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Queridos hijos:
Cuando algo llega a su fin no significa que sea definitivo, sino que representa el momento y la oportunidad de recapacitar, ante todas las Gracias de instrucción y de guía que brotaron de Nuestros Sagrados Corazones.
Cada momento de finalización representa un momento de introspección, así como su Madre lo vivió en muchos momentos, principalmente durante la agonía, el calvario y la muerte de Mi Hijo Amado.
Ustedes, queridos hijos, no están separados de este momento de cierre. Al contrario, sus vidas tendrán la posibilidad de meditar y de reflexionar ante tanto, pero tanto, que fue recibido por Amor de parte de Nuestros Sagrados Corazones.
Este es un momento de revisión y de conscientización ante lo que hoy viven las naciones y los pueblos. Este es el tiempo de que la Sagrada Palabra se cumpla en cada uno de ustedes y de que, a partir de ahora, dejen de solamente escuchar la Divina Palabra.
Este paso significa un esfuerzo interior para cada hijo Mío, porque representa que están ante la manifestación de los frutos, pero también de los errores cometidos. Están ante la oportunidad de enmendar sus vidas para que sean un espejo no solo de amor, sino también de justicia, de caridad y sobre todo de verdad.
Que, después de todo lo que fue recibido durante tantos años, aprendan a vivir la Verdad de Cristo en ustedes, ante un mundo opaco y oscuro, sin verdad ni transparencia. La Verdad y la transparencia de Cristo los llevará por el camino de la protección de ustedes mismos y del mundo, para que en ustedes reine el Amor del Redentor.
Como Madre y Espejo de Justicia, estoy aquí porque Mi único anhelo es que muchos más vivan la Verdad que es Cristo, Nuestro Señor y Redentor.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre, la Virgen María, Rosa de la Paz
El guardián y celador del Plan Divino
1. Es aquel que obedece con prontitud, antes de pensar en obedecer.
2. Es quien se adhiere a la Voluntad Divina y desde su plano trabaja para vivirla y manifestarla.
3. Es quien protege, de sí mismo, el Sagrado Misterio.
4. Es quien ama lo desconocido espontáneamente, aunque no lo conozca.
5. Es quien profesa y vive la humildad a través de la donación permanente.
6. Es quien trabaja todos los días para poder vivir la transparencia dentro de su grado de consagración para, algún día, vivir la Verdad.
7. Es quien aspira, ardientemente, a los mejores resultados espirituales en el semejante.
8. Es quien aprende a amar a través de los errores, para algún día poder amar sin condiciones.
9. Es quien no saltea las reglas y los códigos internos que se colocó a sí mismo.
10. Es quien asume vivir el dolor de la humanidad, pero trabaja todos los días para trascender la condición humana.
11. Es quien no teme equivocarse, pero teme no poder reparar el error, mas confía en la infinita Misericordia.
12. Es quien aspira a perder el control de sus decisiones, para algún día vivir las decisiones divinas.
13. Es quien reverencia la Instrucción y la hace parte de sí, aunque crea que no la necesita.
14. Es quien reconoce el Poder y la Gloria en un solo Dios, presente en tres Personas: Padre, Hijo y Espíritu Santo.
15. Es quien no se olvida del otro.
16. Es quien aprende a ser compasivo consigo mismo, para aprender a ser compasivo con los demás.
17. Es quien ya no se justifica, sino que se coloca siempre disponible.
18. Es quien entiende, más allá de sí mismo, el Plan de Dios.
19. Es quien vive la Justicia, pero primero vive el Amor.
20. Es quien se solidariza con todos.
21. Es quien, más allá de todo, cumple su deber sin reclamos.
22. Es quien no retrocede, sino que siempre avanza.
23. Es quien promueve y gesta la hermandad.
24. Es quien erradica, dentro de sí, la indiferencia y la falta de colaboración.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre, la Virgen María, Rosa de la Paz
Poemas al Inmaculado Corazón de María
Vigesimoquinto Poema
Madre y Señora de la Verdad Absoluta,
condúcenos, en esta vida,
por el camino de la transparencia y de la donación.
Que nuestros esfuerzos sean semejantes
a los esfuerzos internos que hizo Cristo
durante Su dolorosa Pasión.
Haznos capaces de escuchar la Verdad,
porque aspiramos a ser más conscientes
y a estar más atentos cada día,
para que aprendamos a cuidar y a proteger,
de nosotros mismos, el Plan del Creador.
Vacíanos de mente y de espíritu
para que Tus sagrados impulsos, Madre,
se reflejen en nuestras vidas.
Enséñanos, querida Señora, a amar la fidelidad.
Que nuestras dudas y pruebas
no nos coloquen en el camino incierto.
Que podamos cumplir, amorosamente,
todo lo que el Universo nos pide.
Así, iremos aprendiendo a salir
un poco más de nosotros mismos,
para que, con madurez y consciencia,
llevemos adelante las aspiraciones de Cristo.
Que en nuestras consciencias
se construya el espíritu de la lealtad.
Que abandonemos para siempre
la mediocridad y la soberbia,
para que Tu Hijo pueda encontrar, en nosotros,
un lugar para poder retornar.
Amén.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre, la Virgen María, Rosa de la Paz
Poemas al Inmaculado Corazón de María
Decimotercer poema
Santísima Madre de la Verdad,
retira de nuestros ojos los velos que nos ciegan,
para que, siendo liberados por Ti de la ilusión,
de la ignorancia y de la indiferencia,
podamos reconocer la Obra majestuosa
de Cristo en la Tierra.
Señora de la Divina Justicia,
llévanos todos los días a comprometernos
con los Sagrados Mandamientos.
Nadie más que Tú
fue el obediente ejemplo de Dios
sobre la superficie de la Tierra.
Por eso, te suplicamos, dulce Señora,
haznos amar cada Ley Divina,
para que nuestras vidas sean espejos
de transparencia, de fidelidad y de compromiso.
Que nuestras emociones no nos confundan.
Haznos ver la realidad
en cada momento de la vida,
para que podamos aprender
y así, descienda sobre nosotros
el don divino de Tu Sabiduría maternal,
porque necesitamos, querida Madre,
madurar y responder como apóstoles de Cristo.
Impúlsanos a buscar la conscientización en todo.
Que nuestra respuesta al Plan Divino
no sea personal ni impulsiva,
sino que sea una respuesta acorde
a la sabiduría y al discernimiento.
Que seamos, ahora y siempre,
guiados por el Espíritu Santo.
Amén.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre, la Virgen María, Rosa de la Paz
He aquí a la Señora de todos los pueblos y de todas las razas que viene a su encuentro con la potestad del Cetro de Dios en Sus manos, con el amor de las estrellas del cielo en Su Corazón.
He aquí a la Madre y Señora de todos los pueblos del Cielo y de la Tierra, Madre de los hombres, de los ángeles y del Hijo de Dios que viene a su encuentro, trayendo la paz en Su Corazón, derramando Gracias de Sus manos.
Mi Corona de Estrellas derrama Misericordia sobre el mundo. El Cetro de Dios, en Mis manos, detiene a la Justicia que desciende sobre las almas; porque, a pesar de la indiferencia y de la ignorancia de los hombres ante las cosas celestiales, el Amor de Dios por Sus hijos no tiene fin.
Hoy vengo, hijos, por un pueblo que debe recobrar su fe en Dios y su espiritualidad, arrancando de la consciencia las raíces del mal, de la separatividad, de la injusticia y del desamor.
Vengo a mostrarles las puertas de la Iglesia Celestial de su Padre Creador y el camino a través del cual llegarán a ella, independientemente de su cultura, raza o credo en esta Tierra.
Vengo a conducirlos a la conversión del corazón, de la consciencia y de la vida; no para mostrarles una nueva religión, sino para llevarlos a un nuevo patrón de vida, en el que sus corazones se unen a Dios a través de la transparencia, de la verdad y del amor y expresan esta unidad con sus hermanos a través del servicio, de la fraternidad y del amor al prójimo.
Vengo unir el Cielo y la Tierra, en un sacerdocio de perdón y de cura que Mi Hijo Me concedió en la Cruz.
Vengo a guiar a los apóstoles de los últimos tiempos y a los santos de los últimos días; despertándolos y congregándolos, dentro y fuera de la Iglesia, porque no es solo en las Iglesias de la Tierra en donde están los hijos de Dios y los compañeros de Cristo. Yo vengo a buscarlos en los cuatro puntos del mundo porque llegó la hora de despertar.
Mi Corazón prepara la llegada del Mesías al mundo y, así como una vez lo gesté en Mi Vientre y abrí las puertas para que Su Espíritu, Su Alma, Su Cuerpo y Su Divinidad estuvieran en la Tierra entre los suyos; hoy, hijos, vengo a preparar Su Retorno junto a ustedes. Vengo a anunciar la buena nueva de Su llegada al mundo y a preparar a los rebaños que acompañarán al Pastor en la institución de una Nueva Vida.
Él vendrá más brillante que mil soles, con el resplandor de Dios en Su Corazón. Su Faz se mostrará a todos con verdad y poder, más transparente que lo que Él se mostró a Sus apóstoles en Su Transfiguración. Su Presencia hará visible las miserias y las virtudes de los hombres y, con una simple mirada, derribará las estructuras de las falsas espiritualidades de la Tierra. Y los que no supieron amar comprenderán sus errores y se arrepentirán, pero para algunos ya será tarde.
Por eso, hijos Míos, el Redentor envía al mundo a Su Sierva, no para amedrentar a los corazones, sino para despertarlos, para mostrarles el camino de la Misericordia y de la Gracia de Dios.
Vengo para que sus corazones reconozcan los desvíos de sus vidas y se reconcilien con Dios, mientras hay tiempo.
Vengo para que haya amor en los corazones de los hombres y para que este mismo amor pueda curar las manchas y las heridas más profundas de la consciencia de las naciones.
Vengo a decirles y a mostrarles que, a través de la oración, curarán a sus corazones y a sus naciones de todos los errores del pasado.
Vengo para que se arrepientan, hijos, en nombre de la humanidad y que clamen a Dios, de corazón, por una Gracia mayor, porque ella ya está en Sus Manos, pronta para derramarse sobre el mundo, solo basta que le digan "sí".
Hoy reciban con amor Mis palabras y oren Conmigo por un bien mayor. Sientan Mi Presencia en sus corazones. Que Mi Amor les revele un hombre nuevo en su interior para que, a partir de hoy y para siempre, no sean los mismos, sino que estén perpetuamente unidos en amor a su Padre Celestial.
¡Yo los bendigo y les agradezco por responder a Mi llamado!
Su Madre María, Rosa de la Paz
A 101 años de la última Aparición en Fátima, su Madre Celeste regresa a la Argentina para bendecirla y para recordarle la importancia de volver a buscar su pureza original, a fin de que en las almas de este hermoso país esté presente el espíritu divino de la Gracia de Dios, el que tornará digna en el Señor a toda esta nación.
Hoy su Madre Celeste recuerda la última Aparición sucedida en Fátima el 13 de octubre de 1917, lugar que fue testigo físico del inconmensurable Amor de Dios y del descenso del poder del Universo Celestial a través del Milagro del Sol.
En la Argentina deberá restablecerse el sagrado sentimiento de devoción a la Señora de Luján, a fin de que, como país y como pueblo, cuenten con la protección espiritual necesaria para los tiempos de definición.
De manera especial, y con amor materno, la Madre de Dios hoy une dos lugares en un mismo tiempo y en un mismo plano, para que especialmente la Argentina reciba el potentísimo caudal de la Pureza de Dios.
Fátima y Bariloche hoy se unen en esencia y en espíritu a través de Mi Inmaculado Corazón, para que en Mis hijos de Argentina surja la confianza absoluta en poder cumplir el destino prometedor de su país y de su pueblo.
Para que eso sea posible, durante los próximos seis meses, en cada hogar, en cada ciudad y dentro de cada ser, Argentina deberá reconsagrarse a Mi Materno e Inmaculado Corazón, a fin de que la gran Abogada del Cielo pueda interceder por un país con desigualdad e injusticia, para que aquí se establezca el espíritu de la transparencia y de la verdad, atributos que harán de Argentina una patria celestial.
Por esa razón, durante los próximos seis meses, en los días 13, cada corazón orante de Argentina ofrecerá uno de los misterios del Santo Rosario con el fin de que se establezca la paz en cada corazón humano, así como en cada alma del país, trayendo del Cielo a la Tierra los atributos de la verdad, la justicia, el amor y la hermandad para que Argentina pueda seguir la sagrada aspiración de Dios de ser un pueblo bendecido por el Espíritu Santo y pueda cumplir con la Voluntad Divina del Padre Celestial.
Si cada alma orante de Argentina asumiera de verdad este ejercicio de reconsagración de la nación al Inmaculado Corazón de la Virgen de Luján, la Madre del Altísimo tendrá el permiso y la autoridad para proteger el país de grandes e inesperados desequilibrios naturales.
Aún más, si esta reconsagración fuera ofrecida al Corazón Materno de María por los próximos años que vendrán, muchas familias de Argentina serán contempladas por la Misericordia expiatoria de Dios y cientos de mujeres del país serán perdonadas por haber abortado, alterando esas pequeñas vidas.
Por esa razón, vengo a pedirles a Mis hijos de Argentina que retomen el sentido de su pureza original para que, a tiempo, la fe del pueblo argentino sea su testimonio de aceptación de la segunda venida de Cristo.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice con todo el amor del Sagrado Santuario de Fátima,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz y Señora de Luján
Nunca culpes a tu consciencia cuando ella encuentre la verdad sobre tu realidad y tu condición, incluso la realidad o la situación del semejante.
Todo lo que se revela y sale a la luz es parte de la liberación de los seres de todas las cadenas milenarias que aprisionan a la consciencia.
Conocerse a sí mismo y a los demás es parte del aprendizaje del Amor-Sabiduría y de la aplicación de esa Ley.
Saber de sí mismo, quién es uno verdaderamente, liberándose de las fantasías, ilusiones y engaños, es como mirarse en un espejo para saber que llegó el momento de la redención.
Por esa razón, nadie puede sentirse culpable o amedrentado cuando conoce de sí realidades desconocidas. Es la forma de poder vivir con transparencia el camino de la evolución y no el camino de la condenación.
El Amor-Sabiduría es un gran misterio. Quien consiga acceder a ese misterio, no solo aprenderá, sino también se liberará de sí mismo, porque es amando como se alcanza la paz.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Que nada te mueva de espacio ni de lugar.
Que nada ocupe la dimensión ni el templo de tu corazón; nada que sea contrario al amor y a la verdad.
Reza por tus enemigos, así como Cristo lo enseñó.
Reza por los que antes estaban contigo y ahora están en el mundo, absorbidos por la mentira y la falta de transparencia.
Reza por los que despreciaron la Divina Voluntad y escogieron la voluntad propia como medio para conducir sus vidas.
Que los indiferentes no arrebaten tu corazón ni desgasten tu vitalidad y tu energía.
A los que recibieron tesoros del Cielo y los desperdiciaron, a los que se oponen a la Obra de Mi Hijo y ahora especulan y mienten, les llegará la Justicia Divina.
El Plan Cósmico no es un bienestar pasajero.
Por eso, se debe rezar por aquellos que creen estar bajo Mi Manto y están bajo la tempestad de estos tiempos.
Reza por los que no son verdaderos, por los que perdieron la dignidad espiritual debido a sus actitudes perversas y mezquinas y hoy en día ya no tienen lo esencial, no tienen a Dios.
La elección del ser humano es una espada de doble filo que puede condenar y destruir la vida del propio ser.
Por eso, la humildad, la resignación y la obediencia es lo que siempre protegerá el camino del discípulo, de sí mismo y de las adversidades de estos tiempos.
Quien ama de verdad la Voluntad de Dios, no comete acciones incoherentes con el Propósito Mayor.
¡Les agradezco por guardar Mis palabras con atención y consideración!
Los bendice,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
La Fraternidad de la Luz – Parte I
Congregación de almas servidoras, dispuestas y entregadas a realizar la Voluntad de Cristo.
Llevan una vida de servicio abnegado por el planeta, por la humanidad y por los Reinos de la Naturaleza.
Trabajan incansablemente para agradar a Dios y aliviar Su Corazón.
Buscan el bien común, social y espiritual entre los seres.
No ostentan ningún prestigio y aspiran a permanecer siempre en el último lugar.
Esperan ardientemente por la segunda venida de su gran y único Maestro.
Sus pies están colocados en una sola barca.
Sus aspiraciones y sus vidas de servicio están en un solo camino.
Aceptan a todos, así como su Maestro acepta por amor a la humanidad.
Desean la paz para todos y la viven de forma inmutable.
Encuentran el sentido de sus vidas en la Divina Persona del Señor.
Intentan, por todos los medios, multiplicar la Misericordia a través de sus buenas obras, de su caridad y de su servicio.
Unifican sus consciencias siguiendo los Principios de la Jerarquía, eso los hace partícipes de la comunión con la Voluntad Divina.
Aceptan, más allá de todo, el ciclo de los cambios.
No le temen a la propia purificación.
Su fidelidad a la Obra de Dios está en la transparencia y en la veracidad de sus actos.
Ellos no mienten, no manipulan ninguna situación y no modifican las formas a su conveniencia.
Asumen, más allá de todo, las Reglas de la Hermandad y las protegen, primero, de sí mismos.
Claman por la igualdad.
Se alegran por el triunfo y por la transformación del semejante.
Se arriesgan todos los días a ser más consecuentes con el Plan de Dios.
No se permiten influenciar por realidades externas ni humanas.
Creen, por encima de todo, en los milagros del amor y en los prodigios de la redención.
Construyen el Plan de Dios con base en sus verdaderos esfuerzos.
Sostienen la corriente de la Gracia por medio de sus oraciones y cantos.
Intentan, todos los días, ser luz para el mundo, alivio para los que sufren, cura para los que están heridos.
Comparten el sufrimiento planetario y humano. Buscan aliviarlo y repararlo a través de su espíritu de incondicionalidad.
Sienten esa Fraternidad de la Luz en su interior.
Creen en el poder de los cambios, en la construcción y en la elevación de las ideas, en el sentimiento profundo de la Sagrada Unidad.
Ellos no saben decir “no”, solo aprendieron a decir “sí” y lo vivifican en todo momento.
Son guerreros rescatados, espejos redimidos, comandantes liberados de opresiones milenarias.
Están integrados en el nombre del amor y de la fe.
La luz la encuentran solamente en la Mirada de Amor de Cristo.
Ellos son los miembros de la Red-Luz, los que forman esa Fraternidad, los que aceptan el nuevo ciclo, los que ya no se dejan llevar por el pasado, los que superaron la tempestad, los que no cambian de idea por conveniencia, los que aspiran a ser fieles a Cristo, los que tienen consciencia sobre la razón de su compromiso, los que protegen la Obra de sí mismos, los que aceptan la transformación, los que aman de verdad la Instrucción y los que esperan por un mejor tiempo.
Y los que hacen lo imposible para vivir lo que dicen, respetando y amando el lugar, la misión y el camino hacia Cristo que escogieron.
Esa es la nueva Red-Luz, la que en base a los patrones antiguos hoy vive los patrones necesarios, adaptados a la necesidad del fin de los tiempos.
La Red-Luz es la Fraternidad de la Luz porque está en comunión con la Jerarquía, y todos los que entran en esa Fraternidad están decididos a seguir un solo camino, un solo Maestro, el Cristo, y un solo propósito, a fin de cumplir el Plan verdaderamente y sin oscilaciones.
Sea la Fraternidad de la Luz la nueva Red-Luz que lanza sus redes de amor al mundo para acoger a la humanidad y aliviarla de su sufrimiento y de su agonía.
Sea la Fraternidad de la Luz el compromiso fiel y verdadero de cada miembro Red-Luz para con la Jerarquía.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Oren para que el Reino de Dios descienda a la Tierra y Su Iglesia Celestial se plasme y se manifieste sobre todas las iglesias del mundo, revelando la espiritualidad divina y renovando a los espíritus que perseveran en busca de una fe verdadera.
Oren para elevar sus consciencias y sus corazones hacia el Corazón de Dios y encontrar allí las maravillas de Su Reino, para que no pierdan el amor en sus corazones.
Oren por los sacerdotes de este mundo, por aquellos que perdieron la Gracia de Dios y que ya no atraían Su Presencia, sino que se tornaron instrumentos de la oscuridad y de la perdición, destruyendo los tesoros celestiales que el Padre les concedió para su redención y salvación.
Oren por los sacerdotes que se esfuerzan para alcanzar la gracia de mantenerse firmes en su vocación y que día y noche son probados para no servirle a Dios, sino para caer en las tentaciones del mundo.
Oren por los religiosos y las religiosas de esta Tierra, consagrados al Plan del Creador en las diferentes congregaciones y líneas espirituales verdaderas, con la esperanza de ser una luz en la oscuridad del mundo, para que él no se pierda y un día pueda ser digno de la presencia del Reino Celestial.
Oren, hijos Míos, porque hoy ha llegado el tiempo de que salgan a la luz los pecados más arraigados en la consciencia humana, y muchos sucumbirán a la oscuridad dejando de lado las gracias que un día recibieron para manifestar el Reino de Dios.
Ha llegado el momento de lavarse en las aguas puras del final de los tiempos, las que los dejan transparentes delante de Dios y delante del mundo, para que reconociendo sus debilidades y pecados se arrepientan y retomen sus caminos.
Ha llegado el momento de la definición del planeta, porque pronto solo habrá dos leyes actuando en la Tierra: la Justicia y la Misericordia. Recibirán Justicia los que en ella se definan y Misericordia los que a ella se abran, rendidos en la verdad de su corazón.
Oren para que las almas no tengan miedo o vergüenza del arrepentimiento, para que no tengan miedo o vergüenza de pedir o de conceder el perdón.
Oren para que todos tengan el valor de verse transparentes y, aun así, rendirse ante Dios, para que Él los torne nuevos y los renueve en Su Gracia para que sean testimonios de Su Piedad para el mundo y portando en sus corazones la Misericordia Divina, la multipliquen en el servicio abnegado hacia otros.
Oren por las misiones humanitarias y por todos los que se abrirán de corazón al espíritu misionero, para que reciban la oportunidad de despertar y de redimir sus faltas a través del servicio. Y oren por todos los que serán servidos y recibirán el auxilio de Dios a través de sus semejantes, para que vean encenderse nuevamente en sus corazones las llamas del amor, de la esperanza y de la fe que el sufrimiento y la oscuridad hacían desaparecer de sus espíritus.
Oren, hijos Míos, por este planeta, para que a pesar de toda purificación y de toda prueba estos tiempos sean la preparación de un nuevo tiempo.
Así como los hombres se purificarán y se limpiarán para ser otros, rendidos a Dios en Su Gracia, que este planeta también se purifique y se limpie, y cuente siempre con espíritus firmes que en oración lo sustentarán, para que un día se torne digno de ser la cuna de una nueva vida, vida que expresará la verdad y la semejanza con el Reino de Dios.
Después de que todo se cumpla la Tierra será digna de recibir un nuevo nombre, renacida en Cristo y bajo la Gracia del Espíritu de Dios. Todo el planeta ingresará en el tiempo de la eternidad, en el que las horas no serán contadas.
Cuando todo haya pasado, hijos Míos, y el amor triunfe en el corazón de los que perseveraron siendo portadores de la paz, esta paz se expandirá más allá de sus corazones y alcanzará el horizonte de las estrellas, el firmamento en el Universo, restableciéndose en donde ustedes ni siquiera sabían que estaba perdida.
Oren, entonces, para que las almas tengan en sus corazones esta meta y delante de todas las pruebas no la olviden y no la pierdan de vista.
Verán en el mundo hechos y acontecimientos increíbles, pero hoy les digo, hijos Míos, que mayor que todo eso será el triunfo del Plan de Dios que sucederá a estos acontecimientos. Por eso tengan fe, oren y perseveren.
Mientras Mi Voz se pronuncie en el mundo Yo los ayudaré y los acompañaré siempre y, revelándoles los misterios celestiales, les enseñaré a atraer la Verdad hacia la Tierra y a vivirla.
Yo los bendigo y les agradezco por llevar adelante este Plan de Amor y de Paz.
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Una Buena Madre - Parte I
Una verdadera madre es capaz de darlo todo por sus hijos, no importa si sus hijos le corresponden o no.
Una verdadera madre hace todo en el silencio, y en ese silencio muchas veces calla para no desafiar las contrariedades de estos tiempos.
Una verdadera madre acoge el sufrimiento del semejante y lo hace parte de sí.
Una verdadera madre conoce la inmadurez y la testarudez de sus hijos, pero, aun así, siempre les demostrará la realidad y el lado bueno de la historia y de toda la experiencia.
Una buena madre no reclama, pero sí indica; no somete ni controla, pero sí advierte, sugiere y guía, porque su corazón maternal y femenino siempre le dictará muchas cosas.
Una buena madre siempre les dará el bien a sus hijos, y un poco más.
Una buena madre es la que siempre dice "sí" y es la que llora en su soledad. Ella espera que sus hijos encuentren el camino de la madurez, de la bondad y de la transparencia.
Una buena y verdadera madre teme por la perdición de sus hijos y cuando sus hijos no la escuchan se acongoja su corazón.
Por eso el Padre les dio una madre, no importa si es correcta o incorrecta. Dios les dio una madre terrenal y una Madre Espiritual.
Esas madres esperan que sus hijos nunca se olviden de ellas, que las lleven en su corazón grabadas a fuego, porque una madre es el hilo intermediario que los unirá a Dios en Su Aspecto Femenino.
Todo los que en la vida consagrada tuvieron la gracia de tener una madre espiritual es para que la reconozcan, especialmente la juventud, porque en estos tiempos estar en el regazo de una madre será como estar en los Brazos de Dios.
Se necesita mucha humildad y confianza para poder comprender, sentir y percibir lo que una buena madre siente por sus hijos.
Los invito a aliviar el corazón de las madres, por todas las madres del mundo que agonizan, día y noche, al no poder socorrer a sus hijos.
Dios les ha dado Su mayor tesoro universal: tener cerca una madre, así como Jesús Me tuvo a Mí, para que en los momentos más difíciles y áridos Yo lo apoyara.
Una verdadera madre siempre tiene un lugar para sus hijos, porque sus hijos son la razón primera de su existir.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Ser testimonio vivo de la Presencia de Dios
Hijos Míos:
Hoy los llamo a ser testimonios vivos de la Presencia de Dios entre los hombres.
Que sus vidas le hablen al mundo y que sus ejemplos hagan que aquellos que los encuentren busquen la paz y se cuestionen sobre lo que están haciendo de sus propias vidas.
Para ser testimonios vivos de la Presencia de Dios en la Tierra, primero deben purificar sus corazones de toda mancha, de toda crítica, de toda falta de unidad con el prójimo y con Dios.
Para ser testimonios vivos de la Presencia de Dios entre los hombres, deben asumir un camino de oración y de servicio donde quiera que estén. Ya saben que pueden hacer de la propia vida un acto eterno de servicio en cada instante.
Para ser testimonios vivos de la Presencia de Dios entre los hombres, deben aprender a perdonar al prójimo y a sí mismos, y abrirse para comprender las debilidades ajenas; colocándose siempre en el lugar de sus hermanos, para entonces comprender su sentir y su pensar.
Para ser testimonios vivos de la Presencia de Dios en el mundo, deben perder la vergüenza y el temor de ser verdaderos y transparentes todos los días, deben vivir la propia fe y ser simples delante del juzgamiento de los hombres.
Para ser testimonios vivos de la Presencia de Dios en el mundo, deben estar dispuestos a purificar la propia voluntad, el propio dominio y el poder sobre el prójimo y sobre todo.
Para ser testimonios vivos de la Presencia de Dios en el mundo, deben hacer la diferencia entre los hombres, debe estar dispuestos a entregar aquello que la humanidad siempre aspira a engrandecer; dispuestos a la humildad y al silencio; dispuestos al anonimato y a la soledad; aunque, hijos Míos, Dios los coloque en medio de multitudes.
Nunca pueden perder la sed de estar solos con Dios, porque solo aquellos que saben silenciar con el Padre, sabrán hablar en público en Su Nombre.
Hoy, hijos amados, Yo los llamo a un paso más que el apostolado; los llamo a entregar sus vidas a Dios, como testimonios vivos de Su Presencia en el mundo.
Es tiempo de anunciar y eso se hace con el ejemplo que resuena más allá de las palabras y traspasa las capas de la mente para llegar al corazón y allí perpetuarse.
Hoy los llamo a ser testimonios de los últimos tiempos, los santos de los últimos días; porque para equilibrar lo que en este momento acontece en el mundo es necesario, hijos, renovar el apostolado, renovar el espíritu del Evangelio con la vida y tornarse verdaderos discípulos de Cristo, como Él los necesita.
En este día de bendición especial y de infinitas Gracias, que su Madre Celeste derrama desde el Séptimo Cielo y más allá de él, Yo los llamo a ser aquellos que ofrecerán el propio destino a Dios, que seguirán Sus pasos de forma incondicional y que vencerán el miedo, transcendiéndolo con la potencia del Amor de Cristo.
Hoy Yo los llamo a ser testimonios vivos de la Presencia de Dios en el mundo; y si no pudieran serlo, oren por aquellos que sí rendirán sus almas a los Pies del Creador y en todos los instantes de sus vidas le preguntarán: Señor y Dios, ¿qué necesitas de mí hoy?
Oren por los que entregarán su corazón a Dios y que con fervor testimoniarán Su Presencia en el mundo, y sean parte del apostolado de estos tiempos.
Hijos Míos, el mundo necesita de ejemplos palpables y de entregas verdaderas; por eso todos los días renueven su entrega al Padre y busquen la forma de que ella sea cada vez más transparente.
Hoy, hijos, les pediré que oren con fervor por aquellos que fueron llamados a entregar sus vidas a Dios y que, sin comprender y sin saber, se tornaron Sus testimonios vivos para estos tiempos.
Oren para que los instrumentos del Padre perseveren hasta el fin, porque de la entrega de unos pocos surgirán los méritos para la salvación de todos.
Oren para que las Gracias se multipliquen y para que la Misericordia encuentre espacio para derramarse en el mundo.
Y, al fin, oren para que existan nuevos y eternos testimonios de la Presencia de Dios entre Sus hijos.
Yo les agradezco por responder a Mi llamado y los bendigo.
En este día, de forma especial, bendigo a Mi amado hijo que rindiendo su corazón al Padre permitió que el Creador hiciese de su existencia un testimonio vivo de la Presencia de Dios en el mundo.
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Siente Mi Corazón percibiendo al mundo y a todos sus hijos dispersos en la ilusión y en la realización personal, sin que la mayoría busque verdaderamente a Dios.
Siente Mi Corazón clamando por un poco más de consciencia y de responsabilidad por parte de las almas que, a cada paso que dan, comprometen sus vidas.
Siente Mi Corazón suplicando para que Mis hijos del mundo despierten del sueño profundo e inerte en el cual Mi adversario los colocó.
Siente Mi Corazón intercediendo por las naciones del mundo y por los errores de sus dirigentes que llevan a los pueblos a comprometerse espiritualmente.
Siente Mi Corazón rezando para que terminen las guerras, la violencia entre los seres humanos, la desesperación interior y la falta de amor.
Siente Mi Corazón rogándole al Padre Eterno para que los que Me sirven y siguen la Iglesia de Cristo sean transparentes y disciplinados en la protección de la comunión de las almas con Mi Amado Hijo.
Siente Mi Corazón sosteniendo este tiempo y esta humanidad que deberá arrepentirse de corazón para poder salvarse.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Si en verdad Mi Presencia entre ustedes solo fueran visiones, nunca hubiera sido posible construir la Obra por los hombres del mundo.
Una obra es verdadera cuando es sostenida por la propia Presencia Divina, y esa Obra perdura porque la Presencia Divina así lo desea y así todo lo manifiesta.
A veces, ciertos religiosos y sacerdotes ofenden más con sus comentarios la Obra que Dios realiza en el mundo y menos lo agradan con sus acciones litúrgicas.
En verdad, cuando ciertos sacerdotes, religiosos o incluso obispos, ofenden la Obra que Dios realiza en las almas, lejos del control y de la potestad de la Iglesia, eso es más grave que todas las faltas cometidas por los pobres pecadores.
Se debe tener cuidado con todo lo que un representante de Cristo en la Tierra dice o le manifiesta al pueblo de Dios, poniendo en contra a los corazones, llenándolos de más y más dudas.
Eso es mucho más grave porque podría estar condenando con su palabra la salvación de todas esas almas que lo escuchan.
La única Verdad la tiene el Padre Celestial y ante todo lo que Él haga con Su Obra independientemente del poder de los hombres de la Iglesia, debemos inclinar nuestra cabeza y respetarlo; porque el ser humano nunca podrá comprender profundamente todo lo que Dios quiere hacer.
Por eso, le pido a todos los sacerdotes, religiosos y representantes de iglesias cristianas que guarden su lengua para no seguir ofendiendo la Obra de Dios, que es infinita y eterna, y para no manchar con sus comentarios irónicos a las almas que colocan su fe en Cristo.
Cada uno cumple con su parte en esta misión de evangelizar en la Presencia del Señor, por medio del ejemplo, del amor y de la verdad más que con las palabras.
No olviden la fraternidad y el ecumenismo que todavía no ha sido comprendido por ustedes, ya que la verdadera alianza que se deberá establecer entre las diferentes creencias se basa en el amor y en la transparencia.
Que los sacerdotes sean verdaderos intercesores de Cristo entre el Cielo y la Tierra, y no verdugos vestidos de santos que condenan a sus semejantes y no miran hacia su interior, olvidando la penitencia.
Quien piense que sobrevivirá solo, estará perdido. La unidad y el respeto entre los pueblos y las religiones es lo que vencerá a la bestia que saldrá del abismo.
La fe no se mide por los actos o por los juicios.
La fe es bálsamo de luz en los corazones simples.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Que la fuerza del amor del corazón nunca se acabe, porque ella les dará la fuerza interior para llevar adelante los Planes de Dios.
Que la fuerza del amor del corazón los pacifique, para que en estos tiempos acepten y comprendan las situaciones más difíciles y complejas.
Que la fuerza del amor del corazón los reúna y los una como hermanos, porque así despertarán los dones y las virtudes de los nuevos apóstoles de Cristo.
Que la fuerza del amor del corazón los guíe e ilumine sus caminos, para que siempre reine la verdad y la transparencia entre las consciencias.
Que la fuerza del amor del corazón los congregue, para celebrar en estos tiempos la comunión con Cristo, el reencuentro único con la Misericordia de Dios.
Que la fuerza del amor del corazón los unifique, para que la Consciencia de Cristo los acompañe hasta el fin.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Mi Hijo viene en este tiempo final para establecer en la humanidad Su Propósito Divino. Pero, para que eso sea posible, será necesario que las almas se puedan transformar en el modelo espiritual e interno que Él necesita para poder llevar adelante Su Obra redentora.
Si eso no fuera así y las almas se resistieran a cambiar lo que conscientemente saben que no forma parte del Plan de Mi amado Hijo, por la protección de ellas mismas no podrán participar de esta Obra en la parte que les corresponde.
Es importante tener presente que Mi amado Hijo busca aliados y devotos de Su Sagrado Corazón a fin de que las almas le sirvan de receptáculos preciosos en donde Él pueda verter Sus Códigos de Vida para poder renovarlas, de tiempo en tiempo. Por eso, el proceso de transformación interior no se restringe solo a una consciencia, sino que influye a todo lo que la rodea en forma permanente.
Cristo espera encontrar, cada día más, en Sus seguidores y servidores, la posibilidad de realizar en los Suyos Su Obra suprema de forma verdadera y cristalina. Por eso, la transparencia de sus corazones y mentes determinará, en este tiempo, la oportunidad que le darán al Sagrado Rey para que Él los transforme en odres nuevos, en Sus instrumentos transformados.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Así como hace más de dos mil años, las profecías se volverán a cumplir. Los libros sagrados dejarán de ser solo sagrados, para volverse vivos nuevamente, frente a los ojos de los hombres.
Hijos Míos, cuando Jesús llegó al mundo y manifestó por medio de una expresión humana las palabras de Dios y de los profetas, aquellos que en apariencia lo esperaban no quisieron verlo, porque Él llegaba para apartar de las manos de los hombres el falso poder sobre las almas y sobre los templos, los que deberían volver a ser sagrados, para que los puros de corazón y los que en verdad buscaban a Dios pudiesen encontrarlo.
Los doctores de la ley no quisieron reconocerlo; prefirieron continuar con su falso poder y humillar al Hijo de Dios que rendirse a Él y al nuevo Evangelio que Él traía. No quisieron renovar su fe con la escritura viva, porque era más fácil someter a las almas a la espera de un Mesías que nunca llegaba.
La humanidad de aquel tiempo, Mis amados, temió renovar la propia fe y completar las escrituras con lo que Jesús escribió en Su llegada al mundo. A pesar de todo, Mi Hijo derribó el poder de los hipócritas y de los arrogantes con Su humildad; porque cuando menor se hacía ante los hombres, más se colmaba de Dios y de Su Amor.
Hijos, les digo esto, porque a pesar de tantas guerras, tantas persecuciones y tanta negación, Mi Hijo reescribió la historia y dejó al mundo un nuevo Evangelio que renovó las escrituras y aproximó a las almas aún más a Dios. Ahora, de nuevo llegó la hora de cumplir Sus profecías, de volver a renovar el Evangelio de Cristo a través de la vida. Llegó el momento de ver Su retorno; porque aquellos que hace dos mil años pensaron haber aceptado Su presencia entre los hombres, están vestidos otra vez con el falso poder y han tomado para sí mismos el control sobre la fe de las almas y de los corazones. Ellos saben que Mi Hijo llegará, pero no Lo proclamarán y negarán Su Espíritu como negaron Su Cuerpo y Su Sangre hace tantos siglos.
Pero esto no impedirá que Cristo retorne al mundo y demuestre una unión y semejanza con Dios aún más profunda. Él vendrá Resplandeciente y cegará los ojos de los que pensaban que veían la luz pero que estaban en tinieblas.
Así como el profeta Juan advirtió a la humanidad para que se arrepintiera porque el Reino de Dios estaba próximo, ahora, hijos Míos, Yo les digo a través de Mis videntes, que nuevamente se arrepientan, pidan perdón y renuncien ante el Cristo crucificado, a todo falso poder que piensan que tienen entre sus manos.
¡Que todas las almas preparen sus moradas! Que las iglesias reparen sus faltas y renuncien a las acumulaciones materiales y espirituales que con tanto esmero aseguran en sus casas.
El Redentor llegará y exigirá a los que dicen ser Sus apóstoles, la vivencia de Su Evangelio. No fue Él, hijos, quien colocó sobre los Suyos, vestiduras semejantes a las de un rey. Cristo vino entre los pobres y despojó a Sus discípulos y apóstoles de todo y sobre todo de sí mismos. Sin embargo, el hombre volvió a adornarse y a llenarse de oros y de piedras, en nombre de Cristo, sin comprender por qué el Mesías vino al mundo en un pesebre y no en un palacio.
Mis amados, no les digo estas cosas para herir sus corazones, sino para que revean sus vidas. Que todos renueven sus votos ante Cristo, porque solo los simples de corazón lo reconocerán.
¿Estarán preparados, hijos Míos, para despojarse de todo en nombre del Cristo Resplandeciente y verlo reescribir los libros sagrados con enseñanzas que trascienden la existencia humana? ¿O apretarán con fuerza el oro y el falso poder en sus manos y preferirán esperar a que se destruya el templo de este mundo, para poder comprender que el Hijo de Dios retornó a la Tierra?
Santifiquen verdaderamente sus vidas. Aquel que es puro y trasparente ante Dios, no necesita temer nada; por eso, hijos, no digan que vengo a amenazarlos o a causarles temor. Yo vengo para advertir a los que están sordos y ciegos en sus vanidades y creen servir a Cristo.
Retomen la pureza de sus corazones. Oren Conmigo para que Yo les muestre la verdad y el camino. Deje que lave sus ojos y les muestre la luz, preparándolos para estar una vez más ante Mi Hijo, pero ahora en entrega y con sincera disposición para seguirlo.
Los amo y les digo todo eso para que no se pierdan. Quisiera que hasta la última alma viviente reconociese la llegada de Mi Hijo; Su Espíritu ya está entre ustedes, pero muchos lo niegan.
Les dejo Mi Paz, para que con ella reflexionen y renueven sus compromisos con Dios.
Les agradezco.
Vuestra Madre, María, Rosa de la Paz
Si Mi Hijo se dejó morir por ustedes para poder salvarlos y para que tuvieran vida eterna, acto y hecho realizado por amor, ¿por qué ustedes no perdonarían a los que los han traicionado tantas veces?
El amor es un acto solo para los heroicos de corazón, porque de esa forma se trasciende el error, que es humano e indiferente.
Por eso los invito a amar a los que son indiferentes, omisos y malvados; oren por ellos, porque en ellos Dios no está completamente realizado y son infelices por que cometen tantas veces las mismas fallas sin poder liberarse de ellas.
El amor crístico se gesta en la transparencia, en la renuncia y en el sacrificio por los que no son transparentes, por los que no renuncian y por los que no se sacrifican y se acomodan según sus expectativas terrenales.
Por todos esos Mi Hijo aún trabaja, porque detrás de toda roca dura se encuentra el precioso cristal que todavía no fue hallado por la propia consciencia.
Sean en esta vida como San Pablo, que habiendo hecho todos los males del mundo, tocado por la Luz de Cristo se convirtió en un fiel seguidor de Vuestro Señor.
Por encima de toda indiferencia que reciban, hagan el bien que no pueden vivir y destierren el mal de la separación y de la omisión de los unos para con los otros.
¿Qué ganarán?
Ayuden al mundo a conquistar su redención; para eso primero sean esa redención manifestada a través de una verdadera transformación.
Su verdadera aspiración debe ser la entrega para después vivir la renuncia y por último la humillación por los que no se humillan, al carecer de amor consciente.
Queridos hijos, Mi Hijo bebió ese trago amargo de la negación y, sabiendo que eso era injusto, el amor estuvo en primer lugar.
Como Nuestra Señora de la Piedad aún tengo entre Mis brazos a los que por varias razones se alejaron de Mi Corazón; en piedad contemplo y espero su pronta rehabilitación.
Recemos para que los que perdieron el camino, encuentren de nuevo la luz que los guiaba.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los ama,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Queridos hijos:
La duda es la energía opuesta a la confianza y cuando ella emerge, Mi adversario aprovecha para sembrarla en la consciencia que tiene débil su fe.
Pero la duda es más nociva cuando se transmite a otras consciencias que no deberían ser contagiadas por ella.
Cuando la energía de la duda es colocada en otros corazones sin juicio ni control, la consciencia instantáneamente se vuelve un instrumento del adversario, porque Mi enemigo le gusta alimentarse sin mucho trabajo de todo lo que los dudosos emanan.
La energía de la duda aparece en lo profundo de la consciencia cuando la misma recuerda todo el tiempo su pasado y lo revela a los demás corazones. Es en ese momento que, abriendo una puerta incierta al pasado, la consciencia que duda es astutamente colocada por Mi adversario en un lugar y espacio de consciencia donde ya no debería estar, y esto es más comprometido para quien ya camina en el sendero de Mi Hijo.
Es como retroceder muchos pasos hacia atrás y no poder salir de ese espacio.
Después de la duda, aparecen otros aspectos que son parte de la condición humana, que la propia consciencia debe transformar y trascender.
No es apropiado para un discípulo de Cristo, satisfacer su vida recordando todo el tiempo el pasado y ver esos acontecimientos como algo genial.
La duda es sembrada cuando la consciencia tiene grandes dificultades de amar la obediencia a Dios y a sus semejantes, como también de vivirla.
La duda se instala en la consciencia cuando la verborragia desune lo que cuesta tanto construir y cuando los comentarios no elevados salen de la boca del discípulo.
Todas las raíces de la condición humana se transmutan con determinación. Quien sigue a Mi Hijo no puede ir y venir por dos caminos, porque un día se enfrentará a su realidad de forma desconocida.
La transparencia, la humildad y el silencio evitan que ciertos aspectos mantengan amarrada la consciencia a todos los aspectos destructivos que irradia Mi adversario.
Cuando esta realidad de la consciencia no es tratada con seriedad y transparencia, por Ley de Jerarquía, la Divinidad solo puede observar y orar, así como lo hace con la mayoría de la humanidad.
Cada discípulo de Cristo debe tener claro que no puede ser un imán que por sus acciones atraiga el caos del mundo. Todos son llamados a purificarse en la verdad y sin mentiras, porque cuando la consciencia llegue a otro plano de consciencia, después de haber pasado por este, se dará cuenta de que no está en donde siempre ha creído estar.
Es así como hoy, miles de consciencias están en el purgatorio, después de haber tomado consciencia de sus acciones.
Solo debemos orar y callar.
¡Les agradezco por responder en consciencia a Mi llamado!
Los ayuda a crecer interiormente,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Queridos hijos:
Cuando un corazón simple pero verdadero responde al llamado del Cielo, en el plano espiritual de la humanidad entera se establece un canal de luz y de correspondencia con el Reino Celestial. Es de esa forma, queridos hijos que, a través de los corazones simples que Me responden, puedo disipar las corrientes del mal y apartarlas de Mis hijos más perdidos.
Cuando un corazón simple responde, una nueva Ley actúa sobre la consciencia y lo que antes parecía ser muy difícil de trascender se vuelve posible, y las puertas a la nueva vida se abren para que el corazón pueda retomar su tarea. Por eso, queridos hijos, tengan un corazón simple; para tenerlo deben trabajar mucho la humildad que los llevará a encontrar el camino más simple de todos.
Simplicidad, queridos hijos, no significa austeridad extrema, abandono o desprolijidad, un corazón simple debe reflejar transparencia, ritmo y ceremonia interior con el propio ritmo que el Universo le va mostrando. Es la falta de simplicidad la que lleva a las guerras y a los conflictos.
Queridos hijos, sean simples de corazón así como lo fue Juan incluso cuando estuvo a los pies de la Cruz; un ser que contaba con la Madre Celestial para nutrirse de la maternidad, del amor y de la sabiduría.
Si el mundo fuera verdaderamente simple y más inocente, nada malo sucedería en este tiempo.
Los invito en esta hora a que sean portadores de una simplicidad que los lleve, de corazón, a ver las verdaderas necesidades de todas las almas y del planeta. En esa simplicidad de corazón conquistarán su humildad y redención ante Vuestro Maestro y Pastor.
Que los simples y puros de corazón entren al Reino de los Cielos para adorar la Gloria de Dios.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice siempre,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Asociación María
Fundada en diciembre de 2012, a pedido de la Virgen María, Asociación María, Madre de la Divina Concepción es una asociación religiosa, sin vínculos con ninguna religión institucionalizada, de carácter filosófico-espiritual, ecuménico, humanitario, benéfico, cultural, que ampara a todas las actividades indicadas a través de la instrucción transmitida por Cristo Jesús, la Virgen María y San José. Leer más