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En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Gracias por estar hoy aquí, Conmigo; porque en este lugar, en donde ahora se encuentran, para Mí representa espiritualmente una pequeña Tierra Santa. Y lo más maravilloso de todo esto es poder ver que esa Tierra Santa está formada por las almas, por los corazones que fielmente responden al Llamado; así como muchos de sus hermanos y hermanas, en el mundo o aun dentro de esta Obra, responden fielmente al Llamado de Dios.
Hoy, Me quiero detener, compañeros, en la Mirada de Dios sobre este lugar, que fue fundado y concebido para la manifestación del Plan de Dios en la Tierra. Pero este lugar está vivo espiritualmente por las almas que participan en él, por los servidores que se autoconvocan todos los días, más allá de sus propias experiencias de vida.
La Mirada de Dios sobre este lugar es especial, es una Mirada tierna y pacífica, porque Él puede ver reflejada Su Voluntad en este lugar, aunque tal vez sea un poco desconocida para ustedes y sus hermanos; una Voluntad Suprema y Divina que es palpable en esta vida material, en la experiencia de este Núcleo-Luz, una vida que se refleja a través de la Voluntad, de lo que cada corazón cumple ante Dios día a día.
Esto también es maravilloso para Mí, ante la difícil situación planetaria, en donde hermanos se enfrentan contra hermanos, en donde naciones enteras son destruidas por la impunidad, por la falta de amor al prójimo, por la falta de respeto a la propia vida humana.
¿Ahora, comprenden por qué este lugar es para Mí una maravilla de Dios, como tantos otros lugares de esta Obra?
¿Consiguen apreciar, compañeros, el valor que esto tiene y la continuidad de su expresión en esta superficie?
Expresión unida íntimamente a los Retiros de Amor, fuente inagotable que los impulsa a vivir el Plan de Dios todos los días, aunque no sepan cómo comenzar de cero. Esto es parte de la Grandeza de Dios, de Su Amor inagotable e inextinguible.
Son pocos los lugares en el mundo que, en el tiempo actual, pueden vivir la fidelidad a Dios; pero no hay un misterio en todo esto, porque la fidelidad a Dios es sostenida por la transparencia y el amor ardiente a la Voluntad Divina, que es lo que gesta y crea los pilares de la Obra de Cristo en la Tierra, a través de las almas.
Sin la fidelidad, la transparencia y el ardiente amor a la Voluntad de Dios no sería posible que la Jerarquía trabaje en el planeta. Esto permite, ante la deuda espiritual de la humanidad, que la Divina Jerarquía pueda intervenir en estos tiempos críticos. Porque existen lugares como este, pequeñas Tierras Santas, que atraen hacia sí mismos la Voluntad de Dios a través del servicio incansable por los que sufren y padecen, el servicio por todos aquellos que están bajo la condición humana.
Quisiera que, a partir de hoy, compañeros y amigos Míos, contemplaran y valoraran este lugar y otros lugares de la Obra con la misma Mirada de Dios, Mirada de ternura y de pacificación.
Porque Él, que está en Su Reino y en Su Gloria, junto con todos Sus Hijos, cuida de cada paso y de cada detalle hasta el más insignificante, para que las almas puedan crecer en el amor y en la justicia, para que las almas aprendan todos los días a donarse un poco más y a salir de sí mismas para poder alcanzar la redención.
He aquí Mi pequeña Tierra Santa, la nueva Tierra Santa de Dios, entre tantas otras tierras santificadas por el Padre Eterno en este planeta. Dios desea ardientemente que esta Gracia se multiplique, porque es una Gracia para la humanidad, aun para aquellos que no la merecerían por sus errores o pecados.
Vean, entonces, la maravilla de la Misericordia de Dios, infinita, inagotable e inextinguible, Divina Misericordia que puede abrazar a todos Sus Hijos, Divina Misericordia que puede congregar a todas las almas, Divina Misericordia que puede sanar a todos los corazones.
Rezo, junto al Padre Eterno, para que existan más Tierras Santas; así como espero, en lo más profundo de Mi Corazón, que esto pueda suceder en África, para que los valores más auténticos y verdaderos de los que sufren sean reconocidos. Si el Corazón del Maestro se conmueve de Amor por Sus hijos de África, especialmente por los más pequeños e inocentes, ¿sus corazones serían capaces de conmoverse?
¿Qué hay más allá de lo que está aparentemente miserable?
Dios se esconde en los más pequeños e inocentes; así, Dios derriba del trono a los que se dicen poderosos, porque Su Amor está presente en los que son anónimos, en los que no buscan nada para sí, en los que se apartan de cualquier reconocimiento.
¿Será que el mundo colocará su mirada, de una vez y para siempre, en África, para que la humanidad comprenda, de una vez y para siempre, que desde África surgirá la Nueva Humanidad? ¿Por qué la destruyen? ¿Por qué la colonizan? ¿Por qué abusan de África?
Ya no hay sensibilidad en muchos corazones impunes; pero Yo cumpliré Mi promesa de retornar a África, así como está escrito y como fue escrito que Yo esté hoy aquí entre ustedes.
Por eso necesito, compañeros, que, en el final de estos tiempos críticos, coloquen en sus corazones y oraciones los próximos Proyectos de Cristo; porque mientras estos Proyectos no se manifiestan ni se concretan, muchas almas se siguen perdiendo y son abducidas hacia el fuego del infierno.
¿Ahora, comprenden la importancia de los lugares y espacios bendecidos por Mí, como esta pequeña comunidad que aquí expresan?
Todo les está siendo dado, todo les está siendo permitido y todo se les pedirá, sobre todo una respuesta interior verdadera que justifique los tesoros que están recibiendo, porque la Gracia de Dios es abundante.
Él quiere que esta Gracia se multiplique y se expanda en el mundo para que, a través de esta Obra concebida para el Sagrado Corazón de Jesús, a través de los servidores de Cristo que se confirman en este tiempo, esta Obra pueda llegar a lugares muy lejanos del planeta.
Porque ya les dije una vez, compañeros, no serán muchos los que Me servirán en este tiempo final; pero los que Me sirvan en este tiempo final, aunque sean pocos, tendrán que ser verdaderos; así como esta Verdad que los trajo hasta el presente desde el primer día que se manifestó este sagrado lugar, este punto de Luz para la Jerarquía.
Quiero anunciarles con toda gratitud, con toda reverencia y con toda la aspiración interior que aquí colocaré a algunos sacerdotes para que sustenten, junto con sus hermanos y hermanas, este nuevo ciclo del Núcleo-Luz, a través de su sagrada tarea en la Casa de San Lázaro como también en los demás proyectos de los que participarán en los próximos tiempos; porque el canal espiritual deberá estar bien fortalecido para poder abarcar y abrazar a la mayor cantidad de almas, en este y en otros planos, que a través de la Casa de San Lázaro buscarán el alivio del sufrimiento.
Quiero que sepan que aquí, en esta casa consagrada a Mi Madre Santísima, su Maestro y Señor, Cristo Jesús, en el más profundo y anónimo silencio, encuentra un lugar de reposo y de alivio.
Es tiempo, compañeros, que perciban Mi Presencia Espiritual aquí, que sepan que nunca los abandonaré, pero que siempre los impulsaré a que vuelen con sus propias alas hacia las dimensiones y planos de consciencia en donde debe materializarse la Voluntad de Dios en esta superficie.
Como lo pedí en otro lugar de esta Obra, deseo aquí la Fuente del Cristo Curador, el Insondable y Sagrado Corazón de Jesús, para que los que crucen la sagrada puerta de esta casa encuentren Mi Agua de Vida, que los purifique y los lave, que los alivie y que los renueve para el próximo servicio.
Esta agua de la Fuente del Cristo Curador será bendita no solo para el Santo Sacramento del Bautismo, sino también para los que la quieran beber o la quieran llevar consigo para bendecir sus casas y familias.
Vean, compañeros, cuán simple pero cuán profundo es el Amor de Dios, que se esconde en lo que es silencioso y anónimo, que se aparta de cualquier protagonismo y exposición; porque Dios está presente en la vida de los peregrinos, de los buscadores de la paz y del bien, de los que trabajarán en estos tiempos críticos para que los valores de la dignidad humana, de la fraternidad y, sobre todo, del amor no se disuelvan de las consciencias.
Tendrán Conmigo dos días más de encuentro en esta sagrada casa. Les pido que, en estos días que aún vivimos de Cuaresma y de vacío interior a través de sus propios desiertos, ofrezcan cada tarea y cada servicio en nombre del Señor. Así como también ofrezcan los días de la Maratón de oración a Mi Sagrado Corazón.
Mi Mirada estará atenta a las acciones de Misericordia, para que los graves errores que hoy se cometen, en el mundo y a través de las guerras, puedan ser disueltos y se conceda un tiempo más de paz en el mundo.
Por eso, Mis amigos, la paz debe comenzar primero en ustedes, cuidando sus palabras, cuidando sus gestos, cuidando sus actitudes, cuidando sus pensamientos y sentimientos, cuidando al prójimo antes que a ustedes.
Así, la caridad fraterna, inspirada a través de los tiempos por muchos santos y bienaventurados, no se disolverá en el mundo y concederá la paz; y esta caridad fraterna se reflejará en sus rostros con una hermosa sonrisa por servir a Dios. Así, sus propios sufrimientos y agonías se disolverán, porque quién sirve a Dios se libera para siempre de sí mismo.
Tomen en cuenta todo lo que les digo y guarden Mis Palabras en sus corazones.
Una vez más, les agradezco por estar hoy aquí.
Bendice, Señor,
a los que escuchan Tu Llamado.
Bendice, Señor,
a los que te sirven incansablemente.
Abraza con Tu Amor
a los que invocan Tu Nombre,
y guía los pasos de los consecuentes.
Que las heridas y los agravios de los corazones,
por todas las ofensas que hayan podido recibir
a través de los tiempos,
se sanen.
Glorifica, Señor,
a los que sirven anónimamente;
silencia a los que hablan injustamente.
Porque Tu Poder y Tu Luz estarán
en los que siempre te dicen sí y no retroceden,
porque entregando sus vidas en Tus Manos,
entregando sus consciencias a Tu Corazón, Señor,
el tiempo de la consumación se cumplirá;
así como Tu Amadísimo Hijo lo cumplió
cuando expiró en la Cruz.
Amén.
En el nombre del Padre, del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Mi tiempo se acaba en el mundo antes de preparar Mi Retorno definitivo a la humanidad. El reloj marca el gran momento, aún hay mucho por hacer, aún hay mucho por redimir, aún hay mucho por convertir.
¿Quién se ha definido antes de que esa gran hora se aproxime y marque el punto final y el comienzo de otra etapa, la etapa más culminante para la humanidad y el planeta?
Por esa razón, Yo vengo del Cielo una vez más, para reunirlos en Mi Nombre y para que a través de Mi Corazón lleguen a Dios, al Padre Celestial, que en Su Silencio aún aguarda la respuesta madura de Sus Hijos.
El Plan que Yo les ofrezco a las almas es un Plan que no pertenece a este mundo, es un Plan que no puede ser razonado con la mente, que solo puede ser comprendido con el corazón, con el corazón que ama a Dios, sin excepciones; con el corazón que se ofrece por los demás, sin nada a cambio; con el corazón que sabe profundamente lo que significa la Voluntad de Dios y no la rechaza.
Es este corazón el que Yo busco en muchos de los Míos, sobre todo en esta hora, en la que ustedes deberán caminar con sus propios pies a través de la senda que Yo les He abierto, a través del Propósito que Yo ya les He mostrado, a través del compromiso que ya firmaron Conmigo.
He aquí la muestra de un Corazón maduro, de un Corazón que se sacrificó por ustedes hasta la Cruz, de un Corazón que no negó su salvación y la salvación del planeta, de un Corazón que sigue derramando Sangre y Agua por el mundo y por la humanidad, aunque muchos no lo sientan ni lo perciban.
He aquí el Corazón que es una Fuente inagotable de Amor para el mundo entero, de un Amor maduro que precisa ser imitado, que precisa tener su ejemplo en esta superficie, que precisa reflejarse en las almas que Me dicen sí.
Este es el tiempo de que el corazón maduro de Mis compañeros asuma el Plan, de que no retrocedan ante los desafíos, de que no le teman a la oscuridad, porque quien está Conmigo está en Mi Luz y no perecerá.
Pero ahora es el tiempo de que ustedes hagan su parte definitiva y Yo solo los acompañe como un Buen Pastor, como un Pastor que cuida de todo Su rebaño, más allá de las respuestas de cada uno.
Por eso, es importante que el amor sea el centro de su meta y no tanto sus destrezas. Por eso, es importante que el amor sea el centro de su propósito y no tanto sus ideas.
Porque en el Amor de Dios, y a través del Amor de Dios, llegarán muy lejos si realmente se abren a vivirlo, no de la forma que ustedes desean o pretenden, sino de la forma que Dios lo Ha pensado, que Dios lo Ha determinado, así como el Padre lo determinó a través de Su Hijo.
Ante la Agonía del Huerto Getsemaní, Él Me ofreció el Cáliz del Amor y de la Renuncia. Nunca podría haberlo negado; porque hoy, ustedes y sus hermanos, no estarían aquí.
Ahora, ¿comprenden cuán importante es entender la inmensidad de ese Amor, que no tiene límites ni fronteras en ningún plano ni en ninguna consciencia, en ninguna dimensión ni en ningún espacio?
El Amor de Dios es una Fuente que nunca acaba y que nunca termina. El Padre tiene tanto para darles, a través de Mí, que Sus Brazos aún están abiertos para que más almas puedan llegar a Él sin nada a cambio.
A partir de este mes de agosto es el momento de demostrarle a Dios que quieren vivir de Su Amor Mayor e Infinito; que quieren dar sus pasos a través de Su Amor Misericordioso y Eterno; que están dispuestos a asumir, por amor, la parte del Plan que les corresponde; para que así, su Maestro y Señor pueda obrar en este mundo y en esta humanidad, en este tiempo definitivo en el que muchas situaciones están en juego y en el que millones de almas están bajo esa condición vulnerable.
Por eso, este es el tiempo de la acción de los apóstoles; es el tiempo definitivo de abandonar la mediocridad, la culpa o la negación. Este es el tiempo de que se liberen de ustedes mismos y de que permitan que el espíritu vuele alto hasta poder unirse a Dios en comunión eterna, así como Su Hijo se unió en comunión eterna con Dios, durante Su última espiración en la Cruz, cuando le dije: "Padre, en Tus Manos encomiendo Mi Espíritu". Y ustedes, ¿encomiendan su espíritu todos los días al Señor?
Él pretende hacer obras de Misericordia a través de las almas y a través de los apóstoles de Cristo, decididos a ser un lucero en este mundo de oscuridad y en este mar de hostilidad y de terror.
Ya no son momentos de emociones. Estos son momentos de decisiones, de una decisión madura y pacífica, de una decisión que sea capaz de estar en entrega a Dios sin condiciones, con sus corazones prontos para lo que sea, para lo que tenga que ser según está escrito.
En este mes de agosto, mediten y reflexionen:
¿Hacia dónde se dirige la barca de mi alma?
¿Estoy viendo a lo lejos el puerto seguro del Corazón de Dios?
¿Aspiro a alcanzar ese puerto a pesar de la tempestad o de las tribulaciones?
¿Tengo claro dentro de mi corazón lo que he decidido para mi vida y para el resto de mi evolución?
¿Tengo mis pies en un solo camino, en el Camino del Señor?
Ahora, ¿dónde está la barca de mi alma?, ¿por dónde ella navega?
¿Me he detenido por alguna causa? ¿Me he demorado? ¿Qué estoy haciendo?
Pregúntense, compañeros, así podrán entrar al nuevo ciclo, después de agosto, con una visión más amplia y no restringida, con una sabiduría más profunda y no limitada, con un propósito más claro y no confundidos.
Porque la Llama de Mi Corazón es la antorcha que ilumina sus caminos, es la Luz que los llevará al Corazón de Dios; porque Yo Soy la Verdad y la Vida, Yo Soy el Camino y el Amor para Mis compañeros.
La decisión está dentro de ustedes y no en sus palabras. La decisión está en el centro de sus almas y no en sus mentes.
Denle espacio a su universo interior para que se expanda y el Espíritu Santo pueda obrar a través de Sus Dones y Gracias en las almas que con fe siguen a Cristo, paso a paso, más allá de sus imperfecciones o más allá de sus errores. Porque Yo vengo a buscar lo que en verdad Me pueden dar y no lo que Me prometen.
Pedro, el apóstol, muchas cosas Me prometió y pocas cumplió por él mismo; hasta que un día, se dio cuenta que lo que Yo necesitaba era su corazón y su vida para que fuera la piedra fundamental de Mi Iglesia Espiritual en este mundo; así como cada una de las almas es para Mí una piedra preciosa, es un cristal brillante que Yo pulo con Mis propias Manos cuando Me lo permiten y cuando no se resisten, para presentar Mi ofertorio a Dios a través de sus corazones.
Quiero dejarles este Mensaje, no como un Mensaje más, sino como la gran y última reflexión de sus consciencias a las puertas de este mes de agosto de la Hermandad.
A pesar de que este mundo esté en tinieblas, guerra y dolor, que despierte la esperanza, la fe y el amor en los que creen en Mí. Porque Yo les prometí en Pentecostés que vendría el Consolador, el Eterno, el Santo Espíritu de Dios, para bendecirlos y guiarlos hasta el fin de los tiempos.
Y enviaré una vez más el Espíritu de Dios para que preparen Mi Retorno a través de sus caminos, para que preparen Mi Retorno a través de sus definiciones, para que preparen Mi Llegada a través de la donación de sus corazones. Así se seguirá cumpliendo lo que está escrito, más allá de lo que viva el mundo en este momento.
Sean valientes y no se desanimen, la fuerza de Mi Amor todo lo puede en ustedes y en sus hermanos.
He aquí el Corazón Misericordioso del Señor, que se dejó traspasar por la lanza en Su Costado para derramar Fuente de Vida en todas las almas.
Así, en el comienzo de este importante mes de agosto, Yo los bendigo y les vuelvo a entregar Mi Paz para que esta Maratón le conceda al mundo una paz justa y equilibrada; una paz que dé alivio al sufrimiento de muchos corazones y familias; una paz que retire la culpa de muchas consciencias; una paz que les demuestre a todos Mi Verdad, la Verdad de que los amo más de lo que ustedes imaginan, porque Mi Amor no cambia.
Les deseo a todos una reflexiva Maratón de oración, porque estaré a su lado para escuchar cada una de las cuentas, cada una de las oraciones, cuando le digan a Mi Padre que entregue Su Misericordia por Mi Dolorosa Pasión, por la Pasión Dolorosa de Cristo que salvó y salvará al mundo entero.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Cuando el ocaso esté por desaparecer y llegue la noche, será el momento más culminante de la humanidad y del planeta.
Ya todo se habrá desencadenado dentro y fuera de los seres, y sobre la superficie de la Tierra ya no existirá más nada que aprender ni tampoco que instruir.
Todos conocerán la Verdad.
Todos podrán verlo y participar de ello, porque el fin de los tiempos se habrá consumado y la Nueva Tierra ya dejará de ser una promesa porque la vieja Tierra se purificó.
Pero antes de que se cumpla esa promesa, que Dios tanto espera, la Tierra aún pasará por su transición. La dualidad también vivirá su definición y el destino será cambiado.
Después que lo más difícil que haya sucedido vendrá la Aurora para hacer resplandecer su Luz y su Consciencia. Vendrá el Hijo y después vendrá Su Madre y con Ellos todos los ángeles y arcángeles y los grandes obreros del Plan.
Las trompetas ya habrán sido tocadas y en el corazón de los justos resonará la Verdad.
Los injustos serán apartados y enviados a su nuevo destino. La paja estará separada del trigo, los lobos de las ovejas, lo puro de lo impuro, lo turbio de lo cristalino, la oscuridad de la luz.
Y nadie podrá reclamar, ya nadie podrá justificarse, porque todo lo habrá recibido desde el Cielo y desde el Universo.
Las Palabras de la Jerarquía ya no pasarán más como el viento o la brisa que puede acariciar sus rostros.
La Palabra, que es el Verbo, se cumplirá y ya nadie podrá omitirla, ninguna consciencia, ninguna nación, ningún gobernante o nadie que se oponga, porque ya no existirá oposición ni dualidad, no existirá el pasado ni tampoco existirá el futuro.
El eterno presente descenderá a la Tierra y el planeta ingresará en su nueva dimensión, la dimensión de la cual ha sido apartado para aprendizaje y experiencias.
Ingresará a la verdadera dimensión, al Real Tiempo, en donde solo existe lo eterno, lo visible y lo invisible.
Así, las consciencias que quedarán y permanecerán ya no estarán lejos de la Verdad, porque la Verdad será parte de ellas al haber persistido en sus pruebas y en sus aprendizajes, al haber creído en Cristo, en Su Palabra, viviendo la obediencia y la estricta adhesión a Su llamado.
Después de que Yo ya no esté aquí entre ustedes, ya saben que todo se desencadenará.
Los muros de las resistencias ya no serán fortalezas propias, no habrá divisiones ni barreras, obstáculos o desafíos porque todo caerá por su propio peso.
La Verdad prevalecerá en los corazones limpios y humildes. La mentira se verá en los corazones que se ensuciaron por sus malas palabras.
Los verdaderos rostros se mostrarán, algunos, llenos de gozo y de alegría del Cielo, otros, llenos de espanto al haberse encontrado con la Verdad y por haberse arrepentido demasiado tarde.
Por eso siempre deben tener cuidado con lo que deciden en sus vidas y en sus caminos.
El Plan de Dios no es algo pasajero ni tampoco es algo que se pueda usar en su provecho.
Si el Hijo de Dios descendió a la Tierra fue por una máxima Voluntad.
Si el Hijo de Dios vino a su encuentro fue por una máxima Voluntad.
¿Comprenden?
No se puede desechar el Plan de Dios porque no les convenga o no lo sientan. Asuman la responsabilidad de su purificación y pronto se librarán de ustedes mismos.
No pueden distorsionar la historia que se está escribiendo en sus corazones y vidas.
No pueden desviar el lápiz de Dios con sus cometidos; recapaciten, y crecerán.
No hagan pequeño lo que es verdaderamente grandioso y que viene del Cielo.
No sean como el mundo que ofende el Plan de Dios, día a día, y sin consciencia.
Porque cuando las Leyes sobrevengan al mundo todos aprenderán y quien esté en el centro del Propósito no sufrirá, porque la Ley no será castigo, la acción de los hombres será la propia condena.
Deben reconocer dentro de ustedes el Reino que Dios les ha dado y no contaminarlo con sus formas de vida.
Por eso invoquen, imploren y apelen por un corazón puro, para que sus mentes sean puras, para que sus acciones sean puras, para que sus caminos estén llenos de luz y no de sufrimiento, el sufrimiento que pueden ocasionar y vivir por ustedes mismos.
Dios aspira a que todos puedan vivir en Su Alegría y que ya nadie más se condene en esta humanidad.
Busquen ser lo que verdaderamente Dios necesita y todo se transformará.
Ustedes no pueden dejar de ser parte de Mi Nuevo Evangelio.
Ustedes deben ser parte de lo que está descendiendo desde el Universo.
Por eso, en estos últimos días les he traído tantas llaves y tantos conocimientos, porque es hora de vivir esa madurez espiritual que el Padre del Universo necesita para poder seguir cumpliendo Su Plan y Su Voluntad.
No pueden tomar el Plan de Dios y su misión como algo pasajero, como si ya nada más importara.
El arrepentimiento llegará para mostrarles a algunos el lugar en donde se han colocado y del cual no consiguen salir por sí mismos. Allí no llega Mi Misericordia, allí no llega Mi Gracia ni tampoco Mi Luz. No puedo transgredir su libre albedrío y su voluntad.
Les enseñé a Mis apóstoles a ser verdaderos y también simples; a ser honestos y transparentes en la Verdad, porque eso siempre los protegería.
Ahora es tiempo de tener la consciencia sobre las decisiones de la vida y cómo esto influye en su evolución y principalmente en su vida espiritual.
Todo lo que ha sido entregado en estos últimos tiempos deberá ser testimoniado para todos en el día del Juicio Final y después de esta vida.
Los tesoros del Cielo nunca quedarán perdidos.
Los tesoros del Cielo deberán ser atestiguados por cada discípulo Mío, aunque ya no esté Conmigo.
La firma de su compromiso es su salvación y recordarlo todos los días también es su salvación.
Deben aprender a percibir la realidad más allá de ustedes mismos y nunca permitir lastimar el Plan de parte de ustedes.
No pueden dejar pasar el tiempo como si nada sucediera. Ustedes saben más que Yo que el planeta está sufriendo y está muy herido.
Por eso en el momento más culminante de la tribulación Yo retornaré y nadie podrá escapar a ese acontecimiento, por más que Me haya negado, por más que haya dicho que Yo no estoy aquí.
La verdadera Jerarquía no hace perder el tiempo a los hijos de Dios. Tomen consciencia de esto y recapaciten.
Expreso esto especialmente para los que se han alejado y fueron confundidos por Mi enemigo. Rezo por su arrepentimiento y su humillación.
La soberbia humana puede ser tan grande como un mar y ahogarlos sin que lo perciban.
La ceguera de los injustos será quitada cuando permitan que el Corazón del Maestro los pueda tocar con Su Luz.
Los leprosos de espíritu serán curados cuando se abran de corazón a la cura divina y a la realidad del Universo.
Todos tienen un lugar en Mi Corazón y eso ya lo saben.
Todos tienen un compromiso Conmigo y eso es inolvidable, porque ha llegado el tiempo de asumir la realidad y de no apartarla de sus caminos como si no existiera.
Aprendan de Mi Sacrificio y sobrevivirán.
Sean capaces de amar de verdad y sin tibieza.
Sean verdaderos embajadores de la paz en estos tiempos críticos, porque así alegrarán Mi Corazón de muchísimas angustias y de muchísimas penas que ocasionan los que no Me han comprendido por este medio.
Ahora llegará la Luz para los que la quieran vivir y deseen participar de ella.
Esa Luz que Yo propagaré los protegerá y amarán cada paso de su purificación, por Mí.
Revivan su compromiso, que firmaron una vez en el Cosmos, e ingresen en la verdadera dimensión de la Hermandad.
Los candados de los Libros Sagrados ya fueron abiertos para comenzar a pronunciar la gran revelación de todos los tiempos y de todas las eras.
La Vida Universal se hará presente en los corazones que la clamen, porque así vivificarán el Plan.
No pierdan tiempo en lo que es pasajero.
Asuman cargar en sus espaldas al planeta, porque él grita por alivio.
Lleven estampados en sus pechos la Estrella de la lealtad y de la Confraternidad. Reenciendan ese Sol interior que nunca deberá morir ni apagarse.
Dejen brillar lo que verdaderamente son y podrán salir de las cosas superficiales.
Porque lo mezquino dejará de ser mezquino, lo soberbio se purificará y la arrogancia morirá para que surja la luz del espíritu, la que siempre los colmará y los llevará a la paz.
Les agradezco por cooperar.
Les agradezco por escuchar y por traer alivio al Corazón de Dios.
Que se cumpla en ustedes el Propósito y que él siempre sea recordado, para que en los momentos de mayor tribulación no duden en seguir Mi Camino; así se librarán de la confusión y de las apariencias de los que los rodean.
Abracen esta cruz que Yo les ofrezco y así se sembrará la semilla de una Nueva Humanidad.
No les pido lo imposible. Solo les pido que después de tantas experiencias en el Cielo y en la Tierra aprendan a vivir la Verdad y la simplicidad, afluentes que los hará encontrar con el gran Océano de Mi Amor, de Mi Amor infinito y expansivo.
Revivan todos estos impulsos que les he dado estos días, porque sé que no los consiguen recordar.
Deben estar atentos a lo que les digo, porque Mis Palabras no se volverán a repetir.
Sean buenos estudiantes, aplicados y disciplinados, así vencerán la inercia.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Y ahora que he venido a tu encuentro, recuesta tu cabeza sobre Mi Pecho y siente toda la paz que Yo te puedo brindar en este tiempo, una paz que nadie más te puede dar, ni entregar.
Siente ahora Mi Corazón vivo, que pulsa interiormente cerca de tus oídos. Este es el Corazón que ha padecido por el mundo y por la humanidad.
Es el Corazón que ha derramado Su Sangre por las almas para el perdón de las faltas y que aún lo sigue haciendo por todos sus compañeros y por sus enemigos.
Pero hoy no pienses, amado Mío, qué es lo que estás sufriendo o lo que podrías sufrir. Piensa en Mí, únete a Mi Consciencia y siente Mi abrazo paternal, porque Yo cuido de todas Mis ovejas, una a una, y nunca Me olvido de nadie.
Entrégate a Mí, y ríndete, como tantas veces te lo pido.
No temas por lo que vendrá sino por lo que no está sucediendo en tu vida.
Ahora, refugia tu alma debajo de los Rayos de Mi Corazón y siente el soplo del Espíritu actuando en cada momento, en cada respiración, así como en cada palabra.
Yo puedo restaurar todas las cosas. Yo puedo suplir todas las cosas, porque no soy Yo quien lo hace, es Mi Padre que está en los Cielos, es Él quien obra, quien realiza y quien manifiesta la Voluntad Superior.
Deja para atrás lo que no comprendes, lo que no aceptas o lo que no entiendes.
Confía en este Amor que Yo te estoy donando, porque es un Amor que debe realizarse en ti para que el Plan de Dios se realice en la Tierra.
Recuéstate como Juan, el apóstol, sobre Mi Pecho y siente los dolores y las agonías de tu Señor, en el silencio y en la calma.
Dios no ofrece sufrimiento a las almas, son las almas que buscan el sufrimiento, porque en el Reino de los Cielos, desde donde hoy provengo, no existe el dolor ni la culpa. Alégrate por estar recostando tu cabeza sobre el Pecho de tu Maestro.
Sé que no lo comprenderás todo de una sola vez, pero eso no importa para tu Señor. Lo que importa es que lo vivas plenamente, unido a Mí, en espíritu y en esencia.
No confirmes tus pecados, no afirmes tus errores, eleva tu corazón y colócalo dentro del Mío, para que Yo lo pueda transformar y pulir como las manos del alfarero. Y así estarás en perfecta libertad y en profunda calma y de la noche a la mañana no sabrás qué es lo que te ha sucedido, porque todo se habrá transformado tal cual Yo lo he pensado, según los designios de Dios.
Recibe el Amor de Mi Corazón como un bálsamo y ríndete. Mi Corazón no te hará mal, Mi Corazón no te hará daño. Mi Amor es bien y es pacificación para las almas.
Sírvete de todo lo que Yo te puedo donar y confía, porque todo está marcado, todo tiene su hora y su tiempo.
Así como tú estás hoy sobre Mi Pecho sintiendo el fuego de Mi Corazón y la suavidad de Mi Alma, la acción de Mi Divinidad y de Mi Espíritu, quisiera que muchos más imitaran este ejemplo de unión con el Señor.
Calma tu corazón de toda angustia y acepta lo que te entrego, porque todo tiene un fin mayor y un propósito que aún estarás por descubrir, algún día.
Deja para atrás lo que has padecido, lo que no has entendido, sumérgete en el océano de Mi Luz y todo se disipará, porque quien confía en su Maestro, confía en Dios, Todopoderoso. Y su vida, día a día, paso a paso, con esfuerzo y sacrificio, se volverá libre.
Yo quiero de tu alma un nuevo ser que sea parte de una nueva humanidad, consciente y despierta, responsable y digna con la Creación.
Hay tantos tesoros en el Cielo, querida alma, que tengo para revelar; Mis Manos están llenas de designios y aún no los puedo derramar sobre el mundo porque no encuentro lugar ni refugio en la humanidad entera.
Pero si tú, valiente Mío, hoy das el paso por muchos más, algún día muchos más reconocerán Mi Nombre y Mi Gloria, y la harán digna en sus vidas para que así triunfe el Amor de Dios.
Ahora, abrázame y siente el calor de Mi Espíritu, siente la protección de Mis Brazos y la respiración de Mi Cuerpo como un soplo renovador que a todo santifica y que a todo renueva.
No hay nada que se pueda perder. Todo es transformado según Mi Voluntad.
Conviértete en una de las santas mujeres de Jerusalén, o tan semejante al apóstol Juan, en total entrega y abnegación.
Todo lo que vives, alma Mía, tiene un motivo y un significado para Dios, no hay nada que esté fuera de lugar, todo tiene un sentido y un tiempo para realizarse. Sea en el bien, o lejos de él.
Pero Yo quiero que hoy sientas el latir de Mi Corazón manso, de un Amor inexplicable y redentor, que ansía por las almas buenas y dignas, que cumplan la Voluntad de Dios en este tiempo de difíciles pruebas.
Abrázame fuerte y siente Mi consuelo que es intransferible e inmediato. Deja que Yo te nutra con Mi Paz y con la llama de Mi Fe, que es la que me trae al mundo para buscar a los que he llamado por su nombre para que Me acompañaran en esta era y en este ciclo, en donde el mundo vivirá su mayor desafío de todos los tiempos y de todas las eras. No podré decirles lo contrario.
Almas Mías, es hora de vivir Mi Plan y de no esperar más tiempo.
A veces su Señor y Maestro necesita sentir el calor del amor de Sus hijos para poder seguir adelante. Por más que Yo esté en el Cielo no significa que no sienta como un ser humano, porque como ser humano estuve entre ustedes, para que me pudieran vivir y comprender.
Así estarán abrazando a su Padre Celestial, que también necesita de consuelo, al ver las ofensas y los agravios del mundo.
¡Cuánto el Amor puede hacer en los corazones que se deciden a vivirlo plenamente, el Amor que viene de lo alto y que puede brotar de los corazones haciendo nacer Nuevos Cristos!
Quiero que hoy Me ofrezcan su abrazo porque lo necesito, así como ustedes necesitan de Mí para seguir caminando por este sendero, el más difícil de todos los tiempos, el que ninguna otra humanidad vivió, en ninguna otra época.
Ustedes vinieron aquí, almas Mías, por un propósito y un designio mayor que conocerán algún día.
Pero hoy no necesito que comprendan Mis misterios, sino que sientan la agonía de su Señor y el pedido de consuelo a los corazones valientes.
Ahora, siente cómo Yo te cubro con Mi Manto, aquel manto que fue rasgado por las manos de Mis enemigos durante la Pasión y que cubrió Mi Cuerpo llagado de heridas y de ofensas.
Estas son las Llagas que Yo vivo por el mundo y quiero compartirlas con Mis servidores, con los que se han dispuesto a seguirme incondicionalmente.
Yo quiero ofrecerles Mis sacrificios y Mis dolores, porque quien padece con su Señor, padece con Dios, y el Amor que nunca acaba, todo lo transforma, hasta lo más impenetrable. Que Mis Llagas sean motivo de su santificación, de su persistencia y de su renuncia.
Porque Yo tengo un plan precioso para cada uno de Mis servidores que debe cumplirse en esta hora aguda del planeta, en donde todo se precipita, hora tras hora.
Por eso consagro hijas e hijos, para tener ejércitos sobre la Tierra que estén firmes en Mí, a pesar de lo que suceda.
No tengo nada más para dar, solo el Amor de Mi Corazón, que es el que Me ha traído hasta aquí, a través de los tiempos y de las generaciones.
Amor que testimonia la presencia del Cuerpo y de la Sangre de Cristo para la reparación de las faltas y de todos los cometidos que no están en la Ley de Dios. Les vuelvo a decir, almas Mías, que necesito aún más de sus corazones abiertos para que Yo pueda ingresar con Mi Consciencia en los recintos más profundos de sus almas, en donde el Reino de Dios debe realizarse, para que el mundo y la humanidad aún existan.
Por eso en este miércoles santo de recogimiento y oración, no solo les pido sus oraciones, sino también su abrazo, para que el espíritu consolador pueda estar presente y las almas se animen a decir ‘sí’, cada día más.
Hoy les traigo el momento más sagrado de Mi vida, que fue la antesala de la última Cena. Les vengo a hablar con el mismo amor con el cual Me dirigí a Mi santa Madre y a las mujeres de Jerusalén, así como a Mis apóstoles. Es este Amor irrestricto e infinito el que nunca acaba, porque parte y nace de la Fuente de Dios para Sus criaturas.
Ustedes necesitan, finalmente, ser como Yo y superarme, porque Yo vengo aquí para que hagan cosas más grandes que las que Yo hice algún día. Eso demostrará ante el Universo que es posible una Nueva Humanidad, que estará arrepentida y pedirá perdón por todo lo realizado, que no tendrá vergüenza de confesar sus faltas y estará abierta a recibir la Misericordia de Dios, que es inextinguible y eterna.
Quiero que vivan en el gozo de Mi Amor Celestial y tú, pequeña alma, que estás aprendiendo a amarme, no lo dejes de hacer. Anímate a cruzar los umbrales de la resistencia humana, porque Yo te ayudaré a ser verdaderamente libre de ti para siempre.
No dejes de sentir el Amor que hoy emana Mi Corazón y vivifícalo como si fuera la última vez, porque lo que Yo vengo a dar hoy no podré darlo nuevamente; ya se está cumpliendo el tiempo y la hora definitiva se aproxima.
No quiero coronarte con flores, sino con espinas, para que Me puedas superar en el Amor, sabiendo que el ser humano es un ser impredecible en todo este Universo, así como Yo lo fui, testimoniando Mi Pasión, Muerte y Resurrección.
Yo ofrezco la gloria y el honor para los que se han decidido estar a Mi lado, pero también ofrezco Mi dolor y Mi agonía para los que se han confirmado ante Mí en esta tarde de Gracia eterna.
Y ahora, devuelvo tu alma al centro de tu ser, en donde existe el Templo sagrado del Amor, que siempre debe estar encendido por la luz del Espíritu Santo.
Y Mi Corazón se recoge para ofrecerse nuevamente a otras almas en el mundo, que también Me necesitan.
Benditos sean los que recibieron Mis Palabras con gratitud, porque lo comprenderán todo en el próximo tiempo. Y cuando Yo ya no este aquí entre ustedes, en poco tiempo, conocerán profundamente todo lo que he querido hacer en este lugar y en esta casa, y principalmente, en ustedes.
Porque deberé aparecer en otros lugares del mundo que también Me necesitan, que también tienen sed de Mi Palabra y de Mi Verbo y sobre todo, del Amor de Dios.
Con esa solemnidad que intento construir en sus corazones a través de este encuentro, quiero que hoy se dignifiquen ante Nuestro Padre Celestial, asumiendo este compromiso Conmigo hasta el fin de los días, sabiendo que todo lo que vivirán será una gran escuela para el alma y el espíritu.
Solo necesito que den su amor al mundo, no importando quién sea, no importando su creencia o religión, su pobreza o su riqueza, su enfermedad o su salud.
Quiero que amen como Yo los amo, porque la prueba que llega al mundo será muy dura. Y no todos soportarán ese momento. Por eso, los fortalezco en este tiempo y por medio de Mi servicio incondicional a las almas les doy Mi Cuerpo y Mi Sangre para que puedan sobrevivir, así como su Maestro sobrevivió en cada paso de la Cruz, y de Su Agonía.
No es hora de estar divididos, distanciados, ni indiferentes. Coloquen sus corazones dentro del Mío y todo pasará. Porque lo que Yo deseo del mundo es muy grande y eso podrá suceder cuando retorne por segunda vez. Ofrezcamos entonces, almas Mías, este momento a nuestro Dios Todopoderoso, El que ha permitido nuevamente, en este día, esta Gracia espiritual para un mundo infiel. Pero el Amor siempre superará todas estas cosas. Todo será cumplido como Dios lo ha pensado.
Incienso.
Nos podemos poner de pie para la bendición de estos elementos.
Yo los llamé aquí porque nunca Me olvidé de ustedes y porque todo tiene un tiempo para Dios y para el Universo (*)
Al igual que estos elementos sagrados que están a los pies de su Maestro y Señor, hoy también ofreceré sus consciencias a Dios para que Él pueda cumplir Sus designios en ustedes.
El Señor Todopoderoso, nuestro Padre Eterno que está en los Cielos, bendiga con Su más infinita Luz y Sabiduría.
En el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Gracias por abrazarme de verdad.
Hoy he escogido una canción que testimonia la Obra de la Madre Celestial, de cómo cada alma de esta Tierra, al igual que María Santísima, puede responder al llamado de Dios cuando Él lo realiza.
Hoy escogí voces tan complementarias, una de la otra, para que puedan ofrecer a Mi Corazón esta respuesta de las almas, este ofrecimiento que los corazones han realizado a Mi Espíritu.
(*) Cristo llama dos personas al palco.
Entra en Mi Corazón y encontrarás tu casa, tu origen y tu principio, tu camino y tu verdad.
Entra en Mi Corazón y encontrarás lo nuevo, lo que más buscas, lo que más necesita tu alma y tu espíritu, para que en este ciclo agudo vivas el Plan de Dios.
Entra en Mi Corazón y vacíate de todo, hasta el punto de saber quién eres y todo lo que deberás perder para que Yo pueda obrar en ti.
Entra en Mi Corazón y cálmate. Ya he visto tus lágrimas y tus llantos, pues vengo con Mi Misericordia para curar lo impenetrable.
Entra en Mi Corazón y silénciate. Busca dentro de Mí el gran refugio de Dios, la morada que muchos no buscan, por sus preferencias, por sus deseos, por la vida externa.
Entra en Mi Corazón y sáciame. Tengo sed de tu amor y de tu verdad, para que finalmente te fundas en Mí.
Entra en Mi Corazón y no te preocupes. Allí se guarda un tesoro pensado por el Padre para ti; el principio de tu esencia, en el momento en que fuiste creado en el Vientre de tu Madre.
Vengo con Mi Misericordia para borrar el pasado, no solo en sus consciencias, sino también en España y más allá de ella.
Entra en Mi Corazón y comulga Conmigo. Ya conozco tus defectos, tus pruebas, tus miserias y tus dificultades. Sonrío a cada una de ellas, porque tú piensas que no las puedes superar.
Entra en Mi Corazón y ríndete, porque así Yo te enseñaré a encontrar el sentido a la vida, al camino espiritual, a la meta de tu alma y de tu espíritu.
Entra en Mi Corazón y te refugiarás en Dios, porque allí, en Mi Corazón, nada más importa que solo tú te unas a Dios, el Creador, porque lo estarás haciendo por aquellos que no lo hacen, por los que no lo viven y también por los que no lo buscan.
Entra en Mi Corazón y encontrarás la salida, la liberación de tu infierno, la rendición de tus amarras, la elevación de tu espíritu y la redención de todo tu ser.
Solo entra en Mi Corazón y déjame actuar por un momento, porque así no conocerás tu vida, de aquí en adelante.
Cuantas veces tú entres en Mi Corazón, Yo podré estar en ti, gobernaré tu consciencia, tus sentimientos, tus pensamientos y todos tus sentidos. Y percibirás en cada momento todo lo que no está bien para Mí, y unido a Mí, transformarás cada aspecto de tu ser, al punto de no poder reconocerte en poco tiempo.
Si tan solo entras en Mi Corazón, conocerás tus virtudes; también conocerás tus miserias, para que las puedas trascender una a una.
Si consigo que muchos más entren en Mi Corazón, todo el planeta no estará perdido. Encontraré instrumentos y servidores totalmente entregados a Mí, para que Yo pueda actuar a través de sus vidas y hacer de cada etapa un nuevo camino y una nueva oportunidad, que aún no has vivido en esta vida.
Entra en Mi Corazón, porque allí se encuentra la Puerta hacia Dios.
En el corazón existe el amor vivo, en la mente solo existen ideas huecas. Si entras en Mi Corazón, Yo podré darte sabiduría y plenitud.
Mi Corazón fue traspasado por la lanza de la humanidad, por el pecado, por la impunidad, por el falso poder, y Mi Corazón derramó agua y sangre, virtudes de misericordia y de divinidad para todas las almas.
Cuando las almas no entran en Mi Corazón, Yo no puedo hacer nada, tan solo contemplarlas, orar por ellas para que encuentren el camino hacia el templo de Mi Corazón.
Hoy los rebaños están dispersos. Pocos quieren saber quiénes son en verdad y qué han venido a cumplir en nombre de Mi Padre.
Si entran en Mi Corazón, todo este conocimiento será revelado y serán libres de la ignorancia, de la ilusión y de todo lo que no es real. Percibirán la vida diferente, encontrarán sentido a sus caminos y podrán vivir el Don del Temor a Dios, porque podrán sentir cuando se estarán alejando de Él y cuando deberán retornar pronto a Su Corazón Divino.
Si ustedes entran en Mi Corazón y se vacían completamente, Yo podré llegar a más corazones que están perturbados, que están enfermos y que se sienten perdidos con una gran falta de amor y con ausencia de misericordia.
Hoy vengo a entregar, como ha dicho Mi Santa Madre, las últimas llaves de la salvación de la humanidad, porque aún los portales a Mi Divina Misericordia están abiertos. Y será en esa Fuente que sus pecados serán disueltos, que sus faltas serán perdonadas y que todo error que hayan cometido, en contra del amor y de la unidad, pueda ser liberado. Y alcanzarán la expiación que necesitan para poder dar nuevos pasos en esta obra, que estoy decretando para el fin de los tiempos.
Podrán entrar más fácilmente en Mi Corazón si son humildes, si sus almas se resignan a la Voluntad que Yo les traigo y que hasta ahora nunca han vivido.
Con todo este mensaje, hoy quiero decirles que nuevamente hoy ha terminado un ciclo. Hoy deben cerrarse las puertas a la dificultad planetaria, a todo lo que es deuda a nivel espiritual, dentro y fuera de los seres.
Es así que hoy instauro un nuevo ciclo más exigente, más arriesgado, por la victoria de Mi Sagrado Corazón en los caídos de la humanidad, en las estrellas perdidas, en los soles que se han apagado, en los espíritus que no han llegado al Corazón del Creador.
Las almas que hoy están aquí, ante Mi Presencia Celestial, son todas preciosas para Mí.
Deseo que busquen sus virtudes, porque en verdad las necesitarán para los tiempos que llegarán. Serán muy necesarias y urgentes para sus hermanos de camino y para todos los seres que los rodean en esta vida que hoy viven.
La virtud de la fortaleza, la virtud de la fe, la virtud de la unidad, la virtud de la sabiduría, la virtud del discernimiento, la virtud de la ciencia y principalmente la virtud del amor, que une a todas las restantes a través de Mi Corazón Misericordioso.
Ejercítenlas con esfuerzo y determinación, porque si entran en Mi Corazón, las podrán conocer una a una y estarán cerca de sus vidas en los momentos en donde deberán tomar grandes decisiones, que podrían cambiar el rumbo de sus vidas para siempre.
Con estas virtudes, almas de Mi Corazón, los invito a no tomar decisiones precipitadas, a que pregunten a su mundo interior qué es lo que verdaderamente deben hacer para poder seguir el camino que Mi Mano está indicando en esta recta final, en esta última parte de la transición, en los últimos cinco años.
En la hora más crucial del mundo deberán recordar estas palabras y cuántas veces Yo los invité a ingresar dentro de Mi Corazón de Luz. Porque si no lo hacen ahora, en el próximo tiempo se arrepentirán, por ustedes, por sus familias y sus conocidos. Lleven a todos hacia Mi Corazón.
No quiero tener más espinas en Mi Espíritu. Los horrores del mundo me angustian, la sangre que cae sobre el planeta también. El sacrificio a los Reinos y a la Creación, todo eso acongoja Mi Corazón.
Si ustedes ingresan en Mi Corazón, a pesar de lo que suceda, Yo me sentiré pleno de estar más cerca de ustedes y de sus hermanos. Porque si están en Mi Corazón, se darán cuenta cuán lejos están de Mí, muchas veces.
No vengo aquí a reclamarles nada, vengo a restablecer la alianza de sus almas con Mi Alma, la unión de sus corazones con Mi Corazón.
No pierdan el sentido de lo que les estoy diciendo.
Entren en Mi Corazón y estarán en el camino correcto. No perderán la escuela que vengo a presentarles, para que en esta época ustedes la puedan vivir.
Si muchos más entran en Mi Corazón, el mundo no deberá sufrir tanto.
La humanidad hoy provoca la ira de Dios; desde las cosas más insignificantes hasta las situaciones más graves, como es la guerra, los refugiados, la sangre que corre en el mundo y el sacrificio de los animales.
Mientras el mundo no cambie esas actitudes, haga penitencia y se arrepienta de corazón, faltará mucho la paz, y Yo estaré solo en los consecuentes, hasta que se cumpla lo que Yo deseo.
Los tiempos han cambiado mucho y las almas no quieren verlo. Muchos piensan que todo sigue igual: en la sociedad, las naciones y hasta en las religiones.
Cuando Yo retorne, así que Mi Padre Me lo pida, deberé romper muchas estructuras, desde la vida humana hasta en las religiones.
Dios se encuentra en lo que es simple y no poderoso.
Podrán haberme hecho muchas iglesias, pero Yo estoy en una sola y es en el corazón de Mis compañeros.
Cuiden de esa Iglesia verdadera. Que sus sentimientos sean cada vez más fraternos, que sus actitudes sean cada vez más pacíficas, porque así Yo podré contar con ustedes en cualquier momento o en cualquier lugar, no importa lo que sea o todo lo que cueste.
La Obra de Dios, a través de los Sagrados Corazones, es la más difícil de materializar en esta superficie. Por eso venimos al encuentro, en este último tiempo, de aquello que está en llamas, que arde en el fuego de la fricción y lo que es impuro y es injusto.
De esa forma, vengo a entregar el último tesoro que me resta, el más preciado por Mi Padre: es Mi Corazón que ha padecido por ustedes, que sufrió por ustedes, que fue traspasado por ustedes y que resucitó para demostrar al mundo la vida eterna.
El arrepentimiento nace de una verdadera honestidad, de una transparencia que no tiene límites en esta vida material.
Vengo a entregar estas palabras para aquellos que amorosamente, las quieran recibir, meditarlas y reflexionar sobre cada decreto que hoy les he entregado.
Ahora, con sus corazones más mansos y sus consciencias más abiertas, celebremos en este día la Comunión con Mi Cuerpo y con Mi Sangre; un acto de reparación, de penitencia y de entrega a Mi Corazón Misericordioso.
En estos simples elementos se encuentra la renovación de la vida, lo que nutre al espíritu y hace mostrar en ustedes la esencia de Mi Divinidad.
Hoy vengo a renovar la Iglesia en toda la Tierra y a todos los que se unen a ella bajo Mi Universo Celestial.
Que ahora desciendan los ángeles y purifiquen los elementos, que se convertirán en Mi Cuerpo y en Mi Sangre, para todos los seres de buena voluntad.
Encuentren en este Sacramento lo que es simple, humilde y puro a los ojos del Creador.
Como en Jerusalén y Emaús, antes y después de haber resucitado, me reuní con los apóstoles y después con los pastores, para que sintieran y vieran Mi verdadero Ser, que era el Dios vivo en cada partícula de Mi Consciencia y en todo el ser terrenal y humano que viviría la Pasión por ustedes, con el fin de redimir a la humanidad y liberar el mal del planeta.
Después de dos mil años, Mi enemigo se ha afianzado en el mundo, pero su cetro será quebrado por el golpe de la espada de San Miguel.
Todo lo que él retiene en su mano, a través de los siglos y de los tiempos será derrotado por la fuerza del amor de la Fuente, cuando Yo retorne al mundo y cuando vuelva a buscar a todos los que Me pertenecen, a través de los siglos y de los tiempos.
Verán entonces a aquellos que resucitarán de la nada. Todos se asombrarán por lo que verán a su alrededor. En esa hora nada estará oculto, todo será evidente para todos y ya no existirá lo blanco y lo oscuro, sino que cuando Yo retorne existirá lo eterno, Dios.
En aquel tiempo, tomé el pan y le di gracias al Padre por este sacrificio. Él lo bendijo y decreté a Mis apóstoles: "Tomen y coman todos de Él, porque este es Mi Cuerpo que será entregado por ustedes para el perdón de los pecados".
Del mismo modo tomé el cáliz entre Mis Manos, di gracias a Dios por ese sacrificio, Él lo bendijo con la luz de sus ángeles y lo entregué a Mis apóstoles decretando: "Tomen y beban todos de él, porque esta es Mi Sangre de la Alianza nueva y eterna, Sangre que será derramada por todos los hombres para el perdón de los pecados. Nunca olviden hacer esto en Mi Memoria".
Este es el Sacramento de la Renovación. Dichosos son los llamados a vivirlo. Bienaventurados son los que lo reciben para vivir su redención y conversión, hasta que se cumpla Mi Retorno al mundo. Amén
Lleven entonces Mis Palabras al corazón y que el Padre, a través de Su Hijo y del Espíritu Santo siempre los bendiga, para que encuentren en sus caminos Mi Camino de Luz, que hoy les indico, invitándolos a retornar a Mi Corazón, y así podremos ser uno para siempre.
España vivifique Mi Misterio. Los corazones heridos a Mi Iglesia se abran y que sientan en su interior la verdad que les traigo, porque lo que está vivo es lo que hay dentro de los seres y se llama amor del corazón. Que ese amor brote en los que no lo tienen y que muchos más se animen a encontrarlo, sanando a las heridas de la incomprensión.
La fe, la unidad y la hermandad los ilumine. En nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
Les agradezco por hoy estar Conmigo y a todos lo que lo han estado a través de este medio de comunicación.
Hoy emito una irradiación para todos Mis amigos.
Crean que es posible que el Reino de Dios se aproxime hacia una humanidad enferma que tanto necesita de amor, de perdón y de reconciliación.
Que hoy canten sus corazones sinceros y que se unan a esta Obra que debe abrazar a toda la humanidad, a todas las lenguas, a todos los pueblos y a todas las creencias que buscan vivir el amor y la solidaridad. Que así sea. Amén.
Canción: "Corazón Sincero"
Vengo en esta noche a celebrar la Comunión con ustedes, bajo el Espíritu poderoso de Mi Padre, que los reúne en esta fraternidad para que Mi Plan, que es el Plan de Mi Padre, se cumpla en esta humanidad y en este planeta, tan necesitado de amor y de misericordia.
Como han dicho compañeros, abro los Brazos hacia ustedes, para darles Mi Paz y entregarles Mi Corazón como un símbolo de Redención para sus consciencias y las consciencias de todos sus hermanos.
Con todos los ángeles que hoy están Conmigo, hoy vengo a traerles una buena nueva, por haberse cumplido en esta tercera etapa la llegada de la Madre de Dios a México y Centroamérica.
Quiero decirles compañeros, que la sagrada tarea de los Mensajeros de Dios que hoy vienen a su encuentro, se está cumpliendo así como lo escribió Dios en el Libro de Oro de Su Reino Celestial.
Cada acontecimiento vivido está siendo escrito por el propio Padre Eterno, para que el destino de este planeta pueda cambiar a tiempo y muchas almas se puedan salvar, al solo despertar a Mi Corazón Glorificado, que es el Corazón vivo de Dios, que puede estar presente en cada uno de ustedes, así como lo han hecho en esta oración que han plroclamado a Mi Corazón Misericordioso.
Es una alegría estar en esta tierra después de dos mil dieciséis años. Pero en verdad les digo, compañeros, que Mi Corazón, en lo profundo de Su silencio, sabía que esta humanidad existía aquí .
Por eso, en aquel tiempo, le pedí a la Madre de Dios una Gracia especial para ustedes: Que dejara estampado en esta nación Su Presencia Celestial, para que todas las naciones del mundo la conocieran y tuvieran total conocimiento de la Ciencia Divina estampada en la tilma.
Por eso, compañeros, con todas las estrellas del Cielo y las Divinas Consciencias que hoy se congregan en este lugar para derramar la Misericordia de Dios por medio de la oferta de Mi Glorificado Corazón, Yo les vuelvo a decir, compañeros, que la paz es posible en este tiempo.
No deben temer por lo que vivirán. El hombre de superficie debe redimirse. Debe alcanzar la transformación de su consciencia, para que los nuevos códigos que llegarán del Universo Celestial a través de cada oración ejercitada, puedan estar presentes en esta última fase de la humanidad.
Mi Corazón hoy palpita por México, por cada una de las criaturas de Dios, que debe alcanzar la Luz que hoy les ofrece Mi Corazón Misericordioso.
Reciban desde Mis Manos los Rayos de la Misericordia de Dios que hoy vengo a depositar sobre esta nación amada y muy protegida y cuidada por Mi Madre Celestial.
Queridos compañeros, Yo los invito en esta noche, en la simplicidad del corazón y del alma, a ser los apóstoles de Mi Amor en este último ciclo planetario, en donde será necesario de almas decididas a vivirme y a sentirme. Porque es a través de sus almas y corazones que Yo podré retransmitir los dones celestiales, para todas las criaturas que más lo necesitan.
También vengo hoy, en este día, a aliviar el sufrimiento que fue generado en esta nación desde el principio de la colonización hasta el presente.
Por eso, he abierto las puertas del Universo, las catorce principales, para que el dolor fuera liberado, en obediencia a Mi Padre Celestial y al servicio de todos los ángeles, por las huestes de San Miguel Arcángel que han venido a retirar el sufrimiento del espíritu de la consciencia de muchos seres.
Es en esta hora, compañeros, en donde Yo los invito a vivificarme por medio de la Comunión que hoy consagraré para ustedes.
Porque Yo Soy el mismo Jesús de Nazareth, que viene a reencontrarlos para que recuerden su compromiso Conmigo, el compromiso de ser Mis embajadores de la Paz en esta hora crucial de la humanidad.
Vengo a depositar en ustedes algo que florecerá en el futuro. Por eso deben ser perseverantes, aún más aquellos que se encuentran en Mi camino, porque al final de la meta se encuentra la eternidad, que es hacia donde Yo los quiero llevar después de que Me hayan servido en esta humanidad y por este planeta, que tanto agoniza por la ignorancia de esta raza.
Es así que Yo vengo a abrir los ojos de sus corazones y a expandir la consciencia de sus almas para que puedan estar en Mí.
Es una victoria que Nuestros Sagrados Corazones, el de María Santísima, el de San José y Mi propio Corazón Vivo, estén descendiendo sobre esta nación.
Yo vengo a traerles los códigos de la Rehabilitación, algo que para muchos es un misterio, pero que forma parte de la Ciencia Divina.
Estos códigos descienden a través de sus espíritus y por último se materializarán en sus propias vidas por medio de la transformación y de la redención.
Yo vengo así, compañeros, a curar la gran herida de la consciencia indígena y a recuperar la pureza que ella alcanzó cuando todo este pueblo mejicano, su pueblo originario, vivía en la felicidad de Dios y de los Reinos de la Naturaleza.
Vengo así a hacer un corte en el tiempo y el espacio. Vengo a reconectarlos con lo verdadero que son, con aquello que alcanzaron a través de las generaciones por medio de la devoción viva que emerge de sus corazones para con Mi Corazón, que hoy recibe esta gratitud de cada una de sus almas.
Esto es lo que Me anima a seguir viniendo al mundo por todas aquellas almas perdidas, que día tras día se sumergen en los infiernos de la humanidad. Es que Yo quiero llegar a través de ustedes a cada uno de ellos.
Ábranme las puertas de sus corazones así como lo hicieron hoy, para que Yo les pueda indicar el camino y el servicio que deben cumplir para con Mi Corazón.
Es así que Yo vengo a sembrar semillas de Luz en esta hora sufrida de la humanidad.
Y mientras estoy con ustedes, compañeros, estoy con las naciones del mundo, principalmente con América, que no debe perder la oportunidad de ser la cuna de la nueva humanidad.
No teman por lo que hacen los hombres de superficie. Recuerden en humildad, que el poder lo tiene Dios y que es Él quien permite todas las cosas, incluso que Mi adversario esté presente en la humanidad, los corazones que Me viven no temblarán.
Yo Soy esa Fuente que todo lo renueva cada vez que comulgan Conmigo en amor y gratitud. Es este amor y gratitud de todas las almas que Me siguen, de las naciones de América y del mundo, lo que Me ha permitido llegar aquí, a México.
Es a través de Mis servidores de la paz, de cada grupo orante, de cada alma servidora, que Me permite llegar aquí, porque eso genera, no solamente para México sino también para el mundo, una expiación inexplicable, que hoy se derrama sobre este lugar.
Ustedes Me llamaron una vez y hoy Yo estoy aquí entre ustedes para darles Mi Paz, Mi Consuelo y Mi Gracia, algo que se vive profundamente en el espíritu de cada ser.
Vengo a darles el descanso, la pacificación de la consciencia y la elevación del espíritu hacia el Gran Portal de Dios, a través de Mi Corazón Vivo.
Quiero que sientan en esta hora la oportunidad de amarme así como Yo los amo, más allá de la imperfección y del error.
Vean a vuestro alrededor en los ojos de sus hermanos el brillo de Mi Espíritu, por las almas que se redimieron por solo decirme "sí". Y es así que aquí Yo estoy para bendecirlos.
Recemos al Padre para que México no pierda la paz y no sea conquistado por las ideas de los hombres tenebrosos.
Es así que primero viene Mi Divina Misericordia para impedir el caos y establecer la paz en todos los corazones que se abren para recibir Mi Luz y Mi Amor. Esto impedirá el desajuste del planeta.
Los invito a vivir los cambios en pacificación. Confíen en lo que les decimos y nunca se desviarán de Mi camino.
Los invito a sentir las cosas en el amor, porque así estarán en la Verdad y sus corazones también serán vivos, vivos en la Fuente de Dios por medio de Su Gloria. Y Su Gloria estará en ustedes y en sus hermanos y Mi Reino cada vez más se aproximará para que Yo pueda retornar pronto y poner fin a muchas cosas.
Quiero que sean felices por estar Conmigo y que ofrezcan cada pequeño sacrificio por la humanidad, para que muchos más que ustedes sean beneficiados por Mi última expiación, que preparará a una parte de la humanidad para Mi segunda venida, cumpliendo así las profecías de Juan.
Sabemos que ese momento se acerca inesperadamente. No se olviden de estar en vigilia. Aléjense de la distracción y no perderán la sabiduría. Los tiempos exigen concentración y vigilancia, para que todos puedan estar resguardados en Mi Espíritu, y a pesar de lo que suceda, sepan qué hacer y dónde estar.
Cuando todo suceda no tengan miedo ni piensen en lo que sucederá. Vivan en Mí y podrán estar en el eterno presente y así actuarán según la Voluntad de Dios, que es simple y amorosa.
Ahora quiero ver en sus rostros una sonrisa por volver a encontrarme y persistir; porque en la persistencia encuentra el triunfo el Plan del Amor en cada una de las almas.
Celebremos esta Comunión en unión a todos los hermanos del planeta, a todos los orantes y espejos que reflejan el Amor de Mi Corazón al mundo.
Sonrían, sonrían a Dios. Él también debe ser consolado por Sus hijos, así Él les derramará la Fuente de Su Providencia y de toda Su Gracia, y muchas almas más serán tocadas por este impulso de Luz.
Ahora adoren Mi Corazón cantándome “Vine a adorarte”.
Y como hace dos mil años, vuelvo a repetir:
Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán Misericordia.
Bienaventurados los mansos de corazón, porque heredarán la tierra prometida.
Bienaventurados los humildes de corazón, porque siempre encontrarán la paz.
Bienaventurados los simples de espíritu, porque siempre verán a Dios.
Bienaventurados los que Me viven, porque siempre Me encontrarán.
Bienaventurados los que Me adoran en el Santísimo Sacramento,
porque los esperaré en el Reino de Dios para llevarlos Conmigo a la Eternidad.
Les agradezco por haberme recibido, por haberme escuchado y por haberme sentido por tan solo un minuto, por haberme alabado, por haberme honrado, porque todo no llegará para Mí sino para el Creador, que es quien los ama desde el principio hasta el fin. Desde lo más pequeño de ustedes hasta lo más grande, Él lo ama todo, porque en Su Amor está la paz y su bendición.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
Que la paz esté en ustedes y sean la paz para el mundo.
Sigan cantando.
Si tienes sed de Mí, encuéntrame en el desierto, porque Yo conozco a todos los corazones que dan la vida por Mí y por el Plan de Mi Padre.
En esta hora definitiva, los encuentro nuevamente por segunda vez en este espacio sagrado, en donde Mi Espíritu se regocija porque las Puertas de los Cielos se abren, para hacer descender Sus Gracias en los que más lo necesitan.
Si tienes sed de Mí, búscame en el desierto, porque Yo Soy esa Fuente inexplicable, ese Manantial extraordinario que emerge desde lo profundo de cada ser, para darle vida espiritual y consciencia en estos tiempos finales.
Ven Conmigo y cruza tu desierto interior, pues Yo nunca dejaré de guiarte.
Mi Propósito es que camines a Mi lado todos los días, para que puedas conocer Mi Plan, que es el Plan de la Gran Hermandad.
En este sagrado lugar del Perú, Mi Padre envió a Sus Mensajeros, para que el mundo tomara consciencia de la verdad, verdad que aún no conocía, verdad que está por encima de este Cosmos, y más allá de él.
Él envió a Sus Mensajeros del Universo, del Cielo y más allá de los Cielos, para que a través de la Verdad, los que despertaban conocieran la realidad del Universo.
Hoy vengo aquí con este testimonio para ustedes, pues eso no puede perderse de la consciencia humana.
Los tesoros que vienen del Universo son incalculables. El ser humano no puede medirlos, ni tampoco apreciarlos; mas si sus corazones tienen gratitud, podrán conocerlos y saber sobre la dimensión que ellos abrazan, cuando las almas los reciben en plenitud.
En los desiertos del mundo Mi Voz se proclama para dar testimonio a la humanidad de que el Plan debe continuar a pesar de lo que suceda y que el Propósito lo conocerán cuando se adhieran a ese Plan grandioso, que ha diseñado Mi Padre desde antes de la Creación.
Yo Soy la emanación de esa Fuente de Amor que los nutre y que les da la vida, la Vida Superior; que les da la esencia, la renovación y la Gracia.
En este silencio del desierto se guardan los más preciados misterios que una vez, como en este lugar del Perú, se mostraron a los que se autoconvocaron, al igual que los profetas y que los Patriarcas, a vivir el Propósito de Dios.
Sé que muchos quisieran saber, compañeros, qué es lo que deben hacer en esta vida. Yo les digo: amen el Plan aunque no lo conozcan, y lo sabrán.
Cada uno de ustedes es una pieza importante en el Gran Proyecto de Dios y de todo el Universo.
Ustedes son estrellas que cayeron a la Tierra para redimirse, a través de la oferta de Mi Presencia en el mundo, de Mi Pasión y de Mi Resurrección.
Ustedes vinieron aquí para autoconvocarse, para cumplir una meta, una misión, que va más allá de sus capacidades y de sus sentimientos. Por que quien está en Mi Padre está en Su Ley, está en Su Consciencia, en Su Divino Propósito, en Su Divino Pensamiento.
Yo les traigo la posibilidad, compañeros, de dar ese salto hacia ese camino de entrega, que es un camino de constante renovación, de transformación profunda, en donde todos los miedos de la Consciencia se pierden.
En este desierto sagrado se encuentra esa esencia, la que una vez intentó motivar a los hombres de la superficie, para que pudieran llevar adelante lo que los Mensajeros del Universo habían anunciado en esta meta de vivir la Misión del Plan.
Ahora a ustedes, que a través de Mis Palabras y de estos últimos tres años han sido preparados para este momento, los traje a todos, en Consciencia y en alma a este desierto, en donde una vez, en este mundo, comenzó a conocerse la verdad, que siempre muchos quisieron ocultar.
La Vida Universal, la esencia de la Vida y del Sagrado Conocimiento, es una existencia viva que se experimenta en todo el Universo en su tiempo real, tiempo que el mundo aún no alcanzó, por su indiferencia y sus errores.
Pero para aquellos que sí quieren seguirme y abrir, aún más los ojos de la consciencia y del corazón para poder ver lo que hay más allá de esto, Yo les daré lo que necesitan y no perderán tiempo.
En el pasado enseñé a Mis Apóstoles, cuando caminábamos por los desiertos, qué era esa Vida Superior, la Vida Universal, en donde todas las consciencias del mundo están incluidas, a pesar de que no lo sepan conscientemente.
Por eso, las almas son tentadas por Mi adversario para salir de ese propósito, del propósito de su despertar.
Fue así que, después de dos mil años, cuando Yo ya había ascendido y gobernaba gran parte del Universo, así como lo gobierno hoy, envié a los Mensajeros del Universo, a los portavoces del Mensaje Universal.
Muchos creen que entre Cristo y la vida del Universo hay una separación, o que es una mezcla de creencias o de filosofías.
No es así, Mis compañeros. Los que dicen ser más sabios están equivocados.
Desde el principio hasta el fin, seré esa Gran Estrella que gobierna todas las cosas, por ser emanación del Amor de Dios.
Es por ese amor que viví entre ustedes y por ustedes, que el Universo experimentó su transformación y abandonó su dualidad, para encontrar el nuevo camino, el camino de la Ascensión.
Cuando están en los desiertos no deben temer ver sus vacíos, lo que aún no han conseguido alcanzar.
Por eso Yo estoy aquí, porque Soy esa Fuente de Amor que los saciará.
Hoy les traigo el Principio de Mi Renovación, porque es hora de que crucen ese portal. Muchas consciencias esperan por ese momento desde hace mucho tiempo.
Su oración en esta Maratón es escuchada desde los desiertos como éste, en el Perú. Sus palabras reverberan y se elevan, clamando a Dios por Su Misericordia para el mundo.
Sepan que hoy Mi Corazón recibe todas sus súplicas, aquellas que profesan a través de la oración de la Misericordia, y que sus consciencias están aquí Conmigo, en este desierto, para cruzarlo en consciencia y sin temor.
Porque Yo Soy ese Corazón que aún se ofrece por este mundo infiel, por este mundo cruel e indiferente.
Mi Corazón viene aquí por las almas que responden y que se animan a seguir Mis pasos en confianza y que, poco a poco, ingresan en Mi Camino Crístico, en el camino de la redención total de la consciencia.
Hoy he venido para darles las gracias por comprender Mis Planes, y por aquellos que son felices al haber aceptado este momento Conmigo.
En la quietud se encuentra el gran silencio, el silencio que ofrecen todos los desiertos. Es el momento en donde las almas se pueden unir a Dios en plenitud.
Yo les doy la paz y les doy Mi Gracia para que la reciban en amor y en renovación para sus consciencias.
Los tengo a todos en Mi Corazón y oro por ustedes y por el mundo en este desierto de Dios.
Los bendigo.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, Amén.
Oración del Ángel de la Paz
Mi Dios, yo creo en Ti... (x3)
Comulguen de Mí en este momento y adoren al Todopoderoso, porque Él está atento a la voz de todas las súplicas.
He venido nuevamente en Mi Gloria para bendecirlos, pues la hora de este gran encuentro ha llegado para cada uno de sus espíritus y de los espíritus de sus hermanos, que también apelan por este momento de estar unidos a Mi Corazón en esta propuesta evolutiva de concretar el Plan de Dios, en estos tiempos de Armagedón.
Hoy vengo con la Gloria del Padre y del Espíritu Santo, como la manifestación del Hijo Primogénito, para que así recuperen su filiación con Dios; y el mundo también recupere su espiritualidad, que la ha perdido por las guerras.
Hoy vengo a establecer aquí el segundo protocolo de Mi Paz, en unión a la Creación Universal, que rige todas estas cosas, de la cual Yo me sirvo para realizar las Obras de Mi Padre; que también son sus obras, de ustedes, Mis apóstoles.
Hoy vengo en el silencio percibiendo a la humanidad y su gran necesidad de amor, para estos tiempos críticos. Por eso, su esfuerzo debe ser permanente para que Mi Obra se realice en el mundo y en esta humanidad.
Cada uno tiene su papel en este tiempo. Cada uno cumple una parte de este Plan. Todas las piezas de este Plan son importantes para que la Obra se pueda concretar.
En lo profundo de Mi Corazón, sé que aún faltan muchas piezas para que formen parte de ese Plan Universal, que invita a elevar la consciencia y a salir de la superficialidad en la cual la humanidad se ha colocado, olvidándose del Amor de Dios.
Este Plan está regido por el Amor de Dios. Así como el Amor rige a todos los Universos, así el Amor que rige a sus consciencias, rige toda la Creación, todo lo que es vida y manifestación en este Universo material.
Ustedes son parte de esto, compañeros, de un comando mayor al que son invitados a participar; que no es un comando como el la Tierra, que es regido por hombres débiles que buscan su propiedad, la guerra y la separación entre las almas.
El comando del que Yo les hablo, amigos Míos, es el comando de Mi Corazón, de donde brotan todos los Rayos de la Misericordia, donde nacen todas las almas que se congregan espiritualmente Conmigo para servir en el fin de los tiempos.
Ustedes son parte de esa realidad y cada uno de ustedes se posiciona dentro de esta Obra. Cada acción que cometan dentro de esta Obra es importante, así como lo es el discernimiento en la misma.
Todo forma parte de una ciencia espiritual que Yo los estoy invitando a vivir de una forma desconocida, porque aún no está en sus consciencias; pero sí puede estar en sus corazones, cuando ellos vibren junto al Mío, en esta Obra de Redención y de Paz de toda la humanidad.
El Plan se articula en estos tiempos según la necesidad de este Universo, de todas las humanidades que forman parte de esta creación material. Desde allí parten todas las Leyes, en donde todas las criaturas son regidas según un principio mayor, según la Ley del Amor y de la Unidad de Dios.
Quien está fuera de ese Principio no puede estar formando parte de este Universo material ni en espíritu, ni en alma, ni en cuerpo, porque estará fuera de la Ley.
En este punto se encuentra la humanidad, fuera de su verdadera realidad para la cual fue creada en el Principio del Génesis para realizar la Obra de Dios; para concretar este proyecto humano basado en el Amor, en la Verdad y en la Unidad, que muy pocos viven a través de los tiempos.
Esto llevó, compañeros Míos, a la determinación del Padre Celestial y de Sus santos arcángeles para que Yo, el Cristo, el Hijo Primogénito, nacido del Corazón del Padre Celestial, de la Fuente Mayor, encarnara entre ustedes para poder salvarlos y guiarlos, para hacerles recordar las Leyes del Universo a través de las parábolas simples que todos los corazones pueden comprender.
Revivan Mi Mensaje, Mi Evangelio, el Nuevo Testamento, y también únanlo a este Nuevo Testamento, a este Nuevo Mensaje que hoy entrego para el mundo, y a todos los mensajes que ya les entregué, para que sus vidas se pudieran redimir bajo el Principio de Mi Amor Misericordioso.
Vine al mundo y muy pocos comprendieron qué fue lo que hice. Solo a través de los tiempos, muchas consciencias santas y almas inspiradas en Mi Cristiandad consiguieron acceder a Mi Principio de Amor y de Unidad.
Ellos fueron retransmisores de Mi Amor Universal para el mundo; así como ustedes, compañeros, que en esta hora definitiva, dentro de este Plan que los convoca, son llamados a irradiar el Amor de Dios para el mundo, sin olvidar primero que entre ustedes deben estar bien unidos para que eso pueda suceder; de lo contrario, todo sería un fracaso.
Por eso Yo les vengo a decir en esta Maratón, que deben buscar su verdad por encima de los errores y de los aciertos, de los aprendizajes y de las pruebas, de los desafíos, de las calamidades o de las tristezas.
Por encima de todo Yo vengo a entregarles el Principio de Mi Verdad, que está basado en el Amor de Dios, en donde ustedes pueden ingresar en consciencia para descubrir su verdadero propósito, que deben cumplir en esta hora, en honra a Mi Sagrado Corazón.
Por eso vine en el pasado y vine a través de los tiempos realizando milagros y prodigios, testimonios y curaciones, para que todos pudieran creer que Yo Soy el Cristo, el Hijo de Dios, que prepara Su Retorno en esta hora aguda del planeta, en donde las almas deben encontrar el sentido espiritual de sus vidas, el camino a la reconciliación y al perdón, que han perdido entre sus semejantes.
Yo vengo a unir los tiempos: el tiempo en que ustedes viven y el verdadero tiempo del Universo.
Yo vengo a aproximarlos hacia la verdadera dimensión de las cosas, a través de todas las Jerarquías Espirituales y de todos los ángeles que cooperan en esta Obra de Redención y de Paz.
Yo vengo a abrir las puertas a una oportunidad única y definitiva que las almas tendrán en esta última hora; una oportunidad de cruzar el umbral, de cruzar el portal hacia Mi Corazón, de reconocer su propia verdad, su verdadera constitución espiritual para la cual fueron creados a imagen y semejanza del Creador.
La humanidad no podrá autodestruirse, y aunque lo ocasiona todos los días, los Mensajeros Divinos están al servicio del Plan, así como ustedes deben estar al servicio de Dios; deben desterrar del mundo esa idea destructora de apartar la fe de los corazones, de apagar el amor de los corazones, de hacer sufrir al mundo.
Por eso Yo vine aquí para mostrarles el origen, su verdadera filiación con Dios, con el Altísimo, que está tan lastimado por los pecados del mundo, por la guerra y la persecución de hermanos entre hermanos.
Como lo ha dicho Mi Madre en Fátima, vengo a traerles en esta hora un corto tiempo de paz, para que la mayoría de la almas ingresen al Reino de Dios y no pierdan la Gracia de redimirse.
Yo les traigo la consciencia del Plan, porque debe ser bien comprendida; pero primero amada para poder después ser entendida en cada corazón humano que se abre para este Misterio infinito de Amor.
Yo uno a las consciencias cuando las consciencias se unen a Mí de verdad y no quieren nada para sí, sino todo el bien mayor para el mundo, para los que más necesitan encontrar la salvación, así como ustedes la encontraron.
Por eso este Encuentro Conmigo, compañeros, es único y en poco tiempo no se repetirá más, porque el mundo deberá purificarse completamente, dentro y fuera de los seres.
Esa purificación será intensa, pero el corazón que confía en Mí no perecerá.
Yo le daré la renovación, la fuerza para poder soportar su purificación. Porque quien Me ama es protegido por Mí cuando es sincero en su pensamiento, en su sentimiento y acción.
Ésa es la verdad que quiero que vivan por los que no la viven, por los que la ocultan por estar ciegos de sí mismos y estar lejos de Dios, aunque crean no estarlo.
Por eso Yo les muestro, compañeros, Mi verdadera Iglesia Espiritual, que no vive en este mundo, sino en el corazón de quien la busca en la íntima unión con Dios, con el Padre, con el Hijo y el Espíritu Santo.
En esa Santísima Trinidad está Mi Iglesia Espiritual expandida por el mundo, en los templos internos de las almas; porque será su pequeña iglesia interior la que se fundirá con la Mía para formar los nuevos pilares de la Nueva Raza.
Bendeciré y sacramentaré los elementos. Así como en este día los bendeciré nuevamente a pedido de Mi Padre Celestial, por medio de Mi Gracia sublime.
Derramaré las Gracias de Mi Glorificado Corazón para aquellos que sepan contemplarlas en humildad y amor.
Alabemos al Padre que está en los Cielos. Es el Creador que Me ha enviado para salvar al mundo de su total ignorancia e incapacidad de amar.
Apóstoles Míos, siervos de Mi Divina Misericordia, salgan de este santuario interior amándose los unos a los otros. Recuerden esa Ley, porque quien ama de verdad no estará en las garras de Mi adversario.
La bestia le teme al Amor y en consecuencia, a todos los que le siguen.
Mi Corazón es el Poder de Dios manifestado en cada parte de la Tierra. Veneren Mi Gloria, difundan Mi Misericordia y todo estará cumplido.
He venido con Mis ángeles del Universo. Regentes Solares del Universo Celestial que conocen sus almas y el origen de sus espíritus, y les traen la consciencia en este momento, la sagrada oportunidad de poder despertar a la Ciencia del Universo basada en el Amor de Dios, en Su infinita Unidad.
Como los ángeles cantan a Adonai, proclamando Su Sabiduría en este Universo material, así quiero que sus voces canten, proclamando al Padre, al Regente de esta Creación, a Aquel que los ama desde el principio.
Kodoish...
Oración:
Santísimo Corazón de Cristo...
Todos de pie.
Cuando los Sacramentos son bendecidos, las almas son premiadas; no como el premio que el mundo conoce, sino como la Gracia Suprema de Dios, que desciende sobre las consciencias para que puedan dar un nuevo paso.
Este es el verdadero sentido de los que son sacramentados, ser renovados por el Amor y la Unidad de Dios y encontrar el camino, el verdadero camino de su propósito para esta vida, la realización de la Obra de Dios en cada corazón humano, en cada alma que se congrega para poder servirme.
Mi Sagrado Corazón se ennoblece por estar aquí y Él se expande en Amor para todos.
Mi Madre concede estas oportunidades para todos, porque Ella intercede por cada ser que le clama de corazón por la Gracia de Su Amado Hijo.
Ustedes son agraciados en este día especial y les agradezco por acompañarme en esta Comunión eterna Conmigo por el triunfo del Plan.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
¡Gracias Señor por cuanto nos das!
Mi Dios, yo creo en Tí...(x3)
Te has animado a estar cerca de Mí a pesar de lo que ha sucedido y eso es parte de la victoria de Mi Corazón, del triunfo del Plan de Dios en la Tierra por encima de toda adversidad, perturbación o engaño.
Te has animado hoy a estar hoy aquí, Conmigo, delante de Mi Presencia, a pesar de los pecados o de las imperfecciones, pues Yo no te deseo puro, sino libre de ti, para que camines a Mi lado, en la perfección de Mi Plan que Yo revelo a Mis semejantes, a Mis amigos y apóstoles.
Has confiado en Mí y has venido a encontrarme, a pesar de que todo haya cambiado y que el lugar sea diferente. Eso hace la obediencia de un alma buena que sigue los caminos del Señor en total confianza y entrega para que, por encima de todo, triunfe Mi Luz, que es la luz que proviene del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
Hoy he venido como un Sacerdote, para sacramentarte y renovarte.
He venido a depositar nuevamente Mis Dones, que siempre estuvieron presentes, mas Yo todo renuevo en tu vida para que puedas seguir adelante y como te he dicho, caminar a Mi lado hasta alcanzar la meta que Yo propongo para tu vida y tu consciencia.
Anímate a seguirme y no perderás Mis Pasos, pues yo conduzco a Mis ovejas a ese establo de Mi Corazón, en donde las consuelo, las guardo y las contemplo por medio de Mi amor redentor.
Hoy Soy ese Sacerdote que te renueva la vida, la consciencia y el espíritu. Soy el Sacerdote que da fuerza a tu alma para no desistir ni perder de vista Mi precioso Proyecto, que es convertir tu vida en un instrumento de paz y de bien para el mundo.
Mira tu estrella, viejo peregrino, amado discípulo y siervo de Mi Padre. Mira tu origen y vislumbra tu hermandad, nunca te has apartado de ella a pesar de lo que ha sucedido.
Reencuentra tu existencia, el sentido de tu vida y unifícate con tus hermanos, para poder sobrevivir en estos tiempos difíciles.
Así estará Mi Corazón entre ustedes, como estuvo con los apóstoles para guiarlos hacia la meta final de evangelizar el mundo y de traer la Consciencia Suprema de Dios para los que estaban caídos y perdidos en las tinieblas.
Ve en todo Mi Universo la potencia de Mi Amor, que es esplendoroso y magnífico.
Ve en cada paso que Yo te pido realizar, cómo Yo conduzco tu vida y nutro tu interior con nuevos patrones.
No dejes atrás Mis pasos pero siempre búscame, para que puedas ver en Mis caminos Mi Voluntad, que no es la tuya, sino la Voluntad de Mi Padre a través de Mí, a través de todo lo que Yo expreso para las consciencias.
He venido para agradecerte y para alentarte, para instituir un nuevo ser que deberá seguir siendo moldeado como el barro, hasta que el alfarero alcance la perfección del mismo y le ofrezca a Dios como testimonio de que este Plan se puede cumplir en este mundo.
Ve a mi alrededor a los doce ángeles que me acompañan; potestades supremas, adoradores de Mi Cuerpo Eucarístico y Santísimo.
Ve en ellos cómo emana el amor por adorarme y honrarme, pues Yo Soy el Hijo, el que está en los cielos y descendí entre ustedes una vez para traerles la paz y la redención, para mostrarles el camino verdadero, el camino simple que recorrió Mi Corazón por medio de la instrucción y de la palabra para todas las almas.
Y así te invito a que asciendas e ingreses a Mi Reino, en donde existe la paz y la unidad, así como existe la paz y la unidad en tus hermanos, tus compañeros.
Porque entre hermanos solo puede existir el amor y la unidad. Dichosos de aquellos que lo viven y que en Mi Nombre lo multiplican sin olvidar que todo dolor se cura a través del amor y de la compasión.
Yo Soy esa Consciencia que les traje la Misericordia, un misterio que aún no es muy conocido y que en este tiempo revelo para ustedes. Porque si Yo Soy la Misericordia misma, es ese misterio que se está revelando a ustedes y a todo el mundo, a la humanidad entera, para que pueda conocer que aún existe la gran compasión de Dios y su infinita Piedad para con sus criaturas, semejantes a Él.
Si esta Misericordia no estuviera entre ustedes, compañeros, ¿cómo sobreviviría el mundo en este tiempo, en donde las acciones comprometen a muchas almas y sumergen a los corazones en los abismos?
Es en eso que necesito que trabajen, en liberar a los corazones, a las almas y a los Reinos de la Naturaleza, porque cada uno tiene una misión Conmigo que no puede dejar de vivir, ni de cumplir.
Si Yo los llamo en este tiempo es porque ya los llamé en otro tiempo y ese compromiso ardiente se mantiene vivo en Mi Corazón. Así Yo vengo a cumplir ante Mi Padre la promesa que le realicé de autoconvocar a Mis compañeros en este tiempo final, en que todo está en juego, hasta la vida espiritual.
Pero si su oración fuera fuerte, perseverante y amorosa, no tendrán qué temer, porque si oran Conmigo y oran con Mi Madre, u oran con San José, Nuestra Luz siempre estará, a pesar de las tinieblas.
Por eso, te digo, compañero: no temas purificarte, porque si el Hijo de Dios se purificó cuando fue entregado en el Templo a los brazos de Dios, toda alma de esta Tierra, por sus deudas y cometidos debe purificarse; pero existe una tabla de salvación que los ayudará a que todo se pueda trascender, y esa es Mi Misericordia.
Por Mi Misericordia hoy están aquí y Yo estoy con ustedes y con el mundo.
Por Mi Misericordia aún caminan a Mi lado y siguen Mis pasos.
Mi Misericordia es más fuerte que todo pecado, que cualquier indiferencia u omisión.
Mi Misericordia todo lo renueva y todo lo restaura.
Fue el Poder de Mi Divina Misericordia que me ayudó a cargar la cruz del mundo y los horrores de la humanidad, para poder liberar a las almas de todos los infiernos.
Por eso establezco este puente de luz con sus corazones y el Mío, para que puedan beber de Mi Fuente y nutrir sus espíritus en el poder de Mi renovación.
Así Yo los estoy sacramentando en esta hora, en donde la mayoría de las almas necesita de Mis Sacramentos, de Mis Dones y de Mis Gracias.
Cuánto dolor Me ocasiona la indiferencia del mundo o la indiferencia de los unos para con los otros, ante la necesidad que es visible delante de sus ojos y corazones.
Si son indiferentes entre ustedes, serán indiferentes Conmigo, y a ustedes no podré llegar. Por eso, hasta ahora y en este tiempo los espero, y aún mantengo Mis Brazos extendidos hacia ustedes, para que tomen Mis Manos y se puedan levantar de este suelo, de todas las piedras que los hacen caer.
Yo los restauro en espíritu y en vida cuando se lastiman a sí mismos o cuando hieren a los otros.
Mi Misericordia los ayuda a ver la verdad en cada corazón y en cada hermano que está a su lado.
En esta simple verdad es que Yo quiero que puedan vivir todos los días. Es la verdad que Yo les enseñé a Mis apóstoles y a Mis seguidores, incluso a aquellos que Me entregaron a la cruz y a la muerte.
Si Yo sufrí por ustedes, compañeros, era para que ustedes no sufrieran, ni hicieran sufrir a los demás, con ninguna acción, o modos que pudieran alterar la paz del corazón que Me busca incesantemente.
Yo hago recordar a todos Mi legado y el compromiso de vivirme todos los días hasta los últimos días de sus vidas, porque se han ofrecido para eso ante Mi Padre y hoy se los vengo a recordar, para que Me puedan vivir a través de sus semejantes, trascendiendo la imperfección y los errores, porque lo perfecto, compañeros, es el amor.
El corazón imperfecto que ama, es un corazón perfecto, porque trae para si el amor, lo comparte y distribuye como panes a los más pobres de espíritu.
Muchas veces, entre ustedes. quise mostrar ese amor, y mandé a distribuir panes como dones y gracias para sus corazones. Y algunas de esas veces no lo pudieron ver, pero Mi Amor los justifica y los salva, los redime y los restaura, hasta que puedan dar el gran paso, según el compromiso de cada ser.
Yo les ofrezco Mi Sacerdocio como un principio de renovación para aquellos que buscan la unión con Dios todo el tiempo, y especialmente, para que no olviden que Dios es misericordioso y piadoso con toda la Creación.
Les doy Mis Gracias para que se purifiquen y testimonien Mi Amor en el mundo, especialmente para los que más lo necesitan en esta hora aguda del planeta.
Llora, recostándote sobre Mi pecho y busca la esencia de Mi perdón que te unificará y te hará libre del pasado.
Llora, y deja que Yo te pueda limpiar profundamente.
Como el agua de los océanos es Mi Misericordia, que todo pacifica y sana en las consciencias.
Llora, y libérate del dolor para que Mi amor ingrese en tu espíritu y Yo haga una nueva morada en gloria a Dios.
Sientan Mi Corazón misericordioso y lleven la paz al mundo que urgentemente la necesita en esta hora crucial de la humanidad.
Las pruebas fortalecen a Mis seguidores. La transformación los une a Mí y la purificación los consagra a Mi Divinidad, para que Yo pueda ser en ellos y ellos en Mí para siempre.
Ante los doce ángeles que Me acompañan celebraremos este viernes de reparación del Sagrado Corazón de vuestro Señor, que se digna en mostrarse a los corazones simples para que puedan ver Mi verdad.
Mientras estoy aquí contemplo el mundo y a todas las almas que abren su corazón para recibirme.
Fray Elías del Sagrado Corazón:
Vamos a... Ante la Presencia de Cristo vamos a cantar : "Ven Oh Gran Espíritu" para la bendición de los sacramentos. Y vamos a permitir que ese Espíritu de Cristo ingrese a nosotros. Colocamos nuestras manos en señal de recepción.
Una vez más.
Santísimo Corazón de Cristo,
convierte nuestros corazones
en llamas sagradas de Tu Divina Misericordia,
para que Tu faz se funda sobre el gran corazón humano.
Que el venidero descenso de Tu Gloria Celestial
redima a todas las consciencias.
En honor y en gloria al Padre Celestial.
Amén. (x3)
¡Oh Señor amado!, ¡oh Cristo amado!,
acepta nuestra reparación a través de nuestro amor,
nuestra entrega y nuestra oración,
para que Tu corazón flagelado, Señor, sea aliviado
por nuestra devoción a Ti.
Amén. (x3)
Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo...
De esta forma compañeros, Yo los he sacramentado en este día para que sus espíritus y almas renazcan en Mi corazón y siempre encuentren la paz bajo la bendición de Dios y de todos sus ángeles.
Fray Elías del Sagrado Corazón:
Si pudieran venir aquí las hermanas que vinieron de Menorca para recibir la bendición del aceite consagrado.
Y así Yo enseñé a todos Mis siervos a amarse los unos a los otros, por medio de la ofrenda de Mi Corazón que fue traspasado por ustedes para que pudieran alcanzar, por encima por todo error y maldad, el Amor de Dios, que es un Amor que triunfa y sustenta a las almas que lo viven.
Agradezcamos al Padre que está en los Cielos, que nos congrega y que nos da la vida, por la presencia de sus ángeles que acompañan la gloria de su Señor en la Sagrada Celebración de la Eucaristía redentora de todos los corazones.
Alabemos, como los ángeles, a Dios, para que Yo pueda elevar a los cielos sus súplicas y las súplicas de todos los que Me escuchan.
Así Yo constituyo a los consagrados, de diferentes formas, como apóstoles en redención.
Fray Elías del Sagrado Corazón:
Cantemos Kodoish melódico junto a los ángeles.
Mantenemos nuestras manos en señal de recepción.
Madre María Shimani de Montserrat:
Bueno, ahora vamos a compartir un pequeño relato de la Aparición y después, a pedido de Nuestro Señor, vamos a hacer alguna reflexión.
Relato de Fray Elías del Sagrado Corazón:
A veces es difícil memorizar todo lo que sucede, ¿no?, porque son muchos impulsos los que la Jerarquía da para nosotros.
Voy a intentar hacer una síntesis de todo lo que pasó, porque fueron varias cosas, era lo que yo sentía y lo que cada uno de nosotros estaba viviendo, era como si fuéramos pasando por diferentes etapas, por diferentes planos. Y cada vez que pasamos por esas etapas, la experiencia y el encuentro con Él se iba profundizando, no sé si todos pudieron percibirlo, pero fue lo que sucedió.
Pero cuando estábamos en uno de los cánticos, que fue "Cristo, Tú el Amor", no, perdón, me equivoqué, no fue "Cristo, Tú el Amor", fue “Apóstoles del amor”, Él ya estaba aproximándose. Esto fue antes de las últimas cincuenta cuentas que faltaban.
Cuando comenzó a descender, lo que me llamó mucho la atención era lo que mostraba. Por lo general, cuando la Jerarquía desciende, Cristo, María o San José descienden, vienen en una esfera de luz, y es como si Ellos localizaran el lugar donde nosotros nos encontramos.
Entonces Ellos vienen desde el Universo, localizan el sistema solar, localizan el planeta y ahí, localizan el continente en donde estamos, el país donde estamos. Es así como sucede la Aparición, como comienza a acontecer.
Y ahí, Él localizó este lugar en Ávila, en donde estábamos, pero en vez de dirigir la energía hacia nosotros específicamente, Él la expandió por la región y de repente, mostraba las murallas de Ávila, como si fueran canales de liberación, túneles blancos, algo así.
Y por las calles de Ávila comenzaron a levantarse los muertos, o los que estaban muertos en este plano; mucha gente comenzó a salir y Él las llevaba para un lugar, como si fuera un espacio donde las reciclaba, digamos así, las liberaba. Era mucha gente de esa época, ¿no?
Y los ángeles que acompañaron al Maestro lo ayudaron.
Bueno, después que Él concretó esa tarea, que finalizó esa tarea, comenzó a dirigirse a nosotros. Como ustedes percibieron, Él hablaba en primera persona, porque hablaba para cada uno de nosotros; después, en otro momento, percibía que Él hablaba para muchos mundos internos, para muchos seres internos, no solo para los que estamos aquí, sino en otras partes, los hermanos que están coligados con nosotros y los que no lo están también. Él hablaba para todos y depositaba algo dentro de nosotros.
Y como Él dijo, se manifestó como un Sacerdote, todo vestido de blanco, como se viste un sacerdote y tenía en las mangas, en la parte extrema, así, de las mangas, un bordado; y tenía también una estola que era toda como si fuera toda bordada, era como si fuera un formato muy parecido a un bordado griego, como si fuera algo más ortodoxo, no sé bien distinguirlo, porque nunca vi eso. Él lo mostraba así.
Estaba todo de blanco y alrededor de Él, en su Aparición, estaban los doce ángeles, que Él decía que eran ángeles regentes. Y bueno, ahí comenzó a desarrollar esa tarea. Había momentos que Él citaba cuando hablaba y también por lo que mostraba, en los que refería momentos de su vida en Tierra Santa, con todos los que participaron de esos acontecimientos en su pasaje como Jesús.
Y percibía que también algunos de nosotros nos encontrábamos en aquel tiempo con Él.
Él mostraba cómo éramos nosotros en aquel tiempo y qué condición espiritual y humana teníamos; y cómo Él de una forma tan sorprendente, maravillosa, trabajaba con cada una de las almas, según la necesidad que cada uno de nosotros tenía espiritualmente de ayuda.
Él hacia ese puente con ese momento para este presente y a través de ese ejercicio, cuando transmitía el mensaje, daba Su Palabra, Él nos renovaba.
Y entonces en un instante, citó el momento de la Pasión, cuando Él cae, y si ustedes lo recuerdan, Él dice: ”Yo renuevo todas las cosas"; se lo dice a Su Madre, en la cuarta estación del Vía Crucis, cuando se encuentra con María.
Él muestra ese acontecimiento; cita ese hecho cuando Él cae y se golpea muy fuerte, ¿no? Él muestra una situación que era peor a la que conocemos, y cómo, a pesar de estar exhausto, el Maestro se da un golpe muy fuerte en Su Cabeza, cuando cae en esa cuarta estación. Y cuando María va a ayudarlo a levantarse, en ese golpe que Él vive, a pesar de que es un golpe de dolor y de sufrimiento, libera como si fueran muchos Rayos de Misericordia, ¿no?, de Luz, de Amor.
Y a través de la expansión de esos Rayos de Amor y de Misericordia, consigue elevar a muchas almas, a muchos seres caídos, que estaban caídos en ese tiempo, y que en este tiempo también lo están de alguna forma. Según Él lo decía, según lo explicaba, estaba intentando que esos seres reencontraran el camino de la luz. Y ahí nosotros, en todo ese proceso, hasta el final.
Aunque Él pidió hacer la bendición de las hermanas de Menorca, hizo una iniciación, como un Sacramento, una renovación, como un voto de unión de nosotros con Él, en esta tarea a la que nos está convocado para vivir del Plan. Eso fue, más o menos, lo que sucedió.
Madre María Shimani de Montserrat:
Creo que todos hemos podido percibir que la Jerarquía cada día está más cerca, cada día da un paso más hacia nosotros.
La Aparición de hoy fue muy sentida, porque cada uno pudo percibir cómo Cristo le hablaba a su propio corazón, como si estuviéramos solos, Él y nosotros, y no hubiera más nadie en la sala.
Ese acercamiento que Él está haciendo con cada uno, tiene que ver con ese vínculo que quiere construir con el corazón de cada uno, y nos cabrá a nosotros poder darnos cuenta y abrirnos para que Él construya ese vínculo. Porque en ese vínculo es que nosotros vamos a poder pasar por todo lo que hay que pasar, que podemos transformarnos, purificarnos con armonía, estando unidos a Él, bien personalmente.
Entonces no podemos perder de vista ese acercamiento que Él está queriendo realizar con cada uno de nosotros.
Y cada vez que Él está más cerca, más códigos de renovación nosotros recibimos.
¿Qué es un código de renovación?, es aquel impulso espiritual que cambia algo viejo que está dentro de nosotros por algo nuevo, y que como es un código, se puede multiplicar infinitamente dentro de nosotros, quitando lo viejo y colocando dentro de nosotros algo nuevo, espiritualmente.
Y cada vez que nosotros nos vinculemos con Él, amorosamente, esos códigos se multiplican con mucha más velocidad, digamos así.
Nosotros tenemos que hacer que eso que Él deposita en cada uno pueda seguir multiplicándose más y más, cada día.
Entonces una Aparición de Cristo, en este tiempo, no es solo para venir a escuchar palabras bonitas. Es algo que es mucho más profundo y que nosotros tenemos que abrir nuestra consciencia, nuestro corazón, para no desaprovechar ni un solo segundo, ni un solo momento con Él.
Así que coloquemos esto en nuestro corazón, atesoremos esto que recibimos.
No muchas personas tienen la posibilidad de recibir, guardemos esto como el gran tesoro de este tiempo, para nuestras vidas, para nuestros espíritus, para nuestro futuro, para todo lo que vendrá.
Fray Elías del Sagrado Corazón:
¡Gracias Señor por cuanto nos das!
Sagrado Corazón de Jesús
Fuente de todos los prodigios
Derrama Tu Misericordia
Sobre los conflictos del mundo
Amén.
(tres veces)
Como el Soplo del Espíritu de Dios, vengo a este lugar para bendecirlo y bendecirlos a todos, en el nombre de la Verdad y del Amor de Dios que se derrama en este momento sobre ustedes y sobre sus hermanos.
Esperé mucho tiempo para poder encontrarnos aquí, nuevamente, en la Alianza con Mi Divino Espíritu; esperé volverlos a encontrar en la Paz que traigo del Universo para cada uno de sus corazones en esta perfecta Comunión Conmigo, con Mi Cuerpo y con Mi Sangre.
Vengo a Europa para erguirla ante los tronos de Dios, por la aceptación profunda que emiten sus corazones de que el Plan se cumpla en esta parte de la humanidad; para esto, las puertas del Universo se abren para poder recibirlos en el Corazón de Dios, Padre Celestial.
Las legiones de los ángeles han llegado aquí, con mucha levedad para poder encontrarlos en la oración que proclama Mi Divina Misericordia.
Abran sus corazones, sientan sus almas, y queden en Mí. Esto es ahora lo que necesitan para poder proseguir, sobre todo Mis apóstoles, a los que Yo he llamado con tanto amor.
Sigan Mis Pasos, sigan Mis Caminos y nunca perderán la paz, porque si sus corazones confían en Mí, estarán confiando en Dios, porque Dios ES a través de Mi Corazón, y Yo Soy a través de ustedes, en la esencia profunda del espíritu y de la hermandad.
Hoy no vengo a ver las conductas malas del mundo, los horrores, las malas acciones y la indignación. Hoy vengo a ver de sus corazones la llama del Espíritu de Dios que encarnó en ustedes, desde sus nacimientos en esta humanidad y a través de los tiempos, una llama que nunca puede apagar Mi adversario porque si el corazón ora y persiste, triunfará.
Hoy están nuevamente ante Mi Misión Celestial, que es la Iglesia a la que muchos esperan ingresar pero que no la conocen.
Hoy están ante Mi Patriarcado, Mi Legado y todo Mi Universo; que es el Universo de Mi Padre, que se congrega en lo invisible de Su Espíritu.
Hoy vengo a traer para ustedes esa presencia que siempre deben aspirar encontrar en estos tiempos de caos y de persecución en el mundo.
Alimenten la llama de sus espíritus y por más que vean la oscuridad a su alrededor, les digo, en verdad, que no perderán la paz.
Pero hoy los invito a ser verdaderos Conmigo, en cada paso de la vida, en cada ejemplo, y en cada pequeña acción. No necesito sus corazones perfectos, sino honestos y simples, abiertos a recibir Mi Instrucción, a través de Mi Santa Palabra, o a través de cada hermano que se encuentre en sus caminos, porque Yo me hago presente de forma inesperada en la vida de ustedes y de todos sus hermanos, compañeros Míos.
La oportunidad que Yo les traigo, es la oportunidad que necesita el planeta y toda la humanidad, como también los Reinos de la Naturaleza que tanto sufren la consecuencia del hombre de superficie.
En cada aspecto de la vida, Mi Corazón y Mi Luz está presente, cuando el alma invoca Mi Presencia universal. Junto a Mis ángeles constituyo entre sus corazones, en esta hora, la presencia de Mi Iglesia Celestial y abro los altares del Cielo para que puedan comulgar, de lo único y verdadero que es el Amor de Dios.
Es el amor de Dios que nunca los decepcionará, que nunca los engañará, como muchos los engañan y se engañan a sí mismos todo el tiempo porque tienen sus corazones endurecidos a Mi Presencia y Energía; pero Mi Misericordia permite traerles el perdón y la expiación que tanto necesitan en esta vida y en este tiempo final.
Si están ante Mi Iglesia Celestial, están ante el Único, el Adonai. Emmanuel, Abba, el Elohim, están ante el Universo, ante toda la Hermandad que se congrega para recibirlos en la Fraternidad del Espíritu y de la Unidad.
Vean en este momento, corazones Míos, cómo emergen desde ustedes las estrellas de la luz, los soles internos, que deben resplandecer en esta hora, para alumbrar a la humanidad que está en las tinieblas; y muchos no creen estar en ellas, pero lo están.
Si piensan estar Conmigo, compañeros, háganlo, y no pierdan tiempo. Busquen la esencia de Mi Corazón que los llevará a la paz y les permitirá realizar el camino que han venido a cumplir en nombre de Mi Padre y de Su Plan.
Los corazones no se animan a amar Mi Corazón profundamente, por temor a lo que Yo les pueda pedir. Pero desde el principio, compañeros, Yo sé lo que cada uno de ustedes Me puede dar y no les pediré aquello que no Me puedan dar, eso sería una gran pérdida de energía para estos tiempos finales.
Necesito que Mi Obra se realice en sus corazones, de la mejor forma posible. Pero en verdad les digo, compañeros, que algunos de ustedes tienen un compromiso marcado Conmigo y que es definitivo y eso no lo pueden omitir, con su propia indiferencia.
Sientan que Mis Palabras forman sus espíritus y moradas internas.
Sientan como sus almas se elevan a Mi Iglesia Celestial, para ingresar al templo y vivificar la unión Conmigo, a través de la Eucaristía.
Adoren Mi Corazón, como los ángeles lo hacen, y confirmen que en esta humanidad es posible alcanzar la Redención y la Paz.
Quisiera que otros soldados Míos estuvieran aquí para escucharme, pero sé que por sus propios medios, espirituales e internos, no lo pueden hacer; pero les pido que no se justifiquen. Mi Sangre y Mi Agua se derramó para justificar sus vidas, sus errores, sus pruebas, omisiones e indiferencias, como todos los ultrajes hasta los tiempos de hoy.
Ahora es momento de no hacerlo más y de abrir los ojos y de mirar hacia el infinito, hacia el Universo, para verme llegar entre las nubes con toda la Gloria del Padre Celestial.
Necesito que estén preparados por los que aún no se han preparado.
Necesito que despierten a Mi Vida Crística por los que aún no despertaron a Mi Vida Crística.
Necesito que sean testigos, incluso en las imperfecciones, porque si sus corazones son verdaderos y sus mentes son puras, siempre estarán en Mi Corazón.
No vengo a pedirles lo imposible porque sé que la humanidad ahora no lo puede dar.
Necesito que sus vidas se transformen, así como Yo transformo el barro con Mis Manos y moldeo un nuevo odre para la Gloria de Dios; odre que recibe los Códigos de Mi Gracia y de Mi Misericordia que provienen del Padre Universal.
Entonces, compañeros, reciban en esta hora Mi Gracia, y Mi Misericordia, por aquellos que no la quieren recibir y que se omiten para no querer conocerme.
Hay tanto amor en Mi Corazón que muchos no creen que Yo pueda transformar sus vidas completamente.
Mi Corazón explota de tanto amor para entregar al mundo y a todas las almas, aún a las que omiten Mi Presencia. Es este el Amor que Yo viví por ustedes, que Yo trabajé por ustedes, que Yo entregué para salvarlos, una vez cuando estuve en la Cruz.
Cada Llaga de Mi Cuerpo, cada señal marcada en Mi Santo Cuerpo Glorificado, fue para testimoniar la Salvación, el Perdón y el Amor por cada uno de ustedes.
No quiero que en Mi Corazón se multipliquen las espinas de la ingratitud de los apóstoles Míos que no han comprendido lo que les he pedido en esta hora.
Sean parte de Mis Rayos, de los Rayos de Mi Corazón Glorificado, Sagrado y Bendito. Sean esos Rayos que se transforman de la noche a la mañana, que viajan como el viento; que viajan como el viento por todos los lugares del mundo, para llevar la Paz y la Misericordia de Dios.
Sean ese sol que nace todos los días en el horizonte y ya no vivan más a oscuras. Confíen plenamente en ustedes, en que pueden dar los pasos, al menos por Mí, por Mi Santa Madre y por Mi Padre Celestial.
Vivan todo el tiempo en Nuestra Santísima Trinidad y serán premiados con los Dones de Mi Espíritu: tendrán fuerzas para caminar, aliento para seguir adelante y esperanza por donde ver en cada parte de la Tierra.
Y a pesar de que el mundo está a oscuras y los corazones están cerrados,Yo vengo a dar, en esta tarde, el Testimonio de Mi Amor en ustedes y por cada uno de sus hermanos en este mundo.
Reciban la Unión con Mi Sagrado Corazón y vivan Mi Camino como la puerta de salida a su liberación y perdón.
Agradezco que hayan preparado este Altar para Mí, así como preparan sus vidas, en este tiempo y en este ciclo, para recibirme en la plenitud de Mi Espíritu, de Mi Gracia.
No teman por lo que no han conseguido.
No quiero que sufran más, porque Mi Corazón ya sufre por los que son indiferentes, por los que caen, por los que hacen el mal, por los que niegan Mi Amor todo el tiempo.
Necesito de sus corazones un templo de alegría, de regocijo, de verdadero amor y de paz, para que sus pecados se limpien, y las manchas en sus almas se puedan borrar por la Fuente y el Océano de Mi Divina Misericordia.
Así, compañeros, amigos, discípulos y siervos alegrarán Mi Corazón por los horrores que vive el mundo de los que caminan todo el tiempo al abismo.
Si sus corazones no aman, ¿cómo amarán al prójimo? Si no Me aman a Mí, ¿cómo amarán a sus semejantes? Porque si Yo estoy en sus semejantes, escondido en el tabernáculo del corazón, ¿por qué son indiferentes y no Me ven?
Yo estoy en el que está desposeído, triste, perdido, ciego y sordo. Yo golpeo la puerta de esos corazones para que puedan despertar a su verdad y a su misión.
Cada cosa tiene su tiempo, porque está marcado por el Universo de Dios.
Ofrezcan en esta tarde, esta Comunión por toda Europa, por los que están perdidos, por los que están ciegos, por los que están solos, por los que están enfermos, por los que sufren en la ignorancia de sus vidas y de sus caminos, por no encontrar, por los que no encuentran a Mi Sagrado Corazón que hoy está aquí, entre ustedes, para que lo vivan y lo sientan en esta Comunión perfecta, con espíritu de paz y de fraternidad.
Yo los constituyo a todos como una nueva familia, así como fue la familia de Nazaret, junto a María y San José. No está lejos de ustedes formar esa sagrada familia espiritual que debe reinar entre las almas y los corazones que siguen a los Mensajeros Divinos.
En esta hora, compañeros, la Divinidad trabaja en todos los continentes de la Tierra para sembrar Su Luz en el mundo.
Fray Elías del Sagrado Corazón:
Vamos a cantar "Estoy contigo, Señor", a pedido de Jesús, para bendecir los elementos que Él hoy consagrará, para todos nosotros.
A través de los tiempos, compañeros, elevo a las almas hacia el Reino de Dios, cuando cada una de ellas comulga, el mayor testimonio de amor en la presencia de Mi Cuerpo Vivo y Mi Preciosa Sangre, en Honor al Padre Celestial y a Su Divino Plan que emana del Universo para todas las criaturas de la Tierra.
En Mi Iglesia Celestial, les vuelvo a enseñar lo que una vez prediqué para todos ustedes: sentados a Mi mesa de Luz y de Amor, los invité en aquel tiempo, a agradecer a Dios por todo, por cuanto Él nos da en el Misterio Infinito de Su Amor. Y para eso, compañeros, en el nombre de la Paz, Yo elevé el pan, di gracias al Padre por el Sacrificio; lo bendije, lo repartí a ustedes y les dije que "siempre comieran de él porque él es el Cuerpo Vivo de Cristo, vuestro Señor".
Una vez terminada la Comunión con el pan, di gracias a Dios por el Cáliz que las almas recibirían en sus esencias, para ser depositarias de Mi Espíritu de Misericordia y Redención. Elevando el Cáliz hacia lo alto, di gracias al Padre, lo pasé a ustedes y les dije una vez: “tomen y beban todos de él, porque esta es Mi Sangre que será derramada por ustedes y por todos los hombres para el perdón de todas las faltas”.
Y hoy, en Mi Presencia, compañeros, ante Mi Iglesia Celestial, reafirmo la Presencia y el Poder del Amor de Dios. Amén.
Gracias Señor, gracias Señor por tantas bendiciones que siempre nos das, que siempre nos das
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Fray Elías del Sagrado Corazón:
Hermanos, queremos que todos los que están aquí presentes y a través de la transmisión en vivo para el planeta, por MMTV, nuestros hermanos del monasterio de la Orden, de las comunidades, de los grupos de oración, que están unidos a nosotros, queremos compartir, realmente, cómo fue esta Aparición con Cristo, que en realidad, tal vez, no diga muchas cosas, pero lo que Él hizo hoy con nosotros, así como en los días de la Maratón anterior, en Buenos Aires, en Argentina.
Él nos introdujo en ese misterio que la humanidad todavía no conoce muy bien, que es la Iglesia Celestial de Cristo, y el propio Cristo nos dijo que es algo que intentó instituir para que pudiéramos aprender desde que el tiempo que estuvo aquí, con nosotros, hace dos mil y tantos años atrás.
Hoy, Él realmente vino muy espléndido, maravilloso en su Amor y en Su Misericordia.
Él nos fue introduciendo poco a poco , en ese espacio de la consciencia que llama la Iglesia Celestial, en donde los ángeles y los bienaventurados, de forma verídica, verdadera, celebran continuamente esa adoración, al Cuerpo y a la Sangre de Cristo; y Él nos llevó hacia ese lugar, poco a poco.
A través de Sus Palabras, de Su Mensaje, nos fue introduciendo a todos nosotros, los que estamos aquí y a los que están en sus hogares acompañándonos, quienes también fueron siendo llevados, a través de sus almas hacia ese espacio de la consciencia.
Fue algo bien intenso, muy difícil de poder soportar, porque a pesar de que es una Energía Divina, Celestial, el voltaje vibratorio energético de la Presencia de Cristo, de ese estado de consciencia, de la Iglesia Celestial. es bien alto para nuestras células, para nuestros cuerpos para nuestros átomos; pero como Él sabe que nosotros somos seres terrestres, somos seres humanos, Él cuenta con nuestras almas.
De alguna forma, Él se sirvió de nuestras almas, de nuestra apertura del corazón para quien tuvo el corazón abierto, para ingresar hacia ese estado de consciencia y vivimos, como quien dice, varias iniciaciones, varias purificaciones; pasamos por varios procesos durante toda la Aparición y no solo nosotros fuimos beneficiados espiritualmente, sino también aquí, esta región del continente europeo, que tanto lo necesita.
Y cuando el Maestro repetía que ofreciéramos la Comunión por todo lo que Él dijo, los enfermos, los que son ignorantes, que están ciegos, están sordos, etc., Él fue detrás de cada uno de ellos porque el canal de oración que nosotros abrimos durante la coronilla lo utilizó para esa tarea; de alguna forma encontró los corazones abiertos y consiguió realizar esa tarea.
Entonces entre tan pocos que somos, Él hizo que cosas grandiosas, como una vez lo prometió, que íbamos a hacer cosas más grandes a las que Él hizo, aunque en ese momento Él las comandaba, las llevaba adelante, esa tarea, esa misión, que vino a cumplir aquí, en Barcelona, la hizo a través de nuestro corazón.
Lo que vino a realizar, lo pudo cumplir y eso se expandió para todo el planeta , para toda la consciencia planetaria con la ayuda, gracias a Dios, de los ángeles que estaban bien cerca de nosotros; ángeles muy alados estaban bien cerca de nosotros, y eso también me llamó mucho la atención, el acercamiento de los ángeles, con una sutileza, una bondad, una misericordia inexplicable.
Queríamos dejar este relato con ustedes para que podamos proseguir unidos en esa tarea que los Mensajeros Divinos vienen realizando no solo en América, sino ahora aquí, en Europa, de una forma bien amplia.
¡Gracias Señor por cuanto nos das!
Paz para el mundo y fin para la guerra.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, Amén.
Yo vengo a absolverlos en el nombre del Amor y del Perdón, en nombre de la infinita Piedad que existe en el Universo y que se vive en los ángeles y arcángeles, en todos los seres de buena voluntad, que en el Universo y en la Tierra viven el Plan de Dios.
Hoy, Yo vengo como el Rey del Universo, como la Presencia viva de Dios para esta humanidad, aún muy dormida.
Vengo a despertarlos del sueño de esta vida material para que sus almas se eleven a Mí y, en comunión Conmigo, sigan Mis pasos, que son los pasos que Dios les pide dar en esta hora definitiva de la humanidad, en el principio del ápice de esta transición, que muchos no sabrán enfrentar.
Por eso he venido aquí, no solo para bendecirlos con Mi Misericordia, sino para unificarlos con Mi Plan y con Mi propuesta de paz para el mundo.
Hoy, quisiera que dejaran a Mis Pies lo que ya no deben vivir, lo que no pertenece a Mis Caminos, ni a Mi Obra.
Quiero que se transformen en Mí y Yo Me transforme en ustedes, para que sean nuevos cristos; una nueva raza que colonizará a la humanidad cuando surjan los 144 000, que cada día más, se aproximan en el espíritu del despertar y de la misión que son convocados a vivir en este tiempo final.
Sé que muchos de los que hoy están presentes no entienden lo que Yo digo.
No necesito, compañeros, que Me entiendan, sino que Me vivan, que guarden Mis Palabras en el corazón, porque no son solo palabras.
Mi Verbo es vibración y energía, es principio de manifestación y de toda Ley para este Universo, del cual ustedes forman parte en este sistema solar.
Por eso necesito que abran sus corazones y no sus mentes, porque lo que Yo estoy diciendo hoy, lo dije hace dos mil años atrás, en cada una de la parábolas, en cada uno de los signos, y aún así en Mi Pasión, que fue la señal más visible para todos ustedes, de que Mi Obra aún continúa, en la Victoria de Dios, el Altísimo.
He traído para ustedes a los ángeles de la guarda, para que les puedan prestar un poco más atención, porque ellos les sirven desde sus orígenes y esperan que los puedan percibir. Solo a los ángeles y a nadie más, que se haga parecer a un ángel.
Su oración los elevará a esa consciencia, a la que Yo necesito que se aproximen, a la Consciencia Ultraterrestre, a la Vida Divina y Universal; porque la humanidad está muy densificada.
Pesan mucho sus acciones, sus sentimientos, pensamientos y las obras que van en contra del Plan de Mi Padre, en contra de la humanidad y de las almas.
Hoy les revelo, a través de Mi Corazón, el Plan de Dios en esta era de la Tierra, en este momento de la humanidad, en donde cada uno de ustedes, compañeros, debe ser ese principio vivo de Mi Presencia en el mundo; debe ser ese soldado que responde a los comandos y ese apóstol que lleva la palabra de salvación y de verdad.
Para que todo eso sea posible en este momento, compañeros Míos, transfórmense, transfórmense mucho y no teman transformarse.
Ha llegado la hora de que todos ustedes y el mundo se purifiquen, no con temor, sino con valentía, para soltar las amarras del pasado, destituir lo que no es del Plan de Dios y abrazar la cruz que el Padre les entrega en esta trayectoria evolutiva de la humanidad.
Así, estarán Conmigo viviendo Mis Principios; porque Yo los ayudaré a levantarse del suelo, a elevar sus ojos hacia el Universo para que reconozcan su estrella y así, se unan nuevamente con su Dios.
Adoren al Padre, que sigue ofendido, y ofrezcan una reparación, en este día, por todo el mundo.
Así ustedes, compañeros, recibirán lo que necesitan en la hora cierta y no cuando lo busquen; porque todo tiene un tiempo, dentro y fuera de ustedes.
Hoy les ofrezco Mi Constancia, por cada una de sus almas y por las almas del mundo que aún no Me viven.
Hoy les traigo esta realidad, porque Yo quiero compartirla con ustedes y así ustedes la compartirán Conmigo, en este eterno silencio que hoy promulgo para todos, el silencio que vive en el silencio y que permite descubrir lo que verdaderamente sucede dentro de los corazones.
Abracen este momento como algo único y reconfirmen sus votos de colaboración con el Plan; ese Plan que hoy no conocen en profundidad, pero que hoy les entrego para que lo puedan seguir en oración y vigilia, en fraternidad y servicio.
Yo necesito que continúen cumpliendo lo que Yo les pedí hace dos mil años.
Las almas están muy perdidas y los corazones se desesperan por no conocer el Amor de Cristo, vuestro Señor.
Si hoy vengo aquí para pedirles estas cosas, es porque en verdad lo pueden hacer, de una forma simple y honesta, sin tantos conceptos, ni formas. Porque en verdad les digo, compañeros, todo nace del corazón, y es el corazón de cada alma que rige las cosas, y es el que ayuda a que todo se cumpla, bajo la Voluntad de Adonai.
Como les dije en el día de ayer, compañeros, en los más jóvenes debe despertar el discipulado, el discipulado de Cristo, quien guiará sus vidas y los conducirá por el camino correcto de la redención.
Estén despiertos a lo que les digo y no pierdan ni una palabra, porque no podré volver a repetirla.
Digo todo esto antes de que todo suceda, pues ha llegado la hora de que los corazones se conviertan por el fuego de la oración y por el principio de la paz; y que todos sean más hermanos, unidos en una gran familia espiritual regida por Cristo, para esta Obra Redentora del fin de los tiempos.
Esta región y esta ciudad deben ser la cuna de las nuevas cosas, de los patrones elevados de conducta, de fraternidad y de hermandad.
Los jóvenes deben conocer Mi energía crística para que puedan redimirse. Y así como lo hizo Juan, el apóstol, puedan seguir Mis Pasos hasta el monte de la Cruz, en donde Yo compartiré lo que espero compartir con todos, en esta hora del planeta.
Yo vengo a curar en ustedes lo que aún no está cicatrizado, vengo a sanar sus heridas.
A través de Mis Llagas, Yo los purifico; a través de Mi Sangre, Yo los consagro; y a través de Mi Cuerpo, Yo los glorifico en el nombre de Mi Padre, para que al fin se cumpla la Nueva Humanidad.
Recemos:
(Padre Nuestro en arameo).
Y hoy lavarán sus pies, como Yo se los lavé a los apóstoles, que en ese momento no comprendieron la humildad del Maestro de la Luz.
Porque en la humillación y en la renuncia de los que lavan los pies a sus hermanos, se encuentra la existencia del amor y de la vida, que los unifica con el Universo y así, todo es renovado, como Yo lo renové en la Cruz por ustedes y por el mundo.
Así quiero que lo hagan siempre y que lo vivan todo el tiempo que puedan.
Porque quien se lava los pies, lava su pasado, cicatriza sus heridas y reenciende su alma en la Luz de Dios, expulsando lo impuro, exorcizando todo lo que no es de la Luz, bajo la Energía Crística de Jesús.
Canción: Por las Llagas de Jesús...
A través de Mi Sagrado y Glorificado Corazón, compañeros, Yo les entrego Mi Bondad y Mi Gracia y los hago participar de Mi Espíritu, en esta Comunión perfecta con Mi Padre Eterno.
Así, Yo los bendigo, los renuevo, los curo y los elevo cerca de Mi Corazón, para que estén entre Mis Brazos y sigan sintiendo la confianza que, desde el principio, todo estuvo bien.
En el nombre de la Luz, les agradezco y los bendigo bajo la señal luminosa de la Cruz Redentora de Vuestro Rey.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, Amén.
Ahora, puedo irme en paz de este lugar, porque sé que Me han escuchado en este momento y en otros tiempos, ¡Mis amados apóstoles en redención!
Asociación María
Fundada en diciembre de 2012, a pedido de la Virgen María, Asociación María, Madre de la Divina Concepción es una asociación religiosa, sin vínculos con ninguna religión institucionalizada, de carácter filosófico-espiritual, ecuménico, humanitario, benéfico, cultural, que ampara a todas las actividades indicadas a través de la instrucción transmitida por Cristo Jesús, la Virgen María y San José. Leer más