desierto, acompañando a diferentes familias que emigraban y colocaba en Sus brazos a los niños más cansados de caminar. Después, lo vi en otras ciudades grandes, ayudando a las personas en las calles o solo acompañándolas como alguien que simplemente pasaba por ahí. Lo vi también en diferentes aldeas indígenas y cuando apareció, estaba rodeado de niños indígenas, que parecían tener entre tres y ocho años de edad. Mientras San José transmitía el mensaje diario, los niños que lo acompañaban irradiaban, espiritualmente, luz para las diferentes tribus indígenas del mundo.
Queridos compañeros en Cristo, misioneros del amor en esta Tierra con tanta necesidad de auxilio y de paz:
Hoy vengo a su encuentro con alegría, aunque también con mucho pesar en lo profundo de Mi Casto Corazón.
Vengo con alegría porque sabía que, al llegar al mundo, encontraría seres dispuestos a estar Conmigo en dondequiera que sea necesario. Y vengo con pesar porque no puedo ser indiferente a todo lo que sucede en el mundo y también en el universo, como repercusión de los acontecimientos en la Tierra.
Hoy, no solo vengo de Medio Oriente. Vengo de muchos lugares de este vasto planeta, en donde puedo caminar más allá de las fronteras, ya que, para Mí, ellas no existen. Vengo principalmente de la región de Chaco, en Argentina, y también de otras aldeas y tribus de pueblos originarios que la humanidad aún desconoce. Y no estoy solo, pues traje al encuentro de ustedes a los pequeños que, desde los Planos del Espíritu, irradian su pureza a los seres humanos que tienen la misión de seguir resguardando la presencia de la consciencia indígena en el planeta para que la pureza y la simplicidad no desaparezcan del corazón humano.
Muchos piensan que no sería necesario realizar dos misiones al mismo tiempo y elucubran, imaginando la razón por la cual pedimos una misión en Chaco, ya que los misioneros están yendo tan lejos, a Medio Oriente.
Sé que la ignorancia propia de la mente humana común muchas veces no les permite pensar ni sentir cómo piensa y siente el Creador de todas las cosas. Por eso, les explicaré algunas verdades, pidiéndoles que las observen y que aprendan de ellas, para cuando llegue el tiempo de que con su propio discernimiento tomen decisiones importantes, tiempo en el cual Nosotros ya no les podremos dictar todos los pasos, como ahora.
La consciencia indígena, de manera general, tiene la importante misión de resguardar la pureza en la humanidad y también la posibilidad de comprender la naturaleza y, por medio de ella, encontrar a Dios. Los indígenas son guardianes de la unidad, de la vida en comunidad, de forma pacífica y amorosa. A lo largo de los tiempos, muchos fueron perdiendo esos atributos, y las costumbres de la humanidad actual fueron influyendo en las diferentes comunidades indígenas del mundo.
En Argentina, la región de Chaco, así como otros lugares, es un espacio de la consciencia de la nación que, a pesar del abandono y del sufrimiento en que vive, no perdió la esencia de lo que es y sigue siendo guardiana de la pureza, principalmentepara esa nación.
Como América del Sur tiene un papel primordial en el final de los tiempos, si la propia Argentina no cuida el tesoro que tiene en Chaco, podrá perder la posibilidad de vivir la simplicidad, la humildad, la paz y la pureza, atributos que son primordiales para el surgimiento de una Nueva Raza.
Esa misión de consagrar América a Dios es responsabilidad de todos aquellos que responden a esta Obra del Señor, los cuales deben tener consciencia de que cada pueblo cumple un papel primordial en la construcción de la Nueva Tierra.
¿Por qué enviamos los misioneros a Chaco y, al mismo tiempo, a Medio Oriente? Porque, mientras que unos intentarán curar el dolor, el sufrimiento y el rencor de seres que salieron de sus tierras, de sus casas, otros irán al encuentro de una situación semejante, de personas que también fueron apartadas de sus tierras y, sin embargo, no perdieron la esperanza.
Que la pureza de sus hermanos indígenas sea irradiada a Medio Oriente y que, gracias a los diferentes misioneros que conformarán esas dos misiones y a todos los grupos orantes que los apoyarán, pueda darse una conexión de amor y de unidad, para que por medio del servicio, el amor fortalezca a la población de Chaco, y que la pureza de ese pueblo, fortalecida por el amor, llegue a Medio Oriente como esperanza de que un día esos hermanos puedan vivir la fraternidad.
Que, en estas dos misiones, ambos pueblos reaviven la esperanza de estar entre hermanos, en un mundo de cooperación, de fraternidad, de unidad de unos con otros y de todos con Dios. Todo esto se alcanza con la pureza de intención y con el corazón unido perfectamente al Corazón de Dios, de donde provienen todos los principios y arquetipos para la humanidad.
¡Adelante, misioneros de Cristo, de María y de Mi Corazón Castísimo! Estaremos en Omnipresencia con todos, velando por el cumplimiento del Propósito Divino.
Su padre y amigo, misionero de todas las horas,
San José Castísimo
Mientras todo el universo se moviliza para auxiliar de alguna forma a la humanidad, e incluso el Creador desciende a la Tierra, entre los hombres, por intermedio de Sus Mensajeros, no seas tú indiferente y no vivas más tu pequeña vida como siempre la viviste.
Hijo amado:
Sé que a tu consciencia le cuesta mucho despertar a la realidad espiritual de la vida, en la cual todo lo que intentas vivir encuentra un sentido, pero si tu corazón, tu mente y tus sentimientos no salen, aunque sea un poco, de las preocupaciones materiales y de todo lo que te envuelve en relación con la vida en la Tierra, en poco tiempo tu camino espiritual perderá sentido.
Si no tratas ahora de comprender cómo se mueven los acontecimientos en lo que concierne al espíritu y cuánto más real es lo que sucede en las dimensiones superiores que aquello que que se precipita en la Tierra, corres el riesgo de envolverte de tal forma con dichos acontecimientos que te parecerá que de nada vale orar y clamar a Dios. Mientras el Señor espera de ti una transformación absoluta, tú esperarás que Él venga y resuelva todo por ti, solo por el hecho de emitir algunas oraciones todos los días.
Orar es la acción primordial para tu vida, pero debe estar acompañada del servicio, de la acción, de la trascendencia, de la transformación, del ser y del parecer.
Comprende, hijo, que esta batalla final ya comenzó en el nivel del espíritu y que, por menos que lo percibas y sigas viviendo como si nada diferente estuviera sucediendo, no significa que tu consciencia no esté siendo partícipe de este acontecimiento universal.
Llegó el momento de madurar y no solamente de conmoverse con la actual situación planetaria, porque ¿de qué le sirve a Dios y a Su Plan que llores por la falta de acogimiento y fraternidad de los demás y que ores algunas Avemarías por Medio Oriente si, después de tus oraciones, demuestras que los códigos de falta de fraternidad y de amor también están dentro de ti?
No llores más ni por ti ni por la actual situación planetaria, porque en verdad desconoces completamente la gravedad de estos tiempos. Haz aquello que está a tu alcance para transformar, aunque sea con cuentagotas, la vida en este mundo.
Sé fraterno, sé amoroso, sé servicial, vive la santidad, vive la unidad con Dios. Esto es lo que permitirá que los Mensajeros Divinos sigan intercediendo por el mundo, por los que más necesitan y que no siempre son aquellos en los cuales pensaste.
Lo que ahora se necesita es que la humanidad genere méritos para equilibrar el mal en el mundo; por eso, perdona, ama, reconcíliate con el prójimo, apoya con tus oraciones y, como puedas, las misiones que Nosotros pedimos que se realicen.
Concéntrate en los detalles y en las pequeñas cosas y construye una base firme, para que tengas, algún día, la posibilidad de actuar en las grandes cosas. Por ahora, deja que las grandes obras las realicen Aquellos que pueden hacerlas, porque ya trascendieron los aprendizajes menores de la vida material y ahora retornan al mundo para auxiliarlo. Hablo de los Mensajeros enviados por Dios.
No dejes de ser simple y humilde. Esto vale más que cualquier gran acción.
Tu padre y compañero,
San José Castísimo
Querido hijo:
Fortalece en tu interior, todos los días, la certeza de la existencia de una vida superior y de un propósito que trasciende la materia y las superficialidades impregnadas en ella.
En estos tiempos, muchos fortalecerán las ilusiones, los placeres desmedidos y el usufructo absoluto. Las grandes empresas que dominan la mente común de la humanidad con sus influencias, inspiradas en las fuerzas del caos, de la misma forma que los falsos gobiernos de este mundo, incentivarán a la humanidad a buscar el placer por encima de la propia vida.
Cuando el cambio del ciclo planetario sea visible hasta para los ciegos de corazón, la Luz llamará hacia sí a Sus hijos y las tinieblas también querrán fortalecer su reinado. Tú, como hijo de laLuz, deberás ser un faro que ilumine el camino de los perdidos y les indique la meta.
No te dejes llevar por la desesperación de la humanidad o incluso por el ansia de “gratificarse mientras hay tiempo”, porque ese será el lema de los tenebrosos al final de todo.
Trata de estar lúcido en medio de todos y, por más que aquellos que amas sigan otros caminos, mantente firme en el propósito de llegar a Dios.
Nunca pienses, hijo, que ya no vale la pena seguir principios espirituales e intentar encontrar a Dios en un mundo que tanto se separó de Él. Por más que a tu alrededor el mundo pareciera que se acaba, el Principio de todo, la semilla que fecundará la Nueva Tierra, estará dentro de ti y, mientras te mantengas firme, a pesar de ti mismo, ella nunca morirá.
Dios está vivo en el interior de todas Sus criaturas, pero solo actúa por medio de aquellos que creen en esa verdad y que permanecen en ella, aunque parezcan ser los únicos con esa certeza.
Las cosas que te digo, hijo, podrás encontrarlas hoy en el mundo a tu alrededor o mañana a tu lado. Por eso, asimila lo que te digo y consolida dentro de ti la convicción absoluta del triunfo de Dios en la Tierra
Por menos visible que esta guerra sea para tus ojos, en este momento debido a tu inmadurez espiritual, solo confía y crece; madura tu espíritu con bases santificadas por los impulsos de los Mensajeros Divinos y serás, tú mismo, el Principio vivo de una creación perfecta en este mundo.
Como tú, existirán otros, y de todos surgirá la Nueva Humanidad. Por eso, sé valiente y persevera. No bajes los brazos, pues estamos contando contigo en este ejército de amor, de paz y de renovación para la Tierra.
Tu padre y amigo,
San José Castísimo
Queridos compañeros en Cristo:
Sé que muchos creen que repetimos las mismas palabras muchas veces y se preguntan por qué hacemos esto. ¿No será porque aún no se abrieron para la esencia de la Enseñanza y siguen en la superficialidad de entenderla, pero no en la profundidad de vivirla? ¿Será porque siguen con la información dentro de la mente, creyendo que saber es lo mismo que ser?
Yo vengo a hablarles sobre el silencio, que es tan poco comprendido y vivido por la humanidad, sobre todo en el Occidente del planeta.
Vengo a hablarles sobre el silencio como una búsqueda del vacío y del camino a la humildad. Quiero que comprendan el silencio como algo que los saca de sí mismos y no algo que los encierra en el propio ombligo.
El silencio mal vivido los vuelve egoístas, llenos de juicios sobre los demás y con un sentimiento sutil de superioridad. Ese es un falso silencio, que calla la boca pero que descontrola la mente y los aspectos más bajos del ser. Ese es un silencio forzado, un silencio que oprime, un silencio que, partiendo de la falta de paz y al generarse por medios forzados y conflictivos, jamás dará paz al espíritu y menos aún al planeta.
El silencio del que les hablo es aquel que el alma comienza a buscar cuando ya no encuentra salida para sus imperfecciones y ya no soporta estar consigo misma. Por eso, camina ávida hacia la elevación, hacia el Dios que es el Verbo y, al mismo tiempo, es el propio Silencio, que ampara todo lo que fue creado en Su misterioso Sonido sin ruido.
En estos tiempos de purificación, el silencio será una llave maestra que, combinada con el servicio y la caridad fraterna, nunca permitirá que ustedes pierdan el camino.
En medio de tantas imperfecciones, que al mismo tiempo son tan palpables y tan ilusorias, el alma solo podrá salir de la confusión que la envuelve buscando el silencio, silenciando el tumulto de la expurgación interior, para vivir la propia evolución de una forma más armoniosa y pacífica, más consciente y efectiva.
Ustedes no deben buscar el silencio como mutismo y pensar que ya está todo resuelto. El silencio es el medio, la elevación es lo que los motiva, y el encuentro con Dios es la verdadera meta.
Si viven el silencio con la intención de elevarse para traer un poco más de paz para el mundo, ayudarán a la humanidad a dar sus pasos. Y si, además del silencio, viven la caridad fraterna, sabrán cuándo las palabras serán necesarias.
El hablar se volverá un acto de caridad. Sabrán el momento de reír, de estar sobrios, de dar un aliento o de recogerse, de emitir un parecer o de solo observar.
Yo los llamo a buscar el equilibrio por amor al planeta y no solo por ustedes mismos.
Si ya están cansados del propio abismo, intenten estar más silenciosos, en una búsqueda permanente del Dios que se esconde en Su Creación.
Si aún no comprendieron lo que Yo les dije hoy, experimenten vivir estas palabras y vuelvan a leerlas pasado algún tiempo.
Verán cómo la consciencia se encontrará en otro punto de comprensión.
Su padre e instructor, amigo del silencio que lleva a Dios y que les muestra a los corazones las necesidades más profundas del prójimo.
San José Castísimo
Hijo:
Si quieres ver en el mundo la fraternidad como la premisa paralas relaciones humanas, entonces, elige ser fraterno en todas tu necesidades. Ya sabes cómo hacerlo y cómo serlo, pero aún no te dispusiste a salir de tu comodidad para ello.
Sé que para muchos es lindo admirar en el otro el espíritu de servicio y de caridad y mucho más fácil pensar que para uno mismo eso sucederá de otra forma, que serán fraternos y caritativos desde otros puntos de vista, pero no como Dios los llama a vivir.
Tu consciencia ya tiene una voz lo suficientemente retumbante en tu interior para indicarte el camino y mostrarte el momento y las situaciones que necesitan de ti. Sé maduro para decir sí de inmediato y para asumir como lo más importante un acto de caridad, por más simple que sea.
Aprende a estar en el presente sin inmadurez, a asumir, sí, tus responsabilidades y a velar por la tarea que te hayan encomendado, pero nunca dejando de ayudar al prójimo, cuando se presente cualquier situación.
Recuerda que, antes de emprendedor de Cristo, eres Su siervo. Por eso, antes de pensar en la concreción de tus propias empresas, aunque sean para el Señor, sé tú humilde y siervo del Cristo, que habita en el interior de tus hermanos y que se esconde en el lado oculto de todas las cosas. Si así procedes, ya verás cuán grandiosa empresa logrará el Señor por intermedio tuyo, que no solo tienes la apariencia, sino también el espíritu en Cristo.
No estés observando a tus hermanos; sé tú único, diferente, auténtico y verdadero en todas las cosas, tratando de vivir lo que ya sabes, sin esperar que los otros lo hagan. Porque también sabes que todo necesita un motor que impulse la transformación; sé tú ese motor vivo, animado por el Espíritu de Cristo.
Entrega tu cansancio en los brazos de la caridad y elige para ti el descanso eterno y no el pasajero. Ya no será el reposo el que nutrirá tus cuerpos en estos tiempos; serán solo la plenitud en el Espíritu de Dios y la vivencia del Evangelio de Cristo los que te mantendrán en pie. Por eso, sé conforme a lo que has estudiado.
No dejes que ninguna indicación de tu mundo interior pase desapercibida para ti; atiende en todo a la voz del corazón; así, ella hablará cada día más alto dentro de ti.
Tu padre y compañero, tu amigo,
San José Castísimo
No dejes que tus días se tornen mecánicos ni tu vida, común, “normal” para tu corazón. No dejes que el ritmo te haga automático ni que la repetición de las acciones retire la espontaneidad
de tu ser.
Obsérvate para que no te acostumbres al caos y al desorden interno y externo; para que el Armagedón del planeta no se torne algo normal para ti y pierdas el sentido de tu papel en el Plan de Dios, así como muchos ya lo perdieron.
Sabes que es parte de la naturaleza humana tratar de adaptarse y acomodarse a todas las situaciones que se presentan en la vida, pero ese acomodamiento es fruto de la influencia de las fuerzas de la inercia, que no permiten la evolución de la consciencia.
La mayoría de los seres humanos, en este momento, está intentando acostumbrarse a la violencia, al terror y al caos actual del planeta. Aquellos que están mínimamente despiertos deberían estar ávidos por sacar del sueño a sus hermanos, porque la somnolencia está envolviendo a la humanidad.
Te digo esto, hijo, para que no busques para ti un espacio cómodo, fácil o “normal”, para que tu consciencia no viva la tensión propia de estos tiempos. Al contrario, afírmale a tus células dormidas que es hora de despertar y vivir en Cristo cada segundo, como si fuese el último.
Es hora de que escuches cada mensaje como si fuese el último y de que trates de vivirlo como si fuese el último momento para hacerlo porque, en verdad, lo es.
No intentes adaptar tus cuerpos a la tensión del día a día, como forma de no incomodarte con el asedio de la oscuridad, porque en el momento en que te acomodes en el actual escenario planetario, la victoria del caos prevalecerá en ti.
Por eso, hijo, solo trata de encontrar la paz interior. Encuentra tu fortaleza en el Propósito Divino de la existencia de este ciclo planetario y sé firme para soportar las corrientes que descienden al mundo.
No temas titubear ni siquiera caer; solo levántate cada vez, porque también Tu Señor cayó más de tres veces.
Por el despertar del corazón humano,
San José Castísimo
Queridos compañeros en Cristo:
Quisiera hablarles sobre la grandeza de la Creación y los Misterios Celestiales; quisiera revelarles el Amor que colma las estrellas y anima a los universos, para que así ustedes se vean fortalecidos y resguardados por un Propósito Mayor, para que cumplan con la propia misión en este final de ciclo en la Tierra.
Con Mis palabras, cada día espero que sus consciencias alcancen un nivel de comprensión que trascienda los límites de la mente humana. Intento hacerles comprender la magnitud del Plan de Dios y cómo ese Plan no puede comenzar y terminar en la existencia de este mundo.
Sé que muchos necesitan palabras simples para comprender la tarea de rescate de los Mensajeros Divinos y adherirse a ella. Muchos prefieren no creer en Nuestras Palabras y en Nuestras Presencias, cuando les revelamos algo que no comprenden y que no se ajusta a lo que ya conocen. Sin embargo, les pido que no intenten reducir la Grandeza de Dios a la comprensión de la mente humana; no intenten comparar al Amor del Único con la capacidad de amar de ustedes. Y no esperen que la Creación de Dios se restrinja a la existencia de este pequeño planeta, cuando tan vasto es el universo.
¿Para qué existirían tantas estrellas y galaxias si no es para que en ellas habiten las diferentes expresiones del Amor de Dios en Sus criaturas?
¿O acaso piensan que las estrellas en el cielo existen para que los hombres puedan contemplarlas desde la Tierra?
Mientras un gran cambio se precipita en el mundo, los Mensajeros Divinos intentarán elevar la comprensión y el conocimiento de la humanidad; intentarán abrir los ojos del corazón humano a las verdades que no se ven con los ojos materiales.
Esto será así porque solo la certeza de un Propósito superior y de una vida superior que los ampara les dará fuerzas para vivir los tiempos que llegarán. Sin una comprensión mayor de los Planes de Dios, sus vidas perderán el sentido, así como ya lo perdieron muchos jóvenes y adultos que no encuentran motivo para estar en este mundo.
Si estuvieran fortalecidos en la esperanza de una meta espiritual y divina, podrán perseverar y mantenerse firmes para superar los obstáculos con amor, perdón y valentía; y, cuando sea el tiempo, reconstruir el mundo con el debido coraje y con los principios del espíritu.
Sabrán que nunca estarán solos y podrán contar con el auxilio de Hermanos suyos, que observan el mundo y aguardan, con santa esperanza, que la Tierra viva su aprendizaje.
En Amor y Paz, preparando sus corazones,
San José Castísimo
Hermana Lucía de Jesús: Tanto en el mensaje de ayer como en el de hoy, San José hace una analogía entre la Pasión de Cristo y el Armagedón, que Él llamó Pasión planetaria. En el día de hoy, Él nos mostró la semejanza entre la actitud del Cireneo en la Pasión de Cristo y de los Reinos de la Naturaleza en la Pasión planetaria, explicándonos que los diferentes fenómenos de la naturaleza que ocurrirán en el mundo no serán un castigo o una forma de prolongar el sufrimiento humano; serán el vehículo que nos dará la posibilidad de entregar todo por amor a Dios.
San José nos decía que, al mismo tiempo que la Naturaleza sustentará espiritualmente a la consciencia humana, también creará las condiciones para que lleguemos a donde debemos llegar en nuestro aprendizaje, gracias a los diferentes movimientos climáticos que viviremos.
Nos decía esto para que podamos acompañar la transición del planeta con la visión correcta. Él está intentando llevar a la humanidad a que esté delante de la Pasión planetaria con la misma intención y comprensión de Cristo durante Su Pasión, o sea, no sintiéndose castigado ni martirizado, pero sí ofreciendo cada paso con la cruz para el triunfo de Dios en el mundo, venciendo el dolor gracias al amor.
Él nos dijo:
Los Reinos de la Naturaleza también vivirán la Pasión planetaria, el llamado Armagedón. Compartirán la cruz del mundo con los seres humanos, así como el Cireneo sustentó la Cruz de Cristo y caminó con Él hasta el Gólgota.
Los Reinos de la Naturaleza aprenderán con la experiencia humana, y ese aprendizaje quedará marcado en la consciencia grupal e individual de cada especie. Esto significa que, cuando llegue el momento de la individualización de la consciencia para los Reinos Menores que compartieron la evolución de la Tierra en el fin de los tiempos, esa consciencia individual contendrá en sí los códigos de entrega, donación, sacrificio y perdón vividos en estos tiempos.
Los Reinos de la Naturaleza, así como el Cireneo, no podrán evitar el ápice de la crucifixión: sustentarán la consciencia humana y crearán las condiciones para que viva su aprendizaje. Además de esto, conducirán al hombre por el calvario del Armagedón y, por más que para muchos parezca que la Naturaleza es la responsable del sufrimiento humano, aquellos que conocen la Verdad sabrán que la Naturaleza es el vehículo para la concretización del aprendizaje humano, es el Cireneo que permite que la humanidad viva su aprendizaje y llegue al ápice de la cruz, en la entrega total y absoluta por amor a Dios y por la realización de Su Plan.
En la época de Cristo, muchos pensaron que el Cireneo prolongó el sufrimiento de Jesús cuando no permitió que Él muriera en el camino, sino que lo llevó a un momento de mayor dolor y angustia, como fue la Crucifixión.
Otros saben que Cireneo fue quien, como los ángeles, permitió que Jesús llegara al Gólgota con la Cruz y allí derramara hasta la última gota de Su Sangre, por amor a la humanidad y a toda la Creación, dando el ejemplo a todo lo que fue creado de cómo actúa el Amor de Dios.
En el tiempo del Armagedón, de la Pasión planetaria, los Reinos de la Naturaleza los llevarán a entregar todo por amor. Aquellos que abracen con gratitud la cruz del mundo y se abran para vivir la magnánima expresión del Amor y del Perdón comprenderán la acción de la Naturaleza y agradecerán a la Madre Tierra por conducirlos a la Victoria del Dios Altísimo. San José Castísimo, que los prepara y los instruye paralos tiempos que vendrán.
Que la Enseñanza fortalezca sus corazones y disipe sus temores.
Yo los bendigo.
Contempla el mundo en el cual vives y, por un instante, silencia los pensamientos de tu mente y las emociones de tu ser.
Observa cómo tu mundo interior reconoce que la vida expresada en la Tierra en nada se asemeja al Pensamiento de Dios.
Ve cómo dentro de ti habita el arquetipo para la humanidad y para la expresión de todo el planeta.
Siente cómo tu corazón tiene ansias de vivir la fraternidad y de conocer el verdadero amor, aquel que te lleva a dar la vida por tus amigos y a perdonar a los enemigos, amándolos tal como si fueran parte de ti.
¿Qué harás con eso que habita en tu interior? ¿Callarás tu corazón, como lo hace la mayoría de los seres humanos, o renunciarás a los pareceres mundanos para instituir en el planeta una nueva vida, aunque parezcas loco a los ojos del mundo?
La era del Armagedón, hijo, ya llegó al planeta, pero la mayoría de tus hermanos está buscando conceptos científicos, filosóficos y espiritualistas que coloquen en un patrón de normalidad lo que hoy sucede en el mundo. Son las mentes humanas intentando acallar el corazón.
Aquellos que escuchan la Voz de Dios en su interior saben que un tiempo final se inició en el mundo y que, sin el establecimiento de la paz en el corazón humano, el caos establecerá su reinado y gobernará las mentes y los espíritus de los que no se abrieron a la Verdad.
Los que se unen a Dios y silencian la mente para dejar que la sabiduría de la esencia surja no temen conocer la Verdad y no quieren acallar la Voluntad de Dios. Ellos saben que, al final de toda esta batalla, triunfará el Bien. Por eso, reconocen la urgencia de la necesidad de transformación, reconocen la imperiosa voluntad interior de renunciar al viejo hombre y a sus tendencias y de abrirse para que lo Nuevo destituya el reinado de los antiguos vicios humanos, por más que para la mente humana esas energías retrógradas y degradadas, cuando se manifiestan en la materia, a veces, sean denominadas “tecnologías”.
El camino del retroceso, hijo, es conocido por la mente humana como avance. Aquellos que siguen las tendencias de esos llamados “avances” no percibieron que el camino de la evolución quedó atrás cuando la consciencia humana rechazó la simplicidad, la fraternidad y el amor y cuando, en la era industrial, que marcó el retroceso espiritual del hombre, ella se abrió a la competencia, a la esclavitud, al usufructo obsesivo y a la negación casi absoluta de la vida espiritual.
En otras eras de decadencia, como al final de la Atlántida y de la Lemuria, el ansia de manipulación del poder espiritual hique el hombre perdiera el camino de la pureza y de la unidad. Ahora, nuevamente, el falso poder se apropia de la mente y de la aspiración de los hombres que creen que pueden colocarse por encima del Creador con el libre albedrío.
El hombre degradado cree que tiene poder sobre la vida y sobre los Reinos de la Naturaleza. Al enviar a Su Hijo, que venció la muerte y perpetuó Su Resurrección, el Creador quiso demostrarle a la humanidad que solo Suyo es el Poder y que todo lo que existe, debajo de Su Poder, pertenece a la fuerza que se pierde y se desvanece como polvo ante el fuego de la Gloria de Dios.
Pero te digo, hijo amado, que muchos de tus hermanos no aprendieron con el ejemplo de Cristo y eligieron un sufrimiento aun mayor: un aprendizaje que trascendiera la experiencia de un único hombre y que incluyera en sí a toda la humanidad y a todos los Reinos de la Naturaleza. El Armagedón es la Pasión de la consciencia planetaria.
Podrás estar en esa Pasión de tres formas, como Cristo o como los ladrones crucificados a Su lado: ambos ladrones pensaban solo en sí mismos, aunque, al final de todo, uno de ellos aceptó la Voluntad de Dios y se convirtió a tiempo; el otro decidió permanecer en su orgullo y ni siquiera con todo el sufrimiento se rindió al Perdón de Dios. O, entonces, podrás estar como Cristo, siendo tú quien vivirá los mismos pasos de la Pasión de todos los seres de la Tierra, pero no con espíritu de castigo, de culpa, de furia, de frustración ni de dolor, solo ofreciendo al Padre cada paso con la cruz del mundo, para que una Nueva Raza redimida pueda surgir de tu ofrenda de amor y de perdón.
Hijo, deberás elegir desde ahora el camino que seguirás: si tus pisadas estarán sobre las pisadas de Cristo, confirmando la victoria de Dios; si escogerás sufrir en la ignorancia y permanecer en tu propio parecer para rendirte en la última hora; o si permanecerás en tu orgullo sin límites y, aun en Presencia de Dios, elegirás el camino del abismo.
La cruz te será entregada de todas formas. Sujétala firme y da tus pasos.
Los primeros pasos en la Pasión planetaria dictarán el destino de la humanidad. Por eso, desde ahora, en tu Getsemaní interior, renuncia a las tentaciones y acepta la redención; así, Dios estará contigo, los ángeles te ampararán y cargarás tu cruz, solo contemplando la victoria de tu Padre Altísimo.
Después de todo, reinará la paz.
San José Castísimo, que viene a abrir los ojos de la humanidad.
Vive con fe los tiempos de superación de ti mismo mientras aún estás en un ambiente de armonía y de paz. Descubre cómo reacciona tu ser cuando se ve frente a los diferentes obstáculos que se te presentan en este tiempo y aprende a controlar tu consciencia y a encontrar la paz.
Obsérvate y percibe lo que te hace superar los límites y llegar más allá de lo que imaginaste que era posible para ti. Percibe el poder del Amor de Dios en tu interior, que te llama a la superación permanente.
Aunque estés superándote cada día, cuando pienses que estás en tu límite, hazlo en paz y sin perder la meta clara de tu espíritu. No dejes que las dificultades turben tus ojos y cieguen tu corazón; obsérvate con atención y aprende a dar cada paso a su tiempo.
Así como tú, muchos serán llamados a trascender sus limitaciones, pero pocos serán los preparados con anticipación para eso. Por eso, vive cada día con mucha atención, observándote detenidamente y aprendiendo de ti mismo, porque si reconoces tus propios mecanismos, podrás ayudar a otros que tienen las mismas dificultades, pero que no tuvieron la misma posibilidad de estar en un ambiente pacífico a la hora de la propia purificación.
Todo lo que hoy vives, todas las oportunidades que te son dadas, es para que te formes como servidor de Dios y te conviertas en compañero de Cristo, para que tu ejemplo y experiencia sirvan para otros. Por eso, haz todo en favor de los demás y estarás en el camino correcto.
Construye una fortaleza en tu interior con la intención de amparar a otros; así, sin que te des cuenta, habrá un Rey habitando en esa morada, porque la encontrará segura para hacer de ella Su refugio. Ese Rey no será solamente tuyo, sino también de todo el universo; es tu Señor, Cristo Jesús.
Te bendice y te protege,
San José Castísimo
Que el Señor tu Dios y tu Padre derrame sobre ti Sus bendiciones y Gracias Divinas. Que construya en tu corazón una inquebrantable fortaleza, con base en la humildad y en la honestidad.
Que el Señor lave tu espíritu, limpie tu alma y retire de tu consciencia lo que aún te incita a la perdición y a descuidar el Plan de Dios.
Que el Señor vierta sobre ti Su Perdón, para que sepas perdonar al mundo a tu alrededor, borrando el pasado y aprendiendo a comprender el futuro.
Que el Señor coloque Sus Ojos en los tuyos, para que puedas ver Su Presencia en cada ser y comprender Su Voluntad en todos los acontecimientos, enseñándote a intuir y a discernir. Que coloque Sus Manos en las tuyas, para que ellas estén disponibles para recibir y ansiosas por dar. Que coloque tus pies en Sus Pisadas, porque Él no podrá caminar por ti; hayen este mundo que debes elegir con tu corazón, pero podrá indicarte el camino y aguardar frente a ti para que lo acompañes de cerca.
Que el Señor tu Padre, tu Compañero, tu Rey y tu Maestro jamás te pierda de vista. No dejes que Él quite los ojos de ti; para eso, haz siempre lo que Él te pide, aprende lo que Él ya te enseñó y Él estará siempre contigo, mostrándote nuevos horizontes, conocimientos y secretos que desconoces.
Que el Señor retire los límites de tu consciencia, amplíe la visión de tu corazón y te enseñe a amar a lo grande y a salir del amor escaso, del amor personal, individual y humano.
Que el Señor te muestre que cada gota de sudor de tu rostro corresponde a la oportunidad de salvación de un alma, siempre y cuando tus obras fueren para Dios. Así, aprenderás a trascender
los límites, a donar lo máximo de ti y, a veces, lo imposible.
Conocerás el sentido de lo ilimitado que habita la Consciencia de Dios que no tiene fronteras.
Que el Señor te ayude a reconocer lo Sagrado, la reverencia que nace del amor del alma por lo que Dios manifiesta en tu vida. a leer los símbolos de los acontecimientos; contempla
la grandeza y la belleza de cada alma y de cada Reino de la Naturaleza. Vive para conocer la Perfección de Dios.
Por infinitas horas, días y ciclos, le pido a Dios que esté más cerca de ti y que derrame sobre ti todos Sus Dones y Virtudes, para que tú seas pleno en Dios y que colmes al mundo con tu santidad.
Quiero, con eso, enseñarte a orar por los demás, a desear para el prójimo siempre lo mejor, siempre lo divino, lo sublime, lo glorioso.
Ora por tus hermanos, así como Yo oro por ti. Aprende a pedir por los demás, así como hoy Yo pido ante tu corazón.
Oro al Creador todos los días para que Él triunfe en cada corazón humano. Ora Conmigo por el prójimo todo el tiempo. Si tus hermanos consiguen vivir los Dones y las Virtudes Celestiales, el Reino de Dios descenderá al mundo, y tú también estarás dentro de él.
Aprende, hijo, a querer para el prójimo siempre lo mejor, y que tu súplica sea verdadera.
San José Castísimo, que te enseña a interceder por las almas.
Fortalece la verdad en tu interior y sé verdadero, no solamente cuando estás solo y sabes que no puedes esconderte de Dios en tu soledad.
Consolida tus aspiraciones más puras y mantente en esa pureza lo máximo que puedas.
Recuerda la grandeza del Plan de Dios; recuerda también el sufrimiento del mundo y ofrece tu transformación, pensando en cómo debería ser el mundo y observando en qué se convirtió. Tanto en la grandeza del Plan del Señor como en la abismal situación planetaria, debes encontrar los impulsos para no ser lo que eres y caminar hacia lo que debes ser.
Busca un mayor contacto con Dios en la soledad del corazón y fortalece allí la pureza de tu interior. Cuantos más momentos de unión con Dios tengas en tu día, más fácilmente te mantendrás en el propósito y resistirás las tentaciones que se presentandelante de ti.
Sin embargo, si eliges estar ante todas las situaciones que ya sabes que no puedes superar, en vez de escoger estar en soledad con Dios y ser verdadero delante a Él, jamás podrás salir de la permanente batalla contra ti mismo. Y no será necesario que el enemigo se aproxime a ti, porque tú solo corres hacia los abismos de tu consciencia.
Hijo, ya sabes que te estás purificando al retirar el lodo en tu interior; ya sabes que, muy intensamente, las tentaciones y los deseos mundanos que aún tienes dentro de ti te llaman a que caigas. Por eso, no coloques tu consciencia en pruebas innecesarias, cuando el camino de la paz se muestra a tus ojos.
Antes de correr hacia las situaciones que te comprometen, da un paso atrás y encamínate a la soledad con Dios. Aunque sea por un instante, confiésate con Él y renueva tu aspiración a estar en la pureza de tus intenciones.
Fortalece lo puro que hay dentro de ti y deja que lo impuro pierda su fuerza y perezca por el desinterés de tu consciencia en relación a las impurezas, porque aquello que hoy estás purificando se alimenta de ti mismo y solo permanece en tu interior cuando es retenido por tus propias manos.
Escucha, entonces, lo que te digo y no reafirmes las imperfecciones y vanidades, contemplándolas delante de ti; suéltalas y dirige tus ojos a la pureza. Deja que tu interior se purifique por la intensidad de la luz de la verdad de tu esencia, que debe expandirse cada día.
Si comprendiste lo que te dije, entonces, vívelo rápidamente.
Tu padre, guía y compañero de siempre,
San José Castísimo
Para ser un compañero de Cristo, intentarás trascender las leyes y tendencias de la Tierra, porque no puedes seguir con pensamientos humanos los pasos de Aquel cuyo Espíritu y Divinidad no provienen de este mundo.
Deja el pensamiento planetario para los que solo buscan las riquezas de la Tierra, la gloria y la honra pasajeras que aquí se alcanzan. Busca para ti la gloria de Dios y, en vez de buscar ser honrado, rinde honras a Aquel que es digno de recibirlas.
Busca para ti la recompensa de los mansos, que es el corazón humilde. Sé más ambicioso que los homFbres de la Tierra y busca para ti un lugar en el Reino del Universo. Aunque seas eternamente siervo, no habrá mejor Rey al cual servir sino a Aquel que es Uno con todo lo que fue creado y cuya misericordia no se mide con los patrones existentes, ni en este mundo ni en ningún otro.
No te desanimes, hijo querido, con las derrotas que vives en la Tierra; glorifica a tu Padre y Dios, cada vez que eres humillado,porque estarás aprendiendo así, cómo se alcanzan mayores Gracias, Gracias verdaderas, Gracias Divinas.
Ríndete como siervo, como nada; sé la alfombra en la cual pisan los que buscan la gloria del mundo. Deja que los otros sean mejores y victoriosos en todo.
Piérdete, incluso de ti mismo, y harás de ti una victoria para Aquel que es el único vencedor de toda la Creación, porque se perdió de sí mismo y, así, volvió a la Esencia Divina.
¿Por qué temes tanto salir de las leyes de la Tierra?
¿Por qué temes tanto perder los tesoros del mundo?
¡Oh, hijo querido!, descubre la Gracia de ser pobre de ti y de todo y jamás querrás otra cosa sino la nada.
¿Por qué te aferras tanto a este mundo y a su forma de vida, si tú no provienes de él ni permanecerás en él para siempre?
Vive en este mundo como debes vivir; haz de él lo que él es: una escuela de trascendencia, de redención, de amor. Estás aquí para ser lo que no eres, para renunciar a lo que ves, para redimirte y para amar todo lo que existe, bueno o malo, como forma de dejar que el amor todo lo transforme.
Escoge la simplicidad, la alegría, la libertad del espíritu. Regocíjate en la humillación, tórnate pleno en la obediencia, resígnate a ser nada y verás que todo te será dado. Regocíjate en la humillación, tórnate pleno en la obediencia, resígnate a ser nada y verás que todo te será dado.
Sé libre, libre del mundo y de ti mismo. No le des al mundo un peso mayor del que ya tiene.Tórnalo leve, vaciándote de ti. Vacíate del amor propio, de quereres y pareceres, de aspiraciones. Fluye en la Voluntad Divina, fluye en lo que Dios envía para tu vida y nada, hijo, ni en el espíritu ni en la materia, te faltará.
No temas parecer débil y renunciar a vencer en las competencias impuestas por los hombres. Da un paso atrás cuando veas que la competencia viene a tu encuentro y ríndete a la humildad. Ya verás cuán inquebrantable fortaleza se construirá en tu interior, pues es en tu humildad y pequeñez que habitará el Rey del Universo, que no busca para sí grandes castillos, pero sí, simples pesebres para nacer.
Confía en lo que digo y recuerda Mis palabras. Sigue Mis pasos, pues Yo te conduzco a Cristo, y Él te llevará a Dios.
San José Castísimo
Desarrollen en este tiempo la neutralidad como primer principio, para que la paz permanezca en el interior de ustedes. No confundan esto con indiferencia, desprecio ni falta de interés por lo que sucede en el mundo.
La neutralidad es un don que nace en los corazones de los que buscan la Verdad y que, en su búsqueda, pueden contemplar la cara oculta de los hechos que se manifiestan en el mundo.
La neutralidad es un atributo que impregna el espíritu de los mansos y de los que tienen fe en el cumplimiento de los Planes de Dios, tanto en el mundo como en sí mismos y, por eso, por más que sucedan grandes desastres y desajustes en el planeta, jamás pierden el eje y la meta de sus espíritus.
Para llegar a la neutralidad, deben tener interés en conocer el Plan de Dios; deben tratar de vivir según los Principios del Padre e infundir en su interior la certeza de la perfección de Su Voluntad.
Al conocer el Plan de Dios, observando la manifestación de ese Plan, comprenderán que el Señor utiliza diversos caminos, a veces, jamás pensados por nosotros para la concreción de Sus Obras; sin embargo, siempre las manifiesta porque Su Voluntad es una Ley.
Con esa certeza infundida en el corazón, el espíritu alcanza la neutralidad y se mantiene firme en el cumplimiento de su parte en el Plan, obedeciendo y caminando independientemente de lo que sucede a su alrededor, porque sabe que algún día, en una de las curvas de ese camino, Dios manifestará Su Voluntad.
El corazón que vive en la neutralidad no se preocupa tanto con los medios utilizados por el Señor para llegar al fin esperado, porque de manera simple ese corazón sigue con fidelidad y paz las indicaciones del Creador y, a pesar de estar siempre atento a lo que vive el prójimo y preparado para ayudarlo cuando sea necesario, ese corazón no se inquieta ni se desestructura internamente por lo que sucede a su alrededor.
¿Comprenden ahora lo que Dios espera de Sus soldados? Espíritus serviciales, amorosos, mansos y listos para donar todo de sí mismos, y también rectos, inmutables y obedientes al Propósito Divino.
Traten, entonces, de encontrar el don de la neutralidad desde ahora y vívanlo en su interior.
San José Castísimo, que los prepara para cruzar en paz los tiempos que vendrán.
Asociación María
Fundada en diciembre de 2012, a pedido de la Virgen María, Asociación María, Madre de la Divina Concepción es una asociación religiosa, sin vínculos con ninguna religión institucionalizada, de carácter filosófico-espiritual, ecuménico, humanitario, benéfico, cultural, que ampara a todas las actividades indicadas a través de la instrucción transmitida por Cristo Jesús, la Virgen María y San José. Leer más