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A los jóvenes buscadores del Gran Corazón Pacificador de Cristo
Hijos:
Un corazón pacificador es aquel que tiene claro, dentro de sí, el camino que quiere recorrer.
Un corazón pacificador está dispuesto a ir más allá de sí mismo, en pro del bien y de la paz en la humanidad.
Un corazón pacificador reconoce la necesidad y la atiende para poder aliviarla.
Un corazón pacificador no se defiende ni tampoco se justifica. Él siempre busca estar atento a las señales internas.
Un corazón pacificador sabe por qué está en este mundo y para qué ha venido a la humanidad.
Un corazón pacificador se alegra por el logro del semejante y se esfuerza para que los demás lo puedan superar, porque un corazón pacificador sabe que no tiene nada que ganar ni nada que perder, ya que su ardiente aspiración es ayudar a que todos alcancen sus sueños.
Un corazón pacificador ama a la Creación y trabaja secretamente para que cada día la naturaleza sea reparada.
Un corazón pacificador no eleva su voz ni tampoco reafirma sus propias ideas, sino que está receptivo y abierto para aprender de las posibles diferencias.
Un corazón pacificador mantiene viva su aspiración de servir al Plan de Dios y nunca deja de sostener el estandarte de la paz.
Un corazón pacificador busca las Huellas del Maestro, porque en ellas está el camino, en ellas encuentra la verdad, en ellas comprenderá la vida, las experiencias y los aprendizajes.
Un corazón pacificador trabaja por alcanzar sus metas y lucha por expresar sus dones y talentos.
Un corazón pacificador no retrocede, sino camina, teniendo presente que cada uno de sus pasos será bendecido por la Gran Luz.
Un corazón pacificador impulsa el cambio, renueva las formas y concreta las aspiraciones que tiene el Gran Corazón Pacificador que es Cristo.
Que los buscadores del Gran Corazón Pacificador, que en estos días se reúnen y se unen por un Propósito Mayor, reciban las bendiciones de su Madre Celeste, para que todos los jóvenes pacificadores sean las nuevas semillas que se plantarán en la venidera Tierra Prometida.
Los bendice en este día y les agradece por responderle a Dios,
Vuestra Madre, la Virgen María, Rosa de la Paz
Queridos hijos:
Que el Sagrado Manto Protector de Mi Hijo cure y proteja, en este momento, a cuantos continúan atravesando esta pandemia.
Mi consuelo y amor de Madre están en cada corazón que vive, en este momento, la enfermedad y el sufrimiento.
Por eso, hoy, pido de manera especial que el Manto Sagrado de Cristo cure y alivie a los que necesitan ayuda espiritual y física, porque las almas deberán salir fortalecidas después de esta experiencia con la pandemia.
Mi Corazón y Mi Vida rezan por ustedes en todo momento, pidiéndole y rogándole al Padre que envíe a Sus ángeles curadores para que estén al lado de las personas enfermas y para que, a través de la ayuda angélica, las almas tengan fuerza suficiente para atravesar esta nueva escuela que toda la humanidad, desde hace dos años, atraviesa.
Como Madre, también rezo por otras causas que agravan la situación del planeta y de la humanidad. Rezo por todo el movimiento que la naturaleza ferozmente realiza para que, en los planos internos, se establezca el orden y la paz, a fin de que el cambio climático ya no sea el motivo o la causa de miles de desplazados y desfavorecidos.
También, ruego a Dios por los más vulnerables y solicito que el Bendito Manto Protector de Cristo proteja y resguarde a los que, violentamente, viven el fin de los tiempos.
Este momento, queridos hijos, lleva a cada uno a mirar y a pensar en el otro, no como un problema, sino como una necesidad de llevarle amor, amparo y refugio, no solo espiritual, sino también material.
Cuando realmente exista una consciencia fraterna en esta humanidad, Yo les aseguro que muchas situaciones serán resueltas; mientras tanto, los más vulnerables están sometidos por los que se sirven del caos y lo diseminan en el mundo.
Oremos con más fervor. Que Dios escuche las oraciones de todos Sus hijos.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre, la Virgen María, Rosa de la Paz
Como una vez les dije, soy la Madre de los Océanos, la Señora de todo el Reino Marino
Cuando destruyen o lastiman este Reino, el manto protector del equilibrio del planeta es rasgado por las propias manos del ser humano.
Por eso, como Madre de los Océanos, los llamo a la concientización; porque con los océanos contaminados no hay regeneración ni purificación de las aguas, con los corales destruidos no hay armonización de la vida marina.
Deben aprender a conocer y a percibir la razón por la que Dios creó primero los océanos y luego creó la vida. Todos los seres vivos que habitan sobre la faz de la Tierra, inclusive el ser humano, provienen de estanques de vida. En esta analogía, hijos Míos, los océanos son, para el planeta, los gobernantes del equilibrio y de la purificación global de la Tierra.
Si se contaminan, si se hacen experiencias químicas y nucleares, si los océanos dejaran de purificar por convertirse en océanos muertos, ¿cómo la humanidad sobreviviría? Nunca podría sobrevivir sin océanos limpios y respetados, desde su biología hasta su aspecto espiritual.
Defiendan a los océanos de ustedes mismos y cuídenlos, para que no sean el gran basurero del mundo. Sean responsables y responsabilicen a los que, absorbidos por la ignorancia, transgreden las leyes de la naturaleza.
Ya no vivan la pesca desmedida. El mar sin peces es un mar propenso a un estado ácido, ya que los peces son los que transmutan la contaminación que genera, día a día, el hombre de superficie.
Oremos por los océanos para que ellos sean protegidos, cuidados y respetados.
¡Ya basta de transgresiones!
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre, la Virgen María, Rosa de la Paz
Queridos hijos:
Este es el tiempo de tener la oración como el instrumento fundamental en sus vidas.
Así, dentro del universo de la oración, recibirán la luz de la sabiduría para la transformación absoluta que sus consciencias deberán vivir.
Este es el tiempo de tener a la oración como el instrumento para solucionar las situaciones más difíciles, porque la oración siempre los llevará a permanecer en otra frecuencia, en una realidad más segura en este momento planetario.
Hijos Míos, Yo los invito a difundir este instrumento, no con palabras ni con mensajes, sino con sus ejemplos de transformación y de conversión a través de la Escuela de la Oración, porque la oración también ayudará, al igual que el ayuno, a mantener en equilibrio a los elementos de la naturaleza.
En esta Escuela de la Oración que deben vivir, hijos Míos, les pido que no dejen de rezar. Este es el momento de que sus corazones eleven las más fervorosas y sinceras oraciones hacia lo Alto, para que situaciones graves en la humanidad puedan encontrar una solución.
Todos los Hijos de María consagrados, en este momento, deberán estar unidos en oración, como almas y como hermanos, más allá de la distancia, para que su Madre Celeste pueda interceder por todas las necesidades.
Que la oración, hijos, sea la melodía interior que resuene dentro de ustedes, a fin de que sus vidas, algún día, sean una oración.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre, la Virgen María, Rosa de la Paz
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Es en el silencio de Mi Corazón donde Yo puedo escuchar sus oraciones.
Es en este momento, en el que todos Mis hijos están en Mi Corazón no solo por la situación del planeta y de la humanidad, sino porque ya es el tiempo de la preparación del Retorno de Mi Hijo, el Cristo.
Vengo a su encuentro con un Mensaje de paz, de cura y de reconciliación. El mundo aún no comprendió el Mensaje de los Cielos.
Incansablemente, Yo vengo hacia Mis hijos para llevarlos hacia la Paz de Mi Hijo, hacia la comunión espiritual con Dios. En ese ejercicio, las almas se renovarán y encontrarán fuerzas internas para seguir adelante.
Aunque en este tiempo Yo Me esté retirando, hijos Míos, Mi Presencia no se borrará de sus corazones y vidas.
Deben celar, dentro de ustedes, cada momento compartido Conmigo, cada oportunidad en la que Yo les enseñé sobre el amor y el perdón.
Hacia ese camino Yo siempre los quiero llevar, para que el amor y el perdón una a los corazones, reconcilie las vidas y traiga la paz.
Detrás de Mí, en este día, traigo el Universo, aquel Universo que deben aspirar a encontrar dentro de ustedes: el Universo del Amor de Dios, un Amor que siempre se renueva, un Amor que nunca muere, un Amor que es inmortal.
Es ese Amor del Universo de Dios que trajo Mi Hijo a la Tierra, desde Su Nacimiento hasta Su Ascensión, pasando por Su dolorosa y difícil Pasión.
Es en ese Amor triunfante, hijos Míos, que Yo los quiero ver, un Amor que siempre dice sí, un Amor que es incondicional y vivo, un Amor que entiende y comprende el Plan de Dios.
Su Obra manifiesta una de las tantas vertientes del Amor de Dios, por eso está viva y nunca muere. Es una Obra que siempre impulsará a la renovación, al cambio de la consciencia y a la paz; así muchos más corazones se curarán. Y, a pesar de que no estén aquí, sentirán, a la distancia, la fuerza y el poder de ese Amor que les trae Mi Hijo, el Cristo, por medio de Su Presencia y de Sus Sacramentos.
Hoy, de manera especial y amorosa, los estoy ungiendo con Mi Luz, para que coloquen a Mis pies sus miserias e imperfecciones y para que, en ustedes, permanezca la verdad del Amor de Dios, todo lo que Él ha concebido en ustedes desde el principio hasta el presente.
Hoy comparto con Mis hijos la belleza del Amor de Dios a través de la creación y de la naturaleza. Así, renuévense y encuentren en este momento la oportunidad de recibir Mi Gracia.
Hoy dedico estas palabras, de esta forma, porque he encontrado un lugar especial, un recibimiento especial que siempre he sentido y reconocido.
Es así que los sigo invitando a vivir en Mi simplicidad y humildad, sabiendo que el desafío en este tiempo será más grande de lo que fue, pero que Yo, en el silencio de Mi Corazón y de Mi Vida, estaré allí con ustedes para que en oración se sigan fortaleciendo y cumpliendo con los Designios de Dios.
Mi primera aspiración es que el triunfo de Mi Corazón Inmaculado sea en sus vidas, para después ser en la vida de sus hermanos.
Sigan aspirando a ese momento en el que la victoria del Amor de la Madre de Dios se concretará con la redención de todas las almas.
Sean testimonio de Mi Mensaje, de Mi Palabra y, sobre todo, de Mi Amor incondicional que siempre los nutrirá y los llevará a vivir la Voluntad del Padre, así como Su Sierva lo vivió en el pasado.
Hoy no solo consagro esta imagen de la Virgen de Guadalupe que está a los pies de este árbol sagrado, del jacarandá, sino también consagro este monasterio, el que impulsará y acogerá Mi llamado en la Comunidad de la Virgen María.
Es así que este Centro Mariano, a pesar de estos tiempos difíciles, podrá brillar con toda la Luz que Dios depositó por medio de Sus Gracias en él.
Esta debe ser la Comunidad del corazón, del corazón que siente, del corazón que reconoce, del corazón que sirve, del corazón incondicional, del corazón que proclama la paz y la vive incansablemente.
Es así que en la Comunidad de María todos podrán estar en Mi Corazón, no solo los que vivan aquí, sino también los que no están aquí. Mi Corazón es la casa maternal para todos Mis hijos. Tengo un lugar especial para cada uno de ellos.
Mi Corazón es lo que Yo les puedo ofrecer y legar, es el testimonio de que Dios está aquí, a través de Su Sierva fiel, incansable y eterna.
Divino Padre que estás en los Cielos y en la Tierra, que vives, vibras y te perpetúas en el corazón de Tus hijos, concede a Mis hijos, los que hoy están aquí, la Gracia y la fortaleza de llevar adelante esta tarea, que será colmada por Mi Amor para que, cada día, todos se sientan más dignos hijos de Dios y Mis hijos, hijos de Mi Corazón Inmaculado, hijos de la vida, de la redención.
Que Tu Luz, amado Padre, se haga presente en este momento y que Tu Paz abrace a los corazones para que se sientan en el refugio de Tu Amor para siempre. Amén.
Con simplicidad y austeridad, les agradezco por responder a Mi llamado.
Quisiera aquí, en este lugar, una humilde capilla de oración, en donde la Virgen del Santísimo Rosario de Fátima pueda trabajar silenciosamente por Sus hijos de la Comunidad de María y de todas las Comunidades para que, a través de esta capilla, la energía y el principio de la consagración estén vivos en los corazones que se ofrecen para entregarse a Dios.
A través de esta capilla humilde de oración Yo santificaré a los discípulos de Mi Hijo. Será una capilla de acción de gracias de esta Orden a la Madre de Dios y por todas las órdenes religiosas del mundo.
Mi Corazón siempre los llevará a Dios.
Les agradezco.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
La luz de los misterios emergerá hacia la superficie de la Tierra y las consciencias de la humanidad conocerán la Verdad.
Una Verdad que siempre estuvo allí, latente pero silenciosa, esperando poder emerger hacia la superficie, para que la raza percibiera que nunca estuvo sola en este Universo.
Pero cuando esa Verdad emerja, con ella vendrá la toma de consciencia de cada ser y todos se darán cuenta de las heridas que muchas naciones le ocasionaron al planeta.
En esa hora, todo quedará en evidencia y el planeta mostrará todo lo que ha sufrido a través de los tiempos, todo lo que también tuvo que soportar en silencio.
Porque cuando emerja la Verdad, la oración de los fieles devotos hará esa Verdad más contundente. Ella tomará una forma casi física para que ningún ser se confunda, para que todos puedan comprender lo que estarán viendo sin necesidad de que nadie interprete esos acontecimientos.
La Verdad que emergerá hacia la superficie traerá consigo muchas revelaciones. El ser humano se dará cuenta de todas sus fallas, al tomar conocimiento de la esencia de su propósito como ser y como miembro de esta humanidad.
Esa Verdad abrirá los ojos de los que siempre aspiraron a conocer lo que hay más allá de este mundo, pero el impacto de esa Verdad repercutirá en el conocimiento y en las creencias que cada uno tiene sobre la realidad.
Cuando la Verdad emerja hacia la superficie, Dios enviará un impulso más fuerte, para que toda la Tierra tenga la Gracia de poder rendirse y de reconocer sus fallas y, así, todo pueda ser reparado.
En ese momento, muchos mundos internos podrán retomar lo que dejaron pendiente en el Universo, y se colocarán disponibles para poder realizar lo que tanto esperaba el Plan de Dios.
La Tierra será restaurada de los abusos y de las dolencias que el ser humano le impuso durante décadas.
Así, la naturaleza se curará y ya no perderá el espacio que le corresponde desde el principio de la Creación.
Llegará ese momento, finalmente, después de que el propio planeta haya expurgado lo que le causa adversidad y dolor.
Ese tiempo y ese momento están llegando, por eso debemos orar para que más almas tengan la Gracia de no perder el surgimiento de la Verdad, momento en el cual nadie la podrá ocultar, no habrá arma que la destruya, nación que se le imponga o poder terrestre que la disuelva, porque la Verdad es única y ella está por encima de cualquier realidad material.
Prepárense para ese momento.
Es el tiempo de saber que llegará el despertar final, y todas las religiones deberán reconocer que se estacionaron en sus teorías y que se estancaron en sus dogmas, porque el amor que vendrá de la Verdad lo cambiará todo para siempre.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Hoy, Mis hijos orantes tejen con sus súplicas el manto verde de luz de la Madre Naturaleza, y ese manto espiritual abriga al alma grupo de cada uno de los reinos presentes en la Amazonia y en el mundo.
Es así, queridos hijos, que el manto verde de luz, que es tejido por cada uno de Mis hijos orantes, no solo cubre a los Reinos Menores, sino también a los grandes ángeles de la Amazonia, a los devas, a los elementales y a las consciencias lumínicas de la sagrada naturaleza, que padecen el terror de desaparecer y de ser extinguidos de su hábitat por la mano del hombre.
Hoy, la sagrada naturaleza recibe un alivio espiritual como nunca antes lo recibió. Y eso es posible porque, al menos, una parte de los seres humanos responde a las necesidades de los seres más inofensivos, de todas las criaturas que integran el sagrado ecosistema de la Amazonia.
Desde ahora, quiero agradecer a Mis hijos por haber dedicado este día domingo al rescate orante de los Reinos de la Naturaleza, y espero que otras mil Avemarías puedan ser ofertadas en el futuro por el único y gran pulmón del planeta, por nuestra querida y sagrada Amazonia.
¡Les agradezco por haber respondido a Mi llamado!
Hoy recibo, en gratitud, sus más profundas oraciones.
Los bendice,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Nunca temas estar lejos de Dios, Él sabe todo lo que te sucede, día a día.
Ya aprendiste, a través de los años, a comunicarte con Él por medio del poder de la oración y aprendiste, con amor, a cómo hacerlo bien.
Nunca temas alejarte de Él, porque Él, que es Padre e Infinidad, está cerca de Sus hijos más de lo que parece. Solo bastará que cuando no consigas resolver algo por ti mismo, le permitas entrar dentro de ti, para que Dios pueda actuar y obrar con Misericordia.
Nunca te canses de llamarlo y de implorar Su Santo Nombre. Él espera, más allá de tus errores o dudas, que tú puedas encontrarlo todo el tiempo, en la belleza de un hermoso día, en el amanecer del sol, en la sonrisa de un hermano, en el compartir de un sufrimiento y dolor ajeno.
Dios se muestra a través de varios sentidos y formas, Él solo espera que Sus Hijos siempre encuentren Su Amor y lo vivan.
Por eso, aún habrá montañas difíciles que escalar, ríos inmensos que atravesar y grandes desiertos que recorrer, pero nunca, absolutamente nunca, Él te abandonará.
Levanta tus brazos y encontrarás a Dios. Vívelo en la naturaleza, en el silencio del corazón, en el fervor de una sincera oración.
Él está allí, esperándote y comprendiéndote. Él ofrece Su Pecho de Luz para que puedas recostarte y llorar sobre Él y así recibir Su inconmensurable Amor.
Anímate a seguirlo.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Aunque te estés purificando y el planeta se esté purificando intensamente, nunca dejes de ver la belleza en tu interior.
Aunque toda resistencia interna sea removida y los elementos de la Naturaleza estén limpiando los espacios, nunca dejes de ver la belleza en tu interior.
Aunque dentro de ti todo se mueva y ya no sepas cómo volver a comenzar y en el mundo solo existan las guerras, nunca dejes de ver la belleza en tu interior.
Porque esa fe en lo que es verdadero y se encuentra dentro de cada ser, hará de la humanidad algo rescatable y así más puertas de luz se abrirán para que las almas perdidas y distraídas reciban la intervención de lo Superior y de lo Divino.
Que para estos tiempos de grandes movimientos nunca dejes de ver la belleza en tu interior, porque eso volverá cada momento más sublime y suave, aprenderás de cada experiencia de vida y enriquecerás tu espíritu de nuevas instrucciones.
Por eso nunca dejes de ver la belleza en tu interior, así le darás lugar a la cura de la humanidad en niveles más profundos de la consciencia.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Aunque no quede piedra sobre piedra, confía en el Reino de Dios.
Aunque el viento limpie y arrastre de su lugar todo lo que es impuro, confía en el Reino de Dios.
Aunque los mares suban y abracen a grandes ciudades, confía en el Reino de Dios.
Aunque la tierra se abra y se trague a pueblos enteros, confía en el Reino de Dios.
Aunque el sol, por su calor y por su fuerza, queme e incendie todo lo que irradia, y florestas enteras sean consumidas de la noche a la mañana, confía en el Reino de Dios.
Aunque las naciones se condenen por sus leyes y prácticas libres, confía en el Reino de Dios.
Aunque la Iglesia de Mi Hijo sea llevada a juicio, y los lobos que se vestían de ovejas sean descubiertos y llevados a la cárcel, confía en el Reino de Dios.
Aunque la fe de millones de almas esté en juego para el fin de estos tiempos, confía en el Reino de Dios.
Aunque se destituya a Dios y a Sus Mensajeros de algunas naciones y el poder humano sea el dios de los últimos tiempos, confía en el Reino de Dios.
Porque todo será puesto a prueba, dentro y fuera de los seres. Mi adversario entra en los rincones menos pensados de las consciencias.
Confía en el Reino de Dios, porque todo lo que estarás viendo en muy poco tiempo será la muestra y el resultado de haberse alejado de la Verdad.
Ora y confía en el Reino de Dios, porque en el momento culminante de la purificación de la Tierra los elementos de la naturaleza tomarán el gobierno del mundo y más que cientos de ángeles limpiarán la Tierra de su gran contaminación humana y espiritual.
Confía en el Reino de Dios y protégete.
Ora por los que no lo hacen y por los que se niegan a hacerlo. Ora por las naciones del mundo, para que alguien más se pueda salvar.
Todo está por suceder y ya dejará de ser una anécdota.
Es hora de enfrentar el fin y quien esté a Mi lado, así como están los ángeles, estará en el lugar más seguro que puede estar.
Confía en el Reino de Dios, porque ese Reino triunfará.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Si la naturaleza fuera más amada y respetada, tal vez el mundo no se purificaría ni tampoco la humanidad. Eso evitaría que la Creación fuera alterada todo el tiempo por la mano del hombre.
Si la naturaleza fuera más amada y cuidada por la humanidad, reinaría la paz y habría más tiempos de gozo, de alegría y de júbilo.
Si la naturaleza fuera más amada y no destruida, no habría causa ni motivo de que hayan ideas de guerras ni de llevarlas adelante, porque no sería necesario sufrir ni padecer.
Si la naturaleza y los Reinos menores fueran amados y contemplados, tal vez no sería necesario vivir la transición de la Tierra y no tendría sentido comenzar una nueva humanidad.
Si en verdad esta humanidad actual no sacrificara tanto a los Reinos, si la naturaleza fuera más amada y los Reinos más protegidos, no sería necesario vivir una definición porque todo estaría en armonía y en unidad con la vida creada.
Si la naturaleza y los Reinos fueran verdaderamente amados, no habría necesidad de sufrir, de aprender ni de morir porque todo estaría en equilibrio con el universo.
Si la naturaleza y los Reinos fueran considerados parte de la Consciencia Divina, el mal no estaría en el mundo y tampoco actuaría en la mente humana porque cualquier criatura podría estar unida a la Fuente del Creador.
Pero la humanidad ya escogió lo contrario y ha decidido continuar por el camino del dolor y no por el camino del amor. Por eso, el cambio en la humanidad será tan semejante y grande a la deuda impagable que la raza ha generado con los Reinos de la Naturaleza. Es así que ese movimiento universal destrabará la cadena de evolución espiritual de los últimos tiempos.
¡Les agradezco por contemplar con amor a los Reinos de la Creación!
Los bendice siempre,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Mientras la humanidad duerme y camina buscando una plenitud que cada día la lleva hacia un vacío mayor, Yo estoy aquí, hijos Míos, en el horizonte, contemplando sus pequeños corazones.
Yo soy la Madre de los Océanos, Aquella que sustenta con Su Manto y con Su Gracia a los mares y a todas las criaturas que habitan en ellos.
Cada pequeña criatura marina es parte viva de Mi Espejo de Luz, de Mi Corazón.
Los seres marinos ocupan un lugar especial en Mi Corazón Materno, porque ellos son parte de Mi Pureza. A través de ellos, equilibro las mentes y los espíritus de los hombres, y genero méritos ante Dios para que este mundo siga existiendo.
Hoy, contemplen los mares como grandiosos Espejos de luz, semejantes a Mis Espejos en el Universo. A través de ellos, reflejo hacia el mundo la paz y aquellos corazones que estén abiertos podrán sentirla y recibirla en su interior.
Los mares son parte viva de Mi Fuente espiritual. Son la materialización de la pureza divina y existen en la Tierra para recordarle a los corazones, constantemente, que un día deberán retornar a Dios.
Los mares son una ofrenda del Creador al mundo, para que Sus criaturas puedan recuperar la Pureza Esencial y que, cada vez que sumerjan sus cuerpos en los mares, salgan renovados como una nueva esencia que surge de los estanques celestiales.
Y los seres marinos son los que, con amor, sustentan esa posibilidad de renovación para la Tierra.
Los mares no solo equilibran y transmutan al planeta; espiritualmente ellos son un camino para retornar a Dios.
Por eso, hijos Míos, a lo largo de los océanos están distribuidos los Espejos de luz, que los limpian y los purifican para que nunca pierdan la pureza que Dios les entregó.
Pero el sufrimiento de los seres marinos, la contaminación de las aguas y la incomprensión de los hombres ante la misión espiritual de los mares, los debilita y hace que, poco a poco, sostengan menos al planeta.
Ha llegado la hora de sustentar espiritualmente a los mares por todo lo que ellos entregaron al mundo.
Llegó la hora de reconocer la misión espiritual de la naturaleza, buscar una comprensión más amplia de la vida y no solo una comprensión aprisionada en el propio interior, en el propio yo, en la propia personalidad y en la vida personal.
Todo en el mundo, como en el Universo, tiene una razón para existir.
Toda la vida cumple una función espiritual, y es a través de la comunión y de la unidad vivida entre todos, que el Plan de Dios se cumple y el retorno al Origen se manifiesta.
Todo es parte de la multiplicación de Dios, en todo está Su Presencia y como un misterioso rompecabezas celestial, el Creador cuenta con cada una de Sus criaturas para expresar Su Unidad. Por eso, hijos, toda la vida depende de la unidad entre los seres.
Entonces, comprendan hoy, la grandeza de los mares y su misión en el mundo.
Oren por los océanos, oren por la vida que habita en su interior y agradezcan todos los días por su existencia.
Con el simple acto de pensar menos en sí mismos y más en la Creación, se aproximarán a Dios y colaborarán en la expresión de Su Divina Unidad.
Yo los bendigo en este día de gracias y les agradezco por estar conmigo, orando por los océanos.
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz y Madre de los Océanos
Yo soy la Aparecida del Brasil...
En este día santo, queridos hijos, en donde su Madre Celeste es honrada en los altares del Santuario de Aparecida, quisiera dirigir Mis palabras y Mi materno mensaje a todos los peregrinos y devotos del Brasil.
Es por esta causa y por esta santa celebración que su Madre Aparecida es patrona y guía espiritual de la nación brasileña, la que tanto ha sufrido las consecuencias de la colonización y de la esclavitud.
Por eso Yo soy la Virgen Negra, soy la Madre y Reina de los antiguos esclavos. Soy la que está en el Brasil para protegerlo de la dominación y del caos de estos tiempos.
Yo estoy en Mi amado Brasil para proteger su riqueza natural y espiritual, estoy en el Brasil para enseñarles a las almas a vivir su redención y su momento de perdón.
Aquí, en estas tierras, Yo he aparecido para dar testimonio sobre la libertad y amparar a toda la raza negra, raza original de esta humanidad y que fue diezmada por la raza blanca.
Vine al Brasil como la Virgen Negra para poder unir a los pueblos y a las naciones a través de la cultura, de la lengua y de la divina espiritualidad.
La Virgen Aparecida viene a curar el pasado y a cerrar las puertas a la esclavitud que tuvo lugar entre África y América.
Hoy vengo a salvar a los que son marginados y explotados en este tiempo; por eso, soy la Virgen Negra del Brasil.
He aparecido en estas tierras para presentarles a Mis hijos el espíritu de la igualdad y de la justicia. Vengo a cortar las cadenas de los errores que se viven en este pueblo y a conducir a las consciencias hacia la Gracia y la Misericordia de Dios.
Yo soy la Virgen Negra del Brasil, porque quiero enseñarles a todos Mis hijos a que puedan ver la belleza humana sin desprecio por su tipo de raza, sino a través de la semejanza que Dios instituyó entre Él y el ser humano.
Yo soy la Madre de todos los negros y de los esclavos.
Soy la Consoladora del sufrimiento humano.
Soy la Jueza Universal de todos los pueblos.
Soy la Abogada del Brasil.
Con Mi Espíritu Maternal y Mariano, vengo para pedirles a todos los brasileños que cuiden y protejan su nación de la destrucción de la naturaleza en la Amazonia y de toda la vida nativa que aquí florece.
Soy la Guardiana de la belleza natural del Brasil; por eso, imploro a todos Mis hijos que protejan el precioso edén que es el Brasil.
Les pido que no persigan más a los inocentes, les pido que protejan la paz en el edén del Brasil.
En este día en donde todas las súplicas son dirigidas hacia Mi Inmaculado Corazón, quisiera ver en todos Mis hijos del Brasil rostros de alegría para que, junto a su Señora Aparecida, hagamos triunfar el Plan de Dios en esta querida nación.
Agradezco la devoción sincera de este pueblo, por eso retorno en este día para que, durante la Vigilia de Oración por la Paz, este impulso de alegría y de devoción bañe al mundo entero.
Brasil es el corazón verde y devoto de América, aquí el Padre depositó un Propósito, y hoy Yo les enseño a vivirlo con amor, caridad y consciencia.
Abran aún más sus corazones y, a los pies del altar de su Señora Aparecida digan: “Madrecita, Señora del Brasil, aquí estoy para servirte en honra a Tu Amado Hijo”.
Les agradezco por responder a Mi llamado.
Los bendice,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz y Madre del Brasil
Queridos hijos:
Coloco Mi Corona de Luz sobre las naciones para que la vida espiritual y crística despierte a tiempo en las consciencias, para que las almas reconozcan que llegó el momento de aspirar a estar en el Reino de Dios y en Su Voluntad Eterna.
Por eso, en este día, hijos Míos, les recuerdo el compromiso superior con la Divinidad y con los planes de su Padre Eterno, que deberán concretarse en esta última fase del planeta.
Vengo a demostrarles a Mis hijos que será necesario colaborar para que la paz se establezca en la materia y en toda consciencia que necesite de la intercesión de la Divina Misericordia.
Espero que Mis amados hijos tengan consciencia de la unidad interior que debe vivirse en este momento, no solo con el Plan de Dios, sino también con todo lo que vive a su alrededor, con la Creación y con la naturaleza.
Ese sentimiento de unidad los llevará a estar bien colocados en la misión que deberán llevar adelante con toda la humanidad que está despertando.
Hoy, los llevo a todos en Mi Regazo para que sientan Mi Divina Paz.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los unifica,
Vuestra Madre, la Virgen María, Rosa de la Paz
Queridos hijos Míos:
En este día, su Madre Celeste le implora al Supremo Padre para que el mundo se purifique en armonía y sin violencia.
Imploro para que las naciones despierten y escuchen al Cielo, que clama por penitencia y arrepentimiento.
Es en esta hora, queridos hijos, que se verá la mayor ceguera de las almas, como si ninguna consciencia tuviera un corazón capaz de amar y de perdonar.
Verán que la ignorancia planetaria despierta como una fuente de errores cometidos y de acciones que no solo perjudican a los seres humanos, sino también a los Reinos de la Naturaleza.
Pero esas acciones de poseer y de apoderarse terminarán, en este tiempo en el que la purificación del planeta colocará todo en orden.
Muchas almas están ausentes de la realidad actual, incluso aquellas que viven las catástrofes permanecen en el mismo punto sin percibir mentalmente que todo movimiento feroz de la naturaleza es la señal que emite el planeta de que algo no está bien.
Las consciencias de la humanidad se acostumbraron a vivir en las catástrofes o en las guerras como si fuera algo normal, esto genera hechos que se unen a otros, una cadena de inmensos errores que no se detiene.
La oración será el escudo que protegerá a quien la practique en su vida de forma permanente.
La oración, en el fin de los tiempos, traerá impulsos directos del Espíritu Santo y hará que los orantes sepan qué hacer y dónde estar.
A todos Mis hijos, que enfrentan las catástrofes del fin de los tiempos, les pido que ejerciten actos de perdón y de Misericordia, y no dejen que la fe se desvanezca.
Invito a todos Mis hijos a ser valientes en estos tiempos y a confirmar todos los días su confianza. Eso los preparará para el fin de los tiempos.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
En oración por el mundo,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Queridos hijos:
Vuestra Madre de Kibeho ya se encuentra trabajando en todo el Congo por intermedio de los misioneros de la paz. Por esta causa tan justa y honorable, el Padre Celestial está concediendo Gracias extraordinarias, las que a su tiempo serán depositadas en el corazón de todos Mis hijos del Congo.
Con alegría y también en oración, vuestra Madre Celeste se encuentra penetrando en los espacios de dolor y de pobreza para que, a través de la oración victoriosa de todos, las almas más perdidas encuentren el camino de regreso al Corazón del Padre Celestial.
En esta época en la cual la humanidad enfrenta las crisis agudas del final de los tiempos, encontrarán alivio principalmente por medio de la oración, de la fe y de la absoluta confianza en Dios.
Congo es una tierra herida por la destrucción, la conquista minera y el ultraje a los reinos de la naturaleza, los que siempre pagan el precio de las malas decisiones tomadas por los hombres. Ya que la humanidad no ve la destrucción de la Creación como algo grave, la propia Madre Naturaleza está gimiendo para que al menos exista un espacio de alivio y de reparación. Así, hijos, explotan los volcanes y se mueven las naciones a través de los terremotos y de las catástrofes.
¿Y dónde está el espíritu de amor de la humanidad?
Por eso, hijos, el Universo está haciendo descender Su Ley y no existirá en todo este mundo quien no reciba el efecto de lo que ha generado en años.
Hijos, vivan en Mi Gracia y confíen en ella, es un manantial de prodigios y de milagros para las almas.
En esta era necesito de vuestra cooperación y ayuda humanitaria para que incluso con tan pocos servidores, entregados y disponibles, el Plan y el planeta se puedan salvar. Mi Gracia no es conocida, ella es invencible y divina para todos los que la buscan de corazón y con amor.
Sigan rezando por Mis misioneros de la paz, el tiempo se acorta y la emergencia crece en toda la humanidad.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los congrega y los une para amar,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Sientan el sutil perfume de Mis oraciones por la humanidad. Guarden en vuestros corazones la esencia de la fe. Despierten en vuestros corazones el llamado a la esperanza. Socorran Conmigo a la humanidad mediante la oración del corazón.
Queridos hijos, acepten Mi Buena Nueva porque Jesús quiere habitar por siempre en vuestros corazones. Hijos Míos, hoy los llamo a orar por la salvación de los Reinos de la Naturaleza y por la salvación de la humanidad. Ustedes guardan en este mundo el mayor tesoro que Dios les ha dado: la naturaleza, Su Creación.
Por eso, queridos hijos, oren por la salvación de cada uno de los elementos de la Creación. Que vuestra oración llegue a los Cielos para que sea escuchada por el Corazón de Dios.
Está en vuestras manos la posibilidad de Misericordia para el mundo. Está en vuestras manos la oración, camino hacia lo nuevo y lo bueno, esperanza de un mundo mejor, el cual debe vivir bajo las Leyes del Amor y de la Paz.
Pequeños hijos, para que todo eso sea posible, ustedes tienen la presencia de Mi Corazón Auxiliador, de Mi mirada materna sobre cada uno de ustedes. Como Reina de la Paz, les pido que fortalezcan el camino de oración que, amorosamente, ustedes están realizando.
Sepan, queridos hijos, que cada momento de oración auxilia a un alma de esta humanidad.
Cuando Yo los llamo a la oración, estoy llamándolos a la toma de consciencia delante de la necesidad de Misericordia. Como Señora de las Gracias les doy Mi Bendición Maternal y los invito a seguir adelante.
¡Les agradezco!
Gracias por responder a Mi llamado.
María, Madre de la Divina Concepción de la Trinidad
Estaré en tu corazón cuando Me permitas vivir en él. Seré tu Bendita Madre cuando en confianza, camines por Mi jardín de rosas.
Muchas Gracias prometo para los corazones, cuando ellos estén en la absoluta fe.
La conversión de la vida comienza con la donación del corazón y del espíritu. Esto permite que ustedes descubran el silencio para después encontrar lo nuevo y lo bueno que viene desde el Señor.
Quien espera en la fe retoma el camino hacia los Cielos, pues el espíritu que ora al Dios Creador halla el refugio predilecto dentro del Corazón de Mi Hijo.
Es tiempo de abrir los oídos para escuchar el llamado que Dios les envía a través de la presencia de Mi Corazón Maternal.
Queridos hijos, hoy les pido que tornen sus corazones como el agua pura y los conviertan para que sean bellos como la naturaleza creada por Dios, Fuente del Amor y de la Compasión.
Sean consecuentes con los pedidos de orar por la conversión de esta humanidad para que el Reino de la Gracia impregne a todos los corazones. Es hora de reparar el corazón y la vida de muchos de Mis hijos que, permaneciendo lejos de Dios, son desviados del camino de la aspiración de encontrar el Reino Redentor de Cristo, el camino de la salvación.
Queridos hijos, Mi voz no se cansará de decirles que deben cambiar antes del tiempo que llegará para el mundo; que deben confesarse a diario con Mi Hijo y que deben realizar el acto de la reconciliación a través de la Sagrada Comunión con Su Corazón de Paz. Si ustedes pusieran como primordial todos estos ejercicios, el mundo podría alcanzar un tiempo más de paz.
Deben considerar cada uno de estos actos como algo precioso y practicarlos en nombre de aquellos hijos que no lo hacen.
¡Les agradezco por la respuesta!
María, Madre de la Divina Concepción de la Trinidad
Asociación María
Fundada en diciembre de 2012, a pedido de la Virgen María, Asociación María, Madre de la Divina Concepción es una asociación religiosa, sin vínculos con ninguna religión institucionalizada, de carácter filosófico-espiritual, ecuménico, humanitario, benéfico, cultural, que ampara a todas las actividades indicadas a través de la instrucción transmitida por Cristo Jesús, la Virgen María y San José. Leer más