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El mundo no comprende aún qué es vivir sin el Amor de Dios, Amor que cura, libera y renueva todas las cosas.
Este Amor pleno es rechazado por algunas almas del mundo que solo han colocado sus ojos en la propia realización, en la conquista de pueblos y de regiones enteras de la Tierra.
Eso ha traído como consecuencia la separación del espíritu del ser terrestre, rompiendo la verdadera fusión que promueve el Amor de Dios.
Por ese motivo, Mis ojos no paran de llorar y de implorar al Padre Celestial por Su Divina Misericordia, porque será a través de los que responden a Mi llamado que la Obra de Paz se concretará al menos en una parte del mundo.
Mi deseo espiritual es que todos los días existan almas en oración que sean capaces de ayudar a modificar los acontecimientos que la propia humanidad genera a través de la ambición de tener más y más cada día. De esa forma, Mis queridos hijos, Mi dolor no es por las pruebas que son difíciles de superar, Mi angustia maternal es por el grave destino que los hombres están creando sorpresivamente en muchas naciones.
La Gracia de Dios purificará sus deudas y pronto se liberarán de todo. Solo que ahora, los llamados por Cristo para el fin de los tiempos deberán estar dispuestos y decididos a realizar misiones inesperadas y ritmos de oración cada vez más amplios; de esa manera la bestia no colocará sus garras sobre algunas naciones, las que deben estar resguardadas por la Luz de Mi Materno Corazón.
Así, Mis amados hijos, aspiren a no ser nada, aspiren a estar en Dios y a seguir Sus designios. Muchos religiosos y laicos están rodeados por las influencias de este mundo actual, lo que les quita la atención en Dios.
Una de las razones por la cual he pedido los misterios del Santo Rosario, es para retirar de la ilusión y del hipnotismo a cuantos se envuelven en todas esas cosas. Espero que delante de la gravedad de los tiempos de Armagedón Mis hijos orantes, después de los treinta y tres días de oración, no pierdan el impulso interior de agradar y de aliviar Mi Corazón lastimado.
Por la sincera ayuda de ustedes, aunque sea una pequeñísima respuesta, Mi Inmaculado Corazón triunfará en las almas pecadoras. Aún la copa no fue quebrada por el rayo del Ángel de la Justicia de Dios; ustedes y Yo lo estamos impidiendo.
¡Les agradezco por corresponder a Mis urgentes pedidos!
Los anima a caminar en la fe,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Queridos hijos:
El amor verdadero del corazón es capaz de desatar cualquier nudo de la consciencia.
El amor es capaz de hacerlos aceptar la condición de vida del prójimo y abrir las puertas a la caridad.
El amor es el camino directo a la compasión y al sagrado entendimiento de toda realidad humana, a través de la sabiduría del amor del corazón.
Hijos, el amor humilde cura porque es un amor sin restricciones, libre de apegos y lleno de maternidad y de paternidad.
El Amor de Dios, cuando es invocado, libera y transmuta las condiciones de una vida material y superflua.
Queridos hijos, hoy los invito a conocer el Amor de Dios y eso ocurrirá cuando den el primer paso, por medio de la oración como oferta de reparación. En cada hermano suyo existe una semilla de amor, solo que pocos la hacen crecer hacia el Cielo y otros la entierran para no verla ni hacerla madurar.
Dios les dio a su Madre del Cielo para que conocieran la esencia del amor del Universo. Acepten esta convocatoria, vivan el amor y siéntanse unidos todos los días a través de él, porque el amor quiebra barreras y une los puentes internos entre los corazones.
Quien vive en el Amor de Dios no rechaza el sufrimiento propio ni ajeno porque aprende, a través de él, a dar testimonio al mundo entero. La fuente del amor de ustedes está en Jesús y Jesús está en el corazón de los mansos y de los pacificadores.
Ser pacificador es una escuela, es una preparación para los tiempos que vendrán.
Busquen Mi Amor diciendo la siguiente oración:
Oración para vivir en el Amor de María
Madre,
Tú, que eres Belleza del Amor de Dios manifestado.
Tú, que por amor y silencio
llegaste por nosotros hasta los pies de la Cruz.
Tú, que por amor a todos guiaste a los apóstoles.
Tú, que por amor vives eternamente en la Gloria de Dios.
Madre,
Tú, que te hiciste pequeña y servidora
entre todas las mujeres.
Tú, que por amor aceptaste en humildad
la Voluntad de Dios.
Tú, que por amor eres amor, maternidad y compasión,
convierte mi corazón en la llama viva
de Tu Amor Inmaculado
para que pueda ver a través de Tus Ojos
el amor vivo en mis hermanos.
Madre,
me consagro al eterno Amor de Tu Corazón.
Amén.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los une al Amor de Dios,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Yo soy el Águila del Sol y protejo a todos Mis hijos bajo el manto sagrado de Mis alas de luz. A todos los envuelvo en Mi Espíritu Materno y derramo sobre los seres el Amor de Dios.
Yo soy el Águila del Sol, Mis rayos provienen del Cosmos y Mi Amor interno reúne a todas las estrellas para que vivan la redención.
Yo soy el Águila del Sol y guío con Mi mirada de paz a todos los rebaños de Cristo hasta que alcancen la unión con el Hijo de Dios.
Yo soy el Águila del Sol, porque Mi Espíritu obra en los corazones que buscan la simplicidad de las formas y la humildad de sus corazones.
Yo soy el Águila del Sol, Me reflejo en la mirada de los puros y Mi obra se manifiesta en las vidas que se han redimido.
Yo soy el Águila del Sol, soy la Madre que congrega a las almas y les recuerda su unión con Dios, para que de una vez y para siempre se sientan dignos hijos de Dios.
Yo soy el Águila del Sol, con Mi canto en las montañas elevo a todos los corazones y les hago descubrir su verdadero origen y su filiación con Adonai.
Yo soy el Águila del Sol, alrededor de Mi manto sagrado están todas las estrellas que reúno para que vivan la redención a través del amor y de la verdad.
Yo soy el Águila del Sol, hago renacer al corazón que Me reconoce como su Madre y Guardiana de todas las vidas.
Yo soy el Águila del Sol, soy la Madre de la humanidad. Soy el gran Rayo del Amor.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los eleva al Cielo y al Gran Sol,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Deseo todo el tiempo, de corazón y de alma, que todos Mis hijos algún día conozcan el gran Amor de Dios, porque fue ese Amor y esa Misericordia que trajo al mundo a cada uno de ustedes en el grado perfecto de la necesidad.
Por eso, hijos, mientras enfrentan los primeros pasos de una purificación tardía, Yo los invito nuevamente a que se aferren al gran Amor de Adonai, Amor que reconstruye los universos y los corazones heridos. Sin ese Amor de Dios nada sería posible en estos tiempos.
Es ese amor, hijos Míos, que los ha hecho madurar y crecer y así asumir su redención en este planeta.
Aprendan a vivir y a buscar el perdón, porque es el perdón que los llevará al amor, y el amor les hará encontrar la Misericordia tan necesaria y urgente en este tiempo de caos.
Hijos Míos, su Madre Celeste los ayuda a tomar consciencia de que sin el Amor de Dios no se podrán superar las pruebas ni los ciclos de una purificación intensa y acelerada.
El amor de Dios los lleva a la paz, por eso entrego Mi Corazón de Madre para que lo puedan sentir y vivir como parte de sus vidas.
Para eso, hijos, destierren su amor propio, amor humano que controla y deteriora todo lo que toca.
Yo vengo en este tiempo para convertir el amor terrestre en un amor sublime, cada día más puro y sano.
Para eso, Mis queridos hijos, su verdadero permiso permitirá que nuevas Leyes Divinas reformen sus vidas, para que así comiencen a vivir en el océano del Amor de Dios.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los conduce hacia el universo del Amor de Dios,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Mensaje de María para los no creyentes
Escucha la Voz de Mi Corazón y solo piensa que existo dentro de este vasto universo de vida y de amor.
Solo piensa que existo y que gobierno parte del Cielo bajo el impulso del Espíritu Santo de Dios y que Yo derramo los Dones de este Espíritu sabio en los corazones que se abren para reconocerlo en lo profundo de su interior.
Piensa solamente que Yo soy tu Madre, la Madre del Redentor, que a través de los tiempos me oferté al mundo para poder guiarlo y ampararlo en el sagrado Propósito de Dios.
Solo piensa que Yo soy esa gran Estrella y ese gran Sol que ilumina los abismos y que convierte a las almas caídas a través del Amor de Dios, Nuestro Señor.
Solo piensa en quien Yo puedo ser y no en lo que tú crees.
Mi Consciencia proviene de un principio eterno, de una Fuente purísima de la Creación, que se donó para que todo el universo aprendiera sobre el verdadero Amor. Fue esa Fuente Divina la que me dio la vida y fue a través de esa Fuente Divina que Jesús pudo llegar a encarnar en la humanidad.
Solo piensa en lo que somos Nosotros y no en lo que tú crees. Ábrete para conocer el misterio del Amor, el que todo lo puede y el que todo lo recrea, así como está escrito en el Corazón del Padre.
Las almas nacen para vivir en la fe y es esa fe la que permite establecer la creencia verdadera de que Dios existe y los ama.
Todo tiene un sentido para el universo y el universo participa de esa propuesta. Por eso, el corazón de cada criatura fue creado para que cada una sintiera la honra de sentirse amada por Dios.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los encamina a la esencia de la verdadera fe,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Queridos hijos Míos:
Yo soy la Madre de los perdidos. Soy el Espíritu incesante que busca a las almas que están sin Dios.
Queridos hijos, Yo soy la puerta para su conversión; ríndanse, así estarán en el camino correcto y serán guiados por el espíritu de la sabiduría y de la verdad.
Hijos, el tiempo se acorta y la humanidad entera no cree en ello, los pecados son vendidos y comprados como algo natural y superficial. Recapaciten, hijos Míos, están a tiempo.
Yo soy vuestra Madre que viene a ayudarlos y a llevarlos al cumplimiento del Propósito del amor.
Queridos hijos, no se separen, únanse cada día más. Que su búsqueda esté basada en el Amor de Dios, amor que todo lo resolverá y lo curará.
Hijos Míos, vengo a buscar lo bueno de cada uno, vengo a ayudarlos a tomar consciencia de lo que no hacen bien y de lo que ofende a Dios.
Queridos hijos, vengo a ayudarlos a madurar de corazón, deseo convertirlos en Cristos, en apóstoles del nuevo tiempo. Pero para que eso suceda, hijos Míos, su permiso será la puerta que se abrirá para que more Cristo, su Salvador.
Queridos hijos, sean portadores de Mi Paz y no difusores de la ira que ciega al corazón confiado.
Sean lo mejor que puedan ser; pero hijos, no se olviden de amar.
Yo vengo para enseñarles a caminar en la fe y en la esperanza de siempre poder ver y sentir a Mi Hijo en lo profundo del espíritu.
Justifiquen su consagración ante Dios, Mi Hijo espera que su transformación sea la prueba y la confirmación de este sagrado camino que escogieron vivir.
El tiempo nuevo los llama a una consciencia redimida por el Amor de Cristo. La hora indica el comienzo del apostolado interior.
Hijos, soy vuestra Madre y los amo; espero su respuesta inmediata, así Mis planes se realizarán en este mundo enfermo.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Les concede la paz del corazón,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Queridos hijos:
Que Mi Paz sea su paz, para que pudiendo ver todas las cosas de sus vidas desde la visión del Universo de Dios, en este tiempo difícil, puedan transformar a tiempo todo aquello que se volverá batalla espiritual en la vida de muchos de Mis hijos.
Que, en este día de concientización, sus consciencias puedan ingresar dentro del espíritu del Amor Divino y desde allí restaurar todo lo dañado por sus mentes y sentimientos.
Delante de su purificación, sean buscadores del espíritu de la Sagrada Unidad, porque estos ya son Mis últimos Mensajes para el mundo, son los últimos Mensajes preparatorios que les podrán dar la madurez necesaria para poder obrar en Cristo.
Mi Padre Eterno les dio a conocer el poder de la oración y de la vida divina a través de la Presencia de Cristo en el planeta.
Vivan por siempre la aspiración de no ser nada en esta vida, así estarán llegando más rápido al espíritu de la humildad.
Abandonen su arrogancia y díganle no a la desunión, así podré decir que crecieron en espíritu y que en verdad están en el lugar correcto, haciendo las cosas correctas.
Redención es igual a purificación. No sometan sus aspectos internos a pruebas que no podrían superar. Dios tiene un lugar para cada uno de Sus hijos.
Les doy la libertad de escoger el camino de Mi Hijo, camino de la perfección, o el camino del mundo, camino del dolor y de la superación.
Nuestros Sagrados Corazones los esperan a todos en el Reino de la Paz. Unifíquense y no pierdan de vista el sagrado Propósito de Dios.
Les agradezco por aliviar Mi Corazón ultrajado por los pecados del mundo.
Los sostiene entre los brazos de la Misericordia,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Queridos hijos:
En vísperas del gran momento que vivió Mi Hijo en la Cruz, hoy los invito a preparar sus corazones en el camino de la perseverancia y de la fe, atributos que fueron vividos por Jesús momentos antes de Su entrega en la Cruz, antes de que todo fuese consumado.
Así, hijos Míos, ingresando en la escuela de la fe y de la perseverancia hallarán el camino de la constancia y de la fortaleza para que, ante las pruebas, se confirmen en el Plan del Padre Celestial y Él por Misericordia pueda realizar Sus Obras en el mundo a través de sus espíritus.
En este tiempo de preparación, su Maestro ya se encuentra en Jerusalén, trabajando intensamente por la redención de las almas, las que en estos tiempos no reciben ni siquiera la oportunidad de vivir el amor del corazón.
Que esta Sagrada Semana los lleve a comprender el misterio del Amor de Dios a través del sacrificio de Cristo, porque de esa forma serán depositarios de la esencia de Vida que creó las bases para trascender la Pasión del Señor.
Hijos, en este día caminamos juntos en la Voluntad del Señor, la que nos renueva y nos anima a vivir la entrega de la vida y del corazón. Estén siempre en Mi regazo, Yo tengo preparado un espacio de fortaleza interior que es capaz de llevarlos a vivir los Dones del Creador.
Queridos hijos, del Cielo los acompañaré en esta Semana Sagrada, así percibirán cuán importante es para estos tiempos recordar la Pasión de Cristo como una llave primordial para poder trascender el fin de los tiempos.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice con el Agua de Vida,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Quiero que Mi omnipresencia sea demostrada al mundo y que el poder de Mi Corazón, que es incomprensible para muchos, pueda tocar sus vidas para transformarlas por completo.
Un día, miraré desde el Reino de los Cielos y contemplaré en el mundo los frutos de tantos impulsos enviados por Dios.
Hoy, quiero calmar sus corazones, para que sepan que los pasos se están dando en sus espíritus y que sus almas están correspondiendo a tantos impulsos que recibieron.
Les digo esto, pues veo muchos corazones que se angustian porque creen que no están respondiendo a Mi llamado; pero les digo, Mis queridos, que sus almas son preciosas ante los Ojos de Dios, que no encuentra en el mundo a aquellos que abren el corazón para vivir Sus Palabras, que descienden de Sus Mensajeros.
Mientras Mi Voz resuena al unísono en tantos corazones, también ingresa en sus esencias y las fortalece.
Hoy, veo en sus vidas los frutos de la oración, porque la Pureza Divina ya tiene espacio en sus esencias y muchos pueden confirmar lo que les digo.
Mis queridos, por más que los tiempos los coloquen en muchas pruebas y que tanto la vida en la materia como la vida del espíritu demanden cada vez más atención de sus seres, quiero que estén firmes en este camino y que cuenten con Mi auxilio maternal.
Muchos sufren porque no creen verdaderamente en el poder milagroso de la transformación divina, que convierte el más duro barro en una copa para ser colmada del Amor de Dios y de Su Santo Espíritu.
Mis amados, que el Don de la Esperanza sea una realidad para todos los seres de este mundo, porque es posible vivir en este tiempo un estado especial de Gracia y tornarse un sagrado instrumento de Dios que cumple con Su Plan permanentemente.
Mis amados, no tengan miedo de curar sus corazones y de entregarme sus faltas. No se avergüencen por lo que un día fueron o por aquello que aún desean ser por los impulsos del mundo; sino que, así como son, caminen en dirección a estos brazos que se abren delante de sus corazones y los invitan a un divino abrazo.
Que el poder de Mi Inmaculado Amor transforme sus almas y esencias, y les dé coraje y valentía para seguir adelante.
No teman, no se detengan, solo caminen y abandonen el pasado. Yo recogeré lo que dejen en el camino y lo llevaré a los Pies del Creador como muestra de la transformación de la humanidad, para generar así, méritos para que otros reciban la redención.
Yo los amo con predilección y les agradezco, hoy y siempre, por responder a Mi divino llamado.
María, Madre y Reina de la Paz
Habrá un tiempo en el que reinará la paz en este mundo, tiempo en el cual las Puertas del Cielo permanecerán abiertas y todo aquel que vive sobre la Tierra podrá recibir Su Luz y comulgar de la Presencia Divina.
Habrá un tiempo en el que, en el centro de cada ser, brillará el sol de una nueva raza, simbolizando un nuevo ciclo del universo y no solo de este mundo.
Habrá un tiempo en el que las criaturas reconocerán a Su Creador y lo reverenciarán al encontrar lo Divino en todo lo que fue creado por Su Consciencia Universal.
Habrá un tiempo en el que días de profunda iluminación nacerán en este mundo, días de comunión y de fraternidad, días de paz.
Les digo esto, hijos Míos, para que recuerden Mis Palabras cuando sientan que están distantes de Dios. Que ellas sean la fuente de una nueva esperanza y que resuenen en el interior de todo aquel que tuviera apagada la llama de su corazón. Porque les digo que habrá un tiempo en el que este mundo será Uno con el Reino de Dios. Pero, antes de ese tiempo, otras instancias vendrán para generar méritos para el futuro. Antes de que reine la paz, los corazones serán probados y fortalecidos por la fuerza del Amor de Dios. Que jamás, ante ninguna situación de la vida, sus corazones pierdan la esperanza de ver manifestado el Propósito Divino.
Mis amados, vengo al mundo a darles a conocer la grandeza del Plan del cual forman parte; Plan que es perfecto y que proviene de Aquel que es Único y que reina en los universos.
Quiero que comprendan que Mi Presencia entre ustedes tiene una finalidad mayor. Estoy aquí para tornarlos fuertes, perseverantes e incansables; para que no detengan sus pasos por los vientos que soplarán en este mundo.
Quiero que se pregunten, una y otra vez, el porqué de la Presencia de los Mensajeros Divinos entre sus almas, para que así la Luz del Espíritu de Dios pueda traer a su conocimiento una verdad mayor, que es la razón de la atención que Dios le da a esta parte de Su Creación.
Queridos hijos, sus almas son tesoros más preciosos de lo que pueden imaginar. Este mundo tiene una finalidad mucho mayor que la vida que vive hoy. Y urge el tiempo para que despierten del sueño aquellos que viven sobre la Tierra, porque el Señor aguarda la respuesta de Sus criaturas. Por segunda vez, enviará a Su Hijo, reconfirmando Su Misericordia y dándole al mundo una señal de la grandeza de la vida que en él habita.
Mis amados, es necesario que no sean más niños en la vida del espíritu. Ya recibieron mucho para que puedan ver la vida desde otro punto de vista. Impulsos infinitos llegaron a sus corazones. Es hora de dejarse guiar y, sin miedo, dirigir la barca hacia un nuevo horizonte.
Cuando hubiera obscuridad en sus corazones, recuerden Mis Palabras de que habrá en el mundo un tiempo de eterna Paz.
Yo los amo y los bendigo.
María, Madre de Reina de Paz
Gracias, hijo Mío, por ayunar; así las debilidades y las tentaciones se desvanecen de lo profundo de la consciencia.
Anímate a entregarme aquello que en verdad Me puedes dar; porque solo a través de ti Yo podré realizar Mis Obras de Paz en el mundo.
Yo Soy el Sol de la noche estelar. Soy el Lucero que trae regocijo y serenidad para quien lo busca. Soy el Camino que se abre para encontrar en este tiempo la paz del corazón.
Únete a Mis preceptos y conocerás Mis voluntades, las que Yo deseo concretar en tu vida.
Hoy, te traigo hasta el Portal de la Paz para que puedas entrar en Mi Reino y encontrar la Paz que no está en ti. Por eso, súmate al universo de los prodigios y deja que Yo, a través de Mi Amor, te pueda bendecir.
Con esta agua que hoy los bendigo a todos, decreto sobre este elemento el Amor Purificador y Eterno de Dios, para que las partículas del enemigo se disipen y los corazones encuentren la cura.
Derramo, sobre el agua, los códigos de la Redención y de la Gloria de Mi Hijo Jesús, para que los que han estado tristes y solitarios reencuentren la unidad con el Padre Celestial.
Hoy, vengo para que, a través de esta agua, sus deudas sean lavadas e ingrese dentro de ustedes el Amor de Cristo Redentor.
Con esta misma agua, lavaré vuestras ofensas, imperfecciones y temores; a través de ella, Yo dejaré el signo del Bautismo y de la Renovación, por medio de la Esencia Poderosa del Espíritu Santo.
Como con el agua que fue bautizado Jesús, hoy Yo los bautizo para la redención de todos, para que puedan sentir Mis caricias de Maternidad y de Paz.
Que la cura del espíritu sea la meta para todos, así las puertas del Paraíso estarán abiertas para los que solo Me dijeron sí desde el principio.
Dejo, sobre esta agua, el Amor Universal del Cosmos, el signo visible de la purificación y de la santidad para los nuevos redimidos.
Reciban esta agua como el símbolo del perdón y de la reconciliación con Dios Padre, para que este Sacramento del Bautismo Espiritual les permita comulgar con los Dones de Dios y de Su Hijo Adorable.
Como su Madre, derramo sobre esta agua, el espíritu de la liberación y de la transfiguración, para que los buenos espíritus se eleven y encuentren la paz del corazón.
Yo los redimo. Yo los purifico. Yo los absuelvo.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
¡Gracias por responder a Mi llamado!
Vuestra Madre, la Virgen María, Reina de la Paz
Fray Elías del Sagrado Corazón:
Cuando María transmitía este Mensaje, iba consagrando esta agua.
Entonces, vamos a recibir esta bendición con mucho amor y mucha gratitud; así, como Ella dijo, vamos a sentirnos lavados por esta agua de vida.
Después de que Madre Zorobabel haga esta bendición, habrá dos hermanos en la puerta de salida que estarán partiendo con sus manos este pan, para que los que sientan puedan comulgar y llevar el Cuerpo de Cristo en sus corazones.
Mientras la Madre hace la bendición, vamos a cantar.
Amados hijos:
Desde el Corazón de Dios, brota un rayo de luz que llega a través de Mi Inmaculado Corazón a todos los hijos de esta Tierra.
Desde la Mente de Dios, surge un canal de luz donde la Unidad Perfecta ingresa a través de Mi Pureza Inmaculada en las mentes de todas las criaturas.
A través de Mis rayos de Amor, los que el Padre vierte sobre Mi Consciencia Universal, desciende sobre todos los hijos del Altísimo, ese amor alcanzado en la Cruz por el Primogénito, amor que nosotros vivimos en el universo celestial.
Por eso Mis amados, es que hoy desciendo sobre esta ciudad, para traer hacia las almas de todos los peregrinos esa esencia primordial del Amor Divino, el que fortalecerá sus espíritus para los tiempos que vendrán.
Escrito estaba, que la mujer vestida de sol llegaría hasta ustedes trayendo la Buena Nueva del retorno del Redentor a vuestras vidas, primero a vuestro corazón y luego en Gloria, alma, cuerpo y Divinidad.
Y por eso estoy aquí, Mis amados hijos, para cumplir con las promesas que el Cielo, a través de Sus mensajeros, ha hecho a la humanidad.
Y cuando ella no tenga como sufrir más, cuando el desaliento haya agotado a las almas, el amor de Mi Hijo los cubrirá de esperanza y de paz. Cuando Él retorne, lavará todas las faltas de este mundo y todo será como un campo de trigo que está a punto de ser cosechado, lleno de la luz del sol, maduro, pronto para recibir las bendiciones de Dios.
Yo vengo a arar la tierra, a plantar las semillas con Mis manos de Madre Co-redentora, vengo a dar agua pura a la tierra para que abrace a la semilla que hemos depositado en vuestros corazones y esta se convierta en una espiga dorada y erguida hacia lo Alto, buscando siempre la luz del sol.
Y cuando llegue el día de la Gran Cosecha, cuando las espigas sean llevadas a los pies del Creador, Mi Hijo cargará con Sus fuertes brazos esas espigas de luz que son todos vuestros seres y los ofrecerá al Padre como presente de amor.
Por eso estoy aquí, queridos Míos, para que vuestras almas puedan estar entre esas espigas que Mi Hijo cargará con tanta alegría hasta los pies de Dios.
Permítanme, Mis queridos, que con Mis manos puras acaricie sus corazones y espíritus y así, sus seres se conviertan en erguidas espigas doradas, las que esperan el bendito día en que el Agricultor Divino vendrá a recogerlas y llevarlas hacia vuestro verdadero destino, el Corazón de Dios.
Hoy, en esta ciudad, dejaré la tierra arada y bendecida, para que muchas semillas reposen en ella y la lluvia de la oración las haga germinar esperando que crezcan, se eleven y esperen al Redentor.
Queridos hijos de Sorocaba:
Mi amor por todos ustedes es infinito. Permítanme que se los pueda entregar para que los ayude a estar siempre mirando hacia lo Alto.
Los amo y los bendigo.
Gracias por confiar en Mis cuidados, los que les ofrezco con todo Mi Amor Maternal.
María, vuestra Madre y Agricultora de las almas
Mis queridos:
Hoy quiero confirmarles a sus corazones que Mi Manto debe ser un único Manto de Luz, que abarque a toda la humanidad. Quiero que cada punta de este Manto sea sustentada por las manos de Mis hijos, aquellos que se entregaron a Mi Corazón, independientemente de la religión, creencia o raza.
Mi Corazón contempla los corazones, las almas y los espíritus; y ahí, adonde Mi mirada puede llegar, no hay diferencia entre Mis hijos.
Mis queridos, Mi Verbo llega en este tiempo a muchos lugares del mundo y, en todos, Mi Mensaje es único, un Mensaje de Paz, de unión entre los pueblos y las naciones, entre las razas y las religiones.
La separación del hombre fue creada por él mismo para que, cada uno a su manera pudiera encontrar a Dios. Y ahora Mi Corazón llega para unir bajo Mi Manto de Luz a todos Mis hijos.
Como Madre de toda la humanidad, vengo a pedirles que oren los unos por los otros, para que todos Mis hijos puedan conocer Mi Corazón y así llegar al Reino de los Cielos.
Que no haya competición ni envidia, que tampoco haya diferencia entre Mis pequeños; porque hoy les digo que todas las criaturas que sus ojos pueden ver y que sus corazones pueden sentir, deben ingresar igualmente al Reino de los Cielos.
Todos Mis hijos deben caminar juntos para alcanzar la Gracia de estar a Mi lado. Al Corazón de Dios no le importa quién llegará primero a Su Reino ni tampoco le importa la cantidad de méritos que generaron para llegar al Paraíso.
Mi Corazón desciende a la Tierra trayendo la barca de la salvación para las almas y para todos los Reinos, y esa barca solo retornará al Reino de Dios cuando el último de Mis hijos esté sobre ella.
Hoy Mi Corazón los invita a despertar al amor y a la fraternidad. Los invita a ver a los corazones del mundo a través de Mis ojos, y cuando vean a cualquier criatura delante de ustedes, aspiren con el corazón a que ella Me encuentre, a que ella camine en dirección al Corazón de Dios, a través del Corazón de Cristo.
Si cada vez que ven a un hermano le envían, silenciosamente, un impulso de amor y de esperanza para que un día encuentre el Reino de los Cielos, el impulso llegará a ese corazón y le abrirá la puerta para que el Amor de Dios ingrese en esa alma. De esta forma, estarán siendo intercesores de las almas ante Dios, obrando por todos Sus hijos.
Si jamás se olvidan de que todas las criaturas, absolutamente todas, deben llegar al Reino de los Cielos, poco a poco se borrará de sus corazones la competitividad y se diseñará, con un lápiz de luz, la fraternidad celestial.
En esta lección simple de paz, coloquen sus corazones y permitan que el amor acompañe al pensamiento y que el corazón sea el guía de sus vidas.
Oren siempre, los unos por los otros.
Yo les agradezco por orar Conmigo y por recibirme hoy.
María, Madre y Reina de la Paz
Relato del mensaje:
Antes de llegar María, surgieron delante de nosotros imágenes de la Pasión de Cristo, de María acompañando a Jesús y, finalmente, surgió una imagen del momento en el que bajaron a Jesús de la Cruz y lo colocaron en los brazos de María. María se levantó con Jesús en los brazos y vino en dirección a nosotros; así se presentó en la sala donde orábamos. Estuvo un tiempo en silencio, después desapareció y apareció nuevamente como la Madre de la Divina Concepción de la Trinidad, y transmitió Su Mensaje.
Como Madre de la Divina Piedad, hoy les traigo a sus pequeños corazones esta señal, para que puedan vivir el Don de la Piedad en sus corazones.
Hijos Míos, la Piedad volvió al mundo en el momento en el que Mi Hijo Jesús fue bajado de la Cruz y Mis brazos sintieron el peso de Su Cuerpo, que era, todo él, una Sacratísima Llaga. Sentí en Mi pecho no el dolor, sino el Amor que fue derramado en la Sangre de Mi Hijo, el Hijo que Me fue entregado por Dios y que en aquel momento retornaba al Reino de Su Padre.
La Piedad nació como la puerta hacia la Misericordia. La comprensión de Mi Corazón y la Piedad que sentí por todas las almas del mundo permitieron que la Sagrada Misericordia siguiera siendo derramada sobre el mundo.
Con Jesús entre Mis brazos, tan cansados por todo el sufrimiento que cargué junto con Cristo, comprendí al fin y de forma definitiva, el Amor de Dios por Sus criaturas y sentí, en el Cuerpo flagelado y muerto de Jesús, la grandeza de ese Amor.
La Piedad, hijos amados, nace de la Misericordia y permite que ella se expanda por el mundo. Para que esta Tierra viva un tiempo más de Misericordia, es necesario que los corazones sepan vivir la Piedad.
Hoy les digo, con el más puro Amor de Mi Corazón, que la Piedad brota de la comprensión del Plan de infinito Amor que Nuestro Señor Dios tiene para toda esta humanidad.
Hijos queridos, solo ámense unos a otros, comprendan las pruebas de la vida sin ningún juzgamiento, sean piadosos para acompañar la transición dolorosa de cada uno de sus hermanos.
En este tiempo de purificación, solo el amor los sustentará en este camino que los conduce al Reino de Dios, y la búsqueda de ese amor les mostrará las debilidades de sus hermanos para que sean vistas con ojos de Piedad.
Aspiro a que Mis pequeños soldados sean, en las pequeñas cosas de la vida, fieles a este Dios tan bueno que los guía siempre. Esa fidelidad, hijos Míos, está en ser lo que Dios espera que sean: amorosos, misericordiosos, piadosos, comprensivos, acogedores, serviciales.
Un soldado de Mi ejército batalla a través del amor; su arma es la oración y su campo de batalla es la convivencia diaria con sus hermanos, porque el mundo ya no sabe amar.
Mi mirada recorre la Tierra desde los Cielos; y veo que la Piedad muere, día a día, en los corazones de Mis hijos. Por eso, a los que Me escuchan, Yo les pido que, por amor a Mi Corazón, rescaten a la Piedad en el mundo, viviéndola entre ustedes. Hagan renacer el amor, viviéndolo. Permitan que el tiempo de la Misericordia sea eterno, aun durante el tiempo de la Justicia, y eso se alcanza siendo misericordiosos.
Sigan siendo el dulce aliento de Mi Corazón, para que Yo encuentre refugio en los pequeños corazones de Mis hijos que, junto a Mí, son incansables.
No desistan, hijos Míos, de vivir el amor. No busquen ser perfectos para después vivirlo; vívanlo antes en la imperfección, pues Yo desciendo de los Cielos para decirles que eso es posible y que será con los que hoy escuchan Mi Voz, en todas las partes del mundo, que Dios cumplirá Su Plan y manifestará Su eterna Gloria en la Tierra.
Yo los amo con todo Mi Corazón de Madre y les agradezco por persistir, respondiendo a Mi llamado.
María, Madre de la Divina Concepción de la Trinidad
Hijos Míos:
Cuando Mi Corazón se aproxima a la Tierra, trae en Su interior al Espíritu de Dios, el Espíritu Santo, porque hoy Yo les digo que la Sierva de Dios es Una con Su Espíritu.
El Santo Espíritu vive y reina en Mi Corazón, y Yo estoy en Él eternamente. De esa forma, cada vez que invoquen a Mi Inmaculado y Santísimo Corazón, sepan que estarán invocando al Espíritu de Dios, santificado por Su eterna Gloria en los Cielos y en la Tierra.
El Espíritu Santo se hizo Uno Conmigo cuando el Hijo de Dios habitó en Mi vientre. Yo fui concebida por el Espíritu de Dios y Él se hizo carne en Mi Hijo a través de Mi Vientre.
Mi Espíritu nació de la Consciencia purísima de Dios con la misión de ser eternamente Santo e Inmaculado. Mi Espíritu fue generado por el Corazón de Dios, porque de Su Corazón nacería el Corazón del Hijo del Hombre, el Hijo Primogénito de Dios.
Es hora de que todos glorifiquen este misterio, porque tantas veces les dije que el Espíritu Santo llegaría a sus vidas, y cuando lo dije, Mi Espíritu ya estaba delante de sus corazones.
El Espíritu Santo es omnipresente y desea hacer Su morada en todos los corazones del mundo. Este Santo Espíritu fue creado para manifestar el Amor de Dios en todas las cosas, y, sobre todo, en todas Sus criaturas santificaría la materia y haría renacer a Dios en el hombre y al hombre en Dios.
Como se manifestó en Mí, el Espíritu Santo deberá manifestarse en todos los hijos de Dios. Aquellos que sean fieles a Dios, como Yo lo fui, abrirán las puertas del corazón y de la consciencia para que el Espíritu Santo pueda anclar.
Ya no será gestado en el vientre de los hombres, pero sí en sus corazones. No nacerá en el hombre nuevo, sino que hará renacer al viejo hombre.
Abran sus corazones a ese sacratísimo misterio, renuévense en lo desconocido, pues este Árbol bendito crecerá en los que hoy se abran a estas semillas que les son entregadas.
Yo soy el Espíritu el Espíritu Santo y Él es en Mí.
Como fuego de transformación para las almas, el Espíritu de Dios sobrevuela el mundo, como Ave Inmaculada y Luminosa, coronada de estrellas y vestida de sol, para perpetuar Su Morada en los corazones que le sepan decir sí.
Yo los bendigo y los guardo en el Corazón de Dios.
Les agradezco por abrirme las puertas del corazón.
María, Madre de la Divina Concepción de la Trinidad
Yo soy la Señora del Cielo, soy la que viene en gloria y paz para irradiarte el Amor de Dios.
Yo soy la Madre del Universo, soy la que te recogeré en Mis brazos de los abismos y te llevaré en honra al Reino de Dios.
Yo soy la Rosa Mística, soy la que emana aromas sutiles para proteger en silencio tu camino de consagración a Dios. Así, día a día, intento llevarte a la oración, porque en la oración Mi Corazón cierra tus heridas y protege en la Luz a tu pequeño corazón.
Yo soy la Madre de las Gracias, soy la Mujer Vestida de Sol que derrama la bondad y la compasión de Dios al mundo y a las criaturas.
Yo soy la Guardiana de la Fe de los que la han perdido.
Yo soy la Madre de la Divina Concepción que aproxima cada hijo al universo del Espíritu Santo.
Yo soy la Guerrera del Amor, Soy la Patrona que yergue el estandarte de la Paz.
Yo soy la Señora que en el Amor y en la Piedad desata los nudos de los que sufren constantemente.
Por eso, clamo a todos por oración, porque como humanidad deben reparar el Corazón de Dios de las graves ofensas que Él recibe.
Yo soy la Señora de la Paz, soy la Reina de la Paz, que anuncia la venida del nuevo Reino de Cristo sobre la faz de la Tierra. Así, Yo reúno a Mis soldados, llamándolos a consagrarse a la vida de oración, a la vivencia del ayuno para purificar el corazón, al perdón y a la reconciliación.
Yo soy la Madre Celestial, soy la Estrella Solar que brilla eternamente en el firmamento y que anuncia el tiempo de la Misericordia.
Por Mi Hijo Me doné a todos y por la venida esperada de Cristo, Yo revelaré la Faz de la Señora del Sol.
Que Mis estrellas puedan transfigurar en luz sus vidas, que Mis pasos hacia Dios sean sus pasos, que Mi Corazón maternal reverbere en amor dentro de ustedes, que Mis rayos misericordiosos iluminen el sendero oscuro de los que aún no llegaron al Reino de Dios.
Con Mi Hijo, vuelvo al mundo para despertarlo y llamarlo a la conversión.
La oración será su futuro alimento que nutrirá el espíritu y toda la vida manifestada, porque por la oración caminarán sin demora hasta los Brazos de Dios; y cuando todos Mis hijos lleguen al Cielo, Yo lavaré el pasado de sus rostros en la Fuente de Vida de Mi Hijo y, renovados en espíritu, glorificarán a Dios y lo servirán eternamente por amor y honra al Creador.
Por eso, busquen una vida de santidad mientras estén en este mundo. Sean caritativos los unos con los otros, construyan en la oración el nuevo principio de hermandad. Sean apóstoles de la Paz y vivan el Mensaje redentor de Cristo todos los días.
Vengo hacia ustedes para llevarlos a Jesús, porque como Madre aguardo y ruego a Dios por la salvación de la humanidad del constante pecado en el que vive.
Queridos hijos Míos de Belo Horizonte, agradezco por la respuesta de sus esencias a Mi Corazón Inmaculado. Agradezco especialmente a los hijos que, en amor al Bien Mayor, obraron para que Yo, la Reina de la Paz, pudiera traer a todos el Mensaje y el Llamado. Agradezco por su amoroso ejemplo de caridad.
Hijos Míos, que en este día sábado de Gloria, sus profundas esencias se preparen para recibir la visita espiritual de la Señora más brillante que la Luz, la visita de la Madre María, Reina de la Paz y Madre del Mundo.
Queridos hijos de Belo Horizonte, que hoy ustedes puedan ser partícipes de la absolución total que Mi Corazón piadoso irradiará a todos bajo la intercesión del Sagrado Corazón de Jesús.
¡Les agradezco por abrir la puerta de su corazón!
María, Madre y Reina de la Paz
Querido hijos:
Con alegría y compasión llevo en Mis brazos a niños y jóvenes, porque como Madre y Guardiana de la Fe, los llevo todos los días al Templo de Mi oración, al Templo eterno de Mi Padre y desde allí los llevo al encuentro eterno con Mi Hijo Jesús.
Amados hijos, hoy los reúno en nombre del Amor de Dios para que, impregnados por Su Espíritu, alcancen la paz, la paz del corazón.
En la Sagrada Familia se encuentra el verdadero Templo de oración, en donde el Espíritu Santo participa a través de Sus Dones en el corazón de las familias. Orando todos los días a Mi Corazón materno, como Madre podré estar presente para guiarlos hacia la paz.
Queridos hijos, que este encuentro con la Reina de la Paz, abra sus corazones al llamado de la conversión.
¡Les agradezco por unir sus corazones a Mi llamado del Cielo!
Gracias por responder a Mi llamado.
María, Reina de la Paz
Asociación María
Fundada en diciembre de 2012, a pedido de la Virgen María, Asociación María, Madre de la Divina Concepción es una asociación religiosa, sin vínculos con ninguna religión institucionalizada, de carácter filosófico-espiritual, ecuménico, humanitario, benéfico, cultural, que ampara a todas las actividades indicadas a través de la instrucción transmitida por Cristo Jesús, la Virgen María y San José. Leer más