- Inicio
- Blog
- Mensajes
- Oración por la Paz en las Naciones
- Calendario
- Oraciones
- Impulsos Diarios
- Libros publicados
- Pinturas e Imágenes
- Objetos Sagrados
- Música
- Galeria de fotos
- ¿Quiénes somos?
- Centros Marianos
- Campaña por la Paz
- Redes Sociales
- Contacto
Cuando Mi Hijo tuvo entre Sus Manos el Cáliz Espiritual, en el Huerto Getsemaní, Su Corazón no dudó ni cuestionó los Planes que el Padre Celestial le ofrecía. La obediencia era el emblema de Cristo en ese momento, así como Su total rendición para poder liberar los pecados del mundo.
Por eso, cuando delante de ti hay algo aparentemente desconocido que no puedes controlar o modificar, es una señal de que son necesarias una rendición y una absoluta confianza en que la Sagrada Mano de Dios está por encima de todo y de que todo cambio o porvenir, que se presenten conforme Dios lo determina, siempre serán prometedores y renovarán la vida.
Por eso hoy, ante el Cáliz Espiritual del Huerto Getsemaní, renueva tus votos en Cristo y permítele que te transforme, pero que te transforme de verdad, sin reservarte nada, absolutamente nada en tu consciencia; porque si no eres honesto contigo mismo, ¿dónde Dios depositará Sus Tesoros Internos?
Hoy, el mundo necesita no solo de buenas y generosas personas, sino también de personas y sobre todo de corazones honestos, menos egoístas, porque el Reino de los Cielos descendió a la Tierra a través de la Pasión de Jesús.
Nunca podrías imaginar a Cristo debatiendo con Su Padre. Nunca eso hubiera sido posible porque la propia encarnación de Jesús ya era la resignación misma, la total confianza de que había un Plan por cumplir y por concretar.
Por eso, en este momento, no te olvides de todo lo agradecido que debes ser con la vida, principalmente con el Padre Eterno que te coloca sobre Su Mano y te guarda en Su Humilde Corazón para que camines libre a través de la fe.
No permitas que la ingratitud, que vive el mundo, te ciegue. No permitas que nadie más, ni siquiera tú mismo, sea indiferente en la vida.
Deja que el Santo Espíritu, en este día, te gobierne y haga de tu consciencia un instrumento reparado por las Manos de Mi Hijo.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre, la Virgen María, Rosa de la Paz
Mis queridos hijos:
La obediencia a Dios nunca puede ser forzada.
En Mi ejemplo de Mujer y Madre en la Tierra, ante el Llamado interno de Dios, a través de la presencia del Arcángel Gabriel, nunca dudé ni cuestioné; porque Dios, con Su Obediencia, había inundado Mi Alma, Mi Vida y Mi Corazón.
Por eso, hijos, una vez le expresé al Padre Eterno: “Hágase en Mí según Tu Palabra”, porque en la verdadera Palabra de Dios el alma encuentra el sentido espiritual de servir a Dios sin excepciones.
Por eso, la obediencia a Dios nunca podría comprenderse como una regla severa o una imposición, porque es una Ley que libera al alma de la condición humana.
En la obediencia está la esencia de la paz y en la paz está la expresión auténtica del amor del corazón.
Hijos, a lo largo de los tiempos, la humanidad tergiversó el concepto de obediencia; porque en la obediencia está la protección de uno mismo, de todo lo que el alma pueda vivir en la Tierra.
La obediencia es el pilar fundamental de la unidad. Por eso, cuando el alma no obedece, destruye la unidad que debe generarse en este mundo para que se concrete el Plan de Dios.
Pero no se puede vivir la obediencia como un camino obligado a cumplirse, porque en la obediencia está la Mirada Paternal de Dios; porque en esa sagrada obediencia, Dios deposita Sus más preciadas aspiraciones.
Cuando se desobedece, el alma pierde la Gracia de vivir su propia liberación, de ser desterrada de sus propias amarras.
Hoy, hijos amados, los invito a pensar en la obediencia de María.
Estoy aquí para enseñarles, por pedido de Mi Hijo.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre, la Virgen María, Rosa de la Paz y Esclava del Señor
Mis queridos y amados hijos:
Hoy, teniéndolos a todos en Mi regazo, Yo los invito a seguir orando y adorando al Cuerpo Eucarístico de Jesús, a fin de que aquí se cumpla el tiempo que está previsto en los Planes del Padre.
A través del Monasterio de la Puerta de la Misericordia, quisiera que, en este nuevo ciclo del Núcleo-Luz, abrieran esa puerta de Misericordia para los que más la necesitan; pero que principalmente ustedes, Mis amados hijos, aprendan en esta etapa a abrir la puerta del corazón para que todos puedan tener un lugar en ustedes, así como Dios, el Creador, tiene un lugar predilecto para Sus Hijos.
A través de la Sagrada Fuente de Jesús que abrirán aquí, en esta casa, para todas las almas, recuerden que desde los más pecadores hasta los más rescatados podrán servirse de la Fuente de Jesús para purificar su vida y, así, lavar de su rostro las marcas del pasado.
Hoy, una vez más, vengo a bendecirlos, vengo a animarlos y a impulsarlos para que Mi Sagrado Cielo siga expandiendo la Luz de la Eucaristía en esta necesitada ciudad de Belo Horizonte.
En nombre de Mi Hijo, Yo les agradezco por estos días que fueron compartidos.
Los bendice,
Vuestra Madre, la Virgen María, Rosa de la Paz y Señora del Sagrado Cielo de Dios
Queridos hijos:
Con alegría y júbilo en Mi Corazón, hoy Me encuentro con toda la vida consagrada, que representa para Dios Su principal espejo, que puede reflejar en la Tierra la concreción espiritual del Plan de Dios.
Por eso, queridos hijos, la vida consagrada es el más precioso tabernáculo, en el que Mi Hijo Amado puede estar presente entre Sus compañeros y pacificadores.
Una de las causas de las interferencias del mal, en la vida consagrada, es que los consagrados pueden alcanzar la santidad en vida.
Ser santos significa vivir en y por Cristo, es caminar confiantes, siguiendo los pasos del Redentor.
En este tiempo, la vida consagrada vive sus tempestades y también sus tribulaciones. Esto no impide que la Gracia de Dios actúe y trabaje en los corazones.
Como Madre de todos los consagrados, vengo a decirle a cada hijo Mío que no se sienta solo o abandonado; que cada hijo consagrado sepa que lo más importante para Cristo son Sus compañeros de camino, los que todos los días comienzan de cero para poder cumplir la Santa Voluntad.
A todos los que viven la consagración y renuevan sus votos internos todos los días, Yo los llamo hijos valientes y esforzados, porque sé que tienen que vencerse a sí mismos, superando en cada paso la condición humana.
La vida consagrada es el gran lucero en la oscuridad de estos tiempos. Cada paso y entrega que vive el consagrado, en su día a día, representa una victoria que Mi Hijo alcanza en este planeta.
Que la vida consagrada se fortalezca y a aquellos hijos Míos, que están a las puertas de vivir algún día su consagración, Yo les digo que son bienvenidos al camino del apostolado y del servicio por los que sufren.
Les agradezco por este momento especial y por haber respondido a Mi llamado.
Los bendice,
Vuestra Madre, la Virgen María, Rosa de la Paz y Madre de la vida consagrada
Mis queridos hijos de San Pablo:
Me alegra reencontrarlos reunidos en el Amor de Mi Hijo en esta Sagrada Casa de Dios, impregnada de las experiencias de servicio y de caridad, experiencias de despertar y de apertura para aprender a amar el Plan de Dios.
Hoy, estoy aquí con ustedes, especialmente para comenzar el nuevo ciclo del Núcleo-Luz en San Pablo, un ciclo preparatorio para los tiempos de emergencia, pero sobre todo para el acogimiento de las almas que sufren.
Queridos hijos, por eso desde ahora, les pido que abran el corazón y la mente, que se dejen guiar hacia lo que está previsto para este punto de Luz, para que pueda acontecer conforme Dios lo necesita.
He aquí, Mis hijos, el tiempo venidero de la renovación, de una renovación que necesita comenzar primero en cada uno de ustedes, para que luego se refleje en esta Sagrada Casa, bendecida por Mí, una y otra vez.
Mis hijos, les pido que, en este nuevo ciclo de renovación del Sagrado Núcleo-Luz, den el primer paso en la fe, en la confianza y principalmente en la apertura del corazón. Así se irá mostrando y manifestando el Propósito que aquí necesita concretarse.
Este Sagrado Núcleo en la ciudad de San Pablo es esencial, decisivo e importante por la misión que cumple en el Plan del Padre Eterno. Por este motivo, Mis hijos amados, Yo estoy aquí, una vez más como Madre Paulista, para impulsarlos a todos sin excepción a ingresar en esta nueva etapa del Núcleo-Luz.
Desde ahora, Mis queridos hijos, les deseo con todo Mi Corazón un muy buen comienzo de ciclo.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre, la Virgen María, Rosa de la Paz
A los soldados y guerreros de la Misericordia de la Comunidad de la Hermandad
Mis amados hijos:
A pesar de la soledad, del abandono o de la duda que, en estos dos últimos años, pudieron sentir, hoy son colmados por Mi más profundo y cálido Amor Maternal.
Queridos hijos, todos los días recé por su persistencia y entusiasmo; a pesar de que vivieron, en carne propia, la dolorosa agonía de Mi Hijo, a través de la pandemia en esta perdida humanidad.
Pero ahora, miren, hijos, estoy aquí y Soy su Madre del Espíritu Santo; Soy la Guardiana de su caminar hacia Dios.
Hijos amados, hoy les puedo decir que sobrevivieron y que están prontos, a pesar de sus purificaciones, para seguir sobrellevando el fin de estos tiempos; un tiempo aún desconocido e impredecible para toda la humanidad.
Pero ustedes, a pesar de todo, supieron ser guerreros de la Misericordia; y lo más importante, Mis amados hijos, aprendieron a colocar el Plan de Mi Hijo en primer lugar, a pesar del momento incierto y oscuro que vivió la humanidad.
Mi Hijo, como un Buen Pastor, estuvo allí presente en cada acierto como en cada prueba. El poderoso Amor de Cristo los sostuvo a cada uno y así, ustedes, más allá de todo, aprendieron a sostener este Sagrado Centro Mariano.
Por eso, hoy estoy aquí para agradecerles, para entregarles Mi Gratitud y Amor Consolador.
Hijos, cada esfuerzo sincero, que fue vivido por ustedes, es valorado y reconocido por el Padre Eterno, y es guardado en lo más íntimo de Su Corazón Silencioso.
Por eso, en este día, siéntanse renovados, siéntanse fortalecidos por su Bendita y Humilde Madre Celeste.
Todos los que, en estos dos últimos años, pasaron y compartieron en esta querida Comunidad, le dejaron al Sagrado Corazón de Mi Hijo una marca de amor y de sacrificio.
Ahora, levántense y sigan caminando.
Soy la Madre del Calvario, la Madre que llega hasta cada uno para escuchar de cada Cristo Interno: “Madre, Yo renuevo todas las cosas”.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre, la Virgen María, Rosa de la Paz
Mis queridos hijos, la Paz de Mi Hijo en ustedes.
Cuando la Divinidad recupera los espacios espirituales que antes eran sometidos por el enemigo y, especialmente, el Plan de Dios recupera a las almas inocentes que antes eran objeto de sufrimiento, de desesperanza y de perdición material; significa y representa una visible victoria del Amor Redentor de Cristo por encima de toda oscuridad; significa que Sus servidores de los últimos tiempos, es decir Sus apóstoles, se entregan, bajo cualquier condición, a dar la vida y a donar su servicio por los que sufren y son más vulnerables.
Inevitablemente, el triunfo y la conquista de esos espacios, a través del Amor, representan un desafío ante aquellas condiciones de adversidad y de caos. Por eso, los servidores de Cristo se ofrecen para ser instrumentos del Señor sin importar las consecuencias y sin medir los posibles riesgos.
Esto no es la expresión de una fantasía o de un acto de fanatismo, sino es una acción movida y otorgada por el Espíritu Santo que, en Su aspecto inalterable, puede a través de los servidores donados conceder Gracias, milagros y soluciones en donde antes parecía imposible.
Hablo de eso en el ejemplo de la Misión Angola que, en su primera etapa, hoy llega al fin de un ciclo, y que se abre a partir de hoy a una nueva etapa, una etapa completamente liberada de nudos espirituales, morales e internos. Una próxima etapa que promete concreciones más rápidas y eficientes para una región del planeta como África, condicionada y sepultada por la falta de transparencia social y política e interferida por el vicio interminable de la corrupción.
Es allí en donde Mi Hijo está ingresando, a través de Su Consciencia Espiritual, porque es en esos espacios, aparentemente perdidos y sin solución material, es en donde todo comenzará de cero, es en donde las almas más pobres de entre los pobres volverán a ver renacer la luz, el amor y la fe en sus vidas marginalizadas.
Por ese motivo, todo movimiento espiritual tiene una repercusión material que forma parte de aquellos anónimos sacrificios que pueden ser ofrecidos a Cristo por el triunfo de Su Amor y de Su Misericordia en la humanidad.
Por eso, estoy profundamente agradecida por todo lo que, en tan poco tiempo, se construyó en África; porque es algo imborrable que permanecerá en el Corazón de Dios, y que nada ni nadie lo podrá disolver nunca más, porque fue una acción de Amor que curó el dolor.
¡Les agradezco por esta misión humanitaria y por haber respondido al llamado de Mi Hijo!
Los bendice,
Vuestra Madre, la Virgen María, Rosa de la Paz
Queridos hijos:
Después de las Palabras pronunciadas ayer por Mi Hijo, España, como nación, está ante la puerta de su última oportunidad. Una oportunidad que podría colocar a toda la nación en el definitivo sendero para poder cumplir el prometedor Plan de Dios.
Por eso, los invito a partir de ahora, queridos hijos, a que sean conscientes de esto, para que sus vidas puedan ser el fiel reflejo de una redención concretada.
Estaré orando, como lo vengo haciendo por esta nación desde hace mucho tiempo.
Mi Corazón de Madre tiene un predilecto Amor por esta nación y por todo su pueblo; porque en otros tiempos, España Me recibió, cuando su Madre peregrinó por estas tierras de praderas hermosas, de valles profundos y de aguas cristalinas.
España es también Mi aspiración, al igual que la aspiración de Mi Amado Hijo.
Desde ya, les agradezco que sigan rezando Conmigo por la unidad de España para que, algún día, este querido país celebre el Retorno de Cristo.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre, la Virgen María, Rosa de la Paz
Hijo:
Cuando necesites retornar al principio del Todo, a tu origen, contempla en la noche el cielo estrellado y pregúntale: ¿Padre, de dónde soy? Así, estarás abriendo tu corazón para despertar al conocimiento de tu existencia.
Ábrete sin miedos, para que algún día sepas de dónde vienes y para qué estás aquí, en este planeta; porque debes reconocer que la verdadera vida no es material, sino inmaterial.
Pero si preguntas de dónde es tu origen interior, debes saber, hijo Mío, que saber eso te compromete a ser responsable y maduro por tu evolución y despertar.
Por eso, te invito a que te arriesgues a saber quién eres en verdad y a que permitas que tu alma sea liberada de la prisión material, que no le permite ser lo que ha venido a ser aquí, en la Tierra.
No hablo de buscar realizaciones, sino de saber para crecer y servir mejor al Plan de Dios; porque el Padre Celestial necesita que Sus hijos estén despiertos y abandonen la ilusión y los placeres de la vida material.
Así, sabiendo quién eres y colocándote a servir, no le temerás a la muerte porque sabrás que el espíritu no muere, sino que se reintegra a la dinámica vida universal.
Sé paciente, pero también sé humilde. Persevera todos los días en la ardiente aspiración de que tu consciencia se eleve para que se expanda, solo con el fin de que seas más consciente, responsable y entregado a la Vida Mayor.
Tienes Mi apoyo y bendición para comenzar ese sagrado camino hacia el retorno a la Existencia Mayor.
¡Adelante!
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre, la Virgen María, Rosa de la Paz
Queridos hijos:
En vísperas y a las puertas del próximo 8 de agosto, Yo los llamo a la preparación consciente, para que cada una de las Palabras de Mi Hijo sean carne en ustedes, y así Él pueda ver a Sus últimos apóstoles preparando internamente Su retorno a la humanidad.
Esa preparación consciente no solo es a través de la oración que brota del corazón, sino también a través del interés en las instrucciones que impartirá Mi Hijo, porque ya estamos en el ciclo final de la tarea de los Sagrados Corazones y las almas necesitan estar conscientes sobre la existencia del Plan de Dios. Así, habrá corazones que, con todo esfuerzo, llevarán adelante la tarea de la conscientización del Plan Divino, para que el Sagrado Propósito también se cumpla en el resto de la humanidad.
Este pasaje, de un ciclo hacia otro, colocará a la humanidad ante la oportunidad de escoger.
Recemos, hijos Míos, para que las elecciones o las decisiones de las almas estén acordes al Plan del Creador.
Este tiempo definirá la próxima etapa para todos.
El cambio se dará en los corazones que se abran a recibirlo, así los velos de la ceguera mundial serán retirados y todos podrán ver la realidad.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre, la Virgen María, Rosa de la Paz
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Es en el silencio de Mi Corazón donde Yo puedo escuchar sus oraciones.
Es en este momento, en el que todos Mis hijos están en Mi Corazón no solo por la situación del planeta y de la humanidad, sino porque ya es el tiempo de la preparación del Retorno de Mi Hijo, el Cristo.
Vengo a su encuentro con un Mensaje de paz, de cura y de reconciliación. El mundo aún no comprendió el Mensaje de los Cielos.
Incansablemente, Yo vengo hacia Mis hijos para llevarlos hacia la Paz de Mi Hijo, hacia la comunión espiritual con Dios. En ese ejercicio, las almas se renovarán y encontrarán fuerzas internas para seguir adelante.
Aunque en este tiempo Yo Me esté retirando, hijos Míos, Mi Presencia no se borrará de sus corazones y vidas.
Deben celar, dentro de ustedes, cada momento compartido Conmigo, cada oportunidad en la que Yo les enseñé sobre el amor y el perdón.
Hacia ese camino Yo siempre los quiero llevar, para que el amor y el perdón una a los corazones, reconcilie las vidas y traiga la paz.
Detrás de Mí, en este día, traigo el Universo, aquel Universo que deben aspirar a encontrar dentro de ustedes: el Universo del Amor de Dios, un Amor que siempre se renueva, un Amor que nunca muere, un Amor que es inmortal.
Es ese Amor del Universo de Dios que trajo Mi Hijo a la Tierra, desde Su Nacimiento hasta Su Ascensión, pasando por Su dolorosa y difícil Pasión.
Es en ese Amor triunfante, hijos Míos, que Yo los quiero ver, un Amor que siempre dice sí, un Amor que es incondicional y vivo, un Amor que entiende y comprende el Plan de Dios.
Su Obra manifiesta una de las tantas vertientes del Amor de Dios, por eso está viva y nunca muere. Es una Obra que siempre impulsará a la renovación, al cambio de la consciencia y a la paz; así muchos más corazones se curarán. Y, a pesar de que no estén aquí, sentirán, a la distancia, la fuerza y el poder de ese Amor que les trae Mi Hijo, el Cristo, por medio de Su Presencia y de Sus Sacramentos.
Hoy, de manera especial y amorosa, los estoy ungiendo con Mi Luz, para que coloquen a Mis pies sus miserias e imperfecciones y para que, en ustedes, permanezca la verdad del Amor de Dios, todo lo que Él ha concebido en ustedes desde el principio hasta el presente.
Hoy comparto con Mis hijos la belleza del Amor de Dios a través de la creación y de la naturaleza. Así, renuévense y encuentren en este momento la oportunidad de recibir Mi Gracia.
Hoy dedico estas palabras, de esta forma, porque he encontrado un lugar especial, un recibimiento especial que siempre he sentido y reconocido.
Es así que los sigo invitando a vivir en Mi simplicidad y humildad, sabiendo que el desafío en este tiempo será más grande de lo que fue, pero que Yo, en el silencio de Mi Corazón y de Mi Vida, estaré allí con ustedes para que en oración se sigan fortaleciendo y cumpliendo con los Designios de Dios.
Mi primera aspiración es que el triunfo de Mi Corazón Inmaculado sea en sus vidas, para después ser en la vida de sus hermanos.
Sigan aspirando a ese momento en el que la victoria del Amor de la Madre de Dios se concretará con la redención de todas las almas.
Sean testimonio de Mi Mensaje, de Mi Palabra y, sobre todo, de Mi Amor incondicional que siempre los nutrirá y los llevará a vivir la Voluntad del Padre, así como Su Sierva lo vivió en el pasado.
Hoy no solo consagro esta imagen de la Virgen de Guadalupe que está a los pies de este árbol sagrado, del jacarandá, sino también consagro este monasterio, el que impulsará y acogerá Mi llamado en la Comunidad de la Virgen María.
Es así que este Centro Mariano, a pesar de estos tiempos difíciles, podrá brillar con toda la Luz que Dios depositó por medio de Sus Gracias en él.
Esta debe ser la Comunidad del corazón, del corazón que siente, del corazón que reconoce, del corazón que sirve, del corazón incondicional, del corazón que proclama la paz y la vive incansablemente.
Es así que en la Comunidad de María todos podrán estar en Mi Corazón, no solo los que vivan aquí, sino también los que no están aquí. Mi Corazón es la casa maternal para todos Mis hijos. Tengo un lugar especial para cada uno de ellos.
Mi Corazón es lo que Yo les puedo ofrecer y legar, es el testimonio de que Dios está aquí, a través de Su Sierva fiel, incansable y eterna.
Divino Padre que estás en los Cielos y en la Tierra, que vives, vibras y te perpetúas en el corazón de Tus hijos, concede a Mis hijos, los que hoy están aquí, la Gracia y la fortaleza de llevar adelante esta tarea, que será colmada por Mi Amor para que, cada día, todos se sientan más dignos hijos de Dios y Mis hijos, hijos de Mi Corazón Inmaculado, hijos de la vida, de la redención.
Que Tu Luz, amado Padre, se haga presente en este momento y que Tu Paz abrace a los corazones para que se sientan en el refugio de Tu Amor para siempre. Amén.
Con simplicidad y austeridad, les agradezco por responder a Mi llamado.
Quisiera aquí, en este lugar, una humilde capilla de oración, en donde la Virgen del Santísimo Rosario de Fátima pueda trabajar silenciosamente por Sus hijos de la Comunidad de María y de todas las Comunidades para que, a través de esta capilla, la energía y el principio de la consagración estén vivos en los corazones que se ofrecen para entregarse a Dios.
A través de esta capilla humilde de oración Yo santificaré a los discípulos de Mi Hijo. Será una capilla de acción de gracias de esta Orden a la Madre de Dios y por todas las órdenes religiosas del mundo.
Mi Corazón siempre los llevará a Dios.
Les agradezco.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Poemas al Inmaculado Corazón de María
Cuadragesimoctavo poema
Espejo de la Justicia de Dios,
intercede por el mundo entero,
intercede por Tus hijos de la Tierra
para que, a tiempo, las almas despierten
al verdadero estado de consciencia,
y así, las vidas del mundo hagan los cambios
tan necesarios en este tiempo.
Mediadora del Amor Divino,
coloca en el corazón de Tus hijos
los Dones y las Virtudes de Dios,
para que las almas tomen consciencia
de la importancia de volverse hacia Dios
y de reconciliar sus vidas
a través de la Misericordia Divina.
Guardiana de la Fe,
ayúdanos a proteger la pureza
que Dios deposita en nuestros corazones.
Que, a través de actos de caridad y de amor,
renovemos nuestros votos internos con el Padre Eterno.
Auxílianos, Santísima Madre,
para que desaparezca de nuestra consciencia
cualquier indicio de ilusión.
Que podamos encontrar la verdad que necesitamos
para que, en Tu Hijo, alcancemos la libertad espiritual.
Que los ángeles del Cielo
rompan con sus espadas los grilletes de la perdición,
y que las almas encuentren el sentido y la razón
de estar presentes en la Tierra.
Que la ignorancia dé espacio a la sabiduría,
y que en la sabiduría encontremos la paz y la fe
de estar viviendo el Plan Divino de Amor.
Amén
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre, la Virgen María, Rosa de la Paz
Poemas al Inmaculado Corazón de María
Cuadragesimoprimer poema
Reina del Cielo y de la Tierra,
ilumina nuestros caminos con las estrellas de Tu Corona,
para que en la senda de la vida nos encontremos con Dios.
Haznos simples de corazón y ardientes en la oración,
porque esperamos estar cumpliendo
con una parte del Plan del Creador.
Reina del Cielo y de la Tierra,
concédenos la Gracia de ser liberados
de las cadenas de la opresión
y de la esclavitud que podría estar viviendo nuestra alma.
Reina del Cielo y de la Tierra,
ayúdanos a que, finalmente,
seamos discípulos y servidores de Cristo.
Que nuestra vida y nuestra existencia
estén en las Sagradas Manos de Tu Hijo,
para que Él las pueda moldear como nuevos instrumentos
a Su servicio de Amor y de Paz.
Reina del Cielo y de la Tierra,
aspiramos a no querer ya nada para nosotros,
sino que nuestras vidas sean el ejemplo
de las promesas de Cristo
para la redención de la humanidad.
Reina del Cielo y de la Tierra,
Te pedimos que nos guíes y nos acompañes
hasta que podamos caminar solos
para que, con madurez,
respondamos amorosamente a los pedidos de Dios.
Amén.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre, la Virgen María, Rosa de la Paz
Poemas al Inmaculado Corazón de María
Vigesimoprimer poema
Inmaculada Concepción,
abrigo de los que no tienen nada,
aliento de los que no tienen fuerza,
amor de los que lo perdieron,
guía nuestros caminos
a fin de que se cumpla nuestra misión espiritual,
para que estemos muy cerca de Cristo
y podamos participar del advenimiento
de Su esperado Retorno.
Madre Celestial,
destierra de nuestro interior
todo indicio de pecado y de perversión.
Que seamos lavados
por el agua de Tu purísima Fuente,
porque necesitamos estar purificados
por Tus Rayos de Amor
antes de entrar en el Templo inmaterial de la Creación.
Ayúdanos y enséñanos a reconstruir nuestras vidas.
Deseamos, dulcísima Señora,
estar ante la verdad de nuestro ser,
para que caigan más velos de nuestras consciencias.
Haznos merecedores de las promesas de Cristo.
Que, con entusiasmo y adhesión,
respondamos a cada convocatoria.
Aspiramos a alcanzar la madurez de la consciencia,
porque precisamos crecer
para mejorar y colaborar con el Plan de Dios.
Te pedimos, Divina Señora,
que nos impulses a estar en el vacío de sí,
para que seamos colmados
de un Amor impersonal, crístico y mayor.
Así, seremos apóstoles de la Verdad,
sin temor de entregar, cada día,
un poco más de nuestro ser.
Amén
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre, la Virgen María, Rosa de la Paz
La luz de los misterios emergerá hacia la superficie de la Tierra y las consciencias de la humanidad conocerán la Verdad.
Una Verdad que siempre estuvo allí, latente pero silenciosa, esperando poder emerger hacia la superficie, para que la raza percibiera que nunca estuvo sola en este Universo.
Pero cuando esa Verdad emerja, con ella vendrá la toma de consciencia de cada ser y todos se darán cuenta de las heridas que muchas naciones le ocasionaron al planeta.
En esa hora, todo quedará en evidencia y el planeta mostrará todo lo que ha sufrido a través de los tiempos, todo lo que también tuvo que soportar en silencio.
Porque cuando emerja la Verdad, la oración de los fieles devotos hará esa Verdad más contundente. Ella tomará una forma casi física para que ningún ser se confunda, para que todos puedan comprender lo que estarán viendo sin necesidad de que nadie interprete esos acontecimientos.
La Verdad que emergerá hacia la superficie traerá consigo muchas revelaciones. El ser humano se dará cuenta de todas sus fallas, al tomar conocimiento de la esencia de su propósito como ser y como miembro de esta humanidad.
Esa Verdad abrirá los ojos de los que siempre aspiraron a conocer lo que hay más allá de este mundo, pero el impacto de esa Verdad repercutirá en el conocimiento y en las creencias que cada uno tiene sobre la realidad.
Cuando la Verdad emerja hacia la superficie, Dios enviará un impulso más fuerte, para que toda la Tierra tenga la Gracia de poder rendirse y de reconocer sus fallas y, así, todo pueda ser reparado.
En ese momento, muchos mundos internos podrán retomar lo que dejaron pendiente en el Universo, y se colocarán disponibles para poder realizar lo que tanto esperaba el Plan de Dios.
La Tierra será restaurada de los abusos y de las dolencias que el ser humano le impuso durante décadas.
Así, la naturaleza se curará y ya no perderá el espacio que le corresponde desde el principio de la Creación.
Llegará ese momento, finalmente, después de que el propio planeta haya expurgado lo que le causa adversidad y dolor.
Ese tiempo y ese momento están llegando, por eso debemos orar para que más almas tengan la Gracia de no perder el surgimiento de la Verdad, momento en el cual nadie la podrá ocultar, no habrá arma que la destruya, nación que se le imponga o poder terrestre que la disuelva, porque la Verdad es única y ella está por encima de cualquier realidad material.
Prepárense para ese momento.
Es el tiempo de saber que llegará el despertar final, y todas las religiones deberán reconocer que se estacionaron en sus teorías y que se estancaron en sus dogmas, porque el amor que vendrá de la Verdad lo cambiará todo para siempre.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Querido hijo y querida hija Míos:
Escucha, en este momento, el viento invernal que abraza al norte del planeta.
Siente la luz de este lago que todo revela. Únete a la naturaleza de tu ser y comulga con Dios para que, en este día, renueve tus votos en nombre de la humanidad y del planeta, en nombre del Proyecto Original de Dios y de todo lo que aún deberá realizarse aquí, sobre la superficie de la Tierra.
Siente la brisa de este viento invernal de Canadá y abre las puertas de tu consciencia a lo nuevo, para descubrir el conocimiento sagrado que se guarda en este planeta y en muchos Recintos Internos de la Hermandad.
Recibe esta brisa invernal de Canadá como un momento de introspección y de recogimiento, para descubrir dentro de tu ser lo que verdaderamente existe y que no es aparente, lo que ha surgido una vez de la Fuente para vivir y experimentar el despertar de la consciencia, la evolución del amor y el gran momento que tú vives hacia la redención que te ofrece este planeta y esta creación que aquí se encuentra; absolutamente pensada, meditada y contemplada por el Padre Eterno para cada uno de Sus hijos.
Es desde este escenario, en Canadá, que hoy envío Mi mensaje para cada Hijo de María, para cada hijo Mío consagrado a Mi Materno e Inmaculado Corazón.
Momento importante en el que pueden renovar sus vidas y consciencias en la aspiración de cumplir el Plan de Dios como ejércitos de la Madre del Mundo, que atraen hacia la Tierra todo lo que está en los Cielos para que las almas se enciendan en luz en su interior y encuentren a Dios, más allá de todo lo que suceda o lo que acontezca.
Caminen hacia el encuentro de la nueva humanidad. Ustedes son la transición de algo que vendrá y que surgirá en poco tiempo. Este es el momento más duro y difícil, pero no es el único.
Después de que todo suceda llegará la Luz, la Luz de Cristo, la Luz de Mi Hijo, para volver a iluminarlos, así como el Espíritu Santo iluminó a los apóstoles.
Sigan el camino que están construyendo en sus vidas y no se dejen amedrentar ni perturbar.
Un Hijo de María es aquel que renace todos los días y que cumple, más allá de él, lo que Dios tanto espera en las cosas simples de la vida, en los gestos de amor, en la caridad y en el bien.
Que el servicio sea la antorcha de los Hijos de María, que la oración siempre sea el fuego que encienda sus corazones para encontrar la paz, la paz tan urgente en estos tiempos, la paz que ustedes pueden espejar con el ejemplo de sus vidas y de su entrega.
Hoy les hablo desde el congelado país de Canadá y, abriendo Mis brazos y extendiendo Mis manos hacia ustedes, queridos hijos, expando la luz de los Espejos del Universo sobre la Tierra para que sus almas, en este día, sean colmadas de más atributos y principios y, así, puedan seguir caminando en la evolución del amor y de la consciencia, en una apertura más amplia y profunda, para comprender los Misterios de Dios y de esa forma vivir Su Plan en la superficie de la Tierra.
Hoy envío este mensaje desde Canadá como parte de una trayectoria de la Jerarquía Espiritual que recorre ciertos lugares de la Tierra a fin de preparar a sus consciencias y a sus hermanos para lo que llegará.
Por eso, el conocimiento en sus vidas es imprescindible, para que lo puedan aplicar y llevar adelante en el día a día, y así ustedes imiten a otros pueblos y consciencias que también pasaron por la Tierra y que vivieron un gran despertar.
Hoy Me alegro de verlos reunidos en el nombre del Amor de Dios, que es lo primero que deben vivir en sus vidas. Hoy Me alegro de que estén reunidos en el nombre de Mi Hijo, y por último en el Amor de su Madre Celeste, que extiende Su manto para protegerlos, para ampararlos y envolverlos en la Gracia de Dios.
Esa Gracia Divina que es inextinguible e irrefutable, una Gracia que Yo he traído, especialmente, para cada hijo consagrado a fin de que despierte a su misión personal y perciba que este es el tiempo y es el momento del gran encuentro, del gran servicio por la humanidad y por el planeta, como por los Reinos de la Naturaleza.
Por esa razón, hoy Me encuentro aquí, desde los grandes lagos de Canadá envío Mi mensaje de Amor, de Paz y de reconsagración para cada hijo Mío consagrado a Mi Materno e Inmaculado Corazón.
Nunca pierdan de vista la verdad de lo que son y la Existencia Divina que una vez los formó y los creó. Así, aprenderán a superar las apariencias y los obstáculos, y renovarán sus vidas en la amorosa oración diaria que los unirá a Dios y a todo el Universo.
Que la potencia y el poder de los Espejos del Universo iluminen sus consciencias y a todos sus hermanos para que, ante un nuevo paso de reconsagración, cada uno asuma su lugar y su momento de gran servicio planetario, porque se acerca un momento definitivo y no está lejos, hijos Míos. Ese será el tiempo y la hora de hacer todo por este planeta y por su humanidad a fin de que todo pueda comenzar de nuevo como está previsto.
Reciban de Mi Corazón la luz de las Gracias y de la Misericordia del Padre. Colmados por Mi espíritu maternal reafirmen sus votos y renueven sus consciencias, porque aún hay mucho por hacer y por servir.
Que la oración en sus vidas siga siendo ese puente que los une a Mi Corazón y que los lleva al Cielo, en espíritu, todos los días.
Que en este día de renovación todos los Hijos de María se coloquen de pie y como ejércitos afirmen el compromiso de fidelidad y de unión con su Madre Celeste, la Madre Universal.
Con alegría y regocijo recibo sus súplicas e intenciones para que, en este año 2020, puedan seguir creciendo interiormente y se formen como apóstoles de Cristo en la Tierra.
Desde el Gran Espejo del Universo envío toda la Luz que necesitan, ustedes y el planeta, para que esta civilización humana pueda reencontrar el sentido de vivir este Proyecto de la Creación que aún se deberá cumplir y que ustedes prepararán ese cumplimiento con el Retorno de Cristo.
Alégrense y sonríanle a la Madre de Dios porque la Gracia Divina tocó sus corazones y vidas para siempre.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Ante la Presencia de la Madre de Dios que nos trae la cura interna y la renovación, ante Su Presencia en este día que colma nuestras vidas y corazones por medio de Su Gracia, renovamos todos juntos nuestros votos ante el Inmaculado y Materno Corazón de María, por el triunfo de Su Corazón en este planeta y en esta humanidad, y para que Sus divinos y sagrados atributos sigan descendiendo en nuestras almas y en nuestros hermanos, y ante este escenario en los grandes lagos de Canadá, siendo acogidos por el viento de este gran invierno y ante Su Gran Espejo, el Espejo de la Madre Universal, vamos juntos a realizar tres veces la oración de la Madre Universal para que Sus atributos sigan obrando y consagrando a las almas de este mundo.
Oración: Madre Universal (se repite tres veces).
Y ahora, hijos Míos, vuelvan a escuchar el movimiento de los Espejos, a través de este viento invernal que los abraza y del movimiento del agua de este gran lago, y cómo es posible que la síntesis de la Creación se manifieste en toda la naturaleza y dentro de ustedes; y así, regresen a sus orígenes, a su verdad y a sus esencias para estar allí en Dios y por Dios cumplir Su Voluntad.
¡Les agradezco por haberse reunido en este día Conmigo!
Y bajo la autoridad que Mi Hijo Me concedió, Yo los absuelvo y los reconsagro como Mis hijos, los hijos del Padre Celestial.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Era una vez, en el tiempo eterno, un Propósito infinito y amoroso del Único, en el que quería reflejar Su experiencia a través de una Creación formada y constituida por muchos tipos de vida.
Así, se crearon primero los Universos, sus galaxias, soles y estrellas; luego se crearon las nebulosas y, dentro de ellas, ya habitaban las dimensiones y los planos de consciencia.
Más tarde, cuando esa primera Creación había madurado, vibratoria y espiritualmente, el Padre con todo Su Amor, fijó Su mirada en un punto del Universo, en donde un planeta, el que más había brillado, generó una condición espiritual mayor que era capaz de albergar y de recibir un Proyecto.
Para eso el Padre pidió que ese tesoro del Universo, que se estaba expresando espontáneamente, recibiera uno de los elementos y fluidos más especiales de la Creación: el elemento agua, para que lo que sucedería después, tuviera el apoyo necesario para poder desenvolverse y evolucionar.
Ese elemento traería para la consciencia humana, que fue el último proyecto realizado, la capacidad interior y también material de recordar su origen no solo desde el vientre materno, sino también su origen superior.
El elemento agua es la base fundamental para el equilibrio emocional y sentimental del ser humano. Por eso, en la creación del planeta Tierra, el Padre le quiso conceder a Sus hijos la mayor cantidad de océanos y de mares para que no sintieran la desconexión espiritual del vientre materno.
Es así, que el Proyecto humano fue acompañado desde el principio, y ha sido el Proyecto genético más privilegiado porque el propio Proyecto, para poder ser corregido y redimido, recibió la encarnación del Hijo de Dios para que la raza humana encontrara un camino directo por donde poder retornar a su verdadera esencia.
Fue así que otros seres humanos se ofrecieron para que el Proyecto pudiera perdurar y alcanzar el mayor grado de perfección, lo que fue posible por todo lo que enseñó Cristo, que fue el camino del Amor y del Perdón.
Por eso todos los seres humanos bajo cualquier condición tienen la posibilidad, dentro de todo el Universo, de vivir y de experimentar el Amor de una forma directa y sin grandes esfuerzos; un Amor que proviene del espíritu, un Amor que trasciende los errores y que pacifica, que amplía la consciencia y que abre los sentidos internos para poder vivir conscientemente el Plan y la Voluntad de Dios.
Este pequeño planeta azul, dentro de la Creación, es la escuela predilecta en donde otras consciencias universales pueden aprender sobre cómo el Amor verdadero por el Creador, por el Padre Supremo, puede mover los acontecimientos y puede conceder milagros de vida y de redención.
La llave está en vivirlo y en confiar en el poder del Amor Mayor.
¡Les agradezco por responder a Mi Llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Cuando Dios pensó en crear al hombre de superficie, Él pensó en un Proyecto, en un Plan perfecto, el que podría despuntar durante el desarrollo de toda la vida del ser humano.
Ese Plan aún está vigente, a pesar de los errores y de los acontecimientos vividos por el propio ser humano.
Es un Plan basado ampliamente en la experiencia real del amor y del perdón.
El Plan prevé que todos los seres humanos sean perdonados, ya que después de muchas experiencias el ser humano necesita del perdón en sí mismo, dentro del campo de su consciencia, para que pueda sentirse libre de los errores cometidos y libre de toda culpa.
Pero ese hilo conductor que une y que realiza la vida del ser humano es la Consciencia Divina de Cristo, la que llegó a encarnar en esta humanidad para traer un mensaje que debe aplicarse en el día a día. Ese mensaje se profundizó a través de la entrega de Jesús Cristo.
Aún ese Plan deberá expresarse y realizarse en toda la humanidad y aunque en este ciclo parezca inalcanzable, la Jerarquía Espiritual impulsa y concreta ese Plan de Amor a través de los grupos de almas y de consciencias que, de alguna forma, tienen el compromiso de manifestar ese Plan Universal.
Hoy estamos ante un ejemplo de uno de los Planes de Dios, un ejemplo que estará representado por el especial Encuentro de Música de hoy, el que espejará una de las culturas y de las raíces más emblemáticas de los tiempos remotos: la cultura africana, la que siendo parte del Proyecto de Dios, también vivió sus embates y decadencias y que hoy, bajo el espíritu de la fraternidad y de la hermandad establecida, alcanzará esa experiencia interna con el amor y el perdón que todas las criaturas necesitan.
Por esa razón, el Encuentro de Música que hoy será ofrecido abrirá las puertas celestiales para que la amada África recupere los atributos y los valores originales, los que una vez la constituyeron como una raza emblemática y sagrada.
En la entrega amorosa y fiel de cada coralista e instrumentista, la Jerarquía Espiritual traerá hacia la Tierra todos los principios que una vez vivieron Mis hijos de África.
Esto beneficiará al alma de cada hijo Mío de África, que de alguna forma vive el resultado de traumáticas y dolorosas experiencias, producidas por el tráfico y por la venta de sus personas, para un provecho que está fuera de toda ley y contexto.
Este Encuentro de Música de hoy concederá a África la reintegración de su consciencia espiritual, la matriz que una vez formó el origen de esa raza, que tenía la misión de hacer el puente entre el Universo Material y el Universo Espiritual.
Por medio de la oferta que hoy será realizada, los Universos Divinos intercederán ya que a través del ejercicio espontáneo, de la alegría y de la oferta amorosa del Coro de Angolanos, la Divinidad, por primera vez, encontró un camino para conceder la libertad espiritual milenaria y la cura de los corazones heridos.
Todo eso es posible por la oferta del Encuentro de Música de hoy.
Que todos puedan sentirse parte de África y que puedan recuperar las raíces, las que una vez el Padre Celestial creó para que, en los valores de la igualdad y de la unidad, todos Sus hijos fueran felices.
Desde lo más profundo del Amor y de la Existencia Divina, agradezco al coro de Mis hijos de Angola por haber respondido ecuménicamente a este llamado de la Creación.
Deseo a todos una bellísima gala de música, para que la cura llegue a toda la humanidad.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice, en el Amor de Cristo,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Tributo al Instructor del Amor
Hijos Míos:
Hoy se cumple un año desde que el alma de Mi hijo José Trigueirinho se elevó al Cielo para continuar con su trayectoria en preciosas escuelas de servicio y de expansión de la consciencia.
Después de su partida, muchos acontecimientos se presentaron, no solo en el campo del servicio, de la instrucción y de la oración que la propia Figueira pudo expresar, sino también se presentaron grandes necesidades de ayuda humanitaria a nivel mundial e internacional.
Así, el Árbol Sagrado de Figueira que fue cuidado, podado y protegido por Mi hijo José Trigueirinho durante los últimos treinta años, lanzó nuevas semillas de instrucción y de servicio, las que hasta los días de hoy continúan brotando y dando infinitas oportunidades a todos los que quieran aprovechar esta Gracia de vivir la absoluta donación de sí.
Después de treinta años, en los que el suelo fértil de cada corazón y discípulo fue cuidado, amorosamente, por Mi hijo José Trigueirinho, llegó el momento de que las virtudes y los talentos emerjan para estar al servicio del Plan de Dios, a fin de aliviar todo el dolor a través del amor.
Este es el momento, en el que todos los discípulos de José Trigueirinho deberán asumir sus lugares dentro del Plan y deberán comprometerse con lo Alto para sostener las Islas de Salvación que, con tanto amor, Mi hijo José Trigueirinho, protegió y amparó con su humilde consciencia.
Este es el momento de que todos los miembros de la Red-Luz como buenos, dedicados y tiernos servidores asuman el cuidado, el amparo y el mantenimiento de las Comunidades-Luz, y que estén más presentes y activos, sabiendo que las Comunidades y los Núcleos-Luz serán espacios sagrados para el recibimiento y el acogimiento de situaciones humanitarias.
Ahora es el tiempo de poner en práctica todo el legado recibido y escuchado durante los últimos treinta años. Es el tiempo de dar continuidad a la Obra que la Jerarquía espiritual sembró a través de la Comunidad Figueira.
Así permitirán, hijos Míos, que en la superficie de las Comunidades y en los Núcleos-Luz, la Jerarquía cuente con espacios consagrados y donados amorosamente para que la Jerarquía pueda seguir instruyendo y guiando a las almas, para que pueda seguir sembrando semillas de luz en los corazones que están despertando a la gran convocatoria.
Demos gracias al Padre Eterno por haberles enviado al mundo un humilde y servicial Instructor que amparó y protegió a cada uno de sus hijos y discípulos.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Como un sol que nace en el horizonte, hoy les traigo el resplandor de Mi Consciencia Universal para iluminar sus caminos y sus corazones.
Vengo bajo la autoridad maternal y divina que el Padre Celestial Me concedió desde el primer momento en el que Su Sierva le dijo “sí” al cumplimiento de Su Plan sobre la superficie de la Tierra.
Bajo toda la luz del Universo, hoy vengo a su amoroso encuentro para disipar y transmutar aquellas fuerzas del mal que aprisionan y condenan a las naciones y a sus pueblos.
Vengo para rendir honor y poder al Nombre de Dios en cada uno de Sus siervos y discípulos de Cristo. Bajo esa poderosa autoridad divina vengo a encontrarlos y hacerlos partícipes de la Verdad que brota del Corazón del Padre Eterno para cada uno de Mis hijos que dijeron “sí” a Su Voluntad.
Es así, queridos hijos, que los vengo a sostener y a consolar.
Vengo para animarlos a renovarse en Cristo, para que ustedes puedan presenciar en el semejante la existencia de Cristo, más allá de lo humano y de lo que es mortal.
Vengo para que le den valor a su mundo interior y a todo lo que ese mundo interno recibió de parte del Universo y de las experiencias de la vida.
Hijos, estos tiempos colocarán a cada hijo Mío frente a la verdad, a su propia y clara verdad interna y personal para que, antes del momento más culminante del Armagedón planetario, ustedes ya hayan resuelto, dentro de sí, todo aquello que los separa de Dios.
Por eso, los invitamos no solo a orar por las naciones sufridas del mundo, los llamamos para sostener un tiempo que nunca vivieron ni atravesaron.
Los estamos conduciendo hacia el camino del Amor y de la sólida Hermandad.
Por eso, todas sus noches oscuras pueden ser momentos de luz, en los que la llama de la fe y de la confianza, por más pequeña que parezca dentro de ustedes, los ayudará a cambiar y a trascender los difíciles momentos que enfrenta el ser humano.
Pero no se olviden, hijos, que Yo estoy aquí en silencio, esperándolos, aguardando que cada uno de ustedes Me llame y Me pida lo que necesite.
Pero sepan que ya dejaron de ser Mis niños, ahora son los nuevos apóstoles de Cristo, los que con esfuerzo y sinceridad asumen responsabilidades y situaciones mayores.
Anímense todos los días a morir para sí mismos, por más que duela, por más que parezca difícil. Mueran para sí mismos todos los días, así Mi Hijo estará en ustedes y ustedes estarán en Él, ayudando a cumplir Sus más profundas aspiraciones, ayudando a redimir a esta humanidad enferma a través de su redención personal y colectiva.
Sé que no es fácil mirarse a sí mismo, pero vean la Luz Divina que Dios concibió en ustedes y en esa Luz poderosa e inextinguible busquen la unión y la Paz de Dios.
Yo estoy a su lado, soy la Madre que los ampara y que los comprende.
¡Les agradezco por escuchar de corazón Mis palabras!
Los bendice,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Asociación María
Fundada en diciembre de 2012, a pedido de la Virgen María, Asociación María, Madre de la Divina Concepción es una asociación religiosa, sin vínculos con ninguna religión institucionalizada, de carácter filosófico-espiritual, ecuménico, humanitario, benéfico, cultural, que ampara a todas las actividades indicadas a través de la instrucción transmitida por Cristo Jesús, la Virgen María y San José. Leer más