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Escuchen Mi Voz, rebaños perdidos del mundo. La Estrella se está aproximando al horizonte. El gran Sol del universo se acerca a la humanidad para rescatar a las almas, liberarlas de la perdición y encontrar en cada una de ellas la nueva morada de Dios.
Adonai es vuestro Padre de las Alturas. Él es desconocido por la humanidad, de Su Esencia proviene el Amor, la Unidad y la Verdad, de los que las almas se pueden alimentar espiritualmente.
Yo vengo a sacarlos de la vida superficial para que reencuentren a Adonai. Él espera encontrarlos despiertos, valientes y disponibles cuando Su Hijo amado retorne al mundo.
A través de la Luz de Adonai, vengo a ungirlos con Mis Manos para que sean bendecidos por el Espíritu de Dios, se arrepientan y se curen, se liberen de todos los males y reencuentren el camino a la redención.
Adonai espera encontrarlos despiertos, pues Él desea hacer descender Sus Obras a través de vuestros corazones. Por eso, nuevamente envía a Su Hijo en espíritu de omnipresencia y de verdad, para que las almas reconozcan la Luz sublime, realimenten sus espíritus con la Bondad de Dios, con el principio de Su Amor inmaculado, aquel que siempre los nutrirá y nunca los dejará solos.
Adonai los espera. ¡Despierten, Mis rebaños! Tomen las tareas que hoy les entrego. Hay mucho que hacer por esta humanidad. No solo necesito de vuestro verbo, sino también de vuestras manos para expresar el amor de la caridad. Así estarán cumpliendo, compañeros, con el principio de la fraternidad.
Trabajen, compañeros, a pesar del cansancio trabajen. Mi Espíritu siempre los confortará. Yo puedo restaurar todas las cosas, cuando tan solo ustedes Me lo permitan.
Los invito, amados Míos, en nombre de Adonai, a que liberen vuestros controles internos para que se forje el espíritu nuevo y nazca renovado por la Presencia de Adonai.
Su Luz suprema proviene de la Luz profunda. Ese es el principio del Amor, que nutre a todos los universos. Busquen la Fuente de Adonai, así podrán liberarse de vuestras amarras.
Ya no pierdan tiempo, compañeros, con las cosas superficiales. Así como Yo se los dije durante la Sagrada Semana, renuévense a través de Mi Espíritu, en esta hora que marca el momento culminante de la humanidad, la llegada del fin y el principio de la Nueva Humanidad.
Por eso, preparen vuestros corazones. Aíslen vuestras vidas de toda superficialidad. Yo necesito encontrarlos en el amor y en la verdad, con las manos en la oración y en las obras de Dios.
Y así, como hicieron los misioneros de la paz, liberando sus corazones a través del servicio y de la entrega, Mi infinita Misericordia pudo descender en el corazón de África. Pero ahora, Yo vengo a esta parte del mundo para volver a despertar a los rebaños dormidos.
Yo les traigo la firmeza de la Nueva Humanidad; el Espíritu desconocido para esta Tierra; el gran Espíritu que proviene de Adonai, que renueva todas las cosas y todas las formas, que trae esperanza, alegría y Misericordia para las almas pecadoras.
Yo los invito al arrepentimiento, así vuestras familias también se arrepentirán. Y este espíritu de arrepentimiento, que es un principio de redención y de rehabilitación, se expandirá por toda la humanidad para que verdaderamente reconozca que debe pedir perdón a Dios por encima de todas las cosas. Así ingresarán en la filosofía de Mi Corazón y nuevos dones despertarán en vuestras esencias.
Vuestros caminos se liberarán de las amarras y en vuestros senderos ya no existirán piedras, sino un camino de redención y de paz que Yo vengo a reconstruir en la morada de vuestros corazones.
Yo les doy la Fuerza de Adonai. Yo les doy el Amor de Adonai. Les entrego Su profunda Unidad para que se puedan renovar y estar preparados a tiempo para lo que llegará a la humanidad.
Así como Yo estuve en África, anunciando Mi Retorno, Yo vengo a vuestro encuentro, compañeros, buscando a los apóstoles del Amor, a los que se definan por transformarse, alcanzar la purificación para vivir en la trascendencia y encontrar en la propia vida el camino de la Luz que los llevará a Adonai y les permitirá reencontrar la misión que han perdido en toda esta vida material.
Mi Espíritu es invisible, pero recuerden que Yo ya estuve entre ustedes, ascendí a los Cielos, retorné a la Morada de Dios. Estoy viviendo en el Universo de Dios, pero retornaré desde ese Reino para traer la redención y la liberación a la humanidad y, junto a los Arcángeles de Adonai, desterraremos el mal de esta humanidad que somete la evolución de los espíritus y lleva a todas las almas hacia los abismos de la Tierra.
Pero en esta hora de Misericordia, en la que se expresa Mi verdadero Gobierno y la soberanía de Adonai, les derramo las Leyes de Dios, recordándoles los Mandamientos, que están muy olvidados. Nadie coloca interés en ninguno de ellos y así las almas se pierden, simplemente por estar envueltos en la vida material.
Si desde el principio de la Creación hubieran vivido las Leyes del Creador, el mundo ya sería inmaterial y vuestras consciencias estarían en otros mundos viviendo la gran fraternidad universal, el principio de la redención para este universo local.
Enciendan las estrellas de vuestros corazones. Vuestros Cristos internos los están llamando. Despierten de esta ilusión y miren hacia los cielos. Vean en vuestros internos los códigos que son derramados por Mis Manos misericordiosas.
Cuando Yo los vea transformados, sin temer nada, sin guardar ningún miedo, Yo podré decir, compañeros, que habrá valido la pena que Yo esté aquí, entre ustedes, dándoles y entregándoles Mi tiempo ante la gran necesidad de esta humanidad que se sumerge en la modernidad, se aparta de Dios y divide la unión con la Divinidad por buscar otras uniones que no provienen de Adonai.
Estudien Mis Palabras, lean Mis Mensajes, en ellos se guardan las llaves de la preparación. Salgan de la normalidad, busquen todo el tiempo la vida en el espíritu. Que vuestra propia oración los eleve, para que reencuentren el camino hacia el infinito y así se puedan distanciar de este mundo de ilusión que camina hacia la perdición de todas las almas.
Pero Yo vengo a encender, en esta hora, aquello que se guarda dentro de ustedes, el Templo de Dios manifestado que espera reencenderse para reencontrar el camino de la comunión perfecta con Dios que ha perdido.
Mi divina Justicia es desconocida. Por eso, en esta hora, sírvanse de Mi Misericordia.
El tiempo está anunciando un gran cambio. Por eso, estén despiertos y vigilen Conmigo en la oración perpetua del corazón.
Yo recibo, en el Reino de Mi Padre, las ofrendas de esta sagrada Comunión para que los corazones se purifiquen, las almas se liberen de todas las manchas, y en esta hora definitiva puedan encontrar el manantial de Mi Gracia, Gracia que los salvará, Gracia que los redimirá, Gracia que les dará Mi Misericordia.
Hoy estoy aquí con ustedes, pero también con todos Mis hijos de Brasil, especialmente con aquellos que viven en el norte de este país.
En verdad, les digo que aquel que está Conmigo no siente ninguna separación, porque la fusión con Mi Espíritu es invencible y la unión perfecta que Yo les traigo reside en el Amor de Mi Corazón.
A través de vuestras oraciones, así como Yo pedí en Ruanda, traigan la verdadera Justicia de Dios y no se confundan con las cosas de este mundo.
La verdadera Justicia de Dios se encuentra en la templanza de Mi Corazón. Si buscan Mi Corazón misericordioso nada perderán, serán más justos y libres, prodigiosos y bondadosos, porque así Yo habré conseguido la transformación de vuestras vidas.
Consagremos en nombre de Adonai.
Fray Elías del Sagrado Corazón:
Repitamos:
Alabado sea Dios,
glorioso Su Reino.
¡Aleluya! ¡Aleluya!
Lleven en vuestros corazones Mi Presencia, porque a través de Mi Corazón se expresa la existencia de Adonai.
Oración: Padre Nuestro (en arameo).
Canción: Adonai, Espíritu Santo.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Fray Elías del Sagrado Corazón:
Hermanos, queremos despedirnos de todos haciendo un pequeño relato sobre la Aparición de Cristo.
Él trajo hoy en Su Presencia a Adonai. ¿Y cómo podríamos entender esa experiencia?
Él estaba rodeado por la Luz de Dios y parecía que Dios hablaba a través de Su Palabra. Él se manifestó con gran Majestad, como un Rey soberano que rige este y otros universos.
Él manifestó, a través de Su Palabra y de Su Presencia, la Ley de Dios. Y sintéticamente, Él nos invitaba, en este día, a que pudiéramos recordar las Leyes de Dios y que buscáramos esa unión con las Leyes a través de nuestra oración.
Cristo sabe que para nosotros las Leyes son desconocidas, pero necesita que nos unamos a Dios para poder vivir en Su Ley.
Él nos estaba invitando en este día a corregir a la humanidad, a que volvamos a educarnos espiritualmente, recordando básicamente los Mandamientos de Moisés.
Y Él también hoy nos decía, que son Leyes básicas y primarias para esta humanidad. Y esas Leyes no están siendo cumplidas, decía Cristo, y otras Leyes tampoco lo están siendo.
Por eso, Cristo nos invitaba en este día al arrepentimiento. Hay algo dentro de nosotros, decía el Maestro, que debe vivir un proceso de perdón. Y ese perdón se dará a través de nuestra aceptación de vivir la redención.
Él nos está alertando ante los acontecimientos del fin de los tiempos, pero no viene a traernos miedo, sino a traernos Su Misericordia.
Es importante, dice Él, que también recordemos lo que dijo en Ruanda, hace muchos años atrás y que muchos tampoco escucharon.
Él, nuevamente en este día, nos invita a recordar Su Mensaje a través de todas las Instrucciones que ha pasado a lo largo de los últimos tres años. Y a pesar, dice el Maestro, de que siempre parece decirnos lo mismo, siempre nos intenta recordar aquello a lo que debemos estar atentos, porque a partir de allí podremos vivir otras cosas nuevas. En esencia, Él dice que allí se encuentra nuestra vida renovada, cuando seguimos las Leyes a través de la oración, por medio de los actos de servicio y de caridad, de prestar atención al prójimo. Y, en consecuencia, el Maestro dice que nuestra vida se irá redimiendo poco a poco.
Pero Él sabe que la mayoría de la humanidad no quiere prestar atención a estas cosas. Él ve que la humanidad está caminando hacia otros lugares. Su Corazón está afligido porque Él puede hacer hasta un cierto punto, Él puede ayudar hasta un cierto punto.
Por eso, necesita de nuestra oración, de nuestra adhesión interior, que cumplamos básicamente lo que Él nos pide de una forma simple y humilde. Él dice que así estaremos ayudándolo a cumplir el Plan que Dios tiene previsto para este tiempo.
A través de este Mensaje que Cristo hoy nos dejó y de este relato que Él pidió que hiciéramos, queremos dejar esta reflexión para todos. Y como Él nos pidió, invitamos a volver a escuchar Su Mensaje, a leer y a reflexionar sobre Sus palabras, porque simplemente en esas cosas encontraremos la Luz que estamos buscando en nuestro camino.
Dejamos para todos un saludo de paz e invitamos a que piensen en Jesús esta noche.
¡Gracias, Señor, por cuánto nos das!
Queridos hijos:
Como la Madre de la Justicia, a través de Mis pedidos, Yo les hago conocer la Ley de Dios y los efectos positivos que tiene en esta humanidad.
Para encontrar el camino de la Ley y vivir en ella, Yo les enseñé, hijos Míos, el verbo de la oración, porque la oración del corazón es una Ley poco conocida. Aquel que se une a ella, descubre y sabe cómo estar dentro de la Ley del Creador.
Hoy, la humanidad está lejos de la Ley del Equilibrio, de la Armonía y, principalmente y, principalmente de la Ley del Amor Divino, todo esto es consecuencia de que el hombre crea sus propias leyes y las lleva adelante ignorando por completo que la verdadera Ley es la del Amor y la de la Unidad Interior.
Las leyes de la Tierra dominan consciencias y regiones distantes y esto recae siempre sobre los más desprotegidos. Por eso, como su Madre de la Justicia, les enseño en este tiempo cómo deben buscar y encontrar la Ley Interior a través de los actos de amor y de caridad.
De esa manera, hijos amados, estarán camino del encuentro de las Leyes de Dios. Recuerden, queridos hijos, que las primeras Leyes que Dios les entregó a través de Moisés fueron los Mandamientos, que en estos tiempos están completamente olvidados y no son cumplidos.
Las Leyes Divinas perduran y actúan a través de los tiempos, de los universos y de la humanidad. Cuando las Leyes no son cumplidas y son alteradas por la humanidad, se padece el resultado y la consecuencia de ello.
A través de los Mandamientos que Dios transmitió por medio de Moisés, toda la raza debía ser educada y preparada para encontrar el camino de la rehabilitación y de la paz. Ahora, que todos pueden ver cómo la humanidad transgrede la Ley, Yo los invito, hijos, de forma especial e inmediata, a vivir en las Leyes de Dios antes de que sea demasiado tarde.
La primera Ley que deberán practicar e implantar en sus vidas, es la Ley del Perdón y de la Reconciliación; solo con esos dos principios tendrán trabajo y esfuerzo para conseguirlo. Y recuerden, Mis amados, que su Madre de la Ley siempre está presente para ayudarlos a crecer desde el corazón.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los lleva al conocimiento de las Leyes de Dios,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Amados Míos:
Ya está finalizando la victoriosa y transmutadora misión de paz en el África. ¡Cuántas almas fueron merecedoras de la Misericordia de Mi Hijo! ¡Cuántos dolores y padecimientos internos fueron aliviados por el poder de la caridad! ¡Cuánto amor fue entregado y derramado a través de las manos servidoras de Mis misioneros de la paz! ¡Cuánto pudo hacer en este tiempo, y a través de esta sagrada misión, vuestra Madre Celeste!
Hijos, ni podrían imaginar cuántas almas pudieron reencontrar el camino de la rehabilitación y de la cura espiritual. Cuántos se vieron beneficiados por tantos días de oración en el cenáculo que fue gestado en las tres naciones africanas y principalmente en el corazón de todos los misioneros.
Hijos, cuánto tengo que agradecerles a todos por ayudar a cumplir Mis designios en este tiempo y así, Mis queridos, cuánto Yo pude mostrarles a través de cada nación, la necesidad que nunca termina de ser saciada y suplida por esta humanidad. Cuánto pudo hacer vuestra Santa Madre de Kibeho, cuántas Gracias fueron derramadas en los corazones olvidados y sometidos. Cuántas sonrisas y cuánto amor fraterno pudieron brotar de vuestros seres internos y todo esto cuánto pudo hacer en este tiempo de caos.
Si la humanidad viviera esta fórmula de paz y de caridad, el mal ya no existiría, y muchas almas podrían reencontrar el camino que perdieron. Hijos amados, cuánto hay por hacer todavía en este mundo, en cada continente, en cada nación y pueblo de este planeta. Cuántas puertas de liberación y de perdón fueron abiertas durante tres semanas seguidas, pero aún eso no basta hijos, porque hay gran necesidad de ayuda y de misericordia.
Ahora vean, misioneros Míos, cuánto hay por hacer en el Congo y en este mundo. Cuánto necesitan Mis niños del Congo de toda la maternidad y paternidad de los buenos corazones.
La última llave que les entregaré, misioneros Míos, es la llave de la filiación con Dios que cada pequeño corazón del Congo deberá recuperar; esa será vuestra última misión en África antes de partir hacia el Brasil.
Que el Congo y todos los corazones puedan volver a ligarse con Dios, con el Padre Celestial.
¡Agradezco a todos Mis hijos por haber concretado Mi llamado!
Los bendice y los ama,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Queridos hijos Míos:
En cualquier parte de la Tierra en donde un alma celebre hoy junto a Mi Hijo la Última Cena, recibirá la Gracia de la transformación de su ser. Así evitará, en los tiempos que vendrán, desviarse del camino que Mi Hijo le ofreció desde el principio.
Por eso, en este día, sean testigos del gran acontecimiento universal al cual son llamados a participar y, de esa forma, dar el “sí” al Padre Celestial.
Es importante, hijos, comprender que cuando todos los años se celebra la memoria de la Última Cena de Jesús con Sus Apóstoles, nuevas puertas de redención, de misericordia y de rehabilitación espiritual se abren para todos aquellos que desean de alma y de corazón atravesarlas; detrás de ellas hallarán el sendero de la reinserción en el camino de la cristificación.
Por eso, queridos hijos, una vez al año, cuando es celebrada la Sagrada Cena del Señor, el Universo se dona por entero y todas las leyes universales se detienen para que la Misericordia alcanzada por Mi Hijo pueda derramarse sobre todo aquello muy impuro y que parece irreversible.
Despierten a este momento en el cual, todos ustedes, como dignos Hijos de Dios, serán depositarios de los mismos dones que permitieron cumplir la misión redentora del Hijo de Dios.
Hoy abro Mis brazos y vuestra Madre Celeste los recibe en Su Corazón Inmaculado, invitándolos a renovarse y a confirmarse en la misión que el Padre Eterno les confió por medio de la vivificación de la Pasión de Mi Hijo.
En este tiempo, ustedes son llevados a comprender los misterios del Universo a través de la voz de los Mensajeros Celestes. Por eso, con espíritu de regocijo, eleven vuestras súplicas a Dios y reciban en este día de la Sagrada Cena las llaves que el Maestro les dejará para que, cuando llegue la hora, ustedes abran las puertas que los conducirán al Paraíso de Dios.
Mientras estén en este mundo, mucho deberá ser hecho en nombre del Señor para que al menos algún alma más reciba la oportunidad de despertar al Universo Infinito que la aguarda. Eso, hijos Míos, será posible a través de vuestra consagración y búsqueda constante de permanecer fundidos dentro de ese Gran Infinito que es la esencia del Amor de Adonai.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los reúne en este día en torno a la Mesa Sacra de Jesús,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Queridos hijos:
En tiempos de batalla espiritual ustedes no le teman a Mi adversario; él nunca podrá vencer a ninguno de los corazones que haya profesado su consagración a Mi Corazón Inmaculado. Él podrá hacerles temblar el templo, pero el templo nunca se derrumbará, pues la fuerza que les da Mi Corazón de Luz es invencible ante todo daño y todo mal.
Hijos, vivan el ciclo de vuestra purificación como el gran momento de vuestra rehabilitación espiritual ante el Padre Universal. Sepan, queridos hijos, que vuestra purificación tendrá su tiempo y su momento final, por eso, no pierdan las fuerzas internas que les proporciona la oración.
Yo les doy a beber de la Fuente de Cura que brota de Mi Corazón Castísimo para que, renovados por Mi Amor Maternal, reciban, en esta hora, la oportunidad de volver a comulgar con el Padre Celestial.
Queridos hijos, en los tiempos que llegarán, no despierte el pánico ni el falso miedo, pues la verdadera Voluntad de Dios es desconocida por la humanidad de la Tierra. Solo traten de ser buenas personas, llenas del Amor de Dios, el que los colma todo el tiempo y busquen servir sin preferencias, para que cada una de vuestras ofertas sea aceptada por el Universo Creador como un acto de amor reparador y de cura para el mundo entero.
Amados hijos, sean el testimonio de redención que Mi Hijo espera, reflejen a todos el espíritu de vuestra transformación espiritual, así animarán a todos aquellos que no quieren vivir la transformación.
Queridos hijos, vuestra Madre Celeste los acompaña en este tramo en donde muchos cruzan los umbrales para la purificación y para la liberación interior. Escuchen Mi llamado. Acepten la mano bondadosa que se extiende hacia ustedes para ayudarlos. Vivan el tiempo de vuestra purificación como el momento del despojamiento de sí.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los acompaña siempre,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Mientras las almas buenas rezan el Ave María durante todo el día, en este Centro Mariano que fue fundado por Mi Inmaculado Corazón, los ángeles de Dios congregan a las almas perdidas, llamándolas a vivir la redención y la rehabilitación inmediata de la vida.
Vuestra Madre Celeste cruza los universos como un haz de luz, el que se derrama sobre el mundo, para volverlo a liberar de la constante opresión que le causa Mi adversario.
Por eso, hijos queridos, el caudal inacabable de vuestras oraciones reconstruye espiritualmente muchas situaciones, las que se encuentran en el punto culminante de su propio colapso. Cuando las almas oran con la luz del corazón, vuestro Padre Eterno les pide a Sus ángeles que desciendan al mundo para ayudarlo.
Si siempre existiera una respuesta verdadera, que brote del amor de las almas por el Plan del Creador, existirá una puerta de luz, la que se abrirá a través de Cristo para liberar el sufrimiento y el dolor.
En estos tiempos de crisis, el instrumento de vuestra oración, unida a la oración perpetua de vuestra Madre Celeste, despertarán en el mundo una mayor esperanza y, sobre todo, la victoria de Mi Hijo se volverá a dar una vez más en la humanidad, pero esta vez será a través de Su Infinita Misericordia.
Cuando todos se reúnen mensualmente para orar las Mil Ave Marías, Mi Corazón siente el consuelo prometido por todos Sus hijos y así las espinas que rodean Mi Corazón Inmaculado son retiradas y, a Mis pies, los ángeles depositan las oraciones, como preciosas flores en los altares del Creador.
Hijos Míos hoy los invito a creer, por encima de todo, en el poder incalculable de la oración del corazón; algo que Mi adversario desconoce y teme, porque la oración hace invisible a todos los que rezan de corazón y, así, ellos son apartados del peligro de Mi enemigo.
Por este motivo, queridos hijos, que vuestras voces no se cansen de repetir y de pronunciar la glorificación que vuestra Madre Celeste recibió directamente de Su Amado Señor del Universo. Sean portavoces de la oración para que así vuestras vidas, viviendo el ciclo de la purificación, solo busquen elevarse como los ángeles lo hacen al vivir la eterna comunión con Dios.
Vuestra Madre del Verbo Divino, la Señora del Sagrado Verbo, les enseña a amar la oración y a practicarla en esta escuela de renovación que hoy ustedes viven Conmigo.
Mientras el mundo coloca su atención en otros caminos, los que no son los caminos del Señor, Vuestra Madre y Rosa de la Paz los intenta reeducar, para que en los tiempos de crisis ustedes se formen como ejércitos sagrados de Su Inmaculado y Divino Corazón.
Mi gratitud maternal hoy se extiende a todos los orantes, que mes a mes durante las mil “Ave Marías”, abren las puertas del Cielo para que Yo descienda al mundo y ore siempre a vuestro lado; aunque no me puedan ver Mi Espíritu Omnipresente los abrazará, así como el Padre Eterno los abraza con mucho amor.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los consagra a través del espíritu inmaculado de la oración,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Queridos hijos:
Que exista la paz por siempre en vuestros corazones, y que sea la paz de Mi Inmaculado Corazón la que los promueva todo el tiempo a vivir la transformación interior, que será el espejo de una gran transformación exterior.
Por eso hijos, con mirada de bondad y de amor materno, los estoy introduciendo en el último tramo del camino redentor que Mi Hijo les oferta para este tiempo. Viviendo el ciclo de vuestra purificación, encontrarán dentro de ustedes todo aquello que ya debe morir, para que en el día de mañana, Mis queridos, participen del Reino de Dios.
Con vuestra purificación y servicio, el mundo se transformará y ya no será necesario que las almas sufran el precio de sus propias decisiones.
En el espíritu de la oración permanente, hallarán la llave maestra que les permitirá hacer trascender el fin de los tiempos y el tiempo interior en cada ser.
Arriésguense a entregar a vuestra Madre Celeste aquello que más los une a esta vida material. Encomienden a Dios vuestras familias, porque por vuestro servicio incansable, el Plan del Altísimo está siendo reposicionado en una esfera celestial mayor.
Sean para este ciclo aquello que nunca fueron. Sean apóstoles de Mi Hijo, los que no se separan del propósito ni tampoco se alejan del camino de la evangelización interior que Cristo está realizando a través de vuestras vidas. Mientras el mundo enfrenta el resultado de sus decisiones, vuestra Madre Celeste viene para ayudarlos a reconducir la morada interior de millones de corazones hacia el verdadero principio universal: hacia Cristo.
Únanse cada vez más a Mi Corazón Inmaculado y no permitan, hijos Míos, que las engañosas ideas del enemigo ingresen en vuestras mentes y moradas. Para que eso no suceda, afirmen en vuestras vidas que vivirán en este tiempo para responder a los designios de Mi Hijo Jesús. De esa manera serán verdaderos soldados, con los que Mi Hijo contará para llevar adelante el propósito de encaminar esta humanidad ultrajada hacia la escuela suprema de la rehabilitación.
Abran las puertas del corazón para que las palabras de los Mensajeros Celestes puedan llegar cada vez más profundo, y así se pueda establecer el Reino de Dios en cada interior.
Dejen a Mi cuidado vuestros seres queridos, compartan la misericordia que reciben todos los días y juntos, Conmigo, reconstruyamos esta humanidad decaída.
A pesar de las consecuencias, por vuestra fidelidad, harán triunfar Mi Inmaculado Corazón.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los convoca al ejército orante de la luz,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Por la Gracia Suprema que ustedes reciben directamente de Mi Corazón, recen por aquellas almas que, aun estando con vida, están presas en las cárceles del enemigo y no consiguen ver el esplendor de Mi Divina Misericordia.
Yo les aseguro que en los próximos tiempos se quebrarán las cadenas que oprimen y llevan al pasado a millones de corazones del mundo, porque el Sumo Sacerdote del Amor será visto por muchos. Él vendrá entre las nubes anunciando la redención del mal en la Tierra y el establecimiento de la Eterna Paz en quienes la han perdido por diferentes razones.
Para ese gran momento, Mis discípulos deberán estar atentos y preparados, para no cambiar en la última hora Mi Presencia Gloriosa por las modernidades astutas que el enemigo logró sembrar en la consciencia de la humanidad.
Cuando llegue el Hijo de Dios, las malignidades que someten a las almas de Mi Padre serán expulsadas, y esas almas se rehabilitarán en el cenáculo del amor y del perdón. No quedará piedra sobre piedra, como una vez Yo lo anuncié. Todo lo que parezca estar lejano de los ojos de los simples se revelará y nunca más una mentira impedirá el despertar amoroso de un cálido corazón.
Aquellos que con inteligencia y devoción se unan a la Coronilla a Mi Divina Misericordia, sabrán qué pasos dar para no perder el sentido del camino espiritual. Y al fin, la Religión de Mi Padre será una sola, la Religión del amor, de la humildad y del perdón.
Nadie quedará sin saber que Yo retornaré pronto, en breve. Aquellos que Me negaron serán transmutados por el Fuego Poderoso de Mi Amor.
Ahora, antes de que la barca de la humanidad naufrague, sostengan con su fe las antorchas que iluminan el mar oscuro deste mundo. Pronto surgirá en el firmamento universal el Sol eterno que iluminará la vida de los que siempre tuvieron fe en el Regreso del Hijo de Dios.
Bajo el Bien y la Paz de Dios, sean bienaventurados.
Gracias por meditar sobre Mis Profecías con atención.
Cristo Jesús
Hijos de Mi Sagrado Corazón:
No pierdan las fuerzas del corazón interior por ninguna causa.
Ustedes, Mis compañeros, alcen sus voces hacia lo Alto porque Dios escuchará su proclamación de amor; así podrán ser rehabilitados espiritualmente por Mi Amor Redentor y sus vidas se volverán benditas y sagradas ante el Trono de Dios.
Mi Señor del Universo Me pide alentarlos, guiarlos, acogerlos, amarlos y sustentarlos a todos dentro de Mi Sagrado y Bendito Corazón; por lo tanto, si ustedes como almas Me abren la puerta de su existencia Yo, bajo el Poder del Padre y del Espíritu Santo, los podré liberar de cualquier mal que los engañe y los perturbe.
Como las asechanzas del enemigo se vuelven incontrolables para las almas, desde el Cielo viene el poder del Rayo de la Misericordia para rescatar y amparar a cada corazón que vive sobre la Tierra. Que Me abran la puerta de su templo interior significa desatar los nudos que controlan la propia vida de la consciencia y que alimentan la lentitud que les impide caminar libremente hacia Mi Luz.
Yo les enseño a amar sobre todas las cosas, a caminar a pesar de los grandes abismos que existan a su lado y los aliento, sobre todo, a confiar en el poder de Mi Amor Salvador y Redentor. Por eso, Mis queridos, no teman por nada; el Juicio está próximo, se realizará desde los Cielos hacia la Tierra y ustedes deberán ejercitar el Amor Compasivo que Yo les he enseñado.
Vivan Mis Mandamientos expresados en las parábolas; todo se renueva y, ahora, Mi nueva Parábola es la Gracia de estos mensajes que Mi Corazón les está entregando y derramando como Luz.
Queridos Míos, sigan adelante, aunque no Me vean, no Me sientan o no Me escuchen, estoy a su lado, caminando en silencio y vigilando el movimiento de su interior. No teman ser purificados por Mi Fuego ni teman enfrentarse a la verdad de sus vidas. Sepan que Yo estoy aquí, retornando primero en Espíritu para ayudarlos ante cualquier situación y para tenderles Mi Mano, la que los llevará al Nuevo Paraíso.
Bajo la Gracia de Dios, sean bienaventurados desde el corazón.
Gracias por guardar en el corazón Mis Mandamientos.
Cristo Jesús
Mientras Dios lo permita y, por amor, intercederé y estaré con ustedes todo el tiempo que sea necesario. Mi última presencia en el mundo acontecerá antes del retorno de Mi Hijo como una señal para las almas.
Hoy quiero invitarlos a interiorizar la lectura del Evangelio de Mi Hijo escrito por Sus fieles seguidores. Por detrás de los Hechos que Jesús vivió, existió una Consciencia Mayor, que es la Consciencia Única de Dios, que guió y acompañó todos los pasos de la resurrección de Mi Hijo.
Queridos hijos, para que vuestra vida crezca en dirección a Dios, el Altísimo, los invito a guardar en sus corazones las enseñanzas que Cristo manifestó al mundo con tanto amor.
Los misterios de Cristo fueron llaves de expansión del corazón para muchas almas, y, así, se manifestaba la cura en los hijos de Dios. Por eso, hijos Míos, las llaves que Él dejó a través de ejemplos, enseñanzas y parábolas, los llevarán a consagrarse cada vez más en el camino de Mi Hijo, un camino hacia la fraternidad.
Cristo, El que ha resucitado frente a los ojos del mundo, es Quien retornará como Buena Nueva para el tiempo presente. Es importante, pequeños Míos, que ustedes preparen desde ahora sus corazones porque cada momento de unión con Mi Hijo los fortalecerá. En cada nuevo encuentro con Él, ustedes estarán recordando la importancia de vigilar en la oración del corazón.
Sepan, hijos queridos y amados, que Él Me envía a ustedes para que, como una bondadosa Madre, los instruya y los guíe por el verdadero camino que Jesús recorrió cuando estuvo en este mundo. El camino de las almas es un camino celestial que deben recorrer en esta Tierra sin pertenecer a ella.
Ahora ha llegado el momento de la rehabilitación de todos los caídos, y Mi Inmaculado Corazón los invita a orar misericordiosamente por todos estos hijos que sin saberlo buscan a Dios.
Como soy la Madre de las Gracias, los llamo a colaborar con los Infinitos Planes de Dios.
¡Les agradezco!
Gracias por contestar a Mi llamado.
María, Madre de la Divina Concepción de la Trinidad
Queridos hijos:
Diariamente dirijo Mis palabras hacia vuestros corazones porque ellos tienen el don de la sabiduría y de la comprensión. Por eso, hijitos, sepan que las verdaderas palabras que provienen de Mi Inmaculado Corazón quieren despertar en ustedes los talentos preciosos que Mi Hijo les entregó.
Ustedes deben abrir el corazón día a día como las rosas se abren en el amanecer cuando ven el sol, y esto puede acontecer a través de la oración que nace con la pureza del corazón.
Queridos hijos, ustedes saben cuán importante es la Paz Interior en estos tiempos. Para que ella exista en todos Mis hijos, Yo los formo en la escuela de la oración para que vuestros corazones también puedan llamar a otros hijos que deben despertar a tiempo para la vida de oración.
Por eso, les dejo la misión de orar por todos aquellos hijos que aguardan ser curados del dolor y aliviados de la soledad, que invaden sus vidas en el día a día.
Todos Mis hijos estarán bajo el espíritu de la Gracia a fin de recibir la fuerza para iniciar el camino de la rehabilitación del corazón. Esto acontecerá cuando cada uno de Mis hijos orantes extienda las manos y entregue el amor del corazón a los que en verdad aún no pueden reconocer la Faz del Señor.
Por todo esto, hijos Míos, la tarea de donarse al prójimo debe ser más amplia para llegar hasta los corazones más distantes.
Hoy, queridos hijos, les enseño el camino de la caridad a través del servicio y la oración, porque este último tiempo es de inmensas Gracias para la conversión y la cura del corazón.
Escucho las plegarias de Mis hijos y envío a Mis soldados marianos orantes a obrar a través de la paz del corazón. ¡Caminen, hijos, hacia la Luz Eterna de Mi Inmaculado Corazón!
Gracias por responder a Mi llamado.
María, Madre de la Divina Concepción de la Trinidad
Mi Corazón de Luz puede convertir, por amor, a los corazones.
El mayor dolor de la humanidad es la culpa en el corazón. Es como una flecha clavada que no permite la liberación ni el perdón. Por esto, Yo los llamo para aliviar la culpa del mundo, culpa que separa a los corazones de Dios y que genera sufrimiento.
Al mundo le ha llegado la hora de revertir todo por la presencia de la paz. La culpa provoca ausencia de paz en los corazones de Mis hijos. Por eso, queridos hijos, cada culpa que sientan en sus corazones debe ser curada a través de un sincero acto de amor y de reconciliación.
Cada uno de los Dones de Dios, así como Su Espíritu y Su Misericordia, pueden ser la Fuente Primordial que los ayude, como humanidad, a liberarse de la culpa y del dolor.
Queridos hijos, la humanidad está a las puertas de la redención y, también, cada uno de Mis hijos. Por eso, la fuerza permanente de la oración del corazón les permitirá persistir.
El Corazón de Mi Hijo es ofendido diariamente, pero cuando alguno de Mis hijos cae en la culpa o en el dolor, Mi Inmaculado Corazón auxilia a ese corazón que deberá, como alma, comenzar de nuevo.
Hijos Míos, cada uno de vuestros corazones debe redimirse a través de la Misericordia. Por eso acepten que aún están en el camino de la rehabilitación del espíritu y del corazón porque si así lo hicieran, ustedes podrían transitar en la vida por los senderos de Mi Paz.
Al mundo le falta mucha paz, pero aún más le falta la serenidad en el corazón a cada uno de Mis hijos, que podrán hallarla en la oración diaria. Sean conducidos por Mi Gracia Maternal de Redención. Ya no ofendan más y vivan en el Corazón de Mi Hijo. Mi Espíritu Maternal los perdona y los ama.
Gracias por responder a Mi llamado.
¡Redención para el corazón de cada uno de Mis hijos!
María, Madre de la Divina Concepción de la Trinidad
Queridos hijos:
En las grandes batallas la oración vence a través del amor que cada alma vierte desde su interior por las otras almas.
Pequeños Míos, hoy los invito a orar con sinceridad por la restauración de todas las almas que, por los impulsos de la vida terrena, se sumergieron en el camino de las festividades. Yo los llamo hoy a la oración reparadora por todos los corazones que sin saberlo perdieron el brillo de la llama que los unía a Dios Creador.
Por eso, Mis pequeños, para aliviar el dolor de las almas que se distanciaron de su verdadero Padre del Amor, Yo los llamo a colaborar en humildad con todas ellas a través de la unión de ustedes con los Cielos en el ejercicio diario de la oración.
Muchos corazones en este día se sentirán distanciados de todo y no podrán comprender el porqué. Por eso, Mis pequeños niños, a ustedes, que por Gracia han conocido el poder de la oración, los llamo a ejercitar el amor en el corazón por todos los hermanos que en estas festividades mundiales son engañados por el falso amor.
Para conocer el Amor Divino debemos orar y, así, las almas tibias podrán fortalecerse en esta última hora en el mundo. Mi Bendita Misericordia está siendo derramada sobre todos los corazones pero, ahora, Mi Inmaculado Corazón necesita de verdaderos misioneros de la oración.
Con los orantes en el mundo, el planeta se consagrará a Mi Inmaculado Corazón después que todo acontezca entre los hombres y los pueblos. Pero si no hay verdaderos corazones donados a la oración, al mundo le costará mucho rendirse a los pies del Supremo Dios. La humanidad, en cada pequeño corazón, está siendo llamada por Mi Inmaculado Corazón a consagrarse a Dios en la oración redentora.
Aún queda mucho por aprender en este mundo, pero Mi Corazón prepara a los corazones para el tiempo final. Estoy en cada uno de ustedes contemplándolos y amándolos como la Madre de la Paz. Es necesario, Mis pequeños, que todos conozcan el Reino de la Paz para así reconocer que la Luz de Dios está cerca de cada alma que la busque.
Dios los ama. Dios los quiere redimir. Dios espera que cada corazón se rinda delante de Su Amor Misericordioso. Aún es tiempo de que todos los corazones se conviertan . El Cielo está abriendo las puertas para los que, incluso sin comprenderlo, aspiran a su propia rehabilitación. El Divino Señor los aguarda para la cena de comunión con Su Santísimo Corazón.
Los contempla desde el Corazón,
María, Madre de la Divina Concepción de la Trinidad
Asociación María
Fundada en diciembre de 2012, a pedido de la Virgen María, Asociación María, Madre de la Divina Concepción es una asociación religiosa, sin vínculos con ninguna religión institucionalizada, de carácter filosófico-espiritual, ecuménico, humanitario, benéfico, cultural, que ampara a todas las actividades indicadas a través de la instrucción transmitida por Cristo Jesús, la Virgen María y San José. Leer más