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Queridos hijos:
Abriendo nuevamente Mis brazos misericordiosos y con la oración perpetua entre Mis labios, hoy los invito a vivir Mi mensaje, hoy los invito a considerar cada una de Mis palabras, las que han sido pronunciadas a lo largo de estos últimos meses.
Hijos Míos, si así lo hicieren, ustedes podrán ser instrumentos de Dios, podrán ser el mensaje vivo para cada corazón de este mundo. Esto permitirá que cada una de Mis palabras se siembre en vuestros corazones.
Queridos hijos, sepan que como Intercesora de todas las almas, el mensaje divino que Yo les entrego amorosamente todos los días, es un mensaje de Luz que viene desde el Cielo.
Hijos Míos, hoy quiero que no solo despierten al llamado maternal, sino también que recuerden que cada una de Mis palabras llega a vuestras vidas para traerles el Perdón, la Reconciliación, la Misericordia, el Amor Divino y la Redención en este último tiempo.
Siendo Madre de Jesús, el Gran Sacerdote del Amor, quiero enseñarles a leer los mensajes, quiero enseñarles a meditar Mis mensajes y quiero enseñarles a interiorizar Mis palabras en vuestros corazones.
Queridos hijos, Mi Inmaculado Corazón ya le habló mucho a esta humanidad a lo largo de los siglos. Habló para hacerle recordar que Dios es vuestra única y verdadera aspiración para toda la eternidad.
Pero todavía, Mis pequeños hijos, gran parte de la humanidad está ciega, cierra su propio corazón al don de la vida que representa Mi Hijo y, más aún, acepta poco la Misericordia.
Por eso, queridos hijos, vuestra oración debe ayudar a restaurar todos estos acontecimientos para que vuestros corazones, como mediadores, reciban una Gracia Mayor de Perdón.
Hijos Míos, cuando sientan Mis mensajes, vuestras almas estarán en eterna oración. Mientras el mundo cambia rápidamente y sin detenerse en la reflexión, Mi Inmaculado Corazón se está ofreciendo a cada uno de ustedes para que, unidos en oración, cambiemos en la Gracia de Dios el rumbo de la humanidad.
Queridos hijos, recuerden sentir Mis palabras con el amor de vuestro corazón, permitan que la Luz del Espíritu Santo descienda desde el Infinito Corazón de Dios sobre toda la humanidad.
¡Oremos en este tiempo de emergencia! ¡Oremos por la presencia de la paz!
¡Les agradezco!
Gracias por responder a Mi llamado.
María, Madre de la Divina Concepción de la Trinidad
Los brazos de Dios, el Altísimo, están abiertos para que todos ustedes entren en el puro Corazón de Amor. Con esto quiero decirles que el universo aguarda diariamente la venida de más almas hacia el Reino del Creador.
Hijos Míos, un camino para ese encuentro con el Universo de Dios es la Estrella Luz de Mi Hijo. En Jesús perderán los miedos por consagrar vuestra vida a la Voluntad del Creador.
Muchas almas carecen de la Presencia del Amor de Dios porque colocan en primer lugar la voluntad personal. Mi Hijo les enseña cómo ser partícipes de esa Voluntad Mayor que podrán hallar mediante la oración del corazón. Es a través de la oración que encontrarán la verdadera esencia de la Voluntad de Dios, porque sus corazones están donados al universo durante la oración.
Queridos hijos, hoy les pido que oren por todos aquellos que viven su propia voluntad y que están lejos del verdadero Propósito de Dios, que es la vida eterna a través de Su Amor Misericordioso. El mundo podrá estar mejor cuando acepte que Dios es el Único sendero para la vida de toda alma, porque es en Dios que toda la vida puede ser conducida hacia la Luz.
Hijos Míos, sepan que al mundo le llegó el momento de reconocer la existencia del Creador. Por eso, uno de los motivos de tanta oración es la gran necesidad de salvación en muchos de Mis hijos.
Como Corredentora, les pido que contemplen todos los días el amoroso Corazón de Dios. Cada vez que sus corazones estén en Dios, el mundo estará más salvo.
¡Les agradezco!
Gracias por considerar en vuestra vida Mi llamado.
María, Madre de la Divina Concepción de la Trinidad
Mi Inmaculado Corazón Celestial los guía e ilumina vuestro largo y extenso camino en este mundo.
Queridos hijos:
Con suma reverencia permanezcan durante todo este bendito día del Señor en la esencia infinita de la gratitud. Si sus corazones sienten hoy una sincera gratitud, Mi Materno Corazón podrá ayudarlos por más tiempo, como humanidad.
Vuestro mundo necesita de inmensa e inagotable Misericordia. Por eso, hijos Míos, abran vuestros ojos y vean a Mi Hijo Jesús frente a vosotros. Cristo aguarda, sin espera y sin demora, que vuestros pequeños corazones se aproximen a Él para que vuestras vidas puedan reconocer la grandeza de Su Amor Redentor.
Hijitos Míos, esto es motivo para que vosotros entréis, en confianza, hacia el verdadero universo de la oración, el cual deberán construir día a día en vuestros corazones y en el corazón de todos Mis hijos.
Como el mundo espera por Misericordia, la Misericordia de Dios a través de Cristo, Mi Hijo, Yo los invito a tomar consciencia de vuestra vida aquí en la Tierra y cuánto ella está, en entrega y en amor, colaborando con los Planes de Dios.
Hijos Míos, Mi misión mariana es advertirles que ya no son tiempos normales; es hora de orar con todo el fervor del corazón para así poder ser digno de la venida del Sumo Sacerdote del Amor, de Jesús, vuestro Salvador.
Hijitos, si sus corazones oran y vuestros pensamientos se calman en Mi Presencia Maternal, Yo, como Madre de todos, podré acercarlos cordialmente hasta la eterna presencia del Corazón Divino de Jesús. Vuestras vidas deben ser como la expresión de las rosas en un jardín celestial, porque así, ustedes se volverán dignos de recibir la belleza del Amor de Dios en cada una de vuestras vidas.
Como Mediadora delante de Dios, hoy les traigo, queridos hijos, el urgente llamado a la oración y a la reflexión para que de manera consciente ustedes puedan servir a todos en el nombre de Mi Eterna Paz.
Mi voz se anuncia a cada uno de vuestros corazones; Yo estoy aquí porque los amo y los guío.
Sean como Jesús, imiten el camino de la mansedumbre y de la humildad.
Oremos, solo oremos.
¡Les agradezco!
Gracias por responder a Mi llamado.
María, Madre de la Divina Concepción de la Trinidad
El Amor que Mi Corazón tiene por ustedes es grande e infinito; ese Amor va más allá de sus vidas porque llega hasta lo profundo de vuestras almas. Por eso, queridos hijos, Mi Amor es reparador, es un Amor ardiente, que enciende, anima, renueva y cura profundamente.
El Don de Mi Amor por todas las criaturas es el gran poder del Dios vivo y resplandeciente actuando a través de Mi Inmaculado Corazón. Es un amor que eleva la consciencia para que ella reconozca que es un alma de Dios, una llama de Su Espíritu Divino en la Tierra.
Mi Amor Maternal por ustedes es el mismo que Yo deposité en Jesús cuando niño. Por esto, queridos hijos, Cristo Me entregó por amor a ustedes, para que Yo fuera la Gran Maestra del Amor Salvador. Cristo Me consagró como la Estrella Guía para las almas, como la Intercesora delante de Dios, la Guardiana absoluta de los corazones. Ese es Mi compromiso y Mi misión con todos ustedes: acompañarlos, por amor, hasta la eternidad.
Hijos Míos, hoy los invito a confiar en ese Amor reparador; así vuestros corazones renacerán y desde ellos se borrará todo dolor interior.
Como Madre del Amor les entrego Mi Confianza, pues quiero que solo estén en Mis brazos para que ustedes aprendan a amar y a conocer el Amor Misericordioso de Dios. Todavía están a tiempo, así podrán llegar al Reino de Mi Hijo y vuestros corazones vivirán la Paz.
¡No teman, estoy con ustedes!
¡Les agradezco!
Gracias por responder a Mi llamado.
María, Madre de la Divina Concepción de la Trinidad
La Reina de la Paz quiere hacerles vivir y encontrar la paz, muy necesaria para la vida de todos Mis hijos en el mundo. Con el júbilo de la paz en Mi Corazón Maternal, queridos hijos, Yo los invito a orar para que la Paz del Padre Infinito y Misericordioso pueda llegar a los corazones más distantes de Él.
Hijos Míos, hoy les hablo de nuevo sobre la paz porque es algo esencial que a muchas criaturas les falta, y esa falta de paz viene por la ausencia de la vida de oración. De esta manera, Mi Corazón viene de nuevo al mundo para curar y perdonar los dolores en todos Mis hijos, dolores que no les permiten comenzar a vivir la vida de oración.
Muchos de Mis hijos conocen la vida consagrada y el alimento que la oración proporciona a cada espíritu. Por eso, queridos hijos, el servicio fiel de todos los devotos de Mi Inmaculado Corazón será orar y ayudar a todos aquellos que, absorbidos por este mundo, pierden la Luz del camino, la Presencia de Dios en la vida.
Es importante que sus consciencias estén delante de los acontecimientos del mundo en una actitud amorosa de oración. Mis queridos hijos, es el gran corazón de toda la humanidad que deberá colocar la vida delante del Amor de Dios para que, como pequeñas criaturas, Su Amor Misericordioso y el Espíritu Santo los ayude a caminar hacia la Paz Eterna.
Y después de aquí, de este mundo que debe vivir la conversión del corazón, ustedes, como almas de Dios, deberán llegar en profunda oración hasta el Reino prometido, el Reino de los Cielos.
Abran la Fuente del Amor que Mi Hijo les dejó a cada uno de ustedes, fuente que deberá ser buscada en el interior del corazón.
¡Les agradezco!
Gracias por responder a Mi llamado.
María, Madre de la Divina Concepción de la Trinidad
Queridos hijos:
Que en sus vidas prevalezca la alegría delante de los cambios. Hoy los invito a compenetrarse con el universo de la oración para que aprendan, dentro de esta escuela, a sentir las sagradas palabras de la oración diaria.
Recuerden, queridos hijos, que mientras gran parte del mundo no ora al Dios Celestial, a todos Mis hijos más conscientes les corresponde multiplicar en sus vidas el ejercicio de la oración. De esta manera, Mis pequeños, el mundo podrá cambiar su situación espiritual a través del sabio ejercicio de la oración que cada uno de Mis soldados orantes deberá realizar día a día. Dejen brotar la Fuente inagotable de las Gracias para que sus vidas se vean permeadas por el supremo Amor de Dios.
Hoy, también los invito a recordar la presencia de los Ángeles del Señor sobre esta Tierra. Para eso, la reverencia y el amor por cada uno de Ellos les permitirá mantener una verdadera comunión con Mi Hijo porque, los santos ángeles, en su obediencia, también los conducirán hasta el Corazón del Cristo Vivo.
Por eso, queridos hijos, abracen a través del poder de la oración la llama de la paz eterna que los ángeles traen a la Tierra. Cada ángel tiene la misión de conducir a la humanidad hacia la Redención.
Hijos Míos, lleven en sus corazones la presencia de Mi Corazón para que puedan reconocer a Dios Padre en cada uno de ustedes.
Gracias por responder a Mi llamado.
Luz para la vida de Mis hijos.
María, Madre de la Divina Concepción de la Trinidad
Queridos hijos:
Eleven sus miradas hacia Dios para que a través de Mi Inmaculado Corazón puedan encontrar el Propósito Divino. El mundo pide auxilio para la Redención. Por eso, queridos hijos, despierten la llama de la oración en sus corazones. Así construirán el camino para la conversión de todas las almas.
Mis amados hijos, Yo los busco para que vivan constantemente en el Amor de Dios, y es en ese Amor del Padre que sus corazones podrán elevar la consciencia en nombre de la humanidad.
Queridos hijos, Yo los aguardo en oración para que juntos caminemos hacia los Cielos del Señor. Allí descubrirán las llaves de la paz y del amor. Por ello, queridos hijos, Yo Me presento diariamente a ustedes para que crezcan como almas y como un único corazón, el cual puede irradiar un Mayor y Puro Amor necesario para muchas criaturas.
Sus oraciones no solo deben ser un diálogo constante con Dios, sino que ellas deben responder a la emergencia de las almas y del propio mundo que aguarda la hora de Su Misericordia.
Para eso, hijos amados, preparen cada día de oración como un día único de comunión con el Padre Celestial. Vuelvan sus ojos hacia los Cielos para que la Gracia Divina e Insondable sea la solución para muchas almas.
Queridos hijos, busquen estar en Dios y en el Padre Divino, así podrán hallar la Luz para cada momento interior. Lleven en sus corazones la llama de la paz para que a través del amor ella se difunda por el mundo del mismo modo que lo hace la Luz.
Gracias por responder a Mi llamado.
Paz para todos Mis hijos.
María, Madre de la Divina Concepción de la Trinidad
Mis soldados de la oración y Mis soldados de la paz:
Hoy los invito a entrar en Mi Manto de Amor y de Protección para que sus almas en oración preparen el corazón para lo bueno y lo nuevo.
Queridos hijos, hoy los llamo a estar bajo la Misericordia de Mi Hijo para que sus corazones reconozcan por entero el Amor que Él les tiene. También hoy, mediten en la compasión que cada uno de ustedes debe irradiar al prójimo. Esta compasión será una fuente de amor del corazón y debe traspasarlos hasta arrebatarlos como el Amor de Mi Hijo.
Así, serán pequeños corazones que caminarán en la fe y en la esperanza por un nuevo mundo lleno de paz. Para que las almas cambien y se consagren a Cristo, ellas deben convertir sus sentimientos en algo puro y cristalino. Si cada corazón emanara en verdad un sentimiento de Amor Puro, eso, simplemente, ayudaría en la liberación y en el rescate de muchas almas necesitadas de Dios.
Mi Inmaculado Corazón, mes a mes los va puliendo para que cada nuevo día sus corazones iluminen un poco más al mundo, porque la mayoría de los corazones viven sin el Amor de Dios. Como Yo quiero llegar a todos Mis hijos en el mundo, ustedes deben ser instrumentos vivos en la oración para que las Gracias Prometidas puedan de nuevo dar vida a muchas almas que están perdidas.
Por eso, queridos hijos, es muy válida la transformación de la vida y del corazón de cada uno de ustedes; así estarán ofrendándose como flores para Dios, y el Señor, en Su inmenso Amor, podrá intervenir con Su Paz sobre todo el mundo. Cada cambio en la vida debe acontecer a través del Amor de Mi Divino Padre y bajo el resguardo de Sus Santas Manos; así estarán recorriendo un camino lleno de paz para que acontezcan los cambios simples.
La necesidad verdadera de cada corazón es redimirse y comenzar a amar de forma pura y amplia para que todas las consciencias puedan ser permeadas por el Amor Divino y Mayor. Para que el mundo pueda renacer, todos los corazones, como humanidad, deben hacer del ejercicio de la oración un acto de reparación y de Misericordia para la vida de cada alma.
Vivan en la esperanza de la Divina Misericordia; si así lo viven en el corazón, se transformarán, y el mundo nuevamente será libre y estará aliviado de las cargas que soporta. La Luz generada por cada oración construye el puente entre los hombres y la fraternidad.
Yo estoy entre ustedes para que aprendan a vivir del Amor de Dios. Así las vidas se renovarán porque estarán dentro del Amor Universal de Dios Padre.
¡Ánimo y esperanza hasta la eternidad!
Los guía,
María, Madre de la Divina Concepción de la Trinidad
Queridos hijos:
Recuerden con humildad que Yo soy la Madre Universal de todos sus corazones y que comparto en especial el camino con ustedes a través de la oración.
En estos tiempos, encontrarán fuerza y amparo para cada una de sus vidas en el espíritu de la oración que los llevará por el correcto camino al encuentro con Mi Hijo, el Redentor de almas. Por eso, hoy Yo los invito a reencontrar el Corazón Bondadoso de Mi Hijo en la oración. Así podrán sentir las Misericordias que serán derramadas desde Su Amadísimo Corazón sobre cada uno de ustedes.
Queridos hijos, mientras muchas almas caminan en la desesperación por la falta de Luz y de Paz, Yo los llamo a la conversión mediante la oración. Los necesito, como siervos fieles a Mi llamado, porque cada momento de oración podrá salvar un alma que está perdida.
Mis pequeños hijos, el mundo está en el ápice de su propia prueba y el tiempo de las abundancias humanas está acabando. Si las almas no se convierten por Mi llamado a la paz y a la conversión del corazón, ¿qué más podrán hacer los Cielos?
Dios Padre los ama profundamente y los contempla desde las Alturas.
Queridos hijos, el mundo está en emergencia como Tierra y por las almas que viven sobre él. Por eso, no pierdan ni un momento de la vida sin estar colmados por el fuego de la oración. Yo quiero hacerles reconocer la nueva venida del Espíritu Santo que tocará a algunos corazones.
Las almas necesitan de la oración de todos ustedes para que ellas tengan ánimo de orar, necesitan de un Amor Divino y sincero para que vuelvan a confiar. El mundo también necesita de oración para que la Misericordia sea una realidad para todos los corazones.
Amados hijos, Yo soy verdadera con cada uno de sus corazones. Este es Mi último llamado a la consciencia. Dios Me ha concedido la Gracia de la Fe para todos aquellos que Me escuchen. Podrán sentirme en lo profundo de sus corazones. Allí Yo estaré.
Gracias por responder a Mi llamado.
Paz para todos. ¡Paz!
María, Madre de la Divina Concepción de la Trinidad
Queridos hijos:
En las grandes batallas la oración vence a través del amor que cada alma vierte desde su interior por las otras almas.
Pequeños Míos, hoy los invito a orar con sinceridad por la restauración de todas las almas que, por los impulsos de la vida terrena, se sumergieron en el camino de las festividades. Yo los llamo hoy a la oración reparadora por todos los corazones que sin saberlo perdieron el brillo de la llama que los unía a Dios Creador.
Por eso, Mis pequeños, para aliviar el dolor de las almas que se distanciaron de su verdadero Padre del Amor, Yo los llamo a colaborar en humildad con todas ellas a través de la unión de ustedes con los Cielos en el ejercicio diario de la oración.
Muchos corazones en este día se sentirán distanciados de todo y no podrán comprender el porqué. Por eso, Mis pequeños niños, a ustedes, que por Gracia han conocido el poder de la oración, los llamo a ejercitar el amor en el corazón por todos los hermanos que en estas festividades mundiales son engañados por el falso amor.
Para conocer el Amor Divino debemos orar y, así, las almas tibias podrán fortalecerse en esta última hora en el mundo. Mi Bendita Misericordia está siendo derramada sobre todos los corazones pero, ahora, Mi Inmaculado Corazón necesita de verdaderos misioneros de la oración.
Con los orantes en el mundo, el planeta se consagrará a Mi Inmaculado Corazón después que todo acontezca entre los hombres y los pueblos. Pero si no hay verdaderos corazones donados a la oración, al mundo le costará mucho rendirse a los pies del Supremo Dios. La humanidad, en cada pequeño corazón, está siendo llamada por Mi Inmaculado Corazón a consagrarse a Dios en la oración redentora.
Aún queda mucho por aprender en este mundo, pero Mi Corazón prepara a los corazones para el tiempo final. Estoy en cada uno de ustedes contemplándolos y amándolos como la Madre de la Paz. Es necesario, Mis pequeños, que todos conozcan el Reino de la Paz para así reconocer que la Luz de Dios está cerca de cada alma que la busque.
Dios los ama. Dios los quiere redimir. Dios espera que cada corazón se rinda delante de Su Amor Misericordioso. Aún es tiempo de que todos los corazones se conviertan . El Cielo está abriendo las puertas para los que, incluso sin comprenderlo, aspiran a su propia rehabilitación. El Divino Señor los aguarda para la cena de comunión con Su Santísimo Corazón.
Los contempla desde el Corazón,
María, Madre de la Divina Concepción de la Trinidad
Queridos hijos:
Si sus corazones supieran cuánto Yo los amo, de ellos brotaría un inmenso gozo y alegría.
Hoy los llamo, Mis queridos, a vivir del fruto de la oración: una oración que transforme la vida como atributo para Dios; una oración que ilumine la vida como una llama para Dios; una oración que establezca Mi Paz en la vida e irradie amor al corazón.
Por eso, Mis pequeños, cada oración debe ser verdadera y humilde para que ella dé frutos en la vida. Si oran Conmigo conocerán la Luz interior del Reino de los Cielos. Así, Mis pequeños, el mundo se convertirá y se consagrará a Mi Inmaculado Corazón cuando más almas, en simplicidad y en amor por el Todo, oren por la paz.
Un mundo sin paz es un mundo sin reino y sin amor. Por eso, Mis hijos, Yo vengo al encuentro de todos los corazones que escuchan Mi llamado día a día y hacia los corazones que despiertan con Mi voz de la paz.
Quiero traer hacia cada una de sus vidas Mi regocijo de amor por el Señor, y que sus pequeños corazones aprendan del Amor Divino para que este sea esparcido a los corazones dolientes y dormidos. Mi Amor Maternal es para todos. Mi Manto de Protección está abierto para todos. Mi Corazón Inmaculado está entregado y donado para todos.
Ustedes, Mis pequeños: ¿aceptan Mi Misericordioso Corazón?
Estoy en la hora de anunciarles el Reinado de Mi Paz a más corazones, que deberán conocerlo. Así muchos de Mis hijos saldrán del caos del mundo y despertarán en la Luz de Mi Corazón Divinizado. Yo los aguardo a diario en oración.
Gracias por responder a Mi llamado.
Los conduce por la paz,
María, Madre de la Divina Concepción de la Trinidad
Queridos Míos:
El Señor tiene predilección por todos los corazones, más aún, por aquellos que aceptan Su Inmenso y Glorificado Amor.
Hoy los llamo a permanecer en la gloria del Señor para alabarlo y honrarlo por Sus buenas obras. Él nos ha dado la vida y la existencia. Él ha irradiado Nuestros Corazones con Su Gracia Infinita. Él nos ama y quiere irradiar a cada alma el Reino de Su Amor.
Por eso, Mis pequeños, la primera lección del discípulo es la gratitud del corazón para así poder aprender a amar a todas las criaturas.
Hoy les dono Mi Amor Inmaculado para que sus corazones reconozcan a Dios, tanto en las obras, en el Amor, en la Luz como en la instrucción. Sus ojos permanecerán más luminosos y alegres cuando el Señor les envíe Su Gloria.
Para eso, debemos orar diariamente por amor a todas las almas que han visto a Dios, pero que no Lo han escuchado. Hoy vayamos, Mis queridos, al Rescate y a la Redención de todos los corazones que se pierden sin percibirlo. Les pido que permitan que brote la Fuente de la Misericordia para todos los corazones caídos.
El Señor mucho ya les ha dado, ahora es el momento y la hora de la eterna donación. Así conocerán el ministerio prodigioso de la caridad. Así conocerán a Dios en todas las criaturas. Así podrán ver la expansión del Amor Divino en los corazones.
Los ama sin condiciones,
María, Madre de la Divina Concepción de la Trinidad
Asociación María
Fundada en diciembre de 2012, a pedido de la Virgen María, Asociación María, Madre de la Divina Concepción es una asociación religiosa, sin vínculos con ninguna religión institucionalizada, de carácter filosófico-espiritual, ecuménico, humanitario, benéfico, cultural, que ampara a todas las actividades indicadas a través de la instrucción transmitida por Cristo Jesús, la Virgen María y San José. Leer más