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Tu oración es escuchada en el Cielo y es valorada por el Señor.
Si la oración fuese realizada con sincero esfuerzo y dedicación, aun mayor será el resultado de la misma.
La oración es neutra, pacífica e inmutable. Ella se potencia a través del corazón que la pronuncia con fervor.
La oración es un amparo contra toda adversidad y contra todo peligro.
Por la oración las almas encuentran el camino de la Luz, y ella atrae del Universo todos los atributos de Dios.
Vivir en oración es como estar bajo la lluvia, porque la oración derrama muchas gracias y actúa como un bálsamo de perdón en los corazones que la adoptan como instrumento de elevación de la consciencia.
La oración es capaz tanto de detener un desastre de la naturaleza, como de reconstruir el campo espiritual de una situación o de un ser.
Si la oración fuese verdaderamente considerada, no permitiría la acción personalista de los gobiernos ni que las crisis se establezcan en las naciones.
Por la oración las almas encuentran un refugio especial en el Corazón de Dios, y en la oración la consciencia está protegida en estos tiempos críticos.
Aún los poderes de la oración no fueron descubiertos por la humanidad.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
A los soldados de la oración: la Red-Luz Planetaria - Parte II
Que hoy, llevando sobre su pecho la estrella de la paz, se confirme su existencia y así se revele el misterio de su origen.
Descubriendo el sentido oculto y la razón de su venida a la Tierra, que sus corazones se pacifiquen en Cristo para que en ustedes se cumpla el Divino Propósito.
Hijos, ahora que llevan sobre su pecho el símbolo sagrado del Corazón del Redentor, que sus brazos se mantengan abiertos para recibir y acoger cualquier necesidad y que, en esa apertura incondicional y con esa respuesta inmediata, ustedes puedan reconocer la acción de la Divina Providencia.
Este es el tiempo en que la nueva Red-Luz, con todo el conocimiento recibido, abrirá las puertas de su mundo interior para acoger la grave situación planetaria y la vivirá como parte de sí para poder aliviarla, así como la Jerarquía, de tiempo en tiempo, alivia al planeta.
Ser parte de la nueva Red-Luz no significa ser impulsado por emociones ni por metas propias. Es decir "sí" a la Jerarquía bajo cualquier circunstancia o situación para poder ir más allá de las apariencias, para poder penetrar con la consciencia el sentido del Propósito.
Por esa razón, hijos Míos, llevar en su pecho el símbolo de su redención es abrir las puertas del corazón para aprender a acoger la Divina Gracia y vivir en la Misericordia de Dios, a pesar de la situación precaria de la humanidad.
Un misionero Red-Luz tiene claro y presente en su consciencia que no será su persona humana la que actuará o servirá, sino que ella dará espacio para que el alma, y lo que está más allá de ella y proviene de Dios, sea la que conduzca el propósito personal de cada ser.
Llevar estampado sobre el pecho el símbolo de la nueva Red-Luz es enviar un mensaje al Universo de una verdadera y profunda adhesión al Plan; es comprender, aceptar y acoger las necesidades del Propósito, y es esforzarse sinceramente para que esas necesidades se cumplan. Porque un misionero de la Red-Luz ya es consciente de que cada pedido de la Divinidad no se remite a una situación o a una persona; él sabe que cada pedido deberá realizarse y cumplirse para que acontecimientos próximos que podrían suceder no afecten a la humanidad ni a los Reinos de la Naturaleza.
El misionero Red-Luz reconoce ahora la importancia primordial de permanecer en sintonía con la Jerarquía para que su camino, su vida y su consciencia sean conducidos y protegidos por un sendero seguro.
Quien lleve estampado el sagrado símbolo de la Confraternidad sabrá que estará formando parte de una Hermandad infinita, de una Misión amplia y que cumplirá, como deber, la parte que le corresponde con alegría y con la certeza de que, más allá de todo, se cumplirá el Plan de Amor en la humanidad.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Qué es representar a la Jerarquía Espiritual sobre la Tierra
Queridos hijos:
A lo largo de toda la evolución de la Creación, como la de los seres humanos, siempre existió la Ley de la Jerarquía.
El Creador, al multiplicarse, se manifestó en el Padre, en el Hijo y en el Espíritu Santo que, a pesar de ser Uno solo y de nunca haber perdido esa unidad espiritual y divina, representan el primer grado de la Jerarquía en la Creación de Dios.
Cada uno de los Aspectos de Dios fue responsable de emanar diferentes aspectos de la vida: las dimensiones, los arcángeles, los planetas, los espacios en donde la vida se expresa. Y, así, desde la Consciencia Divina hasta la manifestación material de la vida, de la cual forman parte los seres humanos, todo se crea, se manifiesta, se expresa y se vive según la Ley de la Jerarquía.
Esta Ley se diseña en el Universo, como en la Tierra, no por grados de superioridad como la conocen por sus definiciones humanas; tampoco es por sus destrezas que los seres están en niveles más elevados de la consciencia jerárquica. Es por los grados de amor, hijos, de entrega y de donación de sí que un ser es conducido a representar y a guiar a muchos más.
En el Cielo, como en los niveles invisibles de la Tierra, adonde solo sus corazones pueden llegar, existen lo que llamamos Jerarquías, que son aquellas consciencias que, a lo largo de su evolución, siguieron las directrices de la Voluntad y del Plan de Dios, y que, en la escala evolutiva de la Creación, están recorriendo el camino para retornar al Corazón del Padre; seres que rindieron su voluntad a la Voluntad de Dios y que viven más allá de las dimensiones materiales para representar la Voluntad Divina.
Su pensamiento es uno con el Pensamiento del Padre, su espíritu es uno con el Espíritu de Dios, su amor es una prolongación del Amor mayor del Hijo de Dios y así son dignos de representar al Creador en las diferentes escalas de la vida.
La Tierra fue pensada y creada por Dios para renovar Su Amor, para renovar Su Creación y así elevar la vida a un grado de Amor mayor.
Para que esto suceda, aquí debe haber consciencias que amen la Ley de la Jerarquía y que, por sus grados de amor y de entrega, puedan ser dignas de ser llamadas de Tercer Orden de la Hermandad de Dios.
Esto significa, hijos Míos, que no solo en los niveles invisibles debe haber consciencias que respondan a la Voluntad Divina y la representen.
También en la Tierra, las consciencias se deben adherir a la Voluntad del Creador, deben abrazar el propósito de vivir Su Amor y de ser prolongaciones vivas y conscientes de Su Presencia.
De esta forma, podrán participar de la Jerarquía que conduce a las criaturas al retorno a su origen. Y con grados de amor y de entrega es como eso se construye, con la rendición de sus vidas a un propósito mayor es que comienzan a construir lo que les digo.
Hoy llamo a todos Mis hijos de la Red-Luz Planetaria y a todos los que aspiran a retornar a Dios para que den un paso más en su entrega, elevando sus metas y aspiraciones, elevando el propósito de sus vidas para que aspiren a ser parte de la Jerarquía, prolongaciones de la Voluntad Divina sobre la Tierra y que así auxilien aún más conscientemente en el cumplimiento de los Planes de Dios.
Mediten en Mis palabras, hijos Míos, y aspiren ardientemente a vivir el amor cada día más, con transparencia y sinceridad, para que sean dignos de formar parte del Tercer Orden de la Hermandad de Dios, de Su Jerarquía sobre la Tierra.
Yo los amo y los bendigo hoy y siempre.
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Cuando no hablo es porque algo muy difícil está sucediendo. Mi silencio es porque el mundo no me quiere escuchar y esto va más allá de este lugar. Habló de los que no escuchan de verdad al Corazón de la Jerarquía y omiten todo el tiempo la Voluntad de Dios.
Pero con Mis ejércitos sostendré al planeta y podré darle al mundo lo que él no merecería. Por eso estoy aquí como su Abogada, como su Intercesora y Mediadora.
Tal vez no comprendan lo que les estoy diciendo, pero acojan Mis Palabras en el corazón y oren con más fervor aún para que Dios derrame Su Misericordia y no Su Justicia.
Todo lo que han hecho hasta ahora tiene un valor incalculable. Todo lo que oraron hasta ahora fue contemplado por el Padre Creador y eso va más allá de la vida material. Por eso, acojan Mis Palabras en el corazón por más que no las comprendan.
El tercer secreto de Fátima se está aproximando y lo que hasta hoy la iglesia no anunció, desobedeciendo Mi pedido, será mostrado al mundo entero de una manera inesperada para todos.
Cuando Dios envía una advertencia al mundo, como fue en Fátima, tiene una razón profundamente espiritual y desconocida para el hombre. No existe iglesia ni nación que la pueda impedir. Por eso, la confianza fue volcada en los pequeños pastores porque en almas tan puras se reveló la Presencia de Dios y Su mensaje. Pero el mundo decidió, en su mayoría, aprender a través del sufrimiento y generar sufrimiento a los demás.
La copa se está rebasando y la Sangre de Mi Hijo, que fue derramada por todos, deberá ser justificada por los orantes del mundo con su fidelidad y su absoluta incondicionalidad al pedido de Dios.
Con todo esto quiero decirles, hijos Míos, que no vengo a impartir ningún temor a sus mundos internos, sino un llamado de atención ante los acontecimientos que hoy vive el mundo y en los cuales la humanidad está sumergida completamente, en especial los más inocentes.
Que sus corazones no sean tocados por la ira, por la indiferencia, por la frustración. Que sus corazones, que principalmente sus vidas sean un ejemplo de oración, de constancia y de fe, por lo que ha de llegar al mundo en poco tiempo.
Muchos se arrepentirán por no haber escuchado y, como fue escrito en la Sagrada Biblia, muchos golpearán sus pechos clamando a Dios por una oportunidad.
Por eso, antes de ese acontecimiento vino la luna roja y la humanidad entera la pudo ver. No era un acontecimiento bonito o hermoso. Era el anuncio, el advenimiento y la preparación de la humanidad para las próximas señales que se revelarán en este ciclo.
El último sello del Apocalipsis ya está abierto. La guerra de todos contra todos no cesará. Por eso, nuevos mártires vendrán y no surgirán de la iglesia, sino entre los más inocentes, los que testimoniarán, hasta el fin de sus vidas, la Presencia de Cristo sin que nada les haga cambiar su fe y su credo.
Pero no piensen en lo que ellos sufrirán, sino piensen en lo que la humanidad aún no ha alcanzado y que para el mundo ya no es necesario derramar más sangre, así como hoy lo hacen algunas naciones del mundo, haciendo caer la injusticia sobre los inocentes, sobre los más pobres entre los pobres.
Por eso, su fe deberá redoblarse. Su entusiasmo en el compromiso deberá ampliarse y su fidelidad y obediencia deberá establecerse. Porque a pesar de que la tierra tiemble, su equilibrio deberá ser intocable, inalterable e irrefutable. Nada los deberá mover del lugar que han conquistado en el corazón de la Jerarquía.
Pero por otro lado, hijos míos, no todo será desgracia para la humanidad. Deberán volver a ver a los Cristos que una vez estuvieron con Mi Hijo y que en este tiempo final despertarán para que, finalmente, expresen su tarea y la concreción de su propósito.
La llama de Cristo en cada corazón humano resplandecerá y en el momento más agudo de la transición de la Tierra, las tribus con sus diferentes linajes, escuelas y experiencias se reunirán para ofrecerle a Dios un único camino y una única meta, que es alcanzar la Nueva Humanidad.
Es tiempo de crecer, hijos míos, de madurar en el conocimiento y de saber, profundamente, que su participación en el Plan de Dios tiene un propósito y una meta que sus vidas no podrán alterar.
De su adhesión y de la entrega de sus voluntades a la Voluntad Mayor dependerá la salvación de la humanidad. Para eso, nunca les deberá faltar ni la sabiduría ni el discernimiento, ni la atención ni la vigilancia ante los acontecimientos del mundo.
Hoy, una espada de la humanidad atraviesa Mi Corazón. Es una espada más dolorosa que la que recibí una vez, cuando supe de la entrega definitiva de Mi Hijo.
Sigan rezando por las naciones porque si las naciones no están bien, nada estará bien. Ustedes deben llegar con sus oraciones al Cielo, tocar el Corazón del Padre Celestial y consolar Su Espíritu por tantas ofensas recibidas.
Que se construya en ustedes el espíritu sagrado de la compasión. Porque será la Divina Compasión el atributo fundamental de este tiempo, para ver y participar de lo que se verá en el mundo, aunque no esté dentro del Plan de Dios. Porque la mayoría de los acontecimientos del mundo son generados por los hombres y no por el Cielo, por la falta de filiación con Dios y de comunión con lo Alto.
Pero ustedes, que han conquistado el Cristo interno, hagan valer esa preciosa Presencia por todos los que no valoran, en sí mismos, la Presencia del Cristo interior.
En honor al Nacimiento, la Pasión, la Muerte y la Resurrección de Mi Hijo, vengo a pedirles que durante nueve días, antes del comienzo de la Semana Santa, recen el Orandio de la Pasión y de la Transfiguración de Jesús para que los Cielos sean colmados por sus oraciones, a fin de que Dios tenga piedad del mundo entero y Su ira sea calmada por los coros angélicos que hoy me acompañan.
Si el mundo entero asume este trabajo de oración, verdaderamente, en vísperas de la Semana Santa, si reza con fervor y devoción Yo vendré a pedirle al mundo una vez más la consagración a Mi materno e Inmaculado Corazón para que las naciones que se dicen ser poderosas ante Dios, por intermedio de Mi Gracia, alcancen la penitencia y el arrepentimiento total de sus faltas.
Eso evitará, hijos Míos, que de una forma sorprendente e inesperada, el Ángel de la Justicia de Dios descienda a la Tierra y por orden del Altísimo y Todopoderoso derrame el poder del Trono de Dios con una potencia mayor de cientos de rayos y truenos.
Si sus oraciones llegaran al Cielo durante esos nueve días, su Abogada y Madre podrá interceder, al menos, por la cuarta parte de la humanidad porque el resto ya se definió.
Nuestra Señora bajó Su rostro y cerró Sus ojos, la acompañamos, la sentimos y la contemplamos en nuestro corazón. La apoyamos y oramos interiormente ante Su Presencia.
Mi silencio viene a pedirle lo imposible al mundo. Así como lo pedí en Fátima vengo a pedirles a ustedes que, a pesar de los acontecimientos, definitivamente se comprometan Conmigo a rezar el Rosario todos los días. Esta vez no solo por la paz, sino también por la intervención de su Divina y grandiosa Señora ante la autoridad del Padre Celestial y de todos Sus ángeles.
Los Hijos de María que hoy se consagrarán se pueden colocar de pie en donde están.
Hijos amados, nunca despreciaré sus aspiraciones. Consuelen Mi Corazón todos los días con sus ejemplos de paz, de amor y de oración por el mundo.
Hoy, no podré atenderlos directamente, pero sepan que Mi Espíritu puro e inmaculado, Espíritu que proviene de Dios y de Su Fuente, hoy está sobre sus almas para consagrarlos.
Hoy, la Madre de Dios no puede impartir Gracias, Dios no lo ha permitido, pero no es por ustedes, sino por el mundo.
La luz de Mi Corazón siempre apelará a guiarlos. Sigan Mis pasos de Sierva y de Peregrina. Yo los bendigo y los amo.
Las flores de este altar las llevarán consigo como testimonio de Mi Amor por ustedes y por sus familias.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
Piedad, ven aquí.
Hoy, te estoy llamando como en otros tiempos, hija Mía, para que me ayudes a interceder ante Dios, nuestro Padre Creador, y para que, a través de tu devoción a Mi materno e Inmaculado Corazón, puedas suplicar por medio del Ave María cantada a los Tronos del Padre para que Él escuche la voz de Su Sierva. Con esta canción y esta súplica daré por finalizada hoy Mi tarea. Los espero el 8 de mayo en Fátima para que ese Reino de Amor, de Paz y de Luz imparta su intervención en el mundo. Que así sea.
Canción: Ave María.
A Mis queridos hijos de la Red-Luz Planetaria - Parte I
Hijos:
Ahora que ya llevan estampado sobre su pecho el símbolo espiritual de la Confraternidad, de la Hermandad y del amor entre los seres, que sus almas se animen definitivamente a dar ese último y gran paso hacia el camino del apostolado de Cristo.
Que esa estrella que confirma en ustedes la existencia de la Misión y de su realización en cualquier parte de la Tierra, sea el impulso de luz que los coloque abnegadamente en el servicio por los demás y por los Reinos de la Naturaleza.
Que el Corazón Sagrado de Mi Hijo, Su Llama de Fuego y Su Santa Cruz los impulsen en este ciclo a siempre decir "sí" y a abandonar cualquier indicio de tibieza.
Ahora es el tiempo de la presentación de los apóstoles y de los misioneros que construirán el Plan de Dios; primero dentro de sí, por medio de la oración, del servicio, de la instrucción y de la cura para después construirlo y compartirlo con el resto de la humanidad.
Ahora es el tiempo de que más estrellas de luz se enciendan en el firmamento y pasen a formar parte de la nueva Red-Luz Planetaria, la que, a pesar de las circunstancias o de los acontecimientos, defenderá de sí misma cualquier acto de desobediencia para que finalmente se viva la unidad con el Plan Divino y la Suprema Jerarquía.
Hijos Míos, el camino de la redención está abierto por medio del servicio y del testimonio que sus corazones pueden vivir en la unión perfecta con la Jerarquía.
Que ese nuevo símbolo que hoy llevan en su pecho sea reverenciado, valorado y amado de la misma forma que recibirían en sus casas la presencia de la Jerarquía.
En verdad, hijos, será la Jerarquía Espiritual la que en este nuevo ciclo querrá gobernarlos y guiarlos para que más y más consciencias sean retiradas del sistema mundial y de la ilusión planetaria.
La Jerarquía espera que la mayoría de las almas pueda aprender a vivir en una hermandad que es divina, humilde, poderosa e incondicional en su entrega, en su servicio y en su constante e infinita donación.
Todos los que hoy llevan en su pecho el símbolo sagrado de la nueva Red-Luz estarán diciéndole al Universo que aceptan el despertar de la consciencia, la trascendencia de todo sufrimiento a través del amor y la confirmación constante de aspirar a pertenecer, algún día, al Plan Divino de la segunda venida de Cristo.
Ese es el símbolo de la paz, es el impulso que los convoca a la prontitud y a la entrega absoluta de sí para que, a partir de ahora, esté sobre ustedes la Mano de Dios y la Llama de Su Divina Gracia, la que los iluminará en estos tiempos de oscuridad.
Que se enciendan en ustedes el sagrado compromiso y la ardiente aspiración de ser dignos hijos de Dios.
Buen comienzo para todos Mis hijos misioneros de la Red-Luz.
Que la luz interior de cada ser llegue al mundo entero.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Mis hijos, los quiero mucho y solo deseo el bien para todos.
Mis hijos, Yo los tengo en Mis brazos, los coloco sobre Mi pecho para que sientan el latir del Corazón de su Madre Celestial.
Mis hijos amados, no teman, no se perturben, no se amedrenten. Mi Corazón triunfará, y él triunfará en ustedes, trayéndoles la paz y la fortaleza que tanto necesitan.
Mis hijos, son tiempos difíciles, en los que verdaderos y pocos soldados de Cristo dan la vida por el prójimo, por la humanidad y por el planeta.
Hijos queridos, Dios contempla todo lo que le ofrecen. Él les entrega Sus Tesoros y los coloca dentro del Reino Celestial de Su protección.
Mis hijos, estos momentos son durísimos, pero son tiempos de dar grandes pasos en dirección a Mi Hijo, a Su Corazón, a Su Verdad.
Sosténganse en Mí. Yo los reparo y los cuido de los lobos feroces de estos tiempos.
Sigan orando Conmigo. Sigan Mis pasos de servicio y de humildad.
Al final, Mi Hijo regresará. Y Él regresará entre ustedes.
¡Les agradezco por tanto esfuerzo!
Los bendigo en la poderosa Luz de Dios,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Queridos hijos:
Lo que hoy sucede en algunas naciones del mundo es el reflejo de lo que una vez sucedió en el Universo.
Todos fueron partícipes de una historia muy antigua que trascendió los tiempos hasta los días de hoy.
Todos presenciaron y participaron de un acontecimiento en el Universo que modificó el Plan de Dios, en el sentido de su realización y de su cumplimiento.
Todos provienen de un origen espiritual y universal. En ese origen comenzaron los primeros aprendizajes, los que, en la mayoría de los casos, fueron aprendizajes y experiencias que los hicieron llegar hasta aquí, hasta la Tierra, para poder alcanzar, algún día, el perdón y la redención.
Cada uno de Mis hijos carga en sí mismo una historia no visible a los ojos humanos, pero sí conocida a los ojos del espíritu.
Este es el tiempo en que esa historia, sucedida en el Universo, se cerrará para que otra etapa comience y la humanidad finalmente sea liberada de la cadena interminable de los errores.
Por esa razón, hijos, existen ciertos acontecimientos, aún no conocidos por ustedes, que están guardados en la historia de su ser espiritual. Su ser espiritual es el que conoce profundamente todas las causas y las consecuencias que una vez fueron vividas por ustedes mismos en el Universo.
Todos vienen de una experiencia un poco traumática. Todos vienen de antiguas guerras en el Universo que solo buscaban la conquista del espacio y el beneficio de la evolución personal, habiendo, para ello, salteado la Ley de la Jerarquía y la Ley del Amor.
Esa historia, que aún está grabada en el Universo, permanece allí, a la espera de ser purificada por cada hijo Mío, en el momento y en la hora que le corresponda.
En cada uno de ustedes, esa historia de grandes conflictos en el Universo tiene mayor o menor intensidad según las experiencias vividas y la participación de cada uno en esos acontecimientos.
Este es el tiempo de poner fin a esa historia porque la humanidad, a través de las naciones y a través del tiempo, ha vuelto a repetir los mismos errores, tan semejantes a los hechos más determinantes que una vez se vivieron en el Universo.
Los planos superiores esperan que cada uno de Mis hijos, por medio del servicio y de la entrega, puedan ayudar a disolver y a reparar esos acontecimientos pasados. Así, la humanidad tendrá la gracia de pasar a un nuevo ciclo con más posibilidades de profundizar en el amor y en el servicio.
En este sentido, todo lo que una vez se vivió en el Universo no solo es el resultado de los conflictos que fueron causados por la ambición de conocimiento y de poder, sino que también fueron delicadas experiencias que dejaron huellas imborrables en las consciencias.
Ahora que todos pueden ser más conscientes de eso y pueden ayudar a romper esa cadena de errores que la humanidad aún vive y comete, deben saber que la oración será esa llave que abrirá la puerta correcta para que todas esas historias del Universo se puedan perdonar y las almas tengan la oportunidad de comenzar a caminar con esperanza.
Tomar contacto con esa historia del Universo, en la cual la mayoría participó, es retomar el compromiso consciente de vivir el perdón, la cura y la redención, más allá de lo que haya sucedido.
Por eso, todos los que hoy se vuelven conscientes de que no solo son seres encarnados en la Tierra, reciben, en nombre de la humanidad, la posibilidad de cambiar el rumbo de la historia para que finalmente todos los seres vivan el gran momento de la redención.
Este es el tiempo en que la historia del Universo saldrá a la luz para que también las consciencias aprendan a redimirla.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Que haya paz en sus corazones, hijos Míos, amor y misericordia, hoy y siempre.
Con las bendiciones de su Madre Celestial, adéntrense en el nuevo ciclo, en el principio de un nuevo tiempo, en que la Tierra comienza a salir de la ilusión en la cual vivía y, poco a poco, reconoce la Verdad de Dios que se revela.
Ahora que ya están en el camino del aprendizaje del amor, podrán unirlo al camino del despertar de la consciencia a la vida superior y, de esa forma, hijos Míos, unir su mente y su corazón al Propósito Divino para que puedan recordar lo que vinieron a hacer a este mundo, cuál es su origen, cuál es el propósito de la vida y hacia dónde deben caminar para evolucionar como hijos de Dios.
Con sus corazones plenos en el amor y con sus consciencias permeadas por la Verdad Divina es que podrán cruzar este ciclo que se inicia. Llegó el tiempo de la madurez espiritual, hijos Míos, de tomar consciencia del momento que viven y de ya no estar buscando satisfacciones ni el cumplimiento de sus propias necesidades, sino de estar buscando el eterno servicio, de estar buscando la forma correcta de servir a Dios y de ser parte de Su Plan, dondequiera que estén.
Si sus corazones están unidos al Mío, Yo los ampararé día y noche dentro de Mi Consciencia Divina y aunque vivan pruebas fuertes todas ellas serán superadas con el espíritu de amor y de gratitud que, estando en Mí, ustedes siempre podrán vivir.
En este primer momento, dejen que se termine de purificar, de transformar y de definir aquello que vive dentro de ustedes y que aún está viviendo su purificación. Ríndanse de una vez a la Voluntad Divina, porque Dios los necesita preparados para auxiliar a este planeta.
A través de sus oraciones y de la madurez espiritual de sus consciencias, ustedes podrán auxiliar a los que están perdidos y que no consiguen comprender ni aceptar lo que viven en este mundo, porque están apegados y afirmados en el viejo hombre y en la vieja vida, cuyas bases desaparecerán porque algo nuevo vendrá en su lugar.
El Espíritu de Dios vendrá para inspirar a los corazones y a las consciencias de los hombres a la vivencia de un nuevo patrón de conducta y de vida; él les enseñará a todos, desde el corazón, cómo vivir la transición de los tiempos y adentrarse en el verdadero arquetipo de la consciencia humana, aquello que Dios pensó para los seres desde el principio, pero que, sin embargo, pocos fueron los que supieron vivirlo.
Para recibir y vivir las inspiraciones del Espíritu de Dios, ustedes deberán estar dispuestos, de corazón y en consciencia, a abrazar la Voluntad Divina y no la propia. Que la base de sus vidas sea la necesidad de expresar una nueva vida, y no de alimentar los viejos principios y tendencias humanas.
Coloquen en la consciencia el propósito evolutivo para que todo lo que busquen, aspiren o ansíen esté orientado hacia la vida espiritual y hacia la manifestación del Plan de Dios, y no hacia las necesidades humanas.
Es tiempo de elevar sus consciencias a lo que es real y verdadero para comenzar a atraer el Reino de Dios hacia este mundo y que, al mismo tiempo en que el planeta se purifica y vive su prueba final, los corazones de los que son conscientes y consecuentes estén siempre dirigidos hacia Dios, para atraer al mundo las nuevas leyes y la nueva vida.
Sustentando en oración y en paz a este planeta, ustedes darán el permiso, ante el Universo y ante Dios, para que el sufrimiento de los hombres no sea mayor que su posibilidad de soportarlo, para que las consciencias puedan vivir un aprendizaje de amor y para que los que despertarán tarde reciban una oportunidad de vivir la Misericordia.
La base de todo, hijos, se encuentra en la oración, pero ahora su oración debe partir del corazón hacia la consciencia y tornarse vida.
¡Yo los bendigo y les agradezco por responder a Mi llamado!
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Treinta y tres son las constelaciones principales de este Universo que llevan adelante la vida evolutiva, lugares de los cuales muchos provienen y que han venido con un motivo especial a la Tierra, para formar parte de esta escuela de redención y de perdón que Mi Hijo les viene ofreciendo desde el principio.
Nadie podrá entrar al Reino de Dios sin antes pasar por esta escuela.
Es necesario que el Universo se vuelva a recrear en base a sentimientos de paz, de amor y de caridad, en base a experiencias de redención y de perdón; de un sentimiento capaz de ir más allá de todo, así como lo hizo Mi Hijo hasta el último momento en lo alto de la Cruz.
Pero Él reunió en aquel tiempo a todos los que necesitaban de redención y de perdón, no sólo los que estaban presentes durante el acontecimiento de la Pasión de Mi Hijo recibieron esa gran oportunidad universal, sino también todas las constelaciones que forman parte de este sistema de vida, del cual la Tierra también forma parte desde hace mucho tiempo.
Pero para que esta humanidad alcance un nuevo estado de consciencia, será necesario vivir la escuela de la redención y del perdón colocando a los pies del Creador todos los acontecimientos, todas las experiencias y todos los hechos que modificaron Su divino Plan de Amor.
Por eso, hijos Míos, hoy les digo a todas las criaturas de la Tierra que estamos ya en el tiempo de vivir esa redención, para poder definitivamente trascender el sufrimiento y las secuelas que el dolor deja en la vida de los seres humanos.
Ya no es necesario aprender más de los errores, es necesario aprender del amor, de un amor incondicional y vivo que es capaz de dar la vida por el otro, así como Mi Hijo la dio por cada uno de ustedes.
En aquel tiempo, cuando Jesús estuvo en la Tierra y vivió Su Pasión, se abrió la puerta de la gran oportunidad para la humanidad y aún esa puerta está abierta a pesar de los errores presentes, es la puerta que Nosotros cruzamos cada vez que venimos del Universo a la Tierra para anunciar la Palabra de Dios, para entregar las gracias a Mis hijos y para dar nuevas oportunidades a todos los que las despreciaron por alguna razón.
Todos, absolutamente todos, están ante esa puerta de redención. Esto va más allá de la religión, de la sociedad, de los pueblos o de las naciones. Va más allá de los errores que hayan cometido en el Universo porque esa puerta está abierta por el Amor de Dios, por el Amor que Él tiene por cada uno de Sus hijos, a pesar del desprecio que Él recibe en este tiempo.
Eso también es obra de la divina e insondable Misericordia, a fin de que todas las criaturas que vinieron del Universo, y que hoy están presentes en esta humanidad, no pierdan esa oportunidad de redimirse y de amar incondicionalmente así como Jesús los amó.
Ante la revelación de estos tiempos es importante tener consciencia de lo que estamos viviendo, hijos Míos, porque esa oportunidad que hoy ustedes reciben, también la pueden recibir sus hermanos del mundo entero, buscando de una manera precisa y objetiva que las almas puedan despertar a lo que vinieron a realizar a la Tierra y puedan hacer parte de sí el Plan Divino de nuestro amado Padre Creador.
El Universo no sólo gira en torno a este mundo. El Universo es algo más que el Universo en sí. Él es más amplio de lo que parece, más vasto de lo que tiene, más infinito de lo que posee.
El Universo aún está por mostrarse a la humanidad. Sólo en los últimos tiempos, el Universo se mostró a través de la Jerarquía espiritual, con el fin de buscar el despertar de la humanidad, con el fin de entregar la advertencia de estar desviándose del Propósito de Dios, yendo por el camino de la autodestrucción.
Por eso la intervención divina se da de tiempo en tiempo, así como la intervención de la Jerarquía espiritual en diferentes regiones del planeta, con diferentes culturas y con distintos impulsos de luz que llegan de la Fuente de la Creación para traer consciencia al hombre de superficie.
Es así que hoy el mundo entero, en este día 13 de marzo de 2019, está ante la presencia de su origen, de la oportunidad de recapacitar espiritualmente y de enmendar todos los hechos por más que ellos sean desconocidos y lejanos.
Hoy los primeros velos de la consciencia caen de sus rostros para que puedan ver la realidad que deberá ser redimida y perdonada, porque esa realidad ya no estará en la Nueva Tierra, no estará en el sentimiento ni en la consciencia de la Nueva Humanidad. Todo, absolutamente todo, será transformado especialmente en este tiempo de transición y de caos.
La ampliación y la profundización del amor en la consciencia del ser humano, será la gran llave del fin de estos tiempos que podrá remediar el caos que existe en las naciones, traer paz donde ya no existe y fraternidad donde hoy no se vive.
Esa llave del amor que está en sus manos y especialmente en sus corazones, será la puerta que Cristo utilizará para retornar a la Tierra.
No será una alegoría, será una realidad viva que llegará de la noche a la mañana.
Por eso, es el tiempo de que el mundo entero resuelva sus deudas, perdone sus conflictos y trascienda los errores por la ayuda de la intervención divina que en este día el Universo les da.
Cada nueva consagración de Hijos de María es la oportunidad de ampliar ese conocimiento divino y de aproximar esta revelación a la consciencia humana, de lo que existe en el Universo, así como de lo que existe dentro del universo interior de cada ser.
Este es el momento en donde se puede profundizar el conocimiento, en donde las almas se pueden volver más conscientes de todo lo que hicieron para poder enmendarlo y perdonarlo, para poder vivir finalmente el propósito que los trajo aquí.
Por eso hoy la consagración de Hijos de María será especial para Mí, porque va más allá de su persona, va más allá de sus espíritus, llega muy cerca del Propósito Divino, del motivo principal y primordial que esta consagración generará en la humanidad y no solo en un grupo de personas.
Con esa expansión de consciencia es que hoy los llamo aquí para que vengan a consagrarse, porque estarán haciendo votos no solo con sus mundos internos, con el propósito que los trajo aquí, sino también estarán haciendo un voto con la humanidad, sabiendo que la humanidad finalmente deberá aprender a vivir la Voluntad de Dios, que ya no será necesario pasar por tantos errores y sufrimientos para poder aprender algo.
Hoy es la escuela del Amor que Yo les ofrezco a los Hijos de María, especialmente a los que hoy se consagran y colocan a Mis pies la oferta de su corazón y de su vida para alcanzar algún día la Voluntad de Dios.
Que hoy la llama espiritual de sus corazones esté encendida para que la sabiduría esté presente en la Tierra, más allá de los acontecimientos o de las pruebas, para que siempre la Sabiduría de Dios, como una llama viva, los lleve al Amor de Dios y a la experiencia del perdón, que deberá ser vivida en este tiempo con profunda sinceridad y verdad.
Escuchando el himno de su consagración, hoy volvemos a renovar los votos ante el Padre Celestial en el camino de la persistencia y de la fe, de la constancia, de la caridad y del bien por encima de todo mal o de toda prueba, de toda dificultad o de toda enfermedad, confiando plenamente en la Presencia de la Divina Gracia, en el Universo de la Misericordia de Dios, que en esta noche los congrega en la Presencia del Divino Espíritu para consagrarlos y bendecirlos, en el nombre del Amor.
Que estas flores que fueron colocadas hoy a Mis pies, no sólo sean recibidas por los que hoy se consagrarán, sino por todos los que están aquí, que Me acompañaron aquí, hasta Aurora, para apoyar a su Madre Celeste en este impulso de la nueva revelación que el Universo de Dios les está entregando para que se pueda vivir el perdón y la redención.
Que estas flores que hoy dejaron a Mis pies les recuerde el retorno a sus orígenes, a su esencia interior, a su pureza original, a su verdad, la verdad que Dios les colocó desde el principio como esencias, como almas, como espíritus.
Que estas flores, estas rosas, les recuerden siempre la Verdad de Dios, y especialmente la infinidad de Su Amor y de Su Sabiduría, presente y viva en toda la Creación.
Que sus vidas, hijos Míos, algún día se conviertan en una flor, para que la Luz del Cristo, del Cristo vivo, se irradie a la Tierra, Amén.
Yo los bendigo, los consagro y los despierto a la verdad universal, a la verdad del amor, a la verdad de la sabiduría y de la cura que todos los seres pueden vivir para alcanzar la felicidad celestial de estar en Dios y con Dios para siempre.
Yo los bendigo, con la autoridad que Mi Hijo Me concedió y por los méritos de Su preciosísima y divina Pasión, en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
Pueden cantar.
Les agradezco
Una de las revelaciones de los Misterios de Dios es saber quién es Su Consciencia y de dónde provienen todas Sus criaturas, creadas a imagen y semejanza del Creador, de todo lo que existe en lo invisible y en lo inmaterial.
Es con esta revelación que Yo les traigo Mi Paz, recibiendo de Mis hijos el amor cálido de sus corazones para este momento de renovación, de reconsagración a Mi Materno Corazón.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Dios es realmente algo desconocido aún para el ser humano. El ser humano tiene que buscar a Dios para poder conocerlo, porque así recibirá Sus Impulsos y Sus Revelaciones, tendrá la Gracia y la oportunidad de ampliar su experiencia en el amor, en el camino del perdón y de la cura.
Este es el principal motivo, hijos Míos, de tener a Mi alrededor tantos Hijos de María, para que Yo los pueda mandar a obrar en Mi Nombre, siguiendo los pasos de Nuestro Señor Jesucristo en esta larga caminata de servicio y de apostolado por la redención y la conversión de la humanidad.
Este es el tiempo y es la hora de que todos los hijos, todas las criaturas de Dios, más allá de sus creencias, culturas o de sus pueblos se formen como un solo rebaño para seguir al Gran Comandante del Universo, delante de los impulsos de Luz que les envía Mi Corazón por medio de los atributos de la oración, del servicio y de la fraternidad.
Por eso hoy no solo vengo por ustedes, hijos Míos, sino por un planeta que se enferma día a día, que agoniza, que sufre y que pocos lo escuchan y lo perciben. Hablo de la consciencia del planeta, de esta Sagrada Casa, de este amado planeta, al cual el Padre entregó a Sus hijos para que aprendieran a vivirlo y a adorarlo, a través de todo lo que fue creado y expresado desde el principio.
El ser humano de superficie se desvió del propósito de Dios a través de los tiempos y de las generaciones. Abusó de los recursos de Dios, utilizó el poder para conquistarlos y sometió a la Creación de Dios, destruyéndola hasta en estos tiempos.
Ahora es tiempo de recapacitar, hijos Míos, y que la luz de sus esencias crísticas sea lo que los impulse a la renovación y al cambio para que la humanidad también pueda cambiar y renovarse en este tiempo.
Si la respuesta de todos Mis Hijos de María siguiera siendo proporcional al llamado de Dios, los cambios llegarán pronto a la humanidad.
La adversidad no ganará al Reino en esta humanidad porque ella será vencida por el amor y la oración de Mis hijos, que todo transforma y que todo cura.
Hoy quisiera expresarles en pocas palabras, hijos Míos, todo lo que Dios necesita de Sus hijos en este tiempo, pero el Padre Celestial también sabe que cada uno de Sus hijos tiene su tiempo para vivir la transformación hasta poder alcanzar la madurez de la consciencia y, así, vivir de forma real el Divino Propósito en este planeta y con esta humanidad.
Con todo esto Yo les quiero decir, hijos Míos, que aún hay mucho por hacer, hay mucho por obrar y reconstruir. En todas las naciones del mundo aún deberán conocerme por intermedio de todos los Hijos de María. Hay muchos lugares, aún, a los que deberé llegar para llevar el alivio y el amor de Mi Corazón a las almas.
Todo eso también será a través de los Hijos de María y por más que la tempestad pueda llegar en el próximo tiempo, nada, absolutamente nada los hará perecer.
Ese será el momento y la hora en que cada una de sus almas se confirme ante el Plan del Creador. Es por eso que cada Encuentro de los Hijos de María es importante para Mí. Porque una vez al año es cuando Yo puedo observar y contemplar cuánto han crecido Mis hijos en este tiempo, cuántos pasos dieron en el compromiso con Mi Corazón Maternal para poder llevar adelante la Sagrada Voluntad de Dios.
Por eso les vuelvo a decir que aún hay mucho por hacer, hay mucho por sacrificarse, por entregarse, por donarse para que las Gracias del Cielo desciendan a la Tierra y sean verdaderamente merecidas por todos, sabiendo que el amor de Dios siempre los unirá y los congregará.
Que el Amor de Dios les podrá dar la paz y la sabiduría para llevar adelante este gran servicio por el planeta y por la humanidad.
Hoy puedo decir, hijos Míos, en esta noche especial, que veo los frutos de esa experiencia de amor en cada uno de ustedes; no solo en el compromiso con la escuela de la oración, que debe ser algo diario y permanente para estos tiempos difíciles, sino también el compromiso del servicio a los demás y a los Reinos de la Naturaleza que también esperan del hombre de superficie el amor y la piedad que les fue quitada por ser Reinos ultrajados, lastimados y sometidos a través de tanto tiempo.
Esa herida espiritual e interior, también generada en los Reinos menores, es el deber, el compromiso y la responsabilidad de todos los Hijos de María y de los que algún día serán Mis hijos, de poder curar esa herida, colocando la luz de la oración y del servicio para que el amor sea nuevamente entregado y donado a cada uno de los Reinos.
El compromiso con Mi Corazón maternal es más que un compromiso, es la vivencia de un Propósito que aún desconocen, que todos los días, por medio de la oferta de su oración y de su servicio a los demás, Yo los intento aproximar a ese Propósito que fue preciosamente pensado y meditado por Dios, antes de sus orígenes.
Así podrán comprender, hijos Míos, que les hablo de algo verdaderamente profundo, que viene del Corazón de Dios y que se dona, de tiempo en tiempo, para que Sus criaturas despierten a la realidad superior y así puedan cumplir lo que vinieron hacer a la Tierra.
Aún hay tiempo de poder conocer esa Voluntad Divina, la cual muchos llaman de misterio, pero que hoy se revela en palabras simples y concretas para que todas las almas, a pesar de su evolución, reconozcan el propósito que viene del Universo, de la Fuente de la Creación, del Corazón del Padre Celestial.
Este es el momento en el cual todos los Hijos de María, que ya se consagraron, estarán a la puerta de una nueva etapa en sus vidas, de un nuevo compromiso, de la profundización de esa Voluntad Divina, de asumir con responsabilidad las pequeñas tareas que Yo les entrego por medio de los Centros Marianos y de las Peregrinaciones por la Paz; así como a través del servicio que, en humildad, pueden ofrecer en sus hogares, en sus ciudades, como en sus trabajos.
En todo debe estar la Misericordia de Dios. Nunca se pueden olvidar de esto, así nunca les faltará la sabiduría y el discernimiento, aunque puedan vivir algún momento difícil o un desafío muy grande a superar.
La Misericordia de Dios en ustedes y por medio de ustedes siempre les dará sabiduría cuando la pidan de corazón, en humildad y en entrega, más allá de sus posibilidades o de sus desafíos.
Hoy quiero dejar en simples palabras estos pedidos de Dios, porque nuestra etapa en el mundo estará terminando en poco tiempo y los ejércitos deberán estar bien colocados y disponibles, es decir, todos Mis hijos, para poder sostener y elevar las Islas de Salvación que tendrán como epicentro los Centros Marianos, para poder soportar el fin de los tiempos que llegará con grandes cambios climáticos e internos en la humanidad.
Todo lo que les hemos enseñado les servirá para atravesar el fin de los tiempos y para que no estén confundidos.
Es muy simple lo que les hemos enseñado y es bastante lo que han alcanzado con tan poco tiempo de experiencia. Así comprendan, hijos Míos, la inmensidad del potencial que existe en cada uno de ustedes, sabiendo que ese potencial, que es en síntesis el don y la virtud de Dios, deberá estar disponible para estos tiempos críticos.
Llegó el tiempo de donarse para que la humanidad y el planeta se pueda salvar y el Retorno de Cristo, con toda Su victoria y poder, se vea en todo el Planeta.
Hijos Míos, hoy no solo les dejo Mi Bendición y la alegría de Mi Corazón por su respuesta, sino el compromiso de vivir con responsabilidad lo que Dios necesita de cada uno, a fin de que Su Voluntad se cumpla dentro y fuera de ustedes.
Escuchando el himno de su consagración, recordando la consagración de cada uno de Mis hijos, juntos como Madre e hijos, renovamos en este momento, en este día 12 de Marzo de 2019, en el que todas las almas, que vivieron la consagración como Hijos de María, se colocan junto a Su Madre Celeste a los Pies de nuestro Padre Madre Creador para volver a decir "sí" al Universo, al Propósito, al Plan, a la redención y a la cura de la humanidad.
Hoy los acompañaré en el silencio de Mi Corazón, por medio de la oferta de esta canción, en la reconsagración de sus corazones a Mi Inmaculado Corazón para que las naciones del mundo, especialmente las que más sufren el caos de estos tiempos, tengan la dicha y la gracia de la sabiduría al recibir la Misericordia de Dios.
Yo los reconsagro como Mis hijos, como los apóstoles de Cristo, como los pacificadores del fin de estos tiempos y los servidores incondicionales de Dios, en cualquier momento y en cualquier hora, bajo cualquier circunstancia o situación. Todos los que se consagraron como Hijos de María, hoy se comprometen a obedecer a Dios ante cualquier llamado.
¡Que así sea y que así se cumpla!
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
En humildad, les agradezco por responder a Mi Llamado.
Podemos cantar...
Nos ponemos de pie.
Canción: Hijos de María.
Amplio es el Universo de las Esferas de Dios; lugar en donde reside el Divino Propósito, el que generó, como Principio, a la Creación de la creación.
Amplio es el Universo de las Esferas de Dios. De este Universo, esencialmente, provienen Sus hijos porque el Padre les dio lo mejor, a través de los atributos del amor y de la unidad, para que Sus criaturas aprendieran a crecer, a encontrarlo y a amarlo.
Amplio es el Universo de las Esferas de Dios. De él proviene la revelación de la fe y de todo misterio, hacia él volverán todas las experiencias de amor y de perdón vividas en la Tierra por Sus hijos porque, a través de todo esto, surgirá una nueva Creación y de ella, una nueva vida. El espíritu se regocijará en Dios al encontrar el sentido de su existencia.
Amplio y profundo es el Universo de Dios, que expresa los atributos que las almas necesitan para poder vivir la voluntad y el propósito por el que vinieron a encarnar en la Tierra.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Queridos hijos:
Mi Gracia Maternal se expande en el silencio de Mi Corazón. Así, Yo puedo llegar al mundo y, mediante la oración sincera de Mis hijos, puedo alcanzar y ayudar a las almas que más lo necesitan.
Este es el tiempo de la Gracia. Este es el tiempo de la Misericordia.
Todos Mis hijos deben alcanzar esa Fuente de Gracias; todos deben sentir su filiación interior con Cristo.
Mi Gracia Maternal viene para auxiliar a la perdida humanidad.
Mi Gracia Maternal viene para despertar a la consciencia dormida del ser humano.
Mi Gracia Maternal viene para retirar de la ilusión a los que Me acepten y Me reciban como su Madre espiritual; así Yo conseguiré ayudar aún más al mundo; así Yo podré verter Mis Gracias en los corazones vacíos y solitarios, en los corazones sin Dios.
Llegó el momento de la conversión interior y de la conversión de la vida.
Llegó el tiempo de abrir los sentidos internos para escuchar a Dios y oír Su Mensaje.
Ya estamos en el tiempo de que el Amor vuelva a vencer, así como el Amor de Mi Hijo venció en la Cruz.
¡Les agradezco por acompañarme!
Los bendice siempre,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Alabado sea Dios y que Él bendiga esta tierra.
Un ciclo se cierra hoy para comenzar uno nuevo.
Ese nuevo ciclo viene al encuentro de Mis hijos para que se puedan fortalecer, para que aprendan a profundizar en el Amor y en la vivencia de la Gracia Divina.
Este ciclo se cierra hoy Conmigo, y de Mi Corazón hacia el corazón de cada uno de Mis hijos.
Me alegra ver la respuesta de los orantes, la madurez de las consciencias, la responsabilidad de los creyentes; porque aunque no lo parezca, hijos Míos, el Plan de Dios se construye en la humanidad, aunque sea silenciosamente.
Hoy vengo como esa Rosa de Luz que debe abrirse en sus corazones, que debe estar en el centro de sus esencias para que, aún más, el Misterio de Dios pueda ser revelado al mundo y, sus criaturas de la Tierra, todos los seres humanos, tomen consciencia de la vida superior y espiritual, para que puedan vivir la Voluntad de Dios conforme como Él lo ha escrito.
Hoy, hijos Míos, vengo a contemplar las maravillas que Dios realiza en la vida de las personas, en el alma de cada creyente en Dios, en el espíritu de cada ser que es partícipe de la buena nueva para el fin de estos tiempos.
Hoy vengo a darle importancia a la fortaleza que han alcanzado sus vidas en el camino de la oración y de la transformación, de la dedicación al Plan Divino, de la entrega absoluta al llamado de Dios, que se presenta de tiempo en tiempo y de etapa en etapa.
Hoy es el tiempo de ver, con ojos de esperanza, los milagros de Dios en esta humanidad, a pesar de que el mundo se esté purificando y aún no encuentre la paz.
Pero, sí ustedes hijos Míos han vivido esa paz Conmigo, junto a Mi Hijo y a San José, en cada momento de oración, en cada momento de súplica, en donde sus almas se confirman en este compromiso celestial que vinieron a vivir a la Tierra.
Hoy, por ser un día especial para Mí y para ustedes, hijos Míos, las fuerzas retrógradas del planeta están quietas y un momento de paz se establece en la consciencia de la humanidad, la muerte inexplicable no es provocada, y las almas tienen la oportunidad de ver a Dios, porque siendo sumergidas en los planos internos, alcanzan la Misericordia de Dios y la Piedad Divina.
Este es el momento que tanto había esperado de realizar y poder ver con Mis ojos de gracia cumplirse la Voluntad de Dios en la Tierra, más allá de las imperfecciones, de las enfermedades o de las dudas.
El triunfo del Corazón de Dios siempre debe estar presente en sus vidas, fortaleciendo esa confianza y esa intimidad de poder estar con Dios en comunión con Su Vida inmaterial y con todo el Universo.
Es que hoy el Cielo toca a la Tierra, la Aurora renace y las estrellas caídas se elevan por el impulso de la Luz y de la Redención.
Y en este firmamento celestial que está abierto por encima de Mí, Dios puede testimoniar la respuesta del Amor de Sus hijos, el Amor que Sus criaturas tienen por aquello que es desconocido o inalcanzable.
Pero hoy, el misterio no guarda ningún secreto, las puertas de los Cielos están abiertas para que la Hermandad Celestial pueda trabajar en la humanidad y un profundo e interno equilibrio se establezca en todos los que dijeron "sí", por los que dijeron "no".
Hijos Míos, el Universo Espiritual se comunica con la Tierra y se entabla ese contacto interior entre sus almas y Dios, con sus atributos y principios que vienen a realizar en la Tierra la Voluntad Divina.
Muchas deudas impagables hoy son perdonadas por Mi Gracia.
Muchas curas inexplicables hoy son concedidas y verán a través de los tiempos la obra de la Gracia Divina que nace del Corazón de su Madre Celestial, por medio del impulso que les envía Dios a Sus criaturas.
Por eso, hijos Míos, nunca dejen de aspirar a poder alcanzar lo Alto y que las Esferas Celestiales vengan a su encuentro. Sus corazones ya están preparados para estar en comunión con el Universo Celestial.
Por eso, lo que hoy les entrego es algo muy inmaterial, uno de los mayores tesoros de Dios, proveniente de Su Fuente, entregado y donado por Su Corazón Eterno para una humanidad enferma y destruida, que se olvidó del Amor por no poder ver la Verdad.
Pero ustedes hijos Míos, que caminaron a Mi lado y seguirán caminando junto Conmigo por esta entrega de vida para hacer la Voluntad de Dios, para la realización de Su Plan, para la concreción de Su Gracia y de Su Misericordia en la Tierra, continúen con perseverancia y fe, porque es esto lo que establecerá la Paz dentro de ustedes y en el mundo.
En este nuevo ciclo que llega, junto a Nuestros Sagrados Corazones, desafíos grandes llamarán a las puertas de sus corazones, misiones importantes deberán cumplirse para este ciclo final, a fin de seguir generando el equilibrio en la humanidad y en este planeta tan herido y ultrajado.
Juntos construiremos las aspiraciones de Dios, siempre que sus respuestas sigan siendo incondicionales, verdaderas y simples ante el Corazón de la Jerarquía.
Mientras el Universo se detiene para escuchar Mi Palabra y contemplar Mi presencia en la Presencia del Dios vivo, Yo traigo para la Tierra una gran oportunidad.
Porque en este día especial he rogado a Dios, en unión a sus oraciones y corazones, poder seguir viniendo al mundo porque Mis hijos no pueden estar sin guía y sin instrucción, pero aspiro a que algún día la palabra de la Jerarquía sea valorada y sepan que cada una de nuestras palabras es una llave que abre una puerta para su liberación y redención, para la conducción de la vida de sus espíritus mediante el camino de la verdad y del bien.
Ahora llegó el momento de trabajar aún más con el planeta para que las puertas del mal sean cerradas y para que los corazones renazcan en la fe, sabiendo que no están solos, que no están abandonados, que Dios espera abrazar a cada uno de sus hijos para que sientan el calor de Su paternidad y de Su Amor eterno, inalterable e inextinguible.
Es este mismo Amor que Yo les ofrezco, hijos Míos, todos los días, por medio de Mi Rosa de la Paz; porque sé que sus corazones y sus vidas pueden transformarse en una bella flor, que esté ofrecida a Dios todo el tiempo.
Así brillará su esencia, así se realizará su propósito y cumplirán la misión que vinieron a realizar en la Tierra.
No estarán lejos de la Verdad, sino muy cerca de la Fuente de la Sabiduría, viviendo y siguiendo los principios que los Mensajeros Divinos les hemos entregado a través de los últimos tiempos.
Todos esos principios son una puerta para la cura de la humanidad, porque muchos milagros ya fueron concedidos al mundo. Ahora es tiempo de que Mis hijos conquisten por medio de su esfuerzo y oración esos milagros.
La puerta de la Gracia está abierta para que muchos más puedan sumergirse en su océano de Luz y de Gracia. Es solo hacer el esfuerzo correcto y simple.
Hoy recojo con Mis manos sus esencias, transformadas en rosas de luz, que serán presentadas ante el Padre Eterno, en este tiempo y en este ciclo, con la experiencia de amor y de perdón vivida por ustedes, para que esa experiencia de amor y de perdón se siga multiplicando y ampliando, a fin de que toda la Tierra sea bendecida por una Gracia extraordinaria.
Recibo de sus corazones sus súplicas e intenciones, acojo en Mi Corazón Materno cada una de sus almas. Y así como tuve a Mi Hijo en brazos, hoy los tengo a ustedes, para que sepan que están bajo Mi protección y amparo, en los brazos del Amor de Dios y de Su Gracia infinita.
Enciendan en su pecho la llama del Amor de Dios y que esta llama nunca se apague, que esta llama se encienda con su oración y servicio por los demás, por el triunfo de Mi Inmaculado Corazón.
Estaré con ustedes, hijos Míos, transmitiendo Mis instrucciones, a partir de ahora, todos los días domingo, hasta que cumpla con lo que Dios Me ha pedido realizar en este mundo.
Sigan siendo vigilantes en la oración y celadores de la Eucaristía para que los atributos de Dios se puedan establecer en la Tierra y las almas nunca, nunca más olviden que el Amor es invencible y siempre triunfará.
Y ahora quiero escuchar una canción, como si fuera una oración, que será ofrecida por cada uno de ustedes, en este momento importante de renovación junto a la Jerarquía.
La canción se llama Mirarte.
Y así, hijos Míos, Yo los bendigo y les derramo Mi Paz para que la paz esté en el mundo.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Queridos hijos:
Estamos a las puertas de un nuevo ciclo que llegará con la esperanza de poder cumplir con las metas del Plan de Dios. Un ciclo que llegará con desafíos para seguir fortaleciendo la fe y madurando el amor en el corazón de Mis hijos.
Un nuevo ciclo para cumplir los proyectos y manifestar las ideas del Padre Celestial.
Un nuevo ciclo que despertará, aún más, la consciencia del hombre a todo lo que deberá cambiar, purificar y reparar.
Un nuevo ciclo en el que la Misericordia tendrá su gran y última actuación e intervención en los corazones, a fin de rescatarlos y de consagrarlos.
Un nuevo ciclo que comprometerá, conscientemente, a los que alguna vez se vincularon al Plan Redentor de Cristo.
Un nuevo ciclo que colocará a la humanidad en el último tiempo de su definición.
Será un nuevo ciclo permeado por la fe y colmado de sabiduría para los corazones que se entreguen totalmente al Señor.
Será un nuevo ciclo de grandes revelaciones y de visibles concreciones.
Será un ciclo en el que nada más se mantendrá oculto.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Asociación María
Fundada en diciembre de 2012, a pedido de la Virgen María, Asociación María, Madre de la Divina Concepción es una asociación religiosa, sin vínculos con ninguna religión institucionalizada, de carácter filosófico-espiritual, ecuménico, humanitario, benéfico, cultural, que ampara a todas las actividades indicadas a través de la instrucción transmitida por Cristo Jesús, la Virgen María y San José. Leer más