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Quiero que celebren en este sábado, la cena con Mi Hijo Jesús. Recuerden que los días sábado son de especial reparación y Gracia para todos aquellos hijos que, unidos a Cristo, comulgan con Él en Su Corazón y Su Divino Espíritu.
El día sábado los ayuda a meditar en el misterio de la comunión que Mi Hijo instauró en la última cena. Este hecho preciosísimo que Jesús realizó junto a los apóstoles, permitió la gran liberación de la humanidad en el sacrificio de la crucifixión de Jesús. Toda la Pasión que Jesús vivió los invita, durante los días sábado, a contemplar los hechos como sagrados y como un principio de la victoria del Reino de Dios sobre la Tierra, a través del Amor Misericordioso de Jesús.
Con esto, queridos hijos, hoy los invito a que sus corazones tengan presente que el día sábado, con el ayuno y la oración en comunidad, podrá detener efectos mundiales irreparables, con el simple acto de donarse a Dios por amor a los que no se donan, no Lo aman y no Lo adoran.
A lo largo del tiempo, todo este ejercicio les demandará más esfuerzo. Por eso, vuestros corazones deberán estar en constante oración para corresponder a Mi llamado.
Hijos Míos, sepan que los niños de Fátima cultivaron la pureza y la entrega siendo muy inocentes. Hoy Yo solo les pido que recuerden el niño interior que cada uno guarda en el corazón y que les permitirá dar los pasos hacia la Luz del Creador.
Que los días sábado sean una fiesta de Misericordia para vuestros corazones. Aunque no todos puedan cumplir con Mis pedidos, recuerden la importancia de este día en la semana; tan solo esto ayudará en la conversión del mundo.
Que en Jesús puedan hallar la alegría de servir a Dios, el Amor.
¡Les agradezco!
Gracias por responder a Mi llamado.
María, Madre de la Divina Concepción de la Trinidad
Queridos fieles devotos de Mi Inmaculado Corazón:
Hoy los invito a permanecer en el ejercicio de la fraternidad del corazón, porque de esta manera vuestras vidas despertarán a la caridad para con el prójimo.
Con esta enseñanza de hoy, los quiero invitar a ejercitar este acto de amor para que el mundo pueda aprender a amar a Cristo a través de cada hermano. La humanidad aún debe vivir muchas escuelas y lecciones de humildad. El amor, cuya esencia se apaga en la humanidad, deberá surgir por la devoción interior de todos los corazones orantes.
Hijos Míos, es hora de actuar con todo el amor de vuestros corazones para que un gran número de hijos vea, en ustedes, un verdadero ejemplo de unidad y hermandad con el Único.
Sus propias vidas pueden expresar destellos de paz y de Luz. Para eso, el ejercicio de la oración perseverante y constante los llevará hacia el encuentro directo con Mi Hijo, el Redentor.
Cada nuevo día surge una nueva escuela de oración que ustedes son invitados a vivir y a imitar por amor a Mi Hijo y por la salvación de muchos corazones.
Queridos hijos, hoy les dejo esta llave de fraternidad, la misma que Jesús difundió sobre la Tierra por medio de la emanación de Su Amor, de Su Cura y de Su Compasión por los más débiles.
Sepan entonces, queridos hijos, que en el mundo hay almas que sufren y que necesitan de los más fuertes en la oración del corazón para poder hallar el camino de la redención.
La oración diaria de todos Mis hijos y de todos los grupos de oración permitirá derramar la Gracia sobre el mundo de hoy.
¡Les agradezco!
María, Madre de la Divina Concepción de la Trinidad
Quiero hoy, que sigan a Dios sobre todas las cosas y todas las causas. Que sus corazones vivan en la absoluta confianza de la venida de Su Reino Mayor. Que estén en constante oración con Mi Hijo porque, de esa manera, queridos hijos, ustedes honrarán a Mi Inmaculado Corazón Maternal.
Quiero que, como buenos orantes y vigilantes del corazón, siempre oren por todos aquellos que, al fin de este tiempo, se separan rápidamente del Propósito de Dios. Quiero que, como almas que caminan con constancia hacia Mi Pureza Virginal, transformen la vida en un templo de oración y, en comunión reparadora con Mi Hijo, la ofrezcan por la conversión de la humanidad.
Hoy vengo a pedirles que el compromiso divino Conmigo sea hacer triunfar Mi Inmaculado Corazón en todos los corazones que están vacíos de Dios y más aún en aquellos que, sometidos al mundo moderno, pierden la Luz del espíritu.
Por eso, hijos Míos, así como ustedes fueron llamados por Mí, quiero que los demás hijos de Cristo puedan ser llamados hacia la Casa Venerable del Padre, refugio eterno del Amor de Dios. Ya estamos en el tiempo de elevar a todas las almas hacia el Reino de los Cielos, y esto comenzará cuando todos los grupos orantes predilectos de Mi Inmaculado Corazón ofrezcan y entreguen las oraciones por cada uno de los hijos que están en el mundo y por los que desconocen y necesitan de la Misericordia de Mi Hijo.
Hoy quiero que ustedes, viviendo del don y del manantial de vida que representa Jesús Cristo, como fieles servidores de Mi Inmaculado Corazón, construyan torres de Luz sobre la Tierra a través del acto sincero de la oración del corazón. Con este pequeño acto de entrega a la vida de oración, muchas causas escritas por las Manos de la Justicia de Dios podrán ser reparadas. ¡Unan, solo unan el amor de vuestros corazones al gran e inmenso Amor de Dios!
Ahora es momento de encender la Luz Divina del corazón y de irradiar paz a todos.
¡Les agradezco!
Gracias por responder a Mi llamado.
María, Madre de la Divina Concepción de la Trinidad
Queridos hijos:
Encuentren un refugio seguro en Mi Hijo Jesús para que Él los colme con Sus Dones de Paz y de Amor. Busquen, a través de la oración, el Reino de los Cielos. Cultiven la mansedumbre en sus corazones para que en sus vidas despierte el ejercicio de la humildad. Recuerden todas las obras de caridad que ustedes pueden hacer los unos para con los otros. Eleven sus almas hacia el Corazón Misericordioso de Dios porque es a través de Cristo que hallarán la verdadera vida y el verdadero camino.
Por eso, queridos hijos, hoy de nuevo los llamo a percibir la importancia de convertirse en columnas marianas de la oración, en Luces de Cristo para el mundo dolorido. Y en este ejercicio de consagración a Dios, estarán permitiendo, desde sus corazones, que Él coloque Sus ojos de compasión y de amor sobre todos aquellos que aún Lo niegan.
Hijos Míos, cada oración repara, cada oración vuelve a construir un nuevo puente de paz entre los Cielos y la Tierra. Si ustedes supieran cómo es el Cielo, sus corazoncitos ya querrían venir Conmigo a ese amado lugar de paz. Pero para que eso suceda, toda la humanidad debe llegar a los Grandes Cielos en donde reina Cristo, la Fuente del Amor Redentor para todas las criaturas.
Por eso, queridos hijos, el amplio ejercicio de la oración permanente les permitirá madurar como consciencias para que la sabiduría del Espíritu Santo pueda conducirlos en humildad hacia la Voluntad de Dios.
El Padre tiene un precioso Plan de Amor para cada criatura, solo que, a lo largo del tiempo, las almas son distraídas del Propósito de Dios por las tentaciones del mundo y, así, ellas encuentran fracaso y no consuelo ni amor.
Por eso, Yo hoy los invito a orar para que el Propósito de Dios se cumpla en cada corazón humano según los designios divinos.
¡Les agradezco!
Gracias por responder a Mi llamado.
María, Madre de la Divina Concepción de la Trinidad
Hijitos:
Recuerden ser como niños para estar en el Reino Victorioso del Señor. Con vuestros corazones puros hallarán las puertas a los Cielos. En la oración del corazón encontrarán un hermoso refugio que Yo les preparo dentro de Mi Inmaculado Corazón.
Y si están en Mi Hijo, el Maestro del Amor, conocerán las vertientes de Su Gracia y de Su Misericordia en este tiempo nuevo que llega a la humanidad.
La armonía de vuestros corazones junto al acto de la oración diaria ayuda a disolver los grandes males y sufrimientos que muchas almas viven. Para que la Luz de Cristo se haga presente en cada vida sobre la Tierra, ustedes, en la oración del corazón, deben dar el permiso para que la Misericordia actúe en el mundo.
La Fuente de la Divina Misericordia necesita de misioneros orantes que puedan corresponder al llamado por la paz que Mi Inmaculado Corazón pronuncia para el mundo –un llamado urgente a la reparación de todos los hombres creyentes y ateos que necesitan de la Gracia de la Redención, para poder estar en la Reconciliación y en la omnipotente Misericordia de Dios Padre.
Por todo esto, queridos hijos, Mi voz mariana los llama a vivir el tiempo de la verdadera y constante oración por las almas de este mundo y por las almas del purgatorio.
Toda criatura de esta era que nació del Corazón de Dios, pero que ha llegado por otros caminos a pruebas y aprendizajes insuperables, debe tornarse rescatable y salva en estos tiempos.
Mi Corazón Maternal los invita a convertirse en una oración continua para que cada una de sus vidas represente una llama de oración por esta humanidad actual, que debe alcanzar la Gracia de la Conversión.
Mi Espíritu Mariano está con cada uno de los corazones que integra los grupos de oración y también con aquellos hijos que oran en soledad.
Mi Corazón Misericordioso quiere tocar con Su Luz a todas las criaturas que están sobre la faz de la Tierra, porque quiero llevar a todos hacia el Reino de los Cielos.
Gracias a todas las almas orantes por contestar a Mi Llamado Maternal.
¡Les agradezco!
María, Madre de la Divina Concepción de la Trinidad
Queridos hijos:
Lleven Mi Paz en sus corazones y les aseguro que no perderán la fuerza de Mi Fe en sus vidas.
Ha llegado el momento, hijos Míos, que se perdonen los unos a los otros antes de que Mi Hijo pose Sus pies sobre la Tierra. Sean misericordiosos con cada uno de sus hermanos y alejen las mentiras que muchos crean, las que ofenden a Dios.
La oración, queridos hijos, es la llave primordial que abre la Gracia Infinita de los Cielos. Busquen día a día la llave preciosa de la oración y santifiquen sus vidas en la presencia de Mi Hijo. Ya no hay más nada que puedan perder. Ustedes deben arder en el absoluto Amor de Mi Hijo para que aprendan a amar y a reconciliarse en sus corazones. Hijos Míos, caminen en esta peregrinación Conmigo para que Yo los pueda guiar y los pueda proteger en los caminos que el mundo vive sin Dios.
Ustedes, hijos Míos, deben ser el puente entre los Cielos y la Tierra. Eso lo alcanzarán cuando oren perpetuamente Conmigo. La oración debe hacer crecer el amor en sus corazones para que Mi Hijo pueda vivir eternamente en ustedes como una llama de Dios Padre.
Por el reverendo amor que cada uno de ustedes tiene hacia Mi Hijo, Yo les pido firmeza y esperanza en sus vidas para los pasos que cada uno deberá dar en este tiempo de divina Justicia Celestial.
Sean pacientes para que sus corazones sean mansos y puros delante de Dios, el Padre Celestial.
Gracias por responder a Mi llamado.
Luz para el camino de todos Mis hijos.
María, Madre de la Divina Concepción de la Trinidad
Queridos hijos:
Abracen Mi Corazón para que puedan estar protegidos y puedan estar siempre debajo de Mi Manto.
Amados hijos, hoy los invito a vivir con honor la conversión de cada corazón, así podrán ver a Mi Hijo en sus vidas y encontrarán reposo en Su Sagrado Corazón. Mi alegría se encuentra en la respuesta diaria de sus corazones. Por eso, hijos Míos, Yo los llamo a la reparación total de lo que no está bien para Nuestro Señor, el Dios del Universo. Para que sus corazones vivan la reparación, deberán orar con constancia y aguardar en confianza la respuesta de Mi Reino de Amor y de Paz.
Queridos hijos, Mi Corazón está dolorido por las injusticias que acontecen en el mundo y que ofenden mucho a Dios. Por eso, ustedes ya saben que solo la oración ayudará a las almas que más necesitan de la Misericordia de Mi Hijo. También, hoy los invito a concentrar sus corazones en el misterio sagrado de la Pascua que llega. Así, queridos hijos, vivirán la Pascua en la renovación con Mi Hijo y en la comunión con Su Corazón.
La paz sea para todos en estos tiempos. Que ninguno de Mis hijos pierda la fortaleza y la esperanza de su corazón.
Queridos Míos, solo les pido que donen la fe del corazón para que otros tantos hijos Míos puedan aprender de ustedes a través del ejemplo del amor, el perdón y la reconciliación.
En este día en especial, preparo Mi venida como Corredentora de las almas y como Sierva Fiel de Mi Hijo, el Redentor. La venida de Mi presencia para fin de mes les debería traer regocijo y alegría porque Dios Me está enviando a ustedes, a sus vidas y a sus corazones.
Gracias por responder a Mi llamado.
Oremos por los que están ciegos y por los que aún no ven la Luz de Mi Corazón.
María, Madre de la Divina Concepción de la Trinidad
Todos los corazones, como almas, entrarán en el Reino de los Cielos, por lo tanto, no deben temer. Mi Inmaculado Corazón está en sus vidas para que lo puedan vivir y amar.
Mis muy queridos hijos:
Mientras el mundo necesita de salvación, Yo les pido que oren con el corazón para que todas las almas sean partícipes de la presencia de Mi Hijo. Yo los espero día a día en oración, queridos hijos, porque en el día a día muchas almas son presas del enemigo. Mi Inmaculado Corazón se aflige cuando Mis hijos son llevados por los pareceres del mundo.
Cuando Mi voz los llama a la oración constante es por la gran necesidad de Paz y de Luz en tantos otros corazones que no saben vivir en Dios Padre. Por eso, queridos hijos, Yo vengo llena de Gracia para que las almas acepten la presencia de Mi Corazón de Luz sobre el mundo.
Aún, pequeños hijos, queda mucho por hacer. Por este motivo, Yo los invito a vivir en Mi Hijo Glorificado para que todos puedan ser como ríos y caudales infinitos de Su Divina Misericordia.
La Misericordia es la llama para la rápida conversión del corazón; si ustedes estuvieran en la Misericordia, la situación de las almas sería otra y la paz reinaría por un tiempo más.
Para que eso acontezca, hijos Míos, es necesario tener confianza en Dios y hacer brotar la llama de la oración como uno de los más preciosos instrumentos que Dios les entregó.
Queridos hijos, quédense en Mi Paz Maternal; Yo los comprendo y vivo en cada uno de sus corazones. Yo los llamo a vivir siempre en Mi Hijo, porque así sus talentos serán como Mis rosas en el jardín del Amor Maternal.
Gracias por responder a Mi llamado.
Paz en lo profundo de sus corazones,
María, Madre de la Divina Concepción de la Trinidad
Queridos hijos:
Hoy alcen Sus brazos hacia el Reino Celestial de Mi Corazón para que sus corazones se puedan purificar. El alma que se entrega a la Voluntad del Padre, hijos Míos, es un alma que se dona y confía en el Verdadero Amor de Dios.
Queridos hijos, para que los cambios en la vida se manifiesten en estos tiempos finales, es necesario aceptar con valentía la conversión del corazón. Cuando hayan convertido el corazón sabrán que la fe se posó como una llama viva en sus vidas.
Queridos hijos, mientras una parte del mundo se apaga por no reconocer a Dios, Yo les pido oración continua para que Mi Inmaculado Corazón pueda auxiliar a todos los hijos del mundo. Para una mayor conversión del corazón, es necesario que los cambios de la vida se den a través de la consagración a Mi Inmaculado Corazón.
Por eso, queridos hijos, vivan el poder y la fuerza del corazón a través del amor para que la vida sea, cada día, un Templo Interior para Dios. El camino de la peregrinación en cada uno de ustedes debe llegar a lo profundo del alma; así la victoria del Amor de Mi Hijo tocará cada una de sus almas. Yo los aguardo en oración como caminantes y como corazones que a cada momento aspiran encontrar al Padre.
Queridos hijos, las almas olvidan con facilidad la Presencia del Padre Universal. Por este motivo, Yo estoy entre ustedes para que todos recuerden cuán importante es estar en el Señor. El Señor los guía. El Señor los conoce. El Señor los ama. Por eso, vivan el último tiempo de la Misericordia.
El mundo clama por conversión pero no sabe cómo comenzar a vivir su propia rehabilitación. Yo los invito a contemplar la oración desde el punto más elevado del corazón. Allí Me encontrarán convirtiendo al mundo y a las almas a través de Mi Inmaculado Amor.
Gracias por responder a Mi llamado.
Sabiduría para sus corazones.
María, Madre de la Divina Concepción de la Trinidad
Queridos hijos:
Sonrían desde sus corazones e irradien alegría a sus hermanos. La sana alegría cura las heridas que muchos corazones cargan en sus vidas. El camino de la alegría, que es necesario en estos tiempos, se construye a través de la oración. Las almas deben saciar la sed de Mi Hijo a través de la comunión con Él, la oración y la alegría del corazón.
Por eso, queridos hijos, hoy los llamo a reverenciar a Dios con alegría y en constante oración; así el mundo podrá ser convertido de nuevo bajo la Voluntad del Eterno Padre.
Queridos hijos, la alegría del corazón los llevará a vivir una verdadera humildad, la que a su vez los conducirá a la pureza y a la transparencia de cada una de las intenciones de la vida. Recuerden, hijos Míos, que el mundo debe curarse a través del llamado a la Misericordia, que puede ser generada por la oración, cuando las almas claman por ella. El camino de la alegría traerá para sus vidas esperanza, esperanza que muchos de Mis hijos pierden por falta de fe en el corazón.
Ustedes son Mis columnas de paz a través de cada grupo de oración. Yo los invito a difundir la alegría en la esperanza, en la oración y en la devoción de cada uno de sus corazones a Mi Inmaculado Corazón.
Sean fuertes en Mí y en Mi Hijo. Extiendan los brazos hacia Cristo, pues Él los recibirá en Su Eterno Paraíso de Amor y de Paz. Solo basta, queridos hijos, que llamen a Mi Hijo con el corazón. Él los escuchará y les contestará a través de Su Santa Paz.
Gracias por responder a Mi llamado.
Paz en los corazones y paz para todos los hijos que la buscan.
María, Madre de la Divina Concepción de la Trinidad
Hijos Míos:
Con amor les pido, en este día, una perpetua oración hecha con el corazón. Yo los espero todos los días para que sus almas se fundan en Cristo y así los Planes de Paz, que son urgentes para el mundo, se puedan cumplir.
Eliminen de sus vidas la ignorancia y la ilusión para que Mi Inmaculado Corazón sea el Propósito seguro para llegar a Mi Hijo. En este día de oración, ayuno y retiro, ofrezcan sus intenciones verdaderas para que los Cielos las reciban y les envíen una sincera respuesta a sus pedidos según la Voluntad del Padre.
Queridos hijos, ustedes saben que Mi Corazón desborda de alegría cuando las almas se colocan bajo Mi Manto de Madre, pero Mi Inmaculado Corazón también sufre por ver a muchos hijos aún lejos del Amor del Padre, Amor que Yo estoy derramando sobre el mundo tanto en Medjugorje como en Carmo da Cachoeira.
Quiero decirles, amados hijos, que Mi Propósito Maternal, Inmaculado y Universal es el mismo para todo el mundo.
¿Por qué Mi Corazón está en dos lugares al mismo tiempo y con horas anunciadas? Porque aún el mundo no aprendió a vivir del Amor real y puro que Dios expresa en la Creación por todas las criaturas. Por eso Dios Me envió al Brasil, porque gran parte de esta nación se ha consagrado a Mi Inmaculado Corazón.
Yo soy la Señora Aparecida que trae para América un nuevo llamado y pedido de atención a todos los corazones. La Voluntad del Padre es que Yo acompañe a América del Sur por un tiempo más a través de la renovación del culto de consagración a Mi Inmaculado Corazón.
Bajo el poder del Espíritu Santo que Yo traigo para todos, los invito a buscar esta Luz Mayor como un último recurso de paz para el mundo. Por ello, queridos hijos, Mi Corazón, Mi voz y Mi Presencia Maternal se presentan en esta parte de América porque Mi Corazón deberá abrazar más al mundo y, en especial, a muchas almas que no están siendo conducidas por buenos caminos.
Por eso, no sólo llamo a la comunidad cristiana, sino que Mi Corazón clama más aún por todos los que están solos y distantes de Dios. Mi único llamado y misión es para que todos puedan preparar sus corazones en la paz antes que el mundo cambie rápidamente. Con esta finalidad Mi Inmaculada Faz está apareciendo en Brasil y en Uruguay.
Queridos hijos, solo les digo que ya estamos en la hora de vivir el ecumenismo del corazón a través de la fraternidad. Yo los invito a orar profundamente con el corazón para que los planes que Dios Me encomendó para el Brasil se cumplan por amor y por la salvación de más almas que están sin Mi Hijo.
Gracias por responder a Mi llamado.
Sea la paz la vertiente de esperanza para sus corazones.
María, Madre de la Divina Concepción de la Trinidad
Queridisimos hijos y almas de la oración:
Con alegría recibo a todos sus corazones en el Reino de Mi Padre y hoy los invito a emanar la paz y el amor desde lo profundo de sus pequeños corazones.
Queridos hijos, ya estamos en una misión celestial de paz y de conversión para cada una de sus vidas y para todas las vidas que están sobre este mundo. Por eso, pequeños hijos, Yo los invito a vivir constantemente en oración para que en todas las cuentas de la contemplación, hechas por todos con el corazón, puedan tocar los Cielos, y el Señor pueda contestar a través de Sus Gracias.
Yo soy la intercesora de todas las almas. Soy quien los llevará hacia Mi Hijo Glorificado. Para eso, queridos hijos, después de estos meses que ya han pasado, en los que hemos estado unidos de Corazón a corazón, les anuncio como Gracia Especial que Mi voz celestial seguirá por un tiempo más acompañando a todos sus corazones a través de Mi Amor y de Mis Palabras en los Mensajes Diarios con el fin de que Mi Inmaculado Corazón llegue a todos. Yo les pido, queridos hijos, que difundan Mi llamado por la paz y por la hora de la conversión y que inviten a los corazones a reencontrar el ejercicio de la oración como algo primordial en estos tiempos.
Ahora el Señor Me ha pedido que, a través del Espíritu Santo, Mi Inmaculado Corazón llegue a las familias para que las familias del mundo puedan recuperar el símbolo de la Sagrada Familia de Nazaret. Y esto acontecerá cuando todos los corazones de las familias inicien el camino precioso de la oración. Así ellas también serán consagradas a Mi Inmaculado Corazón.
Queridos hijos, agradezco con Amor Divino a todos sus corazoncitos por responder a Mi llamado. Deben saber que es Dios que ahora llama al mundo a la reconciliación y al perdón para que la Misericordia surja como fuente de conversión para todos los corazones.
Gracias por responder a Mi llamado.
Misericordia para todos Mis hijos.
María, Madre de la Divina Concepción de la Trinidad
Yo los espero. Yo los aguardo. Yo los amo. Yo conozco a cada uno de ustedes más allá de sus corazones aún en Redención. Yo los contemplo en oración perpetua. Yo los vigilo con Mi Inmaculado Corazón. Yo los busco en cada camino para que cada alma se reencuentre con Cristo.
Ya llegó el momento de la verdadera consagración para algunas almas y de la constante donación para muchas otras. El tiempo marca la hora de la permanente oración para la reparación del mundo y de la humanidad dormida.
Hoy vengo a alzar Mi voz sobre sus corazones para que además de ustedes, otros hijos escuchen Mi llamado divino. Por eso, queridos hijos, el Señor contempla a todos con Su poderoso Corazón de Amor; Él aguarda la conversión de cada alma en este tiempo. Dicha conversión ayudará a los Planes de Paz que Mi Inmaculado Corazón propone emanar para todas las almas, más aún para aquellas distantes del Amor de Dios.
Mis hijos, sepan que todos deberán rendirse al Amor victorioso de Mi Corazón para que el mundo encuentre así el reposo que tanto busca. Para que la humanidad acompañe los cambios en el mundo deberá orar siempre, como un voto eterno. Ello permitirá revertir el dolor constante del mundo. Así, pequeños corazones, la consagración verdadera de cada uno de sus espíritus podrá unirse a la Luz del Espíritu Santo que en el final de los tiempos obrará como un emblema de paz para muchos y como una llama de fe y esperanza para otros.
Queridos hijos, el mundo está en emergencia de oración. Por ello, si viven día a día los atributos de Mi Corazón Universal ayudarán a que la Ley Divina ampare y rescate a muchos corazones que se han apartado de Dios. Las almas arden en las llamas del dolor y del sufrimiento. Mi llamado anuncia el alivio que aún muchos desconfían poder vivir; pero, al final de todo, Mi Inmaculado Corazón triunfará en cada esencia que Me busque y en la que no Me busque.
El verdadero espíritu de la oración mantendrá la barca en el océano hasta que ella se eleve a los Cielos.
Yo los invito a permanecer con el corazón en el Cielo.
Los venera,
María, Madre de la Divina Concepción de la Trinidad
Queridos hijos:
Hoy los invito a sembrar Mi Paz en sus corazones para que, como pequeñas Luces de Mi Inmaculado Corazón, el mundo se pueda convertir. Debemos orar, y esto deberá ser un recordatorio para sus vidas aquí en la Tierra.
Recuerden, Mis niños, que estamos en un tiempo de pasaje hacia un nuevo tiempo que llegará para todas las almas sedientas de Cristo. Por eso, pequeños, será importante la constancia de sus corazones en la oración. Yo les irradio desde los Cielos Mi Amor Divino para que sus corazones puedan caminar hacia Mi Reino de la Paz.
Pero primeramente, pequeñas criaturas del Señor, busquen el Reino de la Paz en la oración, así permitirán que muchos de Mis hijos sean tocados por Mi Amor Misericordioso en esta última hora. Yo los llamo en este día para la elevación del corazón; es un permiso especial que Yo les estoy donando para que sus almas puedan vislumbrar desde cerca Mi Reino de la Paz.
Pero para llegar allí será necesario que sus corazones oren con confianza de que podrán, por un instante, tocar con el alma las Puertas del Paraíso.
Por eso, Mis pequeños, unan sus corazones entre sí; esto es importante para ustedes y para nuestro amado Señor. El mundo está separado de corazón y de alma; son pocas las almas que difunden Mi fraternidad en este tiempo final.
También, Mis hijos, debemos orar para unir los corazones ciegos que están distantes del verdadero Amor Misericordioso de Mi Hijo. Como Su venida está en la víspera de pocos corazones, ya que pocos verdaderamente lo esperan, debemos orar sin cesar, para que muchos de Mis hijos, en esta última hora del mundo, puedan ser irradiados por la Luz de Mi Inmaculado Corazón.
En este camino que ustedes decidirán si recorren Conmigo Yo podré decir con certeza con qué almas cuento para la hora del rescate, para la hora de la salvación de los corazones.
Confiemos en el Señor, Él lo merece.
En el Amor Misericordioso,
María, Madre de la Divina Concepción de la Trinidad
Abracen Mi Inmaculado Corazón. Yo no les haré mal. Soy la Señora que desciende desde los Cielos para anunciar a sus corazones la Paz Divina del Señor. No teman, Yo les traigo Mi Eterna Luz desde el Corazón de Dios.
Yo soy la Madre y Reina del Amor Divino. Soy el Ave Mensajera de la Paz que salva en el mundo a los hijos que están sin luz y sin paz. Yo aparezco frente a sus ojos, frente a sus corazones para que reconozcan Mi mensaje y Mi llamado a la oración.
Hoy les digo, Mis pequeños, que el Señor envía a la Tierra, desde el Cielo y desde el Universo, a grandes grupos de almas que cumplen con Su Voluntad en una misión de oración y de paz.
Por eso, Mis pequeños, el primer paso de las almas es unirse en fraternidad y en amor; eso podrá acontecer en la donación y en el servicio. Vean así, Mis pequeños, que el Señor los reúne para que todas las almas cumplan, en honor a Su Voluntad, con las obras de amor y de paz que Él propone para cada corazón.
Cuando las almas están en grupo existe una misión de Amor y de Redención que se gesta a través del servicio y de la oración a Dios. Por eso, Mis hijos, ustedes no deben entristecer sus corazones si aún no han encontrado al grupo de almas para la misión.
El Señor, que es bondadoso, coloca a los corazones frente a Sus Obras de Paz, Paz que Su Corazón irradia para la vida de las almas. Todos los Propósitos de Dios son permeados por la donación y por la acción abnegada de todos los grupos de almas. La fortaleza para estos grupos que sirven a las obras de Dios es el espíritu constante de la oración.
Por eso, Mis queridos hijos, los invito a orar para que sus corazones, en este último tiempo, reconozcan el grupo de almas al que pertenecen. El primer camino será, Mis pequeños, la reconciliación y la unión con nuestro Padre Celestial. A partir de allí, el camino de los grupos de almas será guiado por Su Voluntad Mayor y, así, responderán al Llamado Mayor que viene desde los Cielos, y todos los corazones obrarán por amor y servicio a la fraternidad.
La oración prepara el camino para el tiempo que vendrá. Unidos a Mi Inmaculado Corazón, el sendero de la paz podrá ser recorrido por todos los corazones.
La Luz Eterna es el Propósito Divino para la vida y la redención de todos los corazones.
Los adora y los guarda en el Corazón de Dios,
María, Madre de la Divina Concepción de la Trinidad
Despierta cada día con la Luz de Mi Inmaculado Corazón. Recuerda, hijo Mío, el llamado a orar juntos por el Reinado de Mi Paz en los corazones. Que tu corazón de servidor no se aflija y se abra a Mi Presencia Maternal.
Los quiero a todos desde lo profundo en el Corazón de Dios. Los ilumino en sus caminos a través del silencio de una Gran Madre. Los acojo en Mi Ser inmaculado para que sus corazones sientan el alivio de Mi Amor Prodigioso.
Mis queridos hijos, en este momento deben orar con el máximo fervor de sus corazones para que el Señor pueda volver a encender los corazones que están vacíos de Él y a los corazones que se sienten sin Él.
Por eso, Mis pequeños soldados, abran el manantial de oración y de vida renovada que cada uno de sus corazones guarda desde hace tiempo. Así ellos estarán fundiéndose Conmigo en la obra eterna de la oración. Los espero todos los días porque ya es tiempo de prepararse para lo que vendrá.
Por todo esto, Mis pequeños corazones, Yo les anuncio que está llegando la hora de la vigilia de oración permanente. La Luz Interior de cada corazón deberá estar encendida cuando Dios, nuestro Padre, convoque a que despierten los instrumentos que servirán de auxilio para los últimos corazones que serán reintegrados a la Luz Mayor.
Así, Mis pequeños, sus almas confirmarán el voto con el Altísimo, porque llegará el momento de que cada alma y cada corazón deberá ser uno con los amados Ángeles del Señor. Todo esto preparará el camino para los últimos que se convertirán a Mi Inmaculado Corazón.
Caminen, Mis pequeños, en la fe absoluta de que junto a la Luz Misericordiosa de Mi Hijo Glorificado, todo camino se podrá recorrer. Ha llegado la hora de confirmar la confianza plena en Cristo.
Que reine la paz en sus corazones.
Los guía, los adora y los ama,
María, Madre de la Divina Concepción de la Trinidad
Que hoy sonrían sus corazones, porque así Mi Inmaculado Corazón se alegrará.
Queridos hijos:
Hoy los invito a la oración redentora con la misión de que más almas necesitadas de Mi Paz puedan ser tocadas por el Manto de Mi Luz. Por eso, Mis pequeños, hoy les recuerdo el momento de Mi Asunción y Coronación en los Cielos como la Madre Divina de todas las criaturas.
Lleven hoy en sus corazones este precioso recuerdo que todavía permanece vivo en los Cielos Mayores. Así, Mis queridos, ustedes estarán también en la asunción de sus vidas hacia el Altísimo Señor. La vida será convertida en instrumento sagrado donde el Señor podrá servirse de sus corazones donados en la oración.
Mis pequeños, recordando el misterio de Mi Asunción a los Cielos, estarán ayudando al Plan Divino, a través de la oración viva, para que más hijos necesitados de perdón, Misericordia y alivio de sus sufrimientos puedan recibir la Gracia como ustedes la están recibiendo en este último tiempo.
Los llevo a todos en Mi Corazón de Paz en este día 26 de noviembre en el que Yo les irradio la Luz de Mi Reino Celestial.
Mis soldados, la hora de la oración perpetua se está aproximando; así el mundo que está en ruinas podrá ser restaurado por el poder de la oración y por el Amor de Mi Inmaculado Corazón.
Eleven hoy las manos y llenen de oraciones los Cielos.
Los guardo en Mi Paz,
María, Madre de la Divina Concepción de la Trinidad
Asociación María
Fundada en diciembre de 2012, a pedido de la Virgen María, Asociación María, Madre de la Divina Concepción es una asociación religiosa, sin vínculos con ninguna religión institucionalizada, de carácter filosófico-espiritual, ecuménico, humanitario, benéfico, cultural, que ampara a todas las actividades indicadas a través de la instrucción transmitida por Cristo Jesús, la Virgen María y San José. Leer más