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Siente la dulce Voz de Mi Corazón en tu interior y abraza con firmeza las redes de salvación que Yo te entrego. Deja atrás todo lo que hace sufrir a tu corazón y ve venir ahora en el bello horizonte Mi Luz Celestial. Entrégame todo lo que eres y permite que Mis manos de compasión y de amor acaricien tu rostro, laven tus manos y te preparen para recibir en la noche al Gran Señor del Universo, Jesucristo Vuestro Rey.
Vengo todos los días para darte a conocer los Divinos Misterios del Cielo. Vengo a tu encuentro con la Sagrada Esperanza de que puedas caminar amorosamente a Mi lado. Desde siempre Yo Soy Tu Madre Celestial, Yo Soy la Flor que se abre a los rayos del sol y expresa la belleza de la Creación.
Encuéntrame en el cariño de tu oración. Búscame en la manifestación de la naturaleza. Yo Soy el árbol firme que sostiene a los buenos frutos, los que en el próximo tiempo serán cosechados por el Pastor de almas.
Quiero que confíes en lo que te pido, necesito que renazcas a través del Fuego de Mi Devoción. Deseo ver sobre el mundo columnas de oración y estandartes de Paz y de Hermandad, el Padre espera por Sus hijos desde el principio.
Hoy Mi Fe se derrama como un manantial en los corazones que se abren para sentir Mis maternales palabras. Quiero, en este día, que puedas dar tu SÍ al Padre Celestial, pues el Señor espera de ti lo mejor y lo bueno.
Quédate entre Mis brazos, como una vez Jesús se quedó. Deja que se cumpla en ti aquello que Yo tengo previsto. Espero que puedas conocer la luz que proviene del Cielo y el amor latente de Mi Corazón. Entrégate a Mi Corazón y conocerás lo que aún no has conocido, reconocerás el Amor de Dios en tu corazón.
Mientras muchas almas se desesperan por la falta de consuelo y de paz, Yo vengo para despertar a los soldados que se durmieron en el sueño de este mundo.
Anímate a ser aquello que aún no eres, Yo te ayudaré. A todos los hijos consagrados a Mi Inmaculado Corazón, Yo les digo:
Que un hijo de María, es una chispa de devoción que alumbra la oscuridad.
Un hijo de María, es un apóstol de Cristo que sirve en plenitud y se abre para encontrar la caridad.
Un hijo de María, es un alma que se ha dispuesto a cumplir con los pedidos del Cielo y se ha ofrecido para ayudar a concretarlos.
Un hijo de María, es un siervo que prepara conscientemente la venida de Cristo, porque un hijo de María, es un alma colaboradora que está al servicio pleno y absoluto del Inmaculado Corazón.
Un hijo de María, representa la manifestación del rayo de la Paz para este mundo.
Un hijo de María, es como un puente que intercede para que las almas se puedan aliviar.
En Cristo todos ustedes son potenciales hijos de María, el Señor se abre para recibir vuestras ofertas. Mi Corazón agradece vuestro esfuerzo por acompañarme.
¡Agradezco a toda Santa Fe por haber respondido a Mi llamado a la conversión!
Sepan, queridos hijos, Yo los necesito como ustedes también me necesitan. ¿Nos ayudaremos?
Los protege y los bendice,
Vuestra Madre María, Santísima Reina de la Hermandad
Hijos Míos:
Conságrense en amor a Mi Reino y a Mi Propósito de Redención y, a través de la oración permanente, traigan al mundo la Paz que necesita.
Veo al mundo desde Mi Reino y siento en Mi Inmaculado Corazón todo el dolor y el sufrimiento en el que viven Mis hijos sobre la Tierra; mas hoy les digo, que el mayor pesar de Mi Corazón y del Corazón Sacratísimo de Dios, es contemplar la ignorancia en la cual viven las criaturas en la Tierra.
Por eso, llego al mundo, para sacarlo de la oscuridad que no le permite ver los Poderes Celestiales y cuán simple sería cambiar el curso de sus vidas y de la vida planetaria.
Hijos Míos, llego al mundo para enseñarles el Poder de lo invisible, el Poder grandioso del amor que guardan en sus esencias. Descubran por sí solos el Poder de este amor, que se fortalece a medida que se ama sin condiciones y sin medida.
El amor en sus corazones debe ocupar el espacio del odio, de la ira, de la amargura, de la competencia, de la envidia y de los juicios. Permitan que este amor, que proviene de Mi Reino, ingrese en sus vidas y poco a poco transforme los conflictos en los que viven vuestros corazones.
El mundo adolece por falta de amor, las familias se pierden por falta de amor, las naciones se destruyen por falta de amor. Deben descubrir el Poder de este amor que nace en el corazón que ora, que clama a Dios por Misericordia, que recibe de Dios el Perdón y entonces aprende cuán grande ignorancia es no perdonar.
Hijos Míos, hoy les pregunto: ¿quiénes son ustedes para no perdonar, si Aquel que es Dios perdona hasta el más grande de los pecadores?
Mis amados, les pido que aprendan con las señales del Cielo y en la simplicidad del corazón oren con verdad, con pureza de intención. Oren por los hombres, por los reinos de la naturaleza, por las naciones, por el planeta.
Caminen en dirección a este camino de conversión, que no es nada más que la conversión de los actos de la vida, la conversión de la falta de amor y de perdón, la conversión de la falta de servicio y de donación, la conversión de la falta de paz y de unión con Dios. Esta es la conversión a la cual los invito en este tiempo.
No vengo para llamarlos a una nueva religión, vengo a conducirlos para una nueva vida. Pues ya no son tiempos de entregar lo que les sobra para Dios y acordarse del Divino cuando ya no tiene otra cosa en que pensar.
Mis amados, son tiempos de definición y Dios aguarda la respuesta de Sus Hijos, aquellos que con amor le entregarán todo de sí y en oración rescatarán las almas que caen constantemente en los abismos del mundo.
Oren con alegría, oren con fervor, oren por la Paz y por la Redención, por las familias, por los niños, por los que nacen y por los que mueren. Oren por los que no conocen a Dios y pidan para que muchos reciban del Padre lo que sus almas, sin percibir, reciben en el día de hoy.
Les agradezco eternamente por acompañar Mis pasos de peregrina y por abrirme las puertas de vuestros corazones.
María, Madre y Reina de la Paz
5.ª Maratón de la Divina Misericordia – segundo día
Hermanos Míos de camino:
Hoy vengo con la aspiración de que en sus vidas los pasos hacia Mi Corazón sean verdaderos y puros, al igual que lo es el Agua que brota de Mi Costado por amor al mundo.
Esa pureza la alcanzarán cuando tan solo ejerciten la observación impersonal de sus pequeñísimas acciones; así pronto sabrán cuándo cometen un acto indiferente e impuro o cuándo realizan una obra de amor. Imaginen por un momento cuántos actos impuros manchan a Mis almas todos los días. Por eso, aquella alma que trabaja conscientemente con Mi Divina Misericordia, será ayudada para ejercitar acciones buenas y amorosas por sus semejantes.
Ustedes saben que el mundo está atravesando una gran tormenta interior. Más allá de ello, Mis Rayos Solares, que brotan de Mi Piadoso Corazón, traspasan esta tempestad que viven las almas para ayudarlas a resucitar a la vida del espíritu y al amor profundo por Dios.
No hay nada más divino que el amor entre hermanos, amor verdadero y puro que cura y cicatriza el corazón de cada ser. Fue ese el amor que Yo les enseñé desde el principio a Mis apóstoles y hoy les recuerdo esta premisa como un ejercicio para su consciencia interior.
El Amor que proviene de Dios es invencible, es maravilloso y magnífico. Busquen todos los días ese Amor que viene de Dios y así podrán superar los obstáculos que ahora les impone el mundo.
Pero no se olviden, Mis amigos, que el mundo, su preciosa y castigada casa, la que fue creada por Dios, necesita de ayuda urgente. Yo sé que no podrán hacer grandes cosas, por eso primero comiencen por las acciones simples y verdaderas, acciones que broten del amor del corazón y que permitan reconciliar y unir a todas las criaturas.
A la humanidad le llegó la hora de salir de la gran ignorancia y ver, en estos tiempos, qué será necesario cambiar para alcanzar el Reino Mayor.
Agradezco en este día a toda Londrina por haber cumplido con Mi Llamado, porque Yo he retornado a sus corazones para curarlos y renovarlos. Yo necesito de sus manos para donarme; Yo necesito de sus pies para caminar, por medio de ustedes, hacia Mis hijos perdidos; Yo necesito de un espacio en sus corazones para activar nuevamente la fe y el amor a Dios, su Señor.
Gracias por buscar siempre Mi Corazón.
Bajo el Bien Mayor que proviene de Dios, sean bienaventurados.
Gracias por permanecer unidos como uno solo a Mi Humilde Corazón.
Cristo Jesús, vuestro Pastor
En Mi Corazón se guarda el humilde poder para curar todas las cosas, sobre todo lo que proviene del espíritu que está herido y lastimado por las garras de este mundo.
En aquella alma que a las tres de la tarde confía plenamente en Mi Corazón Misericordioso, Yo podré hacer Mis Milagros de amor en su espíritu y, de esta forma, alcanzará la paz interior que tanto necesita.
Es necesario, día a día, buscar la Fuente de Mi Misericordia, aquella que les resolverá lo que ustedes no alcanzan a resolver. Mi Corazón vive y obra a través del Amor de Dios, el que ustedes, en estos tiempos, deberán buscar en la oración y en la caridad al prójimo.
En esa Hora de Misericordia, el Universo participa del encuentro que cada alma puede tener con Mi Infinita Misericordia; así lo que parecería impenetrable o difícil de resolver, se logrará cuando el alma haya fundido su consciencia interior en la Fuente de Mis Prodigios.
Vengo todos los días, a esta importantísima hora, para evidenciar el poder redentor de Mi Corazón que espera recibir consuelo, amor, oración y reconciliación por parte de todos los que buscan Mi Luz Eterna, dentro de la noche por la cual la humanidad está pasando.
Sean firmes y no se rindan por nada, porque quien está en Mí, no perecerá.
Bajo la Luz del Padre, sean bienaventurados.
Gracias por permanecer en el Océano de Mi Divina Misericordia.
Cristo Jesús
El silencio del corazón puede decir muchas cosas para el alma, ese silencio puede calmar la mente y los sentimientos heridos. Solo a través de Mí, el discípulo encontrará la fuerza para seguir caminando entre las piedras y las espinas del sendero.
Mi Corazón Luminoso siempre los proveerá de sabiduría, cuando tan solo renuncien a lo que hayan creído que estuvo mal. En estos tiempos el único camino es el Amor Divino; si no invocan ni viven a través de este Amor de Dios, pocos podrán soportar las corrientes universales que removerán las equivocaciones en muchos corazones.
Un buen corazón soporta todos los fuegos, aunque el fuego de la fricción humana destruye y separa las esencias; este es uno de los fuegos que muchas almas viven porque carecen del Amor de Mi Padre.
Sean buscadores de ese Amor que todo lo cura y lo redime. Sean valientes para enfrentar las pruebas que Yo les envío día a día. Lo único que les pido es que se amen como Yo los amé y los sigo amando, porque en ese Amor Positivo y Divino no ingresará el mal; ya que el enemigo, si fuera tocado ahora por el Amor Crístico, se redimiría y el mundo sería otro.
La humanidad tiene aún mucho que aprender hasta que reconozca que sin Dios nada puede hacer. Solo el Amor construye los nuevos y venideros tiempos.
Bajo el Amor del Padre, sean bienaventurados.
Gracias por buscar el Amor de Dios.
Vuestro Pacificador, Cristo Jesús
Las verdaderas almas que curan lo hacen por medio del amor. Por eso Mis Rayos de Sanación descienden sobre ellas para realizar la obra de liberación del pasado.
Los instrumentos de cura son guiados por el Fuego del Espíritu Santo, Fuego Divino que los inspira, sin demora, para curar el corazón y el alma de los que están heridos espiritualmente.
En estos tiempos el verdadero Curador es guiado por la fluidez y por los principios de la Cura Crística, dones que el Espíritu Santo proporcionó para que el Hijo de Dios realizara Su Obra Curadora y Redentora.
Todo está unido a un mismo principio que es el Amor de Dios. Así, la cura del alma y del cuerpo sucede de forma espontánea, tan solo porque la consciencia ha recibido el Amor de Dios.
El camino para curar el espíritu de los enfermos es infinito, y esto es posible a partir de la unión misericordiosa del curador con su Maestro.
Las principales dolencias en el mundo solo podrán ser curadas por el amor y no existirá mayor ciencia espiritual que el Amor de Dios, que restablecerá los códigos de vida que se hayan perdido.
Hoy Yo quise visitar, intencionalmente, uno de los pocos puntos de cura en el mundo que irradia amor y lo siembra en el alma enferma. Me refiero al Sector de Cura en el Centro Mariano de Figueira, el que despertó al conocimiento de la Cura Universal. Dicha Cura emana directo de la Fuente Primordial del Amor y de la Unidad. Estos principios están presentes porque la misión de los instrumentos de cura ha sido continuar con los ejemplos de Cristo Hombre de Dios y Curador.
Bajo este don del Amor de Cristo, los corazones que han estado en verdad abiertos, recibieron Mis Rayos de Sanación y de Paz a través de los apóstoles de la Cura Crística.
Para corresponder a la esencia de la Cura Crística solo se deberá orar con el corazón para que la Obra del Espíritu Santo se realice en las almas que sufren.
Bajo el Amor del Padre, sean bienaventurados.
Gracias por ayudar a curar y a aliviar el corazón de todos los seres.
Cristo Jesús, el Maestro Curador del Corazón
Queridos hijos:
Con los Rayos de la Misericordia de Dios sobre el mundo, Yo los invito a sentir en ustedes el Amor de Dios. Porque la humanidad, en el final de este tiempo, debe curarse y redimirse para que se cumpla el Plan Divino sobre la Tierra.
Hoy necesito que ustedes tengan una total confianza en Dios, confianza absoluta porque Él los conoce bien, los conoce desde vuestro nacimiento y conoce también los pasos que dieron en vuestras vidas. El Señor los está invitando a vivir en la Redención, un principio fundamental para el fin de estos tiempos.
Queridos hijos, hoy estoy aquí entre ustedes para demostrarles el Amor de Dios y también para decirles que muchas almas necesitan en este tiempo de vuestra devoción y de vuestro fervor.
Queridos Míos, hoy los estoy llamando a tomar consciencia del tiempo que llegará. Sepan, que Mi Hijo necesita de apóstoles y discípulos fuertes en la oración. Quiero que comprendan cuán importante es la salvación de las almas; sepan que ustedes, junto a Mi Hijo, tienen esta tarea en este mundo, en esta humanidad.
Pequeños hijos de Mi Padre, que en este día vuestros corazones estén en lo Alto, y que prevalezca Jesús en vuestras esencias para que encuentren la fe que los fortalezca y les permita dar los pasos seguros hacia el Señor.
Para eso, Hijos Míos, ustedes tienen la llave de la oración, y esa oración del corazón debe expandirse por el mundo así como el amor de vuestros corazones.
Como Reina de la Paz, los invito a ingresar en Mi Reino todos los días porque es necesario que las almas se conviertan, que alcancen la eternidad, y en ustedes existe un potencial precioso de reconversión a través de vuestro amor a Dios.
Queridos hijos, estoy derramando Mi Luz sobre el mundo nuevamente.
Les pido que peregrinen Conmigo orando desde el corazón durante todas las horas de este día, porque no solo Me estarán acompañando en Mi Tarea Maternal, sino que también vuestros corazones estarán unidos a Dios abriendo las Puertas del Cielo a la Tierra a través de vuestra amorosa respuesta a Mis pedidos.
Queridos hijos, que en ustedes se encienda el Fuego del Espíritu Santo para que, unidos al Redentor, alaben a Dios eternamente mientras vuestros corazones están sobre la Tierra.
Queridos Míos, les agradezco, en este día, por estar contestando a este importante llamado a la Redención de la humanidad.
¡Les agradezco!
Mi Espíritu estará en vuestros corazones siempre que lo permitan.
María, Madre de la Divina Concepción de la Trinidad
Queridos hijos:
Recordando el milagro de las Bodas de Caná, hoy les pido que, a través de la oración, vuestros corazones sean convertidos como Jesús convirtió el agua en vino. El misterio de este milagro se encuentra en el amor que ustedes pueden tener delante del Padre.
Por eso, hijos, en este día, acompañen a Jesús en la conversión de la humanidad, la cual necesita de Misericordia y de Perdón.
Queridos hijos, que vuestras vidas reflejen la enseñanza de Jesús en espíritu y en esencia. Que vuestros brazos estén abiertos, libres y preparados para recibir a los que más necesitan de Misericordia.
Pequeños hijos, hoy los estoy llamando a vivir este milagro de las Bodas de Caná en vuestros corazones para que vuestras consciencias vivan el gran ejemplo de conversión que Mi Hijo realizó en nombre del Amor de Dios.
Cuando Jesús convirtió el agua en vino estaba instruyéndonos sobre cómo el Amor de Dios convierte lo impuro en Puro, lo irreparable en Reparable, las faltas en Misericordia, la oscuridad en Luz. Por este motivo, queridos hijos, que hoy vuestra oración sea una nueva conversión de Caná, una demostración del amor que cada uno de ustedes guarda por Dios.
Pero ese amor que guardan debe irradiarse en hermandad para todos, porque así, todos estarán uniéndose a la gran red del amor y de la fraternidad.
Vuestra redención comenzará cuando reconozcáis que sois parte de Dios y que Dios es parte de vosotros, porque en este simple ejercicio estaréis colaborando en la elevación espiritual de la humanidad.
Por eso, es importante orar todos los días, aún más en este tiempo de exigentes cambios en cada uno de Mis hijos. Pero si están bajo la Luz del Espíritu Santo, vuestros corazones recibirán nuevamente la Gracia del Perdón.
Estén en Mi Paz y busquen estar en Mi Paz Maternal.
¡Les agradezco!
Gracias por responder en este día a Mi llamado.
María, Madre de la Divina Concepción de la Trinidad
Como Madre de los cristianos y de los no cristianos, en el nombre de la Luz de Mi Hijo, intento, día a día, retirar a muchas almas del largo desierto interior en el que viven por la falta de fe y de amor en el corazón.
En estos tiempos, queridos hijos, que vuestros corazones sean precursores activos de Mi llamado por la paz y por la salvación de las criaturas.
Queridos hijos, como Madre y Puerta del Cielo, hoy les pido que busquen a Dios dentro de vuestros seres internos, al Amor del Padre, al Espíritu Inmaculado de la Paz, porque ese Espíritu les permitirá crecer y los fortalecerá para las decisiones en la vida, en la mente y en el espíritu de cada uno.
Hoy los estoy llamando a preparar, con consciencia, vuestras moradas para que en poco tiempo, Jesús, el Rey del Universo, el Maestro de los maestros, encuentre reposo en moradas puras y cristalinas donde se pueda derramar Su Absoluta e Insondable Misericordia.
Queridos hijos, el mundo está viviendo grandes pruebas en la fe y en la vida de muchos corazones; por este motivo Yo les pido que coloquen a los millones de hijos que tengo a Mi resguardo en el verdadero ejercicio de vuestras oraciones para que ellos ingresen en la definitiva Ley del Perdón y de la Misericordia.
Como les he dicho, queridos hijos, este es un último ciclo para la confirmación de los corazones delante de los Planes de Dios. La humanidad puede vivir en el nuevo Plan de Dios, Plan que los llevará a permanecer en el verdadero estado de la paz y de la reconciliación.
Hijos Míos, es muy importante mantener encendido el fuego de la oración del corazón, oración que los une con el Sagrado Espíritu Divino de Mi Hijo. Pero para que eso suceda, queridos hijos, vuestros labios solo deben pronunciar palabras de amor y de paz, palabras que broten desde el corazón, palabras que alivien el gran sufrimiento que viven muchas almas solitarias.
Hijos Míos, hoy de nuevo les suplico y les hablo con el inmenso Amor de Mi Inmaculado Corazón, porque como ustedes saben, estos ya son los últimos anuncios que Dios Me envía a transmitir para todos los corazones.
Delante del nuevo tiempo que llegará, hijos Míos, que vuestros corazones, vuestros pensamientos y vuestros sentimientos sean misericordiosos para que dentro de ustedes reine Dios, reine por siempre el Amor de Mi Hijo.
Guarden en ustedes la gratitud para que ella irradie humildad y Misericordia.
Gracias por responder a Mi llamado.
¡Les agradezco!
María, Madre de la Divina Concepción de la Trinidad
En Mis brazos llevo al mundo. En Mi Corazón guardo a la humanidad. En Mi oración socorro a la humanidad y así auxilio a todas las almas. Con Mis ojos contemplo la alegría de algunos corazones y el dolor de los corazones heridos.
Por eso, Mi misión es traer el Cielo a la Tierra a través de las oraciones de Mis soldados. Mis Gracias son derramadas hora a hora, segundo a segundo, sobre este necesitado mundo. Mis manos oran perpetuamente por ustedes. Mi Inmaculado Corazón se eleva hasta el trono celestial de Dios para pedir, como mediadora, por toda la humanidad.
Mientras el tiempo, los cambios y los acontecimientos pasan rápido en la vida de todas las almas, Mi Corazón los quiere llevar hacia un estado profundo de paz. Quiero revelar a Mis pequeños la esencia de la Divina Misericordia de Jesús. Quiero que Mis pequeños aprendan a estar en Mi Hijo sin temer por nada y así caminar en alegría hacia el encuentro con Su Misericordioso Corazón.
Como Madre protejo a los corazones y despierto el poder de la fe para la vida. Como el mañana, traigo la esperanza, la renovación en Jesús, el inicio de un nuevo camino hacia Dios.
Día a día, contemplo que la necesidad de la humanidad aumenta, por eso, desde los Cielos, Dios el Altísimo, Me envía hacia Mis hijos para ayudarlos a encontrar el Amor del Creador.
Pequeñas almas de Dios Padre, hoy como Madre de la Divina Misericordia derramo una vez más el Rayo del Perdón y de la Reparación sobre vuestros corazones. Pero para que vuestras vidas sientan la insondable fuente de la reconciliación, ustedes deben dar el “sí” a Dios, al Padre del Amor y de la Compasión.
Queridos hijos, hoy estoy llamándolos a convertir vuestras vidas en perdón, en paz y en Misericordia eterna para todos.
Hoy estoy llamándolos a hacer algo por esta humanidad, porque ella, por sus propias acciones, se separa de la Paz de Dios.
Hoy estoy llamándolos a reforzar el poder de la oración en vuestras vidas.
Hoy estoy llamándolos al ayuno y a la meditación de los Misterios del Santo Rosario.
Hoy les pido que vuestros corazones se vuelvan misericordiosos y humildes para que Jesús se manifieste en cada uno de Sus discípulos.
Hoy estoy llamándolos a despertar del sueño de esta humanidad.
Hoy estoy llamándolos a ser activos servidores de Dios en vuestro prójimo, en vuestras familias, en vuestros más queridos amigos y en toda la humanidad.
Porque hoy Mi Corazón los llama a estar en Cristo Salvador para que la Gracia de Dios auxilie al mundo.
Hoy los llamo a abrir vuestros ojos a la realidad de la humanidad y a comprometerse con la oración perpetua por todas esas causas que necesitan de la Misericordia del Redentor.
Queridos hijos, hoy les pido que enciendan la Llama del Espíritu Santo en vuestros corazones para que Mi Inmaculada Paz se difunda por el mundo, porque en el final de todo ¡Mi Inmaculado Corazón triunfará!
Gracias por responder a Mi llamado.
María, Madre de la Divina Concepción de la Trinidad
Soy la Señora vestida y rodeada por la Luz del Gran Sol.
Soy el Espíritu Inmaculado guiado por la sabiduría del Espíritu Santo.
Soy la Madre del Universo, soy la Reina de la Paz.
Soy la emanación del Amor, de la Unidad y de la Fe para todos Mis hijos.
Soy el refugio para los que están solos, soy el mañana que despierta en cada una de las vidas.
Soy la Estrella de la Mañana, soy la Aurora que reúne a los rebaños de Cristo.
Soy la Inmaculada Concepción que trae el Consuelo para el desesperado, el Amor para el desposeído, la Fe para el solitario y la Redención para quien se haya negado.
Soy el puente hacia lo Alto, soy la Madre de la Perpetua Oración de Dios.
Soy parte del Verbo Divino, soy el testimonio del Creador.
Soy Su Sierva, soy Su Servidora, soy parte de Su Luz para el mundo.
Queridos hijos, Yo soy la Madre de la Divina Concepción de la Trinidad, Yo soy para ustedes la Nueva Flor, soy el Aroma Sutil de la Fuente de Dios.
Yo soy la Madre del Redentor, soy la Servidora de Cristo.
Soy, para Mis hijos, el manantial que sana las heridas, Yo soy el Bienaventurado e Inmaculado Corazón.
Yo soy la Rosa Mística, soy el Espíritu de la Paz.
Pero Yo seré aún más, sobre este mundo y en el universo, a través de vuestro amor, de vuestra compasión y de vuestra humildad.
Hijos Míos, hoy los invito a ser parte del Gran Espíritu de Dios.
Yo los invito a vivir en el Corazón del Altísimo para que la humildad, la sagrada devoción y la reverencia puedan nacer desde vuestras pequeñísimas almas.
Yo seré en ustedes la Madre de las Gracias. Unidos a Mi Maternidad estarán unidos al Eterno Padre que conduce a cada alma, a cada uno de Mis pequeños hijos.
Queridos hijos, que desde vuestras esencias brote la sabiduría para comprender con el corazón a quien, por Amor y Gracia, los visita mes a mes.
Así como Yo quiero estar con ustedes, Mi Hijo quiere ser parte de vuestros seres.
¿Qué Amor más grande existe sino aquel que nace perpetuamente de Dios?
Queridos hijos, hoy los estoy llamando a contemplar la inmensidad y la magnitud, la grandeza y la expansión universal del Amor de Dios sobre todos los universos.
Queridos hijos, hoy les digo y les recuerdo que cada uno de ustedes es parte de la divina expresión del Amor de Dios porque mediante la oración permitirán, en este tiempo definitorio, que nazca y despierte en ustedes el Amor del Creador.
Hoy solo sean Amor, Amor Divino y Amor Inmaculado.
Hoy, solo sean paz, almas en la Paz de Dios y sirvan a Dios con alegría.
Bienaventurados los humildes y los perseverantes en Mi Hijo, porque ellos encontrarán el Reino de Dios en el corazón.
Yo soy la Madre del Santísimo Corazón del Creador; como parte del Amor Yo los amo y los bendigo en la unidad del Espíritu Santo.
¡Les agradezco!
Gracias por responder a Mi llamado.
María, Madre de la Divina Concepción de la Trinidad
Hijos Míos:
En este tiempo importante recuerden la única Estrella Guía que los ilumina, que los rige, que los ama, que los conduce hacia el Universo Infinito de Dios. Recuerden al Maestro de los maestros. Recuerden en vuestras vidas al Instructor, al Pastor, a la Esencia del Amor de Dios.
¡Hijos Míos, amen a Jesús Cristo, vivan en Jesús Cristo y por Jesús Cristo!
Queridos hijos, hoy los llamo a orar por la paz, paz que es urgente en las esencias y en las almas de todos Mis hijos. Hoy los invito a servir al Creador con el corazón, a donarse a Dios con el corazón y a permanecer en los brazos de Dios, vuestro Omnipresente y Eterno Padre.
Queridos hijos, pequeños hijos, ¡no teman!, ¡por nada teman! Abracen a Jesús. Sientan Su Insondable y Magnificente Corazón de Misericordia. Sostengan vuestra vida bajo Sus Rayos y vigilen en oración por la existencia cada hermano.
Hijos Míos, si ustedes aceptan dar la vida, el alma y la existencia a Cristo, ¿qué perderán?, ¿qué encontrarán en vuestros corazones? Hoy Yo les diré. Queridos hijos, vuestras vidas en Cristo, en Mi Hijo, hallarán el consuelo, el alivio, el amor, la confianza en Dios, la eternidad.
Queridos hijos, como Madre de la Divina Eternidad les pido: ¡confíen!, ¡confíen en Mi Llamado Maternal y Universal! Porque Dios solo Me pide que vuestros corazones estén resplandecientes y consagrados a los pies del Creador.
Mi alma materna busca almas que aspiren a encontrar la paz, el perdón y la redención. Hijos Míos, Mi voz reverbera silenciosamente en vuestros corazones por un solo motivo: vivir en Cristo aguardando Su llegada celestial.
En unión a todos Mis hijos les agradezco por vuestra respuesta a lo largo de este último año.
Gracias por responder a Mi llamado.
María, Madre de la Divina Concepción de la Trinidad
Queridos hijos:
Hoy los llamo a ingresar, a través de vuestros corazones, en la Luz Eterna de Mi Hijo. Hoy los llamo a vivir el atributo de la reverencia y de la devoción al Santísimo Corazón de Jesús.
Queridos hijos, mediante el acto permanente de la oración del corazón podrán aproximarse al Universo del Amor de Dios. Es a través de Cristo que ustedes podrán llegar a Dios, al Cielo, al Universo del Creador.
Cristo, queridos hijos, es la Puerta Celestial que, en este tiempo definitorio, se abre delante de la realidad de todas las almas. Cuando vuestros corazones ingresen al Reino de Jesús Cristo, vuestras vidas podrán ser partícipes de la acción de la caridad y de la donación.
Hijos Míos, en un tiempo que corre rápidamente en la humanidad, Yo los invito a vivenciar el Corazón de Jesús, los invito a formar parte del Corazón de Cristo y de Su amoroso camino redentor.
Queridos hijos de Dios, hoy estoy llamándolos a convertirse en nuevos discípulos de Mi Hijo a través del sincero acto de la oración porque, en la fuerza de la oración y unidos como corazones del Padre auxiliarán, en el nombre de la paz, al planeta y a la humanidad.
Hijos Míos, por este motivo, hoy es el momento de que vuestras consciencias den el “sí” definitivo para la consagración de vuestros corazones al Sagrado Corazón de Mi Hijo.
Como a pequeños niños estoy guiándolos. Como almas estoy elevándolos cerca de Mi Hijo. Como corazones en redención estoy amándolos.
Queridos hijos, acepten con vuestro corazón esta importante invitación a vivir definitivamente en Jesús porque, en Cristo, la vida de muchas almas podrá encontrar un sentido y, así, ustedes hallarán la amorosa Voluntad que Dios tiene para cada uno de Mis hijos.
Queridos hijos, vuestra oración cuenta mucho para que pueda descender la Gracia Celestial. ¡Están a tiempo!
Oren por todos los religiosos.
Gracias por responder a Mi llamado.
María, Madre de la Divina Concepción de la Trinidad
Orando el rosario todos los días, las almas, cada vez más, se pondrán a los pies del Señor. Ellas recibirán el bálsamo de la Misericordia de Mi Hijo y, de esa manera, las faltas más graves les serán perdonadas por el Amor de Dios.
Queridos hijos, por este motivo, hoy nuevamente los llamo a perseverar en el propósito de la oración para que vuestros corazones se distancien de las artimañas del enemigo. Lleven en vuestras vidas un ritmo consecuente con la vida de oración, creen momentos indispensables de oración para que vuestras almas estén presentes en cada momento de la vida.
Cuando Yo los invito a observar un ritmo de oración, estoy llamándolos a mantener una consciente tarea espiritual e interna en este final de los tiempos. Vuestros corazones y vuestras vidas deben sentir sed de oración y de descubrir los Misterios Divinos que la fe despierta en vuestros corazones.
Hijos Míos, para eso, busquen la fuente de vuestra inspiración interior en Jesús, y Su Sagrado Corazón les mostrará el camino correcto hacia la redención y la reconciliación de cada una de vuestras vidas.
Será importante, queridos hijos, mantener constancia en la oración porque eso los preparará para enfrentar los tiempos que llegarán para el planeta.
Mis queridos hijos, hoy los llamo a tener como premisa, este, Mi pedido, que los llevará a comprender dónde se encuentra la esencia victoriosa del amor y del perdón.
Hijos Míos, como Madre Divina, cada vez más, quiero que todos Mis niños sean tenidos en cuenta para la salvación porque sé que todos deberían vivir en la belleza y en la Luz del Amor del Paraíso.
Vuestra sincera oración formará a la Nueva Tierra de Dios.
¡Les agradezco!
Gracias por responder a Mi llamado.
María, Madre de la Divina Concepción de la Trinidad
Contemplen la divina belleza de la Creación
Queridos hijos, que desde ustedes brote la esencia del amor y de la verdad para que vuestros corazones estén abiertos a la esencia de la donación. Hijos Míos, nunca dejen de contemplar el Amor de Dios en vuestros corazones. Abracen la esencia del perdón en su interior para que así se siembre en ustedes el nuevo Espíritu de Amor.
Queridos hijos, nunca bajen los brazos, eleven vuestra aspiración hacia el Infinito, aspiren a vivir en el Reino de Dios y aspiren también a vivir la Reconciliación y la Misericordia de Mi Hijo.
Pequeños hijos, nunca pierdan la alegría de estar en Mí y de vislumbrar en ustedes el poder de Mi Amor Inmaculado. Acepten estar en Mi camino. Vuestras almas reconocen de dónde proviene Mi Corazón Maternal, ellas reconocen Mi presencia antes que vuestras consciencias.
Yo soy la Señora de los Cielos, soy la Rosa Mística, soy la Madre que socorre a los peregrinos y soy el Corazón Inmaculado que se dona a ustedes para amarlos y perdonarlos.
Queridos hijos, Mi voz se anuncia al mundo una vez más para que Mis hijos no pierdan el sendero que lleva a la salvación, al rescate del corazón.
Estoy con ustedes en este camino de peregrinación hacia la eternidad. Que en vuestras vidas no pese el dolor, la amargura ni la desolación; que vuestros corazones, colmados por el Espíritu Santo, reciban la Paz, Paz que viene desde el Universo, Paz que emanan los soles y las estrellas, Paz que irradian todas las galaxias, la Paz que viene del Infinito y que ustedes desconocen.
Desde allí llega a ustedes Mi Corazón Maternal para mostrarles el camino que conduce a una vida humilde y pacífica, un camino hacia el Universo, hacia todo lo que el Padre, Adonai, creó por amor a ustedes y para Su Gloria.
Queridos hijos, ¡glorifiquen a Dios!, ¡amen a Dios!, ¡busquen a Dios en vuestras vidas! porque de esa manera vuestras pequeñas esencias y todas las esencias estarán en el Reino Celestial del Universo.
Más allá de vuestra vida terrena existe la eternidad, el eterno presente, la Omnipresencia de Dios en todos los universos. Por eso, hijos Míos, ¡oren!, ¡oren! y ¡oren! Que vuestros labios no se cansen de orar para que la Misericordia de Cristo auxilie a la humanidad.
Agradezco a todos Mis hijos por el amoroso recibimiento en esta Nación Paraguaya.
Amor y paz para todos.
María, Madre de la Divina Concepción de la Trinidad
Mi Corazón Materno llega a vuestras vidas para aliviarlos de todo dolor, sufrimiento e incomprensión. El Sagrado Corazón de Mi Hijo llega a vuestras vidas para redimirlos y para conducirlos hacia el camino de la salvación.
Queridos hijos, llamando nuevamente a cada una de vuestras vidas, hoy, el Señor les pide que purifiquen vuestros corazones de cualquier sentimiento que no pertenezca a la Luz, porque si así lo hicieran mediante el ejercicio de oración, vuestras almas estarían ayudando a aliviar la gran ira que vive parte de la humanidad. Este es un sentimiento que distancia a los corazones del Único, del amoroso Corazón de Dios.
Por eso, mis pequeños, que sus corazones sean corazones de niños: puros, cristalinos y verdaderos, corazones que, renovados en Jesús, amen nuevamente creando así un puente de paz entre el Cielo y la Tierra, uniendo el Divino Espíritu de Dios con el pequeño espíritu de cada uno de Mis hijos.
Queridos hijos, un camino para que vuestros corazones se curen es imitar al pequeño y Divino Niño Jesús que, con Su pureza e inocencia, fue quien transmitió a la humanidad la esencia del Verdadero Amor. El pequeño Niño Jesús dejó sobre este mundo el Espíritu del Amor de Dios a través de Su entrega por cada uno de ustedes.
Ese es el amor que quiero que Mis hijos cultiven en sus corazones; ese es el amor que emana del Sagrado Corazón constantemente. Es el amor que dona Jesús sin cansarse, amor tan compasivo; Él mismo consagró a cada uno de ustedes a la esencia del Amor de Mi Inmaculado Corazón.
Reitero, hijos Míos, que cuando les hablo de ser como pequeños niños es para que, con esa actitud, purifiquen la ira que se vive en el mundo; si ustedes se renovaran en el espíritu de amor, la humanidad podría recibir la Gracia de la Compasión.
Queridos hijos, como Mediadora, los llamo a orar, a orar por la paz en la mente y en el corazón de cada uno de Mis hijos. Yo estaré, una vez más, agradecida por vuestra correspondencia para con los Planes del Creador.
¡Les agradezco!
Gracias por responder a Mi llamado.
María, Madre de la Divina Concepción de la Trinidad
El mayor sufrimiento que Mi Corazón Maternal observa en esta humanidad es la falta del amor en el corazón. Por eso, queridos hijos, estar en el Amor de Dios, vivir en el Amor de Dios y obrar en el Amor de Dios, es lo que les permitirá, en el final de estos tiempos, hacer florecer la sabiduría en la humanidad.
Queridos hijos, un camino para encontrar el Amor de Dios es abrir vuestros corazones a la oración porque ella es la mediadora, ella es la Luz nueva que está llegando a las consciencias de todos Mis hijos.
Hijos Míos, como Madre, estoy aquí entre ustedes para enseñarles a caminar en el arte de la oración, en la vida de oración que todos Mis pequeños niños necesitan despertar y realizar en estos momentos.
Ustedes cuentan con Mi Hijo Jesús que es la expresión viva de la oración, de la unión perpetua con Dios Creador. Cuando los invito a orar por la paz y por la Luz en la humanidad, Yo los llamo a que vuestros corazones se vuelvan misericordiosos para que imiten el camino de la humildad y de la donación total al Creador.
Queridos hijos, por eso caminen, caminen y no detengan vuestros pasos en la vida de oración, porque así Mi Inmaculado Corazón los acompañará y Dios se servirá de vuestras oraciones.
La Obra de Dios en este tiempo es la redención de todas las almas y la oración que nace del corazón será la gran llave para la salvación de los más humildes y de los más necesitados de paz.
Atiendan a Mi llamado y recuerden que estas son Mis últimas palabras en este ciclo de la humanidad. Preparen vuestros corazones en la constancia a través de la oración.
¡Les agradezco!
Gracias por responder a Mi llamado.
María, Madre de la Divina Concepción de la Trinidad
Gracias por responder a Mi llamado por la paz y por la conversión de los corazones que cada día se distancian del Amor del Creador.
Hijos Míos, ¿saben, en verdad, por qué son Mis queridos hijos?
Porque quiero enseñarles a amar sobre toda circunstancia.
Porque quiero abrir vuestro Templo Interior para la Gloria de Dios.
Porque quiero que abran vuestros ojos a la Luz de Dios.
Porque quiero borrar el conflicto y la falta de paz en todos Mis hijos.
Porque quiero que oren Conmigo y que recuerden cuán importante es unirse en oración.
Porque quiero reconocer vuestros corazones como reconozco, como Madre, el Corazón de Mi Hijo.
Porque quiero que las almas sean una, así como Mi Hijo y Yo somos con Dios.
Son Mis queridos hijos porque Jesús Me confió vuestro camino desde el inicio.
Porque quiero que el mundo sea un Reino de Paz.
Son Mis queridos hijos para que aprendan a perdonar, a reconciliarse y a vivir en el Amor de Dios.
Porque necesito de vuestra sincera respuesta en la oración como en la comunión con Cristo.
Porque quiero consagrar vuestras vidas para que se consagre la humanidad.
Porque quiero que sean humildad en vida para saciar la sed de los que están solos.
Son Mis queridos hijos porque quiero que vivan en la paz, porque en la paz siempre hallarán la Luz y el refugio en el Corazón de Dios.
Porque es necesario liberar las causas del pasado para nacer a la Luz de lo nuevo.
Porque quiero que estén en Dios.
Porque quiero que vivan como almas y se despojen de todo el control.
Son Mis queridos hijos porque quiero revelarles una única verdad, la verdad del amor que los llevará a poder perdonar y así reconciliar vuestros corazones.
Queridos hijos, todas Mis intenciones se unen mediante la oración; ella es el camino que los llevará hacia la Verdad y la Vida que representa Jesús.
Son Mis queridos hijos porque los amo como corazones y como esencias, porque Dios observa la belleza que Él creó en ustedes a través del poder de Su Amor.
Hijos Míos, cuando estén vacíos, Dios los llenará con Su Eterno Amor y vuestra fe se volverá fuerte como el hierro. Nada impedirá que vuestra vida sea alegría aún en las arduas pruebas.
Cuando estén en Dios, nada los separará de Él; porque allí Jesús –Su Bondadoso Corazón– y Mi Materno Corazón estarán con ustedes iluminándoles el camino hacia la Eternidad.
Abran vuestros Templos Internos al Gran Corazón de Dios y estarán confiados perpetuamente.
Yo estoy hoy aquí porque ustedes han orado Conmigo, y esa Gracia ha descendido a través de Mi Llegada Maternal a cada una de vuestras vidas.
Sean valientes y nunca detengan el pulsar del amor en vuestros corazones.
¡Estoy celestialmente agradecida por vuestra peregrinación interior!
Alegría para vuestro día.
María, Madre de la Divina Concepción de la Trinidad
Abracen fuerte el llamado a la conversión que Mi Inmaculado Corazón pronuncia para cada una de vuestras vidas. Reconozcan, queridos hijos, que la conversión se realizará mediante el ejercicio de la oración del corazón. Vivan siempre en la aspiración a una vida dentro de las Leyes del Señor. Que vuestro espíritu y vuestra pequeña alma permanezcan en ese Reino y que nada permita hacerlos descender de él.
Queridos hijos, Mi Voz Maternal los llama mes a mes para recordarles la importancia de la conversión que debe manifestarse en vuestros pensamientos, en vuestros sentimientos y, sobre todo, en vuestra vida esencial. Y eso se iniciará a través del camino de oración.
Yo quiero llevarlos a vivir en la Presencia Divina que se llama Amor en el Corazón. Pequeños Míos, para recibir esa Gracia Celestial del Amor Divino, ustedes deben sentir y actuar en el nombre de ese Amor para que, fortalecidos por la oración, puedan ayudar a muchos de Mis hijos que pierden esa Esencia Primordial de Dios.
Asimismo, queridos hijos, ustedes verán cómo se ve el mundo desde el Universo de Dios y verán también la gran separación que existe entre las almas y Mi Hijo. Él les muestra el camino hacia lo nuevo, lo Sagrado y lo Divino. Por eso, oren y no dejen de orar para ayudar a todos aquellos que necesitan, en este tiempo definitivo, vivir en ese Amor Divino.
Hijos Míos, supliquen, aspiren a vivir en la esencia de ese Amor, entonces, vuestra vida estará en Dios, será reparada, y se borrará cualquier dolor de vuestros corazones.
En alegría, purifiquen sus sentimientos y acepten Mis brazos para que la Luz de Mi Corazón Maternal les ilumine el camino hacia la redención. El Amor de Dios debe ser la premisa de oración para todos Mis hijos porque en ese Amor ustedes hallarán la Paz Celestial.
¡Les agradezco!
Gracias por responder a Mi llamado.
María, Madre de la Divina Concepción de la Trinidad
Con Mis manos unidas en oración y contemplando a cada uno de Mis hijos, hoy los llamo a la reflexión porque, como Madre, quiero que comprendan cuán importante es la preparación de vuestro corazón para el nuevo tiempo que llegará.
Queridos hijos:
Mis manos no se cansan de orar perpetuamente por las necesidades de esta humanidad y por todas las causas que necesitan de una intercesión mayor.
Que vuestra oración se vuelva mediadora entre ustedes y Cristo, Mi Hijo y Dios Todopoderoso; de esa manera y con una actitud reverente aprenderán, Mis queridos hijos, a suplicar a Dios por todo el mundo.
Muchas son las necesidades de piedad, perdón y Misericordia en toda la humanidad mientras pocos son los que abren los oídos del corazón, sin buscar milagros, y escuchan Mi llamado.
A todos Mis hijos les pido que ¡recen!, ¡recen con el corazón!, ¡recen con todo el Amor Verdadero que pueda nacer desde vuestros corazones!
Ahora solo bastará orar, orar y orar para que un poco más de Gracia pueda llegar a todos Mis hijos. Ustedes, Mis pequeñitos, deben ser como estrellas de Luz que vienen en auxilio de la Tierra, que traen la paz y la Luz a los rincones más oscuros del mundo.
En tiempos de cambios muchos prefieren no escuchar; ahora Mi Voz Maternal los llama a abrir vuestros ojos a los anuncios del Cielo.
Queridos hijos, que vuestros grupos de oración sean fuentes de expresión de Mi Amor Materno para cada uno de ustedes, y que ese Amor Divino que ustedes reciben a través de la guía de Mi Inmaculado Corazón pueda extenderse a todas las almas del mundo.
Toda la humanidad debe recibir la Gracia de la salvación, por eso, Mis hijos: ¡oremos sin demora!
¡Les estaré agradecida!
Gracias por responder a Mi llamado.
María, Madre de la Divina Concepción de la Trinidad
Asociación María
Fundada en diciembre de 2012, a pedido de la Virgen María, Asociación María, Madre de la Divina Concepción es una asociación religiosa, sin vínculos con ninguna religión institucionalizada, de carácter filosófico-espiritual, ecuménico, humanitario, benéfico, cultural, que ampara a todas las actividades indicadas a través de la instrucción transmitida por Cristo Jesús, la Virgen María y San José. Leer más