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Mis queridos y amados hijos:
En este día, les agradezco a los presentes por haberse acercado a Mi Corazón para responder al llamado de orar Conmigo por la paz.
Queridos hijos, la paz es tan urgente en el mundo porque la mayoría de Mis hijos vive en los conflictos internos de sus familias y en los conflictos de las naciones.
Cuando por amor, ustedes se acercan a Mí, como en este día, y oran Conmigo por la paz, se abre una pequeña puerta para que esta paz, que fue invocada por la oración del corazón, pueda evitar escaladas de guerras y de mayores sufrimientos.
¿Ahora, comprenden, hijos Míos, que la oración lo es todo?
Por eso, así como a lo largo de estos últimos diecisiete años, Yo les enseñé a ustedes a orar, quisiera que establecieran espiritualmente más grupos de oración; una escuela de oración en la Tierra que sirva como espejo espiritual, formado por las almas que siempre buscan responder a Mi llamado.
¿Y cómo lo conseguirán, queridos hijos?
Lo conseguirán siendo ustedes mismos una oración a través de los gestos de amor, de servicio, de caridad y de ayuda a quien lo necesite, sin excepción.
Esto significa imitar en plenitud a la Sagrada Familia, porque hoy quiero que sepan que cada uno de ustedes es considerado un miembro de Nuestra Divina Familia Espiritual.
Sigamos invocando la paz, siendo un acto de paz. Sigamos invocando la paz, sin actos de repudio ni violencia, porque el mundo está muy perdido en tanta violencia y agresión.
Que esto termine pronto para que se establezca la paz, la tolerancia y el respeto entre todos.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre, la Virgen María, Rosa de la Paz
Oración interna de Padre Pío
para cada momento de tomar una decisión
Amado Señor,
que mi mirada, mis oídos y mi alma
estén atentos a las señales que Tú me envías,
porque sabiendo cuán imperfecto
y pequeño soy ante Ti,
sé que, si Te imploro de corazón y de espíritu,
Tu Amor Inagotable me guiará.
Hazme, Señor, en este mundo,
un espejo fiel de Tu Presencia;
destierra de mi ser toda arrogancia, soberbia y orgullo;
convierte mi corazón según Tu Voluntad.
Que mi alma pueda ser
como un cántaro de agua fresca,
entre Tus Santas Manos,
para que Tú, Señor, derrames mi espíritu y mi ser
en donde Tú más lo necesites
y a fin de que, en perpetua donación y servicio,
yo pueda cumplir en cada paso Tu Obra de Amor.
Te pido, Señor,
que al igual que Tu Hijo con los santos apóstoles,
laves mi cabeza y la purifiques
de todo pensamiento contrario a Ti.
Te pido, Señor,
que laves mis manos, me liberes de todo el pasado
y especialmente me despojes del mal uso
del poder y de toda autoridad.
Te pido, Señor,
que laves mis pies del polvo del pasado,
de los traumas adquiridos, de todo sufrimiento o marca
que yo haya provocado en algún corazón.
Te pido que me purifiques,
así como Tu Amado Hijo
fue purificado en el Templo.
Hazme libre de mí mismo
para que, con otra consciencia
y bajo una segura condición,
yo pueda decidir conforme a Tu Voluntad
y a Tu Santa Aspiración.
Por último, Señor,
vacíame, humíllame, hazme nada
para que Tú, Padre Amado, lo seas todo,
porque al fin de esta peregrinación en la Tierra,
se cumplirá Tu sabia y amorosa decisión.
Amén.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre, la Virgen María Rosa de la Paz
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Mantengan la paz mientras estoy presente, porque el mundo necesita de paz.
Agradezco la respuesta de Mis hijos, la respuesta inmediata y sensata de todos los que se reúnen en este momento alrededor de la Madre de Dios, así como los ángeles de Dios están reunidos en este momento.
Regreso a Mi amada y predilecta Casa de Figueira, porque este lugar, bendecido por Mi Padre que está en los Cielos, Me ha abierto las puertas para que Yo pudiera llegar al mundo entero.
Por eso hoy, vengo a aliviar sus heridas; vengo a hacer desaparecer sus tristezas; vengo a hacer desaparecer sus agonías, para que de este mundo y de esta humanidad desaparezca el sufrimiento, que se ha agravado en estos tiempos.
Por eso, les vuelvo a decir, una y otra vez, que no pierdan la fe. Yo estoy aquí y Soy su Madre, que los guía y que siempre los guiará al camino seguro, el camino bendito hacia el Corazón de Dios.
A pesar de que este tiempo sea desconocido, a pesar de las dudas o aun de las incertidumbres, es hora de que confíen en el Supremo; porque Yo estoy aquí para abrirles la puerta hacia el Supremo. Yo estoy aquí para conducirlos hacia la Verdad y no Me cansaré de hacerlo, hijos Míos.
Por eso, llego aquí de forma incansable para que Mis hijos se restauren en Mi Corazón, para que siempre sepan que habrá un destello de la Esperanza de Dios que podrá brillar más allá de la oscuridad del mundo, más allá de la propia oscuridad interior.
Sean valientes, y decididos sigan los pasos de Mi Hijo. Él necesita construir el nuevo tiempo, a través de Sus apóstoles y servidores. Él necesita, de forma imperiosa en este momento, que haya testigos de Su Amor; porque el mundo no puede vivir sin el Amor de Dios, las almas no pueden vivir sin el Amor de la Fuente.
Ustedes saben que esto es así, hijos Míos. Por eso, Yo vengo aquí en el nombre de ese Amor Mayor, de ese Amor de Dios que los reunió a todos desde el principio para construir las bases de esta Obra Espiritual, formada por el Cuerpo Místico de Cristo, por medio de todas las almas que se congregan y que se autoconvocan, para que en este tiempo sean parte del ejército de Cristo, sin miedo a nada.
Hijos, mientras estoy aquí, en la alegría de este reencuentro con cada uno de ustedes, Yo les pido: confíen y despójense, para que la humanidad pueda ser despojada de sus conflictos, ambiciones y guerras.
El primer paso lo deberán dar ustedes mismos, porque son más conscientes que los demás, porque han sido agraciados por los tesoros del Cielo y de la Tierra. Solo eso es lo que les pide Mi Hijo, que den los pasos que Él necesita que ustedes den; porque es urgente que, en la superficie de la Tierra, estén presentes los Nuevos Cristos. Y esto no es para mañana, esta aspiración de Cristo es para ahora.
Sus espíritus fueron formados a través de la Palabra del Señor, pero sus consciencias también fueron forjadas para vivir la transformación, la purificación y luego la redención.
¿Por qué le temen a lo que están viviendo y atravesando en este tiempo, si están viviendo lo que ya estaba escrito?
El Amor de Dios siempre será mayor que todas las cosas. Ese Amor Mayor y Divino siempre los abrazará y los colmará, y si fuera necesario, Mis amados, el Amor de Dios les permitirá que Yo tenga a sus almas en Mis Brazos para enseñarles aún más sobre el Amor de Dios, el Amor de Dios que besa y que consuela, así como una buena madre besa y consuela a sus hijos.
Esto es lo que el mundo necesita en este tiempo, no puede perder el sentido y el camino del Amor Mayor; porque el Amor Mayor les hará comprender al semejante, los ayudará a aceptar todas las situaciones y todas las condiciones, por más difíciles que sean. El Amor de Dios siempre los ayudará a superarse a ustedes mismos, porque el Amor del Padre es el fiel testimonio de Su Presencia.
Lo que hoy sucede aquí, es obra del Amor de Dios; es Gracia de Mi Hijo, el Cristo; es Amor maternal de Mi Corazón por Mis hijos.
Por eso hoy, Yo vengo a prepararlos no solo para los próximos tiempos, sino también vengo a prepararlos para que vivan en estos días los encuentros con Mi Hijo, sabiendo que ya son los últimos encuentros, en los que sus almas y espíritus podrán beber de esa Fuente del Amor Consolador y Misericordioso, que disolverá todo mal y que los renovará por dentro para que puedan tener vida en abundancia.
Hagan esto por la humanidad, den los pasos por aquellos que no los dan, oren por los que necesitan de oración, vivan y tengan un gesto de amor y de misericordia por el prójimo.
Porque Mi ardiente deseo de Madre es que ya se sientan apóstoles del Cristo Redentor, viviendo la vida del apostolado, de la misión y del servicio; y no buscando ser apóstoles, aun en estos tiempos críticos, porque en sus corazones están todas las llaves que Mi Hijo les entregó para abrir las puertas al conocimiento mayor, para entender la existencia y la condición humana, para que esa condición humana no sea juzgada ni condenada, sino comprendida y aceptada a través del Amor de Dios que puede vivir perpetuamente en ustedes y se puede renovar a través de cada nuevo Sacramento.
Sepan que, cada vez que reciban un Sacramento, estarán delante de las puertas del Paraíso; porque los Sacramentos que Mi Hijo instituyó no solo son Gracias reparadoras, sino son oportunidades para que las almas se reencuentren consigo mismas y retomen el camino hacia el infinito Propósito.
Lo último que quiero decirles en esta noche, en la que puedo sentir un poco del amor de cada uno de Mis hijos, es que confíen en las virtudes y en los dones que Dios les regaló, porque cada vez que escuchen la Palabra de la Divina Jerarquía, cada vez que sean capaces de repasar Nuestros Mensajes para comprender un poco más lo que les decimos y todo en lo que los instruimos, están recibiendo la oportunidad de vivir los Dones de Dios.
Y la primera escuela para poder vivir los Dones de Dios es que puedan vivir ustedes mismos el Amor de Cristo, que los unge y los santifica en cada momento, cuando se arriesgan a colocar sus rodillas sobre el suelo para pedir Perdón y Misericordia, no solo por ustedes mismos, sino también por el mundo.
Que, a las puertas de la próxima Maratón de la Divina Misericordia, Mis hijos recuerden que siempre son agraciados y bendecidos, ante la emergencia de estos tiempos, ante millones de almas que, viviendo en la oscuridad, en el sufrimiento y en la guerra, no consiguen ver la Luz y el Amor de Dios.
Por eso, sus ofrecimientos son importantes en estos tiempos para que las almas se puedan salvar, especialmente las que más necesitan de la Misericordia de Cristo. Y eso no es solo con los que están lejos de aquí, sufriendo de una forma verdadera y, hasta diría, inexplicable, sino también con las almas que necesitan de salvación que podrían estar aquí entre ustedes, sin que lo perciban.
Por eso, amen lo que viven, amen cada nuevo ofrecimiento. Esto es lo que el Padre Celestial necesita para que Su Misericordia descienda al planeta y la Nueva Humanidad pueda ser una realidad.
Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús:
Nos colocamos de pie.
La Madre nos va a enseñar una simple oración, para que nos animemos a imitar a María.
Repetimos:
Divina Madre,
consagra mi corazón,
para que pueda sentir
como siente Tu Corazón.
Divina Madre,
consagra mis ojos,
para que mis ojos puedan ver
como ven Tus Ojos.
Divina Madre,
consagra mis labios,
para que mis labios sean como Tus Labios,
que oran perpetuamente
por las almas y por la Creación.
Divina Madre,
consagra mis manos,
para que mis manos sirvan
con caridad y misericordia,
así como Tus Manos sirven
con caridad y misericordia,
marcando en cada paso un gesto de Amor.
Divina Madre,
consagra mis pies,
para que mis pies caminen
así como caminan Tus Pies,
buscando incesantemente la senda de Cristo, Nuestro Señor,
y confiando plenamente
en el Propósito de Nuestro Creador.
Divina Madre,
consagra mi alma,
para que mi alma viva
el mismo júbilo que vive Tu Alma
al responder en cada paso al Llamado de Dios.
Divina Madre,
consagra mi espíritu,
para que mi espíritu esté unido a Dios,
así como Tu Espíritu está unido al Padre eternamente.
Divina Madre,
despoja mi ser completamente,
así como Tú Te despojaste ante Dios,
siendo una Esclava perpetua de Su Proyecto.
Amén.
Vamos a pedirles a los sacerdotes que traigan los elementos aquí, para la consagración de la Eucaristía, que haremos junto con la Madre Divina.
Mientras tanto, vamos a entonar los Nombres de Dios y a intentar que esta oración, que María nos enseñó, pueda resonar en cada parte de nuestro ser, así como resuena en cada parte de nuestra Madre, en Su Espíritu, en Su Alma y en todo Su Ser.
Así, vamos a hacer nuestro ofertorio, el ofertorio más profundo de nuestro corazón, para que Cristo pueda estar entre nosotros en este momento; así como María nos trae a Su Hijo en este momento, en Divinidad y en Espíritu.
Vamos a cantar estos Nombres de Dios junto a la Madre Divina, invocando la presencia de los ángeles.
Mis queridos hijos:
Mientras el mundo y, sobre todo, algunas naciones enfrentan el mal y el caos de estos tiempos, Yo los llamo a ser portadores de Mi Paz.
Mientras las guerras provocan un temido beneficio a quienes promueven las armas y generan sufrimientos inexplicables a la mayoría de Mis hijos, Yo los llamo a ser embajadores de Mi Paz.
Mientras la impunidad ciega a muchas mentes y corazones ambiciosos, y provoca dolor y angustia en numerosos pueblos y familias, Yo los llamo a ser instrumentos de Mi Paz.
Mientras el aborto y el descarte de los recién nacidos y de los no nacidos se vuelven hábitos normales, indiferentes y tenebrosos, Yo los llamo a ser Luz de la Misericordia de Cristo.
Mientras regiones enteras se secan, de la noche a la mañana, y ciudades y pueblos son destruidos por la furia del cambio climático, Yo los llamo a ser embajadores y protectores de la Creación.
Mientras la indignación, el hambre y la miseria socavan el don de la dignidad humana y espiritual, Yo los llamo a ser representantes y guardianes de los Valores de Dios en la Tierra.
Mientras las almas enfrentan durísimas pruebas y muchos descubren sus flaquezas, miserias y enfermedades, Yo los llamo a ser puentes de amor y de cura para esta sufrida humanidad.
Mientras los caminos, las fronteras y los océanos se cierran a los refugiados y exiliados, tornando al mundo insensible e indiferente al sufrimiento del prójimo, Yo los llamo a ser intercesores de la Paz y de la Misericordia; porque de no haber instrumentos en Mis Manos, su Madre Celeste no podrá interceder.
Que todas las voces y los corazones se unan en una única oración, diciendo: “Señor, ten Piedad y Misericordia”.
Yo siempre oraré por ustedes.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre, la Virgen María, Rosa de la Paz
Queridos hijos:
Mientras el mundo enfrenta su gran momento de purificación, les pido que en sus vidas y consciencias siga resonando la voz de la oración del corazón; porque será la forma de que, ustedes y sus hermanos de la humanidad, sean ayudados a través de las Leyes Espirituales.
A medida que se aproxima el tiempo prometido del Apocalipsis, los corazones verán situaciones inesperadas que nunca acontecieron en la Tierra. Esto es así para que el planeta se limpie a sí mismo, porque la Madre Tierra grita de dolor y nadie la escucha.
Por eso, hijos Míos, que la oración sea esa llama ardiente que nunca se apaga, que sea la llama que se vivifica, que transmuta, que ilumina y que redime; porque, en el fin de estos inesperados tiempos, la oración será ese escudo espiritual capaz de aislarlos de todas las interferencias de estos tiempos.
Yo necesito que Mis queridos hijos no omitan este pedido, porque cuando estén delante de los acontecimientos del final de los tiempos, recordarán Mi Mensaje.
Si realmente aspiran a corresponder a Dios no solo en los Mandamientos, sino también cumpliendo Su Santa Voluntad, la oración ardiente será esa estrella que a través de Mi Corazón los guiará hacia Dios, hacia un lugar seguro.
Estos tiempos demuestran que la humanidad perdió los valores de la vida y de la familia, porque la sociedad se volvió indiferente al sufrimiento y a la necesidad de los más desprotegidos.
Por eso, les pido que coloquen todo esto en el corazón y que oren Conmigo, a fin de que su Madre Celeste junto con todos los ángeles intervengan en la actual y cruda realidad de estos tiempos.
Es inmediato que la oración de Mis amados hijos resguarde y proteja toda la misión espiritual que llevará adelante la Madre Celeste.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre, la Virgen María, Rosa de la Paz
Mis queridos hijos:
Como Madre Naturaleza y Madre de la Vida, hoy desciendo con la Luz de Dios sobre esta sagrada sierra para volver a encontrarme con Mis hijos de esta humanidad.
Vengo en este día a auxiliar y a socorrer a todos los hijos Míos que en este tiempo sufren y padecen sus purificaciones y pruebas, enfrentando de la noche a la mañana situaciones inesperadas que cambian el destino de la vida de muchas personas.
Pero quisiera decirles, Mis hijos, que eso no significa que Dios esté lejos del sufrimiento o de la enfermedad. Él está más cerca de lo que parece y sufre junto con todos los enfermos y necesitados a través de Su Hijo, Jesucristo, que también sufre junto con los Hijos del Padre.
Este es el tiempo de tener que aceptar, pero también es el tiempo de tener que reconocer los aprendizajes de la vida, teniendo presente que cada momento es una sagrada oportunidad de crecimiento interior para todos.
Cada alma, en este ciclo final, vivirá lo que más necesita aprender, a fin de que en cada hijo Mío nazca y emerja el amor crístico, que le permitirá comprender la vida en su esencia profunda.
Como Sagrados Corazones, antes de Nuestro recogimiento, vemos cómo la humanidad no está preparada para el fin del tiempo. Por eso, la Jerarquía Espiritual dedica cada momento y cada encuentro para auxiliar en todas las situaciones posibles.
Que, en este momento tan turbulento y hostil del planeta, ustedes aprendan a perpetuar la luz de la oración y no pierdan la oportunidad de orar, de pedir Mis Gracias y de interceder por todas las causas, por todas las situaciones y por todos sus hermanos; porque en este tiempo solo bastará orar, pero orar de corazón.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre, la Virgen María, Rosa de la Paz y Madre de todos los enfermos de cuerpo y de espíritu
Queridos hijos:
Cuando un alma no acepta o no acoge con profundidad la Voluntad de Dios, es un alma que le envía un mensaje al universo, diciéndole que hará su propia voluntad. Vean, en esto, el ejemplo de la falta de consciencia y de discernimiento de quien decide por sí mismo.
La Voluntad de Dios no es un reglamento, es una expresión desconocida de Su Amor.
La Voluntad de Dios no es autoritaria, es un reflejo de la Caridad del Padre con todos Sus Hijos.
La Voluntad de Dios no es restricción, es la emanación infinita de Su Sabiduría y de Su Insondable Misericordia.
Cuando el alma no consigue abarcar esta realidad, está propensa al sufrimiento; porque, hijos Míos, no hay nadie más que humildemente respete la libertad de Sus Hijos como Dios.
Cuando nada parece tener sentido, es entonces que las almas con corazones más duros recuerdan a Dios; pero como Madre, que desde el principio vivió en la Voluntad del Creador, Yo los invito a vivir la experiencia de abrazar la Voluntad de Dios para que pierdan el control que creen tener.
Si aman la Voluntad de Dios, la conocerán.
Si viven en la Voluntad de Dios, no existirán límites para que el ser de la superficie de la Tierra sea un espejo vivo de esa Voluntad.
Así como la Verdad de Mi Hijo los hace libres; también la Voluntad de Dios, paso a paso y en obediencia, los liberará de ustedes mismos.
Piensen cuántas veces, en el día a día, dejan de vivir la Voluntad de Dios y viven su propia voluntad; una voluntad que carece de fundamentos y, sobre todo, que carece de amor. Así, Mis hijos, se darán cuenta si están cerca o lejos de Dios.
Como Madre, deseo el bien y la victoria de Cristo en los que se decidan a ser nada y que se decidan a vivir en la sabia Voluntad del Padre Eterno.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre, la Virgen María, Rosa de la Paz
Queridos hijos:
Hoy, su Madre Celeste coloca Su mirada sobre la herida África para que su pueblo encuentre, a través del consuelo de la Madre de Dios, la fuerza interior que necesita para seguir adelante.
África es Mi pueblo amado, un pueblo muchas veces olvidado y lastimado por la esclavitud sofisticada de estos tiempos.
Como Señora del Verbo Divino, vengo a pedirles a Mis hijos que no se olviden de las necesidades de Mi amada África; porque, mientras esas necesidades urgentes no sean atendidas por toda la humanidad, no llegará el tiempo de paz que el mundo tanto busca.
A través de ciertos acontecimientos, la voz y el grito de Mis queridos hijos de África son silenciados para que su sufrimiento no sea conocido.
Por eso, así como en este último mes Yo los invité a orar por las familias, hoy los llamo a que no se olviden de orar por Mi herida África; porque necesito que sus corazones, que ya lo tienen todo, se sientan sensibles por aquellos que más sufren.
No puede pasar ni un día en el que ustedes no piensen en Mis hijos de África. Quisiera que sepan y que comprendan, algún día, la importancia de que haya más misioneros en África.
Oro, día y noche, por los que son descartados.
Oro, día y noche, por los que son desatendidos.
Oro, día y noche, por los que son olvidados.
Oro, día y noche, por los que no escuchan con sensibilidad el grito y el llamado de África.
Mi Corazón de Madre está con África.
Mi Gracia sostiene la fe de todos los africanos. Mi Amor los abriga y los consuela en las horas difíciles.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre, la Virgen María, Rosa de la Paz y Madre de toda África
Por aquellos que claman, Mi Corazón está presente.
Por los que viven en los espantos de la guerra, Mi Corazón está presente.
Por los que son condenados y mueren bajo la impunidad de las leyes de este mundo, Mi Corazón está presente.
Por los que claman por la paz, Mi Corazón está presente.
Por los que son obligados a vivir el exilio y son descartados, Mi Corazón está presente.
Por los que son perseguidos a causa de su fe y de su amor por Cristo, Mi Corazón está presente.
Por los que perdieron el derecho a poder nacer, Mi Corazón está presente.
Por los que están bajo la mentira, la impunidad y el control, Mi Corazón está presente.
Por los Reinos que sufren en silencio, que son masacrados y sacrificados sin consciencia de lo que verdaderamente sucede, Mi Corazón está presente.
Por los que ya no tienen futuro, por los que de la noche a la mañana perdieron todo, sus familias, sus hogares, su esperanza y su alegría; Mi Corazón, por todos ellos, ora y está presente.
¿Dónde está el corazón de Mis hijos en este momento?
¿Sus corazones están presentes en todas estas situaciones, al igual que lo está Mi Materno Corazón?
Para que tengan un corazón presente en todo, deberán buscar tener un corazón maduro, un corazón capaz de amar como Cristo amó en la Cruz, como Él amó en cada paso.
Si tienen un corazón presente, sabrán comprender los aprendizajes de la vida, sabrán salir de ustedes mismos por todos aquellos que no lo hacen y que creen, absolutamente, estar con Mi Hijo.
Esto es lo que hoy le pide Dios al mundo: que ustedes sean capaces de tener un corazón presente en todo, que tengan un corazón capaz de amar y de soportar el fin de los tiempos.
Yo rezaré para que puedan tener un corazón maduro y presente en todo lo que, en este tiempo de tribulación, sea necesario ayudar.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre, la Virgen María, Rosa de la Paz y Madre del corazón presente
Mis queridos hijos:
En este día, su Madre Celeste viene al mundo para que, a través de la majestad del Gran Cañón del Colorado, la humanidad sienta, por un instante, florecer los Atributos de Dios; a fin de que desde ahora comience a vislumbrarse en el horizonte la llegada de la Nueva Tierra, libre de los errores humanos y del sufrimiento que hace apartar a Mis hijos del Creador.
Por esa razón espiritual, hoy, su Madre Celeste y Madre de Norteamérica está aquí, extendiendo Sus Brazos y ofreciéndoles Sus Manos para que se tomen fuerte, confíen y se animen a seguir este camino infinito hacia lo desconocido. Porque en eso, que es desconocido, encontrarán a Dios y a Nuestros Sagrados Corazones que, una y otra vez, se presentan ante mundo para recordarle que aún no cumplió la Voluntad de Dios.
Para que la Nueva Tierra comience a emerger ante el horizonte de la consciencia humana, Yo les pido, Mis hijos, que esa Nueva Tierra, esa Nueva Humanidad, viva primero en ustedes, protegiendo de ustedes mismos los principios que los unen al Creador y a toda la Hermandad Divina.
Sean portadores del Sagrado Amor de Mi Hijo.
Sean un ejemplo de transformación constante, pero también sean un ejemplo de perseverancia, de esperanza y, sobre todo, de Amor, del Amor de Cristo que les permita aceptar y comprender al otro, de un amor compasivo que ya no permita que el ser humano sea egoísta y autónomo.
Vivan la promesa de esa Nueva Tierra en el día a día y creen la condición correcta para que ese momento de la Nueva Humanidad pueda llegar, conforme lo pensado y sentido por el Padre Eterno.
Mi Corazón de Madre siempre será ese puente para que ustedes se animen a cruzarlo, rumbo al vacío de ustedes mismos.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre, la Virgen María, Rosa de la Paz
Queridos hijos:
Que el Sagrado Manto Protector de Mi Hijo cure y proteja, en este momento, a cuantos continúan atravesando esta pandemia.
Mi consuelo y amor de Madre están en cada corazón que vive, en este momento, la enfermedad y el sufrimiento.
Por eso, hoy, pido de manera especial que el Manto Sagrado de Cristo cure y alivie a los que necesitan ayuda espiritual y física, porque las almas deberán salir fortalecidas después de esta experiencia con la pandemia.
Mi Corazón y Mi Vida rezan por ustedes en todo momento, pidiéndole y rogándole al Padre que envíe a Sus ángeles curadores para que estén al lado de las personas enfermas y para que, a través de la ayuda angélica, las almas tengan fuerza suficiente para atravesar esta nueva escuela que toda la humanidad, desde hace dos años, atraviesa.
Como Madre, también rezo por otras causas que agravan la situación del planeta y de la humanidad. Rezo por todo el movimiento que la naturaleza ferozmente realiza para que, en los planos internos, se establezca el orden y la paz, a fin de que el cambio climático ya no sea el motivo o la causa de miles de desplazados y desfavorecidos.
También, ruego a Dios por los más vulnerables y solicito que el Bendito Manto Protector de Cristo proteja y resguarde a los que, violentamente, viven el fin de los tiempos.
Este momento, queridos hijos, lleva a cada uno a mirar y a pensar en el otro, no como un problema, sino como una necesidad de llevarle amor, amparo y refugio, no solo espiritual, sino también material.
Cuando realmente exista una consciencia fraterna en esta humanidad, Yo les aseguro que muchas situaciones serán resueltas; mientras tanto, los más vulnerables están sometidos por los que se sirven del caos y lo diseminan en el mundo.
Oremos con más fervor. Que Dios escuche las oraciones de todos Sus hijos.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre, la Virgen María, Rosa de la Paz
Hijo:
Cree en absoluto en la fuerza y en el poder de la superación que te brinda el Amor de Dios.
Cree que, a pesar de tus más profundas miserias, el Amor de Mi Hijo y Su Misericordia son capaces de colocarte en otra realidad.
Cree que en la superación de ti mismo, aprendes a vivir la redención de todo tu ser y sabes dar los pasos que deben llevarte a cumplir la Voluntad de Dios.
Cree que superándote todos los días, un poco más, disuelves las pesadas cadenas que atan a la humanidad.
Cree que superándote, generarás la condición para que el sufrimiento desaparezca de la faz de la Tierra.
Por eso, cree en absoluto en la fuerza y en el poder de la superación que te brinda el Amor de Dios; porque, de esa forma, estarás recreando a la Creación y las situaciones internas serán otras.
Ten fe y supérate a ti mismo, todos los días. Supera los límites que te imponen los miedos de la consciencia.
Haz nuevas todas las cosas y vive este tiempo de purificación no como un castigo, sino como el gran momento de superarte, para que la humanidad se supere y abandone, de una vez y para siempre, la indiferencia y la frialdad.
Cree en la fuerza de la superación y coloca tu consciencia en otro estado, en lo positivo, en la corriente universal del Amor.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre, la Virgen María, Rosa de la Paz
Queridos hijos:
Ahora, desde el Santuario de Fátima, el Padre Celestial envía a Su Sierva fiel a propagar en el mundo la renovación de la devoción al Inmaculado Corazón de María.
En esa renovación del compromiso de consagración de todos los Hijos de María, que será un simple ejercicio interior, ustedes permitirán que su Madre Celeste interceda por situaciones de Europa y del mundo con mayor amplitud.
Ahora, más que nunca, sus corazones, hijos Míos, deben estar unidos al Mío diariamente, para que ciertas situaciones en la humanidad sean evitadas y otras situaciones puedan ser disueltas, porque Mi aspiración y deseo de Madre Celestial es que ya no sufran más.
Por eso, queridos hijos, reviviendo la renovación de su devoción al Inmaculado Corazón de María, concederán la Gracia extraordinaria de que sus almas sean partícipes de los ejércitos orantes de la Luz, de estos tiempos.
Quiero que esa devoción de sus vidas por Mí sea capaz de aplacar cualquier situación en este momento y que las puertas de la Justicia Divina no se abran, sino que la gran puerta del Corazón misericordioso de Mi amado Hijo sea capaz de neutralizar o de transmutar todo aquello que está en contra del bien común y de la paz.
En esta escuela, que el Reino de Fátima les ofrece, Yo los llamo para que el espejo del corazón de cada hijo Mío sea ese lucero interior que ilumine al mundo y atraiga el sagrado Espíritu de la Paz.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre, la Virgen María, Rosa de la Paz
Querido hijo, querida hija:
Que la pureza vuelva a nacer y a brotar de tu corazón.
Que esa pureza esté formada por un sentimiento puro, por un pensamiento puro, más allá de todo lo impuro que vivas.
Busca creer, más allá de las dificultades, en la pureza que Dios le dio a tu alma y a tu corazón; y, a través de esa búsqueda incesante, aprende a amar de verdad, sin dejar de amar todo lo bueno o lo no bueno que te suceda.
Así, hijo Mío, hija Mía, transitarás por la escuela de la reconciliación. Aprenderás a perdonar todo lo que vives y, en el acto sincero del perdón, volverás a renacer.
Un corazón puro es lo que la humanidad perdió por completo. La falta de un sentimiento puro y de una acción pura lleva a las almas al sufrimiento y hasta pensar que la culpa la tiene Dios.
La falta de un amor pacífico y fraterno hizo perder los valores y los principios de la espiritualidad y de la fe en cientos de almas.
Sean puros, no queriendo ser perfectos o trascendidos. Comiencen todos los días con pequeños actos de amor para que no solo ustedes se transformen, sino que el mundo también se transforme y retorne al respeto y a la reverencia de los Mandamientos. Sin Mandamientos no hay camino hacia el Cielo, y sin Cielo no hay paz interior.
Pido a Mis hijos que recapaciten y que replanteen sus actitudes, y la forma de ver las situaciones de la vida; porque cuando aprendan a amar y a apreciar las diferencias de la humanidad, ya no sabrán lo que es el conflicto o la violencia, porque se habrán dado cuenta de la Verdad.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre, la Virgen María, Rosa de la Paz
Queridos hijos:
Que la profunda Paz de Jesús esté entre ustedes, en ustedes y especialmente en los lugares en donde hoy se viven las guerras y los conflictos.
Después de más de 2.000 años, Israel y Palestina se siguen lastimando cruelmente.
Los pueblos hermanos pierden, vertiginosamente, la paz. Por detrás de los que sufren y son más inocentes, se planean ideas tenebrosas que solo buscan y alimentan el uso de armas y su venta en las naciones más frágiles y hostiles del mundo.
La economía de los países poderosos se fortalece tristemente de todo esto, a través del desorden y del sufrimiento de los que sufren la injusticia desmedida de esta actual humanidad.
Como Reina de la Paz, hoy vengo a pedirles que se unan fervorosamente por todas las necesidades del mundo; pero especialmente que se unan a la Oración por la Paz en Medio Oriente.
El hombre, inconscientemente, juega con las armas; y esto somete y degenera la paz, imponiendo órdenes humanos que encarcelan la libertad de las personas y de las naciones.
Mi amada Tierra Santa se convirtió en un escenario de horrores y de sangre.
Por todo lo que Mi Hijo dejó sembrado en el Evangelio, pero sobre todo a través de Su dolorosa Pasión; Yo vengo a rogarles, Mis hijos, que oren bien unidos, a través de la Oración por la Paz en Medio Oriente, para que no se cree ni se genere una tercera guerra, que podría no tener retorno. Ningún hijo Mío conoce el mal y su astucia.
Yo los llamo y los convoco como Mis ejércitos orantes. Así, sus manos en oración secarán las lágrimas del rostro de su Madre Celeste, por ver el sufrimiento y la agonía de los más inocentes.
¡Les agradezco por responder de inmediato a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre, la Virgen María, Rosa de la Paz
Mis queridos hijos:
Que la profunda e inmutable Paz de Jesús esté en sus corazones.
Sé que este tiempo es el más difícil para todos Mis hijos, es el tiempo del dolor y del sufrimiento.
Yo los llamo a penetrar en el misterio del Amor de Mi Hijo en esta Semana Santa.
Les pido que, en esta próxima semana, ofrezcan todo como algo sagrado, sus actos, sus pensamientos y sus sentimientos, así como pequeñas obras de Misericordia, para que Mi Hijo tenga la autoridad de interceder por todos, ante el caos mundial.
Cada gesto que se vuelve sagrado, por más concreto que parezca, santifica la vida y la hace más próxima del Reino de Dios.
Imploro por Mis hijos para que, en esta Semana Santa, por el poder de la Sangre de Cristo, muchas más situaciones que parecen irreversibles sean aliviadas y contempladas por la Gracia Divina.
Mis hijos, deseo ardientemente que cada uno de ustedes recoja los códigos de la victoria de Jesús, esos códigos de fortaleza y de fe que harán de sus vidas espejos que reflejarán la Voluntad del Padre.
En este duro desierto que atraviesa la humanidad, Yo los llamo a buscar la paz dentro de sí mismos y a no esperar resultados externos.
Sepan que, día y noche, estoy en oración con ustedes y por ustedes.
Cristo me confío sus vidas a los pies de la Cruz y hoy nuevamente estoy aquí.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre, la Virgen María, Rosa de la Paz
Queridos hijos:
Aprendiendo a cargar con su propia cruz de estos tiempos, los invito, en nombre de Mi Hijo, a acompañarlo con la memoria de Su dolorosa Pasión, para que la Sangre derramada por Cristo vuelva a tener el valor y la veneración que merece de parte de todos Mis hijos en el mundo.
Así, los ángeles del Señor traerán, entre sus serviciales manos, los cálices sagrados de la reparación para que su Luz sea derramada sobre la consciencia espiritual de este mundo, a fin de que el sufrimiento sea aliviado y disipado de los corazones que padecen las consecuencias de estos tiempos.
Yo los invito a perseverar en la fe y en la confianza. Los invito a ingresar conscientemente en las filas de los últimos apóstoles de Cristo, los que se dispondrán a servirlo incondicionalmente y prepararán Su Retorno en las almas que aguardan Su llegada.
Queridos hijos, sean testigos de este momento y no lo desaprovechen. El mundo está en su transición final y el amor deberá triunfar en ustedes y en cada rincón de esta sufrida humanidad.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre, la Virgen María, Rosa de la Paz
Queridos hijos:
Que el sufrimiento de los corazones servidores de Mi Hijo sea aplacado.
Que la experiencia transitoria de este momento planetario sea ofrecida más allá de su repercusión, para que el Padre Eterno la reciba como la justificación y la expiación por todos los errores cometidos hasta el presente por esta sufrida humanidad.
Este es el tiempo de las almas víctimas de Mi Hijo; es el tiempo de ofrecerse para enmendar la injusticia que abraza a los corazones de toda la humanidad.
Estoy al lado de cada servidor de Cristo que vive, al igual que el resto del mundo, la experiencia de estar en el caos.
Esta es la hora tan esperada de la tribulación para todos, pero también es la hora de hacer emerger los talentos de la santidad que Mi Hijo les depositó hace mucho tiempo.
Sé que nunca atravesaron algo así como humanidad, pero ustedes deben recordar que, como esencias, estaban esperando que llegara este momento para poder servir incondicionalmente, a fin de que se cumpla el Plan Redentor de Mi Hijo.
Yo les pido, hijos Míos, que no abandonen la cruz de este tiempo, porque al final del camino de este calvario mundial se encontrarán con Mi Hijo y Él los librará de esta situación para siempre.
Solo que a cada hijo Mío le llegó la hora de transitar su prueba de amor crístico para que al fin la consciencia se confirme al Plan y a la Voluntad del Señor.
Este es un tiempo desconocido, impregnado de señales que, sí o sí, llevarán al cambio de la consciencia a través de lo que es impredecible.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre, la Virgen María, Rosa de la Paz
Cuando no tengas quietud interior, busca retornar a la paz del corazón, para que cada aprendizaje que vivas sirva para el crecimiento de la bondad de tu ser.
Sé que el ser humano no consigue comprender la razón de algunas experiencias dolorosas. Pero debe saber que existen causas y condiciones que generan como resultado esa experiencia.
En este momento, debes percibir con claridad las causas y las consecuencias para que, todo lo que lleves adelante, sea beneficioso para tu ser, dentro de los valores del bien común, de la justicia y, sobre todo, del amor.
Reconocer las raíces de las causas y de las consecuencias que tú mismo puedes generar para tu vida material y espiritual, te ayudará a salir de la ignorancia y de la incapacidad permanente de comprender o de aceptar las experiencias.
El camino real de la transformación significa ver más allá de uno mismo, comprender al semejante, buscar la belleza de las diferencias que puedan existir entre los seres humanos.
Al final de todo, es necesario no dejar de buscar la verdad, y la verdad se encuentra en el autoconocimiento y en ver, en cada momento, todo lo bueno que se puede aprender. Así, te irás liberando del sufrimiento.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre, la Virgen María, Rosa de la Paz
El descenso de la Iglesia Celestial traerá, en este momento culminante de la humanidad, la Gracia Divina de que las almas del mundo se vuelvan hacia Dios en una acción interna de verdadero arrepentimiento y reconciliación.
La Iglesia Celestial traerá para el planeta un momento de quietud interna y de reflexión, a fin de que todas las almas posibles recapaciten y reparen sus vidas de todo lo que vivieron, para que sean restauradas del sufrimiento.
La llegada de la Iglesia Celestial impartirá bendiciones y Gracias en los corazones que estén abiertos para reconocer este importante acontecimiento espiritual.
En la Iglesia Celestial estará presente uno de los Aspectos de Dios que, durante los días de la Sagrada Semana, permanecerá en contemplación y a disposición para escuchar las intenciones y las oraciones de Sus hijos. Dios Padre abrirá un espacio espiritual para atender a Sus criaturas.
Durante el descenso de la Iglesia Celestial, los Ángeles de la Guarda tendrán la Gracia de poder llevar hacia adentro de la Iglesia de Cristo todas las súplicas de los que las pronuncien de forma impersonal y en beneficio espiritual para la cura de la humanidad.
Con la llegada de la Iglesia Celestial, muchos movimientos sucederán para todos, no solo internos, sino también externos y en oración deberán acompañar esos movimientos.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre, la Virgen María, Rosa de la Paz
Asociación María
Fundada en diciembre de 2012, a pedido de la Virgen María, Asociación María, Madre de la Divina Concepción es una asociación religiosa, sin vínculos con ninguna religión institucionalizada, de carácter filosófico-espiritual, ecuménico, humanitario, benéfico, cultural, que ampara a todas las actividades indicadas a través de la instrucción transmitida por Cristo Jesús, la Virgen María y San José. Leer más