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Las almas no conocen en profundidad el misterio insondable de Mi Amor, porque esto solo es revelado y conocido cuando el alma se rinde en totalidad y en entrega.
Cuando el alma conoce el misterio insondable de Mi Amor, nunca más puede ser la misma, porque su consciencia, aunque pequeña e imperfecta, comienza a formar parte de Mis más predilectos ayudantes espirituales que colaboran y auxilian a través de la oración, en la trayectoria y el destino que las demás almas deberán recorrer. Las almas ayudantes de Mi Corazón también tienen claro que su servicio es interno y anónimo.
En este tiempo, en el que la atención de muchas almas se coloca lejos de Mi Corazón, Yo las preparo, después de casi doce años de Mensajes e Instrucciones, para que estas almas que son escogidas por Mí se decidan finalmente a no solo ser víctimas de Mi Amor, sino también a ser simples instrumentos en las Manos benditas de Cristo.
Por eso, estén atentos al momento que todos están viviendo, interna y externamente en este ciclo, para que la transparencia de corazón y la pureza de intención sean la estrella-guía que indique los próximos caminos a recorrer y a aprender.
Su Maestro y Señor, en Su silencio, prepara este momento para que todas las almas posibles abandonen la zona de riesgo espiritual imperceptible e ingresen en el estado perpetuo de la Gracia y de la Misericordia, sin perder el sentido de la sabiduría.
Pero, para poder llegar a esto, las almas que se postulen deberán purificar sus más íntimas intenciones; deberán ser honestas consigo mismas; deberán practicar con el ejemplo la verdad, porque no existe absolutamente nada que le pueda ser ocultado a Dios, porque Su Ciencia y Entendimiento conocen a cada uno hasta en lo más profundo y desconocido.
Por eso, para que de verdad sean merecedores de la Gracia, deberían identificar cuántas veces la Ley de la Gracia abrazó sus vidas y consciencias, e inclusive todo lo que está a su alrededor.
Pero el mundo insiste en aprender a través del sufrimiento y de la culpa. Esto paraliza la consciencia y la deja inmóvil sin saber cuál será el próximo paso.
Pero, así como Yo lo hice con Lázaro, uno de Mis mejores amigos, Yo los invito y los llamo a la resurrección para que sus vidas, como también sus pies, estén purificados y limpios del polvo del pasado. Así, aprenderán a renacer por ustedes mismos, en sintonía y unión con las esferas celestiales.
Lo más grandioso que existe para un alma despierta, abnegada y donada, es poder encontrar el camino hacia el Infinito; esa sagrada senda que fue pensada desde el principio por el Padre Eterno para que todos tuvieran, a través de Mí, Vida en abundancia.
Pero es necesario que las almas, en esta vida material, aprendan a amar y a crecer a través de la bondad que el universo les puede enseñar e instruir.
Sepan que en esta vida no existen dos realizaciones, sino solamente una, que para ustedes debería ser poder estar en comunión con el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. Así, estarán bajo la Gracia y la Voluntad que aún espera poder cumplirse en la mayoría.
Sean valientes y despójense de ustedes mismos. Busquen no ser nada para que, en el final de estos tiempos difíciles, sean guiados hacia la sagrada meta de sus vidas.
Yo estoy aquí, abriendo el Tabernáculo de Mi Corazón para quienes, decididos y sin demora, acepten soportar Conmigo el peso de la cruz del planeta, que es transformado por el Amor Redentor.
Les agradezco por guardar Mis Palabras en el corazón.
Los bendice y bendice a toda España,
Vuestro Maestro,
Cristo Jesús
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Aunque la oscuridad abrace a gran parte del planeta, Yo ya estoy retornando.
Aunque las tribulaciones agobien y perturben a los corazones, Yo ya estoy retornando.
Aunque intenten derribar a Mis compañeros, Yo ya estoy retornando.
Aunque la noche oscura parezca muy larga, Yo ya estoy retornando.
Aunque la división se vea en las familias, Yo ya estoy retornando.
Aunque muchos ya vivan su propio desierto espiritual, Yo ya estoy retornando; porque no hay nada que pueda detener la Venida del Señor.
He aquí su Maestro y Amigo. He aquí el Señor de la Paz y de la Misericordia que tiene la Gracia, una vez más, de reunirlos en este huerto de Aljustrel; lugar predilecto para Mí y para Mi Santísima Madre, en donde las almas que buscan hace tanto tiempo la paz, aquí la pueden encontrar una y otra vez.
Así como estuve tan cerca de Mis apóstoles, hoy estoy cerca de ustedes para entregarles, una vez más, Mi Vida, la fuerza de Mi Espíritu, el Amor de Mi Corazón que viene a colocar la mansedumbre y la serenidad en donde más se necesita.
Acompañen ahora la senda que el Maestro les está mostrando. Esta es la senda de los próximos pasos en este mes de agosto; porque espero, en este tiempo culminante, que Mis compañeros y compañeras se terminen de preparar para la Venida del Redentor.
Mientras el mundo agoniza, Yo ya estoy retornando.
Mientras mueren inocentes, Yo ya estoy retornando.
Mientras la impunidad es noticia en todas las partes del mundo, Yo ya estoy retornando. El Señor reaparecerá como un Humilde Siervo, así como apareció en las orillas del Mar de Galilea para llamar por su nombre a los discípulos, así como hoy los llamo a ustedes para seguirme y servir al Señor.
Así como lo hicieron las santas mujeres en aquel tiempo, hoy Mis santas mujeres del final de los tiempos son llamadas a acompañar al Señor en esta agonía del planeta, para que cada acto, cada gesto y cada oración sea un ofrecimiento de reparación y de cura de la humanidad, principalmente de los que hoy aún están prisioneros de su propia vida.
Es así que Yo vengo a disolver, con Mis propias Manos, los grilletes de la perdición. Vengo a retirar de los infiernos del planeta a cuantos están sumergidos en ellos, porque Yo ya estoy retornando. Y así, como fue escrito por Nuestro Dios, se cumplirá por intercesión de los santos profetas y patriarcas.
He aquí, una vez más ante ustedes, el Señor de Israel, que no solo ve derramar sangre en Su tierra sagrada, sino que también ve la esclavitud en muchas partes del mundo, la impunidad y la agonía que muchas consciencias hoy viven por estar presas a través de las rejas de la sociedad; pero Yo vengo a liberarlos de las prisiones espirituales y materiales.
No hay oscuridad que se pueda oponer a Mi Amor, no hay miedo que se pueda oponer a Mi Luz, no hay sufrimiento que no pueda ser disuelto por Mi Misericordia; porque Yo les di Mi Vida en la Cruz, así como hoy les doy Mi Vida eternamente para que tengan vida en abundancia a través de Mí.
Compañeros, este es el tiempo del apostolado, como ya fue anunciado muchas veces. Es tiempo de que cada uno asuma su parte junto Conmigo, así como lo hicieron los apóstoles y las santas mujeres en aquel tiempo.
La historia, que ya fue escrita por la Mano de Dios, vuelve a cumplirse. Otro es el momento, pero igual es la coyuntura, porque la Omnipresencia del Señor es ininterrumpida e irrefutable, porque es una Presencia Eterna e Inextinguible que, de tiempo en tiempo y de ciclo en ciclo, viene a dar Su Vida, Su Amor y Su Misericordia por aquellos que le dicen sí y le responden.
Con una mirada de esperanza vean internamente, delante de ustedes y en su camino espiritual, el Propósito cumpliéndose, aquel Propósito que fue pensado desde el origen de sus existencias en los estanques del Amor de Dios del Universo.
Ahora, anímense a caminar con sus propios pies; y ustedes y sus hermanos no tengan miedo, Yo Soy el Señor de la próxima meta, el Señor de la Ardiente Aspiración de Dios para cada una de las almas, para cada uno de los corazones.
Así en esta noche, en la que Me reciben y en la que se preparan para la última Maratón de la Misericordia junto al Redentor, vuelvan a recibir Mi Unción Espiritual a través de la poderosa Señal de la Cruz que libera a las almas, que disuelve el sufrimiento, que libera las prisiones, que cura a los corazones, que hace renacer la vida y la consciencia de cada ser.
Reciban Mi poderosa Señal de la Cruz, Cruz en la que fui erguido en lo alto del Monte Calvario como Árbol de la Vida que entregó Su propia Sangre y Su propia Agua en cada momento del Calvario para la remisión de todos los pecados, para la liberación de la humanidad.
Quiero que sacien Mi sed.
El Señor tiene sed por todos los que sufren en el mundo, principalmente por los que están olvidados y descartados, por los que están prisioneros en las cárceles.
El Señor tiene sed por las mujeres que venden sus cuerpos en las calles, por las madres que abortan a sus hijos en las clínicas, transgrediendo la ley de la vida y el amor maternal.
Tengo sed por los que están perdidos en las guerras, por los soldados que luchan engañados para conquistar una ilusión que no existe y que es irreal.
El Señor tiene sed por los que están enfermos en sus casas y hospitales, por los que están desahuciados.
El Señor tiene sed por los ancianos olvidados, por los discapacitados que son ofendidos y distanciados.
El Señor tiene sed por los pequeños niños huérfanos, por los que han perdido a sus familias, por los que luchan y buscan una oportunidad en otras naciones del mundo, cruzando desiertos, mares y océanos, y muchos de ellos perdiendo su vida.
¿Quién le quitará esa sed del Señor a través de sus buenos actos de misericordia, a través de las obras de caridad y de perdón?
¿Quién se arrepentirá por los que no se arrepienten?
¿Quién se confesará por los que no se confiesan y mienten?
¿Quién será capaz de proteger Mi Obra de sí mismo, a través de la verdad, de la transparencia y de la justicia?
A través de la verdad, de la transparencia y de la justicia, el Señor del Universo lo ve todo, nada está oculto para Dios a través de Su Amadísimo Hijo.
Por eso, están a tiempo de enmendar sus actos, por aquellos que no los enmiendan; están a tiempo de enmendar sus pensamientos, por aquellos que no los enmiendan; están a tiempo de enmendar sus sentimientos y todas sus intenciones, por aquellos que no los enmiendan; porque Mi deseo ardiente y profundo es que todos vuelvan a estar en la Ley.
Por eso, Yo les recuerdo que Soy el Camino, la Verdad y la Vida, y que nadie llega al Padre sino a través de Mí. Esto siempre será así porque es una Ley Divina.
Por eso, en este mes de agosto, que sus corazones y vidas se enmienden ante Dios para que la humanidad pueda ser reparada, curada y redimida algún día.
Dichosos los que son verdaderos consigo mismos y con sus hermanos, porque nunca les faltará la felicidad espiritual.
Dichosos los que reconocen sus propias faltas y no las ocultan, porque serán llamados hijos del Redentor.
Dichosos los que lo intentan todos los días, aunque caigan y se levanten, porque serán llamados siervos del Señor.
Dichosos los que, en esta hora del recogimiento de Cristo y de todas las Jerarquías, reconocen las Gracias y los tesoros espirituales que recibieron a lo largo de los tiempos y los llevan a la práctica a través del ejemplo de una vida digna, porque serán llamados colaboradores del Plan.
Dichosos los que se acercan al Sacramento de la Confesión y no se resisten, porque serán bendecidos por Mi Espíritu y no habrá mancha ni pecado que los agobie o los atormente, porque a través de la autoridad sacerdotal universal sus pecados y faltas serán perdonados, y serán llamados bienaventurados del Señor.
Que esta Maratón de la Misericordia no sea una Maratón de oración más, sino que cada uno de ustedes coloque sobre su propia mesa, así como lo hace la Jerarquía, las difíciles y graves situaciones del planeta para que sean iluminadas y colmadas por la luz de la oración, y así también sus vidas y la vida de sus familias serán colmadas por la luz de la oración.
Estaré atento una vez más a la voz de sus súplicas, porque el mundo las necesita, y todos las necesitan.
Sientan Mi abrazo espiritual. Sientan el latir de Mi Corazón, la Presencia de Mi Alma y Divinidad, y el poder del Amor de Mi Espíritu.
En profundidad les agradezco, y reciban Mi Paz, la Paz del Reino de los Cielos y de los ángeles aquí presentes, en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Hermana Lucía de Jesús:
Estamos ante la Sagrada Familia de Nazaret: Nuestra Señora, la Virgen María; San José y el pequeño Niño Jesús.
Escuchemos las Palabras de Nuestra Señora:
En una noche como esta, hijos Míos, cuando no había esperanza en el mundo, Nuestros Sagrados Corazones caminaban hacia Belén, guiados por los ángeles y por las luces del cielo, sustentados por la Consciencia Divina y por el Santo Espíritu de Dios.
Fue de esa forma que llegamos a la gruta de Belén, con el cuerpo cansado, que humanamente sería imposible soportar, pero que con el sostén de Dios y de Sus ángeles nos fue posible permanecer con fortaleza interior y, a través de ella, sustentar Nuestros Cuerpos.
En una noche como esta, la maldad y la confusión reinaban en el corazón de los hombres, así como reina en el corazón de muchos hombres en este día. Y por el mismo motivo que un día llegamos a Belén, hoy, llegamos aquí, a este simple lugar elegido por Dios para verter Su Cura sobre el mundo.
Vengo hasta aquí, hijos Míos, para decirles que no pierdan la esperanza. Nuestros Corazones oran incesantemente por el mundo, sobre todo por las almas que no le encuentran sentido a la vida. Por eso, que cada uno de ustedes sea como una llama viva que vuelva a encender la luz del mundo, así como el pequeño Niño Jesús lo hizo y, a través de Su oferta de vida, le concedió a la humanidad una nueva oportunidad.
Hoy, la humanidad necesita una nueva oportunidad. Por eso, hijos, ¿quién se ofrecerá para renovar el Amor de Dios y permitir que Cristo renazca en sus corazones?
Hermana Lucía de Jesús:
Escuchemos las Palabras de San José:
Hoy, estamos aquí por las almas peregrinas, por aquellos que tienen fe en Nuestra Sagrada Presencia.
Hoy, estamos aquí por las familias que viven en las guerras, por aquellas que ya no creen en el amor, que ya no creen en Dios; porque en sus corazones reina el dolor y un sufrimiento que jamás podrán comprender.
Hoy, estamos aquí, hijos, para que sigan orando por la paz; para que en sus familias reine la esperanza de superar los desafíos, las diferencias, las purificaciones; para que la unidad vuelva a reinar y para que, mucho más allá de todo lo que puedan vivir dentro de cada uno de ustedes, siempre exista la comprensión, el diálogo y sobre todo el amor.
Hoy, Nuestros Sagrados Corazones le traen una Gracia especial al mundo, un mundo que agoniza y que le clama a Dios para volver a sentir paz.
Así como un día estuvimos en Belén, en cuerpo y alma, clamando por el mundo, abriendo las puertas de este planeta a la llegada del Mesías; de la misma forma, hoy estamos aquí, abriendo en sus corazones un espacio donde pueden sentir la Presencia de Dios, donde Él puede reinar y puede hacerlos superar las adversidades de estos tiempos.
Hermana Lucía de Jesús:
Escuchemos a Nuestra Señora:
Queridos hijos, con el Niño Jesús en Mis Brazos, traigo hacia Mi Corazón a todos los niños del mundo y les pido que hagan lo mismo; que en esta noche no se olviden de los que agonizan, no se olviden de que están aquí para ser soldados de la paz, intercesores con Mi Inmaculado Corazón por todas las almas que sufren.
Muchos no tienen la Gracia de celebrar esta Navidad como hoy ustedes pueden celebrarla, muchos solo se sumergen en la tristeza, en el desamparo y en el desamor, y la oscuridad en la que están sus corazones es tan grande que ni siquiera, hijos Míos, consiguen clamarle a Dios.
Por eso, clamen por las almas, por las almas más perdidas. Y cuando aprendan a orar, cada vez más de corazón, cuando aprendan a ir más allá de ustedes mismos para ofrecer sus vidas por los que sufren; será entonces, hijos Míos, cuando comprenderán el Amor de Cristo, ese Amor que espera reinar en sus corazones como en todos los corazones humanos.
Hermana Lucía de Jesús:
Escuchamos al Pequeño Niño Jesús:
Oro por la paz, oro por la paz que se perdió de los corazones. Oro para que sean perseverantes y para que el Propósito Divino reine en los corazones y en las consciencias de todos los que se comprometieron Conmigo, así como Yo Me comprometí con la humanidad y hoy estoy aquí, ante sus corazones.
Les pido que no dejen de estar ante Mí para que Yo pueda fortalecerlos, para que Yo pueda sustentarlos y para que, a pesar de la cruz del mundo, sus corazones conozcan la fortaleza que Yo conocí. Dispóngase a esto y estén con el corazón pronto, así como Mi Corazón está pronto para retornar al mundo.
Hoy, la Sagrada Familia los bendice, así como bendice al planeta, que hoy tengo en Mis Manos. Les pido que estén en vigilia por las almas que se pierden en esta noche, por no comprender el sentido espiritual del Nacimiento del Señor.
Hermana Lucía de Jesús:
Escuchamos a Nuestra Señora:
Hijos Míos, Nuestros Sagrados Corazones retornarán a los Pies de Dios, adonde estábamos hasta este momento, en vigilia y en oración por toda la humanidad. Únanse a Nosotros para que la unidad entre sus corazones y el Corazón de Dios no se pierda.
Hoy, les dejamos Nuestras bendiciones y Nuestra Gracia.
Les agradezco por estar aquí, por responder a Mi llamado y por perseverar en la oración.
Reciban la Gracia de la Sagrada Familia, permitan que ella impregne a sus familias y ofrézcanla por todas las familias del mundo.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Sigan en paz y oren por la paz.
Les agradezco.
Hermana Lucía de Jesús:
Bien, hermanos, hoy antes de finalizar nuestro trabajo, vamos a hacer un pequeño relato a pedido de Nuestra Señora. La verdad es que no esperaba ese movimiento.
Cuando estábamos orando, durante el tercer misterio, comencé a tener una visión de diferentes lugares del planeta. La mayoría de ellos eran lugares que hoy están en guerra y, mientras estábamos orando, percibía que Nuestra Señora, con San José y el Niño Jesús caminaban por esos lugares.
Ellos estaban descalzos, con ropas muy simples, antiguas, así como la Sagrada Familia de Nazaret acostumbraba a vestir, como los judíos de dos mil años atrás.
Entonces, fuimos ofreciendo nuestras oraciones por esa tarea espiritual que Ellos estaban realizando, pero realmente no pensé que Ellos vendrían hasta aquí, porque en todas las Apariciones suceden muchas cosas durante las oraciones, que a veces percibimos y a veces no, pero que solo las comentamos cuando la Jerarquía Divina nos pide que lo hagamos. Entonces, realmente pensé que era una tarea espiritual que sucedería durante el trabajo de oración.
A medida que fuimos avanzando con las oraciones del Ave María, la Sagrada Familia iba pasando por diferentes lugares, cambiando de un espacio del planeta hacia otro, era como si Ellos fueran cruzando portales y dimensiones a lo largo del camino. En algunos de estos lugares era de noche, en otros era de día.
Mientras Ellos caminaban, los ángeles iban rescatando a las almas a través de portales de Luz que se abrían sobre la Sagrada Familia. Algunos lugares por donde Ellos pasaban no estaban en guerra, parecían ciudades normales. Ellos pasaban por adentro de las casas de las personas, pasaban por las calles, iban tocando a las almas que realmente no estaban celebrando la Navidad como el Nacimiento de Jesús, y lo que comprendíamos era como si Ellos colocaran dentro de esas almas un código de despertar.
Seguimos acompañando esas visiones durante la oración, y cuando estábamos en las últimas oraciones del cuarto misterio, un portal de Luz comenzó a abrirse sobre nosotros. Primero tenía una forma oval y, a través de él, percibimos diferentes dimensiones.
Primero comenzaron a aparecer varios ángeles, y uno de ellos vino a nuestro encuentro y nos preguntó si estábamos dispuestos a recibir a la Sagrada Familia. En ese momento, dijimos que sí y quedamos esperándola.
Cuando los hermanos comenzaron a cantar el Ave María, ese portal se amplió cada vez más, como si acontecieran diferentes explosiones de Luz, que encendían toda la carpa. Con los ojos cerrados, daba la sensación de que había un cortocircuito en la Luz, encendiendo y apagando rayos, hasta el momento en el que los ángeles nos pidieron que nos arrodilláramos. En ese momento, a partir de ese portal, apareció una estrella de seis puntas en tres dimensiones, que comenzó pequeña y terminó grande, como si nos abrazara a todos dentro de ella. Eso sucedió semejante a una explosión.
La estrella venía con un punto de Luz e de repente creció y nos abrazó, pero fue en un segundo. Cuando ella crecía, nos colocaba a todos adentro de una realidad espiritual, donde una energía de Gracia comenzaba a trabajar con nuestras consciencias.
Luego de esa explosión de Luz, la Sagrada Familia empezó a llegar hasta aquí. Primero, Ellos se acercaban como esferas de Luz, después como siluetas de Luz, hasta que iban apareciendo cada vez con más detalles, como la Sagrada Familia de Nazaret.
San José y Nuestra Señora estaban tomados de las Manos, y nuestra Madre Divina sostenía a Jesús, que parecía tener de 3 a 4 años.
Cuando Ellos comenzaron a hablar, la primera cosa que nuestra Madre Divina nos dijo fue que les dijéramos a todos que estábamos ante la Presencia de la Sagrada Familia. Mientras cada uno de Ellos iba hablando con nosotros, yo percibía que situaciones internas de diferentes familias del mundo comenzaban a recibir cura.
Al mismo tiempo que Ellos hablaban, no sé explicarlo muy bien, pero era como si salieran de adentro de las consciencias diferentes energías que estimulaban los conflictos, los desacuerdos; energías que muchas veces nosotros estamos purificando y que, en nuestra relación diaria como familia, nos impiden comprender al otro o vuelven difícil la convivencia. Era así como yo lo comprendía.
Entonces, esas energías comenzaban a salir y nuestras almas recibían la Gracia de una comprensión mayor. Como nos mostraba Nuestra Señora, esa Gracia venía para que pudiéramos fomentar el diálogo, para que pudiéramos comprender mejor al prójimo y para que, en nuestras relaciones familiares, pudiéramos ver al otro como realmente es y no como aparenta ser o como él está en ese momento de tantas purificaciones.
Y eso sucedía con nosotros aquí, pero también con diferentes familias del mundo que escuchaban a Nuestra Señora y con familias que no estaban acompañando esta transmisión, pero que internamente se unían a la Sagrada Familia en este momento.
Es algo un poco difícil de explicar, porque eran imágenes y comprensiones internas que la Jerarquía Divina nos entregaba a medida que iba conversando con nosotros.
Por último, a través de ese portal de la Sagrada Familia, descendía sobre nosotros una energía en forma de Paloma de Luz que representaba una Gracia, que cada uno de nosotros va a descubrir a medida que comience a vivirla, una Gracia que la Sagrada Familia nos traía en esta noche de Navidad.
Después que Ellos terminaron de hablar, nuestra Madre Divina, San José y el Niño Jesús nos dijeron que Ellos serían breves, porque Ellos estaban en oración a los Pies de Dios, intercediendo por diferentes situaciones del planeta.
Madre María Shimani de Montserrat:
No es mi tarea en esta vida transmitir las cosas que vemos, pero para confirmar un poco la experiencia de la Hermana Lucía, hoy, la Madre Divina me solicitó que hiciera una explicación breve de lo que yo había visto.
Cuando nos sentamos aquí, para comenzar la tarea, yo miré a la Hermana Lucía y le dije: “Tenemos que estar atentos”; porque en un momento tan importante como este, la Navidad, la Jerarquía siempre trae paz y algo especial para las almas, más allá de todo lo que sucede aquí en la superficie.
Por eso, estuvimos bien atentos durante toda la oración y los cánticos. Y cuando Piedad comenzó a cantar, creo que ya en el segundo párrafo del “Ave María”, ella colocó la voz de una forma que atravesó la carpa y se unió a una Luz que venía del fondo de la carpa. Una gran explosión de Luz invadió toda la carpa y la energía de Aurora, o sea toda Aurora, se encendió en Luz; es como si toda la energía, toda la consciencia de Aurora, se abriera como grandes portales y algo muy fuerte sucedió en el mundo interno de todos nosotros. En ese momento, sentimos la Voz de Nuestra Señora que dijo: “Prepárense, que estamos llegando”.
Entonces, cuando la Hermana Lucía tomó el almohadón, comenzamos a sentir muchas cosas. Mientras los Mensajeros hablaban, muchas escenas de la guerra comenzaron a aparecer, entre ellas, apareció la imagen de un niño que tendría 10 años, por su fisonomía me pareció que era árabe; él lloraba a los gritos desesperadamente y nosotros comprendimos que el dolor que sentía esa criatura representaba al dolor de todos los niños de la guerra.
Y, María me explicaba que solo el regazo de una madre, un abrazo materno fuerte, lo podría calmar; y que todos deberíamos abrazar a los niños de la guerra y llevarlos a nuestro interior, a nuestro corazón, para poder calmar el dolor que le queda a la niñez de esta humanidad.
Yo entendí que ese consuelo, ese amor que solo la maternidad y la paternidad pueden dar era lo que Ellos nos invitaban a ofrecer.
Porque en realidad, aquí entre nosotros, en esta celebración que estamos viviendo, en esta paz, no estamos realmente comprendiendo lo que está pasando, y a veces no es por mala voluntad de parte nuestra, sino que ese es un dolor que todavía no conocemos.
Entonces, esforcémonos en nuestras oraciones y en el consuelo que este amor humano, que nosotros sentimos, puede darles a todos los niños de la guerra.
Nos volveremos a encontrar el 31 de diciembre. Estaremos todos juntos para despedir este año, con la intención de que las cosas que suceden en el mundo se alivien, se calmen, que los hombres y mujeres de este mundo reflexionen, que todos reflexionemos sobre lo que estamos viviendo y podamos colaborar para que este mundo pueda recibir a Nuestro Señor con alegría y gratitud.
¡Muchas gracias a todos!
Esperamos que todos tengan una noche de paz y nos encontramos en el Corazón de Dios.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
A través de los océanos, Mi Consciencia se espeja en la humanidad y puede reflejar en los seres humanos el gran estado de la Consciencia Crística. Es ese estado espiritual e interior que Yo busco implantar en toda la raza humana a través de los tiempos y por medio de los impulsos que Yo les traigo para este ciclo.
Hoy, Mi Corazón y todo Mi Ser ya están en África, al igual que sus mundos internos y sus oraciones también lo pueden estar para acompañarme en esta osada tarea de redimir el continente africano y de generar, en todos los pueblos de África, el alivio del sufrimiento y la recuperación de la paz.
Por esa razón, hoy estoy aquí, pero en Espíritu y en Omnipresencia también estoy en África, tratando con asuntos muy importantes y espirituales que hasta los días de hoy sus consciencias desconocen.
Una vez más, Yo los invito a amar el misterio a través del Amor que les ofrezco. Así, podrán sentir, en su mundo interior y en su consciencia, los impulsos que Yo les traigo para que aprendan a reconocer Mi Voluntad; la Voluntad que ya está escrita en la Consciencia del Padre Eterno y en todos Sus Ángeles y Arcángeles; esa Voluntad que intenta implantarse desde los orígenes del planeta, desde el comienzo de la humanidad.
Por esa razón, Mi Consciencia Divina trabaja, desde los orígenes de la Tierra, por este Proyecto Humano que fue pensado amorosamente por el Creador.
Pero deben saber algo importante: este es el tiempo de poder corregir a la humanidad, no con Justicia, sino con Misericordia, para que ella reencuentre el camino que perdió hacia su evolución y despertar.
El continente africano guarda tesoros muy importantes, tesoros preciosos y desconocidos hasta los tiempos de hoy.
Es Mi tarea, y también es Mi deber revelarles esos tesoros a través de la riqueza espiritual que guardan muchos corazones de África. Una riqueza espiritual que no solo fue explotada y retirada de forma injusta e impune, sino una riqueza espiritual que también fue sepultada, fue silenciada y fue esclavizada por los países y por las consciencias que rigen infelizmente a esas naciones de África.
En Mi Retorno, Yo vendré con un Gran Proyecto para poder realizar y concretar. Uno de esos Proyectos, que guardo en Mi Corazón, es el resurgimiento de la consciencia espiritual de África, lo que ella representa para el Padre Eterno desde el principio y todo el legado que aún nadie conoce.
Esos tesoros, de los cuales les hablo, no son materiales, sino profundamente espirituales y, hasta diría, suprafísicos.
Esos tesoros permitirán que el planeta, como alma y como consciencia interna, pueda regenerarse y así permitan que surja la Nueva Humanidad; que no es la humanidad de este tiempo, porque esta es una humanidad en transición, en prueba, es una humanidad en sufrimiento y en agonía.
A través de Mi Divina e Insondable Misericordia, vengo a abrir las puertas en aquellos lugares que están cerradas: las puertas de la luz, las puertas de la consciencia, las puertas de la Gracia y de la cura para aquellas consciencias, almas y corazones que verdaderamente lo necesitan, como son Mis hijos predilectos de África.
Por eso, el comienzo de esta misión en Angola, en esta etapa, será muy significativa y no será igual a las experiencias anteriores que fortalecieron el espíritu del servicio misionero.
Ahora, es un tiempo de hacer despuntar y también de hacer concretar lo que el Padre necesita materializar en la superficie, lo que ustedes ya conocen como Sagrados Puntos de Luz, que no solo beneficiarán a África, sino también al mundo entero. Y esto le demostrará a toda la humanidad, una vez más, el sacrificio de las consciencias de África que no pierden la fe y la esperanza en Mi Corazón, que solo tienen a Mi Corazón para poder sobrevivir.
Por eso, Mi Corazón se dona una vez más, así como lo hizo una vez en Ruanda. Ahora, vengo por toda África, por todas las naciones de África, por todos los pueblos y por todas las culturas.
Ha llegado el tiempo de que la humanidad reconozca los errores que cometió con África y los pueda corregir y enmendar, no solo de forma material, sino también de manera espiritual.
Para eso, Yo estoy aquí como el Abogado de Dios, como el Mediador y el Intercesor entre las almas justas y las almas injustas. Yo estoy aquí a través de Mi Divina e Insondable Misericordia y por medio de la Luz de Mi Gracia para hacer resurgir la esperanza en aquellos que la perdieron y que hoy no tienen nada.
Por eso, los pasos que se darán en este ciclo serán importantes, serán pasos que determinaran los próximos tiempos, determinarán los próximos ciclos y, diría, los próximos acontecimientos.
Por eso, deberán estar atentos y vigilantes. Y como Mis apóstoles, servidores y misioneros llamados a vivir el Plan de Dios, deben llevar adelante el Propósito de su Maestro y Señor de sembrar en los corazones y en las almas el Amor Crístico y, a través de ese Amor Crístico, insondable, infinito e inextinguible, permitir que las almas sufridas reencuentren la esperanza, la fe y la alegría de vivir en este mundo, y que al mismo tiempo puedan reencontrar las virtudes y los dones que hoy desconocen.
Por eso, a través de la fundación de Mi Obra en Sudamérica, hoy se crea un puente de luz, de unidad y de hermandad entre Sudamérica y África para que Europa también se pueda unir a este propósito y el continente africano ya no sea usado como desecho, como basurero de las consciencias que más sufren, sino que toda Europa y el hemisferio norte finalmente den el paso para cerrar la deuda espiritual que aún tienen pendiente con toda África.
Yo les dije, desde el año 2017, de la importancia de llegar a África. Sucedieron algunos movimientos, pero no fueron suficientes; se vivieron algunas experiencias, pero no fueron suficientes. Es hora de que cada consciencia europea, de que cada miembro del hemisferio norte coloque su corazón y, sobre todo, su vida incondicionalmente al servicio de los que más lo necesitan. Eso le demostrará a su Maestro y Señor que están comprendiendo Mi Mensaje y que Mi Mensaje no se pierde con el tiempo o no queda solo guardado en la memoria.
Es hora de actuar con prontitud y determinación. Ustedes, soles en la Tierra que ya están despiertos, saben lo que deben hacer y dónde deben estar. No se resistan, que los europeos no se resistan, que abran sus corazones y puedan saldar las deudas que tienen con África.
Alguien debe dar el paso, y son ustedes que lo deben hacer por aquellos que nunca darán los pasos, por aquellos que nunca mirarán con misericordia y ni siquiera con compasión a los hermanos sufridos de África.
Yo los invito a repensar sus actitudes y sus intenciones. Yo los invito a colocarse definitivamente en el camino de la concreción del Plan.
Ahora, los tiempos apremian. Por eso, deben estar atentos para no perder los impulsos, para no perder todo lo que Yo les traigo en este tiempo. África espera, hace mucho tiempo, este momento y no podrá esperar más. Por esa razón, Yo estoy aquí para recordárselos, para hacerles saber que este es el tiempo de la acción.
Que esta Maratón de la Divina Misericordia prepare este momento inmediato que tanto espero ver concretado a través de ustedes. Un momento de servir sin condiciones, de donarse sin condiciones, de hacer algo sin condiciones por aquellos que sufren, por los hermanos de África.
Ya no puedo escuchar ni tampoco ver a los niños de África que esperan manos y brazos que los acojan, que se aproximen, que los contengan y, sobre todo, que los amen y los sirvan. Ellos esperan amor y no solo pan.
Por eso, es importante que cambien sus conceptos sobre lo que es la vida de la sobrevivencia. Es importante que entiendan que en los corazones de África existen tesoros desconocidos e importantes.
Si ese movimiento de servicio permanente al continente africano sucede en estos tiempos, por la colaboración y la donación de todos, permitirá que la deuda espiritual de Europa y también de otras regiones del planeta sean aliviadas, permitiendo que la consciencia africana sea reparada y reconstruida espiritualmente.
No solo deben tener un gesto de buena voluntad, eso no es suficiente para Mí; deben tener un gesto de concreción, de prontitud y no de resistencia. Tienen Mis tesoros y Mis Gracias sobre ustedes, en sus corazones y almas.
Por eso, les digo a Mis apóstoles: este es el tiempo de actuar y de no permitir que Mi enemigo avance en este mundo y, sobre todo, en aquellos pueblos y naciones condicionados por los sistemas corruptos de este mundo.
No les pido que hagan grandes cosas, les pido que hagan movimientos y acciones con amor. Allí está la llave de la redención.
Después de aquí, después de este Mensaje y a través de sus oraciones a la Divina e Insondable Misericordia de Mi Corazón, retornaré a África para seguir trabajando, así como lo vengo haciendo en estos días, preparando el continente para una nueva etapa. Pero esa nueva etapa se dará y se concretará a través de la colaboración y, diría, del entusiasmo de aquellos que comprenden Mi Mensaje y no solo lo escuchan.
A través de esta Maratón de la Divina e Insondable Misericordia, les puedo decir, compañeros Míos, que el mundo vivirá un Juicio ante lo que hoy vive y padece África. No esperen que los que se dicen poderosos, o aun los que explotan a toda África, puedan cambiar; el cambio, compañeros, comienza en ustedes, en el anónimo servicio a los demás.
Eso concederá al mundo una amnistía espiritual desconocida e inexplicable, y África se podrá levantar y reerguir como el pueblo y la cultura que representa para Dios.
Yo rezaré para que ustedes, Mis compañeros, den los pasos, en especial todos los miembros de esta Obra que pertenecen a Europa. No es suficiente que uno, dos o tres consciencias hagan un movimiento por África, todos son responsables de la deuda espiritual.
Yo los invito a asumir la cruz, así como Yo la asumí por ustedes. Pero les aseguro que no vivirán el peso ni el calvario que Yo viví por ustedes. Siempre estaré allí, a su lado, para sostenerlos, para impulsarlos, para transformarlos, para convertirlos en Mis apóstoles de los últimos tiempos.
Sean valientes y no retrocedan.
No le teman a la cruz ni tampoco al sufrimiento, teman estar lejos de Dios y absorbidos por la ilusión del mundo.
Ustedes tienen los tesoros del Padre, a través de Nuestras Palabras y de Nuestras Apariciones han recibido esos tesoros; ahora hay que colocarlos al servicio de los demás, de los que más los necesitan, de los que más los esperan desde hace tanto tiempo.
Yo estaré allí, esperando sus pasos definitivos.
Ahora sí, retorno a África como Consciencia Espiritual y Divina, esperando que más consciencias asuman un servicio maduro y no pasajero. Recuerden que África tiene una gran herida espiritual y física que aún no fue cicatrizada. La presencia de Mis apóstoles, de Mis servidores y misioneros generará la cura de esa situación inexplicable para todos.
Solo el Amor sanará el dolor.
Los animo a seguir adelante.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús:
Señor, no somos dignos de que entres en nuestra casa,
pero una Palabra Tuya bastará para sanarnos.
Amén.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Invoquemos al Espíritu Santo por el Don de la Cura para toda la humanidad.
Que el Santo Espíritu de Dios, a través del poder del Don de la Cura, impregne con Su Luz a todas las células y consciencias, especialmente a las de aquellos que están en la prisión espiritual y que desde hace décadas no consiguen ser liberados y redimidos.
Oremos por esa causa importante de Mi Corazón, porque si la Cura no se establece en la humanidad y en las consciencias, el Amor no podrá establecerse en el mundo y menos podrá establecerse en los Reinos de la Naturaleza que son ultrajados por las manos de los hombres que no conocen la Creación de Dios e interfieren profundamente en la evolución de los Reinos Menores.
Mientras los Reinos de la Naturaleza sigan siendo transgredidos, aún existirá la enfermedad en el mundo y aún más las dolencias espirituales y psicológicas, porque la humanidad en la superficie, es decir, la mayoría de la humanidad está en desarmonía con la Ley de la Naturaleza.
Así como Yo los invito en esta hora a amar al prójimo, también los invito a amar a los Reinos Menores, porque sin su intervención ustedes no serían nada, no tendrían en dónde colocar sus pies.
Y, aun así, con tantos ultrajes y sacrilegios a los Reinos de la Naturaleza, los minerales, vegetales y animales y hasta el Reino Elemental y Dévico, por sacrificio mayor, siguen sosteniendo a la consciencia del planeta.
¿Alguna vez alguien se preguntó, cuánto amor hay guardado en una flor?
¿Alguna vez alguien se preguntó, cuánto amor hay guardado en una ballena?
¿Y cómo todos los Reinos aún siguen siendo ultrajados?
¿Por qué existe esa necesidad de explotación, de abuso y de transgresión a los Reinos de la Naturaleza?
Cuantas más consciencias sobre la superficie del planeta se contacten con Dios internamente, a través del instrumento poderoso de la oración y de los Sacramentos, no solo al género humano se le concederá el Don de la Cura del Espíritu Santo para que sus enfermedades sean curadas, sino también los Reinos de la Naturaleza recibirán la asistencia que necesitan para poder regenerarse, y esto es algo que comienza en lo espiritual.
No quería dejar de decirles esto, en el momento en el que encendemos una nueva vela de la Menorah, porque la humanidad no está observando ni contemplando esta necesidad.
Ahora, ustedes que dicen ser espirituales, tienen una parte en esta situación por todos aquellos que no lo hacen ni lo viven, por aquellos que perdieron completamente el sentido de vivir en la Ley y a través de la Ley alcanzar la felicidad que necesitan.
¿Ahora comprenden la causa de tanto sufrimiento en el planeta?
En Mi Corazón también pesan esas situaciones, porque soy un ser humano al igual que ustedes, que encarnó en el mundo para poder redimirlo y volverlo hacia Dios, hacia el Dios que olvidaron y que muchos desconocieron, ignoraron y rechazaron a través de los tiempos.
Por esa razón, tuve que vivir la Pasión entre tantas razones y motivos, que en ningún libro están escritos y que, a través de Mis Palabras, hoy les declaro.
Pero Mi historia no terminó aquí, ni tampoco terminó en la Ascensión de Jesús. Mi verdadera historia comienza con el Gobierno Espiritual de los mundos y del universo, cuando en lo más alto de los Cielos, en el corazón del universo, su Señor comenzó con la segunda etapa de Su trayectoria evolutiva, que en ningún libro está escrita ni reconocida.
Pero para que sea revelado Quién verdaderamente es Cristo Jesús, debe salir de Mi propia Boca y de ninguna otra, porque es algo que ya estaba pensado y escrito en el Corazón de Dios, porque todo tiene su tiempo y todo tiene su momento.
Mi deseo no es llenarlos de conocimiento ni de expectativas. Mi aspiración es que puedan elevarse, así como Yo Me elevé a los Cielos en consciencia, viviendo conscientemente el camino de la cristificación y de la paz, transformando sus vidas en el día a día y en todos los detalles, no acomodándose a lo que es espiritual o moderno, no buscando protagonismo ni tampoco reconocimientos. Porque mientras no amen el silencio, así como Yo lo amo, Dios no les podrá hablar a sus corazones. ¿Ustedes saben cuánto hace que Él espera poder hacerlo?
Por eso, Él envía una vez más a Su Hijo al mundo, para que a través de la Presencia del Hijo de Dios y de Su Energía Crística y Cósmica, los corazones puedan transformarse y escuchar.
Crean que existe un Plan para cada uno de ustedes, así como Dios trazó un Plan para Mi Consciencia humana, que encarnó y vivió entre ustedes por una razón: para que conocieran el Amor Mayor.
Por eso, Mi historia no termina en la Ascensión, Mi gran tarea comienza después de la Ascensión a los Cielos, mientras que los ángeles del universo Me elevaban y Me conducían físicamente hacia otras dimensiones, lo que aquí se conoce como el Universo Material.
¿Por qué el Hijo de Dios cuando ascendió a los Cielos no retornó a la Fuente Divina?
La razón de Mi Existencia es estar con ustedes eternamente y de que sus esencias se cristifiquen a través de una importante experiencia de amor y de perdón que solo ustedes pueden concebir.
A través de una gran llave lo conseguirán: amando el símbolo oculto de su cruz. Cuando consigan hacerlo y comprenderlo, su cruz, la cruz de cada uno de Mis compañeros, no será un martirio, sino la oportunidad de concretar una victoria por Mí, para que sus consciencias y, sobre todo, sus esencias alcancen la misma vibración y elevación que Yo alcancé, aunque no lo crean.
Si a través de los tiempos existen santos incorruptos, ¿acaso no creen que sus vidas pueden ser incorruptas y que la materia se puede santificar y cristificar?
¿Cómo creen que fue posible la Resurrección de Cristo o aun la Transfiguración de Jesús en el Monte Tabor?
¿Cómo creen que fue posible la multiplicación de los panes y de los peces, la cura de los paralíticos, incluso de los leprosos o la resurrección de los muertos, en el ejemplo de Lázaro? ¿Ustedes creen que fue solo el Maestro Quien lo hizo?
La consciencia cocreadora de la humanidad existe para evolucionar y no para involucionar, y mientras no miren hacia ese objetivo o hacia ese principio, las fuerzas del mal los distraerán del camino de la cristificación, haciéndolos sentir que ya necesitan otras experiencias.
El compromiso que muchos de los Míos revocaron a través de los años es algo intransferible, no termina cambiando de vida o de experiencia. Sepan que el compromiso que cada uno de ustedes tiene Conmigo es espiritual y esencial y, así, es indisoluble, no puede desaparecer por más que vivan otras cosas; y cuando viven otras cosas, sepan que hacen perder el tiempo al Señor.
De la misma forma que hoy les hablo con la madurez que he alcanzado en Mi Gobierno Espiritual, de la misma forma hablo con las Jerarquías, así como he hablado con el pueblo de Israel, con todos los que estuvieron hace dos mil años atrás, para tener la primera oportunidad, el primer paso hacia la redención total de la consciencia.
¿Y saben qué es lo que mueve todo esto? El Amor y la Misericordia de Dios. Si eso no estuviera bien constituido en sus consciencias nada sería posible, así podrán comprender y podrán ver cómo el mundo pierde el tiempo en otras cosas y las consciencias no valoran su encarnación.
Millones de consciencias desperdician sus vidas y son los propios ángeles del universo que bajan a los infiernos del planeta, porque no hay nadie que pueda salvar a esas almas perdidas.
Pero si, a través de los tiempos, Mis soldados en la superficie, Mis guerreros de la oración corresponden sin dejar enfriar su corazón, Yo todo lo podré hacer, y mucho más podré hacer a través de ustedes, así como lo tengo pensado y como está escrito en el Corazón del Padre.
Cuando estuve en el Monte Tabor, solo pude reunir a algunos de los apóstoles para darles a conocer Mi verdadera Faz. La Transfiguración de Jesús, como la Ascensión de su Maestro, no solo terminó en la glorificación de Su Ser, es decir en la iluminación de Sus células y átomos, que fue lo que vieron los apóstoles en el Monte Tabor, sino que ellos, en aquel tiempo, tuvieron una Gracia extraordinaria de conocer la verdadera Faz de Cristo que no solo se remitía a Su persona, es decir a Su ser humano, sino que, de lo profundo de Mi Ser, Yo les revelé Mi verdadera Faz, de donde verdaderamente Yo surgí por ustedes conforme el Padre lo había pensado; porque fue Dios mismo que se entregó por aquellos que necesitaban reencontrarlo y reconocerlo.
En esa revelación del Monte Tabor, ellos conocieron la Faz del Cristo Cósmico, que es uno de los siete aspectos de Mi Consciencia, el aspecto más cercano al Universo Material.
Pero después de Mi Ascensión a los Cielos, quiero que sepan que Mi historia no terminó allí y que, a través de los tiempos y después de la Ascensión, fui formado de una forma tan semejante a como fui formado por los Esenios, viviendo iniciaciones específicas que ya estaban programadas por el Altísimo para que, con toda la experiencia de la Pasión, la Muerte y la Resurrección, el Amor pudiera volver a constituir en este universo el Gobierno Espiritual que había sido interferido por Mi enemigo.
Por eso, por más que en estos tiempos aún existan batallas espirituales y materiales, por más que muchos aún no consigan vencer su propia dualidad, por más que muchos no entiendan por qué están siempre en un desierto tan árido y seco o por qué viven ciertas experiencias que nunca hubieran querido vivir, no se olviden de que en sus esencias Dios los formó como cocreadores al igual que a los ángeles.
No les digo esto para que se sientan poderosos o más fuertes que lo que creen ser. Si en todo esto no existe el espíritu de la humildad y de la verdadera resignación por lo Alto, no aprenderán a caminar así como Yo caminé, porque a pesar de ser el Hijo de Dios, Aquel que había sido programado para venir a la Tierra, Mi ser humano, Mi consciencia terrenal, también tuvo que cristificarse, superando los miedos, temores y hasta las dudas.
Todos somos semejantes a Dios.
A través de los tiempos y después de Mi Ascensión, Él me enseñó muchas cosas que ahora Yo vengo a enseñarles a ustedes, solo por la razón de que sean únicamente la Voluntad de Dios; y para que eso sea posible es imprescindible que se liberen de la propia voluntad.
Ahora, cuando Yo retorne al mundo, momento que no está tan lejos para la humanidad, vendré revelando la misma Faz que revelé a los apóstoles en el Monte Tabor, pero será diez veces más fuerte de lo que fue en aquel tiempo.
Porque todos aquellos que estén en ese gran momento del Retorno de Cristo, no solo verán al Hijo Glorificado, no solo verán al Hijo Resucitado, o aun al Redentor del mundo; sino verán al Hijo de Dios transfigurado, mostrando Su verdadera Faz, aquella que, con solo Su Presencia, a través de la Presencia de Dios, redimirá al mundo entero.
Y en ese momento, ya se establecerá el Juicio Universal y la Tierra será reconfigurada y reconstituida. Y los principios de los Mandamientos de Dios se restablecerán en las consciencias, las que podrán conocer las Leyes para poder conocer los Rayos del Universo.
Y los que permanecerán en la Tierra para formar parte de la Nueva Humanidad serán reagrupados según sus linajes, para que juntos a Mí restablezcamos el Reino de Dios en la superficie de este planeta, en donde ya no existirá el mal ni tampoco la dualidad, energías que confunden a las consciencias completamente.
Pero quien ama la Voluntad de Dios, quien ama al Sagrado Corazón de Jesús, superará todas las consecuencias que vivirá la transición de la Tierra y será colocado en donde sea necesario servir, preparando a muchas consciencias más para recibir a Cristo, su Redentor.
Por eso, debemos orar y no olvidar estos momentos que se aproximan, porque no habrá otra ocasión u otro momento para que puedan escuchar estas cosas que hoy les digo. Porque cuando los tiempos que se aproximan lleguen a la vida de todos, ya deberán estar prontos y definidos.
Y sepan que esta experiencia de cristificación es ofrecida incondicionalmente para todos. Y solo aquel que ama esa experiencia la comprenderá, porque es un misterio que Yo construyo a través de sus vidas, de las vidas que se consagran a Dios.
Y una muestra de esto es la consagración de la vida material y de la vida interna de los seres, como en este momento sucederá con aquellos que veneran y adoran Mi Eucarístico Corazón, y que hasta el presente se postulan a ser Mis ejércitos adoradores para sostener toda la Obra de la Jerarquía y así, sostener al planeta y principalmente el eje de la Tierra.
Esa es la principal causa de los adoradores y debe ser el principal motivo; todo lo demás debe venir después, incluso la propia consciencia que adora. Colocarse ante Mi Eucarístico Corazón debe ser a través de un corazón vacío.
Y para que comprendan lo que les digo, les ofreceré a través del Coral una canción. Por eso, llamo a Mi hija, Faustina de Jesús, para que venga aquí a cantarle a su Señor y su Esposo.
Que les cante a todos cómo fue su experiencia de sentir un corazón vacío. Y así, después de esta canción, en donde tendrán la experiencia de vaciar sus consciencias y sobre todo sus corazones, acompañarán a los postulantes a adoradores, que hoy representan un símbolo y un número significativo delante de la Confederación de los Mundos.
Canción: “Corazón vacío”.
Si las almas esposas así Me cantaran, sería capaz de dar la vida por ustedes cientos de veces, porque sé que lo que Dios concibió a través de sus criaturas es inconcebible para muchos. Solo un corazón vacío es capaz de comprender estos misterios gestados por el Amor del Creador.
¡Gracias, hermana Faustina de Jesús! Yo Soy Jesús de Faustina.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Póstrense a los pies del Calvario y reconozcan Mi Legado.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
“Omnipotente Padre del Universo y de la Tierra,
máximo Poder entre todos los poderes universales,
sagrada Corriente Ígnea del Universo Cósmico,
Espejo inextinguible del universo, Alianza perpetua y eterna.
¡Oh, sublime Padre del Universo,
Regente Mayor entre todos los regentes,
soberano Señor de las Alturas,
¡Sagrada Emanación entre todas las emanaciones divinas!
¡Oh, sublime Señor,
Fuente purísima y hermosa,
¡Amor poderoso y supremo!
¡Oh, Gracia eterna de Dios,
¡Luz Mayor entre todas las tinieblas!
¡Oh, victorioso Corazón de Dios!
Por los méritos alcanzados por Tu Hijo, Tu Siervo y Servidor,
a los pies de este Calvario espiritual,
reintegra en la consciencia humana del planeta
el victorioso triunfo de Tu Hijo Jesús,
sobre todos los infiernos y entidades malignas.
Que el poderoso Cetro del Arcángel Miguel descienda,
con su Consciencia Divina,
para hacer temblar a los infiernos de este mundo
y para que todo se paralice un momento,
para que el triunfo de Tu Amor, Adonai,
se dé y se cumpla en toda la humanidad.
Amén”.
Sigamos concentrados en la Luz de Mi Propósito, en la eterna Fuente de la Luz de Dios, en donde quedó registrado el sagrado Calvario de su Maestro y Señor.
Por eso, hoy les digo a sus personas humanas que no sean una llaga más en Mi Cuerpo, sino que sean aquellos que ungen el Cuerpo herido de Jesús por medio de sus oraciones, de los Sacramentos y, sobre todo, de la fe que los hace formar parte de Mi Cuerpo Místico, aquel Cuerpo eterno del Hijo de Dios integrado por todas las almas del mundo dentro de Mi Iglesia Celestial.
Por eso, acompañen a su Señor en este momento glorioso de la Cruz, en el que los Códigos de vida, de amor, de perdón y de resurrección espiritual descienden sobre el mundo para llegar a las almas más necesitadas de Mi Luz crística.
Ustedes, de una manera profunda, son conscientes y también son partícipes de esta tarea interna de su Maestro y Señor, especialmente con aquellas almas caídas que fueron derrotadas por los ejércitos del mal y que, a través del poder de Mi Amor, hoy vengo a salvarlas, a todas ellas, por los tiempos que vendrán.
Por eso, hoy la oscuridad se detiene en el mundo y las almas más miserables son contempladas a los pies de este Calvario espiritual, así como ustedes hoy también están a los pies de este Calvario espiritual de su Maestro y Señor, un Calvario más profundo y difícil que el que Yo viví por ustedes, aquí en este planeta.
Un Calvario espiritual que Yo los invito a penetrar a través del corazón, del espíritu y de la consciencia que creen en Mi Legado crístico, registrado en cada una de las estrellas de este universo como también de otros mundos.
Dios, a través de Su Hijo, nunca podría haber encarnado en este planeta para una tarea pequeña. Su expresión material tenía que ser humilde, simple y casta por medio de la Sagrada Familia; pero Su poder, Su omnipotencia y Su esplendor deberían ser grandiosos en los planos internos, porque es allí en donde comienzan todas las cosas.
Mientras la aparente derrota del Hijo de Dios era vista por todos en aquel tiempo, los infiernos no podían soportar la Sangre derramada por Mi Cuerpo, gota a gota, tocando el suelo y cada parte del Calvario. Imaginen, por un momento, qué hacían los Ángeles del Señor con cada gota de Sangre y con cada Código de Luz que, por Amor, se derramaba en el mundo.
Tengan ahora sus consciencias en esos hechos y no solo vean el sufrimiento que su Maestro vivió, que fue un sufrimiento indescriptible, sino también vean el triunfo de su Señor a través de uno de los principales aspectos de Dios, la Voluntad.
La Voluntad de Dios es lo que Me permitió llevar la Cruz hasta lo alto del Monte Calvario. Ahora, después de la renovación de sus votos en el Jueves Santo, ¿serían capaces de llevar esa Cruz por Voluntad de Dios y no solo verlo como un simbolismo, sino como la realidad verdadera y profunda de hacer todo lo posible y un poco más para que el mundo deje de sufrir su propia condenación y perdición?
Por eso, Yo los vengo a renovar a través de la Cruz; para que sus vidas, consciencias y, sobre todo, sus células no le tengan miedo al sacrificio, a la renuncia y a la obediencia irrestricta a Nuestro Padre Creador.
Si el mundo de hoy fuera obediente ya no habría pandemia, la desobediencia de los seres humanos es la causa de muchos males.
¿Acaso Dios no habría podido resolver ya esta situación planetaria? ¿Dónde está la cura de la humanidad?
No se olviden de la obediencia, compañeros, primero como códigos de vida para ustedes mismos y segundo como un principio de lealtad con el Señor del Universo; pero la mayoría de los hijos de Dios no tiene responsabilidad por todo lo que hoy sucede.
Muchos fueron llamados a cristificarse a través de estos tiempos. Muchos fueron llamados a entregar su vida, así como el Hijo de Dios la entregó en las Manos de Dios.
Ustedes no serán crucificados, ustedes vivirán lo que el universo les envíe, pero sus corazones deben estar abiertos para poder percibir cuál es su enseñanza en cada momento, cuál es la prueba que el universo les invita a superar por Mí.
No dejen de contemplar dentro de ustedes ese Calvario espiritual que hoy les ofrezco, y que les ofrezco también a sus hermanos del mundo entero que ya viven el caos de la humanidad.
Pero por medio de Mi Paz y del poder de la Luz de Mis Llagas, que hoy son signos para su ascensión y sublimación, Yo los invito a elevar sus consciencias y a salir de manera inteligente de la mentira y del caos de este tiempo, porque Yo viví cosas semejantes por ustedes y en ningún momento de la Pasión y del Calvario los abandoné.
Que el triunfo de su transformación, que la redención de sus corazones, que la ascensión de sus consciencias sean la nueva victoriosa cruz que cada una de sus vidas ofrecerá a Dios para que se cumpla Su Plan.
Ahora, cierren sus ojos por un momento y en lo alto del Calvario espiritual vean la victoria de Mi Sagrado Corazón, ante el dolor y el sufrimiento que fue vivido por Su Señor.
Contemplen Sus cinco poderosas Llagas, las Llagas de Sus Manos, de Sus Pies y de Su Costado; y cómo María, Mi Madre, cuando Me tuvo en Sus brazos, en la sagrada piedad del Calvario, Ella limpió Mis Llagas con cada uno de Sus besos, haciendo parte de sí todo el dolor que Yo viví.
Besen Mis Llagas y reciban Mi Luz, Mi Luz crística.
En ese aparente escenario de derrota, contemplen el Alma de Jesús, redimiendo y transfigurando a todas las consciencias y a todos los abismos; y ennoblezcan este momento con el honor que Él merece ante el esplendoroso Árbol de la Vida, ante los frutos de la Pasión y la Muerte de Jesús.
Sobre ese Calvario que quedó registrado en la memoria de la humanidad para siempre, vean a Mi Madre teniéndome en Sus brazos cuando Me bajaron de la Cruz y la Cruz se iluminó como un poderoso símbolo sobre todo mal.
Y así, vean a Juan, a María Magdalena, a José de Arimatea, al soldado romano, todos contemplando la sagrada Muerte de Jesús, que fue la muerte absoluta del pecado a través del Amor y de la Misericordia de Dios que volvió a iluminar al mundo y a todas sus criaturas.
Contemplen el mismo misterio que contemplaron Mi Madre y Sus seguidores. Contemplen la entrega de Dios, un misterio desconocido, una entrega ofrecida a través de la Muerte de Su Hijo Jesús.
En este día, los invito a morir para ustedes mismos, para que a partir de ahora sean otras personas, sean Mis llamas flameantes de paz en el mundo, sean Mi propio testimonio de su redención.
"Padre,
Eli, Eli, Olam,
Iod He Vaud He, Shekinah,
envía Tu Espíritu, envía Tu Espíritu,
envía Tu Espíritu y cura a la Tierra
por los méritos de Mi dolorosa Pasión.
Eli, Eli, retorna a Tus hijos,
arrebata sus vidas y haz resucitar, con Tu Espíritu,
a toda la vida imperfecta.
Adonai,
envía el soplo de Tu Espíritu,
la consolación de Tu Alma,
así como Tú Me la enviaste en el Huerto Getsemaní;
Te lo pido, Padre,
porque hoy no saben lo que hacen.
Míralos, Señor, con Tus Ojos de Misericordia,
con el Amor de Tu Corazón,
con la Sabiduría de Tu Consciencia
y a través de Mi redentora Cruz
haz nuevas todas las cosas
para que las almas vivan Tu Voluntad
y Tus ángeles levanten las cruces de Tus hijos
para que ya no se sientan atormentados,
perturbados o enloquecidos.
Que Tu Alma, Señor,
ilumine cada espacio de la consciencia.
Por eso, Eli,
ofrezco Mi Sangre espiritual
para que purifique a Tus hijos
y los haga, en este día,
partícipes de la Comunión Espiritual con Mi Cruz,
la Cruz del sacrificio.
Amén.
Amén.
Amén".
Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús:
Todos los que escuchen en este momento y que tengan consigo una cruz pueden elevarla para que Cristo, Nuestro Señor, la bendiga y haga de nuestra cruz, de nuestro calvario y del calvario de este mundo, una victoria de amor, de luz y de redención para que las almas sean bendecidas por el Espíritu de Dios, sean renovadas y sanadas por la Sangre de Jesús.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús:
Ahora lleven la cruz hacia el corazón y sientan la fortaleza de Jesús y el Amor misericordioso de Su Corazón por todas las criaturas de la Tierra.
Me quedaré un momento más en silencio para que, a través de una canción llamada “Cristo del Calvario”, en este día de la sagrada Cruz, cada una de las almas sea la cruz de la victoria, de la redención, de la rendición y de la humildad, en honor a Nuestro Padre Celestial.
Los bendigo, en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Los escucho.
Contemplemos el Calvario espiritual.
En la casa de Mi Padre existen muchas moradas, todas fueron creadas para cada uno de Sus hijos.
Cada cual tiene la morada que le pertenece, algún día retornará a ella con todo lo que ha aprendido y vivido; por eso es tiempo de guardar memoria de todo lo que el ser experimenta en la Tierra, todo lo que proviene del Universo y de Dios.
Es tiempo de deshacerse del sufrimiento y de la agonía porque en la Morada de Mi Padre entrará todo su maravilloso aprendizaje, todo lo que aquí han vivido en Mi Nombre.
Todo lo que aquí realizan y experimentan se escribe de forma concomitante en el Universo.
Cada decisión que toman en sus vidas, repercute también en el Universo.
Cada paso que se animan a dar por Mí es algo que repercute también en el Universo.
Eso también es lo que permite realizar el Plan en la Tierra y es lo que hace descender del Universo lo que Dios tanto espera manifestar para Sus hijos.
Hoy vengo a recordarles la importancia de esa Morada de Dios porque deben preservarla y protegerla de todo lo que sucederá en los próximos tiempos.
Si aún no saben que tienen un lugar en el Universo, sépanlo hoy que lo tienen. Ese lugar permitirá recrear la Creación, hacia ese lugar irá todo el conocimiento vivido y experimentado.
Por eso deben persistir, porque en las Moradas de Mi Padre se guardará todo lo bueno que han aprendido no solo en esta vida, sino en otros tiempos.
Quiero que cada ser de este planeta sepa que la experiencia no termina aquí ni tampoco en este plano material.
El infinito los espera para poder vivir nuevas cosas, pasar por nuevas experiencias.
Todo lo que siembren en este tiempo será cosechado en el futuro. Por eso deben saber bien qué es lo que hacen y lo que viven, para que los tesoros de Mi Padre no se desperdicien.
Ha llegado la hora de tomar consciencia sobre las riquezas del Cielo y cuántas veces ellas descienden en la Tierra e intentan unirse a las almas, para que ellas puedan vivir nuevas experiencias de amor y de redención.
Todo lo que cultiven en este tiempo repercutirá en el futuro inmediato.
No es necesario, compañeros, que Yo les de ejemplos porque ya los han visto con sus propios ojos.
Los que cultivan cosas malas en Mi Tierra siempre saldrán perdiendo, porque el Amor es Sabiduría y la Sabiduría es Amor de Dios.
Donde está Su Hijo, está Dios y si ustedes están en Mí, verdaderamente, podrán estar en el Padre. Las Leyes siempre se cumplen para todos por igual.
Cada uno sabe lo que en verdad debe hacer en este tiempo. Solo necesito que siempre siembren cosas buenas, porque eso no solo los ayudará a ustedes, sino también al mundo.
La humanidad se ha olvidado, por haberse distanciado, de cultivar verdaderos atributos.
La humanidad se ha pervertido y se ha desviado, por eso Yo vengo de la Fuente inmaterial de Mi Padre para recordarles de los sagrados atributos que es imprescindible vivir en este ciclo.
Serán esos atributos como Leyes de Luz que los protegerán de ustedes mismos y de los demás.
Ha llegado el tiempo de desenmascarar a los lobos que están revestidos de ovejas.
Pero no será necesario que nadie lo haga, la propia Ley lo demostrará así como lo ha demostrado en este último ciclo.
La fidelidad Conmigo no es algo pasajero. Tampoco la obediencia no es pasajera.
Lo que Yo les pido es permanente, verdadero e inmutable.
Por eso, si sus caminos están bien sembrados, cosecharán buenos frutos, no importa que sus tierras estén miserables, secas, áridas o vacías. Por la Fuente de Mi Amor todo es posible para sus vidas solamente cuando son sinceros Conmigo.
Hoy necesito que den ese paso hacia la Verdad definitiva porque así podrán estar más hermanados, podrán vivir más en fraternidad y ser considerados con el prójimo.
Los atributos de los cuales Yo les hablo no son de este planeta, ni tampoco de este universo, aunque hayan otras humanidades que los conozcan.
Los atributos provienen de Mi Padre y de Su Fuente inmaterial y eso hace renovar todas las cosas para los que en verdad lo quieran vivir.
Porque por medio de Mi Fuego les traigo la iluminación de sus células y átomos, para que en lo más profundo de sus seres aprendan a vivir en la Hermandad por medio de los atributos que Yo les traigo para este tiempo.
Por eso les vuelvo a repetir que su primer atributo es amar así como Yo los amo y amar al prójimo como aman a Dios de una forma inconmensurable e infinita.
Si aún no han alcanzado ese atributo, síganlo intentando todos los días: forjen en ustedes un amor incondicional que vaya más allá de sus miserias y de sus pruebas, de todos los límites y de todos los obstáculos, así podrán ser Nuevos Cristos que representen a su Señor aquí, en la Tierra.
No quiero ver más a una humanidad miserable, espiritualmente.
Algunos de ustedes deben alcanzar mucho más de lo que Yo alcancé en la Cruz y en la Pasión.
Deben y pueden superarme en el amor.
Ya no esperen poder hacerlo, vívanlo con un esfuerzo incondicional todos los días; así sus corazones serán semejantes al Mío, aunque no lo crean.
Si Yo descendí a la Tierra y fui humano y transmuté la condición humana, ¿qué podrán hacer las criaturas de Mi Padre, más de lo que Yo hice una vez, siendo hijos directos e íntimos de Su Fuente inmaterial?
Aún no conocen sus virtudes, solo conocen sus destrezas. Pero Yo vengo, como el Señor del Universo, por cada una de sus destrezas para transformarlas, algún día, en sagradas virtudes.
Solo me deben entregar todo. Cada uno según su tiempo, aunque ya no haya tiempo.
Es hora de entregármelo todo y de confiar en lo que Yo tengo previsto para ustedes.
Ha llegado el momento de cerrar un ciclo y de comenzar uno nuevo.
Todo lo que antes no pudieron vivir no lo podrán vivir ahora en este nuevo ciclo.
Anímense a develar los misterios del universo con la expansión del amor en sus consciencias.
Porque a los humildes se les revelarán los Misterios de Dios y a los soberbios y orgullosos se les quitarán todos los poderes que creen tener de forma personal y humana.
La Ley se vuelve a cumplir y se vuelve a escribir.
Yo les vengo a enseñar el camino de la redención por medio del amor, eso es lo que hará fructíferas y eternas sus moradas.
Y no será necesario vivir en este mundo, ni en otro lo que ya han vivido porque lo habrán aprendido como lección de vida y lección de humildad.
Quiero que sus corazones se pacifiquen, que sean pequeños, así como Yo fui pequeño en los brazos de Mi Madre; de esa forma el Proyecto no se perderá, porque no estará en las manos de los soberbios, sino en el corazón de aquellos que se humillan a Dios todos los días y que hacen penitencia de verdad, transformando todas las cosas, superando todos los tiempos, vivificando el Sagrado Espíritu del Señor.
Solo los humildes entrarán al Reino de los Cielos.
Solo los pacificadores conocerán el Reino de Dios.
Todos ellos no volverán nunca más a la Tierra, porque conocerán nuevas moradas y en ellas permanecerán para avanzar en su evolución y en el despertar de sus espíritus y una nueva Tierra comenzará con los seres crísticos.
La ley del sufrimiento será olvidada y el dolor ya no será recordado.
El amor reinará y la paz abundará en los que hayan sido incondicionales con el Señor a pesar de sus miserias y de sus pruebas.
Yo los necesito limpios de corazón, no solo en este momento, sino para los tiempos que vendrán.
Los necesito en una amplia resignación y en una estricta obediencia, para que puedan conocer otros misterios del Universo que no intentarán ennoblecer sus espíritus, sino hacerlos más humildes, más humildes de lo que Yo fui una vez, como en el simple pesebre de Belén.
Así, compañeros, podrán amar lo que nunca han amado, perdonar lo que nunca conseguirían perdonar, porque estarán en otro estado y en otra vibración.
Así ayudarán a los que más necesitan y a los que nada tienen, espiritualmente.
Así Yo podré recogerme y decir que Mi tarea se ha cumplido con ustedes y el mundo.
Así podré prepararme para retornar sin desplazar tanto Mi Consciencia por este Universo.
Pero Yo nunca los abandonaré. Quien está Conmigo nunca se sentirá abandonado.
Quien está Conmigo nunca le faltará el amor porque habrá comprendido la misteriosa Voluntad de Dios, que de tiempo en tiempo intenta escribirse en el corazón de los hombres.
Vacíense ante el Señor del Universo para que Yo pueda depositar lo nuevo en ustedes y retirar lo viejo de sus consciencias.
Hoy Me ofrecieron un día maravilloso por medio de sus canciones y oraciones, eso es lo que Me impulsa, lo que Me mueve volver a aquí, todo el tiempo, para estar al lado de los que verdaderamente Me escuchan y hacen, en sí mismos, una a una Mis Palabras.
De la Fuente Solar he venido, del Universo Espiritual he descendido, de la Casa de Mi Padre he llegado, para traerles, con todo Mi Amor, lo que hoy necesitan; para que recuerden, compañeros, que siempre los renovaré para que así se cumpla el mandato de Dios: que se amen los unos a los otros, así como Yo los he amado y los sigo amando.
Ese es el misterio más profundo de la Creación.
El amor hará luminosas sus moradas y pulcros a sus espíritus.
Celebremos este momento con total confianza. Agradezcamos a Dios por todo lo recibido y regocijémonos en Su Corazón para que se cumpla Su Palabra en el Pueblo de Dios.
Que el misterio de esta existencia sea revelado.
Padre, envía el Soplo de Tu Espíritu
para los que aún se sostienen en Ti.
Envía el Fuego de Tu Amor
para transformar todas las cosas.
Envía el bálsamo de Tu Paz
para apaciguar a los corazones.
Envía, a través de Mí, Tu Misericordia
para que las criaturas conozcan
la gran felicidad de estar en Ti,
para siempre.
Amén.
Hoy, espiritualmente, no solo consagraré nuevos adoradores, sino a los que algún día Me adorarán, como los que Me han adorado hasta ahora.
Recuerden, compañeros, que hay una morada de luz para cada uno de los hijos de Dios y esa morada espera por encontrarlos y recibirlos, para que en ella se guarde la mayor experiencia de Su Amor en la Tierra, a fin de que los ángeles del Universo eleven esa experiencia al Padre, para volver a crear esta Creación.
Mi Palabra es como agua viva y viene a quitar la sed de los que están perturbados, de los que sufren, de los que están hace tiempo en su desierto pidiendo a Dios por una Gracia y una oportunidad.
Hoy les ofrezco la Palabra de Vida como agua viva para sus almas, para que el bálsamo del Amor del Señor unifique a las consciencias y destierre a los enemigos, a fin de que triunfe el Plan. Amén.
Hoy Me dignaré de consagrar estos elementos con especial gratitud, para que los frutos de Mi Espíritu en las almas también reverberen en las sagradas moradas que algún día conocerán.
Por eso deseo escuchar “Tu Palabra es Agua Viva”, para que sus almas, en este momento, sean trabajadas por la esencia de los Divinos Sacramentos.
Incienso.
Para los que puedan, nos colocamos de pie.
Agua.
Canción: Tu Palabra es Agua Viva.
Aquí se guarda uno de los mayores tesoros de las Moradas de Dios. Bienaventurados serán aquellos que se sirvan de él para sentir en sus corazones el Universo de Dios, mientras estén aquí, en la Tierra.
Por eso les ofrezco Mi Cuerpo como símbolo de reparación y de cura para las almas.
También les ofrezco Mi Sangre, como símbolo de purificación y de renovación para todos los espíritus del planeta.
Este es el Cuerpo y la Sangre de Cristo, que les da la Vida Eterna.
Aquí está el símbolo de los que se unen a Mí por medio del ofrecimiento de cada nueva adoración; en ellos se construye el Templo de Dios, el que algún día se volverá inmaterial y eterno y estará guardado especialmente en la morada que Dios destinó para cada ser.
Reciban este símbolo de adoración, como un acto de gratitud de Mi parte, y una bendición renovadora para sus almas.
Ahora quiero aquí a los adoradores, los que hoy se consagrarán.
Santisima Trinidad,
que desciendes a través del Divino Hijo,
unifica estas consciencias con el Padre Eterno,
unifica estas consciencias con el Divino Hijo,
unifica estas consciencias con el Sagrado Espíritu,
a fin de que se establezca en sus esencias
la realización del Plan de Dios
y el triunfo perpetuo del Amor de Dios,
para siempre.
Amén.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.Amén.
Mi Dios,
yo creo en ti, yo te adoro,
yo te espero y yo te amo.
Y te pido perdón por los que no creen en Ti,
no te esperan y no te aman.
Amén. (x3)
Y ahora que Mi Misión está cumplida en ustedes, espero que ya reverbere a través de los tiempos, por medio de sus adoraciones, de sus oraciones y de sus actos de amor, a fin de extirpar de este mundo el mal de la humanidad, a fin de que se establezca el Reino de Dios en cada corazón humano y muchos, muchos más conozcan la paz.
Yo los bendigo, en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
Les agradezco por este día y por el día que vendrá mañana, en Mi Nombre, fraternalmente, se darán el saludo de la paz.
Les agradezco.
Que la luz del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo estén en este lugar y en los lugares del mundo que más la necesitan. Amén.
Después que han acogido Mi llamado, ahora sí podré volver a Egipto, luego de haber pasado por allí como niño; pero ahora volverá el Rey, a liberar al pueblo de su esclavitud, a traer a ese lugar y a Medio Oriente, la Paz.
Y aunque aún los acontecimientos se desencadenen en el mundo y en esta humanidad, llevaré Conmigo a las almas que más necesitan y retornaré a los corazones que más Me buscan, no importando su creencia o religión, porque lo que permite la vida en este mundo es el amor; es el amor que los mantiene vivos, es el amor que les permite respirar y soñar con un tiempo mejor, con esperanza.
El cautiverio terminará algún día, no solo en Egipto, sino también en el mundo. Por eso debo retornar a los lugares en donde una vez ya estuve, siendo niño, joven o adulto, en Oriente, o en el lejano Oriente.
Los valores de la espiritualidad se deben recuperar para que el mundo no pierda la paz. Por eso estoy volviendo a esos lugares, como sacrificio y también como Gracia, para llevar a los corazones el reencuentro con Dios desde los planos internos y para que estos se espejen en la superficie, en la sociedad. Eso hará todo más justo y equilibrado, eso aplacará el sufrimiento y las agonías, porque es a través de los méritos que su Maestro y Señor alcanzó en la Pasión, que estas Gracias son posibles en este mundo y en su humanidad.
No puedo dejar de decir que a veces Mi Corazón está triste por los que no entienden, pero el gozo de los que Me viven y de los que creen en Mi y Me dan su confianza Me alegra, como lo han hecho ustedes ayer y hoy, de forma simple.
El Reino de Dios es el mayor tesoro de la simplicidad para este mundo y para las almas. Si son simples siempre vivirán el Reino de Dios y Él siempre estará próximo de sus vidas y sobre todo, estará en sus corazones.
Quiero que este gozo y júbilo que viven Conmigo de tiempo en tiempo llegue al mundo entero y no solo a Sudamérica. Ahora llegó el momento de vivir el apostolado y de hacerlo parte de ustedes en cada etapa de la vida.
Así Mi Misericordia llegará a los que más sufren, como también a los Reinos de la Naturaleza, que en esas partes del mundo también viven su sufrimiento silencioso, porque no pueden hablar como los hombres de la Tierra.
Sé que a su alrededor también existe el sufrimiento, a veces en sus familias, en sus ciudades, en sus trabajos, en sus seres más queridos. Pero Yo les pido, por misericordia, que den un paso más hacia Mí y llevemos este tesoro del amor a los lugares que más necesitan y que durante miles de años no han recibido nada, ni del Universo, ni de los Cielos.
Vengo a recuperar a través de Egipto los valores de las últimas humanidades, porque la evolución continúa y el despertar también.
Llegó el momento, compañeros, de que recuperen lo que una vez vivieron Conmigo en Tierra Santa y más allá de ella. Esto no es una teoría ni tampoco es una ilusión. Es hora de vivir el Plan de forma verídica. Es hora de hacer el Plan vivo en más corazones del mundo, que Me están buscando y no Me encuentran porque no saben la salida.
Ustedes sí encontraron la salida, pero el mundo aún no la ha encontrado. Por eso debo volver y retornar al centro, desde donde todo se crea, como conflicto, guerra y persecución.
Porque esta vez no solo la Señora de la Luz pisará con Sus pies a la serpiente, sino también su Maestro y Señor pisará con Sus Pies a sus aliados y los derrotará, para que se arrepientan algún día. Y ya no existirá arma contra arma, religión contra religión, porque a pesar de que el momento más grave no ha pasado todavía, aún el ímpetu y la fuerza de Mi Corazón poderoso podrán transformar todas las cosas cuando tan solo Me digan “sí, Señor, aquí estoy”.
Así Yo tendré el permiso de seguir obrando, tendré el permiso de seguir transformando y unificando a las almas con Dios, para que Su Reino celestial descienda a la Tierra y se cumpla Su Voluntad. Porque al fin de todo, Su Sagrado y Eterno Corazón triunfará.
Los caídos serán perdonados, los asesinos serán redimidos, los perseguidores serán amados y se disolverá el mal, porque el mal no conoce el Amor que viene de la Fuente. El mal es la incomprensión de la consciencia humana por no aceptar la Voluntad de Dios, como fue la Voluntad de Dios traer a Su Hijo a la Tierra para enseñarles la Escuela del Amor y de la Redención.
Vuelvo a reunir en este tiempo a los que estuvieron Conmigo en algún momento, sea en la vida consagrada, o en la vida del espíritu; en la vida del servicio, o en la vida abnegada; en la vida misionera, o en la vida orante.
Que ese compromiso sea revivido por los que despiertan.
Que ese compromiso sea reconfirmado por los que ya despertaron, para que se siga cumpliendo la Voluntad del Creador en estos tiempos críticos.
Mi Corazón abrazará al Medio Oriente y a todos los que se encuentren en ese lugar, no importando su condición o su condenación. Porque en verdad, compañeros, Mi Misericordia es muy grande y aún desconocida. Mi Misericordia es tan grande, que Mi Sangre se dejó verter en la Cruz gota por gota, dolor por dolor y angustia por angustia, para disolver el mal de la humanidad y su condenación eterna.
Es el tiempo de dar a conocer Mi Amor al mundo. Y que los demás pueblos y razas sepan que los amo, como los amo a ustedes.
Que anuncien que estoy volviendo al mundo por segunda vez y que el Reino celestial se reaproximará a la Tierra junto a los ángeles y arcángeles, para poner fin a la perdición de la humanidad y para disolver las tinieblas por la intervención del poderoso Padre San Miguel Arcángel, de San Rafael Arcángel y de San Gabriel Arcángel.
Los anunciadores de la Palabra de Dios retornarán a la Tierra, como fue en el principio del pueblo antiguo del Medio Oriente.
Y a partir de allí se escribirá una nueva historia y se borrará el sufrimiento, trayendo del Cielo los Libros de Dios abiertos, para mostrarle al mundo Su nuevo Propósito en la Nueva Humanidad.
Bienaventurados serán los que vivan las profecías y se regocijen en ellas, porque el Señor, el Todo Poderoso, le mostrará Su Poder a los humildes.
Con esta Luz que traigo extiendo la Paz hacia la Tierra, renovando este ciclo y este momento para todos; dando la chance a los que están confundidos, de poder retornar a Mi camino antes de que el Portal se cierre.
Que se eleven los corazones hacia Mi Iglesia celestial y que en comunión con la vida de cada ser, todo sea renovado.
El Universo de Dios desciende a la Tierra y en este simple lugar, las almas siempre encontrarán a Dios. Aunque Mi Presencia no sea aceptada, Yo siempre aquí estaré para abrazarlos con la Luz de Emmanuel.
Vengo a bendecirlos con la Palabra de Vida. Vengo a ungirlos con el soplo del Espíritu. Vengo a bautizarlos con el Agua que brotó de Mi Costado en la Cruz, como parte de la Fuente de la Divina Misericordia, para que sean santificados por el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo.
Hoy no existen fronteras ni separaciones entre las naciones y los pueblos. El amor que Yo pude ver aquí es el que necesito para renovar los tiempos y sobre todo, a la humanidad. Es el amor de los que se congregan dentro de Mi Iglesia celestial para comulgar de la Llama de la Santísima Trinidad, junto a los Ángeles de nuestro Padre-Madre Creador, Emmanuel.
Hoy, los Elohim, llamados seres resplandecientes del Universo mental, los Ángeles de Dios, testimonian con Su puño y letra que Mi misión en Egipto será realizada por la receptividad y la oración de las almas que colaborarán para que eso sea posible y así, Mi gran Espejo de la Misericordia se encienda en Medio Oriente.
Alegren sus corazones porque están siguiendo el camino correcto. No habrá otro lugar que Me represente en la Tierra, sino este. Porque vuelvo a decirles, compañeros, vengo fuera de Mi Iglesia para llamar a los rebaños que más Me necesitan y que Mis representantes no han sido dignos de acogerlos con castidad.
Que el amor de los simples promueva la Paz en la Tierra.
Que el servicio de los humildes restaure a los Reinos de la Naturaleza.
Que la oración de los que se congregan en comunidad y en luz, transforme los tiempos, a fin de que el Cetro del Hijo de Dios descienda a la Tierra para poner fin a la maldad humana.
Y ahora elevaré al Cielo esta ofrenda que han colocado a Mis Pies, porque en verdad todo pertenece a Dios, nuestro Padre, que está en los cielos y hoy escucha con atención la Voz de Su Hijo y de Sus compañeros, a fin de que un grano de Su Reino celestial se siembre en esta humanidad, para que la humanidad sea recreada por medio del amor y del bien entre los hombres.
Que todo sea santificado y que todo sea elevado bajo el Rayo de la Transubstanciación. Y que a los pies del Altar de Dios sea colocada la ofrenda de cada corazón humano, en esta tarde.
En el silencio, compañeros, pueden hacer su ofrenda ante Mi Iglesia celestial. Los escucho en el silencio de la oración.
Padre Celestial, que a todos conduces,
acepta nuestra oferta de entrega a Ti.
Guíanos por el camino del amor,
para que Tu Voluntad sea hecha.
Amén. (x3)
La oferta ha sido aceptada.
Los que hoy serán bautizados serán iluminados, y al ser iluminados, se convertirán.
Los que hoy serán ungidos recibirán la Gracia que tanto esperan, pero por ella deberán orar.
Padre, que Te has hecho pequeño para que el mundo Te comprendiera y así pudieras ingresar en la esencia de Tus hijos a fin de que te vivificaran y exaltaran Tu Nombre, para siempre, a la mesa de estos nuevos apóstoles Míos, hoy Te vuelvo a declarar, mediante esta fórmula sagrada que Tú has dictado al humilde Corazón de Tu Amado Hijo.
Que escuchen los mundos internos lo que hoy declara su Rey y Señor del Universo: Les pido que tomen y coman todos de Él, porque este es Mi Cuerpo, que fue entregado por los hombres para el perdón y la remisión de los pecados.
Señor Mío y Jesús Mío, que escuchen las almas de la Tierra la Voz de su Maestro y Señor, el Cristo Vivo, que les dice: Tomen y beban todos de Él, porque esta es Mi Sangre, que fue derramada por los hombres para el perdón de los pecados.
Les pido, que por los tiempos que vendrán y los acontecimientos que llegarán, hagan esto en Mi memoria a fin de que la Paz y la Misericordia de Dios estén presentes en el planeta.
Señor Mío y Dios Mío, este es El que ha dado la vida por todos y que ha resucitado para volver al mundo en espíritu y divinidad, a fin de transfigurar la Tierra en una humanidad redimida.
Padre Nuestro...
Y como les dije a Mis apóstoles, Mi Paz les dejo y les doy Mi Paz, porque siempre su Maestro y Señor mirará la fe de los miembros de Su Iglesia celestial a fin de que todo sea reparado y la humanidad sea curada de su enfermedad espiritual.
Que esta Paz sea llevada a Egipto y a los lugares que fueron encomendados por su Maestro y Señor y por Su dulcísima Madre, la Santísima Virgen María, para que Sus Corazones de Servicio y de Humildad, de Amor y de Esperanza, lleguen a todo el mundo. Amén.
Dense ahora la paz.
Que la paz repueble a la Tierra de esperanza y que la esperanza renueve a los corazones que aspiran a alcanzar la Misericordia de Dios.
Con las voces de sus corazones hoy deseo expandir, por medio de una canción, la lluvia de amor en todo el planeta, dando la bendición al mundo en el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Les agradezco por estar Conmigo en la simplicidad del corazón y de la vida.
Y ahora que he venido a tu encuentro, recuesta tu cabeza sobre Mi Pecho y siente toda la paz que Yo te puedo brindar en este tiempo, una paz que nadie más te puede dar, ni entregar.
Siente ahora Mi Corazón vivo, que pulsa interiormente cerca de tus oídos. Este es el Corazón que ha padecido por el mundo y por la humanidad.
Es el Corazón que ha derramado Su Sangre por las almas para el perdón de las faltas y que aún lo sigue haciendo por todos sus compañeros y por sus enemigos.
Pero hoy no pienses, amado Mío, qué es lo que estás sufriendo o lo que podrías sufrir. Piensa en Mí, únete a Mi Consciencia y siente Mi abrazo paternal, porque Yo cuido de todas Mis ovejas, una a una, y nunca Me olvido de nadie.
Entrégate a Mí, y ríndete, como tantas veces te lo pido.
No temas por lo que vendrá sino por lo que no está sucediendo en tu vida.
Ahora, refugia tu alma debajo de los Rayos de Mi Corazón y siente el soplo del Espíritu actuando en cada momento, en cada respiración, así como en cada palabra.
Yo puedo restaurar todas las cosas. Yo puedo suplir todas las cosas, porque no soy Yo quien lo hace, es Mi Padre que está en los Cielos, es Él quien obra, quien realiza y quien manifiesta la Voluntad Superior.
Deja para atrás lo que no comprendes, lo que no aceptas o lo que no entiendes.
Confía en este Amor que Yo te estoy donando, porque es un Amor que debe realizarse en ti para que el Plan de Dios se realice en la Tierra.
Recuéstate como Juan, el apóstol, sobre Mi Pecho y siente los dolores y las agonías de tu Señor, en el silencio y en la calma.
Dios no ofrece sufrimiento a las almas, son las almas que buscan el sufrimiento, porque en el Reino de los Cielos, desde donde hoy provengo, no existe el dolor ni la culpa. Alégrate por estar recostando tu cabeza sobre el Pecho de tu Maestro.
Sé que no lo comprenderás todo de una sola vez, pero eso no importa para tu Señor. Lo que importa es que lo vivas plenamente, unido a Mí, en espíritu y en esencia.
No confirmes tus pecados, no afirmes tus errores, eleva tu corazón y colócalo dentro del Mío, para que Yo lo pueda transformar y pulir como las manos del alfarero. Y así estarás en perfecta libertad y en profunda calma y de la noche a la mañana no sabrás qué es lo que te ha sucedido, porque todo se habrá transformado tal cual Yo lo he pensado, según los designios de Dios.
Recibe el Amor de Mi Corazón como un bálsamo y ríndete. Mi Corazón no te hará mal, Mi Corazón no te hará daño. Mi Amor es bien y es pacificación para las almas.
Sírvete de todo lo que Yo te puedo donar y confía, porque todo está marcado, todo tiene su hora y su tiempo.
Así como tú estás hoy sobre Mi Pecho sintiendo el fuego de Mi Corazón y la suavidad de Mi Alma, la acción de Mi Divinidad y de Mi Espíritu, quisiera que muchos más imitaran este ejemplo de unión con el Señor.
Calma tu corazón de toda angustia y acepta lo que te entrego, porque todo tiene un fin mayor y un propósito que aún estarás por descubrir, algún día.
Deja para atrás lo que has padecido, lo que no has entendido, sumérgete en el océano de Mi Luz y todo se disipará, porque quien confía en su Maestro, confía en Dios, Todopoderoso. Y su vida, día a día, paso a paso, con esfuerzo y sacrificio, se volverá libre.
Yo quiero de tu alma un nuevo ser que sea parte de una nueva humanidad, consciente y despierta, responsable y digna con la Creación.
Hay tantos tesoros en el Cielo, querida alma, que tengo para revelar; Mis Manos están llenas de designios y aún no los puedo derramar sobre el mundo porque no encuentro lugar ni refugio en la humanidad entera.
Pero si tú, valiente Mío, hoy das el paso por muchos más, algún día muchos más reconocerán Mi Nombre y Mi Gloria, y la harán digna en sus vidas para que así triunfe el Amor de Dios.
Ahora, abrázame y siente el calor de Mi Espíritu, siente la protección de Mis Brazos y la respiración de Mi Cuerpo como un soplo renovador que a todo santifica y que a todo renueva.
No hay nada que se pueda perder. Todo es transformado según Mi Voluntad.
Conviértete en una de las santas mujeres de Jerusalén, o tan semejante al apóstol Juan, en total entrega y abnegación.
Todo lo que vives, alma Mía, tiene un motivo y un significado para Dios, no hay nada que esté fuera de lugar, todo tiene un sentido y un tiempo para realizarse. Sea en el bien, o lejos de él.
Pero Yo quiero que hoy sientas el latir de Mi Corazón manso, de un Amor inexplicable y redentor, que ansía por las almas buenas y dignas, que cumplan la Voluntad de Dios en este tiempo de difíciles pruebas.
Abrázame fuerte y siente Mi consuelo que es intransferible e inmediato. Deja que Yo te nutra con Mi Paz y con la llama de Mi Fe, que es la que me trae al mundo para buscar a los que he llamado por su nombre para que Me acompañaran en esta era y en este ciclo, en donde el mundo vivirá su mayor desafío de todos los tiempos y de todas las eras. No podré decirles lo contrario.
Almas Mías, es hora de vivir Mi Plan y de no esperar más tiempo.
A veces su Señor y Maestro necesita sentir el calor del amor de Sus hijos para poder seguir adelante. Por más que Yo esté en el Cielo no significa que no sienta como un ser humano, porque como ser humano estuve entre ustedes, para que me pudieran vivir y comprender.
Así estarán abrazando a su Padre Celestial, que también necesita de consuelo, al ver las ofensas y los agravios del mundo.
¡Cuánto el Amor puede hacer en los corazones que se deciden a vivirlo plenamente, el Amor que viene de lo alto y que puede brotar de los corazones haciendo nacer Nuevos Cristos!
Quiero que hoy Me ofrezcan su abrazo porque lo necesito, así como ustedes necesitan de Mí para seguir caminando por este sendero, el más difícil de todos los tiempos, el que ninguna otra humanidad vivió, en ninguna otra época.
Ustedes vinieron aquí, almas Mías, por un propósito y un designio mayor que conocerán algún día.
Pero hoy no necesito que comprendan Mis misterios, sino que sientan la agonía de su Señor y el pedido de consuelo a los corazones valientes.
Ahora, siente cómo Yo te cubro con Mi Manto, aquel manto que fue rasgado por las manos de Mis enemigos durante la Pasión y que cubrió Mi Cuerpo llagado de heridas y de ofensas.
Estas son las Llagas que Yo vivo por el mundo y quiero compartirlas con Mis servidores, con los que se han dispuesto a seguirme incondicionalmente.
Yo quiero ofrecerles Mis sacrificios y Mis dolores, porque quien padece con su Señor, padece con Dios, y el Amor que nunca acaba, todo lo transforma, hasta lo más impenetrable. Que Mis Llagas sean motivo de su santificación, de su persistencia y de su renuncia.
Porque Yo tengo un plan precioso para cada uno de Mis servidores que debe cumplirse en esta hora aguda del planeta, en donde todo se precipita, hora tras hora.
Por eso consagro hijas e hijos, para tener ejércitos sobre la Tierra que estén firmes en Mí, a pesar de lo que suceda.
No tengo nada más para dar, solo el Amor de Mi Corazón, que es el que Me ha traído hasta aquí, a través de los tiempos y de las generaciones.
Amor que testimonia la presencia del Cuerpo y de la Sangre de Cristo para la reparación de las faltas y de todos los cometidos que no están en la Ley de Dios. Les vuelvo a decir, almas Mías, que necesito aún más de sus corazones abiertos para que Yo pueda ingresar con Mi Consciencia en los recintos más profundos de sus almas, en donde el Reino de Dios debe realizarse, para que el mundo y la humanidad aún existan.
Por eso en este miércoles santo de recogimiento y oración, no solo les pido sus oraciones, sino también su abrazo, para que el espíritu consolador pueda estar presente y las almas se animen a decir ‘sí’, cada día más.
Hoy les traigo el momento más sagrado de Mi vida, que fue la antesala de la última Cena. Les vengo a hablar con el mismo amor con el cual Me dirigí a Mi santa Madre y a las mujeres de Jerusalén, así como a Mis apóstoles. Es este Amor irrestricto e infinito el que nunca acaba, porque parte y nace de la Fuente de Dios para Sus criaturas.
Ustedes necesitan, finalmente, ser como Yo y superarme, porque Yo vengo aquí para que hagan cosas más grandes que las que Yo hice algún día. Eso demostrará ante el Universo que es posible una Nueva Humanidad, que estará arrepentida y pedirá perdón por todo lo realizado, que no tendrá vergüenza de confesar sus faltas y estará abierta a recibir la Misericordia de Dios, que es inextinguible y eterna.
Quiero que vivan en el gozo de Mi Amor Celestial y tú, pequeña alma, que estás aprendiendo a amarme, no lo dejes de hacer. Anímate a cruzar los umbrales de la resistencia humana, porque Yo te ayudaré a ser verdaderamente libre de ti para siempre.
No dejes de sentir el Amor que hoy emana Mi Corazón y vivifícalo como si fuera la última vez, porque lo que Yo vengo a dar hoy no podré darlo nuevamente; ya se está cumpliendo el tiempo y la hora definitiva se aproxima.
No quiero coronarte con flores, sino con espinas, para que Me puedas superar en el Amor, sabiendo que el ser humano es un ser impredecible en todo este Universo, así como Yo lo fui, testimoniando Mi Pasión, Muerte y Resurrección.
Yo ofrezco la gloria y el honor para los que se han decidido estar a Mi lado, pero también ofrezco Mi dolor y Mi agonía para los que se han confirmado ante Mí en esta tarde de Gracia eterna.
Y ahora, devuelvo tu alma al centro de tu ser, en donde existe el Templo sagrado del Amor, que siempre debe estar encendido por la luz del Espíritu Santo.
Y Mi Corazón se recoge para ofrecerse nuevamente a otras almas en el mundo, que también Me necesitan.
Benditos sean los que recibieron Mis Palabras con gratitud, porque lo comprenderán todo en el próximo tiempo. Y cuando Yo ya no este aquí entre ustedes, en poco tiempo, conocerán profundamente todo lo que he querido hacer en este lugar y en esta casa, y principalmente, en ustedes.
Porque deberé aparecer en otros lugares del mundo que también Me necesitan, que también tienen sed de Mi Palabra y de Mi Verbo y sobre todo, del Amor de Dios.
Con esa solemnidad que intento construir en sus corazones a través de este encuentro, quiero que hoy se dignifiquen ante Nuestro Padre Celestial, asumiendo este compromiso Conmigo hasta el fin de los días, sabiendo que todo lo que vivirán será una gran escuela para el alma y el espíritu.
Solo necesito que den su amor al mundo, no importando quién sea, no importando su creencia o religión, su pobreza o su riqueza, su enfermedad o su salud.
Quiero que amen como Yo los amo, porque la prueba que llega al mundo será muy dura. Y no todos soportarán ese momento. Por eso, los fortalezco en este tiempo y por medio de Mi servicio incondicional a las almas les doy Mi Cuerpo y Mi Sangre para que puedan sobrevivir, así como su Maestro sobrevivió en cada paso de la Cruz, y de Su Agonía.
No es hora de estar divididos, distanciados, ni indiferentes. Coloquen sus corazones dentro del Mío y todo pasará. Porque lo que Yo deseo del mundo es muy grande y eso podrá suceder cuando retorne por segunda vez. Ofrezcamos entonces, almas Mías, este momento a nuestro Dios Todopoderoso, El que ha permitido nuevamente, en este día, esta Gracia espiritual para un mundo infiel. Pero el Amor siempre superará todas estas cosas. Todo será cumplido como Dios lo ha pensado.
Incienso.
Nos podemos poner de pie para la bendición de estos elementos.
Yo los llamé aquí porque nunca Me olvidé de ustedes y porque todo tiene un tiempo para Dios y para el Universo (*)
Al igual que estos elementos sagrados que están a los pies de su Maestro y Señor, hoy también ofreceré sus consciencias a Dios para que Él pueda cumplir Sus designios en ustedes.
El Señor Todopoderoso, nuestro Padre Eterno que está en los Cielos, bendiga con Su más infinita Luz y Sabiduría.
En el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Gracias por abrazarme de verdad.
Hoy he escogido una canción que testimonia la Obra de la Madre Celestial, de cómo cada alma de esta Tierra, al igual que María Santísima, puede responder al llamado de Dios cuando Él lo realiza.
Hoy escogí voces tan complementarias, una de la otra, para que puedan ofrecer a Mi Corazón esta respuesta de las almas, este ofrecimiento que los corazones han realizado a Mi Espíritu.
(*) Cristo llama dos personas al palco.
Dejen que Mi Espíritu los invada completamente, para que puedan comprender lo que hoy necesito.
Dejen que Mi Corazón los colme y los transforme, a fin de que en ustedes se pueda crear un nuevo ser.
Yo vengo a estar sobre Argentina porque lo necesita para este tiempo final y sus corazones también lo necesitan, para que puedan aprender a vivir en Dios y así saber cumplir Su Propósito, que llega en estos tiempos a llamar a todos los corazones, a todas las vidas que se abran para unificarse Conmigo en el Amor y en la Verdad.
Pero hoy, no solo vengo por ustedes, compañeros; también vengo por los que ya Me siguen, por los que están viviendo sus pruebas, por los que están enfrentando su transformación.
Pero sepan que todo está en su lugar, tanto lo que vive el mundo como lo que ahora viven ustedes en este tiempo de transición, en donde las almas y los corazones deben aprender a amar, como nunca antes han amado.
Por eso sean fuertes, sean valientes y den los pasos definitivos hacia Mi Corazón, Yo los ayudaré compañeros.
Yo estoy aquí extendiéndoles Mi Mano para que la tomen fuerte y sepan caminar Conmigo en este tiempo de tinieblas, en este tiempo de desafíos; en el que ni siquiera ustedes saben que es lo que sucederá de aquí a un segundo.
Por eso vivan en la Fe, vivan en el Amor y aspiren todos lo días por la Divina Unidad, para que Mi Padre los pueda recibir con Sus Brazos abiertos; para que Él les pueda entregar sus Gracias y para que en este tiempo se forje en ustedes el nuevo hombre, aquel hombre que está libre de amarras, de cadenas y de prisiones.
Permitan que el Fuego de Mi Corazón los traspase profundamente.
Permitan que Mi Luz los compenetre desde la esencia, hasta el espíritu: que todo sea modificado, que nada se cristalice, que todo se transfigure y que todo se polarice hacia la Luz, para que puedan conocer en el próximo tiempo Mi Reino; aquel Reino que Yo he hablado en tiempos pasados a los apóstoles y a todos los que tuvieron la Gracia de escuchar Mi Voz en el Nombre de Dios.
Vengo para entregarles lo mismo, Vengo para darles Mi Legado.
Necesitan aprender a vivir en la Ley y a no salir de ella. Si están en la Ley, estarán protegidos y no tendrán que sufrir compañeros.
Acepten este tiempo de transformación como algo único y ya no hagan sufrir a sus hermanos; al contrario, que ellos puedan sentir su amor, su transparencia y su humildad que deben hacer de sus corazones, que debe surgir de sus esencias, para que el viejo hombre muera y surja el verdadero espíritu; aquel espíritu que recibirá los dones de Dios, aquel espíritu que formará parte de la nueva humanidad y de la nueva Tierra.
Mientras tanto, transfórmense, transfórmense mucho, pero de verdad, háganlo por Mí y por sus hermanos.
Demuestren a Dios que están comprendiendo y ya no pierdan tiempo, porque Mi Retorno está próximo y Yo los necesitaré verdaderos; tan verdaderos, tan cristalinos como el agua que surge de las entrañas de la tierra y que les da beber de la vida, que les quita la sed, que los cura y los redime.
Compañeros Míos, sean el bálsamo de Dios; sean curadores del nuevo tiempo por medio de la oración y no de las palabras; sean servidores del ejemplo y de la caridad; que los corazones del mundo puedan sentir las expresiones de su amor, para que todo se vivifique y se redima como Dios, nuestro Padre, que está en los Cielos lo necesita.
Atraviesen, compañeros, el puente sobre los abismos y únanse en lazos de amor y de unidad para que puedan atravesarlo sin miedo y sin dudas.
Porque si su Fe es fuerte, nada les atormentará, y tendrán firmeza y coraje para poder atravesar muchos puentes más; puentes que los esperan mas adelante, en el próximo tiempo, cuando todo termine de definirse.
Hoy vengo aquí por ustedes y por el mundo, con este mensaje para despertar en cada corazón humano la consciencia del Amor; un Amor que los hará libres, un Amor que los quitará y los sacará del cautiverio en el cual puedan estar en este tiempo.
Pero sigan confiando en Mi Divina Misericordia porque así Yo siempre los ayudaré.
Mientras les hablo vengo a liberarlos de las prisiones de aquello que los acongoja, de todo lo que perturba el corazón. El tiempo que se aproxima no será fácil. No puedo prometerles la vida eterna sobre este planeta en llamas y en tribulación; pero puedo prometerles Mi Reino, mientras estén aquí, sirviéndome incansablemente.
Les pido que crezcan no solo de corazón, sino también en consciencia, sabiendo en este tiempo discernir con sabiduría; para que cada prueba que vivan compañeros, la sepan superar y no se coloquen ustedes mismos en un constante naufragio que no existe, que solo vive en la mente.
Permitan en este tiempo que la Jerarquía espiritual abra las puertas a lo desconocido y los secretos puedan ser develados, porque así sus espíritus se elevarán y no estarán tan inmersos en esta materia que los ata a la perdición y que no les permite dar el paso a la verdadera entrega.
Como a Mis apóstoles, Yo les vengo a pedir lo que es simple, lo que nace del corazón; por eso crean en lo que les digo, porque así se cumplirá.
Ya no se dejen engañar, abran los ojos para poder mirar hacia el infinito y encontrar así su verdadero origen.
Vinieron aquí a este mundo para experimentar el amor y el perdón, la aceptación, la compasión, la entrega y la consideración con el semejante.
Si el mundo no se une en este tiempo, no podrá sobrevivir; así como ustedes hoy se unieron en Mí y Yo me puedo unir a ustedes compañeros.
Hagan vivir este ejemplo a sus hermanos y a sus familias, porque lo necesitarán. En esa hora ya no podrán existir divisiones, conflictos, ni dudas. En la hora más culminante de la Tierra, deberá prevalecer la Sagrada Unidad. Eso los hará fuertes los hará invencibles y sabrán de esa forma esperarme, hasta el último segundo cuando Yo ponga Mis pies sobre este planeta.
Vengo a Argentina porque la amo y necesito de su respuesta incondicional, para poder llevar adelante Mi Obra Redentora en esta parte del mundo.
Les envié a la Mensajera fiel de Dios, para que la pudieran escuchar, ahora Yo vengo a su encuentro para que también Me escuchen con el sagrado ardor del corazón y con la devoción plena de Dios.
Vengo a traerles lo nuevo y lo que aún no conocen, Vengo a traerles lo que nunca han vivido en esta vida. Les ofrezco la comunión con Mi Sagrado Corazón, para que se animen todos los días a amar un poco más de lo que creen que aman.
Sean compasivos con los que sufren y no le reclamen, sean compasivos con los que sustentan Mi Obra y no les reclamen; porque en ellos He puesto el peso de Mi Cruz, para que la carguen Conmigo hasta el final, aunque nadie lo comprenda.
Pero Yo no dejaré solos a los que les he confiado Mi Reino, así como hoy les confío a ustedes el Reino, compañeros Míos.
Vivir para Dios es una responsabilidad máxima, pero en su fondo está lleno de Su Gloria , de Su felicidad celestial.
No quiero que en este tiempo, pierdan la oportunidad de crecer interiormente y de hacer todas las cosas por amor y no por fuerza humana. Unan sus manos y sean una sola familia, para que Nuestros Sagrados Corazones puedan estar aquí, entre ustedes, todo el tiempo.
Quisiera que fueran un espejo de Mi Corazón sobre este planeta que está agonizando y muchos no lo quieren ver.
Salgan de sus casas, crucen las puertas de sus hogares y encontrarán la realidad de la cual Yo les hablo en este mismo momento. El sufrimiento y el dolor se ha expandido sobre el mundo y en todos los seres.
Ustedes deben ayudarme a aliviarlo y a no generarlo. Ustedes deben ayudarme a extirparlo y a no crearlo. Sean generadores en este tiempo de la Divina Misericordia de Mi Corazón para que Yo pueda estar presente en los que más necesitan de la Cura y de la Redención.
A los que ya Me siguen desde hace tiempo les digo: Usen las herramientas que Dios les entregó y podrán superar todos los tiempos y todas las pruebas.
Honren el Legado que les fue entregado en sus manos durante tantos años y pónganlo en práctica, así Me ayudarán a que Mi Obra y Mi Misión se expanda en el mundo y no se restrinja por sus formas.
Beban en esta hora, de la fuente del conocimiento que les traigo y se podrán transformar; pero permítanme compañeros, que Yo pueda entrar en sus corazones y vidas y así Yo podré borrar lo que los hace sufrir y lo que los perturba.
Si el mundo escuchara Mis Palabras ya sería otro. Si el mundo viviera Mis Palabras, ya sería otro. Pero sé que eso dependerá de Mis compañeros y de Mis servidores.
Que esta misma Gracia que Yo les traigo, de forma incondicional pueda llegar a los que más la necesitan.
Hoy tendré la Gracia de bendecir una familia, en nombre de muchas más, para que la cura de Mi Sagrado Corazón se establezca en los que aspiran algún día encontrar la paz.
Hoy las ungiré con el aceite de la reparación, de la misma forma que las santas mujeres ungieron Mi Cuerpo en el sepulcro, para dar honra y gloria a su Redentor.
Hoy consagrando a esta familia, consagraré a las familias del mundo para esta Natividad; para que esta misma oportunidad de redención, de perdón y de reconciliación compañeros, llegue a las almas que desesperan y que no tienen Luz interior.
Que se puedan abrir las puertas para la cura de las almas y que todo se pueda renovar.
Que se puedan abrir las puertas a la reconciliación y que todos se puedan perdonar.
Porque Mi deseo es poder vivirlos plenamente y sin restricciones; así como lo pude vivir en muchos corazones de hombres y mujeres imperfectos, pero santos, que vivieron Mi dolorosa Pasión.
Hoy establezco, por intermedio de este aceite, la consagración divina de esta familia que he escogido a pedido de Mi Padre, para que muchas familias más despierten al verdadero amor y al perdón.
Ofrezco esta consagración por la gran familia de la Comunidad de la Nueva Tierra, y deseo, que este aceite pueda ungir a los que están enfermos en ese lugar; y deseo que sepan que no Me he olvidado de nadie y que llegaré hacia ellos a su tiempo, para llevarlos Conmigo a una nueva vida, libres de sufrimiento, libres de la perturbación, del dolor y de la angustia.
Que las alas de esas almas que están enfermas en la Comunidad Nueva Tierra se puedan abrir, porque les ha llegado la hora de dar grandes vuelos hasta Dios, el Creador.
Mi último deseo compañeros, antes de esta unción especial por las familias del mundo y por los niños, es que sepan que esperaré a Mis compañeros, a Mis seguidores y a las familias en el Reino de Aurora durante este mes de diciembre; para que puedan ver a su Señor caminando entre los naranjos, viviendo y sintiendo en los corazones que creen en la cura interior y en la redención; para que brote en ellos la Nueva Aurora, el nuevo amanecer en cada ser.
Señor Todopoderoso, que te dignaste estar presente en el Cuerpo y la Sangre de Tu Hijo, por medio de la Pasión, la Muerte y la Resurrección, Te pido, Padre, en esta noche que bendigas a la Argentina para que ella ingrese en el proyecto de Tu Tierra Prometida. Amén.
Yo les doy la paz para que la vivan, la experimenten, y la den todo el tiempo a sus hermanos.
Deseo que también lleven medallas de Mi Glorificado Corazón para la Comunidad Nueva Tierra; porque Mi aspiración es estar sobre el pecho y los corazones de Mis hijos para protegerlos y acompañarlos más de cerca.
Los bendigo, en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo
Y les agradezco en esta noche por haber buscado Mi paz y Mi consuelo.
En el mundo tengo muchos seguidores y a todos los coloco a Mis Pies. Provienen de diferentes historias, de diversas experiencias y son retirados por Mi humilde Mano del abismo y del error, llevando a cada uno de ellos cerca de Mi Corazón.
Por eso, en el mundo muchos Me adoran; pero en verdad les digo, compañeros, que a Quien adoran es a Dios, por medio del Corazón de Su amado Hijo que viene a proporcionarles y entregarles las virtudes divinas que los tornarán libres y podrán así alabar mucho más a Dios.
Por eso, cada uno de ustedes, como cada uno de Mis seguidores en el mundo, cumple un papel importante en este tiempo, diría una sagrada tarea que viene a fusionar y a instituir, en este ciclo, Mi Proyecto Redentor.
Por eso, Yo estoy con todos los que Me siguen, porque Mi Corazón no tiene religión. En verdad les digo, compañeros, que su única religión es el Señor, el Todopoderoso. Diría, la religión del Amor, de la Compasión y la Misericordia.
Por eso, en esta tarde tan especial, en la que Mi Corazón misericordioso ha latido tan fuerte al escuchar la última canción, que sus células y almas también participaron, especialmente, de una comunión mística Conmigo que regularmente no sucedía desde hace más de dos mil años.
Crean en este acontecimiento, porque a través de Mi Corazón y de Mi Consciencia Divina y por medio de Mi servicio humilde a Dios, hoy les traigo la revelación del universo, en la que ustedes también algún día participarán dentro de ese universo de Amor y de Unidad, que Nuestro Padre El Shaddai ha creado desde el principio de todos los mundos, de todos los soles, de todas las estrellas.
Vengo a traerles, compañeros, el impulso que los llevará a vivir una adoración verdadera, una comunión verdadera, en estos tiempos críticos, en los que será necesario poder expresar el mayor grado de amor para que este mundo se transforme y se cure de todas sus heridas.
Todos Mis seguidores son importantes en este tiempo. Por eso, estoy presente en muchas religiones y credos; en los que tienen religión y en los que no la tienen, como también en aquellos que solo creen en el amor y en la infinita Consciencia del Padre, que es un sentimiento interno emanado de sus corazones y que también es verdadero en este tiempo final.
Con esto, quiero decirles, compañeros, que por medio de la puerta de la adoración, de la alabanza y de la glorificación de Dios, ustedes abren las puertas a Mi Divina Misericordia y Yo puedo llegar a aquellos lugares del mundo en donde, en este mismo momento y en este tiempo, las almas sufren por no encontrar la Luz, el Amor y la Unidad que ustedes también pueden expresar en este momento.
Cada alabanza hecha de corazón, cada adoración que es entregada desde sus espíritus al Espíritu Divino de Dios permite recrear esta Creación, permite atraer hacia este planeta cosas maravillosas que aún son desconocidas por el mundo y por toda la humanidad.
Hablo de nuevo de esas virtudes y dones que harán de las almas, almas transformadas en Dios, almas transformadas por Mi Corazón misericordioso.
Mientras les hablo, compañeros, que sus células se enciendan al recibir los códigos crísticos de Mi Corazón, que sus corazones resplandezcan de amor y de alegría por estar viviendo la oportunidad de la redención y de la cristificación.
Quiero traerles, en esta tarde, algo que nunca he podido entregar a Mis compañeros. Algo que es profundamente interno, que no solo los liberará de cualquier angustia o de cualquier pesar que en estos tiempos estén atravesando, sino que también los renovará.
Pero dependerá de ustedes, apóstoles Míos, de que ese legado que les entregaré, como el que les entregué a los apóstoles por medio del Espíritu Santo, puedan cuidarlo, cultivarlo y hacerlo florecer para que muchas almas, además de las suyas, puedan recibir este mismo impulso en este tiempo de caos y de oscuridad.
Vengo a colocar sobre sus espíritus la Llama del Espíritu Santo.
Su Maestro y Señor, Jesucristo, abre las puertas de la Iglesia Celestial para que los santos ángeles y arcángeles, a través de la donación de sus manos y de su incondicional servicio, depositen sobre sus consciencias y sobre cada cuerpo, la Llama del Espíritu Santo.
Así, compañeros, en estos tiempos venideros, en los que florecerán los nuevos Cristos, podrán reconocer su sagrada tarea, su importante misión, no importando cuál sea, sino solamente servir a Dios con la plenitud del corazón y del alma.
¿Están dispuestos a ser otros?
Los apóstoles renunciaron para poder recibir este importante Legado. Los apóstoles, en aquel tiempo, no comprendieron de qué se trataba hasta que Yo reaparecí para revelarles ese misterio, así como hoy se lo revelo a ustedes, trayéndolo a todo el mundo, a las almas seguidoras de Mi Corazón.
Arrodíllense.
Colocando sus manos en señal de recepción, dirán al Padre Todopoderoso:
“No soy digno de recibir Tus Gracias, pero las necesito para saber sobrevivir en este tiempo final.
Renuncio a lo que me apetece, a lo que me satisface, a lo que despierta en mi consciencia todo lo que me separa de Ti.
Hoy me confirmo como Tu apóstol, Señor, de la paz, del servicio y de la oración para que, en Mí, Tú establezcas Tus Misericordias que harán cultivar en Mi espíritu los dones para la Nueva Humanidad.
Y aunque no estés presente en este planeta durante los tiempos que vendrán, sentiré gozo en Mi Espíritu, gratitud en Mi Alma y amor en Mi Corazón al celebrar junto a Ti, Señor, el descenso y la gloria de Tu Reino en esta humanidad. Amén”.
Lleven las manos hacia el corazón.
Señor, yo que nada soy, me entrego a Ti,
para que hagas de mí, Tu morada.
Amén.
(tres veces, en portugués)
Pueden sentarse y mantener la mano sobre el corazón, para seguir en comunión con el Espíritu Santo y en adoración a la Vida Divina que proviene del universo y de la Fuente, que les permitirá abrir sus corazones para poder vivir nuevas cosas.
Por eso, entrego estas Gracias al mundo, aunque sean internas e inmateriales, porque Mis seguidores las necesitarán para tornarse dignos y merecedores del Reino de Dios y de la victoria de vuestro Maestro y Señor, el Cristo, en Su Retorno.
Hoy expando esta Gracia hacia los cinco continentes y sientan en sus corazones el recibimiento del Amor de Dios por medio de Su Tercera Persona, el Espíritu Santo.
Ahora vean sobre sus cabezas a la flameante Llama de Fuego, tan semejante a la que recibió Mi Santa Madre y los apóstoles.
Repitamos:
Ven Espíritu Santo, unifica nuestros corazones,
para que podamos vivir Tu Divino Plan.
Amén.
(tres veces)
Cuando encuentren dificultades en sus caminos para vivir el Plan de Dios, reciten esta simple oración que fue emanada del Corazón de Mi Madre, durante el Sagrado Cenáculo, en Jerusalén.
Revivan la comunión con la Vida Divina, con el Santo Espíritu de Dios, borrando el pasado, aliviando el sufrimiento y reconciliando sus seres con el Amor.
Ahora tómense de las manos.
“Padre, que siempre haces nuevas todas las cosas, santifica a Tus hijos, santifica la vida que Tú creaste.
Glorifica las esencias que emanaron de Tu Fuente inmaterial y despierta con Mi súplica a los Nuevos Cristos, para que esta Tierra, en este planeta y en los cinco continentes despierte el amor en toda la humanidad y las heridas sean curadas, Señor; los errores sean perdonados, Señor.
Que el Fuego de Tu Espíritu todo lo impregne para que las almas resplandezcan en la Sagrada Fuente de Tu Divina Unidad”.
Fray Elías del Sagrado Corazón:
Llevemos las manos hacia el corazón.
He santificado también todo lo que hoy han traído a Mi altar, porque si sus corazones están abiertos, como hoy lo están, todo se renueva, todo se cura, todo se puede reconciliar por la presencia del Amor de Dios y de Su Divina Unidad.
Que, desde este Centro Mariano, el mundo sea irradiado por el sagrado Rayo del Amor, por el sagrado Rayo de la Gratitud y que la Luz del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo abunde sobre la Tierra. Que así sea.
A los que Me adoran, Me esperan y Me aman quiero decirles que, por medio de esta canción ecuménica, las puertas del Cielo unificaron a Oriente y a Occidente, cerrando así el ciclo y el Proyecto de los mil años de paz.
Aunque no comprendan lo que esto significa, bienaventurados serán los que ya lo vivan, porque saldrán de aquí sintiendo el Fuego de la renovación y de la cura de sus almas.
Sepan que Yo vendré aquí mientras el Padre Me lo pida. No desaprovechen ninguna oportunidad, porque el mundo deberá vivir su transición para que finalmente aprenda a amar, así como Yo los amo incansablemente.
Quiero que eleven sus corazones por medio del Fuego de la adoración y de la alabanza, como lo hicieron en la última canción, repitiendo esas palabras no por Mí, sino por Aquél que los creó, para que aún más en esta hora, Su Fuente de Luz, de Gracia y de Redención se derramen sobre los cinco continentes. Y el amor, que hoy pueden emanar sus corazones con esta canción, llegue a aquellos corazones que en la soledad y en el sufrimiento, en la amargura y en la perdición, no tienen nada.
Que esta canción active los Cristos del nuevo tiempo, porque quien alaba a Dios, lo agrada dos veces.
Antes de retirarme, recuerden que las sagradas medallas y las promesas de Mi Glorificado Corazón deben llegar a Asia, Medio Oriente, Venezuela y África.
Les agradezco por hoy estar Conmigo y unidos a Mi Corazón. En este momento, alabemos a Dios para que el mundo despierte, en gloria y en alabanza.
Los bendigo, compañeros y apóstoles de Mi Corazón, bajo la Gracia del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Fray Elías del Sagrado Corazón:
Podemos ponernos de pie.
Seguimos conectados con Cristo, porque Él está presente.
Viendo en nosotros esa Llama, sobre nosotros la Llama del Espíritu Santo, la vamos a activar en adoración.
Hoy Mi Presencia desciende de estas altas montañas trayendo para ustedes la renovación, el principio de la reparación y de la cura.
Desciendo desde el Universo con toda la Majestad de Mi Padre y hago iluminar con Mi Presencia los espacios más oscuros.
Y así vuelve a triunfar el Proyecto de Dios y nadie, nadie quedará para atrás, porque vendré en la noche de luna a buscar a Mis ovejas más perdidas.
Vendré en la noche de mayor desconsuelo, de mayor desasosiego, en la noche de la perdición.
Vendré en la noche, aun cuando el mundo no mire a Dios. Vendré a llamar a todos y con Mis Pies tocaré este suelo creado por el Altísimo a Su imagen y semejanza.
Reuniré a los que se han autoconvocado y a los que no se convocaron también. No perderé de vista a nadie.
Llamaré por su nombre a los hijos de Dios y reuniré nuevamente a los Adanes y las Evas para recibir en su esencia, el código crístico de Mi expiación.
Haré repoblar la Tierra y cumpliré las promesas una a una. Se escuchará en lo alto de las montañas la Palabra de Dios y los antiguos pueblos del desierto volverán a caminar hacia lo alto del monte y verán venir al Hijo de Dios en Misericordia y resplandor, más brillante que el Sol, más luminoso que todas las estrellas.
Será el Dios vivo que retorna al mundo, para verter en las almas Su Infinita Gracia y por orden del Todopoderoso, por intercesión del Divino y Sagrado Hijo los abismos se cerrarán y ya no se escuchará, nunca más, el llanto de esta Tierra. Las almas llorarán de alegría y no de sufrimiento, porque traeré por medio de Mi Sagrado Corazón, la potentísima Compasión, que hará transformar las cosas más imposibles.
Verán al Hijo de Dios con el Cetro del Padre indicando que en Oriente como en Occidente, en los cuatro puntos de la Tierra se congreguen los Santos Arcángeles del Creador.
Los Libros Sagrados serán abiertos y todos conocerán los nuevos mandamientos
¡Ay de aquellos que no los hayan cumplido! ¡Ay de aquellos que no se hayan arrepentido de corazón, ni siquiera hayan rezado para implorar por Mi Santo Nombre! Porque Yo Soy Jesús, el Cristo, El que está sentado a la derecha de Dios, Quien gobierna estos universos y otros, para hacer de esta Creación los nuevos seres de amor y de misericordia que repoblarán este planeta.
Y finalmente por el sacrificio de Mi Pasión y de Mi Cruz, la Tierra será feliz. No existirá dolor, enfermedad, culpa o pecado, porque aquel que ha caído a los pies del Creador será vencido y la poderosa Espada de Emmanuel será colocada sobre este planeta.
Y cuando todo esté en una gran confusión, queridos hijos de Mi Padre, será la señal que la estrella más poderosa de este Universo se aproximará a la Tierra y todos sentirán en su interior la hora definitiva.
Serán llamados los hijos del bien y también aquellos que no han hecho el bien. Nada quedará oculto. ¡Créanlo! Mi promesa se cumplirá. Ya no existirán injusticias, robos, ultrajes, sacrificios humanos. Ya no correrá la sangre, porque Mi Sangre corrió sobre este suelo para salvarlos a cada uno de ustedes.
¡Ay de aquellos que le dan la espalda a Dios y que generan las guerras, los conflictos y la enfermedad que no existe!
Deberán postrarse ante el Creador y en esa hora sus corazones deberán ser misericordiosos más de lo que hoy son, para perdonarlos en Mi Nombre y para que así, triunfe Mi Corazón.
De sus pechos nacerán los nuevos mandalas de luz y la verdadera esencia de las criaturas será manifestada. Ya no existirá ignorancia en la Tierra, desconocimiento o indiferencia, porque aquellos que no han amado a Dios ni a sus hermanos, en verdad les digo compañeros, que ya no estarán aquí, pero el Padre es misericordioso y justo, y tiene un lugar preparado para cada alma.
En esa hora, en lo alto del Monte y ante la presencia del Primogénito, deberán dejar sus espadas y todas sus armas, porque Mi Corazón que es misericordioso y bondadoso, justo y compasivo, detendrá todas las armas nucleares y destructivas de este planeta.
Y a pesar de que el mundo se ahogue en este tiempo en su propia ilusión, les prometo que los Nuevos Cristos nacerán y no serán pocos, porque Yo los llamaré por su nombre como Dios llamó a Moisés, a Abraham y a los antiguos Patriarcas.
El Libro Sagrado, la Biblia, al fin será reescrito. Ustedes en este presente contarán la historia, la nueva historia de Amor para la Nueva Humanidad.
Y así, los santos arcángeles y sus legiones de todo el Universo, estarán con sus libros sagrados abiertos y en sus hojas en blanco escribirán las nuevas señales que traerá el Redentor para esta humanidad.
Aún habrá cautiverio. Aún la humanidad ha decidido aprender por el sufrimiento, pero Yo los invito, amados Míos, a buscar siempre la vida a través de la Ley.
Que sus corazones sean transparentes para estar junto a Mí. Que puedan surgir sus verdaderos rostros de amor y que ya no existan más las máscaras que esconden al verdadero ser, en su profundo dolor y agonía.
He venido aquí a Argentina, porque la he escogido, como a otras naciones de este Cono Sur, para Mi Retorno. Y ya no serán sólo palabras, sino verán al Hijo de Dios venir como un gran Sol en lo más alto de las montañas.
Todos, absolutamente todos, sentirán Su Presencia y ya no habrá separaciones, nunca más, entre el Cielo y la Tierra, porque los bienaventurados llegarán reflejando a través de sus corazones la experiencia y Mi Proyecto Redentor.
Y las naciones ya no estarán separadas, porque todos hablarán la lengua del Amor. Así todos se comprenderán, como los Míos en el pasado Me han comprendido.
No dejaré que las estrellas que Yo he escogido para que puedan brillar, se apaguen. Tengan confianza en lo que les digo. Sientan amor en todo lo que les pronuncio, porque a pesar de sus desiertos, de sus sufrimientos, Yo los conozco uno a uno, y llegará el gran día en donde se liberarán. Las amarras se romperán, porque Yo cortaré con Mi Espada lo que causa el dolor en este mundo.
Que sus corazones se alegren, compañeros, en los cuatro puntos de la Tierra, porque se acerca Mi hora. Ahora no la hora de Mi Muerte, sino la hora de Mi Retorno. Pero primero estaré presente, pues es lo que más deseo: estar presente en sus corazones, para que toda la humanidad, todas las razas, todos los pueblos, reconozcan al humilde Salvador.
Que no se pierdan sus esperanzas, que no se acaben sus alegrías, porque todo lo que Mi Padre les entrega en este momento es parte de su purificación. No desistan, no naufraguen, no sientan que se hundirán, porque Yo estoy aquí para estar con el mundo, que se pierde y es infiel.
Yo estoy aquí por todos, por los justos, por los injustos, por los que creen que estoy aquí y por los que no creen.
Les pido a los que no Me escuchan que no se olviden de Dios, porque Él está lleno de Misericordia y espera entregarla a sus corazones.
Les pido que recuerden Mi Presencia en la Santa Eucaristía, para que los Sagrarios que habitan en cada alma no se derrumben.
Soporten el Fuego Cósmico de la Redención. La Tierra y su humanidad están atravesando su tiempo más crucial y definitivo.
Gracias a ustedes y a sus pequeños sacrificios, hoy Yo puedo estar aquí en Argentina, porque este pueblo Me pertenece. Este antiguo pueblo que una vez Me encontró, Me pertenece.
Yo espero de esta nación la igualdad, la justicia y sobre todo, la solidaridad, porque aquí hay muchas almas que sufren y que están en tierras lejanas, esperando el bálsamo de Mi Amor para que se alimenten en espíritu y en vida.
No dejen de servirme. Y a pesar de sus errores y de sus caídas constantes, no dejen de buscarme. Yo vengo aquí por su universo interior, por la riqueza más grandiosa que el Padre ha dejado en cada corazón humano.
No dejen que Mi enemigo los confunda y tampoco los engañe, porque si ustedes están en Mí en cada momento, en cada segundo, como en cada respiración, Yo estaré en ustedes, porque Mi Padre está en Mí y así ustedes estarán en Mi Padre. Él lo espera hasta el fin de los días, hasta el fin de los tiempos.
He dejado muchas Gracias en este lugar, sobre todo en lo alto de estas montañas, para que el mundo entero reconozca que aquí, en las montañas de Argentina, como en las montañas de Chile, podrá encontrar en el silencio, en la oración, en la contemplación, esta maravillosa experiencia de Amor que Dios les ha entregado, por medio de Su Creación.
Que se levanten los corazones que se sienten caídos, que se cierren las puertas al mal, que todos los autoconvocados sustenten por Cristo hasta el final el estandarte de la Paz, porque llegará la hora y el momento de que el mundo reconocerá y se sorprenderá al ver al humilde Hijo de Dios llegar al planeta.
Que se cumpla el advenimiento de los Nuevos Cristos. Que despierten las almas que se separaron de Dios, porque el Señor Dios, el Todopoderoso, ha enviado al Verbo Divino para que sea escuchado en este momento en todo el planeta.
Así siéntanse confortados y siéntanse consolados en la eterna plenitud de Mi Corazón, porque los esperaré en algún plano en lo alto de estas montañas, para que toda la humanidad comparta la nueva comunión redentora con su Maestro y Señor, el Cristo.
Elevo a Mi Dios, al Todopoderoso, Emmanuel, Padre y Madre de esta Creación:
Escucha de nuevo la Voz de Tu Amadísimo Hijo, que se entregó por Amor a la Pasión y a la Muerte, para hacer florecer en las almas Tus códigos de Vida.
Emmanuel, desciende Tu Fuente sobre esta parte del mundo. No mires los errores de Tus hijos, sino la presencia de Tus Dones en todas las almas, para que se cumpla, Padre, Tu Plan en esta humanidad. Amén.
Vengo a bendecirlos con el Amor que los transfigura, que los eleva, que los concientiza. Por medio de la Comunión con Mi Cuerpo y con Mi Sangre vengo a darles la absolución, para que mediten y reflexiones en los nuevos pasos que deberán dar sus vidas para con Mi Proyecto.
Que los que han sido injustos con sus hermanos, que se arrepientan.
Que los que han ofendido con su pensamiento, que hagan penitencia.
Que los que no se animan a vivir el Amor a través del dolor, que lo vivan, porque Yo les he enseñado a amarse los unos a los otros, para que triunfe en este mundo Mi Sagrado Corazón.
Te pido Padre en esta noche, que bendigas este pueblo, que está a las puertas de una equivocada decisión, pero sé que es justo en Ti, Padre, que todos aprendan algún día a vivir el bien y la igualdad.
Pero llegará la hora que no será necesario más nada entre las almas y los pueblos, porque vendré trayendo, por medio del Cetro de Dios, el Gobierno Celestial y finalmente las Leyes en este planeta serán justas y estarán unidas al Creador.
Que se eleven sus corazones ante Mi Iglesia Celestial. Que los Ángeles que hoy congregan esta ceremonia a los pies de estas sagradas montañas, reciban de sus corazones el más simple y puro ofertorio, para que muchas más vidas sobre la Tierra sean rescatadas, así como las vuestras fueron rescatadas.
Padre Santo, Altísimo Señor de todo lo creado, de todo lo visible y de todo lo invisible, vuelvo a repetir ante Tu Sagrada Presencia en los corazones simples, la gran fórmula de la transustanciación, para que estos elementos se conviertan en redención y en nueva vida en las almas.
Les dije hace un tiempo a Mis apóstoles y a todos ustedes reunidos como almas en el Sagrado Cenáculo y su Redentor, que tomé el pan, di gracias al Padre para que Él lo bendijera y les dije: Tomen y coman todos de Él, porque éste es Mi Cuerpo, es Mi Esencia, es Mi Espíritu, que será entregado por ustedes y por todos los hombres.
Después de comulgar con Mi Cuerpo, que iba a ser entregado, tomé el Cáliz, el Sagrado Cáliz de Redención, lo elevé y di gracias a Dios para que el Padre lo bendijera y les dije mirando a sus ojos: Tomen y beban todos de Él, porque ésta es Mi Sangre, Sangre Preciosa de la Nueva Alianza entre las almas y Dios, que será derramada por los hombres en la Pasión, en la Cruz y en la Muerte de su Maestro, para el perdón de los pecados.
Hagan esto en Mi memoria, para que Yo siempre esté presente en ustedes hasta Mi retorno.
Elevo al Cielo, Padre, este Sagrado Sacrificio para que las almas se fundan en Ti y Tú Padre, que todo lo puedes, que todo lo realizas, que todo lo manifiestas, estés en Tus hijos por la eternidad.
Ahora tráiganme aquí los nuevos corazones para Mis nuevas hijas Auxiliadoras de la Misericordia. Deseo en esta noche dar una Gracia especial a esas almas, que por diferentes caminos, han confiado en su Redentor y en el poder de su amor invencible, que a pesar de todo, ha vivido en ellas en estos tiempos y delante de estos últimos acontecimientos.
Ofrezcan su sufrimiento a Dios, aunque sean desconocidos por ustedes, hijas Mías, para que su Maestro pueda sentirse agradado al ver el ofrecimiento de sus corazones, al ver el esfuerzo de sus almas por estar cerca, bien cerca de su Señor.
Vengo a bendecirlas, hijas Mías, con la Fuente de Mi Espíritu, con la bondad de Mi Alma y con todo el Amor de Mi Corazón, para que sepan que a pesar de lo que suceda, nunca, nunca estarán solas, porque Mi Presencia es Infinita, Mi Espíritu es Omnipresente y Mi Divinidad es omnipotente.
Les vengo a ofrecer la misma Gracia que ofrecí a las antiguas mujeres de Jerusalén, que lloraron la Pasión de su Señor, que estuvieron a los pies de la Cruz contemplando en lo desconocido el gran sacrificio de su Hijo. Que estuvieron junto a María, Mi Madre, viviendo el silencio, la injusticia y el dolor, por un mayor Amor que llegó a este mundo después de Mi muerte.
Vengo así a darles lo que soy, para que ustedes Me den lo que son en este tiempo. Amén.
Bendigo estos dorados corazones, para que representen en este plano material la Presencia de Mi Espíritu en las almas que caminan por la senda de la consagración.
Que vengan aquí ahora Mis hijas.
Acompañaré esta pequeña ceremonia de su consagración como Auxiliadoras de la Divina Misericordia de Mi Corazón para estos tiempos, en donde es necesario el perdón y la redención en todo el planeta.
Que el Señor las bendiga en esta nueva tarea.
A través de este aceite hijas Mías, Yo les devuelvo lo que una vez Me entregaron en el Sepulcro: el amor de sus corazones.
Y ahora recibirán la alianza con Mi Corazón.
Ahora recibirán la Comunión con Mi Cuerpo y con Mi Sangre.
Y ahora Me iré al Cielo, lugar de donde provengo y al centro de este Universo.
Me voy en regocijo al ver a sus almas en comunión Conmigo, en medio de la Palabra Divina y de esta ceremonia de Amor, que intenta fortalecer sus almas y sus vidas para los tiempos que llegarán.
Quiero escuchar una canción que ha tocado Mi Corazón muchas veces. La canción de Mi hijo Natanael, que trae como mensaje la redención de las almas y la unión de ellas con Mi Corazón.
Quisiera que esta canción, con su fuerza e ímpetu, llegara a todo el mundo en este momento, como una irradiación de amor, de cura y de liberación para aliviar el sufrimiento, para que reine la Compasión. Amén.
Los bendigo en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén
Gracias Argentina por haberme recibido.
Recuerden que nunca Me olvido de ustedes. ¡Nunca!
Fray Elías del Sagrado Corazón:
Estamos viendo a Nuestro Señor, vestido con una túnica color lila, y en el centro de Su Pecho aparece la bandera de Venezuela. Pero hay un detalle importante en esa bandera que Nuestro Señor está mostrando, tiene estrellas que brillan, así como brilla Su Pecho. Nuestro Señor está muy dentro de Sí, meditando en silencio.
Y sobre esa túnica lila tiene una vestimenta sacerdotal, toda bordada desde Sus Hombros hasta Sus Pies
Él toma con Su Mano derecha un cáliz y con la otra, una pequeña cruz. Sus Ojos son de color celeste y Su Rostro casi pálido, rodeado de una luz dorada. Detrás de Él hay un cielo, tan profundo como infinito.
Él me dice que está sobre el Monte Ávila, en el punto más alto de Caracas. No está solo, está acompañado por filas de ángeles regentes que lo circundan y que también lo contemplan.
Mi Silencio hoy es para los inocentes.
Mi Presencia, sobre ese monte, es para los que Me buscan y no han perdido en sí mismos su esencia divina. Por eso, estoy allí como también estoy aquí, en esta tierra tan apreciada por Mí.
Es así que hoy estoy en dos lugares al mismo tiempo, porque Mi Padre Me lo ha pedido, a través de Su omnipresencia.
Mientras estoy aquí, disuelvo todo aquello que genera el mal, como el caos y la desesperación, la falta de fe, la carencia de confianza y la pérdida del amor.
Hoy ruego por aquellos que ruegan a Mi Corazón, porque sé que es justo que esa súplica y ese pedido sea respondido por vuestro Señor.
Con el semblante que hoy les muestro, semejante al que Yo tuve en la agonía del Huerto Getsemaní, Yo les quiero representar, a través de este símbolo, que es importante mantener la serenidad, la calma y la neutralidad, virtudes que Mi enemigo no conoce, porque cuando esas virtudes están presentes en las consciencias, Mi adversario se siente perdido, como si no tuviera el suelo debajo de sus pies.
La virtud de la serenidad construye cosas positivas. Es como una herramienta invisible que, al igual que la oración, trabaja de forma potente sobre las estructuras negativas y las disuelve poco a poco, hasta que el mal se consuma a sí mismo. En ese sentido, no hay batalla, no hay guerra ni tampoco oposición.
La calma es una herramienta importante que desvanece las ideas que se oponen al Plan de Dios.
La neutralidad es otra herramienta que mantiene todo en equilibrio y no permite que la consciencia se involucre en nada externo. La neutralidad es muy semejante a la paz. No es difícil alcanzarla. Es necesario buscarla, porque cuanto más neutros sean, todo lo que no sea luz se disolverá y encontrarán la fuerza interior para llevar adelante Mis Obras, la obra de la redención de las almas, de la conversión de los corazones y de todo lo que es necesario que alcance la Luz de Dios.
Así, vengo para proteger a las esencias en su camino de transformación. Por eso, cuento a las esencias una a una, para que puedan ser contempladas por Mi Padre, en el esfuerzo que las esencias hacen para vivir Mi Camino Crístico.
Por eso, sobre este Monte Ávila, en lo más alto de Caracas, vengo a construir nuevas bases, que no serán vistas pronto. Así, podrán ser contempladas por todos los que oran a Mi Corazón.
No puede haber voluntad humana que perdure más que la Voluntad de Mi Padre. Ella caerá por su propio peso, porque es una voluntad que no tiene amor, compasión ni misericordia.
De esta forma vengo a demostrar que, así como estoy aquí, estoy con los que Me necesitan, con todos los que lloran pidiendo a Dios Su intercesión.
Estas huestes, que hoy Me acompañan, serán enviadas por su Señor hacia la nación de Venezuela para que comiencen a trabajar en la Operación Rescate. Es algo que no verán en el plano físico, pero confíen en que algo estará sucediendo.
No se queden en lo superficial. Eleven cada vez más sus consciencias por todos los que no la podrán elevar porque están sumergidos en el sufrimiento y en la agonía. Vengo a aliviar esos estados que forman parte de la condición humana, de la propia deuda que debe pagar la humanidad.
No se desconcentren. Estoy haciendo algo arriesgado por los que más necesitan de Dios. Mantengan esa serenidad que les pido y estarán muy lejos de las realidades del caos.
Quisiera que todos los que Me escuchan, en sus hogares y grupos de oración, asumieran junto a su Señor una ayuda humanitaria mayor por todo ese pueblo. No solo les hablo de algo material, sino también de algo espiritual, que se ofrezcan a compartir, Conmigo, lo que pocos comparten: su silencio y oración.
Oremos.
Oración: Padre Celestial (se repite tres veces).
Todos los que se unen durante la adversidad siempre vencerán, porque en la unidad entre corazones y almas existe el amor, la confianza y la esperanza en el Creador. No teman, porque en el aparente horror, Mi Sagrado Corazón triunfará.
Hoy dedico este momento, junto a los ángeles del Señor, a Mis hijos de Venezuela, a todos aquellos que, en esa nación, aún no Me han alcanzado, no Me han sentido o no Me han podido vivir en su interior por el miedo, por la dificultad, por el sufrimiento, por la enfermedad.
Venezuela es un pueblo de esperanza. Venezuela es un pueblo de alegría. En ese pueblo existe la Nueva Humanidad. Venezuela es una nación de hermandad, porque ella es regida por la Madre del Cielo y por todos Sus coros que descienden a ayudar a las almas que sufren.
Hoy libero el sufrimiento, en representación de muchos más. Hoy libero la tristeza de los que ven, a su alrededor, todo lo que causa el dolor.
Venezuela siempre estará viva, porque Dios así lo desea. Venezuela siempre será un pueblo de igualdad, de equidad y de esperanza.
Felices serán los que creen en Mí, porque nunca perderán la paz y serán instrumentos que irradiarán al mundo el amor que el mundo tanto necesita.
Hoy quiero que cantemos por Venezuela, Siria, Turquía, Brasil, Egipto y por todos los que esperan que alguien ore por ellos, así como ellos oran por los que desconocen.
Cantemos.
Fray Elías del Sagrado Corazón:
Agua bendita.
El Padre, el Hijo y el Espíritu Santo, bendigan a Venezuela y a todos los que claman al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo, por la Paz. Amén.
Santifica Señor, todo lo que Tus hijos Te ofrecen y que surge de los corazones que claman por igualdad en estos tiempos.
Que los rostros de Mis hijos, cuyos nombres son colocados a los pies de Mi Altar, sonrían al universo, porque su libertad está próxima. San Miguel Arcángel dejará Su espada de liberación en Venezuela. Que así sea.
Hoy sus corazones estarán más aliviados, encontrarán en ustedes lo que tanto buscan hace tiempo.
El Señor bendiga las intenciones de los que aman la Justicia divina, suprema e infinita. Amén.
Que su pueblo sea ungido por la redención y así, encuentre la paz.
Que, en esta Cena que hoy celebro con ustedes, todos se alegren, que se viva la cura del corazón. Que Mi hoy Sangre los lave. Que hoy Mi Cuerpo los fortalezca. Que todos sientan en su interior la gran oportunidad de amar, más allá de sus vidas y de sus consciencias.
Cantemos junto a los ángeles.
Fray Elías del Sagrado Corazón:
Cantemos junto a los ángeles.
Nos ponemos de pie.
Hoy uniremos a los pueblos, a las culturas de todos los que buscan la paz y la esperanza en estos tiempos. Invito también, compañeros, a que todos los que Me escuchan imiten este ejemplo de hermandad.
El Amor de Dios siempre vencerá porque es un Amor que crece, que se cultiva y se regenera en todos los que creen en él.
Que la Fuente de este Amor misericordioso llegue a los seres de todo el planeta, especialmente a los que más lo necesitan.
Que este Amor traiga la esperanza, la unidad y la alegría de estar en Dios, eternamente. Amén.
Yo los bendigo, por la autoridad que Me ha concedido Mi Padre, especialmente a Venezuela, regenerando en ese pueblo la alegría y la esperanza de seguir confiando en Dios hasta el fin de los días, hasta que Yo venga al mundo por segunda vez. Que así sea.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Quiero que, mientras Me elevo, sigan cantando para que esta súplica sea colocada en el Corazón de Dios. Amén.
Hoy, África palpita en Mi Corazón Misericordioso. Y hago esto por todos los que la han ofendido, los que la maltrataron, los que la colonizaron y que abrieron puertas inciertas, para la perdición de las almas.
Pero hoy no vengo a hablarles de los abismos, sino de la pureza infinita que existe en cada hijo Mío de África, la que a través de los tiempos he venerado y contemplado con amor.
Por eso, ha llegado la hora y el momento de que su Rey retorne a África, para cerrar las últimas puertas y hacer descender los Cielos y los Universos y poner fin al sufrimiento humano.
Mi Sangre también fue derramada por ellos, para generar en sus almas la salvación y la liberación de todos los abismos de la Tierra. Es con este fin que hoy traigo entre Mis Manos el Santo Grial, para entregarles Mi divina Sangre, para que comulguen de él y pongan fin al sufrimiento, a la falta de esperanza, a la aflicción y al dolor humano.
Hoy, vengo a verter Mi Sangre sobre África. De esa forma, vierto Mi Sangre sobre Portugal y Europa, para poner fin a las discordias humanas, a la explotación de estos tiempos, a la indignación que sienten los niños y jóvenes de África, al ser maltratados a través de los tiempos y de los años.
Hoy, vengo a abrir Mis Brazos y a extender Mis Manos por un continente doloroso y sufrido. Vengo a ofrecer Mi Sagrado Corazón, como expiación universal por todas las causas sucedidas en el continente africano, a través de las últimas décadas.
Vengo a donar la Luz de Mi Espíritu y de Mi Divinidad. Mi Corazón hoy se regocija al haber recibido en Su Altar, una humilde cesta de intenciones y súplicas. Quiero, de esta forma, que Mis más pequeños hijos de África, tengan la total certeza y seguridad, que su Rey está derramando sobre ellos Su divina e infinita Misericordia.
De esa forma, cuando Yo llegue a África en el próximo tiempo, volveré a consagrarla al Inmaculado Corazón de María; porque debemos, compañeros, dar gracias a esa gran Consciencia Maternal y Universal, que ha generado los medios y las condiciones espirituales para que Mi Sagrado Corazón también triunfe en África, finalmente.
Vengo a colocar el bálsamo de Mi Cura en cada corazón africano; a sellar los males, los dolores y los sufrimientos generados por los corazones de Europa, hacia ese continente tan herido.
Vengo a pedir para toda Europa, que recen todos los días de rodillas, un Padrenuestro por la reconsagración de África a Mi Sagrado Corazón. De esa forma, queridos compañeros, ustedes, que son de aquí, de Europa, y todas las almas del mundo entero que conocen la adversidad que vive el continente africano, generada por otras naciones y pueblos, que abrirán las puertas con sus oraciones y corazones, para que Mi Victoria Celestial pueda descender sobre ese continente y sobre todas las naciones.
Hoy, vengo a ofrecer este Cáliz, este Sagrado Grial, por los inocentes, por las víctimas de la explotación, del martirio y de la aniquilación.
Hoy se vierte Mi Sangre espiritual, los códigos de vida y de renovación, como un gran afluente, como un inagotable manantial, sobre todas esas almas que más necesitan. Aquí se encuentra una historia de vida; almas que pertenecen al Proyecto de Dios y que están intentando en estos tiempos de crisis, vivir la esperanza.
Deseo que cada uno de los europeos asuman espiritual y materialmente, a cada una de estas “crianças”. Digo “crianças”, en portugués, porque esta misión es especialmente para los portugueses; para los que están aquí y los que no están aquí. Quiero ser claro y que puedan comprender la importancia de cumplir este pedido a su Maestro y Señor del Universo.
En cada una de estas intenciones, como en cada una de estas fotos, se guarda una historia, un pasado, que debe ser redimido, renovado y restaurado por Mi Sagrado Corazón y todas las súplicas de los que se unen a Mí, en esta misión de generar, en el final de los tiempos, la cura, el amor y la unidad en todas las almas de África; especialmente por las almas que están en esta cesta, suplicando a Mi Misericordioso Corazón, la intercesión divina del Padre Celestial, que hoy concedo por la autoridad que Él Me dió, en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Aquí hay ciento veintiocho esencias que se ofrecieron a encarnar en África, para que la humanidad aprendiera sobre el sufrimiento ajeno, sobre el dolor humano, sobre la tortura, la explotación y la indiferencia.
Deseo que todos los corazones del mundo no olviden a Mi amada África y miren hacia ella, porque aún sigue sufriendo, silenciosamente.
La causa de esta peregrinación en Europa no es solamente por sus almas y corazones, que tanto ya recibieron, sino para que sus espíritus y sus consciencias se unan a Mi Apostolado universal, y para que vayan de dos en dos, a ayudar a los que más lo necesitan, así como a los Reinos de la Naturaleza.
En este momento sagrado, en donde Adonai escucha la súplica de Su amado Hijo y las intenciones de los corazones simples, su Maestro y Señor orará por cada una de estas almas, en representación de todas las almas de África y de Medio Oriente.
Escuchamos ahora “Así habló el Maestro”.
Colocamos nuestra mano izquierda sobre el corazón, sobre el pecho.
Padre, Adonai, Eli, Yahve, Tú que has generado la vida, vuélvela a dar a Tus criaturas, para que puedan vivificarte y sentirte en lo más profundo de sus espíritus.
Eli, escucha la Voz de Tu Hijo, que suplica por Su amada África. Disipa los sufrimientos. Borra de los corazones las angustias. Enciende en los más pequeños la esperanza de seguir viviéndote hasta el fin de sus días.
Que Tus ángeles desciendan, Eli. Eli es Tu Nombre Santo, Tu Nombre Santo para toda África, para Tu amado pueblo, marcado por las heridas y las huellas de la persecución.
Hoy, retorno a ese pueblo, Eli. Hoy, retorno al origen, en donde todo comenzó en este planeta; al lugar en donde despuntó Tu primera civilización de amor, de servicio y de entrega, al verter sobre ellos Tus Códigos divinos.
Que las almas recuperen la confianza de poder vivir. Que todo sea sanado, para que ninguna célula ni ningún cuerpo sienta el sufrimiento, ni tampoco sienta el dolor, ni pierda la fe de creer en Ti.
Así como le pediste a Moisés cuidar de Tu Pueblo, hoy escucho Tu Voz, Eli, amado Padre; cuido de Tus rebaños, para que las semillas de la vida, de la regeneración, sean sembradas en las almas que han sido sometidas por el castigo humano, por la explotación, en estos tiempos.
Que Tu Fuente de Amor y de Luz, descienda sobre ellos. Que todos recuperen la alegría de poder sentirte y que vivan en la plenitud de Tu poderoso Espíritu, Adonai.
Adonai Manu, Padre, escucha la voz de Tu Pueblo.
Adonai Elah, que se cumpla Tu Voluntad.
Eli, Eli, Eli, que todo sea consumado, para que la humanidad, que está sufriendo, alcance la paz. Amén.
Estas intenciones y estas fotos, volverán a quienes pertenecen. Yo las llevaré hasta Angola, para entregarlas a cada uno de ellos y así, entregarles Mi más profundo abrazo de amor.
Que así sea.
Y ahora, en honor a la Santísima Madre del Cielo, Abogada de ustedes, Intercesora de las almas y Mediadora de todos los corazones, en acción de gracias, gratitud, reverencia y devoción, y para la consagración de estos elementos, que se volverán el Cuerpo y la Sangre de Cristo, hoy les pediré que llamen e invoquen a Nuestra Señora de Kibeho.
Y así, Yo los llevo hacia Mi Paz, porque en la Paz de Dios, todo se realiza. En la Paz, se puede vivir la vida eterna, la renovación y la fe en todos los corazones que creen en Mi Sagrado Corazón.
Que el bien y el amor reinen. Que la humanidad viva el Proyecto de Dios. Que los Reinos de la Naturaleza sean curados y que todas las esencias de este mundo alcancen la redención, para que cuando Yo retorne en Gloria, todos vivamos la alegría del Paraíso. Amén.
Les agradezco a todos los que llevarán a África en su corazón, para que se cumplan Mis Designios; y Mi Misericordia, que es la Misericordia de vuestro Dios, se expanda en el mundo entero.
Que así sea, en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
Sigamos cantando, porque hoy, su amado Hijo, llevará a su amada Sierva, Madre y Señora del Cielo, las súplicas de todos los que han invocado por África.
Les agradezco. Amén.
Oración: "Padre Celestial".
Cuando vean a su Maestro mostrar las Llagas de Sus Manos, de Sus Pies y de Su Costado, despertando en ellas la Luz de Dios, es señal que un nuevo misterio está siendo revelado para el mundo.
Cuando vean a Sus ángeles rodeando al Santo Señor, en la contemplación de Su divino Sacrificio por toda la humanidad, es señal que algo importante está por suceder.
Cuando vean detrás de su Señor, en lo más alto del universo, la presencia del Padre Celestial y del Espíritu Santo, es señal que algo importante está por suceder.
Y esto importante es lo que ha traído el misterio de Mi Cruz, hace más de dos mil años, en donde la preciosa Sangre se vertió sobre el mundo y el Agua divina se derramó de la Llaga principal de su Señor.
Fray Elías del Sagrado Corazón:
Los consagrados que están aquí, ¿pueden acercarse, por favor?
El Señor los está llamando para revivir el misterio de Su Cruz, porque es importante que sus corazones comprendan que la victoria de Cristo no fue algo solamente humano, sino también profundamente universal.
Y ustedes, que hoy prepararon este sepulcro para Mí, sepan que de él haré resucitar a la humanidad, que se ha perdido del camino de Dios, por las tinieblas.
De este sepulcro nacerán los Nuevos Cristos y así resucitarán las consciencias, para que puedan vivir el llamado de Dios, cumpliendo así Su Divina Voluntad en estos tiempos de crisis.
Quiero ahora, que cada una de las nuevas santas mujeres, que Me auxilian en la Divina Misericordia, encienda una vela para su Señor y así podré dar continuidad a la revelación universal, que hoy les traigo.
Fray Elías del Sagrado Corazón:
Sol, Janisa, Aylén y Nadia, subirán aquí y estarán al lado del sepulcro, a pedido de Nuestro Señor.
Yo llamo a las ovejas por su nombre, para que puedan alimentarse espiritualmente de las vibraciones más sutiles de su Señor.
En aquel tiempo Me comprometí con las santas mujeres, para revelarles interiormente los misterios de Mi Pasión y las victorias universales de la Cruz.
Dejen entonces que Mi Luz penetre en lo más profundo de las células, para que despierten las células crísticas, que los renovarán y los harán dignos hijos de Dios.
Fray Elías del Sagrado Corazón:
Cantemos: "Adoramos" por algunas veces.
Ahora, aquellos que puedan colocarán sus manos en señal de irradiación.
Nuestro Señor, en este momento, está mostrando Sus cinco principales Llagas: las de Sus Manos, las de Sus Pies y la de Su Costado. Y las cinco Llagas brillan más que un sol, mientras los ángeles lo rodean.
Está descendiendo un ángel mayor, quien le entrega a Nuestro Señor un pergamino, que ahora Él, está leyendo.
Él dice:
Esta es la revelación sobre Mi Divinidad; desde donde provengo y hacia donde fui, después de Mi Ascensión. Todo esto es posible por la exposición de Mis cinco principales Llagas.
Fray Elías del Sagrado Corazón:
Ahora, los ángeles están orando:
¡Oh!, Señor Jesús,
resucita nuestra vida espiritual,
redime nuestro corazón,
eleva nuestro ser ante Dios.
Amén.
Podemos, ahora unir nuestras manos en señal de oración, aquellos que puedan, o de lo contrario colocar la mano izquierda sobre el cardíaco
Esta revelación fue escrita por los ángeles del universo, guiados por San Gabriel Arcángel.
Tres días después de Mi Ascensión, cuando Me elevé a la Casa de Mi Padre, a pedido del Único, por intercesión del Arcángel Gabriel, Sus huestes celestiales se reunieron en el universo, para dejar plasmado en este universo material y en todos sus éteres, la revelación sobre Mi Divinidad y Origen, de la cual, hoy contaré solamente una parte, porque la segunda parte será conocida cuando Yo retorne al mundo y Me vean venir entre las nubes, con el poder de la Gloria de Dios y de todos Sus ejércitos angélicos.
Yo provengo de una Fuente desconocida, llamada por los seres materiales “Fuente Primordial”. Nací y surgí como el segundo aspecto de la Santísima Trinidad. Y Mi Espíritu, por Obra y Gracia de Dios, descendió a un sol más radiante que este, que los alumbra todos los días, desde el amanecer hasta el atardecer.
Este sol es el centro de muchos universos, de muchas constelaciones, planetas y estrellas. Allí reposó por primera vez, la Divinidad del Hijo de Dios.
Por las manos de los arcángeles, en una sagrada Fuente solar, más radiante que el oro rubí, Mi Consciencia fue preparada como una sublime Esfera de Luz, que penetraría las dimensiones y los universos, hasta llegar a encarnar en la Tierra y nacer en el sagrado pesebre de Belén.
Pero antes de llegar al mundo, los tenebrosos ya sabían Quién era Yo. Sus planes temblaron y sus reinos fueron derrotados, porque era la Misericordia misma, que en Su Sagrada Divinidad, estaba naciendo y surgiendo en el Corazón del Universo.
Sutiles consciencias presenciaron, así como todas las criaturas celestes, el surgimiento de la Divinidad de Cristo, que por primera vez se materializaba dentro de este universo material, para despertar el Amor superior en todas las consciencias.
Concéntrense. No permitan que el enemigo abunde en las mentes. Quien contempla Mis cinco Llagas mientras escucha Mis Palabras, no se desconcentrará, porque estará en el propósito y en la vibración correcta para recibir lo que tiene que recibir y así, no perder todo lo que hoy traigo, para una humanidad en tinieblas.
Soy sincero con sus corazones, para que puedan crecer en la verdad y no perder las oportunidades que hoy les traigo, con el objetivo y la misión de aliviar su propia cruz, a través de Mi Divinidad Crística, desconocida por el mundo y por toda Mi Iglesia.
Es así como Yo les enseño que Jesús dejó de ser un hombre después de haber vivido la Cruz y de haber resucitado, entregando la expiación al mundo. Su Cuerpo, Mente y Alma se tornaron divinos para dar continuidad al Plan de salvación universal.
Fue esta Esencia que surgió desde ese sagrado Sol, la que atravesó los universos y los planos de consciencia hasta llegar a este planeta, para traer nuevamente la Fuente de Dios, que toda la raza en el tiempo pasado, había perdido.
Para que esta Divinidad estuviera aquí, Dios tuvo que sacrificar Su segunda Persona. Y en una universal humillación, volverse pequeño, humilde y simple, entre los más simples.
¿Ahora comprenden, compañeros, con Quién están conversando y a Quién están escuchando, aunque todos los días parezca lo mismo?
Mi Divinidad viene a cambiar el punto de sus consciencias, para liberarlos del engaño diario y para que así ingresen en la verdadera fuente de sus corazones, en donde Yo aspiro a estar todo el tiempo.
Hoy, es esta Esencia, esta Divinidad Solar, la que se muestra al mundo por segunda vez, después de haber encarnado en Belén, para traer la Luz al mundo y la Redención de la humanidad.
Hoy, no todos pueden ver esta Divinidad, pero sí pueden coligarse con Ella a través de sus esencias, en donde se guardan los verdaderos secretos de la historia de su evolución y de su despertar. Quiero servirme de esas esencias crísticas, que en estos tiempos son atormentadas por su personalidad; son flageladas por sus pensamientos; son crucificadas por sus acciones.
Dejen nacer, ahora y siempre, su verdadera esencia solar. Esto fue lo que Yo vine a encender hace dos mil años atrás, en todos Mis apóstoles y en las santas mujeres, con la ayuda de Mi amada Madre, Quien se comprometió a los pies de la Cruz, a ser guardiana de la fe de todas esas esencias, hasta el fin de los días.
Dejen nacer a su verdadero Ser interior. Él espera ser morada del Corazón de Cristo.
No pierdan tiempo. No se confundan. Ya no juzguen. Sean uno en Mí y Yo, hasta el fin de los tiempos, podré ser Uno en ustedes, en sublime hermandad.
Dios llora en este tiempo, en Su profundo silencio, al ver tantas esencias solares perdidas, que buscan el amor en lo exterior; que satisfacen sus necesidades en la superficialidad de las cosas; que no encuentran sentido ni salida, ni tampoco ninguna cura para sus consciencias.
¿Qué esperan, soldados Míos?
Esta, Mi Divinidad Crística, que estuvo entre ustedes por treinta y tres años, retornó a la Casa de Su Padre para terminar de concretar las Obras de la Santísima Trinidad, después del triunfo de Mi Corazón en la Cruz.
Hoy les traigo esta Comunión con Mi Divinidad, porque llegará un tiempo en que solo podrán estar en comunión perpetua con Mi Divinidad eterna. Ese será el refugio no solo para sus almas, sino también para sus consciencias y sus cuerpos. Ese refugio divino que hoy les ofrezco, es fuente de reparación y de prodigios en las consciencias que se rinden y se despojan de sí, para que habite en ellas el Supremo Rey.
Contemplen Mis cinco Llagas. Sírvanse del Manantial de Mi Corazón, para que todo resucite como era en el principio de esta Creación.
Fray Elías del Sagrado Corazón:
Por la Bendita Llaga
que marcamos en el Costado
de Nuestro Señor Jesús
de donde brotó la Fuente Insondable de Misericordia
para el mundo entero,
Adonai, Padre Eterno,
reconcílianos con Tu Glorioso Reino.
Amén.
Acepten en silencio, los sufrimientos que hoy les imparto y háganlo por Mí, por la salvación de la humanidad y de los Reinos de la Naturaleza.
Fray Elías del Sagrado Corazón:
Las cruces.
Hoy, Mi Cruz se reparte en muchas consciencias del planeta, que se animan a aliviar Mi Corazón agonizante, para que así, todo el planeta sea restaurado; para que el planeta sea restaurado en esta hora aguda de la Tierra. La cruz representa la liberación interior de todos los atavismos de los seres humanos, de todos los que aceptan vivir esta entrega, por el surgimiento de una Nueva Humanidad.
Hoy también dejen posando sobre Mi Pecho su cruz espiritual, para que sea aliviada por el Amor de su Señor.
¡Cuántas cruces vive el mundo! ¡Cuántos sufrimientos viven las almas inocentes! ¡Cuántas guerras son generadas! ¡Cuántos conflictos son realizados! ¡Cuánto amor falta en los corazones endurecidos, que no aceptan Mi Divina Misericordia!
¿Por qué les he pedido colocar las cruces sobre este simbólico sepulcro? Porque estas cruces, que también carga su Señor, deben repartirse amorosamente entre Sus discípulos y seguidores.
Hoy, esta es Mi invitación para ustedes: que salgan de sí, para que Yo pueda estar en ustedes, compartiendo las cruces de la humanidad.
¡Cuántas razas y pueblos viven su cruz! ¡Cuántas culturas y tribus son diezmadas! ¡Cuántos niños son explotados! ¡Cuántos pequeños aún son abortados! ¡Cuántos padres están solitarios, sin tener a un niño en sus brazos, mientras muchos son retirados de los vientres de sus madres! ¡Cuántos enfermos agonizan en este Viernes Santo!
Así, Yo digo para Mi hijo Miguel que estoy con él, cargando su cruz hasta que Mi Amor venza.
¡Cuántos moribundos están en las calles de este mundo! ¡Cuántos ancianos son lastimados! ¡Cuánto sufre el Reino Mineral, en su más perpetuo silencio! ¡Cuántas piedras preciosas son retiradas de las montañas que son explotadas! ¡Cuántos vegetales son cortados y nadie lo percibe! ¡Cuántos animales son ultrajados, tanto en la tierra, como en los océanos! ¡Cuántos de ellos son comidos y no existe compasión por el sufrimiento de esos semejantes! ¡Cuántos devas son retirados de las grandes florestas del mundo! ¡Cuánta maldad se ha hecho a la Creación, después de tanto Amor expresado por el Padre! Y ni siquiera después de haber encarnado Su Hijo y de haber muerto en la Cruz, han terminado los males en el mundo.
¿Ahora comprenden por qué tantas esencias solares se pierden?
Llegó el tiempo de la gran fraternidad, de la unidad entre los corazones, entre las culturas y pueblos. Los simples reerguirán a la nueva humanidad, después de tantas catástrofes vividas.
Les doy la esencia de Mi Misericordia, para aliviar estas pesadas cruces del mundo.
Les dejo esta reflexión para que oren por ella y que, aún más, las puertas a Mi Divina Misericordia se abran para la humanidad.
Que así sea.
Mientras Me elevo al Universo, por Mi dolorosa Pasión, ofrezcan a Dios sus voces, invocando a Adonai, Su Espíritu Santo y Su Misericordia.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Canten con toda la fuerza del corazón y del alma, para que la Tierra sea repoblada de nuevos códigos crísticos.
Que así sea.
Fray Elías del Sagrado Corazón:
¡Gracias Señor por cuánto nos das!
En este encuentro, te honramos Señor.
Las tres Personas de Dios están hoy aquí presentes. Y vienen en la búsqueda ante el mundo sufriente, el mundo que ha perdido el camino que lo llevaba al Creador, por haber sido influenciado por las energías de la vida material.
Hoy vengo a destapar lo que está oscuro y lo que provoca el dolor en las almas.
De las tres Personas de Dios, principalmente llega Su Hijo para dar al mundo un alivio que es necesario en estos tiempos; porque todo el Universo ve ese sufrimiento, que se acumula en la consciencia humana y hace inferior todas las cosas, porque es un sufrimiento que no ha sido curado y que necesita de almas conscientes para que ese sufrimiento planetario pueda ser aliviado a través de instrumentos de luz; un potencial importantísimo que nace a partir de sus corazones.
Hoy traigo el planeta a Mis Pies para que lo contemplen Conmigo, y vean cuánto él necesita de la ayuda de todos los servidores y de los que serán servidores de vuestro Señor.
Para que los dones desciendan al planeta debe haber una correspondencia que debe partir de la humanidad, respondiendo al llamado del Redentor en esta hora aguda del planeta, en donde muchos acontecimientos suceden, y los cuales comprometen a gran parte de la humanidad porque todavía está muy dormida en su sueño profundo, en su ilusión.
Vengo a quitar las vendas de los ojos de muchos, pues, Mi deseo como Corazón confiante, es que las almas tomen consciencia de muchas cosas. Así Me ayudarán a cumplir Mi Proyecto, que viene a buscar a los últimos que quedaron para atrás.
Y esos últimos son millones de almas que, a través de los tiempos, se perdieron por no saber encontrar Mi Corazón Misericordioso, por aceptar en sus vidas la confirmación de otros caminos que no llevan a la paz, ni tampoco al amor, ni a la hermandad.
Necesito que Mis servidores en estos tiempos estén unidos por encima de todo, más allá de sus diferencias, de sus ideas y sentimientos.
Será la construcción de esa unidad fraterna la que hará triunfar Mi Plan en el planeta; aquel Proyecto que Dios Me pidió realizar en este tiempo como preparación para las almas que deben esperar Mi Retorno a la humanidad.
Si esa unidad no está construida primero entre todos los servidores del Plan, ¿cómo podré llegar a aquellos suburbios en donde el sufrimiento prevalece, en donde las almas desesperan al no encontrar alivio en nada?, porque muchos miran a un lado para no ver la realidad planetaria.
Esa actitud humana debe terminar.
Unan sus corazones en el amor y en la fe , para que Mis Proyectos se realicen en el mundo, y así como ya les dije, Mi Mensaje pueda llegar a todas las naciones de la humanidad, a todos los rincones de la Tierra en donde aún muchas almas esperan por una cura profunda y una liberación.
Mientras ustedes no construyan esa unidad tendré que esperar por ese momento.
Recuerden que Yo estoy presente en los corazones humildes y simples que siempre obedecen a Mi llamado.
Puedo hablar a través de esos corazones y tal vez no lo podrían percibir porque deben estar en el Amor para poder verlo.
Es el Amor que los unirá a la Fuente del Conocimiento de Mi Padre.
Es el Amor que los unirá a Mi Corazón, y los unirá a todos ustedes en una verdadera fraternidad.
Por eso necesito que sus corazones estén abiertos, sobre todo aquellos corazones que ya vienen acompañando Mi Camino desde hace tanto tiempo.
Necesito que no se olviden de la Jerarquía y que sepan que Ella está Presente en los Centros de Amor, y que cada uno de sus corazones, como cada una de sus vidas, ha firmado un compromiso con el Redentor.
Allí también se encuentra para cada uno de ustedes el trabajo continuo con la unidad.
Esa unidad los hará fuertes e invencibles, a cualquier ser de este planeta que esté ingresando en la transición planetaria, que esté enfrentando el Apocalipsis y el Armagedón, algo que la humanidad desconoce profundamente porque nunca lo ha vivido.
El atributo sagrado de la unidad hará consecuentes a Mis servidores del Plan, y no estarán separados de Mi Amor, ni tampoco de Mis Obras, porque eso podría llegar a suceder cuando sus corazones se apartan entre sí, buscando prevalecer sus ideas y pensamientos que pueden ser opuestos a lo que Yo pienso, a lo que el Maestro plantea para la humanidad.
Están en el punto crucial compañeros, así como lo estuvieron los apóstoles en el pasado.
Están en el momento en que vuestro Rey viviría Su Pasión y daría todo por todos.
Están en el momento de confirmar a Cristo en sus corazones, de testimoniar a Cristo en sus vidas por medio de actos de amor y de fraternidad.
Tal vez algunos piensen que vuestro Maestro ya ha dicho estas cosas varias veces. Si lo vuelvo a repetir es por intermedio de Mi Divina Misericordia, porque es Mi Divina Misericordia que trae la paciencia para poder soportar ciertos asuntos.
Pero es hora de no resistirse más y dejar quebrar la piedra del corazón para que Mi Luz pueda penetrar en lo profundo de la consciencia, y hacer de todos Mis servidores verdaderos apóstoles del Amor y de la Unidad.
Tan solo con la experiencia vivida por medio del Amor y de la Unidad, permitirán que Yo esté más tiempo entre ustedes; sobre todo que esté con las almas del mundo que buscan ardientemente Mi Divina Misericordia para poder saldar sus deudas, sus errores y sus actitudes que han herido el Corazón de Dios.
Yo les imploro, no olviden la unidad entre sus corazones, porque eso hará la diferencia de poder llegar a otras naciones del mundo.
El Universo está esperando para poder descender las Gracias sobre las naciones del continente asiático.
Para que eso pueda suceder deben dar ese primer paso hacia la unidad, porque la unidad se construye eternamente por medio del amor y del servicio a los semejantes.
Es así que Yo los curo de sus incomprensiones, de sus resistencia, y también de sus durísimos corazones.
Por eso, ayer les entregué Mi Corazón como ofrenda para las almas que más lo necesitaban; pero también para Mis servidores, los más viejos entre los viejos, que vienen caminando a Mi lado hace bastante tiempo en esta tarea espiritual que Yo encomiendo para cada corazón, con el fin de que cumplan el Propósito del Padre que está presente en los Cielos y que debe descender a la Tierra por medio de su entrega y servicio.
Todavía espero compañeros, Mis más viejos compañeros, poder contar con cada uno de ustedes en la verdad, en la transparencia, en la apertura, en el amor, en la unidad, para que pueda emerger la cura que aún necesitan sus espíritus.
Y esta cura será un beneficio para toda la humanidad, aunque aún no lo crean. Es así como vengo a hacer morir la condición humana en Mis más viejos servidores del Plan.
Necesito servirme de sus corazones para poder llegar a los corazones del mundo.
No podré ir directamente hacia esos corazones porque ustedes se comprometieron a ser Mis intermediarios en todos los detalles de la vida, en cada paso que debe ser dado como en la vida grupal, en la vida comunitaria fraterna que debe ser su primer principio para saber cumplir con la Voluntad de Dios.
Estoy cediendo este espacio aquí en Miami para hablarles a Mis más viejos servidores del Plan. ¿Saben lo que eso significa en este momento, dejar al lado Mi tarea por un momento para atender a sus cuestiones internas?
¿Será que algún día, compañeros, tendrán coraje de superarse a sí mismos por Mí, para que Yo pueda entregar al mundo lo que vengo a entregar a la humanidad?
Si dieran ese paso verdadero verán Mi Obra realizarse de una forma espontánea y verdadera por medio de los milagros que Yo espero realizar en los corazones que más necesitan, como los que se encuentran hoy aquí, que vienen a buscar la reconciliación con el Padre, con el Hijo y con el Espíritu Santo, las Tres Personas de Dios.
La Santísima Trinidad les anuncia una atención mayor en los detalles de la vida grupal, de la fraternidad, principalmente de la unidad, Mis servidores no pueden perder esos atributos.
Necesito que construyan, así como Yo les he enseñado, una fortaleza interna capaz de remover las resistencias de la consciencia.
Ayer les di un ejemplo de un alma trascendida. Hoy les doy un ejemplo de un alma que se resiste; porque todos vienen a aprender en esta humanidad: a perdonar, a amar y a curarse.
Y eso lo harán hasta el resto de sus vidas, para poder conquistar el Reino de los Cielos que espera descender en sus corazones para poder finalizar con este Plan de Dios que está escrito en Su eterno Corazón de Amor.
Los Sacramentos los liberarán, los santificarán a todos, y les harán vivir la Comunión con Mi Corazón Misericordioso, en unión al Padre y al Espíritu Santo.
Me disculpen las almas sufridoras, pero sepan que estoy atendiendo sus súplicas.
Debo cuidar de Mis rebaños que están más próximos de Mí.
El lobo feroz no descansa hasta poder cazar a una de Mis ovejas, ya lo han experimentado y lo han vivido, hay ejemplos verídicos para eso.
Así como los apóstoles en el pasado vivieron su purificación, su transformación y despertar, es lo mismo que Yo hago con Mis apóstoles en este tiempo.
Siempre Me sirvo de las mismas Leyes para poder obrar por medio de la Misericordia y de la Justicia Divina.
Mientras la Justicia Divina no llegó, sírvanse de Mi Divina Misericordia, para hacer de sus corazones almas mansas y serenas que cumplan con Mi Propósito.
En Miami debo fundar un trabajo, un trabajo primario de instrucción y de oración para que las almas se aproximen a Mi Corazón y pueda hacer de este lugar un punto de referencia para los que despiertan.
Esto recién ha comenzado. Desde el momento en que sus corazones se abrieron para recibirme en esta ciudad en la que aspiro derramar hasta los últimos días la Misericordia de Dios, esa Misericordia llevará a purificar la ciudad, y llevará a transformarla.
Pero si los corazones aceptan Mi llamado algunas cosas no sucederán, porque el compromiso de Estados Unidos es ser una nación fraterna, una nación servidora, cooperadora con las naciones más sufridas del mundo para destituir la guerra y para establecer la paz por medio del servicio y la oración.
Es muy grande la aspiración del Padre: Poder corregir a las criaturas que por diferentes medios se desviaron del camino de la Luz.
Miami debe ser esa cuna redimida que abandona la vida superficial para ingresar en la vida inmaterial. Este es Mi deseo.
Ceremonia de bendición de los elementos de unción, bautismo y de la comunión.
Todos los días les hago recordar Mi Pasión, para que puedan trascenderse y así puedan tomar fuerza interior para quebrar sus resistencias más profundas, y hacer de sus consciencias, consciencias luminosas permeadas por el Amor de Dios, por Su Sabiduría y por Su Verdad..
A través de estos elementos doy para los más simples, para los más esforzados, el Don de Mi Liberación de las cadenas de la resistencia y de la apertura del alma para vivir en comunión con el Creador.
Yo bendigo estos elementos para que se vuelvan Mi Cuerpo y Mi Sangre.
Así como Dios bendice sus corazones todos los días cuando lo buscan en la verdad y en la unidad, es así como Yo establezco en el mundo el Reino de Dios.
Con la Luz de Mi Espíritu los envuelvo y le agradezco a todos los peregrinos por haberme ayudado a cumplir esta gran misión en las naciones de Centroamérica, México y Estados Unidos.
Una gran puerta a la perdición finalmente fue cerrada por su adhesión a Mi Corazón y por el esfuerzo de todos.
Esto es incalculable para el Padre Creador y sobre todo para Sus hijos.
Les agradezco.
Les doy la paz y quiero que siempre sean la paz en cada lugar de este mundo, pues la Tierra clama por liberación.
Les agradezco.
Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús:
Santa María, San José y el Niño Jesús.
Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús transmite las Palabras de la Virgen María:
Hoy, estamos colocando al mundo, queridos hijos, ante la Fuente de Dios, desde donde surgieron Nuestros Sagrados Corazones para promover en el mundo la Paz y la Misericordia de Dios.
Hoy, veo a todos sus corazones y a los corazones de sus hermanos en el mundo como a esos nuevos pastores que, recibiendo el anuncio de la venida del Cristo interior, caminan al lado de los Mensajeros Celestiales para que se pueda cumplir en este planeta la gran promesa de los mil años de paz.
Es así, queridos hijos, que con el gozo del Espíritu Santo, hoy se presentan Nuestros Tres Sagrados Corazones para que, una vez más, las familias del mundo se puedan unir en el amor y en la fe, y así puedan terminar con la separación y la indiferencia que somete a muchas familias del mundo.
En verdad, les pregunto, queridos hijos, qué es lo que hoy celebra la humanidad, ¿el Nacimiento del Rey o la perdición de las almas?
Quiero que sientan en Mi Corazón la Luz Sacratísima de Mi amado Hijo. Hoy, lo traigo en Mis brazos como el pequeño Niño Jesús para que Él haga humildes sus corazones, para que Él haga pacíficas sus vidas y así se realice el Plan de Amor de Dios.
Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús transmite las Palabras de San José:
Queridos compañeros, siervos de Mi amado y pequeño Hijo, Mi Casto Corazón hoy resplandece mucho más que mil lirios, porque Mi Corazón Sagrado emana los aromas sutiles del Universo Celestial y, como Padre de las almas pobres y carentes, envío a Mis ángeles servidores para que recorran, en esta hora, los lugares más oscuros del mundo en donde las almas necesitan de la Luz de Dios y de la guía de Mi Casto Corazón para no caer en los errores de siempre.
A ustedes, queridos compañeros, siervos de la Sagrada Familia, les pido que celebren esta noche el Nacimiento de Jesús, recordando este importante acontecimiento en la humanidad, en el que un antes y un después fue vivido por esa raza más primitiva.
Quiero que, así como Mis ovejas, pastoreen por nuevos universos, en donde sus consciencias se puedan expandir un poco más, y la sagrada promesa de sus corazones de vivir en el Reino de Dios y de traerlo hacia la Tierra se pueda cumplir en la humanidad.
Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús transmite las Palabras del Niño Jesús:
Estoy en los brazos de Mi Santa Madre porque tengo en Mi Corazón a cada alma de esta humanidad que, por más que sean indiferentes a Mi Nacimiento, Yo conforto a todas las consciencias con los Rayos de Mi Misericordia y de Mi Gracia para que las almas renazcan en la vida espiritual y en la paz, que serán tan necesarias en estos tiempos en los que la humanidad se transformará fuertemente.
Como el pequeño Rey del Universo, abro Mis Brazos sobre el mundo y marco a esta consciencia del planeta con la señal luminosa de la cruz de Mi Corazón que, desde el principio de Mi Nacimiento en Nazaret y cuando Yo di Mis primeros pasos, Yo ya viví el sacrificio por cada uno de ustedes en Nazaret, aunque tuviera tan solo algunos meses de vida.
Vean así, Mis compañeros, cuán grande es la Misericordia de Dios por el mundo. Necesito que sus corazones, en esta noche en la que el orgullo y la vanidad florecen en el mundo, hagan pequeños sacrificios para que Mi pequeño Corazón de Niño y de Rey pueda ser aliviado por cada uno de ustedes.
Por eso, hemos venido, en esta noche especial, para anunciarle al mundo la Misericordia de Dios que todavía está disponible para aquellos corazones que la quieran buscar y vivir en estos tiempos.
Hoy, la Sagrada Familia de Nazaret intenta espejar sobre la humanidad el mismo principio de Su Concepción Divina. Es así, que desde lo alto del Monte Shasta, en donde brilla Mi Santo Grial, son irradiados los códigos de la paz para que las almas cumplan la promesa de esperar Mi segunda Venida al mundo.
Ahora, Nuestros Sagrados Corazones, a través de la Hermana Lucía, daremos más Palabras de Luz para el mundo, pero les pedimos que se conecten a este momento, en el que todos los ángeles del Cielo se postran ante la Sagrada Familia que irradia Su espíritu de humildad, de simplicidad, de caridad y de Amor para cada corazón que, no importando cómo esté y cómo sea, quiera recibir Nuestras Sagradas Presencias de Amor y Misericordia.
Hermana Lucía de Jesús transmite las Palabras de la Virgen María:
Queridos hijos, con Nuestra Presencia, aquí en esta noche, vinimos a transformar, en esta humanidad, el sentido de la conmemoración de este día. Vinimos a recordarles a los corazones del mundo que Cristo no solo nació hace más de 2016 años; Él espera nacer, hijos Míos, todos los días y todos los años en el corazón de cada uno que se abre a Su nacimiento.
Vinimos a traer al mundo los principios de la Vida Crística que se expresaron en cada uno de Nuestros Sagrados Corazones.
De esa forma, hijos, traemos una última oportunidad a este mundo de expresar la familia universal, de vivir el verdadero Pensamiento Divino para el corazón humano. Eso no es difícil, está al alcance de cada uno de ustedes, porque solo vivimos en simplicidad, en amor y en devoción a Dios Altísimo.
Nuestros Sagrados Corazones, hijos Míos, solo se abrieron desde el principio de su existencia para responder al Llamado Divino; y cada uno de ustedes que escucha Mis Palabras y también los que no Me escuchan se abrieron para vivir este Principio Divino. Por eso, llegaron a este mundo para seguir el ejemplo del Hijo de Dios que se tornó carne en cuerpo, mente y alma para que sintieran la semejanza que hay entre el Creador y Sus criaturas.
Hoy, con Mi pequeño Hijo en los brazos, y contemplando el Santo Grial que contiene los códigos de Su Pasión y también de Su Vida, irradiamos a todo el planeta cada segundo de la existencia de la Sagrada Familia, para que este Espejo de Amor y Unidad con Dios haga despertar a los espejos de sus corazones y crear así, hijos Míos, en esta noche, una gran red de Luz para rescatar a aquellas almas de Mis pequeños hijos que están en el mundo, cegando sus ojos, sofocando sus almas con las ilusiones y distracciones de este mundo.
Les pido, hijos, que abran sus corazones en esta hora para que Mi Inmaculado Corazón, como el Gran Espejo Universal, despierte en sus espíritus el don de espejar la Voluntad Divina, para que en estos tiempos puedan reflejar junto a Mí los principios de una nueva vida.
Como Sagrada Familia, formamos un Gran Espejo de Luz y nos unimos a todos los espejos del Cosmos para atraer hacia la Tierra la gran oportunidad que los ayudará a superar los tiempos que vendrán y, más que eso, a vivir la Voluntad de Dios.
Hermana Lucía de Jesús transmite las Palabras de San José:
Queridos hijos y compañeros de Mi Casto Corazón, más que palabras, en esta noche solo quisiera que sintieran Nuestra Presencia en sus espíritus, en sus corazones; porque de una forma simple, así como somos, quisiéramos despertarlos definitivamente para que aprendan a vivir el amor y la unidad con Dios, sin necesidad de experimentar el sufrimiento.
No es la Voluntad del Señor que Sus criaturas sufran, porque este planeta es el planeta del amor, pero depende de cada una de Sus criaturas las elecciones que harán de los aprendizajes que vivirán en este mundo.
Si aprendieran a renunciar, a rendir sus espíritus en los Altares Celestiales, colocando su cabeza en el piso, humildemente, sin necesidad de que las experiencias de la vida los quiebren por dentro; aprenderían, hijos Míos, cómo es simple, en verdad, llegar a Dios.
Deberían vencer sus resistencias, rindiéndose ante Dios, porque Él es el verdadero vencedor de este mundo y de todos los otros.
Dejen que Él los venza, que haga de sus vidas una gran victoria en todo el universo, en toda Creación.
Hermana Lucía de Jesús transmite las Palabras del Niño Jesús:
Queridos compañeros de Mi Sagrado Corazón, hoy vengo como niño, como un pequeño Hijo de Dios para que, con este ejemplo, comprendan que Dios se manifiesta en los pequeños de corazón, en aquellos que se abren para vivir la pureza y que como niños permiten que el Creador ingrese en lo más profundo de sus seres y los transforme en dignos hijos de Dios, así como Yo Soy.
Yo vengo, en esta noche, como un ejemplo para todos los corazones del mundo. Permitan que Yo nazca dentro de ustedes, porque para eso estoy aquí. Cuando retorne al mundo, quiero mirar a sus ojos y ver un espejo de Mi Presencia Divina. Quiero encontrarme dentro de ustedes y vivir la perfecta unidad que Mi Padre pensó desde el principio.
Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús transmite las Palabras de la Virgen María:
Hoy, Mi Divino Hijo, en lo alto de este Altar, preciosamente realizado para Nuestros Sagrados Corazones con el esfuerzo de las manos que trabajan para construir el Plan evolutivo, consagrará el pan y el vino, celebrando esta Comunión con cada uno de sus corazones; en unión a los Tres Sagrados Corazones que, como una preciosa triangulación de Luz, se proyecta sobre sus cardíacos con el fin de expandir el Amor del Creador por el mundo.
Consagremos.
Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús transmite las Palabras del Niño Jesús:
Como un Sol que brilla en el universo, compañeros, Mi Corazón desciende a la Tierra en esta noche en la que las tinieblas son disipadas y los infiernos son cerrados por la oración de las almas de este planeta, por la confianza que cada corazón ha emitido en estos últimos nueve años a través de Nuestras Presencias, creyendo en Nuestras Presencias, Nuestra Presencia divina e inmaterial.
Hoy, poso Mis pequeñas Manos, las Manos del Niño Jesús, sobre estos elementos y, en los brazos de Mi Santa Madre y en la Presencia de San José, la Santísima Familia consagra estos elementos para que se puedan transformar en el Cuerpo de su Señor y en la Sangre de su Rey, dolorosamente derramada para la liberación de los pecados del mundo y de las maldades de la humanidad.
Bajo la señal de la cruz y la autoridad que el Padre Me concedió, Yo bendigo estos elementos para que las almas gocen en Mi Espíritu y en la Tierra se establezca la santa paz, en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Ahora, llevamos al Cielo las súplicas de todos sus corazones, de los corazones del mundo que, a través de esta sagrada Vigilia de Oración, encendieron su Cristo interior para seguir adelante en este Plan de Redención, en este Plan de conversión y de rescate de la humanidad.
Nuestros Sagrados Corazones, bajo la bendición del Santo Espíritu, agradecen a todos por haber permitido que los Sagrados Corazones lleguen a los Estados Unidos, y también para que Ellos prosigan en esta divina misión a Oklahoma, Miami y Orlando.
Contamos con su colaboración, su colaboración interna, espiritual y material. Esto es muy importante para el Padre, especialmente para toda esta nación que tanto Nos necesita.
Agradecemos, y una buena Noche de Paz para todos los seres de buena voluntad.
Agradecemos.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Madre María Shimani de Montserrat:
Queridos hermanos, los que están aquí presentes y los que nos acompañan a través de Misericordia María TV, con estas tan valiosas y simples Palabras de nuestros Mensajeros Divinos que, Noche Buena tras Noche Buena, aspiran a que nosotros encendamos nuestro Cristo interior y ese Cristo interior es el espacio de nuestra consciencia que esta indivisiblemente unido a Cristo Jesús. Es esa parte de nuestra consciencia que siempre aspira a estar en Cristo, y aspira a que Cristo viva dentro de nosotros, que guíe nuestra vida, todos nuestros sentimientos, nuestros pensamientos, para que nuestras vidas puedan ser un instrumento de Su Amor, de Su Sabiduría, de Su Paz; para que, día a día, podamos ir por el mundo, seguros del lugar en el que estamos dentro del Corazón de Dios. Ese es nuestro Cristo interior y eso es lo que Nuestro Señor intenta encender cada día.
Sobre todo, en estas Navidades, en las que muchas veces nos distraemos del verdadero Propósito de Dios. Los Mensajeros Divinos, en cada Navidad, fortalecen nuestra unión con Sus Corazones, intentan ingresar en nuestros hogares para traer esa paz y ese amor que siempre debería guiar nuestras vidas.
Nosotros aspiramos a que un poquito de esa paz y de ese amor haya podido ingresar a sus corazones, que hayan podido encender su Cristo interior y sepan que, viviendo ese Cristo interior encendido, nosotros podemos alcanzar también el Corazón de Dios.
Vengo en esta noche a celebrar la Comunión con ustedes, bajo el Espíritu poderoso de Mi Padre, que los reúne en esta fraternidad para que Mi Plan, que es el Plan de Mi Padre, se cumpla en esta humanidad y en este planeta, tan necesitado de amor y de misericordia.
Como han dicho compañeros, abro los Brazos hacia ustedes, para darles Mi Paz y entregarles Mi Corazón como un símbolo de Redención para sus consciencias y las consciencias de todos sus hermanos.
Con todos los ángeles que hoy están Conmigo, hoy vengo a traerles una buena nueva, por haberse cumplido en esta tercera etapa la llegada de la Madre de Dios a México y Centroamérica.
Quiero decirles compañeros, que la sagrada tarea de los Mensajeros de Dios que hoy vienen a su encuentro, se está cumpliendo así como lo escribió Dios en el Libro de Oro de Su Reino Celestial.
Cada acontecimiento vivido está siendo escrito por el propio Padre Eterno, para que el destino de este planeta pueda cambiar a tiempo y muchas almas se puedan salvar, al solo despertar a Mi Corazón Glorificado, que es el Corazón vivo de Dios, que puede estar presente en cada uno de ustedes, así como lo han hecho en esta oración que han plroclamado a Mi Corazón Misericordioso.
Es una alegría estar en esta tierra después de dos mil dieciséis años. Pero en verdad les digo, compañeros, que Mi Corazón, en lo profundo de Su silencio, sabía que esta humanidad existía aquí .
Por eso, en aquel tiempo, le pedí a la Madre de Dios una Gracia especial para ustedes: Que dejara estampado en esta nación Su Presencia Celestial, para que todas las naciones del mundo la conocieran y tuvieran total conocimiento de la Ciencia Divina estampada en la tilma.
Por eso, compañeros, con todas las estrellas del Cielo y las Divinas Consciencias que hoy se congregan en este lugar para derramar la Misericordia de Dios por medio de la oferta de Mi Glorificado Corazón, Yo les vuelvo a decir, compañeros, que la paz es posible en este tiempo.
No deben temer por lo que vivirán. El hombre de superficie debe redimirse. Debe alcanzar la transformación de su consciencia, para que los nuevos códigos que llegarán del Universo Celestial a través de cada oración ejercitada, puedan estar presentes en esta última fase de la humanidad.
Mi Corazón hoy palpita por México, por cada una de las criaturas de Dios, que debe alcanzar la Luz que hoy les ofrece Mi Corazón Misericordioso.
Reciban desde Mis Manos los Rayos de la Misericordia de Dios que hoy vengo a depositar sobre esta nación amada y muy protegida y cuidada por Mi Madre Celestial.
Queridos compañeros, Yo los invito en esta noche, en la simplicidad del corazón y del alma, a ser los apóstoles de Mi Amor en este último ciclo planetario, en donde será necesario de almas decididas a vivirme y a sentirme. Porque es a través de sus almas y corazones que Yo podré retransmitir los dones celestiales, para todas las criaturas que más lo necesitan.
También vengo hoy, en este día, a aliviar el sufrimiento que fue generado en esta nación desde el principio de la colonización hasta el presente.
Por eso, he abierto las puertas del Universo, las catorce principales, para que el dolor fuera liberado, en obediencia a Mi Padre Celestial y al servicio de todos los ángeles, por las huestes de San Miguel Arcángel que han venido a retirar el sufrimiento del espíritu de la consciencia de muchos seres.
Es en esta hora, compañeros, en donde Yo los invito a vivificarme por medio de la Comunión que hoy consagraré para ustedes.
Porque Yo Soy el mismo Jesús de Nazareth, que viene a reencontrarlos para que recuerden su compromiso Conmigo, el compromiso de ser Mis embajadores de la Paz en esta hora crucial de la humanidad.
Vengo a depositar en ustedes algo que florecerá en el futuro. Por eso deben ser perseverantes, aún más aquellos que se encuentran en Mi camino, porque al final de la meta se encuentra la eternidad, que es hacia donde Yo los quiero llevar después de que Me hayan servido en esta humanidad y por este planeta, que tanto agoniza por la ignorancia de esta raza.
Es así que Yo vengo a abrir los ojos de sus corazones y a expandir la consciencia de sus almas para que puedan estar en Mí.
Es una victoria que Nuestros Sagrados Corazones, el de María Santísima, el de San José y Mi propio Corazón Vivo, estén descendiendo sobre esta nación.
Yo vengo a traerles los códigos de la Rehabilitación, algo que para muchos es un misterio, pero que forma parte de la Ciencia Divina.
Estos códigos descienden a través de sus espíritus y por último se materializarán en sus propias vidas por medio de la transformación y de la redención.
Yo vengo así, compañeros, a curar la gran herida de la consciencia indígena y a recuperar la pureza que ella alcanzó cuando todo este pueblo mejicano, su pueblo originario, vivía en la felicidad de Dios y de los Reinos de la Naturaleza.
Vengo así a hacer un corte en el tiempo y el espacio. Vengo a reconectarlos con lo verdadero que son, con aquello que alcanzaron a través de las generaciones por medio de la devoción viva que emerge de sus corazones para con Mi Corazón, que hoy recibe esta gratitud de cada una de sus almas.
Esto es lo que Me anima a seguir viniendo al mundo por todas aquellas almas perdidas, que día tras día se sumergen en los infiernos de la humanidad. Es que Yo quiero llegar a través de ustedes a cada uno de ellos.
Ábranme las puertas de sus corazones así como lo hicieron hoy, para que Yo les pueda indicar el camino y el servicio que deben cumplir para con Mi Corazón.
Es así que Yo vengo a sembrar semillas de Luz en esta hora sufrida de la humanidad.
Y mientras estoy con ustedes, compañeros, estoy con las naciones del mundo, principalmente con América, que no debe perder la oportunidad de ser la cuna de la nueva humanidad.
No teman por lo que hacen los hombres de superficie. Recuerden en humildad, que el poder lo tiene Dios y que es Él quien permite todas las cosas, incluso que Mi adversario esté presente en la humanidad, los corazones que Me viven no temblarán.
Yo Soy esa Fuente que todo lo renueva cada vez que comulgan Conmigo en amor y gratitud. Es este amor y gratitud de todas las almas que Me siguen, de las naciones de América y del mundo, lo que Me ha permitido llegar aquí, a México.
Es a través de Mis servidores de la paz, de cada grupo orante, de cada alma servidora, que Me permite llegar aquí, porque eso genera, no solamente para México sino también para el mundo, una expiación inexplicable, que hoy se derrama sobre este lugar.
Ustedes Me llamaron una vez y hoy Yo estoy aquí entre ustedes para darles Mi Paz, Mi Consuelo y Mi Gracia, algo que se vive profundamente en el espíritu de cada ser.
Vengo a darles el descanso, la pacificación de la consciencia y la elevación del espíritu hacia el Gran Portal de Dios, a través de Mi Corazón Vivo.
Quiero que sientan en esta hora la oportunidad de amarme así como Yo los amo, más allá de la imperfección y del error.
Vean a vuestro alrededor en los ojos de sus hermanos el brillo de Mi Espíritu, por las almas que se redimieron por solo decirme "sí". Y es así que aquí Yo estoy para bendecirlos.
Recemos al Padre para que México no pierda la paz y no sea conquistado por las ideas de los hombres tenebrosos.
Es así que primero viene Mi Divina Misericordia para impedir el caos y establecer la paz en todos los corazones que se abren para recibir Mi Luz y Mi Amor. Esto impedirá el desajuste del planeta.
Los invito a vivir los cambios en pacificación. Confíen en lo que les decimos y nunca se desviarán de Mi camino.
Los invito a sentir las cosas en el amor, porque así estarán en la Verdad y sus corazones también serán vivos, vivos en la Fuente de Dios por medio de Su Gloria. Y Su Gloria estará en ustedes y en sus hermanos y Mi Reino cada vez más se aproximará para que Yo pueda retornar pronto y poner fin a muchas cosas.
Quiero que sean felices por estar Conmigo y que ofrezcan cada pequeño sacrificio por la humanidad, para que muchos más que ustedes sean beneficiados por Mi última expiación, que preparará a una parte de la humanidad para Mi segunda venida, cumpliendo así las profecías de Juan.
Sabemos que ese momento se acerca inesperadamente. No se olviden de estar en vigilia. Aléjense de la distracción y no perderán la sabiduría. Los tiempos exigen concentración y vigilancia, para que todos puedan estar resguardados en Mi Espíritu, y a pesar de lo que suceda, sepan qué hacer y dónde estar.
Cuando todo suceda no tengan miedo ni piensen en lo que sucederá. Vivan en Mí y podrán estar en el eterno presente y así actuarán según la Voluntad de Dios, que es simple y amorosa.
Ahora quiero ver en sus rostros una sonrisa por volver a encontrarme y persistir; porque en la persistencia encuentra el triunfo el Plan del Amor en cada una de las almas.
Celebremos esta Comunión en unión a todos los hermanos del planeta, a todos los orantes y espejos que reflejan el Amor de Mi Corazón al mundo.
Sonrían, sonrían a Dios. Él también debe ser consolado por Sus hijos, así Él les derramará la Fuente de Su Providencia y de toda Su Gracia, y muchas almas más serán tocadas por este impulso de Luz.
Ahora adoren Mi Corazón cantándome “Vine a adorarte”.
Y como hace dos mil años, vuelvo a repetir:
Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán Misericordia.
Bienaventurados los mansos de corazón, porque heredarán la tierra prometida.
Bienaventurados los humildes de corazón, porque siempre encontrarán la paz.
Bienaventurados los simples de espíritu, porque siempre verán a Dios.
Bienaventurados los que Me viven, porque siempre Me encontrarán.
Bienaventurados los que Me adoran en el Santísimo Sacramento,
porque los esperaré en el Reino de Dios para llevarlos Conmigo a la Eternidad.
Les agradezco por haberme recibido, por haberme escuchado y por haberme sentido por tan solo un minuto, por haberme alabado, por haberme honrado, porque todo no llegará para Mí sino para el Creador, que es quien los ama desde el principio hasta el fin. Desde lo más pequeño de ustedes hasta lo más grande, Él lo ama todo, porque en Su Amor está la paz y su bendición.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
Que la paz esté en ustedes y sean la paz para el mundo.
Sigan cantando.
Yo Soy ese Corazón que vive por ustedes y en ustedes, cuando Me lo permiten.
Soy ese Corazón que nunca fracasa y que renueva todas las cosas, de tiempo en tiempo, así como Mi Dios lo necesita, para este mundo y el Universo.
Soy ese insondable Corazón que derrama las Gracias en aquellos que más las necesitan y sobre todo en aquellos que se perdieron de Mi Camino de Redención.
Soy ese amoroso Corazón que los congrega y los une al Padre, por medio de este encuentro y en cada oración diaria que es pronunciada por sus corazones.
Así, Yo formo a los apóstoles en el profundo silencio de Mi Espíritu y entrego Mis designios para cada uno, para que los puedan cumplir como están previstos en el Universo.
Hoy, Yo vengo desde un lugar muy lejano de este Universo, lo que ustedes conocen como el Centro del Universo, lo que rige a esta galaxia a nivel espiritual e inmaterial.
Vengo a pronunciar al mundo Mi Gobierno, que es el Gobierno de Dios, que gobierna los mundos, las estrellas y las esferas celestes, en todos los planos.
Vengo con aquellos que hoy viven Conmigo la potestad de Dios, los seres iluminados y resplandecientes que vivifican a Dios eternamente y en alabanza.
Con ese principio, Yo los congrego a todos en Mi Corazón Sacratísimo y vuelvo a encender en sus vidas el propósito que vinieron a cumplir en esta vida y en este planeta, algo que es imborrable en la Consciencia de Dios; porque Él pensó desde el primer momento en cada uno de ustedes, para que se unieran a Él, a través de los tiempos y de las experiencias.
El mal no conoce esto, porque no conoce el amor y le tiene miedo al amor. Cuando el amor está presente entre ustedes y entre las consciencias, todo es invencible porque está Dios.
Así como Yo estoy aquí con ustedes, en omnipresencia y en espíritu, así está Mi Padre con ustedes, a través de Mi Corazón de Luz. Es algo que nunca pueden olvidar, a pesar de lo que suceda en sus vidas y en la humanidad.
Cuando las grandes estructuras de la humanidad comiencen a moverse, nadie podrá sofocarse ni perturbarse. Será el momento en que sus fortalezas estén bien firmes, para que Yo pueda seguir derramando Mis Gracias en aquellos que la merecen en plenitud y en verdad.
Por eso, Yo Soy ese Corazón confiante que se dona a ustedes todo el tiempo, que no mira sus pecados ni sus deudas, sino su filiación con Dios, algo esencial que nunca podrán perder, por nada.
Cuando las almas abren las puertas al mal, se comprometen con la involución y las vidas de esas almas retroceden gradualmente. Así como un ave vuela a la altura de las montañas, el alma cae gradualmente en los abismos.
Y así, junto a Mi Madre y San José, Yo vengo a socorrer a los que deben corresponder al llamado y están perdidos. Pero no podrá ser eso por mucho tiempo, compañeros, porque muchos ejércitos despertarán en los tiempos de emergencia que ya están viviendo. Abran sus ojos y vean lo que sucede en el mundo, día a día.
Sentimos que, para la humanidad, no es suficiente el caos y se aferra al sufrimiento a través de sus decisiones que influyen en las naciones y en los pueblos y atraen la acción furiosa de la Ley de la Naturaleza sobre la humanidad.
Mientras el mundo siga sacrificando a los animales, el mundo sufrirá. Y aquellos que imploren de corazón por Mi Divina Misericordia, así como hoy lo hicieron ustedes, muchas cosas evitarán. Pero no podré evitar, compañeros, lo que la humanidad debe aprender.
Decídanse a ser Mis columnas de luz en este planeta, para que Yo pueda depositar Mis Códigos y reunir a los autoconvocados en el Cenáculo de Mi Corazón.
Será de esa forma, compañeros, que Yo iré llevándolos a vivir el Juicio Universal; les mostraré cómo él está sucediendo en esta humanidad, rápidamente.
Dentro y fuera de los seres se vive el Juicio Universal.
Pero no deben temer a la Justicia de Dios, porque Dios es el Amor vivo y eterno. Son el mundo y la acción de la humanidad que traen la Justicia de Dios. Dios nunca los castigará. Él los corregirá para que puedan caminar en la luz, verdaderamente.
Aquel que se decide, en este último tiempo, a vivir en Mi Corazón Sagrado no perecerá. Pero vivir en Mi Corazón requiere un compromiso y una fidelidad para con Dios. Un acto de consagración que pueden vivir Conmigo, de formas diferentes. Pero esa consagración no puede quebrarse, no puede romperse por nada. Será esa consagración que los protegerá y estarán unidos a Mí cuando Yo ya no esté aquí con ustedes, compañeros.
El mundo, día a día, toma decisiones contrarias a la Leyes de Dios y atrae la deuda impagable que genera la humanidad. Yo necesito que coloquen su consciencia en la consciencia del planeta, que es la casa que Dios escogió para ustedes desde el principio de la Tierra, desde el origen del proyecto del Génesis.
La humanidad siempre se ha desviado del Camino de Dios, a través de los tiempos. Por eso la intercesión divina de Mi Madre ha sido incalculable. Su bondad y amor para con Sus hijos la han hecho persistir, a pesar del sufrimiento generado a los Sagrados Corazones y al Corazón bondadoso de Dios.
El mundo no coloca atención a las heridas que ocasiona al Universo y, sobretodo, al Universo Material: al planeta, a los continentes y a los mares; a la vida animal, vegetal y mineral. ¿Cómo podrían estar presentes, compañeros, en este planeta, si no existieran los Reinos Menores, que les dan el equilibrio y la vida para poder evolucionar?
Si en los otros mundos de este Universo existe la vida, ¿cómo los Reinos no podrían estar aquí? Son imprescindibles para ustedes, para que puedan aprender a sentir a Dios y a vivificarlo por medio de la Creación expresada en este planeta.
Aún las transgresiones son muy graves y la balanza de esta humanidad está en desequilibrio.
Mientras pueda, compañeros, vendré a llamar a los que no Me escuchan aún y ustedes tendrán ese compromiso Conmigo, de darme a conocer a las almas perdidas en los abismos de la superficie de la Tierra.
Mi Madre los amparará en esta tarea.
No necesito que atraigan multitudes, sino corazones verdaderos que quieran vivirme.
Y hoy presento ante ustedes Mi Sagrado Corazón nuevamente, para que vean cuánto amor él tiene por cada uno de ustedes y por los que no Me escuchan.
Mi Pecho explota por no poder derramar tanto amor; el amor que cura, que sana y que vivifica a los corazones en Dios.
Al menos, compañeros, contemplen diariamente un Rayo de Mi Corazón y así, Me agradarán por aquellos que Me niegan.
La negación no es solo en las almas que están en este mundo, sino a veces también en aquellas que están consagradas y que no creen en lo que Yo les digo; pero lo que Yo estoy escribiendo aquí, se cumplirá.
En este lugar perdido del mundo, del Uruguay, quedará la señal de Mi Presencia, evidente para todos.
Cuando pasen los años recordarán y sabrán todo lo que Yo hice aquí, con ustedes. Porque en esos años que vendrán y que llegarán, las cosas estarán más difíciles en el mundo, y deberán recordar Mis Palabras como tesoros de luz, como llaves que abren las puertas a los Cielos, para que puedan socorrer a las almas que caerán aún más en el pecado y en la tentación.
Hoy, vengo a implorar al mundo que tenga piedad y que no se olvide de Dios, porque Él está muy ofendido y Sus lágrimas ya son grandes ríos en el Universo.
Emmanuel implora a Sus hijos por despertar, por consciencia y prontitud. Su Proyecto está en juego por las decisiones de los hombres, de las naciones y de los continentes.
El pueblo de Dios no puede perderse en el desierto, como fue en el pasado; debe encontrar la Tierra prometida que vive en Mi Sagrado Corazón.
Recuerden, compañeros, que Yo Soy la Verdad y la Verdad les traigo para que no estén engañados en este tiempo.
Recuerden que Yo Soy el camino que nunca se cierra y que abre las puertas para que todos puedan entrar, aun cuando Me olvidan muchas veces, sin percibirlo, y se alejan de Mí.
Recuerden compañeros, que Yo Soy la Vida, la Energía y el Principio que los motiva a la renovación y a la unión con todo el Universo, que los acoge en su Misericordia.
Si ustedes, por un momento, desde el Universo vieran a este planeta, llorarían; no por lo que ven, sino por la ignorancia del mundo y por la ceguera de muchos corazones que no aceptan vivir el Amor de Dios, que no lo buscan y que lo rechazan.
Hoy, compañeros, Yo no vengo a evangelizarlos, sino a transmitirles el sentimiento de Dios, desde lo profundo de Su Corazón, desde la Consciencia de Emmanuel, el Padre que los escucha y los ama.
Si a los que Yo he convocado a servirme en este tiempo no se unen, ¿cómo se cumplirá Mi Proyecto? Dejen para atrás sus ideas y sentimientos, sus divisiones e incomprensiones, de los unos para con los otros.
Amen, así como Yo los amo todo el tiempo.
No rechacen lo que Yo les digo y vívanlo con determinación y valentía, así podré enviar a los ángeles para que los ayuden, en el invisible silencio de su santa presencia.
Yo vengo a depositar en cada uno un tesoro incalculable, del que deberán dar cuenta en el tiempo final, compañeros. Porque para que Yo esté aquí, entre ustedes, y los haya llamado, muchas cosas tuvieron que suceder en el Universo.
Aporten al Plan lo que el Plan necesita y no retengan más las cosas.
Todo lo que tienen es de Dios y del Universo.
Al Universo volverán desnudos, sin ninguna posesión, ni ninguna propiedad.
Al final, quien esté despierto comprenderá lo que digo y lo que repito hace 2000 años.
La última oferta que tengo para el mundo es Mi Sagrado Corazón, pero aún no todos han entrado en Él, en confianza y sin miedo.
Yo no les pediré cosas imposibles, conozco sus flaquezas y sus caídas, porque Yo he estado a su lado, caminando en las márgenes de los abismos, para que no pudieran caer.
No conocen el mal. Con el mal no se juega ni se compromete.
Su unión está en el Amor de Dios y en la hermandad que ofrece el Universo todos los días, para que los soles puedan brillar en este último ciclo.
Y a través de Mis Palabras, los coloco sobre Mi Pecho, para que puedan sentir el latir perpetuo de Mi Corazón, que late por cada uno de ustedes.
Fue ese Corazón que sufrió por ustedes en la Pasión y en la Cruz.
Fue ese corazón humano de Jesús el que conoció la condición humana y la ignorancia del mundo, la negación, el rechazo y la omisión de los corazones.
Pero el Amor de Dios era tan grande en Mí, compañeros, que todo Yo lo pude superar, porque confié en el Amor de Mi Padre y no Me aferré a las pruebas que Él Me colocaba.
Un verdadero cristo del nuevo tiempo, se entrega al Universo en confianza y cree, viviendo Su fe.
Sean Cristos de Mi Corazón y no teman serlo.
La persecución no ha terminado y el mundo deberá purificarse; pero en el fin de los tiempos, cuando estén Conmigo, Me conocerán cara a cara, así como una vez Me conocieron en Tierra Santa, lo que los ha traído aquí para servirme.
Sean pescadores de Mi Proyecto y lancen las redes en oración, para que las almas se puedan salvar y sean retiradas de los abismos de su consciencia y entren en la gran barca de Mi Corazón, para vivir la paz.
A través de Mí y de Mi Corazón Mi Padre les habla y en este suelo sagrado deposita Su confianza en los que se autoconvocaron para cumplir con Su Voluntad.
Si Yo vengo del Cielo, también es el Cielo el que los abraza y los eleva, en consciencia y amor, al Corazón del Padre.
Los sellos del Apocalipsis se abrieron y oremos para que en el mundo todo sea más leve y las almas encuentren a Dios y a Mi Sagrado Corazón.
Santísimo Corazón de Cristo
convierte nuestros corazones en llamas sagradas
de Tu Divina Misericordia
para que Tu Faz se funda sobre el gran corazón humano.
Que el venidero descenso de Tu Gloria celestial
redima a todas las consciencias,
en honor y en gloria al Padre Celestial.
Amén. (x3)
Para que los catorce coros celestiales que hoy he congregado aquí derramen sus gracias, pido que escuchen el campanario por catorce veces, en unión y alabanza a cada uno de los catorce coros; en representación del Arcángel Miguel, del Arcángel Gabriel y del Arcángel Rafael. Escuchamos desde el Universo.
En este momento hagan su oferta a Dios, al Altísimo, en el silencio de sus corazones y en unión a los catorce coros.
Mi Dios, yo creo en Ti...
Quisiera que esta oración del Ángel de la Paz fuera repetida al final del Misterio por las Naciones, durante siete veces, para que el Ángel de la Paz también pueda interceder por los ángeles de cada nación y de cada pueblo.
Recuerden responder al llamado de María, pues su Madre también los necesita para realizar la gran Obra de Dios, en estos tiempos.
Los catorce coros celestiales que hoy he traído aquí, a Aurora, para cada uno de los corazones que participa de este encuentro, son los coros que cantan eternamente a Dios, desde antes que ustedes existieran, como esencias.
Piensen entonces, compañeros, por un instante, cómo el canto, la voz y el verbo sagrado es perpetuo en estas consciencias angélicas, desde eones de tiempo.
Son los que construyen los Universos con la voz y los que forman las melodías y armonías, para todas las galaxias.
Son los que atraen las corrientes de Dios para los universos y alimentan el espíritu de la consciencia a través del Amor del Padre, de Emmanuel.
En unión a ellos, compañeros, y al Sagrado Corazón de su Rey, cantaremos el Kodoish melódico, para traer la Gracia de Dios a este planeta, en aquellos que se abren para recibirla, en esta última hora.
Kodoish...
Y ahora, compañeros, entrego para ustedes el bálsamo de Mi Amor y de Mi Compasión por el mundo, por todas las almas consecuentes con Mi Corazón Misericordioso y con Mi Obra Redentora.
En unión a los catorce coros celestiales y a Mi Espíritu Divino de Amor y de Verdad, oremos:
Abbun debashmaia...
(Padre Nuestro en arameo)
Y hoy Me podré ir de aquí con la alegría de que oraron de verdad a Mi Corazón Misericordioso, implorando por este pueblo y por toda esta región del Sur de América, para que triunfen y tengan victoria los Sagrados Corazones de María, de San José y de Jesús.
En el nombre del Padre del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Y ahora canten al Arcángel Rafael, que es la aurora que amanece en los corazones que despiertan.
Vayan en paz.
Abran sus ojos al Universo y véanme venir entre las nubes.
Yo Soy el Hermano, Soy el Hijo de Dios, Aquel que sentado a la mesa con ustedes compartió el pan y el vino, para dar testimonio al mundo de la vida crística.
Hoy también provengo de un lugar en el mundo donde hay mucho dolor, donde no hay sosiego ni calma. Pero hoy también les traigo el Reino de los Cielos para que lo compartan con sus hermanos y con todos los que vendrán después de ustedes cuando pasen muchos años y esté escrito en el corazón de Mis siervos todo lo que Yo hice aquí, cuanto los invité a transformarse y a vivir en Mi Paz.
Pues quien Me sigue vive desafíos y pruebas, pero al fin alcanzará la vida eterna, la unión eterna con Dios y con Sus mundos sublimes.
Pero no dejo de observarlos y de mirarlos con Mis Ojos de bondad, de regocijo y de calma.
A pesar de lo que veo en el mundo, confío en los que Me siguen, en aquellos que son fieles a Mis designios, en la simplicidad de la vida, en la caridad de las cosas, en la entrega absoluta del alma al Reino de Dios.
No busco guerreros sino almas valientes, que se animen a dar testimonio de Mi Presencia en el corazón de todos, porque Yo provengo del Amor y el Amor está en todas las cosas.
Si el amor está en ustedes, los demás lo pueden ver y si los demás pueden verlo, también lo podrán sentir, y ese amor los unirá y no dejará que las barreras de la condición humana, del falso poder y de la conquista no verdadera, los separen.
Yo les enseñé con Mi Camino, el camino del amor; el amor que persiste, el amor que es constante, el amor que vive por los demás y que se expresa en la humildad de las cosas. Ese es el amor que ahora le falta al mundo y ustedes deben vivirlo.
Así como Yo se lo enseñé a los apóstoles, también hoy se lo enseño a ustedes.
No importa cuánto caigan a Mi lado, lo que importa es que vivan en Mi Amor, en Mi Amor confiante, cristalino y puro.
Si hoy Yo estoy aquí, no es por casualidad. Yo vengo a buscar algo que aún la humanidad tiene en su interior, para que no se pierda. Vengo a instituir una Ley que proviene del Reino de Mi Padre y que los salvará a todos en esta hora crucial.
Como les dije en el principio, vengo de un lugar donde hay mucho dolor y en donde la cura aún no es suficiente, porque los curadores no son la mayoría; los que curan con el corazón, con el amor, con la caridad.
Pero si sus oraciones fueran persistentes, así como las oraciones de todos los hermanos que hoy Me escuchan con sinceridad en los cuatro puntos de este planeta, pronto el mal se extirpará y la humanidad será reconstruida por la verdad y no destruida por la guerra.
Pero en la hora más tenebrosa que el mundo está cruzando, necesito que sus corazones no se apaguen, sino que reafirmen todos los días la vivencia de ese amor, la vivencia de ese amor que los mueve, que los impulsa para concretar las metas, así como se mueve el Universo.
En ese lugar, desde donde hoy provengo, existe el sufrimiento, la pena de muerte, el martirio y la desolación.
Vengo desde el lugar donde una vez Yo estuve entre ustedes y les prediqué el Reino de Dios, para que todas las almas a través de Mi Pasión, de Mi Muerte y de Mi Resurrección, pudieran encontrarme a través de los tiempos.
Yo vengo de Medio Oriente, donde aún la batalla no ha terminado y esa batalla ya no es solo material, sino espiritual.
Mis ángeles resplandecientes trabajan día y noche para salvar a las almas y los Sagrados Corazones se comprometieron a dar Su último Suspiro hasta que la última alma esté entre Nuestros Brazos para poder resucitar, en el Reino de los Cielos y en la nueva vida espiritual que Nosotros les donamos con todo Nuestro Amor.
Así, compañeros de toda la humanidad, hijos orantes, escuchadores de Mi Palabra redentora y de Mi pulso de Amor crístico, no se detengan. Oren, adoren, comulguen, perdonen y amen. Eso es lo único que pido para este momento crucial y eso es lo único que puedo hacer por ustedes hasta antes de Mi retorno al mundo.
Cuando Yo regrese en Gloria entre las nubes, los soles y las estrellas, nada quedará como está. La Tierra será dividida en dos partes, oriente y occidente. La paja será separada del trigo y nada nunca más será igual para aquellos que hayan tenido fe plena, hasta los últimos días de los tiempos finales.
Hoy vengo a abrir sus ojos hacia el Universo, los ojos de sus almas y de sus corazones, porque es hacia el único lugar donde podrán mirar, entre tanta oscuridad planetaria.
Aún existen lugares en el mundo que son refugios de oración, son núcleos de Luz para las almas y eso también es lo que no se pueda apagar por la acción de nadie.
Necesito que sus corazones todo el tiempo estén en Mi Corazón para que sientan lo que es verdadero y lo que es falso.
Vengo a establecer en esta hora un propósito infinito, un camino para Mis seguidores, camino que aún estará lleno de pruebas y de desafíos, porque ustedes han firmado ese compromiso Conmigo en tiempos pasados y ahora es hora de responder.
Se verán cosas increíbles, pero también tenebrosas. Ese será el momento para que sus corazones sean misericordiosos, pacificadores. Será el momento donde el temor deberá ser transformado en luz, el terror en amor y el miedo en alegría.
Aunque no lo crean, es posible.
No dejo de mirar en los desiertos de Medio Oriente a aquellos que se cansan por tanto caminar, por no poder sobrevivir, por el hambre y la sed, por la enfermedad y por la angustia.
A todos ellos acudimos y rescatamos en el plano en el cual podemos trabajar con todas las almas. Pero, compañeros, hay una parte que le corresponde a la humanidad, es la humanidad que lo debe hacer y aún no es la mayoría, porque están muy dormidos y no han despertado al llamado de Dios.
Pero el reloj ya pasó de su tiempo y las realidades se aproximan cada vez más hacia este planeta.
Por eso el refugio para todos será Nuestros Sagrados Corazones. La fraternidad y la fe entre las almas los hará invencibles, no por sentirse orgullosos o seguros, sino por ser verdaderos y simples ante los ojos de Dios.
Nadie perderá la oportunidad de despertar. Compañeros, por eso no se preocupen, Dios ya lo tiene previsto desde el principio para cada uno de los corazones de la Tierra.
Pero el mundo no conoce la purificación y sabemos que le teme.
Pero si sus corazones hacen lo que Yo les pido, se purificarán y no perderán la confianza, no estarán escasos de amor ni tampoco de humildad, porque Yo los mantendré unidos a Mi Padre a través de Mis Manos, que hoy se ofrecen a ustedes para tocar sus rostros, mirarlos a los ojos y decirle a cada uno:
"Sigue, confía en Mí, nunca te fallaré. Si Yo morí por ti ¿por qué tú no morirías por Mí? ¿Acaso temes lo que Yo te pido?"
"Suelta tu inseguridad y abraza Mi Plenitud, siente Mi Amor, siente Mi Corazón y serás pleno en todas las cosas. Si Yo Soy el Amor pulsante del Universo, ¿por qué no te arriesgas a estar en Mí y Yo en ti?"
"Espero hace tanto tiempo que así lo hagas y seas Mi siervo, Mi apóstol del tiempo final, porque en la última hora, cuando tu vida expira, querrás morir en Mis Brazos y nacer a la Vida Eterna que se vive en el paraíso y donde siempre es eterno presente. Recibe Mi llamado con compasión, y abraza Mi convocatoria."
"Escucha el corazón de tu Maestro y no pierdas tus fuerzas, porque las fuerzas eternas Yo te las daré. No saldrán de ti."
"Si el Hijo vive en Su Padre Eterno, el Padre Eterno vive en Su hijo y Sus criaturas viven en el Corazón del Redentor. Y si Sus criaturas viven el Corazón de su Maestro, todo estará hecho para estos tiempos."
Despierto apóstoles para que sirvan en la transición planetaria, despierto almas para que oren Conmigo y no se cansen de hacerlo.
Si Yo estoy aquí es porque los amo y porque los conozco desde el principio hasta el fin.
Mi gratitud infinita a los misioneros en Turquía, porque han visto Mi Rostro más de dos veces, en los rostros y en los corazones desesperados que buscan la Luz para encontrar la Paz.
Yo he pasado cerca de ellos muchas veces en esta misión y de muchas formas Me he presentado para que Me reconocieran: en el enfermo, en la soledad del niño, en la desesperación de una madre, en la aflicción del anciano, en la desolación de los hombres y Me he llenado, Me he llenado con el amor de cada uno de los misioneros, porque hasta ahora han confiado en todo lo que Mi Madre les ha dicho, palabra por palabra.
Quiero glorificar sus espíritus y quiero que vean en ellos, en cada uno de los misioneros, la glorificación del alma y del espíritu que sirve a Dios en plenitud y en verdad, sin tiempo y sin hora.
Ustedes, compañeros, también pueden hacerlo; pueden vivificar sus espíritus de la noche a la mañana y en cada nuevo amanecer.
La esencia de toda esta Obra es el Amor en todo lo que se hace. Eso salvará al mundo, al menos a una parte de la humanidad y así, Yo podré decir que Me han comprendido a lo largo de estos últimos tiempos, que han compartido Conmigo en la convocatoria a la redención.
Bajo los Rayos Luminosos de Mi Gracia, Yo bendigo a todos los misioneros que en la fe entregan su vida por Mí y por las almas, con la autoridad y la Gloria del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Asociación María
Fundada en diciembre de 2012, a pedido de la Virgen María, Asociación María, Madre de la Divina Concepción es una asociación religiosa, sin vínculos con ninguna religión institucionalizada, de carácter filosófico-espiritual, ecuménico, humanitario, benéfico, cultural, que ampara a todas las actividades indicadas a través de la instrucción transmitida por Cristo Jesús, la Virgen María y San José. Leer más