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Perdona la Traición, Ama a tus enemigos
Queridos hijos:
Que, en esta Navidad, habiendo ya nacido la Luz de Jesús en sus corazones, sus vidas y consciencias puedan dar un nuevo paso, para concluir así una etapa más en este aprendizaje del amor y del perdón que les ofrece el planeta.
Ama a tus enemigos para que algún día puedas perdonar sus traiciones.
Hijos, que se construya en ustedes esa misma fortaleza interior de amor que Mi Hijo vivió y experimentó sobre este planeta, sabiendo que nació en esta humanidad para redimirla y salvarla de todos sus males.
Por eso, ama a tus enemigos y podrás perdonar sus traiciones.
Jesús, sabiendo que Él encarnó para morir por todos sus hermanos que lo traicionarían una y otra vez, no dejó de amar a Sus enemigos, así como el Padre se lo había pedido.
Ama a tus enemigos y podrás, algún día, perdonar todas sus traiciones.
Es un paso grande, durante esta Navidad, trascender el dolor por haber sido traicionado o sometido por alguna causa.
Es un paso crístico y consciente, vivir el Amor Mayor por encima de todo lo sucedido.
Ama a tus enemigos y podrás perdonar todas sus traiciones.
Cada alma de esta Tierra es llamada a sumergirse en el Océano del Amor de Dios para desterrar, dentro de sí, al propio Judas que intenta comprometer la vida espiritual de los discípulos de Cristo.
El paso seguro y pleno es entregarse al amor, a la confianza y dejarse guiar por la Luz de los Mensajeros Divinos, a cada nuevo paso.
Así, cada alma sobre esta Tierra, a su debido tiempo, aprenderá a amar más y podrá perdonar todas las traiciones que el propio Judas interior haya podido incitar o cometer.
Ama a tus enemigos y, algún día, conseguirás perdonar todas sus traiciones.
Vivimos esta Natividad del Señor para confirmarle al Universo nuestros próximos pasos en esta caminata de aprender a amar lo que nunca podríamos amar y de aprender a perdonar lo que nunca podríamos perdonar.
Es un paso importante y crístico, en la vida espiritual, amar a nuestros enemigos para que algún día aprendan a perdonarlos como Cristo los perdonó después de todo lo vivido hasta la Cruz.
Es así que los tiempos cambiaron y las puertas del Universo del Amor de Dios se abrirán para ofrecerles a los discípulos de Cristo amar más a sus enemigos para poder perdonar todas sus traiciones y faltas cometidas.
Que, en esta Natividad del Señor, la humanidad pueda crecer en la experiencia viva de la Escuela de Amor, pero ahora, trascendiendo todas las ofensas, traiciones y decepciones que el semejante o el hermano nos pueda haber ocasionado para que, en confianza y fe, los discípulos de Cristo ingresen por la puerta mayor a la escuela de aprender a amar a sus enemigos para que el Padre, que es misericordioso, los perdone de todas las traiciones.
Ha llegado la hora de vivir la Parábola del Hijo Pródigo, imitando al Padre de la Justicia Divina y de la Misericordia, animándose a atravesar nuevas experiencias crísticas en el camino del amor y del espíritu incondicional.
Que esta Sagrada Natividad del Señor inspire e impulse a los Cristos internos que nacieron, a vivir el Amor Mayor por los enemigos para que, como ustedes, sean perdonados de todas las traiciones.
Estos son los patrones de vida para una nueva humanidad que primero deberá constituirse y formarse espiritualmente.
Los animo, como a Jesús, a amar a los enemigos para que algún día reciban una oportunidad, como ustedes la recibieron directamente de Cristo.
Anímense a dar pasos en la vida crística del Amor y de la Sabiduría.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Santa María, Madre Pura y Fiel
Queridos hijos:
Que, en estos tiempos de grandes desafíos y pruebas, ustedes aprendan a vivir del ejemplo de su Madre fiel y pura.
Que, en ustedes exista la sana y verdadera intención de que reine la fidelidad, así como la fidelidad de Mi amado Hijo y de Su Madre Celeste llegó hasta los pies de la Cruz, solo aspirando a cumplir la Sagrada Voluntad del Padre.
En estos durísimos tiempos de transición, que la sagrada fidelidad los motive a celar por el Plan de Dios y por todas las almas que lo componen, obedeciendo a cada decisión espiritual e interna que es tomada por la Jerarquía espiritual y planetaria.
Así, en humildad, aprenderán al igual que la Sagrada Familia, a seguir en adhesión y unión todos los pasos que son indicados para la concreción de esta Obra, que es mundial.
Queridos hijos, deseo que despierte en ustedes, la sincera aspiración de respetar y seguir hasta los límites de la conciencia y de la materia, todas las decisiones que son tomadas pues, detrás de algo aparentemente incomprensible para la mente humana, existe un divino y sagrado Propósito.
Para que cada uno de ustedes en este tiempo cumpla con la aspiración de su Madre Celeste, Yo los invito a respetar, amorosamente, la Ley de la Jerarquía y a no salir de esa preciosa Ley por medio de sus acciones, pensamientos y cometidos.
Los invito a que se apoyen en el ejemplo fiel de Cristo y de Su Madre Universal, lo que llevará a la humanidad entera a encontrar la salvación y la Misericordia de Dios.
Por eso, hijos Míos, que sus consciencias y especialmente sus corazones, estén despiertos y más atentos para que las puertas a la traición y a la indiferencia entre los seres del bien, no sean abiertas.
Solo les pido que tengan la suficiente madurez y amor para comportarse evolutivamente, como almas que están dentro del camino de la hermandad y de la unidad.
No quisiera ver con Mis ojos de Madre, en estos tiempos, a ningún otro Judas.
Aprendan a perdonar la injusticia y podrán ser sabios en el espíritu y no en la competencia.
Sepan que cada uno de los servidores y de los consagrados de Cristo, nuestro Señor, es responsable, espiritualmente, de que esta Obra que es un milagro de amor infinito de la Jerarquía, pueda dar resultado y así cumplirse.
Queridos hijos, hoy les hablo a través de Mi Faz de fidelidad y de pureza para que crean que, en verdad, es necesario proteger la Obra de ustedes mismos.
Busquen en cada nueva decisión el propósito del Amor Superior y no se queden en la superficialidad de las cosas.
Ustedes nacieron para alcanzar la fidelidad en el final de los tiempos. Eso hace que esta Obra sea puramente verdadera y transparente ante la humanidad.
Quisiera que en este ciclo de cambios y de renovación, dieran pasos hacia una unidad más profunda, porque de esa forma estarán protegidos en el desierto, junto a su Madre Celeste, escapando de las garras de Mi adversario.
El mal no conoce el amor y le teme al amor crístico. El mal no conoce la unidad y le teme a la unidad entre las almas que se congregan en Cristo.
Finalmente, sean misericordiosos, y no perderán el discernimiento.
Amen las decisiones divinas y humanas que son tomadas, porque si aceptan sin comprender, juzgar, ni traicionar la Obra, tendrán el mismo discernimiento que tuvo Mi amado Hijo durante Su agonía en el Huerto Getsemaní.
No desafíen al adversario, sean mansos en todas las cosas y siempre alcanzarán la paz.
Les pido que se unan a Mi Espíritu de Fidelidad para que no estén tan desprotegidos.
Aún la Obra divina no finalizó, y ustedes son parte de una nueva historia que está siendo escrita.
Mediten en humildad, y Mis palabras maternales resonarán en lo profundo.
Les agradezco por responder a Mi llamado.
Los unifica,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Sé que las Apariciones de los Mensajeros Divinos son un misterio para muchos, misterio que en algunos motiva el crecimiento de la fe y en otros el tormento de la duda.
Este mundo, hijos, está lleno de misterios. La propia consciencia humana, en sí, es un gran misterio tanto para el cosmos como para ustedes mismos.
En este planeta, deben aprender a vivir por la fe: fe en lo invisible, en lo intangible, en lo divino, en lo pleno. Solo con la gracia de la fe, el corazón puede estar delante de las diferentes situaciones de la vida con la claridad y la comprensión necesarias.
Les digo esto porque, como grupo y como humanidad, ustedes están delante de dos desafíos que son las dos misiones que están viviendo. Ambas situaciones, que deben ser develadas, tienen raíces muy profundas y desconocidas para todos. Y, para que no estén ante ellas de manera superficial, deben abrir sus corazones a la vivencia de la fe, pues es así, confiando en lo invisible y siguiendo sus corazones en cosas tal vez inexplicables o no tan obvias para sus mentes, que ustedes podrán estar plenos frente a esos dos desafíos.
Las dos situaciones que hoy enfrentan los seres, tanto en Medio Oriente como en Chaco, Argentina, necesitaron llegar al extremo para que la humanidad colocara sus ojos sobre ellas y, aún así, aquellos hermanos padecen mucho con la indiferencia, porque el corazón humano todavía no se abrió para vencer sus propias comodidades e ir al encuentro de las necesidades del prójimo.
Sus hermanos de la consciencia indígena intentaron llevar a cierta parte del planeta, sobre todo a América, a una vida evolutiva diferente de la vida del resto de la humanidad. Ellos encontraron lo Sagrado gracias a la reverencia, porque era justamente la falta de contacto con las creaciones e invenciones materiales de la mente humana lo que les permitía encontrar un camino evolutivo diferente, basado en el amor y en la simplicidad.
Pero en un planeta al que todos vinieron para aprender a amar, la misma tendencia de los espíritus presentes en él sofocó la expresión natural de los guardianes de la pureza, los pueblos originarios. Con la ayuda y el incentivo del enemigo de Dios, ustedes no pudieron comprender las diferencias y, a lo largo de muchos siglos, intentaron imponer una forma de vida mental, material y basada en la competencia y en la lucha por el poder. Por el hecho de que los indígenas no sean así y por haber permanecido en su pureza, ustedes los hicieron sufrir y, hasta hoy, influyen como pueden en las mentes de los pequeñitos, intentando hacerlos desaparecer de la Tierra, sin percibir que, con ellos, desaparecerán el amor, la simplicidad, la pureza y la humildad del corazón.
Es la misma lucha por imponer sus propias costumbres e ideales la que genera, en Medio Oriente, las guerras y los conflictos permanentes. Y Yo les digo que no solo proviene de Medio Oriente el incentivo para esas guerras y que no es solo con la ayuda de las grandes potencias económicas de Occidente que ellas crecen y se desarrollan. Quiero que comprendan que esos males tienen raíces espirituales profundas y un único propósito: destruir los Planes de Dios. Es por eso que contamos más con la fortaleza espiritual de pocos que con los recursos materiales de muchos.
Una de las formas que el enemigo usa para hacerles perder la fe y la esperanza es colocar en las mentes el ansia de encontrar resultados materiales, pero esa búsqueda fue la que llevó a Judas al suicidio, por no comprender que la victoria del Mesías era en la Cruz.
Ustedes, que están más conscientes, deben servir sin buscar resultados; deben trafnsformarse sin recibir méritos; deben esforzarse sin encontrar recompensas ni reconocimientos. Dios tiene Sus Ojos puestos en los que son verdaderos y fieles a Su Plan. Sobre estos Él colocará Su Cruz, que para unos podrá significar muerte y fracaso, pero para los que tienen sus corazones abiertos y sus consciencias despiertas significará el triunfo de Dios en todo el universo.
Sirvan todos los días con la certeza de que la verdadera batalla se vive en el espíritu y que ahí debe ser vencida. Lo que sucede en la materia es un simple reflejo de lo que se multiplica en los Planos Superiores.
Por eso, quiero hacerles comprender los acontecimientos del mundo desde un punto de vista más amplio para que, delante del servicio, ustedes no se apeguen a lo que puedan hacer con las manos, pero sí a lo que se alcanza con el corazón.
Por el descubrimiento del servicio y de la misión espiritual,
San José Castísimo
Asociación María
Fundada en diciembre de 2012, a pedido de la Virgen María, Asociación María, Madre de la Divina Concepción es una asociación religiosa, sin vínculos con ninguna religión institucionalizada, de carácter filosófico-espiritual, ecuménico, humanitario, benéfico, cultural, que ampara a todas las actividades indicadas a través de la instrucción transmitida por Cristo Jesús, la Virgen María y San José. Leer más