Mensajes semanales
MENSAJE SEMANAL DE LA VIRGEN MARÍA, ROSA DE LA PAZ, TRANSMITIDO EN FÁTIMA, PORTUGAL, AL VIDENTE FRAY ELÍAS DEL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS

Mis queridos hijos:

Mientras sus voces, una vez más, se unen al afluente infinito de la Misericordia de Mi Hijo, los poderes celestiales pueden volver a interceder una y otra vez por las causas urgentes, principalmente cuando a través de la recitación de la Divina Misericordia se mantienen abiertos los portales espirituales que ayudan a las almas y a todas las situaciones que viven, por intermedio de una Gracia expiatoria que concede la liberación de las cadenas y de las prisiones del mal.

Pero esto no significa, queridos hijos, que todo termine; porque en este tiempo de batalla espiritual, los ángeles del Señor, especialmente los ángeles de la Misericordia, intervienen para que, por los méritos alcanzados por el Sagrado e Insondable Corazón de Jesús, todas las almas posibles sean consideradas como almas rescatables ante Dios.

Queridos hijos, comprendan así que, en cada momento o instancia en la que pueden estar reunidos para orar, deben tener muy presente que espiritualmente no solo se abre la oportunidad de que el Reino de los Cielos interceda, sino también de que sus propias situaciones internas encuentren un sendero de paz para ser resueltas.

Queridos hijos, todo esto es posible por los méritos infinitos que Mi Amado Hijo alcanzó a través del poder inexplicable de Su Sangre derramada y de Su Vida entregada por la redención de todo el género humano.

Unirse a los afluentes de la Misericordia es librarse significativamente de todo posible juicio espiritual, personal o planetario, porque los méritos de Cristo justifican los errores cometidos y liberan a las consciencias de toda condición humano-espiritual.

Es momento de que cada uno de Mis hijos comprenda y, sobre todo, viva los méritos que Cristo le otorgó a la humanidad.

¡Les agradezco por responder a Mi llamado!

Los bendice,

Vuestra Madre, la Virgen María, Rosa de la Paz y Madre de la Misericordia

MENSAJE SEMANAL DE SAN JOSÉ TRANSMITIDO EN EL CENTRO MARIANO DE AURORA, PAYSANDÚ, URUGUAY, A LA VIDENTE HERMANA LUCÍA DE JESÚS

Que tu corazón esté en paz, hijo, pues ya aprendiste el camino de unión con Dios, aprendiste a reconciliarte con Él y a llevar contigo a los corazones de tus hermanos del mundo entero.

Que tu corazón esté en paz, hijo, pues ya sabes el camino de la entrega y del servicio, sabes por donde has de ir para no perderte en las tentaciones del mundo, sabes lo que debe ser hecho en los tiempos de transición: solo orar, amar y servir.

Que tu corazón esté en paz, sin permitir que las confusiones de estos tiempos confundan también a tu interior. Concéntrate en la única cosa necesaria en este momento, que es ser todo lo que aprendiste. Coloca tu consciencia y tu energía en la misión única y esencial de mantenerte como un lápiz en las Manos de Dios, a través del cual Él escriba la historia de la humanidad y el triunfo de Su Corazón.

Mantén tu corazón en paz y no le temas a las pruebas que ves aproximarse a la humanidad. Así como llegaste hasta aquí, así seguirás adelante y verás emerger de tu corazón las herramientas necesarias para lidiar con cada situación cuando llegue el tiempo.

No exijas de ti perfección, pero sé persistente y busca la constancia en el diálogo íntimo y profundo con Dios, busca instancias de silencio y momentos de gratitud en los que puedas valorizar todo lo que recibiste hasta aquí y cómo, a pesar de todo, la Mirada del Creador siempre estuvo sobre tu corazón.

No concentres tu atención en las miserias ajenas. Antes, cada día, sé ejemplo de persistencia y de transformación, haz tu parte y sé mejor en todo lo que puedas para que se perfeccione en ti el don de la entrega y del servicio, de la caridad y del amor, y que tu transformación diaria sea el mayor instrumento de cura de las miserias ajenas, como también de las tuyas.

No mires al mundo con temor o juzgamiento. Proyecta antes, en tu mirada, el Pensamiento Divino, el Propósito que Dios tuvo al crear cada detalle de la vida; y solo piensa que, a pesar de las imperfecciones y desvíos, ese Propósito se oculta en algún lugar del interior de las criaturas. Busca encontrarlo.

No pactes con lo que ya no forma parte de tu camino, disfrazando de fraternidad lo que aún tiende a ser mundano dentro de ti. Comprende el momento y el punto en el que se encuentra el prójimo, pero respeta también en dónde debes estar, lo que ya no debes hacer o expresar porque no te corresponde. Entonces, hijo, que no te falte amor ni comprensión, pero que tampoco te falte coherencia con tu propio espíritu ni con el Espíritu de Dios que habita en ti.

Cada día, recuerda que eres un templo de Dios, morada de Su Corazón, portador de Su Propósito. Y que esa verdad tenga más fuerza dentro de ti que cualquier ilusión humana que haga inclinar tu consciencia hacia lo que es irreal.

Recuerda siempre que soy tu padre y amigo, que estoy caminando contigo porque esta es la Voluntad Mayor. Que Mi amor paternal te fortalezca y te renueve.

Sabe que en el silencio siempre te acompañaré. Ora con el corazón y sentirás en tu interior Mi respuesta divina.

Aquel que te ama y te bendice,

Tu padre y amigo,

San José Castísimo

MENSAJE SEMANAL DE LA VIRGEN MARÍA, ROSA DE LA PAZ, TRANSMITIDO EN FÁTIMA, PORTUGAL, AL VIDENTE FRAY ELÍAS DEL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS

Hoy, vengo de los jardines internos de Lys a llamar a las almas a recorrer el camino de la cura interior y del reencuentro con la paz, paz que ha desaparecido de varios lugares del planeta.

Como Madre de Lys, les ofrezco espiritualmente este espacio, en donde habita la cálida y maternal presencia femenina que gesta en los corazones el principio de una Nueva Humanidad.

Hoy, desde los jardines internos de Lys, Mi Voz de Madre e Intercesora resuena para que Mis hijos escuchen en su interior las últimas Palabras de la Madre Divina en este ciclo que, a partir del mes de mayo, comenzó a cerrarse.

Sí, hijos Míos, escucharon bien, lo que fue anunciado por la Divinidad hace bastante tiempo, hoy comienza a concretarse porque es Voluntad de Dios. La Obra de los Sagrados Corazones llegará a su fin y, en ese momento que se aproxima, será la oportunidad de que cada hijo Mío haga su reflexión y se sirva definitivamente de todos los impulsos recibidos.

Mi Amado Hijo Jesús prontamente les dictará cómo todo continuará. Mientras tanto, ya vayan preparándose, porque cuando finalicemos este ciclo de más de quince años ininterrumpidos de impulsos internos y de Gracias, cada corazón deberá colocarse en la fila de los Comandos de Cristo, en la fila que le corresponde para preparar Su próximo y esperado Retorno.

Por eso, queridos hijos, será necesario que le den más importancia y atención a la vida interna, porque será desde ella y a través de ella que tendrán las herramientas para aprender a sobrellevar el final de los tiempos.

Yo estaré desde el Cielo acompañándolos y viendo cómo cada una de Nuestras Sagradas Palabras se cumplirá.

Agosto anuncia la conclusión final de una etapa. Recemos para que todos consigan caminar hacia la meta con sus propios pies.

¡Les agradezco por responder a Mi llamado!

Los bendice,

Vuestra Madre, la Virgen María, Rosa de la Paz y Señora del Reino de Lys

Mensajes semanales
MENSAJE SEMANAL DE SAN JOSÉ TRANSMITIDO EN EL CENTRO MARIANO DE FIGUEIRA, MINAS GERAIS, BRASIL, A LA VIDENTE HERMANA LUCÍA DE JESÚS

Reciban Mi bendición y Mi  Paz, en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Que el don de la vida, precioso y sagrado, siempre encuentre su valor en sus pequeños corazones.

Que el don de la vida, precioso y sagrado, siempre sea alabado en su mundo interior.

Que el don de la vida, precioso y sagrado, siempre encuentre sentido y propósito en sus consciencias.  

Nunca piensen que es demasiado tarde para vivir algo, para expandir la consciencia, para experimentar grados mayores del Amor Superior. Nunca piensen que es demasiado tarde para dar un paso más en dirección al Corazón de Dios y servir a través de la propia entrega.

Que cada nuevo día traiga consigo la aspiración de vivir en gratitud: gratitud por todas las limitaciones del cuerpo, de la mente, de las emociones y gratitud por la expansión del espíritu; gratitud por todas las dificultades, por todas las veces que se sienten incapaces, pero que el Creador puede revelarles que Él es capaz de hacer todas las cosas dentro de ustedes; gratitud por cada nueva privación de la autonomía y de la falsa libertad; porque es así, hijos, como descubren que la libertad se encuentra dentro de ustedes, en su mundo interior, en su consciencia.

Por eso, vengo a este lugar sagrado, ante este valle sagrado, para que, contemplando su amanecer y su atardecer, sus consciencias perciban que la expansión ocurre de adentro hacia afuera, que no depende de sus pies ni de sus manos, solo de su corazón. Vengo a este lugar sagrado, en este Reino Sagrado, no solo para que aprendan a agradecer, sino también para expresar Mi Divina Gratitud.

Acompaño a las almas servidoras desde el principio de sus vidas y, como un padre que contempla cada paso de sus hijos, contemplo sus pequeños pasos. Sé que no son perfectos y que muchas veces es difícil lidiar con ustedes; pero hoy quiero traerles, hijos, la consciencia de la realidad de sus pequeñas esencias, la consciencia de la gratitud por sus pequeñas vidas.

Cada uno de ustedes, a través de sus pasos sinceros, generó y genera méritos para la salvación de las almas. La propia persistencia en despertar y orar en cada nuevo día, a pesar de los dolores y enfermedades, a pesar de las limitaciones y de la soledad, todo eso genera la salvación de las almas.

Y sé que no son conscientes de lo que viven, sé que el dolor a veces toma toda su consciencia y la necesidad de estar en Dios vuelve a sus almas aún más solitarias. Pero hoy, vengo a decirles que reciban Mi abrazo paternal, que reconozcan Mi Presencia y que estén Conmigo; porque Yo los conduciré de la mano al Corazón del Redentor, les enseñaré por donde ir y por donde no ir, y los ayudaré en cada caída, en cada paso, para que aprendan a retornar al Corazón de Dios siempre que se desvíen del camino.

Vine aquí, como su padre e instructor, como su amigo y compañero de todos los tiempos, para que caminen Conmigo hacia el Reino Sagrado que habita en los mundos internos de este lugar.

Hoy, les entrego la llave de la gratitud, para que la tengan siempre en el corazón como una llave maestra que siempre les mostrará el camino correcto. En cada dificultad, agradezcan; en cada nuevo día, agradezcan; en cada nueva noche, agradezcan; y la propia gratitud les abrirá las puertas del Cielo, les expandirá la consciencia, les mostrará un camino mayor por donde seguir, dentro de ustedes.

Hoy, vengo con palabras simples, con un Corazón simple, solo para consagrar sus almas y acogerlas en Mi Corazón, liberando así las amarras del pasado, abriendo así el camino hacia el nuevo futuro. Les entrego el don de ser gratos y así abrir las puertas del Cielo, a través de la oración y de la entrega.

Traigan aquí agua, incienso y óleo para bendecir.


San José, en este momento, consagra a tres nuevas Hijas y Amigas de San José.


Yo consagro esta agua para lavarlas del pasado, de sus errores limitantes, de sus resistencias más profundas y revelarles la pureza que habita en su interior.

Yo consagro este incienso para purificar sus almas, sus mentes, sus cuerpos y sus corazones y, purificados, vivan la consagración del espíritu y de la consciencia hacia un nuevo paso.

Y, con este óleo, las unjo para que a través de Mi bendición sus almas ingresen en este Templo de Amor que hoy les doy a conocer. Que reciban la cura, la paz y el don de la gratitud de estos Templos Mayores de sabiduría y amor.

Que Mi Paz habite en su interior y los conduzca a una paz mayor.

Mi Corazón de padre e intercesor solo espera conducirlos a Dios y al Corazón de Cristo. Como conocedor de los profundos misterios de la consciencia humana, vengo a guiarlos en el camino de lo imposible para que descubran que es posible vivir el potencial que habita oculto en su interior, que nunca es tarde para aprender sobre este Amor Mayor cada vez más y vivir siempre, cada nuevo día, una nueva expansión de la consciencia.

Por eso, los bendigo, os consagro y les agradezco por estar aquí Conmigo.

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

MENSAJE SEMANAL DE LA VIRGEN MARÍA, ROSA DE LA PAZ, TRANSMITIDO EN FÁTIMA, PORTUGAL, AL VIDENTE FRAY ELÍAS DEL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS

Mis queridísimos y amados hijos:

Mientras la violencia, el maltrato y la guerra en el mundo se siguen agravando; por otro lado, Mi enemigo intenta influenciar o tentar a muchos sacerdotes para que la unión que el sacerdote establece entre el Cielo y la Tierra sea interrumpida.

Este es uno de Mis más grandes dolores, porque les trae consecuencias a cientos de almas que esperan esta oportunidad a través de la experiencia de amor de los Sacramentos.

Queridos hijos, necesito que las almas, que se ofrecieron a rezar por los sacerdotes y por el sacerdocio en el mundo, Me sigan acompañando en esta batalla espiritual.

Que los fieles corazones, que confían en la Presencia de Mi Hijo en la Eucaristía, ayuden a los sacerdotes para que cumplan su deber y su misión espiritual.

Si esto no sucediera, no solo más almas perderán la fe que ya está ultrajada en muchos corazones; sino que, sin la presencia de comprometidos y verdaderos sacerdotes de Cristo, no se podrá establecer la paz.

Necesito que Mis fieles ejércitos orantes en la Tierra, unidos al ministerio sacerdotal, sepan atravesar esta feroz batalla del final del tiempo.

Queridos hijos, Mi Corazón de Madre intenta proteger a Mis hijos predilectos, los sacerdotes del Señor, porque sin sacerdotes no hay Sacramentos y sin Sacramentos no hay Gracias para ser derramadas en las almas.

Esta es la hora de que todos recuerden el sacrificio de Mi Hijo por ustedes. Sin tener esto presente, grande será el pesar de los que no hayan escuchado la Voz del Señor.

¡Les agradezco por responder a Mi llamado!

Los bendice,

Vuestra Madre, la Virgen María, Rosa de la Paz

 

VIGESIMONOVENO IMPULSO CRÍSTICO PARA LA CUARESMA, TRANSMITIDO EN EL CENTRO MARIANO DE FIGUEIRA, MINAS GERAIS, BRASIL, AL VIDENTE FRAY ELÍAS DEL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS

40 días con Jesús a través del camino cuaresmal

"Contempla, en este desierto, el Relicario de Mi Sagrado Corazón y encuentra en él todo lo que necesitas para poder atravesar este momento.

Contempla el Relicario de Mi Sagrado Corazón y vacíate de ti mismo, para que los códigos del Salvador conviertan tu vida en algo nuevo.

Contempla con fe el Relicario de Mi Sagrado Corazón y sigue adelante sin mirar el pasado, sino viviendo en el presente y esperando en paz todo lo bueno que llegará.

Contempla el Relicario de Mi Sagrado Corazón y serás otra consciencia, impregnada por la Luz de todos los méritos alcanzados por el Señor.

Este es el camino del aspirante y del discípulo de Cristo: contemplar la grandeza del Relicario de Mi Sagrado Corazón para que todo esté en paz"

Cristo Jesús

VIGESIMOCTAVO IMPULSO CRÍSTICO PARA LA CUARESMA, TRANSMITIDO EN EL CENTRO MARIANO DE FIGUEIRA, MINAS GERAIS, BRASIL, AL VIDENTE FRAY ELÍAS DEL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS

40 días con Jesús a través del camino cuaresmal

"Que tu mirada esté en los Cielos.

Que tu alma esté en los Cielos.

Que tu corazón esté en los Cielos.

Que tu espíritu esté en los Cielos y que siempre recuerdes que, más allá de toda circunstancia, Dios te ama como eres, y les desea el bien y la paz a ti y al mundo.

Haz de tu vida un instrumento de Paz.

Haz de tu vida una acción de Misericordia.

Haz de tu ser una expresión del Amor de Dios.

Déjate transformar, no le temas al poder de Mi Fuego; porque cuando termines tu experiencia en la Tierra, recuerda que deberás brillar como una estrella, capaz de reflejar todo lo evolutivo y trascendente que viviste.

Que tu consciencia sea abrazada por la fe. Camina en este desierto y no te detengas. Siempre estoy aquí"

Cristo Jesús

DECIMOCTAVO IMPULSO CRÍSTICO PARA LA CUARESMA, TRANSMITIDO EN EL NÚCLEO-LUZ INMACULADA CASA DEL ALIVIO DEL SUFRIMIENTO, SAN CARLOS, SAN PABLO, BRASIL, AL VIDENTE FRAY ELÍAS DEL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS

40 días con Jesús a través del camino cuaresmal

"Yo Soy la Luz del mundo, nadie puede ir al Padre sino a través de Mí.

Entrégate en confianza a esa Luz Mayor, para que tus pasos en el desierto sean guiados por Mi Luz. Entrégate a la Luz de Mi Corazón y deja que los rayos de Mi Gracia toquen tu consciencia y tu vida.

Este es el tiempo de la redención. Deja a Mis Pies tu ofrenda, entrégame tu pequeño corazón para que Yo pueda hacer maravillas en tu vida.

Ya no tengas sed, te ofrezco Mi Agua de Vida. Comulga de Mi Cuerpo y bebe de Mi Sangre, sellemos juntos la alianza con la unidad y la redención, para que la humanidad se libere de todo mal y de toda amenaza.

Sé, en Mi jardín espiritual, una flor de misericordia y de paz".

Cristo Jesús

DECIMOTERCER IMPULSO CRÍSTICO PARA LA CUARESMA, TRANSMITIDO EN EL CENTRO MARIANO DE FIGUEIRA, MINAS GERAIS, BRASIL, AL VIDENTE FRAY ELÍAS DEL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS

40 días con Jesús a través del camino cuaresmal

"Que la calma, la paz y la serenidad colmen tu espíritu y tu consciencia para que aprendas a caminar en tu propio desierto, sin agonías ni culpas.

Acércate una vez más a Mi Fuente que brota de la tierra. Bebe de Mi Luz y de Mi Amor para que tus pasos sean dados con la ardiente aspiración de estar en Mí y Yo estar en ti para siempre. ¡Adelante!".

Cristo Jesús

MENSAJE SEMANAL DE LA VIRGEN MARÍA, ROSA DE LA PAZ, TRANSMITIDO EN EL CENTRO MARIANO DE FIGUEIRA, MINAS GERAIS, BRASIL, AL VIDENTE FRAY ELÍAS DEL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS

Queridos hijos:

Que la vida consagrada represente, para todos los que siguen este camino, el lucero que ilumina la noche de la faz de la Tierra.

Que la vida consagrada sea el puente que une a las almas con Dios, a través de la vivencia de los Sacramentos.

Que en la vida consagrada se refleje el Rostro Vivo de Cristo para que, los que más necesitan de amor y de paz, lo puedan reencontrar a través de esa vida consagrada.

Recordemos que la vida consagrada, a pesar de atravesar también su momento de purificación, es parte del Cuerpo Místico de Cristo y que, siendo parte de Mi Hijo, la vida consagrada tiene la dicha de recibir una Gracia Extraordinaria de Dios.

Que toda la vida consagrada continúe caminando, a través de la fe, en la ardiente búsqueda de servir al Señor y de poder estar cerca de Su Divina Consciencia.

Que la vida consagrada se pueda fortalecer y afirmar en este planeta, para que la existencia de los Nuevos Cristos pronto sea una realidad.

Oro, día y noche, por toda la vida consagrada, para que sea un instrumento de paz y de caridad en el mundo que llegue a los que más sufren y padecen la ausencia de paz y de amor.

Que, a través de la vida consagrada, Mi Hijo pueda preparar Su Retorno a la humanidad, porque la vida consagrada será el espacio en donde Cristo afirmará Su próxima Obra de la redención del mundo.

A todos los que aspiran a la vida consagrada, que aspiren a vivirla, porque es en lo más profundo del ser en donde Cristo tiene que gobernar y obrar por el mundo entero.

La vida consagrada es la llama que nunca podrá apagarse en toda la superficie de la Tierra.

¡Les agradezco por responder a Mi llamado!

Los bendice,

Vuestra Madre, la Virgen María, Rosa de la Paz y Madre de la vida consagrada

MENSAJE SEMANAL DE LA VIRGEN MARÍA, ROSA DE LA PAZ, TRANSMITIDO EN EL CENTRO MARIANO DE AURORA, PAYSANDÚ, URUGUAY, AL VIDENTE FRAY ELÍAS DEL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS

En nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Mis amados hijos:

Hoy, guardo bajo Mi Manto las causas más urgentes del planeta, que han herido gravemente al Corazón de Dios en este 2023; en un momento en el que la humanidad está confundida y perdida, en el que la intolerancia y la violencia prevalecen más que el amor, la verdad y la justicia.

He aquí, bajo Mi Manto, cada una de las situaciones que atiende, pero que también apremia a la Jerarquía.

He aquí, el clamor de todos los pueblos y de todas las naciones, de las familias y de los que claman por ayuda.

He aquí, hijos, la gran necesidad de la humanidad y de todo el planeta.

Hoy, vengo aquí a mostrarles esto para que lo contemplen Conmigo en oración y, más aún, en súplica, porque el mundo necesita de una solución inmediata. Y sepan que no solo Mi Corazón, sino también el corazón de todas las Jerarquías, están atentos a cada momento y a cada situación.

Yo vengo a guardar cada una de las causas urgentes bajo Mi Manto, porque el mundo y la humanidad no encuentran la salida, ya no pueden ver el camino de la paz y de la concordia.

Por eso, hijos, todos los que han orado durante este año que ya está finalizando, han sostenido junto con la Madre de Dios, a pesar de la gravedad de las situaciones, cada una de estas causas de las almas que claman y que piden por ayuda.

Por eso, Dios Padre, una vez más envía a Sus santos ángeles a la Tierra; para que, a través de Sus legiones y de todos Sus comandos, auxilien a la humanidad, que está perdiendo los valores de la lealtad, de la unidad y del entendimiento, que son bases primordiales de la fraternidad humana y del bien común.

Yo quiero que sepan, hijos Míos, que los verdaderos orantes comprometidos, en el día a día y a través de los tiempos, han ayudado muchísimo a la Madre de Dios en todo lo que su Madre Celeste atiende en este momento crucial de la humanidad.

Hijos Míos, Yo estoy aquí, a las puertas del último día del año 2023, para que comience un nuevo año de mayor amor, de mayor justicia y esperanza; porque las almas, los pueblos y las naciones ya no pueden seguir saliéndose de la Ley y, así, apartarse de la Verdad y de la Sabiduría que Dios les puede dar.

Por eso, este es el tiempo y esta es la hora de sostener el puente que se está rompiendo para que se restablezca, en cada momento y en cada necesidad, esa unión entre el Cielo y la Tierra.

No dejen morir el amor en ustedes ni en sus hermanos.

Vuelvo a decirles en el nombre de Mi Hijo Jesús, el Rey del Universo, que se amen los unos a los otros como Él los amó y los ama. No hay otra salida, hijos Míos, porque muchos, muchos hijos Míos en el mundo ya perdieron la esencia del Amor.

Y esa esencia del Amor, que es la esencia de la vida y de toda la creación, necesita resurgir en los corazones que se han apartado de Dios, en los corazones que ya se cerraron y que no se abren a escuchar la Buena Nueva del Retorno de Cristo, porque han perdido la fe, porque han perdido el amor, porque han perdido la esperanza.

Mañana, 31 de diciembre, último día del 2023, les pido a las almas, en los mundos internos, que no se olviden de los Universos Superiores que estarán atentos, una vez más, a la voz de las súplicas.

Se necesita de mucha Misericordia. Las almas necesitan de la Gracia y necesitan recuperar el amor para poder renacer en Cristo, que ya está llegando.

Hijos, mañana estaré una vez más con ustedes como la Aurora que anuncia lo nuevo, como el amanecer que trae la vida y la renovación, como el Soplo del Espíritu de Dios que anuncia el Advenimiento de Cristo.

En el día de la Madre de la Divina Concepción de la Trinidad, los Altares de Dios estarán abiertos, porque los ángeles abrirán sus puertas para acoger las ofertas de los corazones y, sobre todo, del Santo Sacramento de la Eucaristía que será ofrecido por un fin mayor, por un bien mayor, por un propósito mayor.

Que el 2024, año que prenuncia el Retorno de Cristo, sea un año de mayor misericordia y paz, de mayor fraternidad y justicia en el mundo, especialmente para los más inocentes y para las familias.

He aquí la Madre y Señora de las causas imposibles, Abogada vuestra, Mediadora entre las almas y Dios, Consuelo de los afligidos, Esperanza de los pobres, Refugio de las familias, el Espejo de la Justicia de Dios.

Les deseo el bien a todos. Yo estoy aquí y Soy su Madre, la Madre que no se detiene y que no descansa, la Reina de la Paz.

Les agradezco a todos los que responden al Llamado de Dios en estos tiempos críticos.

Mi bendición sobre los justos y los injustos. Mi bendición sobre los servidores, pero también sobre los pecadores. Mi Hijo quiere la salvación del mundo entero.

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

APARICIÓN DE LA VIRGEN MARÍA, DE SAN JOSÉ Y DEL NIÑO JESÚS EN EL CENTRO MARIANO DE AURORA, PAYSANDÚ, URUGUAY, A LA VIDENTE HERMANA LUCÍA DE JESÚS

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.


Hermana Lucía de Jesús:

Estamos ante la Sagrada Familia de Nazaret: Nuestra Señora, la Virgen María; San José y el pequeño Niño Jesús.

Escuchemos las Palabras de Nuestra Señora:
 

En una noche como esta, hijos Míos, cuando no había esperanza en el mundo, Nuestros Sagrados Corazones caminaban hacia Belén, guiados por los ángeles y por las luces del cielo, sustentados por la Consciencia Divina y por el Santo Espíritu de Dios.

Fue de esa forma que llegamos a la gruta de Belén, con el cuerpo cansado, que humanamente sería imposible soportar, pero que con el sostén de Dios y de Sus ángeles nos fue posible permanecer con fortaleza interior y, a través de ella, sustentar Nuestros Cuerpos.

En una noche como esta, la maldad y la confusión reinaban en el corazón de los hombres, así como reina en el corazón de muchos hombres en este día. Y por el mismo motivo que un día llegamos a Belén, hoy, llegamos aquí, a este simple lugar elegido por Dios para verter Su Cura sobre el mundo.

Vengo hasta aquí, hijos Míos, para decirles que no pierdan la esperanza. Nuestros Corazones oran incesantemente por el mundo, sobre todo por las almas que no le encuentran sentido a la vida. Por eso, que cada uno de ustedes sea como una llama viva que vuelva a encender la luz del mundo, así como el pequeño Niño Jesús lo hizo y, a través de Su oferta de vida, le concedió a la humanidad una nueva oportunidad.

Hoy, la humanidad necesita una nueva oportunidad. Por eso, hijos, ¿quién se ofrecerá para renovar el Amor de Dios y permitir que Cristo renazca en sus corazones?


Hermana Lucía de Jesús:

Escuchemos las Palabras de San José:
 

Hoy, estamos aquí por las almas peregrinas, por aquellos que tienen fe en Nuestra Sagrada Presencia.

Hoy, estamos aquí por las familias que viven en las guerras, por aquellas que ya no creen en el amor, que ya no creen en Dios; porque en sus corazones reina el dolor y un sufrimiento que jamás podrán comprender.

Hoy, estamos aquí, hijos, para que sigan orando por la paz; para que en sus familias reine la esperanza de superar los desafíos, las diferencias, las purificaciones; para que la unidad vuelva a reinar y para que, mucho más allá de todo lo que puedan vivir dentro de cada uno de ustedes, siempre exista la comprensión, el diálogo y sobre todo el amor.

Hoy, Nuestros Sagrados Corazones le traen una Gracia especial al mundo, un mundo que agoniza y que le clama a Dios para volver a sentir paz.

Así como un día estuvimos en Belén, en cuerpo y alma, clamando por el mundo, abriendo las puertas de este planeta a la llegada del Mesías; de la misma forma, hoy estamos aquí, abriendo en sus corazones un espacio donde pueden sentir la Presencia de Dios, donde Él puede reinar y puede hacerlos superar las adversidades de estos tiempos.

 

Hermana Lucía de Jesús:

Escuchemos a Nuestra Señora:
 

Queridos hijos, con el Niño Jesús en Mis Brazos, traigo hacia Mi Corazón a todos los niños del mundo y les pido que hagan lo mismo; que en esta noche no se olviden de los que agonizan, no se olviden de que están aquí para ser soldados de la paz, intercesores con Mi Inmaculado Corazón por todas las almas que sufren.

Muchos no tienen la Gracia de celebrar esta Navidad como hoy ustedes pueden celebrarla, muchos solo se sumergen en la tristeza, en el desamparo y en el desamor, y la oscuridad en la que están sus corazones es tan grande que ni siquiera, hijos Míos, consiguen clamarle a Dios.

Por eso, clamen por las almas, por las almas más perdidas. Y cuando aprendan a orar, cada vez más de corazón, cuando aprendan a ir más allá de ustedes mismos para ofrecer sus vidas por los que sufren; será entonces, hijos Míos, cuando comprenderán el Amor de Cristo, ese Amor que espera reinar en sus corazones como en todos los corazones humanos.


Hermana Lucía de Jesús:

Escuchamos al Pequeño Niño Jesús:


Oro por la paz, oro por la paz que se perdió de los corazones. Oro para que sean perseverantes y para que el Propósito Divino reine en los corazones y en las consciencias de todos los que se comprometieron Conmigo, así como Yo Me comprometí con la humanidad y hoy estoy aquí, ante sus corazones.

Les pido que no dejen de estar ante Mí para que Yo pueda fortalecerlos, para que Yo pueda sustentarlos y para que, a pesar de la cruz del mundo, sus corazones conozcan la fortaleza que Yo conocí. Dispóngase a esto y estén con el corazón pronto, así como Mi Corazón está pronto para retornar al mundo.

Hoy, la Sagrada Familia los bendice, así como bendice al planeta, que hoy tengo en Mis Manos. Les pido que estén en vigilia por las almas que se pierden en esta noche, por no comprender el sentido espiritual del Nacimiento del Señor.


Hermana Lucía de Jesús:

Escuchamos a Nuestra Señora:


Hijos Míos, Nuestros Sagrados Corazones retornarán a los Pies de Dios, adonde estábamos hasta este momento, en vigilia y en oración por toda la humanidad. Únanse a Nosotros para que la unidad entre sus corazones y el Corazón de Dios no se pierda.

Hoy, les dejamos Nuestras bendiciones y Nuestra Gracia.

Les agradezco por estar aquí, por responder a Mi llamado y por perseverar en la oración.

Reciban la Gracia de la Sagrada Familia, permitan que ella impregne a sus familias y ofrézcanla por todas las familias del mundo.

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Sigan en paz y oren por la paz.

Les agradezco. 


Hermana Lucía de Jesús:

Bien, hermanos, hoy antes de finalizar nuestro trabajo, vamos a hacer un pequeño relato a pedido de Nuestra Señora. La verdad es que no esperaba ese movimiento.

Cuando estábamos orando, durante el tercer misterio, comencé a tener una visión de diferentes lugares del planeta. La mayoría de ellos eran lugares que hoy están en guerra y, mientras estábamos orando, percibía que Nuestra Señora, con San José y el Niño Jesús caminaban por esos lugares.

Ellos estaban descalzos, con ropas muy simples, antiguas, así como la Sagrada Familia de Nazaret acostumbraba a vestir, como los judíos de dos mil años atrás.

Entonces, fuimos ofreciendo nuestras oraciones por esa tarea espiritual que Ellos estaban realizando, pero realmente no pensé que Ellos vendrían hasta aquí, porque en todas las Apariciones suceden muchas cosas durante las oraciones, que a veces percibimos y a veces no, pero que solo las comentamos cuando la Jerarquía Divina nos pide que lo hagamos. Entonces, realmente pensé que era una tarea espiritual que sucedería durante el trabajo de oración.

A medida que fuimos avanzando con las oraciones del Ave María, la Sagrada Familia iba pasando por diferentes lugares, cambiando de un espacio del planeta hacia otro, era como si Ellos fueran cruzando portales y dimensiones a lo largo del camino. En algunos de estos lugares era de noche, en otros era de día.

Mientras Ellos caminaban, los ángeles iban rescatando a las almas a través de portales de Luz que se abrían sobre la Sagrada Familia. Algunos lugares por donde Ellos pasaban no estaban en guerra, parecían ciudades normales. Ellos pasaban por adentro de las casas de las personas, pasaban por las calles, iban tocando a las almas que realmente no estaban celebrando la Navidad como el Nacimiento de Jesús, y lo que comprendíamos era como si Ellos colocaran dentro de esas almas un código de despertar.

Seguimos acompañando esas visiones durante la oración, y cuando estábamos en las últimas oraciones del cuarto misterio, un portal de Luz comenzó a abrirse sobre nosotros. Primero tenía una forma oval y, a través de él, percibimos diferentes dimensiones.

Primero comenzaron a aparecer varios ángeles, y uno de ellos vino a nuestro encuentro y nos preguntó si estábamos dispuestos a recibir a la Sagrada Familia. En ese momento, dijimos que sí y quedamos esperándola.

Cuando los hermanos comenzaron a cantar el Ave María, ese portal se amplió cada vez más, como si acontecieran diferentes explosiones de Luz, que encendían toda la carpa. Con los ojos cerrados, daba la sensación de que había un cortocircuito en la Luz, encendiendo y apagando rayos, hasta el momento en el que los ángeles nos pidieron que nos arrodilláramos. En ese momento, a partir de ese portal, apareció una estrella de seis puntas en tres dimensiones, que comenzó pequeña y terminó grande, como si nos abrazara a todos dentro de ella. Eso sucedió semejante a una explosión.

La estrella venía con un punto de Luz e de repente creció y nos abrazó, pero fue en un segundo. Cuando ella crecía, nos colocaba a todos adentro de una realidad espiritual, donde una energía de Gracia comenzaba a trabajar con nuestras consciencias.

Luego de esa explosión de Luz, la Sagrada Familia empezó a llegar hasta aquí. Primero, Ellos se acercaban como esferas de Luz, después como siluetas de Luz, hasta que iban apareciendo cada vez con más detalles, como la Sagrada Familia de Nazaret.

San José y Nuestra Señora estaban tomados de las Manos, y nuestra Madre Divina sostenía a Jesús, que parecía tener de 3 a 4 años.

Cuando Ellos comenzaron a hablar, la primera cosa que nuestra Madre Divina nos dijo fue que les dijéramos a todos que estábamos ante la Presencia de la Sagrada Familia. Mientras cada uno de Ellos iba hablando con nosotros, yo percibía que situaciones internas de diferentes familias del mundo comenzaban a recibir cura.

Al mismo tiempo que Ellos hablaban, no sé explicarlo muy bien, pero era como si salieran de adentro de las consciencias diferentes energías que estimulaban los conflictos, los desacuerdos; energías que muchas veces nosotros estamos purificando y que, en nuestra relación diaria como familia, nos impiden comprender al otro o vuelven difícil la convivencia. Era así como yo lo comprendía.

Entonces, esas energías comenzaban a salir y nuestras almas recibían la Gracia de una comprensión mayor. Como nos mostraba Nuestra Señora, esa Gracia venía para que pudiéramos fomentar el diálogo, para que pudiéramos comprender mejor al prójimo y para que, en nuestras relaciones familiares, pudiéramos ver al otro como realmente es y no como aparenta ser o como él está en ese momento de tantas purificaciones.

Y eso sucedía con nosotros aquí, pero también con diferentes familias del mundo que escuchaban a Nuestra Señora y con familias que no estaban acompañando esta transmisión, pero que internamente se unían a la Sagrada Familia en este momento.

Es algo un poco difícil de explicar, porque eran imágenes y comprensiones internas que la Jerarquía Divina nos entregaba a medida que iba conversando con nosotros.

Por último, a través de ese portal de la Sagrada Familia, descendía sobre nosotros una energía  en forma de Paloma de Luz que representaba una Gracia, que cada uno de nosotros va a descubrir a medida que comience a vivirla, una Gracia que la Sagrada Familia nos traía en esta noche de Navidad.

Después que Ellos terminaron de hablar, nuestra Madre Divina, San José y el Niño Jesús nos dijeron que Ellos serían breves, porque Ellos estaban en oración a los Pies de Dios, intercediendo por diferentes situaciones del planeta.


Madre María Shimani de Montserrat:

No es mi tarea en esta vida transmitir las cosas que vemos, pero para confirmar un poco la experiencia de la Hermana Lucía, hoy, la Madre Divina me solicitó que hiciera una explicación breve de lo que yo había visto.

Cuando nos sentamos aquí, para comenzar la tarea, yo miré a la Hermana Lucía y le dije: “Tenemos que estar atentos”; porque en un momento tan importante como este, la Navidad, la Jerarquía siempre trae paz y algo especial para las almas, más allá de todo lo que sucede aquí en la superficie.

Por eso, estuvimos bien atentos durante toda la oración y los cánticos. Y cuando Piedad comenzó a cantar, creo que ya en el segundo párrafo del “Ave María”, ella colocó la voz de una forma que atravesó la carpa y se unió a una Luz que venía del fondo de la carpa. Una gran explosión de Luz invadió toda la carpa y la energía de Aurora, o sea toda Aurora, se encendió en Luz; es como si toda la energía, toda la consciencia de Aurora, se abriera como grandes portales y algo muy fuerte sucedió en el mundo interno de todos nosotros. En ese momento, sentimos la Voz de Nuestra Señora que dijo: “Prepárense, que estamos llegando”.

Entonces, cuando la Hermana Lucía tomó el almohadón, comenzamos a sentir muchas cosas. Mientras los Mensajeros hablaban, muchas escenas de la guerra comenzaron a aparecer, entre ellas, apareció la imagen de un niño que tendría 10 años, por su fisonomía me pareció que era árabe; él lloraba a los gritos desesperadamente y nosotros comprendimos que el dolor que sentía esa criatura representaba al dolor de todos los niños de la guerra.

Y, María me explicaba que solo el regazo de una madre, un abrazo materno fuerte, lo podría calmar; y que todos deberíamos abrazar a los niños de la guerra y llevarlos a nuestro interior, a nuestro corazón, para poder calmar el dolor que le queda a la niñez de esta humanidad.

Yo entendí que ese consuelo, ese amor que solo la maternidad y la paternidad pueden dar era lo que Ellos nos invitaban a ofrecer.

Porque en realidad, aquí entre nosotros, en esta celebración que estamos viviendo, en esta paz, no estamos realmente comprendiendo lo que está pasando, y a veces no es por mala voluntad de parte nuestra, sino que ese es un dolor que todavía no conocemos.

Entonces, esforcémonos en nuestras oraciones y en el consuelo que este amor humano, que nosotros sentimos, puede darles a todos los niños de la guerra.

Nos volveremos a encontrar el 31 de diciembre. Estaremos todos juntos para despedir este año, con la intención de que las cosas que suceden en el mundo se alivien, se calmen, que los hombres y mujeres de este mundo reflexionen, que todos reflexionemos sobre lo que estamos viviendo y podamos colaborar para que este mundo pueda recibir a Nuestro Señor con alegría y gratitud.

¡Muchas gracias a todos!

Esperamos que todos tengan una noche de paz y nos encontramos en el Corazón de Dios.

Apariciones extraordinarias
APARICIÓN DEL NIÑO JESÚS, DE LA VIRGEN MARÍA Y DE SAN JOSÉ, EN EL CENTRO MARIANO DE AURORA, PAYSANDÚ, URUGUAY, A LA VIDENTE HERMANA LUCÍA DE JESÚS

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.


Hermana Lucía de Jesús:

Estamos ante la Sagrada Familia de Nazaret: Nuestra Señora, la Virgen María; San José y el pequeño Niño Jesús.

Escuchemos las Palabras de Nuestra Señora:
 

En una noche como esta, hijos Míos, cuando no había esperanza en el mundo, Nuestros Sagrados Corazones caminaban hacia Belén, guiados por los ángeles y por las luces del cielo, sustentados por la Consciencia Divina y por el Santo Espíritu de Dios.

Fue de esa forma que llegamos a la gruta de Belén, con el cuerpo cansado, que humanamente sería imposible soportar, pero que con el sostén de Dios y de Sus ángeles nos fue posible permanecer con fortaleza interior y, a través de ella, sustentar Nuestros Cuerpos.

En una noche como esta, la maldad y la confusión reinaban en el corazón de los hombres, así como reina en el corazón de muchos hombres en este día. Y por el mismo motivo que un día llegamos a Belén, hoy, llegamos aquí, a este simple lugar elegido por Dios para verter Su Cura sobre el mundo.

Vengo hasta aquí, hijos Míos, para decirles que no pierdan la esperanza. Nuestros Corazones oran incesantemente por el mundo, sobre todo por las almas que no le encuentran sentido a la vida. Por eso, que cada uno de ustedes sea como una llama viva que vuelva a encender la luz del mundo, así como el pequeño Niño Jesús lo hizo y, a través de Su oferta de vida, le concedió a la humanidad una nueva oportunidad.

Hoy, la humanidad necesita una nueva oportunidad. Por eso, hijos, ¿quién se ofrecerá para renovar el Amor de Dios y permitir que Cristo renazca en sus corazones?


Hermana Lucía de Jesús:

Escuchemos las Palabras de San José:
 

Hoy, estamos aquí por las almas peregrinas, por aquellos que tienen fe en Nuestra Sagrada Presencia.

Hoy, estamos aquí por las familias que viven en las guerras, por aquellas que ya no creen en el amor, que ya no creen en Dios; porque en sus corazones reina el dolor y un sufrimiento que jamás podrán comprender.

Hoy, estamos aquí, hijos, para que sigan orando por la paz; para que en sus familias reine la esperanza de superar los desafíos, las diferencias, las purificaciones; para que la unidad vuelva a reinar y para que, mucho más allá de todo lo que puedan vivir dentro de cada uno de ustedes, siempre exista la comprensión, el diálogo y sobre todo el amor.

Hoy, Nuestros Sagrados Corazones le traen una Gracia especial al mundo, un mundo que agoniza y que le clama a Dios para volver a sentir paz.

Así como un día estuvimos en Belén, en cuerpo y alma, clamando por el mundo, abriendo las puertas de este planeta a la llegada del Mesías; de la misma forma, hoy estamos aquí, abriendo en sus corazones un espacio donde pueden sentir la Presencia de Dios, donde Él puede reinar y puede hacerlos superar las adversidades de estos tiempos.

 

Hermana Lucía de Jesús:

Escuchemos a Nuestra Señora:
 

Queridos hijos, con el Niño Jesús en Mis Brazos, traigo hacia Mi Corazón a todos los niños del mundo y les pido que hagan lo mismo; que en esta noche no se olviden de los que agonizan, no se olviden de que están aquí para ser soldados de la paz, intercesores con Mi Inmaculado Corazón por todas las almas que sufren.

Muchos no tienen la Gracia de celebrar esta Navidad como hoy ustedes pueden celebrarla, muchos solo se sumergen en la tristeza, en el desamparo y en el desamor, y la oscuridad en la que están sus corazones es tan grande que ni siquiera, hijos Míos, consiguen clamarle a Dios.

Por eso, clamen por las almas, por las almas más perdidas. Y cuando aprendan a orar, cada vez más de corazón, cuando aprendan a ir más allá de ustedes mismos para ofrecer sus vidas por los que sufren; será entonces, hijos Míos, cuando comprenderán el Amor de Cristo, ese Amor que espera reinar en sus corazones como en todos los corazones humanos.


Hermana Lucía de Jesús:

Escuchamos al Pequeño Niño Jesús:


Oro por la paz, oro por la paz que se perdió de los corazones. Oro para que sean perseverantes y para que el Propósito Divino reine en los corazones y en las consciencias de todos los que se comprometieron Conmigo, así como Yo Me comprometí con la humanidad y hoy estoy aquí, ante sus corazones.

Les pido que no dejen de estar ante Mí para que Yo pueda fortalecerlos, para que Yo pueda sustentarlos y para que, a pesar de la cruz del mundo, sus corazones conozcan la fortaleza que Yo conocí. Dispóngase a esto y estén con el corazón pronto, así como Mi Corazón está pronto para retornar al mundo.

Hoy, la Sagrada Familia los bendice, así como bendice al planeta, que hoy tengo en Mis Manos. Les pido que estén en vigilia por las almas que se pierden en esta noche, por no comprender el sentido espiritual del Nacimiento del Señor.


Hermana Lucía de Jesús:

Escuchamos a Nuestra Señora:


Hijos Míos, Nuestros Sagrados Corazones retornarán a los Pies de Dios, adonde estábamos hasta este momento, en vigilia y en oración por toda la humanidad. Únanse a Nosotros para que la unidad entre sus corazones y el Corazón de Dios no se pierda.

Hoy, les dejamos Nuestras bendiciones y Nuestra Gracia.

Les agradezco por estar aquí, por responder a Mi llamado y por perseverar en la oración.

Reciban la Gracia de la Sagrada Familia, permitan que ella impregne a sus familias y ofrézcanla por todas las familias del mundo.

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Sigan en paz y oren por la paz.

Les agradezco. 


Hermana Lucía de Jesús:

Bien, hermanos, hoy antes de finalizar nuestro trabajo, vamos a hacer un pequeño relato a pedido de Nuestra Señora. La verdad es que no esperaba ese movimiento.

Cuando estábamos orando, durante el tercer misterio, comencé a tener una visión de diferentes lugares del planeta. La mayoría de ellos eran lugares que hoy están en guerra y, mientras estábamos orando, percibía que Nuestra Señora, con San José y el Niño Jesús caminaban por esos lugares.

Ellos estaban descalzos, con ropas muy simples, antiguas, así como la Sagrada Familia de Nazaret acostumbraba a vestir, como los judíos de dos mil años atrás.

Entonces, fuimos ofreciendo nuestras oraciones por esa tarea espiritual que Ellos estaban realizando, pero realmente no pensé que Ellos vendrían hasta aquí, porque en todas las Apariciones suceden muchas cosas durante las oraciones, que a veces percibimos y a veces no, pero que solo las comentamos cuando la Jerarquía Divina nos pide que lo hagamos. Entonces, realmente pensé que era una tarea espiritual que sucedería durante el trabajo de oración.

A medida que fuimos avanzando con las oraciones del Ave María, la Sagrada Familia iba pasando por diferentes lugares, cambiando de un espacio del planeta hacia otro, era como si Ellos fueran cruzando portales y dimensiones a lo largo del camino. En algunos de estos lugares era de noche, en otros era de día.

Mientras Ellos caminaban, los ángeles iban rescatando a las almas a través de portales de Luz que se abrían sobre la Sagrada Familia. Algunos lugares por donde Ellos pasaban no estaban en guerra, parecían ciudades normales. Ellos pasaban por adentro de las casas de las personas, pasaban por las calles, iban tocando a las almas que realmente no estaban celebrando la Navidad como el Nacimiento de Jesús, y lo que comprendíamos era como si Ellos colocaran dentro de esas almas un código de despertar.

Seguimos acompañando esas visiones durante la oración, y cuando estábamos en las últimas oraciones del cuarto misterio, un portal de Luz comenzó a abrirse sobre nosotros. Primero tenía una forma oval y, a través de él, percibimos diferentes dimensiones.

Primero comenzaron a aparecer varios ángeles, y uno de ellos vino a nuestro encuentro y nos preguntó si estábamos dispuestos a recibir a la Sagrada Familia. En ese momento, dijimos que sí y quedamos esperándola.

Cuando los hermanos comenzaron a cantar el Ave María, ese portal se amplió cada vez más, como si acontecieran diferentes explosiones de Luz, que encendían toda la carpa. Con los ojos cerrados, daba la sensación de que había un cortocircuito en la Luz, encendiendo y apagando rayos, hasta el momento en el que los ángeles nos pidieron que nos arrodilláramos. En ese momento, a partir de ese portal, apareció una estrella de seis puntas en tres dimensiones, que comenzó pequeña y terminó grande, como si nos abrazara a todos dentro de ella. Eso sucedió semejante a una explosión.

La estrella venía con un punto de Luz e de repente creció y nos abrazó, pero fue en un segundo. Cuando ella crecía, nos colocaba a todos adentro de una realidad espiritual, donde una energía de Gracia comenzaba a trabajar con nuestras consciencias.

Luego de esa explosión de Luz, la Sagrada Familia empezó a llegar hasta aquí. Primero, Ellos se acercaban como esferas de Luz, después como siluetas de Luz, hasta que iban apareciendo cada vez con más detalles, como la Sagrada Familia de Nazaret.

San José y Nuestra Señora estaban tomados de las Manos, y nuestra Madre Divina sostenía a Jesús, que parecía tener de 3 a 4 años.

Cuando Ellos comenzaron a hablar, la primera cosa que nuestra Madre Divina nos dijo fue que les dijéramos a todos que estábamos ante la Presencia de la Sagrada Familia. Mientras cada uno de Ellos iba hablando con nosotros, yo percibía que situaciones internas de diferentes familias del mundo comenzaban a recibir cura.

Al mismo tiempo que Ellos hablaban, no sé explicarlo muy bien, pero era como si salieran de adentro de las consciencias diferentes energías que estimulaban los conflictos, los desacuerdos; energías que muchas veces nosotros estamos purificando y que, en nuestra relación diaria como familia, nos impiden comprender al otro o vuelven difícil la convivencia. Era así como yo lo comprendía.

Entonces, esas energías comenzaban a salir y nuestras almas recibían la Gracia de una comprensión mayor. Como nos mostraba Nuestra Señora, esa Gracia venía para que pudiéramos fomentar el diálogo, para que pudiéramos comprender mejor al prójimo y para que, en nuestras relaciones familiares, pudiéramos ver al otro como realmente es y no como aparenta ser o como él está en ese momento de tantas purificaciones.

Y eso sucedía con nosotros aquí, pero también con diferentes familias del mundo que escuchaban a Nuestra Señora y con familias que no estaban acompañando esta transmisión, pero que internamente se unían a la Sagrada Familia en este momento.

Es algo un poco difícil de explicar, porque eran imágenes y comprensiones internas que la Jerarquía Divina nos entregaba a medida que iba conversando con nosotros.

Por último, a través de ese portal de la Sagrada Familia, descendía sobre nosotros una energía  en forma de Paloma de Luz que representaba una Gracia, que cada uno de nosotros va a descubrir a medida que comience a vivirla, una Gracia que la Sagrada Familia nos traía en esta noche de Navidad.

Después que Ellos terminaron de hablar, nuestra Madre Divina, San José y el Niño Jesús nos dijeron que Ellos serían breves, porque Ellos estaban en oración a los Pies de Dios, intercediendo por diferentes situaciones del planeta.


Madre María Shimani de Montserrat:

No es mi tarea en esta vida transmitir las cosas que vemos, pero para confirmar un poco la experiencia de la Hermana Lucía, hoy, la Madre Divina me solicitó que hiciera una explicación breve de lo que yo había visto.

Cuando nos sentamos aquí, para comenzar la tarea, yo miré a la Hermana Lucía y le dije: “Tenemos que estar atentos”; porque en un momento tan importante como este, la Navidad, la Jerarquía siempre trae paz y algo especial para las almas, más allá de todo lo que sucede aquí en la superficie.

Por eso, estuvimos bien atentos durante toda la oración y los cánticos. Y cuando Piedad comenzó a cantar, creo que ya en el segundo párrafo del “Ave María”, ella colocó la voz de una forma que atravesó la carpa y se unió a una Luz que venía del fondo de la carpa. Una gran explosión de Luz invadió toda la carpa y la energía de Aurora, o sea toda Aurora, se encendió en Luz; es como si toda la energía, toda la consciencia de Aurora, se abriera como grandes portales y algo muy fuerte sucedió en el mundo interno de todos nosotros. En ese momento, sentimos la Voz de Nuestra Señora que dijo: “Prepárense, que estamos llegando”.

Entonces, cuando la Hermana Lucía tomó el almohadón, comenzamos a sentir muchas cosas. Mientras los Mensajeros hablaban, muchas escenas de la guerra comenzaron a aparecer, entre ellas, apareció la imagen de un niño que tendría 10 años, por su fisonomía me pareció que era árabe; él lloraba a los gritos desesperadamente y nosotros comprendimos que el dolor que sentía esa criatura representaba al dolor de todos los niños de la guerra.

Y, María me explicaba que solo el regazo de una madre, un abrazo materno fuerte, lo podría calmar; y que todos deberíamos abrazar a los niños de la guerra y llevarlos a nuestro interior, a nuestro corazón, para poder calmar el dolor que le queda a la niñez de esta humanidad.

Yo entendí que ese consuelo, ese amor que solo la maternidad y la paternidad pueden dar era lo que Ellos nos invitaban a ofrecer.

Porque en realidad, aquí entre nosotros, en esta celebración que estamos viviendo, en esta paz, no estamos realmente comprendiendo lo que está pasando, y a veces no es por mala voluntad de parte nuestra, sino que ese es un dolor que todavía no conocemos.

Entonces, esforcémonos en nuestras oraciones y en el consuelo que este amor humano, que nosotros sentimos, puede darles a todos los niños de la guerra.

Nos volveremos a encontrar el 31 de diciembre. Estaremos todos juntos para despedir este año, con la intención de que las cosas que suceden en el mundo se alivien, se calmen, que los hombres y mujeres de este mundo reflexionen, que todos reflexionemos sobre lo que estamos viviendo y podamos colaborar para que este mundo pueda recibir a Nuestro Señor con alegría y gratitud.

¡Muchas gracias a todos!

Esperamos que todos tengan una noche de paz y nos encontramos en el Corazón de Dios.

APARICIÓN DE SAN JOSÉ, DEL NIÑO JESÚS Y DE LA VIRGEN MARÍA, EN EL CENTRO MARIANO DE AURORA, PAYSANDÚ, URUGUAY, A LA VIDENTE HERMANA LUCÍA DE JESÚS

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.


Hermana Lucía de Jesús:

Estamos ante la Sagrada Familia de Nazaret: Nuestra Señora, la Virgen María; San José y el pequeño Niño Jesús.

Escuchemos las Palabras de Nuestra Señora:
 

En una noche como esta, hijos Míos, cuando no había esperanza en el mundo, Nuestros Sagrados Corazones caminaban hacia Belén, guiados por los ángeles y por las luces del cielo, sustentados por la Consciencia Divina y por el Santo Espíritu de Dios.

Fue de esa forma que llegamos a la gruta de Belén, con el cuerpo cansado, que humanamente sería imposible soportar, pero que con el sostén de Dios y de Sus ángeles nos fue posible permanecer con fortaleza interior y, a través de ella, sustentar Nuestros Cuerpos.

En una noche como esta, la maldad y la confusión reinaban en el corazón de los hombres, así como reina en el corazón de muchos hombres en este día. Y por el mismo motivo que un día llegamos a Belén, hoy, llegamos aquí, a este simple lugar elegido por Dios para verter Su Cura sobre el mundo.

Vengo hasta aquí, hijos Míos, para decirles que no pierdan la esperanza. Nuestros Corazones oran incesantemente por el mundo, sobre todo por las almas que no le encuentran sentido a la vida. Por eso, que cada uno de ustedes sea como una llama viva que vuelva a encender la luz del mundo, así como el pequeño Niño Jesús lo hizo y, a través de Su oferta de vida, le concedió a la humanidad una nueva oportunidad.

Hoy, la humanidad necesita una nueva oportunidad. Por eso, hijos, ¿quién se ofrecerá para renovar el Amor de Dios y permitir que Cristo renazca en sus corazones?


Hermana Lucía de Jesús:

Escuchemos las Palabras de San José:
 

Hoy, estamos aquí por las almas peregrinas, por aquellos que tienen fe en Nuestra Sagrada Presencia.

Hoy, estamos aquí por las familias que viven en las guerras, por aquellas que ya no creen en el amor, que ya no creen en Dios; porque en sus corazones reina el dolor y un sufrimiento que jamás podrán comprender.

Hoy, estamos aquí, hijos, para que sigan orando por la paz; para que en sus familias reine la esperanza de superar los desafíos, las diferencias, las purificaciones; para que la unidad vuelva a reinar y para que, mucho más allá de todo lo que puedan vivir dentro de cada uno de ustedes, siempre exista la comprensión, el diálogo y sobre todo el amor.

Hoy, Nuestros Sagrados Corazones le traen una Gracia especial al mundo, un mundo que agoniza y que le clama a Dios para volver a sentir paz.

Así como un día estuvimos en Belén, en cuerpo y alma, clamando por el mundo, abriendo las puertas de este planeta a la llegada del Mesías; de la misma forma, hoy estamos aquí, abriendo en sus corazones un espacio donde pueden sentir la Presencia de Dios, donde Él puede reinar y puede hacerlos superar las adversidades de estos tiempos.

 

Hermana Lucía de Jesús:

Escuchemos a Nuestra Señora:
 

Queridos hijos, con el Niño Jesús en Mis Brazos, traigo hacia Mi Corazón a todos los niños del mundo y les pido que hagan lo mismo; que en esta noche no se olviden de los que agonizan, no se olviden de que están aquí para ser soldados de la paz, intercesores con Mi Inmaculado Corazón por todas las almas que sufren.

Muchos no tienen la Gracia de celebrar esta Navidad como hoy ustedes pueden celebrarla, muchos solo se sumergen en la tristeza, en el desamparo y en el desamor, y la oscuridad en la que están sus corazones es tan grande que ni siquiera, hijos Míos, consiguen clamarle a Dios.

Por eso, clamen por las almas, por las almas más perdidas. Y cuando aprendan a orar, cada vez más de corazón, cuando aprendan a ir más allá de ustedes mismos para ofrecer sus vidas por los que sufren; será entonces, hijos Míos, cuando comprenderán el Amor de Cristo, ese Amor que espera reinar en sus corazones como en todos los corazones humanos.


Hermana Lucía de Jesús:

Escuchamos al Pequeño Niño Jesús:


Oro por la paz, oro por la paz que se perdió de los corazones. Oro para que sean perseverantes y para que el Propósito Divino reine en los corazones y en las consciencias de todos los que se comprometieron Conmigo, así como Yo Me comprometí con la humanidad y hoy estoy aquí, ante sus corazones.

Les pido que no dejen de estar ante Mí para que Yo pueda fortalecerlos, para que Yo pueda sustentarlos y para que, a pesar de la cruz del mundo, sus corazones conozcan la fortaleza que Yo conocí. Dispóngase a esto y estén con el corazón pronto, así como Mi Corazón está pronto para retornar al mundo.

Hoy, la Sagrada Familia los bendice, así como bendice al planeta, que hoy tengo en Mis Manos. Les pido que estén en vigilia por las almas que se pierden en esta noche, por no comprender el sentido espiritual del Nacimiento del Señor.


Hermana Lucía de Jesús:

Escuchamos a Nuestra Señora:


Hijos Míos, Nuestros Sagrados Corazones retornarán a los Pies de Dios, adonde estábamos hasta este momento, en vigilia y en oración por toda la humanidad. Únanse a Nosotros para que la unidad entre sus corazones y el Corazón de Dios no se pierda.

Hoy, les dejamos Nuestras bendiciones y Nuestra Gracia.

Les agradezco por estar aquí, por responder a Mi llamado y por perseverar en la oración.

Reciban la Gracia de la Sagrada Familia, permitan que ella impregne a sus familias y ofrézcanla por todas las familias del mundo.

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Sigan en paz y oren por la paz.

Les agradezco. 


Hermana Lucía de Jesús:

Bien, hermanos, hoy antes de finalizar nuestro trabajo, vamos a hacer un pequeño relato a pedido de Nuestra Señora. La verdad es que no esperaba ese movimiento.

Cuando estábamos orando, durante el tercer misterio, comencé a tener una visión de diferentes lugares del planeta. La mayoría de ellos eran lugares que hoy están en guerra y, mientras estábamos orando, percibía que Nuestra Señora, con San José y el Niño Jesús caminaban por esos lugares.

Ellos estaban descalzos, con ropas muy simples, antiguas, así como la Sagrada Familia de Nazaret acostumbraba a vestir, como los judíos de dos mil años atrás.

Entonces, fuimos ofreciendo nuestras oraciones por esa tarea espiritual que Ellos estaban realizando, pero realmente no pensé que Ellos vendrían hasta aquí, porque en todas las Apariciones suceden muchas cosas durante las oraciones, que a veces percibimos y a veces no, pero que solo las comentamos cuando la Jerarquía Divina nos pide que lo hagamos. Entonces, realmente pensé que era una tarea espiritual que sucedería durante el trabajo de oración.

A medida que fuimos avanzando con las oraciones del Ave María, la Sagrada Familia iba pasando por diferentes lugares, cambiando de un espacio del planeta hacia otro, era como si Ellos fueran cruzando portales y dimensiones a lo largo del camino. En algunos de estos lugares era de noche, en otros era de día.

Mientras Ellos caminaban, los ángeles iban rescatando a las almas a través de portales de Luz que se abrían sobre la Sagrada Familia. Algunos lugares por donde Ellos pasaban no estaban en guerra, parecían ciudades normales. Ellos pasaban por adentro de las casas de las personas, pasaban por las calles, iban tocando a las almas que realmente no estaban celebrando la Navidad como el Nacimiento de Jesús, y lo que comprendíamos era como si Ellos colocaran dentro de esas almas un código de despertar.

Seguimos acompañando esas visiones durante la oración, y cuando estábamos en las últimas oraciones del cuarto misterio, un portal de Luz comenzó a abrirse sobre nosotros. Primero tenía una forma oval y, a través de él, percibimos diferentes dimensiones.

Primero comenzaron a aparecer varios ángeles, y uno de ellos vino a nuestro encuentro y nos preguntó si estábamos dispuestos a recibir a la Sagrada Familia. En ese momento, dijimos que sí y quedamos esperándola.

Cuando los hermanos comenzaron a cantar el Ave María, ese portal se amplió cada vez más, como si acontecieran diferentes explosiones de Luz, que encendían toda la carpa. Con los ojos cerrados, daba la sensación de que había un cortocircuito en la Luz, encendiendo y apagando rayos, hasta el momento en el que los ángeles nos pidieron que nos arrodilláramos. En ese momento, a partir de ese portal, apareció una estrella de seis puntas en tres dimensiones, que comenzó pequeña y terminó grande, como si nos abrazara a todos dentro de ella. Eso sucedió semejante a una explosión.

La estrella venía con un punto de Luz e de repente creció y nos abrazó, pero fue en un segundo. Cuando ella crecía, nos colocaba a todos adentro de una realidad espiritual, donde una energía de Gracia comenzaba a trabajar con nuestras consciencias.

Luego de esa explosión de Luz, la Sagrada Familia empezó a llegar hasta aquí. Primero, Ellos se acercaban como esferas de Luz, después como siluetas de Luz, hasta que iban apareciendo cada vez con más detalles, como la Sagrada Familia de Nazaret.

San José y Nuestra Señora estaban tomados de las Manos, y nuestra Madre Divina sostenía a Jesús, que parecía tener de 3 a 4 años.

Cuando Ellos comenzaron a hablar, la primera cosa que nuestra Madre Divina nos dijo fue que les dijéramos a todos que estábamos ante la Presencia de la Sagrada Familia. Mientras cada uno de Ellos iba hablando con nosotros, yo percibía que situaciones internas de diferentes familias del mundo comenzaban a recibir cura.

Al mismo tiempo que Ellos hablaban, no sé explicarlo muy bien, pero era como si salieran de adentro de las consciencias diferentes energías que estimulaban los conflictos, los desacuerdos; energías que muchas veces nosotros estamos purificando y que, en nuestra relación diaria como familia, nos impiden comprender al otro o vuelven difícil la convivencia. Era así como yo lo comprendía.

Entonces, esas energías comenzaban a salir y nuestras almas recibían la Gracia de una comprensión mayor. Como nos mostraba Nuestra Señora, esa Gracia venía para que pudiéramos fomentar el diálogo, para que pudiéramos comprender mejor al prójimo y para que, en nuestras relaciones familiares, pudiéramos ver al otro como realmente es y no como aparenta ser o como él está en ese momento de tantas purificaciones.

Y eso sucedía con nosotros aquí, pero también con diferentes familias del mundo que escuchaban a Nuestra Señora y con familias que no estaban acompañando esta transmisión, pero que internamente se unían a la Sagrada Familia en este momento.

Es algo un poco difícil de explicar, porque eran imágenes y comprensiones internas que la Jerarquía Divina nos entregaba a medida que iba conversando con nosotros.

Por último, a través de ese portal de la Sagrada Familia, descendía sobre nosotros una energía  en forma de Paloma de Luz que representaba una Gracia, que cada uno de nosotros va a descubrir a medida que comience a vivirla, una Gracia que la Sagrada Familia nos traía en esta noche de Navidad.

Después que Ellos terminaron de hablar, nuestra Madre Divina, San José y el Niño Jesús nos dijeron que Ellos serían breves, porque Ellos estaban en oración a los Pies de Dios, intercediendo por diferentes situaciones del planeta.


Madre María Shimani de Montserrat:

No es mi tarea en esta vida transmitir las cosas que vemos, pero para confirmar un poco la experiencia de la Hermana Lucía, hoy, la Madre Divina me solicitó que hiciera una explicación breve de lo que yo había visto.

Cuando nos sentamos aquí, para comenzar la tarea, yo miré a la Hermana Lucía y le dije: “Tenemos que estar atentos”; porque en un momento tan importante como este, la Navidad, la Jerarquía siempre trae paz y algo especial para las almas, más allá de todo lo que sucede aquí en la superficie.

Por eso, estuvimos bien atentos durante toda la oración y los cánticos. Y cuando Piedad comenzó a cantar, creo que ya en el segundo párrafo del “Ave María”, ella colocó la voz de una forma que atravesó la carpa y se unió a una Luz que venía del fondo de la carpa. Una gran explosión de Luz invadió toda la carpa y la energía de Aurora, o sea toda Aurora, se encendió en Luz; es como si toda la energía, toda la consciencia de Aurora, se abriera como grandes portales y algo muy fuerte sucedió en el mundo interno de todos nosotros. En ese momento, sentimos la Voz de Nuestra Señora que dijo: “Prepárense, que estamos llegando”.

Entonces, cuando la Hermana Lucía tomó el almohadón, comenzamos a sentir muchas cosas. Mientras los Mensajeros hablaban, muchas escenas de la guerra comenzaron a aparecer, entre ellas, apareció la imagen de un niño que tendría 10 años, por su fisonomía me pareció que era árabe; él lloraba a los gritos desesperadamente y nosotros comprendimos que el dolor que sentía esa criatura representaba al dolor de todos los niños de la guerra.

Y, María me explicaba que solo el regazo de una madre, un abrazo materno fuerte, lo podría calmar; y que todos deberíamos abrazar a los niños de la guerra y llevarlos a nuestro interior, a nuestro corazón, para poder calmar el dolor que le queda a la niñez de esta humanidad.

Yo entendí que ese consuelo, ese amor que solo la maternidad y la paternidad pueden dar era lo que Ellos nos invitaban a ofrecer.

Porque en realidad, aquí entre nosotros, en esta celebración que estamos viviendo, en esta paz, no estamos realmente comprendiendo lo que está pasando, y a veces no es por mala voluntad de parte nuestra, sino que ese es un dolor que todavía no conocemos.

Entonces, esforcémonos en nuestras oraciones y en el consuelo que este amor humano, que nosotros sentimos, puede darles a todos los niños de la guerra.

Nos volveremos a encontrar el 31 de diciembre. Estaremos todos juntos para despedir este año, con la intención de que las cosas que suceden en el mundo se alivien, se calmen, que los hombres y mujeres de este mundo reflexionen, que todos reflexionemos sobre lo que estamos viviendo y podamos colaborar para que este mundo pueda recibir a Nuestro Señor con alegría y gratitud.

¡Muchas gracias a todos!

Esperamos que todos tengan una noche de paz y nos encontramos en el Corazón de Dios.

MENSAJE SEMANAL DE LA VIRGEN MARÍA, ROSA DE LA PAZ, TRANSMITIDO EN EL CENTRO MARIANO DE AURORA, PAYSANDÚ, URUGUAY, AL VIDENTE FRAY ELÍAS DEL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS

Queridos hijos:

Que, en la víspera de la Natividad del Señor, en los corazones y también en las familias puedan nacer valores de hermandad y de amor, de solidaridad y de comprensión, para que en el mundo se pueda alcanzar la paz.

Por eso, con la mirada puesta en el Santo Pesebre, reconsagren sus vidas como familia a la Sagrada Familia de Nazaret, para que todos los valores que hoy se están disolviendo en el mundo vuelvan a surgir a través de la consciencia de Mis hijos.

A través de la contemplación del Sagrado Pesebre, recibirán en esta jornada lo mismo que la Sagrada Familia recibió como inspiración de Dios, porque tuvimos la Gracia de ser parte del gran acontecimiento que simplemente cambió la historia de la humanidad.

Hijos Míos, quisiera que, en estos últimos días de la novena por la reconsagración de las familias, coloquen en sus oraciones y dentro de la esencia del Santo Pesebre a cuantos hoy en la humanidad no podrán vivir la Natividad del Señor, debido a sus situaciones de vida y a sus condiciones.

Quisiera que la Luz, que descendió en la humilde gruta de Belén, descienda sobre las familias que más lo necesitan en este momento.

Como siempre, Yo estaré unida a cada uno de Mis hijos, a todos los que en esta próxima Natividad del Señor celebrarán solemnemente el Nacimiento de Jesús, para que así Cristo vuelva a nacer en el corazón de todos Mis hijos, a fin de que exista una humanidad más justa, fraterna y servicial.

¡Les agradezco por responder a Mi llamado!

Los bendice,

Vuestra Madre, la Virgen María, Rosa de la Paz

MENSAJE SEMANAL DE LA VIRGEN MARÍA, ROSA DE LA PAZ, TRANSMITIDO EN EL CENTRO MARIANO DE FIGUEIRA, MINAS GERAIS, BRASIL, AL VIDENTE FRAY ELÍAS DEL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS

Queridísimos hijos Míos:

Que, en este próximo encuentro mariano de las 1 000 Ave Marías, sus voces incansables vuelvan a elevarse en súplica al Creador, para que se establezca la tan esperada paz mundial.

Para eso, queridos hijos, que en este próximo encuentro de las 1 000 Ave Marías, sus ángeles de la guarda y los ángeles guardianes de todos los orantes puedan interceder entre ustedes y Dios, elevando en oferta a los Cielos las más sinceras y honestas oraciones.

Quisiera que en cada nueva cuenta del Ave María que ofrecerán, pueda encenderse en ustedes el fuego divino de la oración; para que, como en Pentecostés, como en el Santo Cenáculo, descienda sobre ustedes el Santo Espíritu de Dios, que obrará a través de bendiciones y gracias sobre todos los que se autoconvoquen para este próximo encuentro orante.

Recuerden, Mis hijos, que su Santísima y Divina Madre se sirve, en cada fin de mes, del oratorio planetario de las 1 000 Ave Marías para interceder por las dolorosísimas y gravísimas situaciones que hoy enfrenta y atraviesa toda la humanidad.

Que sus oraciones verdaderas puedan abrazar a los más desprotegidos.

Que sus oraciones honestas puedan dar luz y entendimiento a todos los que toman las decisiones.

Que sus oraciones puedan detener el horror de las guerras y el derramamiento de sangre de los inocentes.

Que sus oraciones sostengan el equilibrio del eje de la Tierra.

Por eso, Mis hijos, les pido que, en este próximo encuentro mariano, sus voces se unan a las voces de todos los ángeles, y en especial a la voz de sus ángeles de la guarda, para que se cierren de una vez y para siempre las puertas del mal, y para que los más vulnerables y desfavorecidos sean protegidos, como así también la vida de todos los Reinos de la Naturaleza sea protegida.

Una vez más, Yo estaré atenta a la voz de las súplicas.

¡Les agradezco por responder a Mi llamado!

Los bendice,

Vuestra Madre, la Virgen María, Rosa de la Paz

MENSAJE SEMANAL DE LA VIRGEN MARÍA, ROSA DE LA PAZ, TRANSMITIDO EN EL CENTRO MARIANO DE FIGUEIRA, MINAS GERAIS, BRASIL, AL VIDENTE FRAY ELÍAS DEL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS

Queridos hijos:

Durante estos días y debido a la gravedad de las guerras y al derramamiento de sangre inocente, Nuestros Tres Sagrados Corazones se encuentran intentando detener el mal que invadió la mente y el corazón de Mis hijos de algunas naciones.

Por eso, hoy Yo vengo especialmente a pedirles que, ahora más que nunca, Me acompañen en oración para que los Tres Sagrados Corazones intervengan por todas las familias y especialmente por los niños que sufren la guerra, la aniquilación, la invasión y el maltrato.

En el nombre de Nuestro Creador y Señor del Universo, vengo a pedirles que las armas sean detenidas para que no se siga abriendo la puerta incierta de la maldad en el mundo.

Vengo a pedirles, en el nombre de Dios, que ya no predominen los intereses de las naciones, para que los más desfavorecidos no se vean en la urgencia de escapar del terror y de la muerte.

Queridos hijos, este es el esperado tiempo de la tribulación y del Apocalipsis. Por eso, más que nunca, Yo vengo a pedirles que todos los días reconozcan la Presencia de Dios en ustedes y que, a través de la Presencia Divina, recuerden que todos son hermanos y hermanas de un mismo Padre que está en los Cielos. Así, Mis hijos, el mundo como un todo no se seguirá apartando del Amor y de la Luz.

Rezo, día y noche, para que el mundo alcance la paz. Recen Conmigo todos los días, a fin de que los ángeles, atormentados por las guerras, se puedan sostener.

¡Les agradezco por responder a Mi llamado!

Los bendice,

Vuestra Madre, la Virgen María, Rosa de la Paz

 

Después de transmitir el Mensaje semanal, Nuestra Señora acompañó la consagración de la Santa Eucaristía, según el relato siguiente:

 

Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús:

Vamos a celebrar junto con nuestra Madre este momento de consagración.

Nos disponemos, en este momento, para participar de este misterio de Amor que Cristo nos dejó en la Presencia de María, Nuestra Señora.

Y, en el silencio de nuestro corazón, ante el Corazón de María, de la Reina de la Paz, purificamos nuestro corazón, nuestra consciencia; para que, bañados por Su Amor Maternal, preparemos nuestro mundo interior para volver a recibir el Cuerpo y la Sangre de Cristo, que serán transustanciados en esta celebración que María acompañará con atención y detenimiento.

Nuestra Madre nos dice, en este momento, que en la noche cuando Jesús estaba reunido con Sus apóstoles, Ella en otra parte de Jerusalén estaba reunida con las santas mujeres y, a través de sus espíritus, de sus consciencias, se unieron al sacrificio del Hijo de Dios, sacrificio que en el éter de la Tierra dejaría plasmada la presencia eterna de Su Amor y de Su Misericordia por las almas.

Y, en esa hora, todos los pecados desde Adán y Eva hasta el presente, hasta el final de los tiempos, estaban siendo contemplados por Nuestro Señor y por Nuestra Señora que, en reparación y en amnistía, ofrecían a Dios por medio de los ángeles.

Así, esa Comunión, que Cristo ofició y celebró con Sus apóstoles en la Última Cena, llegó a María, nuestra Madre, y a las santas mujeres, a través de las manos de los ángeles, por medio de una forma luminosa de Luz, forma que ingresó en el alma de María y de las santas mujeres para establecer definitivamente esa alianza con la Voluntad de Dios por intermedio del Hijo Primogénito.

En esa noche, en la que Jesús se encontraba con Sus apóstoles y María estaba reunida con Sus discípulas, las santas mujeres, cuando Jesús tomó el pan y lo elevó a Dios en acción de gracias, en ofrecimiento y en sacrificio, María le pidió a Dios que Ella pudiera morir espiritualmente junto a Su Hijo, por la remisión de todos los pecados que habían sido cometidos desde el principio, desde Adán y Eva hasta el final de los tiempos, para que las almas pudieran recibir la abundancia del Amor de Dios, ese Amor que los renovaría y que los ayudaría a seguir adelante en cada paso.

Así, Jesús partió el pan y ofreciéndolo a Sus compañeros con una mirada paterna, amorosa y atenta, les dijo, así como le dijo a Su Madre y a las santas mujeres, en espíritu: “Tomen y coman todos de Él, porque este es Mi Cuerpo que será entregado por los hombres para el perdón de los pecados”.
 

Te alabamos, Señor, y Te bendecimos.
Te alabamos, Señor, y Te bendecimos.
Te alabamos, Señor, y Te bendecimos.
Amén.
 

Reverenciamos.

Y, así, la forma de Luz ingresó en los apóstoles, en María y en las santas mujeres, preparándolos para la Dolorosa Pasión de Jesús.

Y, antes de consumar esa alianza con el Eterno, Jesús tomó con Sus Manos el Santo Grial, que elevó a los Cielos, también en ofrecimiento y en sacrificio por las almas.

En ese momento, María Santísima y las santas mujeres, en Comunión Espiritual, se ofrecieron para ser las primeras celadoras de la Preciosa Sangre de Cristo, que sería derramada desde el momento de la flagelación hasta lo alto del Monte Calvario y, así, se pudiera establecer, en honor al Hijo de Dios, la ciencia espiritual de la Vía Sacra, de los impulsos crísticos que el Maestro dejó impregnados y grabados en cada paso de la Cruz.

Así, Jesús después de haber transustanciado el vino en Su Preciosa Sangre, pasó el Cáliz a Sus apóstoles y, en espíritu, a las santas mujeres, por medio de los ángeles, diciéndoles: “Tomen y beban todos de Él, porque este es el Cáliz de Mi Sangre, la Sangre de la nueva y eterna alianza entre las almas y Dios, la Sangre del Cordero que será derramada por la remisión de todas las faltas, hagan esto en memoria de Mí hasta que Yo retorne al mundo”.
 

Te alabamos, Señor, y Te bendecimos.
Te alabamos, Señor, y Te bendecimos.
Te alabamos, Señor, y Te bendecimos.
Amén.
 

Reverenciamos.

Y, en ese momento, los ángeles que estaban presentes en la transustanciación del pan y del vino, en la Última Cena, pusieron a disposición, a partir de ese tiempo y hasta el final de los tiempos, todos los cálices que recibirían el ofrecimiento de las almas que se consagrarían y vivirían por Cristo y en Cristo.

Así, colocamos nuestra alma y nuestro espíritu ante ese ofrecimiento; colocamos nuestra vida y nuestra esencia dentro de esos cálices para que, como esta celebración, esos cálices sean ofrecidos a Dios en reparación y en Misericordia.

Así, Jesús elevó Su Cuerpo y Su Sangre para testimoniar la Presencia Infinita y Misericordiosa del Amor de Dios.

Los apóstoles, María Santísima y las santas mujeres contemplaban, en ese instante, la institución del Legado Crístico de Amor y de Redención.
 

Oración: “Padre Nuestro”.


Y, así como Cristo representa la Paz universal y la Paz para el mundo, invocamos, junto al Corazón Inmaculado de María, el descenso de la Paz.
 

Señor, yo no soy digno de que entres en mi casa,
pero una Palabra Tuya bastará para sanarme.
Amén.
 

Y, así como compartimos la Paz de Cristo, vamos a irradiar la Paz de María a cada Cristo Interno.

Y, vamos a anunciar, en este momento, la Comunión Espiritual a todos los mundos internos y las almas que están en el mundo y que necesitan de esa Presencia Crística interior.

A pedido de María, en este momento de Comunión, vamos a cantar “Haz de mí nada”, para que en ese vacío interior que tenemos que buscar en cada paso, podamos ser colmados del Todo, de la Presencia de Dios.

MENSAJE SEMANAL DE LA VIRGEN MARÍA, ROSA DE LA PAZ, TRANSMITIDO EN EL CENTRO MARIANO DE FIGUEIRA, MINAS GERAIS, BRASIL, AL VIDENTE FRAY ELÍAS DEL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS, PARA EL ENCUENTRO DE ORACIÓN DEL DÍA 8

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Mantengan la paz mientras estoy presente, porque el mundo necesita de paz.

Agradezco la respuesta de Mis hijos, la respuesta inmediata y sensata de todos los que se reúnen en este momento alrededor de la Madre de Dios, así como los ángeles de Dios están reunidos en este momento.

Regreso a Mi amada y predilecta Casa de Figueira, porque este lugar, bendecido por Mi Padre que está en los Cielos, Me ha abierto las puertas para que Yo pudiera llegar al mundo entero.

Por eso hoy, vengo a aliviar sus heridas; vengo a hacer desaparecer sus tristezas; vengo a hacer desaparecer sus agonías, para que de este mundo y de esta humanidad desaparezca el sufrimiento, que se ha agravado en estos tiempos.

Por eso, les vuelvo a decir, una y otra vez, que no pierdan la fe. Yo estoy aquí y Soy su Madre, que los guía y que siempre los guiará al camino seguro, el camino bendito hacia el Corazón de Dios.

A pesar de que este tiempo sea desconocido, a pesar de las dudas o aun de las incertidumbres, es hora de que confíen en el Supremo; porque Yo estoy aquí para abrirles la puerta hacia el Supremo. Yo estoy aquí para conducirlos hacia la Verdad y no Me cansaré de hacerlo, hijos Míos.

Por eso, llego aquí de forma incansable para que Mis hijos se restauren en Mi Corazón, para que siempre sepan que habrá un destello de la Esperanza de Dios que podrá brillar más allá de la oscuridad del mundo, más allá de la propia oscuridad interior.

Sean valientes, y decididos sigan los pasos de Mi Hijo. Él necesita construir el nuevo tiempo, a través de Sus apóstoles y servidores. Él necesita, de forma imperiosa en este momento, que haya testigos de Su Amor; porque el mundo no puede vivir sin el Amor de Dios, las almas no pueden vivir sin el Amor de la Fuente.

Ustedes saben que esto es así, hijos Míos. Por eso, Yo vengo aquí en el nombre de ese Amor Mayor, de ese Amor de Dios que los reunió a todos desde el principio para construir las bases de esta Obra Espiritual, formada por el Cuerpo Místico de Cristo, por medio de todas las almas que se congregan y que se autoconvocan, para que en este tiempo sean parte del ejército de Cristo, sin miedo a nada.

Hijos, mientras estoy aquí, en la alegría de este reencuentro con cada uno de ustedes, Yo les pido: confíen y despójense, para que la humanidad pueda ser despojada de sus conflictos, ambiciones y guerras.

El primer paso lo deberán dar ustedes mismos, porque son más conscientes que los demás, porque han sido agraciados por los tesoros del Cielo y de la Tierra. Solo eso es lo que les pide Mi Hijo, que den los pasos que Él necesita que ustedes den; porque es urgente que, en la superficie de la Tierra, estén presentes los Nuevos Cristos. Y esto no es para mañana, esta aspiración de Cristo es para ahora.

Sus espíritus fueron formados a través de la Palabra del Señor, pero sus consciencias también fueron forjadas para vivir la transformación, la purificación y luego la redención.

¿Por qué le temen a lo que están viviendo y atravesando en este tiempo, si están viviendo lo que ya estaba escrito?

El Amor de Dios siempre será mayor que todas las cosas. Ese Amor Mayor y Divino siempre los abrazará y los colmará, y si fuera necesario, Mis amados, el Amor de Dios les permitirá que Yo tenga a sus almas en Mis Brazos para enseñarles aún más sobre el Amor de Dios, el Amor de Dios que besa y que consuela, así como una buena madre besa y consuela a sus hijos.

Esto es lo que el mundo necesita en este tiempo, no puede perder el sentido y el camino del Amor Mayor; porque el Amor Mayor les hará comprender al semejante, los ayudará a aceptar todas las situaciones y todas las condiciones, por más difíciles que sean. El Amor de Dios siempre los ayudará a superarse a ustedes mismos, porque el Amor del Padre es el fiel testimonio de Su Presencia.

Lo que hoy sucede aquí, es obra del Amor de Dios; es Gracia de Mi Hijo, el Cristo; es Amor maternal de Mi Corazón por Mis hijos.

Por eso hoy, Yo vengo a prepararlos no solo para los próximos tiempos, sino también vengo a prepararlos para que vivan en estos días los encuentros con Mi Hijo, sabiendo que ya son los últimos encuentros, en los que sus almas y espíritus podrán beber de esa Fuente del Amor Consolador y Misericordioso, que disolverá todo mal y que los renovará por dentro para que puedan tener vida en abundancia.

Hagan esto por la humanidad, den los pasos por aquellos que no los dan, oren por los que necesitan de oración, vivan y tengan un gesto de amor y de misericordia por el prójimo.

Porque Mi ardiente deseo de Madre es que ya se sientan apóstoles del Cristo Redentor, viviendo la vida del apostolado, de la misión y del servicio; y no buscando ser apóstoles, aun en estos tiempos críticos, porque en sus corazones están todas las llaves que Mi Hijo les entregó para abrir las puertas al conocimiento mayor, para entender la existencia y la condición humana, para que esa condición humana no sea juzgada ni condenada, sino comprendida y aceptada a través del Amor de Dios que puede vivir perpetuamente en ustedes y se puede renovar a través de cada nuevo Sacramento.

Sepan que, cada vez que reciban un Sacramento, estarán delante de las puertas del Paraíso; porque los Sacramentos que Mi Hijo instituyó no solo son Gracias reparadoras, sino son oportunidades para que las almas se reencuentren consigo mismas y retomen el camino hacia el infinito Propósito.

Lo último que quiero decirles en esta noche, en la que puedo sentir un poco del amor de cada uno de Mis hijos, es que confíen en las virtudes y en los dones que Dios les regaló, porque cada vez que escuchen la Palabra de la Divina Jerarquía, cada vez que sean capaces de repasar Nuestros Mensajes para comprender un poco más lo que les decimos y todo en lo que los instruimos, están recibiendo la oportunidad de vivir los Dones de Dios. 

Y la primera escuela para poder vivir los Dones de Dios es que puedan vivir ustedes mismos el Amor de Cristo, que los unge y los santifica en cada momento, cuando se arriesgan a colocar sus rodillas sobre el suelo para pedir Perdón y Misericordia, no solo por ustedes mismos, sino también por el mundo.

Que, a las puertas de la próxima Maratón de la Divina Misericordia, Mis hijos recuerden que siempre son agraciados y bendecidos, ante la emergencia de estos tiempos, ante millones de almas que, viviendo en la oscuridad, en el sufrimiento y en la guerra, no consiguen ver la Luz y el Amor de Dios.

Por eso, sus ofrecimientos son importantes en estos tiempos para que las almas se puedan salvar, especialmente las que más necesitan de la Misericordia de Cristo. Y eso no es solo con los que están lejos de aquí, sufriendo de una forma verdadera y, hasta diría, inexplicable, sino también con las almas que necesitan de salvación que podrían estar aquí entre ustedes, sin que lo perciban.

Por eso, amen lo que viven, amen cada nuevo ofrecimiento. Esto es lo que el Padre Celestial necesita para que Su Misericordia descienda al planeta y la Nueva Humanidad pueda ser una realidad.

 

Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús:

Nos colocamos de pie.

La Madre nos va a enseñar una simple oración, para que nos animemos a imitar a María.

Repetimos:

 

Divina Madre,
consagra mi corazón,
para que pueda sentir
como siente Tu Corazón.

Divina Madre,
consagra mis ojos,
para que mis ojos puedan ver
como ven Tus Ojos.

Divina Madre,
consagra mis labios,
para que mis labios sean como Tus Labios,
que oran perpetuamente
por las almas y por la Creación.

Divina Madre,
consagra mis manos,
para que mis manos sirvan
con caridad y misericordia,
así como Tus Manos sirven
con caridad y misericordia,
marcando en cada paso un gesto de Amor.

Divina Madre,
consagra mis pies,
para que mis pies caminen
así como caminan Tus Pies,
buscando incesantemente la senda de Cristo, Nuestro Señor,
y confiando plenamente
en el Propósito de Nuestro Creador.

Divina Madre,
consagra mi alma,
para que mi alma viva
el mismo júbilo que vive Tu Alma
al responder en cada paso al Llamado de Dios.

Divina Madre,
consagra mi espíritu,
para que mi espíritu esté unido a Dios,
así como Tu Espíritu está unido al Padre eternamente.

Divina Madre,
despoja mi ser completamente,
así como Tú Te despojaste ante Dios,
siendo una Esclava perpetua de Su Proyecto.

Amén.



Vamos a pedirles a los sacerdotes que traigan los elementos aquí, para la consagración de la Eucaristía, que haremos junto con la Madre Divina.

Mientras tanto, vamos a entonar los Nombres de Dios y a intentar que esta oración, que María nos enseñó, pueda resonar en cada parte de nuestro ser, así como resuena en cada parte de nuestra Madre, en Su Espíritu, en Su Alma y en todo Su Ser.

Así, vamos a hacer nuestro ofertorio, el ofertorio más profundo de nuestro corazón, para que Cristo pueda estar entre nosotros en este momento; así como María nos trae a Su Hijo en este momento, en Divinidad y en Espíritu.

Vamos a cantar estos Nombres de Dios junto a la Madre Divina, invocando la presencia de los ángeles.

Mensaje extraordinario
MENSAJE EXTRAORDINARIO DE LA VIRGEN MARÍA, ROSA DE LA PAZ, TRANSMITIDO EN LA REGIÓN DE LOURDES, FRANCIA, AL VIDENTE FRAY ELÍAS DEL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS

A Mis amados hijos de Argentina

Queridos hijos:

En estos últimos tiempos, Mi Materno e Inmaculado Corazón acompañó paso a paso la situación social y espiritual de Mi amada Argentina.

Hoy, quiero decirles que, en cada momento, he sufrido con ustedes el retroceso que el país vivió en los últimos años y, sobre todo, he contemplado las necesidades que han vivido los más vulnerables, así como las familias enteras que se vieron forzadas a abandonar Mi querida Argentina por efecto de la inseguridad y de la falta de futuro.

Pero muchos de ustedes permanecieron en el país y como los apóstoles, en el Mar de Galilea, enfrentaron la dura tempestad del país y de todo su pueblo.

Argentina es el semillero del mundo y eso nunca podrá cambiar. Por eso, en este día de decisiones para cada uno de Mis hijos argentinos, quiero decirles que, a pesar de las situaciones de guerras y de emergencias que atiende la Divinidad, Mi Corazón de Madre estará con cada uno de ustedes, porque en estos últimos sufridos cuatro años para Mis hijos e hijas de Argentina, su Madre Celeste acompañó de cerca la experiencia y la angustia de cada hijo e hija Mía.

Por eso, una vez más, Mis amados, Yo los llamo en este día no solo a invocar el Discernimiento del Espíritu Santo, sino también los llamo a orar Conmigo.

Por eso, este domingo de forma extraordinaria, invito a todos los orantes y en especial a Mis hijos de Argentina, de la Red-Luz de ese país, para que se unan en oración, orando un Misterio del Santo Rosario junto con los videntes de esta Obra.

De esta forma, Mi apelo a Dios será para que la Argentina y todo su pueblo pueda vivir un mayor tiempo de Paz, de Justicia y de Gracia, a fin de que el ángel de Argentina tenga la fortaleza necesaria y el apoyo de todos Mis hijos de Argentina para que el país se vuelva a erguir espiritual y materialmente, para que la concordia, el bien común y la fraternidad sean las bases que le permitan al país recuperar la esperanza y la paz que perdió.

Hoy, más que nunca, queridos hijos, estaré unida en oración y en súplica con todos Mis hijos argentinos, porque no se olviden de que Yo los amo y que los llevaré a Jesús para que vivan bajo Su Divina Voluntad.

¡Les agradezco por responder a Mi llamado!

Los bendice,

Vuestra Madre, la Virgen María, Rosa de la Paz y Señora de Luján

MENSAJE SEMANAL DE LA VIRGEN MARÍA, ROSA DE LA PAZ, TRANSMITIDO EN NAZARÉ, PORTUGAL, AL VIDENTE FRAY ELÍAS DEL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS

Mis queridos hijos:

Mientras el mundo y, sobre todo, algunas naciones enfrentan el mal y el caos de estos tiempos, Yo los llamo a ser portadores de Mi Paz.

Mientras las guerras provocan un temido beneficio a quienes promueven las armas y generan sufrimientos inexplicables a la mayoría de Mis hijos, Yo los llamo a ser embajadores de Mi Paz.

Mientras la impunidad ciega a muchas mentes y corazones ambiciosos, y provoca dolor y angustia en numerosos pueblos y familias, Yo los llamo a ser instrumentos de Mi Paz.

Mientras el aborto y el descarte de los recién nacidos y de los no nacidos se vuelven hábitos normales, indiferentes y tenebrosos, Yo los llamo a ser Luz de la Misericordia de Cristo.

Mientras regiones enteras se secan, de la noche a la mañana, y ciudades y pueblos son destruidos por la furia del cambio climático, Yo los llamo a ser embajadores y protectores de la Creación.

Mientras la indignación, el hambre y la miseria socavan el don de la dignidad humana y espiritual, Yo los llamo a ser representantes y guardianes de los Valores de Dios en la Tierra.

Mientras las almas enfrentan durísimas pruebas y muchos descubren sus flaquezas, miserias y enfermedades, Yo los llamo a ser puentes de amor y de cura para esta sufrida humanidad.

Mientras los caminos, las fronteras y los océanos se cierran a los refugiados y exiliados, tornando al mundo insensible e indiferente al sufrimiento del prójimo, Yo los llamo a ser intercesores de la Paz y de la Misericordia; porque de no haber instrumentos en Mis Manos, su Madre Celeste no podrá interceder.

Que todas las voces y los corazones se unan en una única oración, diciendo: “Señor, ten Piedad y Misericordia”.

Yo siempre oraré por ustedes.

¡Les agradezco por responder a Mi llamado!

Los bendice,

Vuestra Madre, la Virgen María, Rosa de la Paz

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Fundada en diciembre de 2012, a pedido de la Virgen María, Asociación María, Madre de la Divina Concepción es una asociación religiosa, sin vínculos con ninguna religión institucionalizada, de carácter filosófico-espiritual, ecuménico, humanitario, benéfico, cultural, que ampara a todas las actividades indicadas a través de la instrucción transmitida por Cristo Jesús, la Virgen María y San José. Leer más

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