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Queridos hijos Míos:
Que en vuestro tiempo de purificación solo exista el motivo de servir a Dios y a Su Plan universal por encima de ustedes mismos.
Hoy los invito, pequeños Míos, a ver los brotes que dieron las semillas de luz crística que con tanto amor y esfuerzo fueron colocadas en el tabernáculo de vuestros corazones.
No dejen de mirar la grandeza y la transformación que Mi Hijo ha realizado en ustedes. Con espíritu de fe y determinación vivan el ciclo de vuestra purificación, ofreciendo al Padre Eterno todos vuestros dolores e incomodidades por aquellas almas que están aquí en la Tierra y que no se dignan siquiera mirar a Dios ni recordarlo como algo primordial para este tiempo.
Por eso les digo, hijos Míos, compadézcanse de aquellos corazones que, sometidos por el lujo y la modernidad, pierden el camino que los lleva a creer en Dios. Dios Padre les confía ciertas pruebas para que, entregándolas a Su Corazón de Amor vivo, el mundo pueda ser nuevamente aliviado.
Aquellos corazones que no escuchen a la Madre Celeste solo les restará vivir y padecer el resultado de sus propias elecciones de vida.
Hijos, el camino es único, ya no existen dos; es con Cristo o es en contra de Su Voluntad Mayor. Sean para este ciclo portadores de la Gracia, representen el nuevo apostolado redentor de Mi Hijo y den testimonio de Su próxima y segunda venida al mundo.
Con vuestros pequeños espíritus en lo más alto del Cielo, hoy reciban hijos la consolación y la paz de vivir vuestra purificación como una oferta de constante sacrificio y reparación. No se cansen antes del esperado tiempo, el Cielo espera por vuestra madurez y redención para que el Reino de Dios al menos se establezca en las almas transformadas por Cristo.
En la paz encontrarán las fuerzas internas para enfrentar el término de un tiempo destruido y deteriorado por la consciencia de la humanidad.
Ustedes Mis queridos, volviéndose apóstoles de Mi Hijo y profesando vuestra constante fe, alcanzarán la Gracia de siempre tenerme a vuestro lado, hasta en los momentos de mayor tribulación.
Les agradezco por responder a Mi llamado.
Los protege vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Queridos hijos:
Con amor materno hoy les derramo el calor confortador de Mi Inmaculado Corazón para que, renovados por el principio purísimo de Mi Concepción Divina, todas vuestras vidas algún día alcancen el reflejo de Mi consagración.
Pero ya llegó la hora de vuestra rendición; vayan sin demora y póstrense a los pies de la Cruz; Mi Hijo, que sigue siendo martirizado, les entregará el poder de Su fortaleza interior, para que en el final de los tiempos se arriesguen a vivir el sagrado apostolado del amor.
Sin amor, no será posible la redención de la humanidad. Replanteen en vuestras consciencias el camino que escogieron vivir, cerca de Mi Corazón o lejos y distantes del cumplimiento de Mis pedidos.
Con la valentía y la fuerza interior que les da la oración del corazón, anímense a destituir de vuestras vidas la gratificación por medio del buen vivir o la comodidad. Es la comodidad y la vida sofisticada lo que ha llevado, al mundo entero, a alejarse de la fuente del amor y de la caridad.
Por eso, hijos, sirvan sin demora, Dios no los abandonará. La hora de vuestra purificación ha llegado, no teman ser aquello que nunca fueron; sean portadores de Mi Espíritu Inmaculado y así Me ayudarán a cumplir con los sagrados designios del Creador.
Mientras el mundo está convencido de lo que vive y de lo que la vida material ofrece para las pobres almas pecadoras, Yo los llamo a buscar la felicidad interior en el sacrificio y en la entrega absoluta a Mi Amado Hijo Jesús.
Si alguien respondiera a Mis humildes pedidos, será para Dios la prueba evidente de que este proyecto original sirve de algo para toda la Creación.
No se engañen con vuestras ilusiones, fijen vuestras miradas en la Pasión del Señor y estarán a salvo de las falsas ofertas, de vivir la propia realización distante de la Voluntad del Altísimo.
Nacieron para amar. Viven para perdonar. Trabajan para servir permanentemente.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los ama,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Queridos hijos:
Para que el mundo pueda dar un paso hacia el Reino de Dios y salir de la situación en que vive, es necesario que los corazones que en él habitan decidan entregarse definitivamente al Creador.
Para que la victoria de la Luz Divina sea una realidad en este mundo, es necesario que los corazones humanos eleven al Cielo un pedido de Misericordia y que sean consecuentes con sus aspiraciones.
Mis queridos, ya hay bastante lamentación en este mundo. Muchos ya están conformes con el sufrimiento que viven y otros se entregan a la oscuridad sin percibirlo y no encuentran la fuerza para abrir los ojos.
Vengo al mundo buscando almas que acepten vivir el despertar. Almas que ya no quieran vivir alimentadas por la oscuridad, sino que deseen ardientemente abrir las puertas y las ventanas de sus vidas para que ingrese la Luz Divina.
Hoy vengo a pedirles que no vivan más en las comodidades que este mundo les ofrece, sino que abracen el sacrificio, el esfuerzo permanente para ingresar como humanidad en el Reino de Dios.
Mis amados, si pudieran ver el mundo como Yo lo veo, comprenderían definitivamente que son tiempos de emergencia y estarían ávidos por salir del punto en el que están y tornarse sagrados instrumentos de Dios, fieles soldados de Su ejército de Paz.
Queridos hijos, no lamenten los acontecimientos del mundo, no lloren sus propios dolores o los dolores ajenos, más bien levántense de donde están, transformados por la Gracia de Mi presencia y ¡actúen! Vivan para transformar esos acontecimientos maléficos, porque así, como todo lo que sucede en el mundo es consecuencia de las acciones humanas, también la reversión de esos hechos es responsabilidad de la humanidad.
Muchas veces transmití a los corazones de Mis hijos, secretos que pueden, un día, volverse realidad. Profecías que hablan de la Justicia de Dios que se aproxima al mundo. No lo digo para causar temor en los corazones; no los quiero amenazar, quiero despertarlos y que se vuelvan conscientes de lo que ocurre en este mundo que vuestros ojos no pueden ver o que vuestros corazones no les permiten sentir la gravedad de estos tiempos.
Hablo a todos los que Me escuchan, porque cada uno, en un grado diferente, necesita despertar para la realidad de esta vida. Necesito soldados cada vez más conscientes del propósito que se debe manifestar. ¡Despierten! ¡Despierten cada día un poco más!
Mis queridos, si todos los días ofertaran al Creador un pequeño sacrificio, un pequeño esfuerzo en pro del despertar de la humanidad, colaborarían para que el sufrimiento de este mundo fuera aliviado.
Mediten en Mis palabras, ellas nunca llegan al mundo en vano. Cada una de las frases que pronuncio guardan en sí un propósito mayor. Aquel que las sepa escuchar, podrá recibir todo lo que Dios entrega al mundo a través de Sus Mensajeros.
Sean fuertes y decididos, humildes y servidores. Sean incansables, como Aquellos que descienden del Cielo para rescatar a la humanidad.
Son tiempos de urgencia, son tiempos de despertar definitivamente.
Yo los amo y les agradezco por estar hoy respondiendo a Mi Llamado, aunque no lo sepan.
María, Madre y Reina de la Paz, la portadora del despertar de esta humanidad
Hace treinta y tres años Yo llegué al mundo a través de Medjugorje como la Reina de la Paz, para difundir el llamado por la paz y el amor universal de Dios entre las naciones.
Hoy, en el sagrado aniversario de Mis Apariciones en Medjugorje, Bosnia-Hercegovina, Yo les anuncio que Mi Corazón Inmaculado agradece a todos los hijos que despertaron a Mi llamado maternal y agradezco a todos los que trabajan para difundir Mi llamado en Medjugorje como en América del Sur. Así, Yo deseo demostrar al mundo que Mi Consciencia Mariana es omnipresente y misericordiosa, ella le trae la posibilidad de liberarse del mal que ahoga a los corazones y que apaga la luz en las almas.
Queridos hijos, que hoy sea un día de celebración y de gracias al Padre Eterno y a Jesucristo por haber permitido que, una vez más, Yo los salvara e intercediera por vuestras almas, que son tesoros divinos para el Señor y pureza inmaterial para el Universo Celestial.
En este día, en el que se cumplen treinta y tres años de Apariciones en Medjugorje, Mi mensaje principal es llamarlos nuevamente a la oración.
Por todas las plegarias, oraciones, ayunos y ofrendas de amor por parte de Mis queridos hijos, vuestro planeta sagrado aún puede permanecer en el Gran Proyecto de Dios; la humanidad, principalmente, está siendo considerada ante el universo como un proyecto rescatable, lo que antes era imposible debido a los graves ultrajes cometidos.
Que en comunión con Mi Hijo, Mis amados, la Luz del Espíritu Santo pueda abrir y expandir vuestras consciencias, así serán dignos de recibir el Reino de Dios en vuestras moradas.
Hijos Míos, continúen caminando en la ley del esfuerzo y del sacrificio por aquellos que no lo hacen y por los que no quieren ver a Dios en sus corazones.
En un próximo día, el Señor demostrará al mundo Su Misericordia y Su Piedad; cuando la humanidad, la despierta como la que está dormida, vea llegar entre las nubes, los soles y las estrellas la gloriosa presencia de Cristo Redentor.
Ahora, que después de tantas Gracias e Instrucciones están más maduros, Yo les pido que abran más vuestros corazones para poder reconocer la Voluntad del Señor, así darán testimonio vivo para los que no viven en Cristo, el Salvador.
Hoy es un día de Gloria, de Adoración y de Comunión, es un día de alegría y regocijo.
Oración de la Virgen María con motivo de los 33 años de
Sus Apariciones en Medjugorje
Una Estrella de Luz brilló sobre la colina,
era la presencia de la Reina de la Paz.
Un legado eterno fue entregado a Sus hijos,
era la instrucción de buscar la paz del corazón.
Redenciones y conversiones se derramaron como Gracias,
era el rayo de la Reconciliación con el Reino de Dios.
Un puente de luz se elevó desde la Tierra,
eran las oraciones de Sus Hijos,
los que clamaban por una Nueva Humanidad.
La respuesta de unos pocos,
se volvió la Gracia para muchos,
era el Amor y la intercesión de la Señora de la Paz.
Una comunión profunda,
proclamó la Gran Alteza Universal,
la Soberana Reina de la Paz,
unió nuevamente a los corazones con el Rey del Amor.
Y por mucho tiempo el Cielo tocó la Tierra,
era la unidad de todos Sus hijos con el Padre Celestial.
¡Salve, Madre del Amor!,
¡Salve, Reina de la Paz!
Las estrellas de Tu Corona
ahora y siempre
iluminan nuestro caminar.
Amén
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Bendiciones y Paz para todos Mis hijos de Sorocaba.
Vuestra Madre María, Reina de la Paz
Hoy, Mi manto se expande por el mundo, acogiendo a todos los desamparados de espíritu y de corazón. El rayo de la hermandad que nace en Mi pecho se irradia a los que les falta amor y madura, en el corazón de los que caminan, la llama de la fraternidad y de la unidad con los seres entre sí, con los reinos de la naturaleza y con Dios.
Hijos Míos, como Reina de la hermandad, les traigo la Paz de Mi Reino y deposito en vuestros corazones la hermandad de la que tanto carece el mundo.
Un corazón que vive en Hermandad, es aquel que sabe reconocer la necesidad en las situaciones de la vida y las suple con sus acciones y con su más pura intención.
Un corazón que pulsa en el ritmo de la Hermandad Universal, es aquel que supera el cansancio y descubre el amor al sacrificio cuando está delante de la necesidad del prójimo.
La Hermandad nace en el descubrimiento de lo Divino en cada ser. La Hermandad ilumina los ojos que no pueden ver la presencia de Mi Hijo en cada corazón.
La Hermandad crece y madura en los seres que aspiran amar al prójimo sobre todas las cosas y descubren, en el servicio a los hermanos, el alimento de su alma.
En la Hermandad está la llave para ingresar a una vida superior. Si buscan amar al prójimo y servirlo encontrarán la puerta que los llevará al reino de la Hermandad. Si comienzan por ser fraternos y compañeros, en este mundo, un día alcanzarán méritos para conocer la Hermandad superior y universal.
Hijos Míos, hoy les traigo el Reino de la Hermandad para que se plasme en vuestros corazones la aspiración permanente e inextinguible de servir al prójimo y amarlo, construyendo en el mundo la nueva vida y atrayendo hacia los seres la fraternidad que se vive en el Universo de Dios.
Deposito en vuestros corazones una nueva semilla que cada una de sus almas deberá cultivar a través de la búsqueda permanente y de la perseverancia en vivir la hermandad y la fraternidad entre los seres. Esto se alcanzará cuando reconozcan el Plan perfecto de Dios para cada alma hermana; cuando reconozcan la esencia cristalina que brilla en el centro de cada ser y que fue creada por manos divinas para manifestar en el universo un principio de amor y de unidad.
Hijos Míos, hoy a pedido de Dios les presento una nueva faz de Mi Reino que les muestra el arquetipo de la vida que todos los mundos deben manifestar.
Ya es tiempo de despertar a lo nuevo y dejar que lo viejo se borre de vuestros corazones. No teman descubrir nuevos seres en ustedes mismos, porque todo lo que necesitan para dar ese salto ya está disponible delante de vuestros ojos y de vuestros espíritus. Solo abran los brazos y el corazón y reciban con amor la oferta que se les entrega.
Yo Soy la reina de la Hermandad, la siempre Virgen y Bienaventurada Madre de Cristo y de todos los seres. De Mi vientre provienen todas las cosas, porque así se lo concedió el Señor a Su Sierva Universal.
Mis amados, hoy los acojo en Mis brazos maternales y los recibo con amor en Mi Reino de Hermandad, para que a través del “sí”de quienes representan a la humanidad, poco a poco una nueva vida pueda surgir sobre la Tierra, para que sea concedido al mundo un tiempo mayor de paz.
Los amo y les agradezco siempre.
María, Madre y Reina de la Hermandad
Benditos sean los que reúnen sus fuerzas para estar Conmigo en estos tiempos, los que se esfuerzan por superar, día a día, los límites que el mundo y el propio cuerpo les imponen.
Hijos Míos: estoy con ustedes para enseñarles a vivir los últimos tiempos y para que traspasen este umbral con valentía y paz en el corazón.
Por eso cada día les pido un esfuerzo más, y al mismo tiempo que los conduzco por un camino de sacrificios, los acompaño paso a paso, irradiando la Paz que nace en Mi Corazón y que se expande por el mundo.
De esta forma, abren un espacio para que Yo esté presente en vuestras vidas; aún cuando estén colocando lo mejor de ustedes, nunca les faltará paz y fortaleza para ofrecer siempre más.
Hoy les digo que cuando les pido algo aparentemente inalcanzable, es para mostrarles a ustedes mismos, que son capaces de hacer mucho más de lo que hacen hoy.
Cada día que pasa les pediré un poco más y les haré donar de sí mismos aquello que no sabían que tenían. Poco a poco percibirán que lo imposible se volvió simple y lo inalcanzable despunta en el horizonte.
Cuando llegue la hora de cruzar el umbral de una nueva raza, muchos estarán en la plenitud de la raza humana, como Dios la idealizó en el Universo.
Solo quiero que sean simples y maleables como el agua, que sean verdaderos y puros en sus acciones, así las Manos Creadoras podrán actuar en sus vidas y en sus consciencias.
Aquellos que Me dijeron sí, que se renueven cada día en este sí y que cuiden de no poner condiciones en su entrega. Si estuvieran atentos a lo que les digo hoy, verán que todavía Me dicen no, muchas veces, creyendo que están profundizando en esta entrega.
Al despertarse y al dormirse, renueven su adhesión al Plan Divino. Si hoy están cansados, prepárense, Mis queridos, porque no conocen nada de lo que tengo para cada uno de ustedes. Mas no teman, porque los preparo a medida que les ofrezco nuevos sacrificios y no colocaré piedras en sus caminos que no sean capaces de pisar.
Quiero agradecerles en este día el Amor con que Me recibieron en esta ciudad al decirles, hace mucho, que esperaba llegar a este lugar y despertar a aquellos que se comprometieron Conmigo hace tanto tiempo.
Vengan queridos, vengan a Mi encuentro, porque Mis brazos los esperan y el Señor los espera para el retorno en redención a la Morada Celestial.
Yo los amo y los acojo en Mi manto.
Les agradezco la respuesta a Mi Llamado,
María, Su Madre y Reina de la Paz
Que no se aflija más tu pequeño corazón por todo aquello que aún está por ser construido en tu interior.
El Señor del Universo, el Gran Arquitecto del Infinito, ya diseñó para la Tierra la construcción perfecta que debe ser edificada en el interior de cada ser y, si ustedes dicen sí, los constructores universales, que son los ángeles y los arcángeles, llegaran a sus vidas para transformar lo viejo y reconstruir aquello que debe ser renovado.
Hoy, con alegría, llegó a esta, Mi casa, la Nueva Tierra, para que en ella pueda crecer el arquetipo de la nueva vida.
Hijos Míos, hoy quiero decirles que la nueva vida no se construye con base en el desarrollo de la mente ni tampoco de las riquezas materiales. La nueva vida no se encuentra en la cantidad de conocimiento que presentan las consciencias, porque eso no tiene nada de nuevo.
No busquen develar los misterios celestiales antes de construir, en el interior, la base primordial y única que los llevará al infinito; porque los misterios de Dios no se asientan en la mente, sino en el corazón.
La nueva vida que nace en la Nueva Tierra no es nada más que la posibilidad de amar al prójimo tal cual es. La nueva vida es el poder de convivir, unos con otros, cada uno en su grado de evolución, sin que eso sea motivo de separatividad, sino de unión y de crecimiento del alma y del espíritu.
El Amor que vinieron a aprender en la Tierra, no lo encontrarán en los libros, sino en la vida, en el día a día, en la maduración de la convivencia.
Es por eso, hijos queridos, que Dios les pide a las Comunidades que todos aquellos que aspiran a crecer tengan la posibilidad de hacerlo y cuenten con el apoyo de unos a otros para alcanzar ese crecimiento, ese develar del Amor.
Quiero que aprendan de la Nueva Tierra como aprendieron de Mi Hijo Jesús; por eso, retorno a este lugar.
Cristo estuvo entre aquellos que más lo necesitaron. Sus apóstoles fueron los simples y pobres de corazón, de conocimiento, de vida y de espíritu. En aquellas almas simples, el Señor hizo crecer la fidelidad y el amor absoluto en aquellos que lo seguirían hasta el final, viviendo el sacrificio y la entrega bajo cualquier circunstancia.
Con esto, les digo que el camino de los que se aman entre sí, independientemente de las diferencias, y juntos viven el constante servicio es la fidelidad absoluta a Dios. En ellos, Dios deposita Su Espíritu para que sean ejemplos de Misericordia y fuentes del despertar. En ellos, el Señor deposita Su confianza.
Crean en lo que hoy Les digo; porque cuando oyeron las primeras Palabras de Cristo, los apóstoles eran hombres repletos de impurezas e imperfecciones, pero respondieron al Llamado del Señor y hoy son los guardianes de las puertas del Cielo.
Sigan este camino con valentía, pues, así como acompañé a los que Mi Hijo escogió en aquel tiempo, estoy aquí para guiar a aquellos que Mi Hijo escogió en el último tiempo, que son todos ustedes.
Los doce de ayer deben ser los 144.000 de hoy.
Les agradezco por responder a Mi llamado y por seguir este camino de eterna transformación.
María, Madre y Reina de la Paz
Hijos Míos:
La llave para la conversión es el sacrificio verdadero que pueden vivir en sus corazones; sacrificio realizado con amor, con el esfuerzo impulsado por el alma y manifestado en la vida.
Hijos queridos, en el Cielo, medimos el grado de fidelidad por el grado de amor y de sinceridad. Cada acción debe ser verdadera. Aunque sus corazones no sientan la alegría del sacrificio, si es realizado con sinceridad y con amor, es aceptado en los Cielos como una fuente de conversión para las almas.
Veo un alma que Me acompaña cuando veo un corazón dispuesto a abandonarse a sí mismo ante Cristo.
En la alegría de los corazones valientes, hijos Míos, encuentro un refugio de paz. En los pasos dados a partir del corazón, encuentro el impulso para estar día a día ante Dios, para intervenir por el mundo. Solo busco encontrar en sus corazones un aliento para entregarle a las almas que sufren permanentemente. Cada vez que son capaces de superar las dificultades de la vida, una pequeña luz es generada y conducida a Mi Corazón.
No vengo a buscar la perfección, pero sí el esfuerzo constante, la voluntad sincera alimentada por el amor a los Planes de Dios.
Queridos hijos, ya les hablé mucho sobre el tiempo en el que viven. Ahora, Mis Palabras deben tornarse vida, acción y paz en cada uno de sus seres. Deberán ser verdaderos obreros de la Misericordia, y eso se alcanza con la voluntad del corazón.
Veo a muchos de Mis hijos que ya bajaron los brazos, aun antes de que se inicie la batalla. Veo a muchos de Mis soldados soltar el escudo de la persistencia para dejarse alcanzar por el enemigo.
Resistan, hijos Míos, resistan. Alimenten el corazón y el espíritu con la paz de Mi Presencia y reenciendan la alegría de vivir en donación al Santísimo Dios.
Mi Corazón llega para tomar de las manos a cada uno de Mis hijos y decirles, como Madre y Compañera, que aquí estoy, siempre y cuando Me quieran ver.
Soy su Madre. Soy la que trae el Espíritu de Dios grabado en el pecho para entregarlo a la humanidad. Soy la que ora constantemente por su despertar y su conversión definitiva. Soy la que sustenta a los que ya dijeron sí, para que se levanten en cada caída. Soy la que siempre está aquí, junto a sus corazones, para ayudarlos a crecer y a madurar bajo la guía de Dios Padre y en dirección a Su Hijo.
No teman escucharme ni tampoco responder a Mi llamado. Solo les pido que no pierdan el amor y la alegría que una vez deposité en sus corazones. No se alejen de Dios.
Vengo siempre a guiarlos y a conducirlos.
María, Madre de la Divina Concepción de la Trinidad
Hijos Míos:
Recen, recen mucho para que en cada momento de vuestro día Dios los escuche y, así, Su magnífico Espíritu de Amor pueda obrar a través de todas las criaturas.
Queridos hijos, recen, recen mucho para que vuestras almas y las almas en todo el mundo reciban el consuelo y la Misericordia que ellas aguardan.
Recen y no se cansen de rezar porque en la oración se encuentra la fortaleza y el diálogo amoroso de vuestros corazones con Dios.
Recen, recen por el tiempo de cambios que llegará para que cada corazón en este mundo escuche con humildad los amorosos pedidos de Mi Inmaculado Corazón.
Recen para abrir las Puertas de los Cielos y para que los ángeles estén presentes con su amor y servicio sobre la Tierra y eso permita cambiar el corazón de muchas consciencias. Cuando alcancen una oración armoniosa y amorosa, ustedes estarán recorriendo el camino hacia la contemplación del Altísimo y vuestros seres serán como chispas de Luz en el universo.
Recen por los que no rezan. Recen por los que no aman. Recen por toda la humanidad porque la oración del corazón los guiará como una madre guía a su pequeño hijo.
Por eso, queridos hijos, Mi Corazón Maternal y Devocional está entre ustedes para enseñarles a andar por el camino de la oración y de la conversión.
A lo largo de estos últimos meses ustedes han conocido la Faz de la Reina de la Paz, de la Madre de Dios, pero aún hijos Míos, deben amar la oración diaria hasta que vuestros corazones reconozcan que la oración de todos los grupos cambiará al mundo.
Cuando en Lourdes hice el llamado a la penitencia, Yo estaba llamando al mundo a la reflexión, al despertar de la consciencia ante las acciones.
En Fátima, llamé al mundo a la oración diaria para que las almas tejieran, mediante el rosario, una nueva red de paz y redención que pudiera auxiliar al mundo.
En Medjugorje los llamé al ayuno y a la oración al igual que en Aurora donde, desde hace ya cinco años, Yo estoy pidiendo a la humanidad un poco más de sacrificio y de esfuerzo para que ella pueda equilibrarse delante de los acontecimientos que están fuera de la Ley de Dios.
En Salta, Argentina, los llamé a curar el corazón mediante la adoración al Corazón Eucarístico de Mi Hijo. Yo los estaba llamando a todos para que consideraran la importancia de la unión diaria con Mi Hijo, el Redentor, a través de la comunión con Su Santo Cuerpo y Su Sagrada Sangre.
Hoy, queridos hijos, los llamo al despertar del nuevo tiempo en ustedes, a la preparación de vuestros corazones a través de la oración, de la adoración, de la confesión, del ayuno y de la devoción a los Sagrados Corazones de Jesús y de María.
Hijos Míos, después de tantos llamados y advertencias a la humanidad, hoy los llamo para que vivan vuestra conversión y vuestra redención mediante la oración y la paz.
Queridísimos hijos, ustedes son parte del hermoso Proyecto de Dios, ustedes pueden ser una expresión de Mi Paz y de la Divina Paz de Mi Hijo.
Niños de Mi Padre, ahora, reconociendo el poder de Mis Pedidos Maternales, nuevamente los llamo a la oración del corazón porque la oración socorrerá al mundo entero.
¡Les agradezco!
Gracias por responder a Mi llamado.
María, Madre de la Divina Concepción de la Trinidad
No acongojen más sus corazones; crean en el misterio del amor que Yo les estoy revelando. Eso, hijos Míos, les permitirá vivir la absoluta confianza en Mi Hijo y en Mi Materno Corazón.
Queridos hijos, siempre eleven hacia el Cielo las oraciones. Ellas son bien recibidas por el Gran Corazón de Dios porque, de esa forma, la Gracia de la Reparación puede actuar como el Fuego del Espíritu Santo y convertir el dolor de sus corazones.
Pequeños Míos, hoy los invito a continuar orando los Misterios de la Contemplación del Rosario para que en cada uno de los pasajes que Mi Hijo vivió, ustedes puedan aprender sobre el amor, el sacrificio, la entrega y la fe. Por la falta de estos principios en el corazón y en la vida de muchos de Mis hijos, la humanidad ha caminado por errores que han ofendido a Dios Creador.
Por eso, queridos hijos, la oración del corazón y la oración entre las almas unidas, abrirán la Puerta Celestial para que todos estos dones puedan despertar en sus vidas y, así, cada uno de sus corazoncitos se vuelva un instrumento fiel del Creador.
Si la humanidad solo se detuviera a pensar si está en el verdadero camino de Dios, muchas consecuencias podrían detenerse y la humanidad evitaría vivir la Ley del Universo. Pero si existieran verdaderos grupos de oración que respondieran a Mi llamado por la paz, Mi Promesa Maternal es interceder por todos, aún más por aquellos que están sin Dios en el corazón.
En este tiempo definitorio, es necesario aprender para crecer; ustedes cuentan con muchas llaves. Hoy, de nuevo Yo se las entrego: amor, oración, sacrificio y devoción. Todas ellas podrán despertar otras llaves más bellas.
¡Les agradezco!
Gracias por responder a Mi llamado.
María, Madre de la Divina Concepción de la Trinidad
Como Madre que desata los nudos en los corazones de todas las almas que Mi Hijo Me confío por amor, hoy los invito, nuevamente, queridos Míos, a la oración reparadora. Este ejercicio puede ser realizado a través de la oración del corazón permitiendo que el Don de la Paz, que viene desde los Cielos, se aproxime a sus vidas mediante la oración de cada corazón.
Hijos Míos, la humanidad debe convertirse a través de la oración reparadora y es en esta forma de oración que ustedes podrán encontrar el Espíritu Transfigurador de Jesús.
Para que sus vidas alcancen el estado de la oración reparadora, deben considerar sagrada la Sangre que Cristo derramó sobre el mundo y meditar cómo esa oferta de entrega y sacrificio permitió su redención. La Sangre Preciosísima de Jesús los llevará a meditar sobre el acto de la humildad para así alcanzar un corazón manso y una vida donada al Dios Creador.
Queridos hijos, como Madre y Señora que desata los nudos de la humanidad, hoy los invito a liberar estos nudos a través de la oración para que Dios, en esta oferta, los escuche y Su Amor Divino auxilie sus almas.
Los nudos que carga la humanidad son nudos de sufrimiento que poco a poco pueden ser desamarrados por el poder esencial de la oración del corazón. Si en verdad supieran cuántos nudos crean las almas por el dolor y el sufrimiento, no podrían contarlos.
Pero el poder de la oración del rosario puede crear, entre la Tierra y el Cielo, la aproximación de una Gracia Mayor para el mundo. Cada cuenta del rosario que es meditada, permite que el poder de la Luz de Cristo se acerque cada vez más hacia las almas más necesitadas de Su Misericordia.
Y ustedes, con amor, podrán colaborar con el mundo a través de la oración.
Que el Espíritu Santo los lleve a vivir la conversión del corazón.
Gracias por responder a Mi llamado.
María, Madre de la Divina Concepción de la Trinidad
Pequeño Mío, pequeña Mía, almas donadas al Dios Vivo, os digo: el alma que ora está Conmigo. El alma que ora vive la promesa del nuevo reino. El alma que ora se libera de su propio dolor y proporciona alivio a sus hermanos a través de sus oraciones. El alma que ora trasciende los miedos porque es un alma que está en el gozo y en la Misericordia de Dios.
El alma que ora está obrando como un corazón vivo, por la paz. El alma que ora está en la promesa de los Cielos venideros, que vendrán en auxilio de la humanidad. El alma que ora conocerá al Espíritu Santo porque Dios la protegerá en Su Amor.
El alma que ora recibe de Mi Hijo la sabiduría y, en la oración del corazón, despierta la consciencia por el Plan de Dios en la Tierra para que ese plan de amor se cumpla. Por eso, el alma que ora puede, en la oración, socorrer al mundo porque es un alma pacífica que acepta la Voluntad de Dios.
El alma que ora está formando parte del ejército mariano que, a través de Cristo Resucitado y Glorificado, aspira a estar día a día en Dios Padre. El alma que ora es compañera del Amor y es esposa de la Verdad Divina porque esa alma está unida a las Leyes del Altísimo.
El alma que ora obrará más por este mundo, por todas las almas que no oran, no adoran y no esperan a Dios. Así, queridos hijos, el alma que ora estará en el sacrificio y la oración del corazón, y ese será su escudo y fortaleza para estar en el mundo.
Hoy hijos Míos, los invito a convertirse en un alma orante para que la Gracia de Dios esté en cada uno de vuestros corazones y, en el horizonte celestial, ustedes puedan ver la Verdad y la Guía de Dios.
Por eso, las almas que oran deben estar en Mi Hijo, el Redentor.
El alma que ora puede estar en los brazos de Cristo. Yo estaré con Mi Corazón Inmaculado guiando a las almas que oran a Dios, Nuestra eterna aspiración interior.
Gracias por responder a Mi llamado.
María, Madre de la Divina Concepción de la Trinidad
Mis pequeños hijos:
Que hoy nazca de ustedes una profunda reverencia que prepare sus corazones para los días de Pascua. En la vivencia de la Pascua sus vidas retornarán a Cristo y a todos los pasajes que el Sagrado Corazón de Mi Hijo vivió.
Por eso, hijos Míos, oremos para que Dios los colme con Gracias de Paz y de Reparación espiritual para cada una de sus almas. Mediante la oración hecha con el corazón podrán aproximarse hacia los misterios de la Pasión de Jesús. Por este motivo, Mis queridos hijos, son invitados a recorrer junto a Mi Hijo el sacrificio y la entrega absoluta que Su Vida y Su Corazón donaron al mundo y a la humanidad.
Queridos hijos, que esta Pascua que llega sea un momento de unión con Cristo y con el Padre Celestial para que, por Amor Misericordioso, los caminos de muchas almas sean conducidos hacia la Eterna Luz de Dios.
Hijos Míos, la Pascua de este año es una oportunidad para redimir el corazón y de entregar sus vidas, en confianza, al Supremo Sacerdote del Amor. A través de la oración y de la confesión sigan los pasos que Mi Hijo les estará marcando para esta Pascua de Redención.
Queridos hijos, acepten los brazos que Mi Hijo les extiende a través de Su Amor y de Su Perdón para el mundo. Sean todos Mis hijos partícipes de la Sagrada Mesa de Cristo porque en esta oferta de cada uno de ustedes estarán incluyendo aquellas de las almas que viven sin Dios Padre.
Queridos hijos, la Redención de Mi Hijo es para la humanidad.
Todos los corazones están a tiempo de convertir sus vidas a Cristo, Rey del Perdón.
Gracias por responder a Mi llamado.
Reconciliación para todos Mis hijos.
María, Madre de la Divina Concepción de la Trinidad
Mis hijos:
Nunca debe pasar un día en sus vidas sin orar con mi Hijo y por Mi Hijo.
Ustedes saben, queridos hijos, que la humanidad necesita de muchas vertientes de Misericordia y de Gracia. Pero si Mis hijos dejan para después el precioso momento con Mi Hijo, ¿cómo se convertirá el mundo? Por eso, hijos Míos, todos ustedes son llamados no solo al sacrificio diario, sino también son llamados, por amor, a la reflexión. Es necesario, hijos Míos, que despierten delante de lo que hoy vive el mundo.
Mi Inmaculado Corazón, ¿cuenta con sus corazones a cualquier hora?
Queridos hijos, para los Cielos, el tiempo es precioso tanto para las almas como para el mundo ya que ambos deben alcanzar la redención. Una de las razones por la que Mi Inmaculado Corazón llora, hijos Míos, es por la falta de consciencia delante de la emergencia de las almas y, sobre todo, por la falta de paz en el mundo.
Por eso, Mi Corazón permanece entre ustedes para animarlos y conducirlos por el camino de la conversión tan necesaria para este ciclo de cierre en cada una de sus vidas.
Queridos hijos, aguardo, en Mi esperanza, la respuesta de todos. De esta manera lo estarán haciendo por amor a sus semejantes, por los hermanos que están dispersos por todo el mundo.
Queridos hijos, alivien el Corazón Divino de Mi Hijo que es ofendido por las incomprensiones y los desvíos de los grandes grupos de almas. Para aliviar esta situación, queridos Míos, una aspiración verdadera de querer estar en Mi Hijo debe emanar de ustedes al despertar en cada amanecer.
Hijos Míos, la Gracia de la Conversión es para todos; es momento de despertar con el corazón y con la vida delante del llamado de Dios.
Mi Paz Inmaculada sea en sus corazones.
Gracias por responder a Mi llamado.
María, Madre de la Divina Concepción de la Trinidad
Mis pequeños hijos:
Nunca olviden en estos tiempos el día de ayuno. El ayuno hecho con el corazón repara los sentimientos. El ayuno hecho con amor, disuelve los conflictos. El ayuno hecho con paz, les traerá más paz.
Queridos hijos, Yo los invité hace un tiempo a ayunar por la paz; hoy los invito al ayuno los sábados. El sábado será para ustedes la preparación de la vigilia con Mi Hijo: será el preparativo para la Nueva Pascua. El sábado es un día de especial oración por los que aún no se han convertido al Amor y a la Presencia Redentora de Mi Hijo Jesús. Por lo tanto, Mis pequeños, Yo los llamo a renovar los ejercicios espirituales a través de la donación y de la entrega a Dios. Cada alma sabrá qué es lo que podrá ofrecer a Dios para que así terminen el sufrimiento, la guerra y el dolor en el mundo.
Los días martes y los días sábado, queridos hijos, serán de especial Misericordia para los corazones que aspiran a responder al llamado de ayuno por la paz en la vida del mundo, la paz en las naciones, la paz en el propósito de los hombres, la paz en la humanidad y, en especial, por la paz de las almas del purgatorio, que también deben alcanzar la Gracia de la Paz.
Mis amados niños, la oración constante y verdadera y el ejercicio del ayuno socorrerán al mundo, que está en el abismo de la perdición. Queridos hijos, este ejercicio los conducirá por el camino de la consagración que cada uno de ustedes está haciendo, hacia Mi Inmaculado Corazón. El ayuno alivia el peso de las faltas que son cometidas al Sagrado Corazón de Cristo. Por eso, el ayuno repara –ante la Justicia Divina– las consecuencias de los hechos cometidos por la ceguera de la humanidad. Antes del retorno de Mi Hijo, Yo los invito al ayuno porque muchos corazones se han olvidado de cuán importante es esto para la vida del alma.
Queridos hijos, más allá del ayuno en sí, existe el misterio de las Gracias Celestiales que Yo les estoy mostrando a sus corazones. Así, Mis hijos, estarán compartiendo Conmigo la Gracia del Alivio para la vida de muchas almas que hoy viven sin el Amor de Dios. Los convido a estar Conmigo en ayuno y en oración, pues los corazones los necesitan.
Quien ayuna con el corazón donado y sin grandes sacrificios estará haciendo lo pedido y lo justo. Yo los invito a este sacrificio del corazón para ayudar a los Planes de Dios. Están todos Conmigo en Mi Corazón.
Gracias por responder a Mi llamado.
Los guía en oración,
María, Madre de la Divina Concepción de la Trinidad
Asociación María
Fundada en diciembre de 2012, a pedido de la Virgen María, Asociación María, Madre de la Divina Concepción es una asociación religiosa, sin vínculos con ninguna religión institucionalizada, de carácter filosófico-espiritual, ecuménico, humanitario, benéfico, cultural, que ampara a todas las actividades indicadas a través de la instrucción transmitida por Cristo Jesús, la Virgen María y San José. Leer más