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Sintiendo en su pecho una angustia profunda, que no sabía explicar, un alma le cuestionó al Señor, diciéndole: “Señor, en mi corazón hay un sentimiento que no me explico. No sé si es tristeza o confusión. No sé si es angustia o pesar. No sé si me falta un sentido para vivir o si estoy sintiendo Tu dolor, el dolor del mundo. ¿Me podrías explicar lo que siento?”.
Y el Señor le respondió, diciéndole: “Alma pequeña, contempla el Infinito y la vastedad del universo. Contempla la grandeza y la complejidad de la vida. Contempla los misterios ocultos en las estrellas. Tu propio ser es tan infinito como la vida, y lo que sientes y vives muchas veces no proviene de esta Tierra ni de este tiempo, sino de un espacio y de un tiempo distantes de lo que vives hoy. Muchas veces, la angustia de tu corazón proviene del Infinito, de partes de tu consciencia que habitan en el universo, en donde la vida sigue su evolución, creándose y recreándose constantemente.
Pero no importa lo que sientes o de dónde provienes. Si quieres aliviar tu pequeño corazón, solo ven a Mí, que Soy tu Dios y conozco las raíces más profundas de tu ser, de tus pensamientos y sentimientos, en fin, de tu vida.
Ven, alma pequeña, a Mi encuentro, rendida y sincera, transparente y frágil. No tendrás una explicación para todas las cosas, porque a veces no es el tiempo de que conozcas ciertas cosas sobre ti, pero sí de que tengas un alivio para todo, que se encuentra en Mí.
Por eso, ven a Mí humilde, sabiéndote pequeña. Ven a Mí como una hija que encuentra refugio en su padre, y te explicaré lo que pueda. Y, cuando no fuera el tiempo, solo te aliviaré, y sea cual fuera Mi respuesta, ella te hará crecer, porque a veces creces por el conocimiento y otras veces creces por saber que nada sabes”.
Que este diálogo, hijos, les enseñe a buscar el alivio siempre en Dios y a no siempre encontrar las respuestas, sino a agradecer tanto por Su Silencio como por Su Voz y, sobre todo, acoger el Amor de Su simple Presencia.
Tienen Mi bendición para esto.
San José Castísimo
Que tu corazón no tema por las cosas del mundo, pero sí tema estar distante de Dios.
Te cabe cumplir las leyes de la Tierra, pero también anunciar al mundo las Leyes Divinas a través de tu propia vida.
Por eso ora, hijo, para que tu corazón propague la paz y no el miedo, que tu corazón sea fuente de sabiduría y no de ignorancia.
Que tu alma irradie a la consciencia humana el amor que recibes constantemente, deteniendo así el yugo del temor y de la confusión mental y espiritual en la cual la humanidad ingresa cada vez más profundamente.
Contempla la purificación del planeta, como tu Señor contemplaba el Calvario, y sabe encontrar, detrás de cada prueba, la oportunidad para unirte más a Dios, afianzar tu fe y profundizar en tu entrega, haciendo de las aparentes derrotas humanas el triunfo del Amor y de la Misericordia Divina.
Que este sea para ti un tiempo de ingresar en el propio corazón y encontrar a Dios. Recuerda que estás transitando el desierto de la Cuaresma, en donde las tentaciones llegan para ser vencidas; en donde tu alma contempla los pasos del Calvario para prepararse para la renovación de la Pascua; en donde el Cristo en tu interior, nace, crece y madura; en donde el amor y la verdad ganan espacio en todo tu ser.
Vive, hijo, amparado por la Verdad y no por la ignorancia; amparado por las Leyes Divinas, en las bases de la sabiduría y no de la ingenuidad.
Sabe que son tiempos definitivos, tiempos de entrega, tiempos de cruz, pero sabe también que el verdadero sentido de la cruz es el triunfo del Amor de Dios y no el sufrimiento humano.
Funda tus bases en el amor y sé una victoria de Cristo.
Tienes Mi bendición para esto.
San José Castísimo
En estos tiempos difíciles, el miedo al fracaso es un pensamiento insertado en la mente de mis hijos, así como la idea de no estar cumpliendo con el Propósito de Cristo y con Su camino.
Todo eso crea una confusión mental capaz de perturbar y de distraer de su propósito a la débil consciencia.
Eso sucede a partir de la separación espiritual o de la resistencia que la consciencia puede estar atravesando al debilitar su fe y afirmar sus ideales en base a conceptos huecos.
La entrega total y absoluta de parte de la consciencia de todo lo que creyó durante años y de lo que siempre alimentó, genera un momento culminante que definirá si ella está con el Plan de Dios o si es indiferente, después de todas las Gracias recibidas.
Este momento culminante de definición confirmará claramente si Cristo pudo entrar o no dentro del corazón humano y si las almas en algún grado fueron capaces de renunciar y de entregarse a Dios.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Si en verdad Mi Presencia entre ustedes solo fueran visiones, nunca hubiera sido posible construir la Obra por los hombres del mundo.
Una obra es verdadera cuando es sostenida por la propia Presencia Divina, y esa Obra perdura porque la Presencia Divina así lo desea y así todo lo manifiesta.
A veces, ciertos religiosos y sacerdotes ofenden más con sus comentarios la Obra que Dios realiza en el mundo y menos lo agradan con sus acciones litúrgicas.
En verdad, cuando ciertos sacerdotes, religiosos o incluso obispos, ofenden la Obra que Dios realiza en las almas, lejos del control y de la potestad de la Iglesia, eso es más grave que todas las faltas cometidas por los pobres pecadores.
Se debe tener cuidado con todo lo que un representante de Cristo en la Tierra dice o le manifiesta al pueblo de Dios, poniendo en contra a los corazones, llenándolos de más y más dudas.
Eso es mucho más grave porque podría estar condenando con su palabra la salvación de todas esas almas que lo escuchan.
La única Verdad la tiene el Padre Celestial y ante todo lo que Él haga con Su Obra independientemente del poder de los hombres de la Iglesia, debemos inclinar nuestra cabeza y respetarlo; porque el ser humano nunca podrá comprender profundamente todo lo que Dios quiere hacer.
Por eso, le pido a todos los sacerdotes, religiosos y representantes de iglesias cristianas que guarden su lengua para no seguir ofendiendo la Obra de Dios, que es infinita y eterna, y para no manchar con sus comentarios irónicos a las almas que colocan su fe en Cristo.
Cada uno cumple con su parte en esta misión de evangelizar en la Presencia del Señor, por medio del ejemplo, del amor y de la verdad más que con las palabras.
No olviden la fraternidad y el ecumenismo que todavía no ha sido comprendido por ustedes, ya que la verdadera alianza que se deberá establecer entre las diferentes creencias se basa en el amor y en la transparencia.
Que los sacerdotes sean verdaderos intercesores de Cristo entre el Cielo y la Tierra, y no verdugos vestidos de santos que condenan a sus semejantes y no miran hacia su interior, olvidando la penitencia.
Quien piense que sobrevivirá solo, estará perdido. La unidad y el respeto entre los pueblos y las religiones es lo que vencerá a la bestia que saldrá del abismo.
La fe no se mide por los actos o por los juicios.
La fe es bálsamo de luz en los corazones simples.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Este es el último tiempo de ilusión planetaria y es por eso, hijos, que las fuerzas del caos y del mal intentan desenfrenadamente crecer y multiplicarse en el mundo. Ellas saben que este es su último tiempo. Así como el Creador conoce Su eternidad, esas fuerzas conocen su fin.
Hijos Míos, este es el tiempo de cerrar los ojos a las influencias del planeta, porque cuanto más se aproxima el fin, más crece la ilusión y más confundidas están las almas, las mentes y los corazones.
Si no se aferran a la vida superior, si no vencen las tendencias del mundo para mantener su fe, mucho les costará seguir un camino espiritual verdadero. Ustedes confundirán el mensaje con el mensajero y, por no ver concretizadas las profecías en el tiempo y en la forma en que esperan, dejarán de creer en todo lo que aprendieron hasta ahora.
Permanecer en el amor es una misión para los valientes de espíritu, aquellos que confían más en Dios que en sí mismos, que están atentos a Sus Mensajes y no tanto a la forma como ellos llegan hasta el propio corazón.
El Apocalipsis ya está en acción, dentro y fuera de muchos seres. América está siendo cuidada por los Mensajeros Divinos; pero también llegará el tiempo, hijos, en que ella deberá vivir su purificación. El nacimiento de una Nueva Raza y de un nuevo principio de vida dependerá de cada corazón que permanezca ahí y de su disposición para perseverar más allá de las pruebas, para reconstruir el mundo, cuando llegue la hora.
Hijos, comprenderán plenamente lo que viven y la instrucción que les entregamos cuando estén despiertos en todos los niveles de consciencia y los velos ya no estén sobre sus ojos. Pero hoy quisiera hacerles comprender que los acontecimientos planetarios no se darán como ustedes esperan. Es tan así, que ya están ocurriendo y muy pocos lo percibieron.
Para que el caos de la Tierra no los confunda, afirmen cada día más la fe y la unidad de unos con otros. La oración que sustenta el corazón es la misma que mantendrá la mente sana.
Permanezcan con lo que les digo y no se olviden. Cuando llegue la hora, estas palabras serán como llaves que abren las puertas del nuevo tiempo.
San José Castísimo
Queridos hijos:
Todo lo que ven en el mundo, en este tiempo, es el grave resultado de la autodestrucción de la vida espiritual de la humanidad. Son pocas las cosas que hoy se preservan espiritualmente en el consciente de la humanidad; por eso, la ayuda del Cielo al planeta es inmediata y urgente, para evitar que más consciencias vayan por el camino del error.
Por eso, hijos, Su Madre Celeste contempla con Ojos de Compasión y de Misericordia todas estas situaciones; y ora, esperando que, algún día, sus consciencias despierten al Llamado de Dios.
Queridos hijos, ante la inmensidad del universo que los rodea, Su Madre Celeste le implora a Su Hijo que derrame Su Infinita Misericordia, para que al menos las esencias y las almas sean liberadas del mar de la confusión y de la ceguera, efectos de una vida materialista e impune.
Pero ahora, el Universo envía a la Madre del Mundo como Mediadora espiritual, para que los corazones reciban la última Gracia de entrar en el Reino de Adonai y no dejen de conocer la grandeza de Su Amor Paterno.
Hijos, ese Amor es el que ha permitido, por la Gracia invencible de Mi Hijo, desterrar de muchas almas las influencias de Mi adversario.
Por aquellos que se pierden, solo basta orar y esperar que un toque de Gracia Divina llegue a sus corazones.
Recuerden, la oportunidad es para todos Mis hijos.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los mantiene en Su Regazo de Luz,
Vuestra Madre, la Virgen María, Rosa de la Paz
Escucho a diario las súplicas de sus corazones. Yo vengo desde el Cielo para atender el llamado de todos los corazones que se unen a Mí. La vida de los corazones que se consagran al Altísimo Dios es inspirada, a través de las pruebas de confirmación, en el camino que el alma recorre hasta llegar al trono del Señor. Por eso, Mis pequeños hijos, no teman por cuánto han ofendido a Dios, sino busquen a cada momento cómo poder retornar a Él.
Yo soy la Señora de la Paz y llego a todos los corazones que, abiertos, quieren entrar al Reino del Señor. Si el alma se siente desprotegida por lo que aún deberá vencer de sí misma, le pido que ingrese al estado de oración, para poder así reparar las ofensas que las almas cometen contra los Cielos.
Yo vengo como la Madre Auxiliadora de los corazones para que ellos sientan Mi inmaculada confianza en sí mismos. Entren en Mi Inmaculado Corazón cuando estén agobiados, confusos o distantes de la oración.
Yo vengo a reconciliar sus corazones con la Luz Celestial. Recogidos en el interior de Mi Corazón, les irradiaré Mi Amor Bondadoso para que sus almas encuentren la humildad delante del Señor.
Pequeños Míos, ustedes son parte de la Creación del Señor; fueron hechos a imagen y semejanza. Ahora, Yo los invito a transformar y entregar lo que aún no se ha transformado. Yo les entrego la llama de Mi Amor Misericordioso para que se fortalezcan día a día.
Silencien sus corazones. Permitan que brote desde ellos el Verdadero Amor. Yo los conduciré por los caminos de la paz. Sientan la expansión de Mi Manto de Luz, a pesar de todo. Yo los guío. Yo los acompaño. Yo les mostraré la salida.
Reverencien con sus corazones cuando estén delante del Amadísimo Corazón de Mi Hijo; Él les irradiará el poder del Amor de Dios.
Vayan en paz. Yo los perdono. Yo los amo más que ustedes a sus propias vidas. Yo los contemplo desde el Corazón.
¡Sigan hacia Cristo, caminantes de la Buena Nueva!
Los ampara,
María, Madre de la Divina Concepción de la Trinidad
Confíen en Mi Amor Maternal y serán salvos. Comulguen de Mi presencia divina para que sus corazones se liberen de todo dolor y renazcan como pequeñas luces para el Señor.
Queridos hijos, el Señor necesita servirse de ustedes cada día en esta vida y durante todo el tiempo que pasa. Por eso, Mis pequeñísimos corazones, aférrense a Mi Manto de Luz para que, debajo de Mis humildes pies, puedan ver el camino que Yo les indicaré hasta el trono del Señor.
Oremos por la paz en el mundo y, en especial, oremos por todos aquellos corazones que viven día a día sofocados por el sufrimiento y perdidos en la confusión del corazón. Para aliviar todos estos males, Mis pequeños, necesito perpetuamente de sus oraciones. Así, Mis queridos, muchos corazones que en este último tiempo están perdidos, podrán ser rescatados desde las penumbras de la vida y del mundo y así ser salvos.
El Señor, que es digno, prodigioso y misericordioso, quiere, a través de Mi Presencia Maternal, salvaguardar a todos los corazones que, sin percibirlo, son distanciados de Su Corazón de Amor. Ahora, Mis soldados, ha llegado el tiempo de dar todo por amor al Supremo Padre; eso contribuirá para la liberación de las grandes faltas que muchos hombres cometen injustamente contra el Corazón de Dios.
A ustedes, Mis pequeños, que como siervos de la oración responden a Mi llamado de paz, les digo: Yo, la Reina de la Paz, cuento con el pulsar de sus corazones, que, llenos de oración y de Misericordia, ayudarán en la armonización de muchos corazones ciegos.
Mi Luz Divina, Luz que mensualmente les estoy trayendo hacia sus corazones, es la misma que deberá ser irradiada a sus hermanos, los que aguardan reposar en Mis brazos maternales.
Por eso, Mis queridos hijos, cada día de servicio que pasa equivale a años para el rescate de los corazones que están ausentes del Amadísimo Señor de los Cielos.
Mis pequeños, estamos en tiempos de Gracias Especiales y Únicas que a través de Mi Inmaculado Corazón están siendo concedidas a los corazones que no las merecerían. Y, como Mi Amor es grande e inmenso por cada uno de ustedes, podrán comprender que Mi Divino Corazón de Madre y Sierva está obrando en honor a todos Mis hijos necesitados de Mi Amor.
Estoy preparando sus corazones a diario para los tiempos que vendrán. Yo los escucharé y los encontraré en el ejercicio interno de la oración porque, les aseguro y les confirmo, que Mi Inmaculado Corazón estará dentro de sus pequeños corazones.
Es hora, Mis amados, de que el Amor que brota desde Mi Divino Corazón sea una expresión de vida para cada una de sus almas.
Que el Señor, a cada momento los bendiga a todos ustedes, Mis hijos.
Los adora y los ampara,
María, Madre de la Divina Concepción de la Trinidad
Asociación María
Fundada en diciembre de 2012, a pedido de la Virgen María, Asociación María, Madre de la Divina Concepción es una asociación religiosa, sin vínculos con ninguna religión institucionalizada, de carácter filosófico-espiritual, ecuménico, humanitario, benéfico, cultural, que ampara a todas las actividades indicadas a través de la instrucción transmitida por Cristo Jesús, la Virgen María y San José. Leer más