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La fuerza espiritual sacerdotal es como un espejo que concentra y atrae la Energía Divina.
Mi enemigo siempre quiere destruir esa fuerza espiritual desconocida que proviene de la Fuente de Dios.
Por eso, Mis hijos sacerdotes son colocados bajo una presión interior, también desconocida, por la que Mi enemigo proyecta y espeja realidades inciertas que, en muchos casos, son capaces de confundir y de desviar las aspiraciones de los sacerdotes de Cristo.
En este tiempo, Mis hijos predilectos, los sacerdotes, no pueden dejarse arrastrar ni influenciar por los asedios que no les pertenecen, porque son solo piedras en el camino que intentan hacerlos caer una y otra vez.
Pero, Mi Hijo, que los ama profundamente, les ha dado la fuerza de la resurrección espiritual, la posibilidad de reerguirse cuantas veces sea necesario.
La misión espiritual e interna que tienen los sacerdotes del mundo no puede ser valorada o apreciada con los ojos físicos, solo puede ser contemplada por aquellas almas que son capaces de orar con fervor por Mis hijos predilectos; para que, en cada nueva caída, ellos se levanten del suelo por un único fin, por el pueblo de Dios, que los aguarda y que aspira, a través de los sacerdotes, a ver a los apóstoles de Cristo.
Les pido a todos los sacerdotes que no se dejen engañar por aquello que no les pertenece, que sean valientes y que siempre recuerden que, a través del poder de los Sacramentos, ustedes encontrarán el servicio tan necesario y fundamental para redimirse.
Recemos todos los días por los sacerdotes. Les estaré inmensamente agradecida.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre, la Virgen María, Rosa de la Paz
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Vengo al mundo como el Espejo de la Paz para que Mis hijos puedan recordar que la Paz existe, pero que la Paz se disolvió, en estos tiempos, en muchos corazones.
Por eso, vengo como el Espejo de la Paz, trayendo con Mi Presencia el Universo Celestial, todas sus herramientas y atributos, trayendo a los Ángeles de Dios que reflejan la Jerarquía en los Universos Superiores.
Quiero que, a través del Portal de Mi Corazón, cada uno de ustedes vuelva a ingresar en Mi Paz, porque cuantos más ingresen en Mi Paz, a través del Portal de Mi Corazón, muchas situaciones serán resueltas y la furia no se desencadenará ni tampoco la adversidad en los corazones oprimidos.
Ahora, extiendo Mis brazos hacia ustedes para que se tomen de Mis manos y, como pequeños niños que aprenden a dar los pasos en la evolución, ayudados por la Madre Celeste, ingresen al Universo de la Paz. Crean que la Paz existe más allá de las situaciones de la vida, de los desafíos, de los aprendizajes o de las pruebas.
Hijos amados, Yo Soy el Espejo de la Paz y, si están en Mi Corazón, estarán en la Paz de Dios, en la Paz de Cristo, a pesar de todo lo que se presente o se manifieste en este tiempo, porque Mi aspiración en este día es curarlos a través de Mi Paz.
La falta de Paz enferma al cuerpo y al espíritu, enloquece a la mente y perturba al corazón. Por eso, la falta de Paz lleva a las almas y al mundo al conflicto, a la desarmonía, a la ausencia de la fe.
Pero Yo, que Soy su Madre, la Madre que los aceptó desde la Cruz, la Madre incondicional y eterna, la Madre que ama y que los consuela sin condiciones ni reglas, quiero que ingresen al Universo de Mi Paz; porque de esa forma, hijos Míos, cada uno de ustedes y de sus hermanos comprenderán lo que les sucede en este tiempo, lo que atraviesan en este tiempo, lo que enfrentan en este tiempo.
Vamos juntos, en este ejercicio espiritual, hacia el encuentro de la Paz de Dios en el Universo Celestial, en donde Sus Espejos Celestes irradian, a la Creación y a toda la vida presente en el universo, los atributos regeneradores y curadores de la Paz.
Pequeños, Mis niños en evolución, es hora de que crezcan y de que se fortalezcan. Es hora de que maduren sus espíritus y forjen en sus consciencias el guerrero de Dios, el servidor sin condiciones, el apóstol incansable que entiende y que comprende la Voluntad de Mi Hijo, que es la Voluntad del Padre.
Por eso, aproxímense a los Espejos Celestes de la Paz y, ante el Universo Creador y todos los Ángeles de Dios, ingresemos en la consciencia de los Espejos de la Paz, sagradas emanaciones de Luz Celeste que purifican a los mundos internos, que fortalecen a las almas, que encienden en los corazones la llama viva de la fe.
Contemplen, a través del Corazón de su Madre, los Espejos de la Paz para que, a través de ustedes, instrumentos del Padre, la Paz se refleje en el mundo y se establezca en las almas que la han perdido.
En los Espejos de la Paz existe un misterio que hoy será develado: cuando Dios pensó en la Creación, en el absoluto vacío y en el profundo silencio del universo, ¿saben qué pensó Él, a través de Su Mente Creadora?
Que, en sus semejantes, en todas las criaturas que Él crearía, existiera la molécula de la Paz en el centro de la esencia de cada ser.
Por eso, todo lo que han vivido a través de los tiempos e incluso en las diferentes civilizaciones han sido situaciones que los han llevado a perder la Paz.
En todo lo que viven, en este momento, son invadidos y hasta impregnados por diferentes informaciones o situaciones. Todos los estímulos de esta modernidad que los llevan a la desconexión espiritual, tienen el fin de quitarles la Paz, y al estar desconectados de Dios, de Su Fuente, sus cuerpos se enferman, sus espíritus son oprimidos, porque no encuentran la Paz.
Hay una sola herramienta, un solo instrumento común para todos, que los llevará a recuperar la Paz. Y al recuperar la Paz, a pesar de lo que sigan viviendo o experimentando, no perderán la fuerza espiritual, la valentía, el coraje, el ánimo de servir a Dios y de vivir el sacrificio. Ese instrumento es la oración del corazón.
Por eso, en este tiempo, para que ustedes y sus hermanos recuperen la Paz, deben unir aún más su verbo con el Verbo Creador de Dios; para que, en esa fusión interna y en esa unidad inextinguible, sean guiados hacia la Fuente de la Paz, y todo lo que suceda en este tiempo y lo que sucederá en los próximos tiempos no les quite la Paz, sino que sean portadores de la Paz, instrumentos de la Paz de Cristo que, en consciencia y en unidad, preparen Su Retorno.
Él necesita tener Espejos de la Paz de la Madre de Dios, ¿quién se ofrecerá?, ¿quién se postulará a ser un Espejo de la Madre Divina?, ¿atraer, hacia la Tierra, los Atributos que fueron ultrajados, interferidos y disueltos en muchas consciencias?
A través de la oración, deberán seguir uniendo el Cielo y la Tierra, sus almas con Dios, el planeta con la Fuente Divina. No hay otra salida. Cada uno, viviendo la oración del corazón, vive la Paz y aprende a cargar con su cruz, a pesar de lo que suceda o del peso que ella represente.
Ahora, vuelvan su mirada al interior, coloquen sus almas delante del Espejo de la Paz. Y todos juntos, unidos a Mí, en este momento, restableceremos la Paz del Padre Celestial en los mundos internos y, desde los mundos internos, en todo el planeta, para que las consciencias y las almas sean aliviadas, recuperen la fe y la confianza en el Padre y todo sea curado y renovado. Para eso, cantaremos la palabra “Paz” como un sagrado mantra de elevación y, así, encenderemos los Espejos de la Paz del Universo Celestial.
Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús:
Descendiendo la Luz de los Espejos de la Paz y abarcando a todas las consciencias del mundo, llegando a cada corazón de este planeta.
Inspiramos.
Recuerden que Yo Soy la Reina de la Paz, y que siempre pueden buscar la Paz a través de Mí, sabiendo que, más allá de todo, Dios los ama y los bendice a través de Su Amor Eterno.
Mi Corazón recoge todas las intenciones que fueron depositadas, a través de los corazones orantes, en este día de reencuentro Conmigo.
He pedido que, a través de la Comunidad Flor de Lys, hoy fuera colocada una cesta de intenciones a los pies de Mi Altar y una oferta sincera y honesta en nombre de toda la humanidad y de todos los que aspiran recibir una respuesta de lo Alto.
Hoy, esta cesta que está a Mis pies, no solo será atendida como Dios lo ha pensado y como el Padre lo determine, sino que también estas intenciones serán respondidas como una instrucción para todos Mis hijos.
A través de este ejemplo, los invito a fortalecer la fe en la oración para que sus pedidos e intenciones sean elevadas al Padre de forma correcta y, por encima de todo, siempre busquen el bien común y la necesidad de todos, para que todos reciban las Gracias que necesitan.
Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús:
Primera intención de un hermano de la Comunidad Flor de Lys:
"Humildad, concede al mundo la Gracia del despertar y que puedan conocer y sentir Tu Amor".
Nuestra Señora responde que en eso ha trabajado, en este día, con todos los que han escuchado este Mensaje.
"María, haz que esta humanidad conozca el Amor Verdadero".
El Amor Verdadero, dice nuestra Madre, lo encontramos en nuestra abnegación, en nuestro servicio incansable por los otros y por el Plan de Dios.
"Por el alivio del sufrimiento de todos los niños del mundo y por todos los que dirigen las naciones".
Este es el principal propósito que tiene Mi Hijo, dijo la Madre de Dios: que los que dirigen las naciones y gobiernan los pueblos tengan consciencia de la fraternidad y de la igualdad, teniendo la oportunidad y la Gracia de que cuando retorne Mi Hijo conozcan el verdadero Gobierno de Sí.
"Ser expresión de la Voluntad y de la Verdad que desciende desde lo Alto y habita en nuestro interior y que, unidos a esa Fuente, seamos expresión de la Realidad Superior".
Fue una sincera intención, dijo la Madre Divina.
"Madre, que las almas, de los lugares más oscuros de los abismos, sean rescatadas por Tu Amor y llevadas hacia el Reino de Dios".
Ella dijo que agradece por tener consciencia de esa intención.
"Que todos tengan la oportunidad de seguir los pasos hacia Cristo. Por todos los sacerdotes".
Dijo la Madre de Dios que Su principal fortaleza son los sacerdotes, cuando ellos consiguen cumplir con los pedidos de Cristo, porque los sacerdotes son Sus hijos predilectos. Sin sacerdotes no hay unidad entre el Cielo y la Tierra, no hay comunión entre el Cielo y la humanidad.
"Por la Paz y la Cura en todo el mundo".
Eso fue lo que hoy hizo la Madre de Dios.
"Que todos los que fueron llamados sean fortalecidos por Dios, en este tiempo de tribulación interna y externa. Y donde haya alguien que ore a Nuestra Señora encuentre la Paz para todo su pueblo".
Dijo María: ¡que así sea!
Y vamos con la última intención, entre tantas que fueron recibidas:
"Madre Divina que Tu Manto de Luz siempre me ilumine para llegar al Corazón de Nuestro Señor, Jesús Cristo".
Dijo la Madre Divina que por eso Ella trabaja eternamente e incansablemente.
Y así como he respondido a estas intenciones, que Mis demás hijos que escuchan en este momento, sepan que escucho las intenciones de sus corazones y almas, porque todo tiene su hora cierta.
Los bendigo, bajo los Espejos de la Paz de Dios.
Sean fuertes y valientes. Mi mano los guía.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Mis muy queridos hijos:
Con regocijo en Mi Corazón, desde ahora les agradezco las preciosas y humildes oraciones que, desde el día de ayer, están siendo ofrecidas a la Señora de Lourdes.
Ahora, más que nunca, su Madre Celeste está al lado de cada corazón orante que fervorosamente le ruega a Dios por el fin de esta pandemia y por la cura y el alivio de la humanidad.
Hoy, quisiera que cada uno de ustedes se sintiera cerca de la Gruta de Lourdes para ser curado por el agua espiritual que brota incesantemente desde hace años. Quisiera que sus corazones sean purificados por Mi Gracia y curados por Mi Amor de Madre, a fin de que este mundo se transforme, día a día, en la viva Aspiración del Creador.
Con reverencia y devoción, Mi Corazón recibe, en su seno, las oraciones de todos los orantes, especialmente de los que, en estos días, a los pies de la Inmaculada Concepción, rezan con fe y fervor para que desciendan las Gracias necesarias en este doloroso tiempo.
Con esperanza, simbólicamente, Yo los invito a ser lavados y bañados por el agua espiritual de Lourdes, teniendo fe que todas las enfermedades espirituales y corporales serán atendidas por la Madre de Dios, para que Mis hijos vivan la saludable experiencia del Amor de Cristo, de un Amor que se ofreció y se seguirá ofreciendo para sanar las más profundas heridas y miserias de la condición humana.
Si ustedes todos los días se entregan a Mí, les aseguro que se estarán entregando a Mi Hijo, porque eso es lo que Él espera de Sus apóstoles: compañeros despojados de sí mismos para que estén en alianza con el Redentor.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre, la Virgen María, Rosa de la Paz
Queridos hijos:
En este día especial, en el que se conmemora el ciclo de los 100 Encuentros de Oración de Misericordia, deseo que cada uno de Mis hijos coloque su mirada en el Sagrado Corazón de Jesús; y así, vean cómo, en este día de la victoria de la Divina Misericordia, Sus Rayos de Amor, de Cura y de Luz tocan y bendicen a todas las almas, especialmente a las más necesitadas de Misericordia.
Como soldados orantes de Cristo, eleven sus estandartes y caminen como un gran ejército de Luz hacia el centro del Altar del Señor para que, una vez más, la ofrenda de cada corazón sea depositada a los Pies del Redentor; a fin de que los votos internos sean renovados y, como en los últimos 100 Encuentros de Misericordia, ustedes contemplen el descenso de la Misericordia de Dios.
Hoy también, los invito a recordar el momento cuando cada hijo Mío, por primera vez, tomó contacto con la Misericordia y esa Misericordia hizo de su vida un testimonio de conversión.
Recuerden todos los hermosos momentos de alabanzas y las oraciones sostenidas en estos últimos años.
Vean, hijos Míos, por un momento, cumplirse dentro de ustedes la Voluntad de Dios.
Que hoy, el Espíritu Sagrado de la renovación y de la insondable Misericordia de Mi Hijo siga curando a la Tierra herida para que triunfe el Bien y la Paz.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre, la Virgen María, Rosa de la Paz
Queridos hijos:
Hoy, Mis oraciones son dirigidas a todos los que continúan atravesando esta pandemia y, en especial, a los que perdieron la vida por ella, de una manera inesperada para todos.
Hoy, les pido que, más que nunca, se unan en oración Conmigo, para que su Madre Celeste pueda liberar del plano terrestre a los que quedaron presos y no consiguieron continuar su camino de ascensión.
Por eso, Mis amados, la oración del corazón, hecha con amor, es la gran llave que abre todas las puertas y que concede no solo la paz, sino también la liberación de las almas de la prisión espiritual.
Quisiera, en este momento, que todos los familiares, que hayan perdido a un ser querido y amado, estén en paz y busquen alivio en Mi Corazón de Madre, porque Mi promesa es interceder por las almas que, traumáticamente, sufrieron esta pandemia.
Les pido que sean obedientes y que todos se cuiden para que, poco a poco, esta situación planetaria sea aplacada, y que ya no se permita que almas tan preciosas de este mundo, sean retiradas de su camino terrestre por consecuencias inesperadas y generadas por esta pandemia.
Mis queridos hijos, que la fe nunca se debilite en ustedes. Que la fe y la confianza en el Padre Celestial les concedan la Gracia tan necesaria de la cura y de la redención de esta humanidad.
Recuerden que Yo estoy aquí y Soy su Madre, la Madre que los ama eternamente.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre, la Virgen María, Rosa de la Paz
Queridos hijos:
Que el Sagrado Manto Protector de Mi Hijo cure y proteja, en este momento, a cuantos continúan atravesando esta pandemia.
Mi consuelo y amor de Madre están en cada corazón que vive, en este momento, la enfermedad y el sufrimiento.
Por eso, hoy, pido de manera especial que el Manto Sagrado de Cristo cure y alivie a los que necesitan ayuda espiritual y física, porque las almas deberán salir fortalecidas después de esta experiencia con la pandemia.
Mi Corazón y Mi Vida rezan por ustedes en todo momento, pidiéndole y rogándole al Padre que envíe a Sus ángeles curadores para que estén al lado de las personas enfermas y para que, a través de la ayuda angélica, las almas tengan fuerza suficiente para atravesar esta nueva escuela que toda la humanidad, desde hace dos años, atraviesa.
Como Madre, también rezo por otras causas que agravan la situación del planeta y de la humanidad. Rezo por todo el movimiento que la naturaleza ferozmente realiza para que, en los planos internos, se establezca el orden y la paz, a fin de que el cambio climático ya no sea el motivo o la causa de miles de desplazados y desfavorecidos.
También, ruego a Dios por los más vulnerables y solicito que el Bendito Manto Protector de Cristo proteja y resguarde a los que, violentamente, viven el fin de los tiempos.
Este momento, queridos hijos, lleva a cada uno a mirar y a pensar en el otro, no como un problema, sino como una necesidad de llevarle amor, amparo y refugio, no solo espiritual, sino también material.
Cuando realmente exista una consciencia fraterna en esta humanidad, Yo les aseguro que muchas situaciones serán resueltas; mientras tanto, los más vulnerables están sometidos por los que se sirven del caos y lo diseminan en el mundo.
Oremos con más fervor. Que Dios escuche las oraciones de todos Sus hijos.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre, la Virgen María, Rosa de la Paz
Queridos hijos:
En este tiempo de transición planetaria, algunas consciencias servidoras de Mi Hijo se ofrecen para soportar, junto con los más vulnerables y desprotegidos, la cruz que muchas almas reciben, un peso que les es impuesto para que no consigan caminar libres. Ese peso tiene que ser transmutado por algunos, a fin de que los más vulnerables y desprotegidos tengan la Gracia de liberarse de la opresión.
Por eso, este es un tiempo de Armagedón desconocido, es un tiempo en el que todo está permitido para que las almas definan cuál es el camino que escogerán en los próximos tiempos.
El alivio de las cruces de los semejantes abre una silenciosa puerta espiritual, a través de la cual la Divinidad puede trabajar para rescatar y salvar a los más oprimidos.
En este ciclo, ante la gran deuda de este mundo, la Divinidad necesita corazones sacrificados y abnegados que sean capaces de aceptar algo que no les corresponde en su camino espiritual.
Esa oferta es aceptada atentamente por los Cielos, ya que les abre los espacios más oscuros a los ángeles de Dios para que la Luz Eterna pueda ingresar y para que, esa misma Luz, transmute y transforme las situaciones y las condiciones más adversas en las que las almas más oprimidas se encuentran.
Por eso, queridos hijos, ofrecerse para apoyar y sostener esta tarea silenciosa significa más que decir sí para que todo sea resuelto; representa el momento culminante en el que la Misericordia podrá obrar en lugar de la Justicia, y así rescatar a los corazones que están prisioneros.
Solo basta estar atento al llamado del Universo Mayor.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre, la Virgen María, Rosa de la Paz
Hijo Mío e hija Mía, Mis queridas almas de la Tierra:
La Madre de Dios se aproxima a ustedes para consolarlos y para fortalecerlos con el fin de que, en este tiempo, los apóstoles de Cristo, que se están purificando y transformando, sigan teniendo el ímpetu de decirle sí a Mi Hijo Jesús, el Cristo.
En este día, estoy sobre los océanos de este amado y agonizante planeta, para decirle a la humanidad:
¡Basta! Ya no lastimen a la naturaleza.
¡Basta! Ya no instrumentalicen a los seres humanos como si fueran armas en las manos de los que hacen las guerras.
¡Basta! Ya no promuevan el aborto y la pérdida de cientos de pequeñas e inocentes vidas.
¡Basta! Ya no descarten a sus hermanos de la humanidad.
¡Basta! Ya no desforesten más, ya no contaminen la Tierra, ya no intoxiquen sus propios alimentos.
¡Basta! Ya no dividan a las familias, ya no disuelvan el amor de sus corazones, ya no practiquen el mal.
¡Basta! Ya no gratifiquen sus gustos, ya no trafiquen a los seres humanos, ya no vendan a los animales, ya no los sacrifiquen.
¡Basta! Ya no generen más caos, ya no sean indiferentes, ya no se aparten más del Amor de Dios.
Les digo ¡basta!, para que Me puedan escuchar, porque aún hay corazones muy cerrados, pero también hay corazones lastimados.
Hijos, rezo por el planeta y rezo por ustedes; parece que ya no es suficiente hablar, pero como una buena Madre no Me cansaré, y con todos Mis ángeles trabajaré para cerrar las puertas al mal.
Mis amados, veo, en este momento, las difíciles pruebas que enfrenta el mundo y especialmente algunos pueblos de África y de Medio Oriente, que están estigmatizados por sus propios hermanos de la humanidad; algo que no les permite salir adelante y reconstruir sus vidas. Pero también veo la violencia y la agresión que hoy se vive en toda la sociedad, actitudes que hicieron perder los valores no solo de la fe, sino también del respeto mutuo.
Todos los días, les pido a los ángeles del Señor que llenen con su Luz los espacios más oscuros de este mundo, para que las almas dispongan de una ayuda interior para poder rehacer sus vidas interna y externa.
En este tiempo, la familia es el foco de la división y del odio, porque al disolverse el amor en muchas familias, Mi adversario las manipula y las hiere de par en par.
Por eso, Mis amados, debemos aliarnos cada día más a la oración del corazón y orar por aquellos que no tienen la Gracia de percibir la realidad, por haber vendido sus almas al infierno.
También, rezo por todo esto. Pero también rezo para que la humanidad no continúe condenándose así misma hasta el punto de que la violencia y la muerte parezcan normales.
A través de todos Mis Espejos, todos los días en el Cielo y en la Tierra, transmuto los grandes impactos contrarios a la Ley, los que abrazan abruptamente a cientos de almas en el mundo, no dejándolas escapar del terror espiritual y de la persecución mental.
Pero unidos a Mí, hijos amados, venceremos esta batalla espiritual y física, no con armas, no con agresiones, no con reclamos ni tampoco con conflictos ni alzando la voz. Resolveremos esta situación planetaria con neutralidad, pacificación, amor y fe. Esto, tarde o temprano, desactivará las grandes artimañas de Mi enemigo, porque él no tendrá espacio ni lugar para sembrar la división.
Hijos, sean optimistas, no sean pesimistas, atraigan hacia sus corazones el Amor de Dios, porque Su Reino se aproxima para que las consciencias sean liberadas de la opresión y de la prisión espiritual.
No pierdan la fe, no se mezclen con las críticas, con los comentarios, con el desgaste innecesario del verbo. Sean inteligentes y promuevan la cultura de la inclusión, y no la cultura del descarte.
Es muy necesario que, en este momento, se reconozcan como hermanos, que ya no cierren sus corazones por nada, y que, a pesar de todo, confíen en el Amor de Mi Hijo, porque Su Amor siempre los liberará.
Si la humanidad entera coloca la atención en todo esto que les digo, ya no será necesario sentir el peso de la cruz; pero, sobre todo, no sentir más el peso de los asedios.
Aférrense a Mi Manto, colóquense cerca de Mí, porque Mi Corazón Inmaculado los protegerá.
Abandónense en el Señor, porque en Él está la salida, la superación de cualquier situación y la respuesta ante cualquier prueba.
Hijos, los vuelvo a bendecir, les vuelvo a confiar Mi Amor de Madre.
Yo estoy aquí, no se olviden de Mí.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre, la Virgen María, Rosa de la Paz
Queridos hijos:
Inesperadamente, Me encuentro con ustedes en Alemania después de que, en estos días, Me visitaron en Medjugorje. La Madre de Dios les devuelve la visita en un momento crucial de la humanidad, en el que la desinformación, el caos y el miedo agobian a millones de hijos Míos.
Por eso, Yo vengo del Cielo, no solo por una Alemania que amo con todo Mi Corazón y por la que rezo para que recupere el Propósito de Dios, sino también vengo por toda Europa y por toda Asia, por las almas sometidas y perseguidas en la guerra y por los conflictos inventados por el hombre de superficie.
Quiero decirles a todos Mis hijos que Yo Soy la Reina de la Paz, que busquen Mi Corazón, porque Mi Corazón es para ustedes.
Alemania, a través de los últimos años, fue un país de acogimiento de los más desamparados, pero esto no es suficiente, hijos Míos; es necesario que las demás naciones de Europa y del mundo sean países de acogimiento, para que todos puedan vivir como una humanidad más inclusiva, fraterna y caritativa.
Rezo, todos los días, para que los corazones más endurecidos se puedan abrir, para que sientan a los más desamparados y pobres, así como su Madre Celeste los siente.
Si este paso de fraternidad es dado por las grandes naciones del mundo, la humanidad no vivirá más pandemias, no conocerá el dolor.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre, la Virgen María, Rosa de la Paz
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Yo Soy la Madre del Mundo, Soy la Madre de las Montañas.
Y hoy están aquí, en este lugar, como parte de esta humanidad, representando a toda la raza, a todas las almas y consciencias que están en algún punto de esa subida de la montaña; momento en el cual la cuesta arriba se hace más difícil y dura para todos, porque este es un momento de inflexión, en donde un cambio no solo en la consciencia, sino también en lo material, se tiene que dar.
Pero mientras el mundo, es decir la raza humana, no haga silencio y vaya hacia dentro de sí, el Plan de Rescate no se cumplirá.
En el fin de este año, no solo vengo con toda la Gracia de Dios para volver a bendecirlos y para volver a estar con ustedes, sino vengo con un Mensaje de advertencia, pero también con un Mensaje de despertar. Este es el tiempo de cruzar el gran portal de la salvación y del rescate que la Jerarquía les está presentando.
Sabemos que no todos escuchan Nuestras Palabras, que no todos practican Nuestros Mensajes, que muy pocos son el ejemplo de una vida crística y fraterna sobre la superficie de la Tierra. Pero hoy, no vengo a indicarles sus errores, sus culpas o sus traumas; hoy, vengo a pedirles que sigan subiendo, cuesta arriba, esa montaña, porque en la cima estará su liberación.
Allí, encontrarán a Mi Hijo, el Resucitado, el Resplandeciente, el Verdadero Cristo que hasta ahora nadie ha conocido. En la cima de la montaña, reconocerán Su verdadera Faz y sabrán profundamente de donde Él viene y cuál fue la razón de haber sido creado.
Él usó una imagen para que todos lo pudieran comprender, pero en Su Corazón y, sobre todo, en Su Espíritu, en Su Divinidad estaba Dios. Era la forma de que el mundo pudiera comprender Su Mensaje de salvación y el anuncio de que el Reino de Dios vive y mora dentro de cada ser.
Ahora, todas las religiones también deben ser rescatadas y reerguidas, porque en estos tiempos de tribulación las consciencias pierden el sentido de su espiritualidad.
Yo los llamo a estar atentos, los llamo a estar vigilantes, los llamo a ser colaboradores de la paz y del bien en esta humanidad. Por más que puedan ser actos pequeños y hasta insignificantes, los invito y los llamo a seguir haciéndolos.
Todo el bien que pueda ser generado en esta raza humana, aliviará el caos de estos tiempos y permitirá que el Armagedón, la gran puerta del Apocalipsis, sea más pasajero para todos y no más doloroso como lo es hasta hoy.
De esa forma, los que se sirven de los más marginados, los que se aprovechan de los más pobres, retirando los bienes que Dios les envía para poder sobrevivir y rehacer sus vidas, los hacen vivir en una injusticia global. Por eso, la Jerarquía se une, en este momento, para trabajar también en aquellas situaciones muy materiales, aunque no lo parezca.
Pero el estado de la consciencia, del despertar y del discernimiento de cada ser, les proporcionará la sabiduría que necesitan para seguir adelante.
Yo vengo aquí, una vez más, como una Mensajera de Dios; porque, junto con ustedes, estoy subiendo esta dolorosa montaña que es la consciencia corrupta de la humanidad; es este calvario planetario que todos están atravesando, algunos con mayor contundencia y otros con mayor alivio; pero si se unen a Mi Espíritu Mariano, a Mi Espíritu de Amor y de Fraternidad, muchas más almas serán tocadas para que puedan despertar y tomar consciencia de que, hasta los días de hoy, estaban dormidas.
Yo vengo también como la Sierva de Mi Hijo, el Cristo. Vengo, en Su Nombre y a Su pedido, para decirles este Mensaje: no se dejen arrastrar, en este momento, por las adversidades del mundo, por todo lo que hacen los gobiernos, por el condicionamiento que las almas viven en este ciclo, a pesar de estar sumergidos y presionados por un sistema global, sigan adelante.
Que su fe los lleve a trascender todas estas situaciones.
Que su amor por el Plan de Dios los lleve a superar todas estas situaciones.
Y que sean capaces, en este momento, de amar como Mi Hijo los amó hasta la Cruz, en cada momento de Su martirio, de Su flagelación, de Su pesar y de Su dolor.
¿Quién se ofrecerá como un gran servidor del mundo, un gran servidor humilde y pacífico, para ayudar a Mi Hijo a transmutar y liberar internamente esta situación planetaria?
Por eso, les pido, Mis amados hijos, que no se queden en lo superficial; que no permanezcan en lo material; que sean libres de ustedes mismos, de los comentarios, de los juicios, de todo lo que ven, observan o contemplan de este mundo. No sean un peso más para el alma de este planeta. Alivien la consciencia de la naturaleza y de todos los Reinos Menores; porque así, la Justicia será más leve para todos.
De esa forma, el parto planetario se aproxima, la consciencia del planeta tiembla y se estremece, porque es el tiempo del despertar; pero también es el tiempo de la purificación de este mundo, de todos los males, adversidades y errores que fueron cometidos por esta raza y por todas las civilizaciones anteriores.
Por esa razón, la Gran Hermandad Celestial se encuentra aquí, en los planos invisibles y silenciosos, en donde reina la paz, la soberanía y la verdad, para guiar a todas las consciencias posibles, especialmente a las más dormidas e ignorantes.
Por eso, abriendo Mis brazos y extendiendo Mis Manos hacia ustedes, Yo les suplico, amados hijos, que sigan el camino de la verdad interior. No se dejen confundir e influenciar por las espiritualidades de estos tiempos, ustedes ya lo saben y ya han escuchado que existe una única Verdad, que es Mi Hijo. Él es el Camino, Él es la Verdad, Él es la Vida para cada uno de ustedes.
¿Qué es lo que más necesitan en este momento?
Sigan remando en este momento planetario, porque la barca de Mi Hijo debe llegar a un buen puerto. Esa barca está formada por todas las consciencias servidoras del mundo, independientemente de su religión o aun de su creencia.
Yo los necesito en otro nivel de consciencia. Los necesito en lo alto de la montaña, para poder vislumbrar y comprender la realidad del mundo, porque si están a los pies de la montaña, serán sumergidos por el mal.
Abran sus ojos y, sobre todo, abran su corazón, para poder sentir lo que Yo les digo, porque este es un tiempo de gran transición, un fin de año que culmina con muchas derrotas en la consciencia de este mundo, en la consciencia de la humanidad; pero la Fe, la Paz, el Amor, la Luz y la Misericordia de Dios no han dejado de descender sobre este mundo.
Si esos atributos hubieran dejado de descender al mundo por medio de las almas que verdaderamente oran y se comprometen Conmigo día a día, ¿qué hubiera sucedido, Mis amados hijos?
Piensen, por un momento, en todo lo que les digo. Que Mis Palabras no sean llevadas por el viento, como muchas veces fueron llevadas. Que Mis Palabras queden en el corazón de cada uno de ustedes y en el corazón de sus hermanos, porque en la Palabra de la Jerarquía, ustedes encuentran la fuerza para la superación, la fuerza para la transformación, para la trascendencia de estos tiempos.
No les venimos a pedir algo imposible e inalcanzable, les venimos a pedir lo que es real y lo que es posible, que es el cambio completo de sus vidas.
Han recibido muchas dádivas, han recibido muchos tesoros espirituales, han recibidos muchas Gracias y, hasta diría, muchas amnistías y expiaciones. Este es el tiempo de que los apóstoles de Mi Hijo, los compañeros y compañeras de Mi Hijo, estén definidos y vivan y cumplan lo que vinieron a hacer a este mundo.
Ya no son tiempos de teorías, son tiempos de que la Enseñanza esté en la práctica, en cada detalle, en cada paso que se da día a día.
Es así, que adquirirán una consciencia madura, de una forma rápida y sorprendente, porque Mi Hijo lo necesita, Mi Hijo necesita de las virtudes y de los talentos que Él les dejó, para que Él pueda retornar. Así permitirán, Mis amados hijos, que la Obra de Dios se fortalezca en este mundo, y que en lo pequeño y hasta en lo insignificante, se pueda transformar esta humanidad.
Yo vengo con un fin, vengo con un propósito, de que cada día puedan crecer más interiormente, de que en la disposición y donación de sus vidas exista la cura para este mundo; porque, como a muchos servidores a través de los tiempos, a alguien siempre le tocará dar su vida por el otro, dar la vida por el Plan de Dios.
Y es en eso que, en este fin de año, cada uno es llamado a pensar y a meditar, a reflexionar y a sentir en su corazón Mis Palabras que solo tienen la misión de elevarlos, de trascenderlos, de hacerlos cada vez más conscientes y despiertos delante de la realidad de este mundo cruel y difícil.
Sé que muchas veces habrán pensado que sus vidas y que sus caminos serían otros. No estoy hablando de que en sus vidas falte la felicidad o la alegría de servir, hasta de compartir en familia o en hermandad; les hablo de la postura interior, de la actitud que cada hijo Mío debe tener en este tiempo. Mientras eso no suceda, mientras eso no se cumpla, mientras eso no se realice, las Gracias permanecerán guardadas en el Cielo.
Ustedes deben seguir abriendo las puertas del universo, porque hay consciencias que están definidas a no querer cambiar y eso es algo que solo lo podrá resolver Mi Hijo cuando Él retorne.
Yo los impulso a ingresar, en este próximo año 2022, bajo el espíritu de la Sabiduría Divina que conduce, guía y concreta las Aspiraciones del Padre en los tres planos: espiritual, mental y material. Que esta importante red de almas, esta importante red de luz, de amor y de servicio, formada por ustedes, se expanda y alimente a todos los corazones posibles que esperan por una oportunidad.
Dejo Mi Luz y Mi Paz en este momento, bendiciendo así al mundo entero en este día, en este último día del año 2021; para que no solo los principios espirituales sean respetados por la humanidad, sean valorados y reconocidos, sino también los principios materiales, la dignidad humana, el bien común, la fraternidad y el amor al prójimo, el auxilio al necesitado sean la tónica que movilice a las consciencias; para que la gran deuda de este mundo sea aplacada por el servicio, el amor y la paz de los que se donan verdaderamente; y esto ayude a que también las religiones se donen más, y aun que los no creyentes también se donen para que se den cuenta de que todos son hijos de la Fuente.
Les agradezco por tener la valentía de escuchar Mis Palabras y detener la atención en cada una de Mis Palabras, en cada parte de Mi Mensaje.
Yo Soy la Madre del Mundo, la Madre de la Nueva Humanidad, la Reina de Aurora.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Traigan aquí al Niño Rey.
He aquí, Aquel que ha dado la vida por el mundo y que la seguiría dando por toda la eternidad.
He aquí, el Niño que fue profetizado y anunciado por los ángeles.
He aquí, el Mesías, el Redentor y Salvador que, en Divinidad y Espíritu, hoy renace en el corazón de los hombres, en todos los seres de buena voluntad.
He aquí, Aquel que los ama, que los conoce profundamente, que los espera, y que los aguarda con Su Corazón abierto para que reciban Sus Gracias y Sus Misericordias.
He aquí, el Hijo de Dios, el Hijo de David, Aquel que fue visitado en la simple y humilde Gruta de Belén por los pastores y por los Reyes del desierto.
He aquí, Aquel que estuvo en los brazos de San José y en los brazos de la Madre de Dios.
He aquí, Aquel que sabía lo que venía a cumplir en este mundo y que no dudó ni un momento de todo lo que Dios le pidió desde el principio de Su Nacimiento hasta Su Muerte en la Cruz.
He aquí, el Dios de la Vida, el Dios de la Misericordia, el Dios de la Paz.
Que en esta Natividad se reencienda en ustedes el Cristo Interno y que, al igual que el Niño Jesús, ustedes puedan estar en los Brazos de Dios, en los Brazos de la Madre Divina.
Y tengan algo muy presente en la memoria de cada uno: que Aquel que nació en el Humilde Pesebre de Belén; Aquel que predicó, curó, exorcizó y liberó a las almas de este mundo; Aquel que cargó la Cruz del mundo y llevó sobre Sus Espaldas todos los pecados del mundo, como los lleva en Su Corazón hasta los días de hoy; el Niño de la Anunciación, hoy el Rey y Gobernante de este universo, será el que retornará en Victoria y en Luz a este mundo en tinieblas, para que vuelva a erguir a las almas hacia el Corazón de Dios, para que separe la paja del trigo, para que convoque a todos los que siguieron Su Camino a través de los tiempos y de las generaciones.
He aquí, Quien fue bendecido y protegido por la Sagrada Estrella de Belén; Aquel que vendrá entre las nubes como lo anunció a Sus compañeros y a todos los que lo seguían en aquel tiempo.
He aquí, la Presencia de Dios, vivo en los Sacramentos y, especialmente, en la Sagrada Eucaristía. Dios se hizo hombre, se hizo humilde y simple, se hizo pequeño y hasta inofensivo para que lo pudieran comprender, reconocer y amar.
Es este Amor del Pequeño Niño Jesús que hoy puede nacer en sus almas y corazones, que hoy está presente, que hoy desciende al mundo en Espíritu de Amor y de Gracia; porque sépanlo bien, Su Amor es inmutable, Su Amor es intransferible, Su Amor es eterno, Su Amor es divino y sublime.
Este es el Niño que estuvo en Mis brazos, como hoy ustedes pueden estar en Mis brazos, confiando plenamente, a pesar de las pruebas y de los desiertos, a pesar de los embates y de los desafíos o aun a pesar de las dudas, que el Cristo Interno de cada uno de ustedes puede volver a renacer.
Comprendan este Mensaje que hoy les traigo, porque el Pequeño Niño nació en un Pesebre, para que todos comprendieran la inmensidad de la Humildad de Dios, y que Su Poder no se basa en autoridad, en monarquía o en imposición. Su Poder es regido por el Amor, y ese Amor, es el que a través de los tiempos y de las generaciones, ha conducido y guiado a las almas. Es ese Amor el que desciende de la Fuente por medio de la Natividad del Señor.
Ahora, como este Pequeño Niño, siéntanse por un instante en Mis brazos, en los brazos de la Madre de Dios. Y, por un momento, así como lo estuvo Jesús en los brazos de la Sierva de Dios, siendo cuidado, acompañado y hasta acariciado por Mis besos, sientan, en su Cristo Interior, el gran beso de la Madre de Dios.
Recuerden cuando eran niños pequeños, tal vez no tengan memoria, pero sí sus madres de la Tierra saben lo que fue ese momento, no solo para ellas, sino también para sus familias.
¿No es maravilloso, hijos Míos, estar regocijados por el Amor de Dios, sabiendo que ese Amor es sencillo y que renueva todas las cosas?
Por eso, confíen que están en Mis brazos y que todas sus dudas se disuelven, todas sus amarguras y tristezas desaparecen, e impulsados por Mi Amor, el Amor de la Virgen de Nazaret, vuelven a sentirse en Mis brazos por un momento; para que sepan que, a través de Mi Corazón, Dios los ama y ama al mundo entero a pesar de sus errores, de sus equivocaciones y hasta de su distanciamiento de Dios.
Junto a los ángeles, que hoy Me acompañan, alegremos el corazón, porque el Niño Rey ha nacido en el mundo y está retornando a todos Su Luz Divina, aquella misma Luz que brilló en la sagrada noche, en la Gruta de Belén; cuando los pastores, Reyes del desierto y hasta los pequeños animales, con su calor y cercanía, cuidaron del Pequeño Niño Jesús; mientras Su Madre Celeste, en un profundo éxtasis, al igual que San José contemplaban la grandeza del Amor de Dios en el Pequeño Niño recién nacido.
Todas las madres de este mundo saben lo que les estoy diciendo, saben lo que significa y representa haber tenido a sus hijos en brazos, haberlos amamantado, haberlos ayudado a dar sus primeros pasos.
¿No harían cualquier cosa o cualquier esfuerzo por resguardar el Proyecto de la familia, que es un Proyecto de Dios?
¿No serían capaces de dar la vida para que los niños de este mundo que están huérfanos, solos y abandonados, tengan un digno hogar en donde vivir?
¿O que los niños hambrientos tengan el alimento que necesitan para nutrir sus cuerpos, tengan manos en donación y servicio de hombres y mujeres de la Tierra que los puedan abrazar, besar y contener?
¿Aún no han descubierto lo maravilloso del Amor de Dios? Por eso, Él se hizo pequeño para hacerse semejante a todos Sus hijos y criaturas.
Que este Niño, que hoy puede volver a nacer en el corazón de los que dicen sí, este Pequeño Niño los bendiga y siempre les haga recordar su inocencia y humildad interior.
Ahora, volvamos a llevarlo a Su lugar, porque recién ha nacido.
Oremos al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo, para que esta simplicidad y humildad que hoy les traigo, de lo profundo de Mi Corazón Materno, despierte en muchas más almas, sobre todo, en las almas necesitadas de Amor, de Luz, de Paz y de Misericordia.
Que la Luz de la Sagrada Familia de Nazaret los acompañe y los impulse a seguir caminando, para que puedan ver las Huellas de Cristo en sus caminos hasta alcanzar algún día el Eterno Paraíso de Dios.
Nos recogeremos con una canción que resuena mucho en Mi Corazón y que ha resonado y seguirá resonando en el corazón de Mis hijos, que es la canción “Sagrado Corazón de Jesús”.
Porque Dios al haber nacido, ofreció Su Templo para guardar nuestras moradas. Él ofreció Su Fuego Divino y lo seguirá ofreciendo, a través del Espíritu Santo, para iluminar nuestros caminos. Ese es el Sagrado Corazón de Jesús, Fuente insondable de Amor y Unidad, que alimenta a las almas a través de Su Fuego Divino y de Su Paz.
Los bendigo, en esta Natividad del Señor, y bendigo al mundo entero, a todos los que confían en Mí, porque Yo Soy la Virgen de Nazaret, la Señora del Santísimo Rosario, la Reina de la Paz.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús:
Vamos a escuchar ahora, el Ave María cantado por Piedad.
Gracias, hija Mía, por haberme cantado con tanta dulzura y devoción, porque son esta dulzura y esta devoción, que surgen de lo profundo de Mi Maternidad, que hoy quiero compartir con todos Mis hijos.
Porque, al igual que tuve a Jesús en Mis brazos, hoy quiero tener en Mi regazo a cada uno de ustedes, porque Soy la Madre de la Esencia Crística, de los Cristos del nuevo tiempo, de los Apóstoles de los últimos tiempos, de todos los que deben permitir en esta hora crucial del planeta que el Cristo Interno pueda renacer.
Este es un compromiso anual de todos. Cada vez que se aproxima la Natividad del Señor, coyunturas celestiales y cósmicas se aproximan al planeta, semejantes a aquella coyuntura especial de la Estrella de Belén.
¿Qué será lo que verdaderamente sucedió en aquel tiempo, cuando la Estrella de Belén no solo en este planeta, sino también en todo el universo, anunciaba y guardaba la llegada del Mesías?, porque su presencia protegía ese gran acontecimiento.
Hoy, después de dos mil años, sus corazones vuelven a estar ante el mismo acontecimiento; pero ahora, de un acontecimiento interior y espiritual que Yo vengo a acompañar, y a ayudarlos para que lo puedan vivir, porque Mi Hijo tiene todas Sus Aspiraciones en Sus Manos, aguardando el momento más propicio para cumplir esas Aspiraciones de Dios, que son Sus promesas, y para que esas promesas se puedan cumplir en cada uno de Mis hijos.
Por eso, les vuelvo a decir que, como Madre, como Sierva y como Guardiana de los corazones del mundo entero, sé que esta humanidad no vivió ningún otro tiempo como este, un tiempo doloroso, un tiempo de gran indiferencia y, diría, de gran crueldad ¡
Pero Yo les pido, hijos amados, que en esta coyuntura especial de la Natividad del Señor y a las puertas de poder renacer Cristo en cada ser, coloquen su mirada en lo Alto, porque desde lo Alto, desde la Fuente Única, desde el propio Padre Celestial y de todos Sus ángeles, llegará la ayuda que el mundo necesita. Porque ustedes, como raza, como civilización presente en la superficie de la Tierra, están en un momento semejante al que estuvo la humanidad hace más de dos mil años.
¿Por qué esta coyuntura, tan semejante, vuelve a suceder en este ciclo definitivo?
Porque es necesario, hijos amados, en cada nueva Natividad del Señor que celebran y que contemplan con el corazón, que renueven sus votos internos.
¿Será que Mi Amado Hijo necesita que renueven sus votos internos para que pueda renacer el Cristo Interior en cada tiempo?
Yo les puedo decir que sí, Mi Hijo necesita que renueven sus votos anualmente, porque es la forma de que sus consciencias comprendan el sentido del Plan de Dios.
Sé que, en un punto de la consciencia humana, el Plan de Dios no es comprendido. Pero si en cada nueva Natividad del Señor, ante la oportunidad de renovar sus votos internos cada año, ustedes aman con fervor y devoción este misterio, como en este momento lo están amando, ¿cuánto más podrían comprender y sentir el Plan de Dios, y que dejara de ser algo abstracto e inalcanzable para todos?
Pero tengan presente una cosa, Mis amados, que es muy importante que comprendan: si están nuevamente en un momento semejante al que estuvo Mi Hijo Jesús, hace más de dos mil años, es porque están ante la oportunidad de presenciar en su interior no solo el Cristo Interno, sino que están ante la oportunidad, delante del Sagrado Pesebre de la Familia de Nazaret, de poder comprender que el Plan de Dios es humilde y simple, así como el Nacimiento de Cristo fue humilde y simple.
Porque es a través de esa simplicidad y humildad, de esa pura sencillez del corazón, que Dios realiza Su Obra en este mundo y en otros.
Los invito a preparar con alegría y, diría, con entusiasmo, fervor y esperanza, el Renacimiento de Cristo en cada corazón humano; porque no hay otra salida para esta humanidad, ante todo lo que vive y sufre diariamente.
Si las almas se vuelven a Dios, si las almas se vuelven hacia su Cristo Interno, ¡cuántas situaciones podrían ser evitadas y resueltas!
Aún Mi enemigo sigue trabajando en contra del Plan de Dios. Pero que la fuerza y el poder del amor, que ustedes sienten por el Nacimiento del Pequeño Niño de Nazaret, sea la premisa y también sea el impulso que los lleve a trascenderse a ustedes mismos y, así, puedan trascender estos tiempos.
Porque si Dios encarnó a través de Su Hijo, en un Humilde Pesebre, para entregarse por el mundo entero; ustedes, en esta analogía del Renacimiento de Cristo en el corazón humano, ¿cuánto más se arriesgarían a hacer por el cumplimiento de la Voluntad del Padre, ante el incumplimiento del Plan de Dios que muchas almas viven?
Pero hoy, con dulzura y devoción, coloco a sus Cristos Internos en Mi regazo y, así, coloco a sus almas; coloco en Mis brazos su vida y hasta todas sus situaciones internas, porque sé que, en este tiempo, así como muchos aprenden a renacer en Cristo, día a día, también muchos de Mis hijos aprenden a cargar su propia cruz, que es la cruz de la deuda de este mundo.
Pero Mi Amor, dulzura y devoción, en nombre de Mi Hijo, vienen a renovar todas las cosas y a todas las consciencias posibles que abran su corazón para acoger la Natividad del Señor.
Les agradezco profundamente, una vez más, por la “Novena por la Reconsagración de las Familias a la Sagrada Familia de Nazaret”, porque han permitido que Nuestros Tres Sagrados Corazones: el Sagrado Corazón de Jesús, el Inmaculado Corazón de María y el Castísimo Corazón de San José, los Tres juntos al mismo tiempo, hayan podido intervenir en la situación delicada de muchas familias del mundo entero, no solo separadas por esta pandemia, sino también separadas por el asedio de Mi enemigo.
Que para el núcleo de las familias que hoy se reconsagran, ante las Aspiraciones y el Plan de Dios, sea un momento de alegría, de júbilo, por poder reconstruir el Proyecto de Dios en esta humanidad, más allá de todo lo que siga sucediendo.
Si las familias imitan a Nuestra Sagrada Familia de Nazaret, ¡cuántas situaciones podrían resolverse en el mundo!
Si las familias viven la oración, los Sacramentos, la Adoración y el servicio a Dios como medios de reparación, de alivio del sufrimiento y de cura de esta humanidad; y si esto se multiplicara en todas las familias del mundo, ¿cuál sería el efecto de ese gran movimiento?
Porque en verdad, Mis amados, es una actitud interna la que Yo los invito a vivir en este tiempo, que es la misma actitud interior y espiritual que el Corazón de su Madre Celeste y el Corazón de San José vivieron en aquel tiempo, días previos al Nacimiento de Cristo, siguiendo en obediencia el Llamado de Dios.
Esto es lo que siempre deben recordar las familias: seguir en obediencia y en oración el Llamado de Dios. Así, estarán protegidos, todos los miembros de la familia, de las influencias de estos tiempos, de las interferencias de estos tiempos y de las tendencias de estos tiempos; porque el Proyecto de Dios en cada familia del mundo aún es importante, no está desestimado.
El Proyecto de la célula de la familia ha sido transgredido e interferido, y esto es lo que debe ser reparado por cada miembro de la familia. Es un compromiso interior de cada miembro de la familia que las dádivas, aspiraciones y hasta los tesoros internos del Padre Celestial estén resguardados en la célula de cada familia de este mundo.
Hoy, de manera especial, la Virgen de Nazaret contempla y acoge en Su Seno, en el Vientre Purísimo de la Madre de Dios, a todas las familias refugiadas, desplazadas y descartadas por sus hermanos de este mundo; porque, a pesar de las diferencias o de las creencias que viva esta humanidad, no se olviden de que ante el Padre no solo todos son Sus hijos, sino también todos ustedes son hermanos en un mismo Proyecto y en una misma Aspiración.
Y eso no cambió; por eso, los invito a mirar a través de Mis ojos lo que Mi Corazón siente y ve de todas las familias refugiadas y de la urgente necesidad de buscar una solución duradera, real, para todas las situaciones de las familias del mundo, no solo las refugiadas, sino también las familias divididas por la discordia y la desunión.
Que el Sagrado Amor, que fue expresado en la Gruta de Belén, hoy esté presente en todos los hogares que escuchan este Mensaje; porque Mi aspiración es que no solo sean buenas personas, sino que sean dignos hijos de Dios.
En el silencio de Mi Corazón, intento reparar a los mundos internos, a todos los que tienen necesidades que deben ser atendidas por el Cielo, por los Sagrados Corazones.
Por eso, les digo que, ante las puertas del Renacimiento de Cristo en cada corazón humano, todos ustedes, Mis hijos, puedan salir fortalecidos de esta prueba mundial, puedan estar firmes y decididos a seguir los Pasos de Cristo, preparando así Su próximo Retorno.
Así como contemplo, en este momento, a todas las familias del mundo como la Señora de Kibeho, aún sigo contemplando, con ardor en Mi Corazón, la aspiración de llegar a Angola.
Por esa razón, deben tener presente Mi aspiración y, por medio de sus oraciones y ofertas, proteger a Mi aspiración de descender en las tierras de Angola, para que Mi Gracia descienda sobre toda África; porque Yo Soy la Señora del Verbo, Soy la Señora de la Palabra, de la Palabra de Dios.
Y así, como en Mi regazo tengo a todas las almas del mundo que aceptan Mi llamado, hoy también tengo en Mi regazo a todos Mis hijos de la Casa Santa Isabel, en Luanda, que a pesar de la adversidad, de la tempestad o aun de los asedios, siempre han sido y siguen siendo valientes, porque aun sin percibir que el amor y la fe de sus corazones mueven montañas, mueven acontecimientos que no son vistos ni percibidos por la mayoría.
Espero que esa fe, ese amor y esa devoción, que ellos tienen a Mi Inmaculado Corazón, sigan construyendo ese puente interno que permitirá algún día, porque esa es Mi Palabra, que la Madre de Dios llegue a África, no solo para bendecirlos, no solo para consolarlos, sino también para que estén en Mis brazos, así como lo estuvo el pequeño Niño Jesús.
Les digo a Mis hijos de Angola, de la Casa Santa Isabel, que así como Yo visité a Mi prima hace dos mil años atrás, también los visitaré cuando el momento lo indique. Solo recen y no dejen de rezar; porque un punto de Luz se ha fortalecido en Angola, a pesar de las circunstancias no solo de ese país, sino también de todo el continente africano.
Mi prima Santa Isabel es la guardiana de su casa, la Casa Santa Isabel, en Luanda, y también es Santa Isabel quien los protege; porque ella fue una gran pionera de las primeras comunidades cristianas, cuando aún Cristo predicaba en Tierra Santa.
Ella sabe que la Casa de los Niños Santa Isabel, en Luanda, es una preciosa y delicada célula del Proyecto de Dios, del Proyecto de Redención de Mi Hijo; porque es así como Dios hace nuevas todas las cosas.
Seguiré rezando, en estos días, para que todos los Cristos Internos puedan despertar, y así puedan despertar los apóstoles de Mi Hijo, los que deberán llevar adelante el Plan preparatorio de Su Retorno en los cuatro puntos de la Tierra.
En honor al esfuerzo de los pequeños niños, adolescentes y jóvenes de la Casa Santa Isabel, en Luanda, deseo escuchar la canción de la Virgen de Kibeho, para que toda la humanidad recuerde que una vez la Madre de Dios apareció para salvar y rescatar a todos Sus hijos, y para decirle al mundo que la Virgen Morena es la Madre de África y de todos los que allí viven, con la esperanza de rehacer sus vidas de una vez y para siempre.
Yo los bendigo y rezo por el Renacimiento de Cristo en cada ser, en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús:
Escuchamos la canción de la Virgen de Kibeho.
Mis queridos hijos:
Como la brisa del mar y de todos los océanos, llego a este bendito lugar para bendecirlos y entregarles Mi Paz.
En este día, vengo a repetir el último llamado de Mi Hijo: que los corazones despierten en Su Amor Redentor.
Para eso, hijos Míos, ustedes deben buscar, dentro de sí mismos, al Cristo Interior. Es muy urgente y fundamental que esté presente en ustedes para que el planeta se pueda sostener, no solo en su equilibrio espiritual, sino también en su armonía material.
A través de los últimos acontecimientos de la actual pandemia las almas están confundidas, muchas están desorientadas y la mayoría no sabe, en este momento, qué camino seguir.
Díganles a todos que son Mis hijos, que estoy aquí como Sierva y Señora del mundo para que, a través de la Luz de Mi Corazón, muchos más puedan llegar a Dios, puedan retornar al Padre Celestial.
Hijos amados, este es Mi principal Mensaje para todos: dejen que el amor, que confía, renazca en el centro de su ser; para que el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo puedan tener una predilecta morada en el corazón de Mis hijos.
Por eso, todos los que oran a la Madre de Dios que lo sigan haciendo, porque el Retorno del Señor está cerca y la mayoría de Mis hijos tiene que estar despierta.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice y los acompaña,
Vuestra Madre, la Virgen María, Rosa de la Paz
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Recemos todos juntos:
Ave María
(transliteración del ruso)
(tres veces)
Raduisja, Maria
Blagadatnaja!
Gaspogy s Taboju.
Blagaslavjenna Ty sregyi zsencsin
i Blagaslavjen plot
csrjeva tvajevo
Jisus.
Svjataja Maria,
Matyerj Bozsia.
Malisj za nas grjeshnych,
Nynye i f csas smjertyi nashei.
Aminy
Hoy, vengo hacia Mis hijos para que vuelvan a escuchar la Voz de la Madre de Dios.
Hoy, Soy la Señora de Czestochowa, la Madre de Polonia, la Madre de toda la cultura de Europa Oriental.
Vean a la Madre de Dios con Su rostro lastimado por la impiedad de los hombres, por los conflictos y por las guerras, por la ostentación que tienen algunas naciones de colocar en juego a toda la humanidad por medio de las armas y de la opresión.
Polonia, como el resto de Europa, hace pocas décadas atrás, ya vivió la guerra dos veces.
Casi al final de la Primera Guerra Mundial, Yo vine a Fátima no solo como la Mensajera de la Paz, sino para rescatar a Mis hijos a través de la conversión y del Llamado de Dios, el Llamado que Él les enviaba a través de Mi Corazón Inmaculado.
Pero hoy, vengo como la Señora de Czestochowa, que es la Madre de todo el pueblo de Europa Oriental, porque Su Presencia y la devoción a su Santa Imagen han trascendido todos los tiempos y todas las generaciones.
Quiero que hoy vean Mi rostro lastimado, el rostro herido de la Señora de Czestochowa, el rostro lastimado por el miedo de todos Mis hijos, por la liberación que pierden muchas almas en el mundo, por la esclavitud y la opresión del sistema mundial de este momento.
Yo vengo a pedirles que recen mucho más y, especialmente que, en esta hora tan culminante para todos, coloquen un poco más su atención en la “Oración por la Paz en Europa Oriental”. Así, ayudarán a la Señora de Czestochowa a impedir una invasión inesperada de una gran nación sobre una pequeña nación. Y, aquí, no solo está en juego el pueblo, la cultura, las tradiciones, sino que se compromete a las almas y a la vida de las personas porque no pueden vivir la paz.
¡Ya basta de transgredir las leyes!
¡Ya basta de hacer más corrupto a este mundo!
Mi Hijo derramó Su Sangre por ustedes para salvarlos y ni siquiera eso hace cambiar a los que se dicen poderosos en esta humanidad, porque desconocen el poder de la Sangre de Jesús, no solo una Sangre que redime, sino también que libera.
Hoy, quisiera traerles un Mensaje de esperanza, como tantas veces lo deseo y lo siento. Pero ahora es tiempo, Mis amados hijos, de que a través de Nuestros Sagrados Corazones todos ustedes, día a día, conozcan la verdad en Nuestras Palabras y las advertencias que les traemos a todos, no para generar miedo, sino para generar consciencia, discernimiento y sabiduría, atributos que la humanidad perdió completamente.
Pero Mi Amor abre una puerta muy grande para que los Espejos de la Misericordia se puedan refractar sobre este planeta, no solo a través de las almas orantes y fieles, no solo a través de los servidores y consecuentes, de los adoradores, de los devotos y de todos los creyentes, sino también a través de los Sagrados Espejos de la Creación, que la Madre de Dios trae al mundo cada vez que desciende para estar muy cerca de Sus hijos, para que entren en el Universo de Mi Paz.
La Paz, en este mundo, ha sido interferida. Muchas almas ya no saben lo que es la Paz, porque han perdido la paz del corazón. Pero con el esfuerzo de los que ayunan, de los que oran todos los días, de los que se consagran, de los que sirven sin nada a cambio, Mi Paz, que es la Paz de Dios, en cada nuevo encuentro Conmigo puede descender al mundo, como un suave Rayo de Luz ante tanta oscuridad, para liberar a las almas de la esclavitud y de la opresión espiritual.
Hoy, la Señora de Czestochowa viene a revelar, a través de esta Faz, lo que nunca más puede suceder en este mundo; porque todos son hermanos a pesar de las lenguas, de las naciones, de los pueblos o aun de las culturas. Aunque sean diferentes, en esencia todos son hijos de Dios, todos son contemplados por igual, están bajo la misma Gracia y bajo la misma Luz que viene a ustedes para redimirlos.
Por eso, a pedido de Mi Hijo, vuelvo a encender la Luz en el mundo para que la Luz interior, en cada corazón, no desaparezca. Porque si la Luz de Mi Hijo desaparece del corazón de los hombres o aun de la consciencia de las naciones, ¿cómo terminará todo esto?
Yo vengo a traerles este Mensaje porque es una emergencia. No puedo decirles más que esto, hijos Míos. Pero a través de Mis Palabras y, sobre todo, a través del sentimiento de Mi Amor por ustedes, hoy pueden comprender que algo serio está por suceder.
Pero aún la puerta del Cielo está abierta a través de Mi Presencia entre ustedes. Y, a través de esa puerta, sus oraciones y súplicas pueden llegar a Dios, porque los Ángeles de la Guarda pueden llevar esa oferta hacia el Corazón del Padre.
Si al menos, en este mundo, existiera más de un alma verdaderamente sincera y comprometida con la oración del corazón, ¡cuántas cosas se podrían evitar en este momento!
No es suficiente orar, es necesario que crean en la oración y en el poder del verbo que expresa cada oración recitada.
Sigan fortaleciendo en este tiempo la red de oración planetaria, formada por todos Mis hijos en el mundo, y unan esa red de oración a todas las almas que oran al Corazón de Mi Hijo; porque así, los Espejos de la Misericordia de Dios trabajarán en este mundo y podrán transformarlo todo, y todo será aliviado.
También coloco Mi Corazón y Mi mirada en todas las necesidades y situaciones del mundo, en Mis hijos que atraviesan el cambio climático, el exilio de sus propias naciones o aun aquellos que atraviesan la enfermedad.
Pero la violencia en este mundo se ha cristalizado y eso hace del mundo un planeta en caos, en adversidad y en peligro, en un peligro inminente, porque las personas ya no se respetan y menos se reverencian unas a otras, porque solo viven la agresión y se lastiman entre hermanos.
Esto hace a la sociedad de todos los pueblos de este planeta, una sociedad vulnerable, hostil y frágil. Pero todo esto puede ser resuelto a través de la oración.
No esperen grandes resultados; porque recuerden, Mis amados hijos, que están atravesando el Armagedón y esto aún no comenzó. Por eso, es importante que se fortalezcan y que fortalezcan la unidad en sus familias, aunque estén juntos o separados. La unidad de la familia también ha sido destruida en esta última década pasada, al punto de que entre familiares no se reconocen ni se respetan.
Entréguenme todas sus dificultades y pruebas, y Yo cuidaré de sus familias. Sean pacificadores, sean instrumentos en las Manos de Mi Hijo, para que la célula principal del Proyecto de Dios cumpla con la Voluntad que vino a realizar.
Hoy, todo es urgente. Por eso, la Señora de Czestochowa se presenta para abrir los ojos de Sus hijos, ya que el cambio no está sucediendo. Por eso, debemos rezar y entrar en vigilia ante el Santísimo Sacramento del Altar, para que los Códigos del Cristo Redentor desciendan al planeta.
Hoy, vengo con una humilde petición para ustedes: que adoren Conmigo a Mi Hijo, para que acompañen el sentimiento de la Madre de Dios de que todos Sus hijos puedan salir de la oscuridad en la cual se encuentran.
Por eso, Mi Hijo necesita de víctimas de Su Amor, capaces de vivir algo, capaces de ofrecer algo que tal vez creerían que no podrían hacer, al igual que muchos santos y muchos sabios que, a través de los tiempos, se ofrecieron como víctimas del Amor de Cristo.
Este es el único remedio que tengo para poder intervenir con Mi Gracia en este planeta, que haya postulantes a ser víctimas del Amor de Dios, porque es una actitud interior que los lleva al discernimiento y a la madurez ante lo que significa el Plan de Dios para este momento.
Y antes de que pasemos, amados hijos, a la Adoración del Santísimo Sacramento del Altar, por la paz en Europa Oriental, sepan que ese será el momento en el que sus corazones y almas, en el silencio de la Adoración, podrán ofrecer a Dios cada una de sus intenciones y súplicas, no solo por ustedes, sino también por el mundo entero, por todo lo que sucede, a fin de que una mayor estabilidad se establezca y un mayor equilibrio se exprese en los corazones distanciados de Dios, en los corazones que viven la injusticia de este mundo.
Antes de eso, quiero decirles algo importante: que Nuestros Sagrados Corazones, el Sagrado Corazón de Jesús y el Inmaculado Corazón de María, en el próximo año, tendrán la Gracia de trabajar espiritualmente en los países nórdicos para llevar un Mensaje de paz y de alivio.
En ese momento, el hemisferio norte de este planeta tendrá la oportunidad de fortalecerse en los planos internos. Quisiera que oren por esa causa, ya que será una tarea importante que Mis hijos aquí, en Portugal, realizarán por todos ustedes y por la humanidad.
Por primera vez, podré ingresar en Rusia. Hace años que espero ese momento, para que Mi Corazón Inmaculado sea sembrado en el suelo de esa nación. Por eso, les pido que oren mucho por esto, para que Mis ángeles lleven adelante, junto a Mis hijos, esta sagrada misión.
Adoremos al Señor por la paz en el mundo y el fin de la guerra, de los conflictos y de todas las tensiones entre los pueblos y las naciones.
Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús:
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Adoramos el Santísimo Cuerpo Eucarístico de Nuestro Señor Jesucristo.
Oremos juntos:
Padre Celestial que a todos conduces,
acepta nuestra oferta de entrega a Ti,
guíanos por el Camino del Amor,
para que Tu Voluntad sea hecha.
Amén.
(tres veces)
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
¡Gracias, Madre Divina, por cuánto nos das!
En este encuentro, Te honramos Señor.
Mis hijos:
Ustedes son cristales preciosos que, día a día, están siendo pulidos por las Manos del Redentor.
Que el mayor brillo que hay dentro de ustedes resplandezca, para que este mundo no pierda la capacidad de amar y de perdonar.
Sus vidas son cristales preciosos en las Manos de Mi Hijo, para que siendo purificados alcancen el propósito interior que Él tiene pensado para cada uno de ustedes.
Un cristal en bruto precisa ser pulido con delicadeza y cuidado. En ese trabajo de la purificación del cristal, las asperezas son retiradas para que la belleza que hay dentro del cristal se exprese.
En ese momento se encuentra cada uno de ustedes. No se resistan y dejen que Mi Hijo haga nuevas todas las cosas, porque Su fiel Propósito es convertir sus vidas según el proyecto que Él pensó una vez para cada uno de ustedes. Confíen y no teman.
Algunas asperezas de la vida son difíciles de arrancar, pero no es imposible; porque el Amor de Mi Hijo llegó al mundo para demostrar a todos que Él es el Camino, la Verdad y la Vida.
Permitan, Mis hijos, que todo sea removido de su lugar, para que el gran cristal de sus vidas refleje la belleza inconmensurable del Cristo interno, porque este es el tiempo de que los Cristos internos puedan gobernar en este ciclo, a través del Amor.
Que el Amor de Dios repare y cure a las almas.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre, la Virgen María, Rosa de la Paz
Queridos hijos:
Les pido que, a partir de hoy, sus vidas sean rosas en las manos de la Madre de Dios, a fin de que Yo pueda depositarlas como oferta de amor consolador a los pies de los Tronos de Dios.
Hijos amados, ser una rosa en las manos de la Madre Celeste es santificar sus vidas todos los días, a través del servicio incondicional y de la oración que brota como llama de amor y de devoción del corazón.
Las rosas de la vida son las que Yo necesito, en este momento, para justificar ante la Ley Divina todos los errores e indiferencias cometidos en contra del Corazón de Dios.
Por eso, a través de una determinación constante y de un empeño verdadero, Mis amados, sean rosas en las manos de la Madre de Dios, para que la Madre Celeste tenga la dicha de poder interceder, salvar y rescatar a todos los que padecen y sufren en este momento.
Si son rosas en Mis manos, podrán transformar la vida en una vida digna en el Señor.
Cuando Me ofrecen rosas en Mis altares, Yo las acepto porque sé que, las flores ofrecidas por Mis hijos a la Madre de Dios, no solo tienen el fin de honrarme y de reconocerme.
Con esa simple oferta de traer flores a la Madre de Dios, Yo, como Sierva y Esclava, recojo ese cariño de Mis hijos para verter ese amor que recibo sobre los oscuros abismos de la Tierra. Así, aquellas almas condenadas reciben la Gracia de la liberación. Así, todas las almas se liberan.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre, la Virgen María, Rosa de la Paz
Hijo:
Hoy, te coloco en Mis brazos para que, envuelto en la Sagrada Sábana de Cristo, tu ser se restaure a través de los poderosos Códigos del Redentor.
Deja que tu Amada y Servicial Madre Celeste te envuelva con la Sagrada Sábana de Cristo para que, al igual que Mi Hijo Jesús, cada célula y átomo de tu consciencia sean purificados, transformados y reparados por los preciosos Códigos de la Sangre Divina de Cristo.
Hoy, les traigo a ti y a cada hijo Mío, la Sagrada Sábana del Redentor, para que no solo las almas se curen de todas las agresiones de estos tiempos, sino para que también cada corazón humano crea en el poder espiritual y curador de Mi Hijo Jesús.
Hoy, te envuelvo con la Sagrada Sábana de Cristo, así como tu Humilde y Silenciosa Madre lo hizo con Su Hijo en el Sepulcro.
Quiero que cada parte de tu consciencia crea en el poder de la Resurrección, a fin de que la humanidad se redima.
Hijo, al igual que Jesús, contémplate envuelto en la Sagrada Sábana de Cristo, para que no solo tu ser se sane profundamente, sino para que toda la humanidad se cure, viviendo en sí misma los Códigos de la Sangre de Jesús.
Este es el tiempo de reparar todo el género humano; es la hora de curar, de sanar, para que el Amor de Mi Hijo se haga carne en todos, para que Su Amor Divino triunfe.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre, la Virgen María, Rosa de la Paz
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Una vez más, vengo del Cielo con un Mensaje, pero también con un llamado a la consciencia de la humanidad.
Hoy, con Mi mirada dirigida hacia el suelo, les comparto el lamento del Corazón de la Madre de Dios; porque la humanidad no está comprendiendo Nuestro Mensaje, el Mensaje de los Sagrados Corazones de Jesús, de María y de San José.
Por eso, San José, Mi Esposo Castísimo, se está ofreciendo ante el Padre Celestial para retornar a este mundo a traer un mensaje a esta humanidad, de forma extraordinaria. Su visita a este planeta será inesperada; porque Él intercederá, como Guardián de las Almas, en los momentos más culminantes de la humanidad, y uno de esos momentos culminantes es este momento que vive la humanidad.
Por eso, Mis amados hijos, Nuestras Divinas Consciencias Celestiales amplían Su oferta ante el Padre Creador; porque la humanidad no está comprendiendo, y al no estar comprendiendo la humanidad no quiere cambiar.
Hoy, tendría muchas razones, no solo para estar aquí con ustedes, para que sientan Mi Corazón, para que vivan en Mi Corazón, sino también para expresarles, desde lo profundo de Mi Corazón, todas las situaciones que observa la Madre de Dios de esta humanidad.
¿Cómo creen, amados hijos, que el mundo no se precipitará sobre ustedes, si el cambio aún no llegó?
¿Cómo creerán, hijos amados, que los Reinos de la Naturaleza y los elementos no mostrarán su fuerza y su poder a todos los ojos del mundo, si el cambio aún no llegó?
¿Cómo creen, hijos amados, que el cambio climático no se precipitará en esta humanidad, si el cambio aún no llegó?
¿Cómo creen, hijos amados, que la injusticia, la aniquilación y la destrucción entre hermanos de una misma raza terminará, si aún el cambio no llegó?
¡Cuántas cosas más podría decirles en esta noche!
¡Cuántas verdades más Mi Corazón podría presentarles a cada uno de ustedes!
Les dije, hace unos días, que a pesar de lo que suceda, Mis amados hijos, no dejen de orar, aunque los vientos contrarios sean más fuertes que la elevación de sus súplicas.
Yo les pido que no desafíen las leyes de la naturaleza, porque si desafían esas leyes, desafiarán las Leyes Universales, que es lo que muchos de Mis hijos en el mundo están haciendo sin consciencia.
Todo esto que sucede en el mundo, todo lo que se presenta en los tiempos de hoy, es motivo y razón para acelerar el Retorno de Cristo.
Pero ustedes, Mis queridos hijos, ¿adónde creen que Cristo retornará primero?
¿Sobre qué lugar Él descenderá y dónde Él se presentará para comenzar a corregir a esta humanidad de sus errores y faltas?
¿En dónde creen, hijos amados, que Cristo se mostrará y se revelará a los hombres y mujeres de la Tierra cuando Él retorne a este mundo?
¿Lo han pensado en algún momento?
Yo los invito, Mis queridos hijos, a meditar, en oración, todas las Palabras de la Madre Celeste; porque este Mensaje no es propio, es un Mensaje que vuelve a surgir de la Fuente de Dios, de Su Compasivo Corazón que es infinito e invencible. Todas las causas que hoy se presentan en la humanidad son los motivos para alejar a las almas de la Compasión de Dios.
¿Quién tendrá la valentía y también la determinación para ir por encima de sí mismo, para colocar primero la necesidad del mundo, antes que la propia? ¿Para tener consciencia de la importancia de la gratitud y de la reverencia que, muy velozmente, ya se perdió en el mundo?
¿Cómo creen que Mis Gracias llegarán a la Tierra como flores de Luz que deposito sobre el corazón de cada uno de Mis hijos, para volverles a dar la vida y la renovación?
¿Cómo creen que Mi Luz llegará al mundo si muchos de Mis hijos Me cierran las puertas y no Me dejan pasar hacia sus dimensiones de sufrimiento y de agonía?
Dios también está viviendo una incógnita con esta humanidad.
Por eso, con esta Flor de Luz que hoy traigo entre Mis manos para ofrecérsela a cada uno de Mis hijos, les pido y les suplico: retornen al Corazón de Dios, retornen a su Origen Esencial para que puedan retornar a la Fuente Primordial. Porque mientras millones de almas hacen absolutamente lo contrario, mayores planos de consciencia abarca Mi enemigo, el adversario de todos. No lo permitan, hijos amados.
Sosténganse, en este tiempo, a través de Mi Corazón orante.
Mis súplicas nunca dejarán de pronunciarse, Mi Voz nunca dejará de hablarles; porque lo que Yo le prometí al Padre Celestial lo cumpliré, a pesar del tiempo que Me lleve realizarlo en este mundo. Por eso, les digo, aún sosteniendo entre Mis manos esta Flor de Luz que les ofrezco, que todos los que ya despertaron ayuden a los que aún no despertaron.
No les pido que los instruyan; les pido que les den el ejemplo, el ejemplo que nace del corazón, un ejemplo que los lleva a la verdad, a vivir la simplicidad y la humildad, el ejemplo de la donación incondicional que les permite hacer florecer dentro de ustedes el Amor Crístico.
Reciban con amor y hasta con dulzura celestial, esta flor inmaterial que hoy les ofrezco para que, guardándola en lo más profundo de sus esencias, vuelvan a comulgar una vez más de la Fuente de la Creación por aquellos que no comulgan de Mi Hijo, por aquellos que no viven a Mi Hijo, por aquellos que desmienten a Mi Hijo, por todos los que niegan a Mi Hijo, por los que, por su ignorancia, hieren día a día el Corazón de Cristo.
Que sus vidas se conviertan en flores de luz para la Madre de Dios, porque no les hablo de una perfección inalcanzable; Yo les hablo, Mis queridos hijos, de una simplicidad próxima a cada uno de ustedes, la simplicidad que les da el poder de la oración del corazón.
Necesito aún, amados hijos, por medio de todos los que Me apoyan y Me siguen, como orantes e hijos de María, realizar muchos trabajos en esta humanidad.
Porque la humanidad no está preparada para el Retorno de Mi Hijo, está sumergida cada vez más en la ilusión y presa de ciertas fuerzas espirituales, contrarias al Plan del Padre, que solo someten y castigan a las almas.
Yo también Soy la Madre que libera las cadenas de la opresión, las cadenas de la prisión espiritual, porque es en lo espiritual en donde todo comienza y es en lo espiritual en donde todo termina.
En esta Vigilia de Oración por la Paz en las Naciones, en donde nuevamente han orado con Mi Corazón Inmaculado, en nombre de Mi Hijo, el Cristo, les vengo a agradecer y les pido que sigan siendo perseverantes, a pesar de sus purificaciones y de sus pruebas.
Cuando todo se ponga muy difícil para ustedes, lo mismo que para sus familias o aun para sus naciones, recuerden la flor que hoy les entregué: es la Flor de Loto, la Flor de la Compasión de la Consciencia de Dios, que es lo que las almas necesitan en este momento para poder sanar sus profundas heridas, para poder disolver sus profundas incomprensiones, para ser merecedores de volver a recibir la Gracia de Dios, que elevará sus consciencias, que expandirá el amor de sus corazones.
Porque a través de esta Flor de Loto de la Compasión de la Consciencia de Dios, vuelven a recibir Su Amor Mayor, que es lo que la humanidad necesita para poder curarse, para poder ser liberada de las cadenas de la opresión.
Hijos, el mundo vive su momento más difícil, no solo con los miles de vidas que se perdieron a través de esta pandemia. Les aseguro, Mis amados, que he orado por cada una de esas almas, que han sido llevadas al fuego del infierno, y que Mis Santos Ángeles del Cielo han liberado de esa opresión, para que alcanzaran la Gracia de la Gloria Celestial.
¡Cuántas almas, cuántas personas, conocidas de ustedes o hasta aun desconocidas, fueron arrastradas por esta pandemia!
Les vuelvo a decir que la cura aguarda descender a todo el planeta, pero si los hombres y mujeres no se arrepienten, si no colocan sus rodillas en el suelo para pedir perdón y Misericordia, ¿cómo creen que el cambio llegará?, ¿cómo creen que serán merecedores de la Cura y de la Gracia Divina? En esto no existe ningún misterio y ninguna ciencia.
Hijos, escuchen con atención, Yo les vengo a enseñar lo mismo que aprendí aquí en la Tierra, siendo una Mujer y una Madre que asumió a todos los hijos de Dios, en la gran promesa que le hice a Mi Hijo a los pies de Su Cruz.
Por eso, les vuelvo a decir que, mientras este cambio no se realice, mientras la penitencia y el arrepentimiento no se presenten en lo profundo de la consciencia del ser humano, les pido que imploren por la Sangre Divina de Cristo.
Porque cuando un alma invoca a la Sangre de Jesús, Su Corazón se abre como una infinita fuente y desde lo más profundo del abismo de Su Misericordia, emerge la Gracia Divina que, con Códigos de Luz, baña como una lluvia al alma orante y a todas las situaciones por las que el alma pide en su oración.
Es así que, tímidamente, los apóstoles de Cristo, los ejércitos orantes de María, aprenden sobre el camino de la redención, no solo viviendo su propia redención por medio del poder de la Sangre de Cristo, sino también abriendo la puerta a aquellos que ya se autocondenaron por la ignorancia de esta humanidad.
Es esta ignorancia, Mis amados hijos, que hace tiempo la humanidad ya no debería vivir, que no permite que lleguen los cambios, no solo los cambios materiales, sino también los cambios espirituales, tan imprescindibles y urgentes que, si pudieran ver más allá de lo que es material, de un segundo a otro, harían ese cambio tan esperado por el Padre Eterno.
Por eso, les vuelvo a pedir que le presten atención a Mi Mensaje, porque lo que Su Madre les viene a pedir no es imposible, vengo a pedirles lo que está más próximo a ustedes, vengo a pedirles lo que es más real.
Mientras los cambios en la mayoría de la humanidad no lleguen, Mi pesar será muy grande. Mi Corazón es traspasado por las indiferencias, los sacrilegios, las herejías y los ultrajes de los hombres y mujeres de la Tierra que deben ser transmutados, que deben ser aliviados por la oración de Mis hijos, fortaleciendo la potente red de oración planetaria para sostener todo lo que sea posible el eje de la Tierra.
La contundente expresión de los volcanes en este tiempo es el grito profundo del corazón del planeta, es el aviso de que el eje de la Tierra hoy es sostenido por un finísimo hilo de luz espiritual, que podría romperse si Mis hijos dejaran de orar.
Sé que todos son responsables de esto, y sé que la mayoría de los pueblos y de las naciones son sometidas por aquellos que los dirigen, por todo lo que deciden y mienten, por las falsas promesas que anuncian, porque son promesas vacías, vacías de amor, vacías de verdad, vacías de verdaderas soluciones.
Por eso, su único camino, Mis amados, es volver sus consciencias hacia Dios, porque cuanto más estén en Dios, nada les faltará.
Aunque en algún momento pasen necesidades, aprendan a entender las señales de Dios. Porque Dios no es pobreza, Su Amor es abundancia. Y es ese Amor que está presente en todo el universo y en toda la Creación que permite expresar las Leyes del Altísimo Padre, y esas Leyes no permiten que nada falte.
Pero el desequilibrio que vive la superficie del planeta es generado por una ambición viciada a través de los tiempos, una ambición no solo por lo material, sino también por el poder que ha ampliado en este mundo el nivel de pobreza, de miseria y de hambre.
Pero todo esto es lo que Mi Hijo deberá corregir en un primer momento en esta humanidad.
Yo los invito a orar por aquello que conocen y por aquello que desconocen, así como la Madre de Dios reza por todas las causas y situaciones de este mundo.
Quisiera hablarles de lo maravilloso que es estar cerca de Dios, de lo maravilloso que es ser parte de Su Reino y de poder develar Sus misterios para todas las consciencias de la Tierra. Pero la humanidad por su ignorancia y también por su ingratitud, no aprendió a apreciar Nuestras Palabras y menos los Tesoros del Padre.
Pero como Su Madre, también como Su Sierva, no vengo a juzgarlos ni tampoco vengo a reclamarles nada, Mi Amor está aquí presente para que se puedan superar y ayuden a superar en el amor a todos sus hermanos, especialmente a aquellos que tienen mayores dificultades; dificultades que nacen de profundos traumas, de desconocidos sufrimientos, de culpas que no se han disuelto de la consciencia.
Por eso, nunca deben criticar; solo deben sumar y sumar para que la unidad interna entre las almas sea posible, y esa unidad, hijos amados, se convierta en un gran espejo que sea depositario de la Gracia y de la Misericordia de Dios para todos los corazones.
¿Ahora, comprenden cuán simple es cambiar al mundo?
No es con guerras ni con enfrentamientos que se resolverán los problemas de la humanidad.
¿Los dirigentes de las naciones del mundo seguirán ignorando la existencia de Dios?
¿Hasta dónde son capaces de ir?
¿Hasta dónde son capaces de mentirles a las personas y de no darles soluciones a todos los pueblos?
Solo rezo todos los días para que los dirigentes, que también son Mis hijos perdidos, tengan la Gracia de sentir lo que siente un niño hambriento, de escuchar el llanto de un niño pobre, de escuchar la desesperación de un niño exiliado y refugiado en otra parte del mundo; de poder sentir y conocer lo que siente y lo que vive una familia rechazada, despreciada e insultada en las fronteras de los países de este mundo, por no poder reconstruir sus esperanzas ni su dignidad humana.
Si Dios les dio la Creación, todo lo que existe en el universo; si Dios les dio la naturaleza y sus frutos, las montañas, los ríos y los océanos, las aves, el sol, el amanecer, las estrellas y el firmamento, ¿cómo es posible que aún exista la ignorancia humana y la falta de fraternidad? No les pido que se conviertan en asistencialistas; les pido que sean almas bondadosas, en servicio y amor.
Que Mi silencio permita que las Palabras que traigo de la Fuente hagan eco en el corazón de Mis hijos, porque la copa está más que rebasando y el mundo aún desafía la Ira de Dios.
Les vuelvo a pedir que no atraigan al Ángel de la Justicia Divina hacia la Tierra; porque como fue en Fátima, hace más de 100 años atrás, deberé volver a colocarme delante del Ángel de la Justicia de Dios para evitar el castigo mundial.
Por eso, les vuelvo a pedir que, por los próximos tiempos que llegarán, todos los días 13, hasta que Yo lo indique, trabajen conscientemente en los encuentros de oración con la oración de la reconsagración al Inmaculado Corazón de María, a fin de que sean evitados difíciles acontecimientos en el mundo.
Porque, así como Soy la Madre del Amor, Soy la Mujer del Apocalipsis. Porque una señal aparecerá en el cielo: una Mujer vestida de Sol, coronada de estrellas y con la luna a Sus pies, llegará como la aurora para anunciar el fin de los tiempos, tiempo que se está cumpliendo.
Hijos, les estoy muy agradecida porque he sentido y he visto que han escuchado cada una de Mis Palabras con valentía y coraje, siendo sostenidos por el Cristo Interno.
A pedido del Arcángel Gabriel, vengo a acompañar a cada uno de ustedes para que juntos vivamos el mayor sacrificio de Amor a través de la Eucaristía, a fin de que Mi deseo ardiente se cumpla en las almas.
Que este Mensaje haga eco en todos los corazones posibles y no sea un Mensaje más.
Hijos amados, delante de los ángeles del Reino de Lys, en la simplicidad de este momento, hagamos Nuestro ofertorio a Dios por el triunfo de Su Amor y de Su Verdad en el planeta. Preparémonos para la Comunión.
Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús:
Hermanos y hermanas, respondiendo a este pedido de la Madre de Dios, ante la Presencia de Su Corazón Inmaculado, invitamos a todos los que puedan a arrodillarse o colocarse de pie, para comenzar a ofrecer este sacrificio del Hijo de Dios, reviviéndolo en cada uno de nosotros para que, como dijo la Madre Divina, Su Mensaje pueda hacer eco en todos los corazones posibles del mundo.
Por eso, ante los ángeles del Reino de Lys, los invitamos, al igual que ellos, a que nos postremos simbólicamente ante Dios para que Su Universo Celestial se aproxime; y para que esta oferta, que hoy realizaremos como una sola familia espiritual, sea recibida con amor y gratitud en la Iglesia Celestial de Nuestro Señor Jesucristo.
Entonces, revelamos en este momento el misterio del Amor de Dios.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
En la noche en que Jesús iba a ser entregado, antes de ese momento, Él se reunió con Sus apóstoles en el Cenáculo para entregar Su Mayor Legado de Amor a través de la Eucaristía, del Cuerpo y la Sangre de Cristo.
Fue así que, en ese momento, Jesús tomó el pan, elevándolo a Dios se lo ofreció con todo Su Corazón y toda Su Alma, y le pidió al Padre que ese pan fuera convertido en Su Divino Cuerpo. Luego, Jesús lo partió y se lo ofreció a los apóstoles, diciéndoles: “Tomen y coman, porque este es Mi Cuerpo, que será entregado por ustedes para el perdón de los pecados”.
Te alabamos, Señor, y te bendecimos.
Te alabamos, Señor, y te bendecimos.
Te alabamos, Señor, y te bendecimos.
Amén.
Antes de terminar con la Cena, Nuestro Señor tomó el Cáliz entre Sus Manos y, realizando el mismo ejercicio, lo elevó y se lo ofreció a Dios para que el vino fuera convertido en la preciosa Sangre de Cristo. Luego, Él se lo pasó a Sus apóstoles y se lo ofreció a cada uno de ellos, diciéndoles: “Tomen y beban, porque este es el Cáliz de Mi Sangre, Sangre de la Nueva y Eterna Alianza, que será derramada por su Redentor para la remisión de todas las faltas. Hagan esto en memoria Mía, hasta que Yo retorne al mundo”.
Te alabamos, Señor, y te bendecimos.
Te alabamos, Señor, y te bendecimos.
Te alabamos, Señor, y te bendecimos.
Amén.
He aquí el Cuerpo y la Sangre de Cristo. Que se alegren los corazones por volver a participar de la Cena de Nuestro Señor. Amén.
En unión al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo, le pedimos a la Santísima Trinidad que consagre estos elementos que le ofrecemos en este altar, para gloria de Su Reino.
Oramos juntos la oración que Cristo nos enseñó: el Padre Nuestro en arameo.
Que la Paz, el Amor, la Luz y la Misericordia de Cristo desciendan al planeta.
Señor, yo no soy digno de que entres en mi casa,
pero una Palabra Tuya bastará para sanarme.
Amén.
Con amor y reverencia, anunciamos la Comunión Espiritual de todas las almas de la Tierra con Cristo.
Santísima Trinidad,
Padre, Hijo y Espíritu Santo,
os adoro profundamente y os ofrezco
el preciosísimo Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad de Jesucristo,
presente en todos los Sagrarios de la Tierra,
en reparación por los ultrajes, sacrilegios e indiferencias
con que Él es ofendido.
Y por los méritos infinitos de Su Santísimo Corazón
y del Inmaculado Corazón de María,
os pido la conversión de los pobres pecadores.
Amén.
Ahora, hermanos, respondiendo a un segundo pedido de la Madre Divina, para finalizar con esta tarea que Ella ha encomendado a cada uno de nosotros, nos vamos a preparar para hacer un breve momento de Adoración al Santísimo para que, en ese momento de silencio, cada uno haga un profundo contacto con Dios, a través del Corazón Eucarístico de Cristo.
Y, una vez más, ofrezcamos este momento, para que el Mensaje de la Madre Divina haga eco profundo en muchos corazones.
Vamos a prepararnos para ese ejercicio.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
En reverencia y gratitud comenzamos con este momento de Adoración al Santísimo.
Reverenciamos al preciosísimo Cuerpo Eucarístico de Cristo.
Oramos, frase a frase:
Quien está en Dios, nada teme.
Quien está en Dios, no retrocede.
Quien está en Dios, vive del Amor de Dios.
Esta es la fuerza de hoy.
En Dios, en Dios, en Dios.
Amén.
Reverenciamos y agradecemos al Cuerpo Eucarístico de Cristo, y guardamos a Cristo en nuestro corazón.
¡Gracias, Señor, por cuánto nos das!
¡Gracias, Madre Divina, por cuánto nos das!
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Queridos hijos:
En este amado día, en el que una vez más desciende la Luz y la Misericordia de Mi Hijo, Yo los invito a renovarse en el Sacramento de la Reconciliación; a fin de que todos los hijos, que no se reconcilian ni piden perdón, tengan la Gracia de despertar al verdadero arrepentimiento y penitencia.
De esa forma, amados hijos, existirán merecidas razones para que la humanidad sea absuelta de todas sus faltas, de todos los errores cometidos.
Que, con la fuerza y el poder de la oración misericordiosa, Mis ejércitos orantes nunca se cansen de pedir Piedad y Misericordia; porque la mayoría, que no pide Piedad ni Misericordia, termina condenándose a la perdición espiritual.
Deseo que todos los orantes de la Tierra se aferren y se unan continuamente al poder de la Misericordia de Mi Hijo. Así, no solo estarán unidos al Corazón redentor de Cristo, sino también mantendrán las puertas abiertas de los Cielos para que los santos ángeles del Señor intervengan en todas las causas que parecen imposibles.
Queridos hijos, sigan construyendo dentro de ustedes la fortaleza de la oración del corazón. Les pido que, a pesar de lo que suceda, no dejen de orar.
Que el corazón espejo de cada hijo Mío refleje sobre el mundo el amor y la paz necesarios para estos tiempos de tribulación.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre, la Virgen María, Rosa de la Paz
Como una vez les dije, soy la Madre de los Océanos, la Señora de todo el Reino Marino
Cuando destruyen o lastiman este Reino, el manto protector del equilibrio del planeta es rasgado por las propias manos del ser humano.
Por eso, como Madre de los Océanos, los llamo a la concientización; porque con los océanos contaminados no hay regeneración ni purificación de las aguas, con los corales destruidos no hay armonización de la vida marina.
Deben aprender a conocer y a percibir la razón por la que Dios creó primero los océanos y luego creó la vida. Todos los seres vivos que habitan sobre la faz de la Tierra, inclusive el ser humano, provienen de estanques de vida. En esta analogía, hijos Míos, los océanos son, para el planeta, los gobernantes del equilibrio y de la purificación global de la Tierra.
Si se contaminan, si se hacen experiencias químicas y nucleares, si los océanos dejaran de purificar por convertirse en océanos muertos, ¿cómo la humanidad sobreviviría? Nunca podría sobrevivir sin océanos limpios y respetados, desde su biología hasta su aspecto espiritual.
Defiendan a los océanos de ustedes mismos y cuídenlos, para que no sean el gran basurero del mundo. Sean responsables y responsabilicen a los que, absorbidos por la ignorancia, transgreden las leyes de la naturaleza.
Ya no vivan la pesca desmedida. El mar sin peces es un mar propenso a un estado ácido, ya que los peces son los que transmutan la contaminación que genera, día a día, el hombre de superficie.
Oremos por los océanos para que ellos sean protegidos, cuidados y respetados.
¡Ya basta de transgresiones!
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre, la Virgen María, Rosa de la Paz
Asociación María
Fundada en diciembre de 2012, a pedido de la Virgen María, Asociación María, Madre de la Divina Concepción es una asociación religiosa, sin vínculos con ninguna religión institucionalizada, de carácter filosófico-espiritual, ecuménico, humanitario, benéfico, cultural, que ampara a todas las actividades indicadas a través de la instrucción transmitida por Cristo Jesús, la Virgen María y San José. Leer más