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Señor, dale a Mis hijos la experiencia de un corazón puro, para que sus sentimientos sean puros y puedan tener una mente pura.
Señor, dale a Mis hijos un corazón noble, para que sus obras sean verdaderas y sus ideas sean de sabiduría.
Señor, dale a Mis hijos una visión pura, para que el propósito de la vida sea sano, capaz de impulsar Tus voluntades y aspiraciones.
Señor, dale a Mis hijos una consciencia redimida, para que sus vidas sean una victoria capaz de agradarte y de reconocerte.
Señor, dale a Mis hijos una síntesis verdadera, capaz de ayudarlos a dar el gran y último paso para que, con fe, puedan representar a la Obra de Mi Hijo y así, se cumplan los designios.
Señor, antes de que retorne a Tu Reino, dale a Mis hijos la oportunidad de amar, de vivir Tus Mandamientos y Leyes, a fin de que se establezca Tu Propósito de Paz y de Misericordia.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre, la Virgen María, Rosa de la Paz
Hoy vengo del Cielo uniendo las faces de la Rosa de la Paz y de la Madre de la Divina Concepción de la Trinidad para ofrecer al mundo lo que de más puro hay en Mi Corazón, aquello que Dios depositó en Mi Consciencia y en Mi Esencia al crearme parte de Su Parte, emanación y prolongamiento de Su Divino Espíritu.
Con esto, hijos Míos, preparo sus corazones para los tiempos que vendrán, porque en el año que llegará, sus espíritus deben estar fortalecidos en la humildad, plenos en el servicio, fundamentados en el sacrificio, confirmados en la entrega y renovados en el amor. Estas son las llaves que hoy les traigo, para que no solo soporten la transición de los tiempos, sino que sean triunfos en el Calvario, victoria en la cruz de estos tiempos.
Hoy, hijos amados, abro Mi Corazón y en él les doy a conocer la pureza del origen, la esencia de la vida, el Amor primero que impulsó a su Creador a manifestar la vida, para que así sean colmados por la verdadera esencia de la existencia, no solo de la humanidad, sino de toda la vida.
Hoy le digo que sus historias ya fueron escritas en el Pensamiento y en el Corazón de Dios desde el origen. El Creador contempla con ojos de compasión y de esperanza cada aprendizaje que viven, cada error y cada triunfo, cada paso y cada retroceso.
Todos los seres de la Tierra tienen en su camino opciones duales para escoger, porque este es el aprendizaje de este planeta, como de este Universo. Deben aprender a escoger la luz, el amor y la Voluntad Divina, a pesar de todos los estímulos e impulsos que los llevan a vivir lo contrario.
Todos los seres de este Universo, al tener sus esencias creadas, recibieron de los Arcángeles el Plan de Dios, el Plan perfecto del Creador para esta nueva vida. Y recibieron de los Señores de la Ley y de los Ángeles de la Justicia y de la Evolución Universal el camino que representaba lo opuesto a sus pasos evolutivos, el que está escrito no para ser vivido, sino para ser vencido
Eso es así, hijos Míos, porque anteriormente a la existencia de las criaturas materiales, anteriormente a sus vidas, incluso como esencias, en el principio de la Creación existían consciencias espirituales, universales y solares que, debido a sus errores, manifestaron la dualidad.
Este Universo, como consciencia viva y parte de la Creación Divina, debe revertir un error muy antiguo, que hoy, sus pequeñas mentes no son capaces de comprender, pero que aun así deben ser conscientes del triunfo que deben generar a través de la renovación del amor en sus esencias.
Su evolución, hijos Míos, es semejante a una amplia playa, en donde un simple grano de arena puede cambiar el destino de toda la vida que habita en ella. Misteriosamente, así es la evolución humana, y así deben comprender que el misterio que habita en sus esencias es tan inmenso, profundo y con un potencial de revertir los errores del pasado tan grande que sus corazones se pierden dentro de él y lo desconocen.
Hoy, hijos Míos, vengo a hablarles a sus almas, las que sí son capaces de comprender lo que les digo; las que saben que, a pesar de ser pequeñas, guardan en sí un puente hacia un Dios Eterno.
Con eso, solo quiero conducirlos a la comprensión de la amplitud de la vida, para que no permanezcan en lo que es pequeño y superficial en este ciclo que se presenta, sino para que ingresen en este año definitivo con consciencia, hijo Míos, consciencia de la responsabilidad que tienen ante la vida, no solo de este planeta, sino en este Universo y más allá de él.
Es por eso que hoy les entrego Mi Rosa de la Paz y la coloco en lo profundo de sus corazones. Hoy les entrego los dones de Mi Divina Concepción, para que todos despierten para lo que fueron creados, concebidos por el más profundo Amor Divino, y sean así consecuentes con la misión que Dios les entregó desde el principio.
Yo los amo. Con Mi Espíritu los bendigo y con Mi Corazón le agradezco por responder a Mi llamado.
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz y Madre de la Divina Concepción de la Trinidad
Hijo:
Ve la luz en lo más profundo de ti, esa luz que existe desde el principio de tu existencia, Luz de Dios que te acompaña desde los orígenes y que guarda la historia de tu creación.
Es la luz de tu esencia, una luz desconocida y eterna, una luz que guía tus pasos a través del Cristo interior.
Fija tu atención en el poder de esa luz, la que no es física, sino inmaterial. Es la luz de la Verdad, la que muchas veces las tentaciones y los engaños de Mi adversario desean derrotar y oprimir.
Confía en la luz que hay en lo profundo de ti y todo lo que no proviene de la Luz de Dios se disipará.
Que esta luz interior e invisible a los ojos materiales sea el puente que te una a Dios para que siempre aprendas a vivir Su Voluntad.
Que esta luz interior te muestre la victoria de Cristo en tu vida, en cada paso de unión a Su Sagrado Corazón.
Que esta luz surja de lo más profundo y verdadero de tu consciencia para que nunca te sientas solo, tanto en las pruebas como en los triunfos.
Deja emerger de ti la Luz poderosa e invencible de Dios, la luz que proviene de tu esencia.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Abraza con fervor el Poder de la Cruz y sostente a través de ella.
Abraza con fervor el Poder de la Cruz y deja que su luz abarque todos los espacios.
Abraza con fervor el Poder de la Cruz y deja que su amor se extienda por todas partes.
Abraza con fervor el Poder de la Cruz y deja que su trascendencia transforme todos los abismos.
Abraza con fervor el Poder de la Cruz y deja que su templanza fortalezca todo tu ser.
Abraza con fervor el Poder de la Cruz y deja que su firmeza apoye todos tus pasos.
Abraza con fervor el Poder de la Cruz y deja que su presencia exorcice todos los espacios.
Abraza con fervor el Poder de la Cruz y mantente unido a ella para transformar el mal del mundo, en bien.
Abraza con fervor el Poder de la Cruz y deja que todo sea sublimado.
Abraza con fervor el Poder de la Cruz y afirma la victoria de Cristo en la humanidad.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Levántate del suelo cuantas veces sea necesario, reconociendo tus errores humanos pero no culpando a tu alma, sino teniendo la convicción suficiente para poder perdonar todo, cuantas veces sea necesario.
Para eso, toma tu cruz y sigue los pasos del Maestro. Así, algún día y bajo una coyuntura especial te darás cuenta, hijo Mío, que habrás disuelto de tu consciencia aquellos obstáculos que siempre te impedían caminar.
Ten fe y persiste. Persiste por el divino futuro y por la nueva y renovada humanidad.
La trascendencia de sí es algo demasiado esforzado, pero la persistencia y la victoria tendrán sus trofeos en el Cielo.
Identifícate con Jesús y así podrás encontrar medios internos para poder transformar todo.
Vive en Jesús, a pesar de las incertidumbres y alcanzarás grados de amor tan semejantes a los del Maestro.
Sigue sirviendo, aspirando y renovándote todos los días, porque así la humanidad, como consciencia espiritual, será renovada hasta que el Señor del Universo vuelva a descender al planeta por segunda vez, para darles Su saludo de Paz.
¡Adelante!, y sigue el camino de la redención de todo tu ser con base en la fe y en la esperanza.
¡Les agradezco por hoy haber rezado Conmigo!
Los bendice,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Hijo:
Toma tu cruz y sigue al Maestro en este día. Síguelo por todo el camino de dolor, pero de victoria que Él alcanzará por ti. Imita Su ejemplo de perseverancia, de mansedumbre y de fe.
Carga con tu cruz junto a Mi Hijo y deja que el Propósito sea parte de ti. Ama incansablemente la Divina Voluntad y, por más que no la comprendas, acéptala con alegría. Acepta todo lo que el Universo te envía para aprender.
Carga con tu cruz y quédate cerca de Mi Hijo. Imita Su Paz, Su estado de silencio. Deja que tu cruz sea una victoria y la derrota de todas las ilusiones del mundo.
Carga con el peso del pasado, pero cree que en este sagrado día todo se liberará, porque el Amado Hijo traerá Consigo los méritos de Su Pasión, Muerte y Resurrección, para ofrecerlos a los Nuevos Cristos como coronación del triunfo de Cristo en la Tierra.
Carga con tu cruz junto a Mi Hijo y en confianza bebe del cáliz del sacrificio, porque ya es hora de darse por los demás.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Mientras Mi Hijo se prepara para el trabajo planetario de estos próximos días, su Madre Celeste lo acompaña en silencio, como hace dos mil años.
Se vuelve a repetir el acontecimiento de la Pasión del Hijo por este planeta y la compañía de Su Madre en el silencio interior.
Todo el escenario se está preparando y, de la misma forma, las actuales fuerzas del caos están siendo llamadas a la penitencia y a la rendición, para presenciar el nuevo triunfo de Cristo en los corazones de los simples.
Una vez más, la historia de la redención del mal vuelve a repetirse, pero esta vez las tinieblas más caóticas, los reinos más oscuros son disueltos y, así, presenciarán la gloriosa venida espiritual del Rey.
Aunque todo se agite, el nuevo triunfo del Redentor se aproxima y nada invisible ni aparente podrá evitar ver esa sagrada victoria de Jesús, el que vendrá trayendo en Su Mano derecha el Cetro de Luz de Dios y en la otra, la Espada de San Miguel, la que disolverá todas las tinieblas en la Luz de Emmanuel.
Por eso, acompañen al Hijo Amado en esa misión. Permitan que sus soles internos se enciendan ante el advenimiento de la victoria celestial.
Que todo principio, así como toda criatura visible o invisible, se rinda ante la llegada del Maestro del Amor, porque el Reino de Dios se aproxima y nuevamente el Amor vencerá.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Algunos Tesoros del Padre Eterno, que todavía están guardados en los mundos internos de la humanidad, necesitan de un tiempo para que puedan ser revelados.
Cuando el tiempo de la revelación de estos Tesoros se aproxima y fuerzas contrarias se movilizan para impedirlo, la gran estrategia de la Luz es el recogimiento, a fin de esperar el momento debido para que dicha revelación espiritual se realice.
Eso no significa retroceder en el tiempo, ni dejar a un lado una necesidad o la evolución espiritual.
Cada estrategia divina planteada por el propio Padre Eterno tiene una victoria significativa y cuando un recogimiento se establece en esta etapa final de la batalla es la forma de que, en una próxima instancia, se dé un mayor impulso, mucho más de lo esperado.
Ciertos Tesoros del Padre Eterno, que están guardados en los mundos internos del planeta, despiertan poderosas corrientes universales de transformación y de transmutación de la precariedad espiritual de la mayoría de las almas.
Para generar esa oportunidad de liberación se deben activar esos Tesoros en el momento debido, para que no se generen efectos contrarios en la humanidad.
La misión de despertar esos Tesoros debe realizarse en armonía, para que todo fluya como está previsto.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Quédate en Mis Brazos y ya no pienses más en ti.
Quédate en Mis Brazos y solo deja que Tu Madre Celestial permanezca en ti.
Quédate en Mis Brazos y calma tu corazón y tu mente en la Fuente renovadora de Mi Gracia.
Quédate en Mis Brazos para que Yo pueda abrazarte con Mi Luz.
Quédate en Mis Brazos y solo confía en lo que te pido.
Quédate en Mis Brazos y solo piensa en Dios.
Quédate en Mis Brazos, para que un milagro mayor suceda en ti.
Quédate en Mis Brazos para que a cada nuevo paso sientas que Yo estoy allí.
Quédate en Mis Brazos y vive el presente, olvida el pasado y aspira al futuro Plan de Dios.
Quédate en Mis Brazos y pondré paz en tu corazón.
Quédate en Mis Brazos y solo afirma la victoria de la fe en Dios.
Quédate en Mis Brazos y verás que todo pasará.
Quédate en Mis Brazos y solo acepta con fe lo que te pido.
Quédate en Mis Brazos y no perderás la esperanza.
Quédate en Mis Brazos y reconocerás a Cristo en cada hermano, en la mirada de cada ser.
Quédate en Mis Brazos y serás impregnado por Mi Perfección.
Quédate en Mis Brazos y te libraré del enemigo, de sus ideas, de sus proyecciones y amenazas; porque si solo aceptas estar en Mis Brazos podré protegerte con Mi manto, darte el calor de Mi regazo y hacerte dormir en paz con Mi Cariño.
Quédate en Mis Brazos y todo lo irreal desaparecerá.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Mi amado Hijo también fue negado y Su semblante de paz y de entrega nunca cambió.
Él soportó todo sin reclamar nada porque sabía que la Victoria de Dios estaba cerca.
Sus más grandes padecimientos fueron vividos con una gran humildad. Sus más terribles dolores fueron vividos con una gran entrega.
Hasta ese momento, nadie había comprendido al Nazareno, solo hasta que de Su Costado brotó Sangre y Agua y la Misericordia redentora de Dios se hizo presente en aquel tiempo.
La Sangre de Cristo, vertida en la tierra, significó la reparación. El Agua de Cristo, vertida en la tierra, significó la purificación de todo el género humano.
Recién después de todo lo que Él vivió por el mundo, silenciosamente, fue reconocido, después de que el mal más terrible fue transformado por Él, y el corazón del hombre fue liberado de la mayor ira de todos los tiempos.
Si en este momento estás siendo negado, repudiado o rechazado; recuerda, todos los días, a Aquel Corazón de carne y sangre que murió por ti para liberarte del pecado y que Su Misericordia fue mayor que todos los pecados cometidos en el mundo.
Recuerda que, sin amor, sin compasión, sin Misericordia esta humanidad no podrá vivir. Redobla tus esfuerzos, redobla tus sacrificios y vive cada etapa como la Victoria de Dios y de Su Proyecto; porque al final los humildes serán coronados, los poderosos perderán su trono y este planeta sobrevivirá a toda su agonía porque el Retorno de Cristo está cerca, solo basta creerlo y confirmarlo dentro de sí.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Soy la Blanca Montaña de la Paz y quien sube a lo más alto de ella alcanzará, por medio de la oración y del servicio, la elevación de su consciencia.
Soy la Blanca Montaña de la Paz, que en su corazón guarda los mayores tesoros del universo, el sagrado conocimiento de la Hermandad Celestial.
Soy la Blanca Montaña de la Paz, montaña que irradia al mundo la Gracia de Dios y que impulsa a Sus hijos a la trascendencia humana.
Soy la Blanca Montaña de la Paz, que les revela a los corazones humildes los Misterios de Dios, montaña que ayuda en la transformación de la consciencia y de todo el ser.
Soy la Blanca Montaña de la Paz, montaña que llama al peregrino del espíritu a elevarse a través de ella, por medio de la fe y de la constante redención.
Soy la Blanca Montaña de la Paz, montaña que hará de cada corazón una victoria para Cristo y para el Creador.
Soy la Blanca Montaña de la Paz, que les mostrará a Sus peregrinos el sendero del Retorno de Cristo.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Que hoy no pese tu cruz, la cruz que te ha dado Dios para aprender a liberarte de la materia.
Que hoy tu cruz sea liviana, que sea como las alas de los ángeles que te elevan al estado de la constante redención.
Siente que Yo estoy aquí, en nombre de Mi amado Hijo, para renovar todas las cosas, llegando a lo profundo de la esencia de la Vida para que todo sea redimido pronto.
Ya no sientas el peso de esa cruz como un castigo o una derrota, complace al Señor cargándola con valentía, coraje y resignación.
Sírvete de esta cruz para hacer, de cada momento, una victoria de Cristo no solo en la entrega, sino también en el servicio, en la oración, así como en cada acto de amor que tu corazón puede ofrecerle a la humanidad.
Siente que puedes dar los pasos y que ya no te detienes en el camino.
Avanza con tu cruz, así como Cristo avanzó hasta el final por cada uno de ustedes.
Vive cada etapa como si fuera la última y sírvete de cada prueba para poder realizar el Plan.
Que esta sagrada cruz de la vida, que cargas en tus espaldas, hoy sea el símbolo del triunfo del amor y de la caridad infinita por este herido planeta.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
A lo largo de los tiempos, Mi Presencia se perpetúa en la humanidad y, viniendo en auxilio de Mis hijos, Me hago presente en los momentos en los que la raza está a punto de desviarse.
Vengo, con la autoridad de Mi Hijo, a anunciarle al mundo Su Retorno.
Por eso, en este tiempo tan impredecible, preparo espiritualmente a las ovejas para que ellas sigan el sendero que las hará encontrar al Corazón de Cristo.
En este ciclo, voy al encuentro de las ovejas más perdidas, dentro y fuera de la Iglesia. Voy detrás de las almas más pecadoras para que reflexionen y estén a tiempo de vivir un verdadero arrepentimiento interior.
Por eso, a través de Mi Presencia en el mundo y en este ciclo, preparo a los corazones para que puedan enfrentar el cambio más rotundo y contundente de sus vidas.
Vengo a darles aliento, esperanza y motivación a los que deben cruzar el umbral definitivo de todos los tiempos; porque mientras más almas se rediman y se arrepientan, mayor será la Victoria de Cristo en el mundo y menor será el tiempo de la purificación venidera.
Construyo, a través de los corazones, almas de fe y de esperanza continua.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Que reine la paz, porque el Corazón de Dios triunfará.
Que reine el bien, porque el Amor de Dios es invencible.
Que reine la luz, porque nada quedará a oscuras.
Que reine la fe, porque los hijos de Dios se mantendrán en el camino de regreso a Mi Hijo.
Que reine la Misericordia, porque todos la recibirán.
Que reine la cura, porque los corazones serán redimidos.
Que reine la esperanza, porque los que lloran serán aliviados.
Que reine la caridad, porque el servicio incondicional a Dios los hará fuertes.
Que reine la unidad, porque todos los que la vivan siempre estarán en Cristo.
Que reine la pureza, porque hará dignos a los más simples.
Que reine la hermandad, porque así nadie perderá su misión.
Que todos encuentren el camino hacia Cristo.
Que todos alcancen la Voluntad de Dios.
Que los más entregados sepan que recibirán los tesoros del Cielo, porque en los más humildes estará la gran victoria de Dios, hasta que Cristo retorne para encontrarlos.
Paz y Amén.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
La entrada de Jesús a Jerusalén significó que el triunfo del Reino de Dios estaba próximo y que nadie podría impedir la divina y exaltada victoria de Nuestro Señor.
Las almas, en lo más íntimo, reconocieron la grandeza y la Misericordia de Dios a través de Su Unigénito.
El día domingo, el mal fue derrotado y paralizado para que las almas, sobre la superficie de la Tierra, conocieran la Luz poderosa de Dios y durante ese día se libraran del sufrimiento y del dolor, al saber que por intermedio de Jesús, grandes puertas infernales se cerrarían en toda la consciencia planetaria.
El Maestro del Amor ingresó a Jerusalén exaltado por los coros angélicos del Padre, los que, aquel día, le dieron una fuerza y un poder desconocido al Hijo de Dios para que, a pedido del Altísimo, se cumpliera la Sagrada Escritura.
El día domingo había llegado para desvanecer de la consciencia humana cualquier principio de autodestrucción o de decadencia.
La esperada entrada de Jesús a Jerusalén, por la puerta mayor de la ciudad, significó para la humanidad traspasar un umbral incierto hacia la luz y la redención que se manifestó por la Presencia del Divino Hijo.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Queridos hijos:
Un alma que ora con el corazón es, para Mí, predilecta, porque la llamaré intercesora entre Dios y los hombres.
Un alma que se consagra a la vida de oración es, para Mí, predilecta, porque la llamaré instrumento de Dios en el mundo, puerta de Su Misericordia para los que más la necesitan.
Un alma que busca, sedienta e incansable, la Fuente de la vida universal es, para Mí, predilecta, porque la llamaré precursora de la Nueva Raza, semilla de la Nueva Humanidad, que vivirá la paz, el perdón y la redención.
Un alma que busca la redención y camina en dirección al Infinito sin perder de vista el retorno al origen celestial es, para Mí, predilecta, porque la llamaré luz del mundo, guía de los perdidos, camino seguro, un ejemplo a seguir.
Un alma perdida que Me extiende los brazos es, para Mí, predilecta, porque representa Mi posibilidad de ayudar a muchos más; la llamaré razón de Mi venida al mundo.
Un alma pecadora que se arrepiente de corazón y busca el perdón de Dios es, para Mí, predilecta, porque le muestra al Universo que esta humanidad aún es rescatable; la llamaré esperanza divina en el corazón humano.
Un alma que no cree en Dios, que no lo busca, que no se arrepiente de sus pecados y sigue causando el mal en el mundo, también será, para Mí, predilecta, porque esa alma Me impulsará a ser incansable, y Mi Corazón no se retirará de este mundo hasta que la última de ellas sea rescatada; la llamaré Victoria de Cristo en el mundo y en el Universo, porque algún día esa victoria ocurrirá.
Mis amados, quiero con estas palabras, decirles que todas las almas de este mundo son predilectas ante Mi Corazón; cada una de ellas Me impulsará a derramar sobre la humanidad una Gracia diferente de Dios.
Con el mismo amor, perseverancia y alegría, buscaré a los que Me acompañan y a los que Me niegan todos los días, porque Mis ojos maternales saben lo que representan para Dios y solo ven, en cada alma, su origen divino.
Cuando Mis ojos contemplan al mundo, encuentran en cada ser una posibilidad de manifestación viva del Amor de Dios, así como se dio en Mi Amado Hijo Jesús, porque Dios vive dentro de cada ser, así como vive dentro de Cristo.
En este día en que desciendo al mundo para bendecir de forma especial a la humanidad, los invito a que sean Mis auxiliares en esta bendición. Mis amados, les pido que coloquen dentro de vuestros ojos Mis ojos maternales y dentro de sus corazones Mi Corazón Inmaculado y así vean a cada criatura con Mis ojos y la sientan con Mi Corazón.
Descubran la grandeza que se guarda en la esencia de cada ser y ayúdenme a despertar lo más puro de cada corazón. Ayúdenme a mostrarle a esta humanidad que un Dios Vivo desea vivir en vuestro interior y esto es para todos, incluso para los más perdidos.
En este día, Mis queridos, Dios los llama para que lo contemplen en cada ser y, de esta forma, crear una condición de unidad para que Él pueda despertar en el corazón humano y así, la Nueva Raza, plena de Dios, sea una realidad y no solo una esperanza.
Yo los amo y dejo hoy Mi bendición y Mi gratitud a Mi querido hijo, que con su esfuerzo torna posible Mi venida al mundo.
Oren hijos Míos, por todos los videntes consagrados a Mi Corazón, para que estén fortalecidos y firmes en Cristo en los tiempos que vendrán.
Que la Gracia de Dios y Su Paz estén hoy en vuestros corazones y en el mundo entero.
Yo los bendigo,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Queridos hijos:
Hoy eleven sus oraciones al Cielo porque Mi Corazón los escuchará. Las palabras quedarán entre los hombres pero Mi Inmaculado Corazón viene hacia ustedes para que reconozcan el poder del Amor de Dios.
Hoy los invito a abrir más el corazón para que la Divina Misericordia sea el escudo que los proteja de todo mal. Mi Corazón se dona a ustedes y al mundo como cofre del amor y de lo sagrado.
Queridos hijos, mientras el mundo cambia, fortalezcan el verdadero ardor del Amor y de la Luz que las oraciones despiertan en sus corazones. Por eso, Mi victoria en la vida de cada alma es el rescate del Amor esencial que Dios le entregó a cada criatura. Vengo al mundo anunciando la paz y la reparación de todas las faltas cometidas diariamente. Cuando Mi Corazón les clama por oración, es por amor a todas las almas que niegan a Dios y que no viven a Dios de forma verdadera.
La hora de la Redención, queridos hijos, es para cada alma que se entrega en las Manos de Dios; es un cántico de gloria para los ángeles del Cielo. Por ello, queridos hijos, cada oración hecha con el corazón es una Gracia Perpetua para el mundo dolorido y para toda la humanidad. Yo los invito a ingresar con sus corazones en la escuela de la oración que ustedes ya están cursando porque la oración alumbrará al mundo a través del Sagrado Corazón de Mi Hijo.
Oren y perdonen; así el mundo será reparado y la compasión será como la flor en cada nuevo amanecer.
Gracias a todos por responder a Mi llamado a la oración diaria.
Yo estoy con ustedes,
María, Madre de la Divina Concepción de la Trinidad
Asociación María
Fundada en diciembre de 2012, a pedido de la Virgen María, Asociación María, Madre de la Divina Concepción es una asociación religiosa, sin vínculos con ninguna religión institucionalizada, de carácter filosófico-espiritual, ecuménico, humanitario, benéfico, cultural, que ampara a todas las actividades indicadas a través de la instrucción transmitida por Cristo Jesús, la Virgen María y San José. Leer más