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Mis queridos hijos:
Como Madre Naturaleza y Madre de la Vida, hoy desciendo con la Luz de Dios sobre esta sagrada sierra para volver a encontrarme con Mis hijos de esta humanidad.
Vengo en este día a auxiliar y a socorrer a todos los hijos Míos que en este tiempo sufren y padecen sus purificaciones y pruebas, enfrentando de la noche a la mañana situaciones inesperadas que cambian el destino de la vida de muchas personas.
Pero quisiera decirles, Mis hijos, que eso no significa que Dios esté lejos del sufrimiento o de la enfermedad. Él está más cerca de lo que parece y sufre junto con todos los enfermos y necesitados a través de Su Hijo, Jesucristo, que también sufre junto con los Hijos del Padre.
Este es el tiempo de tener que aceptar, pero también es el tiempo de tener que reconocer los aprendizajes de la vida, teniendo presente que cada momento es una sagrada oportunidad de crecimiento interior para todos.
Cada alma, en este ciclo final, vivirá lo que más necesita aprender, a fin de que en cada hijo Mío nazca y emerja el amor crístico, que le permitirá comprender la vida en su esencia profunda.
Como Sagrados Corazones, antes de Nuestro recogimiento, vemos cómo la humanidad no está preparada para el fin del tiempo. Por eso, la Jerarquía Espiritual dedica cada momento y cada encuentro para auxiliar en todas las situaciones posibles.
Que, en este momento tan turbulento y hostil del planeta, ustedes aprendan a perpetuar la luz de la oración y no pierdan la oportunidad de orar, de pedir Mis Gracias y de interceder por todas las causas, por todas las situaciones y por todos sus hermanos; porque en este tiempo solo bastará orar, pero orar de corazón.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre, la Virgen María, Rosa de la Paz y Madre de todos los enfermos de cuerpo y de espíritu
Queridos hijos:
Vengo, en este día, como Madre de la vida de los océanos, para que la humanidad escuche el grito de los océanos, para que el ser humano de superficie se sensibilice y abandone la fría indiferencia.
Vengo como la voz de los océanos, para que sea escuchada, para que Mis hijos oren por uno de los recursos que está en riesgo en todo el planeta.
Oremos, hijos, para que la contaminación ya no sea la amenaza de toda la vida marina.
Oremos para que no se derrame más petróleo en los océanos, para que la sangre de las entrañas del planeta no sea más extraída para el beneficio de los de siempre.
Oremos por la vida de los océanos.
Oremos para que la vida de los océanos ya no sea el cementerio humano más grande de la historia y para que las naciones se comprometan a ayudar en el rescate de la vida de los refugiados.
Queridos hijos, este es el doloroso escenario de los océanos, es el fiel testigo de la inconsciencia de la humanidad y, sobre todo, de la falta de sentido común y de discernimiento.
Yo les pido, más que nunca, que hagan algo por los océanos y que la mayoría no se quede observando cómo se autodestruye la vida que el universo les concedió.
Es hora de tomar consciencia, queridos hijos, porque ya no hay tiempo, y después no habrá posibilidades de que se lamenten.
Oremos por la crueldad que sufren los océanos y todos los seres marinos, para que el sufrimiento, que es provocado por la mano sangrienta del hombre de hoy, no quede impune, y esto no retorne a la humanidad a través de más desaparecidos en los mares, o en la sequía inexplicable de grandes reservas de agua dulce del mundo.
No perjudiquen más a los océanos. Hoy, ellos gritan a través de la voz de la Madre Naturaleza.
Comiencen a hacer algo primero en ustedes mismos. Les estaré muy agradecida a todos aquellos que alivien el dolor silencioso de los océanos.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre, la Virgen María, Rosa de la Paz y Madre de los Océanos
Siente la brisa en tu rostro y la caricia del viento en tu faz, son las palabras dulces de la Madre de Dios.
Siente la firmeza de la tierra y contempla las entrañas más profundas del suelo, es la Madre Tierra expresando Su Amor incondicional.
Deja que el agua lave tu cuerpo y purifique todas las heridas internas, es la Señora de las Aguas, casta, pura y límpida.
Contempla el fuego robusto, fuerte, que ilumina los espacios, es la llama encendida del Corazón de la Madre Divina.
Estos son los elementos de la Madre Naturaleza, la que sufre al igual que sufren Sus hijos de la Tierra; que clama como claman los seres de esta humanidad.
He aquí la Madre Naturaleza que agoniza, silenciosa e imperceptible, al lado de Sus hijos; que espera la piedad de los hombres, para que en estos tiempos críticos la Creación, como un todo, se pueda regenerar.
¡Les agradezco por tomar consciencia de esto!
Los bendice,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Asociación María
Fundada en diciembre de 2012, a pedido de la Virgen María, Asociación María, Madre de la Divina Concepción es una asociación religiosa, sin vínculos con ninguna religión institucionalizada, de carácter filosófico-espiritual, ecuménico, humanitario, benéfico, cultural, que ampara a todas las actividades indicadas a través de la instrucción transmitida por Cristo Jesús, la Virgen María y San José. Leer más